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PAIDÓS EDUCADOR ARMINDA ABERASTURY

Últimos títulos publicados: MAURICIO KNOBEL


127. A. Díaz Barriga- Didáctica y currículum
128. L. Duch - La educación y la crisis de la modernidad
129. A. W. De Camilloni y otras - La evaluación de los aprendizajes en
el debate didáctico contemporáneo
130. J. A. Castorina, C. Coll y otros - Piaget en la educación
131. G. Hernández Rojas - Paradigmas en psicología de la educación
133. J. Canaan y D. Epstein (comps.) - Una cuestión de disciplina
134. J. Beillerot y otros - Saber y relación con el saber
LA ADOLESCENCIA
135. M. van Manen - El tacto en la enseñanza
136. M. Siguán - la escuela y los inmigrantes
137. B. Aisenberg y S. Alderoqui (comps.) - Didáctica de las ciencias sociales 11
NORMAL
138. S. González y L. Ize de Marenco - Escuchar, leer y escribir en la EGB
140. M. Kaufman y L. Fumagalli (comps.) - Enseñar ciencias naturales
141. F. Brandoni (comp.) - Mediación escolar
Un enfoque psicoanalítico
142. J. Piaget - De la pedagogía
143. l. Gaskins y T. Elliot - Estrategias cognitivas en la escuela
144. D. Jonhnson y otros -Aprendizaje cooperativo en el aula
146. B. Porro - la resolución de conflictos en el aula Colaboran
148. A. Candela - Ciencia en el aula
ADOLFO DORNBUSH
149. C. Lomas (comps.) - ¿Iguales o diferentes?
150. J. Voneche y A. Triphon (comps.) - La génesis social del pensamiento NESTOR GOLDSTEIN
151. M. Souto - las formaciones grupales en la escuela GELA ROSENTHAL
152. E. Lucarelli y otros - El asesor pedagógico en la universidad EDUARDO SALAS
153. M. Rueda Beltrán y F. Díaz Barriga Arceo (comps.) - Evaluación
de la docencia
154. A. Baudrit - El tutor: procesos de tutela entre alumnos
155. S. Hook - John Dewey: semblanza intelectual
156. M. T. Yurén Camarena-Formacióny puesta a distancia. Su dimensión ética
157. E. Willems - El oído musical
158. S. Schlemenson (comp.) - Niños que no aprenden
159. R. Glazman - Evaluación y exclusión en la enseñanza universitaria

~11~
160. X. Lobato Quesada - Diversidad y educación
161. J. Das y otros- Dislexiaydiftcultadesde lectura
162. C. Carrión Carranza - Valores y principios para evaluar la educación
163. L. Viniegra Velázquez - Educación y crítica \
164. X. Lobato Quesada - Diversidad y educación. Taller ,de Fortalecimiento PAIDÓS
165. M. Belloch (comp.) - La educación en ciencias: ideas para mejorar su práctica México
167. E. C. Wragg - Evaluación y aprendizaje en la escuela primaria Buenos Aires
Barcelona
169. J. L. Álvarez-Gayou - Cómo hacer investigación cuafüftiva
INDICE

PREFACIO 7
INTRODUCCION 9
BIBLIOGRAFÍA 14

CAPÍTULO 1

Portada: Gustavo Macri


EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD
por Arminda Aberastury 15
BIBLIOGRAFfA 34
© de todas las ediciones en castellano,
Ediciones Paidós Ibérica, S. A. CAPÍTULO 2
Av. Diagonal 662-664, 08034, Barcelona, España
EL SINDROME DE LA ADOLESCENCIA
© de esta edición, NORMAL
Editorial Paidós Mexicana, S. A. por Mauricio Knobel 35
Bajo el sello editorial PAIDOS M R.
Normalidad y patología en la
Avenida Presidente Masarik núm. 111, 2o. piso 35
Colonia Chapultepec Morales adolescencia
C.P. 11570 México, D.F. El síndrome normal de la adolescencia 44
www.paidos.com.mx BIBLIOGRAFÍA 104
Primera edición en México: 1988
CAPÍTULO 3
Reimpresión en México: septiembre de 2010
ISBN: 978-968-853-261-4 ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA 110
Duelo por el cuerpo, la identidad y los
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada,
padres infantiles
puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna
ni por ningún medio, sin permiso previo del editor. por Arminda Aberastury, Adolfo
Dornbusch, Néstor Goldstein, Mauri-
Impreso en los talleres de Programas Educativos, S.A. de C.V. cio Knobel, Gela Rosenthal y Eduardo
Calzada Chabacano no. 65, local A, colonia Asturias, México, D.F. Salas 110
Impreso en México - Printed in Mexico BIBLIOGRAFÍA 126
6 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

CAPÍTULO 4

ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA
CON ESPECIAL REFERENCIA
A LAS DEFENSAS
por Arminda Aberastury, Adolfo Dorn- PREFACIO
busch, Néstor Goldstein, Mauricio Kno-
bel, Gela Rosenthal y Eduardo Salas 127
DESDE hace ya muchos años venimos traba-
BIBLIOGRAFÍA 141
jando juntos, en comunidad de ideas ver-
daderamente significativa y gratificante.
CAPÍTULO 5 La labor específica sobre adolescencia comen-
EL PENSAMIENTO EN EL ADOLES- zó con los grupos de estudios preparatorios para
CENTE Y EN EL ADOLESCENTE colaborar y aportar ideas y experiencias al
PSICOPATICO _ f"' Congreso Interno y IX9 Simposio de la Aso-
por Gela Rosenthal y Mauricio Knobel 142 ciación Psicoanalítica Argentina, celebrado en
Duelo por el cuerpo infantil 143 Buenos Aires a fines de 1964.
Duelo por la identidad y por el rol La acción directriz y el planteo de ideas bási-
infantil 145 cas estuvo a cargo de uno de nosotros (A. Abe-
Duelo por los padres de la infancia 149 rastury) y encontró en los grupos de trabajo
El tiempo en el adolescente 152 no sólo colegas consecuentes, sino colaborado-
El sexo en el adolescente 153
Resumen 154 res que supieron interpretar fielmente las teo-
rías propuestas, validadas por la práctica psico-
BIBLIOGRAFÍA 155 analítica de todos los que intervinieron en estos
estudios.
CAPÍTULO 6 Así surgieron varios trabajos que aparecie-
EL ADOLESCENTE Y EL MUNDO ron publicados en un libro, verdadera acta de ese
ACTUAL Simposio, titulado Psicoanálisis de la manía y
por Arminda Aberastury 157 la psicopaUa, editado por Paidós en 1966, según
APENDICE 162 la recopilación que realizaron A. Rascovsky y
D. Liberman.
Consideramos que esos trabajos son básicos
para un estudio psicoanalítico de la adolescen-
cia y hemos resuelto reproducirlos en este volu-
8 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

men, con muy ligeras modificaciones de tipo


formal.
Reflejan una línea de pensamiento que bien
puede denominarse, según nos manifestaron
nuestros propios colegas y colaboradores, así
como psicoanalistas y autores nacionales y ex-
tranjeros, la "escuela de Arminda Aberastury". INTRODUCCION
Por lo tanto hemos creído conveniente añadir
a esos trabajos básicos algunas aportaciones por MAURICIO KNOBEL
más recientes que, entendemos, completan una
parte del vasto panorama del enfoque psicoana-
lítico de la adolescencia, que necesita ser estu-
diado en profundidad y al que lógicamente ha- L ospersonalidad
factores intrínsecos relacionados con la
del adolescente son los que de-
brá que agregar más experiencias. terminan en realidad las distintas expresio-
Esta temática concita en la actualidad el nes de la conducta que importan para el trata-
mterés de diversos sectores de estudiosos de la miento de cualquier tipo -pero fundamental-
conducta humana y exige todos los aportes de mente del psicodinámico- y también para la
las distintas disciplinas científicas. comprensión de los problemas psiquiátricos y
Como psicoanalistas consideramos que es nues- psicopatológicos en general de este período de
tra responsabilidad brindar nuestra contribu- la vida.
ción, que desde luego implica el compromiso de Para ello me basaré en un trabajo anterior-
continuar investigando y transmitir ulterior- mente publicado y en el cual consideraba la
mente nuestras conclusiones. ádolescencia como una verdadera "experiencia
clínica".
ARMINDA ABERASTURY
MAURICIO KNOBEL
Anna Freud dice que es muy difícil señalar
el límite entre lo normal y lo patológico en la
Diciembre de 1970
adolescencia, y considera en realidad a toda la
conmoción de este período de la vida como nor-
mal, señalando además que sería anormal la pre-
sencia de un equilibrio estable durante el pro-
ceso adolescente. Sobre esta base, y teniendo en
cuenta el criterio evolutivo de la psicología, es
que podemos aceptar que la .adolescencia más
10 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 11
que una etapa estabilizada es proceso y desarro- sonalidad buscando el refugio y la protección
llo. Debe por lo tanto comprenderse para ubicar que ellos significan, situación que se ve compli-
sus desviaciones en el contexto de la realidad cada por la propia actitud de los padres, que
humana que nos rodea. también tienen que aceptar su envejecimiento y
El· adolescente atraviesa por desequilibrios e el hecho de que sus hijos ya no son niños, y sí
inestabilidad extremas. Lo que configura una son adultos o están en vías de serlo.
entidad semipatológica, que he denominado "sín- Se une a estos duelos el duelo por la bisexua-
drome normal de la adolescencia", que es per- lidad infantil también perdida.
turbado y perturbador para el mundo adulto , Estos duelos, verdaderas pérdidas de persona-
pero necesario, absolutamente necesario, para el lidad, van acompañados por todo el complejo
adolescente, que en este proceso va a establecer ·psicodinámico del duelo normal y en ocasiones,
su identidad, que es un objetivo fundamental de transitoria y fugazmente, adquieren las caracte-
este momento vital. rísticas del .duelo patológico. Esta situación del
Para ello, el adolescente no sólo debe enfren- adolescente frente a su realización evolutiva,
tar el mundo de los adultos para lo cual no está basada en las relaciones interpersonales de su
del todo preparado, sino que además debe des- infancia, a la que deberá abandonar, lo lleva a
prenderse de su mundo infantil en el cual y con la inestabilidad que lo define, constituyendo una
el cual, en la evolución normal, vivía cómoda y especie de entidad nosológica, cuyas caracteríS..
placenteramente, en relación de dependencia, ticas esenciales -según he señalado- descri-
con necesidades báskas satisfechas y roles cla- biré como "síndrome de la adolescencia nor-
ramente establecidos. Siguiendo las ideas de mal". Este síndrome, producto de la propia si-
Aberastury podemos decir que el adolescente tuación evolutiva, surge, por supuesto, de la
realiza tres duelos fundamentales: a) el duelo interacción del individuo con su medio. El mun-
por el cuerpo infantil perdido, base biológica de do de los adultos, como los padres, no acepta las
la adolescencia, que se impone al individuo que fluctuaciones imprevistas del adolescente sin
no pocas veces tiene que sentir sus cambios conmoverse, ya que reedita en los adultos an-
como algo externo frente a lo cual se encuentra siedades básicas que habían logrado controlarse
como espectador impotente de lo que ocurre en hasta cierto punto. Sabemos muy bien -Y sirva
su propio organismo; b) el duelo por el rol y la esto tan sólo de ejemplo llamativo- la angustia
identidad infantiles, que lo obliga a una renun- que suelen manifestar los padres frente a los
cia de la dependencia y a una aceptación de primeros atisbos de conducta genital de sus hi-
responsabilidades que muchas veces desconoce, jos adolescentes .
.Y e) el duel-0 por los padres de la infancia a los El adolescente aislado no existe, como no exis-
que persistentemente trata de retener en su per- te ser alguno desconectado del mundo, aun para
12 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 13

E:nfermarse. La patología es siempre expresión Ja juventud, a la que se responsabiliza de la


del conflicto del individuo con la realidad, delincuencia, las adicciones a las drogas, la pros-
sea a través del interjuego de sus estructuras titución, etcétera.
psíquicas o del manejo de las mismas frente al Es la sociedad la que recurre a un mecanismo
mundo exterior. esquizoide haciendo que una de sus propias par-
En virtud de la crisis esencial de la adoles- tes en conflicto, como lo es la juventud, adquiera
cencia, esta edad es la más apta para sufrir los las características de todo lo malo y permita así
impactos de una realidad frustrante.
la agresión del mundo del adulto, con singulares
Creemos que las modificaciones del medio van características sado-masoquistas.
a determinar la expresión de la normal anorma-
lidad del adolescente, pero de ninguna manera La severidad y la violencia con que a veces se
podemos condicionar toda la realidad bio-psico- pretende reprimir a los jóvenes sólo engendra
lógica de este proceso evolutivo a las circuns- un distanciamiento mayor y una agravación de
tancias exteriores. La necesidad de elaborar los conflictos, con el desarrollo de personalida-
los duelos básicos a que nos hemos referido des y grupos sociales más y más anormales, que
anteriormente, obligan al adolescente a recurrir en última instancia implican una autodestruc-
normalmente a manejos psicopáticos de actua- ción suicida de la sociedad.
ción, que identifican su conducta. Se produce Así vemos al adolescente, de uno y otro sexo,
un cortocircuito del pensamiento en donde se en conflicto, en lucha, en posición marginal
observa la exclusión de lo conceptual lógico me- frente a un mundo que coarta y reprime. Es
diante la expresión a través de la acción, aun- este marginarse del joven lo que puede llevarlo
que en forma fugaz y transitoria, lo que dife- a la psicopatía franca, a la actividad delictiva,
rencia al adolescente normal del psicópata, que o puede también ser un mecanismo de defensa
persiste con intensidad en el uso de este modo por el cual preserva los valores esenciales de la
de conducta. especie humana, la capacidad de adaptarse mo-
El adolescente presenta una especial vulnera- dificando el medio que trata de negar la satis-
bilidad para asimilar los impactos proyectivos facción instintiva y la posibilidad de llegar a
de padres, hermanos, amigos y de toda la socie- una adultez positiva y creadora.
dad. Es decir es un receptáculo propicio para
hacerse cargo de los conflictos de los demás y
asumir los aspectos más enfermos del medio en
que actúa. Esto es lo que actualmente presen-
ciamos en nuestra sociedad que proyecta sus
propias fallas en los así llamados desmanes de
14 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

BIBLIOGRAFIA

Aberastury, A.: "El mundo del adolescente" . Monte-


video, Revista Uruguaya de Psicoanálisis, 3, 3,
1959.
r ;
Freud, A.: "Adolescence". Psychoanal. St.ud. Child.,
i \\
1958. \ Capítulo 1
Garma, A. y Rascovsky, A.: Psicoanálisis de la Me-
lancolía. Buenos Aires, El Ateneo, 1948. EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD
Grinberg, L.: "El individuo frente a su identidad".
Buenos Aires, Revista de Psicoanálisis, 18, 344, por ARMINDA ABERASTURY
1961.
- Culpa y Depresión. Buenos Aires, Paidós, 1963.
Knobel, M.: "Psicología de la adolescencia". La Pla- en el mundo de los adultos -deseado
ta, Revista de la Umversidad de La Plata, 16, 55,
1962
E NTRAR
y temido- significa para el adolescente la
- "Psicopatología de la adolescencia". En : La Ado- pérdida definitiva de su condición de nifio. Es
lescencia Normal y sus Trastornos Endocrinos. un momento crucial en la vida del hombre y
M. Schteingart y otros. Buenos Aires. Héctor constituye la etapa decisiva de un proceso de
Macchi, editor, 1964. desprendimiento que comenzó con el nacimiento.
- "La adolescencia como experiencia clínica". Quito. Los cambios psfoológicos que se producen en
Arch. Crim. Neuropsiquiat., XIII/52, 501, 1965. este período y que son el correlato de cambios
corporales, llevan a una nueva relación con los
padres y con el mundo. Ello sólo es posible si
se elabora lenta y dolorosamente el duelo por
el cuerpo de niño, por la identidad infantil y
por la relación con los padres de la infancia.
Cuando el adolescente se incluye en el mundo
con este cuerpo ya maduro, la imagen que tiene
de su cuerpo ha cambiado, también su identi-
dad, y necesita entonces adquirir una ideología
que le permita su adaptación al mundo y /o su
acción sobre él para cambiarlo.
En este período fluctúa entre una dependen-
cia y una independencia extremas y sólo la ma-
16 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 17

durez le permitirá más tarde aceptar ser in- ponen el testimonio de la definición sexual y
dependiente dentro de un marco de necesaria del rol que tendrán que asumir, no sólo en la
dependencia. Pero, al comienzo, se moverá en- unión con la pareja sino en la procreación.
tre el impulso al desprendimiento y la defensa Sólo cuando el adolescente es capaz de acep-
que impone el temor a la pérdida de lo conoci- tar simultáneamente sus aspectos de niño y de
do. Es un período de contradicciones, confuso, adulto, puede empezar a aceptar en forma fluc-
ambivalente, doloroso, caracterizado por fric- t uante los cambios de su cuerpo y comienza a
ciones con el medio familiar y social. Este cua- surgir su nueva identidad. Ese largo proceso de
dro es frecuentemente confundido con crisis y búsqueda de identidad ocupa gran parte de su
estados patológicos. energía y es la consecuencia de la pérdida de la
Tanto las modificaciones corporales incontro- identidad infantil que se produce cuando co-
lables como los imperativos del mundo externo mienzan los cambios corporales.
que exigen del adolescente nuevas pautas de El adolescente se presenta como varios per-
convivencia, son vividos al principio como una sonajes, y a veces ante los mismos padres, pero
invasión. ·Esto lo lleva a retener, como defensa, con más frecuencia ante diferentes personas del
muchos de sus logros infantiles, aunque también mundo externo, que nos podrían dar de él ver-
coexiste el placer y afán de alcanzar un nuevo siones totalmente contradictorias sobre su ma-
status. También lo conduce a un refugio en su durez, su bondad, su capacidad, su afectividad,
mundo interno para poder reconectar se con su su comportamiento e, incluso, en un mismo día,
pasado y desde allí enfrentar el futuro. Estos sobre su aspecto físico.
cambios, en los que pierde su identidad de niño, Las fluctuaciones de identidad se experimen-
implican la búsqueda de una nueva identidad tan también en los cambios bruscos, en las no-
que se va construyendo en un plano consciente tables variaciones producidas en pocas horas
e inconsciente. El adolescente no quiere ser por el uso de diferentes vestimentas, más lla-
como determinados adultos, pero en cambio, eli- mativas en la niña adolescente, pero igualmente
ge a otros como ideales, se va modificando len- notables en el varón, especialmente en el mundo
tamente y ninguna premura interna o externa ¡; ctual.
favorece esta labor. No sólo el adolescente padece este largo pro-
La pérdida que debe aceptar el adolescente al ceso sino que los padres tienen dificultades para
hacer el duelo por el cuerpo es doble: la de su aceptar el crecimiento a consecuencia del senti-
cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales miento de rechazo que experimentan frente a la
secundarios lo ponen ante la evidencia de su genitalidad y a la libre expresión de la perso-
nuevo status y la aparición de la menstruación nalidad que surge de ella. Esta incomprensión
en la niña y el semen en el varón, que les im- y rechazo se encuentran muchas veces enmasca-
18 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 19

rados bajo la otorgación de una excesiva liber- ciones contemporáneas y contradictorias ; por
tad que el adolescente vive como abandono y eso, el adolescente se presenta como varios per-
que en realidad lo es. sonajes: es una combinación inestable de varios
Frente a esta actitud, el adolescente siente la cuerpos e identidades. No puede todavía renun-
amenaza inminente de perder la dependencia ciar a aspectos de sí mismo y no puede utilizar
infantil -si asume precozmente su rol genital y y sintetizar los que va adquiriendo y en esa di-
la independencia total- en momentos en que esa ficultad de adquirir una identidad coherente
dependencia es aún necesaria. Cuando la con- reside el principal obstáculo para resolver su
ducta de los padres implica una incomprensión identidad sexual.
de las fluctuaciones llamativamente polares en- En el primer momento esa identidad de adul-
tre dependencia-independencia, refugio en la to es un sentirs\ dolorosamente separado del
fantasía-afán de crecimiento; logros adultos-re- medio familiar, y los cambios en su cuerpo lo
fugio en logros infantiles, se dificulta la labor obligan también al desprendimiento de su cuer-
de duelo, en la que son necesarios permanentes po infantil. Sólo algunos logran el hallazgo de
ensayos y pruebas de pérdida y recuperación de encontrar el lugar de sí mismo en su cuerpo y
ambas edades: la infantil y la adulta. en el mundo, ser habitantes de su cuerpo en su
Sólo cuando su madurez biológica está acom- mundo actual, real, y también adquirir la capa-
pañada por una madurez efectiva e intelectual cidad de utilizar su cuerpo y su lugar en el
que le permita su entrada en el mundo del adul- mundo.
to, estará equipado de un sistema de valores, de Este proceso de la vida cuyo sino es el des-
una ideología que confronta con la de su medio prendimiento definitivo de la infancia, tiene so-
y donde el rechazo a determinadas situaciones bre los padres una influencia no bien valorada
se cumple en una crítica constructiva. Confron- hasta hoy. El adolescente provoca una verda-
ta sus teorías políticas y sociale~ y se emban- dera revolución en su medio familiar y social
dera, defendiendo un ideal. Su idea de reforma y esto crea un problema generacional no siem-
del mundo se traduce en acción. Tiene una res- pre bien resuelto.
puesta a las dificultades y desórdenes de la Ocurre que también los padres viven los due-
vida. Adquiere teorías estéticas y éticas. Con- los por los hijos, necesitan hacer el duello por
fronta y soluciona sus ideas sobre la existencia el cuerpo del hijo pequeño, por su identidad de
o inexistencia de Dios y su posición no se acom- niño y por su relación de dependencia infantil.
paña por la exigencia de un sometimiento ni por Ahora son juzgados por sus hijos, y la rebeldía
la necesidad de someter. y el enfrentamiento son más dolorosos si el adul-
Pero antes de llegar a esta etapa nos encon- to no tiene conscientes sus problemas frente al
traremos con una multiplicidad de identifica- adolescente. El problema de la adolescencia tie-
20 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 21

ne una doble vertiente que en los casos felices en mantenerlas tal cual, aun cuando el individuo
puede resolverse en una fusión de necesidades y cambia? ¿Qué conflictos conscientes e incons-
soluciones. También los padres tienen que des- cientes conducen a los padres a ignorar o a no
prenderse del hijo niño y evolucionar hacia una comprender la evolución del hijo? El problema
relación con el hijo adulto, lo que impone mu- muestra así otra cara, escondida hasta hoy bajo
chas renuncias de su parte. el disfraz de la adolescencia difícil : es la de una
Al perderse para siempre el cuerpo de su hijo sociedad difícil, incomprensiva, hostil e inexo-
niño · se ve enfrentado con la aceptaeión del de- rable a veces frente a la ola de crecimientO, lú-
venir, del envejecimiento y de la muerte. Debe cida y activa, que le impone la evidencia de
abandonar la imagen idealizada de sí mismo que &lguien que quiere actuar sobre el mundo y mo-
su hijo ha creado y en la que él se ha instalado. dificarlo bajo la acción de sus propias trans-
Ahora ya no podrá funcionar como líder o ídolo formaciones.
y deberá, en cambio, aceptar una relación llena El desprecio que el adolescente muestra fren-
de ambivalencias y de críticas. Al mismo tiem- te al adulto es, en parte, una defensa para eludir
po, la capacidad y los logros crecientes del hijo la depresión que le impone el desprendimiento
lo obligan a enfrentarse con sus propias capa- de sus partes infantiles, pero es también un jui-
cidades y a evaluar sus logros y fracasos. En cio de valor que debe respetarse. Además, la
este balance, en esta rendición de cuentas, el hijo desidealización de las figuras parentales lo sume
es el testigo más implacable de lo realizado y en el más profundo desamparo.
de lo frustrado. Sólo si puede identificarse con Sin embargo, este dolor es poco percibido por
la fuerza creativa del hijo, podrá comprenderlo los padres que suelen encerrarse en una actitud
y recuperar dentro de sí su propia adolescencia. de resentimiento y refuerzo de la autoridad, ac-
Es en este momento del desarrollo donde el modo titud que hace aun más difícil este proceso.
en el que se otorgue la libertad es definitivo para En la adolescencia, una voluntad biológica va
el logro de la independencia y de la madurez del imponiendo un cambio y el niño y sus padres
hijo. deben aceptar la prueba de realidad de que el
Hasta hoy el estudio de la adolescencia se cen- cuerpo infantil está perdiéndose para siempre.
tró solamente sobre el adolescente. Este enfo- Ni el niño ni sus padres podrán recuperar ese
que será siempre incompleto si no se toma en cuerpo aunque pretenden negarlo psicológica-
cuenta la otra cara del problema: la ambivalen- mente o mediante aétuaciones en las cuales la
cia y la resistencia de los padres a aceptar el vida familiar y la sociedad pretenden compor-
proceso de crecimiento. tarse como si nada hubiera cambiado.
¿Qué motivos tiene la sociedad para no modi- La problemática del adolescente comienza con
ficar sus rígidas estructuras, para empeñarse los cambios corporales, con la definición de su
22 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 23

rol en la procreación y se sigue con cambios psi- cimiento, estableciendo una nueva relación con
cológicos. Tiene que renunciar a su condición él, de adulto a adulto.
de niño; debe renunciar también a ser nombra- El adolescente siente que debe planificar su
do como niño ya que a partir de ese momento vida, controlar los cambios; necesita adaptar el
si se le denomina de ese modo será con un matiz mundo externo a sus necesidades imperiosas, lo
despectivo, burlón o de desvalorización. que explica sus deseos y necesidad de reformas
Además, debemos aceptar que la pérdida del sociales.
vínculo del padre con el hijo infantil, de la iden- El dolor que le produce abandonar su mundo
tidad del adulto frente a la identidad del niño y la conciencia de que se van produciendo más
lo enfrentan con una lucha similar a las luchas modificaciones incontrolables dentro de sí, lo
creadas por las diferencias de clases ; como en mueven a efectuar reformas exteriores que le
ellas, los factores económicos juegan un rol im- aseguren la satisfacción de sus necesidades en
portante ; los padres suelen usar la dependencia la nueva situación en que se encuentra ahora
económ'ica como poder sobre el hijo, lo que crea frente al mundo, las que, al mismo tiempo, le
un abismo y un resentimiento social entre las sirven de defensa contra los cambios incontro-
dos generaciones. lables internos y de su cuerpo. Se produce en
El adulto se aferra a su mundo de valores este momento un incremento de la intelectuali-
que con triste frecuencia es el producto de un zación para superar la incapacidad de acción
fracaso interno y de un refugio en logros típi- (que es la correspondiente al período de omni-
cos de nuestra sociedad alienada. El adolescente potencia del pensamiento en el niño pequeño).
defiende sus valores y desprecia los que quiere El adolescente busca la solución teórica de to-
imponerle el adulto, más aún, los siente como dos los problemas trascendentes y de aquellos a
una trampa de la que necesita escapar. los que se verá enfrentado a corto plazo : el
amor, la libertad, el matrimonio, la paternidad,
El sufrimiento, la contradicción, la confusión, la educación, la filosofía, la religión. Pero aquí
los trastornos son de este modo inevitables; pue- también podemos y debemos plantearnos el in-
den ser transitorios, ¡ueden ser elaborables, terrogante : ¿es así sólo por una necesidad del
pero debemos plantearnos si gran parte de su adolescente o también es una resultante de un
dolor no podría ser mitigado cambiando estruc- mundo que le prohíbe la acción y lo obliga a re-
turas familiares y sociales. fugiarse en la fantasía y en la intelectualización?
Por lo general, es el adulto el que ha escrito La inserción en el mundo social del adulto
sobre adolescencia y enfatizado el problema del -con sus modificaciones internas y su plan de
hijÜ y habla muy poco de la dificultad del pa- reformas- es lo que va definiendo su persona-
dre y del adulto en 'general para aceptar el ere- lidad y su ideología.
24 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 25

