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Agosto 1914 Aleksandr Solzhenitsyn PDF Cdekey G7SP7GKWGLHITNHDTFJVYVD67WOF4T57 PDF
Agosto 1914 Aleksandr Solzhenitsyn PDF Cdekey G7SP7GKWGLHITNHDTFJVYVD67WOF4T57 PDF
Agosto 1914
La rueda roja 01
ePub r1.0
bigbang951 08.09.14
Título original: Août 1914
Aleksandr Solzhenitsyn, 2007
Traducción: Antonio Solá
***
LOS RICOS SON COMO
LOS CABALLOS AZULES:
SON MUY POCOS LOS QUE
NO SE MALOGRAN.
7
(Recortes de
periódicos)
… indiferencia de la democracia
francesa por la seguridad
exterior del país… triunfo de
los partidos antipatrióticos en
el Parlamento francés…
ATENTADO CONTRA GRIGORI
RASPUTÍN… A todas las
preguntas se limita a
contestar: «Es el anticristo»…
Se trata de Jionia
Kuzmínichna Gúseva,
campesina de la provincia de
Simbirsk… La vida de
Rasputín no corre peligro…
Exposición internacional de
jardinería en el palacio de
Táurida…
… Ha sido levantada la
prohibición a los hebreos de
arrendar puestos en la feria de
Nizhni-Nóvgorod.
ALMUERZO DE GALA en el
acorazado «France»…
brillante confirmación de la
irrompible alianza… un
mismo ideal de paz…
Hoy, carreras.
Restaurante «Yar»…
Su Majestad el Emperador ha
dispuesto que el Ejército y la
Marina pasen al estado de
guerra. La movilización
empezará el 18 de julio de
1914.
En el Norte nebuloso
se oyó retumbar el trueno:
con la cruz en la mano y con las
armas
el primogénito eslavo se ponía en
pie.
EL EMBAJADOR
ALEMÁN EN SAN
PETERSBURGO HA HECHO
ENTREGA DE LA NOTA DE
LA DECLARACIÓN DE
GUERRA.
Entusiasmo en Petersburgo y
Moscú… Ha sido prohibida
en ambas capitales la venta de
bebidas alcohólicas.
¡DIOS ESTÁ CONTRA EL
AGRESOR!
ENCARECIMIENTO DE LOS
PRODUCTOS
ALIMENTICIOS. Durante los
últimos días, en Petersburgo
han subido
extraordinariamente los
precios… En tres días el
precio de la carne… de 23 a
35 kopeks… En Kiev la gente
pobre ha juzgado por su
cuenta a los comerciantes que
habían subido…
TRIUNFAL REUNIÓN DE LA
DUMA DEL ESTADO el 26
de julio… Los representantes
de los distintos partidos y
nacionalidades se han visto
unidos este día por una misma
idea, un mismo gran
sentimiento tremolaba en
todas las voces… ¡fuera las
manos de la Santa Rusia!…
Estamos dispuestos a todos
los sacrificios para mantener
el honor y la dignidad del
indivisible Estado Ruso… —
El pueblo lituano… va a esta
guerra como a una guerra
santa…— En defensa de
nuestra patria, nosotros, los
hebreos, acudimos… movidos
por un sentimiento de
profundo amor… —Nosotros,
los alemanes residentes en
Rusia, siempre vimos en ella a
nuestra madre… y estamos
dispuestos, hasta el último, a
ofrecerle nuestras vidas…—
Nosotros, los polacos… —
Nosotros, los letones y
estonios…
—Permítaseme, como
representante de la población
tártara, chuvasha y cheremesa,
declarar… unánimemente…
luchar contra la invasión…,
sacrificar nuestras vidas… —
Toda la Patria se ha agrupado
en torno a su Zar en un
sentimiento de amor.
Completamente unidos con
nuestro Soberano…
—Todas las ideas, todos los
sentimientos, todos los
impulsos… «¡Dios, Zar y
pueblo!», y la victoria está
asegurada…
LA ÚLTIMA GUERRA EN LA
HISTORIA DE EUROPA…
La guerra europea no puede
durar mucho… La experiencia
de contiendas anteriores… los
acontecimientos decisivos no
tardaron dos meses en
producirse…
Feria de Nizhni-Nóvgorod, 1 de
agosto… Hace ya dos
semanas que permanecen
cerrados todos los
establecimientos de bebidas
alcohólicas, la feria ha
adquirido un inusitado
aspecto. En las calles no se
ven borrachos, no se desvalija
como de ordinario a los
comerciantes durante sus
acostumbradas juergas… los
rateros casi no dan fe de
vida…
A los que se van
¡DEBEMOS VENCER!
LA SEGURIDAD DE
PETERSBURGO. La
invención de un desembarco
alemán… queda excluida por
completo…
EN EL PAÍS DE LOS
SALVAJES… El país de
Schiller y Goethe, de Kant y
Hegel… Bajo el puño del
canciller de hierro, a quien en
todos los lugares levantaron
monumentos… Nadie verterá
lágrimas sobre las ruinas del
país de la mentira y la
violencia…
… la tarea de informar a la
población dentro del límite de
lo posible ha sido
encomendada a la Dirección
Central del Estado Mayor
General. La sociedad debe
mostrarse conforme con la
escasez de noticias dadas al
público, pensando que tal
sacrificio es impuesto por las
necesidades de la guerra…
EL MONARCA VISITA MOSCÚ…
¡DEBEMOS VENCER!
DIARIO DE GUERRA. El
acontecimiento central del día
es nuestra ofensiva, en un
amplio frente, en Prusia
Oriental… Abundan los
bosques, pero los atraviesan
los caminos vecinales…, no
representan un obstáculo para
el avance de la caballería y la
infantería… El 7 de agosto
llegó la noticia de que
nuestras tropas habían
ocupado Gumbinnen… Eso
pone en nuestras manos toda
la Prusia Oriental… Los
Cuerpos de Ejército alemanes,
derrotados, han perdido la
capacidad…
SU MAJESTAD HA
DISPUESTO… con motivo de
la guerra, se aceptará a los
jóvenes que quieran ingresar
en el servicio activo… serán
considerados como
voluntarios…
***
EL HOMBRE PROPONE,
PERO DIOS DISPONE.
