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2º.-Una ley orgánica regulará las bases de la organización militar conforme a los principios
de la presente Constitución.
LA INFORMACIÓN PROCEDE:
http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/titulos/articulos.jsp?ini=8&tipo=2
Sinopsis artículo 8
En el constitucionalismo histórico español, excepcionando el artículo 37 de la Ley Orgánica
del Estado de 1967, la redacción de un artículo propio sobre la composición y misiones de
las Fuerzas Armadas no ha sido moneda común, bien que las referencias existentes vienen
a partir de menciones de la necesaria fijación anual de una fuerza militar, junto a la
posibilidad regia de disposición sobre la misma.
Por su parte, la Guardia Civil, catalogada como institución armada de carácter militar,
dependerá en tiempo de paz del Ministerio del Interior en cuanto afecte a funciones
referidas al orden y seguridad pública, y del Ministerio de Defensa en cuestiones que se le
encomienden. En caso de guerra o de la declaración del estado de sitio, dependerá
directamente del Ministerio de Defensa (arts. 38 y 39 de la Ley orgánica indicada).
Sin olvidar, siquiera sea por la relevancia de las mismas, las diferentes misiones de
mantenimiento de la paz que, en el ámbito exterior, vienen desarrollando nuestros
Ejércitos, en el aspecto teleológico, finalístico, en cuanto a sus funciones fundamentales -
dentro del marco del Estado constitucional y con sometimiento en su mando real y efectivo
a los designios del Gobierno (art. 97 CE), ya que la previsión del artículo 62. h) CE sobre el
mando supremo del Rey respecto a las mismas se entiende como un mando simbólico-, las
Fuerzas Armadas cumplen constitucionalmente las siguientes funciones. Así:
Los órganos superiores encargados de la Defensa Nacional (no olvidemos que el artículo
30 CE establece el derecho y deber de la totalidad de los españoles de defender a España)
son "ex" artículos 5 a 13 de la citada norma orgánica los siguientes:
- El Rey, como supremo órgano de mando de las Fuerzas Armadas. Ya sabemos que esta
prédica se realiza de manera simbólica, salvadas sean situaciones excepcionales, como más
adelante significaremos.
- Las Cortes Generales, con sus tareas de aprobación de las leyes relativas a la defensa y
el presupuesto de la misma, además de cómo controladoras del Gobierno y órgano que
debe autorizar previamente a su firma, los tratados internacionales de carácter militar.
- El Gobierno y sobre todo a su Presidente, en cuanto establece y dirige la política de
defensa y asegura su ejecución.
- La Junta de Defensa Nacional, órgano superior asesor y consultivo del Gobierno en
materia de Defensa Nacional. Presidida por Su Majestad El Rey, forman parte de la misma
el Presidente del Gobierno, los Vicepresidentes, si los hubiera, el Ministro de Defensa, el
Jefe del Estado Mayor de la Defensa, los Jefes de los Estados Mayores del Ejército de Tierra,
de la Armada y del Ejército del Aire y los Ministros competentes en las áreas de Asuntos
Exteriores e Interior, así como aquellos otros que el Presidente del Gobierno considere
oportuno
- El Ministro de Defensa, en cuanto desarrolla la tarea ordinaria de gobierno y
administración de la Defensa.
- La Junta de Jefes de Estado Mayor, órgano asesor del Presidente del Gobierno y del
Ministro de Defensa, compuesta por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y por los Jefes
de Estado Mayor de los tres Ejércitos.
Las características especiales de las Fuerzas Armadas y las funciones que desempeñan
justifican desde siempre un régimen normativo especial que presenta, sin entrar en
mayores disquisiciones diferentes aspectos. A saber: a) una jurisdicción militar, que supone
una excepción constitucionalizada del principio de unidad jurisdiccional (art. 117.5 CE),
aprobada por Ley orgánica 4/1987, de 15 de julio, de Competencia y Organización de la
Jurisdicción Militar, limitada a un ámbito castrense delimitado por el propio Código Penal
Militar y a lo previsto en la normativa sobre el estado de sitio; b) un régimen penal propio,
recogido en la Ley orgánica 13/1985, reguladora del Código Penal Militar, de 9 de
diciembre; c) un régimen sancionador específico expresado en la Ley orgánica 8/1998, de 2
de diciembre. También se observan en el propio Texto constitucional ciertas restricciones
en el ejercicio de determinados derechos fundamentales y libertades públicas (art. 28.1 y
artículo 1.3 de la Ley orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical, sobre
prohibición de sindicación; art. 28.2 prohibiendo constitucionalmente el derecho de huelga
ya que sus funciones se consideran esenciales para la comunidad; art. 29.2 CE sobre la
prohibición del ejercicio de petición colectiva, o art. 70.1 e) declarando inelegibles a los
militares profesionales. La Ley 85/1978, de 28 de diciembre, en la que se aprueban las
Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas, introduce igualmente ciertas restricciones a la
libertad de movimientos o a los derechos de reunión y manifestación.
Vinculadas a este artículo que se presenta, bien que relacionadas con los artículos 62 y
30 CE, preceptos a los que nos remitimos, aparecen a lo largo de estos veinticinco años de
democracia en España dos cuestiones que merecen ser destacadas en relación con nuestras
Fuerzas Armadas.
La primera de ellas es el papel de supremo mando de las Fuerzas Armadas que el artículo
62. h) CE expresamente atribuye al Rey. Este precepto ha sido invocado como elemento
decisivo para abortar el intento de golpe de Estado que se produjo el 23 de febrero de
1981. No parece adecuado indicar que Su Majestad El Rey D. Juan Carlos evitase que esta
intentona cumpliera su objetivo debido exclusivamente a su carácter de superior militar
jerárquico, aspecto éste que, siendo importante, no oculta que, en una situación de
excepción, la actuación del Jefe del Estado como árbitro y moderador de las instituciones,
se basa más en la "auctoritas" que en la "potestas"; que se apoya más en la autoridad
personal y en el carisma que en las funciones, en los poderes que se indiquen
expresamente en la Constitución o en el resto del ordenamiento. De cualquier forma, y con
carácter general, tanto en tiempo de paz como de guerra, no resulta del todo convincente
que esta decisiva actuación del Monarca en defensa de nuestra Constitución y del régimen
de libertades estatuidos en 1978, suponga obviar lo que expresamente indica el artículo 97
CE, estableciendo que es el Gobierno el órgano que dirige la política exterior e interior, civil
y militar de España. Y es que en una Monarquía parlamentaria como la nuestra no cabe otra
opción.
En cuanto a la segunda de las cuestiones a las que aludíamos, debemos destacar que en
España ya no existe el sistema de reclutamiento por levas sino que se ha procedido a una
profesionalización de las Fuerzas Armadas. Es cierto que esta cuestión pertenece al ámbito
de estudio del artículo 30 CE, artículo al que nos remitimos, pero la importancia de la
cuestión afecta decisivamente no sólo al propio reclutamiento sino a la idea genérica de
Fuerzas Armadas y a las propias tareas a desarrollar por éstas, tanto en el ámbito interno
como internacional. Y es que a partir del marco normativo expresado en la Ley orgánica
13/1991, de 20 de diciembre, del servicio militar, la Ley 17/1999 de 18 de mayo, del
régimen del personal de las Fuerzas Armadas establece que a partir del 31 de diciembre de
2002 se suspende la prestación obligatoria del servicio militar. El Real Decreto 247/2001, de
9 de marzo, adelanta esta previsión.
Diciembre 2003.
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