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08 Lethal Rider PDF
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Sinopsis
Thanatos, el Jinete del Apocalipsis más letal, ha soportado miles de años de
celibato para impedir el fin de los tiempos. Pero una sola noche con la sexy
guardiana de la Égida, Regan Cooper, hace pedazos siglos de determinación. Sin
embargo, su pasión tiene un precio. Y Thanatos debe enfrentarse a una verdad más
aterradora que un Apocalipsis: está a punto de convertirse en padre.
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Staff
Traductoras
Fabiola Taly Cherry.lips
Danny Andrea
Esther Monz
Correctoras
Fabiola Taly Danny
Revisión
Taly & Fabiola
Recopilación y Diseño
Taly 3
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Índice
GLOSARIO
DOS VEINTITRÉS
TRES VEINTICUATRO
CUATRO VEINTICINCO
CINCO VEINTISÉIS
SÉIS VEINTISIETE
SIETE VEINTIOCHO
OCHO VEINTINUEVE
NUEVE TREINTA
DIESINUEVE CUARENTA
Angeles Caídos: Aunque la mayoría de los humanos creen que los ángeles
expulsados del Cielo son seres malignos, en realidad se pueden dividir en dos
grandes grupos: los auténticos caídos y los semicaídos. Los semicaídos viven entre
nosotros, caminando por una delgada línea entre el Bien y el Mal. En ese estado,
raras veces consiguen regresar al Cielo, aunque cabe la posibilidad de que lo
consigan. Los auténticos caídos son aquellos ángeles expulsados que deciden
entrar en el Sheoul, el reino de los demonios, para completar su caída y ocupar un
lugar junto a Satanás como verdaderos demonios.
Carceris: Los carceleros del Inframundo. Todas las especies demoníacas envían
a sus representantes para entrar al servicio de los carceris. Los carceris son los
encargados de arrestar a los demonios acusados de haber violado las leyes del
Inframundo y de actuar como guardianes en las cárceles demoníacas.
Centinelas escogidos: Humanos que han sido hechizados por los ángeles y
dotados de una serie de habilidades especiales para proteger objetos de vital
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importancia. Los centinelas son inmortales e inmunes al daño físico. Sólo los
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ángeles (incluidos los caídos) pueden herirles o matarles. Su misma existencia es
uno de los secretos mejor guardados.
Khote: Hechizo de invisibilidad que permite al que lo lanza moverse entre los
humanos sin ser visto ni oído.
paralelo.
Regente: Líder de una célula local de la Égida.
Sabuesos del infierno: De similar tamaño al de los búfalos, los sabuesos del
infierno son unos enormes perros negros con las patas del tamaño de platos,
brillantes ojos rojos y una boca llena de sangrientos dientes. A diferencia de los
canes terrestres, los sabuesos del infierno tienen garras replegables como las de los
gatos que suelen causar efectos devastadores. El principal método de exterminio
de su presa consiste en violarla primero, para después destriparla y darse un festín
con ella mientras sigue con vida. Extremadamente difíciles de controlar, los
sabuesos del infierno sólo pueden ser manejados por un profesional, e incluso en
estos casos, con relativa frecuencia, se vuelven en contra de su adiestrador.
Sheoul-gra: El lugar al que van las almas de los demonios que han muerto.
Una vez allí pueden volver a renacer o permanecer en un limbo de constantes
torturas.
Sheoulic: Lenguaje universal hablado por todos los demonios, aunque algunas
especies también cuentan con sus propios idiomas.
Ter´tacea: Demonios que pueden hacerse pasar por humanos, bien porque ésa
es la apariencia natural de su especie, o bien porque pueden transformarse
adoptando dicha forma.
parte del acuerdo original entre ángeles y demonios que maldijo a Ares, Limos,
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Uno
R
egan Matthews iba a morir.
Estaba tan segura como que el cielo era azul. Lo sabía tan
seguro como que el bebé que crecía dentro de ella era un niño.
Sabía que era tan cierto como que el padre del niño sería el
que acabaría con su vida.
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*espartano - adj. Austero, disciplinado, sobrio.
Su mano, hinchada por el embarazo, ya no llevaba su anillo de Sigil y temblaba
mientras se frotaba el vientre a través del tejido de algodón del camisón de
maternidad, esperando que el bebé se quedara dormido.
No, como una empática psicométrica, que poseía información divina con un
toque o más concretamente, sentía las emociones de la persona que puso la tinta
sobre la piel. Ese pedacito de escritura en particular fue escrito mientras el autor se
encontraba tranquilo. Regan había conservado la página con ella durante años,
tomando prestadas las emociones del autor como una especie de vampiro psíquico,
y ella lo necesitaba más que nunca en estos últimos meses.
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*Hacky Sack -Es un juego donde se utiliza un saco de Hacky que es una bolsa pequeña llena de pequeñas
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piedras o cuentas que se utilizan para jugar a un juego con los pies. El objetivo es mantener el saco de Hacky
en el aire y fuera de la tierra dando tantos golpes como sea posible y tratar de tener a todos en el círculo
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Ningún lugar en la Tierra era más seguro que donde estaba ahora.
Estás siendo una paranoica. La pesadilla con Thanatos debía haberla asustado
más de lo habitual.
Agarrando el sfilo en un puño con los nudillos blancos, abrió la puerta y salió
al pasillo. La oscuridad, por lo general su amiga, ahora se convirtió en un incordio
sin su anillo de la Égida, que le habría aportado una medida de visión nocturna.
—Sólo una bombilla fundida —susurró para sí. Incluso se lo repitió, pero un
sentido de duda persistente se unió a la sensación de peligro.
Además, ella tenía un arma secreta, una que se había prohibido usar, a menos
que la vida del bebé estuviera en peligro.
—¿Quién está ahí? —No obtuvo respuesta, pero claro, ningún demonio daría
su nombre alegremente.
Algo crujió detrás de ella. Por instinto dio una patada, impulsándola adelante a
través de las puertas del auditorio. Se estableció como una enorme aula
universitaria, con varias filas de asientos de estadio y dos pasillos de escalones.
Ella se movió tan rápidamente como pudo hacia el escenario en la parte inferior. Si
pudiera llegar hasta la salida en el lado opuesto, saldría cerca de la recepción,
donde podría dar la alarma.
—No sé quién eres —dijo Regan—, pero deberías pensarlo dos veces antes de
insultar a un Guardián dentro de su propia casa.
El vampiro fue tan rápido que Regan no lo vio hasta que el impulso del golpe
conectó con su mejilla. El dolor rebotó desde su mandíbula hasta el pómulo y
ascendió hasta el cráneo mientras se estrellaba contra la pared, su hombro
izquierdo sufrió las consecuencias del impacto.
Él rugió.
—Yo no pertenezco a nadie. No soy una de las mascotas castradas del Bludrexe.
—Él se acercó a su vez, y al fallar con el sfilo, perdió el equilibrio y logró solamente
un golpe de refilón que rozó sus bíceps.
del vampiro. Ella podría haber tenido una oportunidad si no fuera por los casi
nueve meses de embarazo, pero aunque se había mantenido en excelente forma, se
cansaba rápidamente y su desequilibrado peso se hacía incómodo.
No podía morir así. No podía permitir que el bebé muriera. Pero a medida que
sus pulmones comenzaron a arder con una falta de oxígeno, ella sabía que esto
podría suceder.
—Cabrón —jadeó ella. Le arañó los hombros y le pateó en las espinillas, pero él
no se movió. Una vez más buscó su habilidad, que tiraría de su alma extrayéndola
de él, pero ahora era como si no existiera en absoluto.
porque lo único que ella podía ver era a Thanatos. Recordaba cómo se veía cuando
se corría, como su cuerpo se tensaba y sus músculos se contraían y estiraban.
Recordó el sonido de su voz, su risa.
En su vientre, el bebé pateó, cada vez más fuerte, como si también supiera que
el final estaba cerca. El vampiro sonrió.
—¿Crees que podrás con los dos? —La voz de un desconocido se unió al grito
en su mente y el golpeteo sordo de su pulso en los oídos de Regan, como una brisa
susurrando sobre su piel.
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Dos
L
o único peor que ser paralizado y atrapado en el interior de tu propio
cráneo, incapaz de moverte o hablar, era ser mantenido así por tu
propio hermano y hermana.
Limos era una cotorra, pero a Than, en realidad, no le importa una mierda qué
color de esmalte de uñas se había puesto esa mañana, o cómo ella y su marido, un
humano llamado Arik, planeaban una luna de miel Europea después de que
terminara el Apocalipsis.
Y en serio, ¿una luna de miel? ¿No era un poco tarde para eso? Y tampoco era
como si Limos no viviera en una isla paradisíaca de todos modos, por lo que cada
maldito día era una luna de miel para ellos.
Sí, puede que existiera algo de celos ahí. Porque tan retorcido como parecía, lo
único que lo mantuvo cuerdo durante los miles de años que había estado vivo era
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el hecho de que Ares y Limos estaban tan solos como él. Pero ahora, Ares y Limos
estaban casados y felices, y a él lo dejaron paralizado, abatido y acumulando un
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Desde que fue maldecido como el Jinete que se convertiría en Muerte cuando
su Sello se rompiera, él había creído que su sello era su virginidad. Había
custodiado su polla como si fuera el puñetero Diamante de la Esperanza. Podría
haber sido una granada desprendida a punto de estallar con la necesidad sexual,
pero maldita sea, se había mantenido jodidamente virginal.
Pero si era esto último... ¿por qué había llegado a tal extremo para meterlo en
la cama? Como una de las mayores leyendas vivas, podría tener un atractivo
célebre y, por supuesto, él sabía que era guapo, pero ¿recurrir a las drogas y su
habilidad sobrenatural para conseguir lo que deseaba?
La furia se deslizaba a través de él, tan caliente como la lujuria que sintió
cuando estuvo debajo de Regan, su apretado calor húmedo alrededor de su polla.
Dios, que bueno había sido. Durante siglos había fantaseado con estar con una
mujer, había imaginado todas las maneras en que la tomaría. Su fantasía favorita
siempre había sido con ella a cuatro patas y él montándola por detrás, su pecho
sellado en su espalda por el sudor, su peso sosteniéndola firme para sus
embestidas.
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Durante estos últimos meses, cuando su mente se había desviado hacia el sexo,
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Antes de Regan, evitar las relaciones sexuales no había sido difícil porque no
sabía lo que se perdía. Pero ahora lo sabía, y su cuerpo lo ansiaba casi tanto como
anhelaba venganza. Y la venganza no iba a ser dulce. No podía decidir si iba a
matar a Regan o a follarla. Tal vez ambas cosas. No en ese orden, sin embargo. Él
no era un completo psicópata.
Ares cambió el canal del televisor que habían montado sobre su cama.
emocionante.
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Oh, no, de verdad. Yo sólo estaba pensando en lo bien que me sentaría un collar de
filigrana de oro y unos pendientes de lágrima, y que setenta y cinco con noventa y nueve
más gastos de envío, es un jodido robo. Pero, maldita sea, me perdí el trato porque, oh, es
cierto, estoy jodidamente congelado.
La mano de Limos cayó sobre el bíceps de Than, y luchó para evitar flexiones.
—Oye... mira... tenemos que decirte algo. —Su voz era baja y seria, y joder,
esto no podía ser bueno—. Sé que probablemente puedes sentir la alteración en el
mundo y tiene que estar volviendote loco.
¿Loco? Intenta con lamer el techo, rabiar espuma por la boca, y deslizar una cuchara
por el plato-malditamente-prudente.
Limos y Ares le estuvieron manteniendo al día sobre las hazañas de Peste, pero
no lo necesitaba. Gracias a su maldición, podía sentir el gran número de víctimas
en todo el mundo, se sentía atraído por ellas como un adicto a la heroína.
Obviamente, estar paralizado había puesto freno a su capacidad para viajar hacia
ellas, pero la atracción todavía estaba allí, girando alrededor sus entrañas, como el
humo de un horno crematorio.
—Está a punto de empeorar —dijo Ares—. Las plagas de Peste han causado
guerra, hambre y muerte en todo el mundo. Por eso no te hemos acompañado
mucho. Estamos dedicando demasiado tiempo en los peores lugares.
Limos y Ares sufrieron maldiciones similares a Than, Ares era atraído por
escenas de batallas a gran escala y Limos era arrastrada a las hambrunas. Y sí,
Than había notado que no estuvieron a su alrededor para mantenerlo entretenido.
Al menos Cara, la esposa de Ares, estuvo allí. Ella le leyó a Thanatos mucho, y no
creía que alguna vez pudiera agradecérselo suficiente.
¿Entonces por qué está a punto de empeorar? Quería gritarles, podía sentir su
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Limos, que había estado siempre en sintonía con sus pensamientos, respondió,
como si lo hubiera oído.
—Es malo —dijo Limos—. Pero la buena noticia es que La Égida ha encontrado
una forma de cerrar las Bocas del Infierno. Es temporal... la magia que están
utilizando está siendo devorada por el demonio contramagia, pero ha demostrado
lentitud de movimientos en masa. —Ella le dio unas palmaditas en el brazo—. Sé
paciente, Than. Sólo un par de semanas y te liberaremos.
Tanta muerte. Era la explicación de por qué había sido arrastrado hasta aquí.
—Hades. —Su voz sonaba como si hubiera tragado trozos de vidrio—. ¿Es
esto... Australia?
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—Efectivamente. —Hades se acercó varios metros, haciendo crujir sus botas al
pisar los huesos calcinados que parecían ser tanto de humanos como demonios—.
Dado que se ha reclamado en nombre del Sheoul, puedo pasar el rato aquí.
Por supuesto. Hades estaba tan ligado al Sheoul como un demonio, aunque por
una razón muy diferente. Un ángel caído, que había sido obligado a correr al
Sheoul-gra, el lugar donde los demonios y las malvadas almas humanas
permanecían, a menos que Azagoth, también conocido como Muerte, le permitiera
salir.
La expresión de la cara de Hades fue tan dura como el panorama que les
rodeaba.
También había una teoría circulando que Azagoth podría ser el padre de los
Jinetes, pero hasta ahora, nadie había sido capaz de verificar eso. Hasta que el
rumor se pudiera confirmar, Thanatos preferiría que el tipo no fuera asesinado.
Y ese era el gran problema. Reseph había sido el más amable y más tranquilo
de todos ellos. Que él se hubiera vuelto tan perverso no presagiaba nada bueno
para Ares, Limos, y Than.
Y tenía hambre.
—Él se hace más fuerte cada día, Thanatos. Las almas que vigilo están
empezando a reencarnarse a un ritmo que nunca había visto.
Se abalanzó hacia Hades, pero el macho lo agarró por la parte trasera del
cuello y golpeó la muñeca sangrando contra su boca. El cerebro de Thanatos quedó
en blanco mientras su cuerpo era secuestrado por el hambre voraz y el puro
instinto animal.
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—¡Ay, joder! —La voz áspera de Hades era un mero zumbido en los oídos de
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Than. En este punto, no le importaba una mierda, si estaba devastando el brazo del
hombre. Lo único que importaba era llenar el hueco en su interior que, cuando se
vaciaba, conducía a una alimentación indiscriminada y un montón de muerte.
Afortunadamente para Than, Hades era una de las pocas personas que sabían lo
que Than necesitaba, aunque no conocía el alcance de la misma.
Tenían compañía.
Empezó a ponerse irónico con su respuesta habitual de, «No puedo tener
sexo», pero recordó que sí, que podía. Gracias a Regan y su traición, sabía que
podía. Sin embargo, Hades era un tipo y Than no estaba tan desesperado.
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Pero la necesidad estaba allí, tan potente que sospechaba que era similar a lo
que Ares sentía, una bobina de tensión que, si no se liberaba, se transformaba en
muerte y destrucción.
Lo bueno entonces, era que Thanatos estaba de humor para un poco de D & D3,
y no precisamente el juego de rol.
—Primero voy a matar a esos demonios y ese ángel caído detrás de ti. —El
tatuaje del escorpión en su garganta empezó a picar su cuello, la cola moviéndose
como un pulso, recordándole a Than que la muerte era a lo que estaba destinado.
Uno nunca discutía con el destino, balanceó la guadaña en un arco de gran alcance,
rebanando a uno de los demonios de dos cabezas. Miró hacia atrás a Hades, que
estaba observando como si deseara unas palomitas de maíz junto con la acción. —
Después haré lo mismo con la mujer que me ha traicionado.
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*D & D Dungeons & Dragons: Juego de rol. Los jugadores crean personajes heroicos de fantasía - poderosos
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guerreros, pícaros sigilosos, o magos poderosos - que guiaran a través de una serie continua de aventuras,
trabajando juntos para derrotar a los monstruos y otros desafíos y creciendo en poder, gloria, y logro.
Tres
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egan se sentó en el suelo, mirando al vampiro que la había salvado de
una amenaza y estaba planeando entregarla a manos de otra.
—Estúpida mujer —le gritó—. Voy a llevarte a su fortaleza hasta que él vuelva.
Varios de nosotros hemos venido con un plan para traerlo de regreso. —Su voz se
suavizó—. Y hay cosas que necesitas saber, advertencias que no puedo contarte
aquí… —La sangre salió a borbotones de su boca, y él se sacudió hacia adelante,
apoyándose en la tribuna.
—Así no es cómo tú haces las cosas —dijo Lance—. No todos en la Égida están
de acuerdo con tu impecable y nueva forma de tratar al enemigo.
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—¿Estás bien? ¿Llamo a tu médico? ¡Oh amiga! Debería haber estado contigo…
—Estoy bien —le aseguró Regan, pero Suzi se retorcía las manos, derramando
preocupación por sus poros—. Pero sabes, me vendría bien una taza de tu
impresionante té de manzanilla con miel. —Suzi sonrió, claramente aliviada de ser
capaz de ayudar. Mientras ella se apartaba, Regan permaneció en el suelo,
reuniendo sus pensamientos y su aliento—. ¿Por qué estaban los vampiros de
Thanatos aquí? ¿Cómo entraron?
—Idiotas —replicó Regan—. ¿No creéis que hemos hecho lo suficiente por
Thanatos?
Oh, maldita sea. Una vez más, ella había logrado implicar a Thanatos, sólo que
de una manera diferente. Su culpabilidad se manifestaba en amarga ira, la cual iba
dirigida hacia Lance.
—Tú eres la única que se ofreció a asumir el cargo como experto vampiro
cuando Jarrod murió el año pasado. Deberías saber que cuando se descubre una
nueva raza, vamos a querer analizarla. —Él le lanzó una mirada desagradable—.
No vas a llorar por eso o alguna otra mierda, ¿verdad?
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Dios, ella odiaba cuando hacía eso. Él y un par de los otros Ancianos parecían
creer que, como mujer, ella rompería a llorar por cualquier cosa. Habían sido las
voces negativas cuando el ascenso de Regan en el Consejo Sigil estaba sobre la
mesa, y ahora ella nunca dejaba pasar una oportunidad para demostrarles que era
tan capaz como ellos. Sin embargo no tuvo la oportunidad de interrumpirlo, ya
que Kynan intervino y los condujo de nueva al tema.
—Has estado muy ocupado con tu pequeña feliz familia demonio —dijo
Juan—. No vimos la necesidad de realizar una gran puesta en escena para capturar
a un par de sanguijuelas.
—¿Qué pasa si los Jinetes ven esto como otra traición? ¿Pensaste en eso? —La
relación entre la Égida con Limos y Ares era tensa ya, gracias a lo que había
sucedido entre Regan y Thanatos, y esto sólo podría empeorar las cosas.
—Estoy más preocupado por el inminente Apocalipsis que por lo que puedan
pensar los Jinetes, pero el hecho de que los vampiros escaparon es sin duda
preocupante. —Lance asintió con la cabeza a Juan—. Vayamos a comprobar las
celdas para asegurarnos de que ninguna de las otras inmundicias esté suelta.
Uf. Este había sido un tema incómodo desde que Juan trajo a colación el hecho
de que Regan no tenía una madre para compartir la experiencia o para pedir
consejo. No, la madre de Regan se había suicidado-por-culpa-de-un-demonio
después de dar a luz a Regan. Como Lance dijo una vez—, Debes sentirte afortunada
que no fuera en el mismo segundo en que se enteró de que su amante poseído por el demonio
la dejó embarazada.
Éra un idiota.
—Mañana. El Dr. Rodanski está preocupado por el tamaño del bebé, por lo
que va a hacer otra ecografía y decidir si vamos a hacer una cesárea en lugar de un
parto natural.
—No. —Ella cortó a Kynan antes de que pudiera sugerir que permitiera que la
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atendiera un médico demonio del Hospital General del Inframundo. Una cosa era
estar trabajando con los demonios para prevenir el Apocalipsis, ¿pero permitir a
uno tocarla íntimamente? No, a menos que las cosas se pusieron terribles. Muy
terribles.
—Rodanski dijo que lo resolvería —Ella esperaba que así fuera, porque lo que
Ky, un antiguo médico del ejército y médico de cabecera en el Hospital General del
Inframundo, mencionó que era un motivo de gran preocupación. El parto del bebé
podría ser potencialmente peligroso. Sin embargo, ella no estaba preparada para
lidiar con los médicos demonios y sus terapias alternativas.
Arrugó la nariz.
Una imagen de Thanatos le vino a la cabeza, y no, no serían los batidos lo que
la matarían.
—Entonces —dijo—. Dime por qué estáis aquí a estas horas de la mañana. —
Los muchachos se miraron, y a ella se le retorcieron los intestinos—. ¿Qué ocurre?
Regan se agarró de la tribuna con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en la
madera.
—Es una larga historia, pero sí. Nos encontramos con nueva información.
Tenemos que considerar despertarlo de inmediato.
—Llegas un poco tarde para eso, Sigil. —La profunda e imponente voz, desde
la puerta de entrada drenó hasta la última gota de sangre del rostro de Regan. Ella
estalló en un sudor frío y pegajoso, mientras miraba hacia arriba para ver a
Thanatos en la entrada del auditorio, su gran cuerpo irradiando peligro que ni
siquiera su armadura podía contener.
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Cuatro
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egan no podía respirar. No podía tragar. Lo único que podía hacer era
mirar a la muerte —literalmente, la muerte— en la cara. Thanatos iba a
matarla. Sus ojos amarillentos estaban taladrándola, pero cuando
habló, sus palabras fueron para Ky y Decker.
—Dejadnos.
—Cállate. —La voz de Than se hizo eco por todo el auditorio, expandiéndose
como si estuviera hablando a travez de un amplificador—. Vete ahora. Última
advertencia.
Avanzó hacia ellos, sus botas retumbaban como una sentencia de muerte en el
suelo alfombrado, las placas óseas de su armadura repiqueteando, la espada en su
cadera más amenazante de lo que recordaba.
Regan se acercó para sujetar por los hombros a Decker en advertencia, pero ya
era demasiado tarde. Las sombras se levantaron alrededor de Thanatos, las almas
de aquellos que había matado. Una vez liberados de la prisión de su armadura,
eran mortales, armas espeluznantes y Regan no tenía deseos de encontrarse con
ellas de nuevo. No tenía ni idea si alguna de ellas podría matar a Kynan, viendo
cómo era inmune a cualquier daño, excepto a los ángeles caídos, pero Decker sería
una presa fácil.
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Ella también lo sería. Su habilidad para extraer las almas de una persona... o
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para defenderse contra un ataque de almas, parecía haber sido afectada por el
embarazo. La pérdida habría sido un gran alivio no hace mucho tiempo. Ahora la
dejó vulnerable de un modo que no pensó que fuera posible.
¿Cinco minutos? Eso sería una eternidad, ya que Thanatos podía acabar con
ella en menos de un segundo. En el momento en que Ky y Decker desaparecieron,
Thanatos la alcanzó, arrastrándola fuera de la tribuna y sujetándola contra la pared
con su antebrazo a través de su garganta. Ella ni siquiera podía alcanzar a su útil y
práctica daga anti-Jinete.
Ella nunca suplicaría por su propia vida, pero haría cualquier cosa por el niño.
Se lamió los labios, pero no tenía humedad en su lengua.
—Haz lo que quieras conmigo —jadeó ella—, pero no... no lastimes al bebé.
Sus ojos se abrieron de golpe. Durante un instante, él la miró con las cejas
rubias caladas hasta sus dorados ojos.
—¿Bebé?
¿Cómo pudo haberle pasado por alto el hecho de que parecía como si se
hubiera tragado una sandía? El bebé pateó, como si fuese consciente que se estaba
hablando de él, y Thanatos miró hacia abajo.
—¿Qué dem…?
Thanatos dio un saltó alejándose con los ojos muy abiertos y pegados a su
vientre.
Ahora tenía que andar con cuidado. El plan era esperar hasta después del
nacimiento del bebé para despertar a Thanatos y contarle al respecto… con la
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esperanza de que si venía después a por Regan con una furia asesina, por lo menos
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el bebé estaría a salvo. Ahora... mierda. No estaba segura de qué hacer. Extraño, ya
que ella siempre había sido capaz de pensar con rapidez.
—Escúchame.
—¿Quién?
¿Se atrevió?
—No…
Thanatos había vivido durante los días cuando quedar petrificado no era sólo
una expresión. Se las había arreglado para evitarlo... hasta ahora.
Ahora sabía exactamente lo que se sentía mientras estaba allí parado como un
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a los pechos que parecían más grandes que antes, a la esbelta garganta y
finalmente, se encontró con sus ojos color avellana. Eran tan hermosos como los
recordaba, brillantes, como duro hielo de un guerrero detrás de fuego. Pero
también estaban teñidos de miedo, demostrando que no era estúpida.
—Disparad esas armas —dijo Than en voz baja—, y todo el edificio de la Égida
pagará por ello.
—La primera persona que se mueva contra mí, morirá —les dijo—. La segunda
persona conseguirá que os mate a todos.
El viento rugía por todo el oscuro y estéril paisaje, llevándose consigo el ligero
aroma del océano cercano y el humo de las chimeneas dentro de la fortaleza. La
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coleta de Regan ondeó al pisar la hierba, con las mejillas sonrosadas por la fresca
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brisa. Podría ser verano, pero seguía haciendo frío y estaba nublado y húmedo.
—¿Por qué estamos aquí?
—Ya lo sé —Ella resbaló—. Pero supuse que querrías ir a algún lugar menos
evidente. Sobre todo ahora que tendrás detrás a toda la organización de la Égida
después de mi secuestro y matar a un Guardián.
—Está bien. Volveré hablar contigo más tarde. —Él condujo a Regan por las
escaleras de piedra hasta su mazmorra, y cuando llegaron a la mitad, ella se
resistió, él la levantó y la cargó. Curiosamente, donde la barriga tocó su armadura,
un calor abrasante atravesó la placa ósea.
—Suelta… me… —Ella luchó entre sus brazos y él maldijo, sujetándola con
más fuerza mientras trataba de no hacerle daño.
Oh, mira... conseguiste follar una vez y ya estás planeando todo lo relacionado con el
sexo.
—Sí.
Mierda. Ahora se sentía como un canalla. Iba vestida para el verano con una
vaporosa blusa blanca, pantalón pirata color caqui y los pies descalzos, hacía
mucho frío durante todo el año aquí, y aunque a él no le afectaba, ella era humana,
y sucumbiría a la hipotermia. No debería importarle. De hecho, no lo hizo. Pero él
no pensaba dejarla morir mientras su bebé estuviera dentro de ella.
pero no fue idea mía. Uno de tus vampiros me dio ese vino.
—Ninguno de mis vampiros me traicionaría.
—¿Por qué?
—Tal vez se cansó de tu jodido mal humor y decidió que necesitabas echar un
polvo. ¿Cómo diablos voy a saberlo?
—Ellos sabían que el sexo estaba fuera de los límites para mí. No lo harían.
—Está bien. Lo que sea. Pregunta a Ares o Limos. Ellos lo saben. El vino me
drogó a mí también. —Ella dio un respingo y palmeó su barriga, y antes de saber
siquiera lo que estaba haciendo, él estaba dentro de la cámara, con las manos sobre
sus hombros.
—¿Ponyboy?
De nuevo sus mejillas se tiñeron de color, pero esta vez con un rubor suave y
femenino.
—Te traeré una manta. —Se dirigió hacia la puerta, pero ella lo detuvo con una
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—Hay un orinal.
—Um...
—Esto estará bien —dijo, como si fuera un huésped en un hotel que estaba
despidiendo al botones.
—Hasta que averigüe qué hacer contigo. —Se inclinó para mirarla
directamente a los ojos—. Sin embargo, ten claro esto, tu vida es mía ahora.
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Cinco
U
na hora después de que Regan hubiera sido secuestrada, el Cuartel
General de la Égida se encontraba todavía en un estado caótico.
Kynan debería estar dirigiéndose a su casa a Nueva York para
encontrarse con su esposa y su hija y poder reunirse con sus suegros en el
Inframundo General para la reunión semanal familiar.
Kynan quería señalar que el Cuartel General la Égida había estado a punto de
ser localizado por el enemigo, media docena de veces en el transcurso de su
historia, y si no hubieran trasladado las ubicaciones, lo hubieran conseguido, pero
se mantuvo callado. Ian era un gilipollas impulsivo, que no se retractaba en
ninguna discusión y Kynan no estaba de humor para golpearlo de una puta vez.
Chad, otro Anciano con una actitud problemática, rodeó a Kynan y Decker.
—¿Y cómo permitisteis que ese cabrón simplemente saliera de aquí tan fresco
con Regan?
—El Jinete no podría haber tocado a Kynan —Chad dirigió una mirada
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—Lo llamé cuando Thanatos todavía estaba aquí —exclamó Kynan—. Tenía la
esperanza de que él fuera capaz de tranquilizar a su hermano.
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*UK - Reino Unido, Gran Bretaña
de la lucha por completo. Además de refugiarse en sus residencias y dejar que los
humanos lucharan con Peste y sus demonios por su propia cuenta.
—¿Cómo actuó?
—No lo sé.
Kynan se frotó la mano por la cara.
—Haré lo que pueda. —Ares giró sobre sus talones y comenzó a salir de la
habitación, deteniéndose cuando Decker lo llamó por su nombre.
Los anchos hombros de Ares subieron y bajaron con lentitud, como si estuviera
respirando profundamente para calmarse. Cuando habló, su voz era
aparentemente suave.
Joder
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—Ya me he alimentado.
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—Entonces déjeme hacer algo —pidió Artur, su disposición para servir iba a
toda velocidad. La ausencia de Than debía de haberle afectado.
—Si quieres hacer algo por mí, limpia el desastre que has hecho en el suelo.
—Ahora mismo. —De hecho, parecía feliz de tener algo que hacer. Sin duda
todos estaban pasando el rato en la cocina, esperando angustiosos que Thanatos
explotara.
Estaba cerca. Razón por la cual se había alejado de Regan, que era un tremendo
detonador.
Antes, siempre que trataba con la muerte y destrucción, su instinto había sido
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matar. El deseo oscuro todavía estaba allí, una palpitante urgencia malévola, pero
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también quería sexo. Él quería tirar a Regan en el suelo y hundirse en ella hasta
que no le quedara energía para la violencia.
Ella había despertado en él algo la noche en que lo tomó y no había forma de
volver a dormirlo.
El sonido de unos pasos resonó... unos pesados, lo que significaba que Ares
había llegado. Y él estaba acorazado. Más pasos, más suaves, pero con el
inconfundible crujido de las garras de Sabueso del Infierno en la piedra.
—Vete al infierno. —El Sabueso del Infierno, una negra bestia peluda que era
sólo medio adulto, seguía siendo del tamaño de un ñu, mostró los dientes y se
deslizó hacia adelante—. Te he dicho, mantén lejos a Hal. —Lo último que quería
hacer era luchar contra el Sabueso. Si lastimaba al querido chucho de Cara, ella le
daría una patada en el culo.
—Es por tu propio bien. —El tono de Ares era incuestionable, como si
mantener prisionero a su hermano no fuera gran cosa. Pero claro, Ares siempre
había sido soldado, entrenado desde su nacimiento para hacer cualquier cosa para
ganar una batalla a toda costa... aunque el precio fuera la vida de su hermano. Ares
estaba plenamente dispuesto a acabar con Peste y fue desde el principio, por lo que
mantener a Than en cautiverio, sin duda alguna, fue fácil para él.
—¿Mi propio bien? —Than rechinó los dientes—. Pasé ocho meses atrapado
dentro de mi cabeza, volviéndome loco de aburrimiento.
50
Página
—¿Dónde está?
—Maldita sea, Than. Eso no es algo que se le dice a alguien que no puede
reaccionar. Te hubieras quedado allí, postrado, sin modo alguno de hacer
51
—La idea era esperar a despertarte cuando el bebé naciera. En ese momento,
íbamos a decidir lo que decirte.
—Sí, sí, pero el resto del plan no tiene que ver contigo. —Ares levantó las
manos en un gesto tranquilizador que no fue tan relajante—. Si Peste se entera del
embarazo de Regan, la vida del niño estará en peligro.
Hijo de… Bueno, sí, no era eso. Había estado fuera de sí durante un tiempo,
pero Ares estaba en lo cierto.
Por supuesto. Than había pasado los últimos meses preguntándose por qué su
Sello no se había roto y tratando de averiguar qué lo rompería. Y ahora el calor que
sentía cuando estaba cerca de Regan tenía sentido. Sentía a su agimortus.
—Sentí una atracción que parecía neutralizar el efecto del veneno. Resultó ser
el bebé. —Than casi tropezó con la palabra bebé. Tan... extraña—. No supe lo que
era hasta que llegué al Cuartel General de la Égida y encontré a Regan. Había
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—Tu temperamento…
Ares pasó la mano sobre la cabeza del Sabueso, calmando a la bestia. Qué gran
cambio, ya que hacía apenas un año, Ares estaba disparando para destruir a todos
los Sabuesos del Infierno que existieran.
¡Oh, no!
—¿De qué?
53
—Aniquilaste la isla, casi matas a Arik, y por poco arruinas a Reaver y Limos
de forma permanente.
—¿Qué isla? —La mirada en el rostro de Ares lo dijo todo, y Than se tambaleó
hacia atrás un paso—. No. No esta isla. Oh, Jesús. ¿Cómo... de grave? —preguntó
Than, pero en el fondo, lo sabía. Los vampiros eran inmunes a sus explosiones
mortales, pero muy pocos lo eran.
Todo volvió a la carrera, una presa rota liberando tantos recuerdos. Las miles
de almas en su armadura se volvieron locas, la evidencia de lo que había hecho.
—Yo estaba tan enfadado con Regan... con su traición. La Égida nos jodió, y
entonces Reseph... —Thanatos cabalgaba duramente a Styx, persiguiendo a Regan
a través de la explanada congelada, y Reseph... no Peste... salió de la nada, derrotó
a Than con un choque sangriento y casi mató a Styx. Si no hubiera sido por Cara, el
semental estaría muerto.
una vez, fuera de la puerta del dormitorio. Debiste de oírlo por casualidad, porque
Página
dejaste escapar una pequeña ola de muerte que mató a dos de mis Ramreels.
La voz de Ares balbuceaba, sólo un poco, pero para él, eso fue una gran
demostración de emoción.
—¿Por qué la envió La Égida? Regan dice que ella no drogó el vino.
—Ella no lo hizo. La Égida está en el meollo, pero no, Peste organizó lo del
vino.
—¿Cómo?
Lo que significaba que Atrius también estaba muerto. Dobles, seres que se
crearon para sustituir a las fuerzas comunes de la vida. ¡Maldita sea! El sentido del
humor de Atrius iluminaba hasta la fortaleza, y había sido fundamental para
mantener la rivalidad bajo control entre las criaturas nocturnas y los vampiros
Caminantes Diurnos. Than lo echaría de menos.
—Hablando de colmillos…
—No lo hagas. —Thanatos cortó a su hermano—. No vayas por ahí.
—Voy a ir por ahí, Than —gruñó Ares—. A Reseph le crecieron los colmillos
cuando se convirtió en Peste. Te crecieron después de tu desastre nuclear. O
después del sexo con Regan. Algo ocurre y no voy a dejarlo pasar.
—Tienes que hacerlo. No voy a hablar de ello. —Ares estaba tan equivocado
sobre cuándo Than había obtenido los colmillos, pero Than no podía contarle a su
hermano que los había tenido desde que fueron maldecidos como Jinetes. Era un
secreto que tenía prohibido compartir, incluso con sus propios hermanos. Cambió
de tema, aunque sabía que Ares no sería disuadido por mucho tiempo—. ¿Crees
que Regan también está mintiendo sobre haber sido drogada?
—Yo le creo sobre el vino, pero había venido aquí para seducirte.
56
Página
Seis
T
u vida es mía ahora.
Todas las otras veces, realmente nunca había temido por sí misma. Ella temía
más por sus compañeros o por personas inocentes, pero incluso entonces, el miedo
en ningún momento interfirió con su capacidad para pensar o luchar. Al contrario,
el miedo le había dado una ventaja. Ahora estaba paralizada, porque en lo único
que podía pensar era en el bebé.
Inhaló lentamente mientras contaba hasta tres y espiró con la misma cuenta.
Era un truco que un médico de la Égida le había enseñado para combatir sus
ataques obsesivo-compulsivos… ataques como éste, donde conseguiría algo
atascado en la cabeza. Podrían repetirse una y otra vez, como un disco rayado
hasta que los alejaba encontrando una distracción o un ritual para calmar su
mente.
Inhala. Exhala.
¡Teléfono móvil! Se puso de pie, metió las manos en los bolsillos del pantalón.
Nada. Debía de haber caído de su bolsillo cuando Thanatos la levantó como un
cavernícola acarreando su presa hasta su guarida.
Inhala. Exhala.
Inhala. Exhala.
Lo que ella daría por ese pedacito de pergamino sobre su mesita de noche.
—Tienes algo que explicarme. —Su voz sonaba como un trueno encolerizado.
58
5
*TOC - Trastorno Obsesivo Compulsivo, una enfermedad mental que resulta en persistentes temores
Página
ilógicos e ideas, y, a menudo, los hábitos particulares creados y seguidos a cabo a fin de evitar los temores y
ansiedad que provocan.
Mientras cerraba la puerta en la cara de Ares, ella se mostraba despreocupada,
cuando en realidad, en su interior se estaba preparando para un posible tornado
EF-5.
—Sentí algo que me condujo hasta allí. —Sus ojos se movieron hacia su
vientre—. Fue él.
Vale, no le gustaba que Thanatos tuviera una conexión más fuerte con su bebé
que ella.
Ella le había leído al bebé durante la noche, tocaba música para él, le habló de
las maravillas, y peligros, del mundo en el que iba a crecer. ¿Cómo podía Thanatos
saber del bebé durante cinco minutos y sentirlo?
Por otra parte, tal vez era algo bueno. Si él podía sentir la fuerza vital del niño,
tal vez les dejaría vivir. El bebé le dio otra de esas patadas mortales y aspiró el aire.
Igual que antes en la celda Than avanzó, pero esta vez, se detuvo y evitó tocarla.
—Ha sido una patada —murmuró—. Creo que debe tener pezuñas en lugar de
pies.
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Página
—No lo hago. —Bueno, ella no era de ninguna especie. Esperaba que el niño
no tuviera pezuñas, pero teniendo en cuenta que la madre de Thanatos era un
demonio, y el padre de Regan había sido… no un demonio, exactamente, pero... sí.
¿Quién sabía qué tipo de cosas podrían salir torcidas en el ADN del pequeño
potrillo?
Maldito Ares. Todo este asunto se les había escapado de las manos.
pelo—. Pero, ¿te das cuenta de que en realidad se creó mis agimortus? Ya lo sabes,
Página
—Lo sabemos. Pero esperamos que Peste no se diera cuenta de que este niño
existe. —Un malestar se levantó en su estómago al pensar en lo que había pasado
en el Cuartel General—. Pero de algún modo, los vampiros lo supieron. Uno de
ellos trató de matarme a mí y al bebé esta noche.
Thanatos se burló.
—Uno lo hizo.
Terco idiota.
—¿Se te ha ocurrido que no todos tus sirvientes son leales? Uno me dio el vino
adulterado.
Ella miró hacia arriba, odiando que iba a darle munición para su mis vampiros
son leales.
—Había dos Caminantes Diurnos. Uno de ellos me salvó del otro. Él me dijo
que iba a llevarme contigo.
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Than sonrió.
Página
—¿Ves? —Entonces su sonrisa se desvaneció, reemplazada por una dura y
sombría linea—. ¿Qué hacían allí mis vampiros?
No había ninguna discusión sobre eso, porque él tenía razón. Ojalá pudiera
cambiar todo lo que había sucedido, pero lo mejor que podía hacer era proteger la
vida inocente que había llegado como resultado de las maquinaciones de la Égida.
Por favor, quédate merodeando... Regan casualmente se desplazó hacia Ares. Tal
vez había venido para sacarla de allí y llevarla de vuelta al Cuartel General.
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Ella empezó a moverse hacia él, pero Thanatos se colocó entre ella y Ares.
—No es una opción —gruñó Ares—. Hay una razón por la que vives aquí, en
medio de ninguna parte. Los humanos no están a salvo a tu alrededor.
—Yo nunca mataría a mi propio hijo —dijo Than—. ¿Cómo puedes pensar eso?
—No creo que lo hicieras —dijo Ares en voz baja—. No deliberadamente. Pero
a veces después de haber ido a una escena de muerte regresas a casa todavía
evuelto en una furia asesina. ¿Recuerdas cómo tuvimos que alejar a Cara de ti una
vez?
Oh, Dios, Regan no quería hacer esto. No mientras él estuviera tan ilusionado.
—¿Por qué no? —repitió, esta vez haciendo que su pregunta sonara como una
amenaza.
Jodidamente increíble.
necesidad sexual. Si la manera en que Ares estaba cerrando y abriendo sus manos
Página
era una indicación de que también sentía la tensión, las batallas se debían de estar
incrementando en alguna parte.
Efectivamente, mientras Than acechaba alrededor, tratando de mantener la
cabeza sobre sus hombros, Ares se desplazó hacia la puerta.
