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Riesgo Sismico de La Ciudad de Mexico PDF
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RIESGO SÍSMICO
DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Página
Resumen ejecutivo 3
1 Introducción 4
2 Movimiento observado en terreno firme 8
3 Amplificación en la zona lacustre 12
4 Duración y energía del movimiento 18
5 Dirección del movimiento y desplazamientos relativos 27
6 Sistema de Información Geográfica 32
Conclusiones 47
Agradecimientos 49
Referencias 50
2
RESUMEN EJECUTIVO
Palabras clave: riesgo sísmico, peligro sísmico, ciudad de México, efectos de sitio,
duración, sistemas de información geográfica, estimación de pérdidas,
3
1 INTRODUCCIÓN
"En México a la verdad tiembla la tierra casi todos los años ... Ello acontece en
cualquiera de las estaciones del año sin que en ésta ni en otra circunstancia se observen
ningunos indicios en el suelo ni el cielo capaces de fundar un prudente pronóstico de
estos fatales accidentes." (Joaquín Velázquez de León, Descripción histórica y
topográfica del valle, siglo XVIII)
Desde la caída de Tenochtitlán en manos de los españoles y sus aliados indígenas, una
guerra donde la estrategia naval jugó un papel preponderante, la Ciudad de México ha
crecido en una necia e infinita lucha sobre el lago que la vio nacer. Se han tenido que
vencer muchas dificultades para aprovechar el agua y deshacerse de ella. La lucha ha
sido en forma desordenada y las estrategias y soluciones planteadas han tenido poco
respeto al entorno y han atentado continuamente contra el equilibrio ecológico. Por
razones históricas, políticas, sociales, religiosas y económicas, la ciudad convirtió un
lago en un suelo blando y compresible, poco apto para sostener eficazmente las
estructuras que ha creado.
En su carrera vertiginosa por crecer, la ciudad ha conocido sismos de muchos tipos y
diversas intensidades. Su memoria sísmica abarca varios siglos atrás. Como testigos
quedan las crónicas y relatos hechos por propios y extraños, las cuarteaduras y
grietas de las obras que se conservan en pie y los recientes parques donde hasta
hace once años había hoteles, hogares y oficinas.
El valle de México, donde se encuentra enclavada la ciudad, es a su vez una cuenca
cerrada de 110 km de largo en el sentido norte-sur (NS) y 80 km de ancho en el este-
oeste (EW). Tiene una altitud de 2236 msnm en su parte más baja y alcanza hasta
5230 msnm en la más alta: la punta del Iztaccíhuatl.
Desde principios del cuaternario hasta hace apenas 500 años, la cuenca había
recogido y almacenado, dentro del parteaguas que la define, abundante lluvia de
verano para formar los lagos de Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco.
Pero a partir del siglo XVI, se han drenando sus aguas con majestuosas obras como el
Tajo de Nochistongo en la época colonial, el Gran Canal y los túneles de Tequisquiac
en el siglo pasado y el drenaje profundo a partir de 1975Si bien estas obras han
cumplido su objetivo al aminorar y en algunas zonas eliminar el problema de las
inundaciones, han contribuido al secado casi total de los lagos. Actualmente, sólo
pequeñas zonas del lago subsisten en Xochimilco, Tláhuac y Texcoco. Sobre esas
zonas drenadas la ciudad ha crecido con estructuras ligeras y flexibles diseñadas para
no experimentar hundimientos importantes, pero con características que las hace
vulnerables ante sismos. Aunado a esto, la explotación de acuíferos provoca
hundimientos regionales y locales que causan daños en las cimentaciones y
estructuras que en muchos casos son alarmantes, lo que agrava el problema sísmico
al hacer las estructuras todavía más vulnerables.
Desde el punto de vista de Ingeniería Sísmica, los 150 m superficiales son los más
relevantes ya que determinan los efectos más importantes de amplificación. Los
primeros trabajos de exploración y laboratorio para conocer las propiedades del
subsuelo en la zona céntrica de la ciudad, y por consiguiente verificar la teoría de
4
hundimiento desarrollada por Nabor Carrillo en 1948, dieron fruto a la primer
microzonación de la ciudad. En ella se distinguen tres zonas: de lomas, de transición y
de lago. Esta última formada por lo que fueron los lagos hace 500 años y que consiste
en depósitos lacustres muy blandos y compresibles con contenidos de agua de entre
50 y 500% y con profundidades hasta de 60 m en Texcoco y mayores que 100 m en
Tláhuac.
Figura 1.1 Los cuatro tipos de sismos que afectan a la ciudad de México
En esta breve recopilación, se incluyen sólo los sismos considerados “severos”, ya que
en promedio se han reportado, por cada sismo de éstos, cinco fuertes, diez moderados
y cincuenta leves (Bravo y col, 1992; Fundación ICA, 1987).
5
aparentemente de origen local en donde "los cerros se desgajaron, las casas quedaron
aplastadas". Durante la época colonial el número de fuentes aumenta con las crónicas
y los periódicos. Se tiene evidencia histórica de fuertes sismos ocurridos en las costas
de Jalisco y Colima (1611), en Oaxaca (1768) y en Guerrero (1776 y 1787). Ya para el
siglo XIX las referencias a sismos son muchas y detalladas, lo que ha permitido ubicar
la zona epicentral y el origen de al menos 23 sismos severos de M≥7.0 (Singh y
Suárez, 1987). Algunos de estos sismos ocurren en Oaxaca (1800), norte de
Michoacán de falla normal (1858, M=7.5) y de subducción en Guerrero (1845,
M=7.9).
Por los daños que causó, el sismo de Guerrero de 1957 (M=7.5) es el que impulsa los
estudios sobre el comportamiento sísmico del valle. Las estructuras que surgieron a
partir del sismo de 1941 requerían mejores diseños y conocimientos sobre las
propiedades de los materiales y los suelos. Por ello, en el nuevo reglamento se
incluye, entre otras innovaciones, la microzonación de la ciudad atendiendo a las
características del subsuelo. Esta microzonación tuvo sus orígenes en el estudio del
problema de hundimientos y se incorpora al problema sísmico al observarse la
estrecha correlación entre daño estructural y composición del subsuelo.
En 1979 ocurre otro sismo en las costas de Guerrero (Petatlán, M=7.6) que produce
algunos daños en la colonia Roma y derriba la Universidad Iberoamericana. Este
último colapso se atribuyó, en ese momento, a fallas en el diseño y construcción, y
nunca se pensó que los efectos de sitio hubieran provocado fuerzas tales que se
sobrepasaran las normas de diseño. Pero son los sismos de 1985 (M=8.1 y 7.6)
originados en las costas de Michoacán los que provocan daño y destrucción sin
precedente. Mueren más de cinco mil personas y se dañan más de dos mil edificios.
