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BODEGÓN

Tipo de representación pictórica, considerada menor hasta el Renacimiento, que solía


aparecer encubierto en géneros como retratos, pintura religiosa, etc. Caravaggio (1573-
1610) será uno de los primeros artistas en representar naturalezas muertas con conciencia
de obra pictórica. A partir de entonces son muchos los pintores que se especializan en el
género de bodegón de flores, alcanzando en el siglo XVIII en países como Holanda o Flandes
un gran esplendor y difusión comercial. Posteriormente el bodegón de flores ha sido tema
principal en la obra de muchos pintores del siglo XIX y XX sobre el cual, en numerosas
ocasiones, se elaboraron las propuestas actuales.
La palabra bodegón es de origen español y hace referencia a la pintura de alimentos y
objetos de cocina. En otros países, este tipo de pintura se denomina naturaleza muerta. Se
ha representado pictórica y dibujísticamente desde la antigüedad, pero hasta el siglo XVI
aparece siempre como tema secundario e integrado dentro de otro principal.
Las primeras pinturas de bodegón surgieron en el antiguo Egipto; en sus tumbas los
faraones siempre llevaban imágenes de comida porque creían que se convertirían en
realidad en la otra vida. En la Roma antigua también se pueden apreciar ese tipo de cuadros.
Ese género artístico fue muy común desde el siglo XVI, sobre todo por su simbolismo
religioso, bastante apreciado en esa época. La verdad es que la naturaleza muerta se tornó
popular entre artistas por la libertad que ofrece de experimentar diversas técnicas,
sombras, luces, texturas sin preocuparse con nada más que inventar su propio espacio
inanimado.
En 1596 Caravaggio pintaba el que se consideraba el primer bodegón de la historia del
género. El precursor en España de este tipo de pintura es Juan Sánchez Cotán, y con él
Zurbarán y Velázquez. Los tres tratan el objeto con un realismo extremo.
El impresionismo (1860-1880) significó una auténtica revolución y nació como reacción
frente al academicismo reinante. El impresionismo abrió las puertas a la investigación de la
pintura, sobre la pintura. Al lenguaje específico de la pintura, el color, la forma, el espacio,
la textura, la factura. Lo importante no era qué se pintaba sino como se pintaba. Los temas
del bodegón a partir del impresionismo reflejan claramente este cambio de postura. El
ejemplo más significativo son los bodegones de Cézanne.
El bodegón contemporáneo se inscribe en la pintura de la segunda mitad del siglo XX y
difiere de las décadas anteriores en la incorporación de procedimientos y técnicas no
pictóricas; la pintura se considera un medio más entre todos los que pueden ser usados por
el artista plástico, incluyendo la fotografía, la impresión publicitaria, objetos encontrados,
entre otros.
Los principales artistas españoles de bodegón fueron: Juan Sánchez Cotán, Juan Van der
Hamen, Antonio de Pereda, Luis Meléndez, entre otros.
CARACTERÍSTICAS:

 En estos cuadros no aparecen escenas mitológicas, religiosas, bélicas, o costumbristas, en


realidad no hay escenas de ningún tipo. Tampoco es posible descubrir aquí paisajes o
personajes retratados.
 El bodegón suele mostrar un interior, bien de una habitación o bien de una cocina y sobre
el alféizar de una ventana o sobre una mesa se disponen una serie de elementos naturales
inertes como por ejemplo frutas, verduras, carnes y pescados. También pueden aparecer
utensilios de cocina como platos, jarras, cubiertos, cuencos, vasos, etc.
 Durante mucho tiempo, el bodegón fue considerado un género menor, secundario frente
a los grandes géneros pictóricos. Los artistas preferían dedicarse a los retratos y a las
escenas religiosas, normalmente mejor pagadas y consideradas por la sociedad. No
obstante, grandes pintores realizan bodegones (Zurbarán, Goya, Dalí) e incluso algunos
llegan a especializarse en ellos (Luis Meléndez, Juan Sánchez Cotán). Otros incorporan a
sus lienzos trozos que son auténticos bodegones, es el caso de Velázquez.
