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Gaston Acurio
Gaston Acurio
La verdad de la milanesa.
No todos los caminos conducen a una rica milanesa. En el trayecto, uno podrá encontrar
diferentes senderos para llegar a la meta. Algunos de ellos en realidad lo llevaran al
fondo del precipicio.
Con el tiempo descubrí que en argentina la milanesa era como aquí el ají de gallina. Se
lleva en el corazón. Descubrí que era la especialidad de Austria y que fue desde allí que
llego a Milán para allí tomar su nombre. Descubrí también que en Japón tenían una
versión de cerdo llamada tonkatsu hecha con migas de pan grueso y que en el Peru su
versión apanado o sabana no llevaba ni huevo ni harina, solo pan.
Una vez mas gracias a mis maestros, mis recuerdos mis frustraciones y nostalgias pude
llegar a esta receta que hoy comparto. Al final, los cocineros somos eso. Espaldas
cargando su memoria.
La carne ojalá pueda ser de ternera rosada en su defecto ternero o novillo sino res. Si es
ternera o ternero puede recurrir al cuadril sino lomo fino. En ambos casos lo importante
es chancarla con un martillo de aquellos que solíamos ver en casa. Esto ayudara a
romper la fibra del bistec. Debemos obtener unas milanesas de unos 250 gramos y
delgadas. No papel. No bistec. En medio.
Las secamos bien. Las sazonamos al gusto peruano con pizca de ajo molido, sal y
pimienta. Es todo.