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Bartolomé de Las Casas, Sobre el conocimiento universal de Dios y el problema de los

sacrificios rituales en Apologética Historia Sumaria (selección de textos)


Fte. Fray Bartolomé de Las Casas, Obras Completas, Madrid: Alianza, 1992 Vols. 6, 7,8

Capítulo 186
[En el cual se cotejan la religión, ceremonias, ritos y sacrificios de las gentes idólatras
antiguas con los de las naciones naturales de estas nuestras Indias]

….COMO EN OVILLO…

Ya no resta desta parte quinta, que según el Philósopho 1 se requiere para la buena y bien
proveída república, sino cotejar la religión y cerimonias, ritos y sacrificios de todas las gentes
idólatras antiguas a los de las naciones naturales destas nuestras Indias, para que nos conste
quién dellas fueron más llegadas o más remotas de la razón. Y comenzando nuestro cotejamien to
y comparación, como habernos hecho en lo pasado, desta isla Española y de sus comarcanas
islas, ya dejimos arriba en el capítulo [120] que como tuvieron el cognoscimiento de Dios
delgado y muy universal y confuso, así en los dioses o ídolos y templos y sacerdotes y sacrificios
delgada y confusa y umversalmente se hubieron (con cuasi ninguna religión). Y así estimamos
que, cuanto al cognoscimiento de Dios, tenían sus entendimientos y razón como plegados y
encogidos como en ovillo y, por consiguiente, en potencia de alcanzar, los tiempos andando,
con experiencias de sus necesidades y por los efectos de las cosas criadas que vían y oían más
particular concepto y cognoscimiento de Dios, desenvolviendo y actuando con el ejercicio y dis
curso de la razón aquel concepto muy universal y confuso, como quien desenvuelve un ovillo .
(…………………………..)
Así que, como en nuestra criación se nos dan universalmente a todos los hombres del mundo
aquellas simientes y principios de las sciencias y virtudes, por virtud de las cuales con el
ejercicio y operación actual podemos ser scientes y virtuosos, de la misma manera en nuestra
creación se nos imprime aquel primero y universal principio, conviene a saber, que hay Dios, a
quien los hombres universos deben recognoscer por superior y hacelle algún servicio en
recognoscimiento de .su universal señorío, y este servicio llaman sacrificio, que pertenece a solo
Dios, guiados y encaminados por la lumbre natural, y juntamente con él nos es concedido apetitu
e inclinación para buscalle, para más en particular cognoscello y acudir a él en todas nuestras
necesidades. Pero porque aquel principio y cognoscimiento universal está en los que carecen de
doctrina revelada del mismo Dios como en ovillo, liado, callado y dormido, que no hace nada ,
que no es otra cosa sino estar en potencia y aparejado para que si la misma persona por sí
misma fuere discurriendo, inquiriendo y considerando actualmente con el juicio de la razón ,

