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DISEÑO DE LA INFORMACIÓN

Diseño de información
El diseño de información tiene como objetivo asegurar la efectividad de la comunicaciones mediante la facilitación
de los procesos de percepción, lectura, comprensión, memorización y uso de la información presentada. Es
necesariamente diseño centrado en el usuario. Es ético, porque la ética se basa en el reconocimiento del “otro” como
diferente y respetable en su diferencia.
Frascara afirma que, durante el proceso del diseño de información, se lleva a cabo un recorrido por el cual se exploran
dos momentos presentes en su desarrollo, estos son: la organización de la información y la planificación e
implementación de su presentación visual. En el primero momento, el diseñador investiga el contenido a desarrollar,
y en el segundo, busca de qué manera visualizarlo para transmitir de manera eficiente el mensaje. El autor plantea
que es necesario que esta información a comunicar sea de "alta calidad" para responder a las necesidades de los
receptores. Esta información debe ser accesible, adecuada, atractiva, segura, oportuna, concisa, correcta,
interpretable, objetiva, relevante, comprensible y valiosa. (Frascara, 2011)
Esta rama del diseño contiene dentro de sí una gran variedad de raíces disciplinares, entre las que se incluye el diseño
de interfaces digitales, la comunicación visual, la presentación de la información visual, la disposición tipográfica y la
tipografía en sí, entre otras. Cada disciplina hace uso del diseño de información desde diferentes perspectivas.
Uno de los autores que tomamos para definir conceptos referidos al diseño es información es Brenda Dervin (1999),
quien afirma que el diseño de información se debe analizar en términos de procesos de comunicación. En su libro
“Chaos, order, and Sense-Making: A proposed theory for information design”, la autora sostiene que en un pasado la
información se consideraba simplemente como la descripción de una realidad ordenada, mientras que en el
Renacimiento, las habilidades y la tecnología aumentaron la información disponible. En el siglo XIX, el orden de la
información y de la realidad y de la información sobre ésta, fue desafiado por las diferencias culturales, personales y
espacio-temporales. En el siglo XX, la información se presentaba como un instrumento de poder por su papel en la
toma decisiones. Además, se cuestionó la creencia de que bajo la información subyacía una realidad ordenada.
Dervin sostiene que hoy en día la información puede ser vista como una herramienta para dar sentido, tanto a una
realidad caótica, como ordenada. Por lo tanto, la información es "entender" el mundo en el que vivimos, y así, el
diseño de información necesita del ambiente cognitivo y los flujos de información.
“El diseño para información requiere habilidad para procesar, organizar y presentar información en forma verbal y no
verbal. Requiere conocimiento de problemáticas de legibilidad de letras, palabras, frases, párrafos y texto corrido.
Requiere conocimiento de la eficacia comunicacional de imágenes y relación de forma y contenido de textos.”
(Frascara 2011) Diseño gráfico y comunicación)

La información
Jorge Frascara (2000) relata en su libro “Diseño gráfico y comunicación”, que el concepto de información
está conectado con la noción de novedad, y representa el nivel de novedad presente en el mensaje. De
esta manera el acontecer de lo previsto no constituye información, sino en un sentido mínimo, como
confirmación. Aclara que, “en la medida en que lo previsto incluya un alto grado de certidumbre, el lugar
de información tendremos redundancia, es decir, repetición de condiciones conocidas”. A partir de esta
aclaración, define que la redundancia, por su parte, tiene por lo menos dos funciones positivas en relación
con la información: a) insistencia y b) aclaración. Por otro lado, la insistencia, en forma de repetición es
definido como un recurso retórico que persigue la mejor memorización de la información y que otorga
importancia a un mensaje. A la aclaración se le va presentar la misma información bajo diferentes
aspectos, en diferentes formas de manera de asegurar que la información sea entendida por un amplio
espectro de gente.