 Los alimentos y los objetos representados suelen resaltar sobre un fondo neutro (negro,
pardo o gris) que no nos distrae de su contemplación. El tratamiento del tema es
minucioso y veraz, el realismo es máximo. La observación tranquila de estos bodegones
que exponemos seguro que te gusta. Observa el polvillo natural de las uvas, la piel de las
manzanas, de las cerezas, la pelusa de los melocotones, el color de las fresas y de los
espárragos, las superficies cerámicas, etc. El perfecto dibujo, el cuidado claroscuro y el
rico colorido completan la sensación de realismo y cercanía de todo lo expuesto.
PAISAJE
Género del arte relacionado con la pintura de paisajes naturales: como montañas, valles,
árboles, ríos y bosques, y en especial de arte donde el tema principal es una vista amplia,
con sus elementos dispuestos en una composición coherente.
El arte del paisaje es un término que abarca la pintura de paisajes naturales, como
montañas, valles, árboles, ríos y bosques, y en especial de arte donde el tema principal es
una vista amplia, con sus elementos dispuestos en una composición coherente. En las obras
de otros fondos de paisaje para las cifras aún pueden formar una parte importante de la
obra. El cielo casi siempre se incluye en el punto de vista, y el clima es a menudo un
elemento de la composición. Paisajes detallados con carácter de asignatura no se
encuentran en todas las tradiciones artísticas, y se desarrollan cuando existe ya una
sofisticada tradición de representar a otros temas.
Los artistas han estado pintando el paisaje desde la antigüedad. Los griegos y los romanos
crearon pinturas murales de paisajes y Gardenscapes. Después de la caída del Imperio
Romano, la tradición de representar paisajes puros se negó, y el paisaje era visto sólo como
un escenario para las escenas religiosas y figuras. Esta tradición continuó hasta el siglo XVI,
cuando los artistas comenzaron a ver el paisaje como tema por derecho propio. El cambio
artístico parece haber correspondido a un interés creciente en el mundo natural provocado
por el Renacimiento.
El término paisaje en realidad se deriva de la palabra holandesa Landschap, que
originalmente significa región, zona de la tierra, pero adquirió la connotación artística, un
cuadro que representa un paisaje en la tierra a principios de los años 1500. El desarrollo del
término en los Países Bajos en ese tiempo era lógico, ya que Holanda es uno de los primeros
lugares que el paisaje se había convertido en un tema popular para la pintura. En este
momento, la naciente clase media protestante buscaba el arte secular de sus hogares,
creando la necesidad de nuevos temas para satisfacer sus gustos, paisajes ayudó a llenar
esta necesidad. Fuera de los Países Bajos, el género o tema, la pintura de paisaje aún no
había ganado la aceptación de las academias de arte de gran alcance de Italia y Francia. La
pintura de historia, tenía un lugar jerárquico, incluyó temas clásico, religioso, mitología y
alegóricos, por encima de todos los demás temas.
En el siglo XVII, nació el paisaje clásico. Estos paisajes se vieron influidos por la antigüedad
clásica y el deseo de ilustrar un paisaje ideal recordando Arcadia, un lugar legendario en la
Grecia Antigua conocida por su belleza pastoral. El paisaje clásico fue perfeccionado por el
francés Nicolas Poussin y Claudio de Lorena. Ambos artistas pasaron la mayor parte de su
carrera en Roma, inspirándose en la campiña romana. Italia, en este momento. Durante el
siglo XVIII, Italia sigue siendo una popular fuente de inspiración para los artistas del paisaje,
como la popularidad de la Grand Tour se incrementó y alcanzó su punto máximo en la
segunda mitad del siglo. Francia e Inglaterra se convirtieron en los nuevos centros de arte
del paisaje.