22
(Resumen del 13
de agosto)
***
(Con moto)
Solo: El
alemán se
hinchó la
tripa
y buscó
pelea a
puñetazos.
Coro: ¡Eh tú,
eh tú, eh tú,
eh tú!
y buscó
pelea a
puñetazos.
Solo: Su
ejército lo
manda muy
ufano
el
bigotudo
gato Vaska.
Coro: ¡Eh tú,
eh tú, eh tú,
eh tú!
el
bigotudo
gato Vaska.
¡Arde el molino de
viento!
¡El molino de viento está
envuelto en llamas!
Esto se ve bien desde el
borde superior de la
trinchera, parece como si
un sendero condujese allí
directamente, aunque
cubierto por el humo de
las explosiones, el polvo
y los pegotes de tierra.
¡Sobre nuestras cabezas
sigue el estruendo!
¡Todo retumba y se
estremece con el último
estampido! y por eso, sin
el menor ruido,
¡el molino arde! No lo ha
destruido un proyectil,
sino que, todo entero, es
pasto del fuego: su base
piramidal, las rojizas
lenguas se comen el
revestimiento,
en el espacio libre se
hacen más claras.
Las aspas permanecen
inmóviles. El fuego corre
rápido por las inferiores
y al llegar al cruce sube
por las superiores.
= ¡Todo el molino! ¡Arde!!
¡Todo!
El fuego sigue su labor:
primero devora la
cubierta de tablas,
el armazón se mantiene
más tiempo,
el armazón se hace cada
vez más claro, cada vez
más dorado, ¡pero se
mantiene! ¡Todavía
aguantan los soportes!
¡Son una brasa todas las
costillas, y la base, y las
aspas!
= Y de pronto, las aspas que no
se habían movido, empiezan a
girar lentamente.
¿Será por el chorro de
aire caliente?
Lentamente,
¡giran lentamente! ¿Sin
viento? ¿Qué milagro es
este?
Con un extraño giro se
mueven los radios rojos
y dorados que forman
únicamente las costillas
LO MISMO QUE
RESBALA POR EL
AIRE UNA RUEDA DE
FUEGO.
Y se desintegra.
Se desintegra en pedazos,
en ígneos fragmentos.
la pantalla se apaga
Documento 1
14 DE AGOSTO.
NICOLÁS II AL MINISTRO
SAZÓNOV:
pantalla
el intrépido cosaco
refrena el caballo, y,
agitando el parte,
muy tieso y arrogante —
¡hemos combatido, eh!—
grita alborozadamente a
sus paisanos:
—¡Los alemanes!… ¡Los
alemanes!…
Y sigue cabalgando, no
puede entretenerse, ha de
entregar el parte al
Estado Mayor.
= Pero sus paisanos, acampados
en una extensa
corraliza, le entienden a
su modo desde
detrás de la cerca: ¡¿los
alemanes?!… ¡¿Ahí están
los alemanes?!
¡Y tenemos los caballos
sin ensillar!
Trajín, revuelo; ensillan,
sacan corriendo los
caballos de la cuadra,
salen cargados con algo
de la casa,
lo ajustan a las gruperas,
montan
—¡Venga, fuera de la
corraliza! ¡Fuera!
Ruido de galope.
= ¡Hala! ¡Al galope va por la
calle la sotnia casi entera!
Galope ¡Por la calle!
= Mientras, un podesaúl (del
mismo regimiento,
con las mismas
hombreras) ve desde
lejos
= desde una calle transversal,
pasar, pasar la
caballería.
= ¡Vuelve a todo correr sobre
sus pasos!
Cerca de allí se
encuentra el Estado
Mayor.
Se presenta al coronel de
dragones, que está
leyendo justamente el
parte del primer cosaco.
= El podesaúl:
—… por… ronel, ¿me
permite informarle?…
¡En la calle vecina
tenemos a la caballería
alemana en número de un
escuadrón!
Y sigue diciendo el
podesaúl sin inmutarse:
—¿Despliego la guardia
del Estado Mayor para
rechazar a la caballería?
= El coronel de dragones ordena
inmediatamente a voz en grito:
—¡Capitán de servicio!
Orden para la guardia: ¡a
las armas!
= Y el capitán de servicio, sobre
la marcha:
—¡A las armas!!… ¡¡A
las armas!!…
= ¡Qué presteza! ¡Ya sale
precipitadamente la
infantería de sus locales,
fusil en mano!
¡Pero cuántos son! ¡Hay
dos compañías!
Sus apuestos mandos
ordenan con buen tino:
—¡En columna de
secciones…, a for-mar!
… ¡Numerarse!…
No están las cosas como
para numerarse.
Ya salen a paso ligero
por las puertas abiertas
de par en par y, en el
acto, tuercen
= hacia donde les indica el
podesaúl: ¡hacia allá! ¡Hacia
allá!
= Mientras, en la habitación, el
coronel de dragones
informa a un general
canoso, derrengado,
desmadejado,
que se hunde en el
desfallecimiento a cada
palabra:
—¡Excelencia! ¡La
caballería del enemigo
ha irrumpido en la aldea
de Mensguth!
Las medidas que acabo
de tomar…
¡Oh, qué duro trance para
este anciano enfermo!
¡No esperaba él
semejante horror! ¡Oh,
con placer se tumbaría,
bien al resguardo, en una
ancha cama nobiliaria…
y hasta sobre una sencilla
estufa rusa…!
¡Porque está enfermo y
todo le duele a este
mártir de general! ¡Que
le lleven a que los
médicos le cuiden, que le
lleven a la quietud del
hospital…!
Hasta los labios se le
desquician y no pueden
retener la forma de la
boca:
—A Ortelsburg… a
Ortelsburg…
= El coronel de dragones ordena
enérgicamente.
= ¡Cargad los efectos! ¡Nos
vamos!
= Los oficiales del Estado
Mayor iban a colgar un plano en
la pared
—¡menos mal que no
hemos tenido tiempo, lo
enrollamos otra vez!
= ¡No necesita mucho tiempo el
Estado Mayor para ponerse en
marcha!
