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EURE

ISSN: 0250-7161
eure@eure.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Dammert, Lucía
¿Ciudad sin ciudadanos? Fragmentación, segregación y temor en Santiago
EURE, vol. XXX, núm. 91, diciembre, 2004, pp. 87-96
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=19609106

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artículo

Lucía Dammert*

¿Ciudad sin ciudadanos?


Fragmentación, segregación y temor en
Santiago* *
Abstract

The city´s image as space of diversity and as a celebration of difference, is under threat in Santiago. Alternative
and dominant images depict the city as conflictive, unruly, disorderly and insecure; where difference became a
dangerous element that should be excluded or segregated. In this way, a “city without citizens” is being built, a
“no-city” in which people does not interact, just move in the space. The main objetive of this article is to analyze
this situation by focusing on one of its elements: fear of crime. The result presents many questions that need to
be addressed about the city that is being built and the social consequences of this process.

Key words: Fear of crime, spatial fragmentation, Santiago de Chile.

Resumen

La imagen de la ciudad como espacio de interacción y celebración de las diferencias está siendo amenazada
en Santiago. Visiones alternativas la muestran como espacio de conflicto, desorden e inseguridad, donde
la diferencia se convierte en un elemento peligroso que requiere ser excluido o segregado. De esta manera
se desarrolla una ciudad sin ciudadanos, es decir, una no-ciudad, que sirve como espacio de movimiento
pero no de interacción. El objetivo de este artículo es empezar a analizar esta problemática desde uno de sus
elementos: la sensación de inseguridad. El resultado plantea interrogantes sobre la ciudad que se está
construyendo y sus posibles consecuencias.

Palabras clave: temor, fragmentación, Santiago de Chile.

Revista eure (Vol. XXX, Nº 91), pp. 87-96, Santiago de Chile, diciembre 2004
[87]
Lucía Dammert

1. Introducción expresión de la “anomia democrática” del Chile de


los ‘90, donde la figura del delincuente se convierte

L
a imagen clásica de la ciudad como espacio de en un chivo expiatorio que concentra otros temores
interacción y celebración de las diferencias relacionados con la precarización de la vida cotidia-
está siendo amenazada. Visiones alternativas na (PNUD, 1998). Finalmente las variables de con-
la muestran como espacio de conflicto, desorden e texto, es decir la calidad del medio donde se vive,
inseguridad; donde la diferencia se convierte en un juegan un rol central tanto en el aumento de la cri-
elemento peligroso que requiere ser excluido o minalidad como del temor en la ciudad.
segregado. Así, la imagen de ciudad que se consolida
es expresión de la sensación de desprotección frente Si bien un importante número de estudios han
a lo desconocido, que inunda a la sociedad en la interpretado la relación entre criminalidad y ciudad,
actualidad. el análisis del temor urbano es relativamente reciente
en América Latina (algunas excepciones son Caldeira,
Sin duda, el aumento de la criminalidad y el 2000; Svampa, 2001; Dammert y Lunecke, 2003).
temor o sensación de inseguridad frente a la posibi- Pese a ello, estudios desarrollados en Europa y en
lidad de ser víctima de un delito son elementos que Estados Unidos, cuyos resultados en parte pueden
opacan la vida urbana, atacando sus pilares econó- ser extrapolados a nuestra realidad, concluyen que el
micos, sociales y políticos (Bannister y Fyfe, 2000). temor tiende a aumentar la vulnerabilidad personal,
Ambos fenómenos pueden ser claves para interpre- y actúa como un elemento que segmenta a la pobla-
tar el proceso de desaparición de la esencia misma de ción, reduciendo aún más su interés por participar
la ciudad, es decir, la presencia de la diferencia y del en comunidad (Crawford, 1997).
encuentro ciudadano.
Como telón de fondo encontramos que la ciu-
Ahora bien, ¿cuáles son los factores que generan dad latinoamericana se caracteriza hoy por un pro-
temor en la población urbana? Los intentos de ex- ceso de transformación dominado por nuevas mo-
plicar el temor al delito son variados y apelan a facto- dalidades de expansión metropolitana, como la
res diversos; si bien no se cuenta con una respuesta suburbanización y la policentralización, la fragmen-
única para los diferentes contextos, se puede afirmar tación de su estructura, así como por la polarización
que hay variables individuales, sociales y de contex- social y la segregación residencial, entre otros (De
to que juegan roles claves en este proceso. Con rela- Mattos, 2004: 5). Estos procesos se expresan en su
ción a las primeras, por ejemplo, las mujeres así como mayor dimensión en las áreas metropolitanas de la
los adultos mayores presentan niveles de temor más región, siendo Santiago1 una manifestación eviden-
altos debido a la preocupación por los hijos, en el te de estos fenómenos que tienden a consolidarse.
primer caso, y por el aislamiento que viven Situación que no sólo deteriora la calidad de vida,
cotidianamente, en el segundo. Las variables sociales sino que también pone en duda el modelo mismo
por su parte, se vinculan por ejemplo con el rol de de ciudad que se está construyendo. En otras pala-
los medios de comunicación de masas, la confianza bras, es evidente que una buena gestión, crecimien-
en las instituciones del Estado o la sensación de im- to e inversión en infraestructura no son elementos
punidad frente a los hechos delictuales, variables suficientes para crear ciudad. La integración de la
que impactan directamente en la conformación de ciudadanía, la existencia de espacios públicos de in-
la percepción ciudadana. De igual forma, en el In- tercambio y la participación efectiva en los mismos,
forme de Desarrollo Humano 1998 del Programa son elementos centrales para este proceso.
de Naciones Unidas para el Desarrollo se hace hin-
capié en la presencia del temor al delito como una En este sentido, es posible que estemos constru-
yendo ciudad sin ciudadanos. Si bien la afirmación
parece retórica, el análisis de estos procesos, así como
* Investigadora del Centro de Estudios en Seguridad de sus consecuencias en el discurso y el accionar de
Ciudadana de la Universidad de Chile. E-mail:
luciad@terra.cl
** Recibido el 8 de noviembre de 2004, aprobado el
1
En el presente artículo se hace referencia al Gran
11 de noviembre de 2004. Santiago.

