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E13-Hernias Diafragmáticas PDF
E13-Hernias Diafragmáticas PDF
El diagnóstico de sospecha se hace por radiografía, en las que se ve el campo pulmonar ocupado por
vísceras (las que se hernian con mayor frecuencia son el intestino delgado, y el colon transverso). Se confirma
con un TC, en que vemos el defecto de diafragma y el contenido abdominal introduciéndose en el tórax, debido
a la presión negativa del tórax.
El tratamiento va a ser quirúrgico con un abordaje torácico o abdominal. Escoger un lado u otro va a
depender de varios factores:
- Hernia aguda o crónica: En el momento AGUDO se produce la rotura diafragmática por la que se
cuelan las vísceras, pero no están adheridas a las estructuras torácicas, por lo que se pueden recolocar
desde el abdomen y cerrar el defecto mediante una LAPAROTOMÍA que nos permite explorar el resto
del abdomen en busca de las frecuentes lesiones asociadas. Si es una hernia de TIEMPO DE
EVOLUCIÓN que no se había identificado, la posibilidad de encontrar adherencias es elevada, (la rotura
del diafragma implica la ausencia de un saco herniario que evite las adherencias) lo que dificulta el
desbridamiento desde el abdomen, prefiriendo el abordaje torácico.
- Lado izquierdo o derecho: El izquierdo es accesible por cualquiera de las dos vías (tórax o abdomen).
El derecho tiene mayor dificultad por vía abdominal por la presencia del hígado, siendo más fácil el
abordaje torácico.
1.2.1.1 Paraesternales
A nivel anterior en los triángulos paraesternales a ambos lados pudiéndose sospechar su presencia en
una Rx simple de tórax con un nivel hidroaéreo en la zona anterior, el diagnóstico definitivo se hace con una
TC. Se denominan comúnmente hernias de Morgagni (si protruyen hacia el lado derecho) o de Larrey (si lo
hacen hacia el lado izquierdo). Las hernias retroesternales son mas comunes hacia el lado derecho porque el
lado izquierdo está protegido por el corazón, por lo que, aunque haya un defecto es muy difícil que se hernien
las estructuras. La mayoría son pequeñas y asintomáticas, con lo cual no será necesario tratarlas. Si son hernias
voluminosas y/o sintomáticas (comprimen de órganos torácicos por su volumen o estrangulan vísceras
digestivas, produciendo dolor, náuseas, vómitos…) deben operarse, cerrando el hiato herniario.
La vía de abordaje de estas hernias siempre fue abdominal, al ser mucho más fácil. Hoy en día se hace
por laparoscopia que tiene menos morbilidad. Es una reparación incómoda porque los trócares de
laparoscopia quedan en paralelo con el orificio, que está justo detrás del esternón. Consiste en reducir y cerrar
la hernia. Se ve dificultada por la ausencia de un plano muscular o fibroso a nivel anterior donde anclar bien
los puntos (es predominantemente óseo) y a veces hay que hacer puntos transparietales para poder anclarlos
bien. Cuando son pequeñas se realiza un cierre primario del orificio herniario, y cuando son grandes los puntos
pueden quedar a tensión y desgarrar el diafragma. En este caso que no somos capaces de hacer cierre seguro
mediante sutura simple es necesario colocar una malla protectora encima del cierre. En cualquier caso, el
abordaje por laparoscopia comporta una menor morbilidad que la laparotomía.
1.2.1.2 Lumbocostales
A nivel posterior en los triángulos lumbocostales, se producen las llamadas hernias de Bochdalek.
Ocurren por un defecto de fusión de la membrana pleuro-peritoneal. Son mucho más frecuentes en el lado
izquierdo (el lado derecho queda protegido por el hígado). Se puede herniar cualquier estructura abdominal,
sobre todo el intestino delgado por su movilidad, pero también se pueden encontrar órganos fijos (bazo, cola
del páncreas…) que elongan sus estructuras de anclaje y acaban dentro del tórax atraídos por su presión
negativa. No es infrecuente ver herniación de grasa retroperitoneal, que no produce ningún tipo de síntoma,
como hallazgo casual en una TC. Sospecha y diagnóstico con las mismas técnicas que las paraesternales.
Se pueden dar en el recién nacido o en vida adulta. Cuando se manifiestan en el recién nacido, sobre
todo si el orificio es grande se produce una herniación masiva y precoz de estructuras abdominales
ocasionando una hipoplasia pulmonar, que lleva al niño a una insuficiencia respiratoria grave y cianosis.
Requiere una intervención rápida para evitar la hipoplasia (intubar al niño, colocar una sonda de aspiración
nasogástrica para descomprimir y cuando esté estable llevarlo a quirófano).