Cargan a toda prisa, cada
cual sabe lo que le toca,
= y el automóvil ya está
preparado, espera ya.
= y el general se apresura como
puede, lo llevan del brazo.
¡Y ya está lleno el
automóvil! ¡Arranca!
Con escolta de cosacos
montados, por supuesto;
luego, cada cual sube al
carruaje que puede.
¡En marcha! ¡En marcha!
¡Venga, aprisa!
= La carretera.
No es una carretera, es
un río de gente que corre;
no es que corra (hay
demasiado
agolpamiento): se
precipita.
Cada cual, cada cual
quiere vivir, no quiere
ser hecho prisionero —
y la madre infantería;
y en los carros de
munición;
y hasta sobre los
cañones, todos
retroceden,
¿es que somos peores
que los demás, o qué?
Y el ranchero de la
cocina de campaña, con
la
chimenea torcida;
y los conductores de los
carros,
¡los conductores de los
convoyes antes que
nadie!
Mandan las ordenanzas
que ellos han de ser los
primeros al retroceder, ¡y
les ganan la mano!
Ruidos de movimiento.
= Y en este río humano
¿cómo puede nadar el
automóvil del jefe del
Cuerpo,
nadar con más rapidez
que todos, adelantando a
todos?
Él necesita ir con mayor
celeridad, ¡su vida es la
más preciosa!
¿Dando bocinazos?
No sirve de nada.
= Este es el procedimiento: los
cosacos de delante
desembarazan el camino,
aunque sea tirando a la
cuneta a los demás,
¡¿Qué te pasa a ti,
imbécil?!
Y por el espacio vacío
nada el automóvil,
Y tan pronto pasa, se
cierra el río por detrás.
= El dichoso general tiene ya por
cabeza un badajo,
a él le da lo mismo todo,
piensa sólo
en que le lleven en el
automóvil.
= Mientras, el sol se pone, y la
lejanía
= se ve ya mal. Fluye la masa
gris.
Aunque, allá lejos,
delante, se ve fuego.
Plano más grande.
Un gran incendio.
Más grande, más cerca.
Es Ortelsburgo. Arde.
Arde en una llamarada
única.
A menudo y
constantemente se oye el
chasquido de las tejas al
romperse.
Conforme se ve desde la
cabeza de la columna:
cruza la cuneta, salta por
los hoyos,
= es sencillamente imposible ir
hacia allí a través de la ciudad.
= La columna se detiene, se
detiene.
= Sólo el automóvil del jefe del
Cuerpo, con la cooperación
cosaca, con el blandir de sables
—¿Qué, vais como
borregos? ¡Paso!
vence los últimos metros
de atasco, gira hacia
un lado, enfila una
derivación.
Da tumbos por los
montículos, sigue
adelante,
indica el camino dejando
a un lado la ciudad. Le
siguen los demás.
(La iluminación viene del
incendio de la ciudad.)
Detrás está ya oscuro.
Pero, allá lejos, más
hacia detrás, se mueve
algo.
Un movimiento
inquietante, rápido,
¡viene hacia aquí!
Gritos desgarradores:
—¡La caballería!
—¡Estamos copados!
= ¡Confusión! ¿Por dónde
escapar de la carretera? ¡Atasco!
Pavor y espanto en los
semblantes (se ve a la luz
del incendio).
= ¡Nada, sea lo que sea! Un
carruaje gira hacia un lado cruza
la cuneta, salta por los
hoyos,
¡vuelca!
= ¡Lo mismo da! ¿Giran todos
los que pueden?
Se oyen por detrás
disparos de fusil.
= Son los nuestros, los de la
columna. ¡Disparan hacia detrás,
contra la caballería!
La caballería no se ve
aún. Son unas sombras,
desaparecen.
= En este momento pasa un
caballo, derriba a alguien, lo
atropella:
—¡A-a-a…!
de más lejos se oye:
—¡Hurra-a-a…!
Disparos más nutridos.
= No sabe uno quién dispara.
Meten las balas el aire.
Voz de mando:
—¡Coom-pañía!
¡Desplegarse! ¡Cuerpo a
tierra!
= Las figurillas se aplastan a los
dos lados de carretera.
Fogonazos a ras de tierra.
= ¡Han herido a los caballos!
¡Los caballos arrastran un carro
de munición, allá van!
¡Se echan sobre la gente!
¡La atropellan!
—¿rra-a-a?… ¡a-a-a!…
¡El convoy está
enloquecido! La gente se
aparta saltando,
huye de la carretera.
Todos dejan lo que
llevaban, lo que
sostenían.
= ¡Ay, baja rodando un cañón!
¡Derriba un carro!
¡Otro!
Crujen y se rompen las
varas.
= Cortan los tirantes de la
collera. ¡Vuelcan carro sobre la
cuneta y se montan a los
caballos!
Todo esto se ve ya al
resplandor del incendio
de la ciudad, ya sobre el
fondo del mismo.
= Se precipita un carro de
munición y la gente huye
saltando delante de él,
la carretera ha quedado
limpia de gente,
sólo los efectos
abandonados patean los
caballos,
saltan y se desprenden
las ruedas…
chasquido.
= ¡Una ambulancia que pasa
desbocada!
Y, de pronto, se le
desprende una rueda.
¡Se le ha escapado sobre
la marcha!
¡Y, ella sola, se adelanta!
¡Y sigue rodando!
¡La rueda! Se agranda
cada vez más.
¡Más y más!
¡Ocupa toda la pantalla!
¡La rueda! ¡Ahí viene,
iluminada por el
incendio!
¡Una realidad por sí
misma!
¡Incontenible!
¡Lo atropella todo!
¡A la rueda!
¡Fuego de fusil alocado,
frenético! ¡Fuego de
ametralladora! ¡Disparos
de cañón!
¡Ahí va la rueda, teñida
por el incendio!
= ¡Por el alegre incendio!
= ¡La rueda purpúrea!
= Y ahí están las caras de la
diminuta gente empavorecida:
¿por qué gira ella sola?
¿Por qué es tan grande?
= No, todavía no. Va
disminuyendo de tamaño. Sí, está
disminuyendo.
= Es una rueda normal de
ambulancia, pierde ya el
impulso. Se desploma.
