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Año de la lucha contra la corrupción e impunidad”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


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ORIGEN Y EVOLUCION DE LOS


DERECHOS HUMANOS

CURSO : DERECHOS HUMANOS

DOCENTE : HECTOR FERNANDO VICENTE YAYA

ALUMNA : GINNA SABOYA CAMACHO

CICLO : X

PUCALLPA – PERU
2019
ORIGEN Y EVOLUCION DE LOS DERECHOS HUMANOS

Los Derechos Humanos surgieron ante la inexistencia de una ley que delimite
ante la acción abusiva realizada por parte de algunos nobles, mandamases, etc.
Ante el descontento existente por parte de varios esclavos o grupos sociales
estos se sublevaron para que exista igualdad en el trato de las personas.

Después de varios intentos por cientos de años, en 1215 se realizó la primera


aproximación a los que actualmente se conoce como la Declaración de los
Derechos del Hombre que fue la Carta Magna de Inglaterra. Esta Carta Magna
estuvo basada en la naturaleza del hombre, la cual proponía la igualdad en el
trato y castigos justos para todas las personas que cometiesen delitos.

En el siglo XX, tras concluir la Primera Guerra Mundial, proliferaron nuevas


declaraciones que, de una manera u otra, proclaman y protegen los Derechos
Humanos. Así, podemos citar la contenida en la Constitución de los Estados
Unidos Mexicanos (Mixico, 1917), la Declaración pública de los derechos del
pueblo trabajador y explotado (Rusia, 1918) o la que figura en la Constitución
de Weimar (Alemania, 1919).

Pero la vocación de dimensión internacional de los Derechos Humanos, aunque


sea con contenidos parciales, se adquiere con la Declaración de los Derechos
del Niño, o Declaración de Ginebra, adoptada en 1924 por la Sociedad de
Naciones, germen de lo que posteriormente sería la ONU.

Ahora bien, el impulso decisivo de los Derechos Humanos es una consecuencia


directa de la Segunda Guerra Mundial, pues la aparición de la Carta Atlántica,
surgida de un encuentro entre Churchill y Roosevelt en un barco de guerra, en
1941, da como fruto, en enero de 1942, la Declaración de las Naciones Unidas,
por la que veintiseis Estados aúnan sus esfuerzos para luchar contra las
potencias nazi-fascistas del Eje, comprometiéndose a crear, tras la conclusión
de la guerra, una organización internacional que trabaje por la paz mundial.
Terminado el conflicto bélico se firma la Carta de las Naciones Unidas, el 26 de
junio de 1945 (el primer tratado internacional cuyos objetivos se basan
expresamente en el respeto universal de los Derechos Humanos), a la que
sigue el Acta constitutiva de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura), en 1945.

A los tres años de la creación de la Organización de las Naciones Unidas sus


miembros consideraron necesario un reconocimiento universal y específico de
estos derechos, de tal forma que en su Asamblea General, celebrada en París el
10 de diciembre de 1948, se aprobó la Declaración Universal de Derechos
Humanos, que hoy es el texto fundamental en esta materia.

La proclamación de esta Declaración se hizo en los términos siguientes: Todos


los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados
como estan de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos
con los otros.

De esta forma los Derechos Humanos son reconocidos por primera vez sin
distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.

Los Derechos Humanos quedaron definidos internacionalmente en los términos


y con el alcance siguiente: Un ideal común por el que todos los pueblos y
naciones deben esforzarse a fin de que tanto los individuos como las
instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la
enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren
por medidas progresivas de carácter nacional e internacional su reconocimiento
y aplicación universales y efectivos, tanto en los pueblos de los Estados
miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
El artículo 30, que cierra el texto de la Declaración, es el que le da el carácter
que determina su alcance mundial, cosa que no ha hecho mas que afirmarse y
confirmarse a lo largo de los años: Nada en esta Declaración podrá
interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un
grupo o a una persona, para emprender y desarrollar, actividades o realizar
actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración. Desde la Declaración, será uno de los
objetivos principales de la ONU desarrollar sus contenidos, dotándose para ello
de nuevos instrumentos a lo largo de los años.

Así mismo, para reforzar y complementar la Declaración de Derechos Humanos


se aprobaron en 1966, si bien entraron en vigor en 1976, dos Pactos
estrechamente relacionados con ella: el Pacto de Derechos Civiles y Políticos,
por un lado, y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por otro.