El usuario de la información

Frascara (2011) comenta que la noción de diseño centrado en el usuario parte del supuesto que el objetivo
del diseño no es la producción de objetos, sino la generación de reacciones deseadas en la gente. Todo
diseño de información tiene un objetivo operativo: debe incidir sobre el conocimiento, las actitudes, los
sentimientos o las acciones de la gente en una manera prevista. Además de esto, aporta que todo objeto
colocado en el espacio público tiene también un impacto cultural: afecta la manera en que la gente se
relaciona con la información y con otra gente, y crea hábitos y consenso cultural. De esta manera, la tarea
del diseñador no es solo la de facilitar la gestión de la vida cotidiana, sino también la de educar a través
de la promoción de ciertas estructuras visuales que están asociadas a sistemas de valores.

El diseño centrado en el usuario es un diseño ético, porque supone la aceptación del usuario como
diferente, independiente de uno: tiene pensamientos, opiniones, gustos y preferencias que pueden ser
diversos de los del diseñador. La efectividad de una comunicación depende de en gran medida de su
adecuación al usuario.

Manual de instrucciones
Costa afirma que la información diseñada es aquel dato o datos frente a los cuales nos encontramos en
falta cuando vamos a realizar un acto o una serie de actos inhabituales y no sabemos como proceder a su
efectuación.
A través de los manuales de instrucciones se promueve la conducta operacional del individuo, conducta
que se establece y se guía en base a la información que se le presenta, a partir de la cual realizará sus
actos.
El manual de instrucciones es un mediador, su función principal es la de facilitar el contacto entre el
hombre y la técnica, la cual se la puede considerar como una misión tanto psicológica como práctica: la
de una praxis operacional. Un manual debe estar diseñado y pensado de forma que se le facilite al
receptor la información y que sea entendible, procurando que pueda tomar las decisiones correctas y
seguir las instrucciones detalladas.

Diseño instruccional
El diseño instruccional se plantea como un proceso sistémico con actividades interrelacionadas que nos
permiten crear ambientes que realmente faciliten, de forma mediada, los procesos de construcción del
conocimiento.
Son múltiples las definiciones que se han realizado sobre Diseño Instruccional a continuación
presentamos el concepto de diseño instruccional desde la perspectiva de diferentes autores.
Para Bruner (1969) el diseño instruccional se ocupa de la planeación, la preparación y el diseño de los
recursos y ambientes necesarios para que se lleve a cabo el aprendizaje. Reigeluth (1983) define al diseño
instruccional como la disciplina interesada en prescribir métodos óptimos de instrucción, al crear cambios
deseados en los conocimientos y habilidades del receptor. Por otro lado, para Berger y Kam (1996) el
diseño instruccional es la ciencia de creación de especificaciones detalladas para el desarrollo,
implementación, evaluación, y mantenimiento de situaciones que facilitan el aprendizaje de pequeñas y
grandes unidades de contenidos, en diferentes niveles de complejidad.

