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Feminismos y Criminologia - Carmen Antony PDF
Feminismos y Criminologia - Carmen Antony PDF
2, 1995: 445-456
ISSN: 0798-9598
Edición Especial
XX Encuentro Latinoamericano de Criminología,
17 al 21 de julio de 1995
,
FEMINISMO Y CRIMINOLOGIA
RESUMEN
Los movimientos feministas surgidos en la década del 60-70 sen-
sibilizaron el tema de la desviación femenina, trasladándolo ha-
cia el rol de víctima, a pesar de que la preocupación por la vícti-
ma, no era nueva.
El feminismo en los últimos tiempos a través de sus denuncias ha
logrado contrarrestar la idea de que la mujer corre menos ries-
go de ser víctima de la violencia que los hombres, constatando
entre otras cosas que existe un trato más rudo hacia la mujer,
cuando se trata de ciertos tipos de delitos, así como la afirma-
ción de que no se puede estudiar la conducta de la mujer desde
una perspectiva monográfica.
La Criminología Feminista se enfrenta hoy al dilema de usar el
poder punitivo y las estrategias para enfrentar los procesos de
victimización de que son objeto las mujeres.
Palabras claves: Desviación Femenina, Feminismo, Victimización.
ABSTRACT
The feminist movement that arose in the decade of the 60's and
70's raised awareness of the topic of female deviation, consider-
ing it in the light of the role of victim, in spite of the fact that
concern for the victim was not new.
More recently feminism, through a process of denunciation, has
be en able to counter the idea that women run less risk of being
the victims of violence than their male counterparts, proving,
among other things, that treatment ofwomen tends to be rougher,
for certain crimes, as well as the affirming that the conduct of
women cannot be studied from a monographic perspective.
Feminist criminology confronts today the dilemma of using puni-
tive force and strategies to confront the process of victimization
to which women are subject.
Key words: deviation, feminism, victimization
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mundo delincuente del positivismo gira alrededor del varón, de allí que las
estadísticas sobre criminalidad generalmente engloban los datos de hombres
y mujeres.
Pero el feminismo, en un segundo ataque ya hacia fines de la década,
logra con sus denuncias contrarrestar la idea de que las mujeres corren me-
nor riesgo de ser víctimas de la violencia que loS_hQUlbres, y desmitifican los
estereotipos de seres pasivos, inferiores, condicionados por su biología y su
destino, mitos que no hacían otra cosa que legitimar su supuesta inferioridad
femenina y su determinación biológica Estudios e investigaciones sobre el
problema de la prostitución por ejemplo, llevan a la conclusión de que la
prostituta, no es, como se piensa habitualmente, el símbolo de la desviación
femenina como decía Lombroso, .sino un símbolo de la victimización que
consagra la estructura patriarcal, al dejar afuera a quienes usan y explotan a
la prostituta, manteniendo intacta la infraestructura del gran negocio de. la
prostitución, que no es precisamente el de ella.
Sin embargo, el plantear sólo la violencia masculina como problema
estructural, significó el aceptar que vivimos en una cultura de la violencia,
aparentemente condenada, pero profusamente magnificada a través de los
medios de comunicación social, lo que consagraba una supuesta voluntaria
aceptación de la dominación.
Acorde a los planteamientos de la época, otros mitos sobre el trata-
miento que reciben las mujeres en el sistema de administración de justicia se
referían a los tratos caballerosos y benevolentes, tanto en el proceso como en
el momento de dictar la condena. Al respecto las feministas han demostrado
lo siguiente:
1) Que existe un trato más rudo hacia la mujer, por ej.: en la prostitu-
ción donde es objeto de triple violencia por parte del cliente que la usa, del
proxeneta que la explota y del policía que la detiene.
