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Juan Javier Saavedra Mayorga

La administración y el origen de la
concepción instrumental del
hombre en la sociedad moderna*
Juan Javier Saavedra Mayorga**

Recibido: septiembre de 2006 - Aprobado: octubre de 2006

RESUMEN
Este artículo es una reflexión sobre la evolución histórica de la concepción moderna del ser
humano. Intenta mostrar que la administración, como manifestación del proceso de subjetiva-
ción de la razón, ha concebido a la naturaleza, al hombre y algunos ámbitos del saber como
simples medios para el cumplimiento de otros fines, principalmente económicos. El documento
inicia examinando el humanismo y su concepción sobre el hombre, para observar luego en qué
medida las capacidades de autoperfeccionamiento y razón que tal postura supone propia de la
humanidad se han transformado, respectivamente, en autoconservación económica y en adap-
tación mecánica de medios a fines. Por último se observa la influencia que ha tenido la adminis-
tración en la formación de una nueva concepción del hombre y su relación con el mundo, y se
señalan algunas consecuencias sociales.

Palabras clave: Administración, humanismo, razón instrumental, trabajo, ética.

ABSTRACT
This article is a reflection about the historical evolution of the modern conception of human
being. It aims to show that Management, as manifestation of the reason subjectivation process,
has conceived nature, human being and some sciences merely as means to achieve economic
purposes. The document begins by examining humanism and his conception of man, and
observes how his capabilities of reason and self-perfection have been transformed into
economic maintenance and mechanical goal-means adaptation. Finally, the article examines
the influence that management has had in the formation of a new conception of human being
and his relationship with the world, and points out some social consequences.

Key words: Management, humanism, instrumental reason, labour, ethics.

*
El artículo se deriva de la investigación teórica realizada por el autor para la formulación de su
proyecto de tesis doctoral.
**
Estudiante del Doctorado en Ciencias de Gestión de las Universidades Rouen, París XIII y
Nacional de Colombia. Magíster en Administración y Administrador de Empresas de la Univer-
sidad Nacional de Colombia. Profesor de carrera de la Universidad del Rosario. Correo electró-
nico: juan.saavedra49@urosario.edu.co.

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

1. INTRODUCCIÓN y ¿qué me está permitido esperar?


La primera pregunta es respondida
Cuando un hijo de la moderna civili- por la teoría del conocimiento, la se-
zación occidental se pregunta por los gunda por la ética y la tercera por
orígenes de la percepción contem- la teología. De manera inespera-
poránea del mundo, le resulta casi da, Kant afirma, sin embargo, que
imprescindible referirse a la influen- todas ellas pueden ser reducidas a
cia que sobre ésta ha tenido uno de una sola: ¿qué es el hombre? Con
los más importantes filósofos de la esta sola pregunta y con la consi-
modernidad: Inmanuel Kant. El ilus- guiente traducción de problemas cog-
tre pensador de Königsberg planteó noscitivos, morales y religiosos, en
y resolvió en su obra algunos de los términos estrictamente humanos, “a
debates más significativos que tenían paso lento pero inequívoco suele de-
lugar en la filosofía de su tiempo. El cirse que comienza la vocación an-
más conocido de ellos se refiere a la tropológica de la filosofía moderna”
disputa entre racionalistas y empiris- (Morey, 1987, p. 24). El segundo tex-
tas acerca del origen del conocimien- to es la Fundamentación de la me-
to humano, el cual fue resuelto por tafísica de las costumbres, publicado
Kant a través del recurso del criti- en 1785. En él plantea su imperativo
cismo, que concede a la razón el lu- categórico, o ley moral por excelen-
gar de ordenadora de la experiencia cia, derivada de la razón, cuya terce-
sensible a través de las categorías ra formulación es la siguiente: “Obra
del entendimiento, en tanto que la de tal modo que uses a la humani-
experiencia recolecta las impresio- dad, tanto en tu persona como en la
nes elaboradas luego por la razón. persona de cualquier otro, siempre
No obstante ser el más conocido, como un fin, nunca como un me-
éste no fue el único debate en el que dio” (Kant, 2000, pp. 44-45). De
Kant intervino. Por la época se de- esta forma, no sólo en términos me-
sarrollaba otro importante debate todológicos todas las preocupacio-
acerca de la naturaleza y particula- nes o problemas tienen al hombre
ridades del ser humano, y del lugar como referencia central, sino que
de la reflexión sobre estas cuestio- además el imperativo categórico, uni-
nes en la filosofía. versal e incondicional en tanto ema-
na de la razón práctica, impide su
Dos textos son ilustrativos de la po- instrumentalización. La dignidad del
sición kantiana a este respecto: en hombre, entonces, que no su precio,
el primero de ellos, un curso de lógi- sólo se ve satisfecha si es tratado
ca dictado en su universidad, afirma como un fin, nunca como un medio.
que todo su proyecto filosófico pue-
de sintetizarse en tres preguntas: ¿qué El propósito de este texto es mos-
puedo saber?, ¿qué debo hacer? trar que la Administración, en tanto

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manifestación del proceso de subje- 1997, p. 9). Si bien el más conocido


tivación de la razón que ha tenido es el renacentista, no ha sido, ni con
lugar durante los últimos siglos, ha mucho, el único. A lo largo de la his-
implicado la contravención de este toria podemos ubicar además el hu-
postulado kantiano; en otras palabras, manismo greco-latino, el iluminista,
que por su misma naturaleza y con- el positivista decimonónico y el
diciones de surgimiento, el ejercicio existencialista, por no mencionar las
de administrar organizaciones ha variadas corrientes humanistas den-
concebido a la Naturaleza, al hombre tro de la tradición cristiana. Al mar-
y a algunos ámbitos del saber como gen de las peculiaridades históricas
simples medios para el cumplimien- de cada uno de estos movimientos,
to de fines, principalmente económi- existen algunas características co-
cos, y en esa medida ha simplificado munes que tienden a ser invariables
y deformado su razón de ser. Para en el tiempo. La primera de ellas es
ello, se iniciará con una reflexión a su antropocentrismo: en general el
propósito del humanismo y de lo que, humanismo, por su misma naturale-
en sus diversas etapas, ha considera- za, convierte al ser del hombre en
do como la esencia del hombre, para un valor universal. En segundo lu-
observar luego en qué medida la ca- gar, tales movimientos emergen por
pacidad de autoperfeccionamiento y lo común como una suerte de reac-
de razón que supone propia de la hu- ción o respuesta a determinados pro-
manidad se han transformado, res- cesos históricos que, o bien hacen del
pectivamente, en autoconservación hombre un ser excéntrico (es decir,
económica y en adaptación mecá- sitúan el eje de su atención y preocu-
nica de medios a fines. Por último se pación fuera de sí, como en el caso
observará la influencia que ha tenido del antihumanismo religioso de la edad
la administración en la formación de media), o bien lo oprimen bajo el do-
una nueva concepción del hombre y ble yugo de la máquina y el mercado
su relación con el mundo, y se seña- (Duque, 2003), como en el caso del
larán algunas consecuencias sociales. naciente “humanismo organizacio-
nal” contemporáneo. En este senti-
do, suelen presentarse como una
2. EL HUMANISMO Y añoranza de un pasado ya perdido o
EL PROBLEMA DEL como una reacción anticipada de un
HOMBRE cataclísmico porvenir. Su manifesta-
ción histórica pareciera, por tanto,
En general, el humanismo puede ser responder a un proceso dialógico de
concebido como “una postura filo- flujos y contra flujos.
sófica que pone el acento sobre el
valor, la dignidad y la específica pe- Ello es patente en el surgimiento mis-
culiaridad del hombre” (Colomer, mo del discurso humanista. La pro-

