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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

FACULTAD DE MEDICINA, MEXICALI

Ensayo de libro

Presenta:

Rosalio Iván Alejo Covarrubias

1155169

41-1

13 de mayo de 2019
Libro: El hombre en busca del sentido.
Considero que este libro ha sido indispensable en mi formación como persona y cada vez que lo leo encuentro
algo nuevo, esta es la tercera vez que lo leo y me gustaría en unos años volverlo a leer. Este libro trata sobre
cómo Victor Frankl, un psiquiatra judío que fue sometido a los campos de concentración, encuentra que a
pesar de todo el sufrimiento vivido y la pérdida de esperanzas siempre habrá una forma de encontrarle sentido
a la vida y de ser libres en nuestro interior. Primero se explicarán las tres fases que tuvieron estas personas
que incluyen: Cuando entran al campo de concentración, su estancia dentro y cuando finalmente los que
sobreviven son rescatados y regresan a sus vidas. Después de esto se concluye sobre esta corriente de
psicoterapia que desarrolló el autor y se analiza y opina sobre sus puntos principales que nos trasmite en esta
obra.

Al entrar al campo de concentración lo primero que sentía una persona era entrar en shock, no sabía que iba
a pasar con ella, no sabía qué le iban a hacer. El autor narra cómo él llega al campo de concentración de
Auschwitz después de viajar por varios días en tren junto con más judíos. Al principio todos pensaban su
estancia en aquel lugar solo iba a ser temporal y que después de un tiempo todo iba a terminar, todo iba a
salir bien. Cuando llegan al campo los oficiales de la SS los hacen hacer dos filas y todos los que se formaban
en la fila izquierda eran ejecutados en las cámaras de gas instantáneamente.

Victor Frankl afirma que los prisioneros al principio no temían a la muerte y que él no fue de los más
deprimidos después del shock antes mencionado, cuenta que un conocido se acerca a él y le dice que no tenga
miedo por su estancia en campo. Le cuenta que las personas que se ven enfermas o que son débiles a las que
les llaman “musulmanes” son los primeros en ser enviados a ser aniquilados y que lo que tiene que hacer en
el campo es enfrentarse al trabajo duro que les pongan hacer y seguir adelante, después de que le contaron
esto Víctor sonrió.

Dentro del campo de concentración los prisioneros que no eran ejecutados eran obligados a realizar trabajos
muy duros y eran maltratados constantemente siendo sometidos a vivir en hacinamiento e insalubridad
(tifus). Llegaban a un punto en que dejaban el shock y dejaban de caer en el horror por todo lo que eran
sometidos. Unos veían la muerte como una salida fácil y se suicidaban electrocutándose en las cercas.

Otros lo que les preocupaba era sobrevivir, vivir un día más. Nosotros nos enfocamos en lo que va a suceder
en el futuro, ellos no pensaban en el futuro, no sabían si esos días iban a terminar así que solo se enfocaban
en simplemente existir. Como ya antes mencioné a ellos ya no les causaba horror ver todo lo que pasaba y
hacían todo lo que fuera posible por sobrevivir. Por las situaciones insalubres había muchas personas que
morían de tifus, los prisioneros estaban acostumbrados a vivir entre cadáveres y tomaban las cosas que
ocupaban de estos.

Una pregunta que nos podemos hacer es cómo fue posible que los prisioneros dentro del campo no perdieran
la cordura. Lo que ellos hacían era enfocarse en las pequeñas cosas que los hacían felices. No pensaban en los
factores externos cómo la situación en la que se encontraban o que eran obligados a realizar trabajo duro
descalzos en la nieve sino en todo lo interno que les brindara satisfacción.

Los prisioneros dirigían su atención a aspectos del pasado que los hacían felices, incluso el recuerdo más
simple les hacía sentir alivio como por ejemplo apagar la luz antes de acostarse en la cama para dormir o lo
más importante, el amor. Al imaginar a sus seres queridos, aunque lo más posible es que no los volvieran a
ver en su vida, sentían plenitud.

