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En cuanto a la pena, el artículo 209 reza que las injurias graves hechas con
publicidad se castigarán con la pena de multa de seis a catorce meses y, en otro
caso, con la de tres a siete meses. El acusado de injuria quedará exento de
responsabilidad probando la verdad de las imputaciones cuando éstas se dirijan
contra funcionarios públicos sobre hechos concernientes al ejercicio de sus cargos
o referidos a la comisión de faltas penales o de infracciones administrativas.
Los hechos que motivan la QUERELLA POR INJURIAS se fundan en las
continuas acusaciones que el sr/sra […] viene haciendo sobre mi representado,
manifestando públicamente […]
Resulta que dicha acusación puede ser calificada como grave, no sólo por el
contenido de la misma, sino porque además querellante y querellado son
personas públicas que se dedican a […]
El querellado en varias ocasiones ha declarado a la prensa que mi mandante […],
menoscabando su fama y lesionando la dignidad personal reflejada en la
consideración de los demás.
Como se puede apreciar en la nota de prensa que publicó el periódico […], con
fecha […], dice textualmente […]
Sin perjuicio de ulterior calificación jurídica, las conductas descritas pueden ser
constitutivas de un delito injurias, previsto y penado en el artículo 208 del Código
Penal.
En [lugar y fecha]
OTROSI DIGO PRIMERO: Que conforme a lo dispuesto en el artículo 281.1 de la
Ley de Enjuiciamiento criminal, esta parte considera que está exenta de prestar
fianza.
En [lugar y fecha]
En [lugar y fecha]
Hasta aquí la Querella por Injurias sobre delitos contra el honor, dignidad, fama e
imagen pública.
2.- El 8 de junio de 2010 Claudia Patricia Maya Llano denunció ante la Fiscalía
General de la Nación (FGN) a AMBD, porque en público le hacía ataques contra
su honor, dignidad y buen nombre, con expresiones tales como perra hijueputa,
ladrona, la vas a pagar y te vas a quedar mamando porque yo tengo el poder en la
fiscalía.
6.- Expresó el juzgado de primer grado que un hecho es constitutivo del delito de
injuria cuando se demuestra quien lo ejecuta tiene ánimo injuriandi, entendido, en
sentido amplio, como la voluntad de ofender la integridad moral del otro, de modo
que no todo ataque a la moral de una persona constituye injuria sino sólo aquel
que tiene capacidad real de socavar su patrimonio espiritual.
7.- Concluyó que las expresiones usadas por la acusada si bien resultaban
incómodas no bastaban para desprestigiar su buen nombre, carecían de
capacidad para menoscabar la honra de que goza la víctima en su entorno social,
especialmente en el conjunto residencial donde habita y en el que se presentaron
los episodios aquí conocidos.
9.- Indicó que las declaraciones de Rubén Maya, padre de la víctima, José Misael
Sánchez Mendoza, vigilante del conjunto y Juan Manuel Benavides Lineros, se
estableció la persecución realizada contra Claudia Patricia Maya Llano por parte
de la procesada, quien la atacó verbalmente en diferentes ocasiones, difamándola
delante de todas las personas del conjunto donde residen, lo que generó que la
víctima tuviera que irse a vivir a otro lugar.
10.- Señaló que en el juicio se demostró que la víctima es una persona decente,
trabajadora y profesional, que con motivo de las injurias ha visto menguada su
capacidad profesional porque sus vecinos y posibles clientes no le encomienden la
realización de las labores que sabe realizar.
(i) Tanto la víctima como los testigos Rosa Benavides, José Sánchez y Rubén
Maya, coinciden en una retahíla de vulgaridades aprendidas sin hilo argumental de
una acusación por injuria y que, de ser ciertas, no comportan un ataque al honor;
(iii) Se probaron las relaciones de mala vecindad entre la familia Maya y los
vecinos que viven en el mismo conjunto residencial;
(v) Que las acusaciones de la familia de la víctima quedaron desvirtuadas con las
declaraciones de Rosa Burgos, Esperanza Arrieta, Alberto Marcucci, Consuelo De
Páez y Juan Acosta; y,
(vi) Que cualquier expresión no estructura el delito de injuria, pues se debe cumplir
lo exigido por la jurisprudencia.