Estos sismos dejan grandes lecciones sobre diseño de cimentaciones y edificios y
sobre amplificación sísmica en depósitos lacustres.
A raíz de los daños ocasionados por el sismo de 1957, surge la necesidad de conocer
las características del movimiento en diferentes sitios del valle de México. Se instalan
dos acelerómetros, uno en zona de lago en el centro de la ciudad y otro en terreno
firme (Ciudad Universitaria, CU). A partir de 1965 se obtienen de manera confiable y
consistente y para una gran variedad de terremotos datos de aceleración en CU.
Durante los sismos de 1985, la red de acelerógrafos manejada por el Instituto de
Ingeniería contaba ya con 11 estaciones distribuidas en las tres zonas geotécnicas. El
6
registro de aceleración en SCT evidencia la gran amplitud de la respuesta de ese sitio
para periodos largos (T=2s).
Figura 1.2 Epicentros de sismos que han afectado a la ciudad de México desde 1985
Una gran cantidad de datos se han obtenido desde 1986 de más de trece sismos
pequeños y moderados. En la fig 1.2 se indica la localización de los epicentros en un
mapa de la parte sur de la República Mexicana. Atendiendo a su intensidad, los sismos
más relevantes han sido los ocurridos el 25 de abril de 1989 (M=6.9) y el 14 de
septiembre de 1995 (M=7.3). Otro sismo importante es el del 23 de mayo de 1994
(M=6.0) ya que, aunque de baja magnitud, es de falla normal, por lo que aporta
información valiosa para predecir las características de este tipo de sismos. El sismo
de mayor magnitud ocurre el 9 de octubre de 1995 (M=8.0) pero debido a su relativa
lejanía de la ciudad (590 km) no fue muy intenso en la misma.
7
2 MOVIMIENTO OBSERVADO EN TERRENO FIRME
Debido a que se cuenta con más datos de temblores de subducción y falla normal, en
este capítulo nos referiremos principalmente a este tipo de sismos. Para estos
temblores, los datos registrados en el valle de México son una suma de los efectos de
atenuación de las ondas, el efecto de amplificación regional, los efectos de sitio y los
efectos de fuente (magnitud, contenido de frecuencias, entre otros).
Utilizando los datos de la red acelerográfica de Guerrero, la fig 2.1 ilustra el efecto de
trayecto de las ondas desde su origen hasta el valle de México. El sismo utilizado es el
del 25 de abril y el componente mostrado es el NS. En la estación Las Vigas, el
movimiento fue de duración corta, con gran amplitud y con periodos de vibración
cortos. Partiendo del epicentro, el efecto de atenuación se aprecia en la baja amplitud
de los registros ubicados hacia el poniente y al oriente; inclusive, otras estaciones
ubicadas más al poniente no registraron el sismo. También hacia el norte se aprecia la
disminución en la amplitud de los registros incluyendo los de terreno firme en la
Ciudad de México. Se muestran además dos acelerogramas en zona de lago con el
objeto de poner en evidencia la gran diferencia del movimiento causada por la brutal
amplificación en la zona lacustre; en estos registros se aprecia la existencia de
periodos dominantes largos, la gran amplificación dinámica y el sustancial incremento
en la duración.
Contrariamente a lo que podría esperarse, aun para sitios de terreno firme dentro del
valle se observan amplificaciones espectrales importantes con respecto a sitios más
cercanos a la fuente. Esta amplificación no es fácilmente observable en los
acelerogramas de la fig 2.1 ya que se presenta sólo en un rango limitado de
frecuencias. Ordaz y Singh (1992) muestran que esta amplitud es hasta diez veces
mayor a la esperada para un intervalo de periodos particularmente dañino para la
8
ciudad (de 0.1 a 10.0s). En una investigación paralela a la anterior, Sánchez-Sesma y
otros (1993), calcularon para el sismo del 25 de abril una amplificación promedio de 8
a 10 veces para periodos de entre 2 y 3 s con respecto al sitio Teacalco localizado
fuera de la cuenca, en el estado de Morelos (fig. 2.2). Otros resultados confirman los
valores anteriores para eventos ocurridos en el estado de Guerrero, pero
sensiblemente menores para los sismos que provienen de Michoacán. A partir de estos
resultados, es de esperarse que ante un sismo futuro que ocurra en las costas de
Guerrero, debemos esperar una amplificación relativa mayor al terremoto de
Michoacán aun en terreno firme en la Ciudad de México.
Antes de contar con varios registros de terreno firme para un mismo temblor, se
consideraba que las diferencias del movimiento entre los sitios en zona de lomas eran
despreciables. Durante el temblor del 25 de abril de 1989 estas diferencias se hicieron
evidentes, siendo hasta el sismo del 14 de septiembre de 1995 cuando se miden de
manera confiable. La diferencia en aceleración máxima es notoria e importante: 0.05
m/s2 para el sitio 64 y 0.25 m/s2 para el 21, un factor de cinco. De igual manera,
tanto la forma como el tamaño de los espectros difiere notablemente. Estas
diferencias se pueden atribuir principalmente a los efectos de topografía superficial y a
la compleja estructura profunda del valle.
9
La fig 2.3 muestra que en promedio los sitios de un mismo grupo tienen el mismo
comportamiento espectral. Esta última observación nos ha permitido definir el
movimiento hipotético de terreno firme de un sismo como el promedio de los
espectros de Fourier de las estaciones que lo registraron (líneas sólidas de la fig 2.3).
Para sismos ocurridos a una misma distancia epicentral a CU (R≈300 km) la amplitud
espectral varía en función de la magnitud. Es notable que en baja frecuencia el
aumento de la amplitud es mucho mayor que para baja frecuencia.
Figura 2.3 Espectros de Fourier en terreno firme para el sismo del 14 de septiembre
de 1995: (a) Espectros NS y (b) Espectros EW
0.6
M=4.8 Local M=7.7, R=160 km Prof. intermedia
a (m/s2)
0.3
0.0
-0.3
-0.6
PGA T=0.2 seg
0.6
M=7.7, R=160 km Prof. intermedia M=7.7, R=263 km Subducción
a (m/s2)
0.3
0.0
-0.3
T=0.5 seg T=0.5 seg
-0.6
0.6
M=7.7, R=263 km Subducción M=7.7, R=263 km Subducción
a (m/s2)
0.3
0.0
-0.3
T=1 seg T=2 seg
-0.6
0 10 20 30 40 50 60 70 0 10 20 30 40 50 60 70
Tiempo (seg) Tiempo (seg)
0.6
M=7.7, R=263 km Subducción
a (m/s2)
0.3
0.0
-0.3
T=3 seg
-0.6
0 10 20 30 40 50 60 70
Tiempo (seg)
10
2.3 Acelerogramas con fines de diseño
Int. depth
11
3 AMPLIFICACIÓN EN LA ZONA LACUSTRE
Desde los primeros cálculos de cocientes para el valle se observó que, para un mismo
sitio, poco variaban los cocientes calculados para ambos componentes horizontales.