=Mientras, la ambulancia corre
sin la rueda y el eje abre un
surco en la tierra…
y detrás de ella va la
cocina de campaña, con
la chimenea truncada,
parece que se le va a
desprender.
Fuego de fusil.
= La compañía, cuerpo a tierra,
dispara; dispara hacia allá, hacia
detrás.
= Y desde allí, desde las
tinieblas, ¡vienen galopando!
¡Sí, se nos viene encima
la caballería!
¡Nada, estamos perdidos,
no tenemos salvación!
Y gritan, nos gritan los
dragones:
—¡Qué somos nosotros!
¡Qué somos nosotros, la
madre que os parió!
¡¿Contra quién
disparáis?!
30
***
NO ES EL DESTINO EL
QUE BUSCA LA CABEZA,
SINO LA PROPIA CABEZA
LA QUE VA HACIA EL
DESTINO.
31
(14 de agosto)
Excelencia:
En el flanco derecho,
presionado, pero en modo
alguno derrotado (ganaron
el combate, pero
retrocedieron por absurdo
equívoco), se encuentra
una tercera parte de
vuestro ejército. Pero
ahora hay allí tres jefes de
Cuerpo (Artamónov-
Masalski-Dushkévich) y
falta una voluntad única.
Si su excelencia considera
posible acudir
personalmente (el 6.º
regimiento del Don os
puede conducir con
seguridad en dos o tres
horas) podríais enmendar
con una enérgica ofensiva
la situación toda del
Ejército inmovilizando y
dispersando luego al
general François, cuyo
propósito es envolveros.
Krímov y yo os
rogamos encarecidamente
la adopción a medida. El
coronel Krímov ha
reemplazado al jefe del
Estado Mayor del I
Cuerpo.
Yo me encontraré al
oeste de Neidenburg,
donde casi no hay ninguna
defensa y donde se ha
formado un agujero.
Coronel Vorotíntsev.
***
AUNQUE AL RÁBANO
NO LE GUSTA EL
RALLADOR, CON ÉL LO
RASCAN.
36
***
(15 de agosto)
***
LA SOLUCIÓN ES
CORTA, PERO CONTIENE
SIETE VERSTAS DE
VERDAD.
42
(16 y 17 de
agosto)
La carretera Neidenburg-Willenberg
parecía estar alisada exprofeso para que
avanzaran por ella con la mayor rapidez
posible las unidades móviles de
François hasta enlazar con Mackenzen.
Cruzada sin presentimiento alguno hacía
unos días por los Cuerpos rusos
centrales, era ahora, a sus espaldas, una
empalizada, una muralla, un foso. Las
unidades avanzadas de François, tras un
breve descanso nocturno, reanudaron ya
antes del amanecer del 16 su marcha
hacia Willenberg, arrollando en algunos
lugares convoyes y casuales unidades
rusas. Nadie había capaz de oponerles
resistencia, y ocuparon Willenberg hacia
el atardecer. Cierto, sobre los cuarenta
kilómetros recorridos en la carretera no
quedaban más que retenes y patrullas; el
cerco, por ahora, lo formaba una línea
de rayas. Una de las divisiones de
François tendría aún que invertir más de
un día para extenderse por esta carretera
y ocuparla.
Por la parte de Mackenzen, aunque
siguiendo peores caminos, se apresuraba
una brigada de vanguardia que, para
mayor facilidad, llevaba las mochilas en
carros de la población civil y hasta iba
montada en ellos. Mackenzen pendía de
norte a sur sobre esta misma carretera;
además, colocaba destacamentos en los
lados: hacia Ortelsburg y, en la
profundidad del bosque, hacia el centro
cercado.
Al atardecer del 16, si las tenazas no
se habían cerrado aún, entre los dos
brazos quedarían unas diez verstas de
bosque distante e intransitable, cuya
existencia no podían adivinar los rusos,
sin contar que no habían podido llegar a
tiempo hasta él. Pero cuando
Hindenburg firmó la orden de
operaciones el 17 por la tarde no podía
estar aún seguro del éxito del cerco: en
el resto del semicírculo, los combates,
tan violentos el día anterior, se habían
debilitado. Unas escaramuzas en los
pasillos entre los lagos habían bastado
para detener a las unidades de
persecución. Y no habría tenido fuerzas
para defenderse si, el día 16, los rusos
hubieran roto el anillo desde fuera.
Pero no lo intentaron.
A través del punteado del cerco pasó
el informe de Samsónov de la tarde del
día 15 y llegó a Belostok el 16 por la
mañana, precisamente cuando se
disponían a almorzar Zhilinski y
Oranovski. Samsónov, terco y
desafortunado, comunicaba que había
ordenado a todo el Ejército retirarse a la
línea Ortelsburg-Mlawa, es decir, casi a
la frontera rusa. Se había hecho
acreedor a tal destino, esto se podía
esperar, y muy bien que asumiera la
iniciativa y la vergüenza de la retirada
sin consultar al Estado Mayor del
Frente. En la agradable mañana,
mientras almorzaban (cuando en
Hohenstein estaba ya cercado el
regimiento de Kashira), Zhilinski y
Oranovski decidieron que en vano
habían obligado el día anterior a
Rennenkampf a desplegar un ataque
sobre un lugar vacío, del que, ahora era
evidente, ya se había ido Samsónov.
Y telegrafiaron en el acto: «El
Segundo Ejército se ha retirado hacia la
frontera. Detenga desplazamiento
ulterior de los Cuerpos en apoyo».
Rennenkampf no se puso en marcha
hasta el día anterior después de comer;
sus Cuerpos tenían, hasta la batalla del
día en curso, en una recta imposible de
conseguir, cien verstas para la infantería
y setenta para la caballería. Y de muy
buena gana, sin perder tiempo, al
mediodía, dio orden a los Cuerpos de
detenerse y, para el día siguiente, de
retirarse.