Los esquemas en el diseño de la información


“Un esquema es una representación simplificada y abstracta de un fenómeno, una estructura o un
proceso del mundo exterior. Es una figura gráfica que, en general, no muestra la forma de un objeto
real, sino las relaciones o el funcionamiento de un conjunto complejo de elementos”. (Costa, 1998)
Los esquemas son los precursores de la infografía abstracta con la que visualizamos la información. El
lenguaje de los esquemas son los grafos, signos gráficos de la geometría elemental. Con ellos construimos
cotidianamente los esquemas, diagramas, tablas, gráficos, algoritmos y modelos.
La complejidad de un sistema de información visual depende no sólo del número de elementos utilizados
sino también de la originalidad de asociación entre ellos. Por ejemplo, un esquema con pocos elementos
puede ser relativamente complejo y en cambio, un esquema con varios elementos alineados
jerárquicamente y siguiendo el sentido de lectura puede ser menos complejo que el anterior. Sin
embargo, Joan Costa (1998) plantea cuatro ejes polares elementales para usar como guía al generar
esquemas: a) el grado de abstracción o, recíprocamente, de iconicidad. b) el grado de información o,
mente, de redundancia. c) el grado de inteligibilidad o, mente, de complejidad. d) el grado de
semanticidad o, mente, de estética.
Un esquema es una visualización gráfica, una trasposición lógica de datos, simplificaciones de la realidad,
abstracciones, con la finalidad de facilidad su inteligibilidad. Para ello deben cumplir algunos requisitos,
como los dictados a continuación.
-El autor recomienda que es necesario tener siempre en cuenta a la hora de armar esquemas que éstos
son percibidos como configuraciones gestálticas. Si no se incluyen ciertos puntos jerárquicos que guíen el
movimiento del ojo, éste se va a fijar en cualquier punto; en consecuencia, el cerebro no podrá asociar lo
percibido, no se generarán ideas, ni se descifrará el mensaje.
-Un esquema poco legible -aunque sea muy estético- no es un buen esquema. Según Costa, los valores
propios y específicos de un esquema eficaz son la abstracción, la información, la inteligibilidad y la
semanticidad.
-Un esquema supone identificar elementos significantes, relaciones entre partes, estructuras abstractas.
-El esquema aumenta lo esencial y lo explicativo para disminuir lo accesorio y lo connotativo, por medio
de un proceso de abstracción y de síntesis, con el objetivo de generar mayor eficacia informacional con el
menor número posible de elementos.
-Configuran el nuevo campo de producción de información para la transmisión de conocimientos, que no
pueden ser formulados en palabras ni representados en imágenes.
-Los esquemas participan de las condiciones propias de las imágenes, por su carácter gestáltico; son
percibidos instantáneamente de un vistazo y en su totalidad como conjunto.
-El esquema se ha introducido en la vida cotidiana bajo diversas formas, proponiéndose siempre como
una abreviación, como una simplificación con la finalidad de hacer el mundo inteligible.