En el siglo XVIII, Pierre-Henri de Valenciennes cambió el rumbo de la pintura de paisaje en
Francia. Como Poussin, que vio la pintura de paisaje como digno de la condición de la
pintura de historia y trabajó para convencer a la Academia y sus contemporáneos. En 1800
publicó un libro pionero en la pintura de paisaje, elementos Practique la perspectiva de. El
libro hizo hincapié en el ideal estético del paisaje histórico, que debe basarse en el estudio
de la naturaleza real. El éxito del libro de la Academia empujó a crear un premio para el
paisaje histórico en 1817.
En el siglo XIX la Revolución Industrial alteró la tradicional vida rural. A lo largo de Europa y
Norte América el paisaje ganó una nueva supremacía. Este siglo vio también el nacimiento
de la fotografía de paisaje, lo que influiría considerablemente en las elecciones de los
pintores de paisajes "de la composición. Artistas revolucionarios surgieron, como Gustave
Courbet, que empujó los límites de la pintura de paisaje aún más por lo que es tanto una
experiencia táctil y visual.
PINTORES PAISAJISTAS DE LOS SIGLOS XIX Y XX:
Gonzalo Salvá con unos paisajes repletos de color, luminosidad y factura rápida, siendo un
buen ejemplo Paisaje Sierra Negrete. Dentro de esta misma tesitura se encuentra el
paisajismo de Aureliano de Beruete en Santo Espíritu Segovia, en el que rehúye de lo
pintoresco a partir de un profundo estudio de la luz; José María López Mezquita con una
realista Vista del Albaicín; y el padre de la escuela del paisajismo español Carlos de Haes,
quien en un gran conjunto de pequeñas Marinas deja testimonio pictórico en su forma de
abordar el paisaje.
Pintores valencianos del siglo XX, con nombres como: Salvador Abril, Rafael Monleón, Juan
Peyró, Antonio Cortina, Ramón Stolz, Salvador Tuset, Teodoro Andreu, Carlos Giner, Pedro
de Valencia, Ernesto Furió, José Segrelles, Francisco Lozano, Juan Bautista Porcar, Antonio
Alegre Cremades, Eusebio Sempere, Genaro Lahuerta, Renal, Francisco Sebastián, Juan de
Ribera Berenguer, Juan Genovés, Anzo (José Iranzo Almonacid), Luis Arcas, Manuel Boix, y
tantos otros en el que pasado y presente se aúnan en un sentimiento único como es el
deleite de la contemplación estética del arte.
RETRATO
Del latín retractu es una pintura o efigie principalmente de una persona.
En el arte, un retrato es la representación de la figura humana, principalmente el rostro, de
manera tridimensional, cuando es una escultura, o en dos dimensiones, si es dibujo, pintura
o fotografía.
En el retrato predomina la cara y su expresión, muestran la semejanza, personalidad e
incluso el estado de ánimo de la persona. En fotografía un retrato no es generalmente una
simple foto, sino una imagen compuesta de la persona en una posición quieta.
En el transcurso de la historia del arte, los retratos se han realizado, desde los egipcios hasta
nuestros días; utilizando todas las técnicas y materiales al alcance de los artistas, llevados a
cabo en todas las tendencias y han evolucionado en el tiempo.
El retrato como expresión artística aparece en el siglo V antes de Cristo sobre las monedas
de los reyes persas. El uso se expandió sobre todo desde la muerte de Alejandro Magno.
Alcanzó un desarrollo considerable durante la época romana.
Los primeros retratos de la historia fueron esculturas. Los cráneos humanos encontrados
en Jericó, donde los rasgos se recrean con yeso y los ojos con conchitas, manifiestan la
voluntad de reconstruir la persona del difunto.
En el Antiguo Egipto aparece un tipo de retrato con algunos acentos de diferenciación
fisonómica debida al particular procedimiento de los escultores de elaborar a partir de
máscaras en yeso modeladas con relieve en creta con los rasgos de personas fallecidas.
En el Imperio Nuevo, posterior a la reforma religiosa de Amenofis IV, se produjeron en
Egipto auténticos retratos fisonómicos, con acentos sicológicos, como los numerosos
retratos de Akenatón y Nefertiti.