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por la , experiencia que de sus defectos tiene que nadie se los pueda remediar si no fuere más
que hombre y por efectos de las criaturas, mayormente de los cuerpos celestiales, como se
mueven y son tan bien ordenados, y aquel principio universal de que hay Dios y superior de
todas las cosas aplicare a materias determinadas como aquesta: «el que ha de ser Dios y
superior de los hombres merece que sea la mejor y más digna cosa de todas las cosas, y de allí
procediere a algunas particulares conclusiones como aquesta: «cierto, del nos vienen los bienes
que tenemos»; y de allí a otras como aquélla: «cierto, cosa buena y poderosa debe ser», y de allí
a otras como aquélla: «cierto, digna cosa es que le sirvamos»; y de allí en otras munchas que
se alcanzan no súbitamente, sino los tiempos andando y con muncha y diligente consideración.
Y cuanto en esto, de conclusión particular en particular conclusión, se va con el tiempo y el
discurso más adelante, más va explicándose y desenvolviéndose y poniéndose en actu aquel ovillo
encogido, liado, dormido y callado, sin hacer nada más de estar aparejado para cuando lo
quisieren desenvolver y desliar, descubriéndose y desparciéndose lo que estaba incluso en aquel
principio universal, conviene a saber, que hay Dios. Del cual principio que antes cognoscía en
universal, guiado nuestro entendimiento, viene a entender y cognoscer lo que no cognoscía ni
entendía en particular, conviene a saber, que Dios es el dador de todos nuestros bienes y que muestra
ser muy bueno y poderoso y tener otras perfecciones y, por consiguiente, merece ser adorado y
servido de los hombres.
De aquí viene o vino que cuanto más los entendimientos de los hombres vinieron en cognoscimiento de
más particulares conclusiones de las perfecciones de Dios, tanto más se sentían obligados y, por
consiguiente, más costosos sacrificios le ofrecían, como arriba queda probado. No es contra esto si
se dijere que el demonio les movía e incitaba por los oráculos a que tan crueles sacrificios
sacrificasem, como eran los de tanta sangre humana, porque no los incitaba el demonio sino
haciéndoles entender que a los dioses se les debía aquello y muncho más, y así, so color y especie
de merecimiento divino y deidad. Desta manera y discurso dicho podían ser por otros hombres —
aunque más breve— que hobiesen sido más considerados y experimentados, guiados y ayudados a
venir en cognoscimiento de las dichas conclusiones particulares y en otras más. Y así parece que
debió de ser, que los que el demonio instituía por sacerdotes, theólogos y adevinos, que oficio de
profetas usaban, el dicho discurso y las dichas conclusiones las predicaban y enseñaban.
Pero en la verdad, otra vía proveyó la divina providencia y benignidad a los hombres que hobo criado
y redemido para les dar cognoscimiento de sí mismo y beatificallos, más cierta y más fácil. Esta es la
vía de la fe cathólica por el mismo Dios revelada, la cual no solamente descubre y enseña lo que "
por vía y discurso de la razón natural se alcanza (que cuanto más puede dar a cognoscer no pasa de
que hay un solo Dios a quien se deba servir e adorar), pero la fe descubre y predica este Dios ser

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trino y uno, hacedor de todas las criaturas, glorificador de las buenas ánimas y munchas cosas invisi
bles, con todo lo demás que pertenece a los artículos de la fe tocantes a la divinidad y humanidad. Y
tpdo esto por otra vía y manera más alta y divina que la razón natural enseña, por muncho alto que
se empine; los cuales todos se alcanzan fácilmente sin discurso de razón y sin pensar o discurrir
munchos años, sino solamente, o inspirados invisiblemente por divina revelación o oídos por la
palabra divina y evangélica predicación, creyendo, conviene a saber, captivando el entendimiento
y postrando la voluntad en obsequio y servicio de JesuChristo, que fue y es universal Redemptor;
no resistiendo a la divina inspiración, dando crédito y en ello gloria y honor a Dios, cuya una de
sus grandes perfecciones es ser primera verdad, que ni puede ser engañado ni engañar. Y esta
sancta fe ninguno la puede tomar para sí ni a otro dalla, por más que lea los sagrados libros, ni a
otros por — milagros ni por razones la persuada. Solamente la da Dios e infunde en nuestras
ánimas de gracia, cuanto al hábito y cuanto al acto, que es creer,moviendo e inclinando la
mente del que cree a que crea por la infusión della. Así lo dice Sant Pablo Ad Epbesios, 2°: Gratia
enim estis salvati per fidem et hoc non ex vobis; Dei enim donum est, non ex operibus, ut ne quis
glorietxr4, etc. Infúndela Dios supernaturalmente a todos los que resciben el agua del
baptismo, según que para recibilla con verdad se disponen, y también en los niños que carecen de
uso de razón cuanto al hábito.
(…………………………………………………..…….)

Capítulo 143
[De cómo la razón humana manda ofrecer sacrificios a Dios]

Lo cuarto y postrero que ocurre tocante a la religión supersticiosa o verdadera, que se deba tractar,
es las ofrendas y sacrificios, cerca de los cuales no ser inferiores todas estas naciones también, como
ni en los tres artículos pasados de la religión, mostrando ser gentes de razón y de muy buen juicio
razonable, que todas las otras idolatrías pasadas; antes a munchas y aun a todas quizá las del mundo
exceder con gran ventaja por lo que se dijere se cognoscerá.
Para mayor evidencia de lo cual conviene, lo uno, reducir a la memoria lo que arriba en el capítulo
[71] concluimos, conviene a saber, que no hobo nación ni la pudo haber en el mundo tan bárbara,
brutal y en las cosas de razón y humanas tan inculta que, así como no pudo ni puede carecer de
cognoscimiento alguno, claro o escuro, que sea universal y confuso, mayor o menor, poco o mucho,
que hay Dios superior y de quien tienen necesidad de ser ayudados y socorridos todos los hombres;
de la misma manera ninguna nación ni gente pudo ni puede ignorar que esto que decimos sacrificio
(que es una protestación y testificación exterior del recognoscimiento que se tiene del señorío universal
de Dios sobre toda criatura) se deba dar y ofrecer a sólo Dios, y no a otro alguno.

