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CRÓNICA DE LA VIDA DE JOHN HOWARD, ALMA MATER

DEL DERECHO PENITENCIARIO


A. PRIMER CAPÍTULO
1. Introducción:

El libro inicia con una pequeña introducción, en la que más allá de establecer de
que tratará el mismo o de detallar lo que encontraremos más adelante, inicia
describiendo a John Howard, el hombre honesto, símbolo para todos aquellos que
luchaban por la humanización de las prisiones en esos tiempos.

Y es así como se establece en la introducción del libro que la verdadera intención


del mismo no es la de mirar cuáles fueron los trabajos de Howard, sino analizar
quién era él y por qué su legado pervive tan intensamente en nuestros días.

2. La Forja Del Mito (1726 A 1773):

Howard nació el 2 de septiembre de 1726 en Iower Clapton, Londres. La Inglaterra


que le tocó vivir estuvo regida por los inicios de la dinastía Hannover, que puso fin
a las guerras civiles estableciendo la paz en el interior y que se caracterizó por el
predominio del Parlamento en la vida pública.

Vivió en el Siglo de las Luces, el que se caracterizaba por una brutalidad


extraordinaria y actitud indiferente hacia la vida, los derechos humanos, idea que
surge precisamente en este tiempo, no eran respetados y los criminales
condenados eran considerados indignos de misericordia o de consideración.

La prisión como pena nace en un momento en que los azotes y la pena de muerte
cobraban su máximo esplendor y el castigo que aparecía en el horizonte era la
deportación a las colonias.

John Howard era un hombre bastante introvertido y se cree que la causa pudo ser
que quedó huérfano de madre a los cinco años, y su padre era un hombre estricto,
de avanzada edad y que por la época no era hombre de proporcionar o demostrar
afecto. También falleció, quedando Howard a cargo de todos los bienes heredados
por su padre y que compartía con su única hermana Ann.

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Con forme pasaron los años seguía siendo el joven tímido e introvertido y bastante
enfermo, jamás nadie imaginaría que sería el joven destinado a desafiar y cambiar
las prácticas atrincheradas y brutales de la prisión arraigadas a través de los siglos,
pues se cree que todos esos aspectos, la falta de su madre y lo estricto de su padre
en lugar de crear a un hombre de carácter mezquino forjó un temple resuelto a la
búsqueda de la justicia en la virtud.

Algo cambió en el tras la muerte de su padre, ya que decidió abandonar y dejar por
un lado lo que venía haciendo mientras vivía su padre y que el le había
encomendado, cambiando su carácter, fraguando una personalidad marcada por el
trabajo serio, metódico y riguroso, dando la impresión que sería un hombre curioso,
prudente, sistemático y observador.

Era un ser encaminado a llevar a cabo actividades altruistas y siempre al servicio


de los demás, tiempo después de la muerte de su padre y de un viaje a Italia y
Francia, debido a su todavía precaria salud contrajo una grave enfermedad, siendo
asistido durante la misma por su casera, Sara Loidore, con quien contrajo
matrimonio por gratitud, ya que ella era veintisiete años mayor que el, y se
mencionaba que Howard con ella más que una esposa, intentaba cubrir el vacío
dejado por una madre que nunca tuvo, matrimonio que no duro por mucho tiempo,
ya que ella murió solamente dos años más tarde, en 1755.

John decide viajar nuevamente, esta vez a Portugal, no era el momento indicado
quizás, ya que Francia e Inglaterra se hallaban inmersos en la Guerra de los Siete
Años, siendo esto un gran problema para Howard ya que su nave fue capturada, y
el encarcelado y tratado como preso, fue objeto de cruel tratamiento, ya que no se
le proporciono ningún alimento o agua durante el viaje, empeorado el trato en la
mazmorra donde permaneció los seis días siguientes.

Una vez que fue puesto en libertad, Howard no desaprovechó ningún momento y
se dispuso a asistir a marineros, enfermos y heridos, siendo testigo de los
sufrimientos a los que se vieron sometidos, hasta conseguir la libertad de los
mismos.