—Al diablo con eso —escupió Than ligeramente abatido—. ¿Por qué estás a
favor de Regan y no del mío?
—Lo creas o no, hermano, estamos haciendo todo esto por ti. ¿Qué harías si
algo le sucediera al bebé, ya fuera por tu culpa, o porque fuese vulnerable a Peste?
Yo sé lo que es perder un hijo y te juro por todo lo que es profano que voy a
impedir que te suceda lo mismo. Tú y el bebé sois nuestra máxima prioridad, y
hasta que Regan dé a luz, ella es parte de ese acuerdo. —Ares salió de la
habitación, dejándolo solo con Regan.
—Escúchame, Thanatos…
—Dime, ¿quién es ese alguien que desea criar a mi hijo? —Un largo silencio se
extendió, y el temperamento al que Ares se refería, empezó a agrietarse—. ¿Quién?
Paseó hacia ella, y aunque sus ojos brillaban con el miedo, ella se mantuvo
firme, incluso cuando se acercó tanto que tocó su vientre abultado.
confabulación.
Página
—No.
—Te ofreciste para jugar a puta para tus colegas —gruñó él, teniendo un
perverso placer ante su grito de indignación—. Así que éste es el trato.
Permanecerás aquí hasta que des a luz y después dejaras el niño conmigo mientras
yo decido tu destino.
—Vete. Al. Infierno. —Ella repartió las palabras como extraño Neethul
lanzando estrellas, cada una punzante y ribeteada de ácido.
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—Te llevaste mi semilla con engaños. No vas a llevarte a mi hijo, también. —Él
bajó hasta su cara—. ¿Fue idea tuya? ¿O cuando a la Égida se le ocurrió el plan,
Página
estabas tan desesperada por una polla que saltaste ante la oportunidad de follar
conmigo? ¿Cuántos hombres has follado en tu trabajo? ¿Cuántas veces te empujó la
Égida a prostituirte?
Ella le dio una bofetada tan fuerte que dio un paso atrás.
—¿Cómo te atreves?
—Puede que las cosas hayan fallado, pero lo haremos bien. Te lo prometo. Él
tendrá una madre y un padre que lo amarán, Thanatos. Se lo entregaré a Kynan y
Gem. Ellos lo mantendrán a salvo de Peste y le darán el hogar y la vida familiar
que yo no puedo.
en tu armadura lo mecerán para dormirlo? ¿Y qué pasa si el tío Peste se deja caer
Página
para una visita? ¿Crees que solo dejará que este niño se críe en paz? Todo el Mal en
el planeta intentará encontrar y matar a este bebé con el fin de romper tu Sello, y
en el primer lugar donde lo buscarán será aquí. —Ella aspiró profundamente, más
combustible para su cantinela—. ¿O si Peste de alguna manera encuentra donde ha
escondido Limos su agimortus y rompe su Sello? Con dos rotos, los otros dos se
romperán en un efecto dominó, ¿verdad? Así que el tuyo lo seguirá. ¿Qué ocurrirá
con el niño, entonces?
Y lo más probable sería que el «acuerdo» no fuera agradable. Desde que había
visto lo de Peste, los Jinetes malignos estaban ansiosos por eliminar toda evidencia
de su pasado feliz.
—No funcionará, Than. Tenemos que mantener este bebé en secreto y seguro.
Él irá con Kynan.
—No, no lo hará.
—Tal vez deberías haber pensado en eso antes de obligarme a follarte. —Él
lanzó las crudas palabras sobre ella como un arma, y su casi imperceptible
estremecimiento le indicó que estaba en lo cierto.
—Yo no te obligué. Dijiste que lo deseabas. —Ella parpadeó con fuerza, como
si pestañeando retrocedieran las lágrimas, pero él la conocía mejor. Regan no
lloraba—. Dijiste que me deseabas más de lo que nunca habías deseado a nadie, y
que ibas a ceder.
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Página
Que Dios lo ayudara, él la deseaba. Y la verdad era que no estaba molesto por
el sexo... estaba furioso como el infierno por el engaño. Pero no estaba dispuesto a
separar las dos cosas.
—Estaba drogado.
Una fiebre caliente estalló sobre su piel al recordar, y su polla tembló ante sus
palabras.
Su respiración se paralizó.
6 Trifecta - Serie de tres perfecta. Se usa cuando se describe una anotación de tres puntos a la vez.
—¿Un ataque de conciencia? —Resopló él—. Sería un poco más comprensivo si
no hubieras huido. Lo verdad habría avanzado mucho cuando estaba acostado,
exhausto y saciado.
Agotado, sí... pero ahora que lo pensaba, saciado... no tanto. Había tomado su
virginidad y su Sello no se rompió, por lo que estuvo dispuesto a hacerlo otra vez.
Diablos, se habría corrido una y otra vez si lo hubiera montado de nuevo en el
colchón.
—No, no puedes cambiar nada, pero puedes hacer algo por mí.
—¿Cómo?
Sonriendo, la agarró por los hombros y tiró de ella acercándosela para poder
hablarle directamente al oído. Ella no iba a perderse una palabra de esto.
70
meses de vida que me robaste. Así que a partir de ahora, vas a devolvérmelos.
—Yo… Yo no sé que esperas que haga.
—Estás loco
71
Página
Siete
C
ada célula en el cuerpo de Thanatos vibraba con la familiar necesidad
de abrir un Portal hasta una escena de muerte y participar en ella. Lo
que no era familiar era la nueva vibración, la que palpitaba en su ingle.
Necesitaba sexo. Ares y Reseph siempre habían sido capaz de aliviar sus
impulsos destructivos por echar un polvo, algo que tenía sentido, ya que su madre
era un demonio del sexo. Pero Than nunca había tenido esa alternativa, y en lugar
de tener sexo, iba derecho a matar.
Ahora, tal vez, tuviera otra opción. La verdadera pregunta era qué acto —de
matar o teniendo sexo— le daría mayor satisfacción. Y mayor culpabilidad
después.
Supuso que eso dependería de a quien matara o con quien tuviera relaciones
sexuales.
Vas a complacerme. Cada vez que quiera. En cada uno de mis caprichos. Claro. Él
tendría que irrumpir de nuevo en el dormitorio y poner en marcha esos meses que
Regan le debía.
—¿Bludrexe?
Thanatos gruñó, listo para agarrar la cabeza del Caminante Diurno al final del
pasillo. Antes de que eso ocurriera, apretó los puños a sus costados. Exigió la
72
Thanatos estaba ante la cara de Artur antes de que él siquiera se hubiera dado
cuenta de que se había movido.
—Ella no es mi mujer.
—Jacob, señor.
—¿Y? —Cuando Artur no dijo nada, Than se puso rígido—. Maldita sea, Artur.
¿Qué está pasando?
La idea de que un extraño wilding supiera del hijo de Than antes de que el
mismísimo Than, le hizo hervir salvajemente en su interior la necesidad de matar.
Artur asintió.
—Dile a los otros que Regan no puede abandonar la fortaleza —le dijo a
Artur—. Ve.
No podía culparlo. Incluso si las cosas no hubieran ido por el camino que
Página
debían esa noche, aunque él no fuera virgen, aunque él hubiera saltado a la cama
con ella con avidez, aun así, tenía todo el derecho a estar furioso por haber sido
utilizado.
Todas las noches desde entonces, ella había tratado de encontrar una forma de
explicarle, de disculparse, de hacer algo para arreglarlo. ¿Pero pasar la mayor parte
del año como su esclava sexual? No estaba segura de si la idea la aterrorizaba o
emocionaba, pero definitivamente no iba a suceder.
Tenía que estar con la gente que confiaba, la única familia que había conocido.
Y sabía exactamente cómo salir de aquí. Thanatos mantenía una flota de motos de
nieve y vehículos todo terreno fuera de su monstruoso castillo para sus sirvientes
que viajaban con el Portal de Desplazamiento a un par de kilómetros de distancia.
Si pudiera conseguir un teléfono, podría llamar a Kynan y pedirle que viniera a
buscarla para recogerla a través del portal. Succionada, aunque los seres humanos,
a menos que fueran especiales de alguna forma inmortal, morirían en cuanto
cruzaran por el Portal de Desplazamiento estacionado mientras estuvieran
conscientes.
Una vez que estuviera de vuelta con la Égida, quizás podrían establecer una
sala para el bebé para que Thanatos no pudiera encontrarla.
Pero parada aquí no iba a llegar a ninguna parte. Necesitaba un plan si ella se
metía en problemas de vampiro.
Le costó un buen golpe de la silla contra el suelo para romper una de las patas.
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Ella esperó un minuto para ver si el ruido atraía a alguien corriendo, y cuando no
lo hizo agarró la pata de la silla de madera, puntiaguda en el extremo lista para
Página
Llegó hasta su biblioteca sin ser vista. Rápidamente, se metió dentro, encontró
su teléfono y se quedó boquiabierta de incredulidad. Había pasado días enteros
con la nariz en sus libros, pero nunca se había dado cuenta de esto.
Sí, sus problemas de TOC estaban fuera de control. Esto era peor que nunca, y
mientras una parte estaba probablemente relacionada con el embarazo, ser
secuestrada y retenida como prisionera había disparado definitivamente su loco-
interruptor.
Logró llegar hasta la puerta principal. Uno de los vampiros de Than, un tipo
corpulento y feo, cuyo nombre no recordaba —jodido cerebro-de-embarazo— le
bloqueó el paso.
77
—¡Fuera de mi camino!
Él se echó a reír.
—¿Gorda? ¿Gorda? Estoy embarazada, cadáver andante. Puede ser que esté
gorda, pero tú estás muerto. —Con mucha menos gracia de lo que estaba
acostumbrada, embistió, pero el vampiro la esquivó, y su propósito salió mal. La
punta de la estaca sólo le rozó el hombro, pero eso fue suficiente para enfadarlo.
vampiro echaba la cabeza hacia atrás por sus uñas, su cuerpo se movió, lo que le
Página
permitió levantar la rodilla y chocarla en su entrepierna. Él se quedó inmóvil y la
soltó al instante, por lo que ella casi cayó cuando sus pies tocaron el suelo.
Dejando atrás los sonidos de una violenta paliza, corrió hacia el gris amanecer
de la mañana, se lanzó a una de las motonieve, y la puso en marcha con las llaves
que estaban puestas en el encendido. La enorme máquina rugió a la vida, y ella se
alejó de allí. Aceleró, con las ruedas rebotando sobre el terreno desigual y
haciéndola saltar tanto que tuvo que reducir la velocidad más de lo que hubiera
querido. De vez en cuando, se arriesgaba a mirar hacia atrás, pero hasta el
momento, todo iba bien.
Thanatos estaba allí, con los ojos como dorados láser y los brazos cruzados
sobre su amplio pecho.
Mierda.
excepto en ella.
Página
Grandioso. Ella preferiría que él estuviera mirándola enfurecido o gritándole.
Odiaba el silencio. Apretando sus dientes, aceleró, desesperada por alejarse de él.
No funcionó. Styx se mantenía a su mismo ritmo, y ella juraría que Thanatos
sonrió. Sólo duró un segundo, pero era una sonrisa.
Y no una buena.
El bebé... oh, Dios, permite que el bebé esté bien. Regan presionó la mano en su
vientre, rogando que la caída no hubiera lastimado al pequeño potro.
Justo cuando alcanzó el vehículo, un soplo de aire helado cayó sobre la parte
trasera de su cuello, y con ello, un bramido… profundo, malhumorado... y un
escalofrío se deslizó por su espalda. Muy lentamente, se volvió, y se congeló al ver
la cosa ahí de pie, con su enorme boca abierta llena de dientes afilados y sus garras
extendidas en toda su longitud. La criatura era un dragón transparente, como un
gigante árbol rocoso de caramelo, era todo fragmentos de hielo, ángulos rectos, y
diminutos y triangulares ojos negros. En un paisaje de témpanos de hielo o
glaciares, el demonio sería invisible.
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Invisible hasta que te mordía la cabeza con las mandíbulas del mismo tamaño
Página
Thanatos. Él estaba tratando de llegar a ella, pero estaba lesionado... con tanta
sangre. Ella dio un paso hacia él —al menos, lo intentó. Sus piernas estaban
entumecidas y su coordinación había huido junto con su calor corporal.
¿Hipotermia? Sí, debía ser hipotermia, ya que cuando una de las criaturas sopló
sobre ella otra vez, no lo sintió. No, realmente ya no tenía frío. Sin embargo, estaba
cansada. Tan agotada.
Ella parpadeó. ¿Dónde estaba? Unos gritos rasgaron el aire, unos horribles,
sonidos de dolor. Todo giraba a su alrededor, unas sombras se abalanzaron sobre
los monstruos de hielo, que chillaban hasta volar en pedazos, enviando ráfagas de
carámbanos como metralla.
El mundo giraba mientras sus piernas cedían y caía al suelo. No sabía dónde
estaba, no podía recordar su nombre, pero al menos, estaba caliente.
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Página
Ocho
—¡R
egan!
—Tu puta sigil no parece estar muy bien —dijo Peste—. Las chicas
embarazadas son muy frágiles. Pero ya sabes lo que dicen.
—¿Qué quieres?
La pregunta sobre si Peste sabía acerca del embarazo de Regan fue respondida
en ese momento.
—¿Qué esa puta estaba preñada? Durante mucho más tiempo que tú. —Peste
hizo una mueca—. ¡Huy! Eso debe doler, ¿eh?
Hijo de puta.
—Si rozas ligeramente a alguno de ellos, no habrá nada que te salve de mí.
Ahora sal de mi isla.
Peste sonrió.
Eso había sido demasiado fácil. Peste estaba definitivamente tramando algo,
pero ahora mismo la prioridad de Than era Regan, y al instante Conquest llevó a su
hermano a través del portal, Than bajó de su caballo y fue al lado de Regan.
El hospital estaba lleno de demonios heridos, tantos que casi cada centímetro
de espacio estaba ocupado por los cuerpos. Fuera de las puertas corredizas de
cristal que conducían al estacionamiento subterráneo, más pacientes esperaban
para entrar. Jesús... debía de haber doscientos demonios en el aparcamiento,
algunos tirados en lagunas de sangre. El personal médico corría frenéticamente,
abrumado y claramente exhausto.
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Página
Esta gente no sería capaz de ayudar, y Regan no tenía tiempo para esperar.
Maldiciendo, se volvió hacia la puerta interior de la sala de urgencias, pero quedó
paralizado cuando las puertas del compartimiento de carga de la ambulancia se
abrieron y un vampiro alto, de cabello negro, salió de su interior. Su rostro era
familiar, pero eso no fue lo que disparó a Thanatos como un alambre tenso.
Más adelante. Than tendría que resolver el misterio más tarde. Entró en el
portal de desplazamiento y regresó a casa para cuidarla él mismo. Regan se dejó
caer como un peso muerto en sus brazos mientras corría al interior y gritaba a sus
vampiros. Artur estaba allí en un santiamén.
Era como acurrucarse a un trozo de carne en una cámara frigorífica. Viktor entró
con dos mantas ligeramente calientes, que Than extendió sobre la piel desnuda de
ella antes de volver a colocar las cobijas.
—Trae más mantas calientes en quince minutos —dijo Than—. Y llama a Ares
o Limos para que consiga traer un médico del Hospital General del Inframundo
aquí.
Enérgicamente, frotó sus hombros y fue descendiendo por sus brazos. Sus
dedos rozaron su vientre, y de alguna manera, sintió que era como una violación
tocarla allí, lo cual era ridículo, ya que él la había tocado en todas partes, y,
además, el bebé en su interior era de él. ¿Estaría bien el niño? ¿Y si el frío y la caída
le habían afectado aún más de lo que afectaron a Regan?
Acercó más a Regan para poder envolver su brazo alrededor de ella y su hijo,
sorprendido por la intensidad de lo que ya sentía por el niño. Siempre había
deseado niños, quería transmitir el tipo de amor con el que sus padres —los
humanos que lo criaron—, lo colmaron. La clase de amor que no había recibido de
su madre demonio o del ángel que le había engendrado.
Si pudiera concebir y educar a un niño que fuera decente, que no causara dolor
y sufrimiento de la forma en que Thanatos hacía, entonces tal vez algo en su vida
tendría sentido. Singnificaría algo. Y tal vez, sólo tal vez, un niño le daría algo por
qué luchar. Se había vuelto tan insensible al mundo humano que estaba a su
alrededor, pero este bebé ya era un punto luminoso en su mundo gris de niebla.
¿Qué color de ojos tendría? ¿Su cabello sería fino y sedoso como el de Regan, o
espeso como el de Than? ¿Tendría las mejillas redondeadas de Regan, o sus
pómulos marcados y afilados? No es que nada de eso importara. El niño sería
perfecto sin importar a quién se pareciera después.
Hubo un golpe en la puerta y Viktor entró con dos mantas calientes, que las
utilizó para reemplazar a las otras. La piel de Regan estaba empezando a sentirse
menos helada, pero aún no se movía.
—Vamos, Regan —dijo en su cabello—. Muéstrame algo de ese fuego que hay
dentro de ti. Muéstrame de lo que estás hecha. No voy a dejarte morir. Nadie está
autorizado a matarte más que yo. —Él quiso decir esto último como una broma,
pero no fue divertido, ¿verdad? Había estado dispuesto a matarla hacía pocas
horas, y si hubiera tenido éxito, si él no hubiera triunfado sobre su ansia de muerte.
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—Decker acaba de aterrizar en Washington para reunirse con Arik para algún
tipo de proyecto militar. Lance y Omar están en un vuelo de regreso aquí desde
Página
—No se trata sólo de eso —dijo Kynan —. Nos preocupa porque los huargos
nacidos se han aliado con Peste. Buscan iniciar el Apocalipsis. Mi cuñado, Con, se
las arregló para que los huargos permanecieran unidos y estuvieran de nuestro
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lado.
Página
—Así que empiezan —reflexionó Chad—. El inframundo se está organizando
y comenzando a tomar partido.
—Es sólo cuestión de tiempo antes de que aquellos que puedan caminar
ocultos en el mundo humano inicien una guerra contra los humanos.
—Van a iniciar un Apocalipsis sin los malditos Jinetes. —Esto era exactamente
lo que temían. El verdadero, el Apocalipsis bíblico o de la Daemonica, no
comenzaría, pero los detalles técnicos casi no importaban. Si venían décadas e
incluso cientos de años de guerra entre humanos y demonios, se sentiría lo
bastante apocalíptico. Kynan se puso de pie—. Hay que ponerse en contacto con
todas las células de la Égida e iniciar reclutamiento de emergencia.
Eso explicaba todos los demonios cabreados, muchos de los cuales fueron
recapturados después de haber escapado del confinamiento con los vampiros que
atacaron a Regan.
Un demonio Cruentus, un hijo de puta horrible que vivía para matar, dobló la
esquina que tenían delante y llegó a ellos en una torpe carrera. Ky e Ian lo
enfrentaron, rebanando profundamente su pecho esquelético. Sus garras
arremetieron, rastrillando a Ian a través del abdomen. La sangre brotó, pero los
cortes eran superficiales y solo cabreó aun más a Ian.
—¡Kynan! —El grito llegó desde atrás, y él se volvió justo a tiempo para ver a
Peste enterrando su puño en el estómago de Zach y brutalmente arrancar una
masa sangrienta de órganos.
90
91
Página
Nueve
—T
e deseo, Regan. Más de lo que he deseado a nadie, y
maldita sea, estoy a punto de ceder.
—¡No! —Thanatos movió sus labios, pero el zumbido en los oídos de Regan ahogó el
sonido. La hidromiel. Ella no debería haber bebido la hidromiel...
¿No hacer qué? Ella lo escuchó, pero las palabras no tenían lógica. No cuando su
cuerpo vibraba con la necesidad. Se dejó caer sobre él, tomándolo por completo. El placer
rugió a través de ella, casi orgásmico ya, y ellos sólo habían empezado.
Ella gimió, montando sobre él, adorando la sensación de su duro mástil deslizando
sobre todos sus puntos más sensibles. Deseaba que él volviera a tocarla, deseaba que estirara
sus brazos y acariciara sus pechos o mejor aún, que la sujetara de sus caderas en un
violento agarre y la anclara a él. ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué no la tocaba? Ella quería
que él se entregara a ella con tanta fuerza que pudiera sentirle para siempre, porque esta
sería la última vez con él.
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Pero espera... ¿por qué sería la última vez? Pensamientos confusos se filtraban en su
Página
cerebro... algo acerca de tener que salir de aquí después de esto. ¿Marcharse? ¡De ninguna
manera!
El éxtasis ardía en sus venas mientras apartaba a un lado todo pensamiento de
cualquier cosa que no fuera el sexo y se lanzó hacia delante para deslizar sus uñas sobre su
pecho, marcándole. Reclamándole. Ella echó la cabeza hacia atrás y gritó mientras sus
caderas se levantaban de la cama para llevarla más profundo. Más rápido... tenía que
moverse más rápido. Su cuerpo ya no era suyo. Había tomado las riendas y lo dejó correr.
—Detente —jadeó, pero el cerebro de Regan lo escuchaba como «más», y se movía más
rápido. Ella no iba a disminuir la velocidad, ni prolongarlo. Ya habría tiempo más adelante
para tener relaciones sexuales más apacibles, sin prisa—. ¡Regan para, ahora!
—¡Más ahora!
—No puede ser... oh, oh, sí. —Su cuerpo se convulsionó con el placer, y a él igual, su
orgasmo lo recorrió, su gran cuerpo sacudiéndose bajo ella.
Ella se corrió de nuevo, antes incluso de que el primer clímax se hubiera desvanecido, y
tuvo que aferrarse a sus hombros, o hubiera salido volando.
Tomaste mi virginidad.
Regan parpadeó.
Me drogaste y me violaste.
¡Traidora!
Él estaba gritándole, amenazándola con romperle el cuello, y luego ella estaba corriendo
por la nieve, donde Peste y los demonios de hielo se le acercaban…
93
Esto era el dormitorio de Than, pero ¿cómo había llegado hasta aquí?
—Regan. —Su voz era un murmullo profundo—. Estás despierta. —Él puso la
palma de su mano en su frente—. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes frío?
Ella se incorporó sobre un codo, lo cual no fue fácil, dado que debía de tener
cincuenta kilos de mantas encima de ella.
—¿Qué pasó? Con Peste. Los demonios. —Patético. ¿Ella había luchado por
esas seis palabras?
94
—Los demonios nunca volverán a molestarte. —Su respuesta fue poco más
Página
—Él dice que el secreto está en la auténtica mantequilla irlandesa con un toque
de… —Un pinchazo agudo y punzante de dolor se clavó en el vientre de ella, y
siseó.
—¿Qué es?
—¿Es hora?
—¿Una qué?
95
7*contracciones Braxton Hicks - son contracciones uterinas esporádicas que comienzan alrededor de la
sexta semana del embarazo, aunque algunas mujeres no las notan. Pueden confundirse con las primeras
Página
señales del parto. Reciben su nombre de un médico inglés, John Braxton Hicks, quien las describió por
primera vez en 1872.
—Una especie de dolores previos. Los he estado teniendo durante la última
semana o así.
—No deberías haber intentado escapar. —Dejó caer la mano, y ella odió la
forma en que la ausencia de su toque le dejó una sensación de frío otra vez.
—El vampiro que intentó matarte en el Cuartel General no era uno de los míos.
Y te prometo, que el vampiro que intentó detenerte al salir no te tocará de nuevo.
Ninguno de ellos lo hará.
Regan no estaba tan segura de eso, pero no tenía nada que decir, era una
corazonada. Y si bien confiaba en sus instintos, Thanatos era otra historia.
—Adelante.
La puerta se abrió y uno de los vampiros entró con un enorme hombre moreno
que llevaba un uniforme de paramédico negro. Llevaba una bolsa de lona de color
rojo y su brazo derecho estaba envuelto en tatuajes. Este era Shade, uno de los
hermanos demonio que trabajaban en el Hospital General del Inframundo. Y quien
había utilizado su don de Incubus para garantizar que estuviera embarazada,
aunque ella hubiera cambiado de idea.
Cruzó la sala, pasando por un poco de sombra donde el resplandor del fuego
no alcanzaba, y tal vez los ojos de Regan la estuvieran engañando, pero él pareció
desaparecer, hasta que dio un paso atrás hacia la luz.
—Necesitas sacar tiempo para esto —dijo Than—. El bebé que lleva Regan
podría desencadenar el Apocalipsis si muere.
—Ya lo sé. Sin embargo ni siquiera he estado en mi casa desde hace dos
semanas. —Shade bajó su bolsa de paramédico—. Así que vete a la mierda. Llegué
aquí tan pronto como pude. —Él se acercó a Regan—. ¿El mensaje que me dieron
era que nos enfrentamos a una hipotermia?
—Obviamente —dijo Than—, ella está mejor. No gracias a ti. Pero está
teniendo... ¿cómo se llaman? ¿Rompiendo Vergas8?
Regan vaciló. Kynan podría confiar en su pariente demonio, pero ella no solo
era menos confiada, sino que literalmente, había nacido para luchar contra ellos.
Un odio hacia los demonios se encontraba en su ADN.
Ella se irritó, pero al final, Kynan era bueno a la hora de juzgar a las personas,
por lo que ella suponía que podía aguantar, sólo por esta vez. Además, el bebé era
mitad... de lo que sea que fuese Than, así que un especialista en medicina demonio
sólo podía ser una ventaja.
8 Breaking Dicks - Juego de palabras de la autora. Than se confunde al pronunciarlo. Cambiando una
palabra por otra, Braxton Hicks por Breaking Dicks.
—¿Cómo la trataste? —preguntó Shade a Than.
Ella contuvo el aliento, su mirada parpadeó hasta el Jinete, que la miró como
desafiándola a que sacara el tema del calor corporal. Sí, él no tiene que preocuparse
por eso. La idea de que él hubiera presionado aquel cuerpo de complexión fuerte y
esbelta contra ella... hizo que se estremeciera ante la imagen prohibida.
—Cerca de seis horas. Despertó el tiempo suficiente como para beber un poco
de té caliente y volvió a desmayarse.
Con horror, comprendió que estaba desnuda excepto por la ropa interior. La
desnudez nunca la había molestado, pero una vez más, la idea de que Thanatos
debía de haberla desnudado y que este demonio extraño podría tocarla así...
bueno, le daba ganas de hiperventilar.
—Iré a buscarle algo de ropa. —Than fue hasta el enorme armario al extremo
de la cama.
Shade, con sus ojos casi de un negro brillante, se volvió hacia Regan.
98
Página
—¿Estás bien?
—Por los Anillos del infierno. —Shade sacudió su cabeza como para
despejarse, y empujó sus pies—. Ha sido como una descarga de millones de
sacudidas, pero sin electricidad. Como si hubiera recibido un golpe en todo el
cuerpo de un demonio Gargantua.
Se la entregó. La camiseta negra era tres tallas más grande, pero serviría como
ropa de maternidad temporal.
—Daros la vuelta
Shade se acercó.
Página
—Nada.
—¿Nada? —Tal vez no para él, pero ella sentía una descarga caliente
procedente de su tacto. Evidentemente, su cuerpo recordaba el placer que le había
dado con esas manos. Insoportable.
—Creo que tu hijo me odia. —Él movió los hombros, estremeciéndose un poco
por el dolor—. Antes de que me golpeara a traición esta vez, tenía un hilo de mi
poder dentro de ti y lo sentí. —Él la miró—. Supongo que sabías que es un niño.
—No mucho. Pero te puedo decir que el chico es grande. Tenéis sencillamente
más de cuatro kilos ahí. Está desarrollando algún tipo de habilidad poderosa, y es,
obviamente, quisquilloso con a quien le permite tocar a su mamá. —Shade miró a
Thanatos—. O tal vez no tan exigente.
—Extraño —ella frunció el ceño—. Tuve una cita con el médico la semana
pasada y no hubo problemas. ¿Tal vez el bebé sólo reacciona a los demonios?
—El 29 agosto.
—Diez días. Estás cerca. —Él se puso en cuclillas junto a la cama y bajó la
voz—. ¿Estás bien? ¿Alguna preocupación que quieras compartir? ¿Quieres hablar
en privado?
101
su privacidad.
—Estoy bien —dijo. Pero, ¿diez días? ¿Cómo puede haber pasado el tiempo tan
repentinamente?—. Pero si puedes darle un mensaje a Kynan para hacerle saber lo
que ha sucedido, te lo agradeceré.
—Avisaré a Eidolon para que venga en cuanto tenga oportunidad. —Se echó al
hombro su bolsa de paramédico, pero antes de que pudiera salir, ella misma se
sorprendió llamándole por su nombre.
Shade gruñó.
La Égida.
—No creo que hayas mentido. Creo que omites. —Than sonrió
103
Unas sombras brillaron en los ojos de Shade y Than se preguntó qué dones
poseería este demonio Seminus
—El bebé está completamente formado y listo para nacer, pero es grande.
Podría ser un parto difícil, más aún por su problema anterior y el hecho de que en
estos momentos parece que no puede haber ninguna intervención médica, siempre
y cuando nadie pueda tocarla.
Las mujeres habían dado a luz desde el principio de los tiempos, y aunque
Thanatos sabía lo peligroso que podía ser, trató de consolarse con el hecho de que
las mujeres fueron diseñadas para la reproducción, y no había nada más natural
que tener un bebé.
cantidad de médicos que no son demonios. Es posible que uno de ellos pueda
hacer frente a esto.
Página
—¿Qué puedo hacer mientras tanto? ¿Qué me dirías que hiciera si las cosas
fueran normales?
—Follarla.
—Ah... ¿qué?
—Tener relaciones sexuales con ella. Eso puede ayudar a inducir el parto. —
Shade sonrió—. Y a menos que estés dando brincos en su vientre, no va a afectarle.
La mayoría de los demonios tenían más respeto por los Cuatro Jinetes del
Apocalipsis, pero no estos hermanos Seminus. Era molesto como la mierda. El
único que le gustaba a Thanatos era Wraith, pero podría ser porque en muchos
sentidos, el tranquilo demonio, hacía que Than recordara a Reseph.
—Dijiste que te gusta el planeta como está. ¿Estás seguro de eso? Porque la
mujer de mi habitación lleva un niño que puede hacer o deshacer el mundo. Y
seguramente no es necesario recordarte que tu hermana empezó todo esto.
—No, por favor, recuérdamelo, imbécil. Nunca hay suficiente culpa para
repartir. —Shade se detuvo, extrañamente indeciso—. Ah... hablando de culpa,
105
Than no estaba seguro si debía matar al demonio o darle las gracias por
admitir lo que había hecho. Tenía pelotas, sin duda.
¿Mantén a Regan a salvo? ¿Qué pensaba Shade que estaba tratando de hacer
Thanatos?
bebé era suyo? ¿Lo odiaba tanto que no quería que el recuerdo la persiguiera?
Página
Maldiciendo, caminó hasta su biblioteca. En un ataque de ira, deslizó su brazo
sobre uno de los estantes. Libros, cestas y adornos se estrellaron contra el suelo.
Algo metálico retumbó en todos los azulejos. El iPod de Reseph.
—¿Qué estás haciendo? —La voz de Regan sonó detrás de él, y locamente, su
pulso aumentó.
—Necesitas calcetines.
Ella parpadeó.
—Me siento bien y si estoy tumbada mucho tiempo, me duelen las caderas. —
Ella miró el iPod de nuevo—. Alan Jackson. George Strait. Jimmy Buffett. Conway
Twitty. ¡Guau! No es sólo una banda de rock.
—De un modo extraño, él era el más normal de todos nosotros. Era sin duda el
mejor.
—Me cuesta creer eso. —Ella le lanzó una mirada de reojo—. Ya sabes, después
de ver cómo intentó matarme hoy.
9
*two-step- “De dos pasos”. Paso de baile texano con dos pasos rápidos y dos pasos lentos, bailado con
música country.
—Si Reseph te hubiera querido muerta, lo estarías —dijo llanamente—. Sus
flechas no fallan.
Algo triste brilló en sus ojos y su resentimiento hizo el efecto contrario en él,
llenándolo de pesar. Sobre todo cuando, en lugar de replicar con algún comentario
sarcástico sobre él como esperaba, se dio la vuelta.
Maldita sea. Moderó su voz para poder continuar sin riñas de patio de escuela.
—Sí, sí, salvar al mundo. Pero yo me refiero a, ¿por qué lo hiciste tú? ¿Qué hizo
que aceptaras?
Página
—¿Salvar miles de millones de personas no es una razón suficiente?
—Yo era la única que podía hacerlo. Mis compañeros pensaron que mi
habilidad para extraer las almas de la gente podía protegerme de las de tu
armadura.
—Nada.
—Puta. Mentira.
Las cicatrices en la sien y la barbilla, esas cicatrices que encontró tan atractivas,
se oscurecieron como barómetros de paciencia.
—Tal vez estaba desesperada por una polla, como dijiste. Tal vez la idea de
joder con una leyenda me sedujo.
Estaba mintiendo, a pesar de que no podía decir cómo lo sabía. Lo que estaba
claro era que no le iba a decir la verdad. Excelente. Él había arrojado la mierda de
vuelta hacia ella.
—Bueno. Estar desesperada por joder con una leyenda durante los próximos
meses hará que sea mucho mejor para ti.
Una vez más, esperaba que ella le replicara y una vez más hizo lo contrario.
Pero esta vez, en lugar de callar, ella cambió de tema.
110
—Se ha ido.
—Sí.
Ahí estaba el fuego que había estado buscando. Detestaba cuanto le gustaba.
Eso le resultaba fascinante. Su cerebro buscaba una réplica adecuada, pero cuando
ella se estremeció y se tocó detrás, él transmitió la respuesta indicada.
Sí, le había dicho que le debía favores sexuales, pero estaba cabreado,
confundido y todavía aturdido por el shock de salir de la hibernación para
descubrir que iba a ser padre. Había arremetido contra ella como un adolescente
que hubiera sido abandonado por su primera novia. Cinco mil años de madurez se
habían ido por la ventana en cuestión de minutos.
Regan dio la vuelta tan rápido que perdió el equilibrio. Than saltó para
atraparla antes de que golpeara la mesa y durante una fracción de segundo, su
sonrisa de agradecimiento borró completamente la tensión entre ellos.
estado. Para Than fue difícil sentir lástima por él, teniendo en cuenta que el ser
humano quería llevarse a su hijo.
Página
Kynan se detuvo a unos tres metros de distancia, con su mirada glacial clavada
en Thanatos.
—Él ha pasado.
—Sentí al niño que estabais escondiendo de mí. Al niño que no vas a tener.
—¿Qué? —La voz de Regan era suave, un hilo de preocupación tejida en ella—
. Entre los dos... ¿Qué?
113
R
egan se quedó allí, su cerebro no podía procesar lo que Kynan
acababa de decirle.
Oh, Dios. Regan golpeó la mano sobre su boca y luchó contra el impulso de
gritar. Siempre fue tranquila y sensata, incluso ante la pérdida de aquellos que le
importaban, pero las hormonas del embarazo la tenían llorando durante malditos
anuncios de coches. Cuatro Ancianos muertos, varios a nivel de soldado-Guardián.
Y a ella realmente le gustaba Suzi, que fue una de sus pocas amigas. Su única
amiga, en realidad.
—No me toques —le espetó—. Esto es culpa tuya. —Pero incluso mientras él
retrocedía, también lo hizo Kynan... con un gruñido.
—El bebé de repente ha decidido que nadie más que Thanatos y los vampiros
me pueden tocar —explicó, y luego se puso tensa al oír el sonido de voces elevadas
y pasos pesados.
—Fui a unas rápidas compras para Regan. Supuse que ella se iría antes de que
pudiera agarrar algo.
—Yo estaba con Arik y Limos cuando llegó. Ellos me recogieron. —Decker
inclinó su cuerpo acercándose a Ky, a su alcance por si el otro hombre colapsaba—.
¿Cómo de grave fue?
—Grave —dijo Ky—. Muy grave. Peste y un ángel caído entraron como si
fueran los dueños del lugar. Forzaron a Rebecca a abrir las puertas de la mayoría
de las cámaras antes de matarla. Ella murió rápidamente. Pocos tuvieron la misma
115
suerte. —Hizo una pausa—. Chad, Malik, Zachary, Ian y yo estábamos en la sala
de conferencias cuando nos enteramos de la batalla y los gritos. Los bastardos...
Página
—Jugaron con nosotros durante horas, algunos sólo por el gusto de escuchar
gritos. Las cosas que hicieron... —Kynan se estremeció, sus ojos atormentados—.
Su principal objetivo era conseguir abrir la cámara de artefacto. La abrí, pero lo
hice para conseguir una cuchilla recubierta de qeres.
—Es un arma desarrollada por los antiguos egipcios para luchar contra los
ángeles. Bueno, los ángeles caídos.
—Él regresará. —la voz de Than era grave—. La Égida posee demasiados
objetos poderosos. Le encantaría poner sus manos sobre algo, ¿pero había algo en
especial que estaba buscando?
—¿Por qué querría eso? —Regan preguntó, más en general que a alguien en
particular.
—No tengo idea —dijo Than—. Recuerdo la daga. Se supone que pertenecía a
un arzobispo prestigioso.
—El arzobispo dijo que era una reliquia celestial —dijo Kynan—.
Originalmente usada por un ángel. Nunca hemos descubierto la verdad al
respecto, pero tal vez Peste sabe algo que nosotros no.
—Tardará una eternidad transferir los elementos a una nueva ubicación. —La
cabeza de Regan dolía sólo de pensar cuánto tiempo llevaría y cuánto esfuerzo
Página
—Lo sé, pero no tenemos otra opción. Val está asegurando un nuevo Cuartel
General, y una vez hecho esto, puedo usar un Portal de desplazamiento para
transportar las cosas más importantes rápidamente.
—Dame un minuto —Él se alejó y Limos fue con él, dejando a Regan con Ky,
Arik, y Decker.
Decker se tumbó en una de las sillas de cuero grueso mientras que Arik
permaneció de pie y Ky cojeó hacia Regan y se sentó en el sofá junto a ella.
—¿Estás bien?
118
He sido secuestrada, casi atravesada por una flecha, casi congelada, pero aparte de eso...
Página
—Estoy bien.
Kynan miró en la dirección que Than se había marchado y bajó la voz a un
murmullo discreto.
Esa era la pregunta del siglo, ¿no? La recurrente pesadilla de Than matándola
le vino a la mente, y una punzada helada de miedo se disparó por su columna
vertebral.
—Podemos preocuparnos por eso más tarde. Obviamente, Than conoce el plan
para el bebé, y no está contento. Voy a trabajar en él. —Ja. Ella presentía que el
Sheoul se congelaría antes de que él cambiara de opinión—. ¿Crees que el ataque de
Peste contra el Cuartel General se relaciona con la liberación de los vampiros en la
sede?
Sin duda Kynan reconoció su táctica de distracción, pero el nuevo tema era
demasiado importante para ignorarlo.
119
—No puedo creer esto —susurró Regan—. Las cosas siguen poniéndose peor.
—No todo es malo —dijo Ky—. ¿Recuerdas que preguntaste por qué Decker y
yo estábamos en el Cuartel General cuando te atacaron?
Ella asintió.
—¿Por qué?
—Creemos que el bebé podría ser la clave para el fin del mundo... pero
también podría ser la clave para salvarlo, tal como nosotros creíamos al principio.
—Hubo algunas miradas intercambiadas antes de que Ky hablara—. Hemos
reunido todo lo que hemos encontrado respecto a Thanatos y su papel en terminar
el Apocalipsis, incluyendo una mezcla de textos sobre un nacimiento que debilitará
el corazón de Peste. ¿Y conoces la parte en la profecía de Thanatos sobre un llanto?
—¿Qué es un Torran? —Al igual que Decker, Arik era miembro del Ejercito R-
XR y sólo recientemente había sido nombrado Guardián. Regan todavía no había
tenido la oportunidad de profundizar en el tema, pero le encantaría poner las
120
manos en él—. ¿Tú sabes que los humanos tienen millones de religiones diferentes,
y cada una de esas religiones se divide en pequeñas denominaciones? Al igual que,
Página
—Hemos tenido una copia del Toreign durante siglos, pero no conseguimos un
Torran hasta hace un par de meses atrás, por lo que sólo ahora estamos
descubriendo información útil. —Ky se frotó la parte posterior de su cuello—. Así
que de todos modos, en el interior del Torran, encontramos un pasaje relacionado
con los Jinetes y el Apocalipsis. Decía: «El primer llanto debilita el corazón... un
hundimiento de la cuchilla lo termina». Básicamente, creemos que el nacimiento
del bebé volverá a Peste mortal durante un corto período de tiempo, permitiendo
que «la cuchilla», de la daga de la Liberación, lo mate.
La daga de la Liberación fue forjada hacía miles de años como un arma contra
los Jinetes —la única arma que se creía que tiene el poder de matarlos. Por
desgracia, ya habían averiguado hacía ocho meses que el cuchillo no era eficaz
contra Peste.
—Por eso viniste al Cuartel General la noche en que fui atacada por el
vampiro. Para discutir el despertar a Thanatos para que él pudiera estar allí en el
nacimiento del bebé —musitó—. ¿Qué pasa con la parte de su profecía que habla
de la Estrella de la Muerte?
—Tienes suficiente con qué lidiar. No queríamos que te hicieras ilusiones antes
de tenerlo todo calculado.
Regan se incorporó.
—Yo estaba a punto de decirles a estos chicos que me llevaran de vuelta con
ellos. Necesitáis mi ayuda…
—Lo mejor que puedes hacer ahora es mantenerte a salvo —dijo Kynan—.
Nunca pensé que diría esto, pero creo que estás mejor aquí con Than.
—Kynan tiene razón —dijo Decker—. Por mucho que lo odie, no podemos
arriesgarnos a llevarte de aquí para allá.
Página
—Sí, puedes. —Su voz se quebró—. Tienes que hacerlo. —Vas a darme placer.