Su nuevo plan de vida le exige plantearse el la realidad, situaciones que pueden ser ratifica-
problema de los valores éticos, intelectuales y das o no por la realidad misma.
afectivos; implica el nacimiento de nuevos idea- Todo este proceso exige un lento desarrollo
les y la adquisición de la capacidad de lucha en el cual son negados y afirmados sus principios
para conseguirlos. luchando entre su necesidad de independen-
Pero, al mismo tiempo, le impone un despren- cia y su nostalgia de reaseguramiento y depen-
dimiento: abandonar la solución del "como si" dencia.
del juego y del aprendizaje, para enfrentar el Sufre crisis de susceptibilidad y de celos, exige
"sí" y el "no" de la realidad activa que tiene y necesita vigilancia y dependencia, pero sin
en sus manos. transición surge en él un rechazo al contacto
Esto le impone un distanciamiento del presente con los padres y la necesidad de independencia
y, con ello, la fantasía de proyectarse en el fu- y de huir de ellos.
turo y ser, independizándose del ser con y como La calidad del proceso de maduración y creci-
los padres. miento de los primeros años, la estabilidad en
Por lo tanto, debe formarse un sistema de teo- los afectos, el monto de gratificación y frustra-
rías, de ideas, un programa al cual aferrarse y ción y la gradual adaptación a las exigencias
también la necesidad de algo en lo que pueda ambientales van a marcar la intensidad y gra-
descargar el monto de ansiedad y los conflictos vedad de estos conflictos. Por ejemplo: obtener
que surgen de su ambivalencia entre el impulso una satisfacción suficiente (adecuada en el
al desprendimiento y la tendencia a permanecer tiempo) a las necesidades fundamentales de la
ligado. sexualidad infantil, incluyendo en esta satisfac-
ción tanto la acción como la aclaración opor-
Esta crisis intensa la soluciona transitoria-
tuna de los problemas, determinará en el ado-
mente huyendo del mundo exterior, buscando lescente una actitud más libre frente al sexo,
refugio en la fantasía, en el mundo interno, con del mismo modo que unas relaciones cordiales
un incremento paralelo de la omnipotencia nar- mantenidas con la madre determinarán en el
cisista y de la sensación de prescindencia de lo varón una mayor facilidad en su relación con
externo. De este modo crea para sí una nueva la mujer; lo mismo ocurrirá en lo que se refiere
plataforma de lanzamiento desde la cual podrá a la niña con el padre. Sin embargo, la realidad
iniciar conexiones con nuevos objetos del mun- ofrece pocas veces al niño y al adolescente estas
do externo y preparar la acción. satisfacciones adecuadas.
Su hostilidad frente a los padres y al mundo Con todo este conflicto interno que hemos des-
en general se expresa en su desconfianza, en la cripto, el adolescente se enfrenta en la realidad
idea de no ser comprendido, en su rechazo de con el mundo del adulto, que al sentirse ataca-
26 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 27

do, enjuiciado, molestado y amenazado por esta veces de bases ideológicas sólidas. Con frecuen-
ola de crecimiento suele reaccionar con una to- cia el adolescente se somete a un líder que lo
tal incomprensión, con rechazo y con un refor- politiza y, en el fondo, reemplaza a las figuras
zamiento de su autoridad. paternas de las que está buscando separarse, o
En esta circunstancia, la actitud del mundo no tiene más remedio que buscar una ideología
externo será otra vez decisiva para facilitar u propia que le permita actuar de un modo cohe-
obstaculizar el crecimiento. rente en el mundo en el que le toca vivir, pero
En este momento vivimos en el mundo entero si es así, no se le da el tiempo para lograrla, se
el problema de una juventud disconforme a la lo apremia y responde con violencia.
que se enfrenta con la violencia, y el resultado Erikson ha sostenido que la sociedad ofrece al
es sólo la destrucción y el entorpecimiento del niño una "moratoria social". Por mi parte con-
proceso. sidero que esta "moratoria social" no es más que
La violencia de los estudiantes no es sino la el contenido manifiesto de una situación mucho
respuesta a la violencia institucionalizada de las más profunda. Sucede que el niño mismo nece-
fuerzas del orden familiar y social. sita tomarse su tiempo para hacer las paces con
Los estudiantes se rebelan contra todo nues- su cuerpo, para terminar de conformarse a él,
tro modo de vida rechazando las ventajas tanto para sentirse conforme con él. Pero sólo llega a
como sus males, en busca de una sociedad que esta conformidad mediante un largo proceso de
ponga la agresión al servicio de los ideales de duelo, a través del cual no sólo renuncia a su
vida y eduque las nuevas generaciones con vis- cuerpo de niño sino que abandona la fantasía
tas a la vida y no a· Ja muerte. omnipotente de bisexualidad, base de su activi-
La sociedad en que vivimos con su cuadro de dad masturbatoria. Entonces sí puede aceptar
violencia y destrucción no ofr.ece suficientes ga- que para concebir a un hijo necesita la unión
rantías de sobrevida y crea una nueva dificultad con el otro sexo, y por lo tanto debe renunciar el
para el desprendimiento. El adolescente, cuyo hombre a las fantasías de procreación dentro de
sino es la búsqueda de ideales y de figuras idea- su propio cuerpo y la mujer a la omnipotencia
les para identificarse, se encuentra con la vio- maternal. En una palabra, la única forma de
lencia y el poder : también los usa. aceptar el cuerpo de otro es aceptar el propio
Tal posición ideológica en el adolescente es cuerpo.
confusa y no puede ser de otro modo, porque él Pero eso -aparentemente sencillo- se alcan-
está buscando una identidad y una ideología, za con dificultad ·Y a lo largo de la vida y se.
pero no las tiene. Sabe lo que no quiere mucho traduce en confusiones, trastornos y sufrimien-
más que lo que quiere ser y hacer de sí mismo ; tos para asumir la paternidad o la maternidad.
por eso los movimientos estudiantiles carecen a Todo este proceso lo lleva a abandonar su iden-
28 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 29

tidad infantil, y tratar -de adquirir una identi- Diremos que en la situación grupal familiar
dad adulta que, cuando se logra, se encarna en nos encontramos con lo que Marcuse señala para
una ideología con la cual se enfrentará al mun- lo social: "Si son violentos es porque están des-
do circundante. esperados."
La dificultad del adulto para aceptar la ma- A más presión parental, a más incomprensión
duración intelectual y sexual del niño es la base frente al cambio, el adolescente reacciona con
de esa pseudo "moratoria social". Es llamativo, más violencia por desesperación y desgraciada-
además, que sólo se hayan señalado hasta ahora mente es en este momento decisivo de la crisis
los aspectos ingratos del crecimiento, dejando adolescente cuando los padres recurren por lo
de lado la felicidad y la creatividad plenas que general a dos medios de coacción : el dinero y la
caracterizan también al adolescente. El artista libertad.
adolescente es una figura que la historia de la Son tres las exigencias básicas de libertad que
cultura ofrece repetidamente, y tanto en artis- plantea el adolescente de ambos sexos a sus pa-
tas como en hombres de ciencia se hallan testi- dres : la libertad en salidas y horarios, la liber-
monios de que toda su obra de madurez no es tad de defender una ideología y la libertad de
sino la concreción de intuiciones y preocupacio- vivir un amor y un trabajo.
nes surgidas en esa edad. De estas tres exigencias los padres parecen
Lo específico del conflicto en este período es ocuparse en especial de la primera: la libertad
algo totalmente inédito en el ser : su definición en las salidas y horarios, pero más profunda-
en la procreación y la eclosión de una gran ca- mente este control sobre las salidas y horarios
pacidad creativa. Buscan logros y encuentran significa el control sobre las otras libertades: la
satisfacciones en ellos. Si estos logros son des- ideología, el amor y el trabajo. Cuando los pa-
estimados por los padres y la sociedad, surgen dres responden ante la demanda de libertad res-
en el adolescente sufrimiento y rechazo. Pero tringiendo las salidas o utilizando la dependen-
el diálogo del adulto con el joven no puede ini- cia económica "cortando los víveres", es que
ciarse en este período, debe ser algo que ha ido hubo algo mal llevado en la educación anterior
aconteciendo desde el nacimiento ; si no es así, y los padres se declaran vencidos. El adolescente
el adolescente no se acerca a los adultos. temprano, el niño de alrededor de diez años
Un ejemplo evidente de esta incomprensión: siente una gran necesidad de ser respetado en
al adolescente se le exige que defina su vocación su búsqueda desesperada de identidad, de ideo-
y, al mismo tiempo, se le reprimen los primeros 1ogía, de vocación y de objetos de amor. Si ese
tanteos de esa vocación. Estos tienen el mismo diálogo no se ha establecido es muy difícil que
significado que los primeros tanteos en la vida .en el momento de la adolescencia haya una com-
genital, los que, generalmente, no son valorados. prensión entre los padres y los hijos. Los ado-
30 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 31

lescentes de hoy son mucho más serios, están bre sus actos. Necesitan vivir sus experiencias
más informados. Valoran más el amor y el sexo para ellos. Exigir información es tan patológico
y para ellos éste permite realmente "un acto de como prohibir y es muy diferente a escuchar.
amor" y no una mera descarga o un pasatiempo Hemos hablado de la importancia de la pala-
o una afirmación de potencia. bra, de la necesidad del adolescente de hablar
Del mismo modo, la libertad para ellos es mu- de sus logros. Es frecuente que los padres se
cho más que el hecho de recibir de sus padres quejen de que ya no es posible hablar entre
la llave de la casa o, incluso, un departamento ellos, de que los hijos adolescentes "toman la
para vivir solos. Saben que hay otra libertad palabra" y copan la situación. Esos padres no
que atañe a cada uno de ellos y a toda una co- se han dado cuenta de que escuchar es el cami-
munidad de jóvenes. no para entender lo que está pasando en sus
Muchos padres de la generación del 30 se hijos. El adolescente de hoy, como el de todos
sienten "modernos" cuando les dan a los hijos los tiempos, está harto de consejos, necesita ha-
la oportunidad de tener aventuras o cuando cer sus experiencias y comunicarlas, pero no
frente a la hija defienden una ideología que con- quiere, no le gusta ni acepta que sus experien-
sideran casi revolucionaria : sin embargo la po- cias sean criticadas, calificadas, clasificadas ni
sición de ellos frente al amor no es la misma confrontadas con las de los padres. El adoles-
que la de la generación actual. Existe en la ge- cente percibe muy bien que cuando los padres
neración pasada una tendencia, que fue muy comienzan a controlar el tiempo y los horarios
estudiada por Freud, a considerar un amor re- están controlando algo más: su mundo interno,
bajado y un amor idealizado. La generación su crecimiento y su desprendimiento. El joven
actual es mucho más sana y tiende a integrar sano de hoy está de vuelta de muchas de las
en un solo objeto estos dos aspectos. problemáticas del adulto, diría que es más · po-
El amor, además, es sólo un aspecto de la sible que el adulto aprenda del adolescente y no
problemática de la adolescencia: hay muchos que el adulto pueda darle su experiencia.
otros problemas que son profundamente impor- Los padres necesitarían saber que en la ado-
tantes para ellos. Casi todos saben ya que la lescencia temprana mujeres y varones pasan por
libertad sexual no es promiscuidad, pero sien- un período de profunda dependencia donde ne-
ten y expresan la necesidad de hacer experien- cesitan de ellos tanto o más que cuando eran
cias que no siempre son totales pero que nece- bebes, que esa necesidad de dependencia puede
sitan vivir. Para que puedan hacerlo tienen que ser seguida inmediatamente de una necesidad
hallar cierta aprobación en sus padres para no de independencia, que la posición útil en los pa-
sentir culpa. Pero esta aprobación no debe te- dres es la de espectadores activos, no pasivos, y
ner por precio la exigencia de que informen so- al acceder a la dependencia o a la independencia
32 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 33

no se basen en sus estados de ánimo sino en las más activa no surgen tanto de la percepción de
necesidades del hijo. Para esto será necesario la fuerza que va adquiriendo como del miedo del
que ellos mismos vayan viviendo el desprendi- adulto.
miento del hijo otorgándole la libertad y el man- Lo normal es que participen dentro de las in-
tenimiento de la dependencia madura. quietudes que son la esencia misma de la atmós-
fera social en la que les toca vivir, y si piden
Para hacer estos tanteos es necesario dar li- la emancipación no lo hacen en la búsqueda de
bertad, y para ello hay dos caminos : dar una llegar rápidamente al estado de adultos -muy
libertad sin límites, que es lo mismo que aban- lejos de ell0- sino porque necesitan adquirir
donar a un hijo'; o dar una libertad con lími- derechos y libertades similares a los que los
tes, que impone_ cuidados, cautela, observación, adultos tienen, sin dejar por eso su condición
contacto afectivo permanente, diálogo, para ir de jóvenes.
siguiendo paso a paso la evolución de las necesi- Toda adolescencia lleva, además del sello in-
dades y de los cambios en el hijo. dividual, el sello del medio cultural, social e his-
El mundo moderno reserva a los jóvenes un tórico desde el cual se manifiesta, y el mundo
sitio de nuevas dimensiones si se toma en con- en que vivimos nos exige más que nunca la bús-
sideración tanto la fuerza numérica de la juven- queda del ejercicio de la libertad sin recurrir
tud como el papel que son capaces de desempe- a la violencia para coartarla.
ñar en las transformaciones que exige el proceso La prevención de una adolescencia difícil
de desarrollo económico, ideológico y social. Un debe ser buscada con la ayuda de trabajadores
dato aparecido en la revista de la UNESCO en- de todos los campos del estudio del hombre que
cierra dentro de su verdad matemática un pro- investiguen para nuestra sociedad actual las ne-
nóstico que aterrará a más de un adulto. Ha- cesidades y los límites útiles que permitan a un
blando de la juventud, señala que el aumento adolescente desarrollarse hasta un nivel adulto.
de la población del mundo representa la irrup- Esto exige un clima de espera y comprensión
ción en escena . de una enorme promoción de para que el proceso no se retarde ni se acelere.
jóvenes. Se calcula que en el año 2000, el nú- Es un momento crucial en la vida del hombre y
mero de habitantes entre quince y veinticuatro necesita una libertad adecuada con la seguridad
años, habrá aumentado de 519 millones a un de normas que le vayan ayudando a adaptarse
billón 128 millones. a sus necesidades o a modificarlas, sin entrar
en conflictos graves consigo mismo, con su am-
Me pregunto ahora si las tensiones y conmo-
biente y con la sociedad.
ciones que hoy resultan de la irrupción del jo-
ven en la sociedad en que vivimos y su voluntad
de intervenir en ella de una manera cada vez
34 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

BIBLIOGRAFIA

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XVII, ni? 4, 1961. esta edad de la vida. Por supuesto, lo mismo
Josselyn, Irene M.: El adolescente y su mundo. Bue- cabría señalar para cualquier otra etapa vital
nos Aires, Psique. del ser humano. Es por ello que considero que,
Pearson, G.: La adolescencia y el conflicto de las ge-
neraciones. Buenos Aires, Siglo Veinte, '
en general, cuando se establecen criterios dife-
renciales de tipo social, sociocultural, económico,
etcétera, como predominantes en el estudio de
la adolescencia, se está escotomizando, por lo
menos en parte, el problema básico fundamental
de la circunstancia evolutiva que significa esta
etapa, con todo su bagaje biológico individua-
Iizante.
Estudiar la adolescencia, tan sólo como una
característica social determinada sería realizar
36 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 37

una abstracción muy parcial de todo un proceso sales. Pretender que el redespertar de la sexua-
humano que es necesario considerar dentro de lidad en el nivel de madurez genital no es un
una verdadera totalidad del conocimiento de la fenómeno básico de la adolescencia en nuestro
psicología evolutiva. medio, sería como pretender que el proceso mis-
Considero que, de acuerdo con lo que acabo mo de la civilización no acontece en la realidad
de señalar, este periodo de la vida, como todo y que toda la circunstancia socioeconómica de
fenómeno humano, tiene su exteriorización ca- desarrollo no ha sucedido y que la civilización
racterística dentro del marco cultural-social en no ha ocurrido como un fenómeno que incide
el cual se desarrolla. Así, debemos por una par- directamente sobre la personalidad. Sería tam-
te considerar la adolescencia como un fenómeno bién admitir que no ha habido una sexualidad
específico dentro de toda la historia del desarro- previa y que la personalidad es un sinónimo di-
llo del ser humano, y, por otra parte, estudiar recto de madurez únicamente. Según este crite-
su expresión circunstancial de tipo geográfico rio se podría arribar a la conclusión, absurda
y temporal histórico-social. por cierto desde el punto de vista evolutivo, de
Ya G. Stanley Hall sostenía que el desarrollo que sólo los adultos tendrían personalidad y,
y las concomitancias de condu~ta del mismo se también por eso, sólo ellos tendrían sexualidad.
producen "de acuerdo con pautas inevitables, Teniendo en cuenta estos conceptos, al apro-
inmutables, universales e independientes del ximarnos a la adolescencia en nuestro medio y
ambiente sociocultural" (Muuss) (50) . Aunque con la ob.jetividad necesaria para el investiga-
esta idea ha sido sumamente discutida y refu- dor -que implica, por supuesto, considerar la
tada, en especial por los psicólogos sociales, ve- situación actual del propio investigador y del
mos que el concepto básico pasa por períodos objeto investigado-, nos ubicamos en el aquí y
de revitalización y que aun investigadores alta- ahora del mundo adolescente, como un presente
mente calificados del campo psicológico social, actual, reconociendo que por razones de ideolo-
como Sherif y Sherif, reconocen que "los prin- gía científica tenemos un preconceP'to que de-
cipios psicológicos fundamentales que obran en fine nuestro marco referencial teórico.
todos estos ambientes sociales podrían ser los La experiencia psicoanalítica del tratamiento
mismos" ( 61). de adolescentes que concurren o son traídos a la
No hay duda alguna de que el elemento socio- consulta, muchas veces por consideraciones no
cultural influye con un determinismo específico sólo de tipo patológico en el sentido estricto del
en las manifestaciones de la adolescencia, pero término, sino de conducta considerada como
también tenemos que tener en cuenta que tras "anormal" dentro del marco familiar o social
esa expresión sociocultural existe un basamento de nuestro medio, y la experiencia psicoanalítica
psicobiológico que le da características univer- con adolescentes con verdaderos trastornos psi-
38 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 39

copatológicos, que no son sino la expresión mag- formularse los conceptos que tiene acerca de sí
nificada, distorsionada, pero que ocurre en la mismo y que lo lleva a abandonar su autoima-
evolución normal, nos brinda otra fuente de in- gen infantil y a proyectar~e P,n el futuro de su
formación. Si a ello unimos los grupos de pa- adultez. El problema de la adolescencia debe
dres, los tratamientos de adultos en donde se ser tomado como un proceso universal de cam-
hace una reconstrucción del mundo de su ado- bio, de desprendimiento, pero que se teñirá con
lescencia, veremos otra perspectiva más de lo connotaciones externas peculiares de cada cul-
que significa este período evolutivo. Debemos tura que lo favorecerán o dificultarán, según las
añadir a esto la experiencia con grupos de circunstancias.
orientación de padres, los de orientación para Abstraer la adolescencia del continuum que es
madres y grupos de discusión de jóvenes y de el proceso evolutivo y estudiarla tan sólo como
adultos, como otro de los aspectos significa- una etapa preparatoria para la madurez, signi-
tivos para comprender lo que ocurre con la fica para mí un adultomorfismo que es necesa-
adolescencia. rio superar, ya que induce a prejuicios de in-
Por otra parte, también he investigado me- vestigación, a los que después resulta difícil
diante la utilización de cuestionarios, tests psi- substraerse. Esto no implica negar que el sino
cológicos, grupos de discusión con adolescentes, de la adolescencia es integrarse en ese mundo
completando esto con investigaciones sistemáti- del adulto en donde tendrá que aceptar su nue-
cas desde el punto de vista de la indagación va configuración de ser humano, su morfología
psicológica, lo que me ha permitido arribar a adulta y la capacidad del ejercicio de su geni-
algunas conclusiones que son las que trato de talidad para la procreación.
unificar y transmitir aquí (30) (31) (35) (36) Enfocado así el problema de la adolescencia,
(40) (41). esta metodología podría aparecer poco sistemá-
Concuerdo con Sherif y Sherif ( 61) en que la tica. Sin embargo, debemos tener presente, como
adolescencia está caracterizada fundamental-
lo han señalado Thorpe y J ohnson ( 66) que al-
mente por ser un período de transición entre la
gunos estudios muy sistemáticos pueden estereo-
pubertad y el estadio adulto del desarrollo y
que en las diferentes sociedades este período tipar al adolescente individual y dar un cuadro
puede variar como varía el reconocimiento de la equivocado. -
condición adulta que se le da al individuo. Sin En trabajos anteriores (30) (32) (33) (34)
embargo, existe, como base de todo este proceso, (35) he llegado a definir a la adolescencia como:
una circunstancia especial, que es la caracterís- "la etapa de la vida durante la cual el individuo
tica propia del proceso adolescente en sí, es de- busca establecer su identidad adulta, apoyán-'
cir, una situación que obliga al individuo a re- dose en las primeras rélaciones objetales-paren-
40 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 41

tales internalizadas y verificando la realidad medio determinado, se rige por las normas so-
que el medio social le ofrece, mediante el uso de ciales vigentes en forma implícita o explícita.
los elementos biofísicos en desarrollo a su dis- He señalado en otra oportunidad (32) que la
posición y que a su vez tienden a la estabilidad normalidad se establece sobre las pautas de
de la personalidad en un plano genital, lo que adaptación al medio, y que no significa someti-
sólo es posible si se hace el duelo por la identi- miento al mismo, sino más bien la capacidad de
dad infantil". Por supuesto, doy por sobre- utilizar los dispositivos existentes para el logro
entendido que cuando hablo de identidad, como de las satisfacciones básicas del individuo en
ya lo he indicado, hablo de un continuum y que una interacción permanente que busca modifi-
no me estoy refiriendo a la capacidad que tiene car lo displacentero o lo inútil a través del lo-
el adolescente para lograr una identidad deter- gro de sustituciones para el individuo y la co-
minada, como veremos enseguida. munidad. Por supuesto que, como lo destaca
El proceso de duelo es básico y fundamental J . A. Merloo (45), la personalidad bien inte-
y se expone en los capítulos que, con la inspi- grada no es siempre la mejor adaptada, pero
ración y siguiendo las ideas fundamentales de tiene, sí, la fuerza interior como para advertir
Arminda Aberastury, se presentan en este libro. el momento en que una aceptación temporaria
Pienso que la estabilización de la personalidad del medio puede estar en conflicto con la reali-
no se logra sin pasar por un cierto grado de zación de objetivos básicos, y puede también
conducta "patológica" que, según mi criterio, de- modificar su conducta de acuerdo con sus nece-
bemos considerar inherente a la evolución nor- sidades circunstanciales. Este es el aspécto de la
nial de esta etapa de la vida. conducta en que el adolescente en términos ge-
Frente a un mundo tan cambiante y a un in- nerales puede fallar. Al vivir una etapa fun-
dividuo que, como el adolescente, presenta una damental de transición, su personalidad tiene
cantidad de actitudes también cambiantes, éste características especiales que nos permiten ubi-
no puede sino manejarse en una forma muy es- car lo entre las llamadas personalidades "margi-
pecial, que de ninguna manera puede compa- nales", en el sentido de la adaptación y la inte-
rarse siquiera con lo que sería la verdadera nor- gración que acabamos de esbozar. Anna Freud
malidad en el concepto adulto del término. ( 21) dice que es muy difícil señalar el límite
El concepto de normalidad no es fácil de entre lo normal y lo patológico en la adolescen-
establecer, ya que en general varía en relación cia, y considera que, en realidad, toda la con-
con el medio socioeconómico, político y cultural, moción de este período de la vida debe ser esti-
como ya lo he indicado. Por lo tanto, resulta mada como normal, señalando además que sería
generalmente una abstracción con validez ope- anormal la presencia de un equilibrio estable
racional para el investigador que, ubicado en un durante el proceso adolescente.
42 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 43

