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TP Historia Unlam
TP Historia Unlam
Integrantes:
Montecalvo Federico DNI 40.014.493
Moreno Rocío DNI 36.699.458
Orellana Lorena DNI 32.092.338
Pereyra Johanna Mariel DNI 38.564.785
Robledo Verónica DNI 32.232.150
Solla Daniel DU 36.566.666
Yampasi Juan Pablo DNI 93.032.617
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INDICE
Índice...……………………………………………………………………..……Página 2
Arturo Frondizi……………………………………….………………....……..Página 3-5
Juan Carlos Onganía.……………………………………………………...…...Página 6-9
María Estela Martínez de Perón…………….………………………………Página 10-11
La dictadura militar….……………………....……………………………...Página 12-20
Carlos Menem….………………..…………..………………………...……Página 21-24
Bibliografía………………………………………………………….………….Página 25
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Arturo Frondizi
Gobernó entre el 1 de mayo de 1958 y el 29 de marzo de 1962.
“[…] El meollo de la política económica fueron las leyes de radicación de los capitales
extranjeros y de promoción industrial, sancionadas antes de que terminara 1958. Por
ellas se aseguraba a los inversores extranjeros libertad para remitir ganancias y aun
para repatriar el capital. Se establecía un régimen especial a las inversiones en
sectores juzgados clave para la nueva etapa de desarrollo: la siderurgia, la
petroquímica, celulosa, automotriz, energía y naturalmente el petróleo […]”
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El nuevo gobierno tenía amplia mayoría en el Congreso y contralaba la totalidad de las
gobernaciones, pero su poder real era claramente precario. Por ello, introdujo medidas
drásticas como el aumento de los salarios, amnistía, la sanción de la nueva ley de
Asociaciones Profesionales y el levantamiento de las proscripciones, que sin embargo
no incluían a Perón ni al Partido Peronismo. También asumió la negociación con
compañías extranjeras de exploración petrolera y anunció la autorización para el
funcionamiento de universidades no estatales.
El meollo de la política económica fueron las leyes de radicación de los capitales
extranjeros y de promoción industrial, por las que se aseguraba a los inversores
extranjeros libertad para remitir ganancias y aun para repatriar el capital, lo cual resultó
clave para la nueva etapa de desarrollo: la siderurgia, la petroquímica, celulosa,
automotriz, energía y naturalmente el petróleo. Habría trato preferencial, manifiesto
notoriamente en los contratos petroleros que el presidente negoció de forma personal y
secreta. Los resultados de esta política aumentaron notablemente las inversiones
extranjeras, la producción de acero y automotores y casi se llegó al autoabastecimiento
de petróleo.
La fuerte expansión hizo probablemente más intensa la crisis cíclica trienal, anunciada a
fines de 1958 por una fuerte inflación y dificultades serias en la balanza de pagos. Se
pidió ayuda al FMI y se lanzó un Plan de Estabilización, cuya receta recesiva se
profundizó cuando Frondizi convocó como ministro de Economía a Álvaro Alsogaray,
uno de los principales voceros de las corrientes liberales. Alsogaray aplicó un ortodoxo
programa de devaluación, congelamiento de salarios y supresión de controles y
regulaciones estatales, cuyas consecuencias fueron una fuerte pérdida en los ingresos de
los trabajadores y una desocupación generalizada. Esta segunda política, liberal y
ortodoxa, era contradictoria con la desarrollista inicial.
Los efectos del Plan de Estabilización y la dureza con que el gobierno reprimió las
protestas, a partir de la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre en 1959, pusieron a
los sindicatos en pie de guerra. Las huelgas se intensificaron y recrudeció el sabotaje. El
gobierno respondió interviniendo los sindicatos y empleando al Ejército para reprimir,
mientras los empresarios despedían a los cuadros más combativos de cada planta. Esta
derrota consolidó una nueva dirección sindical que cambió la lucha frontal por la
técnica de golpear para luego negociar. Augusto Vandor, jefe del sindicato metalúrgico,
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fue la figura principal y arquetípica de esta nueva burocracia sindical que fue ganando
fuerza en la escena política.
Esta fuerza provenía del hostigamiento que el gobierno sufría a manos de los militares.