Los axiomas de la esquematización


A partir de la definición de los esquemas, podemos conceptualizar que la esquemática es parte de la
ciencia de la comunicación visual que estudia el nuevo lenguaje gráfico de los esquemas como mensajes
y la esquematización como procedimiento para la visualización de los conocimientos que no son visibles
en la realidad.
Joan Costa (1998) define a la esquematización como un proceso de transformación gráfica de fenómenos
visuales en esquemas abstractos, con diferentes criterios de síntesis e inteligibilidad y aplicados con fines
informativos. “Este proceso no tiene el carácter ni la función de representación propia de la imagen
figurativa (fotografía, ilustración, cine, holografía) ni la función descriptiva o narrativa del texto escrito y
busca reducir la complejidad, la ambigüedad y la incertidumbre en los mensajes, conservando la riqueza
y las relaciones del fenómeno con su contexto”. (Costa, 1998)
Al hablar de axiomas, nos referimos a una serie de proposiciones que se consideran como evidentes y se
aceptan sin la necesidad de requerir una demostración previa de lo propuesto. A continuación, vamos a
definir doce axiomas para la visualización mediante el uso de esquemas.
01. La visualización esquemática no tiene el carácter ni la función representacional que son propios de la
imagen figurativa (fotografía, ilustración, cine, holografía), ni la función descriptiva o narrativa del texto
escrito.
02. La primera condición del diseño de información es su valor semántico y monosémico; no es el valor
estético (el esquematista no es un artista), aunque la visualización gráfica implica en sí misma unos valores
estéticos relativos, a los que no renuncia: el placer del ojo, la agradabilidad perceptiva y, por tanto, la
eficacia comunicacional por esta vía añadida.
03. Tampoco son objeto del diseño de información, la persuasión publicitaria, la seducción de la
propaganda ideológica, ni el decorativismo o la fascinación óptica.
04. Dentro de los esquemas se hace una diferenciación entre:
-Baja iconicidad, que son imágenes representativas como planos, mapas, dibujos técnicos.
-Iconicidad nula, representaciones no figurativas. Estas diferenciaciones junto al texto y la imagen
conforman el tercer lenguaje de la civilización técnica.
05. El objeto del diseño de información es la transmisión de conocimientos comprensibles y útiles, tanto
para el individuo corriente en su vida cotidiana (mapas, planos, guías, señalética, folletos de instrucciones
de uso), como para el técnico y el profesional (diagramas, dibujos técnicos, organigramas, gráficos
económico-estadísticos) y para el científico (ilustración médica, investigación neurométrica, geológica,
oceanográfica, etc.).
06. La información visual tiene fines claramente pragmáticos y su grado de eficacia depende de cómo el
visualista elimina la complejidad de los fenómenos y los procesos y los hace visibles, inteligibles y
comprensibles a los ojos de su receptor, en el mínimo espacio de tiempo y con el menor número de
elementos.
07. La información visual por esquemas se opone a la ambigüedad abstracta de los fenómenos complejos
e inaccesibles a la percepción directa, o a través de otros modos de representación (lingüística, por
ejemplo), o de representación por medio de la imagen (en sí misma, polisemia) y de otros lenguajes
gráficos como el dibujo, la ilustración, la fotografía, la caricatura, el comic, etc.
08. La información visual consiste en presentar mensajes unívocos, monosémicos, que no admitan otras
interpretaciones más que las que deben suscitar en el receptor humano por mediación del diseñador
visualista, verdadero organizador de la estructura y los elementos del mensaje esquemático.
09. La información visual encarna el tránsito de la comunicación unidireccional y reactiva (el cartel, el
folleto, el packaging de un producto, la señal de tráfico, el manual de instrucciones y, en general, todo lo
que concierne al medio impreso), hacia la comunicación bidireccional, interactiva, en el sentido de la
autodidaxia, donde hay un juego entre los mecanismos de inducción - deducción, por los que el individuo
deja de ser receptor pasivo ante los estímulos que le llegan, para ser intérprete, actor, protagonista.
10. El cometido de la información visual es reducir la complejidad, reducir la ambigüedad, la
incertidumbre, no es sinónimo de "reduccionismo". Se debe conservar la riqueza del fenómeno
presentado teniendo en cuenta sus relaciones con el contexto.
11. La información visual debe ser implicante, animar al ojo para que descifre paso a paso el mensaje,
compare las diferentes partes de los datos gráficos y extraiga así conocimientos prácticos.
12. Los esquemas constituyen un nuevo lenguaje, que no es el de la imagen representacional ni el del
texto literal. Es un lenguaje lógico, estructurado, codificado y abstracto: el tercer lenguaje.

Organización del contenido y usabilidad

La lectura de un texto tiene dos aspectos fundamentales, la "legibilidad" que se refiere a la facilidad para
reconocer letras, y la "leibilidad", que se refiere a la facilidad con que se puede comprender un texto.
Como diseñadores estamos obligados a ejecutar piezas y decisiones de diseño en base a estos dos
aspectos. Es sabido que la leibilidad, lo llamaremos compresibilidad, de un texto varía mucho de lector a
lector, ya que se basa en el nivel de conocimiento, de interés, de intelectualidad de los mismos. Pero es
nuestro deber, facilitar soluciones de manera que la comprensión de los mismos sea eficaz. Frascara
(2011), comenta que esta comprensión de textos se puede facilitar de diversas maneras, por ejemplo:
usando títulos adecuados, argumentos lógicos, frases breves y buen uso de gramática y puntuación. En
nuestro proyecto destacaremos estos ejercicios para facilitar la comprensión, que propone el autor. Para
que nuestro lector destinatario pueda comprender eficazmente la información que intentaremos
plasmar, es necesario que nuestro trabajo a priori sea el de distinguir visualmente, codificar, diversos tipos
de información, segmentando los textos para de esta manera comunicar en distintos tonos de voz, a
través de cambios sutiles en la tipografía y el uso del espaciado. Estos cambios, asegura el autor,
comunican al lector el tipo de texto a confrontar.

