Está en la página 1de 6

INTERNACIONAL

THEGUARDIAN (/THEGUARDIAN/)

ENTREVISTA | Feminista y bióloga

Donna Haraway: "Pensar que la realidad es una


cuestión de creencias es herencia de las guerras
religiosas"

 La autora de 'El Mani esto Cyborg' que en sus estudios losó cos indagó sobre el concepto de
realidad, habla de las guerras de la ciencia y del activismo climático

 Feminista y bióloga, fue acusada, junto a sus colegas, de abrir la puerta con su relativismo a la
actual era de "postverdad" en la que vivimos

 En cuanto al negacionismo del cambio climático a rma: "Tienes que unirte a tus aliados para
bloquear la cínica, bien nanciada y exterminadora maquinaria que prolifera en todo el mundo" 

Moira Weigel - Estados Unidos 25/06/2019 - 21:48h

/
Donna Haraway, autora del mani esto cyborg WIKIPEDIA

La historia de la filosofía es también la historia de las casas.

De camino a Santa Cruz para conocer a Donna Haraway, no puedo evitar pensar que
he nacido demasiado tarde. Llego a su casa y todo remite a los años de libertad y
creatividad que el bienestar material de la posguerra hizo posible en el norte de
California, desde la escultura de un burro metálico en el zaguán hasta el gran gallo
negro pavoneándose en el gallinero de la parte de atrás, o los perros que corren
ladrando a la puerta cuando escuchan el timbre.

Aquella contracultura creó un lenguaje y una forma de ver el mundo que hoy
muchas empresas tecnológicas dicen continuar. Las mismas que a la vez hacen
imposibles los alquileres para las personas que impulsaron y vivieron esa
contracultura.

En 1980 Haraway aterrizó en la Universidad de Santa Cruz para dirigir la primera


cátedra de teoría feminista en Estados Unidos. Todavía transmite una sensación de
apertura y posibilidad. Ella fue una más en la influyente generación de académicas
feministas educadas como científicas antes de meterse con la filosofía de la ciencia
para investigar el efecto que los estereotipos de género tenían en la producción de
conocimiento sobre la naturaleza.

Su texto más famoso sigue siendo 'El Manifiesto Cyborg', publicado en 1985.
Comenzó como un encargo para la revista Socialist Review sobre la estrategia
feminista tras la elección de Ronald Reagan y se convirtió en una profética reflexión
sobre el significado de ser hombre, mujer, o cualquier tipo de persona, después de la
cibernética y la digitalización. El texto la convirtió en una académica de culto. "Para
los veinteañeros bohemios, su nombre tiene un caché comparable al de las
actuaciones de música electrónica o las últimas fenetilaminas", escribió Hari Kunzru
sobre Haraway en un perfil publicado años después por la revista Wired
(https://www.wired.com/1997/02/ffharaway/) .

La visión cyborg del género como algo maleable y en transformación era


radicalmente nueva. Su mapa de una tecnología de la información que relacionaba a
personas de todo el mundo en nuevas cadenas de afiliación, explotación y
solidaridad ha demostrado ser de gran clarividencia hoy, cuando un influencer de
Instagram en Berlín puede hacer dinero para ejecutivos en Silicon Valley accediendo
con su teléfono ensamblado en China y con cobalto del Congo a una plataforma
moderada en Filipinas.
/
Otro influyente texto de Haraway es el que publicó después sobre los "conocimientos
ubicados", como ella misma lo definió. Desarrollado en conversación con filósofas y
activistas feministas como Nancy Hartsock, el ensayo gira en torno a la construcción
de la verdad. Según Haraway, son prácticas concretas de personas específicas las que
construyen la verdad. Como ejemplo, el de los científicos de un laboratorio que no se
limitan a observar o a realizar experimentos con una célula. Al mirarla, medirla,
darle nombre y manipularla, son cocreadores de lo que es efectivamente una célula.

