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TEORÍA CAUSALISTA

Franz Von Liszt


(Viena, 2 de marzo de 1851-Seeheim-Jugenheim, 21 de junio de 1919) fue un jurista y
político alemán de origen austríaco conocido por sus aportes en el campo del derecho
penal y del derecho internacional público. Von Liszt integra la corriente «causalista
naturalista» en la teoría del delito, a la que también pertenece Ernst von Beling.1 Según
los causalistas naturalistas, la acción es una causación o no evitación de una modificación
(de un resultado) del mundo exterior mediante una conducta voluntaria.
Ernst von Beling
(n. 19 de junio de 1866 - m. 18 de mayo de 1932) fue un distinguido catedrático alemán
de derecho penal que en 1906 publicó su Teoría del delito (Die Lehre vom Verbrechen).
Según la opinión mayoritaria, con esta obra se fundó la teoría del tipo penal. En todo caso,
cabe afirmar que Beling renovó la teoría del tipo y desarrolló su potencial para el Estado
de Derecho, extrayendo de la máxima nullum crime sine lege todas las consecuencias
sistemáticas.
El jurista alemán Franz Von Liszt quien con una tendencia finalista estableció que la
acción es un fenómeno causal – natural que trae como consecuencia un resultado que
puede consistir en un delito.
El sistema causalista se caracteriza por su sencillez para ubicar la culpabilidad ya que
para atribuir la responsabilidad a la persona solo se requiere la comprobación de la causa,
tomándose al efecto como su consecuencia directa razón por la cual una persona siempre
será culpable cuando se acredite su acción como causa del resultado.
Este sistema recibe el nombre de causalismo por basarse en el binomio de la causa-efecto.
Para el causalismo naturalista, acción es un movimiento voluntario del cuerpo que causa
un resultado, una modificación en el mundo material. La voluntariedad a que se alude es
la necesaria para ordenar el movimiento (recoger el brazo, apretar el gatillo). Los aspectos
volitivos del porqué se hizo la actividad se separan del concepto de acción, que queda
circunscrita al movimiento y su resultado, extremos que deban estar vinculados
casualmente.
Beling sostiene que existe acción si objetivamente alguien ha emprendido cualquier
movimiento o no movimiento, a lo que subjetivamente ha de añadirse la comprobación
de que en ese movimiento corporal o en esa falta de movimiento animaba una voluntad,
el concepto de Beling consiste en que la acción debe afirmarse siempre que concurra una
conducta humana llevada por la voluntad, con independencia de en qué consista esa
voluntad (es decir, no considera dentro de su concepto el contenido de la voluntad).
Esta teoría concibe al delito como un acto humano culpable, antijurídico y sancionado
con una pena.
La teoría causalista distingue las fases internas del delito como la ideación, deliberación,
resolución, y la fase externa del delito como es la exteriorización, preparación, ejecución.
La teoría causalista se distingue de la finalista porque la primera considera a la acción
como un producto causal y mecánico, y la segunda determina la dirección o propósito a
ese producto causal, es decir existe una voluntad orientada en determinado sentido.

TEORÍA FINALISTA
Hans Welzel
(n. 25 de marzo de 1904 - m. 5 de mayo de 1977) fue un jurista y filósofo alemán,
catedrático en la Universidad de Göttingen y en la Universidad de Bonn (desde 1951). En
esta última enseñó Derecho penal y Filosofía del derecho y se convirtió en director del
Instituto de Filosofía del Derecho de dicha casa de estudios. Es autor de Estudios sobre
el sistema del derecho penal (Studien zum System des Strafrechts, 1939), donde aparece
el bosquejo de un sistema de derecho penal sobre la base de la teoría final de la acción.
La doctrina finalista nace con Welzel (1904-1977) y fue desarrollada por este autor a
partir de principios de los años treinta, aunque la utilización de la palabra “finalidad” para
caracterizar la acción se produce a partir de 1935.
El finalismo comenzó con la formulación del concepto de acción como un concepto
ontológico (no jurídico) y final (no causal), que Welzel tomó de la tradición
aristotélicatomista del acto voluntario, sobre a través de la influencia de Brentano y
Husserl (concepto de “intencionalidad” de todos los actos psíquicos) y de la “psicología
del pensamiento”, sin descartar la de Nicolai Hartmann.
La acción entendida como una actividad final humana, no causación de resultados. La
causalidad es ciega, la finalidad es vidente, así se referían los autores de la teoría finalista.
La finalidad consiste en una sobredeterminación de la causalidad por la voluntad, es decir,
en la dirección consciente del curso causal hacia una meta u objetivo previamente
propuesto por la voluntad. El hombre se propone fines y, gracias a su previo conocimiento
de las leyes naturales, puede anticipar el curso y los resultados de su actividad, dentro de
ciertos límites. Gracias a ello, puede también seleccionar los medios causalmente
necesarios para alcanzar el fin y poner en marcha el proceso causal exterior que conduzca
a la realización del objetivo. La voluntad va primero mentalmente hacia el fin (se lo
representa, lo anticipa) y desde él regresa a los medios para poner en marcha el curso
causal con los medios elegidos, conduciendo el proceso hacia la realización del objetivo.
Según Hans Welzel señalaba que La acción es considerada siempre como una finalidad
determinada de actuar conscientemente en función de un resultado propuesto
voluntariamente. La acción, el dolo y la culpa se ubican en el tipo, pues al ser la acción
algo final (tendiente a un fin), el legislador no puede sino prever acciones provistas de
finalidad (dolo, culpa y elementos subjetivos específicos del injusto). Distingue entre
error del tipo (excluye al dolo y a la punibilidad) y el error de prohibición (elimina la
conciencia de antijuridicidad, al ser invencible elimina la punibilidad, y si es vencible,
subsiste en distinto grado). En la antijuridicidad distingue el aspecto formal (lo contrario
a la norma) y el material (lesión o puesta en peligro del bien jurídico). Desaparece el
concepto de imputabilidad que es absorbido por la culpabilidad la cual consiste en un
juicio de reproche.
Entendiendo así que toda acción tiene una parte objetiva y subjetiva por el desarrollo de
la acción por parte de esta teoría, ubicando así el dolo (la parte subjetiva) al tipo, lo que
anteriormente estaba en la culpabilidad según la Teoría Causalista.
Así pues, conforme indica Welzel, la dirección final de una acción humana se desarrolla
en dos fases:  En la esfera del pensamiento: anticipación del fin (fijación de la meta). 
Selección de medios.  Consideración de los efectos concomitantes.  En la esfera del
mundo real: de acuerdo con lo elaborado en la esfera del pensamiento, el autor lleva a
cabo su acción en el mundo real.