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¿Ciudad sin ciudadanos? Fragmentación, segregación y temor en Santiago

los habitantes urbanos, establece este peligro como fragmentación. Si bien la segregación muestra una
cierto. En este proceso aparece lo que se puede de- nítida tendencia al distanciamiento físico entre ba-
nominar la no-ciudad como elemento caracterizador rrios de ricos y de pobres (Rodríguez y Winchester,
del fenómeno de construcción urbana actual. Este 2001), este fenómeno no necesariamente lleva a con-
concepto hace referencia a la definición de Auge solidar un modelo urbano dual, sino más bien a
(1993) de los “no-lugares”, aquellos espacios que se interpretar la ciudad a partir de la presencia de esca-
caracterizan por ser carentes de identidad, de rela- las de segregación donde se evidencia “un retroceso
ciones y de contenido histórico. Se puede afirmar de la segregación residencial en una escala espacial
que el proceso ha consolidado un modelo de no- grande, y al mismo tiempo, una intensificación de la
ciudad cuya característica es la presencia de espacios segregación a una escala espacial reducida” (Sabatini
de confluencia anónimos, que sólo permiten un fur- y Cáceres, 2004: 11). De hecho los procesos de
tivo cruce de miradas entre personas que nunca más metropolización y apertura al interior de la ciudad,
se encuentran. Es así como los ciudadanos se con- ligados a la globalización, generan lógicas de separa-
vierten en meros elementos de conjuntos que se for- ción y de construcción de nuevas fronteras urbanas
man y deshacen al azar, y que por ende se convierten (Smith y Williams, 1986). Esta situación se percibe
en usuarios que mantienen una relación esencial- en la mayoría de las grandes metrópolis latinoameri-
mente contractual. canas, donde los procesos de reconstrucción demo-
crática y crecimiento económico de las últimas déca-
A partir de esta transformación de la idea clásica das, más que producir ciudad, han generado frag-
de ciudad 2 hacia la de no-ciudad, el presente artícu- mentación.
lo busca contribuir al análisis y discusión de estos
cambios en nuestra ciudad capital, sin pretender dar En este camino, se puede hablar de un avance
cuenta del amplio debate académico existente en progresivo hacia la ciudad fractal o fragmentada
torno a los temas de fragmentación y segregación de (Soja, 2000), que supone que aquello que debería
la ciudad. Así, las principales interrogantes que orien- tener un funcionamiento global ha estallado en
tan el presente análisis son las siguientes: ¿Cuál es el múltiples unidades; es decir, no existe una unifica-
rol del temor al delito en la construcción urbana? ción del conjunto urbano. Peor aun, sumado a la
¿Cuál es la relación entre temor y fragmentación ur- carencia de unión territorial se evidencia una falta de
bana? Y finalmente, ¿cómo ha calado este proceso en sentido de identidad que integre a aquellos que ha-
el discurso ciudadano sobre la vida en la ciudad? bitan la ciudad.

