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LA LENGUA COMO FENÓMENO SOCIAL

Dentro del estudio de la lingüística abordar el fenómeno de la lengua resulta


por momentos bastante complejo, ya que se puede conocer históricamente desde
muchos lugares, categorías y estudios que la clasifican dentro de la investigación
de esta ciencia y genera un panorama amplio. Es a partir de este constante
descubrimiento de la lengua y su posterior evolución que se construye este
ensayo en cual convergen posturas a favor y en contra de diferentes autores que
se han dedicado a estudiar la lengua desde las ciencias sociales. Ahora bien, sea
cual sea el origen de la lengua, desconocer su poder comunicativo dentro de las
dinámicas de una sociedad es negar que la comunidad está lingüísticamente
medida.

De acuerdo con esto surgen interrogantes y certezas que serán resueltas


en el desarrollo de este texto y que permitirán descubrir con mayor claridad las
posibles visiones de mundo que ofrece el hecho de que la lengua no sea solo una.
Es así como se llega a la tesis que defiende la idea de que la lengua es un
fenómeno social, un instrumento de comunicación cuya función es, entre muchas,
desarrollar el sistema de signos que constituye a la comunidad lingüística.

LA LENGUA COMO FENÓMENO SOCIAL

Los procesos cognitivos dentro del sistema social vienen acompañados por
la visión de mundo que tiene cada ser humano, y aquí, es importante mencionar
que los seres humanos deben ser los responsables directos del uso que hacen del
lenguaje, para tener mayor claridad es necesario marcar la diferencia entre lengua
y lenguaje. Esto quiere decir que la lengua es un sistema de signos de
construcción social y el lenguaje es la capacidad que tienen como seres humanos
para comunicarse usando la lengua. Es así como podemos afirmar que la lengua
es un fenómeno social y que su principal función es la de ser comunicativa. En un
constante intercambio de experiencias el ser humano deja de ser un solo individuo
para ser todo un grupo responsable del uso que hace del lenguaje. En esta
medida varios pensadores manifiestan sus posturas frente a esta idea, uno de
ellos es Saussure (1945), quien asegura que “el habla es necesaria para que la
lengua se establezca” (pp. 46) teniendo en cuenta que el habla es un acto
individual, por lo que sostiene que la lengua no es una función del sujeto hablante.

Para proseguir, se está de acuerdo en separar el habla de la lengua, se


entiende que los procesos son diferentes en cuanto a la percepción del ser
humano, quien reúne no solo un sistema de signos sino de representaciones
verbales que construyen un vínculo social con los demás seres vivos y ahí ya
Saussure no puede estar a favor de nuestra tesis. Si bien, las narrativas culturales
de una sociedad se ven representadas por su habla, es la agrupación de signos la
que logra establecer experiencias sobre las que se forma un intercambio social
que va generación tras generación. La lengua se ha convertido así, en ese vínculo
que conecta naciones, personas y sociedades.

Ante esta idea Miguel Beltrán (1990) en su ensayo sobre el lenguaje como
realidad social, cita a Whorf (1990) quien sostiene “los modos de hablar
determinan las relaciones sociales, gracias a su papel de conformadores de la
cultura” (p. 39) y es que si se analiza históricamente el uso de la lengua se pueden
encontrar construcciones sociales primitivas que usaron gestos y sonidos para la
creación de una cultura que hasta hoy sigue prevaleciendo y conserva en si
misma la capacidad de protegerse. Un ejemplo claro de esto son las tribus
indígenas que actualmente conservan su legua de origen, sin adaptabilidades,
como lo son los Arhuaca, los Nukak Maku y los Quechuas. En este mismo texto
Miguel Beltrán señala que para Whorf “los modos de hablar peculiares de un
pueblo son indicación y expresión de su visión del mundo y constituyen una serie
de premisas tacitas de su cultura que definen la naturaleza del universo” (p.39), y
es de esta manera cómo la lengua se expande como fenómeno social.

Para entender lo dicho con anterioridad no basta solo con un acercamiento


a las ideas propias de un intercambio cultural que genera un vínculo humano, es
necesario también ir al principio de esas necesidades básicas de comunicarse
cuando apenas los humanos eran niños. Puesto que es ahí donde nacen las
diferencias de interacción social. Un niño que nace en Colombia no balbucea igual
que un niño que nace en Argentina, por ejemplo. En su edad temprana la lengua
de cada niño podría ser adaptable según su sistema de signo, pero aunque
llevemos a un niño colombiano hasta Argentina, si sus padres son colombianos su
balbuceo será de acuerdo con esto que se le transmite, por ende la lengua se
convierte en una herramienta comunicativa por momentos ilógica y carente de
escrúpulos, pero rica en si misma de apropiación cultural con los otros. Ante esta
idea Mills (1964) en su trabajo llamado Acciones situadas y vocabularios de
motivos (1964) va en contra asegurando que “los motivos son palabras,
mecanismos lingüísticos observables con los cuales se produce la interpretación
de la conducta por los actores sociales” (p. 346), esto quiere decir para Mills que
nada tiene que ver el lugar de origen de un niño para el desarrollo de su lengua,
ya que estos signos son aprendidos desde la observación.

No se puede detener el cambio al cual se enfrenta la sociedad y que se ve


reflejado en las alteraciones de la lengua, su evolución constante permite que la
relación entre pares se produzca de manera natural y se expanda en contextos
internacionales. Actualmente podría haber tantas lenguas como personas en el
mundo, cada una con una visión de sociedad, de interacción y de intercambio, que
nace de ese deseo por descubrir el origen de su sistema comunicativo que esta
siempre ahí, pero no siempre consigue respuestas.

