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Título:

Amazonia Brasilera y Patagonia Argentina: planes de desarrollo y soberanía


nacional
Gonzalo Pérez Álvarez
CONICET (Argentina)
UNP (Univ. Nac. de la Patagonia)

1. Introducción:
Los planes de desarrollo formulados por el gobierno de Argentina para la Patagonia, tienen evidentes
semejanzas con los proyectos que elabora el Estado federal de Brasil hacia la región de Amazonia. En ambos
casos se trata, en lo fundamental, de planes de desarrollo industrial subsidiados por el Estado central.
La comparación entre las dos regiones se hace clara en sus comunes características de ser ricas en recursos
naturales codiciados por potencias extranjeras, estar definidas por sus gobiernos nacionales como áreas
"subdesarrolladas" y contar con muy baja densidad poblacional (sosteniéndose, en diversos informes
estatales, la idea de que se trataban de "regiones vacías").
Pretendemos generar un debate a partir de algunas consideraciones de la historia de la Patagonia, durante la
fase de implementación de los planes de desarrollo (en los años '60), comparadas con los proyectos similares
promovidos por el gobierno federal de Brasil. También buscamos promover la necesaria reflexión sobre los
usos de la noción de desarrollo, enfrentando la igualación que se había construido entre este concepto y el de
crecimiento.
La propuesta de generar "polos de desarrollo" planteaba la creación de industrias subsidiadas por el Estado,
que debían instalarse en regiones consideradas “marginales”, por estar escasamente integradas al mercado
nacional. En Argentina la Patagonia fue el centro de aplicación de esta propuesta. Sus impulsores destacaban
la necesidad de proteger dicha región por sus recursos naturales, al tiempo que se intentaba descomprimir la
conflictividad social de las ciudades tradicionales, en una etapa de radicalización del movimiento obrero.
Un proceso de industrialización impulsado por el gobierno federal de Brasil es la Zona Franca de Manaus
(capital del estado de Amazonas), donde se instaló un centro ensamblador de productos electrónicos, similar
al desarrollado en Ushuaia (provincia de Tierra del Fuego, en Argentina). Los estudios y planes de desarrollo
formulados por el gobierno brasilero para la Amazonia, también hacen constante referencia a la necesidad de
proteger una región rica en recursos naturales para garantizar la soberanía nacional sobre ese territorio.
Queremos evidenciar la fuente autoritaria de ambos proyectos, el peso que en su formulación tuvo la
Doctrina de Seguridad Nacional y el escaso rol que tuvieron las poblaciones de las regiones para las cuales
fueron ideados estos planes. Esta es una investigación en una fase inicial, de modo que este artículo presenta
aproximaciones e hipótesis experimentales, cuya consolidación se realizará en futuros avances.

2. Un contexto general
Las políticas de promoción industrial para las regiones que analizamos se inscriben en el marco más amplio
de lo que podríamos denominar un "desarrollismo genérico" (Perrén y Pérez Álvarez, 2011), expresión, a su
vez, del generalizado proceso de derrumbe del consenso liberal que le siguió a la crisis mundial de 1929-
1930. Dicha crisis de la economía mundial hizo evidente la incapacidad de los principios neoclásicos y la
imposibilidad de que esa doctrina asegurase el desarrollo de los países dependientes.
Se avanzaba en la necesidad de contar con un Estado activo, que tuviera injerencia en la planificación
económica (Zambón, 2011). Hobsbawm (1999), destaca que el capitalismo había consolidado una estructura
basada en un puñado de economías industriales y una pléyade de países dependientes. El concepto de
"países subdesarrollados" suponía que esa situación era superable; si se aplicaban determinadas políticas se
podían eliminar las estructuras atrasadas y construir sociedades industriales y desarrolladas. Se hacía
hegemónica la perspectiva de igualar la tríada crecimiento-industrialización-desarrollo, sin casi poner en
debate sus diferencias y complejidades, y considerando que la industrialización y el crecimiento eran
sinónimos de desarrollo.
Para Latinoamérica estas ideas avanzaron desde 1940 con el intento de la Comisión Económica para
América Latina (CEPAL) por estructurar una agenda común para la región. Se debía generar la
infraestructura en transportes, energía y comunicaciones que permitiese la plena vinculación entre todas las
regiones de cada país. Así se haría factible la plena ocupación de los mismos, y la utilización de todos sus
recursos naturales y humanos. Por sus extensas dimensiones y su compleja integración nacional, los casos de
Brasil y Argentina fueron los que mayores estudios tuvieron, y donde estas políticas adquirieron un peso más
relevante.
El esfuerzo debía concentrarse en la instalación de "polos de desarrollo", implantando actividades
dinamizadoras en regiones periféricas, que emitirían ondas concéntricas de crecimiento, las cuales
generarían encadenamientos productivos y asegurarían la conformación de un mercado nacional integrado,
que rompería con la situación de subdesarrollo (Perroux, 1955).
Para el caso de Brasil y Argentina estos proyectos tuvieron un espacio clave en el cual ser desarrollados:
aquellas áreas consideradas "subdesarrolladas", aún en el marco de países también comúnmente calificados,
a su vez, como subdesarrollados. Estas regiones periféricas (en países que también son definidos como
periféricos) estaban escasamente habitadas y poco articuladas al mercado capitalista nacional. Existían otras
regiones, en ambos países, que para los '50 y '60 arrastraban esas condiciones. Pero Amazonia y Patagonia
se configuran como particularidades específicas, que llevaron a que ambos Estados nacionales los asimilaran
como verdaderos "laboratorios sociales", donde estas políticas serían experimentadas.
A su común condición de ser regiones con escasa densidad demográfica, extensos territorios, casi nula
conexión con el mercado nacional y ausencia de industrias, se sumaban otros elementos que consideramos
fueron claves en el contexto de gobiernos de raigambre autoritaria, principales impulsores de las políticas de
industrialización en ambas regiones: su riqueza en recursos naturales y la condición de tratarse de territorios
que, real o simbólicamente, se encontraban amenazados en su soberanía nacional, sea por proyectos de
"internacionalización" (para Amazonia) o en el caso de Patagonia por la cercanía de potencias extranjeras
(Inglaterra en las Islas Malvinas) y países limítrofes con disputas territoriales (Chile)1.
1
Marcándose el necesario matiz de que ambas experiencias también tuvieron impulso durante gobiernos constitucionales,
interesados en establecer una política de desarrollo regional. Pese a ello es evidente el énfasis que la dictadura militar brasilera (de
Se configuró un discurso que hacía eje en la necesidad de integrar estos territorios al mercado nacional,
donde los aspectos económicos, sociales y de seguridad nacional se interconectaban. A su vez se construía
un paradigma similar, que analizaba estos territorios como espacios "vacíos", "desiertos" o "desconocidos".
Los planes de promoción industrial se proyectaban como continuidad de la ocupación efectiva por parte del
Estado: la industrialización era la prolongación de la conquista militar del territorio por otros medios.
En ambos países se consolidó la imagen de que existían en verdad dos brasiles, o dos argentinas: uno
dinámico y abierto al mundo; el otro tradicional y anticuado (Lambert, 1967 2). El imaginario futuro del país
dependiente como potencia mundial (Perrén, 2008; Castro Lima, 2011; Contador, 2007) sostenía que no
podían quedar territorios aislados en el marco de ese "viejo país". Las regiones condenadas a un lugar
marginal, pasaban a ser vistas como horizonte de progreso y potencial de expansión: eran territorios a
conquistar (Healey, 2003). La tarea "heroica" de la conquista volvía a ser sostenida como paradigma de la
nueva generación, inducida por estos gobiernos autoritarios; la industrialización sería la herramienta clave
para hacer viables estas premisas.
Como lo decíamos, Amazonia y Patagonia fueron el laboratorio ideal para probar este recetario,
promoviendo"polos de desarrollo" como herramientas dinamizadoras del país. Estos polos debían fortalecer
las regiones débiles y actuar en contra del "dualismo"; la realidad fue que siguieron funcionando a modo de
enclaves, donde las regiones en las que estos proyectos se imponían poco podían decidir, y los programas
impulsados eran dependientes de impulsos externos. La lógica con la que estas regiones se habían
incorporado al mercado mundial volvía a reproducirse en este nuevo ciclo3.