Para asegurar la eficacia de estos dos Pactos se crearon varios mecanismos


encargados del control de su cumplimiento y de su aplicación por cada uno de
los países firmantes de ellos.

EVOLUCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Son llamados humanos porque son del hombre, de la persona humana, de cada
uno de nosotros.

El hombre es el único destinatario de estos derechos. Por ende, reclaman


reconocimiento, respeto, tutela y promoción de parte de todos, y especialmente
de la autoridad.

Estos derechos son inherentes a la persona humana, así también son


inalienables, imprescriptibles.
No están bajo el comando del poder político, sino que están dirigidos
exclusivamente por el hombre.

Así como todos los hombres poseen un derecho, siempre otro hombre o estado
deberá asumir una conducta frente a esos derechos, de cumplir con
determinadas obligaciones de dar, hacer u omitir. Mucho tienen que ver los
derechos humanos con la democracia. Los Estados donde se los reconoce,
respeta, tutela y promueve son democráticos. Y los que no los reconocen son
no – democráticos, o bien, autoritarios o totalitarios.

Para que estos derechos humanos puedan realizarse, y reconocerse dentro de


un ámbito real, el Estado, debe encontrarse en democracia.

La democracia es la que permite que todos los hombres participen realmente


del gobierno de manera activa e igualitaria, cooperando con el reconocimiento,
respeto, tutela y promoción de los derechos humanos.

En todos los sistemas donde no existe base de democracia, existen diversas


situaciones donde falta equidad y justicia.

En cambio cuando media democracia, el hombre está inserto en una sociedad


donde la convivencia es organizada, donde cada ciudadano tiene la garantía de
que sus derechos serán respetados y tutelados al igual que él debe respetar a
los demás; donde la convivencia es acorde a la dignidad de la persona teniendo
en cuenta su libertad y sus derechos humanos.

El Estado cumple un papel fundamental, porque las autoridades deben, además


de reconocerlos, ponerlos en práctica dentro de la sociedad, para que puedan
desarrollarse en un ambiente próspero.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS DERECHOS HUMANOS

La expresión de «derechos humanos», es de origen reciente. Su fórmula de


inspiración francesa, «derechos del hombre», se remonta a las últimas décadas
del siglo XVIII.

Pero la idea de una ley o legislador que define y protege los derechos de los
hombres es muy antigua. Los derechos humanos son aquellos pertenecientes a
todos los seres humanos. Jurídicamente, según qué tipo de concepción se
tenga sobre el Derecho (iusnaturalismo, iusracionalismo, iuspositivismo,
realismo jurídico o dualismo jurídico), la categoría conceptual «derechos
humanos» puede ser definida como revelación divina, como observable en la
Naturaleza, como asequible a través de la Razón, como determinada por los
contextos en las muchas maneras que es posible entender la Historia, como
síntesis de ideas de éstas y/u otras posiciones ideológicas y filosóficas, o como
un mero concepto inexistente y sin validez. Además, los derechos
constitucionales pueden abarcar más de lo que se entiende que son derechos
humanos. La constitución de un país, por ejemplo, puede otorgar derechos a
sus ciudadanos que no abarquen a los no nacionales (por ejemplo, el derecho
al voto.

En ese caso se trataría de derechos constitucionales que se reconocen al


ciudadano, pero no podrían ser derechos humanos si no se reconoce a todas
las personas sean de la condición que sean.

HISTORIA

Entre los antecedentes de los derechos humanos es posible destacar la


enunciación de derechos naturales por parte de la Escuela de Salamanca, en la
España del siglo XVI, iniciada por Francisco de Vitoria y otros, que según ellos
trataron, tanto los relativos al cuerpo (derecho a la vida, a la propiedad) como
al espíritu (derecho a la libertad de pensamiento, a la dignidad). Los teólogos
de la Universidad de Salamanca fueron tan radicales en ese tiempo que
llegaron a condenar toda forma de guerra (con muy contadas excepciones)
como una violación a esos derechos, impugnando así implícitamente las
campañas de Carlos I. En esa Escuela, Luis de Molina, llegó a enunciar que el
poder no reside en el gobernante, que no es más que un administrador, sino en
los administrados, los ciudadanos, adelantándose ideológicamente en varios
siglos a las revoluciones burguesas del XVIII. Más tarde, ya avanzada la
modernidad, aparecen los derechos humanos en la política inglesa como una
exigencia burguesa de tener alguna clase de seguridad contra los abusos de la
corona y limitando el poder de los monarcas sobre sus ciudadanos creando una
serie de principios sobre los cuales los monarcas no podían legislar o decidir.
Estos abusos se basaban en la pretensión de la corona inglesa de que su
derecho era de designio divino (derecho que ya había sido criticado por
Francisco Suárez, de la Escuela de Salamanca, en su obra Defensio Fidei
Catholicae adversus Anglicanae sectae errores de 1613).

