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Quelación: cargar y despejar el aura del paciente (BARBARA ANN BRENNAN “Manos que

Curan”)

El término «quelar», derivado de la voz griega chele, o «garra», significa arañar. La


reverenda Rosalyn Bruyere, fundadora de esta técnica desarrollada por ella misma,
adoptó dicho término para indicar, sencillamente, la limpieza del campo del paciente
mediante la separación de los residuos aurales. La quelación, además, llena el aura de
energía, como si se hinchara un globo, y por lo general la equilibra. Esto se logra haciendo
correr la energía por el cuerpo de manera gradual, empezando por los pies. Lo mejor es
hacer que discurra de forma natural; con ello se fomenta el equilibrio y la salud de todo el
sistema. En consecuencia, la energía atraviesa el cuerpo en sentido ascendente desde los
pies, ya que normalmente se obtiene a partir de la tierra por medio del primer chakra y de
los dos chakras de las plantas de los pies. Estas energías terrestres son necesarias en todo
momento para curar el cuerpo físico, puesto que son las que presentan las vibraciones
físicas más bajas. De este modo es posible verter energía con absoluta naturalidad al
agotado sistema. El cuerpo energético la absorbe y la transporta a donde sea necesaria.
Por otra parte, si se empieza en la zona en la que se produce la queja, puede darse el caso
de que el cuerpo energético conduzca la energía a otro emplazamiento antes de que
comience a nutrir realmente la zona de entrada. Al no ser un flujo natural, carece de
eficacia.

Véase el gráfico de quelación en la figura 22-3. Las figuras siguientes de este capítulo
demostrarán cómo se carga el aura de una persona hasta su curación total. Cuando Mary
acudió a mi consulta por primera vez, su campo aural aparecía atascado, desvaído y
desequilibrado (figura 22-4). Tenía bloques de colores rojo oscuro y pardusco en las
rodillas, el área pélvica, el plexo solar y los hombros. El chakra del plexo solar estaba
desfigurado y parecía como si el pequeño torbellino de la parte superior izquierda
sobresaliera como un muelle estirado. Esta deformación se extendía atravesando la quinta
y séptima capas del campo, configuración típicamente relacionada con la hernia de hiato.
Mary se quejaba de dolor en esa parte de su cuerpo y, además, en su vida personal tenía
problemas para conectar profundamente con la gente. El proceso de curación, que se
prolongó unas pocas semanas, no sólo reequilibró, cargó y reestructuró su campo
energético, sino que, por añadidura, ayudó a Mary a aprender la manera de relacionarse
mejor con los demás. Esto se logró canalizando la información sobre sus experiencias
infantiles en las que aprendió a bloquear de forma habitual su campo energético, lo que,
en su momento, condujo a la aparición de problemas psicológicos y físicos. Examinemos a
continuación cada paso de la curación como si el lector fuera el sanador.
Siéntese y apoye las manos en los pies del paciente (Mary) hasta que se despeje y
equilibre su campo general (figura 22-5), que será activado en su totalidad por la energía
que fluye desde esta posición. No intente controlar el color que está canalizando; deje que
fluya de forma automática. Si se centra en un color, probablemente interferirá en vez de
ayudar, ya que los campos disponen de mayores opciones que su mente lineal. Siempre
que despeje su campo de manera que sus chakras también queden despejados y, por
tanto, se sitúen en condiciones de metabolizar todos los colores del campo energético
universal, el campo del paciente absorberá lo que necesite. Si uno de sus chakras queda
bloqueado, tendrá dificultades para canalizar a través del mismo el color o la frecuencia
de la luz transmitida.