3. La Patagonia y sus proyectos


La Patagonia Argentina4 se integra tardíamente a la institucionalidad plena del Estado nacional argentino,
sancionándose su conformación como provincias5 en un largo período que se inicia en 1955 y recién finaliza en
1994 (con la transformación en provincia del territorio de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur).
Su incorporación plena al Estado y al mercado nacional se realiza en el marco del impulso a los programas
desarrollistas, a fines de los años '50 e inicios de los '60 (Perrén y Pérez Álvarez, 2011). No era una coincidencia

1964 a 1985) y las dictaduras argentinas (1966-1973 y 1976-1983), dieron en sus agendas a estos proyectos, dando centralidad a
su relevancia en términos de seguridad nacional y dejando más en el plano de la retórica a la clave de desarrollo regional.
2
"…uma evoluída e outra arcaica, que podem ser muito diferentes e que tanto mais se diferenciam quanto a difusão do progresso
técnico é mais rápida e menos geral; essa modalidade de atraso e de avanço cultural é habitualmente designada pelo nome de
"sociedade dualista" (Lambert, 1967: 66).
3
Tanto Amazonia como Patagonia son incorporadas al mercado internacional como proveedoras de bienes primarios, previamente
a su incorporación al mercado nacional. Sus economías vivieron, hasta las primeras décadas del siglo XX, una etapa de auge: en el
caso de Amazonia especialmente por la explotación del caucho y para Patagonia por la producción lanera y la ubicación
estratégica del estrecho de Magallanes como única conexión navegable entre el océano Atlántico y Pacífico. La dependencia de
estímulos externos sumada a la ausencia de encadenamientos productivos propios al interior de cada región, constituyen un ciclo
que parece repetirse una y otra vez, logrando fases de auge mientras el estímulo externo permanece, y caídas pronunciadas cuando
este deja de existir. Las ganancias obtenidas en cada ciclo se externalizan, y por ello no son acumuladas en la propia región.
4
Incluimos allí, de acuerdo a la división clásica en regiones de Argentina, a las provincias de Neuquén, La Pampa, Río Negro,
Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. En este trabajo hacemos eje en la Patagonia "sur", de la cual son parte Chubut, Santa Cruz
y Tierra del Fuego.
5
Hasta allí esos territorios eran considerados Territorios Nacionales, estatus jurídico que no les permitía elegir sus propios
gobernantes (el gobernador era elegido por el presidente de la nación), ni dictar sus leyes. Jurídicamente eran territorios
dependientes del gobierno federal.
que estos territorios estuviesen atravesando su proceso de provincialización durante este mismo período: el
Estado nacional buscaba superar el atraso de estas "nuevas provincias", y el derecho a elegir sus propios
gobiernos y redactar sus constituciones formaba parte del cambio que se promovía.
Las provincias patagónicas fueron parte del impulso desarrollista, a partir de los proyectos generados desde el
Estado nacional, que fue fortaleciendo su presencia en la región. Los discursos gubernamentales estuvieron
atravesados por las nociones de "integración" y "desarrollo", pretendiendo la "conquista" del territorio nacional
a través de industrias subsidiadas desde el Estado nacional y ratificando la necesidad de promocionar "polos de
desarrollo" como medio para dinamizar al conjunto del país. Los complejos hidroeléctricos en Neuquén, la
creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales en Santa Cruz, la puesta en explotación de la reserva mineral de
Sierra Grande en Río Negro, el impulso a la industrialización subsidiada en Chubut y Tierra del Fuego, son
evidencias de la concepción dominante acerca de cómo asegurar el crecimiento de la región.
Fue a mediados de 1955 cuando el Congreso de la Nación transformó en Provincias a la mayoría de los
territorios de Patagonia. El golpe militar que destituyó a Juan Domingo Perón suspendió la convocatoria a
elecciones provinciales, aunque no generó un marcado quiebre en las políticas desarrollistas ya iniciadas: de
hecho ese impulso fue profundizado, reforzándose el contenido de seguridad y soberanía nacional que siempre
tendrían incorporada esta intención de "ocupar y poblar" Patagonia.
La economía patagónica era calificada como "subdesarrollada". Según el informe Altimir 6 se la podía
considerar una estructura productiva característica de situaciones de subdesarrollo, no por el producto por
habitante, pero sí por la insuficiente diversificación de sus actividades productivas y los escasos ingresos de
su población. Era, por ello y según el citado informe, más una región de desarrollo incipiente que una
territorio clásicamente subdesarrollada, ya que no se observaban "círculos viciosos de pobreza" ni
superpoblación relativa.
La Patagonia, pese a concentrar la mayor parte de la extracción hidrocarburífera, mantenía una participación
ínfima en el producto bruto nacional. Su estructura productiva dependía, a principios de los '60, de un
puñado de actividades: agricultura de subsistencia, agricultura de frutas y verduras en Río Negro,
producción de lana (ya en una situación de estancamiento) y extracción de hidrocarburos. En todos los casos
prácticamente no existía ningún procesamiento local de esas materias primas.
La ganadería era, para la mayor parte de la superficie patagónica, la principal y casi única actividad
productiva. Hacia fines del siglo XIX la mayor parte de la Patagonia había sido integrada al sistema
económico mundial como proveedor de lana de oveja, a partir de recibir el ganado ovino expulsado de la
Pampa Húmeda por el avance de los cereales y el ganado vacuno (Bandieri, 2005). Este proceso se produjo
tras la ocupación de estos territorios, hacia 1879, por parte del Estado argentino a través de la derrota de los
pueblos indígenas que la habitaban. Dicha campaña militar se denominó oficialmente "conquista del