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2.1 Miembro de la Royal Society:

Cuando regresa recibe el nombramiento de miembro de la Royal Society en


Londres, sin embargo, Jiménez de Asúa y Bernaldo de Quirós le niegan la condición
de hombre de ciencia, y lo consideraban simplemente como un hombre con
sentimientos humanitarios.

Años más tarde decidió contraer nuevamente matrimonio, y estableció un hogar y


decidió formarse como terrateniente, y debía proporcionarle techo a la gente que
trabajaba para él, así que decidió proporcionar una vivienda en buen estado para
sus arrendatarios invirtiendo bastante dinero en construir cabañas más grandes y
renovarlas. También decidió junto a su primo Samuel Whitbread enseñar a leer a
los niños de su región.

En esta parte del libro de hace una descripción física de Howard estableciendo que
era un hombre de corta estatura, delgado, con cara triste y pálida, la cual estaba
animada por unos ojos grandes y por una sonrisa cariñosa y amable, sin embargo
lo que más a mi consideración es relevante es su carácter, fue un ser metódico en
sus hábitos, viviendo bajo una rígida disciplina, se dice que fue sinceramente
humilde y durante su vida se opuso tenazmente a que se le realizaran homenajes.

En definitiva, se puede considerar como un cristiano que renunció a los placeres de


este mundo.

Se establece que ese carácter y personalidad fue lo que provocó, que sus
desavenencias con un miembro de un comité consultivo nombrado por el gobierno
repercutieran negativamente retrasando las mejoras previstas para las prisiones.

Howard y Beccaria tenían como similitud la finalidad de sus escritos, pues ambos
tratan de crear un derecho penal más humano y sus escritos iban dirigidos a
remover las conciencias.

Siendo necesario comparar ambas vidas, John era un hombre honesto que no temía
al peligro, mientras que el otro temía profundamente desagradar al Poder y como
consecuencia caer en desgracia.

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2.2 Familia de John Howard:

En el año de 1765, nace su primer heredero y también falleció Henrietta, su esposa.


Desde entonces Howard cambió totalmente, nunca consideró la idea de volverse a
casar, y quizás por su niñez no pudo cuidar de su hijo decidió hacerle lo mismo que
el padeció de niño, envío lejos a su hijo, a los cuatro años.

Sin embargo al contrario de el, la falta de sus padres influye de manera desastrosa
en la vida de su hijo y lo orilla a las malas compañías y a la mala vida, sufriendo
Howard a la distancia, cómo su hijo se va degenerando.

Se establece que su hijo con forme paso el tiempo se convirtió en un adolescente


ingobernable, lo que provocó que contrajera una enfermedad grave que le afecto el
cerebro, y es la que lo llevo a la muerte a sus treinta y cuatro años.

Siendo esto un punto muy importante dentro del libro, ya que se puede plantear un
cuestionamiento, como ¿Por qué el gran reformador de las prisiones se abstuviera
de la labor de la reforma de su único hijo?.

Para el año de 1773 Howard fue nombrado Sheriff de Bedfordshire, siendo este
cargo más allá de su aparente pomposidad, de carácter más bien honorífico, asumió
la designación con plena responsabilidad y sin admitir delegación alguna, y es en
esta época que inicia su carrera como reformador de prisiones, quizá ayudado por
el recuerdo de su propio cautiverio ante los franceses.

John Howard no imagino que esta designación, iba a cambiar los acontecimientos
de su vida, y que terminaría enfocándose en conseguir el fin humanitario de
salvaguardar a los más desprestigiados y desvalidos, pasando del anonimato a un
ser emblemático para su época.