Estas interrogantes deben formar parte de la in- Lo anterior es un fenómeno que atraviesa la ciu-
vestigación y definición de la ciudad que queremos dad entera, y que se manifiesta en la tendencia ac-
construir para permitir enfrentarlos de forma soste- tual de amurallar y enrejar las áreas residenciales e
nible y evitar así la amenaza de la no-ciudad. incluso los espacios públicos, situación que ya no
sólo se presenta en las comunas de altos ingresos,
2. Santiago: segregación y fragmentación sino que también se observa en sectores habitados
por población de bajos ingresos, cuyo espacio resi-
territorial
dencial tiene un origen asociado a la vivienda social
y a la autoconstrucción (Sabatini, 2000), y donde el
Santiago actualmente se caracteriza por la pre-
reducido tamaño de las viviendas obligaban al po-
sencia de altos niveles de segregación residencial y
blador a ocupar los espacios públicos. Y sin embargo
hoy, incluso estos espacios se hallan cerrados y aban-
donados.
2
En la Grecia clásica se concibió la idea de polis, defini-
da como aquel ámbito específico de lo humano que posibi-
lita el comportamiento ciudadano: un espacio donde las Esta fragmentación de la ciudad conlleva una
relaciones entre los individuos no se caracterizan por la fragmentación simbólica y falta de identidad gene-
necesidad o su orientación hacia la esfera doméstica, sino ral de la población, donde los pequeños reductos
por su carácter público-político. De esta manera, es en la
identitarios se vinculan con los más jóvenes que uti-
polis donde se juega la virtud, en tanto virtud pública, es
decir, aquella que se preocupa de los asuntos de la ciudad lizan con más frecuencia los espacios públicos. Este

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proceso va de la mano con un complejo sentimiento nan variables como la desconfianza en las institucio-
de temor frente a los espacios no conocidos o no nes de justicia criminal, el rol de los medios de co-
utilizados, e incluso expresa una percepción de des- municación o la presencia de una inseguridad social
confianza y amenaza frente al vecino que hoy se generalizada como motivos que influyen en la pre-
percibe como un “otro” ajeno. De esta forma, el te- sencia del temor al delito. De esta forma, para dismi-
mor al delito y la fragmentación urbana son dos nuir la sensación de inseguridad se requieren políti-
fenómenos que se refuerzan mutuamente y van con- cas que integren y consideren los factores individua-
solidando un modelo de no-ciudad donde los espa- les, sociales y de contexto definidos en el acápite
cios de anonimato y temor son mayores que aquellos previo.
de intercambio y diferencia. Entre estos últimos se
pueden resaltar los espacios públicos en general vin- Es importante destacar que hablamos de un te-
culados con las plazas, las multicanchas deportivas y mor que se relaciona fuertemente con la ciudad; por
la calle, cuando es utilizada como espacio de ende, es una referencia a una problemática urbana
interacción. general que afecta la forma como utilizamos la ciu-
dad. En términos de Barbero (2000: 24), “los mie-
dos son clave de los nuevos modos de habitar y de
3. La cotidianidad del temor comunicar, son expresión de una angustia más hon-
da, de una angustia cultural que proviene, en pri-
De acuerdo a lo analizado previamente, el temor mer lugar, de la pérdida de arraigo colectivo de las
se vincula con procesos sociales, políticos, económi- ciudades”. En esta cita se resalta el proceso de retroa-
cos y culturales, así como con momentos históricos limentación entre temor y ciudad, ya que ambos se
específicos. Es así como podemos decir que en las definen y reconfiguran cotidianamente. Por esto, la
últimas décadas vivimos en una época marcada por calidad de las ciudades en que vivimos se convierte
el temor, principalmente debido a la pérdida de la en un elemento central para interpretar el temor,
llamada “seguridad ontológica” (Giddens, 1990). entendido como una experiencia compartida y ex-
Es decir, la pérdida de la necesidad del ser humano perimentada socialmente.
de contar con un sustento básico para la construc-
ción de su identidad y la integración de ésta con la Ahora bien, el temor como concepto general
sociedad, además de poder confiar en la fiabilidad puede referirse a diversos problemas sociales vincu-
de personas y cosas. Estas cuestiones son fundamen- lados a la precariedad de la vida actual: por ejemplo,
tales para la mantención de sus sentimientos de se- el temor frente a la cesantía, la falta de protección
guridad, y su pérdida se vincula estrechamente con social, el futuro de los hijos, entre otros, marcan la
el surgimiento de las no-ciudades, analizadas previa- vida en una “sociedad de riesgo” (Beck, 1984) don-
mente. de nada parece seguro. En este marco, el temor al
delito es aquel que permite una identificación clara
Por ende, la sensación de inseguridad se ha con- del “otro” que genera inseguridad y que además pue-
vertido en uno de los principales problemas que de ser identificado. Es así como el temor al delito se
afronta la ciudadanía en la actualidad, y presenta convierte en una forma de expresión simbólica del
una serie de complejidades a la hora de ser analizada riesgo permanente que se vive cotidianamente en la
y enfrentada. Si bien esta sensación se relaciona es- ciudad.
pecialmente con la delincuencia, lo que inmediata-
mente se traduce en temor a convertirse en víctima Desafortunadamente, al igual que en las princi-
de un delito, también es cierto que ella es una expre- pales ciudades americanas y europeas, el temor ur-
sión más de la vulnerabilidad y el riesgo que inunda bano en América Latina está presente en ciudades
nuestra sociedad.

