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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible.

Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

El problema del mal moral en la constitución del mejor


mundo posible. Justificación de la elección divina y
afirmación de la responsabilidad humana a partir de la
Teodicea de G. W. Leibniz
The problem of moral evil in the constitution of the best
possible world. Justification of the divine election and
affirmation of human responsibility from the Theodicy of G. W.
Leibniz
“Recibido el 12 octubre de 2017, aceptado el 12 de noviembre de 2017”

Gustavo Adolfo Valencia Buitrago∗

Resumen
Para resolver la imposibilidad lógica de sostener como verdadera la existencia
de un Dios bueno, omnipotente y la presencia del mal, se analiza inicialmente el
concepto leibniziano sobre el mejor mundo posible. Con tal noción, se argumen-
ta que grandes bienes dependen de la necesaria posibilidad del mal moral, previs-
ta por Dios desde la región de las verdades eternas y, sin la cual, sería imposible
la composición completa del mundo más perfecto. Idea controversial, cuando se
piensa en la existencia de otros mundos, e incluso en uno donde los hombres sólo

*
Filósofo de la Universidad Pontificia Bolivariana. Este artículo presenta el resultado final de la inves-
tigación que sirvió de trabajo de grado para optar al título en Filosofía por la Universidad Pontificia
Bolivariana.

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pudiesen obrar el bien. En segundo lugar, se aborda la noción de libertad unida


al libre albedrío, al parecer contradictoria cuando Leibniz admite la futurición de
las acciones humanas. No obstante, apoyándose en los términos de contingencia
y necesidad, logra saltar de un determinismo absoluto a un determinismo libre,
salvando la libertad humana y la omnisciencia divina. Para finalizar, se evidencia
la culpabilidad del hombre en la perpetración del mal, debida a las necesidades
que surgen de sus límites, en cuyo caso se exime a Dios de ser su responsable,
aun cuando sea la fuente de su permisión y la causa de las limitaciones.

Palabras clave: Leibniz, mejor mundo posible, libertad, determinismo libre, vir-
tualidad monadológica.

Abstract
To solve the logical impossibility to hold as true the existence of a good, om-
nipotent God and the presence of evil, the Leibnizian concept about the best pos-
sible world is analyzed initially. With such a notion, it is argued that great goods
depend on the necessary possibility of moral evil, foreseen by God from the
region of eternal truths and, without which, would be impossible the complete
composition of the most perfect world. Controversial idea, when it is thought
about the existence of other worlds, and even in a world where men would act
good only. Secondly, it is studied the notion of freedom linked to free will, ap-
parently contradictory when Leibniz admits the futurition of human actions.
However, leaning on the terms of contingency and necessity, achieve to jump
from an absolute determinism to a free determinism, saving human freedom and
divine omniscience. Finally, the culpability of man in the perpetration of evil is
evidenced, due to the needs that arise from his limits, in which case God remains
exempted from being responsible, even when is the source of his permission and
the cause of the limitations.

Keywords: Leibniz, best possible world, freedom, free determinism, monadolog-


ical virtuality.

Introducción Metafísica de Leibniz, según la cual


se pensaba −a través de algunos con-
El interrogante que envuelve el
ceptos expuestos por el autor− la po-
presente escrito surgió de una lectu-
sibilidad de imputar el origen del mal
ra descuidada de la obra Discurso de
a Dios sin destruir su omnipotencia y

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bondad. Esta idea, al parecer contra- hacerlo, hay que admitir entonces que
dictoria y que es la hipótesis del tex- es un ser limitado (únicamente habría
to a seguir, fue tomando solidez en la correspondencia entre la segunda y la
medida que la investigación avanzaba tercera premisa); y si es omnipoten-
y se hacía una lectura reposada de al- te y además absolutamente bueno, el
gunas obras del pensador alemán, es- mal no debería existir; sin embargo, es
pecialmente los Ensayos de Teodicea, lo único de lo que se tiene certeza, al
Monadología y nuevamente el Dis- menos desde lo empírico, dimensión a
curso de Metafísica. partir de la cual su evidencia es más
Una de las dificultades que atenta radical que la existencia divina2.
con lo que se desea demostrar es ló- Frente a este problema, Pierre
gica. Al parecer es imposible elabo- Bayle, pensador del siglo XVII de-
rar una justificación de Dios que le fensor del cristianismo, admitió en su
exculpe de la presencia del mal mo- Diccionario histórico y crítico (1697)
ral en el mundo, al menos desde una la imposibilidad racional de conciliar
concepción monoteísta en la que se la existencia del mal moral con la con-
le atribuye omnipotencia y absoluta cepción de un Dios bondadoso y om-
bondad. La formalización de esta di- nipotente. En este sentido, promovió
ficultad en el pensamiento occidental un acercamiento a Dios por medio de
fue planteada por Epicuro, quien logró la fe, exponiendo que desde la razón es
evidenciar la dificultad lógica de sos- imposible conocer los misterios divi-
tener como verdaderas las siguientes nos. De igual manera, algunas religio-
premisas: Dios es todo poderoso, Dios nes monoteístas como el judaísmo y el
es absolutamente bueno, el mal exis- cristianismo parecen olvidar no pocas
te en el mundo1. Esta paradoja, hace veces el indispensable vínculo que
manifiesto que sólo dos de las tres pre- existe entre fe y razón, remitiéndose
misas en cuestión pueden ser verdade- solamente a interpretaciones teológi-
ras al tiempo: si Dios es omnipotente, cas cuando se desea hablar de Dios.
pero no quiere eliminar el mal, la ab- Sus argumentos se quedan anclados
soluta bondad predicada de él carece en los linderos de la fe, pero nunca
de sentido (sólo tienen concomitancia consiguen resolver los problemas reli-
la primera y la tercera premisa); si es giosos de una manera racional. El es-
absolutamente bueno y quiere elimi- fuerzo de la religión en esta dirección
nar el mal, pero no tiene poder para es dotar de esperanza y consuelo a un

1
Gabriel Andrade, “Dos perspectivas sobre el
problema del mal: La Teodicea de Leibniz y 2
Rüdiger Safranski, “Capítulo 1”, en El Mal o el
Cándido de Voltaire,” Revista de Filosofía, no. drama de la libertad¸ trad., Raúl Gabás (Barce-
64 (2010): 28. lona: Tusquets Editores, 2005), 254.

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mundo inmerso en la desesperación, como Descartes, Spinoza, Bayle, Ho-


aun cuando le sea imposible encontrar bbes, entre otros, posee un gran conte-
respuestas satisfactorias. nido histórico de las religiones, en el
Leibniz, descontento con el dua- que se destacan su vasto conocimiento
lismo existente entre fe y razón, pien- del cristianismo, las ideas judaicas de
sa en un Dios, que sin prescindir de Maimónides, el particular pensamien-
la concepción cristiana que obliga a to monoteísta de Zoroastro, los funda-
creer en su omnipotencia y bondad, mentos del maniqueísmo, etc.
pueda ser sometido al tribunal de la En la justificación elaborada por
razón: el Dios de los filósofos. Para Leibniz el origen y la presencia del mal
el pensador de Leipzig, en oposición en el mundo no consiguen empañar la
a Bayle, la razón es el instrumento del omnipotencia y bondad de Dios, si se
cual debe servirse la fe para encontrar tiene en cuenta que su permisión está
respuesta a los interrogantes místicos. ligada con lo mejor. Esta idea, desarro-
Para hablar de la justificación racional llada de una manera parcial en el Dis-
de Dios como creador bondadoso del curso de Metafísica (1686) y llevada
mundo ante la presencia del mal, Leib- a su culmen veinticuatro años después
niz hace uso del neologismo teodicea en la Teodicea (1710), es el fundamen-
(théos: Dios y diké: justicia)3. En su to en el que Leibniz se sostiene para
obra magna y única publicada en vida resolver la paradoja planteada inicial-
conocida con ese nombre4, hace un mente; idea bastante controversial y
intento sin parangón, cargado de ge- una salida simplista si no se analiza en
nialidad, por conciliar la presencia del toda su magnitud. Voltaire en su libro
mal en el mundo y la libertad humana Cándido, por ejemplo, hace una cruda
con la omnisciencia, omnipotencia y sátira al pensador alemán, donde ridi-
bondad de Dios. Esta gran obra, ade- culiza su optimismo y es que, parece
más de ser enriquecida por el cono- ilógico pensar que un mundo donde
cimiento filosófico de los antiguos, se viven tantas atrocidades es el me-
especialmente Aristóteles, la tradición jor de los mundos posibles. La crítica
escolástica y pensadores de su época de Voltaire −comprensible después del
terremoto que convirtió en escombros
y cenizas a la ciudad de Lisboa el 1 de
3
Concha Roldán Panadero, Leibniz: En el mejor noviembre de 17555−, es poco aserti-
de los mundos posibles (Buenos Aires: Bonalle-
tra Alcompas, 2015), 91. va, ya que Leibniz en ningún momen-
4
El titulo completo es Ensayos de Teodicea: So- to evade que en el mundo acaezcan
bre la bondad de Dios, la libertad del hombre innumerables sufrimientos; su idea de
y el origen del mal. En adelante se utilizará la
abreviación Teodicea para hacer referencia a esta
obra. 5
Safranski, El Mal o el drama, 262.