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clama humanista más antigua es la Otra gran divisa del humanismo la


del sofista Protágoras, quien afirma encontramos originalmente en el poe-
que “el hombre es la medida de to- ta romano Terencio, muy citada a lo
das las cosas”. Fundadora de lo que largo de los años: “Hombre soy, y nada
podríamos llamar un humanismo ra- de lo humano me es ajeno”. Pero el
dical, según el cual el hombre es el más grande e influyente exponente
sujeto de verdad por antonomasia, del humanismo latino es Cicerón,
Platón la cita para refutar su excesi- cuya concepción del hombre se sin-
vo antropocentrismo al afirmar, en tetiza en una frase suya muy cono-
Las leyes, consecuentemente con su cida del libro Sobre la naturaleza
concepción de primacía de las ideas de los dioses: “¿Para quién, pues,
eternas sobre los pálidos reflejos te- se dirá, ha sido creado el mundo? Sin
rrenales, que “el dios, ciertamente, duda para los seres con capacidad
ha de ser nuestra medida de todas de razonamiento, es decir, los dioses
las cosas; mucho mejor que el hom- y los hombres cuya perfección nada
bre, como por ahí suelen decir”. Esta sujeta”. El humanismo de Cicerón
sentencia platónica tendrá hondas refleja su carácter ecléctico en tan-
repercusiones en la concepción del to rescata de manera significativa la
hombre en la edad media, la cual es
noción aristotélica, y en general
prefigurada por el mito griego de
helénica, del hombre como ser ra-
Prometeo, el titán filántropo. En la
cional, pero le añade un atributo que
obra Prometeo encadenado de Es-
quilo, que muestra muy bien el espíri- es en parte extraño a dicha tradición:
tu prudente de los griegos, Prometeo de manera similar a los dioses, el
sufre castigo eterno por su excesivo hombre posee la facultad de auto-
amor a los hombres, quienes pecan perfeccionamiento; es el único ser
por querer parecerse demasiado a que puede desafiar al destino.
los dioses. La desobediencia del hom-
bre radica, de manera similar a la del Y serán justamente estas dos carac-
mito judeo-cristiano del pecado ori- terísticas humanas, la capacidad de
ginal, en violar las leyes llamadas a Autodeterminación y la Razón, las
regular su paso por el mundo: las le- que el humanismo renacentista e ilus-
yes divinas y las humanas marcan trado, respectivamente, considerarán
así los límites que el hombre no pue- como definitorias de la naturaleza y
de traspasar, so pena de incurrir en condición del hombre.
impiedad. ¿Qué llevó a los hombres
a semejante injusticia? La hybris, la Bástenos recordar en primer lugar,
soberbia, una potencia avasalladora para ilustrar este punto, dos de los
que induce a los hombres a explorar más importantes pensadores rena-
la tierra y a lanzarse hasta el cielo, centistas que, aunque ubicados en
pugnando por liberarse del doble polos opuestos respecto de su con-
yugo terrenal y celestial. cepción teológica, resaltarán la Au-

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todeterminación como potencia particular, ¡Oh Adán!, con el fin de


esencialmente humana. Giovanni que tu rostro, tu lugar y tus dones
Pico Della Mirandola, nacido en Flo- seas tú quien los desee, los conquiste
rencia en 1463 y muerto en 1494 a y de ese modo los poseas por ti mis-
la temprana edad de 31 años, fue una mo. La naturaleza encierra a otras
de las figuras más atractivas del re- especies dentro de unas leyes por mí
nacimiento italiano. De familia no- establecidas. Pero tú, a quien nada
ble, agradable aspecto y dotado con limita, por tu propio arbitrio, entre cu-
una incansable sed de conocimien- yas manos yo te he entregado, te de-
to, Pico estudió derecho en Bolonia, fines a ti mismo. Te coloqué en medio
y filosofía y teología en Padua, don- del mundo para que pudieras contem-
de un judío converso lo inició en los plar mejor lo que el mundo contiene.
misterios de la cábala, lo que a la No te he hecho ni celeste, ni terres-
larga lo llevaría a sufrir una incan- tre, ni mortal ni inmortal, a fin de que
sable persecución religiosa que ter- tú mismo, libremente, a la manera de
minaría en el destierro y la prisión. un buen pintor o de un hábil escultor,
A Pico le debemos una de las más remates tu propia forma” (Discur-
ingenuas y por lo mismo bellas apo- so sobre la dignidad del hombre).
logías que se han escrito sobre el Al margen del excesivo antropocen-
hombre y que puede servir de epíto- trismo del que dicho texto hace gala,
me del espíritu, a la vez piadoso y que subordina al hombre, muy a la
terrenal, que embargaba el pensa- manera cristiana, todo los seres de
miento antropológico de la época. la naturaleza, me interesa resaltar
Me refiero a la Oración sobre la aquí en qué medida consideraba Pico
dignidad del hombre, breve dis- la autodeterminación como potencia
curso en el que formula una idea esencial del ser humano.
del hombre como intermediario en-
tre la divinidad y el mundo terrenal, Otro pensador en el que resulta evi-
a la vez que plantea que la naturale- dente una postura similar, aunque
za del hombre es darse su propio ser. persiguiendo un propósito distinto, es
A diferencia de los animales, el hom- Nicolás Maquiavelo. Para el padre
bre no permanece en su ser sino que del realismo político moderno el
se supera constantemente. La huma- hombre virtuoso no es precisamen-
nización es claramente una forma de te, como para la moral cristiana me-
encumbrarse sobre su propia condi- dieval cuyos rezagos se observan
ción para vislumbrar nuevas posibi- aún en Pico, quien ejerce la cari-
lidades (Botero, 2004). Un breve dad, el amor y la preocupación por
fragmento del texto ilustrará esta el prójimo, sino aquel que es capaz
idea: “No te he dado ni rostro ni lu- de domeñar a la fortuna, a los con-
gar alguno que sea propiamente tuyo, dicionamientos externos, para lograr
ni tampoco ningún don que te sea sus propósitos de dominación. Pro-

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fundamente antirreligioso (a diferen- micas, sociales o políticas. El que el


cia de Pico para quien el crecimien- humanismo renacentista haya sido
to del hombre encuentra su causa y el más audaz e influyente se debe ante
límite en Dios), para Maquiavelo el todo a que el mundo de la Italia del
hombre que se forma a sí mismo, sin cuatroccento era “un mundo desins-
depender de los demás, es el único titucionalizado, en el cual todo [de-
que merece realmente el título de tal. pendía] de la inteligencia, de la
El tan citado consejo que le da al habilidad política o del cinismo de sus
príncipe sobre la conveniencia de protagonistas. Es más fácil y proba-
despertar temor antes que amor en blemente más verosímil comparar la
sus súbditos, parte precisamente de actividad política de estos caudillos
la premisa de que el amor es varia- y condotieros con un film de acción,
ble y depende de quien lo siente, en que con las mediocres, burocratiza-
cambio el temor depende únicamente das e institucionalizadas “democra-
de quien lo provoca. Dice Maquia- cias” de la actualidad” (Botero, 2004,
velo: “puesto que los hombres aman p. 10). De esta forma, la apuesta por
según su voluntad y temen según la el individuo en el humanismo se hace
voluntad del príncipe, un príncipe en detrimento de la comunidad, de
debe depender solo de lo que es suyo la organización, del Estado. Recuér-
y no de lo que es de otros”; y en otro dese, por ejemplo, la acusación de
lado: “la única buena, segura y dura- impiedad que se le hiciera a Sócrates
dera defensa es la que depende del por desconocer los dioses de Ate-
propio príncipe y de su valor” (El nas y corromper moralmente a sus
príncipe). jóvenes, y lo que implica en térmi-
nos del enfrentamiento entre el “ciu-
Así, el príncipe de Maquiavelo no dadano” y el “hombre”, entre el
actúa movido por la caridad cristia- miembro de una comunidad política
na; tampoco lo hace por respeto a y el individuo genérico. Recuérdese
un principio abstracto de ordenación también que el humanismo latino sólo
jurídica y política, como el Estado. emerge cuando inicia la decadencia
La única ley que obedece es la pro- del imperio, con los antoninos, cuan-
pia, la que le dicta su voluntad de do según Flaubert (citado por
poder. Este hecho permite subrayar Margueritte Yourcenar en las notas
la relación dicotómica que se esta- a Memorias de Adriano), “los dio-
blece entre el hombre y los distintos ses ya no existían y Cristo no había
tipos de organización social en las aparecido aún, [y] hubo un momen-
doctrinas humanistas: el humanismo to único, entre Cicerón y Marco
suele presentarse bajo la forma de Aurelio, en que sólo estuvo el hom-
una exaltación heroica del individuo bre”. Pareciera como si el ocaso de
frente a la opresión de las institucio- los imperios, de los Estados, de las
nes organizadas, sean éstas econó- religiones, de las organizaciones, im-