Las luchas y rebeldías externas del adoles- Sobre estas bases, y teniendo en cuenta el cri-
cente no son más que reflejos de los conflictos terio evolutivo de la psicología, considero que
de dependencia infantil que íntimamente aún la adolescencia, más que una etapa estabilizada,
persisten. Los procesos de duelo obligan a actua- es proceso, desarrollo, y que por lo tanto su apa-
ciones que tienen características defensivas, de rente patología debe admitirse y comprenderse
tipo psicopático, fóbico o contrafóbico, maníaco para ubicar sus desviaciones en el contexto de
o esquizoparanoide, según el individuo y sus la realidad humana que nos rodea.
circunstancias. Es por ello que considero que El adolescente atraviesa por desequilibrios e
puedo hablar de una verdadera "patología nor- inestabilidad extremas de acuerdo con lo que
mal" del adolescente, en el sentido de que pre- conocemos de él. En nuestro medio cultural, nos
cisamente éste exterioriza sus conflictos de muestra períodos de elación, de ensimismamien-
acuerdo con su estructura y sus experiencias. to, alternando con audacia, timidez, incoordina-
Así como sabemos que hay fantasías psicóti- ción, urgencia, desinterés o apatía, que se suce-
cas en el bebe -por nuestra experiencia clínica den o son concomitantes con conflictos afecti-
psicoanalítica- vemos en la adolescencia la ex- vos, crisis religiosas en las que se puede oscilar
teriorización, modificada por la experiencia pre- del ateísmo anárquico al misticismo fervoroso,
intelectualizaciones y postulaciones filosóficas,
via, de los remanentes de esas fantasías.
ascetismo, conductas sexuales dirigidas hacia el
Para Erikson existe en la adolescencia un heteroerotismo y hasta la homosexualidad oca-
cambio que es fundamentalmente crítico. Este sional. Todo esto es lo que yo he llamado una
autor habla de tres estadios en el proceso evo- entidad semipatológica, o si se prefiere, un
lutivo, que sintetiza en: niño, adolescente y "síndrome normal de la adolescencia" (30) (32)
adulto, basándose en conceptos de Piaget, y (34) (35) (36). Debo aquí también señalar,
,a ceptando que uno no es un adulto adulto (ni parentéticamente, que estas características no
:t'ue un niño niño, ni se convirtió en adolescente son exclusivamente nuestras, de nuestro medio
adolescente) sin lo que Piaget llama "conflicto" particular, sino que es posible verlas en distin-
y que él prefiere llamar "crisis" ( 17). Destaca tas culturas y dentro de distintos marcos socio-
entonces que, "de hecho, para cada unidad de económicos de vida como lo he podido apreciar
É:stas, corresponde una crisis mayor, y cuando, en el Seminario Psiquiátrico Transcultural sobre
por cualquier razón, una crisis tardía es severa, Adolescencia realizado en mayo de 1968 por la
se reviven las crisis más tempranas". La ado- Asociación Norteamericana de Psiquiatría du-
lescencia adolescente es entonces, segúri este rante su 124Q Congreso Anual (37). La mayor
criterio, también conflictiva, como fácilmente o menor anormalidad de este síndrome normal
se puede inferir. al que acabo de referirme, se deberá, en gran
44 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 45

parte, a los procesos de identificación y de duelo Deliberadamente acepto la contradicción que


que haya podido realizar el adolescente. En la significa el asociar síndrome, que implica enti-
medida en que haya elaborado los duelos, que dad clínica, con normalidad, que significaría
son en última instancia los que llevan a la iden- estar fuera de la patología. Sin embargo, el con-
tificación, el adolescente verá su mundo inter- vivir social y nuestras estructuras instituciona-
no mejor fortificado y, entonces, esta normal les nos hacen ver que las normas de conducta
anormalidad será menos conflictiva y por lo están establecidas, manejadas y regidas por los
tanto menos perturbadora. individuos adultos de nuestra sociedad. Es sobre
esta intercorrelación generacional, y desde la
mira regente y directiva, que podemos, y creo
EL SINDROME NORMAL yo que debemos, estar capacitados para obser-
DE LA ADOLESCENCIA var la conducta juvenil como algo que aparente-
mente es seminormal o semipatológico, pero que
Sintetizando las características de la adoles- ein embargo, frente a un estudio más objetivo,
cencia, podemos describir la siguiente "sintoma- desde el punto de vista de la psicología evolu-
tología" que integraría este síndrome: 1) bús- tiva y de la psicopatología, aparece realmente
queda de sí mismo y de la identidad; 2) tenden- como algo coherente, lógico y normal.
cia grupal; 3) necesidad de intelectualizar y Por otro lado, esta manera de encarar el pro-
fantasear; 4) crisis religiosas que pueden ir blema permite aceptar los desajustes y desen-
desde el ateísmo más intransigente hasta el cuentros, valorarlos con mayor corrección y uti-
misticismo más fervoroso; 5) des ubicación tem- lizar el impacto generacional no como fuente de
poral, en donde el pensamiento adquiere las conflictos negativos, sino más bien como encuen-
características de pensamiento primario ; 6) tro inquietante que facilite el desarrollo de la
evolución sexual manifiesta que va desde el humanidad.
autoerotismo hasta la heterosexualidad genital Veamos ahora las características fundamen-
adulta; 7) actitud social reivindicatoria con tales de las situaciones antes enunciadas como
tendencias anti o asociales de diversa intensi- "síntomas".
dad; 8) contradicciones sucesivas en todas las
manifestaciones de la conducta, dominada por
l. Búsqueda de sí mismo y de la identidad
la acción, que constituye la forma de expresión
conceptual más típica de este período de la vida ; Establecido el aparato psíquico inmediata-
9) una separación progresiva de los padres, y mente después del nacimiento (28) y aceptan-
to) constantes fluctuaciones del humor y del do además que el psiquismo está ya estructurado
estado de ánimo. de una determinada manera durante el período
46 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 47

embrionario y fetal (54), vemos que se comien- libidinal y con la interacción tumultuosa de los
zan a elaborar las ansiedades básicas, substrato procesos psicológicos básicos de disociación,
de la personalidad desde el nacimiento mismo, proyección, introyección e identificación, irán es-
en un proceso psicológico que en un continuum tableciendo, de una manera algo confusa al prin-
llevará al individuo hacia la madurez. cipio y más estructurada después, la persona-
1

El período infantil y el de la adolescencia no lidad más o menos definida. Es decir, se logrará


deben ser vistos, según ya lo he indicado, sólo llegar a una verdadera cristalización del arduo
como una preparación para la madurez, sino que proceso de individuación, que sería una de las
es necesario enfocarlos con un criterio del mo- funciones esenciales de esta etapa de la vida.
mento actual del desarrollo y de lo que significa El niño entra en la adolescencia con dificulta-
el ser humano en esas etapas de la vida. Es ló- des, conflictos e incertidumbres que se magni-
gico aceptar que el sino de la adolescencia es fican en este momento vital, para salir luego a
entrar al mundo del adulto, pero tenemos que la madurez estabilizada con determinado carác-
reconocer que la identidad es una característica ter y personalidad adultos. Se logra lo que Erik-
son (15) ha definido como una entidad yoica,
de cada momento evolutivo. Como para nosotros
una entidad personal, y lo que Nixon (51) ha
la adolescencia es también un momento del des-
denominado la autocognición. Según este último
arrollo, una etapa más en el proceso total del autor, la autocognición es un fenómeno esencial-
vivir, debemos tratar de observar cuáles son las mente biológico y se relaciona con el concepto
características fundamentales que aparecen en de "sí mismo" (self) o sea, el símbolo que cada
ese período vital. uno posee de su propio organismo. Entiendo
Es preciso destacar que el poder llegar a uti- que esto se produce en realidad en todas las eta-
lizar la genitalidad en: la procreación es un pas del desarrollo y que adquiere especiales ca-
hecho biopsicodinámico que determina una mo- racterísticas en la adolescencia. La idea del sí
dificación esencial en el proceso del logro de la mismo o del "self" implica algo mucho más am-
identidad adulta y que caracteriza la turbulen- plio en todas las etapas del desarrollo. Es el
cia e inestabilidad de la identidad adolescente. conocimiento de la individualidad biológica y
El acontecimiento de la maduración genital, psi- social, del ser psicofísico en su mundo circun-
codinámicamente considerado, junto con la re- dante que tiene características especiales en cada
activación de todas las etapas pregenitales (en edad evolutiva. La consecuencia final de la
las que por supuesto es preciso incluir la fase adolescencia sería un conocimiento del sí mismo
genital previa (3) (4) (5) que es la que marca como entidad biológica en el mundo, el todo
gran parte de las modalidades de conducta del biopsicosocial de cada ser en ese momento de la
adolescente y luego del adulto) de la evolución vida. Al concepto del "self" como entidad psico-
48 ARMINDA ABERASTURY Y 'MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 49

lógica, se une el conocimiento del substrato fí- ocurre con las modificaciones endocrinas en este
sico y biológico de la personalidad. El cuerpo y período de la vida.
el esquema corporal son dos variables íntima- E l esquema corporal es una resultante intra-
mente interrelacionadas que no deben descono- psíquica de la realidad del sujeto, es decir, es
cerse en la ecuación del proceso de definición la r epresentación mental que el sujeto tiene de
del sí mismo y de la identidad. su propio cuerpo como consecuencia de sus ex-
Puede aceptarse que en la pubertad ocurran periencias en continua evolución. Esta noción
cambios físicos en tres niveles fundamentales del individuo se va estableciendo desde los pri-
(9) que son : un primer nivel donde la activación mer os movimientos dinámicos de disociación,
de las hormonas gonadotróficas de la hipófisis proyección e introyección que permiten el cono-
anterior produce el estímulo fisiológico necesario cimiento del "self" y del mundo exterior, es
para la modificación sexual que ocurre en este decir, del mundo interno y del mundo externo
período de la vida. En el segundo nivel tenemos (39 ). Aquí son de fundamental importancia los
las consecuencias inmediatas de la secreción de pr ocesos de duelo con respecto al cuerpo infantil
la gonadotrofina hipofisiaria y de la prosecu- per dido, que obligan a una modificación del es-
ción de la secreción de la hormona de crecimien- quema corporal y del conocimiento físico de sí
to de la misma hipófisis: la producción de óvu- mismo en una forma muy característica para
los y espermatozoides maduros y también el este período. Por supuesto, esto va ocurriendo
a umento de la secreción de hormonas adreno- con car acterísticas diferentes desde el comienzo
corticales como resultado de la estimulación de mismo de la vida, pero cristaliza, en virtud de
la hormona adrenocorticotrófica. En el tercer lo recién indicado, de una manera muy signifi-
nivel se encuentra el desarrollo de las caracte- cativa y especial en la adolescencia. (Los pro-
rísticas sexuales primarias (con el agranda- cesos de duelo son descriptos ampliamente más
miento del pene, los testículos, o el útero y la adelante en este libro.)
vagina) y el desarrollo de las características El logro de un "autoconcepto" es lo que tam-
sexuales secundarias (con la maduración de los bién Sherif y Sherif ( 61) llaman el yo, desde
pechos, la modificación de la cintura escapula- un punto de vista psicológico no-psicoanalítico
ria y pelviana, el crecimiento del vello pubiano, señalando que este autoconcepto se va desarro-
los cambios de voz), a los que debemos agregar llando a medida que el sujeto va cambiando y se
las modificaciones fisiológicas del crecimiento va integrando con las concepciones que acerca
en general y de los cambios de tamaño, peso y de él mismo tienen muchas personas, grupos e
proporción del cuerpo que se dan en este perío- instituciones, y va asimilando todos los valores
do vital. En nuestro medio, Schteingart (58) ha que constituyen el ambiente social. Concomi-
presentado una descripción exhaustiva de lo que tantemente, se va formando este sentimiento de
50 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 51

identidad, como una verdadera experiencia de rrespondientes, al funcionamiento específico en


"autoconocimiento" (24). El psicoanálisis con- calidad de intensidad de los mecanismos de de-
firma estas ideas y también acepta que es nece- fensa y al tipo particular de identificaciones
sario integrar todo lo pasado, lo experienciado, asimiladas resultantes de los procesos de intro-
io internalizado (y también lo desechado) , con yección y proyección".
las nuevas exigencias del medio y con las urgen- De la infancia no se pasa al pleno actuar ge-
cias instintivas o, si se prefiere, con las moda- nital procreativo, sino que se atraviesa primero
lidades de relación objeta! establecidas en el por lo que Erikson (15) ha llamado "la morato-
campo dinámico de las relaciones interpersona- ria psicosexual", donde no se requieren roles
les. El adolescente necesita darle a todo esto específicos y se permite e~perimentar con lo que
una continuidad dentro de la personalidad, por la sociedad tiene para ofrecer con el fin de per-
lo que se establece una búsqueda de un nuevo mitir la ulterior definición de la personalidad.
sentimiento de continuidad y mismidad (16). En esta búsqueda de identidad, el adolescente
Para Erikson ~8), el problema clave de la r ecurre a las situaciones que se presentan como
identidad consiste en la capacidad del yo de más favorables en el momento. Una de ellas es
mantener la mismidad y la continuidad frente la de la uniformidad, que brinda seguridad y
a un destino cambiante, y por ello la identidad estima personal. Ocurre aquí el proceso de do-
no significa para este autor un sistema interno, ble identificación masiva, en donde todos se
cerrado, impenetrable al cambio, sino más bien identifican con cada uno, y que explica, por lo
un proceso psicosocial que preserva algunos ras- menos en parte, el proceso grupal de que parti-
gos esenciales tanto en el individuo como en su cipa el adolescente y del que enseguida he de
sociedad. ocuparme.
Para Sorenson (62), la identidad es la crea- En ocasiones, la única solución puede s_e r la
ción de un sentimiento interno de mismidad y de buscar lo que el mismo Erikson ( 15) ha lla-
continuidad, una unidad de la personalidad sen- mado también "una identidad negativa", basada
tida por el individuo y reconocida por otro, que en identificaciones con figuras negativas pero
es el "saber quién soy". reales. Es preferible ser alguien, perverso, inde-
Grinberg (24) dice que el sentimiento de iden- seable, a no ser nada. Esto constituye una de
tidad "implica la noción de un yo que se apoya las bases del problema de las pandillas de delin-
esencialmente en la continuidad y semejanza de cuentes, los grupos de homosexuales, los adictos
las fantasías inconscientes referidas primordial- a las drogas, etcétera. La realidad suele ser
mente a las sensaciones corporales, a las ten- mezquina en proporcionar figuras con las que
dencias y afectos en relación con los objetos del se pueden hacer identificaciones positivas y en-
mundo interno y externo y a las ansiedades co- tonces, en la necesidad de tener una identidad,
52 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 53
se recurre a ese tipo de identificación, anómalo ~ iera o pudiera ser y que ocultan la identidad
pero concreto. Esto ocurre muchas veces, sobre latente, la verdadera (24).
todo cuando ya hubo trastornos en la adquisi- Como se verá en el capítulo sobre los meca-
ción de la identidad infantil. Además, cuando nismos de defensas predominantes en los ado-
los procesos de duelo por los aspectos infantiles lescentes, la angustia que se despierta en éstos,
perdidos se realizan en forma patológica, la ne- vinculada con el trastorno de la percepción del
cesidad del logro de una identidad suele hacerse decurso del tiempo, puede impulsarlos a iniciar
sumamente imperiosa para poder abandonar la precozmente su vida genital o a sustitutos socia-
del niño, que se sigue manteniendo. lizados de ésta, aun antes de haber aceptado su
Grinberg (24) destaca la posibilidad de la identidad genital, como si no pudiesen esperar
disconformidad con la personalidad adquirida y a que ésta llegue. En esta premura, que puede
el deseo de lograr otra por medio de la identi- interpretarse como una forma maníaca de bus-
ficación proyectiva. Esta puede ser movilizada car la identidad adulta, es posible llegar a la
por la envidia, uno de los sentimientos más im- adquisición de "ideologías" que son sólo defen-
portantes que entran en juego en las relaciones ¡,jvas o, en muchos casos, tomadas en préstamo
de objeto (29). Las primeras etapas del des- de los adultos, las que no están auténticamente
arrollo se caracterizan porque el bebe puede en- incorporadas al yo.
vidiar el pecho que no lo satisface y fantasear Todo lo antedicho es lo que puede llevar al
con -su destrucción de acuerdo con la teoría klei- a dolescente a adoptar distintas identidades. Las
niana. Es éste un sentimiento negativo, ya que identidades transitorias son las adoptad;is du-
busca apoderarse del objeto y dañarlo. Se im- rante un cierto período, como por ejemplo el
pide así la escisión del mismo en bueno y malo lapso de machismo en el varón o de la precoz
y se crean situaciones confusionales ( 59). Sobre seducción histeroide en la niña -descripta con
esta base, los atributos masculinos o femeninos precisión en la novela Lolita, de Novokof-,
pueden llegar a ser envidiados indistintamente, del adolescente "bebe" o del adolescente muy
y la identidad sexual del sujeto se perturba di- "serio, muy adulto"; las identidades ocasiona-
ficultando notablemente la solución del proceso les son las que se dan frente a situaciones
edípico adolescente. Puede ocurrir aquí la "iden- nuevas, como por ejemplo en el primer encuen-
tificación con el agresor", en la cual el adoles- tro con una pareja, el primer baile, etcétera, y
cente adopta las características de personalidad las identidades circunstanciales son las que con-
de quienes han actuado agresiva y persecutoria- ducen a identificaciones parciales transitorias
mente con él.
que suelen confundir al adulto, sorprendido a
Existen también problemas de seudoidenti- veces ante los cambios en la conducta de un
dad, expresiones manifiestas de lo que se qui- mismo adolescente que recurre a este tipo de
54 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 55

identidad como por ejemplo, cuando el padre ve · Según este autor, son microdepresiones y mi-
a su hijo adolescente, de acuerdo a como lo ven croduelos que previenen y preparan al yo ante
en el colegio, en el club, etcétera, y no como él el peligro de depresiones más .severas, como son
habitualmente lo ve en su hogar, y en su relación las que ocurren en los grandes cambios de per-
con él mismo. sonalidad y que se producen ante acontecimien-
Este tipo de "identidades" son adoptadas su- tos importantes de la vida, que implican estruc-
cesiva o simultáneamente por los adolescentes, turaciones más permanentes y progresivas.
según las circunstancias. Son aspectos de la En la adolescencia todo esto ocurre con una
identidad adolescente, que estoy describiendo, y intensidad muy marcada.
que surgen como una de sus características fun- La situación cambiante que significa la ado-
damentales, relacionadas con el proceso de se- lescencia obliga a reestructuraciones permanen-
paración -que ulteriormente podrá ser defini- tes externas e internas que son vividas como
tiva-, de las figuras parentales, con aceptación intrusiones dentro del equilibrio logrado en la
de una identidad independiente. infancia y que obligan al adolescent~, en el pro-
Debemos tener en cuenta también que esto ceso para lograr su identidad, a tratar de refu-
puede interpretarse como el resultado del ma- giarse férreamente en su pasado mientras tra-
nejo de las ansiedades persecutorias y de las ta también de proyectarse intensamente en el
capacidades autodestructivas que obligan a la futuro.
fragmentación del yo y de los objetos con los Realiza un verdader o pr oceso de duelo por el
cuales éste se pone en contacto, con la consi- cual al principio niega la pérdida de sus con-
guiente proyección al exterior de estas imágenes diciones infantiles y tiene dificultades en acep-
amenazantes. No pocas veces se experimenta el tar las realidades más adultas que se le van
desprendimiento como una prueba definitiva pa- imponiendo, entre las que, por supuesto, se en-
ra el yo, puesto que sólo perdiendo los aspectos cuentran fundamentalmente las modificaciones
que resultan ya inútiles (padres infantiles per- biológicas y morfológicas de su propio cuerpo.
secutorios destruidos) se pueden integrar otros Algunos autores separan la pubertad de la
nuevos dentro.de la personalidad. Mientras esto adolescencia, por cuanto esta última implicaría
se realiza, se configura un sentimiento depre- algo más que los cambios físicos ( 50) , pero no
sivo que precipita un anhelo de completarse que hay duda alguna de que estos cambios partici-
en muchos individuos produce un "sentimiento pan activamente del proceso adolescente, al pun-
anticipatorio de ansiedad y depresión referida al to de formar con él un todo indehiscente. El
yo", como dice Grinberg (24), y que obliga a muchacho presenta el crecimiento del pelo axi-
aferrarse a precarios estados de identidad con el lar, pubiano y facial, el cambio de voz, el incre-
fin de preservarse de alteraciones muy temidas. mento muscular y el comienzo de la emisión se-
56 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 57

minal. La niña también muestra la aparición ce (53), una verdadera cenestesia, subjetiva e
del pelo axilar y pubia:no, la acentuación de las inexpresable.
caderas, el desarrollo del busto, y el comienzo Los procesos de identificación que se han ido
de la ovulación y de la menstruación (9). Todos llevando a cabo en la infancia mediante la in-
estos cambios que se van sucediendo crean gran corporación de imágenes parentales buenas y
preocupación. A veces la ansiedad es tan grande malas, son los que permitirán una mejor elabo-
que surge lo que ya he señalado como disconfor- ración de las situaciones cambiantes que se ha-
midad con la propia identidad, que se proyecta cen difíciles durante el período adolescente de
entonces al organismo. Un grupo de varones y la vida. El proceso de duelo que se efectúa, como
niñas, interrogados acerca de si desearían un todo proceso de duelo, necesita tiempo para ser
cambio de su aspecto físico, contestó en su gran realmente elaborado y no tener las caracterís-
mayoría que sí ( 49), lo que demuestra cómo el ticas de una actuación de tipo maníaco o psico-
adolescente vive estos cambios corporales como pático, lo que explica que el verdadero proceso
perturbadores. La incoordinación muscular, de- de entrar y salir de la adolescencia sea tan largo
bido al desparejo crecimiento osteomuscular, el y no siempre plenamente logrado.
aspecto desmañado, la falta de similitud con los
La búsqueda incesante de saber qué identidad
que lo rodean en el medio familiar, despiertan
adulta se va a constituir es angustiante, y las
en el adolescente sentimientos de extrañeza e
fuerzas necesarias para superar estos microdue-
insatisfacción. Esto contribuye a crear ese sen-
los y los duelos aun mayores de la vida diaria,
timiento de "despersonalización" unido por su-
puesto a la elaboración psicológica de la iden- se obtienen de las primeras figuras introyecta-
tidad que estoy describiendo. Hay aquí ciertos das que forman la base del yo y del supe1yo, de
patrones de aspecto físico que se tratan de imi- este mundo interno del ser. La integración del
tar y de seguir en las identificaciones, y que yo se produce por la elaboración del duelo por
están culturalmente determinados. Es muy acer- partes de sí mismo y por sus objetos (25). Un
tada la afirmación de Mira y López ( 46) en el buen mundo interno surge de una relación sa-
sentido de que en nuestro medio cultural se ob- tisfactoria con los padres internalizados y de la
serva en torno, por ejemplo, del vello facial, toda capacidad creadora que ellos permiten, como lo
una gran preocupación. Surge lo que este autor señala Arminda Aberastury (2), quien destaca
llama la "tricofilia" del varón y la "tricofobia" que ese mundo interno, que posibilita una buena
de la muchacha. conexión interior, una huida defensiva en la
Estos cambios son percibidos no sólo en el cual el adolescente "mantiene y refuerza su
exterior corporal sino como una sensación gene- relación con los objetos internos y elude los
ral de tipo físico. Hay, como dice Aníbal Pon· externos", es el que facilita un buen reajuste
58 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 59

emocional y el establecimiento de la identidad El volumen, la configuración y la calidad de las


adolescente. figuras parentales internalizadas adecuadamen-
Sobre la base de lo ya dicho, creo lógico se- te, enriquecieron al yo, reforzaron sus meca-
ñalar que la identidad adolescente es la que se nismos defensivos útiles, permitieron el desarro-
caracteriza por el cambio de relación del indi- llo de sus áreas más sanas o, si se prefiere, de
viduo, básicamente con sus padres. (Me refiero las no psicóticas, estructuraron el superyo, y lo
~~ la relación con los padres externos reales y a dotaron de las necesarias características encau-
la relación con las figuras parentales interna- zadoras de la vida sexual que comienza a poder
lizadas.) Por supuesto, la separación de éstos exteriorizarse en la satisfacción genital, ahora
comienza desde el nacimiento, pero es durante biológicamente posible. El nivel genital adulto,
la adolescencia cuando los seres humanos, como con características procreativas, todavía no se
dicen Gallagher y Harris (23), "quieren deses- ha logrado plenamente (Ashley Montagu nos
peradamente ser ellos mismos". Como estos mis- habla de la "esterilidad del organismo adoles-
mos autores señalan, "luchar por alcanzar la cente") , pero el llamado de la sexualidad a la
madurez no es lo mismo que ser maduro". En satisfacción genital, que comenzó ya en la fase
la adolescencia el individuo da un nuevo paso genital previa, es ahora una realidad fáctica.
para estructurarse en la preparación para la Esa es otra de las situaciones de cambio que se
adultez. Dentro del continuum de su identidad, produce en la adolescencia, y que influyen en las
los elementos biológicos introducen una modifi- características de cómo es en ese entonees la
cación irreversible. Ya no se volverá a tener búsqueda de sí mismo y de la identidad.
jamás el cuerpo infantil. Aunque todo el pro-
ceso evolutivo está jalonado de microduelos, aquí 2. La tendencia grupal
se inicia un duelo mucho más evidente y signi-
ficativo, al cual acompañarán los duelos por el Y a he señalado que, en su búsqueda de la
rol y la identidad infantiles (junto con el duelo identidad adolescente, el individuo, en esa etapa
por la bisexualidad) y por esos padres de la de la vida, recurre como comportamiento defen-
infancia a quienes tanto se los necesitaba y de sivo a la búsqueda de uniformidad, que puede
los cuales se podía depender. brindar seguridad y estima personal. Allí surge
La presencia externa, concreta, de los padres el espíritu de grupo al que tan afecto se mues-
empieza a haf:!erse innecesaria. Ahora la sepa- tra el adolescente. Hay un proceso de sobreiden-
ración de éstos no sólo es posible, sino ya nece- tif icación masiva, en donde todos se identifican
saria. Las figuras parentales están internaliza- con cada uno. A veces el proceso es tan intenso
das, incorporadas a la personalidad del sujeto, y que la separación del grupo parece casi imposi-
éste puede iniciar su proceso de individuación. ble y el individuo pertenece más al grupo de
60 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 61

coetáneos que al grupo familiar. No puede apar- nes y responsabilidades para las cuales aún no
tarse de la "barra" ni de sus caprichos o modas. está preparado, recurre al grupo como un re-
Por eso se inclina a los dictadcs del grupo, en fuerzo para su identidad. Se ve también que una
cuanto a modas, vestimenta, costumbres, prefe- de las luchas más despiadadas es la que se lleva
rencias de distinto tipo, etcétera. a cabo en defensa de la independencia en un
En otro nivel, las actuaciones del grupo y de momento en que los padres desempeñan todavía
sus integrantes representan la oposición a las un papel muy activo en la vida del individuo.
figuras parentales y una manera activa de de- Por eso es que en el fenómeno grupal el adoles-
terminar una identidad distinta de la del medio cente busca un líder al cual someterse, o si no,
familiar. En el grupo el individuo adolescente se erige él en líder para ejercer el poder del
encuentra un reforzamiento muy necesario para padre o de la madre.
los aspectos cambiantes del yo que se producen Precisamente, también por los mismos meca-
en este período de la vida. nismos de tipo esquizoide a los que me estoy
De esta manera, el fenómeno grupal adquiere refiriendo, el individuo siente que están ocu-
una importancia trascendental ya que se trans- rriendo procesos de cambio, en los cuales él no
fiere al grupo gran parte de la dependencia que puede participar en forma activa, y el grupo
anteriormente se mantenía con la estructura viene a solucionar entonces gran parte de sus
familiar y con los padres en especial. El grupo conflictos. Sin embargo, en virtud de la estruc-
constituye así la transición necesaria en el mun- tura esquizoide que caracteriza este fenómeno
do externo para lograr la individuación adulta. grupal, su propia personalidad suele quedar
El grupo resulta útil para las disociaciones, pro- fuera de todo el proceso que está ocurriendo,
yecciones e identificaciones que siguen ocurrien- especialmente en las esferas del pensamiento,
do en el individuo, pero con características como se verá en el capítulo correspondiente, y
que difieren de las infantiles. Después de pa- el individuo se siente totalmente irresponsable
sar por la experiencia grupal, el individuo podrá por lo que ocurre a su alrededor. Parecería que
empezar a separarse de la "barra" y asumir su el adolescente no tuviese nada que ver con lo
identidad adulta. La utilización de los meca- que hace, lo que puede explicar actitudes que
nismos esquizoparanoides es muy intensa duran- aparentemente implican una gran dependencia
te la adolescencia, y el fenómeno grupal favo- de los adultos pero que se contradicen inmedia-
rece la instrumentación de los mismos. Cuando tamente con demandas y pedidos de ayuda que
durante este período de la vida el individuo su- revelan la extrema dependencia que en realidad
fre un fracaso de personificación, producto de tienen.
la necesidad de dejar rápidamente los atributos El fenómeno grupal facilita la conducta psi-
infantiles y asumir una cantidad de obligacio- copática normal en el adolescente como se enfa-
62 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 63