Una situación que causo impacto en mí fue que ellos disfrutaban lo más mínimo como un buen atardecer y yo
hubiera pensado que siempre iban a ser personas devastadas que sabían que iban a morir que no le
encontraran sentido a seguir viviendo. Aunque algunos sí eran así y encontraban cualquier situación para
librarse del sufrimiento como morir, otros en pequeñas reuniones que tenían como a la hora de comer por
ejemplo, se distraían de todo aquello horrible que vivían. Ellos cantaban y encontraban el sentido del humor
de lo que hacían.
Podemos decir que estas personas aceptaban su destino y de alguna forma le encontraban sentido a su vida.
Es obvio pensar que ellos no eran libres por su situación externa, pero sí se sentían libres internamente.
Aceptaban su destino y vivían con incertidumbre porque no sabían en qué iban a terminar. Eran libres de
decidir qué pensar y cómo responder frente a las situaciones que los sometían.

Entonces esta era la manera en la que ellos obtenían encontrar el sentido de su vida, actuando acorde sus
propios valores y manejándose bajo su propia moral. El autor menciona que habían presos que a la hora de
que les dieran pan, en lugar de comérselo se lo daban a personas que más lo necesitaban.

Es muy impactante como Victor Frankl le encontró el sentido a su vida dentro del campo de concentración. Él
tuvo oportunidades de escapar de ese lugar pero como él era psiquiatra y ayudaba a los presos, sentía una
necesidad moral contra ellos y ayudarlos le generaba alivio. Entonces esto le hizo quedarse en el campo y se
convirtió en su sentido de vivir, posteriormente ya que salió del campo su objetivo fue contribuir con las
demás personas con su corriente de psicoterapia, la logoterapia.

Una vez fuera del campo de concentración la vida de los judíos fue muy complicada. Al principio no tenían la
capacidad de aceptar su libertad o ver como algo real su liberación, no podían experimentar el placer y se
sentían apáticos. Su nuevo reto era volver una vida normal y esto les resultaba muy difícil.

Como dentro del campo habían recibido un gran daño por los guardias, cuando fueron liberados sentían la
necesidad de hacer daño como compensación. Lo que hacían era vengarse de los guardias que los habían
torturado. Cuando regresaron a su casa muchos ya no tenían familia y las ciudades en las que vivían estaban
totalmente destruidas. Su amargura no solo vino de haberlo perdido todo, también fue porque esperaban
que su sufrimiento fuera comprendido por las personas que no habían estado en campos y no fue así.

Como ellos también habían sufrido por la Segunda Guerra Mundial al momento de platicar no había empatía
de parte de los que no habían sido concentrados en el campo. A pesar que no fue fácil volver a la vida normal,
muchos pudieron recuperar su calidad de vida.

En conclusión el mensaje que nos quiere dar el autor es que siempre podemos encontrar un sentido a la vida.
Nos pone en una situación que a él le tocó vivir y nos hace imaginarnos que a pesar estar en un campo de
concentración no teniendo nada que perder, siempre habrá una forma de encontrarle sentido a nuestra
existencia. Lo que propone en que es la forma en la que nosotros actuamos y que es la responsabilidad de lo
que sentimos de nuestras decisiones lo que determina nuestro significado de vida. Esto lo podemos encontrar
en nuestra vida porque tenemos todo vara vivir pero cualquier problema que enfrentamos lo maximizamos y
nos hace sentir infelices e insatisfechos, olvidando todo lo que tenemos. Por eso nos pone en esta situación
de que aun perdiendo su libertad externa y siendo despojado de todos sus bienes siempre existirá una forma
de ser libre internamente y encontrarle un sentido a la vida.

En lo personal este libro me hace reflexionar profundamente sobre mi existencia y al terminar de leerlo el
mensaje con el que me quedo y nunca se me va a olvidar es que a pesar de todos los fracasos y situaciones
difíciles que pase en mi vida, siempre tengo que tener un propósito que se base en mi moral y metas y
aferrarme a él, así nunca sentiré que he perdido el sentido de mi vida y pase lo que pase, me enfrente a lo
que me enfrente, siempre seguiré adelante hasta alcanzar mis metas.

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