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plicara el renacimiento del “hombre sagrado del hombre y desconfía de


genérico” despojado de su naturale- que pueda tomársele como centro del
za gregaria, individualizado, y que el universo. Para ello no utiliza argu-
resurgimiento del leviatán social lo mentos teológicos, pues es poco dado
llevara a mimetizarse, a disfrazarse, a especular sobre aquello de lo que
a personificarse en el sentido griego no tiene noticia de primera mano, sino
de ocultarse bajo máscaras. exclusivamente lo que podríamos lla-
mar un simple y llano sentido común.
Antes de abandonar el humanismo En uno de sus mejores ensayos, la
renacentista, permítaseme hacer Apología de Raimundo de Sabundé,
mención de uno de los pensadores profiere algo indignado lo siguiente:
más lúcidos que ha visto occidente, y “¿Quién le ha convencido [al hom-
cuyo pensamiento no sería tan apre- bre] de que ese formidable movi-
ciado por sus contemporáneos como miento de la bóveda celeste, la eterna
lo ha sido últimamente debido al des- luz de esas antorchas que giran con
cubrimiento de lo adelantado de sus tanto orgullo sobre su cabeza, la es-
opiniones. Se trata de Michel de pantosa agitación de ese mar infinito,
Montaigne, una de las pocas perso- han sido establecidos y permanecen
nas de las que puede decirse que fue durante tantos siglos en beneficio y
creador, él sólo, de un nuevo género servicio suyo? ¿Se puede concebir
literario: el ensayo. Este noble caba- algo más ridículo que esta miserable
llero francés de provincias, reconoci- e insignificante criatura que no es
do por su obstinado escepticismo, dueña ni de sí misma, expuesta a los
encarna de manera paradójica la más ataques de todas las cosas, se diga
pura esencia del humanismo renacen- dueña y señora del universo del que
tista, y es a la vez su más acendrado no puede conocer ni una mínima par-
contradictor. Por principio duda de te, y menos aún mandar sobre él?
todo, de lo que le ha sido transmitido ¿Y ese privilegio que se atribuye de
como de lo que puede descubrir por ser el único en este gran edificio que
sí mismo; duda de la revelación y al tenga la capacidad de reconocer su
mismo tiempo de la infalibilidad de belleza y sus partes, el único que pue-
la razón y de los sentidos. Duda de la da dar gracias por ello al arquitecto
existencia de un ser humano gené- y llevar la cuenta de los ingresos y
rico, en cuyo nombre se puedan gastos del mundo, quién se lo ha con-
componer himnos y oraciones, a la cedido? Muéstrenos el título de tan
manera de Pico, porque cree en grande y hermoso cargo” (Montaig-
cambio en la particularidad de cada ne, 1995). Es la primera crítica no
ser humano individual, en la irreduc- dogmática que se le hace al antro-
tibilidad de la experiencia personal. pocentrismo de sus contemporáneos,
Duda fuertemente, a diferencia de y que en apariencia pone en entredi-
sus contemporáneos, del carácter cho la posibilidad de todo el proyec-

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to humanista. Si se es consecuente raíso por su inclinación al pecado,


con esta postura, el fin del proyecto menciona la concepción del hombre
humanista no sería ya ubicar al hom- como ser de razón, la idea del homo
bre como valor absoluto, sino reflexio- sapiens, a la que la toda la filosofía
nar sobre el lugar que el hombre griega, y en particular “Anaxágoras,
ocupa en el mundo, y proponer una Platón y Aristóteles [,] imprimieron
ética consecuente con dicho lugar. cuño conceptual con el máximo ri-
Valga decir que el valor de esta pro- gor, con la máxima presión y clari-
puesta no se apreciará sino hasta dad” (Scheler, 1978, p. 23). La idea
varios centenares de años después del hombre como ser de razón, zôon
de la muerte de Montaigne. lógon échon (un ser vivo que tiene
razón), como lo define Aristóteles,
Decíamos atrás que, además de la abre una importante separación en-
capacidad de autodeterminación, en tre el hombre y la animalidad: “A la
los pensadores renacentistas empieza especie humana, estable y, como to-
a tomar fuerza de nuevo el concep- das las especies, eterna, correspon-
to de razón como constitutivo de la de un “agente específico”, que sólo
naturaleza del ser humano y como a ella conviene […]: la razón (λóγos,
punto de referencia para distinguir ratio). Mediante esta razón, el “hom-
al hombre de los demás seres natu- bre” [está facultado] para conocer
rales. Veíamos que este concepto el ser, tal como es en sí (la divini-
tenía como antecedente el humanis- dad, el mundo y él mismo); para plas-
mo de Cicerón, quien a su vez lo to- mar la naturaleza en obras llenas de
maba de los griegos. Quisiera tratar sentido (poiein); para obrar bien con
un poco en detalle esta relación en- respecto a sus semejantes (prattein);
tre el humanismo y la razón, porque es decir, para vivir perfeccionando
es este concepto de razón el que va a lo más posible ese agente específico
tomar la primacía, una vez superado del νοús ποιετικós [el pensamien-
el humanismo de corte renacentista, to creador]” (Scheler, 1978, p. 25).
para definir el ser del hombre, ope- A este respecto vale la pena hacer
rándose un cambio cuyas conse- una aclaración que considero funda-
cuencias se prolongan hasta nuestros mental para ilustrar el devenir pos-
días. terior de la idea de razón. En los
griegos, y particularmente en la filo-
En un libro que explora las distintas sofía platónica, como más delante de
concepciones que se han tenido so- manera algo modificada en el idea-
bre el hombre a lo largo de la histo- lismo hegeliano, la razón humana es
ria, el pensador alemán Max Scheler una función parcial del λóγos divino,
(1978), después de presentar la con- “que produce constantemente el
cepción del adán judeo-cristiano mundo y su ordenamiento” (p. 26),
creado por Dios y expulsado del pa- pero no en el sentido de una crea-

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ción, sino en el de un eterno desve- nada en mi ser que estuviera, pero


lamiento, de un descubrimiento, de que no podía concebir mi no existen-
un ‘traer ahí delante’ como diría cia, porque mi mismo pensamiento
Heidegger en un lenguaje muy suyo. de dudar de todo constituía la prue-
La razón no es un ‘instrumento’ para ba más evidente de que yo existía–
la creación del mundo, sino un con- comprendí que yo era una substancia,
tacto epistemológico entre éste y el cuya naturaleza o esencia era a su
hombre que luego tiene implicacio- vez el pensamiento, substancia que
nes en el ámbito de la acción huma- no necesita de ningún lugar para ser
na. Si bien nace en los griegos, la ni depende de ninguna cosa mate-
idea del homo sapiens tendrá una rial; de suerte que ese yo –o lo que es
larga tradición, desde Aristóteles lo mismo, el alma– por el cual soy lo
hasta Hegel, pasando entre otros que soy, es enteramente distinto de
por Tomás de Aquino, Descartes, mi cuerpo y más fácil de conocer
Leibniz, Malebranche y Kant. En que él” (1997, p. 21), razonamiento
general, estos pensadores reconocen que se verterá en la conocida fórmu-
que: 1) el hombre lleva en sí un agen- la pienso, luego existo; y en las Me-
te divino que la naturaleza no con- ditaciones metafísicas Descartes
tiene subjetivamente; 2) en virtud de utilizará la razón para demostrar la
este vínculo ontológico el hombre es existencia de Dios, del alma humana
capaz de conocer el mundo; 3) este y del mundo.
agente, el lóos del mundo y la razón
del hombre, tienen poder y fuerza El trabajo de Descartes va a dar ini-
para realizar sus contenidos ideales cio a una etapa particularmente ac-
(lo que se llama el poder del espíritu, tiva del saber humano. A partir del
la fuerza de las ideas); y 4) este principio de razón como elemento
agente es constante en la historia, los constitutivo de la naturaleza huma-
pueblos y las clases (Scheler, 1978, na, y a partir de la exigencia de que
pp. 26-27). todo nuevo conocimiento debía po-
seer los atributos de claridad e inte-
En el mundo moderno, la formula- ligibilidad (lo cual supone que el
ción más acabada del hombre como mundo es claro e inteligible por sí mis-
un ser pensante, dotado de razón y mo), se da inicio a una nueva era en
por ese medio facultado para cono- la historia del pensamiento, que ade-
cer el mundo se la debemos a René más de las preocupaciones ontológi-
Descartes. Recuérdese aquel famo- cas (referidas al ser), se preocupará
so apartado de la cuarta parte del por las cuestiones epistemológicas
Discurso del método en el que afir- (referidas al conocer). Estas preocu-
ma: “Examiné atentamente lo que era paciones adquieren carta de ciudada-
yo, y viendo que podía imaginar que nía, recuérdese bien, en la creencia
carecía de cuerpo y que no existía de que el hombre y la naturaleza