Las distintas culminaciones de la Revolución Inglesa, la Revolución Americana y


la Revolución Francesa, hitos fundamentales del efectivo pasaron a la era
Contemporánea, representan el fin o el principio, según se quiera ver, del
complejo proceso de reconocimiento o creación de los derechos humanos. Si las
revoluciones son el revulsivo que da lugar a la gestación de los derechos
humanos, las diversas actas de nacimiento lo constituyen el Bill of Rights inglés,
las declaraciones de derechos de las colonias americanas y, entre estas la más
importante, la francesa Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano.

Vale destacar que la consideración moderna de los derechos humanos


precisamente radica en el hecho de que los diferentes revolucionarios, según
sus diversas cosmovisiones, por un lado, entendían que había un conjunto de
derechos eternos e inmutables, pero por el otro, a pesar de que tales derechos
eran evidentes, también decidieron plasmarlos en documentos jurídicos.
Los Derechos Humanos son una idea antigua. Su plasmación en leyes y códigos
es más moderna y se explica desde los parámetros conceptuales utilizados por
los protagonistas de este periodo. Estado, Nación, Progreso, Racionalismo,
Positivismo, Secularización… son categorías que no sólo proyectan sino que
también limitan el entendimiento de los que todos pueden entender por
derechos humanos. Por ello, no es causalidad que las afrentas a la
contemporaneidad sean a su vez ataques a los derechos humanos. El
relativismo moral y el nihilismo no son más que cuestionamientos a los
fundamentos últimos de lo que llamamos derechos humanos.

¿Cuáles son los derechos humanos?

Muchos de estos derechos han sido reconocidos en las declaraciones, en los


instrumentos jurídicos internacionales y en las constituciones políticas. Están
plasmados en éstos, de manera objetiva. Otros, aún permanecen sin
manifestación en lo más íntimo de la conciencia de la humanidad a la espera de
circunstancias favorables para abandonar su estado de potencialidad.

Históricamente, los derechos humanos han surgido y han sido reconocidos, de


manera progresiva, por etapas o ‘generaciones’ como señaló el jurista francés
Karel Basak sin que esto de ‘generaciones’ signifique que las nuevas sustituyen
a las anteriores.

Cada una de esta etapas o generaciones corresponden o constituyen, en cierta


forma, la realización de valores o principios como los consagrados por la
Revolución Francesa de 1789: libertad, igualdad y fraternidad Correlativamente
a estos valores, en un primer momento se habló de la existencia de tres
generaciones; actualmente, se puede señalar hasta cuatro generaciones,
correspondiendo esta última a la realización de la unidad en la diversidad.

La primera generación de derechos, fundamentados en la libertad, comprende


a los derechos civiles y políticos. Éstos surgen ante la necesidad de oponerse a
los excesos de la autoridad. Se proclamaron para limitar las competencias o
atribuciones del Estado y se instituyeron como garantías a la libertad. Figuran
como derechos fundamentales de carácter individual en la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos en 1776 y en la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, derechos que luego pasaron
a formar parte de las constituciones políticas contemporáneas. Son los derechos
llamados “libertades” como precisa el maestro Alzamora Valdez Derecho a la
vida, a la integridad y libertad físicas. Derechos civiles: no hay discriminación
por sexo, raza, color, religión, idioma u origen. Políticos: libertad de
pensamiento y expresión.

Interposición de recursos ante un Poder Judicial independiente. Participación en


la vida política del Estado. Democracia y referendo.

La segunda generación de derechos se funda en la igualdad. Son los derechos


prestaciones” o “derechos acreencia” a diferencia de los derechos individuales
que son “derechos poder” Para realizarse en el mundo, el hombre necesita la
ayuda de la sociedad, a través de sus gobernantes, a fin de obtener los medios
para la satisfacción de sus necesidades. Por ello, emergen los derechos a la
alimentación, habitación, vestido, salud, trabajo, educación, cultura, seguridad
social, etc.