Sin embargo, se encontraron algunas diferencias en los resultados de un sismo a otro.
Esto llevó a la conclusión de que la amplificación en el valle podría depender de la
magnitud, distancia epicentral y azimut del sismo. Con más datos disponibles Reinoso
y Ordaz (1999) comprobaron que los cocientes calculados son muy similares de un
sismo a otro si se toma como sitio de referencia el movimiento promedio en los sitios
de terreno firme localizados en el suroeste de la ciudad. De esta forma, las diferencias
observadas son mínimas y no hay clara evidencia de que la magnitud, la distancia
12
epicentral o el azimut, influyan de manera importante en la amplificación, al menos
para la mayoría de los sitios en zona de lago.
Con el objeto de contar con cocientes que sean representativos de la amplificación del
valle de México, tomamos en cuenta la mayor parte de los datos y procedimos a
calcular, para cada componente horizontal y cada sismo, los cocientes de cada sitio
con respecto al movimiento promedio en terreno firme. Una vez obtenidos los
cocientes para cada sismo y dada la similitud observada entre ellos, los promediamos
para obtener el cociente promedio por componente para cada estación. En la fig 3.1 se
muestran algunos de estos cocientes dibujados en función del periodo. Para zonas de
transición, los periodos dominantes y la amplitud son pequeños (0.5 s y 3-5,
respectivamente) pero para las partes profundas del lago, los periodos dominantes y
las amplitudes aumentan hasta llegar a 5.0 s y 60, respectivamente. La forma de los
cocientes es menos regular en los bordes y partes profundas de la zona de lago, lo
que posiblemente se debe a efectos de geometría bi y tridimensional del valle que
contribuyen de manera significativa e irregular a la amplificación. Ello dificulta
enormemente el estudio detallado de los efectos de sitio en estos lugares y es
necesario recurrir a modelos matemáticos complejos para conocer e interpretar los
datos observados y poder predecir el movimiento.
La fig 3.2 (Reinoso y Ordaz, 1999) muestra la forma en que varían los cocientes
espectrales en la estación CD dependiendo de la intensidad del sismo. Esta estación es
la única que ha mostrado este comportamiento. La forma se puede predecir en función
de la magnitud del sismo, siempre y cuando la distancia epicentral sea la misma. En
este caso la predicción se hizo a partir de la velocidad espectral medida en la estación
para cada sismo.
La fig 3.3 muestra cuatro mapas de amplificación relativa calculados a partir de estos
cocientes. En ella se aprecian en tonos más fuertes las zonas de gran amplificación
13
dependiendo del periodo estructural. La figura superior izquierda, que corresponde a
un periodo estructural de 1.5 segundos, es la que mejor se ajusta a los daños
observados durante temblores intensos (Reinoso y Ordaz, 1999).
14
La fig 3.4 muestra en un Sistema de Información Geográfica estos mapas de
amplificación montados en la cartografía de la delegación Cuauhtémoc incluyendo
además las estaciones acelerométricas. Se aprecia, al igual que en la figura 3.3, que
las curvas de amplificación no son constantes para el mismo periodo lo que explica por
qué los daños en la ciudad tienden a concentrarse en algunas colonias y zonas. En el
último capitulo de este trabajo se profundiza más sobre este tema.
Ambas técnicas han sido comparadas y sus resultados combinados (Reinoso y Lermo,
1991) para obtener mapas de periodo dominante. La fig 3.5 muestra el mapa con
curvas de igual periodo calculadas con datos de sismos y microtemblores. Este mapa
es más confiable al incluido en las normas técnicas complementarias del reglamento
vigente por haberse obtenido a partir de datos de sismos, y más completo por abarcar
no sólo la parte centro de la ciudad sino gran parte de la zona de lago.
15
conoce el periodo del suelo (Apéndice A4), y tomar en cuenta los efectos de
interacción suelo-estructura (Apéndice A7) en donde el periodo del suelo es un
parámetro necesario para los cálculos.
Figura 3.5 Mapas de curvas de igual periodo para el centro de la ciudad de México
Estos trabajos han permitido desarrollar modelos de cómputo para estimar de manera
confiable el peligro sísmico en la ciudad de México y las pérdidas que un sismo puede
ocasionar a edificios individuales o a carteras completas.
16
observado. Sin embargo, el modelo es tan sencillo que sugiere que con más precisión
se pueda reproducir mejor la respuesta. Este resultado permite concluir que
efectivamente en zonas como esta la respuesta bidimensional del valle de México es
notoria.
17
4 DURACIÓN Y ESPECTROS DE ENERGÍA DE MOVIMIENTOS FUERTES
"Duró más del tiempo del que se puede ocupar en rezar dos credos con
devoción" (Relato del sismo ocurrido el 17 de enero de 1653)
"Duró más de un minuto, sin embargo de que hubo quien lo extendió a 22,
otros más moderados a 15 y otros algo menos, a proporción del terror de cada
uno" (Diario de México, sismo del 3 de diciembre de 1805)
Es claro que no basta diseñar las estructuras para que resistan una determinada
fuerza; hay que considerar el deterioro que sufren ante un cierto número de ciclos.
Resalta la necesidad de desarrollar en el diseño estructural, una técnica que involucre
a la duración en forma explícita, sobre todo en la zona de lago donde la gran duración
y su consecuente degradación pueden llegar a ser parámetros vitales en la resistencia
estructural.
Reinoso y Ordaz (2001) calcularon una expresión para obtener la duración de la fase
intensa de un temblor, D, en función de la magnitud, M, de la distancia epicentral R y
del periodo del sitio, Ts. Esta expresión es útil para calcular espectros de respuesta
con teoría de vibraciones casuales y para otros cálculos que involucran ciclos:
La ecuación 4.1 sirve para obtener muchos resultados que involucran valores de
energía y su correlación con la resistencia estructural, pero sobre todo, sirve para
obtener espectros de respuesta con la teoría de vibraciones aleatorias.
18
fenómeno en su totalidad al no tomar en cuenta la historia completa del movimiento.
El caso de la ciudad de México es particularmente importante por la gran duración de
los sismos.
Los reglamentos actuales están elaborados para garantizar que las construcciones
puedan resistir sismos severos que ocurren en un determinado periodo de retorno sin
que colapsen. Sin embargo, no garantizan que las construcciones presenten un buen
comportamiento sísmico ante diferentes niveles de movimiento del terreno, es decir,
que los daños puedan controlarse. Esto ha dado lugar a intensas discusiones sobre la
necesidad de revisar estos códigos y modificar la metodología de diseño empleada. Así
han aparecido diversos métodos de diseño basados en desempeño que consideran el
control de daño. Los conceptos de energía que se expondrán posteriormente pueden
ser aplicados a estos métodos y a los existentes. Una de las condiciones que
establecen los métodos de diseño basados en conceptos de energía es que la
capacidad de admitir y disipar energía de la estructura debe ser mayor que la
demanda de energía que puede producir el sismo de diseño, considerando distintos
niveles de movimiento del terreno. Sin embargo, esto no es suficiente y debe
complementarse con controles de daño tales como la demanda de desplazamientos y
de ductilidades garantizando también que las fuerzas y momentos actuantes sean
menores que los resistentes.
La tendencia para crear un método de diseño basado en energía involucra, como los
otros métodos, la consideración de dos aspectos: el primero se relaciona al
establecimiento de los niveles de peligro sísmico en función de la energía
correspondiente y el segundo con la evaluación de la absorción de energía y la
capacidad de disipación de energía de la estructura. El objetivo de este capítulo es
introducir una propuesta que podría contribuir a la solución del primero de los
aspectos antes mencionados.
19
PAPN M=5.7
300 cm/s 2
VIGA M=6.9
PAPN M=7.6
VILE M=8.1
0 10 20 30 40 50 60 70
Tiem po (s)
Figura 4.1 Aceleración del terreno para cuatro sismos de diferentes magnitudes. Se
encuentran en roca a la misma distancia de la superficie de ruptura (19 km)
20
la magnitud y periodo mediante una regresión matemática. A pesar de este suavizado,
la tendencia de cada espectro (no se muestra en este trabajo) se refleja
razonablemente bien en la fig. 4.2. Se observa que en los espectros de aceleración las
ordenadas son menores tanto para los sismos pequeños (M<5.5) como para los
grandes (M>7.0), mientras que son máximas para sismos de mediana magnitud
(M≈6.0). Esto no es congruente con el daño que han producido los sismos de gran
magnitud en la zona epicentral, por lo que se puede confirmar que los espectros de
aceleración, que incluyen la aceleración máxima del terreno (para T=0s), no están
correlacionados con el daño que pueden sufrir las estructuras.
Como se aprecia en la fig. 4.1, los registros obtenidos de sismos severos tienen mayor
duración, diferente contenido de frecuencias y, como se mostrará en adelante, mayor
energía que los registros provenientes de sismos pequeños y moderados. La duración
del movimiento es directamente proporcional a la magnitud del sismo; por lo tanto,
esta duración también puede ser un parámetro que se podría utilizar para estimar el
daño en estructuras. El hecho de que la energía elástica de entrada sea un resultado
que toma en cuenta la amplitud y duración del movimiento ha promovido su uso en
análisis de riesgo sísmico.
Espectros de energía
21
sismo y por lo tanto con el daño. Esto se aprecia en la representación espacial de la
fig. 4.3 obtenida de la misma forma que la fig. 4.2. Se observa un comportamiento
muy similar para periodos cortos (T<0.5s); para periodos mayores la energía
permanece baja y constante para magnitudes menores a 7.5 grados pero se
incrementa considerablemente cuando el sismo tiene una magnitud mayor o igual a
ésta. Para estas gráficas se observa que existe una mejor correlación de la energía de
entrada con el daño que los otros espectros ya que los sismos que produjeron daños
importantes a las estructuras (y que pueden ocasionarlos en sismos futuros) son los
que tienen magnitudes mayores de 7.0 grados. Sin embargo, existen otras formas de
energía como la energía histerética normalizada que como se indicará más adelante sí
tienen una correlación directa con el daño.
22
0.60
0.30
0.20
0.10
-
0 1 2 3 4 5 6
Periodo (seg)
Figura 4.4 Espectros elásticos de energía de entrada para algunas estaciones que
registraron el sismo del 19 de septiembre de 1985 (comp. N-S)
23
- En periodos menores a 1.8 segundos la demanda de energía es muy pequeña,
incluyendo las estaciones localizadas en terreno firme y algunas zonas donde ha
habido daños
5
Energía de entrada / m asa (m ²/s²)
0
0 1 2 3 4 5 6
Periodo (seg)
Figura 4.5 Espectros de energía elástica de entrada (25 de abril de 1989, NS)
Con los espectros mostrados en la fig. 4.5 calculados para el sismo del 25 de abril de
1989, se realizaron las curvas de igual energía elástica de entrada (EI) para varios
intervalos de periodos estructurales. La fig. 4.6 muestra cuatro gráficas que
corresponden a periodos estructurales de 2, 3, 4 y 5 segundos, calculadas tomando el
mayor valor en un intervalo de ± 0.2 segundos en cada periodo. Las curvas
corresponden a cuatro diferentes niveles de energía, del tono más claro al más oscuro,
y corresponden a intervalos de 0.0 a 0.4, de 0.4 a 1.0, de 1.0 a 1.6 y mayor que 1.6
m2/s2, respectivamente. También se muestran con líneas oscuras las zonas de daño
de los sismos de septiembre de 1985, las zonas rectangulares representan los límites
de las zonas que presentaron daños y las otras zonas marcadas con línea oscura
dentro de las áreas rectangulares representan las zonas de mayor daño. No se
incluyen las zonas de daño de los sismos de 1957 y 1979. Sin embargo, estas zonas
son muy similares a las observadas en la parte central de la ciudad de México durante
los sismos de 1985. Los niveles de energía usados son sólo para observar la variación
de la energía y su distribución en el valle de México. Las gráficas más interesantes son
las correspondientes a los periodos de 2 y 3 segundos, ya que son las que se
correlacionan con zonas de peligro para estructuras comunes. No se incluyen las
gráficas para periodos de un segundo ya que tienen ordenadas espectrales muy
pequeñas. Para este sismo existe más energía de entrada en la parte oeste de la zona
de lago que corresponde a los sitios que históricamente han mostrado ser los más
afectados durante sismos de subducción a excepción de la zona con periodo del
terreno Ts≈1.5 segundos localizada entre Tlalpan y Cerro de la Estrella. Se observa
que al sur del valle de México (Xochimilco y Tláhuac) existen zonas con bastante
energía, donde deben tomarse medidas para evitar daños en sismos futuros.
Conforme se incrementa el periodo estructural la energía se mueve hacia las zonas de
24
estratos de arcilla más profundos con periodos mayores donde no hay correlación con
los daños ya que no existen en esos sitios estructuras con periodos tan largos.
