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Esta reforma tributaria disfrazada e improvisada, tiene como ejes fundamentales la generalización
del IVA en el 18% para 2019, la disminución de los impuestos para las empresas, eliminación de
beneficios a los trabajadores, de nuevo una amnistía tributaria (normalización de patrimonio),
eliminación de la renta presuntiva.
En el caso del IVA exceptuando algunos consumos por servicios públicos, salud y educación, todos
los productos y servicios serán gravados con el 18%, se quiere mostrar como una disminución de la
tarifa general que implicaría un beneficio para la sociedad, sin embargo el resultado es todo lo
contrario. En la elaboración de un modelo, se pudo verificar que el impacto tan solo en la canasta
familiar es de $74.816 al mes, esto implica un aumento del 9,6%, el gobierno propone compensar
con $49.734 mensuales a los hogares de pobreza extrema, es decir que ni siquiera le compensa el
sobrecosto a los más pobres y vulnerables. Este mayor costo de los productos y servicios va
ocasionar el menor consumo por los menos favorecidos y la clase media, en esencia los
asalariados, profesionales independientes y los trabajadores informales, a las personas de altos
ingresos esto no los afecta, es inmaterial el efecto para ellos, también va a golpear la economía
por cuanto el consumo de los hogares se va reducir afectando la producción y el crecimiento
económico.
Otro punto importante de esta reforma es la disminución de los impuestos a las empresas, sin
embargo este es otro aspecto es una falacia total. En estudios muy juiciosos en la Universidad
Nacional y tomando como base la información de los agregados de las declaraciones de renta de la
DIAN, con el profesor Carlos Quimbay pudimos demostrar que la tasa efectiva (real) de las
empresas entre 2000 y 2015 en promedio fue del 17,3%, si se agrega la sobretasa de los últimos
años, esta es cerca del 20.7%, si se quiere incluir el efecto del ICA y la seguridad social la carga
fiscal asciende al 27,7%, muy inferior al promedio mundial, por ejemplo, en Japón de acuerdo a
las cifras de Doing Business la carga fiscal que corresponde a los impuestos y aportes a la
seguridad social es del 48,9%, en la OCDE 40,9% Estados Unidos 44,0% y Alemania 48,9%, como se
puede apreciar en el siguiente cuadro. Para acabar de completar en el capítulo de las
megainversiones a los “hiperricos”, les otorga un impuesto de renta del 27%, por debajo de la
tarifa general, es decir que una pequeña empresa pagará más impuesto que la de los más ricos,
como si fuera poco los exime de pagar cualquier impuesto al patrimonio y dividendos en el futuro,
por cinco años y ridículamente creando solo 50 empleos, en otros países comparables se exigen
miles de nuevos empleos, esto al parecer ya tiene nombre propio, se nota que el lobby siniestro
consiguió su objetivo
En Colombia la tasa nominal (teórica, la del código tributario), difiere mucho de la tasa efectiva
(real), por cuanto existen más de 250 beneficios tributarios que hacen que los impuestos
verdaderos que se pagan por las utilidades no son altos, como se quiere presentar, se les premia
también a las empresas con la deducción del IVA en las compra de bienes de capital, esto fue otra
fuente de evasión y elusión, le costó al Estado más de 4 billones en años anteriores.
Esta propuesta también pretende eliminar la renta presuntiva, favoreciendo los grandes capitales
y disminuyendo los recursos para entidades como el SENA, ICBF, el Sistema de Seguridad Social en
Salud, programas de atención a la primera infancia y las instituciones de educación superior
públicas que tienden a desaparecer, siendo estas últimas la única fuente legal de movilidad social
para los menos favorecidos. Los grandes hacendados con tierras improductivas no tendrán
problemas, así sus tierras valgan cientos de miles de millones de pesos, no tendrán en un futuro
que pagar un peso de impuestos si las mantienen improductivas o más fácil si no facturan sus
ventas.
