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9.

Relieve
De los movimientos, lentos y brutales a la vez, que conformaron la cuenca del Caribe se deriva una
de sus principales características: la fragmentación del medio físico y de los fondos submarinos. En
esto se opone a los amplios y planos horizontes del continente norteamericano y de la Patagonia.
Ello se debe al movimiento complejo de las grandes placas, la norteamericana y la sudamericana,
y de las las placas intermedias del Caribe, de Nazca y de los Cocos.
El golfo de México presenta una estructura sencilla en forma de cuenca. Primero un ancho arco
periférico de escasa o incluso de muy escasa profundidad, cubierto de trecho en trecho por una
masa de aluviones. Una masa que puede llegar a ser enorme en el caso de aluviones depositados
por los ríos como el Misisipí. Más allá del arco periférico, los fondos submarinos se hunden
progresivamente hasta la zona central, pero la profundidad es escasa (un 80% de los fondos no
llega a los 2000 metros). El relieve submarino del mar Caribe resulta mucho más caótico,
entrecortado por fallas que ponen de manifiesto la energía de la tectónica. Estas fallas delimitan
una serie de compartimentos fuertemente contrastados: fosas estrechas y profundas que alcanzan
los 6000 metros (fosa de los Caimanes), surcos de escasa profundidad (surco de los Aves),
cuencas intermedias (Cuenca de Venezuela). Se pueden observar las mismas disparidades en las
zonas litorales: mientras los eslabones de las cordilleras andinas se hunden a veces brutalmente
en el mar, una inmensa meseta continental, con muy poca pendiente, bordea las áreas
sedimentarias y los antiguos relieves del zócalo (Guayanas).
La región se estructura alrededor de tres conjuntos. En los márgenes, el escudo de areniscas de
las Guayanas que es parte del viejo zócalo precámbrico sudamericano, y que se caracteriza por su
escasa altitud y su monotonía, y ello, a pesar de la resistencia de las rocas. Los bordes del zócalo
acaban en vertiginosos acantilados. Más allá del macizo guayanés, se formaron algunos islotes e
islas bajas, con los aluviones resultantes de la erosión, y también con roca coralina. Estas islas
jalonan el borde continental (Trinidad y Tobago, Barbados, islas pequeñas y de baja altura como
Margarita o Testigos).
Más al oeste, el segundo bloque, estructurado por las potentes cordilleras andinas, abarca parte de
Venezuela, Colombia, los países del istmo y la prolongación insular de las Antillas. El conjunto
andino se compone de una sucesión de cordilleras con una orientación divergente.
El tercer grupo es el las Pequeñas Antillas, ubicadas en la zona de subducción de la placa
atlántica. Se compone de un conjunto de islas geológicamente recientes y en gran parte
volcánicas, cuya creación se inició hace unos 25 millones de años y cuya dinámica de surrección
sigue todavía activa en la actualidad. Lo empinado de las pendientes y la importancia de los
desniveles sorprenden, aunque la altitud suele ser mediocre (raras veces supera los 1500 metros).
Obviando la morfogénesis, se suelen clasifican los elementos constitutivos del archipiélago en dos
grandes categorías: las islas altas y las islas bajas. Por lo que concierne a las islas bajas, la
diferenciación no plantea ninguna dificultad: algunas son bancos de arena que apenas asoman
sobre el nivel del mar como las Bahamas o Barbados. Otras son islas bajas y llanas, de forma
circular, que tienen su origen en rocas coralinas, como María-Galante o Barbados, o masas
oscuras de afiladas cumbres, como Martinica, Dominica o Santa Lucía. Por lo que atañe a las islas
grandes, la clasificación resulta más subjetiva: lo que permite clasificarlas en una u otra categoría
no es la altura sino el porcentaje de las montañas con respecto a la superficie total. Así, Puerto
Rico, cuyas cumbres nunca superan los 1400 metros, entra en la categoría de isla alta, mientras
Cuba, pese a tener montañas que alcanzan los 2700 y aun los 3000 metros, integra la categoría de
las islas bajas debido a sus amplias cuencas y a sus anchas llanuras. Las mismas
representaciones valen para las Pequeñas Antillas, entre Dominica, Nevis y Montserrat, bloques
volcánicos que parecen emerger de las aguas y que se oponen a Guadalupe y a los planos
horizontes de la Grande-Terre.
Flora y fauna
Debido a la diversidad del clima de la región es muy grande la variedad de especies animales y
vegetales que en ella se encuentran. Muchas de estas especies se encuentran en vía de extinción
ya que los habitantes de estas tierras han encontrado como único modo de supervivencia la caza
de animales (como los manatíes y la guartinaja). Entre los animales más predominantes se
encuentran el tigrillo, el mico tití, la guacamaya y varias especies de serpientes. Cabe destacar que
también en los ríos se encuentran especies como el bocachico y el caimán. La flora de la región es
muy exótica, denominada la región con mas variedad de flora, existen especies únicas como el
manglar que en la región se encuentra en grandes cantidades. En los páramos de la Sierra Nevada
se encuentran también frailejones. En los mares y en especial en las Islas de Nuestra Señora del
Rosario cerca de Cartagena se encuentran grandes arrecifes de coral.