tizará en otros capítulos de este texto. El acting- que disocia pensamiento de afecto y utiliza el
out motor, producto del descontrol frente a la conocimiento de las necesidades de los demás
pérdida del cuerpo infantil, se une al acting-out para provocar su actuación, satisfaciendo así,
afectivo, producto del descontrol del rol infantil indiferentemente en apariencia, sus propias an-
que se está perdiendo; aparecen entonces con- siedades psicóticas. El adolescente puede, en
ductas de desafecto, de crueldad con el objeto, estas circunstancias, seguir los propósitos del
de indiferencia, de falta de responsabilidad, que psicópata, y sucumbe en la acción, ya que par-
son típicas de la psicopatía, pero que encontra- ticipa intensa y honestamente de la misma. Es
mos en la adolescencia normal. Como se enfa- así que el conflicto de identidad en el adoles-
tizará luego, la diferencia fundamental reside cente normal adquiere en el psicópata la moda-
en que en el psicópata esta conducta es perma- lidad de una mala fe consciente, que lo lleva a
nente y cristalizada, mientras que en el adoles- expresiones de pensamiento de tipo cruel, des-
cente normal es un momento circunstancial y afectivo, ridiculizante de los demás, como meca-
transitorio que se somete a rectificación por nismo de defensa frente a la culpa y al duelo
la experiencia. Por supuesto, también se dan por la infancia perdida que no puede ser ela-
manifestaciones de conducta neurótica o psicó- borada".
tica de distinta naturaleza según las circunstan-
cias y las condiciones internas de cada sujeto. 3. Necesidad de intelectualizar y fantasear
Al reiterar lo señalado en el capítulo 5 so-
bre el pensamiento en el adolescente, puedo La necesidad de intelectualizar y fantasear se
afirmar que en el psicópata el "cortocircuito da como una de las formas típicas del pensa-
afectivo, al eliminar el pensamiento, donde la miento del adolescente. En esta obra nos refe-
culpa puede elaborarse, permite el maltrato de- r imos con mayor extensión al tema del pensa-
finitivo de los objetos reales y fantaseados, miento en esta etapa de la vida en un capítulo
creando en última instancia un empobrecimien- especialmente dedicado al tema. Aquí tomo estos
to del yo, que trata de mantenerse irrealmente mecanismos, que pueden ser por supuesto con-
en una situación infantil de irresponsabilidad, siderados como :inecanismos defensivos, en su
pero con aparente independencia. A diferencia expresión fenoménica, y trataré de explicar psi-
del adolescente normal, que tiene conflictos de codinámicamente estos síntomas del síndrome
dependencia pero que puede reconocer la frus de la adolescencia normal.
tración, la imposibilidad de reconocer y aceptar La necesidad que la realidad impone de re-
la frustración obliga a bloquear la culpa e ir.. nunciar al cuerpo, al rol y a los padres de la
ducir al grupo a la actuación sado-masoquista, infancia, así como a la bisexualidad que acom-
sin participar de la misma. Puede hacerlo por- pañaba a la identidad infantil, enfrenta al ado-
64 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 65

lescente con una vivencia de fracaso o de impo- masiado negativas, se puede llegar a cristalizar
tencia frente a la realidad externa. Esto obliga una personalidad satisfactoria.
también al adolescente a recurrir al pensamiento Tal huida en el mundo interior permite, según
para compensar las pérdidas que ocurren dentro esta autora, una especie de reajuste emocional,
de sí mismo y que no puede evitar. Las elucu- un autismo positivo en el que se da un "incre-
braciones de las fantasías conscientes -me re- mento de la intelectualización" que lleva a la
fiero al fantasear- y el intelectualizar, sirven preocupación por principios éticos, filosóficos,
como mecanismos defensivos frente a estas si- sociales, que no pocas veces implican un formu-
tuaciones de pérdida tan dolorosas. larse un plan de vida muy distinto al que se
La intelectualización y el ascetismo han sido tenía hasta ese momento y que también permite
señalados por Anna Freud (20) como manifes- la teorización acerca de grandes reformas que
taciones defensivas típicas de la adolescencia. pueden ocurrir en el mundo exterior. Este mun-
Esta autora nos muestra que la función del do exterior se va diferenciando cada vez más del
ascetismo es mantener al ello dentro de ciertos mundo interno y por lo tanto sirve también
límites por medio de prohibiciones, y la función para defenderse de los cambios incontrolables
de la intelectualización consistiría en ligar los de este último y del propio cuerpo. Surgen en-
fenómenos instintivos con contenidos ideativos tonces las grandes teorías filosóficas, los movi-
y hacerlos así accesibles a la conciencia y f á- mientos políticos, las ideas de salvar a la huma-
ciles de controlar. nidad, etcétera. También es entonces cuando el
La incesante fluctuación de la identidad ado- adolescente comienza a escribir versos, novelas,
lescente, que se proyecta como identidad adulta cuentos y se dedica a actividades literarias, ar-
en un futuro muy próximo, adquiere caracteres tísticas, etcétera.
que suelen ser angustiantes y que obligan a un Es preciso destacar que ésta es una explica-
refugio interior que es muy característico. Es ción de ciertas manifestaciones culturales y po-
allí donde, como ya lo he indicado, el mundo in- líticas que se dan muy habitualmente en la gran
fantil desempeña un papel predominante que es mayoría de los adolescentes. Pero no implica
absoluta:rpente' fundamental tener en cuenta concluir que todas las manifestaciones artísticas,
para comprender cómo el adolescente, frente a culturales y políticas de los adolescentes tengan
todos estos embates de su mundo interno cam- forzosamente este substrato, ni que siempre res-
"biante y de su mundo externo indominable y pondan a situaciones conflictivas inmanejables.
frustrante, puede salir airoso. Como lo ha seña- Quizá cabría entrar aquí a discutir toda la pro-
lado Arminda Aberastury (2), sólo teniendo blemática de la sublimación por un lado o el
una relación ~ecuada con objetos internos bue- enfoque psicosociológico por el otro, lo que es-
nos y también con experiencias externas no de- capa a las posibilidades de este trabajo.
66 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 67

Esto nos explica cómo el adolescente puede


4. Las crisis religiosas llegar a tener tanta necesidad de hacer identi-
ficaciones proyectivas con imágenes muy idea-
En cuanto a la religiosidad, fenomenológica- lizadas, que le aseguren la continuidad de la
mente se observa que el adolescente puede ma- existencia de sí mismo y de sus padres infan-
nifestarse como un ateo exacerbado o como un tiles. La figura de una divinidad, de cualquier
místico muy fervoroso, como situaciones extre- tipo de religión, puede representar para él una
mas. Por supuesto, entre ellas hay una gran salida mágica de este tipo. Si las situaciones de
variedad de posiciones religiosas y cambios muy fr ustración son muy intensas y las vivencias de
frecuentes. Es común observar que un mismo pérdida sumamente penosas, por carencia de
adolescente pasa incluso por p()ríodos místicos buenas relaciones en virtud de las característi-
o por períodos de un ateísmo absoluto. Esto cas de las imágenes parentales perseguidoras
concuerda con toda la situación cambiante y internalizadas, el refugiarse en una actitud ni-
fluctuante de su mundo interno, al que me estoy hilista, como u~a aparente culminación de un
refiriendo. proceso de ateísmo reivindicatorio, puede tam-
Charlotte Buhler (12) ha dicho que el adoles- bién ser una actitud compensadora y defensiva.
cente "quiere dudar, cavilar, quiere buscar, no Como muy bien lo afirma González Mon-
decidirse . .. '', "y cuando entra en esta edad di- clús (26) : "Entre ambos extremos, misticismo
fícil se pregunta quién es, qué es, para luego exacerbado, ateísmo racionalista, es quizás opor-
intentar una respuesta más o menos adecuada t uno señalar entre los adolescentes una muy
a esta pregunta, interrogarse acerca de qué ha- frecuente posición : la del entusiasmo formal en
cer con él, con lo que él supone que es". La contraposición con una indiferencia frente a los
preocupación metafísica emerge entonces con valores religiosos esenciales."
gran intensidad, y las tan frecuentes crisis re- El misticismo, que puede llegar a alcanzar
ligiosas no son un mero reflejo caprichoso de lo niveles delirantes, y el materialismo con carac-
místico, como a veces suele aparecer a los ojos t erísticas nihilistas, son actitudes extremas de
de los adultos, sino intentos de solución de la una forma de desplazamiento a lo intelectual
angustia que vive el yo en su búsqueda de iden- r eligioso, de cambios concretos y reales que ocu-
tificaciones positivas y del enfrentamiento con r ren a nivel corporal y en el plano de la actua-
el fenómeno de la muerte definitiva de parte de ción familiar-social que resultan incontrolables
su yo corporal. Además, comienza a enfrentar la en ese nivel fáctico, frente a los cuales la impo-
separación definitiva de los padres y también t encia del adolescente es sentida por éste como
la aceptación de la posible muerte de los mismos. absoluta.
68 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 69
Considero que en la construcción definitiva de frente a su padre quejándose de la actitud des-
una ideología, así como de valores éticos o mo- considerada de la madre que no contempla sus
rales, es preciso que el individuo pase por algu- necesidades "inmediatas" de tener ese vestido
nas idealizaciones persecutorias, que las aban- 11 u evo para su próximo baile. En esas circuns-
done por objetos idealizados egosintónicos para tancias el padre trata de solidarizarse con la
luego sufrir un proceso de desidealización que urgencia de su hija y comprende la necesidad
permita construir· nuevas y verdaderas ideolo- del traje nuevo para esa reunión social tan im-
gías de vida. portante para ella ; cuando interroga a la madre
~1cerca del porqué de su negativa, se encuentra
5. La desubicación temporal sorprendido con la respuesta de que ese baile se
va a efectuar dentro de. . . tres meses.
El pensamiento del adolescente, frente a lo En realidad, este problema debe ser estudiado,
temporal como a lo espacial, adquiere caracte- psicodinámicamente, desde la perspectiva que
rísticas muy especiales. He desarrollado amplia-
nos ofrece el analizar la paulatina elaboración
mente este tema en otro trabajo (38) ; y men-
de las partes no discriminadas de la persona-
cionaré aquí algunas de mis observaciones y
conclusiones. lidad a medida que el sujeto va madurando. El
individuo se inicia como ser unicelular absoluta-
Desde el punto de vista de la conducta obser- mente dependiente de un medio (madre) y se
vable es posible decir que el adolescente vive desarrolla y diferencia progresivamente. De la
con una cierta desubicación temporal ; convierte
indiferenciación más primitiva va a la discri-
el tiempo en presente y activo como un intento
minación (38) que, como ya lo he repetido, se
de manejarlo. En cuanto a su expresión de con-
da en un medio social con características deter-
ducta el adolescente parecería vivir en proceso
minadas.
primario con respecto a lo temporal. Las urgen-
cias son enormes y a veces las postergaciones Siguiendo las ideas de Bion ( 1 O) y de Bleger
son aparentemente irracionales. ( 11) , acerca de la llamada parte psicótica de
Observamos aquí esas conductas que descon- la personalidad, considero que al romperse el
ciertan al adulto. El padre que recrimina a su equilibrio logrado en la latencia predomina por
hijo que estudie porque tiene un examen inme- momentos, en el adolescente, precisamente la
diato, se encuentra desconcertado frente a Ja parte psicótica de la personalidad.
respuesta del adolescente: "¡Pero si tengo tiem- Con ese criterio es posible considerar que la
po!, ¡si el examen es recién ... mañana!" Es el adolescencia se caracteriza por la irrupción de
caso, igualmente desconcertante para los adul- partes indiscriminadas, fusionadas, de la perso-
tos, de la joven adolescente que llora angustiada nalidad en aquellas otras más diferenciadas.
70 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 71

Las modificaciones biológicas y el crecimiento diferente, que si se aplica a ésta el concepto de


corporal, incontrolables, son vividos como un Rascovsky (54) podríamos hablar de una tem-
fenómeno psicótico y psicotizante en el cuer- poralidad maníaca, vinculada con el núcleo aglu-
po. Las ansiedades psicóticas resultan incre- tinado de la personalidad (11) o núcleo psicótico.
mentadas por la posibilidad real de llevar a cabo Como lo he señalado, en la dimensión tempo-
las fantasías edípicas de tener un hijo con el ral se expresa claramente la ambigüedad del
progenitor del sexo opuesto. El cuerpo se trans- adolescente, que está relacionada -entonces con
forma, pues, en un área en la cual confluyen la irrupción de la parte psicótica de la perso-
exigencias biológicas y sociales y se hace asf de- nalidad. Por eso es que creo que se puede decir
positario de vivencias y fantasías persecutorias, que el mismo pasaje del tiempo, cuando se viven-
terroríficas, de carácter psicótico. cia, despierta culpa persecutoria y puede movi-
Predomina una organización sincrética con lizar conductas psicóticas (25). No es casual
una particular percepción del mundo, una reali- que una entidad nosológica típica de la ado-
dad especial donde el sujeto no puede llegar a lescencia, "el síndrome de difusión de identi-
configurar contradicciones. Muchos de los even- dad" (15), incluya especialmente la difusión
tos que el adulto puede delimitar y discriminar temporal.
son para el adolescente equiparables, equivalen,. Llegado el individuo a la adolescencia, ya tuvo
tes o coexistentes sin mayor dificultad. Son ver- oportunidad de vivenciar parcialmente, separa-
dader as crisis de ambigüedad, que pueden con- ciones, muerte de objetos internos y externos,
siderarse como unas de las expresiones de con- de pa rtes del yo, y cierta limitación de lo tem-
ducta más típicas del período de la vida que nos poral en el plano vital (fundamentalmente en
ocupa. El tiempo, por supuesto, está entonces el cuerpo y en la relación interpersonal-corpó-
dotado de esa indiscriminación que explica la r ea) . El transcurrir del tiempo se va haciendo
conducta que ejemplificamos anteriormente. más objetivo (conceptual), adquiriéndose nocio-
Considero que es durante la adolescencia que nes de lapsos cronológicamente ubicados. Por
la dimensión temporal va adquiriendo lenta- eso creo que podría hablarse de un tiempo exis-
mente características discriminativas. tencial, que sería el tiempo en sí, un tiempo
A las dificultades del adolescente para di- vivencia} o experiencia! y un tiempo conceptual.
ferenciar externo-interno, adulto-infantil, etc., El tiempo vivencia! y el conceptual pueden co-
debo agregar la dificultad para distinguir pre- r responder respectivamente a los llamados tiem-
sente-pasado-futuro. Se puede unir "el pasado po rítmico y tiempo cronológico por Rolla ( 57).
y el futuro en un devorador presente" ( 60) , pre- Aceptar la pérdida de la niñez significa acep-
sente que tiene características no discriminadas tar la muerte de una parte del yo y sus objetos
y que por lo tanto implicaría una temporalidad para poder ubicarlos en el pasado. En una ela-
72 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 73
boración patológica, este pasado puede amenazar de los padres y la pérdida definitiva de su víncu-
con invadir al individuo, aniquilándolo. lo con ellos, y la propia muerte.
Como defensas, el adolescente espacializa el Los primeros intentos discriminativos tempo-
tiempo, para poder "manejarlo" viviendo su rales se efectúan a nivel corporal; por ejemplo,
relación con el mismo como con un objeto (43) el adolescente afirma, refiriéndose a su pasa-
(56). Con este tiempo-espacio-objeto puede ma- do: "cuando era chico", refiriéndose a su fu-
nejarse en forma fóbica u obsesiva, convirtiendo turo: "cuando sea grande"; ("hice", "podré
las situaciones psicóticas en neuróticas o psico- hacer").
páticas. Si se niega el pasaje del tiempo, puede En los momentos de autismo y de paralización,
conservarse al niño adentro del adolescente como así como en algunos de los de actuación, el ado-
un objeto muerto-vivo. Esto está relacionado lescente tiende a hacer una regresión hacia
con el sentimiento de soledad tan típico de los etapas previas a la discriminación y aceptación
adolescentes, que presentan esos períodos en que temporal. En dichas ocasiones puede haber con-
se encierran en sus cuartos, se aíslan y retraen. ductas de "agitación" o "actuación" ( 60) y pro-
Estos momentos de soledad suelen ser necesarios cura defenderse así de la vivencia del transcu-
para que "afuera" pueda quedar el tiempo pasa- rrir del tiempo. Mantenerse únicamente en el
do, el futuro y el presente, convertidos así en tiempo experiencia!, es una forma de intentar
objetos manejables. La verdadera capacidad de paralizar el tiempo y los cambios, denegar una
estar solo es un signo de madurez, que sólo se perspectiva presente y un pasado y un futuro.
logra después de estas experiencias de soledad a Si en el pasado del adolescente hubo una evo-
veces angustiantes de la adolescencia. lución y experiencias positivas, incorporando
objetos buenos, la integración y la discrimina-
Mientras esto ocurre, la noción temporal del
ción temporal se verán facilitadas y el futuro
adolescente es de características fundamental-
contendrá la identificación proyectiva de un pa-
mente corporales o rítmicas, o sea, basadas en sado gratificante. El adolescente tendrá enton-
el tiempo de comer, el de defecar, el de jugar, ces conductas más depresivas, menos ambiguas
el de dormir, el de estudiar, etcétera. Ese es el cada vez.
que denomino tiempo vivencia! o experiencia!.
De esta manera considero que la percepción
A medida que se van elaborando los duelos y la discriminación de lo temporal sería una de
típicos de la adolescencia, la dimensión tempo- las tareas más importantes de la adolescencia,
ral adquiere otras características. Aquí es cuan- vinculada con la elaboración de los duelos típicos
do surge la conceptualización del tiempo, que de esa edad. Esto es lo que considero permite sa-
implica la noción discriminada de pasado, pre- lir de la modalidad de relación narcisista del
sente y futuro, con la aceptación de la muerte adolescente y de la ambigüedad que caracterizan
í4 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 75

su conducta. Cuando éste puede reconocer un diente capacidad de asumir el rol parental, re-
pasado y formular proyectos de futuro, con ca- cién en la adultez.
pacidad de espera y elaboración en el presente, Al ir aceptando su genitalidad, el adolescente
supera gran·' parte de la problemática de la ado- inicia la búsqueda de la pareja en forma tímida
pero intensa. Es el período en que comienzan
lescencia (38).
los contactos superficiales, las caricias -cada
Es por ello que concuerdo con Mom ( 4 7) vez más profundas y más íntimas- que llenan
cuando señala que en todo análisis hay que la vida sexual del adolescente. Se estima que de
rrestar especial atención a la búsqueda del tiem-
po, ya que la disociación y la distancia son ele-
los 13 a los 20 años el 88 ro de los varones y el
91 % de las niñas han tenido ya este tipo de
mentos que existen en función de la anulación actividad sexual y que prácticamente a los 21
del tiempo. Dice este autor que "el tiempo une, años el 100 % de los muchachos ya han tenido
integra en una unidad, condiciona uná relación c:sta experiencia ( 55).
objetal con un objeto único". Es decir, el poder El enamoramiento apasionado es también un
eonceptualizar el tiempo, vivenciarlo como nexo fenómeno que adquiere características singula-
de unión, es lo esencial, subyacente a la integra- r es en la adolescencia y que presenta todo el as-
ción de la identidad. pecto de los vínculos intensos pero frágiles de
De ahí que considere que la búsqueda de la la relación interpersonal adolescente. El primer
identidad adulta del adolescente esté estrecha- episodio de enamoramiento ocurre en la adoles-
mente vinculada con su capacidad de conceptua- cencia temprana y suele ser de gran intensidad
lizar el tiempo. Aparece ahí el llamado "amor a primera vista"
que no sólo puede no ser correspondido, sino que
6. La evolución sexual desde el autoerotismo
incluso puede ser totalmente ignorado por la
hasta la heterosexualidad
parte amada de la pareja (27), como ocurre
cuando ese ser amado es una figura idealizada,
En la evolución del autoerotismo a la hetero- un actor de cine, una estrella del deporte, etcé-
sexualidad que se observa en el adolescente, se tera, que tiene en realidad las características de
puede describir un oscilar permanente entre la un claro sustituto parental al que el adolescente
actividad de tipo masturbatorio y los comienzos se vincula con fantasías edipicas.
del ejercicio genital, que tiene características La relación genital heterosexual completa que
especiales en esta fase del desarrollo, donde ocurre en la adolescencia tardía es un fenómeno
hay más un contacto genital de tipo explorato- mucho más' frecuente de lo que habitualmente se
rio y preparatorio, que la verdadera genitalidad considera en el mundo de los adultos de dife-
procreativa, que sólo se da, con la correspon- r entes clases sociales. Estos tratan de negar la
76 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 77

genitalidad del adolescente y no sólo minimizan (3) ( 4) ( 5) . Siguiendo las ideas de esta inves-
su capacidad de relación genital heterosexual tigadora, es posible ver cómo aparece aquí la
sino que, por supuesto, la dificultan. necesidad del tercero y la estructuración del
Se ha estimado que un 40 a un 60 % de los complejo de Edipo temprano que tiene entonces
adolescentes realizan el acto sexual completo, de características genitales y no orales. Es en este
características genitales ( 55), que considero, tie- momento cuando ocurre el descubrimiento y ma-
ne más un carácter exploratorio, de aprendizaje nipuleo de los órganos genitales y las fantasías
de la genitalidad, que de un verdadero ejercicio del establecimiento de un vínculo en un nivel ge-
genital adulto de tipo procreativo con las res- nital. Estas fantasías de vínculo genital se dan
ponsabilidades y placeres concomitantes. con las características de lo penetrante para lo
Freud (22) estableció la importancia de los masculino y de lo penetrado para lo femenino.
cambios puberales para la reinstalación fáctica Es menester destacar que el vínculo debe res-
de la capacidad genital del sujeto. Señaló, ade- tablecerse por lo tanto en el nivel de esas fun-
más, que los cambios biológicos de la pubertad ciones y en consecuencia, tanto para el hombre
son los que imponen la madurez sexual al indi- como para la mujer, las primeras fantasías de
viduo, intensificándose entonces todos los pro- recuperación del vínculo originariamente perdi-
cesos psicobiológicos que se viven en esta edad. do pueden hacerse si se establecen sobre un
Es importante destacar que Freud había habla- modelo genital, utilizando entonces los órganos
do de genitalidad en la infancia. Al elaborar el genitales, no como instrumentos sádicos -como
duelo por el cuerpo infantil perdido que también implicaría el seguir manteniendo el vínculo oral
significa la elaboración del duelo por el sexo después de la aparición de la dentición- sino
opuesto perdido en este proceso evolutivo, la como una posibilidad de vínculo afectivo y por
aceptación de la genitalidad surge con fuerza en io tanto factible de ser mantenido.
la adolescencia, impuesta por la presencia difícil Son entonces las fantasías de penetrar o de
de negar de la menstruación o de la aparición ser penetrada el modelo de vínculo que se va a
del semen. Ambas funciones fisiológicas que mantener durante toda la vida ulterior del suje-
maduran en este período de la vida imponen al to, como expresión de lo masculino y lo feme-
rol genital la procreación y la definición sexual nino. Para ello, las figuras de la madre y del
correspondiente. padre son fundamentales y esenciales. La au-
La dentición marca el fin del vínculo oral con sencia o déficit de la figura del padre va a ser
la madre. El modelo de vínculo oral es el que la que va a determinar la fijación en la madre,
se va a tratar de reestablecer en la segunda y por lo tanto, va a ser también el origen de
mitad del primer año de vida cuando aparece la homosexualidad, tanto del hombre como de la
la fase genital previa de Arminda Aberastury mujer.
78 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 79

Las posibilidades de la elaboración satisfacto- En este período evolutivo la importancia de


ria en el lactante de la fase genital previa son las figuras parentales reales es enorme. La es-
factibles, si éste puede masturbarse en forma cena primaria es positiva o negativa según las
no compulsiva, si se identifica proyectivamente experiencias primeras y la imagen psicológica
con los padres en coito positivo y amoroso, y si que proporcionan los padres reales externos.
puede realizar actividades lúdicas ( 3) ( 4). Los cambios biológicos que se operan en la
Es menester destacar que esta fase genital adolescencia producen gran ansiedad y preocu-
previa y su elaboración queda incluida entre las pación, porque el adolescente debe asistir pasiva
fases pre-genitales, y se va a repetir después e impotentemente a los mismos. La tentativa de
en el período fálico clásico, a los 4 ó 5 años. negar la pérdida del cuerpo y del rol infantil
También aquí, y siguiendo el criterio clásico especialmente, provocan modificaciones en el
freudiano de las series complementarias, es ne- esquema corporal que se tratan de negar, en la
cesario reconocer que la conducta de los padres elaboración de los procesos de duelo normales
frente a la fase genital previa, y a toda la geni- de la adolescencia.
talidad infantil, influirá en forma determinante Anna Freud ha señalado que la genitalidad
en la evolución genital del sujeto. determina modificaciones del yo que se ve en
Esto es precisamente lo que vemos en la ado- graves conflictos con el ello, obligándole a re-
lescencia, donde la posible instrumentación de la currir a nuevos y más específicos mecanismos
genitalidad, con significados adultos, reagudiza de defensa (21). Melanie Klein (28) sostiene
la fantasía y experiencia pasada hasta ese en- que la resurgencia de libido que sigue a la la-
tonces. Así podemos ver el fenómeno de la evo- tencia, refuerza las demandas del ello al mismo
lución del autoerotismo a la heterosexualidad t iempo que las exigencias del superyo se incre-
(masturbación primero, como fase genital pre- mentan. El compromiso entonces no sólo cubre
via; actividad lúdica que lleva al aprendizaje al yo y al ello, sino que hace intervenir al su-
-que es el aprendizaje lúdico del otro sexo a peryo muy activamente. Si consideramos que
través del toqueteo, bailes, juegos, deportes-, en la configuración del superyo, desde el primer
lo que constituye también una forma de explo- momento intervienen los padres, son estas lu-
ración). chas con las figuras parentales mediante los
Cabe también aquí el problema de la cu- procesos de identificación con las mismas, las
riosidad sexual, expresada en el interés por las que van a llevar a la cristalización final de la
revistas pornográficas, tan frecuentes entre los identidad adolescente, preparándola para ser
adolescentes. El exhibicionismo y el voyerismo una identidad adulta.
se manifiestan en la ves.Ümenta, el cabello, el Así como durante la fase genital previa se
tipo de bailes, etcétera. establece el triángulo edípico, en la adolescencia
80 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 81