6
Se trata de una exhaustiva investigación oficial, publicada bajo el nombre de "Análisis de la economía del Chubut y de sus
perspectivas de desarrollo", solicitada por el gobierno de Chubut junto a organismos del gobierno nacional. Está dividido en tres
tomos, con más de dos mil fojas, en los cuales se planifica el desarrollo proyectado de esta provincia en todas sus variables.
desierto"7 y fue dirigida por Julio Argentino Roca, quién luego gobernaría el país durante dos mandatos
presidenciales y es considerado, hasta el presente, uno de los principales próceres de la historia nacional.
Diversos factores se conjugaron para que esta actividad comenzara a perder dinamismo hacia mediados del
siglo XX: tendencia descendente del precio de la lana en el mercado mundial desde los años veinte, pérdida
de importancia del estrecho de Magallanes por la apertura del canal de Panamá y el mayor uso de fibras
sintéticas8.
Patagonia tuvo un debut temprano en las políticas desarrollistas, en profunda relación con las concepciones
de soberanía nacional y seguridad interna. Modificando la política previa de asentar guarniciones militares,
las dictaduras aplicaron regímenes de promoción industrial y asignaron recursos para montar una
infraestructura que facilitara la ocupación civil de las "nuevas provincias" (Ibarra, 1997).
La idea de continuidad entre la función "conquistadora" que ejercían los cuarteles militares y la tarea que
debían cumplir las industrias subsidiadas por el Estado, se reflejaba en frases como la del Secretario de
Difusión y Turismo de la dictadura que comandaba el general Onganía, en su visita a la región: "Las
industrias en la Patagonia, son como los fortines de Roca en el desierto, es decir atalayas del progreso y de
la civilización, puntos de arranque para el desarrollo"9.
Se creaban centros industriales que debían irradiar “progreso” hacia las regiones cercanas al polo originario,
superando así la dificultad de un desarrollo homogéneo de las regiones atrasadas. Esta formulación, igualaba
industrialización, crecimiento y desarrollo, y esto se hacía posible merced al aporte de un factor exógeno 10
(en especial la intervención del Estado subsidiando inversiones privadas).
Otro elemento para comprender el impulso a nuevos polos industriales en la Argentina de los años '60, tiene
relación con la intención de dividir a la clase obrera, aislando a sus núcleos más combativos 11. La matriz de
la Doctrina de Seguridad Nacional, consideraba que en Argentina existía un "enemigo interno" a quién se debía
combatir. Esto se reflejaba en la intención de fragmentar a los trabajadores, en la constante referencia a la
concepción de "soberanía" y en la intención de poblar la Patagonia considerada una región estratégica por sus
recursos naturales (Gatica, 2013). En ese marco, y como parte fundacional del proyecto en Patagonia, se
conformó una dirigencia sindical local que sostuvo una práctica colaboracionista con el gobierno y las
patronales, en el marco del discurso común acerca de la necesidad de fortalecer el desarrollo regional. La
Confederación General del Trabajo de la región, afirmaba este mismo ideario: "El desarrollo industrial es

7
La operación ideológica de nominar como "desierto" a las tierras conquistadas, buscaba construir la noción de que las mismas no
estaban habitadas o bien, que aquellos que hasta allí las habitaban, no eran "civilizados". La "conquista del desierto" sería el
avance de la civilización sobre la barbarie, en clave sarmientina. El doble carácter de la palabra desierto (como ámbito geográfico
supuestamente improductivo y como espacio sin población), legitimaba la ocupación militar de esas tierras por parte del Estado
nacional. La conquista militar se realizó a sangre y fuego, con la formación de campos de concentración y la transformación de
muchos indígenas (en especial mujeres y niños) en esclavos de las familias adineradas (Delrio, 2005).
8
Como vemos en todos los casos se trataban de procesos externos a la región y que no dependían de su planificación productiva
local. Esto es especialmente claro en el caso de la lana, cuyo precio siempre fue formado a nivel internacional. Algo similar
ocurriría con la extracción de caucho en la región amazónica.
9
Declaraciones de Rodolfo Baltiérrez, en Diario Jornada, 21-9-1970, p.3.
10
Ver Benko y Lipietz, 1994; Coraggio, 1972. Para abordar los debates actuales sobre la(s) teoría(s) del desarrollo, ver Vidal y
Guillén, 2008; Aronskind,2001; Katz, 2008 y Ornelas Delgado, 2012.
11
Ver la hipótesis de que estos proyectos buscaban "despromover" el trabajo industrial en las áreas tradicionales, para
descomprimir la conflictividad existente, en Schvarzer, 1986.
un anhelo general que los trabajadores comparten enteramente. Desarrollo industrial y desarrollo
demográfico deben ir de la mano"12.
Podemos marcar el inicio formal del programa "desarrollista" para Patagonia en 1956, con la formulación del
decreto-ley 10.991 de la autodenominada "revolución libertadora", que eximía de impuestos a las importaciones
hacia el sur del paralelo 42ºS. El impacto de esta política de franquicias se concentró en el noreste de Chubut (la
región al sur del paralelo que se encontraba más cercana a Buenos Aires, unos 1400 km de distancia)13.
En los primeros años de la década del '60 las franquicias de importación fueron reemplazadas por la exención
de impuestos a las industrias que se instalasen en la región. A través de sucesivas leyes se dio impulso a la
producción de fibras textiles sintéticas, proyecto que impedía la articulación con la producción ganadera
tradicional en Patagonia (Ibarra, 1997)14. Durante el período 1955-1960 se instalaron en Chubut 34 plantas
textiles, cantidad que sólo se compara con las que se instalarían entre 1970 y 1974. Desde 1970 el flujo de
radicaciones se hizo más dinámico, y entre 1970 y 1974 se pusieron en marcha 35 plantas en la provincia
(Altimir, 1970). Al mismo tiempo, muchas de las viejas plantas fueron cerrando ante la nueva competencia y los
constantes cambios en las normativas legales. Hacia 1974 se calcula que existían 45 empresas textiles en
producción, las que empleaban alrededor de 4300 personas (Beccaria, 1983).
Cuando el impulso inicial a la industria textil estaba agotándose, se sumaron los llamados al poblamiento de
la región, especialmente con el arribo de las autoridades locales de la dictadura iniciada en 1966
(autodenominada "revolución Argentina"). Como ya lo vimos la asociación entre crecimiento económico y
despegue demográfico, no era privativa de las autoridades. El secretario de la Unión Industrial Patagónica
aseguraba que "las causas del subdesarrollo patagónico eran [...] la ausencia del hombre" y, por esa razón,
decía que "llevar población a la Patagonia es pues la base"15.
Así fue que una de las consecuencias lógicas de la instalación de estas industrias fue el rápido crecimiento
demográfico. El departamento Rawson duplicó su población entre 1960 y 1970, y volvió a duplicarla entre
1970 y 1980. Trelew pasó de 11.852 habitantes en 1960 a 38.664 en 1974. La población en el departamento
Biedma, que se mantuvo casi sin cambios entre 1945 y 1970, se triplicó entre 1970 y 1980, y volvió a
duplicarse hacia 1991. Este crecimiento estuvo directamente relacionado con la oferta laboral que generó la
industrialización subsidiada, planteándose también severos problemas urbanos, especialmente en torno a la
provisión de viviendas familiares.
En 1971 se creó formalmente un Parque Industrial en la ciudad de Trelew. Las tareas de infraestructura fueron
aportadas por las diversas instancias del Estado, ya sea nacional, provincial o municipal, realizando una