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comparten un atributo esencial, la facilidad del mundo, cuando puso su


razón, que se convierte en el vaso vida en peligro. En cierto sentido,
comunicante por antonomasia entre hizo bien. Aquella verdad no valía
uno y otra. Comunicación que es la hoguera. Es profundamente indi-
esencial (en el sentido dado por ferente saber cuál gira alrededor del
Descartes al concepto de esencia, otro, si la tierra o el sol. Para decir-
como aquello que existe por sí mis- lo todo, es una cuestión baladí”
mo), y no tanto instrumental como (Camus, 1996, p. 14). Podríamos
lo llegaría a ser más adelante. hablar también de los efectos que
ha tenido la utilización indiscrimina-
Son múltiples las críticas que se le da del enfoque analítico utilizado por
pueden hacer al sistema cartesiano, Descartes en la hiper-especializa-
y no tanto a éste en cuanto tal sino a ción del conocimiento o los exce-
los efectos que ha tenido sobre la for- sos a los que puede llevar la creencia
ma como el hombre ha concebido el en la existencia de una sola verdad
conocimiento. El romanticismo ale- y un solo método explicativo, y su
mán e inglés demostró, por ejemplo, rechazo instintivo a toda idea o no-
que el hombre no es sólo un ser ra- ción que no sea clara y distinta. No
cional sino que también está dotado obstante, lo que nos interesa en este
de instintos, afectos y sentimientos, texto no es tratar aspectos episte-
que no necesariamente deben ser mológicos sino antropológicos, por
considerados como disfunciones o lo cual nos circunscribiremos a es-
lagunas de la razón (como los consi- tos últimos.
deraría Descartes e incluso el mis-
mo Spinoza), sino que son una parte
connatural del ser humano. Incluso 3. LA SUBJETIVACIÓN
esta parte olvidada es en la mayoría DE LA RAZÓN Y EL
de los casos más importante que la OCASO DEL PROYECTO
dimensión racional, como bien lo dice HUMANISTA
el zorro en su despedida del principito:
“He aquí mi secreto. Es muy simple: Hemos visto, de manera algo apre-
no se ve bien sino con el corazón. tada, el recorrido que ha tenido el
Lo esencial es invisible a los ojos”… humanismo desde su primera formu-
Y a la razón, agregaríamos nosotros. lación en la Grecia clásica hasta más
O como lo enuncia Albert Camus en o menos el siglo XVII. Sea ahora el
el inicio de su bello libro sobre el sen- momento de mostrar en qué medida
timiento del absurdo, El mito de su interés por poner al hombre como
Sísifo: “Nunca vi morir a nadie por valor fundamental del cosmos se ha
el argumento ontológico: Galileo, que visto hasta cierto punto falseado por
defendía una verdad científica impor- lo que Edgar Morin (1994) llamaría
tante, abjuró de ella con la mayor el “principio ecológico de la acción”,

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según el cual las consecuencias de la física cuántica y el surrealismo en


una determinada idea o conducta el XX nos hayan mostrado los lími-
escapan a la intención de quien las tes que tiene este concepto objetivo
concibe o ejecuta. Así, la razón y el de razón y lo que implica reducir al
hombre pasaron de ser el principio hombre y al mundo a un solo princi-
de ordenación del mundo y el sujeto pio ordenador. Pienso sin embargo
cognoscente por naturaleza, respec- que la glorificación de este concep-
tivamente, a convertirse en objetos, to de razón entrañaba, en sí mismo,
en instrumentos de fuerzas imperso- una potencia positiva para el hom-
nales que los dominan. Para ello re- bre genérico. Baruch de Spinoza, por
curriremos al trabajo del alemán Max ejemplo, quien escribió una ética emu-
Horkheimer, discípulo de Heidegger lando el método racional de la geo-
y co-autor, con Teodoro W. Adorno, metría, “pensaba que la penetración
de la Dialéctica de la ilustración. cognitiva en la esencia de la realidad,
La obra a la que me voy a referir es en la estructura armoniosa del uni-
su Crítica de la Razón Instrumen- verso eterno, provocaba necesaria-
tal, publicada en alemán en 1967, y mente amor a ese universo. Para el
que aparece en castellano tan sólo la conducta moral [estaba] entera-
en 2002. mente determinada por ese conoci-
miento de la naturaleza, de modo
Hasta el momento hemos visto cómo semejante a como nuestra entrega a
durante mucho tiempo el mundo una persona puede estarlo por nues-
occidental concibió la razón “como tro conocimiento de su grandeza o
una fuerza no sólo en la conciencia de su genio” (p. 54). Recuérdese
individual, sino también en el mun- también el ideal ilustrado del auto-
do objetivo, en las relaciones entre perfeccionamiento del hombre a tra-
los hombres y en las clases sociales, vés del conocimiento y la razón, y
en las instituciones sociales, en la na- que la moral consistía en la búsque-
turaleza y en sus manifestaciones. da de la armonía con el cosmos. No
Grandes sistemas filosóficos, como es gratuito, por ejemplo, que uno de
los de Platón y Aristóteles, la Esco- los más importantes exponentes de
lástica y el Idealismo alemán tenían la ilustración francesa, Voltaire, haya
como fundamento una teoría objeti- escrito un tratado sobre la toleran-
va de la razón. Su objetivo era el cia y que una de las consecuencias
desarrollo de un sistema englobante de la Enciclopedia haya sido la de-
o de una jerarquía de la totalidad de claración de los derechos del hom-
los entes, incluido el ser humano” bre y del ciudadano y la Revolución
(Horkheimer, 2002, p. 46). A esto lo Francesa. Se podría objetar a esto
llama Horkheimer la Razón Objeti- con la inscripción de uno de los Ca-
va. Aunque el romanticismo en los prichos de Goya, “el sueño de la
siglos XVII y XVIII, el psicoanálisis, razón produce monstruos”, y seña-

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

lar con un dedo acusador las miles zó a concebirse de manera estrecha


de cabezas que rodaron en la Revo- e instrumental como la adecuación de
lución Francesa y luego en el impe- los métodos y modos de proceder a
rio napoleónico por la salvaguardia unos fines sobreentendidos y fijados
de los dichosos derechos del hombre. de antemano, y en ningún caso de-
¿Qué puede responderse a esto? Que terminados, en cuanto fines, por la
en cualquier caso, la potencia igua- misma razón? En otras palabras,
ladora implícita en el concepto de ra- ¿cómo fue que se dio el proceso de
zón objetiva por lo menos tiende un subjetivización de la razón? En tér-
puente ontológico entre el hombre y minos generales, pueden señalarse
el mundo, establece un sistema de cuatro causas aparentes de este fe-
comunicación, precario ciertamente, nómeno (Horkheimer, 2002): 1) la
pero que podría reforzarse recono- filosofía positivista; 2) la separación
ciendo otras dimensiones del hom- entre razón y religión propugnada
bre y el universo. por los pensadores de la ilustración;
3) la primacía del interés egoísta del
En cualquier caso, este concepto ob- liberalismo clásico; y 4) la filosofía
jetivo de razón va a ceder terreno muy pragmática del siglo XIX.
pronto, en desmedro de sí mismo y
del ideal humanista en el que fue en- En primer lugar se encuentra la filo-
gendrado, frente a un nuevo concep- sofía empirista, que luego derivará en
to de razón de tipo subjetivo, no positivismo. En su última formula-
concebida ya como principio ordena- ción concibe que lo único que pue-
dor del mundo, sino como una ade- de ser conocido es lo que se percibe
cuación mecánica de medios y fines, a través de los sentidos, y por ello lo
hasta el punto de que ya no se conci- que está más allá de ellos (la metafí-
be que el hombre recurra a su razón sica, la ontología) no es objeto de co-
para juzgar el supremo bien, como nocimiento. Cualquier explicación
enseñaban los estoicos en la cultura supuestamente ‘racional’ acerca del
grecolatina, ni para guiar su existen- Ser, de Dios o del Mundo, es produc-
cia y su comportamiento en el mun- to entonces de la mera especulación.
do, como sugería Spinoza en su
Ética. En todos los ámbitos de la vida, La segunda de las causas entraña
y de manera inconsciente, experimen- una paradoja: el pensamiento ilustra-
tamos las consecuencias de este pro- do, con su ideal de conducción de la
ceso de subjetivación de la Razón vida de acuerdo con el principio de
originalmente entendida como logos. razón, marcó una división entre la
razón y la fe. El propósito era de-
¿Pero cómo fue que se dejó de con- fender el principio de tolerancia,
cebir la Razón como agente común principalmente en materia de teolo-
entre el mundo y el hombre y empe- gía. Al sostener que la religión bus-