3. Pionero de la Reforma Penitenciaria (1773 A 1790):

A los sesenta años John Howard era considerado como el padre del movimiento
penitenciarista, dedicado por completo a la humanización de la prisión. Sin
embargo, no se ha podido establecer con certeza que fue lo que lo motivo para
hacer de esta causa su vocación, si bien es cierto que padeció en carne propia los

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vejámenes en una prisión, se cree que no fue lo que realmente lo motivo, no al
menos tanto como su designación honorífica como High Sheriff de Bedfordshire en
1773.

3.1 Alma de reformador:

Howard deicidio emprender una inspección en las prisiones dentro de su


demarcación y es esto lo que eclosiona el alma del reformador, y de esta explosión
en pro de la justicia va a surgir un espíritu humanitario que adaptado a su visión
metódica y pragmática se convertirá en la ciencia penitenciaria.

Se establece que durante quinientos años no hubo ningún juez que materialmente
desempeñase dicho cargo, sin embargo John incluso acudió a las sesiones
ordinarias, en donde pudo percibir la gran injusticia que se cometía, pues incluso
cuando un preso era declarado inocente o no se podía seguir la causa contra él de
igual forma lo recluían nuevamente en la cárcel por exigencias del derecho de
carcelaje.

John desempeño su cargo en una época en la que tenía todo en contra, pues en los
países mediterráneos había esclavos de la galera, y el uso de la tortura para obtener
confesiones de la culpabilidad era un recurso defendido por la Inquisición en
España.

Las mazmorras que era como se conocían a las prisiones estaban atestadas de
deudores que no podían satisfacer sus pagos y de personas que aguardaban los
juicios, eran sitios realmente decadentes según lo establecido en el libro, ya que se
detallan en este como guaridas de iniquidad, llenas de humedad y oscuridad. Algo
que representaba un serio problema dentro de ellas era que estaban privadas de
aire y eran antihigiénicas, eran como el nido de numerosas enfermedades.

Una de ellas el tifus, la viruela y el bacilo de Cog. Uno de los aspectos más decisivos
de la reforma fue reaccionar contra la privatización penitenciaria. Howard establecía
que las prisiones eran lugares de castigo, no pudiendo ser consideradas como
establecimientos de corrección.

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También descubre que dentro de las prisiones los carceleros buscaban recaudar
dinero y lo lograban atemorizando a los recluidos para obtener el mayor provecho
económico. Los carceleros entendían su oficio como una oportunidad para
extorsionar a los criminales procurándose un beneficio económico, los presos
pagaban por la comida, por la bebida, por el lecho de paja, por poder residir en una
celda menos cochambrosa, por poder pasear en el patio, por el privilegio de caminar
sin cadenas, etc. Incluso si eran declarados inocentes por el tribunal, no sería
liberado hasta el pago de sus honorarios por alimentos y alojamiento.

3.2 Propuesta de Howard:

Es por ello que Howard propone nacionalización de las cárceles, y convertir a los
carceleros en funcionarios, haciendo que su sueldo fuera pagado por el condado.
Esto sugiere una política por la que la gestión de las prisiones debería ser asumida
como una carga para el erario público y no como un gravamen añadido para el
encarcelado.

John Howard cada día más interesado en el tema decide visitar casi todas las
prisiones encontrando y poniéndose en contacto con las condiciones tan
deplorables en las que se encontraban, y es aquí cuando Howard comenzó
seriamente su búsqueda para la reforma de la prisión, deseando suprimir diversas
atrocidades que se practicaban, tales como la usanza de collares y cadenas
claveteadas, y la costumbre de que los presos pagaran a sus carceleros por su
liberación todos los gastos que habían generado conceptuándolos como
“derechos de carcelaje”.

Howard decidió estudiar más a fondo las condiciones de las prisiones y ver si era
una situación por región o si era de uso general, confirmándose que el sistema de
cárceles privadas que se autofinanciaban con los pagos de los prisioneros era una
práctica habitual, haciendo esto más deplorables las condiciones de vida de los
reos.