Tepeyac Tepeyac
Aeropuerto Aeropuerto
C. de la C. de la
Estrella Estrella
Tlalpan Tlalpan
Tláhuac Tláhuac
Xochimilco Xochimilco
5 km 5 km
AJUSCO AJUSCO
Sn P. Actopan Sn P. Actopan
T = 2 seg T = 3 seg
Tepeyac Tepeyac
Aeropuerto Aeropuerto
C. de la C. de la
Estrella Estrella
Tlalpan Tlalpan
Tláhuac Tláhuac
Xochimilco Xochimilco
5 km 5 km
AJUSCO AJUSCO
Sn P. Actopan Sn P. Actopan
T = 4 seg T = 5 seg
Figura 4.6 Curvas de igual energía elástica de entrada para cuatro periodos en el valle
de México para el sismo del 25 de abril de 1989 y zonas de daño de los sismos de
septiembre de 1985
La fig. 4.7 muestra las curvas de igual energía de entrada en el valle de México para
un periodo de dos segundos (T=2s) para cuatro sismos y zonas de daño de los sismos
de septiembre de 1985. Se observa que las zonas en que se presenta la energía
máxima son recurrentes, con poca variación de un sismo a otro que puede ser
atribuida a la magnitud, distancia al área epicentral y en menor escala a las
características del sismo. De comprobar este patrón para sismos futuros, el promedio
de estas curvas puede contarse como una herramienta más para la microzonificación
de la ciudad.
25
Tepeyac Tepeyac Tepeyac Tepeyac
C. de la C. de la C. de la C. de la
Estrella Estrella Estrella Estrella
Figura 4.7 Curvas de igual energía de entrada en el valle de México para un periodo de
dos segundos (T=2s) para cuatro sismos y zonas de daño de los sismos de septiembre
de 1985
26
5 DIRECCIÓN DEL MOVIMIENTO Y DESPLAZAMIENTOS RELATIVOS
Figura 5.1 Espectros de respuesta calculados para SCT para las direcciones que
arrojan la mayor y menor intensidad (75 y 165 grados). El espectro de diseño elástico
mostrado se basó en una sobrerresistencia de 2.5 para el componente EW que alcanzó
100 cm/s2, todo esto para el sismo de septiembre de 1985
En términos de energía, la fig. 5.2a muestra los espectros de la estación SCT para el
sismo del 19 de septiembre de 1985; se aprecia que la variación según la dirección es
aún mayor que para espectros de aceleración, llegando a factores de hasta seis veces:
la mayor ordenada de energía en la dirección principal corresponde a 29.7 m2/s2, la
27
menor energía representa el 18% de este valor (5.3 m2/s2). La fig. 5.2b muestra una
comparación entre la energía del sismo del 19 de septiembre y del 25 de abril de 1989
en donde se aprecia que la diferencia es también mucho mayor que para el caso de
aceleraciones.
30 22
N90E 18
S75E 14/sep/95 (7.3)
16
20 S60E
14
S30E
12 25/abr/89 (6.9)
15
10
30/sep/99 (7.4)
10 8
5 4
2
- -
0 1 2 3 4 5 0 1 2 3 4 5 6
Periodo (s) Periodo (seg)
Figura 5.2 Variación de los espectros elásticos de energía de entrada, estación SCT
Los registros en la ciudad de México son tan largos que resulta también interesante
identificar dónde ocurren las mayores intensidades y cuál es su dirección. Para ello
calculamos la fig. 5.3 que muestra en ventanas de tiempo cuál fue el movimiento en la
estación CD durante el sismo del 19 de septiembre de 1985. Se aprecia que la más
intensa ocurre entre 60 y 90 segundos, pero que hay algunas partes donde el
movimiento ocurre con direcciones preferenciales, lo que podría ser particularmente
peligroso para ciertas estructuras. Desgraciadamente este aspecto es complejo y no
se puede estudiar con una sola estación ya que la dirección cambiará de una a otra,
dependiendo de los efectos de sitio. Esto se aprecia claramente en la fig. 5.4 que
muestra cuatro estaciones que registraron el sismo de 1985 y que no se pueden
comparar fácilmente.
28
Figura 5.4 Dirección del movimiento para cuatro estaciones que registraron el sismo
del 19 de septiembre de 1985
Las ondas sísmicas arriban a cada pila en tiempos diferentes, lo cual depende de la
geometría del puente y del ángulo de arribo de las ondas. Ese ángulo, con respecto al
eje longitudinal del puente, genera una diferencia en el tiempo de llegada de la onda
entre las pilas. En este aspecto la velocidad de propagación de las ondas sísmicas en
el suelo tiene una importancia relevante particularmente cuando dicha velocidad es
baja. La velocidad de propagación de las ondas de cuerpo depende de la densidad y
propiedades elásticas del suelo.
Debido a la gran separación que existe entre algunas estructuras como las pilas de
puentes, se pueden tener suelos con características diferentes debajo de cada una de
ellas; en este trabajo, dado que se estudian claros de puentes cortos y medianos (L <
100m), se considera el mismo tipo de suelo en todos los apoyos para solamente
observar el comportamiento de la misma estructura en sitios diferentes, provocando
un desfase en el arribo de las ondas como se explicará más adelante. De acuerdo a lo
observado en el valle de México esta consideración será válida prácticamente para
cualquier sitio ya que en esos 100 m de separación entre pilas será muy difícil
encontrar variaciones importantes en el perfil del suelo.
Estrada y Reinoso (2005) calcularon la respuesta de este tipo de puentes ante varios
sismos que se han registrado en México durante los últimos años. Las estructuras se
29
idealizan como sistemas de un grado de libertad. Con la variación del periodo de estos
obtenemos curvas de comportamiento de los desplazamientos relativos. Este periodo
está en función de la longitud del claro entre las pilas y su altura respectiva.
Los resultados obtenidos para SCT están en la fig. 5.5 que muestra la distribución de
los desplazamientos relativos dependientes de la longitud para diferente periodos T1,
así como para varias relaciones de periodo de las estructuras. En todos los casos
mostrados se observa una dependencia prácticamente lineal de la respuesta con
respecto a la separación de las estructuras.
0.70 0.70
T2/T1 = 0.2 T2/T1 = 0.2
0.60 0.60 T2/T1 = 0.5
T2/T1 = 0.5
0.50 T2/T1 = 0.8
Dr (m)
0.30 0.30
0.20 0.20
30 40 50 60 70 80 90 30 40 50 60 70 80 90
L (m) L (m)
0.70 0.70
T2/T1 = 0.2 T2/T1 = 0.2
0.60 T2/T1 = 0.5 0.60 T2/T1 = 0.5
0.50 T2/T1 = 0.8 0.50 T2/T1 = 0.8
Dr (m)
Dr (m)
0.30 0.30
0.20 0.20
30 40 50 60 70 80 90 30 40 50 60 70 80 90
L (m) L (m)
En la fig. 5.6 se muestra con trazos continuos y símbolos la longitud de apoyo mínima
obtenida a partir de los máximos desplazamientos relativos calculados con las
30
ecuaciones aquí propuestas para cada sitio estudiado más 10 cm mínimos. Se
muestran algunos resultados obtenidos con lo contenido en algunos manuales
internacionales sin considerar la holgura con el fin de compararlos con los obtenidos
en este estudio, y corresponden a periodos de 0.4, 0.6, 0.8 y 1.0 para los sitios La
Unión, Viveros, CD y SCT. También se presenta la respuesta obtenida con la expresión
propuesta por el AASHTO (1994) para el cálculo de la longitud necesaria de apoyo en
este tipo de puentes considerando un ángulo de esviaje de 0°. Los resultados
obtenidos con la expresión del AASHTO son mayores a los obtenidos en los sitios de
suelo firme (La Unión) y de transición (Viveros); en el caso el sitio CD la longitud de
apoyo es muy parecida a la obtenida en nuestro trabajo, pero para el sitio SCT tal
longitud de apoyo es mucho mayor a la obtenida con dicha ecuación. Con respecto a
los casos de comparación presentados con la ecuación del CALTRANS (círculos
rellenos), en general se calculan demandas conservadoras pero no en suelo blando
donde solo para el sitio CD y para periodos largos dicha expresión resulta adecuada.
