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El escepticismo afirma que no hay opinión firme ni algún saber seguro, por lo que el
conocimiento es imposible. Ahora bien, Jonathan Dancy distingue algunas distinciones
entre diferentes argumentos escépticos que son:
2. ¿De que dependen las formas interesantes del escepticismo? ¿Cuáles son los
argumentos escépticos?
Las formas interesantes del escepticismo dependen siempre de un argumento y estos son:
la primera es el argumento de “Cerebros en cubetas”, el segundo es el “Argumento del
error” y el tercero es el “La justificación de los argumentos a partir de la experiencia”
Cerebros en cubetas: Este argumento afirma que no sabemos que no somos cerebros en
una cubeta y que esta nos produce experiencias engañosas, idéntico a la hipòtesis del
Genio Maligno de Descartes. Con esto, afirma que si no podemos saber si somos un
cerebro en una cubeta, tampoco podemos saber nada, es decir que lo que este principio
afirma es que, si A sabe que P y que P implica Q en ese caso, A también sabe que Q, pero
si no conocemos P, entonces no podemos conocer ninguna otra proposición.
El argumento del error: este argumento afirma que siempre cometemos errores, sea el
área que sea, por ende, si ya nos equivocamos alguna vez, no podemos afirmar que no
vaya a pasar de nuevo, y, dado que en esas situaciones en las que nos equivocamos no
había conocimiento, ¿Cómo podemos decir que en la siguiente si lo habrá? En otras
palabras, si en alguna ocasión reconozco que me he equivocado en afirmar que sabía que
P, entonces no puedo saber que P nunca más.
Una réplica habitual a los dos primeros argumentos escépticos es la de decir que no
tenemos ningún motivo para preocuparnos de ellos, pues, nada de genuina importancia
puede depender del hecho de que seamos o no cerebros en una cubeta. Esta respuesta
puede adoptar una forma más fuerte y otra más débil. La más fuerte afirma que la
diferencia entre saber o no si estamos en una cubeta trasciende a toda evidencia posible,
mientras que la más débil consiste en reconocer que la existencia esta hipòtesis es incapaz
de establecer diferencia alguna para ninguno de nosotros, de modo que podemos no
prestarle atención. De esta forma, la posición fuerte niega que existan verdades que
trasciendan a toda evidencia posible, mientras que la más débil si hay una diferencia,
tampoco tiene importancia.
El antirrealista, a diferencia del realista, no cree en un mundo “real” que estaría por detrás
del mundo que si podemos conocer. Para el, nuestro mundo, ese que podemos reconocer,
es el único mundo. Es por ello que, para el antirrealista, la tarea de la epistemología es
mucho más fácil, ya que se centra en los objetos de conocimiento que están cerca de
nosotros, y, además, al desaparecer las propiedades que transcienden a toda evidencia, se
elimina el abismo entre evidencia y verdad. Así pues, el antirrealismo ofrece una
perspectiva desde la que no hay ninguna posibilidad de un escepticismo global sobre la
comprensión ni sobre la creencia justificada.
Dancy denomina al fundamento clásico como una tarea de las más influyente del área
epistemológica. En ella se abordará el tema sobre la discusión de la justificación, y sobre
que es una creencia justificada, ofreciéndonos una imagen persuasiva de los proposititos
de la epistemología.
El fundamentalismo clásico divide nuestras creencias en dos grupos: las que necesitan el
apoyo de otras y las que pueden apoyar a otras sin necesitar ellas mismas ningún tipo de
fundamentación. Estas últimas constituyen nuestros fundamentos epistemológicos,
mientras que las primeras constituyen la superestructura construida sobre esos
fundamentos. Añade que las creencias básicas (fundamentos) son creencias relativas a la
naturaleza de nuestros propios estados sensoriales. Tales creencias descansan en sus
propios pies, sin apoyarse en otros, en cambio, las creencias no básicas (superestructura)
necesitan de apoyo, y los obtienen de las creencias sobre nuestros propios estados
sensoriales.
El tercer elemento del fundamentalismo clásico es el supuesto de que las creencias sobre
nuestros estados sensoriales presentes son infalibles. Es por ello que pueden desempeñar
el papel de base, es decir, que pueden mantenerse sobre sí mismas y sustentar a las demás,
porque son infalibles.