Cada vez que quiera. Cada. Noche. Oh, Dios—. Puedo permanecer en un Cuartel
General regional.
Arik resopló.
—Este lugar está lleno de vampiros —les recordó—. Y en caso de que lo hayas
olvidado, uno de ellos intentó matarme. —Sí, Thanatos le había explicado que el
vampiro no era de los suyo, pero en este momento, ella se aferraría a cualquier
argumento para escapar de aquí.
¿Se atrevería a decirles que su capacidad defensiva había fallado? Tal vez fue
sólo una casualidad. Y, de todos modos, no cambiaría el pensamiento de nadie. En
última instancia, tenían razón. Por mucho que odiara pensarlo, probablemente
estaba más segura aquí, al menos por ahora.
Decker adelantó los pies como si estuviera listo para ir a través del altavoz y
darle una patada en el culo.
—Eres un idiota.
—Está bien —dijo Regan—. Todos estamos estresados. —Pero maldita sea,
Lance había tocado un punto sensible.
Oh, ella estaba acostumbrada a sus dardos venenosos, pero este, en realidad
dio en el clavo. Ella se había sentido como si nunca pudiera ofrecer tanto como los
otros Ancianos, y sospechaba que sus habilidades eran la única razón por la que
había ascendido. Eso, y el hecho de que Lance una vez le dijo que querían
mantener un ojo sobre ella. La capacidad de succión de almas era peligrosa, y la
querían contenida.
La sala estalló en maldiciones, tantos insultos volandon hacia Lance que Regan
no podía separarlos. Ella no era su madre. Sí, puede que diera a su hijo en
adopción para una vida mejor, pero no iba a suicidarse. Incluso en los primeros
dos meses después de aquella horrible noche con Thanatos, cuando había caído en
picado en un profundo estado de depresión y culpa donde apenas podía
124
—¿Regan?
Con eso, corrió tan rápido como pudo hacia el dormitorio, donde se lanzó
hacia el baño y perdió su última comida.
125
Página
Once
E
l golpe en la puerta de la habitación se escuchó cuando Regan
terminaba de lavarse los dientes con uno de los cepillos de recambio
que había encontrado en el armario del baño principal de Than.
—Sí.
—No dejes que Lance te fastidie. Creo que la leche de su madre estaba agria.
Ella suspiró.
126
—No es Lance. Es todo. Me siento tan inútil. Hoy debería haber estado allí.
Podría haber ayudado.
Página
—Parece que nadie podría haber ayudado. Solo hubieras conseguido que te
mataran.
—Ya sabes, todo este tiempo, incluso cuando las cosas parecía que estaban en
el peor momento, nunca dudé de que lograríamos vencer a Peste y detener el
Apocalipsis.
—No estoy tan segura. —Dolía decir eso, y parte de ella no podía creer que lo
hubiera dicho. La derrota nunca había sido una opción para ella. Ella había luchado
por su propia vida desde el día en que nació. Ahora parecía como si luchar sólo
pudiera alargar lo inevitable—. Con el Cuartel General en peligro, Peste no sólo
nos ha detenido, él ha destruido nuestra capacidad para organizar y dirigir, por no
hablar de que esto tiene que ser un duro golpe a la confianza de todos los
Guardianes.
—Eres una de las pocas personas, además de Kynan, que pueden decir eso sin
que sea ofensivo.
aquí? —Nadie más que Suzi se había tomado la molestia de visitar a Regan.
—Eso es lo que siempre me ha gustado de ti —dijo Deck—. Sin rodeos. —Él se
puso serio y ella se preparó para lo que se avecinaba—. Quería avisarte de una
llamada que Kynan hizo a Samarra del Departamento Técnico. Realizó un control
de los ordenadores del Cuartel General.
—Los tiene. —El tono de Decker era cabreado, con los ojos cansados—. Y lo
peor, consiguió la ubicación de todas las células de la Égida en todo el mundo.
Y después de eso, los Guardianes muy bien podrían convertirse en una especie
en peligro de extinción.
—Está en el dormitorio —dijo con calma Limos—. Creo que tenía que vomitar.
—Idiota. —Arik golpeó a Than en el pecho con un lápiz—. Tienes cinco mil
años y todavía no sabes nada acerca de los humanos.
Than todavía no entendía por qué debía ser considerado responsable de las
acciones de Peste, pero él escuchaba a los humanos, ya que Arik conocía a Regan
mejor que él. Lo cual dolía.
Limos se inclinó hacia delante en el sofá, apoyando sus antebrazos sobre sus
rodillas.
acerca de tu profecía. —Ella dejó escapar un largo suspiro—. Maldita sea, Than,
podría haber un final a la vista a todo esto.
Página
Than escuchó mientras Ky exponía la profecía acerca del llanto del bebé —y el
hecho de que enterrar la Daga de la Liberación en el corazón de Peste mientras
estuviera debilitado lo mataría. Tenía sentido... pero a Than no le gustaba. No
quería matar a su hermano. Quería salvarlo.
—¿Qué pasa con esa cosa del Cometa Halley Estrella de la Muerte? —preguntó
Than—. He encontrado algo en uno de mis santuarios que indica que puedo
salvarlo usando la Daga de la Liberación en un momento particular. ¿Y si eso es de
lo que se trata la parte de la Estrella de la Muerte en la profecía?
—No importa —dijo Arik—. El cometa no volverá a la Tierra hasta el dos mil
sesenta y uno. No podemos esperar tanto tiempo.
En lugar de moler a golpes a Arik por la habitación, Than se dio la vuelta hacia
Kynan y le tendió el libro que había traído de la cámara acorazada en las
mazmorras donde guardaba la mayoría de sus artículos de valor incalculable.
¿Dónde lo conseguiste?
Página
—Se podría decir. —Than miró a todos mientras dijo—. Dice que el qeres
incapacita a los ángeles, lo cual ya sabes. Pero también enumera uno de sus
ingredientes. «Veneno igual que el de los Sabuesos del Infierno».
—¿Crees que esta hecho con saliva de Sabuesos del Infierno? —preguntó Arik.
—No lo sé. Pero si funciona así, el qeres podría, potencialmente, funcionar con
nosotros.
—¿Y luego qué? —Kynan deslizó sus largos dedos sobre la cubierta de cuero—
. Tú lo paralizas, ¿pero que pasa si el efecto es sólo temporal? No tenemos mucho
material, y una vez que se agote, no habrá manera de retenerlo.
Kynan se removió en su silla con una mueca de dolor. Sin duda sus masivas
heridas eran agonizantes. También estaba dejando sangre por todos los muebles de
Than.
—Sí, ¿y quieres explicar por qué coño creíste esa evidencia que encontraste que
dice que mi hijo salvaría al mundo?
Thanatos realmente quería tener una charla con este autor misterioso.
—Tenemos que encontrar a quien escribió la profecía del bebé. ¿Has hablado
con Reaver o Harvester? Tal vez puedan proporcionarnos alguna información.
—La última vez que hablé con ellos... ¿cuánto, hace un mes? Me dijeron que no
sabían nada. O si lo saben, no hablan porque va en contra de sus estúpidas reglas
de Vigilante.
—¿Por qué?
Limos estudió sus uñas, que hoy llevaba pintadas de amarillo y rosa.
—Sip.
Esos malditos ángeles. Sí, los Jinetes podían convocarlos, pero eso no significa
que llegaran en el momento oportuno. Parecían deleitarse apareciendo sólo a su
propia conveniencia. ¿Se habría enterado Reaver del ataque de Peste a la Égida?
¿Acaso siquiera sabía que Regan estaba embarazada? Hablando de eso, ella había
estado ausente demasiado tiempo para su comodidad. Y, espera...
—Ha ido a ver a Regan… —Limos ni siquiera había terminado la frase antes
que Than estuviera a mitad del pasillo.
—Por mucho que me gustara, no soy estúpido. Pero no me iré a menos que
Regan me diga que me vaya.
134
—Está bien, Deck —dijo Regan, con demasiada familiaridad y afecto de lo que
le hubiera gustado a Thanatos—. Puedes irte.
—Ella está segura. —Gruñó Than, al mismo tiempo que Regan decía:
—Estoy segura.
Decker dirigió a Thanatos otra mirada de odio mientras iba hacia la puerta, y
un momento después se marchó, Thanatos se volvió hacia Regan.
—No tienes nada que decir sobre a quién tengo en mi dormitorio. Si yo quiero
invitar a todo el equipo de los Miami Dolphins a mi cama y tener una gran orgía
mientras estoy cubierta con salsa de chocolate, no puedes decir absolutamente
nada.
—Mi casa —dijo apretando los dientes—, mis reglas. No habrá orgías con los
NFL con chocolate en mi fortaleza. Creo que es una petición razonable.
—Por el amor de Dios —dijo, levantando los brazos—. ¿De verdad crees que
135
—Él te desea.
Página
—No, no lo hace. E incluso si lo hiciera, no es como si yo fuera un auténtico
premio en estos momentos. Mis pies están hinchados como salchichas demasiado
cocidas, tengo estrías, estoy gorda y fea y torpe…
—Para. —Apretó sus puños a los costados para evitar tocarla. Estaba tan
bonita en su indignación, sus mejillas con un delicado rubor rosado, su oscuro
cabello enmarcaba su rostro en ondas enredadas que le daban una ferocidad
salvaje que no se veía disminuida por su embarazo en absoluto.
—Nunca me vuelvas a decir eso. No eres gorda o fea. No hay nada más bello
que una mujer embarazada de su pareja, y… —Se interrumpió con un gruñido
horrorizado. ¿Pareja? Qué idiota—. No es que tú seas mi pareja. Es sólo que las
mujeres en periodo de gestación son…
—¿Cómo cuales?
—¿Algo más?
mientras él avanzaba hacia ella, con sus grandes hombros balanceándose y sus los
ojos brillantes. Cuando él estuvo tan cerca que sus vientres se tocaban, bajó tanto la
cabeza que ella pensó que iba a besarla.
—Así es como será. Sin Guardianes. No confío en ninguno de ellos, incluida tú.
Puedes tener todo el helado que desees. Dudo que deje de ordenarte. —Giró su
rostro y acercó sus labios a su oído—. Y no tendrás tu propio dormitorio. Tú
duermes aquí. Conmigo. Recuerda lo que dije.
¿Cómo iba a olvidarlo? Durante los próximos ocho meses y medio, vas a ser mía.
Cada. Noche.
Ella se estiró hacia arriba y cogió un mechón de pelo sedoso y obligó a su cara
a que estuviera frente a la de ella. Sus labios firmes estaban sólo a centímetros de
los suyos, y se puso de puntillas para acercarse todavía más, tan cerca que su calor
acarició su piel.
—Ya lo estoy.
—Entonces déjame ir. Entiendo por qué no puedo irme ahora, pero cuando la
Égida tenga un nuevo y seguro Cuartel General, déjame ir.
137
pero en mi cabeza.
¿Qué podía decir a eso? Regan sólo podía pensar en un pobre:
—Lo siento…
—¿Lo sientes? ¿En serio? —Su voz se convirtió en un susurro bajo y suave—.
Entonces demuéstralo.
Sus manos agarraron las de ella bruscamente, y mientras su corazón latía fuera
de control contra su caja torácica, él pegó la palma de la mano de ella contra su
pecho. Lentamente, muy lentamente, arrastró su mano hacia abajo. Ella trató de
detenerlo, pero no era rival para su fuerza. Su palma se deslizó sobre duros y
ondulantes abdominales y, guiada por Thanatos, se deslizó mas bajo, a la gruesa
longitud tras la bragueta de sus pantalones.
—Estás loco.
—¿Sí? —Él miró hacia ella, sus guturales palabras retumbando a través de ella
en una oleada de calor—. Yo era virgen antes de ti. Despertaste un demonio
dormido, Regan. Traté de saciarme yo mismo, pero fracasé. Ahora vas a tener que
enfrentar las consecuencias.
Se la tenía jurada a ella desde hacía nueve meses, desde que lo había tenido
cautivo en el Sheoul, le cortó las alas y trató de hacerle adicto al vino de médula. No
podía matarla, no mientras estuviera asignada como Vigilante de los Jinetes
malignos, pero sospechaba que ella estaba involucrada en el engaño que había
dado lugar al embarazo de Regan, y de ser así, sería despedida —probablemente
con fuego real— y destruida.
—¿Qué ha ocurrido?
Limos lo atacó con un gran abrazo, como siempre, y tan pronto como dio un
paso atrás, Kynan se puso en pie con una mueca de dolor.
—¿Tú no lo sabes?
—¿Durante un mes?
—Sólo fueron horas para mí. El tiempo corre de manera diferente en el Cielo.
—Se centró en Ky—. ¿Ahora, qué pasó? ¿Y por qué está todo el mundo aquí?
¿Dónde está Thanatos?
—Estoy aquí. —Than surgió de las sombras del pasillo, un rubor cálido
coloreaba su piel.
Than resopló.
Thanatos cruzó los brazos sobre su pecho como si estuviera esperando que
Reaver profundizara en él. Reaver no iba a perder el tiempo.
—¿Y el bebé?
—Sí —dijo Ky apretando los dientes—. Y ahora, gracias a él, Peste también ha
estado.
—¿Los daños?
—Estamos jodidos. —Ky pasó su mano por su cabello oscuro, dejando surcos
puntiagudos—. Decenas de muertos. Los prisioneros liberados. Posible
compromiso de nuestras células regionales.
—¿Sabes por qué Peste estaría buscando una daga llamada Ajenjo?
—Eso es un grano en el culo para Peste —dijo Kynan—. Sin embargo, no todo
son malas noticias. Tenemos nuevas pistas sobre como detener a Peste. —Kynan
saturó a Reaver con los descubrimientos que habían hecho en el Torran.
—Pero no hay manera de saber si los escritos son sólo divagaciones —dijo
Reaver—. Sólo porque alguien lo escribió no significa que sea cierto.
—La Égida puede tener la respuesta a eso —Than dijo—. Ellos tienen qeres.
Por supuesto. Peste, siendo mitad ángel, podrían ser susceptible a la sustancia.
—Hablando de reglas —dijo Reaver—, ten cuidado con lo que dices delante de
Harvester.
—¿Por qué? ¿Qué está pasando con vosotros dos? —preguntó Arik.
—Eso parece —dijo Than—. Los demonios y humanos parece que no pueden
tocarla sin ser lanzados, y el ataque de aliento helado de un demonio debería
causar mucho más daño.
142
—Porque el bebé es parte ángel. Y a los ángeles, en torno a los ocho meses en el
útero, comienzan a mostrar signos de los poderes que tendrá. Fantástico. Parece
que el muchachito tendrá un ángel de batalla en él.
Sí, había una manera, pero neutralizar a un niño ángel significaba usar magia
diabólica y sacrificio de sangre, que también llevaba un riesgo para el bebé y
podría hacer un enorme daño a la madre. Incluso si Reaver pudiera compartir la
información, no lo haría.
—No puedo decirlo, pero te puedo decir que es mejor usar vuestro tiempo
para capturar a Peste. —Reaver asintió con la cabeza hacia el pasillo—. Hablando
del bebé, voy a ver a Regan.
—No la alejes de mí, Reaver. —La postura de Than era rígida y agresiva, pero
su voz revelaba algo que Reaver nunca había escuchado en el Jinete:
vulnerabilidad.
143
—No lo haré —le aseguró Reaver—. Lo juro. —De todos modos, con la Égida
comprometida, era probable que estuviera más segura con Thanatos.
Página
Pero en cierto modo, eso era como decir que estaba más segura con una pitón
que con una cobra.
144
Página
Doce
R
egan pasó unos minutos moderando el ritmo, respirando y contando a
través del ataque TOC que le estaba gritando para que ella tomara el
control de su inminente situación. Incluso si todo lo que significaba era
que remodelara la habitación a su gusto, el deseo de hacer algo la estaba estirando
como un elástico a punto de romperse.
—Ah... —Se aclaró la garganta. No todos los días se hablaba con un ángel
Página
vestido con pantalones caros y una camisa de seda que hacía juego con sus ojos—.
Bien. —¿Bien? Idiota.
—¿Y el bebé?
—Hambriento.
—Yo… ¿qué?
—No es que yo quiera tocarte. Sólo estoy diciendo que él es tan protector de ti
como del niño.
—Thanatos me odia.
—Él puede decirselo así mismo y hasta puede creerlo —dijo Reaver—. Pero no
es verdad.
Ella suspiró.
¿Podría Reaver estar en lo cierto sobre Thanatos? Entre sus arrebatos de enfado
146
con ella, tenía momentos de... bueno, casi se podría llamarlo ternura. La ternura
siempre la hacía bajar la guardia, cuando debería no sólo aumentarla, sino
Página
fortificarla. Pero ¿y si Reaver tenía razón? ¿Podría él superar lo que ella le había
hecho? ¿Podía ella superarlo?
No, Reaver no tenía razón sobre Thanatos. Ella le sostuvo la mirada fijamente,
también mentalmente agotada por los acontecimientos del día para seguir dando
vueltas al motivo por el que había venido el ángel.
—Al grano. Me gusta eso. —Su voz era suave, pero firme—. Estoy aquí
porque, técnicamente, no puedo ayudar a los Jinetes con todo lo relacionado al
Apocalipsis. Pero puedo ayudarles con otras cosas.
—¿Otras cosas?
—Las relaciones.
—Estáis a punto de ser padres. Esa es la relación más íntima que existe.
Tal vez para la gente normal. Pero no había nada normal en Thanatos o la
forma en que este niño había sido concebido.
—Se cuál era el plan —comenzó Reaver—, y Kynan y Gem serían maravillosos
147
—¿En serio?
—Sí. Yo…
—No lo entiendo.
No funcionó.
Cayó sobre los soldaditos como un gato sobre una bandada de pollitos.
—¿Cómo se llama?
149
—Peter.
Página
10
*Una Pulgada - 2,54 cm.
—¿Peter? —¿Qué tipo de nombre era ese para un aterrador vampiro? Su
acento, ruso, pensó, era más aterrador que su nombre. Y su cabello rubio
engominado y peinado hacia atrás. Lo que sea—. Necesito su ayuda —dijo
secamente.
—Joder no. —La forma en que lo dijo, como si fuera un insulto, era curioso.
—Debo agradecérselo —dijo Peter—. Él era un cabrón. Pero tenga cuidado con
su espalda, asesino. Hay Caminantes Diurnos que no están tan encantados con su
muerte como mis hermanos nocturnos y yo. —Peter giró a la izquierda, esta vez
dándole un gran rodeo. No sería un vampiro aterrador, pero era inteligente.
Puso sus ojos en la siguiente ventana... una ventana que era estrecha, de
espesor grueso, con vidrio de estilo medieval. Las burbujas en ella, distribuidas de
manera desigual y de múltiples tamaños, le iban a provocar uno de sus ataques.
No podía arreglarlo, pero podía ocultarlo. Oh, seguiría molestándole, pero
esperaba que si lo perdía de vista, todo estaría bien.
Peste había conseguido ser más astuto que todos ellos, y si no podía detenerlo
Than no tendría oportunidad de disfrutar de la paternidad. Y él definitivamente
quería ser padre. Era algo que nunca había pensado que sería y tan furioso como
estaba con Regan por utilizarle para quedarse embarazada, al mismo tiempo se
sentía igual de ilusionado de que estuviera embarazada.
Era tan jodido. Su traición le estaba dando lo que más deseaba en la vida. Aún
más jodido era el hecho de que él estaba herido por su traición, pero aun así tan
condenadamente posesivo. Enloqueció después de haber visto a Regan con Decker,
y su cavernícola interno surgió dándose golpes en el pecho con una estúpida
actitud tú-mía acompañada de gruñidos y amenazas extremas, interrumpiéndolos.
—Styx, fuera.
Than lo dejó para localizar el juguete y fue en busca de Artur, a quien encontró
en la cocina, supervisando los últimos detalles de la cena.
El caballo adoraba la cerveza barata y Than consideraba que darle una lata de
vez en cuando no le haría daño, viendo cómo Styx era casi inmortal.
Artur asignó a Viktor la tarea de la cerveza y siguió a Than fuera, al patio junto
a la entrada lateral de la cocina.
—¿Sí, Bludrexe?
Por la forma en que se alzaron las cejas de Artur, lo que Than dijo no era lo que
el vampiro estaba esperando escuchar.
—Ya sabes, los bebés necesitan cosas. Ropa, biberones y pañales. Cosas así. Ah,
y libros. Definitivamente libros. ¿Puedes hacer algunas compras?
11
*Babies"R"Us es la tienda líder en listas de nacimiento.
loción? ¿Algo que las mujeres embarazadas utilicen para las estrías? ¿Y para
masajes en la espalda? —Regan había mencionado las estrías y si bien Than no
había notado ninguna, había visto el modo en que se estremecía de dolor cuando
ponía la mano atrás en su espalda.
—Yo me ocuparé de ello ¿Va a matar a alguno más de nosotros hoy? —El tono
de Artur era tan inexpresivo que Thanatos tuvo que volver a ejecutar esa última
frase en su mente un par de veces para asegurarse de que lo había oído bien. De
todos los vampiros de Than, sólo Artur sería lo suficientemente valiente para decir
eso.
—No tengo planes ahora mismo —dijo Than—. Pero eso siempre puede
cambiar. ¿Por qué? ¿Están los otros interesados?
—Hay que ser más concreto —suspiró Than—, ya que parece ser su estado
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natural.
Página
155
Página
Trece
—M
ujer, ¿qué estás haciendo?
—Estoy reorganizando. —Al menos su voz no sonaba tan falta de aliento como
se sentía—. Si voy a ser una prisionera, quiero estar cómoda.
—¿En serio? —Ella cruzó los brazos sobre el pecho—. ¿Puedo salir?
—No.
A regañadientes, tuvo que admitir que tenía razón. No en voz alta, por
supuesto. No cuando sabía condenadamente bien que él la hubiera tenido aquí,
incluso aunque no fuera por su seguridad.
156
—¿La cena?
—Hay algo realmente mal en ti. —Cuando él no dijo nada, ella siguió su
mirada. Su vientre. Estaba mirando su vientre y la expresión de su rostro, una de
anhelo tierno, le tocó en su interior, en algún lugar profundo. Un lugar que ni
siquiera sabía que existía, pero ahora estaba todo sensible y cálido—. ¿Than? —dijo
ella suavemente, recordando a Reaver pidiéndole que fuera amable con él—.
Puedes tocar, si quieres.
Un calor la inundó... un fuego extraño que no era del todo sexual. Existía una
conexión entre ambos, al igual que un circuito que se hubiera completado cuando
Página
Thanatos puso la mano sobre su vientre. Una corriente surgió por sus venas,
ofreciéndole un impulso poderoso de energía que la hacía vibrar. Era tan cursi,
pero Thanatos debía de haberlo sentido también, porque sus ojos estaban fijos en
ella, cambiando de color desde el ambarino hasta el dorado y los tatuajes en su
cuello palpitaban al compás de su corazón.
—Ven a ver. —Su voz sonaba agitada dominada por la emoción y ella se sentía
feliz de no estar sola en esto.
mesa de caballete junto la pared del fondo se estableció con dos platos, uno en la
cabeza y otro en la esquina. Muchas bandejas repletas y cubiertas en un extremo de
Página
la tabla que podrían haber estado esperando una cena para veinte.
—¿Por cuántas personas crees que estoy comiendo? —murmuró mientras se
acercaba a la mesa.
—No sé lo que te gusta, así que pedí a mi personal que preparara varios platos.
—Él retiró la silla lateral para ella. No sabía por qué estaba sorprendida por sus
modales, pero lo estaba.
Se dejó caer torpemente en el asiento y cuando Than la agarró del brazo para
ayudarla, ella fue sorprendida una vez más. Y aturdida.
Vale. Por supuesto, esto era por el bebé. No es que ella hubiera esperado otra
cosa, pero... aún le dolía. ¿Y qué fue eso que Lance había dicho? ¿Que una vez que
diera a luz al bebé, ella no sería nada? Él era un idiota, pero lo que dijo le llegó al
mismo centro de por qué trabajó tan duro en la Égida, por qué se ofreció como
voluntaria para todo, por qué había tratado de convertirse en una experta en
vampiros y dhampires12... en todo lo que pudiera ser útil. En todo lo que fuera
necesaria. La mantuvieron cerca a causa de su don para succionar almas, pero
ahora que había desaparecido, ¿y si Lance tenía razón?
uno de los vampiros salió de la cocina con un plato humeante. Se detuvo junto a
12
Dhampir - El hijo de un vampiro y un humano. El término a veces se escribe dhampyre, dhamphir o
Página
dhampyr. Sus poderes son similares a los de los vampiros, pero sin las debilidades habituales. Se supone que
son expertos en detectar y matar vampiros.
ella y utilizó unas pinzas para levantar un paño caliente y húmedo en sus manos.
A la luz, el olor a limón debería haber despertado su apetito, pero en algún lugar
de su cabeza, su hambre, había muerto.
A medida que el vampiro retiraba las tapas de las bandejas, ella lo miraba, sin
saber si su naturaleza era nocturna o diurna. Era grande, pero no tenía la sensación
de que él fuese un Caminante Diurno. ¿Era de mala educación preguntar?
Esperó hasta que se marchara para acercarse a Than y preguntarle en voz baja.
—No. —Ella tenía la clara impresión de que estaba mintiendo. Bueno, nueva
táctica.
—No tengo ni idea. —Su tono de voz era tan suave como su expresión.
—Bueno, también escuché la misma palabra del vampiro que trató de impedir
que me marchara. Y lo he leído en alguna parte.
—Tal vez porque estás utilizando los únicos Caminantes Diurnos que hemos
encontrado.
—¿Y es por eso que los secuestrásteis? ¿Para descubrir cómo empezaron a
existir? —Su voz era tan fuerte como la mirada que le dirigió—. ¿Cuál era el plan?
¿La Tortura? ¿La disección?
—Come.
Resignada, dirigió su atención a la comida y ahora que tenía una buena visión
de todo, los ojos casi salieron desorbitados de su cabeza.
La mesa era un buffet de carne asada, pollo frito, espagueti, enchiladas, una
variedad de platos, incluyendo una ensalada de hojas verdes, ensalada de pasta,
verduras al vapor, macarrones con queso, tres tipos de panes y dos de sopas.
Ella llenó su plato con una cucharada de todo, excepto de la carne asada y fue
sólo después de haber tomado una docena de bocados, cuando se dio cuenta de
Página
—¿Por qué?
—Pero hay tantas cosas aquí. Mucho más de lo que podría comer en un mes.
—El bebé se retorció y ella revisó ese pensamiento—. Una semana más, al menos.
Cuando vio que Than no parecía dispuesto a cambiar de opinión, ella señaló la
bandeja repleta de rodajas de carne asada.
—La carne no me ha sentado muy bien durante los últimos dos meses, así que
por favor, adelante.
salsa.
—¿Tienes antojos?
Página
—La comida —dijo ella, y nuevamente apareció el asomo de su risa
contenida—. Cualquier alimento. Lo que sea, yo lo quiero. —Trinchó un trozo de
pollo con el tenedor—. Intento comer una variedad tan grande como pueda para
que el pequeño desarrolle el gusto por un montón de diferentes platos étnicos. Leí
en alguna parte que una dieta variada puede evitar que niños sean melindrosos
para comer, tanto en el seno materno como después, cuando los niños comen
sólidos. —Than la miró como si le hubiera crecido otra cabeza—. ¿Qué? ¿Por qué
me miras así?
—Parece extraño que te preocupe la dieta del bebé cuando no vas a tener nada
que ver con él una vez que haya nacido.
Auch.
—Entonces come. Y después, haz una lista de tus comidas favoritas. Pediré que
estén preparados para esas comidas. También puedes utilizar la cocina siempre
que quieras.
Una vez más, su consideración hizo revolotear las cosas. Debajo de toda esa
armadura física y emocional era un hombre decente al que la vida le había jugado
163
—Sip.
—Sip.
—Sólo si compartes.
—Es mi favorito.
Una vez, había visto una edición de San Valentín en una revista femenina con
un pastel de piña invertido con forma de corazón en la portada, y en el interior de
la revista un artículo sobre el romance y la comida, y la creación de la velada
perfecta. Una fotografía mostraba a una pareja sentada en una mesa romántica
para dos iluminada con la luz de las velas y el pastel entre ellos.
Tenía la voz ronca mientras le susurraba… Durante los próximos ocho meses y
medio, vas a ser mía. Cada. Noche.
164
Thanatos podría quererla, pero sólo por lo que ella podía darle: un hijo y el mérito
de varios meses de sexo, tras lo cual la mataría o bien le daría una patada hacia la
puerta.
Alguna parte secreta y culpable de ella, pensó incluso que tal vez se merecía
cualquier cosa que le hiciera.
Así que no, ella no iba a hacerle pastel de piña invertido a Than.
Nunca.
Lo que no era agradable era cómo, de repente, parecía haber perdido el apetito
y pensó que había visto un sutil temblor en la mano. Probablemente no debería
haberle pinchado sobre la Égida capturando a su Caminante Diurno, Jacob. Idiota.
Alterar a una mujer embarazada cuando debería estar comiendo era una
estupidez.
Pero tenía que admitir, que había sido sorprendido por lo que decía acerca de
la alimentación del bebé. Había mujeres embarazadas que tenían la intención de
quedarse con sus bebés, pero no se paraban a pensar dos veces en la basura que
comían, bebían, esnifaban o fumaban. Y, sin embargo, Regan que estaba dispuesta
a renunciar a él, estaba preocupada por su dieta en el futuro.
Él creía que ella se preocupaba por el niño, pero sólo porque el destino del
165
mundo estaba sentado en los hombros del inocente bebé. Pero cuanto más veía,
menos seguro estaba que ella considerara al niño como nada más que una
Página
herramienta.
—¿Más? —Él empujó el plato de macarrones con queso más cerca.
—Oh, diablos no. —Ella miró el guiso como si fuera un enemigo—. Voy a
estallar. —Se frotó el vientre—. La verdad es que sería agradable hacerlo. Aunque
supongo que ahora tenemos que esperar que él se tome su tiempo para que
podamos atrapar a Peste.
—He tenido una habitación en el Cuartel General de la Égida desde que tenía
dieciséis años. Es como un apartamento tipo estudio. Al menos tiene un cuarto de
baño, así que no puedo quejarme.
—Me mantengo ocupada —dijo y sí, así lo hacía, pero ocupada no cambiaba el
Página
No, no era genial. Ella no tenía familia real o amigos, ¿verdad? Pero ¿por qué?
¿Y una lista interminable? ¿Es que la Égida no tiene a nadie más para verificar la
autenticidad de los textos en su biblioteca?
—Por supuesto que no. Me ofrezco como voluntaria para el trabajo. Soy
afortunada de estar ahí. La Égida normalmente mata a la gente como yo.
—¿La gente como qué? —Cuando ella bajó la mirada hacia su plato,
claramente incómoda, él moderó su voz—. ¿Regan? Puedes decírmelo. No hay
nada que no haya escuchado.
Durante un buen rato, se sentó allí, con el cuerpo tenso y sabiendo que ella
estaba lista para salir corriendo de la mesa. Muy lentamente, se acercó y colocó su
mano sobre la de ella, acariciándola con los mismos movimientos que utilizaba
167
para calmar a Styx. Era triste, tal vez, que lo único que podía ofrecerle era su
habilidad para aliviar a su caballo, pero las mujeres eran tan ajenas a él. Su única
Página
13
*Picana - Instrumento de tortura con el que se aplican descargas eléctricas en cualquier parte del cuerpo de
la víctima.
experiencia era con Limos y ella no era precisamente una típica mujer, no
importaba lo mucho que ella quería serlo. Además, cuando necesitaba consuelo,
por lo general había acudido a Reseph.
—Mis padres biológicos eran guardianes. Pero mi padre fue poseído por un
demonio y mientras estaba bajo la influencia del demonio, él dejó embarazada a mi
madre. Yo no soy un demonio —agregó rápidamente, y él sonrió.
Alzó la cabeza.
Él soltó un bufido.
168
Ella desvió la mirada, y una furia se apoderó de él al instante, tan fuerte que
sintió a las almas en su interior que comenzaban a agitarse incluso sin llevar su
armadura.
—Shitspawn14.
—Tal vez no te lo digan en la cara, pero el término está ahí. Lo oyes, pero te
miran y dicen, «Oh, no me refiero a ti». ¿No es así?
—Tú no sabes…
—¿Thanatos? Thanatos.
14
*Shitspawn - Término usado para bebés o criaturas fruto de relaciones entre humanos y seres
Página
—¿Pastel?
—No debería... pero te juro que este chico deja espacio al instante para los
dulces no importa lo llena que esté.
—Sí, por favor. —Ella prácticamente daba brincos en la silla y Than no podía
evitar reírse, en parte por la cosa de las-cabezas-en-bandejas-de-plata. Esa mierda
sería divertida.
Ella sonrió.
15
*Pastel de terciopelo rojo - es un pastel de color rojo oscuro brillante. Generalmente preparado a capas
con sabor a vainilla o chocolate, cubierto con un glaseado blanco cremoso. Los ingredientes son mantequilla,
Página
harina, cacao, y colorante rojo o de remolacha (utilizada tradicionalmente). El glaseado de queso es lo más
vinculado con el pastel, como también la crema de mantequilla.
Él sirvió una porción de cada uno de los postres y le ofreció el plato.
—Come.
—Tú vas a comer algo también, ¿verdad? No esperarás hasta que haya
terminado, ¿no?
—Tomaré un bocado —dijo con voz seductora—. Pero tienes que dármelo.
Le divertía el modo en que entornó los ojos hacia él, pero aun así, con torpes y
ariscos movimientos, cortó un trozo de tarta de queso con el borde de su tenedor.
Ella extendió el brazo con el mango del tenedor hacia él.
—Ten.
—Qué, ¿no vas a darme tú de comer? —Él no era de los que se burlaban,
flirteaban o jugaban, pero haría lo que fuera para hacerla comer. Sigue diciéndote
eso, jovencito Than.
—Tienes razón. —Él cogió el tenedor, cubriendo los dedos con los suyos
cuando lo hizo—. Yo debería ser quien te alimentara. —Suavemente, acercó el
tenedor a su boca.
Mía.
Era una palabra que nunca había pensado que usaría. Nunca pensó que
tendría oportunidad de utilizarla. Y todavía no debería. Regan no era suya. Incluso
si ella no le hubiera engañado, ella no lo quería, no quería su hijo y evidentemente
no veía la hora de alejarse de él.
La confusión brilló en los ojos de ella ante su tono, más agudo de lo que había
previsto, pero él se endureció contra ella mientras tomaba un pedazo de pastel de
terciopelo rojo. Acabaron de comer en tenso silencio, a pesar de que Than no
terminó de comer hasta que Regan apartó a un lado su plato y se reclinó en su silla
con un suspiro de satisfacción.
Mientras él bajaba su bocado final con un refresco Mountain Dew, ella bostezó.
Al instante, se puso en pie y la acercó hacia él.
—¿Qué? —Le permitió dar unos cuantos pasos con ella, pero entonces dio un
172
debía estar agotada... así que su primer impulso cuando bostezó había sido llevarla
a la cama. Pero que se lo llevara el diablo si él iba a decirle que estaba aturdido por
lo de su embarazo y tan ansioso por tener un hijo que lo único que podía pensar
era en asegurarse de que estaba atendida.
Por supuesto que no. Ella no lo necesitaba para nada. Había estado apartado
de su vida y la vida de su hijo durante más de ocho meses sin aportar
absolutamente nada y ni manera para atenderlos. Una punzada de dolor le puso
de nuevo a la defensiva y sonrió fríamente.
—Eres un imbécil.
—Te recuerdo que era mi trabajo —dijo por encima del hombro.
—¿Porqué te ríes?
—Porque puedes ser tal idiota que nunca esperé que tuvieras sentido del
humor.
—A ducharme —dijo ella por encima del hombro—. ¿O es que es otra cosa que
no se me permite hacer?
Se encogió de hombros.
174
—Puedes ducharte.
Página
16
*EvilLove.com –Portal para buscar citas por internet con un juego de palabras, AmorMalvado.com.
—Vaya, gracias. —Ella se dirigió al baño y cerró de un portazo, y él finalmente
se permitió una sonrisa. No se había divertido tanto en mucho tiempo y solamente
iba a disfrutar más cuando ella se acostara en la cama.
No, él no iba a exigirle favores sexuales... aunque era tentador. Ella había
perdido amigos y colegas y él no era un completo bastardo. Lo único que quería
era que le suplicara un poco. Para que supiese lo que fue para él permanecer
congelado en la casa de Ares, rogando en silencio ser liberado. Al menos Than le
estaba dando a Regan la oportunidad de utilizar su voz.
Ella había pedido que la dejara sola y él lo haría. Diablos, él le daría lo que
quisiera. Él sólo quería... qué, ¿una disculpa? Sí, tal vez eso era todo. Oh, ella lo
había intentado, le había lanzado palabras como «lo siento» demostrándolo, pero
él no se lo tragó. Ella se había ofrecido a la Égida como un soldadito bueno y un
niño inocente iba a sufrir las consecuencias.
175
Página
Catorce
R
egan se duchó, su estómago se revolvió ante la idea de lo que iba a
suceder. ¿Realmente Thanatos iba a exigirle tener relaciones sexuales?
Era curioso cómo podía escuchar cómo le decía que no ahora, pero en ese
momento, sus palabras no fueron registradas. No tenía ningún sentido y sólo se
añadieron a las emociones confusas que la recorrían.
Salió del cuarto de baño, con las piernas tambaleantes y con el puño
firmemente apretado en la toalla alrededor de ella.
minuto.
Página
—¿De verdad vamos discutir esto otra vez? —Thanatos se movió ligeramente,
por lo que los tatuajes de su pecho desnudo se retorcieron. Eran increíbles... en
capas uno encima del otro y sin embargo distinto cada uno. Fueron extraídos de
sus pensamientos por un demonio quien imbuyó cada uno con emociones tan
poderosas que Regan no necesitaba usar su don psicométrico para leerlos. A pesar
de que ella había utilizado su lengua en ellos una vez, todo lo que había sentido
era lujuria y el recuerdo secó su boca tan minuciosamente que ella podría haber
hecho gárgaras con arena—. Te dije lo que iba a suceder.
—Porque te lo debo.
—Sí.
Than estaba asentado como una mancha sobre su alma y no había nada que
pudiera hacer al respecto, pero cogió el camisón de maternidad de la bolsa de ropa
que Limos le habían llevado, regresó al baño y se lo puso. Cuando salió, Than
estaba en la misma posición, con ojos depredadores, siguiéndola mientras apagaba
la luz y utilizaba el débil resplandor de las brasas en la chimenea para orientarse
hasta la cama. En el momento en que ella se subió al colchón, sus dedos le
rodearon la muñeca.
—¿Estás lista? No es que importe. —Su voz sensual y tan empalagosa como el
chocolate negro, hizo que se le encogiera el estómago con el hambre, que no tenía
nada que ver con la comida.
—Una cosa que también puedes aprender sobre mí ahora, teniendo en cuenta
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que estarás aquí durante un tiempo, es que soy terco como el infierno y nunca me
doy por vencido. En una competición de voluntades, ganaré siempre, Regan.
Página
—¿Por qué? —preguntó con amargura—. ¿Porque eres un hombre y yo soy
una simple mujer?
En realidad, no, no lo había hecho. Ese montón de mierda «los hombres deben
ser mejor que las mujeres», era problema de Regan, no de Than. Había tenido que
luchar por todo cuando entró en la Égida, entre ello, su lugar como Sigil, que la
mayor parte de su existencia había sido un club solamente de hombres.
—Tomaré tu silencio como un no —dijo Than—. Así que pregúntame otra vez
por qué ganaré en una lucha de voluntades.
—Bien. —Ella metió los pies bajo las sábanas—. ¿Por qué?
—Porque soy inmortal y tú eres una simple humana. He tenido una eternidad
para que ser mucho más terco que tú.
—Ah, bueno. Entonces no es el hecho de que sea una mujer lo que te hace
sentir superior… es el hecho de que soy un ser humano. Sabía que algo simple
entraría en el juego.
—Estás atascado.
—Te voy a dar una oportunidad, Regan. Lo único que tienes que hacer es
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—Eso ha sido una exigencia —dijo él con voz áspera y tenebrosa—. He dicho
pedir. Muy amablemente.
No fue difícil.
Ella ahuecó su mano con firmeza y para el placer de ella, su aire de diversión lo
abandonó. Y cuando comenzó un masaje lento y sensual, su cuerpo entero se puso
rígido. Debajo de la palma de su mano, su pene aumentó.
¡Ja! Ella suponía que no debería sentirse demasiado victoriosa... ¿qué hombre
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—Lo que quieres que haga. —Sintiendo un cierto grado de control que tanto
necesitaba, deslizó su mano por su longitud, adorando la suavidad aterciopelada
de la piel—. Me parece que me diste a elegir. Darte placer o rogarte. Yo no ruego.
Tampoco sabía hasta dónde podría llegar esto. Si él quería que ella lo montara
del mismo modo en que lo hizo esa noche..., de repente, no podía respirar. Y, sin
embargo, su mano seguía moviéndose, evidenciando que su mente estaba muy
separada de su cuerpo cuando se trataba de este hombre.
—Regan... —Su voz atormentada, el sonido era tan profundo y masculino que
ayudó a despejar su ansiedad respecto a todo en el sexo. Tal vez esto sería
suficiente para él por ahora. Esperaba que así fuera, porque no podía ir más allá,
no con esos recuerdos que acechaban tan dolorosamente en su mente.
Ella bombeaba su puño hacia abajo por la longitud de él, hasta la amplia base
donde el borde de su mano golpeaba su cremallera y luego regresaba hasta la
punta de la firme cabeza. Cuando ella bajó la mano de nuevo, trabajó con los dedos
para acariciar su saco y él gimió. El sonido de un hombre extasiado envió un dolor
visceral, directamente a su centro y la humedad floreció entre sus piernas.