éste se reactiva con toda intensidad porque corno entonces con los aspectos positivos del padre,
la instrumentación de la genitalidad se hace fac- superar el temor a la castraeión por medio de
tible, el individuo se ve obligado a recurrir a r ealizaciones y logros diversos, completar sus
mecanismos de defensa más persistentes y enér- estudios o su aprendizaje del trabajo, aceptar
gicos. sus progresos, que son los que le mostrarán que
De no hacerlo, la consumación del incesto se- es en realidad el mismo, el propio adolescente,
ría posible. Esta sería la realización actualizada el que también tiene potencia y capacidad crea-
de la genitalidad temprana, con la pérdida abso- tiva.
luta de la fuente de identificación sexual defi- En la niña ocurre algo similar, ya que al
nitiva adulta. El individuo que realizara el in- elaborar su situación edípica puede aceptar la
cesto tendría un impedimento en el proceso de belleza de sus atributos femeninos y también
individuación, ya que permanecería mantenido realizarse en el trabajo o en el estudio de una
en una relación genital temprana, sin posibili- manera netamente femenina, aceptando que su
dades de definición sexual real. (La figura pa- cuerpo no ha sido ni destruido ni vaciado, pu-
rental que permitiría el incesto actuaría la diendo entonces identificarse con los aspectos
fantasía de impedir el desprendimiento del hijo.) positivos de su madre.
Ello llevaría a mantener a través de la consuma- Hay por supuesto un fenómeno específico de
ción incestuosa una realización simbiótica que, la mujer, que es el de la menarca, vivida en
de acuerdo con lo que he estudiado con Arminda nuestra cultura como algo peligroso, dañino, y
Aberastury, podría constituir la base de la ho- que refuerza todo tipo de fantasías persecutorias
mosexualidad tanto del hombre como de la y destructivas'(28) (41) (42). Debo destacar, sin
mujer. embargo, que este tipo de situación no es la que
Es durante la adolescencia, y como aspectos fatalmente se da siempre, aunque por supuesto,
de la elaboración de la situación edípica, que en una gran proporción de niñas de nuestra
pueden verse aspectos de conducta femeninos en cultura es dable observarlo. Cuando las fases
el varón y masculinos en la niña, que son las genitales tempranas, y la sexualidad en general
<oxpresiones de una bisexualidad no resuelta. son más aceptadas por los padres, y cuando
Al ir elaborando el complejo de Edipo, en el éstos mantienen una relación armoniosa, brin-
varón aparecen idealizaciones del padre, que ad- dando entonces una imagen externa de escena
quiere entonces las características de un ser primaria positiva, la aparición de la menstrua-
bueno y poderoso que permite visualizar los sen- ción puede ser vivida como una confirmación de
timientos que tiene el adolescente hacia su pa- la sexualidad femenina e iniciar entonces en la
<lre real y que va a poder manejar en la rela- niña una verdadera etapa de satisfacciones y
ción adulta con el mismo. Puede identificarse realizaciones genitales muy positivas.
82 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 83
Es normal que en la adolescencia aparezcan
períodos de predominio de aspectos femeninos para ellos, sino para su pene o para su vagina, o
en el varón y masculinos en la niña. Es nece- para su "salud corporal". Y es aquí cuando re-
sario tener siempre presente el concepto de bi- curren, en realidad, a una verdadera negación
sexualidad, y aceptar que la posición heterose- de su genitalidad. Es entonces que, al tratar
xual adulta exige un proceso de fluctuaciones y de recuperar maníacamente la bisexualidad per-
aprendizaje en ambos roles. dida, tienen que optar por la masturbación. Esta
Es preciso tener en cuenta que el ejercicio es fundamentalmente, entonces, un intento ma-
genital procreativo sin asumir la responsabili- níaco de mantener la bisexualidad que a veces
dad consiguiente, no es un índice de madurez se exterioriza por la práctica homosexual.
genital sino más bien de serias perturbaciones Se ha estimado que aproximadamente un 3 o/o
en este nivel. Por lo tanto no puede aceptarse · de las niñas y el 27 o/o de los muchachos en edad
como un logro genital el hecho de que un ado- adolescente llegan a tener orgasmo como resul-
lescente en tratamiento psicoterápico o psico- tado de contactos homosexuales, generalmente
analítico haya podido establecer una relación de de tipo masturbatorio ( 49). Es preciso destacar
pareja o iniciar contactos genitales procreati- con Fenichel (19) que las ocasionales experien-
vos. He podido observar matrimonios consuma- cias homosexuales entre adolescentes no deben
dos por adolescentes, o por personas jóvenes con ser consideradas patológicas siempre y cuando
características francamente adolescentes, que tengan ese aspecto de fenómeno temporario de
muestran una total incapacidad para asumir los adaptación y no cristalicen como conductas
roles adultos correspondientes y que, por lo tan- definitivas.
to, han estado condenados a un fracaso irre- De acuerdo con mi experiencia, en la búsque-
mediable. da de definición genital el adolescente suele te-
Spiegel ( 63) ha señalado que la sexualidad ner que pasar por períodos de homosexualidad,
parece actuar como una fuerza que irrumpe so- que pueden ser la expresión de una proyección
bre o en el individuo en vez de ser vivida por de la bisexualidad perdida y anhelada, en otro
éste como una expresión de sí mismo. Es que individuo del mismo sexo. De esta manera po-
la sexualidad es vivida por el adolescente como dría el adolescente, en su fantasía, recuperar el
u'.na fuerza que se impone en su cuerpo y que le sexo que se está perdiendo en su proceso de
obliga a separarlo de su personalidad mediante identificación genital.
un mecanismo esquizoide por medio del cual, el No deben pues alarmar a nadie las situacio-
cuerpo es algo externo y ajeno a sí mismo. He nes fugaces de homosexualidad que presente el
observado adolescentes que nos hablan de sus adolescente, y sobre todo aquellas que aparecen .
relaciones sexuales como de algo necesario no enmascaradas a través de contactos entre ado-
lescentes del mismo sexo, salidas, bailes, etcétera.
84 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 85

Deseo enfatizar que, como se:iJ.alé antes, la Estas experiencias de exploración, que tienen
falta de la figura paterna hace que tanto el por finalidad encontrar órganos capaces de re-
varón como la mujer queden fijados a la ma- producir la relación perdida con la madre, van
dre. El varón, al no tener una figura mascu- a ir configurando en el esquema corporal la
lina con quien identificarse por déficit o ausen- imagen del aparato genital. Llevarán al bebe al
cia de la figura paterna, tratará de buscar esa juicio de realidad de que su cuerpo dispone de
figura toda su vida (búsqueda del pene que da uno solo de los términos de esa relación perdi-
potencia y masculinidad). La niña queda fija- da: la niña encuentra la vagina y el varón el
da a la relación oral con la madre y en el con- pene. Cuando la ni:füa o el varón se masturban
tacto piel a piel, reprimiendo y negando las po- reconstruyen con una parte de su propio cuerpo
sibilidades de una relación con un pene, por la el sexo que no tienen. Con la bipedestación, la
inexistencia del mismo en sus tempranas rela- marcha y el lenguaje, el niífo tiene nuevas fuen-
ciones objetales. tes de satisfacción y se amplían sus relaciones
Siguiendo entonces ideas elaboradas con Ar- con el mundo (1). La actividad masturbatoria
minda Aberastury puedo decir que la raíz de disminuye entonces·y se hace cada vez más cre-
la homosexualidad -que suele darse transito- ciente la actividad lúdica y las múltiples subli-
riamente como una manifestación típica de la maciones que surgen a esa edad.
adolescencia- es preciso buscarla en la circuns- En los distintos períodos de la vida, antes de
tancia de que el padre no asume sus roles o llegar a la adultez, se mantiene la actividad
masturbatoria con las características de nega-
está ausente. Entonces, tanto el varón como la
niña van a ir a la homosexualidad, porque am- ción maníaca.
bos quedan así obligados a mantener la bisexua- He podido observar que más allá de las fan-
lidad como defensa frente al incesto. tasías de la escena primaria que se han des-
cripto como típicas en la masturbación, también
Tanto en esta homosexualidad normal y tran- existe una verdadera disociación mente-cuerpo
sitoria, como en la actividad genital previa, y la
en la que el individuo aparece como espectador
genital preparatoria para la genitalidad pro- de una escena primaria que se está realizando
creativa, el proceso masturbatorio está presente en su propio cuerpo. Niños y adolescentes sue-
desde la temprana infancia hasta la adolescen- len asociar con el relato de sus experiencias
cia avanzada.
masturbatorias, escenas en donde el coito de¡ los
La actividad masturbatoria en la primera padres está siendo visualizado por ellos.
infancia tiene una finalidad exploratoria y pre- De acuerdo con lo que estoy exponiendo, la
paratoria para la futura aceptación de la geni- masturbación es primero una experiencia lúdica
talidad ( 6) . en la cual las fantasías edípicas son manejadas
86 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 87
solitariamente, intentando descargar la agresi- etapa de su vida, pasar por la etapa esquizo-pa-
vidad mezclada de erotismo a través de la mis- ranoide de su personalidad, considerar a sus
ma, y aceptando la condición de tercero exclui- genitales como ajenos a sí mismo, tratar de re-
do. Es, además del intento maníaco de negar cuperarlos e integrarlos, y finalmente realizar
la pérdida de la bisexualidad, parte del proceso el proceso depresivo a través de una angustia,
de duelo normal de la adolescencia. Lo lúdico y primero persecutoria y luego depresiva, e inte-
preparatorio de la infancia y la niñez se modi- grar sus genitales a todo el concepto de sí mis-
fica en la pubertad y en la adolescencia. Aquí, la mo, formando realmente una identidad genital
madurez genital, al dar al sujeto la capacidad de adulta con capacidad procreativa, independencia
unión en un nivel genital, y al otorgarle su capa- real y capacidad de formar una pareja estable
cidad procreativa, hace que las fantasías inces- en su propio espacio y en su propio mundo.
,tuosas se incrementen lo mismo que la frustra- Es decir, habrá llegado el individuo a la geni-
ción, puesto que el individuo ya posee el instru- talidad procreativa.
mento efector de la genitalidad, el cual sin En este sentido, y siguiendo en parte a Erik-
embargo aún no puede usar (por restricciones son ( 15), es posible definir la genitalidad adul-
socioculturales). Es por ello que uno de los ta como el pleno ejercicio de la capacidad
motivos por el cual las fantasías masturbatorias libidinal de un sujeto, mediante la puesta en
en la pubertad son mucho más destructivas y juego de los elementos remanentes de todas las
cargadas de culpa ( 6) que en la infancia. etapas de maduración psicosexual, con la culmi-
Es que frente a la definición de la necesidad nación en el nivel genital, con otro sujeto del
de la satisfacción genital se reactiva e intensi- sexo opuesto y con la aceptación implícita de la
fica la actividad masturbatoria iniciada en la capacidad de procrear, siempre que las condi-
temprana infancia, como un intento desesperado ciones socioeconómicas de la realidad externa lo
de mantener al sujeto en la bisexualidad. La permitan, integrando así una constelación fami-
intensidad del conflicto creado por la metamor- liar, con los roles adultos correspondientes (30).
fosis corporal y el incremento de la genitalidad
explica la inten~idad de esa actitud y sus carac- 7. Actitud social reivindicatoria
terísticas más ahgustiosas en la adolescencia.
Pero también tiene aquí la masturbación la En parte me he referido a esto cuando he
finalidad exploratoria, de aprendizaje y prepa- hablado del fenómeno grupal. Hay, por supues-
ratoria para la futura genitalidad procreativa. to, otras muchas características de estas actitu-
Es posible resumir lo expuesto diciendo qu e des combativas y reivindicatorias del adoles-
la masturbación, como fenómeno normal de la cente a las que he hecho reiteradas referencias
adolescencia, le permite al individuo en esta y que lógicamente necesitarían estudiarse con
88 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 89
más detalle (30) (36) (37). Es importante des- que el adolescente se mueve, podemos ver que es
tacar que fue precisamente un fenómeno social, toda la sociedad la que interviene muy activa-
el desarrollo de la delincuencia juvenil en los mente en la situación conflictiva del adolescente.
Estados Unidos de América del Norte, el que in- Sería sin duda una grave sobresimplificación
fluyó grandemente para que se hicieran estu- del problema de la adolescencia, el atribuir to-
dios más extensos y prolijos acerca de la ado- das las características del adolescente a su cam-
lescencia (14). bio psicobiológico, como si en realidad todo esto
No todo el proceso de la adolescencia depende no estuviese ocurriendo en un ámbito social. Las
del adolescente mismo, como una unidad aislada primeras identificaciones son las que se hacen
en un mundo que no existiera. No hay duda al- con las figuras parentales, pero no hay duda
guna de que la constelación familiar es la pri- alguna de que el medio en que se vive determina
mera expresión de la sociedad que influye y nuevas posibilidades de identificación, futuras
determina gran parte de la conducta de los ado- aceptaciones de identificaciones parciales e in-
lescentes. corporación de una gran cantidad de pautas
La misma situación edípica que viven los socioculturales y económicas que no es posible
adolescentes, la viven los propio& progenitores minimizar. La ulterior aceptación de la identi-
del mismo. La aparición de la instrumentación dad está forzosamente determinada por un con-
de la genitalidad, como una realidad concreta dicionamiento entre individuo y medio que es
en la vida del adolescente, también es percibida preciso reconocer.
por los padres de éste. Es sabido que muchos Creo, con otros autores, que hay bases comu-
padres se angustian y atemorizan frente al cre- nes a todas las sociedades que están determina-
cimiento de sus hijos, reviviendo sus propias das por la propia condición humana y por los
situaciones edípicas conflictivas. No son ajenos conflictos naturales de los individuos humanos.
los padres a las ansiedades que despierta la ge- En el intento vital que presenta el individuo
nitalidad de los hijos y el desprendimiento de para identificarse con sus figuras parentales, y
los mismos, y los celos que esto implica. tratar luego de superarlas en la realidad de su
Así se provoca lo que Stone y Church (64) han existencia, el adolescente presenta una conducta
denominado muy adecuadamente la situación de que es el resultado final de una estabilidad bio-
"ambivalencia dual", ya que la misma situación lógica y psíquica, de la urgencia de los disposi-
ambivalente que presentan los hijos separándose tivos cambiantes de relación objetal y de la vi-
de los padres, la presentan éstos al ver que talidad de los conflictos inconscientes. Estos
aquéllos se alejan. Si a ello unimos los mecanis- últimos están moldeados sobre la sociedad en la
mos proyectivos y esquizo-paranoides· típicos del que el individuo vive ( 48). · La cultura modifica
adolescente y la reacción de la sociedad en la .tnormemente las características exteriores del
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90 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

tar como a sus iguales -Y posteriormente inclu-


proceso, aunque las dinámicas intrínsecas del
ser humano sigan siendo las mismas. Creo que so admitir la posibilidad de ser reemplazados
por los mismos-, a sus hijos, que así se identifi-
los estudios antropológicos muestran variedades
de manifestaciones de vida en común del ser can con ellos ( 48) . La sociedad es la que se hace
humano, que por supuesto, en la adolescencia, se cargo del conflicto edípico y tiende a imponer
marcan con rasgos sobresalientes, pero que de su solución, a veces de una manera sumamente
ninguna manera implican una negación de las cruel, lo que ya refleja esa situación de ambi-
características básicas y fundamentales que son valencia dual a la que me he referido y al anta-
las que se pueden describir en el adolescente. gonismo que los padres sienten hacia sus hijos.
Lo aquí descripto como básico psicodinámico- No creo que éste sea un simple fenómeno de
biológico del individuo se exterioriza de dife- estudio antropológico que pueda reflejar una
rentes maneras de acuerdo con los patrones curiosidad histórica con referencia a culturas
culturales. De acuerdo con mi pensamiento, el primitivas. Nuestra propia sociedad puede ser
comprender los patrones culturales puede ser tan cruel como la más incivilizada de las cultu-
sumamente importante para determinar ciertas ras arcaicas que conocemos. Es muy conocida
pautas exteriores de manejo de la adolescencia, la rigidez de algunos padres, las formalidades
pero el comprender la adolescencia en sí misma que exigen a la conducta de sus hijos adolescen-
es esencial para que estas pautas culturales pue- tes, las limitaciones brutales que se suelen im-
dan ser modificadas y utilizadas adecuadamente poner, la ocultación maliciosa que se hace de la
cuando el adolescente claudica en la patología. aparición de la sexualidad, el tabú de la menar-
La adolescencia es recibida predominantemente ca, las negaciones de tipo "moralista" que con-
en forma hostil por el mundo de los adultos en tribuyen a reforzar las ansiedades paranoides
virtud de las situaciones conflictivas edípicas a de los adolescentes.
las que ya he hecho referencia. Se crean "este-
También es conocida la contradicción de nues-
reotipos" (7), con los que se trata de definir,
tra sociedad contemporánea, donde las posibili-
caracterizar, señalar, aunque en realidad creo
dades materiales para el ser humano son enor-
yo, se busca aislar fóbicamente a los adolescen-
mes, especialmente en los llamados países de
tes del mundo de los adultos.
afluencia, y donde sin embargo, todo se le hace
No es una simple casualidad que la entrada a prácticamente imposible al adolescente. Pode-
la pubertad esté tan señalada en casi todas las mos sentarnos frente a la pantalla de un tele-
culturas. Los llamados ritos de iniciación son visor en nuestro propio hogar y ver lo que pasa
muy diversos, aunque tienen fundamentalmente
en los países más alejados y en las sociedades
siempre la misma base: la rivalidad que los pa-
más desconocidas. Podemos así reconocer la
dres del mismo sexo sienten al tener que acep-
92 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 93

falacia de nuestras costumbres y podemos inten- que el mundo adulto le impone. Parecería que a
tar modificarlas. veces, como lo dice Sullivan ( 65), el adolescente
El fenómeno de la subcultura adolescente se tuviera que descubrir que sólo puede progresar
expande y se contagia como un signo de "rebe- en el comercio o la industria mediante una pa-
lión". En realidad, creo que se trata de identi- cíente y sistemática adaptación a los dictados de
ficaciones cruzadas y masivas, que ocurren los débiles mentales, y señala cómo el triunfo de
como una necesidad de defensa yoica en este la mediocridad y la estupidez humana, brindan
período de la vida, mediante la cual el sujeto va un cierto grado de "comodidad" cuya única sa-
desprendiéndose de situaciones infantiles y vien- lida es a veces encontrada en las gestas "heroi-
do al mismo tiempo como peligrosa e indefinida cas" del crimen y de la delincuencia.
su entrada al mundo de los adultos. En la medida en que el adolescente no encuen-
La actitud social reivindicatoria del adoles- t re el camino adecuado para su expresión vital
cente se hace prácticamente imprescindible. y la aceptación de una posibilidad de realiza-
La sociedad, aun manejada de diferente ma- ción, no podrá nunca ser un adulto satisfecho.
nera y con distintos criterios socioeconómi- La tecnificación de. la sociedad, el dominio de
cos, impone restricciones a la vida del ado- un mundo adulto incomprensible y exigente, la
lescente. El adolescente, con su pujanza, con burocratización de las posibilidades de empleo,
su actividad, con la fuerza reestructuradora de las exigencias de una industrialización mal ca-
su personalidad, trata de modificar la socie- nalizada y una economía mal dirigida, crean una
dad, que por otra parte, está viviendo constan- división de clases i;i.bsurda e ilógica que el indi-
temente modificaciones intensas. Teniendo con- viduo trata de superar mediante crisis violen-
ciencia de la transpolación que significa lo que tas, que pueden compararse con verdaderas acti-
afirmo, es posible decir que se crea un malestar t udes de tipo psicopático de la adolescencia
de tipo paranoide en el mundo adulto que se (aquí me refiero específicamente a un meca-
siente amenazado por los jóvenes que van a ocu- nismo útil por lo inevitable). Muchas otras ve-
par ese lugar y que, por lo tanto, son reactiva- ces, frente a estas vicisitudes, la reacción de la
mente desplazados. El adulto proyecta en el jo- adolescencia, aunque violenta, puede adoptar la
ven su propia incapacidad por controlar lo que forma de una reestructuración yoica revolucio-
está ocurriendo sociopolíticamente a su alrede- naria, conducente a una liberación de ese super-
dor y trata entonces de desubicar al adolescente. yo social cruel y limitante. Es entonces la parte
Vemos que muchas veces las oportunidades para sana de la sociedad la que se refugia en el ba-
- los adolescentes capaces están muy restringidas luarte de una adolescencia activa, que canaliza
y en no pocas oportunidades el adolescente tiene las lógicas reivindicaciones que la misma socie-
que adaptarse, sometiéndose a las necesidades dad necesita para un futuro mejor.
94 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 95
Como psicoanalista pienso que para poder fantasías conscientes, necesidades del yo fluc-
comprender algunos de estos cambios, debemos t uante que se refuerza en el yo grupal, hacen
tener en cuenta las dinámicas psicológicas, que que se transformen en pensamiento activo, en
están determinadas no solamente por las reali- verdadera acción social, política, cultural, esta
dades socioeconómicas del mundo en que se elaboración del proceso de la adolescencia que
vive, sino también por las necesidades psicoló- considero tan fundamental en todo el desarrollo
gicas de una adolescencia que se prolonga en lo evolutivo del individuo.
que antes era una adultez serena, y que hoy no Frente al adolescente individual, es necesario
puede ser sino una inquietud, una inestabilidad, no olvidar que gran parte de la · oposición que
una sensación de fracaso que debe tratar de su- se vive por parte de los padres, es trasladada
perarse de cualquier manera y a cualquier al campo social. Además, gran parte de la
precio. fr ustración que significa hacer el duelo por los
La juventud revolucionaria del mundo, y la padres de la infancia, se proyecta en el mundo
nuestra en especial, tiene en sí el sentimiento externo. De esta manera el adolescente siente
místico de la necesidad del cambio social. Lo que no es él quien cambia, quien abandona su
que puede explicarse como el manejo omnipo- cuerpo y su rol infantil, sino que son sus pa-
tente del mundo que necesita lucubrar el ado- dres y la sociedad los que se niegan a seguir
lescente como compensación, encuentra en la funcionando como padres infantiles que tienen
realidad social frustrante una imagen especular con él actitudes de cuidado y protección ilimi-
de su superyo cruel y restrictivo. Las partes tados. Descarga entonces contra ellos su odio y
sanas de su yo se ponen al servicio de un ideal su envidia y desarrolla actitudes destructivas.
que permite modificar estas estructuras socia- Si puede elaborar bien los duelos correspon-
les colectivas y surgen así grandes movimientos ciientes y reconocer la sensación de fracaso, po-
de contenido valedero y noble para el futuro de drá introducirse en el mundo de los adultos con
la humanidad. El peligro reside en que median- ideas reconstructivas, modificadoras en un sen-
te el mismo mecanismo se pueden canalizar a tido positivo de la realidad social y tendientes
ciertos jóvenes hacia empresas y aventuras des- a que cuando ejerza su identidad adulta pueda
tructivas, perniciosas y patológicamente reivin- encontrarse en un mundo realmente mejor. In-
dicatorias. sisto que cuando hablo de adaptación, aceptación
o reconocimiento no me refiero al sometimiento,
Es decir, las actitudes reivindicatorias y de
sino a la inteligente posibilidad de una relación
reforma social del adolescente pueden ser la
objeta! no masoquista.
cristalización en la acción de lo que ha ocurrido
ya en el pensamiento. Las intelectualizaciones,
96 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 97

En el adolescente, un indicio de normalidad


8. Contradicciones sucesivas en todas se observa en la labilidad de su organización
las manifestaciones de la conducta defensiva.
Es el mundo adulto el que no tolera los cam-
La conducta del adolescente está dominada bios de conducta del adolescente, el que no
por la acción, que constituye la forma de ex- acepta que el adolescente pueda tener identida-
presión más típica en estos momentos de la des ocasionales, transitorias, circunstanciales co-
vida, en que hasta el pensamiento necesita ha- mo he descripto anteriormente, y exige de él
cerse acción para poder ser controlado. una identidad adulta, que por 'supuesto no tiene
· El adolescente no puede mantener una línea por qué tener.
de conducta rígida, permanente y absoluta, aun- Estas contradicciones, con la variada utiliza-
que muchas veces la intenta y la busca. ción de defensas, facilitan la elaboración de
Spiegel ( 63) ha hablado de la personalidad ios duelos típicos de este período de la vida y
del adolescente describiéndola como "esponjosa". caracterizan la identidad adolescente.
Por supuesto es una personalidad permeable,
que recibe todo y que también proyecta enorme-
9. Separación progresiva de los padres
mente, es decir, es una personalidad en la que
los procesos de proyección e introyección son Ya he indicado que uno de los duelos funda-
intensos, variables y frecuentes. mentales que tiene que elaborar el adolescente
Esto hace que no pueda haber una línea de es. el duelo por los padres de la infancia. Por lo
conducta determinada, que ya indicaría una al- tanto, una de las tareas básicas concomitantes a
teración de la personalidad del adolescente. Por la identidad del adolescente, es la de ir separán-
eso es que hablamos de una "normal anormali- dose de. los padres, lo que está favorecido por el
dad", de una inestabilidad permanente del ado- determinismo que los cambios biológicos impo-
lescente. Sólo el adolescente mentalmente en- nen en este momento cronológico del individuo.
fermo podrá mostrar rigidez en la conducta. El La aparición de la capacidad efectora de la geni-
psicópata, por ejemplo, muestra todas las ca- talidad impone la separación de los padres y re-
racterísticas descriptas como fugaces y transi- activa los aspectos genitales que se habían inicia-
torias en el adolescente, pero de una manera do con la fase genital previa. La intensidad y ca-
rígida, cristalizada, estable e inflexible. El neu- lidad de la angustia con que se maneja la relación
rótico obsesivo, el autista, el adolescente con con los padres y su separación de éstos, estará
difusión de personalidad, nos mostrarán carac- determinada por la forma en que se ha realizado
terísticas estabilizadas de conducta en un nivel y elaborado la fase genital previa de cada indi-
patológ"ico. viduo, a la que se sumarán, por supuesto, las
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experiencias infantiles anteriores y ulteriores y vierte en el modelo del vínculo genital que el
la actual de la propia adolescencia. adolescente buscará realmente.
La aparición de la instrumentación de la ge- La presencia internalizada de buenas imáge-
nitalidad con capacidad procreativa, como ya lo nes parentales, con roles bien definidos, y una
he señalado, es percibida también por los pa- escena primaria amorosa y creativa, permitirá
dres del adolescente. Muchos padres se angus- una buena separación de los padres, un despren-
tian y atemorizan frente al crecimiento de sus dimiento útil, y facilitará al adolescente el pa-
hijos reviviendo sus propias situaciones edípi- saje a la madurez, para el ejercicio de la geni-
cas, lo que, como ya lo he indicado, da lugar a talidad en un plano adulto.
situaciones conflictivas sumamente complejas Por otro lado, figuras parentales no muy
que es preciso tener en cuenta. estables ni bien definidas en sus roles, pueden
No son ajenos los padres a las ansiedades que aparecer ante el adolescente como desvaloriza-
despiertan la genitalidad y el desprendimiento das y obligarlo a buscar identificaciones con
real, y a los celos que esto implica en los hijos personalidades más consistentes y firmes, por lo
y en ellos mismos. La evolución de la sexua- menos en un sentido compensatorio o idealizado.
lidad depende en gran parte de cómo los mismos En esos momentos la identificación con ídolos
padres acepteñ los conflictos y el desprendimien- de distinto tipo, cinematográficos, deportivos,
to que los hijos de una manera u otra pueden etcétera, es muy frecuente. En ocasiones pue-
expresar. Ya me he referido al concepto de den darse identificaciones de tipo psicopático,
ambivalencia dual que es menester reiterar aquí en donde por medio de la identificación illtro-
para entender el difícil proceso de separación yectiva el adolescente comienza a actuar los
entre padres e hijos adolescentes. roles que atribuye al personaje con el cual se
Muchas veces los padres niegan el creci- identificó.
miento de los hijos y los hijos viven a los pa- Eri virtud de la necesidad de negar las fan-
dres con las características persecutorias más tasías genitales, y la posibilidad de realización
acentuadas. edípica, los mecanismos esquizoparanoides sue-
Esto ocurre especialmente si la fase genital len ser muy intensos. Gran parte de la relación
previa se ha desarrollado con dificultades y las con los padres está disociada y éstos son vivi-
figuras de los padres combinados, la escena pri- dos entonces como figuras o muy malas o muy
maria, ha tenido y tiene caracteres de indife- buenas, lo que por supuesto depende fundamen-
renciación y de persecución. Si la figura de los talmente de cómo han sido introyectadas estas
padres aparece con roles bien definidos, en una figuras en las etapas pregenitales, entre las que
unión amorosa y creativa, la escena primaria incluimos la fase genital previa. Las identifica-
disminuye sus aspectos persecutorios y se con- ciones se hacen entonces con sustitutos paren-
100 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 101
tales en los cuales pueden proyectarse cargas mayor o menor intensidad de esta expresión y
libidinales, especialmente en sus aspectos ideali- de estos sentimientos.
zados, lo que permite la negación de la fantasía En el proceso de fluctuaciones dolorosas per-
edípica sÚbyacente. Es así como aparecen rela- manentes, la realidad no siempre satisface las
ciones fantaseadas con maestros, héroes reales aspiraciones del individuo, es decir, sus necesi-
e imaginarios, compañeros mayores, que ad- dades instintivas básicas, o su modalidad espe-
quieren características parentales, y pueden cífica de relación objetal en su propio campo
empezar a establecer relaciones que en ese mo- dinámico. El yo realiza intentos de conexión
mento satisfacen más. placentera -a veces displacentera-, nirvánica
La disociación esquizoide del adolescente es con el mundo, que no siempre se logra, y la sen-
un fenómeno normal y natural que es preci~o