Mesoamérica

Es la región cultural del continente americano que comprende la mitad meridional de México, los
territorios de Guatemala, El Salvador y Belice, así como el occidente
de Honduras, Nicaragua y Costa Rica. No debe confundirse con la región mesoamericana,
concepto acuñado para denominar una región geoeconómica por organizaciones internacionales
tales como la OCDE. Mesoamérica, como se expone en este artículo, es un área definida por la
cultura. Esta región vio el desarrollo de una civilización indígena en el marco de un mosaico de
gran diversidad étnica y lingüística. La unidad cultural de los pueblos mesoamericanos se refleja en
varios rasgos que Paul Kirchhoff definió como el complejo mesoamericano.

Antillas mayores

Las Antillas Mayores o Grandes Antillas son un grupo de islas en el norte del mar Caribe,
localizadas al este de Yucatán (México) y sureste de la Florida (Estados Unidos) y al oeste de
las Antillas Menores o Pequeñas Antillas. El grupo está compuesto por las islas
de Cuba, Jamaica, La Española (que incluye a República Dominicana y Haití), Puerto Rico y la Isla
de la Juventud. Las Bahamas, si bien vecinas, no integran esta unidad geográfica.

Las Grandes Antillas descansan sobre un macizo submarino común y están atravesadas por una
cadena abrupta y elevada de montañas, cuyos picos más altos oscilan entre 2.000 y 3.000 metros
que culminan en la República Dominicana (en el Pico Duarte con 3.087 m) y declina, a ambos
lados, en Cuba, Jamaica y Puerto Rico. Esas montañas están compuestas de piedra caliza, con
afloramiento de otras rocas, todas ellas mucho más antiguas que las de origen eruptivo de las
Pequeñas Antillas y sin huellas de actividad volcánica reciente. Las Bahamas, por el contrario, son
islas de origen coralino. Antiguamente a las Bahamas ni siquiera se las consideraba como parte de
las Antillas, aunque en la actualidad está difundido su englobamiento como un tercer grupo dentro
de las mismas (Grandes Antillas, Pequeñas Antillas y las Bahamas)

10.

Oceanografía

La oceanografía es un campo de la ciencia que estudia los mares y océanos y todo lo que se
relaciona con ellos, es decir, la estructura, composición y dinámica de dichos cuerpos de agua,
incluyendo desde los procesos físicos, como las corrientes y las mareas, hasta los geológicos,
como la sedimentación o la expansión del fondo oceánico, o los biológicos. La misma ciencia es
llamada también en español con expresiones como ciencias del mar, oceanología y ciencias
marinas. Se divide en muchas ramas, en relación con sus contenidos específicos, como
oceanografía física, oceanografía química, oceanografía geológica, u oceanografía biológica.

Corrientes

Una corriente es el desplazamiento de una masa de algún fluido, ya sea líquido o gaseoso, en el
caso de las corrientes marinas el fluido es el agua.

Las corrientes marinas son masas de agua con desplazamientos propios dentro de los océanos
con profundidades diversas y con determinadas direcciones (Heck). Pueden ser consideradas
como "ríos dentro del océano". Su existencia hasta ahora se atribuye a diferencias de temperatura
y de salinidad entre masas de agua, a la rotación terrestre, a los vientos, etc.

Se puede establecer una clasificación de los distintos tipos de corriente según su origen:

Corriente de arrastre: ocurren en la superficie de la masa de agua, son por la acción directa del
viento. Son de mayor intensidad cuando el viento es constante sobre una masa de agua que es
extensa, por ejemplo, los vientos alisios que soplan en el Atlántico y Pacífico creando corrientes de
grandes masas de agua en dirección W.

