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Un grupo de trabajadores de la agencia 3lemon mantiene una reunión
improvisada.Lino Escurís
Sus creaciones son mucho más sofisticadas que los bots, perfiles falsos que
interactúan de forma automática. Los bots, asegura Monzón, han quedado
obsoletos porque son fácilmente detectables, mientras que los kabukis,
manejados por humanos, son indistinguibles de las cuentas reales y resisten
los barridos de Twitter, Facebook o Instagram. “Hay que volver al origen, a
Goebbles, a la creación de contenido que entretenga y provoque
comentarios”, espeta. Algunos de los kabukis de 3lemon, asegura,
incluso han mantenido discusiones con políticos o líderes de
opinión. “Al pelearse con ellos en las redes les dan credibilidad,
como si fueran personas con DNI”, comenta entre risas.
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tienda de superdeportivos…); guionizar los comentarios que vierten en
redes y hasta sus interacciones con otros kabukis.
El grupo más selecto de ellos, a los que Monzón llama “los pata negra”,
venden productos de lujo. Una firma de calzoncillos de alta gama, por
ejemplo, se promociona a través de uno de estos personajes porque le
interesa llegar a los 10.000 seguidores de Instagram que siguen su vida de
ensueño, entre galas, restaurantes caros y paseos en yate. Para las marcas,
esos 10.000 perfiles altamente segmentados (en este caso, gente de poder
adquisitivo medio/alto que se identifica con un hombre de éxito que ha
pasado la cincuentena pero lleva la vida de un joven) son oro puro. Algunas
de sus mejores creaciones, cuyo nombre no podemos revelar sin provocar
el derrumbe del castillo de naipes tan cuidadosamente levantado por el
equipo de 3lemon, acumulan hasta medio millón de seguidores.
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• Los granjeros
Idoya Barrabés, de 31 años, dirige un equipo de 15 jóvenes con perfil de
marketing o publicidad encargados de alimentar de contenidos los kabukis.
Preparan memes, vídeos y textos para dotar de vida las cuentas que
cultivan. Entre ellas tienen a runners que prescriben contenidos, modelos,
gourmets, agitadores... “Cada miembro del departamento tiene a su cargo
un número determinado de estas cuentas. Tenemos un manual con normas
en el que se especifica qué publicar y qué no. Hay cosas que no se pueden
decir. También tenemos cláusulas de confidencialidad y reglas que dejan
claro, por ejemplo, que si un perfil despega no puedes apropiarte de él”,
explica Barrabés.
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• Guerra comercial
Monzón emplea a otros kabukis en campañas de protección de marcas
porque, según él, en las redes hay una “guerra comercial fortísima”.
Promueve el cibercombate para sus clientes, partidos políticos y grandes
marcas. No todos son conscientes de los peligros para su reputación,
advierte. Ha escrito que “el problema de las grandes corporaciones para
hacer estrategia de guerrilla es que sus miembros, sobre todo los que
ocupan cargos directivos, carecen del instinto asesino del guerrillero”.
(Fuente:
https://retina.elpais.com/retina/2018/11/01/tendencias/1541110319_969229
.html , 04/11/2018)