Ella deslizó la mano hacia arriba, apretando con firmeza y con su pulgar frotó
círculos lentos sobre la piel sensible justo debajo de la cabeza.
Él extendió la mano y ella hubiera jurado que su mano tembló cuando le rozó
la cara.
—¿Qué quieres?
¿Era esta una pregunta capciosa? ¿Iba a rechazar todo lo que ella dijera? Si ese
era su juego, suponía que podía jugar.
Su cabeza golpeó hacia atrás y todo su cuerpo se tensó con una potencia
liberadora cuando ella cogió sus bolas y bombeó su puño más fuerte, más rápido.
A él le gustaba lo rudo, pensó, y por alguna razón, ese conocimiento la mareó con
deseo. Ella se apretó más a él, desesperada por un mayor contacto.
—Oh, no. —Thanatos la cogió por la muñeca cuando una angustia empalagosa
y, malévola inundó su cuerpo, sus músculos se bloquearon convirtiendo cada
terminación nerviosa en un cable de alta tensión—. No irás a huir de mí. No te
estoy amenazando con romperte el cuello en esta ocasión. Al menos no hasta que
los ocho meses y medio hayan terminado.
182
Página
Había un tono burlón en su voz, pero ahora definitivamente no era el
momento para eso. Las náuseas borboteaban en su garganta y un sudor helado se
desató sobre su piel.
—¿Por qué?
¿Muriendo?
—¿Es el bebé?
¿Qué demonios había sido eso? ¿Una gripe repentina? ¿O algo normal durante
184
el embarazo? Repasó una lista masiva en su cabeza, pero cuando una tira siniestra
de venas azules comenzaron a extenderse por la piel grasienta y unas manchas
Página
negras florecieron bajo las uñas, él sabía que esto estaba fuera de su margen de
conocimiento.
Eidolon, vestido con una bata arrugada que revelaban los turnos de trabajo sin
parar, arrojó su bolsa de médico en el suelo y se arrodilló junto a Regan.
—Ella dijo que se estaba muriendo y lo siguiente que recuerdo es que estaba
vomitando. Tiene dolor y está ardiendo, Doc. —Cogió la muñeca del demonio—.
Ayúdala.
—Maldita sea —exhaló Than. Regan había dicho que Peter un Caminante
Nocturno, tampoco fue capaz de soportar el contacto con ella. Esperaba que Peter
hubiera sido un incidente aislado, pero una vez que supo que solo Than y los
Caminantes Diurnos podían tocar a Regan, había preguntas que él no podía
responder. Al menos, no podía responder con la verdad.
Tampoco iba a negar que si alguien la envenenaba, sufriría de una manera que
haría que los horrores del Sheoul-gra parecieran parques de diversión.
—Rápido, Jinete —dijo Eidolon, su voz era tranquila pero exigente—. Ella y el
186
Regan miró hacia él con los ojos apagados y desenfocados, su hermoso cabello
marrón formaba un abanico como si fuera sangre derramada en las baldosas.
—Eso no va a pasar —gruñó—. Sólo espera, Regan. Maldita sea, espera. —Él
salió corriendo de la habitación y en la cocina, una furia negra como la tinta, brotó
de sus poros.
Than los dejó caer y se dio la vuelta en busca de Dariq, que estaba blanco como
el papel y se acercaba sigilosamente hacia la puerta. Antes de que Than se
abalanzara, Dariq salió corriendo de la cocina.
todas las miradas de vampiro en la casa estaban sobre él. Agarró el mango de la
guadaña, pero en lugar de tirar de la cuchilla liberándolo, lo retorció, deleitándose
Página
con el alarido del vampiro—. Dímelo o la próxima cosa que haré con esta cuchilla
será castrarte. —En realidad, eso iba a suceder de todos modos, en algún momento.
—Mucosa de Neethul.
—Vas a decírmelo. Si tengo que pasarme el próximo mes sin hacer nada más
que hacerte gritar, lo haré. —Thanatos apretó el órgano con tanta fuerza que sus
dedos perforaron la superficie resbaladiza.
El alarido de Dariq resonó en las paredes del castillo y el olor de su sangre hizo
que los colmillos de Than se extendieran como cuchillos.
—J… jódete.
Than se inclinó cerca, tan cerca que su aliento se condensó en la oreja del
vampiro.
188
¿Cuando funciona? El corazón de Than latía con tanta fuerza contra sus costillas
que le dolía. Regan permanecía inmóvil, su pecho apenas se elevaba con sus
respiraciones.
—¿Than?
Sus ojos se aferraron a los suyos, más brillantes de lo que habían estado.
—Lo siento.
—No es eso. Sobre tus vampiros. —El color se extendió por su piel y el tono
cereza que hacía a sus labios tan deliciosos regresó, una vez más—. Siento que
alguien te haya traicionado. —La sinceridad y el dolor en su voz puso un nudo en
su garganta. Maldita sea, se estaba ablandando para con ella, ¿no?
Sí, lo estaba.
No podía.
—Supongo que no era de extrañar que reconocieras la traición antes que yo. —
Las palabras eran más punzantes de lo que había previsto y el dolor brilló en sus
ojos antes de que ella los cerrara, desplazándolo eficazmente y encerrándose en si
misma. Y maldita fuera por hacerle arrepentirse de sus duras palabras. Maldito él
por decirlas. Y maldita toda esta situación de mierda.
Eidolon se levantó.
190
—¿Puedo hablar contigo fuera? —El demonio no esperó una respuesta. Salió
Página
del baño y de la habitación con la arrogancia de alguien que espera ser seguido.
Una vez en el pasillo, Than cruzó los brazos sobre su pecho.
Than apretó los puños a los costados para evitar romperle los dientes al
demonio de un golpe.
Eidolon sonrió.
—No tienes ni idea. —El doctor asintió con la cabeza hacia la puerta de la
habitación detrás de él—. Regan debería estar bien después de descansar. Haz un
mejor trabajo para mantenerla a salvo, porque por lo que he visto y oído, no eres
191
—¿E se fue? —Cuando Than asintió con la cabeza, Con señaló la cama, donde
Regan estaba acurrucada con las mantas agrupadas alrededor de sus pies—. Llegó
a la cama por su cuenta y cayó dormida en el momento en que su cabeza golpeó la
almohada. Alguien te llamará por la mañana para ver cómo está.
—Tonterías.
No, no lo era. Regan y el bebé eran más importantes que un Caminante Diurno
Página
Sin duda que ella lo odiaría más de lo que ya lo hacía, si se despertaba en sus
brazos. Y maldita sea, ¿por qué estaba pensando así? Él no podía permitir
encariñarse demasiado. ¿Y si ella lo traicionaba de nuevo? Su carácter era muy
inestable, su mecha demasiado corta. Y, honestamente, la ira que se aferraba a él
estaba empezando a preocuparle. Él nunca estuvo cargado de risas, pero nunca
había sido intencionadamente cruel... especialmente no con las mujeres.
Por lo tanto sí, él no sabía qué diablos le sucedía, pero una cosa era cierta:
Hasta que no descubriera el alcance de quien participó en querer matar a Regan y
por qué, él no la dejaría sola. Por mucho que deseara liberar un poco la furia
satisfaciéndose con una visita a Dariq, no podía hacerlo hasta que lograra algo de
protección extra para Regan...
Así que en lugar de meterse en la cama con ella o torturar al vampiro que lo
Página
había traicionado, envió un mensaje de texto a Ares y Limos y sacó el puñal que le
había arrebatado el día en que la había traído hasta aquí. Luego se instaló en la
silla de la esquina, cruzó las piernas por los tobillos y cerró los ojos. Había dormido
en sitios peores. Podía sobrevivir.
194
Página
Quince
L
os gritos llegaron primero a los oídos de Reaver. Luego, a medida que
se acercaba a la puerta cerrada en el mismo centro de la central eléctrica
nuclear abandonada, oyó los lamentos.
Gethel estaba detrás de esa puerta, torturando a quién sabe cuántos demonios
por quién sabe que razones. En este momento, a Reaver le importaba una mierda
lo que estaba haciendo ni por qué. Los tres reinos —el Cielo, el de los humanos y el
Sheoul— estaban en guerra, y Reaver nunca había estado por encima de nadie
haciendo lo que fuera necesario para ganar.
Reaver generalmente mantenía las suyas ocultas, pero las desplegó en desafío,
dejando que el zafiro en la punta de las plumas blancas susurrara contra el aire.
195
—Voy a lanzarte una descabellada suposición y decir que sí. —Y era una
suposición, dado que no recordaba nada antes del evento que le causó su caída
hacía treinta años atrás, y lo raro era que nadie lo recordaba a él, tampoco.
—No estoy aquí para charlar. Quiero saber si tienes alguna información sobre
Ajenjo.
—¿La estrella?
—Es una reliquia tonta que se ha atribuido a los ángeles y los demonios, santos
y pecadores. Es sólo una daga. Si Peste la quiere, debe pensar que tiene poder. No
lo tiene.
Maldita sea.
—¿Estás segura?
Como ex Vigilante de los Jinetes, Gethel estaba al tanto en los asuntos de los
Página
—Los dos están bien. Y desde que el Cuartel General de la Égida ha sido
comprometido, se quedaran con Thanatos hasta que el bebé haya nacido.
—¿Te resulta extraño que Peste rastreara los movimientos de Thanatos justo en
el momento adecuado para encontrar el Cuartel General?
Sí, de hecho, así era. Los jinetes podían convocar un portal de desplazamiento
que los llevara al último lugar donde algún hermano hubiera ido. Thanatos no
había estado en el Cuartel General durante mucho tiempo. Tal vez Peste debió
tener una ventana de cinco minutos con la que rastreó a Than hasta el Cuartel
General.
—¿Por qué?
—Creo que fue Harvester quien le dijo a Peste como rastrear a Thanatos hasta
el Cuartel General de la Égida. —Le dio la espalda volviendo a su horrible trabajo,
y Reaver se detuvo sorprendido ante la visión de Harvester atada a una mesa, su
cuerpo atravesado por cinco punzones treclan—. Pero no creo que ella vaya a
admitirlo. Tampoco ha querido decirme quién le ordenó que te mantuviera preso
hace nueve meses. —Ella incrustó un sexto treclan en la pelvis de Harvester y el
grito que salió de la boca del ángel caído, hizo que el mismo edificio se
estremeciera.
197
—Libérala ahora.
—No lo creo.
—Ella te torturó. Te retuvo para que Peste pudiera maniobrar en la Égida sin
interferencias. Debido a que te mantuvo fuera del juego, Regan está embarazada y
198
el Apocalipsis puede estar a sólo unos días. Sin embargo, ¿deseas que esta
maléfica... cosa… sea liberada?
Página
—Quiero que la liberes, porque quiero ser yo el que la haga sufrir. Su
sufrimiento y su muerte, cuando sea ordenado, será por mis manos. Por nadie más.
Durante un largo rato, Gethel lo miró fijamente, con los ojos ardiendo como si
tratara de ver todo el camino a la verdad. Sí, ese era el asunto, quería vengarse de
Harvester, pero la batalla se llevaría cabo de igual a igual. Ella había sido horrible
con él, pero también había sido curiosamente… tierna a veces, como si se hubiera
arrepentido de sus acciones. Él no le iba a pagar con la misma ternura, pero
tampoco la torturaría mientras estuviera indefensa.
Santo infierno.
Combatiendo con el lado de sí mismo que quería dejarla podrirse y el lado que
quería aliviar su sufrimiento, liberó cinco de los punzones de treclan, dejando el
último que la mantenía en su lugar mientras desabrochaba las correas que
sujetaban sus brazos y piernas a la mesa. Una vez que retiró todo, arrancó el último
punzón de su hombro.
—Caída. —Reaver utilizó ese apodo despectivo para los ángeles caídos como
una orden, colocándose en ventaja sobre ella para hacerla enfadar y devolverla a su
desagradable estado normal.
Ella susurró.
Extrañamente, no, no le gustaba esto. Deseó poder hacerlo, y tal vez si ella no
se hubiera lanzado de la mesa y se hubiera asustado al verlo, lo habría hecho. Pero
no le gustaba ver a nadie, tan poderoso como Harvester reducida a un charco
indefenso.
Una maraña de cabello caía sobre el rostro de ella, y sin pensar, él se lo aliso
hacia atrás. En el momento en que sus dedos la tocaron, se acurrucó aún más
estrechamente, con las manos protegiendo su cabeza, pero no antes de que él
200
—¿De qué hablaba Gethel cuando dijo que tú sabías exactamente de qué se
trataba?
—Me voy —dijo, poniéndose de pie—. Pero ¿Harvester? Jódeme otra vez y la
próxima vez, no detendré a Gethel. Y si me entero de que de alguna manera
estuviste involucrada en intentar romper el Sello de Thanatos, o llevar a Peste
hasta el Cuartel General de la Égida, seré yo quien sostenga los punzones treclan.
El bebé despertó a Regan con una serie de patadas. Sin duda estaba molesto
por el sonido de su estómago gruñendo. Estaba feliz de que Ponyboy estuviera
pateando. Ayer por la noche fue terrible, y mientras ella se estuvo retorciendo en el
suelo, lo único que podía pensar era en el bebé. ¿Habría estado sufriendo? ¿Habría
tenido miedo?
201
Y cuando le había dicho a Thanatos que la matara para salvar al bebé, su único
arrepentimiento fue que si ella moría, nunca habría tenido la oportunidad de
Página
sostener a su hijo.
Su hijo. Dios mío, no podía permitirse el lujo de pensar de esa manera. Si lo
hacia, no sería capaz de hacer lo mejor y darlo a alguien que pudiera mantenerlo a
salvo.
Pensó que si Thanatos fuera capaz de destruir a Peste, Regan no tendría que
renunciar a su bebé. ¿No? Tal vez ella y Thanatos podrían... podrían, ¿qué?
¿Compartir la custodia? No era probable. Él no era exactamente del tipo de los que
comparten.
El bebé atascó un pie en las costillas al mismo tiempo que su estómago gruñía,
rompiendo su concentración. Acunando su abdomen en un intento de calmar al
bebé y sus ruidos estomacales, abrió los ojos. A pesar de que sabía donde estaba,
su corazón se hundió un poco. Nunca volvería a despertar en la habitación que
tenía en el Cuartel General de la Égida. Por otra parte, tal vez eso era algo bueno.
Cuando la Égida se mudara a su nueva ubicación, quizá esta vez tendría su propio
apartamento.
Por supuesto, si Thanatos se salía con la suya, mudarse era algo que no iba a
202
¿Y dónde estaba él, de todos modos? El otro lado de la cama estaba intacto.
Página
Supongo que no era de extrañar que reconocieras la traición antes que yo.
Bueno, eso explicaba por qué no estaba en la cama. Cuando la abrazó tan
tiernamente y no se precipitó ante la oferta que le hizo de matarla por el bien del
bebé, realmente pensó que su odio había disminuido. Cuando su agonía estaba en
su peor momento, se había sentido aliviada ante el cambio en su corazón.
Con toda la gracia que pudo, se apoyó sobre sus pies, los cuales estaban
hinchados y ya no cabían en sus zapatos.
Styx pateó... ¿Tal vez la había oído? Muy suavemente, acarició con la punta del
dedo el hombro del caballo. El caballo dejó de sacudir la cabeza, pero a medida
que trazaba la línea de su lomo, pateó su pata. ¿Significaba eso que estaba molesto?
Era tan difícil de descifrar como su amo.
Se apartó del caballo, dejando que su dedo se deslizara hacia arriba por el
203
Regan se revolvió.
Ella se estremeció y se preparó para tocar la punta del diseño de una espada
Página
con diseños célticos que goteaba con carámbanos en su esternón. Una débil
vibración brilló a través de su piel, y se filtró helada hasta sus huesos. Un paisaje
austero, invernal se abrió ante ella, y la rabia... tanta rabia, corrió por sus venas. En
la distancia, un bosque extraño se levantó en el hielo. ¿Qué tipo de árboles eran
esos? Ella entrecerró los ojos, y cuando la verdad la golpeó, la bilis llenó su boca.
No eran árboles —eran gigantescas estacas de madera que empalaban un cuerpo
—Santo Dios, cientos —no— miles de hombres, mujeres y niños habían sido
ensartados.
—Has ido demasiado lejos, Thanatos. Demasiado lejos. —Gethel estaba cerca,
con su mirada triste, mientras miraba a Thanatos en el bosque de muertos.
Pero Than estaba más allá de la razón, y con un rugido, se lanzó hacia el ángel,
su espada ensangrentada destelló en los rayos de la luz del sol que penetraban por
las nubes. Gethel brilló a lo lejos con un destello de luz dorada, pero otra voz se
oyó desde atrás, y él se giró, hundiendo su espada en el vientre de una mujer que
Regan juraría que no estaba allí un momento antes.
El demonio femenino quedó sin aliento, con los labios azules y la piel helada
pareciendo aún más pálida. Regan no sabía su especie, pero sin duda, era un
demonio.
Una lágrima plateada cayó de un ojo gris azulado, mientras miraba a los ojos
de Thanatos en shock.
—Than...
—¿Has visto todo lo que querías ver? —Su voz baja se filtró a través de ella, y
cerró los ojos. Debería haber sabido que no estaba dormido—. ¿Te ha gustado
violarme otra vez?
Se dio la vuelta.
—¿Qué? Yo no lo hice…
—Miraste en mi pasado sin mi permiso. Tomaste algo sin pedir permiso. Esto
es un hábito para ti, ¿no?
—Lo siento —dijo, aunque sabía que él consideraba vacías sus palabras—. Yo
206
sólo...
Página
—Rowlari. Era mi mejor amiga desde hacía mil años. Siempre le advertí que se
mantuviera alejada de mí cuando era poseído por la muerte, pero ella pensó que
yo nunca le haría daño.
Él no dijo nada, y su mente volvió a los horrores de los que había sido testigo a
través de sus tatuajes.
—¿Cómo puedes vivir con todo esto? ¿Todo lo que has visto? ¿Cómo puedes
estar todavía cuerdo?
—He leído un montón. —Él levantó el libro que había apoyado en su pecho—.
207
—¿Como cuales?
Sus dedos largos y afilados rozaron el lomo del libro, y probablemente era
patético que estuviera celosa de algo como eso.
Era curioso que los dos parecieran ocupar su tiempo persiguiendo demonios.
Ella no estaba exactamente en condiciones de darles caza en estos momentos, pero
tal vez había algo que podía hacer por él. Tenía que hacer una llamada a Kynan.
Las manos de él cayeron sobre sus hombros, dejándola atónita. ¿Cómo se había
movido tan rápido y silenciosamente? Se quedó congelada en el suelo, el temblor
del miedo hizo que sus músculos se estremecieran. No pensaba que él le haría
daño, no físicamente, pero sus palabras podrían ser más cortantes que cualquier
cuchilla.
—No. Es por eso que tengo los tatuajes. Cuando los tatuajes se estampan en mi
piel, las emociones más fuertes también se gravan con ellos.
—¿Cómo es eso?
Página
—El resto de nosotros tiene que vivir con lo que hemos hecho y lo que hemos
visto. Aprendemos de eso. ¿Cómo puedes aprender si lo que sientes se diluye?
—Aprendo. Confía en mí, aprendo. —Dejó caer las manos—. ¿O es que crees
que vivo solo en medio de la nada porque me gusta la nieve?
—Bueno, entonces, tal vez deberías correr hasta tu artista del tatuaje para
deshacerte de lo que hicimos la noche de la boda de Limos.
—¿En serio? —Parecía como si hubiera recibido una bofetada bastante dura
que la hacía sentirse entumecida.
—Creo que serías feliz de tener todo lo relacionado con nuestra relación en
silencio.
Si fuera inteligente, sí, sería feliz. Pero nunca había hecho las cosas de la
manera fácil.
—Tenemos que resolver las cosas, Jinete. Tenemos que hacerlo de forma
natural, no a través de trucos artificiales.
—Maldita sea, Thanatos —le replicó ella—. ¿De verdad quieres este bebé? Si
hubiéramos venido a ti y te hubiéramos pedido que me hicieras un bebé ¿qué
habrías dicho?
cuenta lo que yo creía acerca de mi Sello, pero este es el maldito siglo XXI. Los
médicos podrían haber hecho que eso sucediera.
Página
—No podíamos correr ese riesgo. El texto en el documento era muy específico
acerca de una unión física y el hecho de que tenía que ser secreto. —Ahora sabían
que los detalles del pergamino habían sido establecidos para engañar a la Égida
para que tomaran la virginidad de Than, pero en ese tiempo, sus colegas estaban
desesperados por seguir lo que decía la carta—. ¿Y si hubieras dicho que no?
Obviamente Limos no podía hacerlo, y estábamos condenadamente seguros de que
Ares no iba a apartar a Cara a un lado para tener sexo conmigo.
Thanatos gruñó.
Él frunció el ceño.
—Así que el fin justifica los medios. Las necesidades de la mayoría por encima
de las necesidades de unos pocos, como diría Spock.
—En este caso, sí. —Ella se abrazó a si misma, sintiendo un escalofrío a pesar
del fuego—. Pero no creas que no tengo remordimientos. Algunos de nosotros no
podemos purgar las emociones a través de un tatuaje. Tenemos que hablar.
Su ceño se profundizó.
210
En un ágil y suave arrebato, la apoyó contra la pared, su cara contra ella, sus
ojos ardiendo con pesar.
—¿Crees que mi vida ha sido fácil? ¿Alguna vez has visto a todos en el pueblo
con los que creciste morir a manos de demonios? ¿Has matado al hombre que
llamabas padre, porque estabas loco por la muerte y destrucción causada por
dichos demonios? ¿Has sacrificado a tu mejor amigo? ¿Asesinado a miles de
personas? ¿Visto la carnicería que dejabas atrás una y otra vez de tantas guerras
que todas se van confundiendo entre si? ¿No? Bueno, hasta que lo hayas hecho, no
me hables acerca de lo que es fácil.
Ella no sabía por qué hizo lo que hizo a continuación. Tal vez fue debido a que
el dolor de él estaba tan fresco en su mente. Tal vez fue porque su cuerpo duro se
sentía muy bien tan cerca de ella. Tal vez porque su boca estaba tan cerca. Fuera lo
que fuese, la hizo hacer algo que los sorprendió a ambos.
Lo besó.
211
Página
Dieciseis
E
lla lo estaba besando. No era sólo un beso en la mejilla o en los labios.
Regan había metido su mano entre su cabello y acercó su boca a la
suya. Su lengua se deslizó entre los labios chocando con la suya y el
calor se desencadenó con tanta rapidez que la mente de Thanatos se transformó de
la sorpresa a la lujuria en cuestión de segundos.
—¡Hey!, Than.
—Espera.
18
*tat - tatuaje
—¿Mi daga?
—Puede que no sea de utilidad contra Peste. Ha creado una cierta tolerancia
contra el veneno que la recubre de Sabueso del Infierno. Pero es mejor que nada. Y
debe funcionar si...
—Sí. Y Regan... no tengas miedo de usarla contra mí. —Levantó los ojos para
encontrarse con él, la gravedad de sus palabras claramente establecida—. Tengo
que irme.
—No —dijo con la misma amargura—. Para hacer cosas que requieren mayor
cantidad de tinta.
—Lo siento. —Ella miró hacia el suelo, joder, ¿justamente no le dijo Eidolon
que no la disgustara? ¿Y qué había hecho él en su primera oportunidad?
Los ojos de Regan se iluminaron y se quedó con la boca abierta. ¿No era
increíble que siendo él tal imbécil una disculpa conmocionara jodidamente a
alguien?
—¿En serio? —Ella sonaba tan esperanzada que le hizo perder el equilibrio por
completo.
Página
—Tal vez me siento mal por no creerte cuando me decías que estabas en
peligro por mis vampiros. —Y en realidad, sí, lo hacía.
Era un gilipollas así era como pagaba a Thanatos por mantenerlo con vida, ¿o
sería verdad eso de matar al hijo de Thanatos y comenzar el Apocalipsis?
—¿Hay algo que pueda hacer? —preguntó Regan, con tal sinceridad que tuvo
el repentino impulso de abrazarla y darle las gracias.
Página
—No los necesitas. Estoy organizando una mayor protección. Por eso Ares está
aquí.
Ella suspiró.
—No se trata sólo de protección. Es por tener una cara amiga por aquí. Alguien
que esté de mi parte.
—No —dijo en voz baja—, estás de parte del bebé. Me gustaría... ya sabes... un
amigo. —Su voz se quebró en la última parte, y la imagen de Decker le vino a la
cabeza.
—¿Quién?
—No importa.
Página
—Regan…
—Ve —dijo—. Tengo que llamar a Kynan de todos modos. Y hay cosas que
puedo hacer en la biblioteca.
Sintiendo como si hubiera sido despedido —ella era buena en eso— Than abrió
la puerta de la habitación para encontrar a Ares de pie en el pasillo acompañado
por dos Sabuesos del Infierno, sus garras se clavaban en el suelo de piedra.
—No, pero estoy a punto de averiguarlo. —Than sacó su móvil del bolsillo y
escribió un texto para Kynan mientras hablaba—. Puse a Dariq en el calabozo hasta
poder interrogarlo. He restringido a los demás a sus aposentos hasta llegar al
fondo de esto. —Y él llegaría hasta el fondo del mismo, aunque tuviera que poner a
cada uno de ellos en la cámara de tortura—. Dime que estás aquí para ayudarme a
vigilar a Regan.
Thanatos miró las dos bestias. Ares podría haber decidido que serían
excelentes mascotas para la casa, pero Than no estaba convencido. Parecía que iban
216
—Y Peste desea a Regan y a mi hijo, muertos. —Than asintió con la cabeza con
decisión—. Está bien. Los chuchos pueden quedarse.
Dariq no hablaría.
Lo que también era evidente era que Dariq no era el único traidor de la casa.
Alguien había matado a Dariq para evitar que diera nombres.
217
19
*Ariete - Antigua máquina de guerra empleada para derribar murallas, formada por una viga larga y
Página
pesada, reforzada en uno de sus extremos con una pieza de hierro o bronce, generalmente labrada en figura de
cabeza de carnero.
Diecisiete
K
ynan llegó a la fortaleza de Than quince minutos después de que
Regan lo llamara. La encontró en la biblioteca, no se molestó en decir
hola ni en sentarse, sin embargo sí detuvo su mirada en el Sabueso
del Infierno que hacía de su niñera, a pesar de que ella le había dicho a Ky que esa
cosa era un amigo. La bestia se acercó silenciosamente rasgando con una garra los
pantalones vaqueros de Ky mientras él caminaba.
—Estaba pensando en venir hoy antes de que llamaras —dijo, lanzando una
mirada molesta al Sabueso del Infierno—. Eidolon dijo que fuiste envenenada.
¿Estás bien?
—¿En serio?
—Sí, y es cuestión de tiempo. Haremos unos arreglos para traer algunos aquí
por la mañana. —Le entregó una bolsa de plástico de supermercado—. Lamento
este ir y venir, pero me tengo que ir. Nos aseguraremos de que tengas algunos
guardianes. —Él apuntó con la cabeza a la bolsa en su mano—. Hace trescientos
años, casi cuarenta Guardianes murieron para conseguir ese libro, así que espero
que sepas lo que estás haciendo.
218
—¡Regan! Por los nueve anillos del infierno, ¿qué estás haciendo? —El rugido
de Thanatos no sorprendió a Regan, pero el Sabueso del Infierno que estaba
tendido cerca de la puerta de la biblioteca dejó escapar un ladrido asustado.
—¿Realmente hay nueve anillos del infierno? Pensé que era ficción.
—Así es. —Than entró en la habitación y se colocó lo más cerca que pudo sin
tocarla, aunque sus manos se acercaron para sostener sus caderas—. Baja. Te vas a
caer y lastimarte a ti o al bebé.
—¿Por qué sucede eso? —preguntó—. La calidez. Tiene algo que ver con el
bebé, ¿no?
Thanatos dio un paso atrás, con sus mejillas sonrosadas con un indicio de
219
rubor.
Página
Era difícil imaginar a Thanatos como un niño, haciendo cosas normales como
jugar. O reírse. Pero se alegró de poder darle un poco de paz.
—La mejor. —Una sonrisa nostálgica curvo las esquinas de su boca, una que
partió a su habitual, inmortal guerrero y expuso a un hombre con recuerdos y
emociones normales. Sin pensarlo, ella se acercó y rozó con el dorso de sus dedos
su mejilla, con ganas de sentir al hombre y no el guerrero.
—¿Cuándo fue la última vez que fuiste así de feliz? —Su voz era apenas más
220
fuerte que un susurro, pero Than se estremeció como si ella hubiera gritado.
Página
—Hace demasiado tiempo —dijo con voz ronca, y su corazón se rompió por él.
De alguna forma, tenía que encontrar una manera de traer un poco de felicidad a
su vida.
Dejando caer la mano de su cara, sujetó el libro contra su pecho y sacó otro
libro de la bolsa que Ky le había traído. Tal vez este sería un buen comienzo.
—Bueno, sí. Es por eso que lo pedí. Es el libro que has estado buscando. El
tercero en los diarios de la súcubo.
—Probablemente más para ti que para nosotros —dijo en voz baja. Sí, la Égida
estaba desesperada por todo lo que podía conseguir cuando se trataba de
documentos históricos y demoníacos, pero para Thanatos, esto era algo personal.
Para la Égida era necesario, pero Than lo necesitaba.
—Ya somos dos. Ky dijo que aprobaste que vinieran algunos Guardianes aquí.
—Bueno, gracias.
Él inclinó su cabeza asintiendo y luego hizo un gesto hacia el libro que ella
tenía en la mano.
—¿Qué es?
—Está bien. De todos modos será una lectura interesante, estoy segura.
Puesto que era imposible que estuviera coqueteando con ella, o bien estaba
intentando distraer su atención del libro vampiro o estaba tratando de
Página
—Gracias, pero tengo las hormonas del embarazo que me mantienen caliente y
cachonda por la noche.
—¿Hacen que te pongas caliente? —La forma en que dijo «caliente», su tono
oscuro, profundo y un poco jadeante, hacía bailar a sus hormonas. Ella lo deseaba.
Desde el momento en que había puesto los ojos en él, pero tenía que arruinarlo
todo, ¿no es así?
—No creo que seas así de irritable, especialmente teniendo en cuenta todo lo
que ha pasado y la situación en la que estamos. —Cruzó los brazos sobre el pecho
y apoyó la cadera contra el escritorio, sus pies calzados con botas se cruzaron en
los tobillos—. Hablando de eso, alguien mató a Dariq para evitar que hablara.
Hasta que descubra lo que está pasando, estoy confinando a todos los vampiros a
sus aposentos o a otras dependencias. Van a sudar su propio miedo, te prometo
eso. Y no van a volver a entrar aquí.
Maldita sea, ella había esperado que Dariq hubiera estado trabajando solo. La
idea de que más vampiros pudieran venir después la tenían tanto asustada como
cabreada. Nadie le haría daño a su bebé.
—Este libro estaba en mi biblioteca privada que guardo bajo llave —dijo—. No
Página
tengo idea de lo que está haciendo por aquí, pero no es para los ojos de un Sigil.
Bueno, no era tan interesante.
—Thanatos, escúchame. Creo que, quien escribió esto, también podría haber
escrito el texto que recuerdo haber visto con el término Bludrexe. La vibración de
ambos es la misma. Se mencionaba a tu padre, e indicaba que se podía encontrar el
resto de la historia dentro de pergaminos escondidos en una mezquita prohibida
en Irak que incluso la Égida no ha sido capaz de tener acceso. Tal vez pueda
obtener más información aquí, y entonces podríamos ir a la mezquita…
—No me importa.
Ella lo miró con una incredulidad total. Cuando finalmente encontró su voz,
destilaba furia.
—Tú, Jinete terco. El Apocalipsis ha estado en una cuenta atrás desde los
últimos cinco mil años. Eso es lo que la Égida ha estado tratando de evitar. Esto es
de lo que… —ella tamborileó sus dedos sobre su vientre—, se ha tratado todo esto.
Estamos en el precipicio del infierno, ¡y este maldito libro podría tener una idea de
lo que necesitamos!
ser tratado como un pedazo de carne. Tal vez eso me hace un enorme maldito
maricón, pero me importa una mierda. Pensé que me deseabas como yo te deseaba.
—Golpeó con su puño sobre el libro tan fuerte que el escritorio saltó del suelo y el
Sabueso del Infierno se puso en pie, mostrando los dientes.
Tanto que estaba empezando a sospechar que, incluso si sobrevivía a los meses
de la venganza que Than había previsto, no sobreviviría a su rechazo después.
Hubo una pausa tensa y larga mientras Thanatos la miraba fijamente, sus ojos
brillaban y el vapor casi silbaba por su nariz como un toro de caricaturas. El
Sabueso del infierno se acercó más a ella, aunque no estaba segura de si eso era
bueno o no.
—¿Dónde en Irak?
Él soltó un bufido.
—Es un refugio demoniaco debajo de una mezquita existente. Es por eso que
no hemos sido capaces de entrar.
—Tenéis Sigils en Irak, así que ¿por qué no habéis eliminado a los demonios?
—Te lo mostraré.
—Tú me lo dirás.
—No estás en condiciones de ir. Traeré los pergaminos y luego los devolveré.
—Es mi segunda cosa favorita de hacer. —Wraith, recogió su pelo rubio que
llegaba hasta el hombro con una cinta de cuero, y luego probó uno de los picos de
su estrella de lanzamiento—. Pero podrías al menos recibirme con hamburguesas y
cerveza para empezar.
Than no tenía que preguntar cuál era su primera cosa favorita. Amigo, era un
demonio del sexo, hermano de Shade y Eidolon.
Textos que no iban a ser leídos por nadie, excepto por Thanatos. No estaba
seguro de lo que decían, pero si insinuaban algo de su secreto, no podía arriesgarse
a que nadie lo supiera. No podía ser responsable de la destrucción de toda una
raza de personas, y sólo esperaba como el infierno que los pergaminos de Regan
sólo proporcionaran información acerca de su padre.
Cuanto más llegaba a conocerla, más se daba cuenta de que la Égida era todo
lo que ella conocía y todo lo que tenía. Él quería darle más, pero no sabía cómo. No
sabía si ella aceptaría algo de él. Así que había cedido y le dijo a Ky que le asignara
algunos Guardianes.
Ella, por su parte, le había dado un tesoro, un libro que había buscado durante
siglos. No tenía la menor duda de que la Égida lo consideraba como un tesoro
también —no, él sabía lo valioso que era para la Égida. Justo antes de que Than los
trajera a todos aquí, Ky había llamado.
—Regan tiene muy pocas cosas a las que llamar suyas, y negoció su posesión
más preciada, una oración escrita por la mano de un ángel, para conseguir ese libro
para ti.
responder. En cinco mil años, le habían dado un montón de regalos, sobre todo por
parte de sus hermanos, pero este libro, que comenzaba con, Mi hermana, Lilith,
Página
estaba decidida a dormir con el ángel Yenrieth, pero no si yo puedo llegar a él primero,
significaba mucho.
Cualquier nueva información que pudiera encontrar sobre Yenrieth era más
valiosa que el oro.
También iba a darle un hijo, que sería mucho más valioso que todos los libros
de su biblioteca juntos.
—¿Hasta dónde tenemos que ir? —preguntó Limos, y Regan negó con la
cabeza.
—No tengo idea. El mapa trazado que vi en los escritos del vampiro no era
preciso exactamente.
—¡Mierda! —Ares rodó hacia un lado, esquivando una hoja de hacha enorme.
La cuña afilada cortó el aire con un silbido, seguido por el rugido de su portador.
Página
El túnel volvió a la vida con el movimiento de decenas de especies de
demonios que los rodearon, subiendo por las paredes, el techo, y volando por el
aire sobre sus cabezas. En un instante, una sangrienta batalla estalló, pero Than no
iba a jugar. Tenía miles de almas a su disposición y ellas ansiaban ser liberadas.
Junto a él, Regan levantaba su mano para tocar a cualquier demonio que
estuviera lo suficientemente cerca de ella, enviándolos a volar hacia atrás
conmocionados.
Repitieron el escenario cuatro veces más antes de llegar a una tosca escalinata de
piedra que conducía a una fosa llena de coloridos azulejos que se convertían en
Página
—No los piséis —dijo Than en voz baja—. Este es un lugar de adoración.
—Los demonios de los cuadros son dioses. —Ares rodeó ágilmente la imagen
de un demonio con cuernos y una docena de ojos que se rumoreaba que comía tres
elefantes en una sola sesión—. Podrían cobran vida.
Wraith descendió sobre sus talones y miró la semejanza de Thanatos con los
cientos de azulejos brillantes que estaban en el suelo.
—Amigo. ¿Por qué estás chupando el cuello de algún tipo? ¿Y por qué hay
vampiros arrodillados a tus pies?
—Ni idea.
Limos guardó su espada en la vaina con tanta fuerza que le hizo perder el
equilibrio. Pero sólo por un segundo.
—Thanatos —dijo Ares, dando un paso al lado de Limos—. Sea lo que sea,
podemos ayudar.
Regan se trasladó hasta los pergaminos con una luz ansiosa y curiosa en sus
ojos. Le encantaban este tipo de cosas, ¿no? Encontrar cosas nuevas, resolver
misterios… rasgos admirables, pero peligrosos cuando tú eres el que está
manteniendo el secreto que ella está olfateando.
Con mucho cuidado, retiró los pergaminos y los puso en la parte superior del
altar.
—Son tan delicados —dijo, mientras pasaba sus dedos sobre la superficie
lisa—. Este... —Su dedo se detuvo en el medio de cinco pergaminos—. El autor está
tan enfadado. Espera. ¿Thanatos?
Than se movió hacia ella, una sensación que no auguraba nada bueno bailaba
232
en su columna vertebral.
Página
—¿Qué?
—Él está enfadado contigo. Pero por qué…
—Joder. —Than agarró su guadaña—. Nulls. —La especie más rara de todos los
demonios, criaturas carentes de vida y alma, atravesaron la caverna, inmunes a las
almas de Than y a cualquier arma conocida. Sus bocas se abrían ampliamente con
dientes afilados que se llevaban trozos de carne a cada pasada que hacían. Sólo
Wraith y Regan eran inmunes, lo que molestó a los Nulls aún más, y cada mordida
en la desprotegida cabeza de Than se volvía más sanguinaria.
Regan gritó, y de repente, su mano estaba vacía. Dio la vuelta justo a tiempo
para ver cómo le era arrebatada por un vampiro.
hacia atrás, paralizado por la daga de Wraith. Than atrapó a Regan antes de que
cayera al suelo, pero con una impresionante agilidad, ella se dio la vuelta y golpeó
Página
Estrelló su pie sobre el pecho del vampiro con tanta fuerza que sus huesos se
quebraron y le enseñó los dientes al cabrón.
—¿Quién mató a Dariq, Markus? ¿Quién está involucrado en todo este complot
contra mí?
Se volvió hacia Regan para asegurarse de que estaba bien, pero la expresión de
desconcierto en su rostro le dijo que nada estaba bien.
—El tatuaje del vampiro —murmuró Regan, mientras miraba primero su mano
y luego a Thanatos. Oh, mierda, ella había tocado el Tatuaje de Markus...—. El
pergamino. Oh, Dios mío.
—Tú. —Regan miró a Than como si le hubiera crecido una nueva cabeza—.
Bludrexe. Sheoulic para la sangre del rey. Oh, Dios mío, eres tú. —Ella se tambaleó
hacia atrás, apoyándose en un pilar ennegrecido—. Por eso el autor de los
pergaminos está tan enfadado contigo. Un ángel caído no es el padre de la raza de
los vampiros. Tú lo eres.
234
Página
Dieciocho
R
egan aún estaba conmocionada por lo que había visto y sentido en el
tatuaje del vampiro. De repente todo tenía mucho sentido. Ahora sabía
por qué los Caminantes Diurnos podían tocarla, eran creaciones de
Thanatos.
—Regan...
Durante largo rato, Than simplemente se quedó allí, con la cabeza gacha
colgando de sus anchos hombros. Finalmente, se dejó caer contra una columna y se
quedó mirando el techo de azulejos.
235
—Todos nos volvimos locos —dijo Ares—. Nunca has hablado de lo que
Página
hiciste.
—Porque no podía. Tú me preguntaste por mis colmillos… los adquirí con la
maldición. —Él dejó escapar un largo suspiro—. Yo necesitaba sangre. No
recuerdo mucho de esos primeros años, a excepción de que tenía hambre. Arrasé
tomando la sangre de los humanos… Devasté pueblos enteros. Lo que no sabía es
que aquellos a los que drenaba, después recuperaban la sangre perdida aunque no
morían de inmediato, sufrían fiebre durante varios días antes de morir… y luego
despertaban como vampiros. Caminantes Diurnos.
—Ahora lo sabes.
—Ese es el asunto —dijo Than—. Sólo yo puedo crear Caminantes Diurnos. Sin
embargo, los Caminantes Diurnos... crearon Caminantes Nocturnos.
—Joder —soltó Wraith, y Regan casi saltó. Había olvidado que él estaba allí.
Probablemente porque estaba oculto en las sombras—. Así que tú eres algo así
como mi... abuelo.
Thanatos asintió.
—Así que has hecho una leyenda sobre la creación de los vampiros. —
Reflexionó Wraith—. Y no era del todo mentira, porque eres parte ángel.
—Sí. —Than se limpió la sangre de la frente, dejando atrás una piel suave y
sana—. Los tenía a todos marcados con un conjuro de silencio, por lo que ninguno
de ellos podía hablar de sus orígenes. El problema es que hay Caminantes Diurnos
sueltos. Wildings, los llamamos. He intentado reunirlos a todos, pero existen clanes
ocultos. Algunos no quieren tener que elegir entre servirme o ser destruidos.
Wraith resopló.
—Imagínalo.
—Es un precio muy alto —admitió Than—, pero la alternativa es que las
especies de vampiros al completo podrían ser erradicadas si la verdad de sus
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orígenes se descubre, y eso incluye a los híbridos como dhampires y mestizos como
tú.
Página
—Yo no soy exactamente un mestizo —dijo Wraith—. Soy más un capricho de
la naturaleza. Pero mi compañero es fangy, por lo que mis labios están sellados.
—Eso ni siquiera importa ahora. —La voz de Than era severa—. Los Wildings
parecen estar rebelándose y teniendo a mi personal de su parte. Una vez que se
inicie el Apocalipsis, todas las viejas reglas saldrán por la ventana, que es
probablemente con lo que cuentan.
Ares bajó la mirada hacia la escena que representaba a Thanatos con los
vampiros.
—No cabe duda de que hay una razón —dijo Limos, su voz goteaba acidez—.
Entonces, ¿qué pasa con tus siervos Caminantes Nocturnos? ¿Saben tu secreto?
Thanatos cerró los ojos, y Regan deslizó la mano en la suya. Esto debía ser
difícil para él, pero ella sólo podía imaginar que existía también una parte de alivio
por finalmente, poder compartir su carga con sus hermanos. Cuando Thanatos
abrió los ojos, le dirigió una mirada de agradecimiento.
—Lo saben. Ellos fueron creados por Caminantes Diurnos y de alguna forma lo
descubrieron, ya sea porque fueron mordidos durante el día o se enteraron de la
verdad de un Wilding. Están tatuados con los mismos conjuros de
confidencialidad.
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Regan volvió a los pergaminos y con mucho cuidado desenrolló uno. A pesar
de que no sabía leer ese particular lenguaje Sheoulic, podía sentir las emociones que
Página
surgían de la tinta. Estos estaban definitivamente relacionados con los textos que se
habían descifrado en el Cuartel General de la Égida.
—Pero este... Este habla de nuestro padre. El nombre del ángel era Yenrieth, quien
el otro, un ángel oscuro llamó Cordero.
—Pero en los escritos bíblicos, ¿no es Cordero el que cree ser Jesús?
—Creo que el ángel hembra lo usa como un insulto, pero luego ella habla de...
—Ares silbó y dio un paso atrás tan rápido que ella creyó que el rollo lo había
quemado.
—¿Qué es?
—Los ángeles lucharon. Ellos lucharon por los niños de Yenrieth y sus Sellos. Y
Página
—¿Y cuál es, exactamente, su destino? —preguntó Limos, sus ojos violeta se
redujeron a ranuras.
También necesitaba un poco de tiempo a solas con Regan para evaluar sus
intenciones respecto a la nueva información que acababa de darle. Si ella le contaba
a la Égida lo que había aprendido, podrían procurar que miles de sus enemigos
fueran destruidos en un chasquido de dedos de un ángel.
La playa de Ares era el lugar perfecto y seguro para tener una pequeña charla.
240
—Grecia. La isla de Ares. Pensé que te gustaría un cambio del clima frío de mi
casa.
—Eso también.
Con un suspiro, ella se acercó a la orilla del agua y se desplomó en uno de los
bancos de piedra que Ares había repartido por la costa, donde ella se quitó los
zapatos y dejó que las olas lamieran sus pies.
Regan se volvió hacia él, con su cabello rizado en ondas suaves alrededor de su
cara.
—De acuerdo con Gethel, son anillos de metal que protegen el contenido de
cuatro pergaminos almacenados en algún lugar en el cielo. ¿Por qué?
Él parpadeó.
—¿Por qué?
—Lucharéis en el lado del bien, si los Sellos bíblicos se rompen, ¿no? La única
forma de detener el Apocalipsis del mal podría ser comenzando el del bien. Al
menos comenzaremos en nuestros términos. Daremos a la humanidad una
oportunidad.
—Sería como combatir el fuego con fuego —dijo. Pero el fuego celestial era tan
destructivo como el que surgía del infierno.
—Es gracioso que digas eso, porque antes de que mi padre se uniera a la
Égida, era bombero. He leído todo sobre ellos, cuando era adolescente, ya sabes,
Página
—Murió antes de que yo naciera. Aunque supongo que decir que murió no es
tan preciso como la forma en que a Lance le gusta decirlo. Lance dice que fue
«puesto a dormir».
Sonaba como que ese Lance era un gilipollas que necesitaba ser «puesto a
dormir».
Una mano cubrió su vientre. Se había dado cuenta que hacía eso mucho
cuando estaba estresada.
No estaba seguro de qué le hizo hacer lo que hizo después, pero él extendió su
mano y le cubrió la mano con la suya. En un instante, la cálida conexión pasó por
él, esa soga virtual que parecía enlazarlos a los tres juntos. La sensación era
adictiva y se preguntó si sería lo mismo cuando el bebé naciera.
—Sí. Quiero decir que sabía que era diferente. Yo era más fuerte que todos los
243
demás. Sanaba rápido. Percibía cosas que los demás no podían ver, como Portales
de desplazamiento y demonios. Yo era el único niño en la familia... Tenía tres
Página
hermanas, así que mi madre siempre estaba ocupada con ellas pero mi padre me
llevaba de caza o en viajes para comerciar con otros clanes. Estábamos muy
unidos.
—Viviré si no lo hago.
—Porque me gustaría saber por qué coño dejó que Lilith hiciera lo que hizo
con nosotros —dijo bruscamente, sorprendiéndose a sí mismo por el nivel de rabia
que brotó—. Dejó que Limos se criara en el infierno. Se sometió y permitió que nos
separaran, y luego no nos ayudó cuando nuestro mundo se vino abajo.
—Tal vez no podía —dijo en voz baja—. Tal vez él hizo lo que creía que era lo
mejor.
—Thanatos, no…
Página
—La Égida me salvó la vida —dijo—. Me dieron una vida cuando nadie más
me quería.
Él soltó un bufido.
—Ellos me necesitan.
—Te necesitan por lo que puedes hacer por ellos. Esa es la única razón por la
que te necesitan. ¿Cuándo vas a abrir los ojos y ver eso?
Los labios de Regan se separaron, pero no salió ningún sonido. Bien podría
haber gritado, sin embargo, era tanto el dolor grabado en su expresión. En algún
lugar en su interior, ella había tenido los mismos pensamientos sobre la Égida y su
cometido en ella.
—¿Y por qué debería abrir los ojos? —Las motas doradas en sus ojos avellana
brillaban, unas pequeñas chispas destacaban la ira en sus palabras—. ¿Hará que te
sientas mejor si no tengo nada ni a nadie?
Se alejó de ella, porque aunque no le haría sentirse mejor que perdiera todo lo
ella hubiera conocido, no estaba seguro de que sería algo malo, tampoco. Ella
dependía demasiado de una organización que no la apreciaba. Además, no tenía a
nadie. Ella tenía un hijo y si renunciaba a su loca idea de que el bebé necesitaba a
alguien que lo criara, él se aseguraría de que ella fuera parte de su vida.
245
—Es evidente. —La profunda voz de Ares controlada como sus movimientos,
lo que significaba que estaba involucrado totalmente en el modo de estrategia—.
Es un mensaje o una trampa.
—De cualquier forma, es para mí. —Él cabeceó hacia Limos—. Lleva a Regan a
mi casa. Ares, vamos a ver lo que quieren. Y luego los mataremos.
Notre Dame
Una célula local de la Égida había unido sus fuerzas con la policía para
mantener a todos fuera, pero no pudieron detener a Ares y Thanatos, que
atravesaron el bloqueo, invisible, oculto por un hechizo Khote. En el interior, los
Demonios Null se dispersaron como espirales de humo negro, y los vampiros se
agazaparon en las cornisas, viendo como Ares y Thanatos caminaban por el suelo
manchado de sangre y lleno de humanos muertos y heridos.
rubio que surgió de entre dos columnas, sus dientes relucían con los restos de su
última comida.
—Puedes llamarme Medras. —Él saltó sobre un órgano y el golpe de sus botas
retumbó en las paredes. La sangre manchaba sus pantalones vaqueros
descoloridos, su camisa blanca y sus brazos desnudos. El olor a muerte se adhería
a él y el interior de Than bullía por su propio deseo de matar.
No, Than no lo recordaba. Pensaba que conocía todos los incidentes, pero
quizás él había estado en uno de sus arrasadores ataques de locura asesina. Oh,
Dios, ¿cuántos Caminantes Diurnos más existían de lo que había creído?
—Si este es el control de tu sed de sangre, entonces será mejor que te esfuerces
247
un poco más —gruñó Than. No es que tuviera mucho margen para hablar—. ¿Por
qué estás haciendo esto?
Página
La luz del sol se filtraba por las vidrieras de colores, bautizando a Medras en
un calidoscopio de luz, mientras se burlaba de Than.
—¿No lo has descubierto todavía? ¿No has conseguido averiguar con tu cabeza
de alcornoque que los Caminantes Diurnos no queremos servirte? Queremos
nuestra libertad.
Thanatos siseó y, por primera vez delante de Ares, dejó que sus colmillos
surgieran con furia.
—Es verdad. Mis hermanos y yo hemos estado ocultos durante siglos, pero
hemos sido capaces de vigilarte. No todos tus pequeños esclavos domésticos son
felices, Jinete.
Than iba a arrancarle las pelotas a este cabrón y después haría que se las
tragara.
La Batalla Final, en la profecía Daemonica, era la batalla entre los cuatro Jinetes,
Página
cuando se enfrentaran entre si para el control final de la tierra. Saber que sus
propias creaciones no estarían junto a él le cabreaba como el infierno. Las traiciones
seguían llegando. A este paso, Ares y Limos se volverían contra él antes de
finalizar el día.
—Por alguna razón, hay algunos que te son leales. Pero no voy a decirte quién.
—Medras sonrió—. ¿Qué te ocurre, Bludrexe? ¿Sientes la necesidad de ir a alguna
parte?
a Styx y palmeaba su guadaña. Debía... matar. El deseo de liberar las masas de sus
almas clamaba a gritos en su cráneo, pero otro nuevo deseo luchaba con él.
Página
Regan.
No. Oh, Dios, no. Una mitad de él la deseaba desnuda, gritando su nombre
mientras él empujaba entre sus prietos muslos. Deseaba reclamarla, marcarla,
penetrarla tan profundamente que ella estuviera demasiado cansada para salir
alguna vez de su cama. La otra mitad quería matar, para extraer la sangre y
destruir todo a su paso.
250
Página
Dieciueve
L
a luz del sol. Peste la odiaba. Y sin embargo, cuando matar y follar no
le calmaban, el sol lo hacía. Sin duda, el calor era un consuelo que le
quedaba de los días anteriores a que su Sello se rompiera, cuando ese
imbécil, Reseph, se tumbaba en las playas con mujeres y margaritas.
Justamente la pasada noche, Peste soñó con uno de esos momentos, una de las
juergas de Limos en una aislada playa de California.
Podría no ser la mejor de las fiestas de Limos, pero era la que destacaba entre
la mayor parte de recuerdos de Reseph. Incluso más que el baile que dio Limos en
1888 en Londres, donde Thanatos se transformó en un jodido demente y mató a
uno de los invitados. Reseph nunca supo lo que había enloquecido a Than, pero
gracias a Thanatos, el demonio asesino en serie que los periódicos habían
bautizado como Jack el Destripador nunca atacó de nuevo.
Había conseguido capturar uno, pero el macho había resistido dos semanas
completas de tortura sin revelar un solo detalle de utilidad. Ahora su cuerpo
251
No importaba. Lucifer, que seguía cabreado como el infierno con los Jinetes, y
Página
concretamente con Limos por haber matado a su mascota ángel caído, había
recordado a Peste que un ex Memitim estaba sentado justo delante de sus narices:
Idess, la misma ex Memitim que había realizado la ceremonia de boda para Limos
y Arik.
Cómo se iba cerrando el círculo, ¿no? Peste iba a hacer hablar a Idess. Y gritar.
Y después de que revelara la ubicación de Azagoth, la haría gritar un poco más.
Su arreglo con los vampiros era como matar dos pájaros con un perfecto tiro
con balas calibre demonio. No sólo jodía enormemente a Thanatos, sino que podría
poner en marcha el Apocalipsis. Cuanto más consiguiera enfurecer a su hermano,
más errores cometería, dejando aberturas que Peste podría aprovechar. Y, si Peste
jugaba bien sus cartas, el temperamento de Than estallaría en una furia asesina y
mataría al bebé él mismo.
Sonriendo, Peste lanzó una concha marina a las olas del mar en la playa de
Santa Bárbara, donde se realizó la fiesta de Limos. La concha emitió un sonido
cuando se chocó contra el agua iluminada por el sol. Esto mismo era lo que había
hecho el día de la fiesta de Limos, después de que todos los invitados se marcharan
y Limos estuviera durmiendo una semana por el ron y tequila. Reseph no estaba
cansado... sólo placenteramente tranquilo. Bebió mucho alcohol, tuvo un montón
de sexo y había jugado dejándose el trasero en el agua y en la arena. Con todo el
mundo fuera, él había estado de pie en la orilla tirando piedras y conchas contra el
oleaje.
—Nada.
Sí, no había «nada» cuando se trataba de Thanatos. Si él se te unía en silencio, él quería
algo, aunque fuera sólo compañerismo. Limos y Ares atosigaban a Than para obtener
información, pero Reseph lo conocía mejor. El chico se abría cuando estaba listo y si le
acosabas, acababas ya fuera mirando a un espacio vacío o viendo los nudillos en tu cara.
A Reseph le gustaba su nariz intacta y sus dientes donde estaban, muchas gracias.
Permanecieron así durante unos diez minutos, Reseph lanzando rocas y conchas a las
olas y Thanatos haciendo su imitación de un maniquí. Por fin, Than tomó una respiración
profunda, resignada.
—Estoy cansado.
—Teníamos ruedas —dijo Than secamente—. Pero no es eso de lo que estoy hablando.
Reseph lo sabía.
—Estoy hablando de ti. —Than fijó una mirada severa en Reseph—. Eres un jodido
idiota.
Than resopló.
253
—Hombre, acabas de abrir varias puertas con esa pregunta. —Thanatos sonrió y le dio
otro puñetazo a Reseph, más fuerte—. Sí, sí. Limitaré la búsqueda.
—Oh, esto debe ser bueno —dijo Reseph, apenas resistiendo el rodar los ojos.
Reseph parpadeó.
Una suave brisa se levantó y Than se abandonó en ella como un perro con la cabeza
fuera de la ventanilla del coche.
—¿No deseas más? Después de cinco mil años tirándote todo lo que ves, ¿no quieres
sentar cabeza con una pareja? ¿No quieres hijos?
Así era como funcionaba Than. No podía simplemente llegar y decir que deseaba una
familia tanto que sentía un enorme dolor… él tenía que tomar la maldita ruta más larga
que podía y hacerte leer entre líneas. Por supuesto, si Reseph decía lisa y llanamente que
conocía el acuerdo, Than simplemente se retiraría o atacaría, por lo que Reseph procedió con
cuidado.
—No deseo niños. —Reseph lanzó otra concha—. Quiero decir, son lindos... desde la
254
¿Qué pasa si tomo una compañera hoy y luego dentro de cien años, todas se han convertido
en supermodelos?
Thanatos murmuró algo que sonaba muy parecido a "jodido idiota".
—¿Así que nunca has conocido a nadie que ni siquiera te tentara a algo más que una
aventura de una noche?
Él se encogió de hombros.
—Han habido unas pocas. ¿Recuerdas a la súcubo de Sri Lanka? Estuve con ella
alrededor de un mes.
—¿Exclusivamente?
—No. Joder. —Reseph levantó la mano y se rascó el pecho, que se había vuelto
extrañamente tenso—. Las mujeres inmortales son ideales para divertirse con ellas, ¿pero
mantenerlas como pareja? La eternidad es mucho tiempo para estar pegado a una mujer. Y
los humanos...
—Mueren.
Fácilmente. Morían tan... fácilmente. Y temprano. Sus esperanzas de vida eran tan
patéticamente cortas. La tensión apretó más fuerte, hasta que prácticamente dolía respirar.
Había perdido a un humano una vez y de alguna forma, el dolor había sobrevivido a los
siglos. No volvería a suceder.
—Si pudieras tener una pareja e hijos, ¿lo harías? —preguntó Reseph.
El silencio se extendió, interrumpido por las olas y una ocasional gaviota. Thanatos
recogió su propio puñado de rocas y conchas y las lanzó todas al agua.
—En un instante —dijo en voz baja—. Renunciaría a todo, a mi propia alma, por tener
solamente una vida humana con una pareja y niños.
La piel de la parte posterior del cuello de Peste se erizó y se apartó del mar
255
cuando Harvester se materializó frente a él. Se veía como el infierno, pero de algún
modo se las arregló para lucir extremadamente follable. No podía esperar a que el
Página
—¿Gethel?
—¿Quién más? —gritó ella—. Le arrancaré las plumas y le meteré cada una de
ellas por el culo antes de hacer una aureola sobre su cráneo.
—Me gustaría ver eso. Házmelo saber cuando los tickets salgan a la venta.
Harvester prácticamente negó con furia, sus negras alas temblando contra sus
esbeltos hombros.
—Intuición Fraternal.
—Tonterías.
Él exhaló un suspiro.
—¿Quién?
—¿No debería ser «qué»? —Él se encogió de hombros—. Nunca fui bueno con
toda esa cosa del lenguaje.
Harvester, claramente hoy carecía de sentido del humor, resopló furiosa. Sacó
un pie fuera de la arena, desplegó las alas y sus ojos comenzaron a brillar
intensamente con un color rojo mientras los colmillos sobresalían de sus encías.
256
La tenía sobre su espalda, con las alas aplastadas debajo de ella y la mano en
Página
Él asintió.
—Eres un maldito ángel con una espina. —Él se acostó de espaldas en la playa
con un suspiro—. Está bien. Fue Lucifer. No tengo ni idea de cómo consiguió
enterarse. De hecho, pensé que fuiste tú. Llegamos hasta él con un khnive.
A Peste le encantaría saber a quién agradecérselo, pero ese era el asunto acerca
del Apocalipsis... tanto se maniobraba-tras-bambalinas.
pequeño sonajero azul. Era su regalo para su sobrino por nacer. Peste pensó que un
bebé que iba a tener un puñal clavado en el corazón unos momentos después de
nacer debería por lo menos tener un regalo.
258
Página
Veinte
—M
e estás evitando, Limos.
Uh-huh. Durante las doce horas en las que Than se había ido, Regan también
había estado ocupada, dividiendo su tiempo entre la biblioteca de él, donde intentó
encontrar alguna información que pudiera aportar pistas sobre el paradero de
Yenrieth, y limpiando. No es que Than tuviera necesidad de que le limpiaran. Ella
sólo necesitaba poner orden.
Así que había estado ocupada, pero no tan ocupada como para no notar el
extraño comportamiento de Limos.
y Regan estaba bastante segura de que Limos había llevado aparte a un par de ellos
Página
para ser interrogados —y para asustar a los que aun no habían muerto.
Peste no se había presentado, lo que Limos determinó que significaba que
estaba tramando algo, y eso era bastante cierto. Las noticias estaban llenas de sus
obras, desde los suministros de agua contaminada con bacterias a la rápida
propagación de las plagas de zombis malditos en Malta y Corea del Norte.
—No pasa nada malo con el bebé o con Than, o con cualquier otra cosa. Es sólo
que... —Limos se miró las uñas de color verde brillante, que se asomaban de sus
guantes sin dedos.
—Son Brillantes.
—¡Limos!
—Está bien. —La Jinete dejo caer las manos a los lados y suspiró—. Arik ha
260
hablado con Kynan. La Égida reclutó una célula de Guardianes para que vinieran
aquí, pero parece que Peste ha logrado descifrar la información codificada, la robó
Página
—Bien. Los mimos no se te dan muy bien. —Regan miró a la otra mujer,
preguntándose si la expresión de Limos era una mera máscara—. ¿Por qué estás
siendo tan amable conmigo?
—Tienes miedo de quedar embarazada hasta que todo esto termine, ¿no es así?
Limos asintió.
261
Le encantaba tanto el pequeño pony que le dolía. Tanto que temía dar a luz,
porque tendría que encontrar la fuerza y la generosidad para entregarlo a las
personas que eran mucho más adecuadas para cuidar de él, de lo que ella era.
—Es lo mejor. Entiendo eso —dijo Limos—. Pero creo que yo haría cualquier
cosa que fuera necesaria para asegurarme de que estar conmigo fuera lo mejor. —
Ella se puso de pie, dándole la espalda rápidamente, pero no antes de que Regan
viera el brillo revelador de unas lágrimas contenidas en los ojos violetas de
Limos—. Tengo que cazar ratas. O cualquier cosa espeluznante que pudiera estar
espiando la fortaleza. Um... adiós.
Por todo ello seguía insistiendo en que la Égida era su familia, no tenía a nadie
Página
que la ayudara.
Te necesitan por lo que puedes hacer por ellos. Esa es la única razón por la que te
quieren. ¿Cuándo vas a abrir los ojos y ver eso?
Tal vez... tal vez era hora de un cambio. Tal vez, si ellos lograban evitar el
Apocalipsis, tal vez podría construir una vida para ella y su hijo.
Su hijo. Durante ocho meses, había tratado de hacer referencia a la vida dentro
de ella como «el bebé», «el niño», «el pequeño». Lo había llamado por otros
nombres cariñosos, pero sólo en el último par de días comenzó a pensar en él como
suyo.
Suyo y de Thanatos.
¿Podría hacerlo?
Algo brilló en la pantalla, algo que le heló el corazón a medio latir. Con su
mano temblorosa, rebobinó la escena hasta las filas de estacas y cuerpos
destrozados en el suelo. Pero lo que atrajo su atención fue la sombra a la derecha
de la imagen, una sombra con la silueta de un hombre en un caballo.
263
Demasiado tarde para eso. Thanatos dejó escapar un gruñido furioso y caminó
hacia ellas, con la espada en su mano, y la expresión de una máscara de homicida.
Era la misma expresión que ella había visto en su rostro antes de que él matara
a su mejor amiga.
—¡Marcháos! —gritó a Limos, y luego fue noqueado en el aire, por uno de los
duros puños de Thanatos.
Limos bailó con gracia fuera del barrido que hizo la espada de Than. Mientras
Página
que la espada de él se hundía hacia abajo, ella metió la punta de la hoja debajo de
una de las placas que protegían uno de sus costados. Él gritó de dolor, la sangre
corría por su costado en un flujo espantoso.
A pesar de que ella sacó la daga, él estaba sobre ella, su cuerpo grande
apretándola contra la pared. Toda una vida de entrenamiento volvió a ella en un
instante, y levantó la daga, poniendo la punta justo debajo de la mandíbula de él.
Un ronroneo bajo y vibrante se escapó del pecho de él. Sus manos, que habían
estado sujetando sus hombros, se movieron, una hacia arriba donde acunó la parte
posterior de su cabeza, y la otra se deslizó lentamente sobre su clavícula y hacia
abajo, donde se detuvo entre sus pechos.
—Hazlo, Regan. —Su tonó de voz era torturado—. Por favor, clávala.
—¿Por qué? —Él había estado inmovilizado durante más de ocho meses. Que
él pidiera más de esto, que él hiciera ese tipo de sacrificio... eso la dejó aturdida.
Tragó saliva.
265
—¿Eso te hace sentir como que quiera matarte? —susurró contra su garganta.
Y luego se puso rígido, sus labios retrocedieron mostrando sus dientes—. No lo
hagas, Limos.
Thanatos lanzó su propia espada en una estocada hacia atrás, hiriendo a Limos
en el cuello.
—Fuera. —La voz de Than era un estruendo mortal, pero él estaba besando la
garganta de Regan mientras hablaba, y sus manos vagaban sobre su cuerpo con el
tipo de cuidado que uno usaría mientras manipulas a un gatito recién nacido.
—Córtame. —Subió una mano para envolver la de ella donde todavía sostenía
la daga en su garganta—. Es tu última oportunidad.
267
Página
Veintiuno
—J
oder.
Él la levantó en sus brazos y caminó por el pasillo, con la boca sobre la suya,
sus dientes mordisqueando sus labios. Le dio una patada a la puerta de la
habitación cerrada y en tres zancadas, estaba en el borde de la cama. A pesar de
que apenas liberaba el poder que irradiaba su cuerpo, la puso tan suavemente
sobre el colchón como si estuviera hecha del cristal más delicado.
—Tengo que verte. —Su voz era apasionada, ardiente, mientras la miraba.
Página
—He perdido ocho meses de ver a mi hijo crecer dentro de ti. No me prives de
otro día.
—Regan.
Ella levantó la vista. Thanatos se había acercado más, y Dios mío, él había
tomado su erección en su mano y se estaba acariciando. Cada movimiento de su
mano revelaba atisbos de carne bronceada sobre un fondo de fluidas líneas negras
que definían sus tatuajes.
269
hacer esto? La expresión de sus ojos le dijo que sí, lo harían. Totalmente lo harían.
Aunque las manos le temblaban, se desprendió de su sujetador y la ropa
interior.
—Preciosa —dijo con voz ardiente, y hombre, ella se derritió—. Ven aquí.
Ella obedeció, obligada por el poder erótico en su tono. Durante toda su vida
había necesitado tener control, recibiendo órdenes únicamente de sus superiores.
Pero algo en Thanatos le hacía desear obedecer, por una vez estaba bien con dar el
control a alguien que no le haría daño. Al menos, no físicamente.
Emocionalmente... eso era otra historia.
—¿Y ahora qué? —preguntó ella cuando estuvo de pie directamente frente a él.
El pecho de Regan se encogió, tan fuerte, que cada latido del corazón dolía.
Tonta, tal vez desde entonces sabía lo que él quería cuando la llevaba al dormitorio,
pero ante la repentina, realidad innegable, se quedó paralizada en un lodo
pegajoso de culpa. Le había causado tanto dolor a Thanatos, y todo había
empezado en ese colchón.
Las paredes se acercaban a ella, ¿y cómo había pensado alguna vez que el
cuarto de baño era grande? De repente se sintió como recluida, como en un ataúd.
—Abre la puerta, Regan. —La voz de Than era suave y tranquila, lo que hacía
que fuese todavía más aterrador. Era la calma antes de la tormenta.
Ella cerró los ojos y empezó a contar los segundos entre el relámpago y el
trueno. A los seis, la puerta cayó hacia adentro. Sus pasos eran como truenos
271
mientras se acercaba.
—No —dijo ella, con una voz que era mucho más insegura de lo que había
Página
querido—. No me toques.
Él aspiró bruscamente.
—¿Es el bebé?
—No —susurró.
Ella abrió los ojos, pero no podía mirarlo. En su lugar, se quedó mirando sus
pies.
—¿Regan? —Su tono era más suave ahora, atenuado por la preocupación.
¿Tendría miedo por el bebé de exteriorizar su ira?—. Contéstame. ¿Qué está
pasando?
—¿Por qué?
—¿Dañar… me?
—¿Regan? —Él se dejó caer de rodillas frente a ella, pero ella seguía sin poder
272
—Fue la droga. Hace que confundas todo lo que estás haciendo, oyendo y
viendo hasta tu punto culminante, y entonces como un interruptor se activa y todo
vuelve a la normalidad. Ves lo que ocurrió, como fue en realidad.
—Todavía... todavía... —Ella aspiró para poder hablar—. Desde esa noche, me
he sentido tan vacía por dentro, y cuando el bebé creció, llenó ese espacio, pero
cuando se haya ido... —¿Qué sería de ella? ¿Sería una cáscara vacía? ¿Era eso lo
que le había sucedido a su madre?—. Oh, Dios, lo siento mucho. Si pudiera
devolverlo, lo haría. Si pudiera hacerlo todo de nuevo, lo haría. Te lo juro. —Estaba
balbuceando ahora, sus emociones anulando toda lógica con la que ella misma se
había llenado, la lógica que le había permitido justificar lo que había hecho.
—No digas eso. No vuelvas a decirme eso otra vez. —Él la agarró por los
hombros y la obligó a mirarlo—. He estado cabreado y haciéndote pasar un
infierno por tu traición, pero la verdad es que he estado demasiado lleno de justa
indignación para admitir que si yo hubiera estado en tu lugar, habría considerado
la idea, también. Es muy fácil juzgar cuando todo sale mal y tú no fuiste la que
tuvo que hacer algo desagradable por el bien común.
—Fue un error…
—Sí, fue un error, pero sólo porque te estaban engañando. Pero mierda, Regan,
lo que hiciste fue muy valiente. No sabías en lo que te estabas metiendo cuando
273
llegaste aquí. Arriesgaste tu vida e hiciste algo que te marcaría para salvar a gente
que probablemente te juzgará con dureza y nunca tendrá idea de para qué
Página
arriesgaste tu vida. Sí, me jodiste —literalmente— pero lo hiciste por una causa
mayor, y fue un acto desinteresado.
—Lo siento…
—¿Y sabes qué? No me importa. He estado solo durante cinco mil años, Regan.
He querido tener hijos. He querido sexo. He querido estar con alguien. Habría
vendido mi alma por esas cosas. Tal vez sea egoísta de mi parte, pero no puedo
estar arrepentido y no quiero que tú lo estés, tampoco. —Él enganchó un dedo
debajo de su barbilla y la miró fijamente durante tanto tiempo que ella comenzó a
retorcerse—. Y no te odio. Odio lo que has planeado para nuestro hijo y ya
hablaremos de eso, pero yo no te odio.
Than se inclinó y ella se preparó para... no estaba segura de para qué. Pero
seguro que no era para que él la cogiera en brazos y la sacara del cuarto de baño.
—Shh —Él la dejó en la cama y se tendió detrás de ella con su largo y duro
cuerpo contra su espalda. Una mano descendió sobre su brazo y comenzó a
Página
Detrás de ella, él se tensó, y ella se dio una patada a si misma por preguntarle
eso. Estaban en un lugar delicado en ese momento y podría ser sexo por venganza,
pero tal vez no estaba preparado para la intimidad que no se basara en la ira.
Bien, entonces. Ella lo deseaba. Dios, ella lo quería. Pero lo que le sorprendió,
lo que realmente la sacudió con tanta fuerza que realmente la hizo temblar, era que
de repente no quería simplemente un orgasmo, sino conexión. Por una vez le
gustaría sentir lo que era tener atenciones de alguien, no por lo que ella pudiera
275
dar, sino por lo que ella quería. Sí, Thanatos quería al bebé que llevaba en su
interior, pero su obligación con ella concluía con comida, refugio y seguridad.
Página
Hacerla sentir bien era un regalo y era algo que sólo él podía hacer. Y era algo
que ella quería solamente de él.
—Yo... lo deseo.
—Muéstramelo.
—Yo no... —Thanatos apretó las caderas contra ella, haciendo deslizar su eje
ardientemente contra su piel—. No sé mucho sobre esto.
Debió de ser una confesión dolorosa para él, pero eso no le impidió seguir
presionando un dedo dentro de ella y acariciar con movimientos circulares sus
puntos sensibles como un experto.
—Yo tampoco —jadeó ella—, pero te juro que lo estás haciendo bien.
cabeza hacia atrás para poder verla. Sus ojos brillaban en la penumbra, el hambre
en ellos era cruda y desesperada.
Página
—¿Me besas? —Hubo tal vulnerabilidad en su petición que tuvo un efecto tan
poderoso en ella que casi se atragantó.
Como respuesta, levantó la cabeza y le rozó los labios con los suyos. Incluso en
esa incómoda posición, sus bocas se fundieron en un beso ardiente, urgente. Sus
labios se abrieron para el barrido de su lengua contra la suya, y buen Dios, él sabía
tan bien. Al igual que la cerveza y el chocolate amargo, el pecado y la decadencia.
—En lo único que podía pensar era en ti. —Él se movió más rápido, su mano se
deslizó sobre su vientre hinchado hasta su centro, donde encontró su nudo sensible
que se estremeció bajo su toque—. Cuando estaba fuera de mí, lo único que
deseaba era volver a estar aquí contigo. Sólo contigo.
277
Página
Veintidos
E
n lo único que podía pensar era en ti. Cuando estaba fuerade mí, lo único que
deseaba era volver a estar aquí contigo. Sólo contigo.
Thanatos no podía creer que hubiera dicho eso. Cinco mil años le
habían enseñado que los hombres decían y hacían el más jodido ridículo cuando se
encontraban en el interior de una mujer, pero Than siempre había creído que él
sería diferente. Si alguna vez conseguía tener relaciones sexuales, al menos.
Aun así, con cada lenta embestida, no podía negar que todo se sentía tan bien.
Había sido educado para adorar la naturaleza, para comprender que todo sucedía
por un motivo y si algo se siente bien, había que dejarse llevar por la corriente. El
día en que fue maldecido para ser un Jinete, su vida humana fue anulada y
remplazada por la ira y la violencia... todo lo que le habían enseñado a evitar.
Sólo que ahora estaba recordando los principios de su juventud —la alegría de
una sonrisa o de una comida con alguien que no fuera su hermano o hermana, la
paz de compartir un momento de quietud frente a una hoguera, la energía
crepitante tras una burlona sonrisa, el amor mutuo de algo tan simple como la
mantequilla en un sándwich.
Eso era la vida. Esas eran las cosas que hacían feliz a la gente de estar vivo.
Todo estaba regresando a él y fue este momento, con esta mujer, que lo hizo
posible...
278
Además, él no creía que la postura del misionero20 pudiera ser cómoda —ni
siquiera posible— en su estado, y aunque le encantaría tenerla sobre sus manos y
rodillas con el tiempo, esto era lo que necesitaba ahora.
Sus dulces palabras lo tranquilizaron. Ella tenía motivos para odiar lo que
había conocido de él, y sin embargo, estaba pidiéndole que aceptara lo que había
Página
20
*La postura del misionero, postura sexual, el hombre sobre la mujer.
mantenido en secreto durante tanto tiempo. No podía morderla —jamás correría
ese riesgo, sobre todo cuando no podía permitirse el lujo de perder la sangre que
estaba alimentando al bebé. Pero bajó la cabeza para lamer la delicada vena bajo su
mandíbula, saboreándola antes de presionar la punta de sus colmillos en su piel.
Impresionante.
—Esto es... —Él apoyó su frente contra su sedoso cabello con el corazón
acelerado de tanto esfuerzo y una pizca de vergüenza.
Silenciosamente estirada hacia atrás, Regan jugaba con una de sus trenzas.
—¿Esto es siempre así? —¿Y se suponía que debía permanecer dentro de ella
de esta manera? ¿O se suponía que debía a salir? Dios, odiaba esto. Él era tan
280
antiguo como la rueda, como Reseph solía decir, y no sabía absolutamente nada
acerca de qué hacer con una mujer.
Página
Regan se puso tensa, un sutil endurecimiento de sus músculos, una mera
brusca inhalación, pero que estaba allí.
—No lo sé.
—Yo asumí…
—Que yo era una puta. —Ella dejó caer la mano y cambió de posición, y su
polla se deslizó de su calor.
Bueno, mierda. Él en cierto modo la había llamado así, ¿no? Te ofreciste para
jugar a puta. ¿A cuántos hombres has follado por tu trabajo? Pero desde el momento en
que Regan estuvo allí con él, vio a una mujer que lamentaba lo que había hecho,
que cuidaba la vida que crecía dentro de ella, que estaba dispuesta a morir para
salvar esa vida. Sin duda, ella seguía siendo el rudo Guardián que conoció nueve
meses atrás, pero había visto la emotiva, sensible y vulnerable humana bajo su
caparazón de asesina de demonios.
—No creo que seas una puta —dijo en voz baja—. Y... —Esto iba a doler—. Lo
siento por dar a entender que lo eras. —Sí, vaya. Él y las disculpas no se llevaban
bien—. Asumí que tenías algo de experiencia. ¿Estaba equivocado?
—Tú eres sólo mi segundo. Mi primero... no salió bien. Sólo lo hice una vez.
—Mi poder. Cuando… me excito... pierdo su control. Por eso se liberó esa
noche contigo.
Página
Él frunció el ceño.
—Entonces, ¿por qué no me ataca ahora? —Cuando ella no respondió, él trazó
sus dedos sobre la suave pendiente de su hombro.
—¿Regan?
—Se ha ido. —Hizo una pausa, como si tuviera dificultades para encontrar las
palabras adecuadas—. Creo que tiene algo que ver con el embarazo. Por favor, no
se lo digas a nadie.
—No, pero fue aterrador. Juré que nunca tendría sexo otra vez. —Se
estremeció, y de inmediato arrastró un manta sobre ella.
—No lo hagas. ¿Recuerdas lo que dije sobre eso? No me hizo daño. —Él bajó
su boca hasta Regan, era un beso con la intención de consolarla, pero en el
momento en que sus labios se encontraron, el calor se avivó. Su hambre por ella lo
consumía todo. Peligroso. Innegable—. Y parece que los dos tenemos mucho que
ponernos al día.
282
Página
Veintitres
D
ios, el sexo con Thanatos era bueno. Incluso cuando él no estaba en su
interior, con solo su tacto y su voz la hacían arder.
La última vez que habían estado en esta posición, él estaba inmovilizado, y ella
había estado... tomándolo.
—Olvídalo, Regan. —Él deslizó su mano desde sus costillas hasta sus senos, y
a pesar de sus dudas, se arqueó con su caricia—. Yo lo quería. Los dos lo
queríamos.
Las lágrimas escocían en sus ojos. Santo Dios, era increíble. Mareada por el
deseo y alguna otra emoción que no podía —o no quería— ponerle nombre,
283
Ni siquiera la Égida.
Página
Ligeramente, su mano y su mirada vagaron por su cuerpo, con relajantes
movimientos que le parecían extrañamente a caricias, como si estuviera mostrando
su afecto a Styx. Sin embargo el único lugar que no estaba tocando, era su vientre.
Sonriendo, ella le cogió la mano y la puso justo por encima de su ombligo. Fue
divertido —entrañable, en realidad— su forma de ser indecisa e insegura sobre
cómo tocar a una mujer embarazada.
—Lo dije porque el sexo vuelve a un hombre estúpido. —Él cogió su mano
entre las suyas y se la llevó a los labios. A ella le gustaba cuando él hacía eso, lo
cual era bueno, porque él lo hacía mucho—. Y porque es verdad. Por lo general,
cuando estoy atrapado en un fango de odio y de necesidad de matar, ningún otro
pensamiento puede abrirse paso. Pero desde que tú estás aquí, ha habido una
fiebre sexual corriendo a través de mí que empeora cuando estoy enfadado, o
como hoy, cuando me veo obligado a una escena de muerte. Sentí como si pudiera
quemar la violenta energía con el sexo en lugar de con la sangre. Eso nunca me
285
—Sí. Al menos, Ares y Reseph descubrieron que hasta cierto punto, el sexo
puede agotar la energía que de otro modo la usarían para matar.
—Es extraño —dijo—, que para vosotros los hombres, el sexo pueda evitar que
sucedan cosas malas, pero es todo lo contrario para mí. —Ella se mordió el labio
inferior—. Bueno, hasta ahora.
—¿Por qué no quieres que la Égida se enteré que has perdido tu habilidad?
¿Y si perdía eso también? Era una buena luchadora, pero también lo era
prácticamente todo el mundo en la Égida. Probablemente sabía más que nadie
sobre vampiros, pero no costaría mucho que otro Guardián se pusiera al día
rápidamente, y si ella no podía compartir lo que sabía acerca de los Caminantes
Diurnos, no tenía mucha ventaja sobre cualquier otro.
—¿Cómo qué?
—Mi madre dio a luz y me dejó en la puerta del Cuartel General de la Égida
antes de efecturar una muerte-por-demonio.
Thanatos maldijo.
—¿Están muertos?
—No.
—Está bien. Apenas los recuerdo. La siguiente pareja me mantuvo hasta que
287
—Hasta que cumplí los trece años. —Su estómago se revolvió un poco, porque
realmente odiaba volver a visitar esa parte de su pasado. Tabitha y Shawn estaban
destinados en Sioux Falls, Dakota del Sur, y fueron buenos... al menos,
superficialmente. El trauma de haber perdido a Jean y Kevin finalmente se había
desvanecido, Regan había llegado a aceptar a Tabitha y Shawn, pensando que
había encontrado una familia en ellos—. Entonces mi madre adoptiva quedó
embarazada, y no me quisieron cerca de su hijo.
—Putas excusas.
Ella pasó los dedos sobre el diminuto pie presionando contra su ombligo.
288
—No puedo culparlos. Haría cualquier cosa para proteger al pequeño pony. —
Página
—¿Cómo lo sabes?
—Porque arreglas todo lo que tocas, así que incliné todos los cuadros para ver
cuánto tiempo te llevaba enderezarlos de nuevo.
El hombre tenía el más extraño sentido del humor, tan peculiar, juguetón y
tranquilo, pero a ella le gustaba. Sobre todo porque tenía el presentimiento de que
él reservaba su alegría para aquellos que estaban dentro de su pequeño circulo
íntimo.
—No puedo esperar a ver lo que haces con mi cajón de juguetes sexuales.
—No, pero creo que voy a montar uno solo para verte temblar cuando veas
289
como pongo todo patas arriba. —Él se puso serio, trazando un dedo a lo largo de
su mandíbula—. ¿Así que el TOC comenzó con esta nueva familia en Londres?
Página
Ella asintió.
—No fue creciendo gradualmente... sólo, de repente me convertí en una loca
que limpiaba todo. Todo tenía que estar organizado, ordenado y perfectamente
separado. No podía empezar nada ni ir a ninguna parte si mi reloj no estaba
adelantado cinco minutos. Cosas raras como esas. Fue frustrante para todos
nosotros. Y entonces, tan sólo un año después de estar con ellos, mi habilidad de
succión de almas mató a un hombre.
—¿Qué pasó?
—No fue culpa tuya —dijo Than en voz baja—. No podías saberlo.
—Lo sabía. La Égida había identificado mi habilidad cuando tenía once años y
yo había estado entrenando para controlarla. Pensé que la tenía bajo control, pero
estaba equivocada.
—La Égida estaba equivocada. No tú. Sólo tenías catorce años. No podías saber
nada mejor que ellos.
—Eso es lo que mis padres adoptivos, dijeron. Y puede ser que incluso lo
creyeran. Pero empezaron a pelear mucho después de eso. —El bebé pateó y se
movió para darle al pequeñín más espacio—. Los escuchaba en su dormitorio
discutiendo sobre mí. Se divorciaron justo antes de mi decimosexto cumpleaños.
290
Así que ahora había sido responsable de dos divorcios. Su TOC se había
descarrilado entonces, y se había convertido en una bulímica. Ella necesitó control
Página
Joven, pero a los veintidós años, tenía más experiencia en su cinturón que la
mayoría de los Guardianes Ancianos, ya que había sido literalmente criada para
luchar contra los demonios. Sus primeros libros no trataban de Dick y Jane. No, sus
padres adoptivos le leían historias directamente de la Égida combatiendo y de
recopilación de especies.
—Y ahora estás al frente de una organización que hace que la mayoría de los
demonios tiemblen en sus botas.
Él se rió entre dientes con un sonido ronco y ella decidió que él necesitaba
hacerlo más a menudo. Su risa le llegó, atrayendo emociones felices que había
tenido miedo de sentir desde hacía mucho tiempo.
—¿Regan?
—¿Hmm?
bien.
—Lo digo en serio.
—Yo también.
Ella suspiró.
—Tú me dijiste a que habías venido, y no era para hacerme daño. —Sostuvo su
mirada, que brillaba con reflejos dorados de veinticuatro quilates, a la luz del
fuego—. Y sabía, sin ninguna duda, que no le harías daño a tu hijo.
Su expresión se ensombreció.
—Los Empalados.
Vale, si bien era un alivio saber que Thanatos no había empalado a nadie esa
noche, todavía tenía esa escena horrible del pasado en su cabeza.
292
—Entonces, ¿De qué estaba hablando Gethel cuando dijo que habías ido
demasiado lejos?
—Entré en una furia asesina y masacré a los soldados a los que Vlad había
ordenado empalar a los aldeanos. Una gran cantidad de inocentes se vieron
envueltos en ella.
—Sí, pero él lucha... él no tiene por qué matar. Yo necesito matar. Todos hemos
aprendido a tener cierta medida de control con el paso de los siglos, y aunque me
siento atraído a la muerte, por lo general puedo controlarme. Pero cuando estoy
enfadado o herido, así... a veces las cosas se me pueden ir de las manos.
Qué bien entendía Regan cómo las cosas podían salirse de las manos y tener
293
consecuencias terribles. Las muertes y el dolor que ella había causado debido a su
habilidad le pesaban como una ancla, dejándola incapaz de acercarse a cualquiera
Página
—Sí. Incluso aunque algunos de los soldados eran ter'taceo. Y Vlad mismo era
medio demonio. Ares y yo finalmente lo matamos en un campo de batalla.
—¿Tú lo mataste?
—Relámpagos.
Dios, ni siquiera podía imaginar lo horrible que debió haber sido para él.
294
Regan nunca había sido mimosa, pero sentía la necesidad de abrazarlo, como si
con ello pudiera borrar el dolor.
Página
Quería hacer más preguntas, pero sus ojos se sentían como si hubieran estado
expuestos en chorros de arena y no pudo sofocar un bostezo. Thanatos sonrió, una
sonrisa maravillosa, que la hubiera tenido invitándolo a volver a la cama si no
estuviera en estado al borde del coma.
Sí, él realmente tenía un extraño sentido del humor. Sobre todo porque no
tenía ninguna duda de que lo decía realmente en serio.
295
Página
Veinticuatro
T
hanatos salió fuera de la habitación y a pesar de que el mundo se
dirigía rumbo al infierno, él realmente se sentía… bien. Él y Regan
habían sanado algunas heridas, y tal vez, solo tal vez, habían asentado
los cimientos para una especie de relación una vez que el bebé naciera.
Tocó sus labios con un dedo mientras avanzaba por el pasillo, todavía
sintiendo el cosquilleo de su beso. Era malditamente hermosa. Se sentía atraído por
ella antes, cuando tenía un esbelto y fuerte cuerpo y su tonificada estructura
muscular marcada por cicatrices de batalla que ella llevaba como insignias de
honor. Pero el embarazo le había añadido otra dimensión a su belleza, y mientras
que antes, lo único que quería era sacarla de la casa, ahora quería retenerla solo
para él.
—¿Va todo bien? —La voz de Ares llegó desde el final del pasillo—. Limos
tiene un jodido dolor de cabeza y Arik quiere meter una M-80 en tu culo.
—Pervertido —dijo Than—. Pero soy nuevo en cuanto al sexo, no estoy listo
para lo duro aun.
—¿Qué pasó después de que Limos se marchara? Dijo que te volviste loco.
296
¿Y cuando ella se marchara? ¿Qué, haría entonces? ¿Qué le pasaría a su hijo cuando
estuviera en una espiral de muerte?
En este punto, Than tenía dos opciones: enviar a Ares a la mierda o confiar en
él. Ellos siempre habían estado muy unidos, pero con el que Than se había abierto
más a menudo era Reseph. La forma de ser despreocupada y divertida de Reseph
le había facilitado hablar, mientras que Ares siempre había sido más serio y tenía
tendencia a extender un plan de batalla para resolver todo lo que fuera que
llevaras ante él.
—¿Y?
—¿Qué es lo que quieres de Regan? ¿Estás planeando echarla una vez que el
bebé haya nacido? ¿Quieres que se quede? ¿Quieres tomarla como tu pareja? ¿O
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solamente quieres sexo? —Ares bajó su voz hasta un profundo y tenebroso arrastre
de palabras—. ¿O estas planeando venganza? ¿Tal vez para matarla?
Página
—¿Y si lo hace?
—Hemos hecho algunos avances en ese frente. Hace unos meses, Limos y yo
contactamos con todos los que nos debían un favor. Lo que significa que tuvimos a
cientos de cabrones haciendo el trabajo de espías en el Sheoul, y tengo algunas
pistas sólidas sobre los lugares que frecuenta habitualmente.
Thanatos asintió.
Página
—Peste es una puta del drama. No querrá matar a mi hijo en cualquier lugar.
Está preparando algo grande.
—Tiene sentido —Ares estuvo de acuerdo—. ¿Qué hay de los vampiros? ¿Algo
nuevo en eso? Maté a ese jodido Medras por ti. Y a algunos otros antes de que
escaparan. Incluso la Égida mató algunos.
—Jooooder —inspiró Ares—. Jodido infierno. —Él pasó sus manos por su
cabello y se paseó—. Esto está jodido, Than. Un jodido plan. —Ares lanzó dos
jodidos más hasta incluso un pack de seis antes de finalmente girarse de nuevo
hacia Than—. ¿Cómo vamos a acceder a su reino? Ni siquiera sabemos donde está.
—Idess nos puede llevar allí. Tuve la idea hace unos minutos, cuando estaba
con Regan.
Ares asintió.
299
—Bien pensado. Pero mierda… No puedo creer que haya llegado a esto.
Página
Tampoco Than lo podía creer. Si no acababan con Peste al primer llanto del
bebé, la Tierra estaría más que perdida de todos modos. El hijo de Than sería
perseguido durante las veinticuatro horas, siete días a la semana, día y noche para
siempre. Nunca conocería un momento de paz, y crecería en un mundo arrasado
por una guerra demoniaca.
Por lo tanto sí, todo se había reducido a esto. Detener a Peste y a su demoniaco
Apocalipsis durante el primer llanto del bebé… o marcar el inicio en el Libro de las
Revelaciones con su viejo y querido padre.
Kynan miró fijamente hacia Lance mientras dejaba caer la caja de armas que
arrastraba desde el Cuertel General en Alemania hacia el nuevo Cuartel General en
Escocia.
—Envía estas y dos cajas más a Edimburgo. La célula del sur apenas fue
atacada por los demonios y necesitan todas las armas que puedan conseguir. Y
Regan se quedará donde está.
—No tanto como para perderlo de vista. Y está cabreado como el demonio. —
Ky ayudó a la Guardiana a levantar la caja y la miró mientras se marchaba—. Pero
sé que él quiere mantener a salvo a Regan y al bebé.
300
El cabrón había eliminado células por todo el mundo, y lo único positivo que
Ky podía pensar sobre esto, era que al menos estaba luchando contra gente que
podía defenderse y no con la población civil. Ky, antes de detenerse en Alemania,
se unió a una batalla con una célula en Quebec, y clavaron a los malditos demonios
a la pared.
Literalmente.
La batalla había sido sangrienta, feroz y una de las pocas victorias que la Égida
había visto últimamente. Se habían producido muy pocas.
—¿Qué? —Ky cruzó los brazos en su pecho ignorando el pinchazo del arnés de
sus armas clavándose en sus bíceps—. Se suponía que no los meterías en un avión
hasta que yo recibiera al Regente de Groenlandia por el Portal de Despalzamiento.
—Ky no podía transferir una célula completa de esa manera, no cuando tenía que
noquearlos para hacerlo, pero él había querido entregar el qeres y tener a su líder
establecido en la fortaleza de Than antes de que llegara la célula.
—En primer lugar, yo y mis amigos demonios somos la única razón por la que
tenemos un mundo que defender, ¿O ya olvidaste lo que sucedió en Israel? ¿O en
la batalla con Peste el año pasado? Así que ten mucho cuidado con lo que vas a
decir. Es de mi familia de la que estás hablando.
—Eres tan arrogante, Morgan. Desde que intimidaste a tu manera al Sigil con
tu encanto especial y tu compinche ángel crees que todos debemos seguir tu
ejemplo. No hay lugar para la discusión. Es a la manera de Kynan o nada. —Lance
escupió en el suelo, como si hablarle a Kynan le dejara un mal sabor en la boca—.
¿Se te ha ocurrido que no siempre puedes estar en lo cierto? ¿Qué podrías estar
equivocado acerca de Thanatos? ¿Acerca de su profecía? ¿Sobre el bebé?
—Si tenías dudas, deberías de haberlo dicho antes —le contestó Ky.
La voz de Kynan hacía mucho tiempo que había sido dañada por un demonio
que casí le había arrancado la garganta, y ahora empeoró aún más, como la grava
mezclada con fragmentos de vidrio.
—Ahora vas a decirme que soy el responsable del ataque contra nuestro
Cuartel General.
Antes de que Kynan pudiera detenerse, cerró su puño alrededor del cuello de
Lance, dispuesto a poner al bastardo en su lugar. Juan saltó, interponiendo su
brazo entre Ky y Lance para separarlos.
302
—Sí —gruñó Ky—. Está bien. ¿Dónde están los qeres? Me encargaré de
Página
Peste atacó el Hospital General del Inframundo. Muchas muertes. Ky, secuestró a
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Idess...
Veinticinco
T
hanatos dejó a Ares en la fortaleza para que actuara como un par de
ojos extra sobre Regan. Ya era hora de que Than se ocupara de los
vampiros que había dejado que se pusieran nerviosos mientras él
manejaba otra mierda Apocalíptica.
Si había una cosa que los Caminantes Diurnos odiaban, era tener que
mantenerse en la oscuridad.
Literal y figuradamente.
Than se permitió una siniestra sonrisa mientras avanzaba por el patio lateral,
donde los Caminantes Diurnos lo observaban por entre las barras de las persianas
de las dependencias que utilizaban para el almacenamiento, talleres de trabajo y
cuartos de los vampiros. Un Sabueso del Infierno custodiaba la entrada a la
fortaleza para evitar que las sanguijuelas entraran o salieran de sus cuartos sin
permiso de Than.
—Iré directo al grano —dijo—. ¿Qué es lo que sabéis del complot contra mí?
—Señor —dijo Roland, dando un paso hacia adelante—, estamos aquí porque
queremos estarlo. Incluso si usted no nos hubiera confinado a las habitaciones, lo
hubiéramos hecho nosotros mismos hasta que todo terminara. No queremos que
tenga razón alguna para sospechar de nosotros si algo más ocurre.
Peter asintió.
—He tenido una reunión muy interesante con vuestros hermanos en Francia —
dijo Than, deteniendo a todos ellos en seco—. ¿Quién sabe de lo que estoy
hablando? ¿Nadie? Eso es lo que pensaba. Así que este es el trato. No tengo tiempo
para torturaros a todos, pero para lo que sí tengo tiempo es para que todos tengaís
un nuevo tatuaje. Sorprendente, ¿Cierto? ¿A quién no le gusta la tinta nueva?
—Así es, pero este será diferente. ¿Recuerdas a Orelia, el demonio Silas que te
hizo el primero? Bueno, ella os hará uno que interpretará directamente desde
vuestros pensamientos. —Thanatos sonrió, dejando sus colmillos expuestos—. Así
que si no me habéis traicionado, no tendreís nada que temer. Si lo habéis hecho...
digamos que es posible que deseís comenzar a mearos en los pantalones ahora.
Casi.
306
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Regan despertó sola. Bueno, sola, excepto por el Sabueso del Infierno tamaño
vaca gigante que yacía cerca de la puerta.
Se bañó y se vistió con uno de los nuevos conjuntos que Limos había
comprado para ella, silenciosamente agradeciendo a la Jinete por no tener un gusto
terrible. Limos podía vestirse en forma femenina, con cosas brillantes, pero había
escogido algo mucho menos llamativo para Regan. El conjunto estilo traje de
pantalones de maternidad negros y la parte superior de oliva y negro era cómodo
y práctico y las sandalias de cuero negro añadían un toque femenino sin ser
demasiado delicado.
Con un Sabueso del Infierno en sus talones, Regan se dirigió a la sala principal,
pero fue recibida solo por el silencio.
Su estómago gruñó.
Ella levantó una de las cubiertas de un plato y echó una tira de tocino al
Sabueso del Infierno antes de coger otro para ella. Y vaya, ¿realmente estaba ella
alimentando a los perros demoníacos ahora? Este bebé la estaba volviendo blanda
y estúpida. Dios, esperaba que eso desapareciera una vez que naciera.
Yo haría lo que fuera necesario para asegurarme de que estar conmigo es lo mejor.
Regan quería ser lo que fuera mejor. Pero ¿podría hacer que eso sucediera?
—No estás comiendo —murmuró Than, sin levantar la vista de lo que estaba
haciendo. El pelo le caía por la cara, protegiendo su expresión, pero sus brazos
desnudos estaban flexionados mientras usaba delgadas herramientas de metal
308
—Lo llevé a Orelia, mi artista del tatuaje. No encontró ningún engaño en sus
acciones. Pero no te sugiero que uses tu don en su tatuaje. Al parecer, no siempre
fue un buen tipo—. Than la miró, una trenza estaba enganchada en su hombro, y
ella tuvo el deseo de extender la mano y hacerla girar entre sus dedos—. Viktor se
encargará del resto uno por uno. Después, ¿Tendrás algún problema con tu don
para leer los tatuajes? Estaba con Viktor cuando le hicieron el suyo, así que Orelia
pudo decírmelo, pero no tengo tiempo para sentarme con todos.
—Por supuesto —dijo—, será agradable ser útil. —Tomó un bocado de tocino
y estiró el cuello para tener una mejor visión de lo que Than estaba haciendo—.
¿Haces esto a menudo?
—Es hermoso. ¿Qué es… —Cerró la boca de golpe, finalmente viendo en lo que
estaba trabajando.
—¿Qué te parece? —Su voz era suave terciopelo mientras pasaba su mano
309
cariñosamente sobre las lisas líneas de madera de los ejes del balancín y luego a
través de la obra de arte labrado con precisión en el cuero que estaba estirado sobre
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el marco.
Regan no podía hablar. En el silencio solo interumpido por los jadeos del
Sabueso del Infierno, su mirada se desvió a los diseños —animales, todo ello en un
fluido estilo celta.
Finalmente encontró su voz, pero ¿qué podía decir? ¿Podría él tener todavía la
esperanza de criar al niño, incluso después de que sus propios sirvientes habían
intentado matar al bebé? ¿A pesar de que todos los seres malignos del planeta
estarían abriendo fuego para matar al bebé con el fin de iniciar el Apocalipsis?
Ahora lo entendía... lo entendía muy bien, por qué él quería quedarse con el
bebé. Pero hasta que la amenaza de Peste no desapareciera, ninguno de ellos
podría criar a ese niño.
Él parecía saber lo que ella estaba pensando, y muy suavemente, la agarró por
los hombros y la volvió hacia él.
—Conozco tus planes para nuestro hijo. Sabes que los odio. Pero hemos
luchado demasiado, así que el tiempo que tenemos hasta que nazca, vamos a hacer
que esto funcione.
—Eso suena muy razonable —ella le dedicó una pequeña sonrisa—. Nada que
ver con el hombre que irrumpió en el Cuartel General de la Égida y me secuestró.
—Estamos más allá de eso. Tú eres la que dijo que no debemos tomar el
camino más fácil para escapar. Hablar de las cosas.
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dicho que lo necesitaban. Al igual que las personas normales. Sí, porque un guerrero
de la Égida con poderes demoníacos y el cuarto Jinete del Apocalipsis eran perfectamente
normales.
—Está bien —dijo ella, preparándose—. Dado que tenemos que hablar, quiero
que sepas que si las cosas van bien con Peste... ya sabes, si lo detenemos... —Contó
tres trozos de tocino y se los dio al Sabueso. Than esperó pacientemente, lo que era
extraño—. De cualquier forma, estaba pensando que tal vez podríamos arreglar
algo con el bebé.
Tragando saliva, Than cerró los ojos. Cuando los abrió, era como si una
pequeña y nueva luz brillara en ellos.
Por alguna razón, ahora que los Guardianes estaban en camino, ya no estaba
segura de quererlos. La tensión entre ella y Thanatos había desaparecido
prácticamente, y en este punto, la Égida podría desestabilizarlo todo. Además, una
parte secreta lo quería para ella sola.
—¿Thanatos?
—¿Sí?
—Creo que, incluso con todo lo que has hecho y pasado en tu vida, si hay un
tatuaje que necesites, será ese.
—¿Te molesta?
—No —se sonrojó un poco—. Tenías razón cuando dijiste que no debía
juzgarte a ti, ni la forma en que haces frente a las cosas.
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Él levantó la mano y apartó el pelo de su mejilla, dejando que su mano se
quedara un momento en ella, su corazón tartamudeó. Su suave toque la hizo
dolorosamente consciente de su capacidad de ternura, y con cada roce de sus
dedos, ansiaba más.
—No exactamente, pero es lo que querías decir. Y tenías razón. —Se frotó
contra su mano como un gato necesitado—. Tengo un montón de experiencia
luchando contra los demonios, pero cero experiencias en la vida normal. Y no
tengo espacio para juzgar en ningún caso. Me enfrento reorganizando los
calcetines en el cajón y haciendo ejercicios de conteo.
—Enséñame.
—No es nada especial. Solo elige un número que te gusta. Yo tiendo a hacer las
cosas de a tres. —Ella cogió su mano y la puso sobre el escritorio—. Ahora
tamborilea tus dedos y cuenta.
—¿Tamborilear?
—Tamborilear.
Él arqueó una ceja, pero sus largos dedos se movieron debajo de los de ella. Se
le ocurrió que tan antiguo como era, deberían ser más asperos, más collosos. Pero
su piel era tersa y suave, con las manos bien formadas y muy... hábiles.
313
—Mira —dijo ella con voz ronca—. ¿No te sientes más tranquilo?
Cada vez más y más de esos momentos crecían cómodamente entre ellos, y a
Regan le gustaban. Hubo demasiada fealdad entre ellos y el mundo. Lo que la
aterrorizaba era que no tenía ninguna duda de que algo más feo se avecinaba.
314
Página
Veintiseis
R
egan había venido. Gracias a dios. Oh, ella todavía seguía pensando en
renunciar a su hijo si no detenían a Peste, pero por ahora él sabía que
no era porque ella no quisiera al bebé. Había visto evidencias de que
ella amaba al pequeño muchas veces, pero ahora estaba menos segura de que
entregarle su hijo a Gem y Ky era lo correcto.
Bien, porque Thanatos no iba a dejar que eso sucediera. Regan podría no creer
que él fuera capaz de mantener a su hijo a salvo de Peste y de sus fuerzas, pero una
vez que Than consiguiera aclarar la situación con los vampiros, pondría guardias.
Le pediría a Cara una jauría de Sabuesos del Infierno. Contrataría una docena de
refugios de asesinos. Diablos, construiría una maldita fortaleza si tenía que hacerlo.
Su corazón dio un vuelco, una agitación algo loca ante la idea de que
realmente podría obtener más de lo que jamás hubiera esperado en la vida.
Una familia.
Bueno, joder. Esto era un poco embarazoso. Pero principalmente porque ahora
él deseaba arrojar a Regan sobre el escritorio y realizar la escena de verdad.
—A veces los participantes están de acuerdo —dijo él, y después puso los ojos
en blanco cuando ella resopló indignada—. ¿Qué? Eso es la mitad de lo que excita
a los vampiros. La caza y captura de la víctima. Obviamente, las hembras en este
caso están dispuestas. Lo están pasando bien. —Señaló hacia la pantalla con una
mano y casualmente ajustó su erección con la otra—. Ves, ella está teniendo un
orgasmo.
Regan se volvió del color de un excitado demonio Sora. Y si su aroma era una
pista, la parte cachonda iba según lo previsto.
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fondo a una mujer gimiendo y chillando, «oh, sí, sí, ¡sí!». Y si Regan no estuviera
tan jadeante. Aunque Regan no hacía esos mismos sonidos en la cama. Sus
gemidos eran un poco más profundos, con un borde ronco y entrecortado.
Ella se puso en pie y se reunió con él a mitad del cuarto, extendiendo sus
manos en su pecho y levantando su boca hacia la suya.
Deslizando los dedos por la cicatriz de media luna en su garganta, salió a la luz
del día mientras desaparecía la armadura.
—Alto —Los cuatro individuos que venían en cabeza se congelaron, y los otros
hicieron lo mismo—. Identificaos vosotros y vuestro propósito.
Genial. Bien. Pero ¿por qué diablos estaban todos aquí? Se hubiera esperado a
Kynan y tal vez, a Decker. Aunque hubiera sido sabio por parte de Decker no
aparecer otra vez. Nunca.
¿Cómo coño había sabido esta gente donde se encontraba su fortaleza? ¿Cómo
podían verla? Tenía magia en el lugar que mantenía su hogar invisible para la
mayoría de los ojos humanos y demonios. Una vez que alguien había sido
escoltado a través del campo mágico, podían ver la fortaleza, pero gente nueva…
no.
Supuso que Kynan les había dado las coordenadas, pero eso no explicaba
como eran capaces de ver realmente los edificios.
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Los Sabuesos gruñeron con una rabieta de mal humor, pero se marcharon
aullando su disgusto. Los Guardianes, mientras tanto, parecía como si necesitaran
un cambio de ropa interior. Divertido.
Lance sonrió, y Than instantáneamente sintió odio hacia él. Había algo…
furtivo en ese.
El protector en él, el hombre que daría su vida por su pareja e hijo, dejó salir un
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gruñido herido ante la idea de que Regan necesitara a estos otros hombres para
algo, pero el lado más civilizado de él lo entendía. Casi.
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—No para ti. —Thanatos se encontró con los ojos de cada uno de los cuatro
Ancianos—. Pero mataré a cualquiera que me joda con lo que es mío.
Debió haber expresado sus pensamientos en voz alta, porque Regan se volvió
hacia él, colocó la palma de su mano en su pecho y buscó su rostro. Tan.
Jodidamente. Sexy.
—Modales, jinete. Es lo que nos separa de… bueno, de gente como Lance. —
Ella le lanzó una mirada al Anciano antes de volverse hacia Thanatos—. ¿Podrías
darnos un minuto?
Sabía que ella necesitaba discutir asuntos con la Égida, y entendía que había
cosas que no debía saber —si su Sello se rompía, podía usar su conocimiento
contra ellos. Así que sí, lo entendía.
formas, tenía que comunicarse con Ares y Limos. Bajó la voz y acercó sus labios al
oído de ella, su sangre todavía se agitaba tan violentamente cuando sus colmillos
rozaron su lóbulo—. Después de eso, necesito…
Las manos de ella golpearon su pecho, con fuerza no violenta, pero sensual.
Ella lo sabía, ¿no? Qué mujer tan increíble. Un ronroneo estremecedor sacudió
su pecho incluso mientras fruncía el ceño a los Guardianes intrusos. Sip, se había
metido a si mismo en un frenesí que de alguna forma Regan entendía.
—¿En qué estabais pensando, apareciendo aquí sin Kynan? Debería ser él
quien tratara con los Jinetes.
ser buena.
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—Salta dentro.
—¿Por qué?
Los disparos resonaron y Thanatos cayó al suelo, un dardo con punta carmesí
sobresalía de la parte trasera de su cuello. Los vampiros irrumpieron en el patio
lateral, pero los Guardianes estaban preparados y mientras interceptaban al
personal de Than, Regan gritaba. Trató de llegar a la puerta, pero Lance, Juan, y
Takumi la bloquearon.
—¿En qué diablos estáis pensando? —gritó ella, agarrándose a una barra para
estabilizarse—. ¡Llevadme de vuelta!
Muévete. Piensa. El helicóptero estaba volando, así que ahora mismo, no tenía
más opción que seguir con su plan. No le gustaba, pero hasta que supiera
exactamente que estaba sucediendo, tenía que permanecer calmada. Lo que no era
fácil, ya que quería arrojar a cada uno de ellos del helicóptero por herir a Thanatos.
—Cómo te atreves. —Su voz tembló con emoción—. Cómo te atreves a decir de
algún modo que he sido desleal. He hecho todo lo que la Égida me ha pedido, que
incluía encamar y traicionar a un hombre que podía haberme matado con su dedo
meñique. Así que no te atrevas a hablarme como si te hubiera ofendido.
dirigió a Lance una mirada de disgusto. —Lo que Lance está tratando de decir —
bastante mal— es que lo que está sucediendo hoy no será fácil, pero tienes que
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confiar en nosotros más que nunca y tendrás que ser fuerte. Tenemos que
permanecer unidos.
El helicóptero dio una sacudida y miró fuera de la ventana para ver que habían
aterrizado en un barco enorme. Mientras la puerta se abría, ella se giró hacia Omar.
—No lo entiendo.
—Ya lo harás.
Una brisa de agua salada le impregnó la piel mientras era escoltada desde el
gran pájaro pasando un baúl abierto lleno de armas y suministros de la Égida hasta
una puerta en la cubierta. La guiaron a través de un laberinto de pasillos hasta que
llegaron a una puerta de metal lo suficientemente grande para permitir entrar a un
rinoceronte. Entró en lo que parecía un centro médico. Sus compañeros Ancianos
la siguieron dentro y cerraron la puerta. El siniestro sonido metálico vibró a través
de su riego sanguíneo, pero se sintió tonta por su aprensión cuando el tocólogo
que la había estado tratando durante meses entraba por un cuarto contiguo.
—Me siento muy bien —mintió, mientras miraba las jeringas en una de las
bandejas—. Pero creo que es hora de que me digáis porque estoy aquí.
un instinto feroz la alertó y le decía que algo andaba muy, pero que muy mal aquí.
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Lance levantó las manos en un gesto que estaba segura que era para
tranquilizarla pero que falló en una escala épica.
—Necesitamos el niño Regan. Lo necesitamos ahora.
—Solo relájate, Regan. Voy a sedarte y realizaré una cesárea para sacar al bebé.
No podían tocarla. Ella sabía eso y sin embargo, su corazón comenzó a latir,
dolorosamente fuerte.
Tenía que ser el qeres. Esos gilipollas, joder, lo habían derribado a sus pies con
el arma que había prometido utilizar contra Peste.
Hijos de puta.
—Mi señor. —Viktor, con una pierna gravemente herida, intentó ayudar a
Than a sus pies—. Le hemos fallado…
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—No, no lo hicisteis. —Than se puso en pie y movió sus dedos sobre su
garganta. Al instante, su armadura se replegó en su lugar—. Yo bajé la condenada
guardia y confié en la gente incorrecta.
¡Rápido! ¡Tenemos que llegar a la nave! Había gritado alguien cuando Thanatos
descendió, la voz era apenas audible por el estruendo de las hélices del helicóptero,
y joder, eso significaba que no podía usar un Portal de desplazamiento. El agua
afectaba al portal de destino, y un cálculo erróneo podría volcarlo directamente en
el océano... donde no podría salir del portal.
Styx corría como si estuviera siendo perseguido por los Sabuesos del Infierno
que habían dejado atrás, y con cada zancada, la furia de Thanatos aumentaba.
Jadeaba por el creciente deseo de matar, necesitaba mantener el control. Regan le
había enseñado lo que hacía para mantener la calma, y en ese momento, tomó
prestado el truco, chasqueando con el pulgar sobre el pomo de la montura. Uno,
dos, tres. Inspirar. Uno, dos, tres. Inspirar.
Funcionó. Sólo un poco, pero funcionó. Oh, todavía iba a despedazar cuerpos
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de Sigil miembro a miembro, pero había que hacerlo de una manera ordenada y
tranquila.
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Y si ella o el bebé habían sido dañados de alguna forma, la tranquilidad se iría
por la ventana. Si la Égida quería guerra, lo había conseguido.
—Regan —dijo Lance, con tanta tranquilidad que se le pusieron los pelos de
punta—, estabas de acuerdo. Cuando acudimos a ti en un principio, estuviste de
acuerdo…
El vértigo de Regan aumentó, estaba tan mareada que alargó una mano para
sujetarse a si misma en la pared.
—¿Quién te dijo eso? Es una mentira. —No tenía ni idea de si su afirmación era
cierta o no, pero en este momento, diría cualquier cosa para detener este plan
demencial de los suyos.
Lance sonrió.
—Una vez más, se planificó eso. —Él hizo un gesto a uno de los técnicos que
estaban cerca del médico. El técnico abrió un armario y sacó una bandeja llena de
velas, paquetes de polvos, un plato ceremonial, y algunos objetos que Regan no
reconoció. Otro técnico trajo una jaula que contenía un conejo vivo.
del mal. De alguna manera, Peste se había apoderado de ellos, ese hijo de puta.
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—No te acerques —gruñó ella—. Tú has visto lo que puedo hacer. La próxima
persona que intente hacerme daño conseguirá saborear mi don de succión de
almas. —Otro farol, ya que ni siquiera sentía el cosquilleo en su interior.
Manteniendo un ojo en cada uno, alcanzó la puerta que había detrás de ella y
la abrió. Una vez en el pasillo, corrió tan rápido como pudo hacia la cubierta, con la
esperanza de forzar al piloto del helicóptero para salir volando del barco, pero
cuando se lanzó a abrir la puerta, la decepción la envolvió como una manta
empapada.
Qeres.
aquí y gracias a Dios los mares no estaban picados. Esto era factible.
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Torpemente, ella subió a la balsa de lados duros, cogió la caja de control y
accionó el interruptor. En un rechinar de engranajes y una sacudida que la dejó sin
aliento, el bote bajó por el costado de la nave.
Oyó gritos por encima, y cuando la pequeña balsa golpeó en el agua, los gritos
se transformaron en maldiciones.
—¡Joder! Invertid el cabrestante. ¡Tirad de ella hacia arriba! —La voz pastosa
pertenecía a Lance y ella casi se echó a reír al saber que el golpe que le había
metido debía haberle roto algunos dientes.
Con una sola mano, sin soltar el arma, pulsó el botón de encendido del motor y
la pequeña máquina diesel cobró vida.
amenazadores mientras trataba de llegar a sus pies. Ella no podía saber si sus
piernas estaban temblando o el barco se mecía, pero de cualquier manera, apenas
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podía mantenerse en pie hasta que su mano enlazó la suya y la levantó sin
esfuerzo hasta el muelle.
Toda esa gélida cólera se reflejaba en sus ojos con un cristalino brillo de
muerte. Su mirada la recorrió de la cabeza a los pies, comprobando, supuso ella,
que no había sufrido daño alguno. Cuando terminó, convocó un Portal de
desplazamiento y sin mediar palabra, la condujo través de él. Cuando salieron
frente a su fortaleza a las secuelas de la masacre, los acontecimientos del día la
golpearon como un mazazo en las costillas.
planeado.
—Aun así, ¿te fuiste voluntariamente?
—¿Qué? —Se volvió hacia ella, y ella odió la expresión cautelosa en sus ojos.
Habían progresado tanto y esto podría haberlo destruido todo—. ¿Qué has hecho?
—Conseguir alejarme de ti era sólo una parte de ello —dijo en voz baja—. Ellos
querían que diera a luz.
—No. —Su voz era ahora un gruñido gutural—. Ellos querían... planeaban que
naciera nuestro hijo... y matarlo. —Una repentina ráfaga de furia explotó de
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—¡Estoy lejos de poder contar! —gritó él. Miró hacia abajo, con los dientes
apretados, y ella supo que a pesar de lo que él había dicho, estaba intentando
concentrarse. Lo estaba intentando... por ella.
—Necesito entender esto. —Las lágrimas ardían en sus ojos nublando su visión
y se odió por esa debilidad—. Los ancianos que me llevaron... estaban poseídos, o
hechizados. Esa es la única explicación. Por favor, necesito entender.
336
Página
Veintiocho
L
a muerte y la locura vibraban dentro de Thanatos, sacudiéndolo como
si fuera el epicentro de un terremoto. Todo a su alrededor, sus
vampiros estaban muertos, los Guardianes estaban muertos; y encima
de todo eso, la furia profundamente arraigada por el secuestro de Regan era un
veneno punzante que hacia que se intensificara la vibración.
Iba a matar a cada jodido Guardián de la Égida en el planeta. Iban a pagar por
lo que habían hecho. En su brazo, Styx estaba pateando, luchando por salir y
empezar una batalla.
—Thanatos, detente.
Matar.
—¡Thanatos!
Matar.
Regan.
—Sí.
No estaba tan perdido en la furia y lujuria como para no saber que ella estaba
dejando a un lado su propio dolor y enfado por lo que sus colegas habían hecho,
con el fin de mantenerlo calmado.
—No es justo para ti. —Siseó mientras ella lo agarraba y apretaba con la
cantidad justa de presión sensual.
Sus ojos estaban acuosos, sus largas pestañas brillaban con las gotitas de
lágrimas.
—Si. —Lo cual le dio a entender que le gustaba, y cuando él inhaló, el fuerte
olor de su excitación se lo confirmó.
Su piel tenía el sabor de la brisa salada del océano y de la batalla, y gruñó ante
el recuerdo de lo que ella había pasado.
—Um... Thanatos...
—Pero…
—Tengo que verte. Probarte. —Y debido a lo bajo que ella llevaba a su hijo,
necesitaba estar en un ligero ángulo para tener un mejor acceso a lo que él quería.
339
Casi se corrió ante la vista de su carne femenina, brillante y lista para él. La
anticipación cantaba a través de él mientras se apoyaba y lamía el pliegue de su
muslo. Ella dejó de respirar, y cuando él arrastró su lengua a lo largo del pliegue
en la otra pierna, ella aspiró buscando aire.
Suavemente, utilizó sus dedos para separar su dulce carne, y luego colocó su
boca sobre su centro. Comenzó tímidamente, explorando, usando su lengua para
probar y saborear lo que la hacía retorcerse y jadear más. A medida que la
necesidad de Than se disparaba, se volvía más seguro, sus labios más urgentes y
desesperados.
Ella sabía como el sol y el mar combinados, y decidió que quería hacer esto tan
a menudo como ella lo dejara. Y por la forma en que se estaba arqueando contra su
boca, pensó que lo dejaría hacérselo tanto como él quisiera.
Y le gustaba.
340
Ella se corrió con un grito, sacudiéndose con fuerza. Su polla presionó y sí, se
encargaría de eso en un segundo.
acercó al borde con un grito, su caliente semilla se vertió en ella, la dulce agonía
del orgasmo le hizo ver las estrellas. Se corrió más duro de lo que nunca lo había
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Echando la cabeza hacia atrás, Thanatos rugió en puro éxtasis. Esto era lo que
había esperado toda su vida, y no se trataba sobre el sexo.
Una familia... oh, mierda. El pánico se apoderó de él casi tan rápido como el
orgasmo que había tenido.
—No podemos hacer esto de nuevo —dijo con voz áspera—. No hasta que el
bebé haya nacido.
—¿Por qué?
—Shade dijo algo sobre que las relaciones sexuales inducían al parto. —Con lo
impaciente que estaba en sostener finalmente a su hijo mientras se retorciera en sus
brazos, se le había olvidado otra consideración—. No podemos arriesgarnos a que
nuestro bebé nazca hasta que atrapemos a mi hermano.
Sus brazos temblaban mientras salía de ella, no queriendo que ella soportara
nada de su peso. Ella no parecía querer moverse, así que él la levantó, besándola
mientras la despojaba de su camiseta y la metía en la cama.
—Yo tampoco.
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Él era un firme creyente en no decir nunca que las cosas podían empeorar.
Porque siempre podían, pero en este momento estaba teniendo dificultad para ver
de que manera.
los intestinos y la muerte. Su corazón se volvió pesado ante la vista de los restos
calcinados de cuatro Caminantes Diurnos, incluyendo a Viktor, que se encontraba
entre los cadáveres de varios Guardianes. Era difícil de decir el número exacto de
Guardianes, ya que no había quedado mucho de ellos. Los Sabuesos del Infierno
habían hecho el trabajo rápido con los humanos.
Era difícil de creer que Than había odiado una vez a esas bestias. Ahora quería
un criadero lleno de ellos. Mientras no trataras de reprimir sus instintos básicos, y
aceptaras que ellos debían tener pleno dominio sobre las criaturas con las que
estaban luchando —dejarlos tener un botín de guerra, por así decirlo— eran
aliados impresionantes. Además, odiaban a Peste, y un enemigo de un enemigo, y
todo eso.
—Le fallé —dijo con voz áspera—. Muchos de nosotros... le hemos fallado.
Than se tensó.
—No. —Artur tragó pesadamente—. Había traidores entre nosotros. —Él hizo
un gesto con la mano hacia el polvo de vampiro—. Los que murieron eran fieles a
ti. Pero los demás... corrieron.
transiciones, así que las traiciones debieron afectarle tanto como a Thanatos.
Diablos, durante siglos, Artur había ayudado a buscar las… indiscreciones de
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—Pero lo sabía. Por lo menos, lo sospechaba. Fui uno de los que guardaba
rencor contra ti. Te amaba como a un padre, Thanatos. Siempre te he amado. Pero
tú eras tan hermético, tan aprensivo. Estábamos destruyéndonos para liberarnos de
eso. Perdóname.
—Yo encontré a los Wildings y los convencí para rebelarse. Pero le juro que no
quería a su hijo muerto. No creí que llegarían tan lejos.
—Yo lo hice —dijo Artur—. Al igual que maté a todos los demás, Bludrexe —
dijo Artur—. Su fortaleza es segura.
346
Página
Veintinueve
R
egan despertó con dolor de estómago. Era peor que las contracciones
Braxton Hicks que había experimentado antes, pero estas no eran
regulares. Maldita sea... ¿y si el sexo había provocado el parto? Con su
fecha prevista a menos de una semana, el bebé podría venir en cualquier momento,
y mientras que en cualquier otra circunstancia estaría feliz de ayudar en eso, ahora
sería un momento muy malo si no podían atrapar a Peste.
—No tienes que preocuparte por mis vampiros diurnos nunca más —dijo con
voz monótona y aburrida—. Están muertos.
—Oh Dios mío —susurró ella—. ¿Todos ellos? ¿Tú los has...?
—La Égida mató a los que me eran fieles, y Artur... él mató a los que no lo
eran. Ha muerto, también.
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—Necesito tu teléfono.
Than no dijo nada, sólo sacó un teléfono móvil del bolsillo y empezó a
pasearse mientras ella marcaba.
Kynan contestó al segundo tono, pero no le permitió decir nada más allá de un
irascible:
—¿Qué?
—Ky, soy Regan. Necesito que mantengas la boca cerrada hasta que haya
terminado de hablar, y después es mejor que me digas la verdad. —Soltó los
acontecimientos del día, manteniendo un ojo en Than. Con cada palabra, la nube
de tormenta que lo rodeaba se hacía más densa, hasta que casi podía sentir las
corrientes estáticas sobre su piel.
—Sí.
Decir que sí sería una mentira, pero decir —no— no era del todo exacto.
—Por ahora.
—¿Qué quieres decir con que llegó a ella? —dijo Thanatos ferozmente—. ¿La
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mató?
—Se la llevó. Hades te dijo que Peste estaba tratando de destruir el Sheoul-gra.
Con Idess, él puede entrar, justo como lo planeamos.
—¿Crees que tiene la misma idea sobre Azagoth? Tal vez quiere destruir a
Azagoth para evitar que se rompan los Sellos y empezar el, uh... Apocalipsis del
bien. —Ninguno de esos Apocalipsis podría ser bueno, pero por lo menos tres de
los Jinetes estarían luchando en el lado correcto del mismo.
—De cualquier manera, esta es una mala noticia —La ira se mezclaba con las
palabras de Than—. Peste liberará a todas las almas del Sheoul-gra. Millones de
ellas. Si eso ocurre, no importa si nuestros Sellos están rotos, porque la Tierra se
convertirá en un Disneylandia de demonios.
—Escuché el timbre del teléfono. ¿Quién era? ¿Alguna noticia sobre Idess?
—No —su voz era baja y más chillona de lo habitual, y no sólo porque estaba
agotado después de llegar a casa sólo media hora antes del caos en el Hospital
General del Inframundo—, era Regan.
350
estaba su hija Dawn quien, gracias a Dios, estaba aquí con Runa la compañera de
Shade y sus trillizos cuando Peste atacó el hospital. Había sido un golpe de suerte
que Eidolon hubiera cerrado la guardería un par de días atrás, a pesar de que no
tenía nada que ver con mantener a los niños fuera de allí. El hospital necesitaba
más espacio por el desbordamiento de pacientes.
—¿Estás bien?