A lo largo de los casi cuatro años de su presidencia, Frondizi soportó treinta y dos
“planteos” militares, una forma de presión corporativa para que el presidente adoptara
determinada medida. A todos cedió. En junio de 1959, llegó a la Comandancia en Jefe
del Ejército Carlos Severo Toranzo, el más duro de los jefes antiperonistas, quien
ejerció una tutela pretoriana sobre el presidente. Fue sin duda la época de mayor
represión social y política.
Las tendencias pretorianas de las Fuerzas Armadas terminaron de cristalizar con la
Revolución Cubana y las elecciones legislativas de 1961 en las que ganó el socialista
Alfredo Palacios. Argentina entraba en el mundo de la guerra fría y los militares,
interpelados por sus colegas norteamericanos, asumieron una postura anticomunista.
Los militares asociaron con el comunismo tanto al peronismo como al grupo que
orientaba Rogelio Frigerio o a los estudiantes universitarios.
El presidente era reacio a condenar a Cuba. Algunos tibios gestos de independencia y la
abstención argentina en la Conferencia de Cancilleres de Punta del Este, que expulsó a
Cuba del sistema interamericano, horrorizaron a los militares. Éstos presionaron
duramente al presidente hasta que, un mes después de la abstención, el gobierno rompió
relaciones con Cuba.
Para lograr una victoria en las elecciones de 1962, Frondizi despidió a Alsogaray y
Toranzo Montero, dio por terminada la estabilización, adoptó una política social más
flexible y derogó la proscripción para los peronistas, la cual no podía mantener sin
riesgo de que éstos apoyaran a cualquiera de sus enemigos. Sin embargo, los candidatos
peronistas ganaron ampliamente en las principales provincias, incluyendo Buenos Aires.
En los agitados días siguientes, Frondizi intervino las principales provincias donde
había triunfado el Peronismo, cambió todo su gabinete y encargó a Aramburu una
mediación con los partidos políticos, que se negaron a respaldarlo. Esta era la señal que
los militares esperaban, y el 28 de marzo de 1962 depusieron a Frondizi, quien conservó
la serenidad como para organizar su reemplazo por el presidente del Senado, José María
Guido.
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Juan Carlos Onganía
Gobernó entre el 29 de junio de 1966 y el 08 de junio de 1970.
“[…] Krieger Vasena devaluó en un 40 por ciento el peso – la paridad pasó de 250 a
350 $ por dólar con el propósito de descartar toda especulación sobre futuras
devaluaciones. La novedad de su política residía en que era el primer intento de
compensar los efectos de la devaluación a través de la fijación de impuestos a las
exportaciones tradicionales y la disminución de los gravámenes a la importación
medidas que impidieron una alteración profunda de precios … La inversión pública
creció en términos reales … y se empezaron o cobraron impulso obras entre las que se
destacan la represa del Chocón, el túnel subfluvial Santa Fe – Paraná, el complejo
Zarate-Brazo Largo, la central nuclear de Atucha y la pavimentación de la ruta 3 […]”
Entre 1966 a 1969 (KriegerVasena) se caracterizó por la ausencia de una oposición civil
bien organizada y unificada. Esto se modifica cuando el nuevo ministro reprimió la
resistencia sindical; en 1967 un grupo de sindicatos (UOM) se los trataba de liquidar ya
que se movilizaban en contra de la política del gobierno.
El 1° de diciembre la CGT lanza un plan de lucha, en cual por parte del gobierno recibió
una respuesta muy distinta a la esperada por estos síndicos, si bien no se le saco la
personería de la CGT, estos abandonaron el plan de lucha, por las promesas de parte del
secretario de trabajo, Rubens San Sebastián, este reabrió el dialogo y resolvió rever la
situación de los síndicos a los cuales se les saco la personería de la CGT.
De esta forma el gobierno de Onganía les había demostrado que le poder que creían
tener era más vulnerable de lo que ellos creían. Augusto Vandor pago el precio del
fracaso. Sin Embargo, el grupo de los “participacioncitas” vio una nueva oportunidad de
consolidar su poder alentado por los funcionarios del Ministerio de Trabajo y de las
vagas promesas de un eventual papel asesor para los sindicatos en el marco de un
consejo económico y social.
Las suspensiones de las negociaciones con los síndicos hasta fines de 1968 fue el golpe
de gracia de Krieger Vasena.