Así, vemos que el temor no necesariamente se 3


En una investigación desarrollada por el CESC en el
relaciona con la probabilidad de ser víctima efectiva año 2003 se observó en el discurso de los ciudadanos que el
temor estaba vinculado con procesos de deterioro de la con-
de algún delito, o con la existencia de victimización fianza en las instituciones e interpersonal, con la pérdida de
previa. De hecho, en muchos estudios3 se mencio- lazos comunitarios y con percepciones de riesgo y amenaza.

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¿Ciudad sin ciudadanos? Fragmentación, segregación y temor en Santiago

tan diversas como Buenos Aires, Quito, San Pablo, ciales son catalogados, en promedio, como los más
El Salvador, entre otras. Ahora bien, en muchos ca- seguros, incluso más que los mismos hogares; sólo
sos el aumento de la actividad delictiva, la corrup- 5% de los encuestados consideró que los primeros
ción policial, la ineficiencia de la justicia, y el rol de tenían una calificación de seguridad como insufi-
los medios de comunicación masiva son elementos ciente, porcentaje que sube al 9% para los hogares.
suficientes para explicar parte de este fenómeno, pero Esta situación puede explicarse por la presencia de
sin duda la configuración urbana juega un rol insos- diversos mecanismos de vigilancia privada al interior
layable. de los centros comerciales, lo que establece cierta sen-
sación de seguridad frente a lo desconocido. La si-
En este marco, la ciudad de Santiago no escapa a tuación de los espacios públicos es mucho más com-
la situación encontrada en las otras ciudades de la pleja, ya que 51% considera que la calle no tiene
región. Por el contrario, puede ser caracterizada como seguridad, y 27% lo hace para las plazas. Esta infor-
una ciudad con una alta presencia de temor entre mación muestra la reconfiguración del espacio pú-
sus habitantes, cuya expresión central se evidencia blico, entendido como el espacio de reunión de los
en que la delincuencia en general, y el temor a ser ciudadanos, hacia los espacios privados (centros co-
víctima de un delito en particular, son las priorida- merciales y el hogar), abandonándose las calles y pla-
des centrales de la agenda pública de la última déca- zas de la ciudad.
da (Dammert y Lunecke, 2003).
Aún más, el temor impacta sobre la utilización
Así, la primera encuesta nacional de seguridad de la ciudad, lo que aumenta los abismos
ciudadana desarrollada a fines del año 2003 por el socioterritoriales, la segregación y la fragmentación
Ministerio del Interior4 muestra resultados intere- de la ciudad. Así, por ejemplo, más de la mitad de la
santes. En primer lugar, cabe resaltar que el 46,8% población entrevistada aseguró haber dejado de salir
de los hogares encuestados presentaron por lo me- de noche para evitar ser víctima de un delito, mien-
nos una victimización en el último año, situación tras que 20% dijo haber dejado de usar transporte
que por sí misma plantea un problema delictivo público con el mismo fin. Es de destacar que este
importante para el área metropolitana. Sin embargo, proceso tiene impactos mayores sobre la población
al analizarlo por victimización directa, este porcenta- más vulnerable: los estratos socioeconómicos más
je se reduce al 31,4% de los encuestados que fueron bajos presentan los porcentajes más altos de abando-
víctimas de algún delito, de los cuales casi el 9% no de la ciudad en la noche, 60,7%, mientras que
presentó más de una victimización en el último año. este “auto-encierro” afecta al 23% de la población de
los estratos más altos.
Cuando se analiza la percepción de los indivi-
duos encontramos niveles de sensación de inseguri- Además de estas medidas de comportamiento
dad altos. Así, por ejemplo, 44,8% de los encuestados destinadas a disminuir la posible victimización, el
cree que será víctima de algún delito en los próximos tema de la seguridad ayuda a configurar un nuevo
12 meses, mientras que 63% cree que es probable paisaje urbano caracterizado por la presencia de re-
que sea víctima de algún delito en el mismo periodo. jas, alarmas y otros elementos de seguridad. Esta
Finalmente, el 77% de los encuestados en la Región misma fuente muestra que 36% de los encuestados
Metropolitana cree que la delincuencia aumentó en tomó alguna medida para protegerse de la delin-
los últimos 12 meses, y un porcentaje similar cree cuencia, entre las que se destacan la compra de rejas
que esta tendencia seguirá en el futuro, lo que refleja y perros guardianes. Ambas medidas tienen una
la inseguridad cotidiana que se presenta en niveles magnitud mayor en los estratos socioecómicos más
superiores a la victimización personal (31,4%). bajos, debido al menor acceso que se tiene a las alar-
mas o a la seguridad privada, que se convierten en
Más específicamente, cuando se analiza la segu-
los mecanismos de encierro de aquellos con una mejor
ridad que tienen ciertos espacios para la población,
situación socioeconómica. Tal situación corrobora los
resulta paradójico evidenciar que los centros comer-
grados de aislamiento, precariedad e inseguridad que
enfrentan cotidianamente los ciudadanos más po-
4
Ver www.seguridadciudadana.gov.cl bres de Santiago.

