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Universidad Pontificia Javeriana

Simón Martínez López


Moral Fundamental
Alberto Múnera, S.J.
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SÍNTESIS SESIÓN 1: LA EXISTENCIA DE DIOS

Abarcar a Dios, es uno de los misterios inaccesibles a los que el hombre durante siglos ha
pretendido estudiar o acceder. Sin embargo, y como se decía anteriormente, la presencia de
Dios puede percibirse como algo tan interno y a su vez tan externo, que resulta imposible
tener certeza y validez de todos los conceptos o prefiguraciones que se puedan realizar. Este
fenómeno de Dios se presenta como algo que acontece al ser humano, cercana y
distantemente, y por ello, constantemente lo lleva a preguntarse sobre la realidad de su
existencia y las diversas maneras de comprobar la conclusión que cada sujeto pueda tener
ante el mismo cuestionamiento.

Valdría la pena preguntarnos, si las pruebas o evidencias que se tienen en la actualidad sobre
la existencia de Dios son pruebas controvertibles o si simplemente están sujetas a la
experiencia personal de fe de cada persona, dejando por fuera los beneficios de duda e
interpretaciones que cada sujeto pueda realizar. Ante este panorama, podrían presentarse
algunas objeciones a la existencia de Dios.

En primer lugar, a partir de la existencia del Universo, se considera que Dios es el resultado
del constructo de la mente humana, por ende, el universo es causa del azar y las teorías parten
de algo finito para describir algo infinito. En segundo lugar, desde la contingencia, Dios es
un postulado racional que no indica la necesidad de una existencia real . Apartir de la
limitaión de las pruebas, se puede decir que la capacidad teórica del ser humano, por
deducción, tiende a generar conceptos, que siguen estando limitados por la mente del ser
humano y que es imposible que describan la esencia real de Dios.

Una objeción que llama la atención de manera particular es la experiencia particular, la cual
entra en diálogo con el subjetivismo al que se encuentra abocado la figura de Dios, y que se
encuentra íntimamente ligada con el proceso mental, el cual recuerda los límites que tiene la
razón humana pero que se encuentra en total desafío con el deseo del acceso al conocimiento
del Ser.

Actualmente se presenta un panorama en el que es imposible demostrar la existencia y la no


existencia de Dios. Si alguien pudiera demostrar de manera contundente la existencia de
Dios, se cerrarían de manera cualquier posibilidad a otro tipo de interpretaciones, pero, basta
decir, que Dios no puede ser colocado como objeto cognoscible, por tal motivo, la mente
humana no puede acceder de ningún modo a ella. El ser humano se encuentra frente a un
misterio imposible de verificar tangible, intelectual o místicamente. Estas interpretaciones
están siempre mediadas por una cualidad propia de todos los seres: la finitud, y es imposible
que algo con esta característica propia pueda dar razón o muestras de la infinitud. En
conclusión, no se puede demostrar la existencia o no de Dios y de allí nace la posibilidad de
elaborar un discurso acerca de Dios.

Uno de los grandes representantes del teísmo, personas que argumentan la existencia de Dios,
es Santo Tomás, el cual en la suma teológica presenta 5 vías, que, para él, dan un posible
acercamiento a la afirmación de la existencia de Dios. En primer lugar, el movimiento, Santo
Tomás afirma que todo en el mundo se encuentra en un constante movimiento, pero todo
aquello es movido por otro, esta serie infinita de causas insta admitir que hay un primer motor
no movido por otro, el motor inmóvil al que el autor llama Dios. En segundo lugar, la eficacia,
la cual demuestra que las causas no pueden ser causas en si mismas, hay una causa primera,
una causa eficiente e incausada: Dios. En tercer lugar, hablamos de un ser que es necesario
y contingente, que no tiene mas posibilidades que Ser y su esencia no depende de nada para
serlo como los demás seres que dependen de él. Otro punto álgido de la tesis de Santo Tomás
refiere a los grados de perfección, cada ser tiene un grado de perfección, pero hay un Ser que
es medida de esta perfección de donde surgen las imperfecciones y las cualidades de todos
los seres. Por último, la finalidad, todos los seres actuamos con una finalidad, pero hay un
ser que dirige todas estas finalidades y ordena todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin.
Y ese ser inteligente es Dios.

Frente a las hipótesis teístas, surgen algunas objeciones de parte de algunos filósofos.
Tamayo Acosta, por su parte, indica que el hecho de formarse una representación de Dios no
induce a tener que afirmar su existencia. Para él, todo se queda en un plano conceptual, Dios
es un concepto que los seres humanos hemos creado en nuestra mente. Estrada Diaz, afirma
al igual que Tamayo, que Dios no es más que una construcción humana, Dios no puede
considerarse como el último referente alcanzado por el hombre. Para él si Dios existe, es
preciso tener noticias acerca de su existencia, ya sea de manera directa o indirecta, Louis
Dupré, en su libro The problema of God, tiene un punto de partida netamente fenoménico,
que le impide negar “lo finito, puesto que, su concepto de lo infinito está enteramente basado
sobre lo finito. Lo infinito niega lo finito, porque lo finito, considerado desde el punto de vista
del infinito, tiene solamente significación negativa. No porque lo finito está en lo infinito, sino
porque no está.”

Ante el panorama de la comprobación de la existencia o no de Dios, podemos afirmar que la


negación de su existencia no es la nada lo que se niega, es la finitud del ser la que entra en
discusión con dichas conceptualizaciones. Por este motivo la existencia de Dios se coloca para
el autor en un punto de inflexión que no tiene más punto de partida que lo real, y no solo lo
ideal. La reflexión en torno al misterio de Dios se dirige hacia la nada o hacia el ser trascendente,
pero ambas, tienen como mediación la pregunta inacabada de hombre por la existencia de Dios
y por el demostrar un porque de las cosas. Este discurso especulativo, no es más que un vago
intento por postular el porque de dichas reflexiones y un acercamiento del estudiante para una
profundización de la identidad y el descubrimiento espiritual y racional de su experiencia
personal de Dios, manifestada quizás en un ambiente social y comunitario determinado, y que
continuamente interpela su tradición, sus preconceptos y su propia explicación al misterio al
cual nos encontramos abocados.
La postulación de Dios no lo hace más explicable y apelar a Dios como principio racional no quiere
decir que exista realmente. 1. Que el universo sea contingente es una suposición para poder postular la
necesidad de que tenga una causa. 2. El universo no necesita explicación, es algo positivo y dado, sin
más

1. Una experiencia personal del Absoluto es puramente subjetiva y de allí no se sigue su existencia
2. La experiencia subjetiva del Absoluto sólo es una proyección del ser humano
- Total: filosóficamente no se puede demostrar la existencia del Infinito, del Absoluto, del
Trascendente, de Dios
• Quien afirma la existencia de Dios, tiene una base suficiente para hacerlo, a saber: la
imposibilidad de demostrar la no existencia de Dios.
• Esto es suficiente para decidir libremente establecer una relación espiritual con Dios al que
postulo como hipótesis, como posible. En esto consistiría básicamente la validez del hecho o
fenómeno religiosoY así toda experiencia religiosa tiene su propia validez intrínseca, a partir
de estas bases. Por lo anterior (y también por el plan de Dios revelado en Cristo), desde el
cristianismo reconocemos todas las otras experiencias religiosas como válidas.
• iEl ser humano, a partir de la realidad maravllosa del universo, puede lograr un conocimiento
natural de Dios como para que una relación espiritual que el ser humano quiera establecer
con Él, tenga suficiente consistencia y no sea una simple sensación sicológica vacía. CVII DV 6
• Si el ser humano es capaz de comunicarse, y si se supone que Dios es incluso superior al ser
humano, lógicamente Dios tiene que ser un sujeto capaz de comunicación (capaz de
comunicarse y de recibir la comunicación humana). Esa posibilidad de comunicarse ese
posible Dios con el ser humano, constituye la base racional
• Base epistemológica
Punto de partida: la trascendencia del conocimiento: En esto consiste la abstracción: lo
universal es captado en lo singular o particular. En todo juicio del conocimiento se capta un
ente particular: “esto es tal cosa”. Pero al captar un ente como particular, la mente está
captando inevitablemente que este particular lo es con respecto a un concepto universal.
• Lo capta como la particularidad de una universalidad. Porque si no fuera así, no lo captaría
como particular (vorgriff)
• El concepto, o captación conceptual de Dios es, para santo Tomás, lo último en todo
conocimiento, pero la “anticipación” luminosa proyectada hacia el ser en general –y, por el
hecho mismo, hacia la absoluta autoluminosidad del ser en el ente de absoluta “posesión
del ser”- es también la condición previa para el primer conocimiento conceptual, de modo
que en todo conocimiento de este género se conoce ya implícitamente a Dios. (Pp. 88-89).
• No existe, pues, esfera alguna del ser que pueda situarse pura y simplemente fuera de ese
horizonte, en el que el hombre conoce sus objetos, y en cuyo conocimiento puede, estando
en sí mismo, comportarse libremente consigo mismo y decidir así su suerte.
• Ahora bien, una revelación de Dios sólo es posible si el sujeto, al que ha de dirigirse ofrece
ya de por sí a esa posible revelación un horizonte apriórico, dentro del cual pueda siquiera
darse eso que designamos con el nombre de revelación. Y ese horizonte ha de poseer
necesariamente una absoluta ilimitación, si no quiere imponer de antemano a la posible
revelación una norma y una barrera que limite lo que eventualmente pueda y deba
revelarse.
• El hombre puede captar la revelación libre de Dios en forma de palabra humana
• "Se pregunta, en efecto, cuál sea en el hombre el lugar de una posible revelación de Dios.
Hasta ahora nos hemos limitado sencillamente a responder: este lugar es su trascendencia,
que en cuanto tal es historicidad; o, en sentido objetal, el fenómeno mundano que
manifiesta ser en general. Pero con esto no está dicho todo.

• (...) El conocimiento de Dios, si se le considera como un acaecimiento real en el hombre
real, es intrínsecamente un problema moral o, mejor dicho (puesto que se trata de una
decisión con respecto a Dios), un problema religioso" (p. 140).
• Se supone a Dios como sujeto libre y por tanto libre para autocomunicarse: Entonces "el
hombre es ya en todo caso alguien que presta oído a una posible revelación. A saber: si en el
mismo momento en que está ante Dios y por la misma razón de estar ante él, está ya ante el
Dios de una posible revelación, en realidad se produce siempre algo así como una revelación,
es decir, el hablar o el silencio de Dios. Y el hombre oye siempre y esencialmente el hablar y el
silencio del Dios libre que descansa en sí solo; de lo contrario, el hombre no sería espíritu. Ser
espíritu no es un título para que Dios hable. Pero cuando no habla, entonces el espíritu oye
precisamente el silencio de Dios; de lo contrario no sería espíritu, pues en tal caso no estaría
ante el Dios vivo y libre en cuanto tal".

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