V. CONSIDERACIONES DE LA SALA:
15.- En términos del numeral 1º del artículo 43 y el artículo 179 de la Ley 906/04,
modificado por el artículo 91 de la Ley 1395/10, resuelve la Colegiatura el asunto
planteado por el recurrente dentro del marco delimitado por el objeto de la
impugnación.
24.- Del mismo modo, la Corte Constitucional ha sido enfática en explicar que
la honra se afecta tanto por la información errónea, como por las opiniones
manifiestamente tendenciosas respecto a la conducta privada de la persona o
sobre la persona en sí misma. No es necesario en este caso, que la información
sea falsa o errónea, se cuestiona la plausibilidad de la opinión sobre la
persona[10].
La doctrina nacional y la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia coinciden en la necesidad de que exista ánimo injuriandi para
que se considere que la conducta se adecua al tipo penal descrito en el artículo
220 del Código Penal. La valoración de la existencia de dicho ánimo deberá partir
de las consideraciones expuestas. Es decir, tratándose del buen nombre, dicho
ánimo de injuriar se encuentra directamente ligado a la transmisión de información
falsa o errada y a la opinión meramente insultante, en tanto que en relación con la
honra, puede abarcar situaciones más amplias[11].
28.- De acuerdo con lo reseñado, la conducta típica constitutiva del delito de injuria
básicamente consiste en hacer imputaciones deshonrosas en contra de una
persona. El comportamiento se ejecuta cuando, mediante actos idóneos de
comunicación, se atenta contra la honra, el buen nombre o el decoro de una
persona, siempre y cuando las expresiones (escritas, habladas o plasmadas
mediante cualquier acto de comunicación) sean producidas con la intención de
ofender, afrentar, desacreditar, mancillar y/o ridiculizar.
33.- Los testimonios de Claudia Patricia Maya LLano, víctima, Rubén Maya, padre
de la víctima, José Misael Sánchez, vigilante, Rosa Benavides, empleada
doméstica y Juan Manuel Benavides, son claros, circunstanciados y creíbles,
motivo por el cual sirven para, a partir de ellos, erigir el fallo de responsabilidad
que aquí se emite contra la acusada.
34.- Claudia Patricia Maya LLano, víctima, declaró que en juicio oral que ha sido
perseguida por más de 5 años por parte de la procesada; aseguró que en
múltiples ocasiones ésta le grita palabras ofensivas (perra hijueputa, ladrona, que
se las va a pagar y que se va a quedar mamando porque ella tiene el poder de la
fiscalía); que inclusive ha intentado atropellarla en varias oportunidades sin
importar la compañía de sus familiares. Sostuvo que las agresiones se han
sucedido en el conjunto residencial en el que habitan, en el centro comercial y en
la calle, y que los ataques ocurrieron frente a su familia y los vecinos.
35.- Rubén Maya, padre de la víctima, expuso, al igual que su hija, que desde
hace 5 años AMBD la ha perseguido y cada vez que se la encuentra, inclusive en
presencia de él, le ha proferido insultos tales como hijueputa ladrona, mujer de
vida deshonesta y malparida, a quien va a acabar con su abogado; indicó que se
ha afectado el buen nombre de su hija porque en el vecindario todos se preguntan
qué hizo para que la procesada la trate así.
36.- José Misael Sánchez, vigilante del conjunto donde la procesada y víctima
conviven, dijo haber presenciado muchas anomalías que la procesada ha
cometido con la familia de la víctima, tratándola de hijueputa, deshonesta,
pobretona y que se va a quedar mamando. Narró que esta situación se ha dado
enfrente de la casa o de la caseta y que a veces la víctima va pasando y la
procesada algo ofensivo o molesto le tiene que decir[16].