No era la primera vez que se decía algo así en la historia del pragmatismo
estadounidense, pero esas ideas se volvieron políticamente explosivas durante las
llamadas guerras de la ciencia de los años noventa, cuando "realistas científicos" y
"posmodernistas" se enfrentaron en debates públicos con ecos que llegan a nuestros
días en la actual polémica sobre parcialidad y objetividad del mundo académico.

Los últimos trabajos de Haraway se centran en las relaciones entre los seres
humanos y los animales, y en la crisis climática. Siempre va un paso por delante, es
el tipo de feminista de izquierda que cree en el pensamiento colectivo. Cita todo el
rato y reconoce el trabajo de otras personas, también el de los estudiantes
universitarios. 'Storytelling for Earthly Survival (https://earthlysurvival.org/) ' el reciente
documental sobre su vida y obra rodado por el cineasta italiano Fabrizio Terranova,
captura perfectamente ese compromiso de Haraway, así como su extraordinaria
creatividad y agilidad mental.

En su casa en Santa Cruz hablamos de aquellas guerras de la ciencia y de su utilidad


para entender nuestra actual coyuntura "posverdad", de qué piensa sobre el
activismo climático contemporáneo y sobre el Green New Deal
(https://www.eldiario.es/internacional/Nuevo-Acuerdo-Verde-habla-Unidos_0_842366811.html)  y de la importancia
esencial que tiene el juego en la política.

Una y otra vez nos dicen que la nuestra es la época de la "posverdad", algunos
críticos culpan a filósofas como usted por sentar las bases del "relativismo" en
el que florece la "posverdad" ¿Cuál es su respuesta a esas críticas?

Nunca dijimos que la verdad fuera algo que solo depende de la perspectiva. [El
filósofo] Bruno [Latour] y yo participamos una vez en una conferencia en Brasil, y
eso me hace pensar en la cantidad de combustible de avión que gastamos
difundiendo nuestras ideas con viajes, si quieren criticarnos, mejor que lo hagan por
eso y no por liderar el camino a la posverdad… Pero bueno, estábamos en esa
conferencia, donde además de nosotros había un grupo de biólogos que hacían

/
trabajo de campo con primates, y Stephen Glickman, un biólogo muy bueno, que nos
apartó un momento para decirnos esto en privado: "Esto no es para avergonzarlos
pero díganme una cosa, ¿ustedes creen en la realidad?"

A los dos nos sorprendió la pregunta. Lo primero, que la planteara como una
cuestión de fe, una pregunta confesional, la pregunta de un protestante. Pensar que
la realidad es una cuestión de creencias es una herencia secular de las guerras
religiosas. En los hechos, la realidad es una cuestión de habitar y del ser mundano.
Se trata de poner a prueba la capacidad de las cosas de sostenerse por sí mismas, ¿se
sostienen por sí mismas o no?

La evolución, por ejemplo. La pregunta de si crees o no en la evolución ya está


cargada. Si respondes "por supuesto que creo en la evolución" has perdido porque
estás entrando en el lenguaje del representacionalismo y, para ser sincera, de la
posverdad. Has entrado en un terreno donde todos estos temas tienen que ver con
una convicción interna y no con el mundo. Has abandonado el dominio de lo
mundano.

Los activistas que nos atacaron durante las guerras de la ciencia estaban empeñados
en pintarnos como 'construccionistas sociales' para los que toda verdad es una mera
construcción social. Creo que en parte fue culpa nuestra, que por varios motivos
incitamos esas interpretaciones erróneas. Podíamos haber tenido más cuidado al
escuchar y tomado parte del debate de una forma más pausada. Era demasiado fácil
que se nos malinterpretara como nos malinterpretaron los activistas de la ciencia.
Ahí es cuando la derecha se apropió de las guerras de la ciencia, algo que terminó
alimentando toda la argumentación de la noticias falsas.

Usted tiene un doctorado en biología, ¿cómo ven sus colegas científicos su


enfoque de la ciencia?

Hasta el día de hoy solo conozco a uno o dos científicos a los que les gusta hablar así.
Y los científicos tienen buenas razones para ser muy cuidadosos con este tipo de
lenguaje. Formo parte del movimiento 'Defender la Ciencia' y, en la mayoría de las
ocasiones públicas, le bajo el tono a mis propios compromisos ontológicos y
epistemológicos. Si uso el lenguaje representativo y defiendo una objetividad no
demasiado sólida es porque creo que, en este momento, hay que hacerlo así.

