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Cuenta la historia que un le�n y una leona viv�an juntos en una cueva. �l era el
rey de los animales y ella la reina. Adem�s de trabajar codo con codo poniendo paz
y orden entre los animales, estaban casados y se llevaban muy bien.
� �Qu� apesto?� �Eso es mentira! Me lavo todos los d�as y cuido mi higiene para
estar siempre limpia y tener el pelo brillante �T� lo dices porque te has enamorado
de otra leona y quieres irte a vivir con ella!
� Como no nos ponemos de acuerdo te propongo que llamemos a tres animales y que
ellos opinen si es verdad que huelo mal o es una mentira de las tuyas.
� �De acuerdo! �Te parece bien que avisemos al burro, al cerdo y al zorro?
Pocos minutos despu�s los tres animales elegidos al azar se presentaron en la cueva
obedeciendo el mandato real. El le�n, con mucha pomposidad, les explic� el motivo
de la improvisada asamblea.
� �Gracias por acudir con tanta celeridad a nuestra llamada! Os hemos reunido aqu�
porque necesitamos vuestra opini�n sincera. La reina y yo hemos nos hemos enzarzado
en una discusi�n muy desagradable y necesitamos que vosotros decid�is qui�n dice la
verdad.
� Quiero que os acerqu�is a mi esposa y dig�is si huele bien o huele mal. Eso es
todo.
Los tres animales se miraron atemorizados, pero como se trataba de una orden de los
reyes, escurrir el bulto no era una opci�n.
Alguien ten�a que ser el primero y le toc� al burro. Bastante asustado, dio unos
pasos hacia adelante y arrim� el hocico al cuello de la leona.
El borrico pag� muy cara su contestaci�n y se fue con el rabo entre las piernas en
busca de un nuevo lugar para vivir.
El cerdo, viendo lo que acababa de pasarle a su compa�ero, pens� que jugaba con
ventaja pero que aun as� deb�a calibrar muy bien lo que deb�a responder. Se
aproxim� a la leona, la olisque� detenidamente, y para que no le ocurriera lo mismo
que al burro, dijo:
� ��Est�s diciendo que el que miente soy yo?!� �Deber�a darte verg�enza contradecir
a tu rey! �L�rgate de este reino para siempre! �Fuera de mi vista!
El cerdo, que pensaba que ten�a todas las de ganar, fracas� estrepitosamente. Al
igual que el burro, tuvo que exiliarse a tierras lejanas.
�Solo quedaba el zorro! Imag�nate el dilema que ten�a en ese momento el infortunado
animal mientras esperaba su turno. Si dec�a lo mismo que el burro, la reina se
enfadar�a; si dec�a lo contrario como el cerdo, la bronca se la echar�a el rey �Qu�
horrible situaci�n! Ten�a que pensar algo ingenioso cuanto antes o su destino ser�a
el mismo que el de sus colegas.