Durante la tardía dinastía saíta (663-525 a. C.) se produce una nueva vuelta al retrato
verídico, pero es una adecuación fisonómica superficial, ligada más al virtuosismo técnico
que a la presencia de valores que expresar.
Después de la conquista griega el retrato egipcio perdió las características propias para
entrar en la corriente helenística.
En Mesopotamia, hasta la época sumeria hay una producción genérica de retratos
intencionales que sólo pueden ser identificados por el nombre impreso, en los que se
distinguen algunos atributos de una clase de individuo, parecidos a los egipcios pero
dotados de mayor libertad ideológica que caracterizaba a la sociedad de la época.
Entre las mejores obras que han sobrevivido se encuentran algunos retratos de soberanos,
impregnados de un esquematismo que pretendía evidenciar ante todo la majestad del
soberano y su refinamiento, como es el de Hammurabi (1728 - 1686 a. C.) de la que queda
su cabeza en el Louvre, en bulto redondo, caracterizada por una excepcional plasticidad del
rostro, con las mejillas hinchadas, la boca pequeña y otros elementos que revelan una
intención fisonómica.
La creación de un auténtico retrato fisonómico es obra de la civilización griega. El retrato
griego tiene como punto de partida el ámbito religioso, pero a diferencia de las civilizaciones
orientales, los griegos no tenían intermediarios con la divinidad, sino una relación directa y
humana.
Las primeras estatuas humanas como el kouros y la kore sirvieron para representar a los
oferentes de un santuario o a un difunto sobre su tumba de manera impersonal, simbólica.
En las inscripciones emergió progresivamente el concepto de representación individual
como obra de arte: de los nombres de las personas que representan o de sus palabras en
primera persona, se pasó a añadir los nombres de los escultores.
El verdadero retrato fisonómico se ubica a mediados del siglo IV a. C., aunque no se ha
podido determinar cuál es el más antiguo, si un herma (pedestal de piedra que sostiene un
busto) de Temístocles que ha llegado a través de una copia realizada hacia el 480 - 460 a.
C., o la imagen de Pausanias rey de Esparta (464 - 460 a. C.).
Las cambiantes condiciones sociales y culturales y la influencia de la personalidad de Lisipo
hicieron que en la época helenística desapareciera el retrato fisonómico y se llegase a
representaciones fieles de los rasgos somáticos y del contenido espiritual de los individuos.
Entre los siglos II y I a. C. se desarrolló ampliamente el retrato fisonómico, no reservado sólo
a soberanos y hombres destacados, sino también a simples particulares. Se difundieron el
retrato honorífico y el funerario.
Durante la Edad Media, los intereses de las representaciones hicieron desaparecer
nuevamente el arte del retrato. La mentalidad cristiana tendía a negar la importancia de la
individualidad de las personas, prefiriendo el símbolo, por lo que se daba el retrato
tipológico. No fue hasta la Baja Edad Media, que reapareció en la escena europea una
especie de burguesía con rasgos humanísticos y racionales que permite la producción de
retratos.
El más antiguo retrato fisonómico realista de un personaje viviente tras la época clásica fue
el Retrato de Carlos I de Anjou, de Arnolfo di Cambio (1277). Los retratos realistas
reaparecieron en Borgoña y Francia.
El Renacimiento, fue un punto significativo en la evolución del arte del retrato por el
renovado interés hacia el mundo natural, el hombre y la expresión clásica del arte romano.
El retrato tuvo así una importante función social, tanto esculpido, a través de bustos o
cabezas, como pintado. Tuvo notable difusión el retrato de busto hasta las espaldas, sobre
todo en Florencia (Mino da Fiesole, Andrea del Verrocchio) y en Nápoles (Francesco
Laurana).
En la Edad Media, como ocurre con la escultura, no hubo auténticos retratos hasta el
surgimiento de una cierta clase burguesa. El más antiguo retrato fisonómico de la Edad
Media se cree que fue el retablo de San Luis de Tolosa que corona al hermano Roberto de
Anjou, de Simone Martini (1317).