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Lucía Dammert

De esta forma, la presencia cada vez más visible se debe avanzar no sólo en el rediseño de políticas
de dispositivos que cierran (rejas, casetas de vigilan- urbanas tan importantes como la estrategia de creci-
cia, cercos), así como el desarrollo de sistemas de se- miento, la vivienda social y la infraestructura urba-
guridad más complejos en los barrios privados y na, entre otras, sino también sobre la recuperación
en los fraccionamientos populares, son demostracio- del espacio público de la ciudad como elemento
nes de este nuevo arreglo entre las diferentes zonas identitario y unificador de la experiencia real de vi-
de la ciudad. vir en un ciudad de calidad ciudadana.

La situación expresada previamente esconde la Con este objetivo, en la investigación señalada


profundización de un discurso ciudadano que tien- se desarrollaron 18 grupos focales y 64 entrevistas
de a la privatización de la vida, la estigmatización de en profundidad a diversos habitantes del Gran San-
algunos grupos poblacionales y el abandono del es- tiago, tomando en cuenta las diferencias de género,
pacio público; es decir una profunda reconfiguración edad y nivel socioeconómico. La información rele-
simbólica y espacial de la ciudad. A continuación se vada muestra elementos centrales de lo que se consi-
presentan los principales resultados de nuestra in- dera la vida urbana, y los hallazgos se vinculan prin-
vestigación cualitativa desarrollada en la Región cipalmente con los fenómenos descritos previamen-
Metropolitana de Santiago, con el objetivo de des- te, singularizados como el modelo de la no-ciudad.
entrañar los elementos que configuran esta forma de Pese a ello es necesario resaltar, como un aspecto po-
relacionarse en la ciudad. sitivo encontrado en ciertos sectores de la ciudad 5 , la
presencia de grupos ciudadanos que participan acti-
4. Discurso ciudadano: elementos de una vamente en la búsqueda de mejoras por la calidad de
la vida urbana. Estas iniciativas han sido
ciudad con temor
sistematizadas por Ducci (2004) y deben ser vistas a
la luz de la necesidad de consolidarlas, en medio de
La ciudad de Santiago es apreciada en el mundo
una tendencia que parece estar ligada a la conforma-
por sus cualidades para hacer negocios, instalar em-
ción de una no-ciudad habitada esencialmente por
presas y desarrollar iniciativas con seguridad econó-
usuarios.
mica, política y social. Por ello, la construcción de
una capital de “clase mundial” con ventajas compa- Los principales elementos que relevamos se pue-
rativas sobre las demás capitales de la región, es uno den organizar en tres grupos. En primer lugar, el
de los principales objetivos de las autoridades del proceso de fragmentación socio-territorial que trae
país. Pero como se vio previamente, este proceso ha de la mano un sentimiento de foraneidad en sus
sido acompañado de la consolidación de un modelo habitantes (Carrión, 2003). En muchos casos, los
caracterizado por la segregación, la fragmentación y diversos fragmentos de la ciudad se perciben como
el temor ciudadano, que puede desencadenar en la extraños, y por ende peligrosos o atemorizantes, para
configuración del modelo de no-ciudad. aquellos que no los utilizan cotidianamente. En se-
gundo término, este extrañamiento que se siente
La paradoja es más que evidente; mientras revis-
sobre la ciudad se magnifica cuando se analiza la
tas como “América Economía” definen a Santiago
situación de los espacios públicos, los cuales son te-
como la ciudad de mejor calidad para hacer negocios
midos, abandonados y privatizados. Estos efectos
en la región, mejor incluso que Miami, sus habitan-
en el uso y carácter de los espacios públicos serán
tes perciben otra realidad. Así, un alto porcentaje de
esbozados en la tercera sección.
la población del Gran Santiago parece no estar des-
tinado a vivir con calidad de “clase mundial”, sino Este triple proceso evidencia uno de los desafíos
más bien con calidad de “no-ciudad”. centrales de Santiago para lograr un desarrollo inclu-
Ahora bien, “las ciudades son las ideas sobre las sivo y disminuir el estigma de ciudad segregada, di-
ciudades” (Borja, 2003: 26), y por ende se hace más
que urgente la necesidad de analizar cómo la segre-
gación, la fragmentación y el temor se han instalado 5
Especialmente en los sectores socioeconómicos de
en el discurso ciudadano. A partir de esta evidencia menores ingresos.