Otro aspecto muy delicado es la exención durante 5 o 10 años que se hace con las nuevas
sociedades creadas previamente a diciembre de 2021, y que se dediquen a actividades
agropecuarias o alguna de las casi 70 actividades de la economía naranja expresamente listadas en
el texto del artículo, obtengan anualmente ingresos brutos de hasta $2.652 millones, que
cumplan con una cantidad mínima de generación de puestos de trabajo y de inversión en activos
fijos. Esto puede generar un gran foco de evasión la ley no impide que las actuales sociedades se
puedan liquidar y volver a reaparecer como nuevas sociedades. Por qué más bien no se pensó en
favorecer las empresas colectivas o cooperativas de un número importante de propietarios o
cooperados, para ir disminuyendo la alta concentración del ingreso y la riqueza en el país.
Se incluye una amnistía tributaria, inconstitucional y que desestimula a los que habitualmente
cumplen con sus obligaciones, nombrándola de nuevo como normalización tributaria, tanto para
personas naturales como jurídicas, quienes puedan tener una nueva oportunidad de normalizar
sus patrimonios ocultos si lo hacen presentando una declaración especial a más tardar el 25 de
septiembre de 2019, y liquidando sobre tales patrimonios una tarifa única del 13% por concepto
de impuesto de normalización tributaria. Además, si los patrimonios que se normalizarán están
ubicados en el exterior, pero se decide traerlos a Colombia y conservarlos dentro del territorio
nacional por lo menos durante 2 años, la tarifa se reduce a la mitad.
Adicional al efecto perjudicial del IVA, se da un golpe muy fuerte principalmente a los trabajadores
y quienes prestan servicios personales. Se cambia el sistema cedular, de cinco cédulas se pasa a
solo dos, las primeras 4 cédulas de la renta ordinaria (cédula de rentas de trabajo, la cédula de
pensiones, la cédula de rentas de capital y la cédula de rentas no laborales) empezarían a quedar
reemplazadas por una sola cédula. En dicha depuración, a la cual ya no se le podrían restar los
valores por rentas exentas por concepto de aportes voluntarios a los fondos de pensiones, ni a las
cuentas AFC, se establecería, de forma totalmente inequitativa afectando principalmente a los
asalariados y quienes prestan servicios personales , que a los ingresos netos (es decir, al resultado
de ingresos brutos menos ingresos no gravados) solo se le podrán restar “costos y deducciones”
de hasta el 35 % (estableciendo dicho límite como una “presunción de derecho”, es decir, una
presunción que no admite prueba en contrario).
Tal disposición es totalmente incoherente, ello implicaría que en el caso de una persona natural
comerciante, a pesar de tener costos y gastos que equivalen al 75 % de sus ingresos brutos, solo
podría restar costos de hasta el 35 %, aumentando de forma ilógica la base gravable de su
impuesto de renta. Lo absurdo es que las rentas de capital, las que generan dividendos, es decir de
los más ricos, de los dueños de las grandes empresas y dueños de los grandes grupos económicos
siguen o sin pagar impuestos o solo pagando el 5 o el 10%. No se puede concebir un sistema
tributario en donde un asalariado que gane cerca de $12 millones al mes, pague cerca del 33% de
impuesto, mientras que el dueño de los bancos que puede ganar más de $100.000 millones al mes
solo pague el 10% o quizás nada, si no hacen distribución de dividendos o si los pagan en acciones
o si se los pagan a una de sus filiales. Es inconcebible que por ejemplo parte de la educación
pública sea financiada en parte con los excedentes de las cooperativas y no con los billones de
dividendos que reciben los grupos económicos.
Pero no satisfechos con el golpe a los trabajadores, el proyecto se elimina una gran cantidad de
partidas por rentas de trabajo exentas, entre ellas, las pensiones mensuales de hasta 1.000 UVT, y
hasta eliminando el cálculo del 25 % exento.
En conclusión, si hay fuentes de recursos para la educación, la salud, los programas sociales,
infraestructura, sin afectar a los de menores ingresos, solo falta la voluntad del gobierno para
tener una sociedad más equitativa.
…………………………
Como era previsible, la propuesta de ley de financiamiento del gobierno nacional generó un gran
debate, en el cual se han analizado los que, en opinión de los analistas, serían sus aciertos y
también sus falencias.
A favor
Dentro de los pros hay cuatro que sobresalen. En primer lugar, la simplificación del régimen
tributario que propone, la cual reduciría los costos para los contribuyentes, facilitaría la
administración de los impuestos, contribuiría a disminuir la elusión y la evasión y gracias a todo
ello aumentaría la productividad de los tributos y contribuiría a aumentar el recaudo. Parte de
este empeño está presente en la extensión de la base del IVA , que limita a unos pocos los bienes y
servicios excluidos y exentos, junto con la reducción del número de tarifas a dos (0 y 18%).