El Renacimiento supuso una renovación del retrato pintado, renaciendo en este período el
retrato privado como tema independiente. Los retratos sobre medallas o medallones se
hicieron populares recuperando modelos antiguos desde principios del siglo XIV, como los
de Pisanello.
En esta época casi todos los grandes maestros se dedicaron al retrato: Piero della Francesca,
Antonello da Messina, Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci, Ticiano, Rafael, entre otros, con
la notable excepción de Miguel Ángel que no reprodujo efigies realistas de personajes,
salvo, quizá, y con intenciones denigratorias, en el Juicio Final. En Occidente uno de los
retratos más famosos es La Gioconda de Leonardo da Vinci, a la que se ha identificado como
Lisa Gherardini. En él se alcanzó un extraordinario efecto sicológico, como en las mejores
obras de Ticiano.
TIPOS DE RETRATO:

 Plano entero: también conocido como Plano Figura, encuadra la figura entera del
personaje a fotografiar, desde los pies a la cabeza.
 Tres cuartos o Plano americano: denominado 3/4 (tres cuartos) o plano medio largo,
recorta la figura por la rodilla aproximadamente. Es ideal para encuadrar en la fotografía
a varias personas interactuando.
 Plano medio: recorta el cuerpo en la fotografía a la altura de la cintura. Es la distancia
adecuada para mostrar la realidad entre dos sujetos, como en el caso de las entrevistas.
 Busto o Plano medio corto: capta el cuerpo desde la cabeza hasta la mitad del pecho. Este
plano nos permite aislar en la fotografía una sola figura dentro de un recuadro,
descontextualizándola de su entorno para concentrar en ella la máxima atención.
 Primer plano: recoge el rostro y los hombros. Este tipo de plano, al igual que el Plano
detalle y el primerísimo primer plano, se corresponde con una distancia íntima, ya que
sirve para mostrar confidencia e intimidad respecto al personaje.
 Primerísimo primer plano: capta el rostro desde la base del mentón hasta la punta de su
cabeza. También dota de gran significado a la imagen.
 Plano detalle: recoge una pequeña parte de un cuerpo u objeto. En esta parte se
concentra la máxima capacidad expresiva, y los gestos se intensifican por la distancia tan
mínima entre cámara y sujeto/objeto. Sirve para enfatizar algún elemento de esa realidad.
AUTORRETRATO
Durante el renacimiento se difunde la práctica del autorretrato, primero como elemento en
un cuadro de grupo, luego como sujeto independiente desde la segunda mitad del siglo XVI.
El autorretrato en miniatura más antiguo que se tenga constancia es el de Nicholas Hilliard
de 1575, aunque no fue el primero que creó una imagen de sí mismo. Los primeros
autorretratos del arte occidental aparecieron durante el Renacimiento, cuando los artistas
pintaban su propia cara entre la muchedumbre, en origen en escenas narrativas. El género
del autorretrato fue tomando una importancia creciente después del período clásico.
Durante los períodos barroco y rococó, en los siglos XVII y XVIII, los retratos adquirieron
gran importancia. Dentro de una sociedad cada vez más dominada por la burguesía, las
representaciones de individuos lujosamente vestidos al lado de símbolos de pujanza y de
riqueza temporal contribuyeron de manera eficaz a la afirmación de su autoridad.
Muchos han sido los pintores que se han retratado a sí mismos en el transcurso de la
historia, ya fuera para perdurar en la posteridad o por dejar constancia de sus estados de
ánimo o del paso del tiempo. La lista de artistas que se han pintado a ellos mismos son
muchos: Rembrandt, Durero, Rafael, Lippi, Murillo, Rubens, Velázquez, Van Gogh, Picasso,
Frida Khalo, Schiele… Hay pintores que se han retratado muchas veces, y otros ninguna.
Una de las funciones del arte es contar cómo somos. Por medio de la pintura podemos saber
hoy en día cómo eran los rostros de estos pintores tan importantes, de papas, reyes o
emperadores.
