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Marzo | 31

El psicoanálisis
no es el marxismo,
pero…

Ilustraciones: Greta Molas

Eduardo Grüner
Ensayista, sociólogo, docente de la UBA.

En su número 5, Ideas de Izquierda publicó 1. significa que no se pueda –y aún se deba– es-
un artículo titulado “El Psicoanálisis en cues- Me permito comenzar de forma módicamente tablecer una serie de homologías, por así de-
tión”, a cargo de Claudia Cinatti. En él se plan- provocativa: el psicoanálisis no tiene absoluta- cir, entre lo que me gustaría bautizar como sus
tea una crítica, desde la perspectiva marxista, mente nada que ver con el marxismo. Sus res- también respectivos modos de producción de
a la teoría creada por Freud, si bien recono- pectivos “objetos” de estudio, sus inputs teóricos verdad. De más está decir que no nos compe-
ciéndole el carácter disruptivo que tuvo en el y sus contextos histórico-culturales son radical- te aquí ninguna consideración biográfica (si
momento de su emergencia histórica, y sin des- mente diferentes. Se trata, pues, de dos teorías Freud era un “burgués conservador” mientras
cuidar el interés que despertó entre muchos de estrictamente inconmensurables e incompara- que Marx se elevó sobre su propia clase, et-
los grandes líderes y pensadores revoluciona- bles. Es importante establecer esto de entrada. cétera), sino los efectos objetivos de sus teo-
rios (Trotski es un notorio caso). Obviamen- Muchos de los malentendidos en los intentos rías. Más allá, entonces, de algún simpático
te que no es la primera vez, ni será la última, tanto de recusación como de asimilación (como anecdotario (por ejemplo, tanto Marx como
que se hacen estas imputaciones al psicoaná- en el caso del llamado “freudo-marxismo” de la Freud, en una curiosa coincidencia, se com-
lisis desde la izquierda. Pero es altamente es- escuela de Wilhelm Reich y otros, que el artícu- paraban a sí mismos con Colón, por el hecho
timable que una revista de la izquierda radical lo señala, así como los más rigurosos intentos de haber descubierto un “nuevo continente”,
se proponga replantear, cuantas veces sea ne- de Lev Vigotsky) del psicoanálisis por parte del el de la lucha de clases y el del Inconsciente),
cesario, estos debates ya seculares y de primera marxismo, provienen a mi juicio de este equívo- lo que nos importa es la lógica de esas “analo-
importancia. Mi propósito en la presente con- co originario, que comprensiblemente, aunque gías”. Enunciemos algunas, sucintamente: a)
tribución no es tanto responder puntualmente a sucumbiendo con frecuencia a articulaciones El marxismo y el psicoanálisis son las dos úni-
cada uno de los argumentos del artículo, como apresuradas, quieren establecer una relación in- cas teorías de la modernidad que enuncian
ensayar a mi vez –de manera polémica, espero– terna (sea de oposición o de colaboración) entre explícitamente que sus supuestos teóricos son
la enumeración de una serie de hipótesis para los dos discursos más “subversivos” producidos estructuralmente inseparables de una praxis;
encuadrar la discusión. en la modernidad burguesa. Desde ya, esto no dicho más o menos althusserianamente, son »
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“El psicoanálisis tiene por lo tanto una enorme pertinencia


como contribución a una teoría crítica de las ideologías.