Como han señalado varios analistas, mientras avanza la formalización de los establecimientos
comerciales, la devolución propuesta constituiría un subsidio, porque quizá los consumidores de
menores ingresos gastan una gran parte de ellos en expendios informales, que no cobran el IVA.
Muchos de los expertos han argumentado que el gobierno estaría en condiciones implementar un
esquema eficiente de devolución anticipada del pago del IVA a los hogares de menores ingresos.
Por su potencial redistributivo, es una lástima que la propuesta de modificación del IVA sea la
primera rechazada por el populismo de centro, de derecha y de izquierda en el congreso.
El último factor favorable de la propuesta de la ley de financiación es que busca aumentar los
ingresos del Estado, para facilitar el cumplimiento de las metas de déficit y deuda pública,
establecidas con base en la regla fiscal, sin tener que recortar el gasto. En las condiciones actuales
de ineficiencia e inflexibilidad del gasto público, con un 85% inamovible en la práctica, recortes
adicionales dificultarían el cumplimiento de las funciones del Estado en la provisión de los bienes y
los servicios públicos, así como de los compromisos del posconflicto.
En contra
A pesar de todos estos puntos a favor, la propuesta de ley de financiación también tiene
debilidades. Quizá la primera sea la falta de claridad sobre la magnitud y el origen del faltante,
estimado primero en $24 y luego en $14 billones (2,3% y 1,3% del PIB). De acuerdo con
exfuncionarios de la administración anterior, la falta de ingresos era más baja (0,2% - 0,3% del
PIB). Es probable que una parte del faltante actual surja por la programación de la totalidad de los
recursos requeridos para los gastos anuales de todos los programas en el presupuesto de 2019,
mientras que antes se incluía solo los que se alcanzaban a ejecutar en la vigencia presupuestal y el
resto se hacía con cargo a la vigencia siguiente. También es factible que otra parte se origine en el
gasto adicional para poner en marcha los nuevos programas del actual gobierno.
Otra flaqueza destacada por algunos analistas, entre ellos Guillermo Perry y Sergio Clavijo, es la
reducción de la tarifa del IVA, que en su opinión podría comprometer la estabilidad fiscal.
Un punto controversial es el aumento del gasto público a 19,3% del PIB, que como resalta Luis
Fernando Mejía, será el más alto en lo corrido de la década. Aquí lo curioso es la contradicción
entre la ampliación del gasto propuesta y los planteamientos del principal partido de gobierno,
que en repetidas oportunidades criticó el supuesto derroche de la administración anterior.
Las comparaciones internacionales muestran que el tamaño actual del Estado en Colombia
corresponde a su ingreso per cápita, pero que la población está insatisfecha por la cobertura y
calidad de los bienes y los servicios públicos. Es necesaria entonces una mejora sustancial en la
eficiencia y la eficacia del gasto público, de modo que con unos ingresos de una magnitud similar a
los actuales pueda cumplir de una manera más satisfactoria sus obligaciones. En tal sentido, la
Comisión del Gasto hizo algunas recomendaciones, que ojalá se tengan en cuenta más adelante al
diseñar, por ejemplo, la propuesta de la reforma pensional.
Otro factor desfavorable es el eventual impacto sobre la inflación, que sería solo en el primer año
de vigencia, de ampliar la base del IVA. Cálculos preliminares de Fedesarrollo le atribuyen un
incremento de IPC de 4,4 puntos porcentuales, mientras que el Ministerio de Hacienda estima que
sería de entre 1,2 y 1,7.
Una crítica adicional es que las estimaciones del proyecto de Ley confían demasiado en el poder
de la Dian para mejorar su gestión y lograr una gran normalización de activos en el corto plazo.
Por último, el aumento de los precios causado por la modificación del IVA, la reducción del ingreso
disponible de los hogares después de pagarlo y el eventual aumento de las tasas de interés,
podrían desestimular el consumo privado, que es la principal fuente de la demanda en la
coyuntura actual, en una economía que apenas se está sacudiendo del estancamiento de los dos
últimos años.