Lewis mantuvo la idea de que a menos que algo sea cierto, nada más puede ser ni siquiera
probable. Para explicarlo mejor, recurre al cálculo de probabilidad, evaluando la
probabilidad condicional de H (hipòtesis) dada la evidencia E (evidencia). Con esto, Si
HE es falsa, dada E, seguramente H es falsa, o si HE es verdadera, dada E, seguramente
H también lo sea. De esto se desprende que, al evaluar la probabilidad de H dada E, no
cuestionamos E, sino que asumimos que es cierta, sin embargo, esta E tiene una
probabilidad (de ser F o V) con relación a alguna otra evidencia E, y así indefinidamente.
Por ello debemos encontrar un conjunto de evidencias E que sea cierto para poder
apoyarse en él. Pero el problema es que solo es cierto, mas no infalible, por lo que se dice,
para salvar esta cuestión, que, si una proposición es cierta y verdadera, no hay ninguna
posibilidad de que una creencia en esa proposición sea falsa, de modo que tal creencia
será infalible. Sin embargo, hay algo de extraño en este argumento, pues comienza
insistiendo en que hablamos solo de probabilidad relativa a la evidencia y acaba por
hablar de que una proposición tiene una probabilidad de ser verdadera de propio derecho.
El argumento del regreso de justificaciones supone que, así como existen las creencias
justificadas inferencialmente, deben de existir también algunas creencias que se
justifiquen no inferencialmente, pues si suponemos que solamente las creencias
justificadas pueden justificar a las otras, para evitar la regresión al infinito (de que a una
creencia justificada debe justificarla otra creencia justificada) debemos suponer una
creencia que no se justifique por inferencia y que sirva de base de justificación de las
demás.
9) ¿Cuáles son los tres tipos de creencias que podrían justificar el argumento del
regreso?
Los tres tipos de creencias que podrían justificar el argumento del regreso son:
Hay una fuerte tradición en la filosofía que mantiene que nuestro punto de partida es el
conocimiento de nuestros estados sensoriales y que todo los demás se construye a partir
de ahí. Con esto se desprende de que es posible que conozcamos la naturaleza de nuestros
propios estados sensoriales, pero ¿Cómo construir a partir de ahí para llegar al
conocimiento del pasado, del futuro o de los estados sensoriales de los demás? Además
de esto, dicha afirmación sugiere que la epistemología se centra en el individuo y no tiene
ningún interés en poner de relieve el crecimiento del conocimiento a lo largo de las
generaciones.
El problema de las otras mentes sugiere que esta es una cuestión peligrosa porque, si bien,
cada uno de nosotros conocemos la naturaleza de nuestros propios estados sensoriales,
sin embargo, ¿podemos conocer la naturaleza de los estados sensoriales de los demás? O
más allá, ¿podemos saber si hay otras mentes que tienen estados sensoriales distintos a
los de cada uno de nosotros? En otras palabras, el conocimiento de nosotros mismos es
seguro, y el de los otros es problemático, como afirmaba Descartes cuando se descubre
como sujeto pensante.
12) ¿En qué consiste el argumento por analogía? ¿Cuáles son las dificultades?
El argumento por analogía admite que es posible que los objetos que denominamos
personas sean autómatas sin mente, pero afirma que, a pesar de ello, tenemos suficientes
razones para creer que ese no es el caso. Sin embargo, tiene dificultades que derivan de
dos supuestos que la constituyen: la primera (A) trata sobre la separabilidad entre la mente
y las conductas (son paralelas) y la segunda (B) trata sobre la comprensión de los estados
mentales de las otras personas. Sin embargo, la critica que se les hace a estos supuestos
es que son incoherentes, pues, según Wittgenstein, si no hay un vínculo entre conducta y
estados mentales (es decir si aceptamos A), nunca podremos mostrar que B es verdadera.
De modo que, si el argumento por analogía es necesario por A, está condenado al fracaso
con respecto a B. Por otra parte, si conseguimos mostrar B, solo lo podemos hacer
negando A y convirtiendo el argumento por analogía en algo completamente innecesario.