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El estado se comprometió a fijar los salarios cada 2 años, como parte de su política de
estabilización. Los sindicalistas recibieron la promesa de que le salario real se
mantendría; Mientras que a las empresas se le dio el acceso al crédito bancario y
contratos con empresas estatales.
Los productores rurales debieron ceder parte de sus ganancias derivas por la
devaluación, la industria competir con bienes importados más baratos y la empresa
estatal atravesaron una racionalización forzada.
Hacia fines de 1968 la inflación había bajado desde un 30% anual a menos de 10% y el
precio mayorista subido un 4 % contra el 21 % en 1967, la economía había comenzado
a expandirse en forma sostenida. El déficit fiscal generado por las retenciones a las
exportaciones agrícolas que subieron 1.7%.
Los sectores afectados por estas políticas no tardaron el salir a mostrar su descontento.
Los sectores rurales se quejaban por el impacto a las retenciones, dado que estos tenían
benéficos de desgravaciones impositivas.
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1966 a unas 350 a fin del mandato de Krieger. Los sindicatos pese a todo lo que estaba
pasando mantenían su postura a favor del gobierno a cambio de favores.
En agosto de 1968 Onganía destituye a los comandantes de las tres armas. Alsogaray
había criticado la gestión de Borda. Cuando dejo su cargo hizo su descargo que le
preocupaba la situación de la política de ese momento como “poco clara en lo político”.
El presidente se dispuso a llevar a cabo su plan político de crear un sistema de
participación comunitaria, cancelando el sistema político, postergando sine die el
proceso electoral.
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trabajadores se consideraban el sector más perjudicado por la imposición de controles a
los salarios, por la pérdida de si poder de negociación. Se encolumnaron detrás de los
nuevos líderes sindicalistas. Al renunciar Krieger dijo” me han volteado los obreros
mejor remunerados del país…”.
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María Estela Martínez de Perón
Gobernó entre el 01 de julio de 1974 y el 24 de marzo de 1976.
“[…] Por medio de la cadena de radio y televisión y ante el asombro del público en
general, el nuevo ministro anunció una devaluación del peso de 160%, la duplicación
de las tarifas de los servicios públicos, el 200% de aumento en la nafta y un aumento
máximo de salarios de entre 40 y 50%. Los sindicatos, que no podían aceptar estas
medidas sin reaccionar, porque lo que estaban perdiendo era el poder mismo,
suspendieron las negociaciones sobre salarios y se declaró la movilización general …
La presidenta desautorizó a su ministro, permitiendo aumentos de salarios y éste
dimitió. Ahora, el peligro estabaen la pérdida de fuerza manifestada por el Poder
Ejecutivo, que se bamboleaba entre el ala izquierda y derecha de su movimiento […]”
Tras la muerte de Perón en 1974, asume la candidatura Isabel Perón, ésta trato de llevar
adelante un programa de derecha, de línea muy autoritaria, lo que provoco una
aceleración de los conflictos latentes. Ante esta postura de la presidenta, los sindicatos,
los pequeños empresarios y los partidos políticos chicos, que habían dado su apoyo al
gobierno, dieron un paso atrás.
La presidenta tenia objetivos muy claros, como terminar con la subversión, eliminar la
infiltración izquierdista en la educación en general y en la universidad en particular
(UBA), poner fin a las políticas anti-empresarias y nacionalista, sometimiento de los
dirigente sindicales (se pretendía provocar una situación insostenible en relación con sus
bases), pedir a los militares que abandonar su neutralidad política (lo cual logro en
1975). Ante estas medidas, los ataques terroristas se incrementaron. Montoneros y ERP
comenzaron a financiar su operación con secuestros y atracos.
Historia Económica, Social y Contemporánea
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Por otra parte el sector económico también sufría cambios tras la muerte de Perón, las
reservas de divisas disminuyeron rápidamente durante 1975 por los drásticos aumentos
que habían sufrido las importaciones, una epidemia de aftosa en Europa, disminuyó
notablemente las compras de carne argentina. Todo esto, sumado a la imposibilidad de
disminuir los gastos de Estado, aumento el déficit, que a fines de 1975, había
descendido a 1000 millones de dólares.
Para contrarrestar tanto caos, el 24 de marzo Isabel Perón fue destituida, debido a la
acusación de haber transferido a una cuenta personal dinero de una entidad de bien
público. Acompañando a este plan de emergencia fue producida una gran revalorización
del mercado interno, cerrando la economía hacia el exterior en lo que hacía a la
transferencia de capitales. A todas las dificultades económicas se sumaron los
enfrentamientos políticos entre los diferentes sectores en pugna, dentro y fuera del
partido gobernante, que condicionaron la acción del gobierno.
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La dictadura militar
24 de marzo de 1976 - 10 de diciembre de 1983
Días después del Golpe de Estado, el ministro de economía José Alfredo Martínez de
Hoz, estableció los siguientes objetivos en su plan económico:
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externo:
- Se unifico el tipo de cambio.
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Uno de los aspectos de mayor incidencia fue la apertura plena al movimiento de
capitales con el exterior, la tasa de interés interna queda determinada por la tasa de
interés internacional. Cuando no hay expectativas sobre devaluaciones futuras, ambas
tasas se igualan.
Carlos Palacio Deheza sostenía que los tres pasos fundamentales para producir la
anarquía financiera era:
Se indicaba también que los altos niveles de las tasas de interés impedían la
canalización de los recursos financieros hacia las actividades productivas. El alto precio
nominal del dinero modificaba la estructura de costos, aumento de los precios.
La reforma se mostraba imponente frente a la inflación y no promovía el aumento de la
inversión.
El modelo vigente hasta 1976 tenía como eje el crecimiento económico. Dado que se le
atribuía al mercado argentino una baja confiabilidad para el sector industrial.
Los problemas del crecimiento y de la inversión quedaban subordinados al
Historia Económica, Social y Contemporánea
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disciplinamiento del acontecer social. De modo que el estancamiento no podía ser
interpretado como un fracaso. En este sentido, el sistema financiero previo a la reforma
se orientaba a subsidiar al sector industrial por medio de tasas de interés reales
negativas.
Las consecuencias de los nuevos ajustes desencadenaron una recesión que se manifestó
en las estadísticas agregadas en 1986, cuando el PBI se contrajo aproximadamente un
4% con respecto al año anterior.
Las políticas de ajuste tradicionales se revelaban cada vez más impotentes para
controlar el aumento de los precios. A fines de 1978, se impone una política que tenía
por objetivo la convergencia de la inflación y las tasas de interés locales con los valores
internacionales, combinando la apertura de la economía con la implementación del
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enfoque monetario del balance de pagos, mientras se tomaba al tipo de cambio como
ancla para los precios internos.
Una de las medidas más importantes del nuevo esquema era la fijación pautada del tipo
de cambio y de las devaluaciones futuras de acuerdo con un cronograma decreciente,
conocido como “la tablita”. Esta medida se iniciaba con una devaluación del 5,23%, y
preveía reajustes posteriores del precio del dólar en forma periódica y decreciente, hasta
arribar a un tipo de cambio fijo a principios de 1981. De esta manera, se esperaba que la
inflación local descendiera paulatinamente hasta llegar a niveles similares a los
internacionales.
Para que la competencia externa fuese efectiva como freno para el incremento de los
precios, se estimó necesario reducir además los aranceles aduaneros, fijándose un
cronograma descendente en enero de 1979. Finalmente, en junio de 1980, se eliminaron
los aranceles de aquellos bienes que no se producían en el país y se estableció una
estructura arancelaria para los que si se fabricaban localmente.
Las autoridades económicas de la Argentina tenían en mente ese esquema al trazar sus
lineamientos. La reforma financiera del año anterior implicaba la liberalización total de
los movimientos de capitales con el exterior. En ese marco, se afirmaba que los
desequilibrios del balance de pagos eran sólo un reflejo de los producidos en el mercado
monetario. Por lo tanto, las variaciones que los flujos de bienes y de capital provocarían
sobre las reservas bastarían para ajustar el mercado de dinero, con lo cual, la tasa de
interés local debería tender a igualarse a la internacional más la tasa de devaluación. De
esta manera, se arribaría rápidamente a una economía estable, en la cual se podrían
manifestar las ventajas comparativas del país, sobreviviendo aquellos sectores
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competitivos en el mercado mundial y optimizando la utilización de los recursos. Pero
las provisiones no se cumplieron, ya que los precios superaron holgadamente a las tasas
de devaluación.
