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18/9/2019 Kohut y el psicoanálisis del self | Introducción al Psicoanálisis - ElSigma

..."Siento que el Dios ha sido partido como el pan en la


Cena, y que nosotros somos los pedazos... el imán divino
está en ti y mi imán responde. ¿Cuál es el más grande?
Tonta pregunta. Son uno solo". (Carta de Melville a
Hawthorne, citada por Kohut en Análisis del self).

Quienes hemos encontrado en la obra de Heinz Kohut un aporte decididamente


enriquecedor, ya sea como un complemento para el estudio específico de los trastornos
narcisistas de la personalidad, o como un nuevo punto de vista que nos permite pensar
de una manera diferente la psicopatología en general, aprendimos a valorar la
importancia que el concepto de empatía tiene en sus desarrollos. La intención de
articular la psicología psicoanalítica del self con las raíces freudianas nos lleva, entre
otras búsquedas, a rastrear el uso que el creador del psicoanálisis le dió al término
empatía (einfülhung). Quizás las citas más recordadas sean las que pertenecen a "Sobre
la iniciación del tratamiento" y "Psicología de las masas..". Probablemente sea menos
conocida la mención que hace de la empatía en "A propósito de un caso de neurosis
obsesiva". En la Introducción del historial de El hombre de las ratas, Freud señala que el
lenguaje de la neurosis obsesiva se emparienta más que el dialecto histérico con la
expresión de nuestro pensar conciente, y por ese motivo uno esperaría conseguir más
fácilmente la empatía en un caso de neurosis obsesiva que en uno de histeria.
"Sobretodo -continúa Freud - no contiene aquel salto de lo anímico a la conversión
somática que nunca podemos nosotros acompañar conceptualmente". Aparentemente,
para Freud aquí, la empatía debería verse facilitada si los modos de expresión entre
ambos elementos comparados son similares y si todo el proceso evoluciona sin cambios
bruscos, "sin saltos". Imaginemos ahora un lector de psicoanálisis aproximándose a la
obra de Heinz Kohut. ¿En qué lenguaje hablará de objeto este hipotético lector?. ¿Desde
donde acompañaría conceptualmente la introducción del concepto de objeto del
self?. ¿Se vería obligado a dar uno de esos "saltos" que dificultan la empatía?. En
"Aportaciones al concepto de objeto en psicoanálisis", Willy Baranger nos dice: "La teoría
del objeto ha ido desplegándose después de Freud en un abanico de direcciones
divergentes. Pero el origen de esta multiplicidad está en el propio Freud." Entre otros
aspectos, la obra de Baranger estudia la laxitud de los lazos entre el objeto de la pulsión
y el objeto de la percepción, las diferencias entre el objeto de la identificación y la
introyección, y el enriquecimiento y perturbación que produce en la teoría del objeto la
introducción del narcisismo. Hasta aquí, parece que nuestro lector no va a tener que dar
un gran "salto" en la medida que acepte sustituir "narcisismo" por "self". Recordemos
que Kohut sigue a Hartmann en esa delimitación conceptual en la que el narcisismo pasa
a ser la carga libidinal del self. ¿Bastaría con decir entonces que "objeto del self" es un
objeto del narcisismo?, dado que en Kohut la antítesis del narcisismo no es la relación de
objeto sino el amor objetal. Pienso que aquí es fundamental, para poder acompañar la
introducción del concepto de "objeto del self" recordar que para Kohut, el desarrollo del
narcisismo sigue una vía independiente de la de la vida pulsional. Es aquí donde nuestro
lector se vería obligado a dar un salto si quiere acompañar a Kohut en su pensamiento.
En efecto, Paul Ornstein, discípulo y continuador de Kohut, al reseñar la evolución de la
psicología del self, plantea que "el chaleco de fuerza teórico del eje único en la teoría del
narcisismo (la secuencia evolutiva autoerotismo, narcisismo, amor objetal) permitió
únicamente la conceptualización del narcisismo como resistencia, impidiendo el
descubrimiento de las transferencias narcisistas y de las expresiones del narcisismo
como fuerza evolutiva". Vayamos ahora a Kohut. En el artículo que escribiera con Ernst
Wolff, "Los trastornos del self y su tratamiento", nos dice: ... "el recién nacido llega al
mundo fisiológicamente preadaptado para un ambiente físico específico - la presencia de
oxígeno, de alimentos, de cierta gama de temperaturas- fuera del cual no puede
sobrevivir. Del mismo modo, la supervivencia psicológica requiere un medio psicológico
específico, esto es, la presencia de objetos del self capaces de dar respuestas
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empáticas... a las necesidades especulares e idealizadoras del niño". En el mismo


