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Sin Título
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Marta: ¿Quien está ahí? (Silencio) ¿Alvarito? (Cae del barco) Hijo! Pero
que haces! Ayuda! Te dije que llegaras temprano. Tu taita no está para
nada contento te diré.
Marta: Y usted de donde salió. (La suben al bote) Suéltame! Eres tú! Una
cualquiera. Se aprovechan de él como hormigas impacientes queriendo
consumir su dulce miel!
Marta: ¿Quien te crees? Me miras con esa cara de perico mojada. Piensas
que puedes venir y ayudarme ante este gran dolor que llevo en mi corazón?
No lo creo. Déjenme tranquila de una vez por todas. Es por tú culpa y
la de muchas más que ya no lo tengo a mi lado.
Marta: No me haga caso. No me escuche quiere. Mejor haga como que pasó
por aquí, piense como que me vino a ver y vaya tranquila. Mientras no
la vean… si nada desde ya, llegaría antes del amanecer al puerto (Canta)
Gloria: No pensará usted que nadaré desde aquí a la orilla. Moriría antes
de que me descubran. Congelada y Sola. No me moveré si es lo que espera.
Llegaremos juntas, quizás así sea más fácil para las tres.
Marta: A mi hijo!?
Marta: Morir? Pero niña que cosas hablas. La vida es muy bella como para…
Marta: Pero que pasa mi niña linda. No tengas miedo ante estas cosas,
tu no sabes cuanto me cuesta dormir o despertarme en la mañana. Ando
toda ojerosa, no tanto como tú. (Ríe incómoda) Y eso que a mi me cuesta
soñar cosas bonitas, imagínese. Tienes que estar tranquila, ya queda
poco.
Gloria: Llorar.
Gloria: Sí.
Marta: En tu abdómen?
Marta: Tápate! Tápate! Basta! Eres una cualquiera. Una cualquiera y una
mentirosa.
Gloria: Ellos! Esos imbéciles que están en esta isla son los que me
hicieron esto.
Gloria: Lo que digo es real. Esto pasa y no seré la única. Por que no
quieres verlo?
Marta: Mi hijo está allá. Lo buscaron meses atrás. Don Luis lo vio por
última vez cerca de la lechería y nunca más lo vi. Me lo arrebataron.
Él era tan bueno. Esta entrega era solo una excusa para verlo.
Gloria: Momio.
Marta: Ay no. (Llora) No. No puede ser. No pudo haber sido él. Cómo lo
sabes?
Marta: Me cansé. Me cansé de que todo el mundo piense que soy la mala
aquí. Me cansé de que gente como tú me diga cómo debo amar a mi hijo.
Ése hombre del que hablas es mi hijo, y lo amo por sobre todas las cosas.
Ese fue el juramento que hice en cuanto supe que crecía en mi vientre.
Todo el mundo se cree con el poder de decirle a las personas como es
exactamente sentir. Como debo vivir el día a día. Me cansé de vivir con
la culpa de no poder decir lo que pienso por incorrecto que esté. Me
cansé de que el dolor me quite las energías de ser feliz. Ya nunca sabré
lo que significa ser feliz. Me cansé de hacer el amor con tal de darle
placer a un imbécil que nunca valoró lo que en verdad soy. Estoy cansada
de tener que cargar con el peso de tener un hijo sádico capaz de asesinar
a quien se le cruce. No puedo más. (Llora)
Marta: Cállate!
Marta: Si.
Gloria: No lo sabes?
Marta: No comprendo.
Marta: HAY ALGUIEN AHÍ!? Necesito ayuda! Aquí! Hey! Ayuda! No veo nada.
Tengo los ojos pegados por las lagañas. Me arde el cuello. Mi pecho
hierve. (Llorando) Tú! Engendro mortal. Terrorista! No caeré en tus
falacias! Creíste que te podrías deshacer de mí? Desgraciado. Infeliz.
Y pensar que debía entregarme a ti por sobre todas las cosas. Tú debías
protegerme. Y ahora no hay quien me ampare. No hay nadie que pueda
sacarme de tus mandíbulas.
Fin.