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Lo otro es bien de suponer que, según el Philósopho en el séptimo de las Políticas1, capítulo noveno,
junto al comento de Sancto Tomás2, y en el octavo de las Ethicas*, capítulo 10, naturalmente nuestro
entendimiento juzga deberse a Dios en servicio lo más excelente que los hombres tienen y con lo mejor
que pudieran haber se debe servir e se le ha de ofrecer. Y aún dice más: que con todo cuanto el
hombre le ofreciere siempre le quedará en deuda, porque ninguna cosa puede tener y dalle que, a lo
quel hombre a Dios debe, sea equivalente: Diis nullus pro dignitate unquam retribuere potest, sed
qni pro facúltate id agit, bonus esse videtur*. La razón es porque todo hombre por instincto natural se
siente no tener cosa en sí que no la haya recebido de aquél que tiene por Dios, y así todo su ser y
vivir e sustentación del haber procedido. Pues como nuestro entendimiento conciba esto de aquél
que tiene por Dios, luego, consiguientemente concibe debérselo todo a Dios. De aquí es que
ningún hombre ni algún reino ni comunidad puede a Dios satisfacer ni recompensar por los
beneficios recebidos con cualesquiera obras y trabajos, ni con muerte ni con vida, en cuanto es de
parte de sí ni de las obras suyas, si no es por la condescendencia y benignidad suya, que se contenta
con aquello poco que vale lo que le damos de lo suyo propio que del habernos recebido .
Lo otro, es de suponer que aunque ofrecer sacrificio a Dios sea de ley natural, pero las cosas en qué o
de qué se deba ofrecer sacrificio no es de ley natural, sino déjase a la determinación de los hombres o de
toda la comunidad o de aquél que la rige, que por ley o por mandamiento o por costumbre las
determine; o si ésta faltare cada una persona particular tiene licencia de ofrecer lo que quisiere. Y así,
las cosas en qué o de qué se ha de hacer o ofrecer sacrificio son de ley positiva, y no de ley o derecho
natural
(…………………………………………………..…….)
Capítulo 183
[En el cual se prueba que las naciones mas religiosas fueron aquellas que ofrecían a
Dios más y mas excelentes sacrificios]

(……………………………………………..…….)

(…) nuestro entendimiento y razón natural juzga y nos enseña naturalmente y dicta que a Dios
debemos ofrecer, cuando le ofreciéramos, lo mejor y mas precioso que tuviéramos, esto con sumo
cuidado y diligencia, y asi es de ley natural, como por lo que se dijo en el capitulo 143 parece. Luego,
quien ofreciera a Dios sacrificio de mejores y mas preciosas cosas, y estas con summo cuidado y
diligencia y solicitud, visto será usar mejor que otro, que ofreciese sacrificio de no tales (…)
(…)porque aquel hombre o aquella gente que de mejores y mas preciosas y costosas y más de si
amadas cosas ofrece a Dios sacrificio, y con mayor cuidado y solicitud y diligencia y trabjo, parece
naturalmente formar y tener mejor y mas noble y digno concepto y estimacion natural y

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cognoscimiento de la excelencia, nobleza, dignidad y merecimiento de Dios y de la deuda que las
criaturas le deben.
(……………………………………………..…….)

De lo dicho parece manifiestamente seguirse, las gentes que a sus dioses ofrecían sacrificios de los animales
tener y formar dellos mas noble y mejor concepto y estimación, y asi usar mejor del juicio de la razón y de
los actos del entendimiento, que las que solamente ofrecían yerbas y inciencio (….)
Pero las naciones que a sus dioses ofrecían en sacrificios hombres, por la misma razón, mejor concepto
formaron y mas noble y digna estimación y tuvieron de la excelencia y deidad y merecimiento( puesto que
idolatras engañados) de sus diose

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