Una de las primeras dificultades es que no podemos concebir lo que el otro, por ejemplo,
si algo me duele a mí, no puede afirmar que es el mismo dolor que siente el otro. Del
mismo modo, si no puedo comprender los estados mentales a través de mis propios
estados mentales (como el dolor) no puedo hacerlo de ninguna manera, sea el estado
sensorial que sea. Sin embargo, esto nos conduciría al solipsismo, que nos llevaría a no
poder concebir a ningún otro sujeto. Una respuesta a esto sería el conductismo, que
proporciona un vínculo conceptual entre conducta y estados mentales, pero también posee
dificultad, pues, aunque nos proporcionan un análisis de los estados mentales en el que
estos están vinculados a la conducta de un modo no contingente, parecen pasar por alto
todo lo que es típicamente mental.
14) Desarrolle el argumento del lenguaje privado. ¿La otra interpretación? ¿Cuáles
son sus semejanzas? ¿Perspectivas ¿
El argumento del lenguaje privado está relacionado con el solipsismo y pretende tener un
lenguaje propio para describir sus experiencias presentes y pasadas. Al ser un lenguaje
privado, nadie podría aprenderlo porque las experiencias por apelación a las cuales
obtienen significado sus términos son experiencias privadas del hablante. Sin embargo,
Wittgenstein argumenta que tal lenguaje privado es imposible, pues no podemos ni tener
conocimiento limitado de nuestras propias experiencias si no es en relación con otros.
Además, para que una palabra tenga significado es necesario que existan reglas para su
uso, y pensar que uno está obedeciendo una regla no es obedecer una regla, de modo que
no es posible obedecer una regla “privadamente”. Sin embargo, hay otra interpretación,
que es la de Hacker y Baker. Según su interpretación, lo esencial de las consideraciones
sobre el seguimiento de reglas es que seguir una regla es una práctica publica, y no un
mecanismo privado.
Por último, de acuerdo a la perspectiva, el fundamentalismo acepta que hay dos tipos de
justificación: la inferencial y la no inferencial. Este supuesto no se ve afectado por el
argumento contra el lenguaje privado. La asimetría involucrada en la distinción entre dos
tipos de justificación solo se convierte en peligrosa si se supone que todas las creencias
básicas tratan sobre la naturaleza de los estados sensoriales presentes del creyente. Por lo
que hace al argumento del lenguaje privado, el fundamentalismo es todavía posible en la
medida en que evite el punto de vista tradicional de que la epistemología es la empresa
de comenzar a partir del propio caso y de construir a partir de él.
Uno de los principales conceptos que aborda es el del empirismo lógico y la evidencia
de los propios sentidos en relación con el fundamentalismo. Sabemos que el
Fundamentalismo considera el punto de vista empirista que expresa que la verificación y
la justificación deben descansar en la evidencia de los propios sentidos. Por otra parte,
los empiristas consideran que es la evidencia de nuestros sentidos el punto de partida que
necesitamos para proveernos de justificaciones para nuestras creencias y, además, es el
punto de partida para el aprendizaje del lenguaje, siendo así la base de la epistemología y
de la teoría del significado.
Además de esto, el empirismo lógico afirma que un enunciado tiene significado empírico
si y solo si es verificable, siendo este el núcleo del empirismo lógico. Ahora bien, cuando
hablamos de verificar, podemos hacerlo en un sentido fuerte y uno débil. El primero es
una verificación concluyente y logra que no haya posibilidad de que el enunciado sea
falso. La segunda no llega a ser concluyente y puede ser desautorizado por otros
enunciados que sean verificables en un sentido concluyente. He aquí la estrecha relación
del fundamentalismo con el empirismo lógico, pues, mientras que en la primera
hablábamos de justificaciones inferenciales y no inferenciales, en el empirismo lógico se
habla de verificación en un sentido fuerte y en un sentido débil.
Quine utiliza estos supuestos para argumentar en contra de la idea de que las oraciones
individuales no-observacionales tengan por sí mismas un significado separado y que sean
interdependientes, de modo que el significado de una depende de los significados de las
otras.
Capítulo 10: Teorías de la Percepción.
En lo que respecta a la primera cuestión, debemos decir que esto se da porque los filósofos
están interesados en cuestiones muy generales sobre la percepción. Estas son cuestiones
sobre las que los psicólogos tienen sus propios puntos de vista, por lo que los filósofos no
pueden eludir el conocimiento de estos. La segunda se da porque, si un epistemólogo debe
aceptar como relevante el tipo de resultados que proporcionan los psicólogos y los
neurofisiólogos, ¿cómo puede evitar la acusación de que su estrategia es circular?