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ca por lo común respuesta a las económico, la ponen a gravitar en


cuestiones más generales, tales torno del interés individual de los
como la existencia de Dios, hasta agentes. Faltaría aún un cuarto fac-
las cuales no puede llegar la razón tor en este proceso de subjetivación
humana, concluía el sinsentido de las de la razón. Éste lo va proporcionar
guerras religiosas, ya que no puede la filosofía pragmática del siglo XIX,
haber motivo válido para luchar por cuyo núcleo “se identifica con la
algo sobre lo cual nadie tiene la últi- creencia de que una idea, un concep-
ma palabra. Pero la paradoja está en to o una teoría no son otra cosa que
que, en su ataque a la religión, el pen- un esquema o un plan para la ac-
samiento ilustrado terminó atacando ción, de tal modo que la verdad no
la metafísica, bastión por excelen- es otra cosa que el éxito de una idea”
cia de la razón objetiva, y terminó (Horkheimer, 2002, p. 75). Esta filo-
reduciendo ésta a los límites que le sofía, cuyos principales exponentes
impone la condición humana. son William James, Charles Pierce
y John Dewey, afirma no que todas
Un tercer factor en este proceso es nuestras expectativas se vean cum-
el principio del interés individual del plidas porque nuestras ideas sean ver-
liberalismo económico. Al respecto daderas, sino más bien que nuestras
dice Horkheimer: “el interés egoísta ideas son verdaderas en la medida en
en el que determinadas doctrinas ius- que permitan satisfacer nuestras ex-
naturalistas y filosofías hedonistas pectativas y el éxito acompañe nues-
ponían ante todo el énfasis […] era tras acciones. ¿Qué es lo verdadero
considerado como algo que tiene sus entonces? Lo que le resulta útil a al-
raíces en la estructura objetiva del guien para conseguir un propósito
universo […]. En la era industrial, la determinado. La razón, el pensa-
idea del interés egoísta fue progresi- miento, incluso la ciencia, dejan de
vamente convirtiéndose en hegemó- ser entonces fines en sí mismos, y
nica y relegó finalmente a un plano sólo resultan útiles en la medida en
muy secundario a los otros motivos que permitan el logro de fines im-
antes considerados como fundamen- puestos desde afuera de ellos mismos.
tales para el funcionamiento de la Se convierten así en una derivación
sociedad” (2002, p. 57). de la astucia, y pueden muy bien ser
reemplazados si alguna otra facul-
Hasta el momento tenemos que el tad, como la intuición, cumple de
positivismo rechaza la razón como manera más efectiva los fines para
forma de intelección del mundo; el los que son empleados. De esta ma-
principio de tolerancia de la ilustra- nera, al igual que la ciencia, la filoso-
ción relega indirectamente la razón fía no es ya “una visión contemplativa
a límites humanos; y las doctrinas li- del existir o […] un análisis de lo que
berales, principalmente las de tipo pasó y está caducado, sino [que se

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

convierte] en una visión global de mito, lo ha despojado de su condi-


perspectivas tendentes al logro de lo ción esencial de vínculo con las fuer-
mejor y a la prevención de lo peor zas invisibles de la naturaleza. Y, en
[…] Para probar que es pensado con nuestro contexto, Fernando Cruz
razón, todo pensamiento tiene que Kronfly (1998) ha ilustrado en qué
tener una coartada, debe garantizar forma la lectura como desciframien-
su utilidad funcional. El pensamien- to del mundo y vehículo de auto-per-
to tiene que medirse con algo que no feccionamiento espiritual y moral del
es pensamiento, [de acuerdo con] su hombre ha degenerado en instrumen-
efectividad para la producción o […] to de adquisición rápida de informa-
su influencia sobre el comportamien- ción, perfectamente reemplazable
to social, de modo similar a como el en cuanto pierda su funcionalidad
arte se mide hoy [de acuerdo con] frente a soluciones más eficientes,
la pauta de lo que no es arte, […] de es decir, menos trabajosas, menos
sus ingresos en la taquilla o de su dolorosas.
valor propagandístico” (Horkheimer,
2002, pp. 76, 82). De ahí el que la
filosofía y otras ramas de la cultura 4. LA ADMINISTRA-
sean ahora utilizadas con fines tera- CIÓN Y LA INSTRU-
péuticos. MENTALIZACIÓN DEL
HOMBRE
Este hecho nos lleva entonces a una
reflexión fundamental: si no es ya Pero si lo que han cambiado son los
la inteligibilidad del mundo, ¿cuál es fines que persigue la razón pero el
entonces el fin último de la vida del centro de interés continúa siendo
hombre, al cual la razón está subor- el hombre, ¿por qué hablar enton-
dinada? En el mundo moderno, las ces del ocaso del proyecto humanis-
baterías no están ya dirigidas al au- ta? Precisamente porque el proceso
toperfeccionamiento del ser, sino a de subjetivación de la razón ha lle-
su autoconservación, pero a una vado a que el hombre, individual e
conservación sustentada casi de irreductible, el centro del universo
manera exclusiva en la esfera eco- para Protágoras y los renacentistas,
nómica y, dentro de ésta, en el con- deje de estar en el centro y se haya
cepto de eficiencia, en hacer más convertido él también, al igual que la
con menos. Ya Max Weber (2003) razón, en un medio para la obtención
mostró de qué manera la racionali- de fines que irremediablemente se le
zación de la vida colectiva en Occi- escapan. ¿De qué manera, sutil pero
dente, entendida en el sentido de ineluctable, se ha producido esta
predominio de la razón estratégico- mutación? Principalmente a través
instrumental, ha relegado el pensa- de dos mecanismos: la Técnica y la
miento religioso a la categoría de Administración.

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Juan Javier Saavedra Mayorga

No es el propósito de este artículo Heráclito utilizaban el lenguaje poé-


ahondar en el concepto de técnica, tico para descifrar el mundo, y en
pues será objeto de una reflexión que esto era considerado socialmente
posterior. No obstante, quisiera ade- útil. En el mundo moderno, la técni-
lantar algunas ideas. El concepto de ca, como la ciencia, es concebida
técnica aparece por primera vez, como “una provocación que pone
como tantos otros, en el pensamien- ante la Naturaleza la exigencia de
to griego. Es utilizado por primera vez suministrar energía que como tal
en su forma contemporánea por pueda ser extraída y almacenada”
Platón para designar los conoci- (Heidegger, 1994, p. 17). La técni-
mientos y las actividades relaciona- ca moderna emplaza a la Naturale-
das directamente con los objetos, la za a proporcionar energía, en forma
práctica, por oposición con aquellas de recursos. En este emplazamien-
fundamentadas en la epistéme, la to, en este requerimiento permanen-
especulación científica. El concep- te, en esta instrumentalización de la
to de techné en Aristóteles remite al naturaleza, se encuentra la esencia
terreno de la producción humana que de la técnica.
tiene como resultado una obra exte-
rior al productor. Pertenece al orden ¿Y en qué medida la instrumentali-
del poiein y de la poiesis, de la crea- zación de la naturaleza ha llevado a
ción (Lorite, 1979). Para los griegos la instrumentalización del hombre?
un técnico es alguien que crea, que En la medida en que se ha operado
produce, y cuyo conocimiento se de- un doble proceso. Por un lado, des-
riva de la producción misma y del de los tiempos de la primera revolu-
trato con lo creado. En este senti- ción industrial es cada vez más claro
do, un técnico es indiferentemente que las máquinas que el hombre ha
un artista, un artesano, un médico, un inventado para sojuzgar la naturale-
herrero, pero también un aedo o adi- za han terminado por sojuzgarlo a
vino, lo cual implica la inclusión, den- él mismo, no en el sentido obvio de
tro del concepto de técnica, de todos quién realiza la operación, sino en el
aquellos oficios considerados como más oculto de quién establece los
públicos y, como tales, ofrecidos al ritmos de producción. Como lo dice
démos, al pueblo. Ernesto Sábato en Hombres y en-
granajes: “la máquina y la ciencia
En el mundo moderno, sin embargo, que orgullosamente el hombre había
el concepto de técnica se ha simpli- lanzado sobre el mundo exterior,
ficado mucho respecto de la concep- para dominarlo y conquistarlo, aho-
ción original de los griegos. La utilidad ra se vuelven contra él, dominándo-
de un artista, de un aedo o de un poe- lo y conquistándolo como a un objeto
ta, no está tan fuera de duda como más. Ciencia y máquina se fueron
en los tiempos en que Parménides o alejando hacia un olimpo matemáti-