12
Diario Jornada, 16-6-1970, p. 6.
13
Subregión a la que definimos a partir de los departamentos administrativos de Rawson y Biedma, parte norte de la provincia de
Chubut. Fue la zona con mayor desarrollo industrial, donde se ubican las ciudades de Trelew, Rawson y Puerto Madryn, que se
constituyeron como centros receptores de inversión por ser las ciudades más cercanas al límite norte habilitado, expresando así la
lógica expectativa de los empresarios privados de conseguir ganancias a corto plazo, y no de "propender al desarrollo de la
Patagonia". La gran extensión patagónica seguía sumida en la producción ganadera ovina.
14
Ese autor explica que el proyecto original planteaba la instalación de un polo petroquímico en la ciudad de Comodoro Rivadavia
(región productora de petróleo), que debía producir las fibras sintéticas que procesaría el polo de Trelew. Al no instrumentarse el
polo petroquímico, el parque industrial de Trelew se constituyó en un enclave sin encadenamientos productivos en la región.
15
Diario Jornada, 15-11-1969; p. 2. Citado en Gatica y otros, 2005: 51.En un discurso muy semejante, como vemos, al clásico
slogan de Alberdi: "gobernar es poblar".
constante transferencia de recursos a los empresarios privados. Hacia 1973 la rama textil de Chubut ocupaba el
segundo puesto a nivel nacional en varios rubros16, y en 1975 el noreste de la provincia pasó a producir más del
70% de la producción industrial provincial, en comparación con un 36% que concentraba en 1970. A su vez la
industria textil representaba el 65% de la producción industrial de la provincia (Gatica, 1998).
También en 1971 se adjudicó a ALUAR (Aluminio Argentino S.A.) el proyecto de una gran empresa productora
de aluminio primario, la única de su tipo en el país, que se instalaría en la localidad de Puerto Madryn. Al igual
que en Trelew, la inversión fundamental fue aportada por el Estado, realizando una enorme transferencia de
fondos públicos a una empresa privada. La evaluación del conjunto de inversiones ejecutadas para la instalación
de ALUAR, demostraron que "el sector público aportaba más del 84% del capital de ALUAR" (Rougier, 2011,
p. 356).
Un proceso similar se vivió en el territorio de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina. Hasta
avanzada la década del '60, su única actividad económica era la producción ganadera (ovinos para carne y
lana). Por esos años se inició una escasa operatoria extractiva de petróleo y gas en el extremo norte de la isla
(Gómez Lende, 2007). Esto se modificó a partir de la de la década de 1970, cuando se sancionó la Ley N°
19.640 estableciendo un régimen fiscal y aduanero especial.
Más allá de haber sufrido diversas modificaciones legales, los incentivos se basaron en promover la
instalación de plantas ensambladoras de productos electrónicos, con gran similitud al proceso impulsado en
Manaus por el gobierno brasileño (Mussi y Rodríguez Cybulski, 2011). La liberación de aranceles al
comercio exterior y la eximición del pago de tributos nacionales, promovieron la instalación de industrias
que generaron el crecimiento de la población, que paso de apenas 7 mil habitantes en 1960, a más de 100 mil
en 2001 (Schorr y Porcelli, 2014; Grigera, 2011).
Con la llegada de la última dictadura (1976-1983), el discurso que buscaba sostener los subsidios volvió a
entroncarse con los llamados a la seguridad nacional. La hipótesis de conflicto con Chile fue de fundamental
importancia: la necesidad de sostener las industrias como forma de asegurar el asentamiento de población
era destacado como una pieza clave en el armado geopolítico.
Una declaración de la Unión Industrial Patagónica, con base en Chubut, marcaba que sus propósitos no
podían estar "ajenos a los objetivos políticos y estratégicos que la nación se proponga alcanzar en la
región, a los imperativos de la seguridad nacional, ni a una opción consciente de los bienes materiales y
espirituales a que nuestra sociedad aspira". Y terminaba su alocución intentando convertir a los intereses
del sector industrial en los de la Nación. Después de todo, rezaba la declaración, “la industrialización es un
movimiento de la sociedad como un todo; (…) no tiene por finalidad hacer cosas, sino hacer un país"17.
Los funcionarios e industriales volvían a construir la idea de Patagonia como desierto a poblar y conquistar.
El informe Altimir repite una y otra vez la caracterización de Patagonia como territorio vacío. La