37.- La empleada del servicio de los padres de la víctima, Rosa Benavides, quien
trabajó con anterioridad para la procesada, dijo que ésta trata muy mal a la
ofendida, diciéndole que se van a quedar mamando con 50 millones y que ha
escuchado descalificaciones con palabras como perrita hijueputa, que al papá le
dice abogaducho ladrón[17], práctica que de acuerdo con la testigo se la
prorrogado durante 6 años, aproximadamente.
39.- En el presente asunto, si bien se observa que los testigos de cargo tienen
diferentes vínculos con la víctima (de parentesco, como el papá; laboral, como la
empleada del servicio; de amistad, como Juan Manuel Benavides), para el
Tribunal resultan claros, consistentes y verídicos, de modo que los mismos tienen
la fuerza para demostrar inequívocamente que la procesada ha descalificado con
toda clase de epítetos, todos gravemente lesivos de la honra y buen nombre de la
víctima, e inclusive del padre de ésta.
40.- En efecto, los relatos de estos testigos -dada la claridad de sus exposiciones-
demuestran que a lo largo de 5 años se ha presentado una situación socialmente
insostenible, lesiva de los derechos fundamentales de una persona, que ha tenido
que soportar de manera reiterada los insultos e improperios que profiere la
acusada contra Claudia Patricia Maya Llano.
41.- El vínculo familiar o de amistad que existe entre los testigos de citados y la
víctima, no puede ser considerado como motivo para desacreditar sus dichos
porque estas personas son precisamente las que ordinariamente comparten con la
ofendida, están en permanente contacto con la misma, motivo por el cual se
explica que hayan presenciado la forma en que ha sido tratada, insultada y
agredida verbalmente.
43.- Agréguese que aunque todos los testigos mencionan las mismas palabras
injuriosas -perra, hijueputa, ladrona, malparida, entre otras-, este hecho deviene
normal porque en estos eventos el recuerdo se mantiene en relación con esta
clase de expresiones, precisamente porque en la cotidianidad no es común que
las personas se comunique o se dirijan a las demás utilizando tales vocabularios
ofensivos de la dignidad humana.
49.- Igualmente, dígase que si bien otros vecinos del conjunto residencial que
habitan la procesada y la víctima, como Esperanza de Pérez, Alberto Marcusi
Pereira y Juan Simón Acosta, no presenciaron ningún tipo de agresión verbal,
cierto es que ello no desvirtúa el dicho de los deponentes de descargo, quienes si
son testigos del mal trato verbal proferido por la acusada.
50.- La exposición ut supra lleva a concluir que AMBD es responsable del delito
por el cual fue acusada, esto es injuria, al quedar demostrado más allá de toda
duda que repetidamente emitió expresiones que menoscaban la integridad moral y
el buen nombre de la víctima.
52.- Por último, el Tribunal destaca que asuntos como el que aquí ha ocupado la
atención de la judicatura, que para algunos podría ser de poco valor, carente de
importancia o simple, sí ameritan la intervención de los jueces de manera enérgica
y eficaz, dejando constancia de la existencia de una administración de justicia
presta a resguardar todos los bienes jurídicos protegidos penalmente, evitándose
con ello más y peores violaciones de otros derechos por aquellos que ante la
inoperancia de la autoridad se toman la justicia por cuenta propia, agravándose
así la convivencia social.
53.- El ente fiscal acusó a AMBD como autora del delito de injuria señalado en el
artículo 220 del Código Penal, modificado por la Ley 890 de 2004, precepto que
rezan así:
56.- El artículo 29 de la Ley 1709/14 que modificó el artículo 63 del Código Penal
exige para el otorgamiento de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena, tres presupuestos:
57.- Para sub examine se satisfacen los requisitos que la norma en cita reclama,
porque la pena aquí impuesta no excede los cuatro (4) años de prisión, la
procesada carece de antecedentes penales y el delito por el cual fue acusada no
está señalado en el inciso 2º del artículo 68 A de la misma normatividad.