Jhon logró acercarse a la inmundicia del mundo carcelario de su siglo, que eran
poco menos que tétricas, ya que según se describen la ración de agua permitida no

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era suficiente, para lavarse, debiéndose en alguna prisión comprar el agua. Sin
agua, cargados de cadenas, con ratas e insectos serpenteando por todas las partes,
careciendo de ventilación apropiada, sin luz, faltos de instalaciones sanitarias
adecuadas, semidesnudos, temblando de frío en invierno, sofocándose en verano,
con una promiscuidad sexual que comportaba con frecuencia el mantenimiento de
relaciones forzosas, la mayoría de los prisioneros pasaban sus días y sus noches
en una miseria inenarrable, y era contra este sistema con el que pretendía luchar
Howard, motivándolo todo ello a entregarse a la reforma de los infames
establecimientos penitenciarios.

3.3 El estado de prisiones en Inglaterra y País de Gales:

Con su libro “El estado de prisiones en Inglaterra y País de Gales”, el da a conocer


al público la forma tan degradante en la que se vive en la prisión y durante las tres
ediciones de este se actualizaba con resultados de cada visita, proporcionando una
información honesta, metódica, donde prevalecen los términos simples,
refrenándose de todo adorno o exageración, circunstancias que proporcionaron
crédito a su trabajo. Y gracias a ello las autoridades de los países que visitaba le
guardaron una gran consideración, respetaron su opinión y atendieron a sus críticas.
Solamente en Francia su honesta crítica le colocó en una situación de apuro con la
autoridad, siendo declarado persona non grata.

En el año de 1774 Howard ante su desesperación y preocupación decidió exponer


la situación de los presidios ante el Parlamento, siendo oído por una Comisión de la
Cámara de los Comunes que había sido creada ese año. Su testimonio fue
respaldado por una impresionante recopilación de hechos concretos acerca de la
pésima situación de las cárceles que visitó, logrando conmover a la Cámara,
logrando atraer el interés de los parlamentarios y en consecuencia se redactaron
dos actas parlamentarias donde se quedaban sin efecto los derechos de carcelaje,
estableciendo honorarios para los carceleros, así como otras medidas reformadoras
dirigidas a mejorar la salud del preso.

Al presentarse ante los parlamentarios Howard logra mucho ya que se le considero


como experto en prisiones y consiguió el apoyo de un grupo de parlamentarios

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quienes presentaron dos proyectos para después ser aprobados y que consistían
en: derogar las gratificaciones que el prisionero debía abonar después de haber
sido absuelto y la segunda encaminada a impedir la propagación de la fiebre de las
prisiones, mandando encalar el interior de las mismas. Sin embargo, el propio
Howard constató que las actas sólo fueron obedecidas terminantemente en quince
de las ciento cincuenta prisiones existentes. En ese año Howard pierde la
oportunidad de poder ocupar un puesto en el Parlamento por cuatro votos.

3.4 Inicia el viaje al Continente:

Para el año de 1775 decidió viajar al extranjero para poder constatar cómo era la
realidad carcelaria en el Continente, que gráficamente Bernaldo de Quirós
denominó “geografía del dolor”. Viajo a Inglaterra, Irlanda, Francia, Flandes,
Holanda y Alemania. Finalizando en Suiza donde es la base y origen de la primera
edición de su futuro libro.

En el mismo año Howard ya era muy reconocido en muchos países, como un gran
conocedor de las prisiones, tanto que el Emperador José II de Austria le pidió una
entrevista y Howard no se recató en comentarle su opinión acerca de las
deplorables condiciones que había visto en sus dominios, el Soberano estuvo
impresionado y complacido con la franqueza de Howard y corrigió alguno de los
abusos que Howard le refirió. Todo lo contrario a Godber y García Basalo quienes
se entrevistan con el británico y este realiza una exposición sobre las pésimas
condiciones de las cárceles del imperio y el déspota ilustrado reacciona con notoria
frialdad frente al inglés.