Corriente de densidad: se produce una variación de densidad entre las masas de agua situadas en
distintas profundidades debido a diferencias de temperatura y salinidad entre ellas. La tendencia
natural es a compensar esta diferencia de densidad, por lo que una de las masas se desplaza
hacia la otra a una velocidad proporcional a la diferencia de densidad. Estas corrientes
generalmente son suaves. Las aguas más frías o con mayor salinidad son más densas y tienden a
hundirse, mientras que las aguas más cálidas o menos salinas tienden a ascender. De esta forma
se generan corrientes verticales unidas por desplazamientos horizontales para reemplazar el agua
movida. Por ejemplo, el agua de la superficie puede sufrir un aumento de salinidad por evaporación
y a partir de esto originarse una corriente en el sitio.

Corrientes de mareas: ocurren exclusivamente por la variación del nivel del mar debido a la
atracción entre la luna y el sol, y su dirección cambia a la vez que cambian las mareas. La
velocidad de estas corrientes depende de la configuración de la costa, aunque suele ser muy
intensa. Pueden llegar a ser un peligro para los buceadores y los barcos. Generalmente
en altamar carecen de importancia.

Surgencia

Las surgencias son un fenómeno oceanográfico que consiste en el movimiento vertical de las
masas de agua, de niveles profundos hacia la superficie. A este fenómeno también se le
llama afloramiento y las aguas superficiales presentan generalmente un movimiento de divergencia
horizontal característico.

La surgencia desplaza masas de agua fría desde las profundidades del océano hasta la superficie.
Esta agua fría es por lo general rica en nutrientes, tales como el nitrato y el fosfato, producto de la
materia en descomposición y muerta hundida en el suelo oceánico. Estos nutrientes son
importantes para el fitoplancton, productor primario de la cadena alimentaria oceánica.

La surgencia costera es la más conocida, y la más relacionada a las actividades humanas ya que
da origen a las zonas pesqueras más productivas. Las aguas profundas son ricas en nutrientes
que incluyen nitrato y fosfato, que son producto de la descomposición de materia orgánica hundida
desde las aguas superficiales

Suelos

Topografía

La región Caribe en su parte continental está conformada administrativamente por los


departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena y Sucre. La región se
encuentra ubicada al norte del país ocupando un espacio geográfico de 132.244 Km2.

La mayoría de las tierras de la región son bajas y planas. Algunas ramificaciones de la cordillera de
los Andes se presentan en Córdoba, Bolívar y Cesar, además de la Sierra Nevada, aunque un
poco apartada de la cordillera, que es compartida por los departamentos de Cesar, Magdalena y
La Guajira.

Al norte de Bolívar se encuentran el Canal del Dique y la serranía de San Jacinto, que es una
prolongación de la Serranía de San Jerónimo desde Sucre y que conforma los Montes de María;
en la parte media la subregión de la Mojana y al sur la serranía de Santo Domingo y serranía de
San Lucas, siendo esta última una continuación de la Cordillera Central. En el Cesar, a pesar de
estar rodeado por la Sierra Nevada de Santa Marta al noroccidente y la Serranía de Perijá al
oriente, la mayoría del territorio está formado por tierras bajas, en especial hacia el suroccidente
cerca al río Magdalena, lo que permite un clima cálido en gran parte de éste (78,8%).

La geografía física

Físicamente, el Caribe Continental colombiano está formado por una llanura que cuenta con un
relieve que va de ondulado a plano, muy cerca al nivel del mar. Solo sobresalen la Sierra Nevada
de Santa Marta, con alturas hasta los 5.775 m, y las serranía de Perijá y de los Motilones, en los
departamentos de Cesar y Guajira, en un territorio que en general no supera los 500 m de altitud.
En términos de la zonificación climática el Caribe Continental se clasifica en promedio como cálido
y seco.

La erosión del suelo depende, entre otros elementos, de las características del terreno en términos
de su pendiente, o el relieve en general. En la parte alta de las cuencas hidrográficas los ríos
remueven materiales del suelo y los arrastran junto a los que han llegado a su cauce por simple
deslizamiento. Por ello, pronunciadas pendientes, combinadas con exceso de lluvias que
enriquecen el caudal de los ríos se traduce en un mayor poder erosivo (Hovius, 1998).

En una región relativamente homogénea en términos de las características litológicas (composición


física y química del suelo y las rocas), la erodabilidad depende de la temperatura y la precipitación.
En este punto hay que aclarar que no es el promedio anual de precipitación el factor clave en estos
procesos. El régimen de lluvias y su estacionalidad es más importante en este sentido, debido a
que en zonas donde hay una estación de lluvias muy intensa y prolongada el efecto de ésas sobre
la erosión va a ser más pronunciado (Restrepo, 2005). Así mismo, durante la época de sequía las
altas temperaturas y el viento ayudan al proceso de denudación del suelo.

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