En los derechos de primera generación, el hombre se opone a que el Estado


interfiera en su libertad. Se le exige una abstención, un “no hacer”. En los
derechos de segunda generación, el Estado debe asumir un papel activo; pues,
tiene la obligación de crear las condiciones necesarias para la satisfacción de las
necesidades económicas, sociales y culturales de todas las personas por igual.

Son derechos de carácter colectivo.

Los derechos humanos de tercera generación que deben sostenerse en el


principio de la fraternidad, son los denominados derechos a la solidaridad que
todavía se encuentran en proceso de maduración. Se inspiran en la armonía
que debe existir entre los hombres y los pueblos, entre éstos y la naturaleza.
Aquí se concibe a la vida humana en comunidad. Comprenden el derecho a la
paz, el derecho al desarrollo, derecho a un medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, derecho de propiedad sobre el patrimonio común
de la humanidad. En esta etapa se espera una alianza efectiva entre los
pueblos, entre los Estados.

En esta tercera generación, debe reconocerse que la humanidad tiene derecho


a la paz tanto en el plano nacional como en el plano internacional. Este derecho
a la paz, implica el derecho de todo hombre a oponerse a toda guerra y, en
particular, a no ser obligado a luchar contra la humanidad; a que la legislación
nacional le reconozca un estatuto de objetor de conciencia; de negarse a
ejecutar, durante el conflicto armado (cuando éste es inevitable), una orden
injusta que afecte la dignidad humana, etc.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, emitida luego de


la nefasta experiencia de la Segunda Guerra Mundial, de alguna manera, recoge
las pretensiones contenidas en los derechos humanos de tercera generación.
Esta declaración, consagra, conjuntamente con el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, sobretodo, a las dos generaciones anteriores.

Siguiendo la línea de las generaciones, actualmente ya existe una cuarta


generación de derechos humanos. Estos nuevos derechos obedecerían a la
necesidad de concebir a la humanidad como un sola familia y que todos sus
miembros deben sumar esfuerzos para el bienestar global y si cualquier
integrante de ese cuerpo está adolorido o lesionado, ello inevitablemente
redundará en el sufrimiento de todos los demás. Esta nueva generación de
derechos, sería el resultado del inevitable desenvolvimiento de la organización
política social hacia formas cada vez mayores y complejas; y, junto a ello,
también el arribo hacia ordenamientos jurídicos correspondientes a esas nuevas
formas. Esta sería la etapa de hacer realidad el principio de la unidad en la
diversidad.

La cuarta generación de derechos humanos comprende el derecho a la plena y


total integración de la familia humana. Igualdad de derechos sin distingos de
nacionalidad, comprende el derecho a formar un Estado y Derecho
supranacionales.

COMENTARIOS:

“Ningún hombre es una isla”, dijo John Donne (1572-1631) en un poema,


destacando la verdad subyacente de la persona humana en sociedad. El tema
de los derechos humanos implica una visión antropológica que determina y
delimita el horizonte interpretativo, que se ve obligado a enfocar a la persona
humana como centro y motor de la sociedad. El ser humano necesita vivir en
sociedad para subsistir. Así reconocemos que incluso cuando la neurociencia
analiza el misterio de la existencia en la mente humana, llega a la conclusión
que el hombre encuentra su espacio vital dentro de las relaciones
interpersonales y sociales. Este "ser-en-relación" no termina con los que nos
rodean. Está abierto a la trascendencia. Debido a esta apertura, todo el mundo
reconoce a otros que tienen la misma dignidad. Por tanto, la centralidad de la
persona no se sumerge en el individualismo sino que aspira a unas relaciones
armoniosas que apuntan al bien común, pero tampoco se somete al comunismo
que lo destruye como persona con el pretexto de que la búsqueda del bien
común justifica los medios, cuales quiera que sea necesario aplicar.

No cabe duda de que la Declaración Universal de los Derechos Humanos es uno


de los hitos fundamentales de nuestra historia. No en vano, hablamos de un
documento sin precedentes, en el que se establecieron los derechos naturales
de la dignidad humana, esos de los que toda mujer y todo hombre han de
poder gozar, independientemente del lugar del mundo en el que vivan o hayan
nacido.
Esta declaración, proclamada en París por la Asamblea General de la ONU el día
10 de diciembre de 1948, consta de 30 artículos y cuenta con traducciones para
más de quinientos idiomas.

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