#
sación de fracaso frente a esta búsqueda de sa-
aprender a reconocer para comprender algun~s tisfacciones puede ser muy intensa y obligar al
de sus características. La ubicación social índividuo a refugiarse en sí mismo. He ahí el
este fenómeno puede hacer que se entienda c n repliegue autista (38) que es tan singular del
mucho más claridad la base fundamental com' adolescente y que puede dar origen a ese "sen-
que presenta determinada característica cu1t · - timiento de soledad" tan característico de esa
ral, en un cierto medio geográfico y tradicional. tan típica situación de "frustración y desalien-
Sólo se observará una variación externa de to" y de ese "aburrimiento" que "suele ser un
!a forma de expresión de un fenómeno básico signo distintivo del adolescente" (13). El ado-
psicológico que es el que describo en este mo- lescente se refugia en sí mismo y en el mundo
mento. interno que ha ido formando durante su infan-
cia preparándose para la acción y, a diferencia
1O. Constantes fluctuaciones del humor del psicópata, del neurótico o del psicótico, ela-
y del estado de ánimo bora y reconsidera constantemente sus vivencias
y sus fracasos. Como ej~~plo típico de lo con-
En mi primer trabajo sobre este tema (30) trario podemos tomar al psicópata, que siente
he señalado y enfatizado cómo los fenómenos de la necesidad de actuar directamente por lo pe-
"depresión" y "duelo" acompañan el proceso noso que se le hace enfrentar depresivamente
identificatorio de la adolescencia. Un senti- todas estas situaciones de su mundo interno.
miento básico de ansiedad y depresión acompa- La intensidad y frecuencia de los procesos de
ñarán permanentemente como substrato a la introyección y proyección pueden obligar al
adolescencia.
adolescente a realizar rápidas modificaciones de
La cantidad y la calidad de la elaboración de su estado de ánimo ya que se ve de pronto su-
los duelos de la adolescencia determinarán la mergido en las desesperanzas más profundas o,
102 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 103

cuando elabora y supera los duelos, puede pro- características dinámicas para una mejor com-
yectarse en una elación que muchas veces suele prensión de la misma. Las descripciones ideali-
ser desmedida. zadas, o los preconceptos denigratorios y per-
Los cambios de humor son típicos de la ado- secutorios con respecto a la adolescencia, no
lescencia y es preciso entenderlos sobre la base ayudan ni al sociólogo, ni al educador, ni al psi-
de los mecanismos de proyección y de duelo por cólogo o al psiquiatra a enfrentar este período
la pérdida de objetos que ya he descripto; al de la vida cuyo estudio profundo, curiosamente,
fallar estos intentos de elaboración, tales cam- ha sido dejado un poco de lado, si se revisa ade-
bios de humor pueden aparecer como microcrisis cuadamente la literatura psiquiátrica y psico-
maníacodepresivas. analítica, excepto la de los últimos dos o tres
años.
y y y Poder aceptar la anormalidad habitual en el
adolescente, vista desde el ángulo de la perso-
He descripto aquí el síndrome de la adoles- nalidad idealmente sana o de la personalidad
cencia normal. Se trata por supuesto de una normalmente adulta, permitirá un acercamiento
presentación esquemática de un proceso fenome- más productivo a este período de la vida. Podrá
nológico que permite apreciar la expresión con- determinar el entender al adolescente desde el
ducta! y determinar las características de la punto de vista adulto, facilitándole su proceso
identidad y del proceso adolescente. Los fenó- evolutivo hacia la identidad que busca y nece-
menos subyacentes, de carácter dinámico, se sita. Solamente si el mundo adulto lo compren-
interpretan como el motor que determina este de adecuadamente y facilita su tarea evolutiva,
tipo de expresión de conducta. el adolescente podrá desempeñarse correcta y
Destacamos que el aceptar una "normal anor- satisfactoriamente, gozar de su identidad, de
malidad" del adolescente, no implica ubicar a todas sus situaciones, aun de las que aparente-
éste en un cuadro nosológico, sino que tiene por mente tienen raíces patológicas, para elaborar
objeto facilitar la comprensión de este período una personalidad más sana y feliz.
de la vida, con las características que he des- De lo contrario, siempre se proyectarán en el
tacado, .todo lo cual configura una manifesta- adolescente las ansiedades y la patología del
ción que se pueqe objetivar en la clínica. La adulto y se producirá ese colapso o crisis de
descripción de esta situación, en la que han sido enfrentamiento generacional, que dificulta el
destacados los caracteres de "anormalidad", proceso evolutivo y no permite el goce real de
tiene el mismo objeto que ha llevado a Melanie la personalidad.
Klein a hablar de fantasías psicóticas en el bebe.
Se trata de ubicar la personalidad con todas sus
104 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 105

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Paidós, 1969.]
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claustrofóbica y actuación psicopática". Buenos
Aires, Revista de Psicoanálisis, XIX, 3, 1962.
LA ADOLESCENCIA NORMAL 111

invasión. Esto lo lleva como defensa a retener


muchos de sus logros infantiles, aunque tam-
bién coexiste el placer y el afán de alcanzar su
nuevo status. También lo conduce a un refugio
en su mundo interno para poder reconectarse
con su pasado y desde allí enfrentar el futuro.
Estos cambios, en los que pierde su identidad de
Capítulo 3
niño, implican la búsqueda de una nueva iden-
tidad que se va construyendo en un plano cons-
ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA ciente e inconsciente. El adolescente no quiere
ser como determinados adultos, pero en cambio
DUELO POR EL CUERPO, LA IDENTIDAD elige a otros como ideales. El mundo interno
Y LOS PADRES INFANTILES construido con las imagos paternas será el
puente a través del cual elegirá y recibirá los
ARMINDA ABERASTURY, ADOLFO DORNBUSCH, estímulos para su nueva identidad. Este mun-
NÉSTOR GOLDSTEIN, MAURICIO KNOBEL, do interno jugará en este momento el mismo rol
GELA ROSENTHAL y EDUARDO SALAS
que tuvo "el equipo" (Spitz) en el :momento de
nacer; equipo que le permitirá enfrentar al
mundo y adaptarse a él con mayor o menor feli-
A RMINDA Aberastury, al investigar las per-
turbaciones y momentos de crisis durante cidad*. Un mundo interno bueno, buenas ima-
la adolescencia ( 1), encontró que la definición gos paternas, ayudan a elaborar la crisis de
del rol femenino o masculino en la unión y pro- adolescencia tanto como las condiciones exter-
creación y los cambios corporales que se produ- nas conflictivas y necesarias durante este pe-
cen durante este proceso -aparición de los ca- ríodo.
racteres sexuales secundarios- son el punto de El adolescente se va modificando lentamente
partida de los cambios psicológicos y de adap- y ninguna premura interna o externa favorece
tación social que también lo caracterizan. Si- esta labor, pues como toda elaboración de duelo,
guiendo sus ideas, establecimos las correlaciones exige tiempo para ser una verdadera elabor;l-
entre este período de la vida y las psicopatías, ción y no tomar las características de una nega-
que aquí exponemos.
Tanto las modificaciones corporales incontro- * El equipo con el que el niño nace es el resultado:
lables como los imperativos del mundo externo, a) de lo que trae en los genes, b) de las condiciones en
que exigen al adolescente nuevas pautas de las que lo engendraron, e) de la vida intrauterina, y
d) de la calidad del trauma de nacimiento.
convivencia, son vividos al principio como una
112 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 113

ción maníaca. La patología de estos duelos em- característica de negación omnipotente de la


parenta la adolescencia con la psicopatía y en realidad -la diferencia de sexos- que la mas-
ambas la <:!Onducta de los padres puede favore- turbación deja siempre un remanente de angus-
cer o no estas negaciones, en cualquiera de los tia aun cuando logre la descarga de tensiones.
tres planos o en los tres. La pérdida que debe En la pubertad, la aparición de una intensa
aceptar el adolescente al hacer el duelo por el actividad masturbatoria tiene nuevamente el
cuerpo es doble: la de su cuerpo de niño cuando ~ignificado de una negación maníaca y se acom-
los caracteres sexuales secundarios lo ponen paña -como en el primer caso- de fantasías
ante la evidencia de su nuevo status y la apa- de unión.
rición de la menstruación en la niña y del se- En la primera mitad del primer año estas
men en el varón, que les imponen el testimonio fantasías se centran en la pareja de los padres
de la definición sexual y del rol que tendrán y la escena primaria toma las características
que asumir, no sólo en la unión con la pareja de coito continuo. El adolescente suele fanta-
sino en la procreación. Esto exige el abandono sear con el objeto amoroso y esta fantasía tiene
de la fantasía de doble sexo implícita en todo la misma finalidad que el juego en el primer
ser humano como consecuencia de su bisexuali- caso: elaborar la necesidad de pareja, negada a
dad básica. través de la masturbación.
En este período de la vida se repite el pro- La elaboración del duelo conduce a la acep-
ceso que en la segunda mitad del primer afio tación del rol que la pubertad le marca. Du-
conduce al niño al descubrimiento de sus geni- rante la labor de duelo surgen defensas cuyo
tales y a la búsqueda simbólica de la otra parte, fin es negar la pérdida de la infancia.
búsqueda que realiza a través de la actividad La angustia y los estados de despersonaliza-
del juego con objetos del mundo exterior ani- ción que suelen acompañar a la menstruación
mados o inanimados. Esta exploración que el como también a la aparición del semen, tienen
niño hace del mundo buscando la otra parte el significado defensivo de no aceptar que es en
-la pareja- tiene la finalidad de elaborar la el propio cuerpo en el que se están produciendo
desaparición de la fantasía del otro sexo en sí estos cambios. Ante la evidencia creciente de los
mismo. cambios, se refuerza la necesidad de lograrlos.
Se produce también en esa época una activi- La prueba de realidad del crecimiento de su
dad masturbatoria intensa, que surge no sólo cuerpo podría verbalizarse así: "No soy un
como un intento de descargar las tensiones ge- niño, he perdido mi condkión de niño ; mis pa-
nitales, sitio también para negar omnipotente- dres no son los padres de un niño, sino los
mente que se dispone de un solo sexo y que para padres de un adulto ; yo tengo que comportarme
la unión se necesita de la otra parte. Es por esa como un adulto, tal como mi cuerpo."
114 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 115

El duelo frente al crecimiento implica al yo la gestación. Y a la interpretación de que ante


y al mundo externo, y los desniveles entre el la culpa que siente quiere pensar que sólo ella
crecimiento del cuerpo y la aceptación psicoló- tuvo el aborto, responde : "¿Qué quiere decir?
gica de ese hecho son mayores cuando el cuerpo ¡Yo sólo soy un chico que se acostó con A. !"
cambia rápidamente, y se incrementa la angus- Sólo cuando el adolescente es capaz de acep-
tia paranoide de ser invadido. tar simultáneamente los dos aspectos, el de niño
Un adolescente de 17 años analizado por Sara y el de adulto, puede empezar a aceptar en for-
Hilda Gellon decía: "Hoy tuve por un minuto la ma fluctuante los cambios de su cuerpo, y co-
sensación de que entiendo cómo soy, pero ¡qué mienza a surgir su nueva identidad. Ese largo
raro! no me veía con mi cuerpo sino como cuan- proceso de búsqueda de identidad ocupa gran
do tenía 6 años." parte de su energía y es la consecuencia de la
Cuando la experiencia le dio pruebas de su pérdida de la identidad infantil que se produce
crecimiento genital -embarazó a una mujer- cuando comienzan Jos cambios corporales.
comenzó a sentirse aun más pequeño. Repetía Es en esa búsqueda de identidad cuando apa-
durante sus sesiones, refiriéndose a cualquier recen patologías que pueden llevar a confundir
tipo de actividad o actuación: "Y o no puedo habitualmente una crisis con un cuadro psico·-
hacer eso porque soy muy chico" y llegó a men- pático (o neurótico de diverso tipo, o aún psi-
tir conscientemente sobre su edad atribuyéndose cótico) , en especial cuando surgen determinadas
sólo 14 ai!íos en vez de 17. defensas utilizadas para eludir la depresión,
El sentimiento de ser pequeño servía para ne- como ser la mala fe, la impostura, las identifi-
gar la realidad de su desarrollo genital. Esta caciones proyectivas masivas, la doble perso-
angustia se incrementó porque debió apoyar a nalidad y las crisis de despersonalización, las
su pareja para que abortara. En una sesión de cuales, si se alcanza a elaborar los duelos seña-
esa época dice : "Ayer a la tarde fui a pedir la lados, resultan pasajeros.
libreta y el empleado de la Universidad me dijo
que parecía de 14. No me gusta que crean que El psicópata -como muchos neuróticos o psi-
soy chico, pero represento 14. Soy un chico que cóticos-, en cambio, fracasa en la elaboración
hago preguntas en la Facultad, que 'jode', y por del duelo y no llega a la identidad adulta mani-
eso me tienen que aguantar. En el partido di- festando muchos de estos síntomas sin modifi-
cen que se justifica lo que hago porque soy un cación.
chico." Ante la interpretación de que quiere sen- En el adolescente y en el psicópata la elección
tirse chico para no pensar que concibió un hijo de vocación despierta angustias similares. Lo
responde : "Yo no tenía riada que ver, ella se lo que traba la decisión no es la falta de capaci-
hizo", negando la participación del hombre en dades sino la dificultad de renunciar, porque
116 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 117

elegir toma el significado, no de adquirir algo, de la identidad, similar al que se produce en el yo


sino de perder .lo otro. infantil cuando recurre permanente o demasia-
Cuando el adolescente adquiere una identidad, do preferentemente a una determinada defensa,
acepta su cuerpo, y decide habitarlo, se enfren- la proyección, por ejemplo.
ta con el mundo y lo usa de acuerdo con su Del mismo modo, las ideologías precozmente
sexo. La conducta genital no se expresa sólo en adquiridas y mantenidas sin modificación ad-
el acto sexual sino en todas las actividades; por quieren carácter defensivo. Los cambios de
eso en el psicópata el fracaso de la identidad identidad, muchas' veces velocísimos, son nor·-
sexual se expresa también en todos los campos, males en el desarrollo y sólo a través de ellos
·como por ejemplo en el de la vocacióJJ.. 8e llega a una ideología.
En _cuanto al duelo por los roles diremos, tal Lo que M. Baranger describe en su artículo
como lo señala Zac en "El impostor", que en la sobre la mala fe, es la mejor transcripción de
psicopatía, Ja simbiosis de roles identificados lo que acontece en el adolescente normal. "Exis-
proyectivamente y asumidos total y masivamen- ten en él una multiplicidad de identificaciones,
te en forma cruzada es un mecanismo defensivo. no sedimentadas, contemporáneas y contradicto-
Esto es similar a lo que hemos señalado en el rias." El adolescente se presenta como varios
cuerpo. Esa simbiosis de los roles correspon- personajes, a veces ante los mismos padres, pero
dería a la imposibilidad de asumir en su cuerpo con más frecuencia ante diferentes personas del
la existencia de un solo sexo y de defusionar la mundo externo, que nos podrían dar de él ver-
imagen de los padres adquiriendo una nueva siones totalmente contradictorias sobre su ma-
-forma de relación con ellos. durez, su bondad, su capacidad, su afectividad,
En el adolescente, las modificaciones en su su comportamiento, e incluso, en un mismo día,
cuerpo lo llevan a la estructuración de un nuevo 8obre su aspecto físico.
yo corporal, a Ja búsqueda de su identidad y al Las fluctuaciones de identidad se experimen-
cumplimiento de nuevos roles: "¿Quién soy yo tan también en los cambios bruscos, en las nota-
hoy?", "¿quién soy yo?", "si yo fuera usted", bles variaciones producidas en pocas horas por
"¿yo soy como usted?", "¿yo soy como todos?", el uso de diferentes vestimentas, más llamativas
son las pregunta~ que diariamente se formula en la niña adolescente, e igualmente notables
el adolescente.
también en el varón.
Tiene que dejar de ser a través de los padres No sólo el adolescente padece este largo pro-
para llegar a ser él mismo. En los casos de ad ceso sino que los padres tienen dificultades para
quisición precoz de identidad adulta, encontra- aceptar el crecimiento a consecuencia del senti-
mos que es un ser "a través de alguien". Si que- miento de rechazo que experimentan frente a la
da detenido en eso, se produce un debilitamiento genitalidad y a la libre expansión de la perso-
118 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 119
nalidad que surge de ella. Esta incomprensión dad, que en otros casos son una consecuencia de
y rechazo se encuentran muchas veces enmas- la previa fragmentación del yo, sumada a la uti-
carados bajo la otorgación de una excesiva liber- lización de ideologías falsas tomadas en prés-
tad que el adolescente vive como abandono. tamo del adulto. Si pudieran lograr una inde-
Éste siente la amenaza inminente de perder pendencia absoluta de la autoridad paterna o
la dependencia infantil -si asume precozmente materna se observaría que la rebeldía frente a
su rol genital- en momentos en que esa depen- los padres es posible sólo cuando fluctúan con el
dencia es aún necesaria. Cuando la conducta sometimiento a otras figuras que los reemplacen.
de los _padres implica una incomprensión de las Existe una marcada disociación entre la acti-
llamativamente polares fluctuaciones entre de- tud frente a los padres y a los sustitutos. Vincu-
pendencia -independencia, refugio en la fanta- lada con este fenómeno se encuentra muchas
sía-, afán de crecimiento, logros adultos -re- veces la búsqueda de ideologías a través de fi-
fugio en logros infantiles-, se dificulta la labor guras s1,1stitutivas paternas, que sin embargo no
del duelo, en la que son necesarios permanentes constituyen aún verdaderas ideologías. Tienen
ensayos y pruebas de pérdida y recuperación. solamente el carácter defensivo de las formacio-
Entre esos procesos incluimos: a) algunas téc- nes reactivas.
nicas defensivas como la desvalorización de los Todos estos procesos van aconteciendo en pla-
objetos para eludir los sentimientos de dolor y nos conscientes e inconscientes, y muchas veces
pérdida. Este mecanismo es el mismo en la ado- aunque conscientemente desean crecer en todos
lescencia y en la psicopatía, pero en aquélla es los planos y ser como los padres, algo les hace
sólo transitorio; b) la búsqueda de figuras sus- temer la condición de adultos y reaccionan de
titutivas de los padres a través de las cuales se un modo paradoja!. Inhibiciones genitales, im-
va elaborando el retiro de cargas. Esta frag- potencia, angustia frente a la genitalidad, les
mentación de figuras parentales sirve a las ne- pueden despertar la necesidad de mantenerse
cesidades y disociación * de buenos y malos as- como niños aunque sus cuerpos les muestre que
pectos paternos, maternos y fraternos, lo que ya no lo son.
trae apareado a veces trastornos de la identi- Cuando el drama se debate en este plano,
cuanto más crece su cuerpo, más infantil se
* No es una casualidad que en casi todas las escuelas muestra el adolescente.
del mundo la enseñanza primaria se imparte en todo Estos conflictos, nacidos sobre todo de la di-
su transcurso por una figura central de maestro, y en sociación entre el cambio corporal y el psico-
la escuela secundaria, en cambio, se ofrece al joven un lógico, lo llevan a la necesidad de planificación
maestro para cada asignatura, adaptándose a estas característica de la adolescencia, que abarca
necesidades de la adolescencia.
desde el problema religioso o el de la ubicación
120 AJ.{MINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 121

del hombre frente al mundo, hasta los más mi- El adolescente es un ser humano que rompe
núsculos hechos de la vida cotidiana. No puede en gran parte sus conexiones con el mundo ex-
hacer planes sobre su propio cuerpo o sobre sus terno, pero no porque esté enfermo, sino porque
identidades, que muchas veces lo invaden tanto una de las manifestaciones de su crisis de creci-
como el crecimiento corporal, y r~curre enton- miento es el alejamiento del mundo para refu-
ces a la planificación y a la verbálización, que giarse en un mundo interno que es seguro y
cumple en este período el mismo fin defensivo conocido.
que la omnipotencia del pensamiento y la pala- Como en todo impulso de crecimiento, existe
bra entre el final del primer año qe vida y el también el temor a lo nuevo. La maduración
comienzo del segundo. genital lo pone frente a la evidencia de que po-
Pronunciar la palabra es como realizar el see un instrumento efector de su vida genital,
acto, y para el adolescente, hablar de amor, o fantaseada y anhelada desde la segunda mitad
planificar sobre su vida amorosa futura aparece del primer año, cuando con el desprendimiento
como una defensa ante la acción que siente im- del vínculo oral con la madre se instala el trián-
posible desde dentro o desde fuera. Está en gulo edípico y el anhelo de recuperar a través
pleno crecimiento pero es impotente aún para de los genitales la unión perdida boca-pecho.
hacer un uso positivo de sus logros, tanto en el Mientras esta unión es fantaseada o realizada a
plano genital, como en el de sus nuevas capa- través de la actividad de juego o de la mastur-
cidades, que se desarrollan en todos los planos. bación con fantasías omnipotentes de tener los
El mundo externo, en su dificultad de aceptar dos sexos, la angustia es mantenida a raya con
el crecimiento genital, va poniendo vallas, o por métodos defensivos propios de la infancia. Pero
lo menos no facilita el libre ejercicio de su geni- cuando aparece el elemento nuevo, la posibili-
talidad, de sus capacidades económicas y prác- dad de llevar a la acción lo que hasta entonces
ticas en general, lo que secundariamente refuerza era fantasía, no sólo incrementa la angustia,
las defensas que inicialmente erigió frente al sino que ésta toma nuevas características que
crecimiento. exigen también que se erijan nuevas defensas *.
La crisis puberal determina un autismo de-
fensivo, y la impotencia despertada por la con- * Se repite lo que en el plano oral aconteció cuando
tinua frustración frente al mundo real externo las fantasías canibalísticas, que eran sólo fantasías, pa-
dificulta su salida hacia ese mundo y lo hace san, con la aparición de los dientes, a ser una realidad
refugiar en la planificación y en las ideologías. posible de ser realizada a través del instrumento efector
Circularmente, esa planificación y esas ideolo- que es el diente. Este acontecimiento pone en marcha
gías defensivas, si se estabilizan, pueden aislar- la genitalidad, una serie de logros y también la adqui-
sición de la palabra.
lo cada vez más del mundo.
122 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 123

La omnipotencia de las ideas y la planifica- El autismo que se ha descripto como típico


ción son defensas que a esa edad están al ser- de la adolescencia lo conduce a una cierta tor-
vicio de la adaptación a un nuevo rol. El incre- peza en la comprensión de lo que pasa a su al-
mento de la angustia, la debilidad del yo y me- rededor ; está más ocupado en conocerse que en
canismos previos de solución de conflictos por conocer a los demás.
la acción pueden llevar al adolescente a fugarse El psicópata, por el contrario, tiene un insight
hacia una precoz genitalidad, o a un tipo de ac- defensivo sobre lo 'que el otro necesita y lo uti-
tuación con apariencias de madurez temprana liza para su manejo. En el psicópata es mani-
que encubre un fracaso en la personificación. fiesta la compulsión a actuar y la dificultad
En el primer caso nos vamos a encontrar con para pensar, y la acción no tiene el valor ins-
actuaciones psicopáticas que se evidencian en trumental de adquirir experiencia.
la tendencia a la acción no planeada y que bus- El adolescente piensa y habla mucho más de
can encontrar en la acción misma el castigo lo que actúa. Cree en la comunicación verbal y
por deseos prohibidos. Por ejemplo, en adoles- la necesita. Se frustra si no es escuchado y com-
centes psicopáticos con tendencia al acting-out prendido. Cuando se produce un fracaso repe-
sexual se encuentra el más alto porcentaje dé tido en esta comunicación verbal puede recurrir
al lenguaje de acción y eso se hace muy evidente
contagio venéreo.
en la compulsión a robar o a realizar pequeños
Vamos ahora a establecer comparaciones en- actos delictivos; en ese momento, el adolescen-
tre algunos de los rasgos que se consideran te entra ya dentro de cierta psicopatía.
característicos de las psicopatías y de la ado- M. Klein fue la primera en señalar la fuente
lescencia, que se comprenden a la luz de la ela- de sufrimiento que es, en el niño, la imposibi-
boración de los duelos mencionados. lidad de hablar para comunicarse, y cómo ese
El psicópata necesita, generalmente, estar con sufrimiento puede agudizarse cuando ha adqui-
gente; su forma de comunicación se da a tra- rido ya algunas palabras pero no es compren-
vés de la acción y necesita de los otros para dido en su medio.
realizarla. Además, por miedo a conocer su in- En la adolescencia, la comunicación verbal
terior busca estar acompañado, para no sentir adquiere el singular significado de un prepara-
su propia soledad. tivo para la acción y como la palabra está in-
El adolescente, por el contrario, necesita es- vestida de una omnipotencia similar a la que
tar solo y replegarse en su mundo interno. Le tenía en la infancia, el hablar de amor equivale
es necesario este recogimiento para, desde allí, ·al amor mismo, y no ser atendido en sus comu-
salir a actuar en el mundo exterior. nicaciones verbales implica ser desestimado en
124 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 125

su capacidad de acción. Esto explicaría la sus- ciones del pasado, incluye todas las del presente
ceptibilidad que caracteriza al adolescente cuan- y también los ideales hacia los cuales tiende. El
do no se lo escucha. El fracaso en esa comu- destino de las identificaciones de la infancia de-
nicación puede conducirlo a la acción. penderá no sólo de la elaboración interna que
En el caso de B., varón de 15 años, cuando realiza el niño, sino también de las pautas de
perdió la esperanza de ser comprendido por sus conducta de la familia y de la sociedad. La for-
padres, empezó a escribir su diario íntimo y mación de la identidad comienza con la vida
casi paralelamente comenzó a realizar pequeños misma, pero el logro de la identidad sexual exi-
robos que describía en el mismo diario. Se las ge la libre experimentación, y atraviesa fluctua-
arregló de tal modo que este diario despertase ciones *. En ese sentido, los tabúes y prohibi-
la atención de sus padres. A través de la con- ciones sexuales y las inhibiciones genitales de
fesión verbal del acto delictivo, la palabra recu- padres y maestros no sólo la retardan, sino que
peraba su perdido valor de comunicación. Los pueden conducir a su patología.
padres relataban cómo este joven, que había
En un buen desarrollo, la aceptación de la
terminado por estar totalmente desconectado de
vida conduce a una aceptación de la muerte
ellos, que se les había transformado en un ex-
como un fenómeno dentro de la evolución, lleva
traño, restableció la conexión perdida a través
de su diario. a una mayor capacidad de amor y de goce y a
una mayor estabilidad de los logros. En cam-
La utilización de la palabra y el pensamiento bio, si los sentimientos de pérdida están nega-
como preparativos para la acción es una carac- dos, como en el psicópata, no existe el cuidado
terística del adolescente y cumple la misma por el objeto ni por sí mismo, el afecto está
función que el juego en la infancia: permitir la negado y la capacidad de goce en la vida dis-
elaboración de la realidad y adaptarse a ella *. minuida.
La identidad lograda al final de la adolescen- La elaboración del duelo por el cuerpo infan-
cia, si bien tiene su relación con las identifica- til y por la fantasía del doble sexo conduce a la
* Una de las formas en que el adolescente del que identidad sexual adulta, a la búsqueda de pa-
hemos hablado quiso negar su responsabilidad fue el reja y a la creatividad. Cambia así la relación
estudio del "determinismo filosófico": si todas las cosas con los padres adquiriendo ésta las característi-
en el mundo tienen un destino fijado de antemano, él cas de las relaciones de objeto adultas.
nunca hubiera podido impedir lo que ocurrió. En su
desesperada necesidad de eludir la culpa, llegó a formu- * Este tema está tratado más exhaustivamente en el
laciones matemáticas que probaban lo ineludible de lo capítulo sobre el Síndrome de la Adolescencia Normal,
que está determinado en la naturaleza. de Knobel, y en el de Rosenthal y Knobel.
126 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