Howard consiguió entrar en la Bastilla, la prisión más famosa en París y siendo esta
el símbolo de la reacción popular frente a la tiranía, el establecía que detrás de
aquellos muros se escondían siglos de abusos, sin embargo no fue muy largo su
recorrido pues un oficial de la guardia, lo detuvo y lo trato como a un fisgón, no
franqueándole la entrada al recinto. A partir de este incidente fue catalogado por las
autoridades francesas como un intruso peligroso, sin embargo esto no lo detuvo
pues logro ingresar a otras prisiones disfrazado y las autoridades nunca lo
descubrieron.

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Jhon no solo se interesó por las condiciones físicas de las prisiones sino también
por el estado de salud de los presos, y decidió también investigar sobre los
problemas de higiene penitenciarios y especialmente de las fiebres carcelarias, así
como también lo que padecían los que eran sometidos a cuarentena, que ocupaban
los pontones amarrados en los ríos que servían como cárceles flotantes.

En el año de 1776 Howard recibe el testimonio de gratitud pública del Parlamento.


Y luego de otro viaje largo en el año de 1777 realizó su obra clásica “The State of
Prisons” en la que detalla el horroroso estado de las prisiones europeas que había
visitado a través de sus viajes.

3.5 Informe de propuestas:

Posterior a ello hizo público un informe sobre cómo se encontraban las prisiones en
esa época y como deberían ser, haciendo un gran impacto sobre el Parlamento y la
conciencia popular fue enorme. Representó una gran sacudida sobre la opinión
pública consiguiendo contagiar a Europa de sus propósitos reformadores sobre las
cárceles. En su informe el establecía lo siguiente:

1. Cárceles higiénicas, para evitar enfermedades y epidemias.

2. Separar a los condenados por delitos mayores de los condenados por delitos
menores.

3. Incentivar el trabajo de los condenados en las cárceles.

4. Adopción del sistema celular, o sea: el aislamiento nocturno del condenado en


una celda, de manera que se evite la promiscuidad y la corrupción moral de los
presos.

5. Establecer un sistema institucional permanente de supervisión de los recintos


carcelarios.

Sin embargo a pesar de sus recomendaciones, que a mi parecer fueron bastante


acertadas, los resultados no fueron inmediatos, sino que, por el contrario, la
situación fue cambiando muy paulatinamente.

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El británico fue el primero en enfrentarse con el problema social carcelario y se
encontró con todos los problemas del pionero. Puede decirse que la única arma que
poseyó Howard en este combate fue el análisis detallado y sistemático. Dichos
cambios no se puedo percibir hasta la última parte del siglo XIX.

Años más tardes muchos gobernantes analizaron dichas propuestas y llegaron a la


conclusión que las reformas propuestas por John no eran más que comodidad,
limpieza, salubridad de los establecimientos, que se facilitara a los internos ropa
adecuada, inclinándose por las confecciones de lino; segregación de presos según
sexo, edad y la naturaleza del delito; cuidado médico apropiado.

Debería ofrecerse un servicio religioso porque él poseía la convicción de que el


hambre espiritual era un obstáculo importante para la reforma del carácter.

Finalmente, él era un partidario firme de la ética del trabajo y la necesidad de


proporcionarles una labor para que los presos dándoles una responsabilidad y
proporcionándoles instrumentos para que combatieran el pecado de la ociosidad.

También hacía otras recomendaciones, como que los Jueces debían visitar
periódicamente las cárceles, no desentendiéndose del preso, y se manifestó
abiertamente contrario a la tortura y reprobaba la pena capital, se abstuvo de
condenarla y no presintió la posibilidad de que la prisión fuera utilizada como una
condena perpetua.

Así mismo toca un punto muy importante que es que los males del sistema
penitenciario eran causados también por la corrupción y al ánimo de lucro sobre los
desdichados encerrados en ellas. Howard no dejo de visitar las prisiones con el
objeto de verificar el progreso alcanzado con las reformas.

Algo que llamo la atención fue que aunque ya contaba con una edad bastante
avanzada y pudiendo pasar sus últimos años tranquilos, continúa indagando y
visitaba celda por celda, midiendo una por una, apuntando todo en cuanto a las
raciones de pan, el agua, etc, asimismo inspecciona los contornos, hablaba con los
presos y carceleros, nada es ajeno a su ojo crítico.

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3.6 Fallece su única hermana:

Su única hermana falleció, dejándole la parte le correspondía de herencia a su


hermano, quien ocupo ese dinero para poder seguir viajando y así conocer las
nuevas prisiones de otros lugares, llego a Holanda en donde le enseñan en un
sótano la rueda hidráulica en la que el holgazán inveterado no tenía más remedio
que pedalear para salvar la vida. Pero como era de esperarse a Howard dicho
invento le desagradó profundamente este dislate considerándolo inhumano e
ineficaz.

Luego llega a Italia y tras su visita a muchas prisiones le llama mucho la atención la
prisión de Roma, construida en 1655, en la que existía como criterio clasificador
básico la separación entre sexos.

Howard era ya muy conocido ya que había producido un gran impacto en la opinión
pública, en Italia un compañero de viaje inglés decidió hacerle un homenaje en vida,
así que recolecto una cierta cantidad bastante grande para la época, para hacer un
monumento en su honor, cuestión que a John le pareció repugnante.

A consecuencia de ello se decidió que se devolvería todo lo recolectado, sin


embargo dos terceras partes se negaron a aceptar la devolución, así que el dinero
se destinó para liberar a cincuenta y cinco pobres por deudas y con el restante se
haría un monumento en su honor, cuando el muriera, ya que Howard sino acepto
en vida no era una manifestación de ingratitud ni, aún menos, un gesto afectado de
santurronería. Sino que para el lo que hacía no era digno de reconocer.

En el año de 1782 se presentó ante la Cámara de los Comunes de Irlanda, además


la Universidad de Dublín le otorgó el título de Doctor Honoris Causa.

En ese mismo año inició un nuevo ciclo de visitas por las cárceles de Inglaterra,
Escocia e Irlanda.

Para el año de 1786, Howard ya no solo se enfocaba en prisiones sino que también
se interesó por las enfermedades y pestes, y decidió vivir en carne propia una
cuarentena, así que para regresar a Venecia, elige una nave asquerosa, nave con
la peor apariencia que desde el punto de vista sanitario, viaje que duro
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aproximadamente sesenta días, y como era de esperarse se declaró la peste dentro
del barco siendo recluido en el lazareto de Venecia, consiguiendo permanecer en
el mismo en régimen de cuarentena alcanzando su propósito de poder realizar sus
investigaciones.

Era increíble que Howard a pesar de su edad adulta y tomando en cuanta su


juventud enfermiza, soportara la pestilencia y la asquerosidad de esas mazmorras.
Sus amigos observaban que por esta época había adquirido un espíritu de
determinación, serenidad y vigor que parecía rodearle como una mágica aureola.

El encarcelamiento por la cuarentena duró seis semanas, tiempo suficiente para


que pudiera comprobar las condiciones repugnantes en las que se mantenía a los
contagiados por la lepra.

B. SEGUNDO CAPÍTULO
1. La Muerte de Howard:

En julio de 1789 decidió visitar los hospitales militares rusos ya que se sabía estaban
en un estado escandaloso, el presentía que esta vez su ausencia iba a ser definitiva
y que jamás volvería ver su amada patria, así que dejo todos sus asuntos en orden.

El cinco de julio acompañado de su fiel sirviente Thomasson, Howard decide ir


rumbo a Holanda alejándose de las costas de la verde Inglaterra. Visito los
principales hospitales militares que se ponen en su ruta, alcanzando en octubre
Jersón en Ucrania, ya que se había dado un brote de enfermedades infecciosas,
como el tifus, así que decide ocuparse de los prisioneros con tifus, también conocida
en esa época como fiebre asiática.