En tal caso, repita el ejercicio de apertura de los chakras hasta que todos los suyos estén
abiertos. La figura 22-6 muestra el flujo de energía que penetra en los chakras del sanador
a través de su corriente de fuerza vertical para penetrar en el chakra cardiaco y salir
después por sus brazos y manos, introduciéndose a continuación en el campo aural del
paciente. Conforme la energía fluye, despeja, carga y, en general, reequilibra el campo
energético del paciente, probablemente la sentirá usted discurrir por sus manos. Es como
si manaran chorros desde ellas. Es posible que note una sensación de calor u hormigueo.
Su pulso se hará quizá lento y rítmico. Si es usted sensible en este aspecto, detectará los
cambios que se producen en el flujo. A veces fluirá más energía por un lado del cuerpo;
entonces cambiará la frecuencia de las pulsaciones, corno lo harán la dirección del flujo o
bien el emplazamiento general de la energía que llena el campo energético del paciente.
En este punto, el flujo penetra en las áreas generales del cuerpo aural. Después de unos
minutos de trabajo, la intensidad del flujo remitirá y se producirá un flujo igual de energía
ascendente por ambos costados del cuerpo. Ello quiere decir que el campo está
equilibrado en conjunto y que usted está listo para pasar a la siguiente posición.

Observe que el aura de Mary, como se ve en la figura 22-5, está ahora muchísimo más
despejada que cuando acudió a la consulta, como se muestra en la figura 22-4. Pase a
continuación al costado derecho del paciente. Apoyando en todo momento una mano en
el cuerpo de éste para mantener la conexión, toque con la derecha la planta del pie
izquierdo del paciente y con la izquierda su tobillo izquierdo. Para ello tendrá que
inclinarse sobre el cuerpo del paciente (figura 22- 7). Deje fluir la energía desde su mano
izquierda a la derecha atravesando el pie del paciente.
Puede que, al principio, la energía sea débil; luego, a medida que los ríos de energía se
vayan llenando, el flujo se hará más fuerte. Cuando el pie se llene de energía, el flujo entre
sus manos descenderá. Cambie ahora las manos al pie y al tobillo derecho y repita la
operación. Llénelo de energía, como hizo con el pie izquierdo. Pase ahora la mano derecha
al tobillo izquierdo del paciente y la izquierda a la ro dilla izquierda. Haga que la energía de
su mano derecha pase por la parte inferior de la pierna izquierda del paciente para llegar a
la mano izquierda de usted. Es posible que, al principio, el flujo sea débil y quizá más
fuerte en un lado de la pierna que en otro. Cuando haya acabado de llenar, cambie a la
posición tobillo/rodilla derechos (figura 22-8).

Al proceder a la quelación entre el tobillo y la rodilla, las nubes oscuras del muslo y la
cadera derechos se aclararán y se abrillantará su campo. Entonces empieza a despejarse
también parte de la oscuridad del lado izquierdo del plexo solar. Siga trabajando por las
piernas, subiendo de articulación en articulación, desde la rodilla a la cadera y desde el
lado, izquierdo al derecho (figura 22-9). A medida que progrese su trabajo con el cuerpo
se seguirá despejando el aura del paciente y éste entrará en un estado alterado de
conciencia. Pase de la cadera al segundo chakra (fi- gura 22-10). A continuación se despeja
el campo del área pélvica del paciente, especialmente en la zona que se encuentra entre
las manos de usted. En esta posición su mano derecha se apoya en la cadera del paciente,
y la izquierda, en el centro del segundo chakra por encima del hueso púbico. Repita la
operación en cada cos tado. Tendrá conciencia de los cambios que van despejando el aura
como consecuencia de la elevación y el descenso del flujo energético mientras pasa de un
lugar al siguiente.

Cuando haga la imposición de manos en un nuevo punto, la energía fluirá lentamente al


