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T.P.

¿Cuál es la relación entre los recuerdos encubridores y el lenguaje?

Freud en el primer párrafo del texto “Sobre los recuerdos encubridores” (1899),
afirma que a lo largo de su trabajo en la clínica analítica tuvo que trabajar con “…
fragmentos de memoria desde los primeros años de la niñez” (Amorrortu, 297). Es decir,
que todas nuestras vivencias infantiles quedan guardadas en la memoria, la cual si hacemos
el intento de recordar solo nos ofrecerá pequeños recuerdos , los cuales serán dispersos y no
reflejarán la vivencia real en su pureza.

En el caso de aquellos sucesos que logramos recordar, dirá Freud, porque el


episodio dejó una “honda impresión”. Pero lo que sucede es que naturalizamos estas faltas
de recuerdos en estas primeras etapas de la vida, que eludimos que detrás de aquellas faltas
de recuerdos se oculta el problema.

Freud rechaza la idea de elementos de las vivencias observadas, por el de elementos


desechados; y afirma que en la memoria solo se guarda lo más importante. En este proceso
de producción de recuerdos actúan dos fuerzas psíquicas: una toma como motivo la
importancia de la vivencia para querer recordarla, mientras que la otra fuerza presenta una
resistencia.

Este conflicto tiene como resultado que en el lugar de la imagen original mnémica
se produce otra con respecto de la primera, es decir, se produce un desplazamiento ya sea
por contigüidad o por sustitución. A su vez en el recuerdo de la vivencia infantil también se
hallará una condensación de sucesos simultáneos.

Para Lacan, la metáfora y la metonimia las cuales explican la lógica del significante.
En la metáfora hay una condensación, una sustitución, ocurre en el orden de la sincronía.
Mientras que en la metonimia se produce un desplazamiento de sentido, se reemplaza una
parte por el todo. Lacan afirma que no es posible la metáfora pura sin la metonimia.

Lacan ubica en el orden de la metonimia, el desplazamiento por lo que allí se halla


el deseo del sujeto. Es la estructura del lenguaje la que hace que el deseo sea metonímico,
ya que cuando el paciente cree haber alcanzado el deseo este ha migrado. Sin falta no hay
deseo.

La cadena de significantes es metonímica, en la asociación libre el sujeto asocia lo


que habla, y allí se produce constantemente el desplazamiento.

Mientras que en el orden de la metáfora ubica la condensación, aquí se presenta el


síntoma. El síntoma lo que hace es sustituir, sobre todo en el síntoma freudiano, que opera
en el cuerpo y funciona de esa manera.

Si tomamos el texto “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), podemos hallar


como los recuerdos mismos del caso que trabaja Freud, en la asociación libre del paciente a
partir de un recuerdo, este va desplegando una cadena de significantes que van cobrando
sentido. Estos recuerdos encubridores no se conservan por su contenido sino que lo hacen
por la asociación que guardan con el recuerdo reprimido, por tal motivo se los considera
una formación sustitutiva o solución de compromiso.

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