- Se producía una revaluación del peso, que abarataba aún más a las importaciones
en comparación a la producción local ya que la tasa de inflación era mayor a la
de devaluación.
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- Por último, dado el contexto internacional caracterizado por bajas tasas de
interés y sobreoferta de capitales líquidos, estimulaba el ingreso de recursos
desde el exterior.
El nuevo enfoque de la política no hizo más que fortalecer las tendencias que se
prefiguraban en las primeras etapas del gobierno militar. Luego de un breve período de
crecimiento, la recesión provocada por la apertura comercial y el retraso cambiario se
manifestó con crudeza, dejando como saldo una economía estancada, ya que el PBI sólo
creció un 2,3% entre 1975 y 1983.
Los sectores que se vieron afectados fueron, principalmente, los vinculados al mercado
interno o sometidos a la competencia de la importación. La industria, por su parte,
mostró un comportamiento fluctuante, que ocultaba una profunda transformación
estructural. Por el contrario, el sector agropecuario y la explotación de recursos mineros,
lograron una expansión por medio de una mayor inserción exportadora.
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eran dos veces y media superiores a los de 1970. El quantum de las exportaciones
también se duplicó en el transcurso de la década, de modo que el crecimiento de las
ventas al exterior se debía tanto a mayores cantidades exportadas como a mejores
precios.
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adverso emergente, infraestructura deficiente, condiciones crediticias más duras y,
puntualmente, una política económica deliberadamente destructiva.
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Carlos Menem
Gobernó entre el 08 de julio de 1989 y el 10 de diciembre de 1999.
El estado y el “modelo”
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empresarios extranjeros y nacionales, aunque recién con el cese de la inflación y la
estabilización, alcanzada por la convertibilidad, se completó el atractivo.
Según Robert Salomón, analizo el tema de tablas cambiarias, en dicho estudio hay
puntos de vista favorables y desfavorables. El problema de la utilización de las tablas
cambiarias reside en el tiempo de vigencia de las mismas, son eficaces para recuperar
estabilidad monetaria luego de una crisis inflacionaria pero su empleo prolongado
resulta incompatible con el funcionamiento económico del siglo XXI.
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con respecto a la del dólar (un peso, un dólar). Los beneficios en dólares de los actores
socioeconómicos predominantes se vieron preservados por ese flujo de moneda
extranjera que el gobierno conseguía ofreciendo mayores tasas de intereses que las
otorgadas por otros países financieramente más confiables. La disponibilidad de
moneda extranjera era un requisito para el giro de ganancias y dividendos de las
empresas transnacionales que operaban en el país. Los intereses de la deuda externa
absorbían las proporciones crecientes del presupuesto nacional y el gobierno se
encontró en la necesidad de realizar frecuentes ajustes. La desconfianza en el
mantenimiento del sistema bio - monetario predispuso a muchas empresas a invertir o
depositar fondos en el exterior, las sumas de dinero de propiedad Argentina radicadas en
el exterior eran equivalentes al total de la deuda externa del país, a esto se lo llamo
“Fuga de Capitales”.
Como sostiene Klaus Von Beyme: “la oleada de desregulaciones es una puerta de
entrada a la corrupción y sostiene que la descentralización invita a prácticas corruptas
además crea lazos entre los aparatos estatales y los actores empresarios volviendo
vulnerables los controles y seguimientos de entes reguladores.
A raíz de esto fue que la corrupción fue otro factor que en la década del 90 ayudo al
deterioro de las capacidades del Estado.
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El poder económico de los grupos nacionales disminuyo pero ante la visión de la
sociedad aumento, la demostración pública de las fortunas paso a ser un indicador de
éxito. La opinión pública continuara acordando a los grupos nacionales una influencia y
poder que había perdido frente al avance transnacional.
Los intereses extranjeros ganaron importancia política y económica a la vez que los
grupos económicos nacionales perdían peso en ambas esferas de la práctica social.
Las privatizaciones dieron origen a empresas como Telecom, Telefónica e YPF. Esto
determino el nacimiento de un establishment aun más poderoso.
Con respecto a las inversiones extranjeras Chudnovsky y López señalan que en toda la
década del 80 la Argentina recibió 5.859 millones de dólares en concepto de inversión
extranjera directa.
Al finalizar el periodo al que nos referimos existían solo dos grandes bancos estatales y
un banco privado local de importancia.
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Bibliografía
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