Cuando el artista decide ser su propio modelo de estudio, el retrato se convierte en
autorretrato. Por lo tanto, es un retrato hecho de la misma persona que lo pinta. El objeto
que más ha tenido que ver en la ejecución de un autorretrato a lo largo de la historia ha
sido, sin duda, el espejo, ya que se miraban en él para realizar la pintura. Pero, a veces,
incluso se miraban en el reflejo en el río y hasta dibujaban autorretratos “a ciegas”,
recorriendo sus rostros con sus propias manos y trasladando esas sensaciones al cuadro. A
fin de cuentas, la propia cara es el modelo más cercano, económico y lo más inmediato y
familiar. Actualmente disponemos de muchos medios como la fotografía, la cámara web,
los vídeos, etc.
En un autorretrato no sólo se pinta una apariencia física o se busca un parecido sino que
interviene la subjetividad del artista, ya que el pintor se representa a través de su propia
mirada, interviniendo su estado anímico, gestos y colores. Así, entre sus funciones están la
auto-examinación y auto-representación, rememorar el pasado, construir la propia
identidad o indagar sobre ella, como publicidad de sus habilidades o incluso aprovechar
para experimentar alguna técnica o forma de expresión.
En el siglo XX se rompe con las nociones elementales. Se experimenta, se sufren cambios,
se buscan nuevas motivaciones. En esta etapa, el artista, además de reproducir la imagen
del retratado, intenta ilustrar su propia actitud ante el mundo exterior y el arte, por lo que
su mirada se vuelve más social e intimista. El autorretrato evoluciona, se libera de
obligaciones académicas y de apremias morales e ideológicas. En este momento, el auto
representación va más allá del autorretrato tradicional porque el artista desvela cosas
íntimas de su vida, ideales y posición social. Y no sólo eso, sino que lo utilizan como vehículo
purificador más que como una mera exploración psicológica. Ejemplos de esta idea son
pintores como Munch, Schiele o Frida Khalo.
Una vez la fotografía se impuso como medio mimético por excelencia, el autorretrato
pictórico se puso en busca de la expresión, la abstracción y la metáfora. Artistas como
Chagall o Picasso abrieron su imaginación en este aspecto. Con el Modernismo y las
vanguardias se abrió una enorme riqueza en términos formales y conceptuales.
Al final, todo autorretrato revela una verdad incontrovertible: cómo se ve el artista a sí
mismo.
CARICATURA
Es, junto con el dibujo realista, la modalidad de imagen periodística más antigua que se
conoce. Ha sido desde el comienzo de la historia un tipo de representación exagerada de
unos personajes o de unos hechos con el fin de poder trasmitir un mensaje, una idea, la
mayoría de veces sarcástica sobre una cuestión determinada. Es por este motivo que
desde siempre, el hombre recurrió a realizar una serie de trazos bien expresivos, bien
simbólicos, pero tremendamente simples con los que trasmitir ideas por medio de las
imágenes y así llegar a un mayor número posible de espectadores a los que convencer de
tales ideas.
Es un retrato que exagera o distorsiona la apariencia física de una o varias personas en
ocasiones un retrato de la sociedad reconocible, para crear un parecido fácilmente
identificable y, generalmente, humorístico. También puede tratarse de alegorías. Su técnica
usual se basa en recoger los rasgos más marcados de una persona (labios, cejas, etc.) y
exagerarlos o simplificarlos para causar comicidad o para representar un defecto moral a
través de la deformación de los rasgos, en tal caso es una forma de humor gráfico; El Día de
la Caricatura es el 17 de julio y se fundó en el 2010.
La caricatura también se usa abundantemente en la historieta, pero sin limitarse a un
género concreto por, pudiendo aparecer en hagiografías como el Buda de Osamu Tezuka o
en relatos costumbristas como los de Daniel Clowes.
La caricatura en su sentido moderno, nació en Bolonia a finales del siglo XVI, en la escuela
de arte fundada por una familia de pintores, los Carracci. Los estudiantes de esta academia
se divertían haciendo retratos de los visitantes bajo la apariencia de animales u objetos
inanimados, esto llegó a ser compartido por Gianlorenzo Bernini. El grabador Pier Leone
Ghezzi, que trabajaba en Roma, continuó esa tradición y, por un módico precio
caricaturizaba a los turistas. Lo que estos artistas italianos hacían eran retratos humorísticos
para uso privado y casi nunca resultaban satíricos o maliciosos, en este sentido
Giandomenico Tiepolo también incursionó en el género de la caricatura.