Pero una nueva alarma se deslizó en
Belostok. Y a las dos de la tarde,
Zhilinski y Oranovski enviaron a
Rennenkampf un telegrama contrario a la
anterior disposición: «En vista de los
duros combates que sostiene el Segundo
Ejército envíe los Cuerpos avanzados y
la caballería a Allenstein». (¿Por qué a
Allenstein? ¿Cómo podían enviar, si no
se hallaban en estado de sopor, ocho
divisiones a un lugar donde desde hacía
dos días, contando el que estaba
transcurriendo, era seguro que nadie
necesitaba su apoyo?).
La gente con experiencia militar
puede comprender cómo influiría sobre
el movimiento de las tropas esta
alteración de las órdenes.
Disponiendo de masas tan enormes
desde un punto muy alejado del campo
de batalla, Zhilinski y Oranovski no se
molestaban ya en desplazar los Cuerpos
de los flancos a las proximidades de la
batalla, y no era lícito tampoco ingerirse
en su vida por encima del comandante
en jefe del Ejército. Tanto más
hallándose Blagovéschenski en jornada
de descanso; tal vez procediera, para
guardar las formas, enviar su división de
caballería a atacar por alguna parte.
Y, ya mediado el día, la caballería
de Tolpigo tuvo que ponerse en marcha.
Por el camino dio con el maldito
Ortelsburg, vacío ya la víspera (cuando
Samsónov ordenó retenerlo a toda
costa), pero desde donde ahora
disparaban a partir del amanecer. De ahí
que la división de caballería
contornease la ciudad y avanzara con
cuidado por el terreno abandonado en la
dirección enigmáticamente señalada,
hasta que volviese a aparecer el
enemigo. Pero anochecía ya y el bosque
no es lugar propicio para la caballería.
Juzgó el general Tolpigo que sería mejor
regresar a su Cuerpo. Y aunque regresar
de noche tampoco era fácil ni ofrecía
seguridad, por la mañana estaban ya de
vuelta. Una cosa divertida había
ocurrido en esta marcha: habían
asustado a un general alemán, jefe de
división; el general escapó en
automóvil, pero dejando el capote y, en
un bolsillo de este, un plano, en el cual
se indicaba cómo Mackenzen envolvía a
los Cuerpos centrales rusos. No se dio
ningún curso a este plano (más vale no
meterse en líos).
En cambio, el I Cuerpo no gozó de
tranquilidad blagovéschenskiniana: por
mucho que se alejara, el día 16 le dio
alcance un capitán enviado por
Samsónov con la orden de marchar
inmediatamente sobre Neidenburg a fin
de aliviar la situación de los Cuerpos
centrales.
(Si aquel Cuerpo y medio hubiera
avanzado inmediatamente sobre
Neidenburg, a mediados del día 16,
dada su aplastante superioridad, habría
entrado sin dificultades en dicha ciudad,
con lo cual no sólo se habría
desbaratado el cerco, sino, como suele
ocurrir en la guerra de maniobra, el
Cuerpo de François habría quedado
prisionero en unas tenazas y bajo el
peligro de ser cercado a su vez).
Se había recibido una clara orden,
pero una docena de generales
convocados de distintas divisiones y
unidades no podía reunirse y cumpliría
sin más ni más. Y el coronel Klímov, a
quien Dushkévich había tomado como
jefe del Estado Mayor del Cuerpo, no
podía juntar a los generales. Estaba
claro que alguien tenía que cumplir la
orden. Pero ¿quién? En ausencia de un
jefe incondicionalmente superior, cada
general podía sostener que su unidad no
se movía ni él tomaba el mando. Y todo
el 16 de agosto discutieron los generales
en Mlawa con qué unidades se formaría
el destacamento y quién lo mandaría.
Resultó que la única unidad
absolutamente intacta era el regimiento
de Petrogrado, de la Guardia Imperial,
procedente de una división maltrecha,
mientras que los restantes batallones,
escuadrones y baterías serían ya fuerzas
agregadas, en vista de lo cual
correspondía dirigir esta aventurada
empresa al general petersburgués
Sirelius, jefe de la Guardia varsoviana.
Después de todas las discusiones y
preparativos, Sirelius se puso en marcha
a las seis de la tarde, y eso sólo con el
destacamento de cabeza; los demás irían
saliendo tras él. Durante la tarde y la
noche, el destacamento de Sirelius, sin
que nadie le advirtiera ni molestara,
recorrió sus treinta verstas. La primera
escaramuza con un destacamento de
protección enemigo tuvo lugar el 17 por
la mañana, a cinco verstas de
Neidenburg.
Sobre ellos apareció un aeroplano
alemán.
El general François había pasado ya
dos noches en Neidenburg, había
recibido ya dos órdenes de Ludendorff
allí y se reía: Ludendorff no percibía
aún el cerco, se preparaba más contra
Rennenkampf. En la noche del 17, el
general François no pudo dormir por
culpa de su propia orden de exponer en
la plaza del mercado los cañones rusos
capturados. François se despertaba y
escribía frases afortunadas para sus
memorias. Por la mañana del «hermoso
día de orgullo» de su vida saltó de la
cama pletórico, desayunó copiosamente,
escuchó los partes, envió un triunfal
telegrama a Ludendorff, y el caudillo
que debía ser glorificado en Alemania y
toda Europa como vencedor del nuevo
Cannas, salió a la puerta para mirar los
cañones capturados. Mas se oyó
ronroneo de motor en el cielo: regresaba
un aeroplano enviado a observar cómo
retrocedían los rusos. Para no
impacientar al general con la espera del
aterrizaje y el envío, el piloto dejó caer
con toda precisión un paquete allí
mismo, ante el hotel. François sonrió,
pronunció unas frases de elogio. Un
ayudante recogió el paquete y lo entregó
al general: «El avión… el teniente…
itinerario… Una columna de todas las
Armas… La cabeza a 5 kilómetros de
Neidenburg, la cola a un kilómetro al
norte de Mlawa…».
Y como en ese juego que, por un
desafortunado lanzamiento de los dados,
se baja de la casilla superior a la de
partida, el resplandeciente vencedor
puso un gesto de discípulo que aún lo
tiene todo por delante. Trasladó el parte
al Estado Mayor, pero sin cálculo
alguno comprendía que una columna de
treinta kilómetros era un Cuerpo entero.
¡Estallido de decisiones! Ordenes
verbales, no había tiempo para las
escritas. La reserva —¿dos batallones?