0.40 CD Viveros
Viveros La Unión
0.30
La Unión
0.20
0.10
0.00
0.2 0.4 0.6 0.8 1.0 1.2 1.4 20 30 40 50 60 70 80 90
T1 (seg) L (m)
31
6 SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
Figura 6.1 Representación de un mapa digital en un SIG formado por diferentes capas,
cada una de ellas con información asociada específica
Los SIG están siendo utilizados en la evaluación y gestión de riesgo para cualquier tipo
de catástrofe siempre y cuando se pueda tener una base de datos catastral que en
combinación con mapas de peligro para diferentes periodos de retorno se pueda
generar mapas de vulnerabilidad que a su vez en combinación con mapas de costos de
edificios y contenidos se obtengan probabilidades de falla y por lo tanto estimación de
pérdidas. El desarrollo de SIG apunta en la dirección de incluir variables sociales,
económicas y del medio ambiente aunque es todavía difícil manejar estos valores.
32
(2) (1) Capas:
* Estructuras dañadas
* Manzanas
* Calles
* Predios
(3)
(4)
Figura 6.2 Elementos con que se formó la base de datos en el SIG. En (1) ubicación de
cada estructura, en (2) fotografías de las estructuras, en (3) copia digital de reporte
de daños y en (4) todas las características de la estructura
33
concentración de viviendas de tres pisos; en menor cantidad se encontraban los
comercios con un 6.6%, de dos y tres pisos, las oficinas gubernamentales y privadas
ocupaban casi el 6% y estructuras de hasta cuatro pisos en su mayoría, las oficinas
junto con los hoteles ocupaban las estructuras más altas. El 33% de las estructuras
era de cuatro pisos, el 26% tres pisos, estructuras de dos y cinco pisos ocupaban el
10% cada una. La mayor parte de las estructuras existentes en 1985 en la delegación
Cuauhtémoc eran viviendas construidas después de 1957 con altura de hasta seis
pisos, que las viviendas, oficinas y hoteles ocupaban las estructuras más altas.
34
Figura 6.4 Estructuras existentes en 1985, número de pisos y uso
35
(a)
(b)
En la figura 6.6 vemos que la mayor parte de las estructuras existentes en 1985 en la
delegación tenían menos de cinco pisos y estaban distribuidas de manera uniforme,
las estructuras de entre cinco y diez pisos se encontraban en su mayoría en las
colonias Centro, Cuauhtémoc, Tabacalera, San Rafael, Juárez y al sur-poniente de la
delegación en las colonias Roma y Condesa, podemos observar Centro Médico y
Hospital General (figura 6.6b). Las estructuras con más de diez pisos estaban
ubicadas en las calles principales de la delegación como son Paseo de la Reforma e
Insurgentes, presentando una concentración en la colonia Roma, también con un buen
número de estructuras en los ejes viales, San Antonio Abad, Chapultepec, Circuito
Interior y el Eje 2 Norte donde se encuentra todavía la Unidad Tlaltelolco (figura 6.6c).
36
(a)
(b)
37
importantes que se dañaron en 1985, pero es posible desplegar en el SIG cualquier
información que se desee.
(a) (c)
(b)
Un aspecto de particular interés son los edificios en esquina. En la fig. 6.9a se muestra
el edificio Corcuera (57-Corcu), conocido por su anuncio de Goodrich Euzkadi y su
enorme llanta en lo alto. Este edificio era una estructura de esquina que aunque no se
aprecia en la imagen tenía en la parte posterior un muro de rigidez; además, la
esquina era en diagonal lo que agravó la irregularidad en planta; los daños que
presentó este edifico durante el sismo fueron tan severos que causaron su demolición
meses después. En la fig. 6.9b se muestra en la misma esquina la estructura actual
que a pesar de ser más moderna es muy similar en la irregularidad tanto en planta
como en altura.
38
muestran en el plano con color negro las estructuras 57-70, 57-74 y 57-Corcu (fig.
6.9 y fig. 6.10) y se muestra en un croquis la forma en planta de las estructuras 57-
70 y 57-74 observándose la gran irregularidad en planta que tenían. Se muestra
también una foto panorámica de esa zona tomada antes del sismo donde se observan
las estructuras mencionadas.
(a) (b)
Figura 6.9 Avenida Reforma: a) 1957, edificio Corcuera (57-Corcu) ubicado en esquina
y con planta muy irregular por encontrarse en un cruce de calles en diagonal, fue
demolido después del sismo por los daños tan severos que sufrió y en b) 2007,
estructura actual en la misma esquina con características muy similares a la anterior.
39
57-Corcu 57-70
UA
AG
FR
LA
57-70
57-74
El programa RS-MEX fue creado para evaluar el riesgo sísmico de las estructuras, para
cuantificar este riesgo lo hace mediante la evaluación de las pérdidas probables
tomando en cuenta el peligro sísmico y la vulnerabilidad de las estructuras. Se
considera de manera similar que en el programa Z un sismo histórico escalado y se
llena una tabla con todas las propiedades de la estructura que se conozcan, año de
construcción, sistemas estructural, número de pisos, ubicación geográfica, entre otros
(manual). Entre los datos de salida del programa se obtiene el periodo estructural de
las edificaciones y el periodo del suelo según su ubicación. Todos los datos obtenidos
se capturaron en el SIG para ser utilizados más adelante.
Para la obtención del periodo natural de vibración de las estructuras así como el
periodo dominante del suelo donde se encontraban ubicadas cada una de ellas se
utilizó los programas Z y RS-MEX. El programa Z permite calcular espectros de
respuesta que podrían presentarse en una buena parte de la Ciudad de México ante
temblores históricos o postulados. Para calcular los espectros de sitio se requiere
precisar tres cosas: Sismo, espectro y sitio. Para este caso se utilizó un sismo histórico
escalado. Los espectros están en términos de seudoaceleraciones para
amortiguamiento de 5% y ductilidad µ=1. Para definir el sitio se puede hacer
indicando la ubicación deseada en el mapa que se visualiza en la ventana principal;
pero en este caso se hizo calculando una malla de puntos para una zona que
comprendiera la Delegación Cuauhtémoc. En la fig. 6.11 se muestra gráficamente
cómo se obtuvieron los resultados y que más adelante se ven con detalle.