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ligar el mal a lo mejor es simplemente libertad del hombre admitiendo la om-


una respuesta lógica y filosófica que se nisciencia divina. Para cerrar la inves-
hace a la petición de principio de un tigación y dar respuesta a la hipótesis,
Dios absolutamente bueno y omnipo- con el tercero y último apartado llama-
tente. De quitarse uno de tales atribu- do Razón, necesidad y circunstancias:
tos, como en la concepción deísta de responsabilidad humana en el origen
Voltaire, o desde cualquier otra pers- del mal, se pretende demostrar −si es
pectiva, puede aceptarse la indiferen- posible hacerlo− la culpabilidad del
cia, arbitrariedad o falibilidad divina hombre en la perpetración del mal mo-
en la creación del mundo. Leibniz, ral, aun cuando se admita que su raíz
sin embargo, defiende con una astucia se encuentra en Dios.
insospechada, la creencia monoteísta El olvido de la religión cristiana de
de Dios profesada por el cristianismo, la defensa leibniziana de Dios, es otro
doctrina que se torna bastante proble- de los aspectos que han motivado la
mática cuando se intenta salvar la om- presente investigación. Es triste saber
nisciencia divina, sin destruir la liber- que una doctrina tan bella y provecho-
tad humana. sa, rara vez sea tenida en cuenta por
Una vez bosquejados los proble- la teología, que parece siempre con-
mas esenciales que atentan contra la tentarse con argumentaciones vacías
teodicea, el presente escrito se impone y nada útiles para el conocimiento de
como objetivo defender la propuesta lo místico. El desacuerdo de Leibniz
elaborada por Leibniz a partir de algu- con algunos dogmas de la Iglesia ro-
nos conceptos fundamentales de su fi- mana no es un motivo válido para que
losofía. En el primer apartado titulado su pensamiento sea marginado. Debe
Compatibilidad de la bondad divina recordarse ante todo que era un pen-
con la presencia del mal moral en el sador cristiano que, si bien sometió
mundo, se intenta justificar la elección siempre a Dios al tribunal de la razón,
de Dios del mejor de los mundos posi- nunca prescindió de él en su sistema.
bles, sin destruir la noción monoteísta Su defensa teísta es un intento extraor-
en la que se le atribuye omnipotencia dinario y baluarte de cualquier justifi-
y absoluta bondad. En el segundo − cación que quiera hacerse a la creencia
Conciliación entre la omnisciencia di- en un Dios omnipotente, omnisciente
vina y la libertad humana− evidenciar y bondadoso. No tener presente su
al menos un requisito que hace nece- teodicea, es no hacer justicia a su
saria la permisión del mal moral en el amor, devoción y esmero por alcanzar
mundo, y de forma paralela, salvar la la verdad divina.

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1. Compatibilidad de la bondad atributos hacen referencia en primer


divina con la presencia del mal término a un Dios que actúa de una
moral en el mundo manera perfecta, no solamente en sen-
tido metafísico sino también moral-
El argumento fundamental con el mente hablando y, en segundo lugar,
cual inicia y en el cual se sostiene la
al conocimiento que el hombre puede
justificación de Dios elaborada por
intuir de Dios cuando está lo suficien-
Leibniz, es la prueba ontológica ela-
temente informado e iluminado acerca
borada por san Anselmo en su Pros-
de sus obras ya que, contrariamente,
logion, citada de forma somera en el
no podría encontrarlas excelentes y
comienzo del Discurso de Metafísica
totalmente conformes a cuanto se hu-
para referirse a Dios como el ser ab-
biera podido desear8. Las dos apre-
solutamente perfecto6. En su Teodicea,
ciaciones consignadas son claves para
intenta hacer una definición impletiva,
entender gran parte de lo expuesto por
desde la cual se puedan determinar
todos los atributos que han de perte-
necerle; establece que Dios debe ser 8
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 65, §1. Los
la primera razón de todas las cosas y, atributos de Dios pueden ser ciertamente conoci-
por tanto, la causa necesaria y eterna dos por la razón humana, que sólo se diferencia
de la razón divina en los límites que posee. Esta
en la cual se da el ensamblaje comple- estrecha relación muestra la capacidad reflexiva
to de las cosas contingentes, es decir, que el hombre tiene para acercarse al Creador.
las que desde la experiencia no tienen No obstante, su conocimiento es muchas veces
tentativo, pues los límites hacen que no pueda
nada en ellas que haga necesaria su
acceder completamente a los misterios de la di-
existencia; acto seguido añade que, vinidad. Rensoli Laliga lo explica bien cuando
Dios debe poseer unas razones especí- dice: “Dios, la ‘mónada de mónadas’ leibniziana,
ficas que lo hayan llevado a fundar el es una sustancia que posee, a un nivel concebi-
ble, pero intrínsecamente incomprensible para
orden del universo de la manera en que el hombre, inteligencia −y por tanto sabiduría--,
lo hizo y, de esta forma, que su inteli- bondad, justicia, poder y ubicuidad. Todo ello en
gencia debe ser en todo modo infinita un grado absoluto, de modo tal que, en el racio-
y absolutamente perfecta en poder, en nalismo leibniziano, la condición mistérica de
estas características se explica por su infinito ni-
sabiduría y en bondad7. Todos estos vel de complejidad y profundidad, análogo al del
entendimiento humano, pero lejano hasta ser in-
alcanzable a causa de su grado, del nivel supremo
6
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Discurso de Meta- que ocupa en la escala del ser, pero no antitético
física”, en G. W. Leibniz, trad. Alfonso Castaño en relación con el entendimiento humano, pues
Piñán (Barcelona: Orbis, 1983), 65, §1. uno y otro responden a lo que Leibniz entiende
7
Gottfried W. Leibniz, Ensayos de Teodicea: So- como razón” (Rensoli Laliga, Lourdes. “El mal
bre la bondad de Dios, la libertad del hombre y como parte del orden universal según Leibniz”,
el origen del mal, trad., Aurora Freijo Corbeira, A parte rei 18 [sin datos]: 3, consultado 15 julio,
Ángel Hernando Domingo y Enrique Romerales 2017, http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/mal.
Espinosa (Madrid: Abada, 2015), 233. 235, §7. pdf.).