— debía ir al encuentro del enemigo y
aceptar el combate. ¿Había otro batallón
de guardia? ¡Fuera los centinelas! Ni
una sola batería en el sur de la ciudad.
¿Había dos en el norte? ¡Inmediatamente
trasladarlas al sur! Pero no se debía
retirar a nadie de la carretera, se
mantenía el cerco. ¿Había prisioneros
rusos en la ciudad? Que los llevaran al
norte. ¿Que en Soldau había quedado
una brigada del Landwehr? Que la
trajeran inmediatamente. ¿De dónde se
podía aún retirar fuerzas? Informe
telefónico al Estado Mayor del Ejército.
Tras un cañoneo de la ciudad se
interrumpe la comunicación telefónica.
Bueno, tenemos muchos automóviles.
Estallan sobre la ciudad los shrapnel
rusos. Caen bombas. Ya no es este el
lugar para el Estado Mayor del Cuerpo.
¿Hay que retroceder? ¡No, hay que
atacar! ¡Por la carretera, hacia
Willenberg!
En el radiador, un león amarillo. El
hijo anota los pensamientos del caudillo.
En un automóvil que se cruza llevan a un
general ruso, hecho prisionero al
amanecer. Se detienen los coches, lo
hacen bajar. No puede con su alma,
lleva el vestido destrozado por las
ramas del bosque y las balas, su mirada
es errática, pliega los labios. Pero es
ligero y esbelto, como no está
acostumbrado a ver generales rusos,
lleva en la mano todavía una inútil fusta.
Es todo un general, y puede conjeturarse
de qué Cuerpo: del que toda una semana
ha golpeado a Scholz. Se dirige hacia él,
le estrecha la mano, le dice unas
palabras de elogio y consuelo: un
general audaz nunca está a salvo del
cautiverio.
Enviado a Neidenburg como inútil
recadero, Martos vagaba ya dos días por
el borde del bosque de Grünfliess sin
disponer de nada para atacar esta
ciudad, que él mismo había tomado una
semana atrás. La escolta cosaca había
huido a la desbandada, las granadas de
shrapnel explotaban sobre Martos, por
la noche lo descubrió un reflector al
lado de la carretera, la espada rota
había sido entregada a un oficial alemán.
Pero Martos escucha con asombro y
esperanza a la artillería rusa disparar
sobre Neidenburg desde el sur. ¿No se
sabe, pues, quién cerca a quién?…
François: —Dígame, general, cómo
se llama el jefe de ese Cuerpo: quiero
invitarle a que se rinda.
pantalla
Se apaga la pantalla
Al jefe de la vanguardia,
mayor general
Nechvolódov.
Dada la ausencia de
fuerzas considerables del
enemigo, la columna
principal ha sido retirada.
Suspenda el ataque a
Willenberg. No le
enviaremos refuerzos,
tanto menos cuanto que se
prevé el repliegue de todo
el Cuerpo a territorio ruso.
Espere órdenes.
Coronel Serbinóvich.
MENTÍS DE LA
DIRECCIÓN GENERAL DEL
ESTADO MAYOR
CENTRAL
***
NADIE LLEVA EL
FUEGO BAJO EL
FALDÓN…
55
El hocico de un caballo,
de un caballejo sin casta,
bayo, ruso. Un hocico
indefenso, mansurrón.
Pero capaz de expresar
tanta desesperación como
un rostro humano: «¿Qué
me pasa? ¿Adónde he
venido a parar? ¡Cuántas
muertes habré visto!». Y
él mismo está en trance
de morir.
Ni siquiera le han
quitado la collera. Ni se
la han aflojado. Exhausto
y maltrecho, apenas le
sostienen las patas. Ni le
han dado de comer, ni le
han desenganchado. No
han hecho más que
arrearle a latigazos:
«¡Tira, sálvanos!». Y se
ha desprendido del carro
solo. Lleva rotas las
riendas.
Replegadas las orejas,
deambula sin rumbo,
entra donde las pezuñas
se hunden, en un cenagal
chapoteante.
De un tirón, con esfuerzo,
escapa del peligroso
lugar, vuelve a errar,
pisando las riendas que
se arrastran por el suelo,
ha bajado la cabeza, mas
no en busca de hierba,
que no hay… Rodea,
temeroso,
los cadáveres de
caballos: tienen las
cuatro patas levantadas
como columnas, y los
vientres hinchados.
¡Qué hinchazón! ¡Cómo
se agranda un caballo
cuando muere!
El hombre, en cambio, se
achica. Yace boca abajo,
contraído, pequeño;
nadie le creería autor de
tanto estruendo, de tanto
cañoneo, del enorme
movimiento de estas
masas
ahora abandonadas y
caídas. Un carro volcado
en la cuneta, la rueda
delantera a modo de
timón…
Un furgón, como
horrorizado, volcó de
espaldas,
el varal hacia arriba…
una carreta loca, en pie
sobre el trasero…
un arnés revuelto,
deshecho, disperso…
un látigo…
fusiles, con las bayonetas
arrancadas y las cajas
rotas… bolsas
sanitarias… maletas de
oficiales…
gorras… cinturones……,
botas… gorros…
portaplanos… muchos de
ellos en las espaldas de
los cadáveres…
Barriles intactos, barriles
horadados, barriles
vacíos…
sacos llenos, medio
vacíos, atados, sin atar…
una bicicleta alemana
que no ha sido llevada
hasta Rusia…
periódicos tirados… «La
Palabra Rusa»…
documentos de oficina
que vuelan en alas de la
brisa…
Cadáveres de esos
bípedos que nos
enganchan, que nos
arrean, que nos dan
latigazos…
Y más cadáveres
nuestros, de mis
semejantes.
Si un caballo muerto
tiene desgarrada la
barriga es más grande
las moscas, los tábanos y
los mosquitos que
pululan sobre los
intestinos pútridos y
descubiertos y zumban
ansiosos.
Y más arriba, más arriba,
las aves evolucionan,
descienden hacia la
carroña y graznan,
agoreras, con decenas de
voces.
= Nuestro caballo no olvidará
esto.
Además, él
(La pantalla
corriente se
cambia por
otra más
amplia).