Generalmente, el diseño de información debe ayudar a tomar decisiones y efectuar acciones. La


información a exponer además de su coherencia interna y claridad expositiva depende de la motivación
del lector, y sus conocimientos como bien nombrábamos antes. A partir de estos aspectos, un diseño de
información centrado en el usuario es indispensable.

TIPOGRAFÍA
Jost Hochuli en su libro, El detalle de la tipografía (1987), entiende que todo tipo de recepción
de escritura como de tipografía, se realiza en dos instancias: la primera, como lectura en el
sentido propio de la palabra, o sea como transformación de una serie de letras vistas por el lector
en pensamientos; en segunda instancia, como visión gráfica (que generalmente no se percibe
conscientemente) que desencadena asociaciones con lo ya visto anteriormente y despierta
sentimientos. Por ello, y porque los tipos de letra tienen la función predestinada de satisfacer
distintas exigencias y cumplir funciones muy diversas, variando de los soportes, los usos y las
piezas gráficas, un tipo determinado no puede ser calificado en general de bueno o malo, de
utilizable o no utilizable. Las tipografías para texto seguido se basan en otros criterios que las
letras de títulos en carteles y anuncios, para portadas de libros o las que tienen fines decorativos.
Tipos difícilmente legibles, si se los usa con moderación y habilidad, pueden llamar la atención
del lector (del observador), chocarle, provocarle y de este modo llevarle a una contemplación
más detenida y persuadirle a la recepción de las demás informaciones de las ilustraciones y de
los textos.
Creemos pertinente para nuestro proyecto traer a colación dos dimensiones fundamentales
cuando de tipografía hablamos. La tipografía suele dividirse en microtipografía y macrotipografía.
La primera estudia los efectos de la colocación de las letras y signos en relación con la colocación
de unos con respecto a otros, como el espacio entre letras o entre palabras. Los ajustes en la
forma de las letras, para evitar efectos desagradables, constituyen parte del estudio
microtipográfico. La macrotipografía, en cambio, estudia el efecto global de los bloques de texto
y cómo se distribuyen en la misma.

1.1. Microtipografía
La microtipografía es entendida como el tópico que estudia el detalle tipográfico. Estudia la letra
y la posición de unos caracteres en relación a otros. Analiza el espaciado entre letras (hoy se
suele hablar de tracking y kerning), las palabras, el espacio entre las palabras, el interlineado y
la columna. El autor Fabio Ares (2013), comenta que la microtipografía tiene tres importantes
variaciones: el peso visual, el interletrado y el interlineado. Además, destaca que no podemos
dejar de hablar de espaciado y de la misma manera mencionar la contraforma, definido como un
concepto que hace referencia al espacio interno y externo que rodea la forma de los caracteres.
La contraforma también es descripta como la responsable en posibilitar la visualización de la
letra y el reconocimiento de su estilo, además de ser un importante elemento a la hora de buscar
el ritmo y la armonía de las composiciones textuales, ya sea en manuales, afiches, folletos y
hasta señalética. Concluyendo, podemos entender que la microtipografía es el arte de mejorar
la apariencia y legibilidad de un documento entrometiendose lo menos posible con su
presentación.