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Leibniz en el Discurso y la Teodicea. Lo primero que se debe tener en


La primera, presenta un Dios que des- cuenta es la prioridad del entendi-
de una sabiduría suprema e infinita miento divino sobre la voluntad. Esta
posee razones suficientes para obrar condición establece que “la voluntad
de la manera en que lo hace; la segun- sólo interviene para crear, esto es, pro-
da, impone una exigencia al hombre, ducir fuera del entendimiento, las co-
quien no debe admitir de una manera sas cuyas ideas posee eternamente”10.
indiferente que lo acontecido es bueno Para Leibniz, antes de hacer uso de su
simplemente porque Dios lo hizo, sino voluntad, Dios debe elegir uno de en-
que mediante una profunda reflexión tre todos los mundos posibles presen-
de todo lo preenvuelto en su noción, tes previamente en su entendimiento.
apercibido monadológicamente desde Por medio de su sabiduría:
su interior, gracias a la experiencia y la
razón, debe inclinarse a pensar en los los penetra, los compara, sopesa los
motivos que Dios tuvo para que todo unos frente a los otros, para estimar
sus grados de perfección o de imper-
fuese como es. Esta reflexión debe
fección, lo fuerte y lo débil, el bien
centrarse en la consideración e inte- y el mal… Y el resultado de todas
lección de toda la creación, siendo ella estas comparaciones y reflexiones
el reflejo del carácter divino9. es la elección del mejor de entre to-
Es difícil, sin embargo, aceptar dos estos sistemas posibles, que la
que un Dios tan perfecto haya creado sabiduría hace para satisfacer plena-
un mundo donde el mal se manifiesta mente a la bondad […] de donde se
deduce necesariamente que lo que ha
tan evidentemente, y más difícil aún,
sido elegido a aventajado en bondad
aceptar que sea el mejor de todos. Si a lo que no ha sido elegido, y que,
la absoluta perfección es la esencia por consiguiente, es lo mejor de to-
del carácter divino, debería negarse de dos los posibles11.
forma total que en su naturaleza pueda
estar contenida la maldad y, por con- La inclinación hacia lo mejor no
siguiente, que tal defecto se encuentre es algo que compela a Dios, pues su
en la creación. Surgen dos cuestiones elección no hace imposible lo que es
a responder en lo que se sigue del pre- distinto de lo mejor, debido a que su
sente apartado: ¿qué determina a Dios libertad está exenta no sólo de coac-
a crear este mundo?, ¿cómo llegar a la
conclusión de que un mundo con mal
es el mejor de todos? 10
Ramiro Rodríguez Beltrán, “Mal, libertad y
progreso en la teoría de la condenación de G. W.
Leibniz,” Tabula Rasa, no. 2 (2004): 287.
11
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 513, §§225 y
9
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 66, §2. 226.

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ción, sino incluso de necesidad; pero opción posible”14. Dicha manera de


esto, solamente si se hablase de una proceder no hace que los decretos de
necesidad metafísica, pues sí es una Dios carezcan de una libertad absolu-
necesidad moral que el más sabio esté ta, ya que “estar compelido moralmen-
obligado a elegir lo mejor12. Metafí- te por la sabiduría y estar obligado por
sicamente Dios hubiese podido elegir la consideración del bien es ser libre,
otros mundos, incluso el peor de to- es no estar compelido metafísicamen-
dos13; pero moralmente, está obligado te”15. Con tal argumentación el filóso-
a elegir el mejor, porque su bondad no fo alemán hace evidente que:
le permite lo contrario. Esta necesidad
no destruye su electividad pues “Dios […] existe libertad en el autor del
elige entre los posibles, y por eso mis- mundo, aunque hace todas las cosas
de un modo determinado, ya que ac-
mo elige libremente y no está com-
túa según el principio de la sabiduría
pelido. No habría elección ni libertad o de la perfección. La indiferencia
alguna si no hubiese más que una sola resulta sin duda de la ignorancia y
cuanto más sabio es alguien tanto
más se ve determinado hacia lo más
12
Ibíd., 517, §230. perfecto16.
13
Tal mundo, como posible, pudo haber existido
y de hecho existe en la región de las verdades Leibniz clarifica así, que la libertad
eternas. Dios pensó en él, únicamente para des-
cartarlo; pensó en él porque tenía que pensar en más pura es la que no está exenta de la
todas las opciones posibles, para determinarse fi- necesidad del bien; que solamente se
nalmente por la mejor. Miguel García-Baró hace es libre cuando la voluntad es movida
una breve reflexión sobre este mundo cuando
por el entendimiento a realizar lo más
dice: “Nosotros pensamos muchos males que,
gracias a Dios, no ocurren. Dios mismo piensa pleno. En este sentido, Dios se en-
eternamente todos los mundos peores que éste, cuentra determinado en acto a ejecutar
e incluso ha de pensar el peor de los mundos la libertad pura y, por tal motivo, no
posibles: un infierno de caos y perversidad que,
gracias a Dios, queda relegado a no tener para
puede “estar indeterminado sea en lo
siempre más realidad que ésta de subsistir, como que fuere: no podría ignorar, no podría
posibilidad ideal, continuamente a título de ob- dudar, no podría suspender su juicio;
jeto de la inteligencia infinita. Es, por cierto, su voluntad está siempre resuelta, y
una idea tremenda, esta de que Dios tenga que
sufrir, por ser quien es, el espectáculo eterno de ella no podría estarlo sino por lo me-
la máxima maldad posible, que, además, debe su
existencia fundamentalmente a la inteligencia de 14
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 523, §235.
Dios, porque lo que sólo es posible, es como in-
teligible” (García-Baró, Miguel. “El ruido y el si-
15
Ibíd., 525, §237.
lencio en torno a Dios”, en De Estética y Mística 16
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Sobre la origina-
[sin datos]: 93, http://www.paideiapoliteia.com. ción radical de las cosas”, en G. W. Leibniz: Es-
ar/docs/investigacion/de_estetica_y_mistica.pdf critos filosóficos, ed., Ezequiel de Olaso (Madrid:
(Consultado 28-08-2017) A. Machado Libros, 2003), 545.

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jor”17. La libertad de Dios no consiste dad, es decir, en proporción al grado


“en la indeterminación de la elección, de perfección que implican: pues la
sino en la plena determinación racio- perfección no es más que la cantidad
de esencia20.
nal”18; en su caso, no puede hablarse
de libre albedrío, ya que siempre hace
Un mundo es más real o posee más
uso de su libertad para escoger lo más
cantidad de esencia, cuando las cria-
perfecto. ¿Qué es lo más perfecto?
turas que lo componen tienen mayor
Cuando Leibniz habla de realidad,
participación de las perfecciones di-
está hablando de la cantidad de perfec-
vinas. De ahí que Leibniz concluya
ción impresa por Dios a las criaturas.
que “la perfección, o sea, el grado de
En este sentido, las criaturas poseen
esencia (por el cual es composible el
mayor realidad cuanta más partici-
mayor número de cosas), es el princi-
pación tienen de las perfecciones di-
pio de la existencia”21. De esta idea
vinas, de las cuales, Dios es la única
se deduce que sólo puede existir aquel
causa. De ahí, que Leibniz responda a
mundo que posea las esencias con ma-
Bosses en la Teodicea: “si por realidad
yor cantidad de perfección y que al
no entendemos más que perfecciones
mismo tiempo sean composibles, es
o realidades positivas, Dios es la sola
decir, el mundo actual22. Estas esen-
causa verdadera de ello”19. La exis-
cias, denominadas por Leibniz mó-
tencia de las cosas se determina por
nadas, son como un espejo de Dios; o
la cantidad de realidad que tienen, es
bien, de todo el universo23, aunque lo
decir, por el grado de perfección que
expresen de distintas formas y según
comparten con el Creador. Esta rela-
ción es bien explicada por Leibniz
cuando dice: 20
Leibniz, “Sobre la originación radical”, 543.
21
Ibíd., 545.
Todas las cosas posibles, es decir, 22
El mejor mundo posible, como lo sintetiza To-
todas las que expresan una esencia rralba haciendo referencia a Leibniz, “es el que
o realidad posible, tienden con igual tenga mayor perfección, mayor cantidad de esen-
derecho a la existencia en proporción cia. Dios aplica una ‘cierta matemática divina’
a la cantidad de esencia o de reali- con la que encuentra el mejor de los mundos po-
sibles. Lo que hace es medir las esencias o, lo que
es lo mismo, la realidad de esos mundos, porque
algo es más real cuanta mayor perfección tenga.
17
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 637, §337. No hay que olvidar que la combinatoria de los
18
José María Torralba, “La racionalidad prácti- mundos posibles es previa a la decisión creadora
ca según Leibniz: análisis del determinismo en de Dios y que, por tanto, el mundo elegido por
la elección moral,” Anuario Filosófico 36, no. 3 Dios es el posible composible óptimo” (Torral-
(2003): 721. ba, “La racionalidad práctica según Leibniz”, p.
19
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 643, referencia 719).
a la nota del §392. 23
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 74, §9.