16
Aunque era un segundo lugar muy alejado del centro textil tradicional: Chubut ocupaba el segundo puesto en producción de
medias (15%, contra un 83% del área metropolitana), tejido de punto (11% contra un 81%) e hilado de fibras textiles (6,4% contra
un 76%). Datos de Cimillo, 1985: 12-13.
17
Diario El Chubut: 2-9-1979, p. 7.
calificación de "espacio económico vacío", reproduce la perspectiva fundadora desde la ocupación militar
por parte del Estado, bajo el discurso de que se estaba conquistando un "desierto".
En ocasión de visitar la Patagonia para anunciar la construcción de la planta de aluminio, el ministro de
Defensa, José Cáceres Monié, pronunció por cadena nacional un discurso que incluía conceptos como: "A
casi un siglo desde la larga culminación de la larga y heroica epopeya nacional que fue menester para
conquistar el desierto y afirmar la soberanía sobre la Patagonia, los argentinos aún no hemos ocupado este
vasto ámbito que nos legara el esfuerzo del Ejército de la Patria, bajo la conducción visionaria del general
Julio Roca (...). Encontramos en su vastedad, el testimonio de los abnegados pioneros que llegaron detrás
de las armas civilizadoras (...) Yo creo que a la Patagonia hay que volverla a conquistar. Hay que
conquistarla mediante un profundo desarrollo..."18.
Esa es la matriz constitutiva de los proyectos desarrollistas para Patagonia…

4. La Amazonia brasilera
Las primeras tentativas de ocupar el amplio territorio constituido por la Amazonia brasileña son retratadas
en el trabajo de Fonseca Gadelha (2002), quién recupera la obra de historiadores amazonenses, como Arthur
Ferreira Reis e Samuel Belchimor. Cuatro ideas nos parecen centrales en este proceso de ocupación: la de
Amazonia como territorio vacío y desconocido, como tierra de frontera, como tierra a conquistar y como
territorio siempre explotado desde "afuera".
Geroncio Albuquerque (1992) muestra que la incorporación de Amazonia al mercado mundial se realizó a
partir de un estímulo externo a la región y que esa lógica se mantuvo con los planes de promoción industrial.
Citando a Marcio Souza, sostiene: "a Amazônia é uma região acostumada com o moderno (...) agricultura
capitalista em 1760 com o Marquês de Pombal, economia capitalista exportadora em 1890 com a borracha,
e estrutura industrial eletroeletrônica em 1970 com a Zona Franca de Manaus". Mas, por paradoxal que
possa parecer, a região sempre se manteve isolada e à margem do contraditório processo de
desenvolvimento do País" (Albuquerque, 1992).
Una región acoplada a la modernidad pero desde afuera, y con una conexión establecida con el mercado
mundial antes que con el nacional. Las similitudes con la historia de Patagonia ya empiezan a hacerse
visibles. Y la configuración de un tipo de estructura económica que podemos calificar como de "enclave"
también parece hacerse evidente…
Varios trabajos sintetizan el proceso de desarrollo de la Zona Franca de Manaus, el caso más paradigmático,
y relativamente exitoso, entre los proyectos planificados desde el Estado federal de Brasil, con el discurso de
buscar el desarrollo de la Amazonia.
Araujo Filho (2005) muestra que la Zona Franca de Manaus (ZFM) tiene su origen en la Ley N° 3.173, del 6
de julio de 1957, posteriormente reglamentada por el Decreto N°47.757, del 2 de febrero de 1960. La ZFM
tenía como objetivo inicial, el almacenamiento, depósito, resguardo, conservación, recepción y exportación

18
Diario El Chubut: 7-5-1971, p.6.
de mercaderías, artículos y productos de cualquier naturaleza, provenientes del extranjero o destinados al
consumo interno de Amazonia (Puga Ferreira e Botelho, 2014).
Este proyecto inicial no tuvo el impacto esperado, generando únicamente un puerto libre de impuestos. Por
eso la ZFM fue reestructurada diez años más tarde por el Decreto-Ley N°288/67 (ya durante el gobierno
dictatorial), impulsando la implantación de industrias a través de la concesión de treinta años de exenciones
impositivas en toda la Amazonia Occidental (estados de Amazonas, Acre, Rondônia e Roraima)19. El primer
artículo de dicho decreto sostiene: "A Zona Franca de Manaus é uma área de livre comércio de importação
e exportação e de incentivos fiscais especiais, estabelecida com a finalidade de criar, no interior da
Amazônia, um centro industrial, comercial e agropecuário dotado de condições econômicas que permitam
seu desenvolvimento" (Decreto-Lei N°288, Art. 1).
Como el lector habrá notado son claras las similitudes durante el proceso histórico con la industrialización
subsidiada en Patagonia, tanto en los años de instalación como en la dinámica: la sanción de un área libre de
impuestos hacia fines de la década del '50 que no logró los objetivos de crecimiento buscados, y que fue
paulatinamente reemplazada por proyectos de exención impositiva para garantizar la instalación de
industrias, hacia fines de los años '60 e inicios de los '70. La llegada de industrias sería la clave que iniciaría
el proceso de poblamiento, afianzamiento de la soberanía nacional, crecimiento, desarrollo e integración
plena al mercado nacional.
El modelo concedía incentivos a partir de la exención del impuesto de importación y el de productos
industrializados (federales), el impuesto de circulación de productos y servicios (estaduales), y los impuestos
sobre servicios de cualquier naturaleza (municipales). Como vemos, los tres niveles de gobierno aseguraban
este programa, subsidiando a las empresas que se instalaban a su amparo. Asimismo se garantizó la
infraestructura necesaria para las industrias, creando el Distrito Industrial hacia 1970.
El objetivo declamado era la integración de esta región al resto del país. Sin embargo una motivación de
igual peso ("ou principal, para alguns", Araujo Filho, 2005, p. 3) era la dimensión geopolítica, a partir de la
preocupación de Brasil por el interés internacional en controlar la Amazonia. Sin dudas esa preocupación
ocupó un lugar central para el gobierno federal, en especial dentro de la agenda de la dictadura militar20.
Pinto (2002) sostiene que la política de seguridad nacional hacia Amazonia fue una constante en crecimiento
durante los gobiernos brasileros desde la Segunda Guerra Mundial. Los 9 mil kilómetros de fronteras,
generaron una "obsesión" por el control fronterizo para garantizar la soberanía sobre el territorio. Esta sería
la única forma en que Amazonia dejaría de ser lo "desconocido", para transformarse en la inigualable
frontera de expansión de la economía brasilera y la proveedora de los recursos naturales que fuesen
necesarios en cada fase histórica.
La frágil soberanía, expresada en la escasa población y en la ausencia de actividades económicas de peso,
agravaba el peligro de una internacionalización, amparada en motivos ambientales (Araujo Filho, 2005). Por
19
Un área de 2.185.202,2km2 que corresponde al 56,7% de la Región Norte y al 25,7% del territorio brasilero.
20
Preocupación aprovechada por la extrema derecha dentro de la dictadura: "A dinâmica da candidatura Albuquerque Lima ocupa
o espaço, até então vazio, do nacionalismo exacerbado pela ameaça da desnacionalização da Amazônia. A ação do ministro do
Interior em defesa da região amazônica, estimulando, inclusive, através do Projeto Rondon, a interiorização de estudantes junto
às populações periféricas carentes, respondia também às preocupações da jovem oficialidade" (Trindade, 1994: 138).
ello el Estado federal retomó el ideario de economistas como François Perroux, partidarios de la necesidad
de un crecimiento económico localizado, que permitiría la rápida expansión de población y la ocupación
territorial, merced a la irradiación que generaría el polo original (Kolhepp, 2002).
El modelo de la ZFM es implantado en el marco de las transformaciones en el orden económico mundial y
en la política económica brasileira que se produjeron entre 1967 y 1973. El denominado "milagro
económico brasilero", provocó un gran crecimiento económico:"o crescimento médio do PIB do 11,1%
entre 1968 e 1973" (Cysne, 1994, p. 248). Werner Baer brinda algunos datos para dimensionar este proceso
nacional: "…a produção de aço cresceu de 2,8 milhões de toneladas em 1964 para 8,3 milhões em 1975; a
capacidade instalada de energia elétrica expandiu-se de 6.840.000 megawatts para 19.500.500 no mesmo
período; o cimento, de 5,6 para 17,9 milhões de toneladas; os veículos motorizados, de 184.000 para
930.000 e os automóveis de passageiros, de 98.000 para 524.000" (Baer, 1976, p. 47).
Sin embargo esos números, impresionantes en el corto plazo, no son tan significativos al ser incorporados en
una mirada de mediano plazo. Cysne muestra que: "do inicio de 1964 ao final de 1984, por tanto no período
que cobre o ciclo de governos militares com um deslocamento temporal de três meses ditado pela
disponibilidade de estadísticas das contas nacionais, o Brasil cresceu em média 6,15% ao ano, contra os
7,12% ao ano registrados entre 1948 e 1963" (Cysne, 1994, p. 232).
Aún más compleja es la idea de "milagro", cuandocontraponemos esos datos de crecimiento con la
repartición de la riqueza generada. Draibe muestra que el 40% más pobre de la población conseguía el
15,8% de la renta en 1960, el 13,3 en 1970 y apenas el 10,4 en 1980. Mientras tanto el 10% más rico pasaba
del 34,6, al 42,3 y al 46,7%, respectivamente (Draibe, 1994, p. 300). Paul Singer, en su clásico A crise do
"milagre" (1982), expone el carácter concentrador de la riqueza, favorable a las grandes empresas de capital
concentrado de este proceso. El crecimiento económico no se correspondía con el declamado desarrollo
social. La artificial igualación de crecimiento e industrialización con desarrollo, comenzaba a demostrar sus
falencias21.
Los problemas de vivienda para los migrantes llegados a Manaus por la oferta laboral en expansión, no
tardaron en hacerse presentes (De Souza, 2003). Al igual que en los casos de Patagonia, pero con
mayor aumento poblacional, la instalación de industrias transformó (podríamos afirmar que refundó)
a Manaus. Para 2010 esta ciudad contaba con una población cercana a los dos millones de habitantes,
multiplicándose por diez la existente antes de la ZFM (Puga Ferreira e Botelho, 2014).
La ciudad, que hasta la ZFM era dependiente del comercio con el interior del estado 22, adquirió una
dimensión tal que el interior paso a depender de ella, concentrando el 90% de la economía
amazonense (Puga Ferreira e Botelho, 2014). Es el único municipio del estado con un índice de