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vidida o fracturada (De Mattos, 2004; Rodríguez y para las zonas de “ricos” como “los barrios de oriente”
Winchester, 2001; Greene y Soler, 2004). o “la zona de arriba”, mientras que las zonas de “po-
bres” aparecen en la conversación como “el centro” o
4.1 Fragmentación urbana y foraneidad “las comunas del sur”. Con relación a estas últimas,
es notable destacar que los entrevistados no señala-
La ciudad no puede ser abordada como unidad, ron comuna alguna por su nombre, sino más bien
sino más bien como la suma de muchos puntos de por sus barrios populares representativos, como por
vista de sus habitantes, que generan una perspectiva ejemplo “La Legua” 6 .
específica sobre este espacio. De esta forma, la ciu-
dad se constituye en la agregación de espacios públi- Sin duda, el discurso sobre la fragmentación ur-
cos y privados que generan una identidad común bana manifiesta contenidos diferentes por estrato
para la población que la habita. Ahora bien, esto se socioeconómico. Por ejemplo, Providencia es visto
refiere a una agregación de especial cualidad, que en como peligroso para los entrevistados de los niveles
el proceso de unidad genera modificaciones en am- más altos, pero no para los estratos socioeconómicos
bos campos, y donde el espacio público es el ele- medios. Para éstos, el peligro está radicado en las
mento fundante, ya que es en él donde se articula el poblaciones más pobres aledañas a sus barrios. Por
intercambio e interacción ciudadana. su parte, para los entrevistados de los estratos
socioeconómicos más bajos, dicha percepción confi-
Sin embargo, los procesos de cambio acaecidos gura la existencia de “barrios” o “sectores” marcados
en las últimas décadas han impactado en la cons- dentro/fuera de la población; es decir, siempre se
trucción del imaginario sobre la ciudad, debido a la ubica otro más peligroso y desconocido.
yuxtaposición de formas de vida tradicionales con
aquellas surgidas como respuesta a la exclusión y con 4.2. La presencia de Agorafobia Urbana
los nuevos comportamientos propios de la
globalización, acentuándose la fragmentación del En el marco de esta ciudad fragmentada, con
cuerpo social, del territorio e incluso de la gestión habitantes que se sienten ajenos a partes importan-
misma de la ciudad. tes de la misma, aparece la agorafobia, definida como
el “temor al espacio público, que se intenta combatir
Esta suma de fragmentos –o en el caso de San- con el automóvil y con el hábitat protegido por las
tiago, de comunas y barrios- impacta sobre los suje- fuerzas de orden” (Borja 2003: 206). Este temor al
tos que la habitan, convirtiéndolos en extranjeros en espacio público no se presenta en la vida urbana en
su propia ciudad. Esta sensación de foraneidad que general, sino que en aquellas ciudades donde la se-
se establece en la utilización de los espacios de la gregación es un fenómeno predominante.
ciudad incluye una mirada negativa y distante fren-
te a lo reconocido como ajeno, percibido muchas En el discurso ciudadano se reconocen dos ele-
veces como atemorizante y violento. De esta forma, mentos que atraviesan los diferencias socioeconómi-
la foraneidad que antes podía ser una excepción en cas, etarias y de género. El primero es la tendencia a
la ciudad (por ejemplo, el migrante que arriba a una privilegiar la utilización de los espacios privados por
ciudad), aparece como una regla en las grandes ciu- sobre los públicos, y el segundo es el reconocimiento
dades contemporáneas: del espacio público como peligroso:

“A mí me da lata pasar por el Centro, yo lo en- “Yo te digo, estoy enclaustrada, ya de las seis para
cuentro muy inseguro, siempre que tengo que hacer adelante evito salir, evito cualquier cosa […] Como
prefiero venir acá a Providencia” (Femenino, ABC1).