19 DE AGOSTO DE 1914
Aprovechando la llegada de
refuerzos, traídos de todo el frente
gracias a su extensísima red ferroviaria,
fuerzas alemanas, superiores en número,
han atacado a tropas nuestras, dos
Cuerpos de Ejército aproximadamente,
que fueron sometidas a intensísimo
fuego de artillería pesada, sufriendo
cuantiosas bajas. Según las
informaciones de que disponemos, las
tropas se batieron heroicamente. Han
sucumbido los generales Samsónov,
Martos y Péstich, así como algunos altos
oficiales de Estado Mayor. Para
remediar tan lamentables circunstancias
están adoptándose, con energía y
tenacidad, todas las medidas necesarias.
El Jefe Supremo sigue manteniendo la
firme convicción de que Dios nos
ayudará a llevarlas a feliz término.
56
***
NO BUSQUES ENTRE
LA GENTE, SINO EN TI
MISMO.
58
(Recortes de
periódicos)
¡DEBEMOS VENCER!
PROFANACIÓN DE ICONOS
ORTODOXOS POR LOS
ALEMANES…
Los alemanes rematan a los heridos
en Bruselas…
Los austríacos degüellan a los
pacíficos serbios sin
distinción de sexo ni edad…
LA GUERRA NO IMPIDE
TRABAJAR. Igual que
siempre, vendemos rápidas
máquinas Victoria de hacer
punto.
Hoy, CARRERAS DE
CABALLOS.
La delincuencia en Petersburgo ha
disminuido un setenta por
ciento.
Hoy, CARRERAS DE
CABALLOS.
¡DEBEMOS VENCER!
¿SUCUMBIRÁ ALEMANIA DE
HAMBRE O EN EL CAMPO
DE BATALLA? Artículo de un
economista.
FEROCIDADES DE LOS
ALEMANES. Las más crueles
torturas y los horrores de la
Inquisición palidecen ante…
Un oficial herido en combate
(el lugar se omite) ha
declarado al corresponsal de
«Noticias de la Bolsa» que
los alemanes practican en gran
escala el siguiente
procedimiento: los heridos
rusos que caen prisioneros son
sometidos a una operación
consistente en cortarles los
tendones de los brazos; así se
aseguran de que nunca podrán
volver a usar las armas…
A LOS AMANTES DE LA
MÚSICA. Colección de
composiciones difíciles
simplificadas…
¡DEBEMOS VENCER!
LA GUERRA Y EL VODKA… En
la época en que vivimos, la
población experimenta tantas
amarguras y tantos júbilos
nacionales, que no existe una
seria necesidad psicológica
de vodka…
SOLICITUD DE LOS
CARREROS… sin vodka, la
grosería habitual ha
disminuido… se trabaja con
más rapidez y conciencia…,
prolongar estos felices días
siquiera sea hasta el final de
la guerra… Y la policía, al no
tener necesidad de recoger a
los borrachos por las calles,
ha comenzado a vigilar más
atentamente a los ladrones…
ENTREGA DE
RACIONAMIENTO a las
familias de los reservistas. A
cada familiar de un
movilizado…, según el
cálculo mensual de 68 libras
de harina, 10 libras de
cereales y una libra de aceite
de girasol…
… La necesidad de mantener
estrictamente el secreto
militar obliga al Mando
Supremo a ser muy parco en la
información acerca de las
operaciones. Mientras el
mando alemán describe, en
sus partes, hasta triunfos
inexistentes, nuestro Estado
Mayor Central silencia, en
ocasiones, victorias logradas.
Sólo en la zona del avance de
nuestro destacamento sur, los
alemanes han conseguido
contener temporalmente las
columnas envolventes del
general Samsónov: el propio
comandante en jefe, así como
los generales Péstich y Martos
han resultado muertos, el
Estado Mayor ha sufrido
terribles bajas ocasionadas
por el fuego de artillería, y a
los regimientos rusos les han
sido causadas pérdidas
graves.
A la memoria de A. V.
Samsónov
… El general de caballería P. K.
Rennenkampf ha sido
condecorado por Su Majestad
con la Orden de San
Vladimiro de segunda clase,
con espadas, como
recompensa a sus méritos
militares.
LA SITUACIÓN EN PRUSIA
ORIENTAL. Fuentes
enteramente fidedignas nos
informan que la situación en
Prusia Oriental no ofrece el
menor peligro. El gran
quebranto sufrido por nuestros
dos Cuerpos de Ejército ha
sido originado por el largo
alcance de la artillería pesada
y por su gran radio de
destrucción. Este accidente no
puede ejercer influencia
esencial en el curso general de
las operaciones en Prusia
Oriental.
¡VICTORIAS DE LOS
FRANCESES! El ejército
francés, al llegar a París, ha
pasado a la ofensiva… El
Gobierno francés ha
trasladado su residencia a
Burdeos…
¡PENSEMOS YA EN EL MUSEO
DE LA SEGUNDA GUERRA
NACIONAL!
***
CON ORACIONES NO
SE HACE EL PAN.
Documento 5
(20 DE AGOSTO. AL
EMPERADOR NICOLÁS II)
Documento 6
(OCTAVILLA ALEMANA
LANZADA DESDE UN
AEROPLANO)
¡SOLDADOS RUSOS!
OS LO OCULTAN TODO
¡EL SEGUNDO EJÉRCITO RUSO
HA SIDO DESTRUIDO! 300
CAÑONES, TODOS LOS MEDIOS DE
TRANSPORTE Y NOVENTA Y TRES
MIL PRISIONEROS HAN CAÍDO EN
NUESTRAS MANOS…
LOS PRISIONEROS SE
MUESTRAN MUY SATISFECHOS
DEL TRATO QUE SE LES DA Y NO
DESEAN REGRESAR A RUSIA, SE
ENCUENTRAN MUY A GUSTO
AQUÍ.
BÉLGICA HA SIDO DERROTADA.
NUESTRAS TROPAS SE
ENCUENTRAN A LAS PUERTAS DE
PARÍS…
63
***
***
LA SINRAZÓN NO
COMENZÓ CON
NOSOTROS NI CON
NOSOTROS TERMINARÁ
ALEKSANDR ISÁYEVICH
SOLZHENITSYN. (Kislovodsk, Rusia,
11 de diciembre de 1918 —Moscú,
Rusia, 3 de agosto de 2008). Fue un
escritor e historiador ruso, Premio
Nobel de Literatura en 1970.