En España ciertos trabajos de Goya tienen visos de fuerte caricatura. A pesar de que sus
principales iniciadores de la caricatura española no se mostrarían hasta hace más de un
siglo. Sus decanos fueron Tomás Padró Pedret, Francisco Ortego Vereda (1833-81) y José
Luis Pellicer, el segundo fue un excelente cronista humorístico de los tipos de su época y
autor de sátiras políticas en el periódico El Fisgón. Sigue la pléyade de humoristas de las
publicaciones del último momento del reinado de Isabel II y de las etapas sucesivas (La
Gorda, La Flaca, Gil Blas), en los que la intención política, evidente, priva sobre la entidad
artística del dibujo. Ya a comienzos del siglo XX, el gran caricaturista madrileño es Ramón
Cilla (1859-1937), de indudable estilo. Después se abre en la prensa española, diaria o
semanal, toda una rica etapa de caricaturistas, ya que es en la primera mitad del siglo XX en
la que se consolida una especie de escuela española de caricatura teniendo entre sus
exponentes a Luis Bagaría, quien trabajó junto a Opisso y Junceda en la revista ¡Cu-Cut!
En tanto género la caricatura política nace en Inglaterra; la sátira impresa evidenció las
luchas entre el Papado y Lutero, e incluso Luis XIV fue víctima de tempranas caricaturas. Sin
embargo, el género de caricatura política sólo se estableció hasta 1770, cuando en
Inglaterra se tomó como un arma de defensa contra quienes manejaban asuntos de Estado.
El pintor William Hogarth entre los siglos XVII y XVIII realizó ilustraciones burlonas de crítica
social, decididamente dedicados a la caricatura estuvieron George Cruikshank (siglo XVIII-
XIX), James Gillray ( siglos XVIII-XIX) y su coetáneo Thomas Rowlandson, Max Beerbohm
(siglo XIX), Henry Mayo Bateman y el célebre John Tenniel quien, a más de hacerse
mundialmente conocido por las ilustraciones dedicadas a Alicia en el País de las Maravillas
fue uno de los más destacados caricaturistas de la revista "Punch".
Posiblemente el caricaturista político estadounidense más notable del siglo XIX fue Thomas
Nast, creador de los símbolos de los partidos Republicano y Demócrata, el elefante y el asno,
respectivamente. En ese siglo también destacaron Joseph Keppler, fundador (en 1826) y
editor del semanario humorístico "Puck", y su socio Bernhard Gillam, quienes atacaron la
corrupción de los dirigentes políticos, así como a los muchos empresarios adinerados de la
época, a estos se sumó el también estadounidense Garry Trudeau, en el siglo XX se
destacaron David Levine, Sam Viviano y Al Hirschfeld.
Sin dudas el máximo exponente de la caricatura ha sido el francés decimonónico Honoré
Daumier quien trabajó junto a Achille Devéria, Raffet y Gerard este último más conocido
por su seudónimo Grandville en las revistas Le Silhoutte y Le Charivari; la maestría genial de
Daumier es alcanzada también por Gustave Doré, siendo dignos de mencionar Gavarni
(Guillaume Sulpice Chevalier), André Gill y sus trabajos en la revista Le Père Duchêne
ilustré". Tanto en Toulouse-Lautrec como en Juan Gris, que actuaron en las revistas Le Rire
y L'Assiette au Beurre, respectivamente, encontramos también elementos de caricatura,
mientras el crítico y escritor Jules Husson Champfleury escribía la primera Historia de la
caricatura.
En la Italia de la primera mitad de siglo XX el pintor Ottone Rosai recurrió a formas
caricaturescas, y cabe destacar los nombres de Umberto Tirelli, Galantara y Scalarini, así
como la sátira de Mario Sironi ya entrado el siglo.