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sus grados de perfección. Las móna- de sus perfecciones, pero todos están
das ordinarias o desnudas, que poseen introducidos en la imperfección, pues
percepción sin conciencia (las plan- todos son limitados”27. El término lí-
tas), y las sensitivas, en las que las per- mite, empleado por el filósofo alemán,
cepciones aparecen ligadas a la me- debe entenderse como la diferencia
moria y la conciencia (los animales), definitiva entre Dios y las criaturas, de
son espejos vivientes del universo; las la que reflexivamente parten los espí-
almas racionales, espíritus o mónadas ritus para contemplar la absoluta per-
humanas, que pueden elevarse al co- fección de Dios, que “no es otra cosa
nocimiento de las verdades necesarias que la magnitud de realidad positiva
y eternas y, por tanto, de Dios, además tomada en sentido exacto, dejando de
de ser imágenes del universo, son el lado los términos o límites en las cosas
espejo de la divinidad misma24. que los tienen. Donde no hay límites,
El conocimiento de las verdades es decir, en Dios, la perfección es ab-
necesarias y eternas y sus abstraccio- solutamente infinita”28. La diferencia
nes, son lo que lleva a las mónadas o límite de la que habla Leibniz es sólo
humanas a los actos reflexivos con- una: el mal metafísico, el que se refie-
cernientes al yo, es decir, el conoci- re a “la imperfección que toda realidad
miento de ellas mismas; pero también distinta de Dios posee esencialmente,
las lleva a los actos reflexivos sobre y que la hace susceptible de sufrir el
aquello que las supera. La evidencia mal. Este mal puede ser moral en los
de esto según Leibniz es que el hom- seres dotados de libertad (la culpa, el
bre, pensando en sí mismo, en el ser, pecado, los errores), y físico en todos
en la substancia, en lo simple y en lo los demás (dolor, sufrimiento y todas
compuesto, en lo inmaterial y en Dios, las penurias que afectan de mane-
logra darse cuenta de que aquello limi- ra sensible)”29. Con la expresión mal
tado en él, en Dios no tiene límites25. metafísico, se subraya la limitación
Dios se encuentra en la cima de la gra- orgánica ligada al status ontológico
dación monadológica, posee todas las de la criatura. Esta aclaración es nece-
perfecciones manifiestas en la natura- saria, pues Leibniz no dice en ningún
leza en el grado más soberano26. Dis-
tintamente “los demás seres participan 27
Ana Fernández Pérez, “Relación entre los con-
ceptos de privación y negación y el mal meta-
físico en la filosofía de G. W. Leibniz,” Ágora
24
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Monadología”, -Papeles de Filosofía- 14, no. 1 (1995): 159.
en Tres textos metafísicos, ed., Consuelo Gaitán 28
Leibniz, “Monadología”, 77, §41.
(Bogotá: Norma, 1992), 72 – 75. 29
Fernández, “Relación entre los conceptos,”
25
Ibíd., 75, §30. 158 (Lo puesto en paréntesis no pertenece al tex-
26
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 65, §1. to referido).

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momento que la finitud sea un mal en y mal con ausencia de ser o ausencia
sí, un mal por no poseer la perfección de bien debido a la naturaleza de cada
divina. La finitud es, en este sentido, ser35. Con esta connotación puede de-
una negación de la perfección de Dios, cirse que la limitación orgánica del
teniendo en cuenta que el mal es sólo hombre no es una privación con res-
la privación, no la mera negación30. pecto a la naturaleza eterna de Dios y,
La limitación originaria es la ma- en este sentido, no puede ser conside-
nera en que Leibniz prueba que en el rada como un mal, ya que su naturale-
continuum de seres de la nada hasta za es la temporalidad y por negación
Dios, no podría existir otro ser absolu- no es eterna. Distintamente el ejer-
tamente perfecto, otra deidad con sus cicio del mal moral, se da como una
mismos atributos, otro motor inmóvil privación del bien que sí es inherente
sine qua non existiese todo31. Sin esta a la naturaleza del hombre otorgada
limitación, sería imposible distinguir por Dios; por tanto, el hombre que
a los seres de Dios y unos seres de actúa mal, carece por privación y no
otros32, debido a que todas las cosas por negación, del bien perteneciente a
serían no solamente infinitas sino su naturaleza. De esta manera queda
también idénticas entre sí33. En Mona- claro que la “simple falta de un bien es
dología, Leibniz lo explica claramente una negación, y la ausencia de un bien
cuando dice “que las perfecciones de debido a la naturaleza de un ser es una
las criaturas proceden de la influencia privación”36. La diferencia ya esclare-
de Dios, pero sus imperfecciones pro- cida hace que pueda decirse que Dios
vienen de su propia naturaleza, inca- niega a las criaturas de su naturaleza
paz de existir sin límites. Pues en esto eterna para que no sean iguales que él,
se distinguen de Dios”34.
Para dilucidar esta cuestión, Leib- 35
Fernández, “Relación entre los conceptos”,
niz toma los conceptos de privación 157.
y negación empleados por Tomás de 36
Ibíd., 157. En el transcurso de su escrito, Ana
Aquino quien identifica ser con bien, Fernández explica que dicha distinción se torna
ambigua en la obra leibniziana, debido a que en
muchos fragmentos se habla indiferentemente de
30
Ibíd., 157. privación y negación para hacer referencia a la
31
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 263, §31. limitación original. Hecha esta aclaración, dichos
32
Fernández, “Relación entre los conceptos”, términos, deben entenderse como se han explica-
158. do hasta el momento. Además, Leibniz es insis-
tente en que la realidad sólo recibe perfecciones
33
Albert Heinekamp, “Los conceptos de Realitas, de Dios, y por tal motivo, no hay nada en ella
Perfectio y Bonum Metaphysicum en Leibniz,” imperfecto; lo que lleva a determinar que el uso
Revista de Filosofía y Teoría Política, no. 33 de los conceptos privación y negación son referi-
(1999), 81. dos por el autor alemán en el mismo sentido que
34
Leibniz, “Monadología”, 78, §42. el Aquinate.