—Por ahora —él tiró de sus pantalones vaqueros y una sudadera—, pero tengo
que ir a Escocia.
—¿Por qué? Tenía la esperanza de que pudieras quedarte con Dawn mientras
vuelvo al hospital.
Abrió la puerta del armario y giró la cerradura de la caja fuerte de armas oculta
en el interior.
—No. Más bien hoy mismo —abrió la caja fuerte, y sacó un arnés de armas—.
Necesito un hechicero o exorcista. Peste asesinó a los nuestros en el ataque al
Cuartel General. Supongo que no conocerás a uno bueno.
semanas. Odiaba eso. Odiaba que él y su esposa estuvieran tan cansados que no
pudieran encontrar tiempo para hacer algo juntos que no fuera sólo dormir. Claro,
Página
que se habían duchado juntos en este momento, pero sólo el jabón había sido la
única acción entre ellos.
—¿Piensas que alguien en la Égida ha sido poseído o está bajo un hechizo
enemigo?
—Esa es la única explicación —la única que consideraba, porque la idea de que
sus amigos y compañeros se hubieran vuelto unos canallas, que habían planeado
matar a un niño inocente, simplemente no era posible.
Gem suspiró.
—El Hospital General del Inframundo tiene unos pocos magos entre su
personal, pero no querrás que ellos sepan acerca de tu nuevo Cuartel General.
—Iré a por Wraith. Con todos los artefactos que ha encontrado a lo largo de los
años, debe tener algo que pueda romper el encantamiento.
Llamó a Wraith durante los quince minutos que le llevó conducir hasta el
Portal de desplazamiento más cercano, el cual estaba ubicado en un barrio
suburbano poco poblado de Nueva York, y luego trasportó el mismo a una playa
alejada en Escocia. Wraith se presentó a los cinco minutos, vestido con su abrigo de
cuero, jeans y botas de combate. A medida que el demonio salía de la puerta, que
estaba camuflada contra un acantilado, palmeó la mochila colgada sobre un
hombro.
—¿Estás seguro?
—Joder, espero que no. —Normalmente, Ky estaría listo para una batalla, pero
no para una pelea con gente con la que había trabajado y había sido de confianza
durante años—. ¿Cómo está Lore? ¿Hubo suerte localizando a Idess?
Wraith dio una patada a una roca y la observó caer en picado a la orilla de
abajo.
—Cuando terminemos aquí, haz lo que puedas para evitar que Lore cometa
alguna locura. Una vez que haya evaluado la situación en casa de Than, llevar a
Lore allí podría ser una buena idea. Querrán cualquier ayuda para poder conseguir
localizar a Peste.
perfecta sincronización... los muy idiotas que habían estado buscando estaban en la
entrada reunidos alrededor de una pila de libros en una oficina improvisada. Y
extrañamente, había docenas de Guardianes de pie en toda la sala, fuertemente
armados.
Lance giró sobre sus talones, con su rostro hinchado, magullado y volviéndose
púrpura de rabia cuando vio a Wraith.
—¿De verdad quieres un concurso de meadas para ver quién ha hecho el delito
más atroz de la Égida últimamente?
Takumi se puso rígido con una mueca de dolor. Alguien había golpeado a
estos tipos hasta dejarlos sin sentido, y Kynan mentalmente chocó los cinco con
Regan.
—¿Y pensaste que era necesario abrir a Regan y matar a su inocente bebé?
—Lo ves, Ky, esto es por lo que siempre quiero matar a todos tus amigos. —
Sacó un frasco de vidrio lleno de líquido verde—. Sin ánimo de ofender.
—Confía en mí, faltaba más —Kynan miró a los cuatro hombres delante de
354
él—. ¿Queréis explicar por qué no consultasteis con el resto de los Ancianos antes
de cambiar nuestro plan? —Dudaba que alguien mencionara quedar poseído o
Página
—Un elixir revelador. Hace que cualquier persona que sufra un encantamiento
brille como si hubiera tomado un baño en residuos nucleares. Ninguno de vosotros
esta brillando —él se encogió de hombros—. Sin embargo, creo que sois unos seres
despreciables.
—¿Por qué otro motivo habríais hecho una maniobra tan estúpida? —
respondió Kynan de nuevo.
—Bastardo. —Lance se abalanzó sobre él, a pesar de que debería haber sabido
355
que hacerlo era inútil. Mientras Kynan llevara el Heofon, el amuleto alrededor de
su cuello, era inmune al daño.
Página
Wraith se movió velozmente, y en un instante, tenía sus dientes enterrados en
la garganta de Lance. Los Guardianes entraron en acción, disparando sus ballestas
y lanzando armas, pero Wraith, poseía un hechizo de inmunidad similar, estaba
protegido.
—Esperaba que así fuera —dijo Kynan—. Dios, realmente lo esperaba. —Las
sienes de Kyan latían con furia y sentía la piel tensa, frotada en carne viva por su
traición—. En el nombre de Dios, ¿Qué os hizo pensar que estabais haciendo lo
correcto?
—Una fuente fiable —dijo Lance—. A diferencia de todas las pistas que hemos
reunido durante años que resultaron ser falsas, puestas a propósito, o simplemente
incorrectas, esta es real.
Kynan no podía creer esto. ¿Qué clase de jodido Kool-Aid tenía a estos
imbéciles ciegos?
356
Lance, dio una palmada sobre la herida de la mordedura que Wraith le había
hecho y gruñó.
—Nos gustan las viejas costumbres. Desde el día que llegaste, envuelto en ese
hospital demonio y casado con un maldito monstruo, las cosas han ido a peor, y
ahora estamos al borde de un Apocalipsis. Mil jodidas gracias.
¿Casado con un maldito monstruo? Una furia escarlata causó una franja hirviendo
de cólera a través del campo de visión de Kynan.
Kynan aspiró aire a través de sus dientes apretados, desesperado por cortar a
trozos a Lance, pero a medida que el demonio lo sujetaba con fuerza, Kynan vio a
cuatro chicos nuevos entrar en la sala, cada uno sosteniendo un frasco... pero
también uno sostenía a un peludo demonio bebé Slogthu, un colgante de plata
minúsculo que Ky había visto antes, pero no podía ubicar, y un puñal, todo lo cual
le fue entregado a Takumi.
357
—¿Qué es esto? —exigió Kynan—. ¿Qué diablos estás haciendo con ese
Página
demonio?
Lance rodó los ojos.
—Deja de preocuparte por un maldito demonio. —Él hizo un gesto a los cuatro
recién llegados—. Y estos son nuestros nuevos Ancianos.
—Nuevos... ¿qué? —Kynan miró a los nuevos Ancianos. Dos de ellos habían
estado en la corta lista de la Égida para la promoción futura a Sigil. Los otros dos
eran Regentes, los jefes de las células individuales, una en Toronto y otra en Río de
Janeiro—. No se puede promover a los nuevos miembros sin un voto unánime de
todos los Ancianos, y tú lo sabes.
—Podemos. Y lo hicimos. —La mirada fija de Tamuki bajó, como si tal vez esto
no fuera algo que le sentara bien—. Sentinelium angelicus expellum. —Él hundió la
daga en el pequeño demonio.
—Así que eso es todo. Os apoderáis de los Cuarteles Generales, traéis nuevos
Ancianos, y desterráis a cualquier persona que no esté de acuerdo con vosotros.
359
—¿Sabes qué, amigo? —dijo Wraith—. No se lo merecen. Ahora no. Pero más
tarde... —Él señaló con el dedo a Lance y le enseñó los colmillos—. Eres mío. Y
amigo, yo juego con mi comida.
360
Página
Treinta
R
egan se sentía condenadamente inútil. Mientras Ares partió hacia el
Sheoul para intentar advertir a Hades sobre la posible capacidad de
Peste para entrar en el Sheoul-gra con Idess, Thanatos intentó convocar
a Reaver. Regan... tomó una ducha. Thanatos había sido firme en que el agua
caliente y el vapor la harían sentirse mejor.
Se había sentido bien eliminando el olor del barco de la Égida y el agua salada,
pero cuando salió de la ducha, seguía estando tensa. Mientras se secaba, hizo todo
lo posible para calmarse, porque los dolores y calambres en el vientre y la espalda
parecían empeorar cuando se alteraba.
Por favor, no dejes que me ponga de parto. Sí, el hecho de que aún no hubieran
capturado a Peste era una gran preocupación, pero ahora mismo, sus propios
temores fueron surgiendo. Durante ocho meses había evitado pensar en la
maternidad, ya que iba a entregar al bebé a Kynan y Gem. Pero las cosas habían
cambiado. Ella se había enamorado del bebé, y se estaba enamorando de su padre.
Tal vez habría sido algo bueno en un mundo normal. Pero había tanta
incertidumbre alrededor del nacimiento de su hijo, y demasiado peso sobre sus
pequeños hombros. Quería tenerlo todo, y deseaba con todas sus fuerzas saber
como.
—Tus amigos están aquí. —Él flexionó sus dedos a los costados—. Kynan y
Decker. Arik también está aquí, con Ares y Limos.
361
Casa llena. Perfecto, ya que se sentía como una mierda y no estaba segura de
Página
—¿Necesitas ayuda?
—No, yo… —Se interrumpió al ver una peculiar sonrisa en sus labios—. Creo
—dijo con ironía—, que si me ayudas, podríamos tardar el tiempo suficiente en
salir de aquí para que a nuestros invitados les resulte sospechoso.
¿Nunca más? ¿Qué quería decir con eso? Ambos habían evitado hablar del
futuro, porque en verdad, el futuro parecía tan sombrío, tan incierto. En el caso de
Regan, no se atrevía a planificar. Ya tenía la vida bastante destrozada, y cada vez
que pensaba que su futuro con una familia estaba seguro, el suelo bajo sus pies se
derrumbaba de nuevo.
Thanatos se apartó y se dirigió hacia la puerta. Al salir, miró hacia atrás por
encima del hombro.
—No importa lo mala que sean las noticias de Kynan, te tengo a ti, ¿de
acuerdo? —Antes de que pudiera responder, él cerró la puerta suavemente detrás
de él.
La tensión era tan espesa como la sangre de un demonio Oni. Pero estaba
contenta de ver que los Caminante Nocturnos de Than estaban de vuelta al trabajo.
Peter le dirigió un guiño respetuoso mientras se deslizaba hacia la cocina.
362
—Cuéntame.
Ky y Decker se miraron.
—No. —Ella sacudió la cabeza con tanta fuerza que su cabello húmedo le
golpeaba las mejillas como una bofetada en la cara—. No lo creo. Tienes que estar
equivocado. Habla con ellos de nuevo. Hablaré con ellos. Esto no puede ser cierto.
No me harían algo así. A nosotros.
—¿Más?
—¿Harvester les ayudó? Como Vigilante, el riesgo sería... —Reaver negó con la
Página
cabeza.
Kynan se frotó la incipiente barba en su mandíbula.
—¿Cómo puede alguien encontrar una forma de evitar la habilidad del bebé?
—se preguntó Arik.
—Hay varias formas de evitar cualquier cosa. Sólo tienes que encontrar la
combinación correcta de magia, el mal, las hierbas, el poder, lo que sea.
Regan no tenía palabras. ¿Cómo podía la gente que había conocido toda su
vida hacer algo tan inconcebible?
—Yo sólo... —El sudor había humedecido sus sienes. Contó hasta tres,
haciendo todo lo posible para no descomponerse—. ¿Qué hacemos ahora?
Thanatos percibió que algo le ocurría a Regan, quizás incluso antes de que ella
misma se diera cuenta. El anuncio de Kynan de que se había disuelto la Égida se
apoderó de la habitación como un velo supulcral, pero mientras todos estallaban
en maldiciones, Regan se quedó inmóvil y en silencio, con el rostro sin color y sus
manos agarrando su vientre con tanta fuerza que sus dedos se pusieron blancos.
Muy suavemente, Thanatos apoyó las manos sobre sus hombros y la apretó
contra él, con la espalda de ella en su pecho, apoyándose en ella. Bajó la cabeza,
dejando que sus labios rozaran la oreja.
—¿Estás bien?
Ella no respondió. Temblaba con tanta fuerza que sus dientes castañeaban. El
corazón de Thanatos se sentía como si hubiera sido arrastrado por un coche que
iba a ochenta kilómetros por hora sobre reciente y caliente asfalto.
365
—¿Regan?
Página
—Eran mi familia —susurró—. Les di todo, y trataron de hacerme daño.
Intentaron matar a mi hijo.
—Yo los necesitaba. Cada familia que me adoptó, se dio por vencida. La Égida
era todo lo que tenía. —Ella tragó una y otra vez, tratando de contener las
lágrimas—. Pertenecer la Égida significaba que no iba a ser repudiada nunca más.
Él le dio la vuelta para que ella estuviera frente a él, y la expresión desolada en
su rostro lo desolló vivo. Había dedicado su vida a la organización, les había dado
su maldito cuerpo para utilizarlo cuando la enviaron para seducirlo, y se lo habían
agradecido ofreciéndola a ella y a su bebé en sacrificio.
Le había preguntado cuál era su objetivo personal cuando ella vino a seducirlo.
Ahora lo sabía. Había sentido que tenía que hacerse indispensable —querida— por
la única familia que había conocido jamás. Ella no deseaba ser abandonada.
—Tú no eres una repudiada. —Ella no lo miró, así que enganchó su dedo
debajo de la barbilla y le levantó la cara hacia él—. ¿Me escuchas? Te necesito. Te
necesito a ti y a nuestro hijo. Cuando todo esto termine, cuando Peste se haya ido y
el mundo vuelva a la normalidad, te quiero aquí conmigo.
Sus ojos se encontraron con sorpresa, pero no tenía ni idea de lo que podría
ser. ¿No había dado señales suficientes? ¿No había dejado claro que ella era suya?
Él no hacia cunas para niños al azar, no secuestraba a mujeres al azar, y
definitivamente no le contaba a extraños al azar que había engendrado a toda una
raza. Ella era parte de su vida ahora, y eso era todo.
366
¿Ella sinceramente creía que lo que sentía dependía de su capacidad para darle
algo?
—¿Cara? Cara, joder. —El teléfono cayó de sus dedos temblorosos y de pronto,
él estaba armado y otra vez corriendo hacia la puerta.
mejilla.
—Ve. Detenlo. Si deseas que el mundo vuelva a la normalidad, hay que
detenerlo.
Than corrió tras su hermano, su hermana y Arik, rezando para que esto fuera
sólo una pequeña escaramuza que Peste había planeado para fastidiar. Pero a
medida que Than salía de la fortaleza y abría su Portal de Desplazamiento, algo
salió mal. La entrada, que por lo general era un portal brillante, estaba ennegrecida
y retorcida, su superficie ondulante como el aceite en agua.
Than trató de cerrarla, se echó hacia atrás, pero le succionó como arenas
movedizas.
368
Página
Treinta y uno
E
n el segundo en que Thanatos salió por la puerta, Regan se dirigió
derecha hacia la biblioteca de Than. Ni siquiera tuvo que contar para
salir del pánico que había empezado a sentir. Una emergencia
generalmente la hacía pensar con claridad.
—Regan. —Ky venía tras ella, con Decker pegado a sus talones—. ¿Qué estás
haciendo? Debes descansar.
—¿Y que te contestó Gem cuando le dijiste eso a ella cuando estaba
embarazada?
Él suspiró.
—Ahí lo tienes. —Regan buscó entre las estanterías de Than el libro que
necesitaba. Y ahí, en la colección de Than de casi cada libro sagrado conocido por
hombre y demonio, se encontraba una Santa Biblia.
Su mano tembló cuando la cogió del estante y la colocó en la cuna que Than
había dejado en una esquina, sus herramientas de cuero esparcidas debajo de ella.
369
—Magníficamente. —Ella se volvió hacia los chicos—. Ky, quiero que pongas
la mano en la biblia y jures algo por mí.
Las oscuras cejas de Kynan se levantaron.
—Claro. Pero con eso es con lo que estoy contando. Tú eres la persona con más
moral que conozco.
—No entiendo. —Ky la miró como si tal vez ella necesitara una camisa de
fuerza—. ¿Estás segura que no deberías sentarte?
—¿Ahora qué?
Kynan se enderezó.
—¿Qué? Regan, nosotros decidimos que lo mejor para el bebé sería que Gem y
yo lo criáramos.
—Ahora, jura que sin importar lo que me pase, sin importar lo que Thanatos
me haga, no harás ningún intento de llevarte a su hijo lejos. —Miró a Decker—. Y
tú no dejaras que nadie más lo intente tampoco.
Decker sonrió.
—Fantástico.
—Ahora solo tenemos que esperar que uno de los Jinetes pueda cazar a ese
371
cabrón.
Regan tocó con sus dedos su barriga mientras otro calambre la golpeaba.
Página
—Y algo me dice que ellos necesitan darse prisa. Tal vez quieras avisar a
Eidolon. Creo que el pequeño pony quiere salir.
Thanatos había experimentado mucha muerte en su vida, pero esto… esto iba
más allá de la muerte. Esto era una carnicería. ¿Y cómo diablos había interceptado
Peste su Portal de desplazamiento de esa forma? Lo que fuera que hubiera hecho,
había atrapado a Thanatos en Finlandia, incapaz de incluso convocar el portal otra
vez.
No tenía la menor duda de que lo que fuera que estuviera pasando en casa de
Ares había sido una treta para llevar a Than a usar el Portal de desplazamiento
adulterado, pero tampoco tenía dudas que lo que fuera con lo que estuviera
lidiando Ares era muy real y muy violento.
Aquí en las afueras de Helsinki, los humanos estaban en medio de alguna clase
de enfermedad que los hacía enloquecer y masacrarse entre si. Thanatos estaba de
Página
pie entre los restos de una familia asesinada por su padre en su propia casa, su
guadaña chorreando sangre. Than había acabado con el padre, pero no antes de
que el hombre hubiera cortado en pedazos a su esposa y tres hijos hasta la muerte.
Este era un demonio. Una bestia con ojos tan negros como el alquitrán, la piel
tan pálida y venosa como el mármol, y garras tan largas que destriparían a una
ballena asesina. El odio y la maldad había destrozado todo lo que alguna vez había
sido Reseph, hasta su apariencia.
Peste siseó, sus colmillos eran unos buenos centímetros más largos de lo que
jamás habían sido. Jesús.
—Reseph. —Than hizo una última suplica al demonio que solía ser su
hermano—. Tienes que estar ahí dentro en alguna parte.
propio hijo, pero Peste era uno mucho mayor, y Than estaba condenadamente
cansado de estar dos pasos por detrás del maldito bastardo.
Página
Hazlo hablar.
—No quieres que yo mate a mi hijo —dijo Than, poniendo una nota
estrangulada en su voz—. Quieres hacerlo tú mismo. Probablemente en algún
elaborado ritual.
—Adoras una audiencia. Incluso como Reseph, querías que la gente te prestara
atención. ¿Cuántos santuarios has construido para ti mismo, Peste? ¿A cuántos
idiotas has engañado haciéndoles creer que si tan solo participan en el gran
sacrificio del hijo de Muerte, ganaran poder y riqueza?
—Incluso después de que se rompa mi Sello, sabes que querré ver a mi hijo.
alejó una distancia sorprendente de Thanatos y del portal. Ares salió, seguido de
Limos, ambos acorazados y ardiendo por una pelea.
Página
—Así que aquí estamos todos —gruñó Peste—. Ares, debes haber encontrado
los regalos que te deje en Grecia.
—Peste masacró a todos los Sabuesos del Infierno de Cara en la isla excepto el
nuevo cachorro, porque estaba con ella, y Hal, porque estaba con Ares. Después
fue a mi casa y mató a los Sabuesos de allí. —Su voz se hizo más profunda,
deformada por la furia—. Y colgó a cada uno de mis empleados de los árboles.
—Me he vuelto más fuerte de lo que vosotros jamás podréis imaginar. —El
negro de los ojos de Peste se arremolinaba ahora, una mezcla de carmesí y motas
blancas—. Puedo hacer casi cualquier cosa con un hechizo y un sacrificio de
sangre. Para comprometer vuestros Portales temporalmente, todo lo que necesité
fue a alguien importante para todos vosotros. Ares, ¿notaste que faltaba alguno de
tus Ramreels? ¿No? Tal vez deberías pasar lista. Limos, ¿recuerdas ese chico lobo
con el que entablaste amistad en Argentina? ¿Al que le llevaste zapatos y libros el
mes pasado? —Él se volvió hacia Than—. Y tú… Sé cuánto significaba Orelia para
ti.
Maldito sea. La había visto hacia menos de doce horas con Viktor. Ella estaba
bien, cuando no estaba en su escalofriante estado de trance con la mirada perdida.
376
Ella no era una amiga, eso era seguro, pero él la conocía desde hace miles de años,
y la extrañaría. Sin duda ella no merecía cualquier jodida cosa que Peste la hubiera
Página
hecho pasar.
Sin mencionar que sin ella, él iba a ser un desastre emocional. Los tatuajes que
lo ayudaban a mantenerse cuerdo serían cosa del pasado.
Ares lanzó su espada en un arco enorme, pero una vez más, Peste eludió el
golpe. Repentinamente, su arco estaba entre sus garras y se había acorazado, y
antes de que Than pudiera ni siquiera parpadear, una flecha pasó a través de la
armadura de Limos y la inmovilizó a la pared. Otra flecha penetró el cuello de
Ares con tanta fuerza que se cayó al suelo.
Hijo de… La fuerza y habilidad de Peste habían cambiado a niveles que Than
había creído imposibles.
Apretó sus dientes para soportar el dolor, luchando contra la ceguera de las
estrellas brillantes que daban vueltas en su visión. Sangre caliente y pegajosa lo
bañaba, y a su alrededor, oyó gruñidos, gritos, maldiciones. Y luego la voz de Peste
estaba en su oído.
—Tu hembra observará a su hijo morir —susurró él—. Y luego voy a follarla y
dársela a mis secuaces para que la usen. Cuando este cansado de sus gritos,
entonces la mataré.
378
Página
Treinta y dos
T
hanatos recuperó el conocimiento con Limos agachada frente a él, sus
brillantes ojos de color violeta, estaban llenos de preocupación.
Ella se movió para que él pudiera ver a su hermano, que se había incorporado,
con la espalda en el sofá empapado de sangre. Llevaba puesto únicamente, unos
pantalones militares, y aunque su tórax había sanado en su mayoría, la carne
estaba todavía entretejiéndose.
—¿Cuánto tiempo...?
Él frunció el ceño.
—Nuestras heridas eran demasiado graves para sanar solamente en una hora.
—Lo sé.
379
—Estoy seguro que sí. Pero, en concreto, ¿de que estás intentando disculparte?
—Por ser tan jodidamente terco al intentar reparar el Sello de Reseph de nuevo
cuando estaba tratando de matar a Cara. Yo lo protegía. Lo defendía. Juré que la
única manera que terminaríamos con Peste era si Reseph podría volver. —Se
preparó para la parte principalmente dura de esta disculpa. Él bajó la cabeza—. Lo
siento, Ares. Siento no entender por qué estabas tan dispuesto a destruir a Peste.
Ahora lo entiendo. —Levantó la mirada, perforándola en Ares para que su
hermano supiera cómo de malditamente serio él hablaba—. Él ha jodido a nuestras
familias y amigos, y ha amenazado a mi mujer y mi hijo, y te juro que voy a acabar
con él.
—Tengo miedo, Decker. —La voz de Regan tenía una nota ronca, igual que
cuando estaba molesta.
O excitada.
Lógicamente, Than sabía que no estaba caliente. Pero aun así, que compartiera
aquel tono íntimo con Decker no le sentó nada bien. En absoluto. ¿Y dónde estaba
Kynan? Si estuviera aquí, Regan y Decker no estarían solos.
Creo que tienes motivos para estar asustada, Than repitió en su cabeza. Sí, muy
maduro. ¿Y qué?
—No es eso. Quiero decir, sí, es eso, pero... no me preparé para este bebé.
Intenté no encariñarme, pero lo hice, y ahora me encanta. Si algo le sucede...
muchas cosas pueden salir mal con el parto y con su vida, y…
—Lo sé. Siempre lo he sabido. —Hizo una pausa durante mucho tiempo y todo
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lo que podía escuchar era el ruido sordo de su pulso acelerando en sus oídos—. Lo
siento si alguna vez fui una zorra contigo. Yo era una zorra para todos.
Página
—Cariño, nadie te dio un motivo de ser amable. —La voz de Decker era baja,
íntima y Thanatos lo vio todo rojo. Sangre roja. La sangre Decker—. La Égida te
trató como un activo, no como una persona. Lamento eso.
—No puedo hablar en nombre de Ky, pero mi madre me crió bien. —El tono
burlón de Decker era semejante al martilleo de una pistola cargada. Than luchó por
mantener el gatillo, porque matando al humano frente a Regan probablemente la
jodería.
Cierto. Se había olvidado de que estaba cubierto de sangre y parecía que había
pasado una semana en un matadero.
«no», Than lo detuvo a un paso de ese tipo. El alma del demonio gritó de
frustración, rechinando los dientes.
Página
—Sí.
—Eso estuvo un poco fuera de lugar, ¿no te parece? —Le regañó Regan.
—Estoy bien.
Muy mal. Quiso agarrarla, abrazarla fuerte, y hacer el amor con ella hasta que
todo volviera a estar bien. Pero estaría utilizándola otra vez para sentirse mejor, y
383
nos asignaron nuestras funciones específicas. Pero todo tiene sentido ahora. Ares
era, y es, un guerrero que nunca dejará de luchar. Guerra se ajusta a él. Limos es
Hambre porque ella siempre ha tenido hambre. Primero de reconocimiento y
poder, y luego de amor y aceptación. Reseph... solíamos bromear diciendo que él
era Peste porque era una plaga, pero ha demostrado ser una plaga para la
humanidad, ¿no es así?
—¿Y tú?
Hizo una pausa, sin saber cómo seguir por este camino lleno de baches hacia el
infierno.
Bajó la mirada, y ella se puso rígida al ver en sus ojos fuera lo que fuese que
vio.
—Muerte no es todo lo que eres, Thanatos. Hiciste este bebé. Creaste vida.
—Permiteme ayudarte con cualquier cosa que sea mala. Si me necesitas para
abrazarte fuerte para que las vibraciones de la muerte sean silenciadas, o si
necesita sexo... lo que sea, yo te ayudaré.
¿Ayuda? Sí, ella lo haría. Y él estaría usándola. Sería un bastardo usuario que
384
ponía a su familia en peligro por sus propias razones egoístas. Era tan tentador
caer de rodillas y besar el hinchado vientre donde su hijo crecía, sentir la vida
Página
dentro y adorar a la mujer que se lo había dado. En cambio, él retiró su mano, dio
un paso atrás e hizo que sus palabras y su voz sonaran duras. Despiadadas.
—Yo soy Muerte Regan. No puedo permitir que mi hijo crezca a su alrededor.
A mí alrededor. Y si no logramos matar a Peste, cuando nazca nuestro hijo,
siempre estará en peligro. Necesita estar oculto de Peste. Tenías razón. Ganaste,
Sigil. Entrega el bebé a alguien que pueda mantenerlo a salvo según lo previsto.
385
Página
Treinta y tres
Y
a no te deseo.
—Pero ya no lo es.
—Está bien, me lo voy a creer. ¿Qué es lo que quieres ahora? ¿Dejar al bebé
conmigo y luego salir corriendo para unirte a tus compañeros de la Égida? ¿Ligar
con Decker sin la inconveniente carga de un hijo no deseado?
Vale, sostenía la ira como un escudo contra las emociones que le dañarían. Ella
consiguió que él hiciera eso. Ella lo entendía. Lo entendía tanto. Infiernos, acababa
de pedir disculpas a Decker por haber pasado años siendo una zorra furiosa con
sus compañeros. Cuanto más blindaje tuviera a su alrededor, pensó que menos
daño podían hacerle.
—Tonterías. —Le replicó ella, y él echó su cabeza hacia atrás como si ella le
hubiese abofeteado—. Con el Apocalipsis a la puerta, no hay lugar seguro ya.
Entonces, ¿cuál es la verdadera historia?
—He dicho que no hay lugar seguro… —Inspiró con fuerza—. Estás
preocupado por ti. Tienes miedo de ser un peligro para tu hijo.
Página
Espera... ¿eso es de lo que se trataba? ¿Él pensaba que la estaba utilizando? Y...
¿la amaba? Su admisión le robó el aliento. Nadie la había querido, y menos aún, la
amaba lo suficiente como para preocuparse por sus motivaciones. Había perdido
tanto en su vida... y no había manera de que perdiera a Thanatos y a su hijo
también. Iba a luchar.
Ella sonrió.
—No tienes elección. —Le cogió la mano, suavemente pero con firmeza, y la
apartó de su piel—. Hablaré con Kynan y Decker para asegurarme de que tú y el
bebé os vais, por la fuerza si es necesario. —Suavizó su voz—. Pero me aseguraré
de no te falte nada.
—No nos faltará nada más que tú. —Dio un paso hacia atrás, enfadada y
dolorida—. Todo el dinero y las comodidades en el mundo no van a compensar el
hecho de que tú no estes ahí, eres obstinado como el infierno Jinete. Deberías haber
sido uno de los Mulemen del condenado Apocalipsis. Así que puedes irte… —se
interrumpió cuando una humedad caliente se derramó entre sus muslos—. Oh...
oh, no.
—¿Qué es eso?
—Gethel.
Resistió el impulso de rodar los ojos. Siempre había odiado toda esa porquería
formal. Por lo menos, lo había odiado durante todo el tiempo que podía recordar.
—Sí, te buscaba. —Así que, bueno, había un tono sarcástico en sus palabras,
pero hacía mucho tiempo que había dejado de tratar de ser un buen chico—.
¿Cuando fue la última vez que estuviste en el reino humano?
—¿Por qué?
Reaver odiaba cuando la gente respondía a una pregunta con otra pregunta.
tiempo pasaba más lento aquí que en la Tierra, y para cuando terminara de hablar
con Gethel, Regan podría haber dado a luz—. ¿Sabías que la Égida se ha dividido?
Página
—¿Ellos qué? —Sus alas se desplegaron—. Peste está detrás de esto. Tiene que
ser él.
—Ella no lo haría. Porque ello atraería la ira del cielo y el infierno sobre ella.
Reaver asintió.
—Siempre he odiado ese ángel caído —dijo ella, como si su anterior tortura a
Harvester no hubiera sido una gran pista. Desplegó sus alas de nuevo, antes de
guardarlas detrás de ella dejando un erizar de plumas.
—Sí, pero me preocupa que sin darse cuenta, revelen más de lo que deberían a
Harvester.
—Y, por lo tanto, a Peste. —Gethel dejó escapar una suave maldición. Bueno,
suave para la mayoría de los seres humanos. Aquí, en el Salón de los Registros,
hizo temblar a la tierra—. Esto es muy malo, Reaver —dijo, indicando lo
notoriamente obvio—. Pero tú eres el Vigilante de los Jinetes. ¿Qué es lo que quieres
de mí?
valioso para hacer una petición de audiencia con el Consejo Arcángel, mientras
Gethel podría prácticamente caminar en medio de una reunión—. Ellos necesitan
Página
Lo último que ellos necesitaban era que los demonios comenzaran a tirar de las
cadenas a la Égida.
—Date prisa. Regan se encuentra cerca del parto. El tiempo es corto. —Gethel
le lanzó una sonrisa tolerante.
Gethel suspiró.
—Es triste que ella se haya convertido en lo que es, teniendo en cuenta lo que
era antes de caer.
—Ella dijo que era una impartidora de la justicia. —Harvester había dicho todo
tipo de basura, mientras que mantuvo prisionero a Reaver.
—¿El resto?
392
—Antes de caer, ella fue Verrine, un ángel de la justicia, como te dijo. Pero
también era amante de Satanás.
Página
—Algunos dicen que era el susurro en su oído, la voz que le decía que iniciara
la rebelión en el Cielo. Y de hecho, cuando fue expulsado, ella le siguió poco
después.
—Nadie lo sabe. Pero sabrás que fue ella la que redactó el contrato entre Limos
y Satanás, ¿no? —Antes de que él pudiera responder, ella sonrió—. ¿No te
preguntas por qué había una laguna en el contrato? Quería a Limos fuera de ahí,
pero no era por el bien de Limos. Era por el suyo propio. No hay duda de que
incluso ahora Harvester está trazando su camino de regreso a la cama de Satanás.
—Bueno, bueno. ¿No es Harvester una cosa de que ocuparse? —Él frunció el
ceño, porque algo le hacía cosquillas en la espina dorsal. Era un zumbido similar a
lo que sentía cuando estaba siendo convocado por un Jinete, pero este era más un
cosquilleo de la conciencia y menos de una llamada.
—El bebé. —Deseó poder alegrarse, pero más bien esto podría resultar
393
catastrófico—. Ya es hora.
Página
394
Página
Treinta y cuatro
E
l parto progresaba rápidamente. Demasiado rápido para la comodidad
de Thanatos. Regan apenas había roto aguas, y ahora estaba jadeando
por las contracciones. Él la colocó en el sofá y se fue corriendo a la
puerta principal, donde se encontraba Decker, caminando y hablando.
—Necesito a Kynan aquí. Ahora. Dile que se ponga en contacto con el Hospital
General del Inframundo. Regan está de parto.
—Ven aquí —le gritó a Limos cuando ella cogió el teléfono—. Trae a Ares y
Cara. Arik. Sabuesos del Infierno. A quien puedas conseguir.
—Estaremos ahí.
Ella parpadeó sus magníficos ojos castaños, y entonces levantó la mano y pasó
los dedos por su mandíbula.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Haría cualquier cosa en estos momentos.
Cualquier cosa en el tiempo que les quedaba.
cabeza.
—Puedo caminar. —Su voz era debil, mezclada con el dolor—. Lo necesito. —
Ella jadeó por lo que debe haber sido una contracción horrible—. Nuestro niño
merece una madre que pueda caminar por su propio pie a la sala de partos.
—Lo sé. —Ella le dirigió una sonrisa temblorosa y comenzó a moverse hacia la
puerta.
El médico, que llevaba dos bolsos de lona grandes, se apresuró junto con
Shade, una mujer rubia vestida con una bata, y Lore, el demonio Seminus que era
pareja de Idess. Lore se acercó a Thanatos, como un tanque, con la mano derecha
enguantada en un puño, y Than se preparó para un golpe.
—Tengo una idea muy buena, y en cuanto Ares y Limos lleguen, lanzaremos
nuestra red. —Ahora que Regan estaba de parto, llegó el momento de atrapar al
cabrón, y tan horrible como había sido la escena en Finlandia, había proporcionado
una jodida enorme pista.
—Secuestró a Idess.
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—¿Cómo estás?
—Está con mucho dolor —le dijo Than—. Se puso pálida y temblorosa. Y dijo
que algo andaba mal.
—Mi dormitorio. Sígueme. —Él ayudó a Regan hasta el baño, y luego se negó
cuando Vladlena le dijo que se fuera.
—Insisto, Jinete. Ya me han dicho que no puedo tocarla, pero ella necesita
ponerse una bata de hospital, y tengo que examinarla lo mejor que pueda y no
puedo hacerlo contigo gruñendo y gruñendome a mí.
Él ni siquiera sabía que estaba haciendo eso hasta que Regan le dio una
palmadita en el pecho.
—Está bien. Vosotros tenéis que atrapar Peste. Y tienes que encontrar a Idess.
Maldita sea. Necesitaba estar aquí con ella. Pero ella tenía razón. Se inclinó
hacia Regan, la besó, diciéndole sin palabras que volvería pronto.
398
Página
Treinta y cinco
T
han corrió hasta el salón y patinó hasta detenerse mientras, los demás
dejaron de colocar qeres en las puntas de las armas y se apresuraron a ir
hacia él. Ares, Limos, Reaver, y Kynan le alcanzaron primero.
—¿Cómo está?
—¡No me digas! Por supuesto que lo sé. Hablamos de la ruptura de una regla
de Vigilante. Por eso no lo hice. ¿Por qué iba yo a correr un riesgo como ese?
Página
—Porque si hubiera funcionado y el Sello de Thanatos estuviera roto, el
Apocalipsis habría comenzado y no habría ninguna regla más. Estabas deseando
tener éxito.
—¿Se os ha ocurrido a alguno de vosotros que tal vez, sólo tal vez, puedo jugar
limpio? —Por alguna razón, ella dirigió una mirada superior en dirección a Reaver.
—¿Qué prueba?
—Así que si has estado apoyando a Peste, ¿quiere decir que también eres
Página
responsable de intentar matar a Arik con los khnives el año pasado? —Limos probó
el filo de su espada con un dedo, y Than tenía la sensación de que en cualquier
instante la hoja iba a ser enterrada en la garganta de Harvester. Dos hojas, ya que
se uniría a su hermana. No podían matarla, pero podían hacer que conociera un
mundo de dolor—. Porque supimos que teníamos un traidor entre nosotros, y yo
juré que decapitaría a cualquier persona que intentara matar a mi marido.
—¿Por qué querría yo usar esas bestias horrendas para algo? —La mirada de
Harvester parpadeaba entre Limos, Ares y Than—. Y si querría ayudar a Peste,
entonces por qué sané… —Ella frunció los labios con tanta fuerza que la piel
alrededor de la boca se volvió blanca.
—Oh, Dios mío, tú eres quien nos sanó en Finlandia después de que Peste nos
pateara el culo.
—No seas estúpida. —Harvester cruzó los brazos sobre el pecho y extendió sus
alas—. Tu dolor me divierte.
Ares levantó la vista de su espada recubierta con una fina capa de qeres.
Ares maldijo.
—Maldita sea, ella es un coñazo. Pero si lo que dice es verdad, esa es la mejor
noticia que hemos tenido en... bueno, nunca.
No jodas. Than realmente sintió que se le aflojaban las rodillas, pero sólo
durante un instante. Antes debían detener a Peste para que todo lo que prometía
Harvester se cumpliera.
—No, no nos sentaremos a esperar —le interrumpió Lore—. Los Jinetes deben
tener alguna idea de dónde está ese hijo de puta.
—Sí —dijo Ares—. Y tres de ellos son enormes. Igual de grandes que la Basílica
de San Pedro del Vaticano.
—¿Alguno de ellos está en el extremo sur del Rio Acheron? ¿En la isla de
Steara?
—Él acostumbraba a ir todos los años. Lo encontré allí una vez. Fue la única
vez que le he visto llorar.
Than asintió.
—Él querrá que eso desaparezca. La sangre de mi hijo limpiará esos recuerdos.
Odiaba cuando hacían eso, pero no insistió con los malos modales que tenían
los ángeles mientras miraba alrededor de la habitación.
403
Y sabía, sin lugar a dudas, que alguien iba a morir hoy. Sólo rezaba para que
ese alguien no fuera Regan o su hijo.
Parir apestaba.
Regan decidió que nunca volvería a parir otra vez. El potro era. El Primero y
último.
Hacía quince minutos que había comenzado a sangrar. Ella pensaba que iba a
morir por el dolor, pero en los últimos par de minutos, el dolor había disminuido,
y ella creía que la hemorragia también.
Eidolon intercambió una mirada con Shade, lo cual no podía ser bueno.
404
—No de esta forma. Pero estás dando a luz a un niño que es parte demonio y
Página
parte ángel, por lo que no esperaba que este nacimiento fuera rutinario para nada.
Su voz era tan dulce. Lástima que ella no creía una palabra de lo que dijo. No
era que no confiara en su habilidad. Ella imaginaba que quería ahuyentar sus
temores para que mantuviera la calma.
No sabía por qué estaba preguntando, sólo que tal vez no necesitaba pensar en
cuántas cosas podrían salir mal.
Shade le acercó una taza para que ella pudiera sacar a un cubito de hielo.
—¿Tres? —Querido Dios, dar a luz a uno solo ya era bastante malo. ¿Tres? Ser
atropellado por un tren de mercancías sería menos doloroso. Se metió el hielo en la
boca y casi gimió ante el lujo, ya que alivió su boca reseca—. ¿Vladlena? ¿Y tú?
—¿Doctor?
—Tayla dio a luz a un bebé sano hace seis meses. —Su sonrisa era agridulce—.
Sólo espero poder ofrecerle un mundo decente para crecer.
Iba a decirle que siguiera adelante cuando un dolor desgarró su abdomen. Ella
se dobló con un grito, seguro que alguien estaba cortando en su interior con una
motosierra. Su pulso retumbó brutalmente en su garganta, obstruyéndola e
interrumpiendo el resto de sus gritos. La habían apuñalado, arañado, mordido,
casi destripado, y nada, querido Dios, nada, alguna vez le había dolido de esta
manera.
Un vértigo la hundió. Y el frío. Tenía tanto frío. La voz de Thanatos vagó hacia
ella, llamándola por su nombre, pero ella no pudo contestar. Su boca estaba
demasiado seca. O quizás simplemente no podía abrirla.
Otra cuchillada de dolor volvió su mundo del revés, esta vez duró más de lo
406
T
hanatos nunca había tenido tanto miedo en su vida.
—Thanatos-revisa su pulso.
Than presionó dos dedos contra la garganta de Regan, su propio pulso latiendo tan
fuerte como el de Regan.
—¡Joder! —la inhabilidad de Eidolon para hacer nada más que cambiar toallas
empapadas por otras secas había liberado su temperamento. Sus ojos, una vez
marrones, ahora brillaban dorados—. No es bueno. Su cuerpo está tratando de
compensar la pérdida de sangre. Creo que tienen una rotura en el útero.
—No. —Thanatos se puso de pie—. Tienes que hacer algo. Regan dijo que los
bastardos de la Égida iban hacer que diera a luz. Ellos encontraron una forma…
—Si encontraron alguna forma, era con magia negra —interrumpió Eidolon—,
407
—Es posible que tengas que practicarle una cesárea y rogarle al infierno que no se
despierte.