Los síntomas de nuevo pueden ser torácicos o digestivos y el tratamiento será la intervención
quirúrgica por vía laparoscópica (es de elección) ya que el paciente no se encuentra inestable. Si son crónicas,
pequeñas, más frecuentes en el lado izquierdo (mismo motivo que las hernias traumáticas), con poco
contenido herniario, asintomáticas y además es un paciente pluripatológico se podría optar por no operar,
pero generalmente son quirúrgicas, ya sean de abordaje torácico o abdominal dependiendo de la previsión de
adherencia o no de las estructuras al tórax.
Son las paraesofágicas más frecuentes. Se caracterizan por asociar una hernia por deslizamiento y una
parahiatal. Para muchos autores son un estadío evolutivo de una hernia por deslizamiento (tipo I).
TIPO IV
Es una hernia hiatal mixta o tipo III muy evolucionada, con un hiato tan elongado que permite el acceso
al tórax de otras estructuras abdominales además del estómago (que puede estar introducido en su
totalidad), fundamentalmente las más móviles (epiplón mayor, colon transverso e intestino delgado). En
hernias de gran tamaño puede producirse el ascenso de órganos sólidos como el bazo o cola del páncreas.
La causa más frecuente es la hernia de hiato por deslizamiento (75-90% de los casos), aunque hay una
minoría de pacientes que sin hernia también lo tienen.
2.1 Patogenia
Es multifactorial. Además del fallo en los mecanismos de contención a nivel del hiato, encontramos otros
factores involucrados:
- El aclaramiento esofágico.
- El vaciamiento gástrico.
- La naturaleza del material refluido (ácido gástrico o básico bilio-pancreático).
- La resistencia de la mucosa esofágica y de los componentes de defensa del paciente.
A menudo llegan a la consulta para operar de hernia de hiato pacientes con síntomas atípicos
(halitosis, ataques de tos, pérdida de esmalte dental, molestias faríngeas…) que han recorrido diferentes
especialidades y nadie sabe decirles qué tienen. Se les termina diagnosticando una ERGE por exclusión, y
aunque puede ser la causa de su sintomatología (alteración respiratoria, faringitis, laringitis, neumonía de
repetición, etc.), hay diversas entidades no dependientes del reflujo que también la pueden originar y no se
van a corregir con una operación de este tipo.
Por tanto, debemos estudiarlos muy bien mediante phmetría y manometría, comprobar si realmente
tienen una enfermedad por reflujo y si la tienen advertirles que podemos curarles el reflujo, pero los síntomas
pueden persistir.
2.2.2 Pacientes con síntomas controlados por la medicación antisecretora pero que no desean
continuar con ella
Pacientes jóvenes, con alguna intolerancia farmacológica o procedentes de países sin sanidad
universal que prefieren pagar una cirugía que la medicación de por vida por miedo a los efectos secundarios.
Cabe destacar que las complicaciones son las mismas en la cirugía abierta que en la laparoscópica.
Dependen de la experiencia del cirujano y del tipo de operación que se realice. La cirugía laparoscópica es
mucho más exigente y requiere experiencia quirúrgica para hacerla correctamente.
2.3.3 Objetivos
El objetivo es restablecer la barrera mecánica que nos impida el reflujo, y para ello debemos:
- Disecar de la unión esófago-gástrica para reducir la hernia hasta restablecer un segmento del
esófago abdominal adecuado.
- Cerrar los pilares para restablecer un orificio hiatal normal, que están ensanchados.
- Restablecer una zona de alta presión a nivel de la unión esófago-gástrica para que sea
efectiva. Además, hace que se vuelva a formar el ángulo de His perdido por la hernia.
- Mantener la reparación en posición infradiafragmática, que no se desplace al tórax porque
si lo hace además de recidivar la hernia aparecerá disfagia.
en las valvas comprimiendo el esófago para que no refluya el contenido. Al mismo tiempo reducimos
la capacidad proximal del estómago favoreciendo la progresión distal del contenido. Esta es la mejor
funduplicatura, sin embargo, hay algunos pacientes en los cuales no está indicada, que son sobre todo
los que presentan trastornos de la motilidad esofágica (ej. acalasia), en estos pacientes se hace una
funduplicatura parcial.
- OPERACIÓN DE TOUPET: Parcial posterior de 270º. Consiste en pasar el fundus por detrás del esófago,
como el Nissen, pero dejando unos 80-90º sin cubrir en la parte anterior. Suturamos a los lados
izquierdo y derecho del esófago.