El autor afirma que el realismo se caracteriza como el punto de vista que afirma que los
objetos que percibimos tienen la posibilidad de existir, y normalmente existen,
conservando alguna de las propiedades que percibimos que tienen, incluso cuando no son
percibidos, es decir que la existencia de los objetos que percibimos y, al menos, parte de
su naturaleza es independiente de la existencia de cualquier perceptor.
Básicamente, el realismo indirecto sostiene que el mundo que vemos a nuestro alrededor
es una copia perceptiva interna de otro mundo externo real generado por procesos
neuronales en nuestro cerebro, y se opone al realismo directo, que sostiene que percibimos
el mundo exterior directamente tal y como es. La disputa entre ambas está relacionada
con la cuestión de si aprehendemos directamente la existencia y la naturaleza de los
objetos físicos. Ambos están de acuerdo en que los objetos físicos que vemos y tocamos
pueden existir y retener algunas de sus propiedades cuando no son percibidos, pero el
realista indirecto asevera que nunca aprehendemos directamente de los objetos físicos,
sino que lo captamos de un modo indirecto, en cambio, el realista directo niega esta
pretensión.
E) ¿Qué es el fenomenalismo?
Sin embargo, estos dos enfoques tienen algunos problemas. El realismo científico directo
sufre cuando nos damos cuenta que es imposible un mundo en donde existan las cosas
con propiedades primarias, pero no secundarias. Otra cuestión es que, incluso, aunque
exista esta distinción, esta no resultará accesible al realista directo, pues, habrá una
incompatibilidad de perspectivas, por lo que la distinción no sería fácil de establecer.
Por otro lado, la forma ingenua también tiene sus problemas, y esta tiene que ver con la
cuestión que afirma que los colores percibidos son diferentes a los que no percibimos.
Decimos esto porque el color percibido se altera de acuerdo con el estado del objeto, el
contexto y el perceptor, por lo tanto, no podemos hablar de un color real del objeto, sino
de una elección de colores arbitrarias por parte del perceptor. La otra objeción es que los
objetos pierden su color en la oscuridad, por lo tanto, podemos decir que el color solo
existe en condiciones adecuada a la percepción, y, por último, encontramos el problema
del error perceptivo (daltonismo) y la alucinación.
H) ¿A qué se refiere con “las formas ingenua y científica del realismo indirecto”?
Podemos distinguir entre las formas ingenuas y científicas del realismo indirecto. La
forma primera mantiene que el objeto indirecto de aprehensión tiene las mismas
propiedades que el objeto físico. De modo que el objeto indirecto y el objeto físico tienen
tanto color, olor, sabor, etc., como también forma y tamaño. El realismo científico
indirecto, por otro lado, sostiene que el objeto indirecto solo tiene las propiedades
primeras, y que las propiedades secundarias (sensoriales) solo pertenecen al objeto físico.
Sin embargo, ambas opciones plantean problemas, pues, la forma científica posee el
mismo problema de acuerdo a la separación entre las propiedades primarias y secundarias
que ya habíamos cuestionados anteriormente: ¿Es posible un objeto con solo propiedades
primeras y sin propiedades secundarias?, mientras que la forma ingenua, es claramente
insostenible, pues afirma que existen colores visibles pertenecientes al objeto directo de
aprehensión, pero también hay otros colores que no se pueden ver, ya que pertenecen a
los objetos indirectos, por lo que no se puede aceptar que existan colores visibles y no
visibles.
El contraste inicial entre idealismo y fenomenalismo puede verse gracias al autor Berkley,
que poseía un idealismo considerado como metafísico, pues pretendía que los objetos
físicos solo son conjuntos de ideas reales, que los objetos no pueden existir sin ser
percibidos y que es posible que los objetos reaparezcan después de un intervalo en la
percepción, pero que no pueden seguir existiendo cuando nadie las percibe. El
fenomenalismo es más flexible, pues afirma que los objetos físicos no cesan de existir
cuando no son percibidos. El fenomenalismo puede decir que lo que implica el hecho de
que yo vea mi coche en el garaje es que el coche esté allí todo el tiempo, a la espera de
ser visto.