21
Igualación que ya había sido discutida por diversos intelectuales. Ver, por ejemplo, el señero caso de Caio Prado Jr. (1959).
También Bispo (2003), sostiene la necesidad de diferenciar: "…desenvolvimento econômico de crescimento econômico. O
primeiro constitui um processo de mudanças qualitativas na estrutura da economia que conduzem à melhoria do bem-estar das
populações, enquanto o segundo tem conotação apenas quantitativa, traduzindo-se por uma expansão global da produção de
bens e serviços à disposição de uma comunidade, sem reflexos sensíveis na distribuição de renda".
22
Era un centro comercial concentrador de los productos, especialmente de recursos naturales, de su hinterland. En este sentido
cumplía una función similar a la que tenía Trelew para con la provincia de Chubut, desde la puesta en marcha del Ferrocarril
Central Patagónico, en 1886, hasta la implantación del modelo de polo de desarrollo en la década del '60.
desarrollo humano considerado alto (Bomfim e Botelho, 2009). Esto en un contexto donde ninguno
llega al estándar muy alto y la mayoría está ubicado en los parámetros de bajo y muy bajo.
La población llegada a la ciudad, en su mayoría, era proveniente del interior del mismo estado de Amazonas,
además de otros estados cercanos. Se generó un proceso similar al patagónico, con el despoblamiento del
interior amazónico, y la concentración en el centro urbano, con superpoblación en periferias pobres sin
condiciones mínimas de infraestructura urbana (servicios, transportes, educación y salud, ver Salazar, 1985 y
1992). Infraestructura que el Estado sí había asegurado para las industrias.
El acceso a la vivienda es hasta el presente uno de los ejes de conflicto social más relevante (Farias de
Moura; Schor y Aldemir, 2011). Se generó la llamada "ciudad flotante", conjunto de viviendas sobre
embarcaciones en el río Amazonas, que fueron desalojadas (Salazar, 1985). En diversas zonas surgieron
ocupaciones irregulares, formando nuevos barrios (Pereira da Costa y Aldemir, 2007).Las tomas de tierras
fueron comunes durante la década del '80, con organizaciones que impulsaron más de 35 ocupaciones, de
manera formalmente ilegal, pero aceptadas por el Estado, que no ofrecía otra solución para los trabajadores
(Batista Santos, 2009).
El trabajo coordinado por Luiz Felippe Wiedemann, "Brasil realidade e desenvolvimento" (1977), sintetiza
la visión oficial que se construía sobre este proceso desde la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964
y 1985. Se trata de un escrito de más de 500 páginas, que busca legitimar al gobierno militar, presentando
datos y proyecciones sobre la economía y sociedad de Brasil. El informe es realizado por miembros de la
Escola Superior de Guerra (ESG), el Ministério do Planejamento (IPEA), la Fundação Getulio Vargas,
profesores universitarios y periodistas.
Al analizar la Amazonia el informe sostiene que se trata de más dela mitad del territorio brasilero, que esta
"…coberto por impenetrável massa florestal, ainda completamente inexplorada e desconhecida. Os
recursos da área humanizada asseguram para o Brasil uma capacidade imensa de desenvolvimento que
hoje começa a se pronunciar" (Wiedemann, 1977, p. 30).
Ese enorme territorio "despoblado y desconocido" es la clave del desarrollo integral de Brasil. Las
características centrales de las distintas áreas del país son así sintetizadas: "O Centro sul: integralmente
populoso e desenvolvido; o Nordeste: populoso e subdesenvolvido; a Amazônia: subpopulosa e
subdesenvolvida" (Wiedemann, p. 31).
La clave sería generar las condiciones para promover el traslado del "excedente" poblacional del Nordeste
para la Amazonia, en un proceso presentado como una conquista heroica de un enorme territorio
desconocido: "Anunciando em Manaus o Programa de Integração Nacional, dizia o Presidente Emílio
Garrastazu Médici que "o problema inicial da Amazônia é conhecê-la de verdade" (Wiedemann, p. 133).
En el trabajo se sintetiza la perspectiva de desarrollo de la que era tributaria la dictadura brasileña: la
instalación de industrias haría posible el crecimiento y este, a su vez, el desarrollo integral, en sucesivos
pasos que seguirían la mismaevolucióndel proceso "clásico" de industrialización europeo: "É importante por
isso, considerar o processo de desenvolvimento industrial como um sinônimo de progresso econômico (...) o
desenvolvimento industrial confunde-se com o próprio desenvolvimento econômico" (Wiedemann, 1977, p.
251). Uno de los exponentes de esta perspectiva mecanicista y ahistórica, W. W. Rostow23, es citado en
diversas secciones como criterio de autoridad.
La ocupación de Amazonia es asemejada, como en el caso de Patagonia, a la conquista definitiva del
territorio brasilero. Ocupar ese "indómito" territorio significaba: "Conquistar meio Brasil para os
brasileiros" (p. 254), en "uma empolgante aventura, capaz de despertar a vocação de grandeza de todo um
povo" (p. 252), llevando así a que "As políticas de integração nacional e de desenvolvimento (...) inspiradas
que estão na realidade geopolítica brasileira, nos levarão em breves anos, a conquista definitiva de nosso
território" (p. 489).
Es importante sintetizar la trascendencia de la Escuela Superior de Guerra en la planificación de estos
proyectos vinculados a la concepción de seguridad nacional en Brasil. Eliezer Oliveira (1976) explora este
organismo, formado en 1948, pero que adquiere un nuevo rumbo desde fines de los años '50. Allí modifica
su perspectiva de seguridad nacional, pasando de los posibles enfrentamientos con "enemigos externos",
hacia la Doctrina de Seguridad Nacional, cuya clave es enfrentar al "enemigo interno": aquellos grupos que
luchan por un cambio social. Este proceso no puede entenderse sin el referencial concreto de la lucha de
clases a nivel internacional, centralmente aludimos a la victoria vietnamita en Dien Bien Phu, 1954, y a la
revolución cubana, en 1959.
Se construyó un absoluto acompañamiento a EEUU, como parte del bloque occidental contra "el
comunismo", entendido como un peligroso riesgo para Brasil. Por ello el golpe militar de 1964 es calificado
como "preventivo" (Fernandes, 1975), siendo relativamente exitoso en ese objetivo.
Para la ESG el combate contra el comunismo volvía clave la tarea de ocupar el espacio "vacío" a nivel
territorial (Oliveira, 1976). Toda la actuación política se debía someter al planeamiento, llave clave para
impedir el progreso comunista. El sujeto central del proyecto de desarrollo era, para ellos, el capital
extranjero, el único que contaba con la capacidad para modernizar la economía de Brasil.
En contraste con la caída de la promoción industrial en Chubut desde los años '90, y el estancamiento de la
producción electrónica en Tierra del Fuego, la ZFM mantuvo su continuidad y tiene un auge productivo
actual que marca una evidente diferencia con la industrialización subsidiada en Patagonia. Esto pese a que
durante esa década de fin de siglo, la apertura comercial dictada por las políticas neoliberales también
generó graves problemas a la ZFM, provocando la quiebra de importantes eslabones de las cadenas
productivas de varios de sus productos.
Una de las razones de esta continuidad es la permanencia de relevantes subsidios para las empresas allí
instaladas, a diferencia de Argentina donde los mismos fueron eliminados casi en su totalidad. En
Patagonia, además, los costos laborales siempre fueron un poco más elevados que en la región
central de Argentina. Esto llevaba a la cancelación de los proyectos cuando no existían incentivos
estatales de relevancia. Para Amazonia, en cambio, se sostuvo la provisión de una fuerza de trabajo