185
Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

pero no las priva de su bondad, para uno donde el mal no existiese; lo que
que puedan obrar con perfección. ¿Por supondría falibilidad, un actuar erró-
qué entonces aparece el mal moral? neo o simplemente arbitrario e indife-
La limitación originaria o mal me- rente. En este sentido, Zoroastro pa-
tafísico es lo que hace que todas las rece tener razón cuando señala que un
criaturas estén atadas al mal físico mundo sin mal moral sería mucho me-
como algo inherente a su naturaleza jor. Ante esta dificultad, es necesario
debido a la temporalidad; pero por recordar que la suma libertad de Dios
otro lado, hace que las criaturas racio- consiste en la elección de lo más per-
nales queden expuestas al mal moral. fecto, definición desde la cual Leibniz
Es ineludible que una realidad limi- responde:
tada orgánicamente sea susceptible
de daño, de corrupción y demás alte- Creer que Dios obra en alguna cosa
raciones físicas debido a su carácter sin tener razón alguna de su volun-
tad, además de parecer imposible, es
contingente, pero extraer de la finitud
una opinión poco adecuada a su glo-
los males morales, no debería ser algo ria; supongamos, por ejemplo, que
estrictamente necesario. Desde esta Dios escogiese entre A y B, tomando
perspectiva, el límite marcado con la A sin tener ninguna razón para pre-
finitud sólo debería distanciar a las ferirla a B; yo diría que esta acción,
mónadas humanas de Dios en un sen- por lo menos, no es nada loable; pues
tido temporal, no moral. Esta objeción toda alabanza debe estar fundada en
alguna razón, que aquí no se encuen-
se hace más fuerte en las palabras de
tra ex hypothesi. En cambio, yo opi-
Zoroastro cuando expone: no que Dios no hace nada por lo que
no merezca ser alabado38.
[…] el principio infinitamente bueno
debía crear al hombre, no solamente
sin el mal actual, sino también sin la
Con el principio de no contradic-
inclinación al mal; que Dios, habien- ción y de razón suficiente se precisa
do previsto el pecado con todas sus que el orden de las cosas no puede ser
consecuencias, debía impedirlo; que de otra manera, que el universo entero
debía determinar al hombre al bien carecería de armonía si su desarrollo
moral y no dejarle fuerza alguna para no fuese el dispuesto por Dios, que si
encaminarse hacia el crimen37. en el mundo faltase el menor mal “ya
no sería este mundo, que, tenido todo
Este planteamiento se hace bastan- en cuenta, ha sido encontrado el me-
te problemático si se piensa que Dios jor por el Creador que lo ha elegido”39.
pudo elegir otros mundos e incluso Desde esta argumentación no cabe

38
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 67 – 68, §3.
37
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 421, §155. 39
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 237, §9.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

“juzgar que Dios, por algún mal moral que además los encuentra ligados con
de menos, trastocaría todo el orden de los mayores de todos los bienes posi-
la naturaleza”40. Si bien es cierto que bles; de suerte que sería un defecto el
su voluntad antecedente −la que pre- no permitirlos”43. Lo expuesto hasta
cede a la creación y mira cada bien el momento puede ser resumido me-
aparte en tanto bien− no quiere permi- diante las seis premisas que Eugenio
tir el mal; su voluntad consecuente lo Bulygin en su artículo Omnipotencia,
hace, estableciendo que el mundo sólo Omnisciencia y Libertad, utiliza para
puede ser perfecto en virtud de ese hacer un análisis lógico del argumento
mal, sin el cual tendrían que sacrificar- Leibniziano:
se grandes bienes. De esta manera el (1) Si Dios es omnipotente, puede
éxito pleno e infalible pertenece úni- crear cualquier mundo posible.
camente a la voluntad consecuente, en (2) Si Dios es omnisciente, sabe cuál
la medida en que Dios quiere antece- es el mejor de los mundos posibles.
dentemente el bien y consecuentemen- (3) Si Dios es bueno, elige siempre la
te lo mejor41; siendo lo mejor, un mun- mejor alternativa.
do donde existe la posibilidad del mal (4) Dios es omnipotente, omnisciente
moral. Dios faltaría a su “perfección, y bueno.
si no siguiera el gran resultado de to- (5) Dios ha creado este mundo.
das sus tendencias al bien y si no eli- (6) Este mundo es el mejor de los
giera aquello que es absolutamente lo mundos posibles44.
mejor, a pesar del mal de culpa que allí
se encuentra incluido por la suprema La omnipotencia, omnisciencia y
necesidad de las verdades eternas”42. suma bondad divina, entrañan la ra-
La permisión del mal moral es, en este zón suficiente que ha movido a Dios
sentido, una consecuencia cierta de a escoger el mundo que conocemos.
un deber indispensable; su exclusión Cualquier otro orden que no reuniese
sería un error que hubiese impedido sus características “hubiera resultado
a Dios la consolidación del mejor de indigno del amor, el saber y el poder
los mundos. Con ello Leibniz garanti- divinos, fuertemente vinculados”45.
za que “Dios posee una razón mucho Como bien lo expresa García-Baró:
más poderosa y mucho más digna de
Él para tolerar los males. No solamen-
te extrae de ellos bienes mayores, sino
43
Ibíd., 381, §127.
40
Ibíd., 357, §118. 44
Eugenio Bulygin, “Omnipotencia, Omniscien-
41
Ibíd., 253, §§22 - 23. cia y Libertad”, Crítica X, no. 28 (1978): 34.
42
Ibíd., 255, §25. 45
Rensoli, “El mal como parte del orden”, 6.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

…no es la mera lógica lo que ha he- y lamentos que le llevan a pensar en la


cho a Dios crear este mundo nuestro posibilidad de un mundo mejor, en el
tan malo, tan deficiente según tantas error de Dios al elegir éste o incluso
apariencias. Y si no es la lógica, o
bien Dios ha obrado según su puro
en su inexistencia a raíz de tantas des-
capricho, o bien Dios ha tomado en gracias. Leibniz, haciendo referencia a
consideración, antes de la creación, Maimónides dice “que la causa de su
el valor de todos los mundos posibles extravagante error es que se imaginan
y, una vez examinado cada detalle que la naturaleza no ha sido hecha más
de cada uno de ellos, ha resuelto, que para ellos, y que no tienen en cuen-
naturalmente, ya que sólo un mun-
ta lo que es distinto de su persona; de lo
do podía lógicamente ser creado,
dejar a los demás en el limbo de Su que infieren que cuando sucede alguna
inteligencia y poner en la realidad cosa en su contra, todo marcha mal en
aquel en el que menos mal moral y el universo”47. Para el filósofo alemán
menos dolor hay, junto con la más es un error pensar que el universo ha
bella simplicidad de las leyes y la sido constituido solo para la felici-
más rica y gozosa variedad de sus dad y bienestar de la especie humana,
consecuencias desplegadas en acon-
y mucho más, que por los efectos de
tecimientos46.
su maldad sea alterada la armonía del
conjunto. Su presencia, sin embargo,
Frente a las drásticas consecuen-
debe tener una razón suficiente por la
cias que se desprenden del mal mo-
cual Dios la ha permitido y sin la cual
ral es difícil sin embargo pensar que
el universo no sería perfecto. Leibniz
el mejor de todos los mundos, creado
hace uso de un ejemplo artístico para
por un Dios absolutamente perfecto,
explicar esta relación:
esté a la merced de barbaries, geno-
cidios y masacres como las ocurridas
Contemplemos un cuadro muy bello,
en Auschwitz, en el Gulag, en las dos cubrámoslo con un velo, de manera
grandes guerras mundiales y en tantos que quede libre sólo una pequeña
acontecimientos que azotan continua- parte. Entonces, aunque se observe
mente a la humanidad como violacio- muy atentamente esta porción, inclu-
nes, asesinatos, injusticias, demago- so si nos acercamos al máximo, no
gia, etc. Al hombre le es difícil aceptar aparecerá más que una confusa man-
cha de colores puestos al azar y sin
las consecuencias que se derivan de la arte. Pero al retirar el velo, sin em-
presencia del mal moral en el mundo. bargo, y contemplar el cuadro entero
De su exigua capacidad de compren- desde un punto de vista conveniente,
sión se desprenden todos los reclamos se verá que lo que parecía embadur-
nado a ciegas en el lienzo, el autor de