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

co, dejando solo y desamparado al cumbrar al nivel de ciencia y cuyo


hombre que les había dado vida” prestigio deviene de su enorme in-
(1970). Y ello no es menos cierto cidencia sobre el curso de diversos
ahora que algunos autores afirman países y culturas, nace en su forma
que hemos dejado felizmente atrás actual a finales el siglo XIX, en el
la era industrial. La única diferen- marco de la segunda revolución in-
cia notable es que, donde antes rei- dustrial, como una técnica social des-
naba la máquina, ahora reina la tinada fundamentalmente a preservar
información. Por otro lado, es claro los intereses de la clase capitalista y
que en el mundo de la vida social se a ejercer un control disciplinario so-
ha generalizado la relación de do- bre la fuerza de trabajo. Heredera
minación y emplazamiento que cons- de la filosofía positivista y del prag-
tituye la esencia de la técnica. Así matismo del siglo XIX, para los cua-
como ya no se habla de naturaleza les la verdad se confunde con la
sino de recursos naturales, de la mis- utilidad y ésta es interpretada en tér-
ma forma ya no se habla de hom- minos de eficiencia, la Administra-
bre sino de recursos humanos. Al ción constituye un eslabón lógico en
hombre también se le exige sumi- el proceso de instrumentalización de
nistrar energía que pueda ser ex- la razón, puesta al servicio de la ló-
traída y almacenada. gica del capital, y de ahí que su len-
guaje sea esencialmente económico.
A lo anterior se podría objetar que,
en todas las épocas y lugares ha ha- El objeto de preocupación funda-
bido, hay y habrá dominación de la mental de la administración fue ini-
naturaleza y del hombre por el hom- cialmente el mejoramiento de la
bre. A lo cual puede responderse productividad del trabajo obrero en
que, si bien esto es cierto, en ningu- las fábricas. Eso es claro al analizar
na otra época como la actual esta la obra de Taylor, cuya concepción
dominación se ha pretendido encu- del hombre genérico tiene ribetes
brir de manera tan sistemática bajo muy distintos del hombre genérico
el manto de la inevitabilidad histórica, que concebían los griegos, los huma-
bajo la excusa de su racionalidad. nistas del renacimiento y aún sus
Porque el mecanismo más potente de cercanos antepasados iluministas.
instrumentalización del hombre, el Para Taylor, como también para la
golpe de gracia al imperativo kantiano corriente económica predominante,
que convoca a nunca usar al hombre el hombre es un ser racional; pero
como un medio sino siempre como examinando sus obras es evidente
un fin en sí mismo, ha sido propina- que esa razón que atribuye al hom-
do en los últimos tiempos por la Ad- bre no tiene siquiera una pálida se-
ministración. Esa práctica social, a mejanza con la razón que le suponía
la que algunos han pretendido en- Aristóteles, Descartes o Spinoza.

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No es una razón que desvele el mun- relativo desgaste de la corriente de


do, es una razón meramente instru- la administración científica, el enfo-
mental y está de nuevo al servicio que de las relaciones humanas utili-
del interés económico. El razona- zará la psicología conductista para
miento taylorista es más o menos el controlar la influencia de las varia-
siguiente: como el obrero desea bles psicosociales sobre el rendimien-
bienestar económico, como el obre- to de los empleados en el trabajo.
ro además es un ser racional (en el Más adelante, en los años 80 se pro-
sentido instrumental, es decir que es ducirá el boom de la literatura sobre
capaz de adecuar medios a fines), cultura empresarial, y con él el reco-
entonces trabajará según le indique- nocimiento súbito de que los mitos,
mos, según los métodos científicos, los símbolos, las creencias y las pau-
porque muy pronto comprenderá que tas de comportamiento compartidas
es esto lo que le conviene, y no el por los miembros de la organización
servirse de su sentido común para pueden ser también utilizados para
orientar sus tareas. Leyendo a Taylor garantizar el éxito de los negocios en
desprevenidamente incluso nos llega un ambiente competitivo. Parafra-
a parecer loable el propósito que ma- seando al profesor Jean François
nifiesta de querer lograr la máxima Chanlat diríamos que lo psicológico,
prosperidad para el patrón conjunta- como lo social, se puso al servicio de
mente con la máxima prosperidad la eficacia. En clave similar puede ser
para el empleado. No se observa a interpretado el surgimiento del discur-
primera vista que en esta afirma- so sobre la ‘gestión del conocimien-
ción está condensado el summum to’ y la utilización indiscriminada, en
del pensamiento pragmático que pro- muchas ocasiones sin un soporte
pagaran Pierce y sus seguidores. teórico fundamentado, de los con-
Parafraseando a Jacques Le Mouël ceptos ‘sociedad del conocimiento’,
podríamos decir que esa síntesis ‘organización inteligente’, ‘organiza-
pragmático-administrativa se sinte- ciones que aprenden’, etc. Los im-
tiza en el silogismo: lo eficiente es pulsores de este discurso parecen
útil, lo útil es verdadero; luego lo efi- olvidar que el conocimiento, como
ciente es verdadero. el trabajo, no puede ser separado del
sujeto que lo ‘posee’, porque existe
Pero esa instrumentalización no es una relación recursiva fundamental
en absoluto exclusiva del pensamien- entre uno y otro. El conocimiento no
to taylorista. Con el correr de los años depende únicamente de variables
la administración la ha ido extendien- laborales, organizacionales, que pue-
do al ámbito de lo que conocemos dan aislarse para el análisis. En la
como ciencias humanas (Chanlat, medida en que depende de factores
2002). Así, en el marco de la gran biológicos, culturales, sociales, cog-
depresión de los años 30 y ante el nitivos (policausalidad), y en la me-

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

dida en que es producido por, pero a fiesta en varios aspectos. Me limita-


la vez produce, al sujeto que conoce ré tan sólo a señalar dos de ellos. El
(recursividad), no puede separarse de más evidente y por lo mismo super-
éste ni puede ‘circular’ ni ‘transferir- ficial es el reconocimiento, la estima
se’ ni ‘gestionarse’ asépticamente, y emulación que producen sus prac-
como una mercancía que se compra ticantes, pero no todos, sino aquellos
y se vende en el mercado. Toda esta que han tenido éxito. La concepción
dinámica de instrumentalización, no del administrador como un hombre
solo del hombre sino también de su práctico, audaz, que desdeña la ina-
saber y de su conducta, está presente ne teoría y se concentra en el dinero,
incluso en la preocupación contem- que es lo que en realidad importa en
poránea por la ética y la responsabili- la profesión de los negocios, resulta
dad social, corporeizada en los credos equiparable por falaz y sesgada con
y códigos de ética, los cuales en oca- la de autores contemporáneos que lo
siones son más utilizados como me- conciben como el ‘superhombre’ de
canismos de autopropaganda y la ‘sociedad organizada’: el admi-
“mercadeo social” que como verda- nistrador es visto como el individuo
deras manifestaciones de la inteli- que aporta soluciones, resuelve pro-
gencia social en las organizaciones. blemas, genera utilidades y de paso
Como dice el profesor Jean Luis Le- siembra la felicidad y el bienestar por
Moigne (1997), los administradores, doquier a través de la eficiencia y la
que no se han caracterizado precisa- productividad. No se cuestiona, no
mente por la profundidad de sus re- duda de sus propias capacidades (el
flexiones y la exhaustividad de sus líder debe vencerse a sí mismo), no
investigaciones, parecen ser particu- vacila en la ejecución de su misión
larmente proclives a la importación escatológica de conducir a su pue-
de los discursos de moda en las cien- blo elegido (empleados, clientes, ac-
cias físicas y sociales, y en ocasio- cionistas) por la senda del crecimiento
nes surgen herramientas de gestión empresarial. Con este tipo de refor-
inspiradas en tales discursos, cuyos madores, cuyo lenguaje se asemeja
libros de divulgación se convierten tanto al de la profecía, resulta apenas
rápidamente en best-sellers, sin que lógico el desprestigio en que ha caído
aún se haya validado suficientemente la profesión administrativa en el mun-
su uso en campos distintos a aque- do, así como explicable la equivalen-
llos en los que fueron originalmente cia de su discurso al de la profesión
concebidos. de fe religiosa, al credo de una ideo-
logía. Si el relato de Prometeo como
La influencia que la administración héroe filántropo no hubiera sido es-
tiene en la sociedad y en la concep- crito hace ya cerca de 2400 años,
ción que ésta tiene sobre el hombre seguro sería publicado, acompañado
y su relación con el mundo, se mani- de la versión multimedia para solaz