- FUNDUPLICATURA TIPO DOR: Parcial anterior de 180º. En este caso el fundus solo se pasa por delante
de esófago y se sutura al lado derecho al pilar derecho y la unión esófago-gástrica
Estas técnicas parciales son un poco menos efectivas que la de tipo Nissen, pero se realizan cuando
hay trastornos de la motilidad esofágica, como acalasia (alteración dinámica grave en la que el esófago no es
capaz de contraerse de forma coordinada para empujar el bolo alimenticio, y además existe un aumento
permanente de la tonicidad del esfínter esofágico inferior). En estos casos, si hacemos una válvula completa
el paciente va a padecer disfagia con bastante seguridad.
En los últimos 25 años se ha desarrollado la cirugía laparoscópica, que tiene menos complicaciones
quirúrgicas (adherencias, dolor postoperatorio, infecciones…). Implicó un aumento exponencial del número
de cirugías antirreflujo. Sin embargo, sus indicaciones deberían ser las mismas porque la técnica quirúrgica es
la misma que en la cirugía abierta. La seguridad se relaciona con la experiencia del cirujano puesto que es un
abordaje más difícil.
4. Funduplicatura corta y holgada. Con el fundus ya liberado se rodea total o parcialmente, como hemos
visto, el esófago y se sutura.
Todo esto con especial precaución de no lesionar los nervios vagos produciendo una gastroparesia, el
estómago vaciaría mal aumentando el reflujo.
Existen algunas alternativas, pero ninguna de ellas iguala el efecto de la cirugía antirreflujo ni disminuye las
complicaciones. Son anecdóticas, pues en realidad no se usan:
- Funduplicatura por vía torácica: Se hacían antiguamente y fueron muy populares. Hoy en día está
totalmente en desuso porque la morbilidad es mucho mayor que una cirugía laparoscópica por vía
abdominal.
- Tratamiento endoscópico (radiofrecuencia, endoplicatura, inyección polímeros): La endoscopia
terapéutica es una especialidad en auge, pero todavía se considera experimental. A día de hoy ninguna
de estas técnicas ha conseguido equiparar sus resultados a los que se obtienen por vía laparoscópica.
Se hacen solo en hernias muy pequeñas.
▪ Pacientes con enfermedad simple: Pacientes con reflujo controlados por IBPs, pero que cuando
lo suspenden recidivan los síntomas.
▪ Pacientes con enfermedad complicada: Fundamentalmente estenosis esofágica, complicaciones
respiratorias y esófago de Barret.
- Esófago de Barret: Es una metaplasia columnar del tejido esofágico distal. Su principal
problema es la tendencia a transformarse en una displasia y finalmente dar lugar a un
adenocarcinoma. Esa posibilidad de transformación aumenta a medida que aumenta el
grado de alteración de la mucosa. En los pacientes que tienen metaplasia sin displasia la
incidencia anual de transformación a adenocarcinoma es menor de 0.4%. En los que
tienen displasia de bajo grado es aproximadamente el doble, pero sigue siendo menor del
1% (aproximadamente un 0,7).
Sin embargo, en los pacientes en los que detectamos ya una displasia de alto grado hay
casi un 15% de posibilidad de desarrollar un adenocarcinoma. Además, se ha
demostrado en la biopsia de estas zonas de displasia de alto grado hay un porcentaje del
30% de carcinomas ocultos.
• Supresión ácida con IBPs y/o cirugía antirreflujo, estando esta última especialmente
recomendada por lo evolucionado que está el daño en un Barret y porque impide el reflujo
biliar, a diferencia del tratamiento médico.
• Ablación endoscópica cuando existe displasia de alto grado en las biopsias. La técnica más
aceptada para ello es la radiofrecuencia.
• Resección mucosa endoscópica cuando existen zonas nodulares con displasia de alto grado o
carcinoma in situ o carcinoma T1A (solo invade la mucosa). Se asocia a la ablación con
crioterapia del resto de tejido de Barret. Antes se indicaba esofaguectomía, sobre todo si el
paciente reunía las condiciones necesarias para realizarla.
• Esofaguectomía: Por su alta morbimortalidad, disminución de la calidad de vida y las mejoras
técnicas tanto de estadificación por endoscopia como de resección mucosa endoscópica, sus
indicaciones en el esófago de Barret son más reducidas:
❖ Riesgo significativo de metástasis linfáticas:
- Tumor pobremente diferenciado.
- Margen profundo de la zona de resección infiltrado.
- Invasión linfovascular.
- Invasión más allá de la muscularis mucosae.
❖ Enfermedad de Barret difícil de erradicar:
- Segmento ultralargo de Barret.
- Nodularidad difusa con displasia de alto grado multifocal o carcinoma
intramucoso multifocal.
- Carcinoma intramucoso extenso (difícil control por endoscopia).
❖ Fallo de la erradicación por radiofrecuencia.
❖ Pacientes que no quieran o no puedan realizar los seguimientos endoscópicos
por diversos motivos.