46
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 93. 47
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 557, §262.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

la obra lo ha ejecutado con la mayor La porción de la parte del universo


destreza48. que nosotros conocemos se pierde
prácticamente en la nada en compa-
El mal de una parte −en este caso ración con lo que nos es desconocido
pero que, no obstante, tenemos razo-
el que se desprende de los seres huma-
nes para admitir, y así también, no
nos− no puede destruir la perfección estando todos los males que se nos
del todo, pero al mismo tiempo, el todo pueden reprochar más que en esta
no puede ser perfecto sin la discordan- casi nada, puede que todos los males
cia de la parte; de manera que la belle- tampoco sean más que una casi nada
za y perfección de la obra creada sólo en comparación con los bienes que
puede ser contemplada cuando se ob- hay en el universo50.
serva su totalidad49, algo que al hom-
bre desde su entendimiento limitado A la razón limitada del hombre se
se le escapa. Si el hombre pudiese ver le escapa entender la grandeza y ma-
con la visión que Dios lo hace, sabría jestuosidad contenidas en la inmen-
que es un error juzgarle por los males sidad del universo, muchas veces in-
que ocurren en la pequeña fracción de cluso en sus detalles ínfimos. Miguel
realidad que hasta el momento se le ha García-Baró con una peculiar tonali-
iluminado. Y es que precisamente: dad poética, hace notar esta carencia
cuando dice:

¡Qué abundancia, en cambio, en el


sentido de cada mínima cosa que
48
Leibniz, “Sobre la originación radical”, 548. existe! En la gota de rocío, analizada
49
En la V objeción del Compendio sobre la Con- por una inteligencia que pudiera
troversia, Leibniz ratifica su postura de concebir atender hasta a la última brizna de
el universo como un todo perfecto, sin importar sentido allí contenida, está resonando
los males que se desprenden de las limitaciones presente la historia toda del mun-
humanas. En un conciso argumento expone: do. Lástima, tan sólo, que seamos
“Dios es la causa de todas las perfecciones y, en capaces de una cantidad exigua de
consecuencia, de todas las realidades, cuando se penetración, seguramente compen-
las considera como puramente positivas. Pero sada en el conjunto del universo por
las limitaciones o las privaciones resultan de la
la que otras inteligencias poseerán.
imperfección original de las criaturas, que […]
hace que incluso el mejor plan del universo no No creamos que es el hombre el fin
pueda recibir más bienes y no pueda estar exento y la cima de la creación. Lo más
de ciertos males, pero que deben redundar en un verosímil, mirando el cielo estrella-
bien mayor. Estos son algunos desordenes de las do sobre nuestras cabezas, es que la
partes, que revelan maravillosamente la armo- vida de Dios pueda ser participada en
nía del todo, lo mismo que ciertas disonancias, muchas formas muy superiores a la
empleadas como es necesario, producen la más
bella armonía” (Roldán Panadero, Leibniz: En el
mejor de los mundos, 97). 50
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 249, §19.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

humana. La idea del mal nos abru- de todos los santos, en el que murie-
ma tanto más cuanto más tontamente ron cientos de personas asistentes al
estamos convencidos de ser las úni- culto −tras la destrucción de treinta
cas criaturas racionales y capaces de
Dios en todo el orbe51.
iglesias− y miles de habitantes más
del resto de la ciudad53. En su Poema
sobre el desastre de Lisboa y en su li-
El mismo Leibniz reconocía la pe-
bro Cándido o el optimismo, se opone
queñez del hombre y del planeta Tie-
completamente a la idea leibniziana
rra comparados con la porción del uni-
sobre el mejor de los mundos posi-
verso conocida ya en su época:
bles. Su objeción se fundamenta en
Hoy, se atribuyan o no se atribuyan una descripción de todos los aconte-
límites al universo, es preciso reco- cimientos dolorosos y aberrantes que
nocer que existe un numero incon- azotan al mundo, a partir de los cuales
table de globos, tan grandes como concluye la lejana posibilidad de que
el nuestro y más, y que tienen tanto este mundo sea el mejor. ¿Qué decir
derecho como este a tener habitan- frente a esta crítica?
tes racionales, aunque no se siga de
ello que estos sean hombres. Nuestro
No es algo trivial que los seres hu-
globo no es más que un planeta, es manos con el pasar del tiempo hacen
decir, uno de los seis satélites prin- cada vez un peor uso de la naturale-
cipales de nuestro sol; y como todas za, ultrajándola y relegándola incluso
las estrellas fijas son también soles, de su entorno. El hombre incurre en
se ve cuan poca cosa es nuestra tie- mal moral no solamente cuando atenta
rra en relación con las cosas visibles,
contra la vida y bienestar de sus con-
ya que no es más que un apéndice de
uno de entre estos soles52.
géneres, sino también cuando violenta
y somete la naturaleza, pensando úni-
En cuanto al mal físico, no sólo es camente en los beneficios que pueden
difícil aceptar las desgracias que ocu- extraerse para él. Contaminación, des-
rren por la maldad de algunos hom- forestación, uso indebido de recursos
bres, sino también las que se producen minerales, hídricos, explotación ani-
por las fuerzas de la naturaleza. Vol- mal y vegetal; son tan sólo algunos de
taire fue el crítico más acerbo de Leib- los usos nocivos que desgarran cons-
niz después del aterrador terremoto de tantemente la vida del mundo. La na-
Lisboa acontecido el primero de no- turaleza ha debido ser dotada por Dios
viembre de 1955, día de la festividad de una cierta inteligencia que le lleva a
resistirse, a responder ante los abusos
que el hombre hace de ella, no como
51
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 94.
52
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 249, §19. 53
Safranski, El Mal o el drama, 262.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

una especie de venganza, sino como del plan general del universo hay que
un instinto de protección, de defensa. dar finalmente un salto de fe sin pres-
Las catástrofes naturales que al pare- cindir nunca de la razón, con la cual
cer son algo arbitrario y desproporcio- poco a poco se van desvelando sus
nal, la mayor parte de las veces tienen misterios y dimensiones. En este sen-
una explicación racional, siendo el tido, la razón suficiente que el hombre
hombre en no pocas ocasiones el gran tiene para aceptar que este mundo sea
responsable de ellas. Si la humanidad el mejor de todos y no pueda ser de
hiciera un uso debido de la razón, no otra manera −incluso con el mal físico
solamente evitaría ciertos males mo- y moral que lo golpean− es que Dios
rales, sino también algunos males fí- siendo omnipotente, omnisciente y ab-
sicos, en este caso los que se generan solutamente bueno lo ha creado:
por el abuso que se hace del planeta
(la ciencia hoy día puede muchas ve- Ocurre lo mismo en cuanto al gobier-
ces incluso prevenir las catástrofes no de Dios: lo que podemos ver de
él hasta aquí no es un fragmento su-
naturales y encontrar remedio a casi
ficientemente grande para reconocer
todas las enfermedades). Los males en él la belleza y el orden del todo.
producidos por efectos ambientales De este modo, la naturaleza misma
deben ayudar al hombre a comprender de las cosas conlleva que este orden
que la naturaleza también reclama su de la ciudad divina, que nosotros
espacio, que el mundo no ha sido crea- no vemos todavía acá abajo, sea un
do solo para él, que en el plan divino objeto de nuestra fe, de nuestra es-
peranza y de nuestra confianza en
todas las mónadas son importantes
Dios. Si hay algunos que juzgan esto
(sobre los males morales con los que de otro modo, tanto peor para ellos;
el hombre atenta contra otros hombres pertenecen a los descontentos del
se hablará en el tercer apartado). Estado del más grande y mejor de
Ante la incapacidad parcial de todos los monarcas, y hacen mal en
comprender lo incomprensible −sin no aprovechar las muestras que él
renunciar nunca a su búsqueda−, al les ha dado de su sabiduría y de su
bondad infinita para hacerse conocer,
hombre no le queda otra alternativa
no solamente como admirable, sino
que recurrir al principio de razón su- también como digno de ser amado
ficiente, pues sólo con él puede llenar allende todas las cosas55.
“el abismo entre lo posible lógico, es
decir lo no-imposible y lo contingente,
es decir, aquello que podría ser de otra
manera”54. Para entender la grandeza la teología (Paris: Seuil, 1994), 14, http://www.
pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/
doctrina38821.pdf (Consultado el 16- 08-2017)
54
Paul Ricoeur, El mal: desafío a la filosofía y a 55
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 395, §134.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