En la Austria de fines de la Belle Époque, sobresalieron los ilustradores de la revista satírica
Simplicissimus.
Durante la República de Weimar en Alemania, los integrantes de la Nueva Objetividad (por
ejemplo Grosz) realizaron obras pictóricas e ilustraciones de fuerte estilo caricaturesco, algo
semejante realizó el pintor Expresionista Belga James Ensor y también en muchas de sus
xilografías el grabador Frans Masereel. En la Alemania actual sobresale el hiperrealista
Sebastián Kruger.
En México desde el siglo XIX descollaron valiosos caricaturistas: José Guadalupe Posada,
Eduardo del Río, Constantino Escalante y los contemporáneos Miguel Covarrubias y Ángel
Boligan. En los países centroamericanos, entre los más notables en el siglo XX, destacan en
El Salvador, Toño Salazar y en Nicaragua, Roger Sánchez con sus caricaturas de tema político
y erótico.
Venezuela actualmente tiene como gran exponente a Hermann Mejía y como el más
conocido Pedro León Zapata, para sólo mencionar dos.
En Argentina y Uruguay desde fines de siglo XIX se han venido destacando valiosos artistas
de la caricatura: José María Cao Luaces, Alberto Breccia, Landrú, Oski, Caloi, Hermenegildo
Sábat, Andrés Cascioli, Crist, Lucas y Carlos Nine, Jorge Sanzol, Daniel Paz, Rudy, Lang, Napo,
Faruk, Langer, Mordillo y Quino entre muchos otros que se han destacado en la caricatura
sociopolítica, mientras que Calé, Florencio Molina Campos y Lino Palacio se destacaron por
sus entrañables ilustraciones caricaturescas de tipos y costumbres, siendo célebres por sus
caricaturas los periódicos El Mosquito y Don Quijote (fines de siglo XIX) y las revistas Caras
y Caretas (inicios de s XX), Tía Vicenta (años 1960) y Humor Registrado (años 1980).
El Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aires posee una completa colección de
originales de estos autores y publicaciones, además de una amplia cantidad de grabados de
los autores europeos y norteamericanos del siglo XIX, que expone habitualmente en sus
muestras temáticas.
TIPOS DE CARICATURA:

 Caricatura política: es aquella cuyo tema gira en relación a cuestiones estrictamente


políticas, desde un nivel local o internacional; en la que no sólo se representan a diversos
personajes contemporáneos, sino que además también se representan por medio de
imágenes conceptuales, decisiones u opiniones sobre política en general.
 Caricatura social: es aquel tipo de caricatura en la que se refleja a una determinada
sociedad sea en plan de crítica, burla o chanza, y tiende a representar a una serie de
personajes en situaciones de la vida contemporánea.
 Caricatura político-social: hay momentos en el que es sumamente difícil clasificar una
imagen como caricatura social o política, desde el momento en el que muchas veces
representando y criticando una determinada situación social, a la vez también se está
criticando lo político que crea esa situación por lo que la diferencia que en algunos casos
se da entre estos dos subgéneros algunas veces es inexistente.
 Caricatura costumbrista: sería una escena de costumbres en la que aparece una excesiva
carga de crítica o sátira que la convierte en una caricatura dando así lugar a una
observación irónica de la realidad.
 Caricatura simbólica: este tipo de caricatura representa a un objeto determinado que
dentro de un contexto especial adquiere una fuerte carga política o social.
 Caricatura festiva: es aquel tipo de caricatura alegre y desenfadada que sólo busca la
comicidad como fin utilizando para ello la caricatura de personas u otros objetos
contemporáneos.
 Caricatura fantástica: es aquella que recurre a lo fantástico con el fin de poder reflejar así
una idea, el ejemplo más significativo lo encontramos en los grabados de Goya tal y como
señala Baudelaire.
 Caricatura personal: es aquella que se centra en los personajes contemporáneos y en su
representación caricaturesca bien sea sólo de la cara o de todo el cuerpo.

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