El logro de la identidad y la independencia


lo conduce a integrarse en el mundo adulto y
a actuar con una ideología coherente con sus
actos.
El psicópata, por un fracaso en la elabora-
ción de esos duelos, no alcanza la verdadera Capttulo 4
identidad y la ideología que le permitirían al-
canzar este nivel de adaptación creativa. ADOLESCENCIA Y PSICOPATIA
CON ESPEQIAL REFERENCIA
BIBLIOGRAFIA
A LAS DEFENSAS
Aberastury, A.: "La fase genital previa". Buenos
ARMINDA ABERASTURY, ADOLFO DORNBUSCH.
Aires, Revista de Psicoanálisis, XXI, 3, págs.
203-213, 1964. NÉST-OR GOLDSTEIN, MAURICIO KNOBEL,
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lactante". Revista Brasileira de Psicoanálise, I,
1, pág. 18, 1967.
- "La importancia de la organización genital en la
LA idea de escribir este trabajo surgió en
iniciación del complejo de Edipo temprano". Bue-
nuestro grupo de estudios, luego de la lec-
nos Aires, Revista de Psicoanálisis, XXVII, 1, tura de dos historiales, uno de Betty J oseph ( 5)
págs. 5-25, 1970. y otro de Alberto Campo (2), en los que des-
Baranger, M.: "Mala fe y omnipotencia". Revista criben el análisis de adolescentes psicopáticos.
Uruguaya de Psicoanálisis, V, n°•. 2-5, 1963. Como en la adolescencia hallamos muchas de las
Klein, M.: El psicoanálisis de niños. Buenos Aires, perturbaciones que se encuentran en la psicopa-
Hormé, 2~ ed., 1964. tía, nos pareció interesante estudiar algunas de
sus diferencias y semejanzas, apoyándonos en
estos casos ya conocidos. Mientras lo escribía-
mos surgió la idea de· incluir el material clínico
de un adolescente analizado por Sara Hilda
GeHon y .Controlado por Arminda Aberastury *

* Se trat~ba de un joven de 17 años que había empe-


zado su vida sexual. Mantenía una relación amorosa
estable· con una mujer casada, madre de tantos hijos
como su propia madre. En este caso pudimos compro-
128 ARMINDA ABE~ASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 129

para mostrar, utilizando material clínico, algo En vista de que los conceptos generales sobre
de lo que teóricamente describimos al hablar de psicopatías han sido publicados con todo detalle
adolescencia. en la obra Psicoanálisis de la manía y la psico-
Como ya lo señalamos, los cambios corporales patía editada por A. Rascovsky y D. Liberman,
y psicológicos que se producen durante la pu- pasaremos directamente a mostrar las relacio-
bertad y la adolescencia obligan al sujeto a nes entre las defensas usadas en la psicopatía y
abandonar la identidad y los roles que caracte- las que surgen durante el desarrollo normal de
rizaron su status de niño. Esta renuncia e:x;ige la adolescencia. Puede señalarse, siguiendo a
una dolorosa y lenta labor de duelo que inclu- Betty J oseph, que las defensas en las psicopa-
ye al cuerpo, la mente y las relaciones de ob- tías son técnicas para eludir la depresión, la
jeto infantiles. Desde esta perspectiva la ado- culpa y la criminalidad, a lo que Campo agrega
lescencia, analizada detenidamente en capítu- la tendencia al suicidio. Por medio de ellas el
los anteriores, es uno de los grandes momentos psicópata consigue lo que parecería ser su ob-
en la vida del individuo en su relación con el jetivo fundamental: lograr un aparente equi-
mundo circundante *. librio*.
Ya aquí podemos señalar que en la adolescen-
bar -con claridad poco frecuente y mientras los estaba cia la movilidad, multiplicidad e intercambia-
viviendo- los procesos de duelo por la infanda que bilidad de las defensas otorga, s.ólo transitoria
caracterizan a la adolescencia. La elaboración depresiva y parcialmente -Y en determinadas ocasiones-
del embarazo y aborto que luego mencionamos nos per- la apariencia de equilibrio descripto en las psi-
mitió ver cómo se defendió de asumir la paternidad. copatías. Esto se logra y se pierde tantas veces
Al hacer consciente el duelo por el hijo perdido surgie- como obtenga el yo éxitos o fracasos transito-
ron sentimientos de pérdida y dolor no sólo por el hijo rios en el establecimiento de la identidad.
sino ~or su paternidad no cumplida.
Otra diferencia fundamental es el uso que
* Los otros sqn el nacimiento, la instalación de la fase ambos hacen del lenguaje. En el adolescente la
genital previa, alrededor del sexto mes de vida, y el final
palabra es un medio básico de comunicación. En
,. del primer año con la aparición de la genitalidad, la bi-
pedestación, la marcha y el lenguaje. La importancia
fundamental de estos cambios explica por qué ha sido * En su trabajo "Comentarios sobre el análisis de un
necesaria la búsqueda de nombres que caractericen el psicópata", R. H. Etchegoyen describe en diversas situa-
cambio de status de feto a infante, de infante a niño, de ciones los distintos mecanismos defensivos que preseJ;l-
niño a adolescente y de adolescente a adulto. En cada taba su paciente adolescente y hace mención en especial
uno de ellos se impone la ruptura de una identidad y el a un tipo de defensa qtie d~nomina (según sugerencia
logro de una nueva, a través de una forma de conexión de Grinberg) "insight defensivo" y que se agrega a los
con los objetos. ya mencionados por Betty J oseph y Alberto Campo.
130 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 131

el psicópata ha perdido este valor instrumen- porque ésta es usada como defensa. Mecanis-
tal, siendo sustituida en parte por la acción. Si mos de proyección, negación y represión condi-
bien en el psicópata un daño en las funciones cionan trastornos en la memoria y en la rela-
del yo, a consecuencia del ejercicio repetido y ción con los objetos. Tanto la negación de la
rígido de determinadas defensas, puede traer percepción como la del vínculo con los objetos
como consecuencia una compulsión a hablar, acarrea una verdadera locura de la percepción.
en este caso el lenguaje es más acción que co- Alberto Campo estudia exhaustivamente las
municación. Un especial trastorno del pensa- defensas que entran en juego para determinar
miento -cuando el lenguaje pierde su valor de en las psicopatías el trastorno del pensamiento
comunicación y adaptación a la realidad- es y la ausencia de la culpa. Señala que al negar
la compulsión a actuar que puede invadir el la culpa se está negando también el vínculo con
campo del trabajo y del aprendizaje. La fina- el objeto. La negación del vínculo trae aparea-
lidad de esta defensa es po<ier dominar la an- da la imposibilidad de rehacer el objeto en la
gustia de la espera. memoria, lo que inevitablemente trae un dé-
El adolescente que trató Betty Joseph, la ata- ficit en la acumulación de experiencias. Al bo-
caba indiscriminadamente con el cuerpo o con rrarse la experiencia se niega también cualquier
palabras y este mismo impulso lo conducía a responsabilidad por el acto y éste, por lo tanto,
arañarse o desgarrarse el cuerpo. Este meca- no puede relacionarse con hechos nuevos, to que
nismo es subyacente a las actuaciones impulsi- hace que el psicópata no pueda prever, porque
vas suicidas, que también son frecuentes en este la condición básica de toda previsión es el re-
período. En el terreno sexual, la huida hacia cuerdo causal y fiel de la experiencia acumu-
una acción que tiene el significado de una seu- lada. El daño en la función mnémica se origina
dogenitalidad provoca también autoagresiones en el uso excesivo de la represión y de la nega-
en el cuerpo y en la mente. En ambos casos la ción. Lo que habitualmente se señala en los psi-
compulsión a atacar o atacarse parece ser el cópatas CO!ll.O "incapacidad de tolerar tensiones"
producto de un inadecuado manejo de la fun- se explica quizás y es la expresión del fracaso
ción perceptiva del yo y de la del control de la del uso de defensas que, al estar concentradas
motricidad (al servicio de la autoconservación) en el logro de un aparente equilibrio, descuidan
por el uso imperfecto de defensas cuya finalidad el manejo más útil de las mismas para el do-
debería normalmente ser la de luchar contra la minio de la ansiedad. Este equilibrio aparente
angustia para que ésta no inunde al yo, permi- está muy relacionado con la impostura, la men-
tiéndole funcionar libremente. tira y la mala fe, modalidades todas del fracaso
En el pJ>icópata, a diferencia del adolescente, en la consecución de la identidad, como se ha
el aprendizaje no s_e logra a través de la acción, estudiado en otros trabajos.
132 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 133
El esfuerzo por querer controlar las tenden- Edipo y la génesis del pensamiento estarían di-
cias destructivas puede llevar al paciente -jun- ficultados ya desde el principio. Entre otros
to con el logro de este aparente equilibrio- a motivos desencadenantes incluimos también la
un aburrimiento o a una paralización, de lo que duplicidad real de figuras maternas o paternas
sólo logra evadirse a través de la acción impul- cuando ambas realizan roles intercambiables o
siva, expresando en este síntoma la lucha entre semejantes en la educación del niño (madre-ama
la vida y la muerte y su fracaso en el control de leche, madre-abuela, madre-amante del pa-
de la motricidad. Tanto en el adolescente como cire, padre-amante de la madre), porque difi-
en el psicópata la acción puede ser una defensa cultan -la integración de la imago de la madre
contra la paralización, el aburrimiento 'y el de- y en consecuencia de la del padre.
seo de muerte. En el caso citado por Campo se ve la actua-
Como el pensamiento impone una demora y ción de un yo débil y un mal manejo de las
el yo del psicópata no sabe esperar, ignora Jos defensas desde el primer momento, ya que se-
límites de la acción y sus consecuencias y se pro- ñala un retraso en la dentición -el primer dien-
duce un trastorno en el pasaje del pensamiento te apareció a los ocho meses- y en la marcha
a la acción. En el adolescente, en cambio, el --que se inició a los catorce meses-. Traumas
pensamiento es una preparación para el actuar. posteriores : a) operación de amígdalas a los
Después de cada acción le queda como residuo cinco años, y b) golpes en las piernas, reforza-
una experiencia que enriquece el aprendizaje y ron los mecanismos defensivos. Además, en este
de la que se siente responsable. caso, la actitud retentiva y sobreprotectora de la
Por supuesto, sería necesario investigar cuáles madre que "le permitía ver el mundo sólo por
son los acontecimientos y cuál el período de la la ventana y bajo su vigilancia", trabó las rela-
vida en el que surge por primera vez este tras- ciones con el padre desde el comienzo del com-
torno en la psicopatía. Pensamos que el punto plejo de Edipo y ulteriormente con todos los
de vista de Melanie Klein (3) sobre el origen objetos del mundo exterior. Las angustias ge-
del pensamiento arroja alguna luz sobre el pro- nitales y el sometimiento anal a la madre se
blema. El pensamiento es para ella el hijo espi- hicieron evi.d entes en. las f ebriculas -calentu-
ritual tenido con los padres en el comienzo de ras-, que desaparecieron cuando ésta abandonó
la situación edípica junto con la aparición del la costumbre de tomarle la temperatura rectal.
instinto epistemofílico. Si en el psicópata -tal Este y otros casos nos llevaron a pensar que
como lo hemos señalado en el trabajo sobre due- para investigar el punto de fijación de la psico-
lo- existe una dificultad para llegar a la iden- patía sería imprescindible estudiar siempre las
tidad sexual y una fijación a la imagen de los circunstancias -Y manejos defensivos que en el
padres en coito, la iniciación del complejo de primer año de vida dificultaron la elaboración
134 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 135

del duelo por el pecho y el paso al padre, ya que al otro sexo conservará a la vez sus genitales y
el fracaso en el logro de la identidad sexual es, los del otro. De esta manera satisface a través
como hemos visto, de fundamental importancia de la identificación proyectiva la necesidad de
en este trastorno. Otro hecho que nos hace pen- unirse, y en su cuerpo la niega (2).
sar en la trascendencia de este momento del En el psicópata y en el adolescente una de-
desarrollo para encontrar el punto de fijación fensa contra la intimidad sexual es poner dis-
de la psicopatía es que la palabra -cuya sede tancia (interna o externa) frente al sexo opues-
es la boca- está perturbada hasta el punto de to mediante un control fóbico. Pero el miedo y
ser suplida por la acción con todo el cuerpo (7). la desconfianza iniciales llevan al adolescente a
Tambiéfüconvendría estudiar en la génesis de prepararse para la intimidad sexual mediante
la dificultad para alcanzar la identidad sexual, pruebas de pérdida y recuperación de esa dis-
los acontecimientos que en la genitalidad tem- tancia, lo que en el psicópata es imposible por-
prana -luego del descubrimiento de los geni- que la acción no enriquece, ni siquiera mínima-
tales- pueden trabar su evolución. Se hace mente, este aprendizaje.
necesario así investigar detenidamente la explo- Una adolescente de 18 años tratada por
ración, la exhibición, la masturbación, el juego, Eduardo Salas planteó en una sesión la necesi-
la identificación proyectiva con la pareja de los dad de irse del grupo, porque consideraba muy
padres y el predominio de situaciones internas superficial dicha terapia para los conflictos que
o externas, que condicionan el uso de defensas ella quería elaborar. Justamente en la sesión
que, perturbando el desarrollo, permiten sin anterior uno de los integrantes había traído al
embargo mantener un equilibrio aparente. grupo la narración de cómo había excitado a su
En las psicopatías la identidad sexual está en chica y qué actitudes había tomado ésta al sen-
conflicto porque no se ha resuelto en el curso tir su orgasmo. La paciente trataba de esta
'del desarrollo : el psicópata no ha elaborado manera de poner distancia entre su propia exci-
adecuadamente el duelo por el otro sexo. Por tación y la de la protagonista del relato del otro.
eso la escena primaria sigue teniendo un rol Por su parte éste contó el susto que se llevó al
tan importante, como tan repetidamente lo se- ver a su pareja excitada y en orgasmo. Tanto
lt ñala Zac en su trabajo sobre el impostor ( 8) . lo había asustado que hacía una semana que no
La definición sexual impuesta por la puber- la veía y tenía miedo de encontrarse con ella
tad trae como consecuencia una negación defen- (evitación fóbica) *.
siva de la diferenciación como intento de. negar
el necesario duelo por la otra parte. La escena * El adolescente tratado por Sara Hilda Gellon mos-
primaria vivida como un coito continuo tran- tró estos mecanismos en una sesión que fue estudiada
quiliza al púber, la unión evita la pérdida. Unido exhaustivamente durante un control colectivo, pero la
136 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 137

También en la adolescencia, ante la inminen- planificación son defensas que, en ese período es-
cia y posibilidad del logro de unión genital, sur- tán al servicio de la adaptación a un nuevo rol.
gen defensas propias para ese momento y para La necesidad de experiencias amorosas y el
la ansiedad que provoca. Una de ellas es la temor a tenerlas pueden conducir al adolescente
omnipotencia de las ideas. Mediante ella puede a utilizar como defensa la compulsión a "devo-
realizarse todo sin experimentar el peligro de la rar novelas" o a "devorar películas", intentando
prueba de realidad por la acción. Un adolescente de esta manera aprender a través de personajes
que había hablado durante muchas sesiones de · lo que no logra realizar en la vida real. A veces
sus actividades. políticas en la facultad, dijo'; se refugia en una compulsión a extraer de los
"Querían intervenir la facultad, los diarios nos libros la experiencia que tampoco se atreve a
criticaron porque hicimos el acto por los caídos investigar en la vida real, y el estudio se trans-
el 9 de junio en las reuniones ... " Cuando la forma más en una defensa que en una subli-
analista le pidió que describiera las reuniones, mación. Una niña de diez años * desplazó las
dijo: "Esas que hace Romero con otros en el ansiedades provocadas por los cambios corpo-
salón grande con sillas tapizadas muy lindas. rales, que le sucedían en forma rápida y con-
Yo nunca entré, lo vi desde afuera." El salón tinuada, a una desproporcionada preocupación
a que se refería era el Consejo de la facultad, por sus estudios, sintiéndose obligada a obtener
que a pesar de haberlo mentado muchas veces, notas muy altas en todas las asignaturas. Con-
evidentemente desconocía. Al mostrársele así seguía sus calificaciones pero sufriendo una
que no se atrevía a entrar en el mundo de los gran preocupación, que no correspondía con la
grandes, comenzó a quebrársele la defensa es- realidad. En la única materia donde fallaba esta
tructurada -en este caso- bajo la forma de defensa era en geografía, materia dictada por
una ideología política erigida contra una reali- un profesor, es decir por un sujeto de distinto
dad que lo asustaba. El paciente dijo: "Es sexo que el suyo. Las dificultades estaban cen-
cierto, no sé nada, creo que en el Consejo hasta tradas en el recuerdo de los accidentados bor-
hay estudiantes. R., un compañero de partido, des de los continentes. Asociaba golfos, ba-
entró en la clase de Borges y le gritó: Yo
• no podría." La omnipotencia de las ideas y la
hías, penínsulas y demás irregularidades con su
propio cuerpo y los cambios que éste iba su-
friendo con el crecimiento.
extensión del trabajo nos impide exponerlo aquí. En la El miedo a la intimidad sexual entra en con-
hora anterior a la del paciente venía una mujer joven
flicto con la pujanza instintiva, que lo impele
con la que se encontraba cuando llegaba temprano; em-
pezó a llegar tarde para evitarla y fue esa evitación
fó}?ica la que se estudió en detalle.
* Tratada por Eduardo Salas.
138 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 139

a la investigación y a la unión, y el adolescente cozmente su vida genital antes de haber elabo-


suele resolverlo con medidas defensivas que lo rado su identidad sexual, como si no pudiera
conducen a actitudes fóbicas frente al otro sexo. esperar a que ésta llegue.
Desde este punto de vista es importante estudiar La misma premura en la búsqueda de la iden-
la relación del adolescente con el tiempo, y la tidad total puede conducir a la adquisición de
necesidad que siente de precipitar las experien- ideologías que son sólo defensivas o, en muchos
cias o demorarlas, porque en este período existe de los casos, prestadas por el adulto, pero no
una polaridad entre el sentirse extremadamente auténticamente incorporadas al yo. Tanto la
joven y extremadamente viejo, sin tiempo ya ideología como la identidad son necesidades del
para vivir. yo adolescente para poder integrarse en el mun-
El dejarse morir, señalado por Grinberg (4) do del adulto: nueva situación en la que se siente
como deseo de una parte del yo explica las crisis urgido por el desarrollo corporal. Con sus raí-
de muerte y las fantasías suicidas en los ado- ces en el pasado, cada ideología debe ser como
lescentes y confirma lo que Campo observa al la imagen del cuerpo, una creación y no una
estudiar las defensas erigidas en las psicopa- dádiva ni un préstamo. "Una ideología -según
tías. Ese deseo de morir puede transformarse Erikson- debe ser un sistema coherente de
en un suicidio real, cuando fracasa el pensa- imágenes, ideas e ideales compartidos que pro-
miento y se llega a la acción. En estos casos, veen a sus participantes de una orientación to-
"ser" un suicida puede transformarse en una tal, coherente, sistemáticamente simplificada en
elección de identidad (Erikson) con el mismo el espacio, en el tiempo, en los medios y en los
significado de la adquisición de identidad a tra- fines." La adolescencia necesita basar sus re-
vés del apellido, de la fortuna, de la fama de chazos y sus aprobaciones en alternativas ideo-
los padres, donde existe un verdadero fracaso de lógicas relacionadas en forma vit¡i.l con los lími-
la identidad, una muerte del propio yo. tes existentes en la formación de la identidad.
Frente a la angustia que trae la difusión de Su adquisición exige un largo proceso, en el
la identidad en el adolescente y en el psicópata, cual se va elaborando el duelo de las ideologías
puede surgir la búsqueda de una identidad tota- sustitutivas de la relación con los padres. Es
litaria, como si el definitivo hecho de ser al- frecuente que los primeros intentos tengan las
guien y alguien malo o incluso morirse en forma características de una formación reactiva con-
total y por elección libre fuera mejor que ser tra ellos o se asimilen totalmente a los de una
'•más o menos alguien ... " (3); nersona que constituye un ideal sustitutivó de
Esta misma angustia vinculada con el tras- los padres. La propia ideología surge a la par
torno en la percepción del decurso del tiempo de la identidad adulta. El logro de esta iden-
es la que impulsa a un adolescente a iniciar pre- tidad es una meta a la que debe llegarse asu-
140 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 141

miendo la creatividad en forma de paternidad


o de maternidad tanto como de creatividad en
el mundo, y se logra a través de los duelos men- BIBLIOGRAFIA
cionados. Cuando el adolescente comienza a
sentirse cómodo en su propio cuerpo y cuando 1. Aberastury, A.: "La dentición, la marcha y el
empieza a saber adónde va, tiene la certidum- lenguaje, y su relación con la posición depre-
bre de empezar a ser reconocido en su medio, siva". Buenos Aires, Revista de Psicoanálisis,
XV, 1958.
adquiere una cierta conciencia tranquila de ese
2. Campo, A. : El pensamiento y la culpa en la per-
crecimiento y disminuye la intensidad de las sonalidad psicopática. Buenos Aires, A.P.A.,
defensas. Entonces sus logros se hacen más fá- 1963.
ciles y útiles. En el psicópata el fracaso en la 3. Erikson, E.: "El problema de la identidad del
elaboración del duelo de la infancia, en los tres yo. Identidad y adolescencia". Montevideo, Re-
planos estudiados, le impide el logro de una vista Uruguaya de Psicoanálisis, V, 2-3, 1963.
identidad coherente y de una ideología verda- 4. Grinberg, L.: "El individuo frente a ¡:iu identi-
dera, lo que le imposibilita incluirse en el mun- dad". Buenos Aires, Revista de Psicoanálisis,
do y actuar en él adecuadamente. El psicópata XVIII, pág. 5, 1961. :
5. J oseph, B. : "Sorne characteristics of the psycho-
actúa como si tuviese los dos sexos ; en conse- p~thic personality". Internatiorl Journal of
cuencia la elección de pareja pierde importan- Psychoanalysis, XLI, 4-5, 1960.
cia y se refuerza el interés por la pareja de los 6. Klein, M.: El psicoanálisis de niños. Buenos Ai-
padres, y la confusión en su identidad lo lleva res, Hormé, 1964.
a no poder formarse una ideología propia *. 7. Stoller, R. J.· "A contribution to the study of
gender identity". International Journal of Psy-
* Comprendemos que éste es sólo un primer acerca- choanalysis, XXV, 2-3, 1964.
miento al problema y que hay mucha literatura sobre 8. Zac, J.: "El impostor. Contribución al estudio
el tema que ha quedado fuera de este trabajo, pero era de las psicopatías". Buenos Aires, Revista de
la forma de centrarlo en una hipótesis de investigación Psicoanálisis, XXI, 1, pág. 58, 1964.
que surgió -tal como hemos señalado al comienzo- de
la lectura de dos historiales. Parte de los trabajos ela-
borados, y especialmente este capítulo, fueron concre-
tados en un grupo de estudios dirigido por A. Aberas-
tury e integrado por Elsa Aisenberg, Delia Grad, Alicia
Aslan de Marotta y GuillerJllo Rinaldi, a\ quienes agra-
decemos sus valiosos aportes.
LA ADOLESCENCIA NORMAL 143
\
De acuerdo con A. Aberastury" en la adoles-
cencia se puede observar la elaboración de tres
duelos fundamentales:
1) duelo por ef cuerpo infantil;
2) duelo por la identidad y el rol infantik;
Capítulo 5 3) duelo por los padres de la infancia.