No es fácil sin embargo tener con- El animal ha muerto o casi ha muerto.


fianza en Dios cuando se viven cala- Quedan el hombre y su alma.
midades y desgracias, y menos cuando Vivo entre formas luminosas y vagas
se tiene una fe débil. La razón en este que no son aún la tiniebla.
sentido debe ser el soporte del que se Buenos Aires,
sirve el hombre para trascender todo que antes se desgarraba en arrabales
tipo de sufrimientos. Leibniz estaba hacia la llanura incesante,
totalmente en acuerdo con Descar- ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
tes cuando este dijo que “incluso en las borrosas calles del Once
medio de los más tristes accidentes y y las precarias casas viejas
los más fuertes dolores, se puede es- que aún llamamos el Sur.
tar siempre contento, con tal de que Siempre en mi vida fueron demasiadas
se sepa usar la razón”56. En el mundo las cosas;
−pensaba el primero− se han conocido Demócrito de Abdera se arrancó los
hombres con una sabiduría tan eleva- ojos para pensar;
da “que saben sacar provecho de los el tiempo ha sido mi Demócrito.
favores que Dios les ha dado, que se Esta penumbra es lenta y no duele;
consuelan fácilmente de sus desgra- fluye por un manso declive
cias y que incluso sacan provecho de y se parece a la eternidad.
sus propias faltas”57. Los seres huma- Mis amigos no tienen cara,
nos −apoyándose en la razón− podrían las mujeres son lo que fueron hace ya
entender en la mayoría de situaciones tantos años,
la utilidad que puede extraerse de las las esquinas pueden ser otras,
adversidades, aunque muchas veces se no hay letras en las páginas de los li-
requiera tiempo para ello. La ceguera bros.
y la vejez que para muchos pueden ser Todo esto debería atemorizarme,
desgracia, para Borges fueron germen pero es una dulzura, un regreso.
de tranquilidad y nueva sabiduría. En De las generaciones de los textos que
un bello poema titulado Elogio de la hay en la tierra
Sombra el gran escritor argentino se
sólo habré leído unos pocos,
ufana de la desdicha diciendo:
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
La vejez (tal es el nombre que los otros
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
le dan)
convergen los caminos que me han
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
traído
a mi secreto centro.
56
Ibíd., 547, §255. Esos caminos fueron ecos y pasos,
57
Ibíd., 555, §261.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

mujeres, hombres, agonías, resurrec- él, Borges y tantos otros hombres ele-
ciones, vados, seguramente pudieron alcanzar.
días y noches,
entresueños y sueños, 2. Conciliación entre la omnisciencia
cada ínfimo instante del ayer divina y la libertad humana
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del Que en la región de las verdades
persa, eternas “haya una infinidad de mun-
los actos de los muertos, dos posibles, que el mal entre en la
el compartido amor, las palabras, mayor parte de ellos y que incluso el
Emerson y la nieve y tantas cosas. mejor de todos lo contenga”60, es la
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi evidencia de la posibilidad de otros
centro, mundos en los que no era necesaria la
a mi álgebra y mi clave, permisión del mal, mundos en los que
a mi espejo. el actuar humano sería perfecto según
Pronto sabré quién soy58. las pretensiones de Zoroastro. Surge
nuevamente el interrogante: ¿por qué
El hombre sabio no busca en Dios no escogió Dios un mundo sin mal?
la culpa de sus desgracias y tampoco Hasta el momento se ha justificado
deja que su vida se arruine por ellas. la elección del mundo realizada por
Su razón es el soporte que le ayuda a Dios, en la cual la permisión del mal
trascender, a buscar siempre una res- es un requisito sine qua non podrían
puesta que le consuele ante el sufri- obtenerse grandes bienes, pero nunca
miento, la angustia y la desesperación. se ha precisado a qué bienes se está
Leibniz sostuvo a lo largo de su vida haciendo referencia. Al hombre, li-
−sin hacer referencia a las desdichas, mitado por su condición temporal, se
pero realzando el poder de la sabidu- le hace difícil comprender estas cues-
ría− que “la felicidad no consiste en el tiones; no obstante, por medio de su
disfrute de los placeres contingentes, intelecto, puede apercibir al menos
sino en seguir las lecciones de la sabi- uno de estos bienes: El libre albedrío.
duría, que es la ciencia de la felicidad El conocimiento de este grandísimo
o tranquilidad del alma”59; algo que bien resuelve el interrogante plantea-
do. Dios permite el mal en el mejor de
los mundos, para no limitar en abso-
58
Jorge Luis Borges, Borges: Poesía Completa,
luto al hombre, para que su voluntad
(Bogotá: Random House Mandatori, 2011), 333
– 334. sea independiente, al igual que sus
59
Lourdes Rensoli Laliga, “Maimónides y Leib-
niz: la razón y el mal,” Revista de Humanidades
15-16 (2007): 88. 60
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 251, §21.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

pensamientos, deseos y acciones. Es El mal moral, malum culpae, es un


en este sentido, en el que la libertad inevitable resultado de la presencia
de elección supone un bien mayor. Si del libre albedrío humano… el crea-
dor había calculado que un mundo
Dios hubiese determinado al hombre a poblado de seres razonables y do-
obrar sólo el bien, no existiría el mal tados de libre albedrío, y por tanto
moral, la actuación del hombre en el capaces de hacer mal, produciría una
mundo sería perfecta; pero al mismo mayor cantidad de bien que un mun-
tiempo, estaría privada del libre al- do cuyos habitantes fueran de hecho
bedrío. Sin este atributo los hombres autómatas, programados de tal modo
que nunca pudieran hacer mal alguno
serían como muñecos, no existiría
(y que de seguro, aunque Leibniz no
una voluntad independiente y tampo- lo dice explícitamente, tampoco po-
co la espontaneidad, ya que todas las drían hacer el bien, ya que llamamos
voliciones, pensamientos y acciones buenos, por lo regular, los actos que
estarían marcadas por una tendencia se realizan por elección, pero no los
específica. Dios sería como un virtuo- que se efectúan bajo apremio)63.
so programador que logra ordenar to-
dos los pensamientos de los hombres, Algunos autores como John Leslie
según lo que él mismo está pensan- Mackie postulan, sin embargo, la posi-
do. En un mundo así, la humanidad bilidad de un mundo creado por Dios
estaría determinada a pensar con los en donde los hombres pueden actuar
pensamientos divinos61. La necesidad libremente y escoger el bien sin ser
absoluta de hacer el bien elimina com- compelidos en sus acciones. Según
pletamente el libre albedrío. Torralba este argumento, es lógicamente posi-
lo explica cuando hablando de la teo- ble pensar que el hombre pueda elegir
ría del deber leibniziana dice: “cuando siempre el bien entre distintas alterna-
el agente posee el derecho de actuar, tivas que se le presenten, en cuyo caso,
entonces es libre porque puede elegir el mal moral no sería un requisito ne-
entre actuar o no; en cambio, cuando cesario para la libre elección64. Buly-
algo se le impone como una obliga- gin, en su texto ya citado, hace evi-
ción −la necesidad de actuar bien−, dente la imposibilidad de la existencia
no hay elección posible”62. Sobre esta de un mundo como el propuesto por
cuestión, son aún más esclarecedoras Mackie a través del siguiente ejemplo:
las palabras de Kolakowski: “Pérez ha encontrado un portafolio re-

63
Leszek Kolakowski, “Leibniz y Job: Metafísi-
ca del mal y Experiencia del mal”, Letras Libres,
61
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 100, §29. no. 60 (2003): 25.
62
Torralba, “La racionalidad práctica según Leib- John Leslie Mackie, “Evil and Omnipotence,”
64

niz”, 732 (cursiva añadida). Mind, New Series 64, no. 254 (1955): 209.