principio, hasta que se establezca la conexión entre su campo y el del paciente. El flujo
aumentará y alcanzará su cres ta, luego descenderá poco a poco y se detendrá o seguirá a
un ritmo muy bajo. Ello significa que ha llegado el momento de cambiar a otra posición.
Notará el flujo energético como un cosquilleo o como oleadas de calor. Asegúrese siempre
de que obtiene un flujo energético equilibrado en ambos lados de cualquier parte del
cuerpo antes de pasar a la siguiente. Esto vale tanto para los dos lados de las piernas
como para los dos lados del cuerpo. Después de haber despejado, cargado y equilibrado el
segundo chakra, desplace la mano derecha al segundo chakra y la izquierda al tercero
(figura 22-1 l). Tratándose de Mary, sería necesario dedicar más tiempo a los chakras
segundo y tercero, que son los más bloqueados. Una vez que haya despejado usted esta
área, ponga la mano derecha en el tercer chakra y la izquierda en el cuarto.
Cuando proceda a la quelación directa en los chakras entrará en una comunicación más
profunda con su paciente. Tal vez descubra que está respirando al mismo ritmo que él.
Esto quiere decir que usted se ha «es peculado», es decir, se ha convertido en espejo; una
vez logrado esto, puede cambiar el ritmo de la respiración de su paciente con sólo alterar
el suyo propio; el enfermo le imitará. Quizá sea importante que lo haga así a estas alturas
de la curación, ya que usted empezará a abrir material emocional conforme se desplace
hacia los chakras. Tan pronto como se empiece a liberar el material emocional, el sujeto
intentará contener la respiración esforzándose por mantener ocultos sus sentimientos.
Mary está tratando de ocultar sus sentimientos a medida que los chakras segundo y
tercero se van conectando más. Indúzcala a que respire. Lo hace y llora. Siente su soledad.
También usted. Puede sentir o ver las experiencias infantiles de Mary que tienen relación
con el caso. Compártalas con ella. Mary entiende ahora la conexión y vuelve a llorar.
Como resultado de la expresión de sus sentimientos los chakras segundo y tercero de la
mujer se abren y se despejara aún más.

Si tiene usted dificultades para soportar los sentimientos de ella, cambie su ritmo de
respiración para hacerlo más lento y eleve su propia conciencia a un nivel superior. Siga
enviando energía. A medida que se despejen los chakras de Mary, ella se irá calmando. La
figura 22-12 muestra que la quelación ha despejado los cuatro niveles inferiores del
campo de Mary, pero no ha reparado el desgarro. El tercer chakra requerirá atención
especial en las capas quinta y séptima, donde se encuentra la rotura. Para quelar los
chakras cuatro, cinco y seis limítese a ascender por el cuerpo, poniendo la mano izquierda
en el chakra superior y la derecha en el inferior. Al llegar al quinto chakra, la mayoría de
los pacientes se sentirán más cómodos si les coloca la mano izquierda debajo del cuello en
lugar de encima.

Cuando haya concluido esta operación, lleve cada mano a un hombro mientras se desliza
para quedar sentado por encima de la cabeza de su paciente. Equilibre los lados derecho e
izquierdo del campo energético de Mary. Luego vaya avanzando las manos lentamente
por los lados del cuello hasta las sienes, haciendo circular la energía mientras realiza el
movimiento. En este punto el aprendiz pasará al sexto nivel de curación, tal como se ha
descrito en el apartado seis. Realice la curación del sexto nivel y el cierre del séptimo,
como se describe en el apartado que se titula «Sellado en el nivel del patrón cetérico».
Al principio no espere avanzar más, mientras no adquiera experiencia suficiente en la
curación. Probablemente le llevará una hora completa hacerlo. Cuando haya practicado
varias horas empezará a percibir las capas superiores del campo aura] e iniciará el trabajo
en ellas como se ha descrito en los puntos cuatro y cinco. Más tarde podrá percibir por
encima de la séptima capa y empezará a trabajar en los niveles octavo y noveno, como se
describe en el apartado siete de este capítulo. A mis nuevos alumnos les suelo pedir que
hagan una quelación completa para asegurarme de que no pasarán por alto nada que sea
necesario despejar de este modo. Más adelante, cuando tengan más práctica tanto en
hacer pasar la energía como en percibir el campo, ya no necesitarán realizar la quelación
de todos los chakras. Sabrán hasta dónde es necesario quelar. Para los enfermos cardiacos
es importante invertir la quelación, es decir, extraer la energía del chakra del corazón, ya
que, por lo general, se muestra obturado por energía oscura.

Llegados a este punto, conviene aportar algunas ins trucciones adicionales sobre la
quelación. Recuerde que está canalizando, no irradiando. Así pues, usted eleva sus
vibraciones hasta el nivel de energía necesario y, a renglón seguido, se limita a entrar en
contacto con el campo energético universal y dejarlo fluir (algo así como introducir un
enchufe en la toma de corriente de la pared). Si no cura de esta manera, se cansará con
mucha rapidez. No puede irradiar o dirigir energía suficiente para curar desde el interior
de su propio campo; tiene que canalizarla (su misión al canalizar es únicamente elevar el
nivel de las vibraciones de manera que pueda completar el circuito con el CEU). Los
ejercicios de apertura de los chakras que ha realizado resultan muy útiles para elevar sus
vibraciones a un nivel de energía más elevado.