❖ Enfermedad esofágica avanzada con trastorno completo de la motilidad o
estenosis péptica refractaria a tratamiento endoscópico.
En todos estos casos, en general, el tratamiento endoscópico suele fracasar con lo cual si el paciente no
tiene un excesivo riesgo quirúrgico y disponemos de un centro con experiencia lo mejor es indicar ya la
esofaguectomía.
Se dice que los pacientes asintomáticos no es necesario operarlos, ya que además del riesgo quirúrgico,
el porcentaje de recidivas es muy alto. Sin embargo, como los síntomas son los típicos de reflujo, puede que
sí que los tengas y no los hayamos identificado como tal.
Hoy en día la mayor parte de estas hernias se diagnostican por TAC, que permite ver las vísceras prolapsadas
intratorácicas.
▪ Hay una alta incidencia de recidivas anatómicas: La mayor parte de las recidivas son por migración
intratorácica de la funduplicatura. Si bien el número de recidivas está próximo en muchas series al
50% (aunque la mayoría son asintomáticas). Si se hace una cirugía con técnica adecuada baja mucho
la incidencia de recidivas por ello ampliamos más cada día las indicaciones quirúrgicas.
▪ Síntomas muy variados: la realidad es que los pacientes completamente asintomáticos son raros pero
los síntomas son muy variados y con frecuencia no son atribuidos a la hernia de hiato. Por esta razón,
en muchas ocasiones se decide no operarlos cuando en realidad su sintomatología sí que proviene de
la hernia hiatal.
▪ Pacientes ancianos con múltiples patologías: alto riesgo quirúrgico.
Hoy en día haciendo la cirugía por vía laparoscópica en estos pacientes el riesgo quirúrgico es mucho
menor.
Comentario imagen: Cuando hacemos la laparoscopia lo primero que vemos es que hay un montón de
vísceras introducidas dentro del orificio herniario (en este caso estómago, epiplón y parte del colon transverso)
y una vez reducida vemos el gran orificio herniario que queda. Se ve el saco peritoneal que debemos resecar,
al contrario de las hernias por deslizamiento en las que no tenemos este saco y a continuación tapamos el
hiato. Como es un orificio tan grande a veces hay que dar varios puntos por delante y por detrás y a
continuación hacer la funduplicatura.
▪ Esófago corto, ya que suelen ser hernias muy grandes y de larga evolución. Cuando no lo identificamos
y no lo tratamos es cuando se produce la mayor parte de las recidivas.
▪ Necesidad de experiencia quirúrgica ya que se trata de una técnica de mayor dificultad que la
empleada en la funduplicatura por deslizamiento.
▪ Dificultades técnicas:
- Pacientes ancianos y pluripatológicos;
- Hiato muy grande;
- Enfermedades neuromusculares;
- Debilidad de los pilares;
- Presión intraabdominal;
- Reintervenciones.
Para evitar las recidivas hemos de hacer, en primer lugar, un alargamiento esofágico por
laparoscopia. La mayoría de los pacientes la toleran, aunque sean frágiles, porque han mejorado mucho los
cuidados perioperatorios. Implica un cierto riesgo de fístula, como en cualquier sutura, pero es excepcional
que se produzca.
Se han descrito muchas formas de colocar las mallas, pero la tendencia actual es a hacerlo solamente en la
parte posterior, se cierran los pilares y se coloca una malla por encima como refuerzo o si los pilares son
extremadamente débiles para suturarlos colocar la malla por encima directamente protegiendo la zona.
Disponemos de mallas de diferentes materiales. Las que más se están utilizando son las sintéticas de polímeros
reabsorbibles, que promueven la cicatrización en la zona y con el tiempo acaban desapareciendo, por lo que
suelen dar menos problemas a largo plazo.
Todos los enfermos que se operan de estas hernias reúnen estas características, por lo que en
principio deberíamos colocárselas a todos. Lo que se hace en la práctica diaria es el alargamiento esofágico
siempre, y la malla solamente en aquellos casos en lo que al cerrar los pilares vemos que quedan demasiado
débiles, que los puntos quedan a tensión…
¿Si se realiza una funduplicatura parcial se podría reintervenir y realizar una tipo Nissen? Si, siempre existe
esa opción, pero generalmente vamos a hacer una funduplicatura parcial en aquellos pacientes en los que
existe un trastorno de movimiento esofágico. En general siempre se puede reintervenir, pero siempre con un
mayor grado de complejidad que exige una mayor experiencia quirúrgica. Pero si has hecho parcial y el
paciente tiene el trastorno motor, lo más indicado es el uso de un IBP para evitar la evolución de un paciente
con reflujo a disfagia. En pacientes obesos se recomienda adelgazamiento y en casos complicados bypass
gástrico para realizar una reducción de presión.