una práctica teórica tanto como una teoría de 2. simbólicos o “fantasmáticos”) que, como se di-
su propia práctica. Vienen, pues, a romper con Un reproche recurrente que se le hace a Freud ce, “hacen masa” para producir la subjetividad
una ideología filosófica multisecular –y no so- desde (no solamente) el marxismo, es que el “individual”? Más aún: que Freud se haya to-
lamente “burguesa”, puesto que su origen pue- psicoanálisis, como teoría del Sujeto humano, mado el trabajo de escribir Tótem y Tabú (así
de remontarse al idealismo platónico– que ha constituye una antropología “individualista”. como sus otros denominados textos “sociales”:
intentado mantener separadas ambas esferas, Pero es una imputación que carece de funda- la ya citada Psicología de las Masas, El Ma-
la de la acción y la contemplación; b) ambas mento riguroso alguno. Ya hemos sugerido que lestar en la Cultura, Moisés y el Monoteísmo,
teorías ponen asimismo radicalmente en cues- el psicoanálisis, justamente, viene a recusar la El Porvenir de una Ilusión, etcétera, para no
tión otro gran presupuesto filosófico, esta vez noción misma de “individuo”. Por otra parte, mencionar sus múltiples escritos sobre arte y
sí plenamente “burgués”: el de un sujeto “car- quienes arrojan ese sambenito parecen no tomar literatura) es la demostración palmaria de que
tesiano” imaginado como individuo autocen- en cuenta la primera línea de ese importantísimo su problema no es el “individuo”. No es ade-
trado, completo y transparente, que ha sido texto de Freud titulado Psicología de las Masas cuado decir que Freud “extiende” al campo de
eternizado u ontologizado como imagen de el y Análisis del Yo, donde el autor establece taxa- la sociedad y la cultura sus hipótesis sobre la
Sujeto humano; la tesis marxista de la lucha tiva e inequívocamente que para él no existe tal psiquis individual, porque, como ya dijimos,
de clases (para la cual los sujetos de la histo- cosa como una “psicología individual”. Esto no para él lo “individual” y lo “socio-cultural”
ria son colectivos y no individuales) y la te- significa, me apresuro a aclararlo, que entonces son la misma cosa, solo que percibido en di-
sis freudiana del sujeto dividido (es decir, lo el psicoanálisis sea una “psicología social”: de- ferentes perspectivas. Tótem y Tabú no es un
contrario de in-dividuo, que etimológicamen- cirlo así sería justamente aceptar una oposición intento de “aplicar” las estructuras de la psi-
te significa “entero”, no-dividido) derriban es- preexistente entre el “individuo” y la “sociedad”; quis inconsciente individual al origen de la
te otro “ideologema” deshistorizante; c) ambas o sea, otro de esos ideologemas burgueses que la sociedad, la ley y la religión, sino en todo ca-
teorías, con todas sus irreductibles diferencias teoría freudiana viene a demoler. Los conteni- so, al revés: es ese origen violento de la Cul-
y cada una desde su propia perspectiva, son es- dos psíquicos son, en todo caso, trans-subjeti- tura y lo simbólico –hipótesis por otra parte
trictamente complementarias, pues, en su pro- vos: el producto complejo (y que por supuesto perfectamente compatible con la de la vio-
funda crítica de la ideología burguesa. Y es puede expresarse de maneras muy distintas en lencia como “partera de la Historia”– la que
asombroso comprobar –aunque no tengamos cada sujeto “individual”, según los avatares de explica la constitución de la psiquis, que es
aquí espacio para desarrollar un tema tan com- su propia historia, etcétera) de los sistemas de desde el vamos “social”, no importa lo que
plejo– que Marx y Freud razonan exactamente identificación primaria o secundaria. Y dicho pensemos puntualmente sobre la teoría de la
de la misma manera, aunque nuevamente so- sea al pasar, la indagación freudiana de tales “horda primitiva” y demás (y, a decir verdad,
bre objetos muy diferentes, en sus respectivos procesos de identificación “vertical” con el lí- los hallazgos del último siglo en materias co-
análisis críticos del fenómeno del fetichismo. der u “horizontal” entre los miembros de la ma- mo la antropología, la historia de las religio-
El psicoanálisis tiene por lo tanto una enor- sa –tanto como la investigación coetánea de nes o la filosofía jurídica parecen mostrar que
me pertinencia como contribución a una teo- Weber sobre la “dominación carismática”– son Freud está mucho más cerca de la verdad hoy
ría crítica de las ideologías, algo que no ha un eficaz complemento “superestructural” del que hace un siglo, al menos en cuanto a la ló-
dejado de ser productivamente aprovecha- marxismo a la hora de entender fenómenos co- gica de su razonamiento). Y podemos abun-
do por diversos movimientos y autores del mo el “populismo”, el “bonapartismo”, el “ce- dar: la insistencia de la escuela lacaniana, en
denominado “marxismo occidental” –desde sarismo” y similares. Pero, retomando el hilo: su “retorno a Freud”, y en las huellas de la an-
Ernst Bloch y la Escuela de Frankfurt, pasan- ¿cómo reducir a “individualismo” la tesis capi- tropología lévi-straussiana, en la relación en-
do por la corriente althusseriana, hasta Zi- tal freudiana del “complejo” edípico, que, aún tre la subjetividad y el lenguaje, profundiza
zek o Fredric Jameson (y sin olvidar, aún con en su visión más vulgarizada, implica constitu- más aún lo que venimos diciendo: ¿o acaso el
todas sus ambivalencias ante la teoría freu- tivamente una relación entre al menos tres suje- lenguaje, y más precisamente las lenguas, son
diana, a la colaboración Sartre/Fanon)–. tos (para no hablar de sus múltiples subrogados atributos de alguna psicología “individual”, y
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no el producto social de milenios y milenios Pero tal como venimos planteando esa “cons- –más problemático, lo admito– es la frecuente
de cultura? Y finalmente, para extremar el ar- tancia”, y salvo recaída en un relativismo incon- imputación (reiterada en el artículo de marras)
gumento, ni siquiera se puede decir que la ducente, no se ve que eso sea necesariamente al “falocentrismo” de Freud, del cual se deriva-
práctica “ortodoxa” de la sesión psicoanalíti- incompatible con el materialismo histórico. ría un acantonamiento “reaccionario” en el es-
ca típica sea un tratamiento “individual”: para ¿Acaso lo acusaríamos a Marx de “ontologis- quema binario masculino/femenino, no dando
empezar, involucra a dos sujetos (y dos, como mo abstracto” por decir que toda la historia de lugar a la multiplicidad de identidades sexuales
dice el propio Freud, bastan para “hacer ma- la humanidad es la historia de la lucha de cla- (o “genéricas”) posibles. Es un tema sumamen-
sa” en un cierto sentido), y para continuar, en ses? ¿O que siempre que se verifica una con- te complejo, entre otras cosas porque se presta
ese “diálogo” está implicado centralmente ese tradicción insoluble entre el desarrollo de las a ciertas facilidades del pensamiento “política-
producto social-histórico por excelencia que, fuerzas productivas y las relaciones de produc- mente correcto”. Desde ya que hay que defen-
como vimos, es el Lenguaje en el sentido más ción se abre una época potencialmente revolu- der a rajatablas el derecho de cualquier sujeto a
amplio posible (la cultura, los códigos sim- cionaria? ¿No es eso decir que hay estructuras optar por la “identificación” sexual que desee.
bólicos, todo eso que los lacanianos llaman recurrentes –“leyes”, si se quiere– en la historia Pero esa elección –pues de otro modo no sería
“el Otro”). Otra cosa es decir que, tal como de la humanidad, más allá de que se expresan una elección– se hace sobre la base de un pre-
está realmente practicado, se trata –siempre de manera diferente en cada época, en cada mo- vio condicionamiento “en última instancia” que
hablando de la sesión clásica en el gabine- do de producción, en cada formación social? Y es el de la bisexualidad constitutiva de los suje-
te privado del analista, etcétera– de un tra- no es azaroso, a este respecto, que Fredric Ja- tos de ambos sexos (la oposición freudiana, jus-
tamiento inevitablemente “clasista” (hay que meson haya tenido la audacia de hablar de la tamente, es masculino/femenino, y no hombre/
pagar, las sesiones suelen ser caras, y así): es- lucha de clases como del Inconsciente políti- mujer). La famosa frase de que “la anatomía es
to es indudablemente cierto. Pero es un fac- co de la historia y la cultura: hay, en efecto, una destino” debe entenderse en esa acepción: hay
tor externo a la teoría, que da cuenta de un lógica fundante, por así decir, cuya insistencia una fractura básica condicionante, y cada suje-
estado de sociedad, y no una consecuencia subterránea explica, hasta cierto punto (porque to termina identificándose -más allá de sus ór-
necesaria de la propia teoría (o práctica). Y también existe el azar, claro) los acontecimien- ganos biológicos de nacimiento- con uno u otro
otra cosa, asimismo, es decir que el psicoa- tos “de superficie”. Para Lévi-Strauss, por ejem- de sus polos, o con múltiples posibles combina-
nálisis (y por cierto la mayoría de los psicoa- plo, la condición fundacional de la existencia ciones entre ellos (y va de suyo que las identifica-
nalistas), a través de su historia, ha devenido de cualquier cultura es la cláusula de la Prohi- ciones “dominantes” están social-históricamente
edulcorado y “adaptativo”: es otra verdad de bición del Incesto (en tanto pre-texto negativo marcadas). Pero ello no significa que esos po-
a puños –y ciertamente no privativa del psi- para la ley de la Exogamia), algo que obviamen- los puedan (o deban) “desvanecerse en el aire”.
coanálisis: ¿o no ha devenido tantas veces te tiene mucho que ver con la teoría freudia- Justamente porque no lo hacen, y porque la so-
edulcorado, “adaptativo” y domesticado el na, aunque sus objetivos sean completamente ciedad promueve aquellas identificaciones “do-
mismo marxismo en manos de socialdemó- otros. Cuando Freud afirma que el Inconscien- minantes”, es que se producen los conflictos del
cratas, “progresistas” de toda laya e institu- te “no reconoce” a la Historia, solo está dicien- caso. Y negar el conflicto “fundante” no tiene
ciones universitarias? Y si objetamos que eso do que sus mecanismos básicos insisten de la mayor sentido. Más aún, esta sería una lógica de
no es el verdadero marxismo, ¿no podríamos misma manera, aunque sus efectos sean siem- razonamiento un tanto peligrosa. Equivaldría –y
aducir otro tanto respecto del psicoanálisis?–. pre singulares e histórica-socialmente condicio- es un debate que el marxismo viene sostenien-
nados. De forma similar dice Althusser que la do desde hace mucho– a sustituir por una mul-
3. Ideología –otra vez: los mecanismos básicos del tiplicidad infinita de “movimientos sociales” la
Una acusación más compleja –precisamente proceso de producción ideológica: la parte por fractura básica de la lucha de clases. Los mo-
porque aparece a primera vista como la más el todo, la causa por el efecto, y así– no “tienen” vimientos sociales existen, sin duda, y muchos
plausible– es la de que Freud, con su teoría historia, aunque por supuesto que se puede ha- –no todos– deben ser defendidos y desarrolla-
del “complejo” edípico, del Inconsciente, de cer una historia de las ideologías. Otro ejemplo dos. Pero ninguno, ni siquiera la suma de todos »
la Repetición y demás, habría generado una
suerte de imagen “ontológica” de un Sujeto
siempre igual a sí mismo y sin historia. Pe-
ro no es así. No se puede confundir la teoría
freudiana con la de los “arquetipos” eternos
y limitados de Jung (casualmente ese fue uno
de los motivos de la ruptura entre ambos, co-
mo es sabido). Una cosa es la detección de es-
tructuras y mecanismos recurrentes –sean en
la psiquis, en la cultura o en la historia–, otra
muy diferente es que esos “procesos de pro-
ducción” tengan muy distintos efectos en los
sujetos particulares y en los cambiantes con-
textos histórico-culturales. Las estructuras
del Inconsciente son “universales”, sus efec-
tos singulares. Para el Inconsciente freudia-
no no hay “contenidos” eternos, como en el
inconsciente “colectivo” junguiano. Por dar
un ejemplo muy sencillo, la lógica del “pro-
ceso primario” productor de sueños es siem-
pre la de la condensación, el desplazamiento,
la inversión en lo contrario, la dialéctica “re-
presentación de cosa/representación de pala-
bra”, etcétera; pero desde luego, hoy en día
no soñamos con las mismas “escenas” que un
griego del siglo V a. C., ni siquiera que un ci-
toyen francés de la Revolución. Por supuesto,
pues, que existen “constantes” en la psiquis.
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ellos, puede despachar al limbo la confronta- haya inventado máquinas para volar no signifi- contentaremos con andar por la vida repitien-
ción estructural burguesía/proletariado. Es una ca que haya logrado anular la ley de gravedad. do la frase sobre “el opio del pueblo” (olvidan-
discusión similar a la que se plantea frente al pen- Más bien significa todo lo contrario. Quiero de- do que el propio Marx tuvo muchas otras cosas
samiento “postmoderno”, “postestructuralista” y cir: si el hombre se ha visto obligado a crear que decir al respecto, y ciertamente muy inteli-
demás (y al que se hace referencia en el mismo aviones, ha sido porque, al menos hasta el mo- gentes, en el propio texto donde comparece ese
número de Ideas… aludido): si todo es cuestión mento, nada ha podido hacer contra ciertas re- enunciado, La Sagrada Familia), o nuevamen-
de “deconstrucciones”, “dispersiones” y multipli- glas constantes de la naturaleza. Algo similar te tendremos que pensar la dialéctica de lo uni-
caciones “rizomáticas” ad infinitum, entonces –con todas las reservas del caso– puede decir- versal y lo particular con todas sus complejas
la Materia, y el conflicto con que estamos forza- se, como hemos visto, sobre ciertas “leyes” de la mediaciones? Otra vez: postular una “natura-
dos a enfrentarla, desaparece de la vista (Slavoj historia y la sociedad. Y aún de la más sutil cul- leza humana” que pudiéramos llamar repetiti-
Zizek, hablando precisamente de los equívocos tura: ¿no muestra Marx su perplejidad, en un va no significa que cada “repetición” sea igual a
del “multiculturalismo”, ironiza sobre la interesa- famoso pasaje de los Grundrisse, ante el hecho la anterior, ni forzosamente peor (se recordará
da paradoja de homogeneización que el mismo de que ciertos productos del arte y la literatu- que tampoco Marx deja de tener alguna idea so-
supone, ya que todas esas “diferencias” terminan ra –la Ilíada de Homero, las grandes tragedias bre la “repetición” en la historia). Lo cual viene
siendo equivalentes, y ocultan el conflicto básico; griegas, Cervantes o Shakespeare–, emanados a cuento del famoso pesimismo freudiano, con-
y casualmente, para ilustrarlo recurre al ejemplo de sociedades y épocas tan radicalmente dife- trapuesto al optimismo marxista. Desde ya que
de una ideología apresurada de la “multisexuali- rentes a la nuestra, nos sigan conmocionando Freud es decididamente pesimista –pesimista
dad” que termina siendo… “unisex”). tan profundamente? Por supuesto que no lee- “de la inteligencia”, para apelar a otro clásico–
mos esas obras del mismo modo en que lo haría respecto de las “constantes” de la “naturaleza
4. un coetáneo de ellas; pero el hecho de que con humana”: en su perspectiva, la recurrente ba-
¿Hay, pues –es una pregunta de la máxima nuestra propia mirada sigamos encontrando en talla mítica entre Eros y Tanatos se resuelve ca-
gravedad que puede inducirse a partir de una ellas algo que aún hoy nos hace reflexionar so- si siempre a favor del último. Y la historia de
“defensa” de la teoría psicoanalítica– una “natu- bre pero también más allá de nuestra situación la sociedad de clases hasta la fecha (claro que
raleza” humana? Depende de cómo se lo mire. actual, ¿no significa que su grandeza consiste Freud no habla de esto: está pensando en otras
En un sentido, y sin llegar todavía a la humana, en que encontraron algunas constantes de la constantes) parece darle, “fenomenológicamen-
no hay siquiera una naturaleza “natural”. Co- “naturaleza humana” que siguen vigentes, in- te”, la razón. ¿Cambiará, esa “naturaleza hu-
mo sostenía con toda razón Marx, a partir de dependientemente de que hoy las interpreta- mana”, con el socialismo? No podemos saberlo
la intervención de las relaciones de producción mos en otro contexto? ¿Y qué diríamos –para con certeza, está claro. Pero, si aún siendo pesi-
sociales sobre la naturaleza, esta ha ingresado to- insinuar otro tema complejísimo y ultra “deli- mistas “inteligentes” apostamos a él, es porque
talmente a la historia: a la historia del Hombre, cado”– de la persistencia del sentimiento reli- al menos con él Tanatos tendría hartos menos
se entiende (no vamos a entrar aquí en la difí- gioso a través de miles de años de historia y de “pretextos” (el hambre, la explotación, la alie-
cil polémica sobre la existencia de una “dialécti- todos los modos de producción posibles, inclu- nación del trabajo, las guerras imperiales). Es
ca de la naturaleza”, tal como Sartre la sostiene yendo los “socialismos” realmente existentes, decir: se puede, desde la posición marxista, ser
contra Engels). Ahora bien: que la humanidad como ha quedado harto comprobado? ¿Nos anti-freudiano. Pero no es necesario.

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