Al preparar con anticipación una sesión de curación, empezará a operar a un nivel elevado
de energía y frecuencia. A lo largo del proceso ascenderá lentamente hacia niveles cada
vez más altos, simplemente porque se encuentra usted en un estado de conciencia
elevada. Es probable que cuanto más tiempo permanezca en él, más alto pueda llegar,
especialmente si se mantiene centrado y enfocado y su respiración es adecuada. La mejor
forma de respirar que yo uso es inspirando y espirando larga y continuadamente, con muy
poca pausa intermedia. La respiración debe realizarse por la nariz, frotando el aire contra
el paladar blando, como en los ejercicios expuestos en el capítulo 18. También puede
concentrarse en ampliar su campo aural. Lo más importante es mantenerse en un flujo
sincronizado sensible con los campos energéticos que le rodean. Una pausa en el flujo
energético puede ser indicio de que está a punto de pasar a una frecuencia más alta.
Espere un poco. Si no llega, siga avanzando como se ha dicho antes. Conforme se vaya
sintonizando mejor, empezará a notar cambios de frecuencia en la energía que fluye a
través de usted.
Llegado el momento podrá mantener determinados niveles de frecuencia ajustando su
respiración y su enfoque. Mantenga con firmeza las manos, ligeramente tensadas, sobre
el cuerpo del paciente y dirija a éste, a través de ellas, toda la energía que está recibiendo
con todos sus chakras. Es posible que desee hacer vibrar su cuerpo para que sus chakras
bombeen más energía; recurra para ello al ejercicio 25 descrito en el capítulo 21. En esta
parte de la curación es probable que utilice más energía a través de los chakras inferiores
que por los superiores. Una gran cantidad de energía asciende también desde la Tierra a
través de las plantas de los pies. Asegúrese de que los tiene bien afirmados sobre el suelo.
Visualice las raíces que crecen hacia el centro de la Tierra y la energía que se extrae a
través de ellas. Este proceso nutre y carga los cuerpos energéticos inferiores. Asegúrese
de que su cuerpo se encuentra en una postura cómoda para garantizar el libre flujo de la
energía.

El sistema energético del paciente absorberá la energía y se desplazará automáticamente


a la parte del cuerpo donde sea necesaria. Por ejemplo, aunque las palmas de sus manos
estén colocadas sobre los pies del paciente, la energía podrá subir por la espina dorsal de
éste hasta alcanzar la parte posterior interna de su cabeza. Mientras se está realizando la
quelación y a fin de preparar al paciente para un trabajo más específico, el sanador puede
emplear su tiempo vital para leer psíquicamente al paciente y comunicarse con él. Éste es
el momento en el que el paciente empieza a abrirse y a compartir más profundamente su
historia personal. Tan pronto como el sanador realiza la imposición de manos sobre el
paciente, se establece entre ambos una mayor confianza mutua.

El primero seguirá explorando el cuerpo para hallar áreas problemáticas. En el caso de


Mary, su aura se ha despejado y es mucho más clara, como se puede ver en la figura 22-
12. Durante la quelación de las áreas de los chakras segundo, tercero y cuarto, su
liberación emocional la ha transportado a un estado de profunda relajación. Los primeros
cuatro niveles de su campo están lo bastante despejados como para soportar el trabajo en
las capas quinta y séptima. Otro paciente podría no estarlo, ni siquiera después de la
quelación completa a través del sexto chakra, y quizá siga necesitando que se le siga
despejando el campo en emplazamientos más específicos donde se da una profunda
alteración. Para despejar se pueden seguir dos procedimientos principales: uno consiste
en la limpieza de la espina dorsal; el otro, en empujar o extraer con el cristal de cuarzo los
residuos aurales de determinadas áreas específicas.

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