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Juan Javier Saavedra Mayorga

y consuelo de los gerentes, por algún logo Niklas Luhmann (1984) llega a
consultor en liderazgo. Si el pensa- afirmar que, en tanto sistema social,
miento de Nietzsche no estuviera tan no está en rigor compuesta por indi-
lleno de sutilezas que lo hacen im- viduos sino por comunicaciones en-
posible de aprehender por un grupo tre individuos; que, como son sistemas
social particular, no se dudaría en de naturaleza distinta (biológicos y
identificar al directivo moderno psíquicos), los individuos harían parte
como el súper-hombre, en recono- del entorno del sistema social, no lo
cerlo como la encarnación del sue- conformarían propiamente. En aras
ño heroico del filólogo de Basilea. de la rigurosidad teórica, desaparece
el hombre; a lo lejos como que se al-
Pero esta influencia es más inofen- canza a percibir, de manera muy bo-
siva que aquella que ha ejercido, a rrosa, que detrás de la ‘persona’, de
través de los administradores, pun- nuevo en el sentido griego de másca-
ta de lanza del progreso y la inno- ra, está el sujeto.
vación, el pensamiento económico.
Consiste en generalizar la creencia Para finalizar, me interesa explorar
de que lo propio del hombre es la Pro- de manera muy introductoria la for-
ducción y el Consumo. Y de la mano ma particular que ha asumido, en los
de estos dos conceptos se termina últimos tiempos, la relación entre el
operando, de manera casi inconscien- individuo y la organización en tanto
te, una doble instrumentalización del su pivote ha llegado a ser el concepto
hombre: al ciudadano, al individuo de Trabajo. Es interesante observar
externo a la organización se lo ve cómo la evolución de este concepto
como un consumidor, como un porta- avanza muy en paralelo con el pro-
dor de recursos económicos que la ceso de subjetivación racional que
organización desea obtener a cam- hemos visto, e implica una excesiva
bio de proporcionarle una mercan- simplificación de lo que constituye la
cía; al empleado, por otro lado, se lo esencia del hombre, simplificación
ve como un trabajador, como el por- cuya raíz es sobre todo ideológica,
tador de una fuerza de trabajo que pero que ha servido para justificar la
es también una mercancía que se utilización del hombre por el hombre
compra y se vende en el mercado. mismo en la administración. Recu-
La Organización, en este sistema, es rriré para ello a un muy interesante
vista en consecuencia de manera y documentado trabajo de la soció-
aséptica e impersonal como una ma- loga francesa Dominique Méda,
triz de insumos y productos. Algu- llamado El trabajo, un valor en pe-
nas corrientes de pensamiento ni ligro de extinción (1995), el cual debe
siquiera le otorgan un sustento an- ser muy familiar para los sociólogos
tropológico definido al concepto de pero lamentablemente no lo es para
organización, como cuando el soció- los administradores.

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La administración y el origen de la concepción instrumental del hombre

En una sociedad como la actual, que dividuo. “Estamos, por el contra-


ha sido bautizada por muchos auto- rio, ante una categoría radicalmente
res como sociedad organizacional histórica, inventada en respuesta a ne-
(Mayntz, 1987), en la que ya son muy cesidades de una época determina-
pocas las actividades humanas que da, una categoría construida, además,
pueden realizarse, con alguna expec- por estratos. Esto significa que las fun-
tativa de éxito, sin mediación alguna ciones que hoy desempeña el trabajo
de las organizaciones, el Trabajo ha en nuestras sociedades, en otras épo-
llegado a ser no solo una actividad cas las cumplían otros medios, otros
sino también un Valor social. La fre- sistemas” (Méda, 1995, p. 27).
cuente crítica que se le hace en todo
el mundo a los gobiernos y al sector En las sociedades primitivas, por
productivo, denunciando su inca- ejemplo, el trabajo no era concebi-
pacidad para crear nuevas fuentes do como un conjunto de operacio-
de empleo, se basa en el supuesto de nes técnicas destinadas a garantizar
que el trabajo no es solamente un la sobrevivencia económica de la
mecanismo para garantizar la sobre- sociedad. Tenía ante todo una con-
vivencia material de los individuos en dición de competición lúdica, de jue-
una sociedad en la que predomina la go social, en parte por el hecho de
dimensión económica, sino sobre que el tiempo que estas sociedades
todo en que “el trabajo es el ámbito le dedicaban al abastecimiento era
primordial de la integración social y en realidad mínimo; en muchos ca-
de la autorrealización del individuo” sos las horas de “trabajo” al día no
(Méda, 1995, p 27). Al hombre se lo eran más de dos o cuatro. Poco tie-
define ya, no con base en su extrac- ne que esforzarse quien no piensa
ción familiar, étnica o de clase, sino en el atesoramiento sino en la so-
con base en el trabajo que desem- brevivencia. Por lo demás, lo que
peña. La pregunta por la ocupación podría llamarse “trabajo” se regía
práctica (“¿qué hace?”) acompaña por lógicas sociales o religiosas, no
casi siempre, si no es que la prece- económicas.
de o la reemplaza, a la pregunta por
la identidad (“¿quién es?”). Para los griegos, por su parte, el tra-
bajo era algo por completo despre-
Es importante notar, sin embargo, que ciable en tanto se lo asociaba con
al contrario de lo que se piensa, “el actividades repetitivas. Aristóteles, y
trabajo no es una categoría antro- con él sus contemporáneos, pensaba
pológica, o sea, una invariante de la que existen sólo tres actividades dig-
naturaleza humana o de las civiliza- nas de ser desempeñadas por el hom-
ciones”, y no ha tenido siempre la bre: la teoría o la contemplación de
función de constituir el vínculo so- las esencias universales a través
cial y propiciar el desarrollo del in- de la ciencia, ya sea ésta matemática

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o filosófica; la ética, que agrupa a las to todos los días de tu vida. Ella te
actividades que tienen un fin en sí dará espinas y cardos y comerás la
mismas; y la política, que permite al hierba de los campos. Con el sudor
hombre hacer uso de su humanidad, de tu frente comerás el pan, hasta
la razón y la palabra para habitar la que vuelvas a la tierra de la que fuiste
ciudad. Estas actividades se desen- formado. Porque polvo eres y al pol-
vuelven en el ámbito de la libertad y vo volverás”.
por ello son deseables; el trabajo, por
el contrario, es completamente de- Con esto llegamos a un importante
testable pues nos ata a la necesidad, descubrimiento: el Trabajo, que no-
a las condiciones materiales de la sotros consideramos un valor indu-
existencia. Y aquí hay una distinción bitable, eterno e inmutable, y con base
algo curiosa: para los griegos ‘nego- en el cual se pretende juzgar ‘objeti-
cio’ significaba la negación del ocio, vamente’ a las personas (el peor in-
es decir, el ejercicio de algún trabajo. sulto que se le puede hacer a alguien
Pero a diferencia del mundo moder- es tildarlo de perezoso, de flojo, de
no, que considera el ocio como algo poco profesional), ese valor supues-
negativo, para ellos era una potencia tamente incuestionable, tiene una his-
positiva pues no estaba asociado con toria muy pero muy corta. Durante
el descanso ni el juego, sino con el gran parte de los 2 millones y medio
desarrollo del espíritu. Para Platón, de años que hace que el Australopi-
por ejemplo, los reyes eran esclavos tecus hizo su aparición en el mundo,
en la medida en que no tenían tiempo el concepto de trabajo no existió si-
ni disposición para cultivar su espíri- quiera. Éste hizo su aparición a lo
tu. ¿Qué diría de los administradores sumo en los últimos 400 años, y en
modernos, quienes son apreciados en su forma contemporánea en los últi-
el mercado de trabajo, no en tanto mos 200 y pico. De la misma forma
dudan y reflexionan reposadamente, que no siempre la dimensión econó-
sino en tanto toman decisiones rá- mica fue la más importante, pues el
pidas? La duda, que antes era si- hombre se preocupó siempre mucho
nónimo de presencia de ánimo y más por la religión y por lo que aho-
sinceridad, ahora es sinónimo de de- ra denominamos muy instrumental y
bilidad en una sociedad regida por el asépticamente ‘la cultura’.
principio de eficiencia.
El concepto de trabajo, en su acep-
Por último, en el imperio romano y ción moderna, sólo nace: 1) del sur-
la edad media el trabajo era visto gimiento de la dimensión económica
como una maldición. Tras el pecado de la vida a finales de la edad me-
de Adán, la condena divina dice: dia; 2) de la ética protestante y el
“¡Maldita sea la tierra por tu culpa! cambio de valores que ella supone,
Con fatiga sacarás de ella tu susten- entre otros el surgimiento del concepto