2) Que el supuesto trato preferencial que se les daría a las mujeres en
las sentencias condenatorias, no es tal; en el mejor de los casos son cifras si-
milares. Es posible constatar, a pesar de la escasa información disponible
que, cuando las mujeres realizan la misma actividad delictiva que el hombre
son condenadas a penas de reclusión con mayor frecuencia que los hombres
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y cuando son condenadas reciben una pena de reclusión más larga. Notorio
es el hecho de que reciben sanciones más severas en cierto tipo de delitos
(contra la moral por ej.) y que en algunos países se interna a las mujeres en
instituciones psiquiátricas, cárceles y prisiones por mala conducta sexual se-
gún reza el informe del Secretario General del Tema IV del VII Congreso de
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuen-
te.
A este respecto debemos acotar que en Chile se ha observado un incre-
mento del 83% en las mujeres condenadas en la década 1983-1993, y que
específicamente: en el tráfico de drogas el incremento del delito por parte de
las féminas es notorio (1.346%) siendo el de mayor frecuencia (37%), contra
el 5.0% de los hombres (datos de 1993).
3) Que en el caso de menores infractoras se castiga más severamente la
mala conducta no delictiva de las jóvenes en conflicto con la ley, o en situa-
ción de riesgo, las cuales se mantienen en un régimen de "custodia y protec-
ción" por largo 1iempo, so pretexto del riesgo moral.
4) Que confrrmando lo anteriormente expuesto, denunciamos que en
Chile específiéamente hay más porcentaje de reclusas en calidad de deteni-
das que en comparación con los hombres (16,2% versus 10,1 %), de procesa-
das (que llegan al 52,7% versus los hombres al 50,7%) y que la situación
discriminatoria se refleja además con los beneficios intrapenitenciarios y ex-
trapenitenciarios que favorecen ampliamente a los hombres.
5) Que existen diferencias notorias en el tratamiento educacional y en
el régimen laboral y recreacional.
Estos dato:s anotados nos deben llevar a un replanteamiento de la Cri-
minología Crític:a, en el sentido de adoptar el elemento género en las discu-
siones, investigaciones y trabajos. Debemos rechazar toda mención tan si-
quiera de estudi'os sobre desviación femenina y su eventual tratamiento que
giren alrededor de supuestos rasgos patológicos, o bien como problemas in-
dividuales. Hay que reconocer que no sólo existe una relación reconocida
entre delito y clase social, sino también múltiples y complejas relaciones en-
tre el género, el tipo del delito o el papel de la mujer en el acto delictivo, tan-
to de victimaria como de víctima.
Feminismo y Criminología 451
habla, entre otras. Sin duda sacar de la invisibilidad a las mujeres en este
campo y traerlas al mundo académico, no ha sido tarea fácil.
Pero en todo caso la crítica feminista de veló situaciones injustas y dis-
criminatorias hacia las mujeres. Afortunadamente, ya no se habla de vícti-
mas provocadoras en las violaciones, ni de crisis menopáusicas o histéricas.
También la influencia de la Criminología Feminista ha logrado que se ini-
cien investigaciones que abarcan el ámbito del sistema total de justicia cri-
minal, que es mucho más importante que estudiar el por qué las mujeres in-
fringen la ley penal y por qué la tasa es manifestante inferior a la del hom-
bre. En este sentido recordemos los trabajos realizados por el programa Mu-
jer, Justicia y Género deliLANUD, el que deseáramos se extendiese a todos
los países de Latinoamérica.
nal sería para la mujer un acto unilateral sin contraprestación. Las mujeres,
agrega, deben atacar con sus pretensiones también el Derecho Penal, porque
colocan en el vértice político y público estos temas desprendiéndolos de su
connotación moral.
Ciertamente que en la búsqueda de la justicia la concepción del género
debería tener como principio la no violencia como una forma de torpedear
los medios y elementos patriarcales violentos. En este sentido los abolicio-
nistas propician abandonar la idea del castigo por ser éste una respuesta vio-
lenta y anti-solidaria. El Derecho Penal con sus atributos jerarquizados, re-
presivos y estáticos no solucionará problemas tan complejos como lo son los
de la vida diaria. Cierto es que las víctimas de la violencia doméstica no so-
lucionan sus problemas con la aplicación de prisión o multas para el agresor.