23
Así sintetiza, creemos que correctamente, su trayectoria el portal Wikipedia: "economista estadounidense y político conocido
por su oposición al comunismocreyente en la eficacia del capitalismo y la libre empresa. Consejero de Seguridad Nacional del
Presidente Lyndon Johnson" (http://es.wikipedia.org/wiki/Walter_Whitman_Rostow). Como vemos no se trataba de un "simple"
economista, sino también un funcionario clave del gobierno de EEUU en el área de seguridad.
abundante, con buenos niveles de capacitación y sin mayores costes que en otras regiones,
provocando que, en muchos casos, las empresas optaran por sostener métodos productivos más
antiguos, de mano de obra intensiva (Puga Ferreira e Botelho, 2014).
Claramente un eje del programa de implantación de industrias en Manaus tiene relación con el riesgo de
pérdida de soberanía de Brasil sobre Amazonia. Como en el caso de Patagonia, la ZFM se presenta
como un antídoto contra esos peligros, a partir de promover la ocupación de una región despoblada.
Se debían garantizar medios de vida para promover la migración masiva, originando los subsidios e
infraestructura que asegurasen la rentabilidad de las industrias (Seráfico e Seráfico, 2005).
Pero además este proyecto integró al discurso nacionalista-militar con el proceso de transnacionalización del
capital. El papel de la dictadura fue construir las condiciones óptimas para la inversión capitalista en Brasil,
rebajando el valor de la fuerza de trabajo a través del control y represión de las organizaciones obreras. La
promoción al desarrollo industrial transnacional en Manaus fue parte de este proceso.
La integración de Amazonia al mercado nacional se realizó en un marco donde la economía de Brasil se
subsumía aún más a la dominación imperial. Así la Amazonia continúo su relación más directa con el
mercado mundial, a partir de la instalación de empresas multinacionales, que hicieron uso de la mano de
obra regional, de la posibilidad de usufructuar los subsidios estatales, y de aprovechar un mercado interno en
crecimiento y casi cautivo.
Se produjo una articulación entre lo que Seráfico e Seráfico (2002) denominan el "ordem mundial", el
"ordem nacional" y el "ordem regional", en un momento de transición de "um projeto de capitalismo
nacional para outro de capitalismo associado e, no limite, de capitalismo transnacional, em que a dinâmica
econômica e os centros decisórios estão fora do país" (Seráfico e Seráfico, 2005).