EL PENSAMIENTO EN EL Veamos cómo estos tres duelos repercuten en


la esfera del pensamiento.
ADOLESCENTE Y EN EL
ADOLESCENTE PSICOPATICO
DUELO POR EL CUERPO INFANTIL
por GELA ROSENTHAL y MAURICIO KNOBEL
En virtud de las modificaciones biológicas
características de la adolescencia, el individuo,
este capítulo presentamos las ideas sur- en esta etapa del desarrollo, se ve obligado a
E gidas
N
en un grupo de estudio dirigido por asistir pasivamente a toda una serie de modi-
Arminda Aberastury *, elaborando sus nociones ficaciones que se operan en su propia estruc-
y el material surgido en las discusiones del tura, creando un sentimiento de impotencia
tema (1, 2). frente a esta realidad concreta, que lo lleva a
Básicamente, el proceso de la adolescencia, tal desplazar su rebeldía hacia la esfera del pen-
como está definido en el capítulo sobre el Sín- samiento. Este se caracteriza, entonces, por una
drome de la Adolescencia Normal, basado en tendencia al manejo omnipotente de las ideas
conceptos de Knobel (7), implica un Cierto gra- frente al fracaso en el manejo de la realidad
do de conducta psicopática inherente a la evo- externa. Vive en ese momento la pérdida de su
,. lución normal de esa etapa. La exageración en cuerpo infantil con una mente aún en la infan-
la intensidad o la persistencia de estos fenó- cia y con un cuerpo que se va haciendo adulto.
menos configura la psicopatía, en el sentido Esta contradicción produce un verdadero f enó-
nosológico del término. meno de despersonalización que domina el pen-
samiento del adolescente en los comienzos de
* Grupo constituido por Arminda Aberastury, Adolfo esta etapa, que se relaciona con la evolución
Dornbusch, Néstor Goldstein, - Mauricio Knobel, Gela misma del pensamiento. Las palabras son las
Rosenthal y Eduardo Salas. adquisiciones culturales transmitidas a los niños
144 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADO"LESCENCIA NORMAL 145

por los padres. La pérdida de los objetos reales Este proceso de despersonalización fluctuante
se va sustituyendo por símbolos verbales qµe en el adolescente normal puede por exageración
son las palabras (pecho y madre reales se re- en su intensidad o por fijación evolutiva adqui-
emplazan por las palabras correspondientes J • rir las características observadas en la psico-
Estos símbolos pueden manejarse omnipotente- patía.
mente en su sustitución fantaseada, y a medida La simbolización fracasa, el símbolo y lo
que el pensamiento evoluciona, lo conceptual simbolizado se confunden y las ideas tratan de
simbólico reemplaza cada vez más a lo concreto desarrollarse en el "plano orgánico", que es lo
real egocéntrico ( 9) . En el adolescente normal que lleva a la acción en cortocircuito (3} . Aquí
este manejo de las ideas le sirve también para la confusión puede ser extrema y el adolescente
sustituir la pérdida de su cuerpo infantil y la niega su realidad biopsíquica comenzando a ac-
no adquisición de la personalidad adulta, por tuar roles fantaseados que siente como ver-
símbolos intelectualizados de omnipotencia, re- daderos.
formas sociales y políticas, religiosidad, en don- Todo el fenómeno del "impostor" ( 11) o el
de él no está directamente comprometido como de "si yo fUera usted" (6) caben en esta des-
persona física (ya que en este estado se siente cripción. Esto nos lleva al conflicto de identi-
totalmente impotente e incómodo) , sino como dades y al segundo duelo.
entidad pensante. Niega así su cuerpo infantil
perdido, y en fluctuaciones incesantes con la
realidad, que lo ponen en relación con sus pa-
DUELO POR LA IDENTIDAD
dres, su familia y el mundo concreto que lo ro-
Y POR EL ROL INFANTIL
dea y del cual depende, elabora esa pérdida y
va aceptando su nueva personalidad.
La_despersonalización del adolescente implica En la infancia, la relación de dependencia es
una proyección en la esfera de una elucubración la situación natural y lógica; el niño acepta su
altamente abstracta del pensamiento y explica relativa impotencia, la necesidad de que otros
la relación lábil con objetos reales a los que rá- se hagan cargo ~de cierto tipo de funciones yoi-
.,. cas, y su yo se va enriqueciendo mediante el
pidamente pierde, como pierde paulatina y pro-
gresivamente su cuerpo infantil. proceso de proyección e introyección que con-
"Esto nos permite seguir el equilibrio progre- figura la identificación. En la adolescencia hay
sivo y comprender el papel específico de la vida una confusión de roles, ya que al no poder man-
mental, el cual consiste en conquistar una movi- tener la dependencia infantil y al no poder asu-
iidad y una reversibilidad completas, imposibles mir la independencia adulta; el sujeto sufre un
de realizar en el plano orgánico" ( 10) . fracaso de personificación y así, el adolescente
LA ADOLESCENCIA NORMAL 147
146 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

delega en el grupo gran parte de sus atribu- mecanismos de negación del duelo y de identi-
tos, y en los padres, la mayoría de las obli- ficación proyectiva con sus coetáneos y con sus
gaciones y responsabilidades. Recurre a este padres, pasa por períodos de confusión de iden-
mecanismo esquizoideo quedando su propia per- tidad. El pensamiento, entonces, comienza a
sonalidad fuera de todo el proceso de pensa- funcionar de acuerdo con las características
miento, con un manejo omnipotente; es la irres- grupales, que le permiten una mayor estabili-
ponsabilidad típica del adolescente, ya que él dad a través del apoyo y del agrandamiento que
entonces nada tiene que ver con nada y son significa el yo de los demás, con el que el sujeto
otros los que se hacen cargo del principio de se. identifica. ·
realidad. Así nos podemos explicar una carac- Esta sería una de las bases del fenómeno de
terística típica de la adolescencia, la "falta de las "barras", en donde el adolescente se siente
carácter", surgida de este fracaso de personifi- aparentemente tan seguro, adoptando roles cam-
cación, que a su vez lo lleva a confrontaciones biantes y participando de la actuación, respon-
reverberantes con la realidad; un continuo com- sabilidad y culpas grupales. Estas experiencias
probar y experimentar con objetos del mundo grupales son trasladadas a su propio proceso
real y de la fantasía que se confunden también, ' de pensamiento, en el cual los afectos y los ob-
permitiéndole a su vez despersonalizar a los jetos depositarios de los mismos son también
seres humanos, tratándolos como objetos nece- fragmentados y tratados con prescindencia de
sarios para sus satisfacciones inmediatas. Esta una responsabilidad personal. Amor y odio,
desconsideración por seres y cosas del mundo culpa, reparación, son intermitentemente vivi-
real hace que todas sus relaciones objetales ad- dos con intensidad y rápidamente eliminados,
quieran un carácter, si bien intenso, sumamente para volver a ocupar posteriormente el pensa-
lábil y fugaz, lo cual explica la inestabilidad miento, en ese proceso constante de aprendizaje
afectiva del adolescente, con sus crisis pasiona- que significa este juego de manejo objetal y
les y sus brotes de indiferencia absoluta. Aquí, afectivo.
la exclusión del pensamiento lógico, que surge La exageración o fijación de este proceso por
. del duelo por el rol infantil, se convierte en la
actuación afectiva, como el duelo por el cuerpo
la no elaboración del duelo por la identidad y
por el rol infantil explica las conductas psico-
de la infancia se convertía en la actuación mo- páticas de desafecto y crueldad con el objeto e
tora. El manejo objeta), realizado de la manera
induce a la actuación y falta de responsabilidad.
descripta, lo lleva a una serie de continuos cam- El psicópata maneja a las personas como obje-
bios, a través de los cuales establecerá su iden-
tos, con desconsideración y sin culpa, en forma
tidad, siguiendo un proceso lógico de madura- permanente e intensa, así como el adolescente lo
ción. En este desarrollo, y en parte, por los
148 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 149

hace transitoriamente en su evolución y con infantil, al mismo tiempo que va cambiando la


eapacidad de rectificación. El cortocircuito imagen de sus padres infantiles, sustituyéndola
afectivo, al eliminar el pensamiento, donde la por la de sus padres actuales, en un tercer pro-
culpa puede elaborarse, permite el maltrato de- ceso de duelo.
finitivo de los objetos reales y fantaseados,
creando en última instancia un empobrecimien-
to del yo, que trata de mantenerse irrealmente DUELO POR LOS PADRES
en una situación infantil de irresponsabilidad, DE LA INFANCIA
pero con aparente independencia, a diferencia
del adolescente normal, que tiene conflictos de La relación infantil de dependencia se va
dependencia pero que puede reconocer la frus- abandonando paulatina y dificultosamente. La
tración. La imposibilidad de reconocer y acep- impotencia frente a los cambios corporales, las
tar la frustración obliga a bloquear la culpa e penurias de la identidad, el rol infantil en pugna
inducir al grupo a la actuación sadomasoquista, con la nueva identidad y sus expectativas socia-
no participando de la misma. Puede hacerlo les hacen que se recurra a un proceso de nega-
porque disocia pensamiento de afecto y utiliza ción de los mismos cambios, que concomitante-
el conocimiento de las necesidades de los de- mente se van operando en las figuras y las imá-
más para provocar su actuación, satisfaciendo genes correspondientes- de los padres y en el
así, indiferentemente en apariencia, sus propias vínculo con ellos, que por supuesto no perma-
ansiedades psicóticas. necen pasivos en estas circunstancias, ya que
también tienen que elaborar la pérdida de la
El adolescente normal puede, en estas cir-
relación de sometimiento infantil de sus hijos,
cunstancias, seguir los propósitos del psicópata,
produciéndose entonces una interacción de un
y sucumbir en la acción, ya que participa intensa
doble duelo, que dificulta aun más este aspecto
y honestamente de la misma. Es así que el con-
de la adolescencia. Se pretende no sólo tener a
flicto de identidad en el adolescente normal ad-
los padres protectores y controladores, sino que
quiere en el psicópata la modalidad de una mala
.. fe consciente, que lo lleva a expresiones de pen-
periódicamente se idealiza la relación con ellos,
buscando un suministro continuo que en forma
samiento cruel, desafectivo, ridiculizante de los imperiosa y urgente debe satisfacer las tenden-
demás, como mecanismos de defensa frel\te a cias inmediatas, que aparentemente facilitarían
la culpa y al duelo por la infancia perdida, que el logro de la independencia. El pensamiento se
no pueden ser elaborados.
expresa aquí en forma de contradicciones : es la
Normalmente, el adolescente va aceptando necesidad inmediata del automóvil familiar (de-
las pérdidas de su cuerpo infantil y de su rol pendencia), para mostrarse como adulto y due-
150 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 151

ño de la potencia familiar (seudoindependen- masiado intens~s para ser soportadas. Hay aquí
cia) . La demanda desconsiderada y a veces una verdadera · "demencia de las percepcio-
inoportuna de dinero (dependencia) para ma- nes" ( 5), que le impide verificar la realidad y
nejarse como un individuo adulto y potente le obliga a vivenciar la frustración como una
frente a los demás (seudoindependencia). amenaza de muerte, de la que se defiende con
Las contradicciones de pensamiento de este una respuesta en cortocircuito, en donde la
tipo, tan frecuentes en la adolescencia, nos percepción distorsionada actúa como causa des-
muestran la falta de elaboración conceptual y encadenante de un efecto avasallador.
la permanencia en niveles inferiores de este La negativa del automóvil, por ejemplo, obli-
proceso. Esta misma contradicción produce per- ga al robo del mismo (robo del pecho omnipo-
plejidad en el manejo de las relaciones objetales tente y frustrador) . La falta de dinero puede
parentales internalizadas y rompe la comunica- llevar al acto delictivo o criminoso que facilite
ción con los padres reales externos, ahora total- su obtención. Hay percepción-acción, sin pen-
mente desubicados en el contexto de su persona- samiento.
lidad. Figuras idealizadas deben sustituirlos, y En vez de buscar la soledad que le permita
entonces el adolescente se refugia en un mundo la elaboración de la pérdida de los padres in-
autista de meditación, análisis, elaboración de fantiles, la evita constantemente, tratando de
duelo, que le permite proyectar en maestros, diluir su personalidad a través de icentiíícacio-
ídolos deportivos, artistas, amigos íntimos y su nes proyectivas masivas con grupos de delincuen-
diario, la imagen paterna idealizada. Esta sole- tes o semidelincuentes, a los que hace actuar sus
dad periódica del adolescente es activamente ansiedades. El psicópata percibe al mundo ex-
buscada por él, ya que le facilita su conexión terno como amenazagor y frustrante, y en su
con los objetos internos en este proceso de pér- respuesta apresurada y angustiosa frente a esta
dida y sustitución de los mismos, que va a ter- amenaza utiliza su caudal intelectual para pres-
minar enriqueciendo el yo. El diario que fre- cindir de la confrontación crítica y emplea tan
cuentemente llevan los adolescentes sirve para sólo una racionalización más o menos coherente
la externalización de los objetos internos y de para explicar su conducta desaprensiva y cruel,
sus vínculos, permitiendo el control y cuidado carente aparentemente de culpa, y la no nece-
de los mismos en el exterior. Esto facilita la sidad de justificación, ya que está permanente-
elaboración de las relaciones objetales perdidas, . mente en la actitud de recibir el suministro
mediante la fijación de las mismas en su diario. continuo que el adolescente normal sólo desea
En el psicópata, los padres infantiles tienen momentánea y periódicamente. El duelo por el
vigencia real y permanente, y la pérdida del cuerpo infantil perdido, por la identidad y el
suministro continuo acarrea frustraciones de- rol infantil, y por los padres infantiles, lleva
152 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 153

consigo, dentro del proceso del pensamiento, actúa sin esta noción limitante, que permite la
una dificultad en la discriminación de la ubica- ubicación del individuo en el mundo.
ción temporal del sujeto y de la identificación La periodicidad de pensamiento primario ob-
sexual del mismo. servada en el adolescente normal adquiere ca-
racteres de permanencia en el psicópata.
EL TIEMPO EN EL ADOLESCENTE
EL SEXO EN EL ADOLESCENTE
El adolescente entra en una crisis de tempo-
ralidad ( 8). El niño tiene un concepto fenome- Freud ( 4) estableció la importancia de los
nológico de la limitación del espacio y le falta cambios puberales en el camino del autoerotis-
el concepto de tiempo, que es limitado para él. mo a la sexualidad madura genital. Los cambios
El adulto tiene la noción de lo infinito espacial biológicos de la pubertad imponen la sexualidad .
y la temporalidad del existir. En el adolescente genital al individuo e intensifican la urgencia
esto se entremezcla y confunde, presentando en- del duelo por el cuerpo infantil perdido, que
tonces el pensamiento del adolescente las con- implica también el duelo por el sexo perdido.
tradicciones de inmediatez o de relegación infi- En la segunda mitad del primer año de vida,
nita frente a cualquier tipo de posibilidades de de acuerdo con lo señalado por Arminda Abe-
realización, a las que pueden seguir sentimien- rastury, el niño verifica su identidad sexual y,
tos de impotencia absoluta. Es un verdadero a través del juego, trata de elaborar la situa-
estado caótico que por momentos parecería in- ción traumática que significa la pérdida del otro
dicar la invasión y predominancia de un tipo sexo, recuperándolo de un modo simbólico a tra-
de pensamiento primario. vés de objetos. En la pubertad, la definición
Éste va siendo sustituido por el juicio de de su capacidad creativa marca una nueva de-
realidad mediante la elaboración de los tres due- finición sexual en la procreación, ya que sus
los enunciados, que permite ubicar cuerpo, rol genitales no sólo aceptan la unión de la pareja,
y padres infantiles en el pasado, aceptando el sino también la capacidad de crear. En la ado-
transcurso del tiempo y, con éste, el concepto lescencia se intenta recuperar infructuosamente
el sexo perdido, mediante' la masturbación, que
de muerte como proceso irreversible y natural
dentro qel desarrollo. es una negación omnipotente de esta pérdida. El
psicópata, en cambio, permanece en una bisexua-
En el psicópata, la atemporalidad se establece lidad fantaseada que tiene para él todo el sig-
rígidamente en su pensamiento; posterga y exi- nificado de la realidad psíquica y que le impide
ge sin discriminación frente a la realidad, y relaciones amorosas de objeto y el logro de la
LA ADOLESCENCIA NORMAL 155
154 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

pareja que busca, y que en cambio sí puede La elaboración incompleta de los duelos o la
obtener el adolescente normal. Éste pasa por no elaboración de alguno de ellos producirá fi-
momentos de confusión de sexos que implican jaciones o exageraciones de estos procesos, que
fantasías homosexuales, que son las que preci- podrán ser identificados en la conducta psico-
samente le permiten elaborar los duelos inhe- pática, donde adquieren modalidades de fijeza y
rentes a esta etapa del desarrollo. de irreductibilidad, que, teniendo en cuenta es-
tas consideraciones, pueden ser modificadas me-
diante el tratamiento psicoanalítico.
RESUMEN

El pensamiento del adolescente está determi- BIBLIOGRAFIA


nado por un proceso de triple duelo:
1) duelo por el cuerpo infantil ; l. Aberastury, A.: "La fase genital previa". Bue-
2) duelo por la identidad y el rol infantil; nos Aires, Revista de Ps~coanálisis, XXI, 3,
3) duelo por los padres de la infancia. págs. 203-213, 1964.
2. - "La existencia de la organización genital en
El duelo por la bisexualidad infantil perdida el lactante". Revista Brasileira de Psicanálise,
acompaña a estos tres procesos de duelo. I, 1, pág. 18, 1967.
Se produce básicamente un cortocircuito del 3. Arieti, S.: "Psychopatic personality. Sorne views
pensamiento, en el que se observa la exclusión on its psychopathology and psychodinamics".
de lo conceptual lógico mediante la expresión Com'[n'ehensive Psychiatry, IV, 5, pág. 301, 1963.
a través de la acción. 4. Freud, 1S.: "Una teoría sexual". Obras Comple-
El duelo por el cuerpo infantil perdido obliga tas. Madrid, Biblioteca Nueva, Il, 1923.
a una expresión en la acción motora directa. 5. Gruhle: Cit. en E. Mira y López: Manual de psi-
El duelo por la identidad y por el rol infantil quiatría. Buenos Aires, El Ateneo, pág. 483,
permite la actuación afectiva desaprensiva, pa- 1958.
sional o llena de indiferencia, sin consideración 6. Klein, M. : "Sobre la identificación", en Klein, M.
racional alguna por los objetos. y otros: Nuevas direcciones en pswoanáiisis.
El duelo por los padres de la infancia produce Buenos Aires, Paidós, 1965.
una distorsión de la percepción que facilita la 7. Knobel, M.: "Psicología de la adolescencia". La
respuesta inmediata, global e irracional. Plata, Revista de la Universidad Nacional de
Esta triple situación trae consigo también la La Plata, 16, enero-diciembre, 1962.
confusión sexual y de la temporalidad, que ca- 8. Merenciano, F. M.: Psicopatología de la adoles-
11acterizan el pensamiento del adolescente. cencia. Valencia, Metis, 1947.
156 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL

9. Piaget, J.: Psicología de la int.eligencia. Buenos


Aires, Psique, 1955.
10. - La f ormaci6n del símbolo en el niño. México,
Fondo de Cultura Económica, 1961.
11. Zac, J.: "El impostor. Contribución al estudio
de la psicopatía". Buenos Aires, Revista de Psi.
coanálisis, XXI, 1, pág. 58, 1964.
Capítulo 6

EL ADOLESCENTE Y EL
MUNDO ACTUAL
por ARMINDA ABERASTURY

A PARTIR de principios de siglo, la adolescen-


cia fue motivo de continuos estudios que
progresaron desde considerar solamente los pro-
blemas surgidos del despertar de la genitalidad
hasta el estudio de las estructuras de pensa-
miento que ubican al joven en el mundo de va-
lores del adulto. La psicología, la psiquiatría, el
psicoanálisis, intentaron comprender y descri-
bir el significado de esta crisis de crecimiento
que se acompañaba de tanto sufrimiento, de
tanta contradicción y de tanta confusión. La
sociología y la psicología social arrojaron luz
sobre el problema y permitieron vislumbrar la
solución de algunos de sus problemas intrínse-
cos. En estas páginas hablamos tanto del joven
en crecimiento y sus problemas como del im-
pacto que produce este crecimiento en el am-
biente adulto y en la sociedad adulta, y de las
trabas que oponen a este crecimiento y a las
modificaciones que implica.
158 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL
LA ADOLESCENCIA NORMAL 159
¿Cuáles son los motivos para que la sociedad tiende de los 12 a los 21, y en los varones de los
no modifique sus rígidas estructuras y se em- 14 a los 25 años en términos generales.
peñe en mantenerlas aun cuando el individuo El crecimiento y modificaciones de su cuerpo
cambia ? ¿ Qué conflictos conscientes o incons- al llegar a la pubertad -(latín, pubertas de pú-
cientes hacen que los padres ignoren p no com- ber: adulto) capacidad de engendrar- imponen
prendan la evolución del hijo? ·· al adolescente un cambio de rol frente al mundo
El problema muestra así otra cara -es- exterior, y el mundo externo se lo exige si él no
condida hasta hoy bajo el disfraz de la adoles- lo asume. Esta exigencia del mundo exterior es
cencia difícil-: es la de una sociedad difícil, vivida como una invasión a su propia persona-
incomprensiva, hostil e inexorable a veces fren.: lidad. Aunque él no quiera -sobre todo el ado-
te a la ola de crecimiento lúcida y activa que le lescente que cambia de golpe- es exigido como
impone la evidencia de alguien que quiere actuar si fuese un adulto, y esa exigencia del mundo
sobre el mundo y modificarlo bajo la acción de exterior por lo general lo conduce -como de-
sus propias transformaciones. fensa- a mantenerse en sus actitudes infantiles.
El signo que caracteriza esta etapa es, desde La característica de la adolescencia es que el
el punto de vista del individuo, la necesidad del niño, quiera o no, se ve obligado a entrar en
joven de entrar a formar parte del mundo del el mundo del adulto ; y podríamos decir que pri~
adulto y los conflictos que surgen tienen su raíz mero entra a través del crecimiento y los cam-
en las dificultades para ingresar en ese mundo bios de su cuerpo y mucho más tarde de sus
y en las del adqlto para dejar paso a esa nueva capacidades y sus afectos. Es muy frecuente
generación que le impondrá una revisión crí- que a los 16, 17 ó 18 años se muestren muy
tica de sus logros y de su mundo de valores. maduros, en algunos aspectos, pero paradójica-
Literalmente, adolescencia (latín, adolescen- mente inmaduros en otros. Esto surge por un
cia, ad: a, hacia + olescere: forma incoativa de juego de defensas frente al nuevo rol y frente
olere, crecer) significa la condición o el proceso al cambio corporal que es vivido como una irrup-
de crecimiento. El término se aplica específica- ción incontrolable de un nuevo esquema corporal
mente al período de la vida comprendida entre que le modifica su posición frente al mundo ex-
la pubertad y el desarrollo completo del cuerpo, terno y lo obliga a buscar nuevas pautas de con-
cuyos límites se fijan, por lo general, entre los vivencia. Lo que ha aprendido como niño, en
13 y los 23 aí'íos en el hombre, pudiendo exten- aprendizaje y en adaptación social ya no le sir-
derse hasta los 27 años.
ve. El mundo externo y él mismo exigen un
Si bien suele incluirse a ambos sexos en el cambio en toda su personalidad. Frente a esta
período comprendido entre los 13 y los 21 años, invasión la primera reacción afectiva del niño
los hechos indican que en las adolescentes se ex- ~s un refugio en su mundo interno ; es como si
160 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL LA ADOLESCENCIA NORMAL 161
él quisiera reencontrarse con los aspectos de su s1on y la ansiedad creadas por la acumulación
pasado para poder enfrentar después el futuro. de los medios de destrucción representan una
Si se aleja del mundo exterior y se refugia amenaza permanente y sabemos que la estabi-
en el mundo interno, es para estar "seguro", lidad es el clima necesarfo para que un ser
porque en todo el crecimiento existe un "impul- humano se desarrolle normalmente. Necesitamos,
so hacia lo desconocido y temor a lo desconoci- hoy más que nunca, recurrir a todos los cono-
do". Ese refugio en la infancia se debe no cimientos sobre el hombr-e y aplicarlos para en-
solamente a que le cuesta hacer el "duelo de la contrar la mejor forma de contrarrestar esta
infancia" sino que la infancia misma es lo que angustia de hoy que al reforzar el temor a la
él conoce. Su rol frente al ambiente inmediato, muerte incrementa la que surge del crecimiento
o frente a la escuela, frente a las bandas de com- mismo.
pañeros es "un rol de niño", al cual él ya estaba En la formulación de las medidas para una
adaptado desde muchos años atrás. higiene mental del adolescente -aunque la ado-
Prima en ese momento una actitud crítica lescencia tiene el carácter universal que hemos
frente al mundo externo y a los adultos en ge- señalado- deben admitirse caracteres propios y
neral; él no quiere ser como determinados adul- por lo tanto medidas específicas en los distintos
tos que rechaza con violencia y elige en cambio medios sociales y en especial en sociedades como
un ideal. El mundo interno que ha ido desarro- las latinoamericanas que están sufriendo, en
llando a través de toda su infancia identificán- diversos grados, una transformación : de la so-
dose con aspectos de sus padres, maestros o ciedad tradicional a la sociedad moderna, téc-
figuras sustitutivas de ambos le servirá de nica e industrializada, o de un mundo rural a la
"puente" para reconectarse con un mundo ex- adaptación de los avances del industrialismo y
terno que es nuevo para él, a consecuencia de de la urbanización.
su cambio de status. El duelo por la infancia y
por los padres de la infancia involucra al yo y
al mundo externo. "No soy un niño, yo mismo
he perdido mi condición de niño ; mis padres son
los padres de un adulto y yo tengo que com-
portarme como tal, como mi cuerpo, mi mente
y la sociedad me lo exigen."
Es por eso que otro de los problemas centrales
del adolescente es la búsqueda de su identidad.
Todos estos problemas son más graves actual-
mente, vivimos en un mundo en el que la ten-
11

LA ADOLESCENCIA NORMAL 163

Sin comprender, genéricamente, al adolescente


individual y su motivación y acción en el me-
dio, consideramos que todo enfoque de esta gra·n
problemática que es el adolescente en y frente
a nuestra cultura, obvia el conocimiento del ob-
APENDICE jeto de estudio mismo, que es el propio adoles- .
cente.
En este campo nuestro aporte también es
Si hemos insistido repetidamente en ciertos , parcial, pero apunta hacia una integración con-
puntos es porque los consideramos básicos para ceptual y pragmática que pretendemos debe ha-
la comprensión de los psicodinamismos de la cerse con mayor información general.
adolescencia. Insistimos que hemos considerado absoluta.-
La tautología es inevitable cuando se recopi- mente necesariia la repetición -muchas veces
lan trabajos. En este caso hemos considerado deliberada- _de ciertas ideas, porque son, a
incluso conveniente insistir en determinados con- nuestro entender, las que más contribuyen a
ceptos, como los de duelo durante la adolescen- nuestro propósito esclarecedor.
cia, porque identifican nuestra forma de pensa-
miento psicodinámico acerca de lo que ocurre en ARMINDA ABERASTURY
este período de la vida. MAURICIO KNOBEL
Consideramos que así logramos transmitir no
sólo nuestra conceptualización acerca de la ado-
lescencia, sino que también comunicamos una
experiencia clínica, que al ser aplicada, propor-
ciona lo satisfactorio de la verificación de una
hipótesis de lo que ocurre en las fantasías in-
conscientes del joven. Este aporte pragmático
!o recomendamos a terapeutas y educadores que
trabajan con adolescentes, pues nos ha demos-
trado en la práctica su utilidad clínica y psicope-
dagógica.
El adolescente participa en la sociedad con
i:ius propias características psicodinámicas y he-
mos esbozado ideas acerca de aspectos parciales
de la interrelación cultura-sociedad-adolescencia.
OBRAS CONEXAS DEL FONDO PAIDOS

A. Freud y otros: El desarrollo del adolescente; J. F.


Masterson; El dilema psiquiátrico del adolescente; J.
Bleger y otros: La identidad del adolescente; E. H.
Erikson: Identidad, juventud y crisis; E. H. Erikson
y otros: La juventud en el mundo moderno; R. E.
Muuss: Teorías de la adolescencia; G. Caplan y S.
Lebovici: Psicología social de la adolescencia; M.
Harris y otros: Su hijo de 12 a 14 años; M. Harris y
otros. Su hijo adolescente; Th. Lidz y otros; El ado-
lescente y su familia; M. E. M. Herford y otros:
Transición de la escuela al trabajo en la adolescencia;
l. - L. Danna: Los problemas del adolescente al
ingresar en la escuela secundaria; K. Friedlander:
Psicoanálisis de la delincuenia juvenil; J. A. Sours y
otros: Perturbaciones psíquicas del adolescente; A.
Bryt y otros: El trabajo psiquiátrico del adolescente;
D. F. Buckle y otros: Servicios comunitarios de salud
mental para el adolescente; R. Dreikurs y L. Grey:
Cómo lograr la disciplina en el niño y en el adolescen-
te. Guía práctica para padres y maestros; L. J. Stone
. y J. Church: Niñez y adolescencia. Psicología de la
persona que crece, y El adolescente de 13 a 20 años;
E. Hurlock: Psicofogía de la adolescencia; M. Rosen-
berg: La autoimagen del adolescente; G. M. Blair y
R. S. Jones: Cómo es el adolescente y cómo edu-
carlo; A. Gesell y F. Ilg: El adolescente de 10 a 16
años; El niño de 13 y 14 años; El niño de 15 y 16
años; B. Inhelder y J. Piaget: De la lógica del niño a
la lógica del adolescente.
ISBN: 978-968-853-261-4
<-
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