Si bien la cita anterior demuestra este proceso de 6


La Legua es un barrio de Santiago, ubicado en la
alejamiento de zonas específicas de la ciudad, resulta comuna de San Joaquín, donde se concentra la presencia de
aún más compleja la “invisibilidad” de las mismas. microtráfico de drogas. En los últimos años, el desarrollo de
iniciativas gubernamentales contra el tráfico de drogas, acom-
Así, en muchas de las entrevistas se evidenció el des- pañadas de importantes coberturas de los medios de comu-
conocimiento de espacios e incluso de comunas de nicación, han aumentado la visión estigmatizada que se tiene
la Región Metropolitana, generándose imaginarios sobre este barrio.

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que se está prisionera en su casa, en lugar de que En síntesis, si la agorafobia urbana es una enfer-
tomen presos a los asaltantes y a los delincuentes son medad producida por la degradación o desaparición
las personas que tenemos que estar prisioneras” (Fe- de los lugares públicos integradores, la solución a
menino, C2-C3). este problema se relaciona con el desarrollo y conso-
lidación de verdaderos lugares de intercambio. La
La cita anterior demuestra con claridad que este privatización de lo público afirma el proceso de con-
sentido de temor o ansiedad frente al espacio públi- formación de la no-ciudad, donde los espacios pú-
co surge cuando éste se clausura y deja de ser el sitio blicos carecen de la posibilidad de intercambio, e
en que se visibiliza la sociedad (Carrión, 2003), para incluso en muchos casos imposibilitan la diferencia.
pasar a ser el lugar donde se ejerce la violencia. Tal
situación impacta en cada sujeto, restringiéndolo a 4.3. El laberinto de la soledad: abandono y
su esfera privada y generando un imaginario social privatización de lo público
del temor.
Los cambios que ha experimentado la mirada
Ahora bien, la agorafobia ha sido definida como ciudadana sobre los espacios públicos, y su
una enfermedad de clase, ya que impacta y es en- reconfiguración como espacios público-privados,
frentada de forma diversa de acuerdo a la perte- obligan a indagar sobre el destino final de la calle y la
nencia socioeconómica de los sujetos. En este con- plaza como espacios de socialización en Santiago. La
texto aparecen dos interrogantes centrales: ¿Qué se respuesta puede ser caracterizada por un entrevista-
entiende por espacio público?, y ¿a qué se teme en do que relaciona estos espacios con la violencia, don-
concreto? de el otro aparece como amenazante y por ende la
pluralidad no puede desplegarse:
La definición del espacio público es un área de
constante debate. Sin embargo, más allá de las diver- “De estas tres plazas, dos están botadas […] Se
sas perspectivas, se puede afirmar que es el espacio transformaron en un campo de batalla” (Masculino,
donde uno aparece ante los otros y viceversa. Es C2-C3).
decir, es un espacio de pluralidad, condición propia
de la constitución de la política y de la construcción Cabe destacar la presencia de una variación en
ciudadana (Borja, 2003). Desde esta perspectiva, la esta percepción sobre las plazas y calles, ya que la
calle y las plazas serían los ejemplos clásicos del espa- visión caótica y negativa se concentra en los sectores
cio público, concepción que se ha visto afectada por socioeconómicos más vulnerables (medios y bajos),
elementos como el temor; por ende, se ha generado mientras que los sectores altos rescatan su función
un cambio en su conceptualización. Así, para los principalmente de animación del diseño urbano. En
miembros de los estratos socioeconómicos altos y este sentido, la caracterización de “linda”, “cuidada”,
medios, hoy en día el espacio público por excelencia “ordenada”, establece una mirada distante y de con-
es el mall o el supermercado. sumo visual más que de utilización.

En este sentido, la presencia de temor o ansie- El proceso de privatización del espacio público
dad sobre los espacios públicos tradicionales ha pro- se establece en varios niveles. En primer lugar, como
fundizado la mudanza hacia nuevos espacios “pú- se mencionó previamente, a través de la aparición de
blico-privados”, que generan no sólo una aparente nuevos espacios considerados públicos, como el mall,
sensación de seguridad, sino también la tranquili- donde imperan lógicas privadas en lugares donde la
dad de “compartir con iguales”. Sin duda, la presen- población se siente protegida:
cia de guardias privados, seguridad electrónica e in-
cluso carteles donde se advierte que se reservan los “Nuestros espacios públicos ahora son los mall,
derechos de admisión muestran un claro objetivo de que no es un espacio público, que está cerrado, don-
diferenciación social. De hecho, los nuevos espacios de el acceso es más o menos restringido, o sea, pue-
públicos son accesibles sólo para ciertos ciudadanos, den ir todos a comprar, pero hay seguridad, hay
mientras que los demás deben resignarse al espacio cámaras, no es la plaza, no es la calle, no es lo que
del hogar. antes se conocía como público, como de todos, que