1.2. Macrotipografía
Se puede decir que la macrotipografía es la dimensión que estudia la mancha tipográfica que
conforma el texto corrido, los márgenes empleados, las retículas utilizadas, la composición, las
formas de lectura y dos conceptos fundamentales que retomaremos más adelante, la legibilidad
y la lecturabilidad. Fabio Ares, aporta que la macrotipografía trata a los signos tipográficos en su
conjunto. Entiende a esta rama de la tipografía como un concepto fundamentalmente asociado
al diseño editorial ya que su función principal es concentrarse en el funcionamiento de la letra en
relación a la página, teniendo en cuenta principios de percepción gestáltica.
El autor destaca en relación con la macrotipografía, principios como la relación entre la figura y
el fondo, otro principio es el de proximidad, que sostiene que los elementos más cercanos tienden
a ser agrupados perceptualmente. Un tercer principio es el de similitud, en que los estímulos
visuales de similares características como forma y color, tienden a ser percibidos como un
conjunto. Ares cometa que nuestra percepción agrupa y segrega elementos visuales según su
interés. La organización y la jerarquización de los contenidos también son fundamentales en este
sentido.
Para finalizar, destacaremos una frase con la que el autor cierra la conceptualización; “...una
regla no escrita, pero fundacional ligada a este punto, determina que en tipografía, vale más el
ojo que la geometría”. (Ares, 2013 p.6)

LEGIBILIDAD
Legibilidad y lecturabilidad de los textos
Entendemos que para nosotros los diseñadores, la legibilidad debe ser tomada como uno de los
principales propósitos de nuestro ejercicio. A la hora de trabajar textos y hacerlos legibles, no
quiere decir que necesariamente deben ser aburridos y difíciles de leer. En fundamental, en
primer lugar, ser conscientes del significado del texto con el cual trabajaremos y las intenciones
del autor en cuestión. Además, como ya venimos describiendo en las demás conceptualizaciones
dentro del marco teórico, nos conviene conocer qué intereses tiene el público objetivo o potencial
de la pieza que vamos a diseñar.
A la hora de trabajar los textos, uno de los errores más frecuentes que no debemos cometer los
diseñadores es el de anteponer nuestras propias intenciones estéticas por sobre los intereses
del autor y del lector.
Por ella entendemos -la calidad que tiene un escrito de ser legible-. Entonces, si el lenguaje tiene
muchas dimensiones, la legibilidad también ha de tenerlas, pues abarca desde la percepción
correcta y expedita del formato editorial hasta el adecuado descifre de los caracteres. La
búsqueda de la legibilidad completa estará presente en todos los conceptos de este trabajo. Hay
formas, familias tipográficas, ordenamientos del texto, diseños de párrafos, arreglos de tipos,
ilustraciones, signos, materiales de impresión y equipos que son elegibles en consonancia con
la obra. (Buen Unna, 2000, p.39)
Un término que va de la mano de la legibilidad, es la lecturabilidad. Por esta, entendemos a la
facilidad de comprensión e interpretación de un texto aplicado, compuesto en una página. El
término, trata de la cualidad de confort visual, un requisito importante para la comprensión de
largas extensiones de texto, pero por otro lado no es igual de importante en aplicaciones
puntuales como señaleticas, o guías telefónicas.
Jorge Buen Unna (2000), relaciona a la legibilidad con la percepción. En su texto considera a
ésta como un proceso continuo en el que suceden etapas que comprenden los actos reflejos
primitivos, hasta comparaciones y juicios cognitivos.
Describe sus ideas de legibilidad en relación a los mecanismos que realiza nuestro cerebro en
las actividades de visión, lectura y percepción.
Por lo tanto, podemos llegar a la conclusión que nuestros procesos de lectura obedecen a una
convención, por la cual aceptamos mejor aquello que nos resulta más cómodo de leer.
Además, creemos que para lograr en nuestro proyecto una buena legibilidad y un buen proceso
de lecturabilidad, es necesario de nuestra parte que escojamos criteriosamente las tipografías
que se van a utilizar a en la totalidad del proyecto y las tipografías puntuales para distintos tipos
de piezas gráficas, justificando en todos los casos su pertinencia en relación a los soportes y el
ritmo de lectura deseado. De esta manera, concluimos es primordial combinar las mismas y
componer con audacia, siendo conscientes a la hora de sistematizar su manipulación.

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