Joder. Vale, espera… Reaver había sido médico en el HGI antes de volver a
recuperar sus alas. Él había vuelto del Salón de Registros medio segundo antes de
que Regan gritara.
pero esto era diferente. Esta era de Regan, y era como si se estuviera derramando
la suya propia, también. Tan pronto como estuvieron dentro, se hizo evidente que
Página
—Las dos cosas. Como Vigilante, se supone que no debo de ayudar, pero incluso
aunque me arriesgara a romper esa regla, no importaría. No puedo tocarla más de
lo que Eidolon puede.
Than se dio la vuelta para ver a Gethel parada en la entrada. Thanatos jamás había
estado más feliz de ver a su ex Vigilante.
—¿Cómo?
—Soy un ángel —dijo ella simplemente—. Solo a los Vigilantes se les impide tocar
a Regan. —Ella se deslizó hasta la cama y puso la mano sobre el vientre de
Regan—. El niño está bien. —Se hundió en la cama y recogió a Regan en sus
brazos, casi como si fuera a mecerla para dormir—. Pobrecita. Los humanos son
tan frágiles.
—No me gusta ser grosero, pero a ella no le queda mucho tiempo. —El miró a
Than y Gethel—. Si no puedes detener la hemorragia interna, necesitamos llevarla
al Hospital General del Inframundo y yo os guiaré a los dos con la cirugía.
A Thanatos no le gustaba esa idea, especialmente porque Regan había dicho que
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ella no podía tolerar medicamentos. Lo que significaba sin sedantes, sin control del
dolor, sin transfusiones, sin agentes coagulantes. Eidolon no lo dijo, pero Thanatos
Página
sabía que la cirugía no sería para salvarla a ella. La operación sería para sacar al
bebe.
—Puedo manejar esto, demonio —dijo Gethel, poniendo una nota amarga en la
palabra demonio. En sus brazos, Regan jadeó, sus ojos completamente abiertos.
—Regan. —Than comenzó a ir hacia ella, pero incluso mientras Regan gritaba de
dolor, Gethel inclinó su cabeza en un lento asentimiento, y luego, en un destello de
luz, ella y Regan habían desaparecido.
—Por los malditos aros del infierno —dijo Shade bruscamente—. ¿A dónde ha ido?
—¿Reaver?
—Sí.
—¡Ares! —El bramido de Reaver hizo que todos saltaran, y luego Ares estaba ahí,
410
Había encontrado a Regan. Ella gritó de dolor y terror mientras soportaba otra
contracción. Detrás de ella, colgando del techo con alambre de púas, estaba Idess,
golpeada y ensangrentada.
Y ejecutando todo el show estaba Gethel, de pie ante un altar, con la mano sobre el
vientre de Regan, y Peste, esperando, con una hoja preparada y lista para
introducirla en el bebé que estaba a punto de nacer.
Reaver salió del Portal de desplazamiento con Ares y Lore, y no perdió tiempo con
sutilezas.
—Perra traidora.
Arremetió contra Gethel con fuego infernal, un arma menor utilizada solo con los
demonios más inferiores, pero él no podía arriesgarse a algo más potente con
Regan e Idess tan cerca.
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Thanatos y Ares se lanzaron contra Peste mientras que Lore fue a por Idess, pero
Reaver no se podía dar el lujo de ayudar a ninguno de ellos. Gethel era su
Página
prioridad.
Los sonidos de batalla y dolor procedían del Jinete. Regan gritó, y Reaver juró que
haría gritar a Gethel, también. La atacó de nuevo, pero ella devolvió el fuego con
un abrasador relámpago blanco que lo estrelló contra la pared de piedra detrás de
él.
El alivio fue interrumpido por la aprensión. El qeres había funcionado. ¿Pero por
cuánto tiempo?
—¿Cómo lo descubriste?
Como un ángel de batalla entrenado para destruir demonios, Reaver tenía algunos
trucos bajo la manga, y convocó uno de ellos, enfocándose en sus ojos para
retenerla con su mirada.
confrontó a Harvester acerca de los khnives que atacaron a Arik. Sólo alguien muy
poderoso podría convocar más de uno o dos, y nadie en el Sheoul usaría espías de
Página
bajo nivel como asesinos. Recordé el libro que estabas leyendo en el Salón de los
Registros. —Se e acercó un poco más, estrechando su mirada para enfocar la
corriente de poder de agarre en un laser más concentrado.
Ella resopló.
—Cierto. Y por eso te concedí el beneficio de la duda. Tal vez estabas buscando el
conjuro Angelical utilizado contra Kynan y Wraith en el Cuartel General de la
Égida… ese hechizo también está en el libro. Pero entonces te llevaste a Regan y
todas las pistas encajaron en su lugar.
—¿Qué pistas?
Ella sonrió.
Página
—Y mira eso —dijo él—. Ajenjo. Lo último que escuché es que Peste la estaba
buscando. Tú debiste averiguar que la Égida la tenía. ¿Como hiciste para que te la
entregaran?
—La cambié por el hechizo de Harvester. Tan fácil. Todo lo que tuve que hacer fue
decir que el conjuro solo proveería de poder si algo de igual valor era dado a
cambio.
Perra loca.
—¿Por qué? Dijiste que no tenía poder. Garantizado, eres una gran y espeluznante
mentirosa, pero aun así… ¿cual era tu propósito?
—Otra cosa que no entiendo. ¿Porque mandar a los khnives tras Arik? ¿Cuál era el
propósito de matarlo?
—Diversión. Qué, ¿no me crees? —Su suspiro dramático hizo que apretara los
dientes más fuerte—. Está bien. Eso realmente era una mezquindad. Con Arik
muerto, su alma pertenecería a Peste. Él hubiera sido torturado hasta que dijera el
nombre de Limos, y ella hubiera sido enviada a pasar la eternidad en las garras de
Satán.
Vaya. Una. Perra. ¿Cómo no vio venir todo esto? Oh, claro, tal vez porque ella era
un ángel celestial en toda regla, que se suponía que debía luchar en el lado del
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bien.
Página
—Pero, entonces, ¿por qué salvarlo después? —preguntó él—. Cuando mi alma y
la de Limos fueron arrojadas dentro de su cuerpo, ¿por qué salvaste su vida?
Ella se encogió de hombros.
—Él y Limos ya estaban casados. Dejarlo morir no hubiera servido de nada, pero
salvarlo…
—Te haría parecer una heroína, y si alguien tenía sospechas acerca de ti, alejaría
cualquier duda de que estabas jugando para el equipo bueno. —Retorcido.
—¿Ves? Inteligente.
—¿Pero por qué Gethel? —Tan cabreado como estaba, también se entristeció por
esto. Gethel había sido la que le había devuelto sus alas. Ella lo había guiado a
través de los primeros días de la transición. Él se había sentido como si tuviera una
deuda de gratitud—. ¿Cuándo cambiaste de bando?
Ella susurró entre dientes, como si Reaver hubiera presionado el botón que
activaba su lado de perra malvada.
—Tú los alejaste de mi, bastardo. Fuiste aceptado de nuevo en el Cielo y te dieron
la tarea de controlar a los Jinetes.
Ella gruñó.
—¿Discutirías con Michael si él sugiriera que tal vez era hora de dejarle la
obligación a alguien más?
Bueno, sip, Reaver lo haría, pero él nunca había tenido cuidado con su lengua. Sin
embargo, él podía ver como los demás no discutirían con el arcángel.
—Tus trucos de combate contra demonio no funcionan en mí, Reaver. —Su voz era
tanto divertida como cruel, su risa colgaba con carámbanos.
Se deshizo del dolor, canalizándolo en ira, y convocó una de sus armas favoritas,
una que raramente tenía oportunidad de utilizar. El mango del látigo estaba
caliente en su mano, pero helado comparado con el metal derretido que constituía
la parte del azote del arma.
—¡Va en contra de las leyes de los ángeles usar esa arma en contra de otro ángel!
—Tú no eres un ángel. Eres una Caída. Simplemente no has tenido la decencia de
Página
Esa vez su grito de furia y dolor estalló en la cabeza de Reaver, la agonía era tan
intensa que él cayó de rodillas. La sangre brotó de su nariz, orejas y ojos.
—Tú… no… ganarás —jadeó él, pero no tenía forma de saber si Gethel lo había
escuchado.
Pero entre las cenizas había un resplandor. La daga Ajenjo Su mango, grabado con
una palabra que Reaver no entendía, irradiaba un brillo azulado que había
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Respirando hondo, Reaver se sostuvo del altar mientras se inclinaba para recoger
la daga. Cuando leyó la palabra de seis letras tallada en el mango junto a un
símbolo de estrella, casi se le cayó, atrapándola por poco de la hoja antes de que
tocara el suelo.
MUERTE.
Cerrando sus ojos, decidió hacer algo que juró que nunca haría.
418
Página
Treinta y siete
T
hanatos no habría podido correr más rápido si hubiera sido un
guepardo. Irrumpió en el dormitorio donde Eidolon estaba esperando,
y Regan yacía en la cama.
—Salva el mundo.
Por favor, por favor Dios, deja que Regan y el bebé salgan de esta, porque necesito a esa
mujer como necesito respirar.
Cuando Lore entró con Idess, Than se precipitó hacia la cómoda, cogió la Daga
de la Liberación, y en una loca carrera corrió hacia el salón. Ares y Limos retenían
a Peste, y de momento no parecía que estuviera en movimiento.
Thanatos tragó saliva, su mente daba vueltas con mil pensamientos. ¿Cómo
estaría Regan? ¿Y el bebé? ¿Estarían asustados? ¿De verdad iba a matar a su
hermano?
¿Esposa? Sí, porque una vez que acabaran con esto, se iba a casar con ella.
—Joder.
transformado en una sonrisa. Entre los muslos de Than, las piernas de Peste
comenzaron a moverse.
Página
Y luego, resonando en el aire silencioso del castillo, llegó el sonido puro y sano
del llanto de un bebé.
—Gr-gra… cias... —La voz de Reseph era poco más que un susurro, pero lo
que había en ella era un gran alivio.
Y luego desapareció.
No. Oh, Dios, por favor no... Than salió corriendo hacia la habitación, con el
421
—¿Qué está pasando? —Than corrió a su lado y se arrodilló junto a ella—. ¿Por
qué está en el suelo?
—¿Regan?
—¿Lo… conseguimos?
—Sí —dijo Than con voz ronca—. Peste se ha ido. —Él cogió su mano. Tan
fría—. Estarás bien, pero necesito que luches.
Él no le dijo que ya estaba apretándola con tanta fuerza que debería estar
dolorida. Levantó la vista hacia E, cuya sombría mirada lo decía todo.
—Me hubiera gustado haber tenido más tiempo. Me hubiera gustado mimarte
estos nueve meses. Quiero cuidarte.
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—Lo sé —susurró—. Te... amo. —Cerró los ojos y en su palma, su mano quedó
Página
inerte.
—No —gritó él—. ¡No, no no! —Alzó la mano y agarró a Eidolon por el
cuello—. ¡Haz algo!
—Lo siento. Perdió mucha sangre antes de que naciera el bebé. El daño interno
es demasiado incluso para mí si no queda sangre en ella.
Desesperado, Than apartó al doctor. Regan aún tenía pulso, pero apenas. Diez
latidos del corazón, tal vez. Sólo había una cosa por hacer y esperaba que la mierda
funcionara. Y que ella lo perdonara.
Con un siseo, tiró la cabeza hacia un lado y mordió su yugular. Su pulso era
demasiado débil, la vena también colapsó para bombear la sangre en su boca. La
urgencia lo llevó a succionar profundamente, esperando que su sistema
circulatorio removiera la sangre que todavía quedaba en las venas para liberar la
sustancia en su saliva que la hiciera regresar como vampiro.
Su corazón se detuvo.
El alma de Regan.
Sólo en raras ocasiones podía sentir las almas cuando no llevaba su armadura,
y por lo general era algo bueno. Pero no esta vez. Ahora no. Tenía que encontrarla,
adherirla a su conciencia que era únicamente su fuerza de vida. Tal vez él no se
merecía ser consolado por su presencia, pero esperaba que ella se consolara con la
suya.
Y su hijo.
Ares había cogido al niño de los brazos de Vladlena y con mucho cuidado
colocó al bebé envuelto contra el pecho de Than, obligándolo a envolver su brazo
424
¿Pero qué? Le había fallado en convertirla, y ahora su cuerpo era una cáscara
vacía, mientras que su alma descansaba en su interior. Ella estaba en paz en este
momento, pero no pasaría mucho tiempo antes de que las otras almas comenzaran
a atormentarla, y sería aún peor cuando él se quitara la armadura y no pudiera
controlar las almas.
425
—Tal vez Reaver pueda guiar su alma —sugirió Ares—. No tienes que
Página
Espera...
Limos asintió.
—Necesito que me lleve hasta su padre. —El hombre que también podía ser el
padre de los Jinetes.
—Si estás pensando que él es el gran Grim Reaper y si alguien puede ayudar,
es él, entonces sí.
—Regresaré inmediatamente.
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—No me gustaba Regan al principio, pero ella te daba algo que no has tenido
en cinco mil años. Eras feliz. Y te ha dado un hijo. Haría cualquier cosa por
vosotros tres.
Cerrando los ojos, se echó hacia atrás y estrechó a su hijo más cerca. Than
también lo había dicho cuando le dijo a Regan que le hubiera encantado haberla
mimado en exceso, por todos los meses que se había perdido mientras su hijo
estaba creciendo dentro de ella. Joder, él la habría mimado el resto de su vida. Le
habría dado todo lo que quisiera.
427
Página
Treinta y nueve
U
n gigantesco templo griego de ébano macizo, surgió de entre la niebla
frente a Thanatos. Columnas y edificaciónes ennegrecidas lo
rodeaban, todo era familiar, y sin embargo, no podía ubicarlo.
Después de unos pasos, cuando la niebla se despejó, se dio cuenta que se trataba
de Atenas. No era la verdadera Atenas, sino una imitación de la tierra donde todo
estaba corrompido por el mal y la muerte.
Thanatos se sentía como en casa, no tendría que hacerlo, pensó con amargura.
Idess había estado más que dispuesta a ayudarle, y mientras llevaba el cuerpo
de Regan en sus brazos y su alma en su armadura, Idess le tocó la espalda en un
gesto de fortaleza y consuelo.
—¿Estás segura de que tenía que traer su cuerpo con nosotros? —preguntó con
voz ronca.
—No —admitió—, pero si él puede verte con ella, tu dolor podría ser más...
real... para él. —Ella comenzó a avanzar—. Él no es el individuo más amable que
jamás hayas conocido, por lo que hay que aprovechar todo lo que puedas
encontrar.
—¿Nombre?
Idess abrió la puerta y cruzó el umbral hacia una brillante y colorida especie de
oficina. Un hombre alto, de pelo negro estaba de pie delante del arco de entrada a
lo que parecía la salida a un túnel, por el que pudo ver las almas de los demonios
muertos siendo escoltados por griminions a través de ella como una cadena de
montaje. El hombre levantó la mano y detuvo el desfile.
—¿Supongo que esto tiene algo que ver con el cadáver que llevas?
—Así que lo que quieres decir es que ella está en tu armadura. —Hizo una
pausa—. ¿Qué quieres que haga?
—Quiero que la extraigas y le permitas pasar al otro lado en vez de ser llevada
al Sheoul-gra por tus griminions.
Bueno, iba a usar una carta que esperaba que fuera su as.
La cabeza de Idess se giró para mirarlo. Azagoth lo miró durante largo tiempo,
y a Than le dio la impresión de que el tipo estaba deliberadamente haciéndole
sudar.
Azagoth rió.
Página
—No. Yo no soy tu padre. Me acuerdo de la puta de Lilith. Esa perra ha estado
detrás de mí durante siglos.
Joder. Esa había sido la única buena jugada. No tenía nada más. Si hubiera sido
alguien diferente a Azagoth, Thanatos podría haberle amenazado, torturado,
golpeado hasta que accediera a ayudarle. Pero se trataba de un hombre que tenía el
poder sobre las almas, lo que significaba que podía atormentar a Regan, y
cualquier otro que le importara a Than durante toda la eternidad.
—Por favor —suplicó Thanatos apretando el cuerpo inerte de Regan contra él,
como si pudiera protegerlo de tener que mendigar—. Haré lo que sea.
Dentro de su armadura, Regan clavó las uñas en él. Ella no tenía por qué
preocuparse. Nadie tendría a su hijo.
Excelente. Había una razón por la que no había sacado a relucir eso. No hay
nada como decirle a un padre que tu hermano torturó brutalmente a su hija.
432
—Explícate.
Página
Thanatos se puso rígido ante la orden, pero controló su orgullo antes de joder
algo que podría salvar el alma de Regan.
—¿Se atrevió a hacer daño a mis hijos? —Su cuerpo siguió finalmente su
cabeza—. ¿Él te secuestró?
—Si no fuera por Thanatos, Ares, Lore, y Reaver, todavía estaría colgando del
alambre de púas.
—¿Por qué?
—Porque yo lo solicito.
—Quítate la ropa.
Than apretó la mandíbula para no maldecir. Si Azagoth quería favores
sexuales... Than se estremeció, pero dejó a Regan suavemente en el suelo y se
desnudó. Nunca antes se había sentido tan expuesto como cuando Azagoth le
rodeó, arrastrando el dedo sobre la piel de Than a su paso. Al menos Idess se había
alejado. Se preguntó si su padre iba a dejar que ella se quedará ante lo que estaba
por venir.
—¿Por qué?
—Porque, al igual que mis Memitim, son una perfecta combinación del bien y
del mal. Son equilibrados. Sí, optan por ser tan malos o tan buenos como quieren
ser, pero también lo hacen los humanos. Así que he dejado que continuaran vivos,
a pesar de que una vez que tu secreto llegue a las masas Celestiales, lanzarán
órdenes de destruir a los vampiros, y estaré en problemas por saberlo todo el
tiempo.
434
—¿Por qué?
Azagoth siseó.
—Mis razones son mías. Pero te aseguro que vas a darme algo que he deseado
desde hace mucho, mucho tiempo.
Lo que sea.
—Hecho.
—Y este.
Página
Thanatos siseó, los dolores del tormento eran mayores esta vez. Azagoth había
cogido el arco que amortiguaba los recuerdos de haber matado a su padre. Una
docena de veces más Azagoth tomó tatuajes, cada uno ponía a Than prácticamente
de rodillas. Se preguntó si Regan podía sentir su dolor, o si estaba a salvo de sus
emociones cuando desapareció la armadura.
Por último, Azagoth dio un paso atrás y abrió su camisa. Catorce de los
tatuajes de Thanatos, decoraban el pecho del ángel caído.
—Sí, lo harás. Vas a vivir el resto de tu vida sin conseguir otro tatuaje.
—Porque llevas cinco mil años haciendo trampa. Las muertes que causas
debirían significar algo. Deberían causarte sufrimiento. En su lugar, los entierras y
no sientes nada. Eso me hace enfadar.
violencia era especialmente dura para ti. Y tú, de todos sus hermanos, viste la
mayor parte de ambos. Tú lo compensabas de la única manera que podías. Pero no
Página
puedes hacer eso. Ese es el trato. Eso, y promete que nunca volverás a crear otro
Caminante Diurno. Cuando esos cabrones celestiales vengan y me pregunten por
qué no destruí a los vampiros, puedo decir que como no puedo destruirte, tu
puedes crear más Caminantes Diurnos aunque yo acabara con la raza entera, por
lo que te comprometiste a no crear más, bla, bla. Es un buen argumento. Lo tomas
o lo dejas.
—Lo tomo.
—Lo dijiste muy rápido. Pero ¿cómo puedes garantizar que no vas a hacer
más, si has creado tus vampiros durante tus incontrolables ataques de muerte?
—Me las arreglaré. Meditaré, o viajaré con Sabuesos del Infierno que me
puedan morderme, o... —Abrió los ojos y se encontró con la mirada implacable de
Azagoth—. Por favor.
—No. Esos no se habían iniciado aún —Than inspiró una bocanada grande y
dolorosa—. Esto no comenzó hasta después de crear el primer Caminante Diurno.
Ellos no... joder. ¿Soy la razón por la que a veces me vuelvo loco?
437
—¿Cómo voy a saberlo? ¿Me veo como un dios? —Azagoth rodó los ojos—.
Página
Sólo estoy diciendo que tú tienes que encontrar el precio detrás de cada acción.
Hacer un Caminante Diurno, ir de saqueos asesinos. Lo que sea. —Azagoth se
encogió de hombros—. No me importa una mierda de la forma que sea. Solo
quiero tu maldita palabra, y quiero que la cumplas.
—La tienes —Than respiró. Maldita sea, todos sus ataques de muerte tenían
sentido ahora. Se habían alimentado entre sí en un ciclo que él no sabía cómo
romper. Crear un vampiro, que provocara estragos, el cual causara vampiros, que
provocara estragos... hijo de puta.
—Yo puedo hacer lo que quiera, Jinete —espetó Azagoth—. Hay un precio
para todo. Si esto es demasiado fuerte para que lo puedas pagar, recoge el cadáver
y lárgate de aquí.
Thanatos estaba tan contento de que este gilipollas no fura su padre. Aunque
Azagoth era la última oportunidad que había tenido, y ahora... no tenía nada. Hoy
había perdido a un hermano y un padre.
Y a Regan.
Adiós, dijo en silencio, sintiendo una punzada caliente de las lágrimas en sus
ojos. Tú irás al cielo ahora. Pero recuerda que Te amo. Espero que puedas escuchar eso. Te
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Él estaba solo.
—¿Regan?
—¿Dónde estamos?
—¿Por qué sigues aquí? —Azagoth sonaba seriamente molesto—. Esto era lo
que querías, ¿no?
—Lo siento, cariño. —Él, aflojó un poco el abrazo, pero lo suficiente para poder
besarla como un poseso—. No puedo creer que estés aquí. Estás viva. Y perfecta.
—Y todavía aplastada.
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otra vez. No quería volver a dejar de tocarla de nuevo. Ella no parecía darse cuenta
de que aún llevaba la bata de hospital, que estaba cubierta de sangre seca y medio
abierta. Than la arropó en su contra, Azagoth suspiró, se quitó la camisa y se la
entregó a Thanatos. La levantó como una cortina mientras ella se despojaba de la
bata y luego se puso la camisa, que colgaba hasta la mitad del muslo.
—Sí —dijo Azagoth con voz suave—. Me lo debes. —Hizo un gesto con la
mano despidiéndolo.
—Ahora vete. Y ten cuidado con ella. Ella es inmortal hasta que se rompa el
Sello, pero no es especial en cualquier otra forma. Ella es un ser humano normal,
debilucho que sufrirá cortes, fracturas de huesos, y pérdida de órganos como
cualquier otra persona. Aunque no morirá por ello.
440
Página
Cuarenta
T
hanatos no podía dejar de sonreír mientras traía de regreso a Regan e
Idess a su fortaleza.
—Puede ser que te tome la palabra algún día —dijo—. Ahora, ¿vamos adentro?
Me gustaría conocer a tu hijo.
Y entonces la mujer que juró que no era material para madre cogió al bebé en
sus brazos y rompió en llantos y sonrisas.
—Felicidades. —La desconocida voz retumbante venía del macho que había
entrado junto a Thanatos mientras estaba observando a Regan.
441
mirada de Than. Su cabello negro caía como una cortina gruesa hasta su cintura, y
la cruel curva en su boca haría a cualquier persona pensar dos veces antes de
joderle al respecto.
—Si estás aquí para causar problemas, Caminante Diurno, debes saber que te
eliminaré con la misma falicilidad con la que te creé.
Thanatos miró a Regan y se animó ante la forma en que ella estaba sosteniendo
a su hijo como si hubiera estado acunando bebés durante años.
—¿Qué ha cambiado?
—Yo. —Le tendió la mano, lo cual parecía tan... extraño... teniendo en cuenta
que Than había, en un momento dado, tomado su sangre, casi con toda seguridad
en contra de su voluntad—. Soy el compañero de Vladlena. Nathan.
—El callejón...
—No. No trabajo allí. Sólo voy al hospital a ver a Lena. Si Eidolon no te dijo
que me conocía, es porque le he pedido a todos los que me conocen que guarden
Página
mi secreto. Aprendí pronto que los rastreadores noctámbulos parecen odiar a los
Caminantes Diurnos.
—Y viceversa —dijo Than con ironía, teniendo en cuenta el uso del vampiro de
la expresión «rastreadores noctámbulos».
—Estaba en el hospital como paciente la primera vez que te vi, y cuando Lena
me dijo que eras un Jinete, pensé que me había equivocado acerca de quién eras. —
Su mirada atravesó a Than directo en su conciencia culpable—. Entonces volví a
verte hace unos días cuando le llevaba comida a Lena, y ya no tuve ninguna duda.
Bueno, esto no era difícil. Había un montón de Caminantes Diurnos que Than
tenía que encontrar y disculparse. Oh, él mataría a los que habían planeado
ponerse del lado de Peste y matar a su hijo, pero quería empezar de nuevo con los
otros. Ya no tenían que temer que él los matara o los obligara ser sirvientes.
—Te odié durante mucho tiempo —admitió el vampiro—. Pero ahora sólo
quiero darte las gracias. He sido bendecido más de lo que puedo decir.
Thanatos se volvió hacia Regan, que era suya hasta que su Sello Bíblico se
rompiera, por lo cual oraba que no sucedería en mucho, mucho tiempo.
443
—Ángel.
—Hades.
—No importa cómo llegué aquí. Supongo que no tienes una nueva residente
llamada Gethel.
—¿Está caliente? —Ante la llana mirada de Reaver, Hades puso los ojos en
blanco—. Está bien. Ninguna Gethel.
Maldita sea. Entonces aún estaba viva. Y quién sabe los problemas que ella
podría causar en el ámbito humano en el momento que Reaver regresara.
—¿Reseph? —La mirada de Hades se volvió dura y fría como una cuchilla
olvidada en la nieve—. Su cuerpo está en la caverna detrás de mí. Su mente... No sé
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dónde se encuentra.
Reaver se dirigió hacia la entrada de la cueva, una boca abierta de dientes
ensangrentados y chorreando. Un gruñido malvado detuvo a Reaver.
Cuando por fin vio al Jinete, se dio cuenta de que problema no era la palabra
que debería haber utilizado.
Página
Reseph estaba agachado en el suelo en un charco de lo que probablemente era
su propia sangre, sosteniendo su cabeza y gritando. Uno de sus ojos había
desaparecido, y se hizo evidente que el mismo Reseph se lo había quitado. Otro
grito brotó de la boca del Jinete, y se echó hacia atrás en una pared de piedra con
tanta fuerza que salpicó sangre y Reaver escuchó los huesos quebrarse.
—Sangre... tanta sangre... garras, patas, cabezas... joder... Yo los jodí... lágrimas,
gritos, oh, mierda... el dolor... —El balbuceo de Reseph fue interrumpido por más
gritos, más lanzamientos contra la pared, y más desgarros de su propio cuerpo.
—Reseph. —La voz de Reaver era apenas un susurro ahogado por la emoción.
Había odiado a Peste, se había preguntado cómo se sentiría al ver a Reseph otra
vez, y ahora lo sabía. Esto... dolía—. Reseph.
—No —dijo con voz áspera—. No. Huesos rotos y vísceras desgarradas...
Las cosas que estaría viendo el Jinete, los recuerdos que debía estar
reviviendo... Reaver sólo podía imaginarlo. Debía ser bastante malo ver lo que
Peste había hecho, pero saber que tú fuiste quien lo hiciste debía estar más allá de
cualquier cosa que una persona decente podría manejar. Y Reseph había sido
decente. Un juerguista mujeriego con una moral cuestionable, pero no había sido
cruel. Las cosas que había hecho como Peste habían ido mucho más allá de cruel y
completamente retorcido, enfermo y malvado en una escala nunca antes vista.
Reaver envolvió a Reseph en sus brazos, usando su cuerpo para aliviar las
luchas del Jinete. Era como tratar de abrazar a un toro de rodeo.
Le había costado cada pizca de energía a Reaver hacer lo que acababa de hacer,
y ahora, agotado, se dejó caer de rodillas, con la cabeza inclinada, su entrecortado
aliento dolorosamente entrando y saliendo de sus pulmones. Azagoth había
permitido a Reaver mantener su poder cuando entró al Sheoul-gra, pero ahora
Reaver estaba vacío y no había forma de repostar aquí abajo. Era un blanco fácil
para cualquier demonio que apareciera.
—¿Qué demonios has hecho? —La voz de Hades retumbó por la caverna. No
acababa de entenderlo—. ¿Dónde está Reseph?
—Lo he destruido —gruño Reaver.
Era una mentira, pero la verdad no era una opción. Para cualquier persona. Y
nadie podía saber que Thanatos había utilizado la daga incorrecta para matar a
Peste.
Irónico, ¿no?, que Thanatos había estado buscando una forma de reparar el
Sello de Reseph durante tanto tiempo, y al final lo había encontrado sin siquiera
saberlo.
—¿Fuera de la cueva? Puede ser que sea mejor quedarse aquí. Si sales, estarás a
merced de los cientos de miles de demonios y humanos malvados a quienes les
encantaría turnarse para torturarte hasta joderte. Literalmente—. Hizo una pausa.
—Por otro lado, si te quedas aquí, te espera una eternidad de ser digerido
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Quédate sin poder, y estarás impotente en el Sheoul-gra y atrapado allí para siempre.
No expongas tus alas a menos que desees iniciar un motín. Muchos ya saben lo que eres.
No dejes que nadie consiga una pluma. Una pluma de ángel solo podría dar a un demonio el
poder de reencarnarse antes de tiempo. Si quedas atrapado en el Sheoul-gra, no te salvaré.
Si alguien viene a rescatarte, más le vale que yo esté de buen humor, y tenga algo increíble
para ofrecerme, o no ingresará.
Azagoth era tan zopenco. Pero Reaver supuso que si hubiera sido relegado a
este ámbito deprimente, donde sus únicos placeres provenían de lo que podía
negociar, podría ser un zopenco, también.
—No lo hagas. No pueden saber que yo estuve aquí o que vine a ver a Reseph.
—Creían que su hermano estaba muerto, y por ahora, al menos, era lo mejor.
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Sonriendo, Hades presionó el agarre de Reaver, y Reaver supo entonces que el
hombre disfrutaba del dolor.
Así es. No podía obtener ayuda de los ángeles —incluso si alguno estaba
dispuesto a tratar de conseguir pasar por Azagoth y atravezar el Sheoul-gra, él no
quería que nadie supiera por qué había venido. Reaver había tomado recuerdos de
Reseph y lo derribó en medio de la nada, con la esperanza de que él pudiera
encontrar una nueva vida.
Sí, a ella le encantaría, es cierto. Porque no había nada que el ángel caído de
alma-oscura amara más que la tortura.
Torturar a Reaver.
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Página
Cuarenta y uno
G
racias a la increíble habilidad curativa de Eidolon, una semana
después de dar a luz y ser declarada muerta, el médico demonio de
Regan le dio el visto bueno a su salud... y la luz verde para tener sexo.
Después de librarse de los amigos y familiares, que habían venido para una
celebración de nacimiento tardía para Logan Thanatos, el nombre de su padre y,
obviamente, Than.
intento fallido para convertirla. Tal vez no la convirtió, pero su mordedura la había
matado, lo que finalmente le permitió regresar. Nunca había pensado que estaría
agradecida de tener colmillos marcados en la vena, pero ella lo repetiría en un
santiamén. Aunque no sucedería algún tipo de mordida si Than ni siquiera tenía
sexo con ella.
que Thanatos puede echar a perder un hijo tan bien como tú.
—¿Es una broma? —dijo Wraith—. Vosotros, Jinetes siempre montáis grandes
fiestas. Además, suele haber una pelea.
Wraith parecía decepcionado, pero se animó cuando Sin, con el cabello negro
recogido en una salvaje cola de caballo, se acercó y les entregó a Serena y a él dos
vasos de whisky.
—Esta —dijo Sin con un guiño—, es la mejor forma de hacerlo callar. —Ella se
puso seria volviéndose hacia Than cuando Wraith y Serena se unieron a otro grupo
de personas.
—¿Por qué?
—Porque empecé todo esto. —Ella cambió de posición y se lamió los labios
claramente incómoda—. Fue culpa mía que el Sello de Peste se rompiera. Si
vosotros tres no hubierais hecho todo lo posible para detenerlo, estaríamos viendo
el fin del mundo.
Había sido detenido, pero mucho daño ya estaba hecho. Gente había muerto,
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—La hora de los regalos —gorjeó Limos—. Ares y Cara tienen el mejor.
—Confía en mí, sigue siendo una sorpresa. —Su mueca le dijo a Regan que
podría no ser un regalo normal, como un corralito infantil o una mecedora—. Y
para que conste, yo no quiero uno cuando tenga mi bebé.
—¿Estás... somos...
—No. —Ella agitó sus pestañas hacia él—. Pero tal vez esta noche.
—No sigamos por ahí —dijo Ares, y Arik asintió con vehemencia.
—Así que... —Cara se interpuso, sin duda para salvar a Arik de una situación
muy incómoda—. ¿Quieres tu sorpresa ahora?
—Ah... —Thanatos se frotó la mano por el rostro, pero Regan se echó a reír.
Regan miró a Hal, que nunca se movía del lado de Cara a menos que ella le
pidiera que se fuera con Ares. Velcro, el Sabueso del Infierno que había custodiado
a Regan, también estuvo atento e intimidante, y bueno, eso sonaba muy bien.
Podrían llamarla madre sobreprotectora, pero Regan se quedaría con un guardián
para su hijo que se comiera a cualquiera que intentara hacerle daño.
Dios, que familia extraña a la que pertenecía ahora. Pero era una familia y era
suya.
Estaba solo, de pie junto al barril de cerveza, velando por todos, pero su
mirada se mantenía a la deriva con el calor posesivo hacia su esposa, Gem, cuya
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cabeza estaba junto con su hermana gemela, Tayla. Cuando vio a Regan, se apartó
de la pared contra la que había estado apoyado y le dio un abrazo.
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—Nunca te he visto tan bien —dijo—. Los Jinetes se llevan bien contigo.
—Extraño, ¿verdad? —ella le robó una mirada a Thanatos, que fue tan
hermosa, que la dejó sin aliento. Estaba segura de que iban a echar un polvo esa
noche—. ¿Ky? Quiero estar ahí para ayudar a reconstruir y reunificar la Égida.
—Entonces, ¿qué estás diciendo? ¿Eso nos deja a Lance y a los demás solos
para recomponer la Égida y funcionar en ella? Eso es mentira. —También estaba el
hecho de que ella todavía tenía una cuenta pendiente con esos cabrones. Bueno, si
Thanatos no llegaba a ellos primero.
—Es una jodida mierda. Por eso digo que podemos rescatar —el conocimiento,
los bienes, los Guardianes que compartan nuestra filosofía— y construir nuestra
propia organización. Nuevo nombre, nueva declaración de objetivos. La Égida se
queda atrás. Yo digo que nosotros sigamos adelante.
La idea era aterradora. Dejar de lado todo con lo que había crecido y comenzar
de nuevo le daba escalofríos. Pero lo que no le daba era el loco deseo de organizar
la habitación o comer hasta que estuviera a punto de estallar y luego tirarlo todo.
Sus ojos le escocían por la constatación de que no había tenido TOC ante el
457
estrés. Había superado una etapa en alguna parte entre ser secuestrada y ser
asesinada, y no era gracioso ver cómo el trauma definitivo hacía parecer todo lo
Página
—Yo digo que tienes razón. —Sus dedos encontraron el monitor de bebé
portátil que había guardado en el bolsillo—. ¿Esta nueva organización permitirá
licencia de maternidad? Porque no voy a dejar a mi pequeño lejos de mi alcance
durante un tiempo.
—¿Ky...?
—¿Sí?
—Hey. —Él la cogió por los hombros y bajó la cabeza para dirigirle su super-
seria mirada Kynan—. Siempre has sido valiosa para la Égida, con habilidades
especiales o no. No me di cuenta del profundo rencor que tenían algunos de
nuestros miembros, o habría intervenido, y nunca me perdonaré por no prestar
más atención. Estaban celosos y la única manera que pensaron que podían evitar
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que parecieras más importante de lo que ellos eran fue echando abajo tu
autoestima. Así que olvídalo. —Él guiñó un ojo azul oscuro—. Ellos están
Página
lamiendo sus heridas del fracaso tras los muros de su castillo, y tú salvaste al
jodido mundo.
Con una sonrisa, Kynan se fue, y todos los invitados comenzaron marcharse.
Cuando solamente quedaron Ares, Cara, Limos, y Arik, se reunieron para un
último brindis de champán.
—Por Logan Thanatos. Que crezca sano y fuerte y encuentre una pareja tan
perfecta como las nuestras.
El tintineo de las copas sonó, y después de su primer trago Cara dijo con
orgullo:
—¿Qué ha dicho?
Ares suspiró.
—¿Cuáles son las tres frases pronunciadas con más frecuencia en nuestra casa?
—Sí. —Cara sonrió como la más orgullosa mamá. No le importaba que su hijo
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Limos dejó el vaso sobre la mesa de la comida, y luego cogió a Arik e hizo lo
Página
mismo.
—Vamos —dijo ella, agarrando su mano.
—Oh, no, no. —Ella lo agarró por el brazo y le dio la vuelta para que la
mirara—. Me has estado evitando todas las noches desde nació Logan, pero
Eidolon me dio luz verde y no usarás esa mierda otra vez.
—Joder, Regan…
—¿Por qué? —Ella fue más insistente esta vez, y lo suficientemente fuerte para
que tanto Logan como el cachorro gimieran. Con una voz más silenciosa, agregó—:
Por favor, Than. No te cierres a mí. ¿Qué te preocupa? ¿He hecho algo mal?
—No —dijo rápidamente—. Oh, diablos, no. Soy yo. Yo... te ha fallado.
460
Ella puso su mano en su pecho, sintiendo los latidos del corazón contra su
palma.
—¿Qué sientes?
—Nada. Recuerdo cada una de las escenas más claramente que antes, pero el
dolor emocional ha disminuido tanto como cuando tenía los tatuajes. Al principio,
después de que Azagoth se llevara los tatuajes, el dolor era terrible, y yo sabía que
era terrible para ti también. Te vi llorar, Regan.
—¿Y por eso has estado tan distante? ¿Te sientes culpable? —Ante su
asentimiento compungido se arrojó sobre él, envolviéndose a su alrededor con
tanta fuerza que él aspiró aire—. No lo hagas. No vuelvas a sentirte culpable por
eso. Estoy acostumbrada a experimentar emociones que no me pertenecen. Lo
mismo sucede cuando toco la tinta de los pergaminos. Siempre es así. Intenso
durante algunas horas, y después de filtrarlos desaparecen y lo único que me
quedan son los recuerdos.
—Eso es normal, Thanatos. Has estado alejando tu dolor durante tanto tiempo
con los tatuajes que no recuerdas lo que se siente al ser... humano. Puede tardar un
tiempo, pero el dolor se alivia siempre. Ya lo verás, y yo estaré ahí para ayudarte a
pasar por ello. Nos ayudaremos mutuamente a atravesar esto. —Ella trazó la línea
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—Vaya, es un gran sacrificio. Mmm… ¿Preferiría estar muerta o estar viva con
un hermoso hijo, una amorosa familia y amigos y... bueno, tú.
—Sí —gruñó él—. Acerca de eso. —Su corazón tartamudeó mientras se dejaba
caer sobre una rodilla—. Cásate conmigo. —Su profunda voz tenía un gorjeo
emotivo que a ella le llegó hasta la médula—. No tengo un anillo y no estaba
preparado como debería haber sido, pero no sabía cómo ibas a reaccionar y soy un
enorme gallina y…
alargaron, provocó una respuesta aún más caliente en su centro—. ¿Estás segura?
cabeza.
—Estoy segura. —Sus dedos impacientes encontraron la bragueta de sus
pantalones—. Estoy tan segura…
Tras una ráfaga borrosa, la tenía con la espalda en el suelo, su pesado cuerpo
sobre ella. Le arrancó la ropa como si estuviera hecha de papel de seda, y luego él
comenzó a besarla de esa manera suya por todo su cuerpo, sus colmillos raspando
su piel, su lengua calmando los eróticos rasguños.
llenándola. Completándola cuando ella ni siquiera sabía que le faltaba una parte.
Página
—Me has dado tanto, Thanatos. Tuve que perderlo todo para ver que ya lo
tenía todo. —Ella se arqueó contra su empuje, el placer casi dejándola sin aliento—.
Nunca me he sentido tan viva.
—Tú me hiciste darme cuenta que estoy vivo. —Su voz era gutural, salvaje, tan
jodidamente sexy.
—¿Thanatos?
—¿Sí?
—Muérdeme.
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Página
Cuando Jillian Cardiff encuentra un hombre —un hombre desnudo— tendido
en la nieve, ella sabe que ha tropezado con algo más que un extraño necesitado...
Él no recuerda nada de su pasado —ni siquiera su nombre. Pero una cosa está
clara: si se queda con Jillian, la muerte, la destrucción y el Apocalipsis están en su
futuro.
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SOBRE LA AUTORA
LARISSA IONE
Larissa Ione, una veterana de las Fueras Aéreas, ha
sido meteoróloga, técnico en emergencias médicas y
entrenadora de perros, pero nunca perdió la
esperanza de dedicarse a su auténtica pasión, la
escritura. Afortunadamente, hoy en día se dedica en
cuerpo y alma a sus novelas, lo que es una bendición
teniendo en cuenta la carrera militar de su marido.
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Próximo Libro
Rogue Rider
Jillian Cargiff llegó a esta remota ciudad
montañosa para olvidar el ataque de
demonio que casi la mata. En cambio, ella
rescata —y se enamora— de un magnifico
extraño que no recuerda más que su
nombre. Guapo, encantador, y protector,
Reseph parece ser la clase de hombre en el
que Jillian puede confiar. Pero con matices
de una historia perturbadora, él también
puede ser la clase de hombre que puede
resultar muy peligroso.
http://moonlightvampireclan.blogspot.com.ar/
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