Ejemplo significativo se ve en las leyes sobre violencia intrafamiliar que es-
tablecen sanción de prisión para tales actos. El autor holandés Verriji Stuart
nos dice que si las feministas examinaran el sistema penal seriamente y lo
compararan con la violencia sexual como sistema, las similitudes serían de
lo más asombrosas. Una primera visión global nos permite observar que am-
bos están imbuidos de fuerza, violencia, represión, jerarquía y re-estableci-
miento de los esquemas de rol, adaptación y control.
En verdad, es tentador abandonar la idea de criminalización sin dejar ·
por supuesto de tomar en cuenta la profunda desaprobación de la comunidad
hacia las conductas violentas contra la mujer. Esto se ve más claro en el deli-
to de violación; durante el proceso penal y todo lo que él significa: denuncia,
testimonios, pruebas, confrontación con el agresor, exhibición de la víctima,
exámenes médicos, etc.; todos ellos se convierten en medios de victimiza-
ción de la mujer, cuando no se puede hasta volverse en contra de ella en un
proceso criminalización contra ella. Otro hecho que nos hace dudar de utili-
zar el proceso penal, es que, en definitiva serán llevados a juicio aquellos in-
dividuos que pertenecen a los grupos más débiles de la comunidad vg.: et-
nias, trabajadores, desempleados, dejando afuera a aquellos que cometen es-
tos actos y que pertenecen a clases sociales altas o están amparados en rela-
ciones de familia. En este sentido el Derecho Penal no es una herramienta
muy útil para las mujeres.
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~ 454
Cannen Antlwny Gárcia
Capltulo Criminológico, Edición Especial (1995)
l Aquí quiero traer a colación las estrategias sugeridas por Raul Zaffaro-
ni en su trabajo "Mujer y Poder Punitivo", quien dice: "No hay respuesta vá-
lida para todos los casos, sino que cualquier táctica debe definirse frente a un
supuesto concn::to. En otras palabras, la solución no puede ser encasillada ni
jurídica ni éticamente".
"El uso del poder punitivo puede ser válido, sin que esto signifique for-
talecer el mismo poder que nos discrimina y somete", porque claro está,
agregamos, no podemos ilusionarnos en que la discriminación será resuelta
por el mismo poder que la alimenta
Otras tácti<cas pueden ser utilizadas y no constituyen novedad para no-
sotras. Mencionamos entre muchas otras la justicia participativa, responsa-
ble y compensatoria, la utilización de otras vías no penales entre las cuales,
las civiles parecj:man ser adecuadas. Sin embargo, reformas en la administra-
ción de justicia tales como: vigilancia de mujeres como agentes del proceso,
vg., abogados, defensoras, fiscales que contrarresten la imagen sexista de
muchos tribunales, puede ser de gran utilidad La confrontación y una poste-
rior compensación igualmente parecieran aconsejables en ciertos casos.
Pareciera €~lemental insistir en este momento en las medidas de tipo
preventivo que :se deben tomar antes de que se produzcan los hechos. En
este orden de ideas mencionamos los cursos de autodefensa de las mujeres,
los refugios y casas de atención para la víctima, la asistencia social y jurídi-
ca, la concientización de la policía y refuerzos de sus cuerpos de ayuda, una
mayor vigilancia. en los barrios marginales, servicios telefónicos de urgencia,
el fortalecer otras áreas jurídicas como las civiles y laborales; todos ellos po-
drían contribuir a una protección más efectiva que el uso del poder punitivo.
Finalmente debo decirles que no tengo una sola respuesta, ni menos
definitiva.
Creo que todos estamos de acuerdo en que el Derecho Penal ha fallado
como solución de conflictos. Tengamos imaginación e inventiva capaces de
encontrar otras alternativas.
Ojalá estos apretados comentarios contribuyan a esta reflexión sobre la
Criminología. Ustedes tienen la palabra.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS