“¿No se han enterado? El señor es el Dios eterno, el creador de los confines
de la tierra. No se cansará ni se rendirá y su entendimiento nadie lo puede comprender. Le da fuerzas al cansado y aumenta la energía del débil. Incluso la juventud se cansa y se rinde… y los jóvenes tropiezan y caen, pero aquellos que esperan en el señor renovarán sus fuerzas. Se levantarán en alas, como las águilas. Correrán y no se cansarán. Caminarán y no desfallecerán.” Isaías 40:28-31
El film gira en torno a la vida de Desmond Doss, un hombre que en medio de la II
Guerra Mundial decide ir al peor sitio de la tierra sin armas, aquella persona que iba de acuerdo a sus convicciones y su fe. Desmond Doss era un adventista del séptimo día y, que su único anhelo era ir a la guerra como médico, porque creía firmemente que su única forma de servir mientras los demás toman vidas, era salvándolas en medio de esa lucha. Tal cual como lo muestran, no simplemente era un creyente con sus ideas y palabras, sino que trascendía con sus acciones. Tanto los actores como los productores estaban fascinados con este largometraje debido a que se basaba en una historia de la vida real. Una gran historia de un hombre que deseaba estar consigo mismo en paz, siendo fiel a sus propias convicciones, interpretadas por él como la voluntad de Dios, algo por lo cual sentía una profunda vocación y, por tanto, jamás tomó ningún crédito alguno. La historia que se intenta contar tiene momentos crueles y violentos, pero ante todo se destaca demasiado por sus personajes humanos y creíbles; en medio de esa horrorosa guerra de hombres desmembrados y fuertemente psicosiados. Doss es un héroe que, sin querer serlo, salvo 75 vidas como resultado de todos esos esfuerzos y luchas, por las que tuvo que atravesar para finalmente llegar a la “batalla final” tales como, la capacidad de ir a la guerra como médico, resistir a los fuertes golpes internos y externos en las constantes rivalidades de sus ideas, sus relaciones intrafamiliares, etc. Frente a esto genera en mi un efecto de catarsis, con respecto a lo conmovedor e imprescindible que caracteriza este largometraje. A medida que avanza la película, uno genera múltiples preguntas frente a lo que va sucediendo, tanto que uno no se percata de la montaña de emociones por las cuales pasamos a través del personaje principal. Preguntarse de cómo la guerra se iba ajustar a esas ideas “locas”. A tal punto de ser curiosa por analizar cada acción y situación; me refiero a que, a pesar de que Doss es un hombre demasiado creyente, tanto sus acciones como su carácter, trasciende más allá de cualquier doctrina religiosa. Dando vida a un hombre que llegaba a tal punto de dar la vida por el otro y, que debido a ello recibe cierta protección divina. Es un hombre que nos enseña un poco de lo que es la determinación y carácter frente a las diversidades. Nos demuestra cómo alguien lleno de vida y entregado a su vocación puede traer vida a los lugares/infiernos llenos de muerte, odio y terror. Asimismo, gracias a su carácter revela cuan convencida puede estar una persona de sus principios, sin desistir a ellos, a eso que cree que es justo y ético, y por eso es la razón por la cual se mantiene firme y seguro de ello. Esto claramente no es una película de guerra, sino que es una película de amor, porque nos muestra la capacidad que tenemos inmensa de amar realmente. Esta es una historia de referencia que nos cuestiona, hasta donde somos capaces de odiar para arrebatarle la vida al otro. Además, que es ejemplar en el sentido de que nos muestra cuán divididos estuvimos y estamos aún hoy en día. Para finalizar la película nos invita a ponernos en el lugar de Desmond Doss mediante un plano que hace el director al finalizar el rescate de las 75 vidas que salvó. Como…. ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el paso a seguir? ¿Queremos seguir en la misma situación? ¿Qué voy hacer para ser el cambio? “ayúdame a rescatar a un hombre uno más, uno más” Desmond Doss (actor)
El Pequeño Libro Para Ganar La Batalla Interior: La razón de las batallas, Cómo identificar al verdadero enemigo (Las batallas se ganan en el mundo interno)