En estos estudios encontramos de nuevo que Saussure (1945) se desliga


de esta idea y señala “La lengua, es la parte social del lenguaje, exterior al
individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni modificarla” (p. 58), al final vuelve
entonces a deslegitimizar la posibilidad innata del ser humano de producir vínculos
sociales en un sistema de signos. Para continuar, estas ideas construyen lo que
más adelante se conocerá como medios de comunicación, el poder de un mensaje
que trasciende y cambia. Pero no solo, es precisamente esa la base de esta tesis
que asegura que la lengua es un fenómeno social porque se crea entre varios.

UN INSTRUMENTO DE COMUNICACIÓN
Muchas teorías que han nacido como producto del deseo del hombre por
conocer su origen y el de la lengua, han desembocado en la suposición de que la
lengua en un principio era un sistema de sonidos, esto puede denominarse como
la teoría de la interjección. Gracias a ello, los humanos expresaban sus
emociones, esto quiere decir sentimientos como alegría, sorpresa, miedo,
angustia. La evolución de estos sonidos en la lengua y por ende en los procesos
comunicativos no ha sido el mismo que en la gramática, porque los tiempos
verbales se han desarrollado diferente, aunque la necesidades de comunicarse
sea cada vez más intensa.

En este aparte del ensayo, la lengua se conoce como método de


comunicación entre masas y se mide su evolución por la cantidad de mensajes
que se envíen entre personas. Aquí la lengua empieza adoptar otras formas de
transmitir el mensaje, en este caso, la escritura. Con respecto a esta afirmación,
Habermas (2015) asegura que “la acción comunicativa es toda acción social que
esta orientada al entendimiento” y es por esto cuanto más el hombre busca
entender su origen más se ve obligado a interactuar con otros espacios, otras
formas de ver el mundo y de construirse como habitante en sociedad.

En este mismo texto Habermas le atribuye al lenguaje un papel fundamental


en la acción comunicativa, afirmando que “los seres humanos pueden llegar a
interpretar el mundo, al entendimiento y al consenso” mediante el uso de la lengua
para referirse a otros. En esta misma línea de afirmaciones y acuerdos, Miguel
Beltrán (1990) dice:

El lenguaje es una creación social que se me impone: es para mi


algo dado, con lo que filtro mi percepción, construyo mi conocimiento
del mundo, y produzco mi pensamiento; un pensamiento dialógico,
en el que mi interlocutor es la propia sociedad. (Beltrán, 1990, pp.
38).

Desde esta idea se pueden pensar los medios de comunicación donde el mensaje
llega con mayor impacto a la sociedad, siempre y cuando quien lo emita tenga
claro el impacto que quiere causar. Esto se ha logrado a medida que la lengua se
ha ido adaptando a las diferentes formas de ser manipulada, su evolución conecta
a las personas con otros espacios, de ese modo les garantiza que siempre haya
alguien que escuche o lea lo que se tiene que decir. Las ideas de ahora no son ni
la mitad de lo que eran en el siglo XX, de esta manera es que Habermas (2015)
señala que “el mundo que nos rodea no es susceptible de ser conocido sino de ser
interpretado mediante patrones culturales y sobre todo lingüísticos”. Lo que deja
una certeza implacable, que determina que el mundo es desde donde se mire, la
lengua igual, es de cada quien y como la usen es lenguaje que conecta
sociedades.

A modo de conclusión, es posible entender -a partir de la postura desarrollada en


este texto- que la lengua se ha convertido en un mundo de posibilidades para ser
y habitar la sociedad sin que nada en ella modifique al ser humano, en cambio,
potencia sus maneras de comunicarse. Es claro que tanto Saussure y Mills no le
otorgan a la lengua el protagonismo de los procesos comunicativos y atribuyen la
fuerza de los vínculos sociales al lenguaje, al individuo solo y sus formas. Pero
aún con esto, Miguel Beltrán, Whorf y Habermas abren el espectro para creer que
la lengua evoluciona con el sujeto, que lo conecta, que desarrolla un sistema de
signos, sonidos y constructos culturales que llevan a los actores sociales a ser
parte de un engranaje colectivo nutrido de mundos.

Queda así claro que la lengua es un fenómeno social en el que convergen


diferentes interpretaciones de sociedad y que si bien, hay una variedad de
lenguas, el objetivo siempre será el mismo, comunicar y la comunicación, como si
fuera una cadena de favores, conecta visiones de ciudad y transmite experiencias
propias de la cultura que representa cada persona sea cual sea el lugar desde
donde este mirando a los demás o participando con ellos.

Lista de referencias
 Beltrán, M. (1990). Sobre el lenguaje como realidad social. Madrid: Revista
del Centro de Estudios Constitucionales. Recuperado de:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1050533.pdf
 Cerny, J. (1998). Historia de la lingüística. Cáceres: Universidad de
Extremadura. Recuperado de:
https://aulasciencias.udistrital.edu.co/mod/folder/view.php?id=303
 Mills, C. (1964). “Acciones situadas y vocabularios de motivos", en Poder,
política, pueblo. México: Fondo de Cultura Económica.
 Saussure, F. (1945). Curso de Lingüística General. Buenos Aires: Editorial
Losada S.A. Recuperado de:
http://fba.unlp.edu.ar/lenguajemm/?wpfb_dl=59
 Teitelbaum, A. (2016). Habermas y su teoría de la acción comunicativa.
Recuperado de: https://www.alainet.org/es/articulo/178238
 Whorf, S. (1990). Sobre el lenguaje como realidad social. En M. Beltrán.

Emma Fernández - 20191260084

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