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de deber profesional; 3) de la econo- mejante esclavitud: […] Una socie-


mía liberal que lo empieza a conside- dad de trabajadores que va a ser li-
rar como una mercancía como berada de las cadenas del trabajo y
cualquier otra que se compra y se […] que no sabe [ya] nada de las
vende en el mercado; y 4) del mar- actividades más excelsas y enrique-
xismo que por primera vez ve en él cedoras por las que merecería la
una potencia ‘humanizadora’ (Méda, pena ganar esa libertad” (La condi-
1995). Por esta razón afirmar, como ción del hombre moderno, citado
lo hacen muchos voceros de la ad- en Méda, p. 123).
ministración, que el trabajo propicia
por sí mismo el desenvolvimiento
personal y la autonomía, implica des- 5. ALGUNAS
conocer que la inmensa mayoría de REFLEXIONES FINALES
los trabajadores realizan labores no
calificadas, cuando no mecánicas, Observar la evolución del concepto
rutinarias y mal remuneradas, que de trabajo y la forma como lo asu-
están muy lejos de procurar satis- mimos actualmente nos permite ver
facción personal; implica olvidar en qué medida se ha transformado
que, en su versión moderna, el tra- la concepción que Occidente ha te-
bajo no surgió para el crecimiento del nido acerca del hombre. De ser con-
individuo, sino como un medio para siderado el centro del universo, “la
el aumento de la riqueza material de medida de todas las cosas”, y ser
las personas y las naciones; olvidar exaltado por Pico della Mirandola
que la subordinación, la esencia del como el puente entre lo divino y lo
trabajo asalariado, está muy lejos de terreno, dotado de una ilimitada ca-
garantizar por sí misma el autodesa- pacidad de autoperfeccionamiento y
rrollo personal y la autonomía; y por de una razón que le permite comuni-
último, olvidar que el trabajo en ge- carse intelectiva pero también onto-
neral se rige esencialmente por la lógicamente con el Ser del mundo,
lógica del desarrollo técnico y no por pasa a ser considerado como un re-
la del crecimiento individual. Ya lo curso más de la producción. El “prin-
dijo bellamente Hannah Arendt: “nos cipio de inclusión parcial” que la
hemos convertido en una sociedad teoría general de sistemas le atribu-
de trabajadores. Ya no sabemos por ye a las organizaciones, según el cual
qué trabajamos, ni por qué desple- no todas las dimensiones del indivi-
gamos toda esa actividad con tanta duo están presentes en la vida orga-
sensación de urgencia. Hasta tal nizacional, sino tan sólo aquellas que
punto es así, que vivimos en una le sirven a ésta para cumplir con sus
sociedad atada a la necesidad, una so- objetivos, no hace otra cosa que le-
ciedad para la cual resulta terrible la gitimar este proceso de instrumen-
perspectiva de emanciparse de se- talización progresiva de la razón, la

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naturaleza y el hombre por el hom- consideran los primeros y más puros


bre mismo, o lo que es peor por las humanistas, pero que no incluían en
fuerzas impersonales de la produc- la categoría de hombre a los extran-
ción y el mercado. La reducción del jeros, los esclavos y las mujeres.
sujeto a su condición de trabajador,
la reducción de la identidad al ejer- La segunda falencia importante del
cicio de una ocupación determinada humanismo, y que en cierto sentido
y absolutamente contingente si se lo imposibilita para tratar directamen-
observa el mundo bajo el “ángulo de te, para ‘mirar a la cara’ el problema
la eternidad” como aconsejaba Spi- de lo humano, es la concepción idí-
noza, no es más que otra cara del lica, almibarada que en ocasiones tie-
mismo fenómeno. “De esto deriva ne del ser humano y que se expresa
[…] que no sepamos qué hacer con en la oración de Pico della Mirandola
nuestro tiempo libre -dice Hannah citada anteriormente. Desde ese
Arendt-: hemos olvidado el signifi- punto de vista, se asume que la natu-
cado de la contemplación y de la raleza humana incluye una sola pers-
acción [política], de esas ocupacio- pectiva, tiene una sola cara: la bondad,
nes que traen el principio de placer la amabilidad, el candor; pero se olvi-
en sí mismas […] Ya no sabemos da que el hombre, tanto por su con-
imaginar otra relación con el mundo dición animal (dimensión natural)
y con la acción que no sea la de la como por las construcciones menta-
producción y el consumo: ya sólo les, sociales, políticas que ha venido
sabemos expresarnos con la media- desarrollando a lo largo de la histo-
ción de objetos, de prestaciones o de ria (dimensión cultural), también es
producciones, sólo sabemos actuar cruel, malvado, ambicioso, ruin. Eso
consumiendo” (Méda, 1995, p. 124). no es bueno ni malo, simplemente es.
Como dice Roman Gary (citado por
Llegados a este punto es necesario Morin, 2003, p. 16): “la palabra hu-
aclarar que lejos está de la intención manidad comporta inhumanidad: la
de su autor asumir la actitud de quien inhumanidad es una característica
añora un pasado glorioso, o quien con- profundamente humana”.
templa horrorizado un tenebroso por-
venir, actitud que ha sido muy común Y por último, el excesivo antropocen-
entre los humanistas. Bien se reco- trismo de que hace gala el humanis-
nocen las falencias, falacias y defor- mo le impide ver que no estamos
maciones mismas del proyecto solos en el universo, que somos,
humanista: La primera de ellas es como diría Fritjof Capra (1996), una
defender una idea abstracta del hom- minúscula hebra en la inmensa tra-
bre que por lo común responde a in- ma de la vida, pero cuya responsa-
tereses de clase, género o raza, como bilidad con el resto de la trama es
en el caso de los griegos, quienes se grande, por lo mismo que tenemos

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la capacidad de concebirnos como torno al Estado de Naturaleza como


parte de un todo orgánico. “El saber Rousseau, ni hacer la apología del
que se sabe es lo que obliga”, acos- buen salvaje frente al Héroe Civili-
tumbra decir mi maestro citando a zador de Occidente, sino tan solo
Humberto Maturana. Y esa es pre- mostrar en qué medida nuestra con-
cisamente la riqueza del humanismo cepción del mundo es hija de un tiem-
de Montaigne, que mencionamos po y unas condiciones determinadas,
antes, quien es uno de los pocos que, y que en ese sentido es condiciona-
en una época de euforia antropocén- da históricamente.
trica, se atreve a reconocer la insig-
nificancia del ser humano comparado Para finalizar, respecto al concepto
con el cosmos, a la vez que señala contemporáneo de trabajo y al aura
su naturaleza incompleta, ambivalen- casi religiosa con la que lo hemos
te y contradictoria. investido, cabe solo decir que, de
manera paradójica, hay algo de ro-
Aún con todas estas limitaciones y mántico, de ensoñador, en el bullir de
defectos, el proyecto humanista re- personas que trabajan para algo más
sulta profundamente atractivo en tan- que para sí mismas. Los trabajado-
to nos sacude, nos señala que en res y los hombres de negocios mo-
últimas el objetivo de la vida huma- dernos son como el farolero de El
na no se encuentra por fuera de sí Principito, obedeciendo siempre a
misma, y podría muy bien ser, no ya una consigna que les es impuesta des-
el bienestar o el crecimiento econó- de fuera, que no formulan ellos mis-
mico, o el uso y consumo del mundo, mos pero cuyo acatamiento asumen
sino por ejemplo la búsqueda del su- siempre como algo práctico y serio,
premo bien, como quería Aristóteles. el “deber profesional” que llaman.
Por su parte, el paradigma de la Ra- Algo parecido a hormigas afanándo-
zón objetiva, aun con todo lo que tie- se, día y noche, para un propósito que
ne de ‘mutilante y reduccionista’, en muchos casos “no se les alcan-
resulta también atractivo en tanto es- za”. Ante tales empresas nos senti-
tablece un puente de comunicación mos tentados a afirmar, como el
esencial entre el hombre y el mundo Principito ante el hombre de nego-
y nos lleva a formularnos las pregun- cios: “Es divertido, es bastante poé-
tas esenciales, preguntas que resul- tico. Pero no es muy serio”.
tan ya anacrónicas o carentes de
interés cuando lo que se valora no es
la reflexión sino la acción, cuando se 6. REFERENCIAS
desprecia la duda, la suspensión del
juicio, y en cambio se privilegia la Botero, D. (2004) Discurso sobre
decisión. Por último, no es la preten- el humanismo. Bogotá: Ecoe edi-
sión de este texto propugnar un re- ciones.

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