5. Conclusiones:
Pretendíamos poner en debate las similitudes entre los planes de desarrollo que Argentina y Brasil
implementaron para dos amplias regiones de su territorio a partir de mediados de los años '50, pero cuyo
impulso sería acentuado durante los años '60 y '70.
Este modelo, comúnmente conocido como "polos de desarrollo", tuvo como matriz la reafirmación de la
importancia de la planificación del desarrollo económico por parte de los estados nacionales, una vez puesta
en crisis la hegemonía del liberalismo clásico. El desarrollismo hacía énfasis en la necesidad de un
crecimiento acelerado de las economías nacionales, a partir de atraer el ingreso de capitales de origen
extranjero y promover la industrialización, clave del crecimiento y el desarrollo.
Esta visión se entrelazaba con la Doctrina de Seguridad Nacional y el seguidismo de las clases dominantes y
los gobiernos federales de ambos países a EEUU, en su lucha contra el "comunismo". Las referencias de las
luchas antiimperialistas en varios países del mundo, y el empoderamiento creciente de las clases subalternas
de los países en cuestión, generó la profundización del autoritarismo en Argentina y Brasil.
Desde esos gobiernos se planificarán estos programas. La Amazonia brasilera y la Patagonia argentina se
configuraron como laboratorios ideales para la experimentación de estos modelos. Su común condición de
ser regiones consideradas marginales y "subdesarrolladas", con escasa densidad poblacional, con grandes
recursos naturales aún sin explotar y donde la soberanía nacional estaba en peligro, configuraban un
conjunto de rasgos en común. Para promover la instalación de industrias, era necesario asegurar el lucro de
estos emprendimientos: esto se hacía a través de la transferencia de recursos estatales a capitales privados,
en muchos casos extranjeros.
También se debía garantizar la provisión estable de fuerza de trabajo, incentivando la migración de
obreros/as hacia estas "nueva tierras". Esa fuerza de trabajo debía ser controlada y maleable, y tenía que
presentar un nivel de conflictividad social menor a las regiones centrales. Para ambos casos, al menos
durante los primeros años de los proyectos, la característica distintiva estuvo dada por la escasez de
conflictos de gran relevancia, especialmente en contraste con la activación obrera que en esos años ya existía
en las ciudades industriales tradicionales.
Las industrias generarían el crecimiento económico y este garantizaría, a su vez, el desarrollo integral de la
región y su conexión plena con el mercado nacional. Así se lograría la ansiada "integración nacional" y
ambos países dejarían de estructurarse en torno a un centro rico y periferias pobres.
Esto fue un fracaso. Si bien es complejo saber si los objetivos declamados eran los sinceramente
pretendidos, podemos concluir que sólo fueron exitosos en lograr el poblamiento de los centros urbanos
receptores de la industrialización subsidiada. Pero ese crecimiento se dio merced al despoblamiento del
interior rural, tanto del centro y la cordillera de Patagonia, como del área rural del estado de Amazonas. Se
destruía así parte de las capacidades productivas pre-existentes en esas regiones, que eran, justamente, no
dependientes de los estímulos fiscales.
Se construyeron proyectos que, paradójicamente, importan más que lo que exportan. Siendo ambos
proyectos estimulados a costa de elevados incentivos fiscales (federales, provinciales y municipales), se
alimentaron mucho más de la relocalización de plantas industriales que ya existían en otras regiones
industrializadas, que de nuevas inversiones en los países promotores, principalmente en lo referido a la
producción del sector electrónico.
Los encadenamientos productivos que deberían establecerse a partir de las "ondas concéntricas de
desarrollo irradiadas por el polo" (Perroux, dixit, 1955) nunca lograron ser construidos. Esos
encadenamientos eran de hecho inviables, por tratarse de proyectos impuestos desde afuera, que utilizaban
insumos importados y no podían articularse con las actividades tradicionales de cada región (Salazar, 1992).
La condición de enclave de las actividades económicas en estas regiones, se vieron acentuadas: "A periferia
tornou-se mais dependente do centro, em nível nacional e internacional. Em vez de pólos de crescimento
com impulsos de desenvolvimento irradiantes, surgiram enclaves, mantidos artificialmente" (Kohlhepp,
2002).
En una estructura de enclave las actividades productivas que se realizan tienen débil o nula articulación con las
demás ramas y, por ello, un escaso efecto multiplicador sobre el conjunto de la economía. La base de su
conformación está fijada por estímulos externos a la región, ya sea aportes del Estado o la exportación del
producto sin casi valor agregado.
Estos enclaves tienen una gran fragilidad por su especialización extrema y por la dependencia de factores
externos: cualquier cambio llevará a la caída. La permanencia de la situación de enclave para Patagonia y
Amazonia parece ser una matriz evidente. Así lo demuestra la permanencia de ciclos de auge y caída, a
partir de la demanda de algún recurso natural o de un programa subsidiado por el Estado.
La condición de enclave no sólo se hace observable en la estructura económica, sino que es manifiesto en el
plano de las decisiones políticas. La puesta en marcha de estos proyectos, y los cambios que sufrieron a lo
largo de los años, tuvieron escasa participación de los sujetos locales; aquellos que habitaban los territorios
que, según los gobiernos federales, debían ser conquistados por la ola industrialista.
Los habitantes locales fueron objeto de estos proyectos, y no sujetos de los mismos. En la repetida arenga
que hacía eje en una "conquista" definitiva de estos territorios, esas poblaciones pasaban a ser blanco dela
ocupación, por las fuerzas del progreso. Como lo veíamos en el caso argentino, ahora las industrias
reemplazarían a los fusiles. Pero la dimensión militar y de ocupación de un territorio supuestamente
indómito, salvaje y desconocido, seguía presente en los horizontes del imaginario construido.
La fuente autoritaria de los proyectos de desarrollo industrial, el peso clave de la doctrina de seguridad
nacional y el escaso papel que tuvieron las poblaciones locales en la formulación de esos programas, son
similitudes que plantean la necesidad de seguir explorando estas matrices compartidas, que forman parte de
la configuración general del autoritarismo en ambos países, de la permanencia de regiones favorecidas y
empobrecidas, y de las democracias restringidas que surgieron durante los años '80.

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