40
Figura 6.11 Aplicación de programa Z para obtención de intensidades sísmicas para el
sismo de 1957 en la ciudad de México en función de espectros de sitio.
Gal Gal
(cm/s2) (cm/s2)
IOR
IO R
- 29 - 23
TE R
TER
O IN
O IN
C U IT
C U IT
TE
E T
C IR
O RIE N
C IR
- 75 O RIE N - 40
E JE 1
EJE 1
A - 150 A - 60
RM RM
FO FO
RE RE
- 225 - 80
MAN
VIADUCTO M. ALE
MAN VIADUCTO M. ALE
- 302 - 88
Estructuras dañadas: X Leve y Moderado G Grave a Colapso Total + Te=0.8s
(a) (b)
Figura 6.12 Estructuras con daño y mapas de aceleración a) para valores máximos
espectrales de cada sitio y b) para valores de Te=0.8s. Se aprecian pocos casos en los
que coinciden los daños con las zonas de mayores aceleraciones.
41
aceleraciones correspondientes a Te=0.8s, en ambos mapas las zonas de
aceleraciones mayores se muestran en tonos oscuros. Se aprecia que hay pocos casos
en donde coinciden los daños con las aceleraciones máximas. Se realizaron mapas
para otros períodos pero tampoco se encontró correlación.
Utilizando los datos de velocidad máxima que también proporciona el programa “Z” y
con apoyo del SIG se realizó un mapa de intensidad de velocidad pero tampoco se
observó una coincidencia notable de los daños con las zonas de velocidades mayores.
Para los desplazamientos también se realizaron mapas de intensidad para diferentes
periodos pero tampoco se encontró correlación con el daño.
Por lo regular se acostumbra relacionar las distorsiones de entrepiso que sufren las
estructuras durante un sismo con el daño estructural. Estas distorsiones se pueden
estimar a partir del espectro de desplazamientos y considerando que el primer modo
de vibrar es el que domina. Debido a que las magnitudes de daño manejadas son sólo
una apreciación y no una medida para poder obtener una correlación, sólo se realizó
una comparación directa tanto para los valores de aceleración como para los de
distorsiones. En la fig. 6.13a se muestra la comparación de la aceleración (eje
horizontal) con la magnitud de daño (eje vertical), en los valores de aceleración se
eligió el valor máximo de aceleración espectral en un intervalo de Te ± 0.5s. Se
añadieron algunas estructuras con daño estructural nulo para observar de forma más
completa la comparación. Las estructuras se clasificaron por número de niveles, las de
baja altura (1 a 5 niveles) mostraron en su mayoría daños graves con valores de
aceleración muy bajos, pero se podrían excluir las estructuras de la zona sombreada
ya que son las que se reportaron con daños debidos a errores constructivos (tipo nave
industrial y mampostería). La tendencia esperada era que los puntos se agruparan de
manera aproximada dentro de las líneas punteadas, tomando en consideración las
aceleraciones de los espectros; sin embargo no se aprecia ninguna tendencia,
omitiendo las estructuras mencionadas de la zona sombreada se observa que abajo de
80 gals no se presentó ningún daño. En la fig. 6.13b se aprecia la comparación de las
distorsiones de entrepiso con la magnitud de daño y tampoco se aprecia claramente
alguna tendencia, las magnitudes de distorsión de entrepiso fueron en su mayoría
pequeñas.
Colapso Niveles Colapso Niveles
Total 1a5 Total 1a5
6 a 10 6 a 10
Colapso 11 a 16 Colapso 11 a 16
Daño estructural
Parcial Parcial
16 y más 16 y más
Grave Grave
Moderado Moderado
Leve Leve
Nulo Nulo
50 100 150 200 250 0.001 0.002 0.003 0.004 0.005 0.006 0.007 0.008 0.009 0.010
Amax (gal) Distorsión %
(a) (b)
Figura 6.13 Comparación de la magnitud de daño estructural a) con la aceleración
espectral en Te ± 0.5s y b) con las distorsiones de entrepiso evaluadas. No se aprecia
ninguna tendencia, sólo se aprecia que no hubo daño debajo de los 80 gals omitiendo
las estructuras de la zona sombreada
42
suelo sobre el que está desplantada. Después del sismo de 1957 se mencionó que la
resonancia podría haber sido la causa de daño en varias de las estructuras (Excelsior,
1957), hipótesis que se ha mantenido desde entonces.
Con el fin de estudiar este efecto se relaciona aquí el periodo del suelo con el número
de niveles y con el periodo natural de las estructuras. Se obtuvo el periodo dominante
del suelo para cada uno de los sitios donde estaban desplantadas las estructuras con
el programa “Z” y con el RS-MEX, los dos resultados fueron prácticamente iguales. En
la fig. 6.14a se muestra la relación entre el número de niveles de las estructuras (eje
horizontal) y el periodo del suelo (Ts, eje vertical), los puntos observados son sólo de
las estructuras con magnitud de daño grave y colapso que no tuvieron problemas de
golpeteo, fallas por defectos de construcción, fallas fuera del plano y algunos otros
efectos que por las descripciones en los reportes resultaba claro que la resonancia no
era necesariamente el motivo del daño. La correlación obtenida es relativamente
pobre (R2=0.46). En la fig. 6.14b se muestra la correlación del Te con el Ts, se obtuvo
el Te de los datos de salida proporcionados por el RS-MEX. Se utilizaron otras
expresiones disponibles en la literatura y a pesar de que uno esperaría mejores
resultados las correlaciones fueron muy similares a la obtenida para el número de
niveles. Estas correlaciones no dejan muy en claro que la resonancia haya tenido un
papel importante en las causas de daño. Se hubiera esperado que los puntos de las
figs. 6.13 y 6.14 estuvieran alrededor de la línea punteada; sin embargo, se observa
una tendencia relativamente paralela, es decir, un aumento en el Te
aproximadamente de 1.7 veces el Ts, debido, tal vez, a comportamiento inelástico de
las estructuras.
3 3
R2 = 0.46
R2 = 0.37
2.5 2.5
Ts(seg.) N -S
2 2
Ts(s) N -S
1.5 1.5
1 Colapso total 1
Colapso total
Coplapso parcial
0.5 Colapso parcial
0.5
Daño Grave Daño Grave
0 0
0 5 10 15 20 25 30 0.000 0.500 1.000 1.500 2.000 2.500 3.000
(a) (b)
Figura 6.14 Relación a) entre número de niveles de las estructuras dañadas y el
periodo del suelo (Ts) y b) entre periodo estructural (Te) obtenido con RS-MEX y el Ts.