¿Significa eso falta de honestidad? No lo creo. Tiene que ver con la idea del
"esencialismo estratégico" [desarrollado por la teórica poscolonial Gayatri
Chakravorty Spivak]. Hablar el mismo idioma que las personas con las que

/
compartes la mesa tiene una utilidad estratégica. Se construye un lenguaje que
permite trabajar juntos en algo. Estamos juntos en lo que podemos hacer que suceda
ahora y aquí. Mañana iremos más lejos.

En las luchas en torno al cambio climático, por ejemplo, tienes que unirte a tus
aliados para bloquear la cínica, bien financiada y exterminadora maquinaria que
prolifera en el mundo. Yo creo que eso es lo que estamos haciendo mis colegas y yo.
No es que nos hayamos callado o abandonado el aparato teórico que desarrollamos.
Pero uno puede relegar o resaltar lo más destacado en función de la coyuntura
histórica.

¿Qué es en este momento lo más destacado para usted?

Las luchas por la soberanía sobre la tierra y el agua, como las del oleoducto Dakota
Access, las de la minería de carbón, como en la meseta de Black Mesa, y las del
extraccionismo, que se da en todas partes, ocupan el centro de mi atención. Estoy
concentrada en la crisis de extinción y exterminación de escala global, en los
desplazamientos humanos y en los no humanos, y en el desamparo. Ahí es donde
están mis energías. Mi feminismo va por otros lugares.

Poniendo el Green New Deal como ejemplo, ¿qué tipo de estrategia política
considera más importante para los jóvenes activistas del clima?

El juego, la medida en la que las personas dedicadas a esto puedan jugar, es


fundamental para generar un nuevo imaginario político que oriente el trabajo hacia
lo que tiene que hacerse. Se trata de abrir la imaginación a un escenario que no sea
lo que [la etnógrafa] Deborah Bird Rose llama la "muerte doble": el exterminio, la
extracción, el genocidio.

Nos enfrentamos a un mundo con estas tres cosas. Nos enfrentamos a la generación
sistémica del desamparo. Las flores no florecen en el momento adecuado, por eso los
insectos no pueden alimentar a sus crías ni viajar porque todo el calendario está al
revés, es una especie de abandono forzoso, como una migración forzada en el
tiempo y en el espacio.

Lo mismo ocurre en el mundo humano. En regiones como Oriente Medio y América


Central vemos desplazamientos forzados y algunos de ellos son migraciones
climáticas. En los países del Triángulo Norte de América Central [Honduras,
Guatemala y El Salvador], la sequía está expulsando a la gente de sus tierras. Así que
no es una cuestión exclusivamente humana. Es una cuestión que afecta a muchos
tipos y especies.
/
¿Por qué es tan importante el juego?

El juego captura mucho de lo que ocurre en el mundo. En biología y química se da


algo así como un oportunismo a lo bestia, donde las cosas funcionan de forma
aleatoria hasta que se ordenan y generan sistemas. No se logra como un problema de
funcionalidad directa. Tenemos que desarrollar prácticas que nos permitan pensar
en actividades más allá de la funcionalidad, que propongan algo posible que aún no
lo sea, o lo que aún no es pero sigue abierto.

Me parece que nuestra política actual requiere que nos animemos unos a otros para
hacer precisamente eso. Descubrir cómo, unos con otros, podemos abrir
posibilidades para lo que aún puede ser. Y eso no se logra de un modo negativo. No
lo vamos a hacer si nos limitamos a criticar. Necesitamos la crítica, por supuesto que
sí, pero no va a ser eso lo que abra la posibilidad de lo que aún puede ser. Así no se
va a abrir lo que todavía no es posible y a la vez profundamente necesario.

El desorden establecido de nuestra era no es necesario. Existe. Pero no es necesario.

Traducido por Francisco de Zárate

4  HE VISTO UN ERROR

También podría gustarte