Hijo de un terrateniente cosaco muerto
poco antes de que naciera y una maestra,
pasó su infancia en Rostov del Don y
estudió en la Universidad de esta ciudad
matemáticas y física; ya entonces intentó
publicar algunos trabajos.
Se graduó en 1941 y empezó a servir ese
mismo año en el Ejército soviético hasta
1945, en el cuerpo de transportes
primero y más tarde de oficial artillero.
Fue detenido en febrero de 1945 en el
frente de Prusia Oriental, cerca de
Königsberg (hoy Kaliningrado), poco
antes de que empezara la ofensiva final
del Ejército soviético que acabaría en
Berlín. Fue condenado a ocho años de
trabajos forzados y a destierro perpetuo
por opiniones antiestalinistas que había
escrito a un amigo.
En 1950 fue trasladado a un campo
especial en la ciudad de Ekibastuz, en
Kazajistán, donde se gestó Un día en la
vida de Iván Denísovich. En la década
de los cincuenta el autor trabajaba de
presidiario minero, albañil y forjador, y
contrajo un tumor del que fue operado;
el cáncer se le reprodujo y esa
experiencia sirvió de material para su
novela Pabellón del cáncer, que
terminó en 1967.
En 1969 fue expulsado de la Unión de
Escritores Soviéticos por denunciar que
la censura oficial le había prohibido
varios trabajos, pudiendo apenas
publicar las novelas El primer círculo
(1968), El pabellón del cáncer (1968–
1969) y Agosto de 1914 (1971) y en
1974, desposeído de la nacionalidad
soviética y deportado a Alemania.
El galardón del Premio Nobel de
Literatura de 1970 acudió en su ayuda;
declinó sin embargo, ir a Estocolmo por
temor a que las autoridades soviéticas
no le permitieran regresar y también,
para ultimar su obra más conocida, el
monumental Archipiélago Gulag. Tras
un periodo en Suiza, fue invitado por la
Universidad de Stanford para residir en
Estados Unidos. Tras veinte años en este
país, y habiendo recuperado la
nacionalidad soviética, en 1994, regresó
a Rusia.
Notas
[1] Poblado de las regiones cosacas. <<
[2] Epíteto despectivo con que se
designaba a los rusos que vivían en
territorios ucranianos o cosacos. <<
[3] Grandes figuras del populismo
revolucionario. <<
[4] Plejánov, primer propagandista del
marxismo en Rusia; Kropotkin, líder e
ideólogo del anarquismo internacional;
Veji (Jalones), colección de artículos de
las máximas figuras del partido
demócrata constitucionalista, que, bajo
este título general, apareció en marzo de
1909, criticando las ideas
revolucionarias. <<
[5] Pueblo nómada procedente de la
región comprendida entre la parte
inferior del Volga y del Ural, que en el
siglo XX se instaló entre el delta del
Danubio y la desembocadura del Don,
incluida Crimea. <<
[6]Gran príncipe de Kiev, en la primera
mitad del siglo X. Emprendió campañas
contra Transcaucasia y Bizancio. En la
ópera de Borodin El Príncipe Igor se
recoge la circunstancia del eclipse de
sol —aciago presagio— cuando él sale
de la ciudad con su mesnada.
La batalla del campo de Kulikuvo se
libró en 1380 entre las tropas rusas,
acaudilladas por Dmitri Donskoi, y los
tártaros mongoles. Terminó con la
victoria de los primeros, significando el
comienzo de la liberación de las tierras
rusas. <<
[7] Miembros del partido demócrata
constitucionalista. <<
[8]Cosacos que en los siglos XV a XVII
tuvieron su cuartel general en el curso
bajo del Dniéper. De ellos habla Ogol
en Taras Bulba. <<
[9] El príncipe Pozharski dirigió, con
Minim, a principios del siglo XVII, la
lucha de las milicias rusas contra los
invasores polacos, que pretendían
colocar en el trono de Moscú al falso
príncipe Dmitri. <<
[10] Los que participaron en el
levantamiento del 14 de diciembre de
1825, en San Petersburgo. <<
[11] Escuadrón de tropas cosacas. <<
[12]Medida de peso, equivalente a 16,38
kg. <<
[13] Suboficial de cosacos. <<
[14] Blagodariov se deriva del verbo
ruso blagodarit, que significa agradar,
dar las gracias. <<
[15]La incomprensión de Vorotíntsev se
debe a la similitud que en ruso presentan
«como en la era» (kak na tokú) y «como
entendido» (kak znatokü). <<
[16] Subcapitán de cosacos. <<
[17] Era el instante supremo para
salvarse. <<
[18] Señor coronel, debería hacerle
prisionero. <<
[19]No, excelencia, soy yo el que
debería hacerle prisionero. <<
[20] Está usted en nuestro territorio. <<
[21]
Este terreno se encuentra en nuestras
manos. Y me permito aconsejarle, señor
general, que se aleje. <<
[22] ¿Cómo se llama usted, coronel? <<
[23] Coronel Vorotíntsev. <<
[24] Yo soy el general Von François. <<
[25]
¡A-ah! Le conozco a usted. Ayer por
poco no estropeamos su automóvil.
¿Para qué iba a Usdau? <<
[26]Me informaron que nuestras tropas
estaban allí. <<
[27] ¿Es usted ruso? <<
[28] Sí, ruso. <<
[29]Perdón, excelencia, por desgracia no
dispongo de tiempo. Adiós, excelencia.
<<
[30] Dirigente de la gran insurrección de
campesinos y cosacos de 1774-1775. De
él trata Pushkin en su novela La hija del
capitán. <<
[31]Es la batalla que cerca de Moscú, en
la aldea de Borodino, presentó Kutúzov,
el 26 de agosto de 1812, al Gran
Ejército napoleónico. <<
[32]Tanto «Unión del Pueblo Ruso»
como las «Centurias Negras» eran
organizaciones monárquico-
reaccionarias. <<