Las correlaciones son muy pobres en ambos casos (R2<0.5).
Comportamiento inelástico
Para considerar el posible comportamiento inelástico que pudieron haber tenido las
estructuras se empleó la siguiente expresión para las respuesta de sistemas no
lineales que predice que la modificación del periodo elástico está en función de su
factor de ductilidad:
T' 1 ⎛
⎜1 + 2 μ 2 ⎞⎟
3
= (3.1)
To 3μ ⎝ ⎠
Donde T’ es el periodo después del comportamiento inelástico y To es el periodo
elástico. Para µ, factor de ductilidad, propusimos valores que posiblemente tenían
cada una de las estructuras tomando en consideración el tipo de sistema estructural y
que no se diseñaban estructuras muy dúctiles en esa época; los valores propuestos
43
fueron: para marcos de concreto entre 1 y 1.5, marcos de acero entre 2 y 3,
mampostería confinada y tipo nave industrial 1. En la fig. 6.15 se muestra la
correlación obtenida entre el periodo modificado por comportamiento inelástico (T’, eje
horizontal) y el Ts (eje vertical), donde se aprecia que la correlación no se modifica
sensiblemente. En esa figura se indica la posición de la estructura 57-Fron de la cual
se encontraron testimonios de diferentes personas afirmando que los materiales con
que estaba hecha eran de mala calidad; si este edificio no se tomará en cuenta la
correlación mejora bastante (R2=0.71). Sin embargo, esta información carece de
bases técnicas; por lo que sólo queda como observación sobre la calidad de las
construcciones y su influencia en los análisis de factores de daño.
3.00
57-Fron R2 = 0.46
2.50
2.00
Ts (s)
1.50
Daño grave
0.50
Colapso Parcial
0.00
0.00 0.50 1.00 1.50 2.00 2.50 3.00
T' ( s)
Figura 6.16 Correlación entre el periodo de las estructuras (Te) con y sin daño por el
sismo del 28/07/57 y el periodo del suelo (Ts). Se esperaría que las edificaciones sin
daño estuvieran fuera de la franja sombreada
44
indican los cocientes de 0.4<Te/Ts≤1.0, omitiendo el caso de la estructura de 57-
Front (Te/Ts=0.27) por lo ya expuesto es muy probable que no haya alcanzado un
estado de resonancia antes del colapso (y que junto con las estructuras de la zona
sombreada de la fig. 6.13 no se debería tomar en cuenta en este cálculo).
La figura 6.17 muestra los mismos resultados anteriores pero para el sismo de 1985
donde se aprecia que las estructuras dañadas están entre los períodos de 1 y 3
segundos y que la aparente resonancia es muy pequeña.
Figura 6.17 Correlación entre el periodo de las estructuras (Te) con y sin daño por el
sismo del 19/09/85 y el periodo del suelo (Ts). Mapa de la delegación Cuauhtémoc
con curvas de igual periodo y edificios con daño
Con ayuda del programa RS-Mex se construyeron escenarios de riesgo sísmico útiles
para identificar estructuras de alto riesgo y para trazar estrategias de protección civil.
La fig. 6.18 muestra las pérdidas estimadas en edificios individuales (puntos rojos)
existentes en el año 2000 como si volviera a ocurrir el sismo del 19/09/85.
45
Figura 6.18 Estimación de pérdidas para estructuras existentes en el año 2000 como si
volviera a ocurrir el sismo del 19/09/85
Figura 6.19 SIG donde se indican los predios donde se localizan estructuras con
elevadas estimaciones de daño para el evento estudiado
Riesgo Sísmico de la Ciudad de México
CONCLUSIONES
Los cocientes espectrales mostrados parecen ser capaces de predecir, al menos mejor
que los modelos teóricos, la amplificación del movimiento en zonas de lago y transición
ante sismos de subducción y de falla normal. El mapa de igual-periodo obtenido a
partir de los cocientes y de los datos de microtemblores es más completo, detallado y
confiable que el actualmente incluido en el reglamento. Este mapa junto con otros
recientemente publicados ayudará a que toda reparación estructural modifique
sustancialmente las propiedades dinámicas de la estructura para evitar que se
presente resonancia y daño por carga repetida. De igual manera, se debe evitar que en
el diseño de construcciones nuevas coincidan los periodos estructural y del suelo.
Con ayuda de algunos resultados presentados en este trabajo, es posible proponer una
microzonación más detallada pero con la siguiente limitación: los únicos datos con los
que contamos son provenientes de sismos de subducción y existen evidencias
históricas de daños ocasionados por otro tipo de fuentes. Para formular una
microzonación más detallada de la ciudad, será necesario recurrir a modelos
matemáticos que deberán ser capaces de explicar y predecir el movimiento dentro de
las zonas de lago, sobre todo en aquellas zonas donde se ha observado una respuesta
irregular que podría indicar la existencia de ondas superficiales generadas dentro del
valle.
REFERENCIAS
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Reinoso E (2002), Scattering of Seismic Waves with Applications to the Mexico City Valley, WIT
Press, Southampton Inglaterra, ISBN 1-85312-833-3, 200pp.
AGRADECIMIENTOS
Los resultados aquí mostrados han sido patrocinados por CONACyT y de la Sría.
General de Obras y Servicios del Departamento del D.F., el FOPREDEN, la Comisión
Nacional de Seguros y Fianzas. Los datos acelerométricos han sido proporcionados por
la Coordinación de Instrumentación del Instituto de Ingeniería de la UNAM, el Centro
de Instrumentación y Registro Sísmico de la Fundación Javier Barros Sierra y el
CENAPRED.
Los lugares donde he laborado han sido fundamentales para mi desarrollo personal. En
SEPSA aprendí a hacer ingeniería práctica e inmediatamente útil para la sociedad, y lo
que aprendí de los ingenieros René Carranza, Gabriel Santana y Guillermo Mecalco fue
un primer paso fundamental.
En el CIS me inicié como investigador, la colaboración estrecha con Luis Eduardo Pérez
Rocha dio resultados bonitos y divertidos; agradezco la guía de Paco Sánchez Sesma y
el liderazgo de Emilio Rosenblueth que me marcó para siempre.
Los once años más recientes, en el Instituto de Ingeniería de mi alma mater, la UNAM,
han estado llenos de retos, pero siempre he recibido el sólido apoyo de esta institución
formada por numerosas personas entusiastas y capaces, entre ellas Luis Esteva,
Roberto Meli, Carlos Javier Mendoza, Mario Rodríguez, Sonia Ruiz y, de nuevo, Paco
Sánchez Sesma. Han sido muchos los estudiantes a quien debo agradecer su confianza
y trabajo.