artículo, los autores señalan que ... "Los objetos del self son objetos que
experimentamos como partes de nuestro self; por lo tanto, el control que se espera
lograr sobre ellos, está más cerca del concepto de control que un adulto espera ejercer
sobre su propio cuerpo y mente, que del que espera tener sobre los demás. Hay dos
clases de objetos del self: los que confirman el sentido innato del vigor, grandeza y
perfección del niño (objeto del self especular) y aquellos a los que el niño puede admirar
y con los que puede fusionarse como una imagen de serenidad, infalibilidad y
omnipotencia (imago parental idealizada). ¿Qué ocurre después con los objetos del self?
En "Formas y transformaciones del narcisismo", Kohut plantea que: "el equilibrio del
narcisismo primario se ve perturbado por las presiones de la maduración y las dolorosas
tensiones psíquicas que se producen debido a que los cuidados maternos son
necesariamente imperfectos y a que resulta imposible impedir que haya demoras
traumáticas. Con todo, la organización psíquica del bebé intenta manejar esas
perturbaciones construyendo nuevos sistemas de perfección. En "Análisis del self", el
autor señala que parte de la perdida experiencia de perfección narcisista es atribuida a
un objeto del self rudimentario: la imago parental idealizada. Se trata de una fase
primitiva del desarrollo psíquico, en la que todo el poder y felicidad residen en el objeto
idealizado. Por ese motivo, el niño procura que su unión con él no sufra ninguna
interrupción, dado que se siente vacío e impotente cuando se separa de él. La activación
de este objeto, en el curso del psicoanálisis, es lo que Kohut denomina transferencia
idealizadora. En ésta, no estarían en juego resistencias en contra del reconocimiento de
una hostilidad edípica subyacente, y nuestro autor considera que en aquellas fases del
análisis de los trastornos del carácter narcisistas en que parece germinar una
transferencia idealizadora, la actitud analítica correcta es aceptar la admiración.
La otra diferenciación del narcisismo primario y que Kohut describe como el otro sistema
de perfección con el que el bebé intenta manejar las perturbaciones inevitables de la
crianza es el self grandioso. Corresponde aproximadamente a aquella fase que Freud
llamó "yo de placer purificado". El niño concentra la perfección y poder en el self,
atribuyendo todas las imperfecciones al medio externo. El objeto es importante sólo en
la medida en que se lo invita a participar en el placer narcisista del niño y a confirmarlo
de esa manera. Es el self grandioso, esta estructura narcisista primitiva, el que se
reactiva terapéuticamente en la transferencia especular. El analista se convierte en la
figura alrededor de la cual puede establecerse un grado significativo de constancia de
objeto en el campo narcisista. La transferencia contribuye al mantenimiento de la
cohesión del self del analizando. Kohut describe formas más primitivas y más maduras
de transferencia especular, con menor y mayor reconocimiento, respectivamente, de la
existencia del analista como persona distinta. En las formas más primitivas, el analista
vive dicha relación en general como opresiva, y tiende a rebelarse contra el absolutismo
y tiranía incontrolables con que el paciente espera controlarlo.
Para finalizar, quisiera señalar dos aspectos importantes del objeto del self. El primero es
que el objeto del self es una función y no una persona, aunque frecuentemente sean
personas quienes desempeñan la función. Es un evento intrapsíquico vivido
subjetivamente y no interpersonal.
El segundo, es que las experiencias de sostenimiento del self que proveen los objetos
del self son necesarias de por vida, debiendo adecuarse estas experiencias al momento
vital del sujeto y al grado de madurez de su narcisismo. Para Kohut, " la transformación
de las estructuras narcisistas y su integración en la personalidad - el fortalecimiento de
los ideales y el logro, incluso en pequeño grado de transformaciones del narcisismo tan
saludables como el sentido del humor, la creatividad, la empatía y la sabiduría - deben
evaluarse como un resultado más genuino y válido de la terapia que la precaria
aceptación por parte del paciente de nuestra exigencia de que modifique su narcisismo y
lo transforme en amor objetal”.

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