1.1 ¿Cómo muere John Howard?

Durante su estancia en la ciudad que le vio morir se alojó en una casa de dos plantas
sita en la calle Suvorova, se tienen dos versiones sobre su muerte, la primera:

1. Fiodor Komstandiús un hombre muy rico le pidió ayuda en aras de atender a


su hermana que se estaba muriendo de tifus. Howard a un inicio negándose
pues el solo atendía a los pobres, sin embargo accedió decidiendo visitar a

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esta joven por dos veces y ya en la segunda visita se sintió mal. El mismo
día cayó en la cama con fiebre tifoidea.
2. Los padres de una joven enferma le ruegan que la asista en su enfermedad,
consecuente con la nobleza de espíritu Howard no va a negarse a tamaña
peligrosa petición, contrayendo, como era previsible, la enfermedad.

Acudieron médicos a verificar su estado de salud, sin embargo la mañana del día
20 de enero de 1790, a la edad de sesenta y cuatro años, Howard muere víctima
del tifus complicado con una pulmonía, Howard muere víctima de su propio destino
presa de las fiebres carcelarias o tifoideas.

2. Howard en España:

La presencia de Howard en España trajo muchos cambios como, la evolución del


sistema penitenciario español, durante su estancia alcanzó a visitar 45 instituciones,
18 prisiones y casas de corrección, 19 hospitales y 8 establecimientos diversos.
Logrando dar de esta manera sus primeras observaciones referidas a la cárcel de
Badajoz, donde se mencionó la suciedad y destaca la importancia de que existiera
en España un abundante número de instituciones de caridad que provocara que
existieran menos pobres y, en consecuencia, que la población carcelaria fuera más
reducida.

También visita la cárcel de Corte, la describió como un lugar lúgubre donde existen
celdas con lechos de piedra, provistas de anillas destinadas al posible
encadenamiento de los presos. A las mujeres se las eximía de estar encadenadas.
Le sorprende la situación de la enfermería que estaba muy bien acondicionada con
una cama para cada enfermo, con una buena alimentación con excelente pan.
Encontró la cárcel muy limpia y le sorprende la humanidad del carcelero.

Posterior a ello visito la Casa de Corrección, quedando sorprendido por el hecho de


mantener del hábito de la subordinación, la rigurosa separación de sexos y la
equidad en la distribución de alimentos y vestidos pero sobre todo el hecho de
mantener siempre ocupados con un trabajo a todos los reclusos.

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Se menciona dentro del libro que observa con agrado cómo se cumplen varios de
los principios por él propugnados para la reforma del sistema penitenciario:
separación interior por sexos, buena higiene y alimentación, asistencia médica y
religiosa, existencia de talleres de telar, carpintería y sastrería para cada uno de los
internos, dirección basada en el celo y la humanidad.

3. El Legado:

Howard traspasó los límites de las naciones y de los cercos carcelarios para
horrorizarse y horripilar mostrando tanta miseria y desgracia reunidas, fue
consciente al realizar tan duros viajes y enfrentarse a situaciones tan miserables del
valor que comportaba su testimonio, suministrando al mundo los resultados de su
investigación, que no es otra cosa que una visión detallada de lo que presenció en
su recorrido por las cárceles.

Se dice y estoy de acuerdo que la humanidad reconocerá por siempre la obra de


Howard, pues gracias a sus propuestas fueron erigidos nuevos edificios que
remediaron los males por los que atravesaban los presos en aquellas viejas
mazmorras; sostuvo que las construcciones debían ser ubicadas en lugares fuera
de la ciudad, que estuvieran mejor ventiladas y dispusieran de hospitales.

Howard no quiso reconocimientos en vida, pero tras su muerte no pudo evitar que
su estela indeleble marcara un rumbo a todos aquellos que propugnan la defensa
de la dignidad humana.