TEORÍA FUNCIONALISTA
El funcionalismo moderado
Claus Roxin
(n. 15 de mayo de 1931, en Hamburgo) es un abogado y jurista alemán destacado por su
labor en el ámbito del Derecho penal, procesal penal y Teoría del Derecho. Es autor de
Política Criminal y sistema del derecho penal (Kriminalpolitik und Strafrechtssystem,
1970), donde sostiene que el sistema penal tiene como punto central a la política criminal
que debe adoptar el Estado para prever el delito a través de medidas económicas, sociales,
educacionales y políticas.
El funcionalismo moderado desarrollado por Claux Roxin, reconoce los elementos del
delito propuestos por el finalismo (tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad), pero con una
orientación político-criminal, puesto que los presupuestos de la punibilidad deben estar
orientados por los fines del Derecho penal, por lo que estas categorías jurídicas no son
sino instrumentos de una valoración político-criminal. Sustituye la categoría lógica de la
causalidad por un conjunto de reglas orientado a valoraciones jurídicas; pues la
imputación de un resultado depende de la realización de un peligro dentro del fin de
protección de la norma. La culpabilidad se limita con la necesidad de prevención y juntas
originan el nuevo concepto de responsabilidad, que es la base de la imposición de la pena.
Señala Roxin que “la formación del sistema jurídico penal no puede vincularse a
realidades ontológica previa (acción, causalidad, estructura lógico reales, etc.) sino que
única y exclusivamente puede guiarse por las finalidades del Derecho penal”. Esto
significa que la teoría de los fines de la pena será la que orientará las características del
sistema penal.
Todas las categorías dogmáticas en Roxin deben ser entendidas desde los fines de la pena,
que vienen dados por el propio sistema social. Desde esta perspectiva, la concepción del
bien jurídico en Roxin está íntimamente ligada al sistema social mismo. Para él, un bien
jurídico será aquello que resulte útil para el desarrollo del individuo o para el propio
sistema social, de suerte que su concepción material de lo injusto será precisamente la
lesión de esos bienes útiles para el individuo o para el sistema.
Funcionalismo sociológico o radical
Günther Jakobs
(n. 26 de julio de 1937, en Mönchengladbach) es un jurista alemán especializado en
Derecho penal, Derecho procesal penal y Filosofía del Derecho. Hasta hace poco se
desempeñaba como catedrático en la Universidad de Bonn. La obra de Günther Jakobs
constituye una crítica a las concepciones naturalistas del derecho penal, que construyeron
la teoría del tipo sobre la base de la causalidad, como fue en las teorías causalistas. Jakobs
afirma que los conceptos básicos del derecho penal no pueden ser extraídos del derecho
natural; este sistema debe elaborarse a partir en la forma como está organizada la
sociedad.
El funcionalismo sociológico o radical, considera al Derecho como garante de la
identidad normativa, la constitución y la sociedad, cuyo objeto es resolver los problemas
del sistema social. Al igual que el funcionalismo moderado reconoce como punto de
partida al finalismo, sin embargo, en este ya no están presentes las tendencias de política
criminal, pues las categorías que integran al delito tienen como fin sólo estabilizar al
sistema. Es decir, orientado al mantenimiento del sistema social. La pena está al servicio
del ejercicio de la fidelidad al derecho, esto es, a lo que hoy se llama “prevención general
positiva”, y la elaboración conceptual penal se realiza conforme a exigencias preventivo
generales.

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