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¿Ciudad sin ciudadanos? Fragmentación, segregación y temor en Santiago

todos podíamos participar, algunos pueden partici- sensación de inseguridad al reconocer a “otros” que
par de eso y no se si sé han dado cuenta, pero ahora son potencialmente peligrosos. Paralelamente, este
los mall han sido cada vez más grandes, van crecien- temor conlleva a la utilización cada vez más cotidia-
do y van llenando […] Van satisfaciendo todas nues- na de mecanismos de protección y encierro.
tras necesidades, desde ir al médico o comprarnos lo
que se nos ocurra, desde un auto o tener la guagua, De esta manera, encontramos un mecanismo
entonces de todo, hay plazas dentro de los malls, hay perverso que erosiona una de las cualidades centrales
juegos, hay de todo, nos hemos ido encerrando, en- de la vida urbana. Es decir, la posibilidad de la
cerrando, emburbujándonos y ya no tenemos espa- alteridad, que permite construir un “nosotros” por
cios públicos” (Femenino, ABC1). encima de la división territorial y socioeconómica.
En este sentido, la sensación de inseguridad es un
Por otro lado, se evidencia una privatización y elemento que debe considerarse en las políticas ur-
precarización del espacio público en los sectores más banas para de esta forma seguir construyendo ciu-
carenciados de la ciudad. Este proceso se caracteriza dad.
por la utilización de rejas, alarmas y otros elementos
que cierran espacios para la interacción. Un ejemplo Específicamente, los espacios públicos son los
de estas iniciativas se encuentra en los cités del cen- principales afectados de este proceso, debido al te-
tro de Santiago, que si bien históricamente surgen mor que generan y por ende a su abandono y
con rejas y cierres, en los últimos años evidencian un privatización. Lamentablemente, en el discurso ciu-
aumento de estos mecanismos de encierro conside- dadano esta agorafobia está presente de forma casi
rados de seguridad. Por otro lado, la llamada “vivien- completa en la población de Santiago. Las respues-
da progresiva” ha avanzado en muchos casos sobre tas son variadas de acuerdo principalmente a los es-
espacios públicos, generando en diversos proyectos tratos socioeconómicos; así, los más altos recurren a
de vivienda social una yuxtaposición de rejas que los centros comerciales como nuevos espacios públi-
delimitan el avance del espacio privado sobre el pú- cos, mientras que los más pobres se recluyen en el
blico. espacio del hogar. Esta transformación pone en re-
lieve al centro comercial, nuevo actor urbano que
En otras palabras, del espacio público como lu- reconfigura la utilización del espacio y las posibilida-
gar en que se visibiliza la sociedad y en que aparece la des de intercambio.
alteridad, se pasa a un espacio vacío donde el sujeto
como tal se encuentra enfrentado con un laberinto El panorama descrito en este artículo tiene la
signado esencialmente por su soledad. Esta situa- intención de generar mayor debate e investigación
ción se relaciona directamente con la amenaza de la sobre este tema que parece fundante en nuestra ciu-
no-ciudad, construcción que a medida que analiza- dad, pero que ha sido abordado de forma limitada.
mos el discurso ciudadano, va tomando cada vez Es así como se reitera la necesidad de consolidar es-
más realidad en Santiago. tudios que permitan mejorar y/o poner en duda las
principales políticas urbanas desarrolladas en San-
tiago. Por ende, es un tema claramente polémico,
5. A modo de conclusión donde por ejemplo el desarrollo de infraestructura
vial privada, de inversiones inmobiliarias residencia-
La construcción de una ciudad sin ciudadanos les en las afueras de la ciudad, de construcción de
es una amenaza cada vez más real. A partir de la centros comerciales, puede ser visto como una ame-
información relevada en el presente artículo queda naza o como una oportunidad. Este es un debate
en evidencia que los procesos de segregación resi- que no puede ser dejado sólo a los especialistas y a los
dencial y fragmentación han ido de la mano de un modelos matemáticos, y que requiere la incorpora-
aumento de la percepción ciudadana sobre la ciu- ción de la mirada ciudadana. Así se podrá revertir el
dad, que pone el acento en la inseguridad. Ambos proceso iniciado hacia la no-ciudad, donde las an-
procesos muestran una constante y perjudicial re- chas alamedas son cambiadas por carreteras privati-
troalimentación, ya que la segregación aumenta la zadas, y los ciudadanos por clientes frecuentes.

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Lucía Dammert

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