Todas esas sociedades ligadas a Howard empezaron a trabajar durante la


Revolución Industrial, han continuado su labor durante la Revolución tecnológica y
permanecerán con vida mientras una nueva Revolución consiga la plena solidaridad
entre los hombres.

4. Análisis de la Estudiante:

Luego de culminar la lectura del libro que detalla aspectos relevantes de la vida de
John Howard, y de describir la precariedad en la que vivían los privados de libertad
en las prisiones de esa época, puedo analizar y concluir que esta obra tiene
muchísima relación y encuadra muy bien con el contexto actual por el que atraviesa
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nuestro país en relación a este aspecto y en lo bien que haría para el sistema
penitenciario aplicar este tipo de políticas.

En el libro se describe minuciosamente como eran las prisiones, mazamorras y en


el estado en el que se encontraban los presos, y me llama mucho la atención este
aspecto ya que desde esa época se pretendía mejorar el sistema penitenciario,
cuestión que quizás en alguna época de nuestro país si se cumplió.

Sin embargo si comparamos las descripciones en cuanto a infraestructura, servicios


dentro de la prisión con las que se cuentan hoy en día en nuestro país, considero
que no existiría mayor diferencia, ya que las cárceles en Guatemala no cuentan con
lo necesario para poder recluir a tantos presos, muchos de estos centros están
previstos para menos capacidad de reos, algunos tiene capacidad para seis mil
presos y cuentan con nueve mil dentro de sus instalaciones.

El hacinamiento en las cárceles de nuestro país es un grave problema que lleva


inmersos otros, tanto que en el año 2015 la Procuraduría de Derechos Humanos
condeno al Estado de Guatemala por ser responsable de la violación de los
derechos humanos de los reclusos. Y para muestra de ello podemos ver los
reiterados y recientes amotinamientos en centros de detención por parte de los reos,
exigiendo mejoras dentro de la institución, como alimentación y más espacio.

El modelo carcelario que opera en Guatemala está contenido en el artículo 19 de la


Constitución Política de la República, que señala de manera general las funciones
que debe desempeñar el sistema penitenciario: impulsar la readaptación social, la
reeducación de los reclusos y cumplir adecuadamente con el tratamiento de los
mismos, a través del cumplimiento de ciertas normas mínimas, a saber. Las
personas privadas de libertad deben ser tratadas como seres humanos, cuestiones
que realmente no se dan, no se cumplen.

En el libro también se establecía otro aspecto muy interesante y era el del pago que
debían hacer los presos para poder gozar de algunos privilegios dentro de la prisión,
incluso aun cuando habían recobrado su libertad, sino habían hecho efectivo el
respectivo pago no podían salir y esto lo relaciono con lo que se da en la actualidad

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que es el cobro de lo que se conoce como “talacha” ya que éste pago se debe dar
para gozar de ciertas “comodidades” dentro de la prisión incluso para resguardar su
seguridad, hasta el día de hoy al menos en el Centro Preventivo para Hombres de
la Cabecera Departamental de Huehuetenango, se tiene conocimiento que lo que
se debe cancelar al ingresar a dicho lugar es la cantidad de Q7,000 y de no ser así,
se atenta contra la integridad física del reo que se negó hacer efectivo el pago,
incluso hasta se ha atentado contra la vida.

Considero que lo ideal sería regresar a ese plan reformador del sistema
penitenciario que pretendía John Howard, que consistía en, cárceles higiénicas,
separar a los condenados por delitos mayores de los condenados por delitos
menores, incentivar el trabajo de los condenados en las cárceles, la adopción del
sistema celular, o sea: el aislamiento nocturno del condenado en una celda, de
manera que se evite la promiscuidad y la corrupción moral de los presos y establecer
un sistema institucional permanente de supervisión de los recintos carcelarios.

Si bien es cierto muchos de estos aspectos hoy en día ya están regulados tanto en
la Constitución Política de la República de Guatemala como en otras leyes, como lo
establecía Howard hace falta que se vele porque se apliquen y que no sean normas
vigentes más no positivas.

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