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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

pleto de dinero y se ve enfrentado al co que se da en la conciencia históri-


siguiente dilema: o bien devuelve el ca. Cada vez que el intelecto humano
portafolio a su dueño (cuyo nombre accede a los misterios del universo,
y dirección conoce), o bien se queda o en términos leibnizianos, apercibe
con todo el dinero, lo que le permiti- monadológicamente lo preenvuelto en
rá resolver sus angustiosos problemas su noción, se hace potencialmente más
económicos”65, o bien hace una obra perfecto, se acerca más al acto puro
de caridad y lo dona a un orfanato. del intelecto divino. En el caso de la
En esta situación, sólo existe una op- libertad es diferente ya que Dios de-
ción correcta posible, y es que Pérez termina originalmente a los hombres a
devuelva el dinero. De igual manera, hacer el bien, es decir, los dota de una
en cualquier otra circunstancia donde libertad en acto, perfectamente igual a
se presenten muchas opciones y sólo la suya, los crea completamente libres.
haya una correcta, el hombre estaría Sin embargo, debe recordarse que el
obligado a elegirla y, por tanto, no ten- hombre es un ser contingente, deter-
dría libertad de elección. minado a hacer el bien solamente de
Surgen dos nuevos interrogantes: forma hipotética y, por tanto, la elec-
¿no priva Dios de la libertad al hom- ción del mal no implica contradicción.
bre al conferirle el libre albedrío que Puede decirse entonces que la posibi-
le permite escoger el mal moral?, ¿si lidad del mal es necesaria para que el
la libertad sólo puede dirigirse hacia el hombre no sea determinado en su libre
bien, no supone ésta un bien mayor? elección, pero su permisión no le qui-
Por un lado, el hombre parece no ser ta la libertad, en la medida en que no
libre; por otro, es libre pero completa- es Dios la causa de su pérdida, sino el
mente determinado ¿Qué decir frente mismo hombre, que, siendo libre, es-
a esta aparente paradoja? coge el mal. Como lo cita Leibniz de
Las mónadas humanas son un espe- algunos pasajes de la biblia: “Dios ha
jo de Dios, pero debido a la limitación hecho al hombre a su imagen (Gén. I,
temporal, sólo poseen sus atributos 20); lo ha hecho justo (Ecl. VII, 29);
en potencia. El intelecto humano, por pero también lo ha hecho libre. El
ejemplo, posee la perfección del inte- hombre ha hecho un mal uso de esta
lecto divino, sólo en potencia, debido libertad y ha caído; aunque queda
a que, por su finitud, muchos enigmas siempre cierta libertad tras la caída”66.
del universo se van desvelando única- Puede decirse entonces que el hombre
mente con el despliegue monadológi- posee primigeniamente la libertad de
Dios, pero la va perdiendo potencial-
65
Bulygin, “omnipotencia, omnisciencia y liber-
tad”, 38. 66
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 573, §277.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

mente con la práctica de las malas ac- movimiento monadológico entre unas
ciones. y otras percepciones, que se da una
Aunque Dios determina a las cria- apertura a la elección69. La libertad se
turas racionales a obrar el bien, si- pierde cuando se elige el mal en lugar
guiendo la naturaleza original que se del bien, un mal mayor en lugar de
encontraba ya en las ideas eternas, no un mal menor, o el menor bien en lu-
hace que la voluntad sea compelida gar de un bien mayor; no obstante, es
por dicha determinación, dando espa- comprensible esta manera de actuar,
cio a una posible elección del mal67. pues ante las percepciones confusas o
La diferencia entre la libertad de Dios pasiones, el bien se convierte en algo
y la libertad del hombre es explicada aparente que muchas veces hace fa-
por Leibniz en los siguientes términos: lible la elección70. De esta forma, “lo
que determina la voluntad a actuar, no
La prerrogativa de la libertad, que se es el bien mayor, como se piensa ordi-
halla en la criatura, está sin duda emi-
nariamente, sino más bien alguna in-
nentemente en Dios; pero eso debe
entenderse en tanto que es verdade- quietud actual y por lo común, la que
ramente una prerrogativa y en tanto es la más apremiante”71.
que no supone una imperfección. La voluntad humana es movida a
Pues poder equivocarse y extraviarse la elección “por la presciencia o pro-
es una desventaja, y tener dominio videncia de Dios (la determinación
sobre las pasiones es en verdad una originaria al bien), y también por las
prerrogativa, pero que presupone una
disposiciones de la causa próxima [ ]
imperfección, a saber: la pasión mis-
ma, de la que Dios es incapaz68. particular que consisten en las inclina-
ciones del alma”72. La ejecución de un
La posibilidad o no de mantener acto es el resultado de dichas inclina-
la prerrogativa de la libertad en las ciones, que han de proceder “tanto del
mónadas humanas, hace evidente que lado de las razones como del lado de
la constitución de su alma está com-
puesta tanto de percepciones distin- 69
Ibíd., 295, §64.
tas, como de percepciones confusas 70
Ibíd., 619, §319.
o pasiones; siendo esto lo que las 71
Gottfried Wilhelm Leibniz, Nuevos ensa-
diferencia de la divinidad, que sola- yos sobre el entendimiento humano, ed., Javier
Echeverria Ezponda (Madrid: Editora Nacional,
mente posee conocimientos distintos 1983), 213.
y perfectos. Es en esta oscilación en 72
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 667. 669, §365
lo que radica el libre albedrío, en ese (El paréntesis no pertenece al texto citado). El
uso de los corchetes vacíos en algunas citas es
empleado para marcar el salto de página, recor-
67
Ibíd., 635, § 336. dando que la edición de Teodicea aquí referen-
68
Ibíd., 635, §337. ciada es una edición bilingüe.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

las pasiones, lo cual se hace muchas lo más perfecto, su realización se con-


veces sin un juicio explícito del enten- vierte en una necesidad moral que le
dimiento”73. Es por ello por lo que la inclina sin compelerlo. Para explicar
razón es indispensable si quiere alcan- cómo se da tal proceder, Leibniz recu-
zarse la libertad. Como lo indica To- rre a las nociones de espontaneidad e
rralba, “la inteligencia es el requisito inteligencia elaboradas por Aristóteles.
esencial del obrar libre, puesto que Para el filósofo griego, la espontanei-
saber (en sentido leibniziano) qué es dad es la inclinación actual y apresura-
el bien posibilita nuestra libertad”74. da a realizar una u otra acción, y la in-
Leibniz resalta el importante papel de teligencia, la suspensión del juicio que
la razón cuando dice: hace detener a la impetuosa esponta-
neidad emanante de las voliciones; en
…las inclinaciones del alma tienden otros términos, la espontaneidad hace
hacia los bienes que se presentan: referencia al principio de actuación ca-
estas son voliciones antecedentes; la
rente de reflexión que se encuentra en
voluntad consecuente, que es su re-
sultado, se determina hacia aquello
cada agente, y la espontaneidad unida a
que afecta al máximo −lo que supone la inteligencia, a la profunda reflexión
un mayor bien- …Sin embargo, este que en última instancia determina la
predominio de las inclinaciones no elección, de la cual depende el domi-
impide que el hombre sea dueño de sí nio que se tiene sobre las acciones76.
mismo, siempre que sepa usar su po- Con las nociones aristotélicas se hace
der. Su imperio es el de la razón: no
manifiesta la diferencia entre acción y
necesita más que estar listo al punto
para oponerse a las pasiones, y será libertad, puesto que:
capaz de detener la impetuosidad de
las más furiosas75. …un ser es tanto más espontáneo
cuanto más fluya el acto de su propia
naturaleza y cuanto menos alterado
La libertad plena sólo puede ser se vea por las cosas externas, y es
conseguida mediante una deliberación más libre cuanta más capacidad de
profunda ejercida por la razón, que elección tiene, esto es, cuanto más
disponga a la voluntad hacia la con- puro reposado sea su discernimiento;
secución del verdadero bien. Cuando la espontaneidad tendría que ver con
el hombre alcanza el conocimiento de la potencia y la libertad con el cono-
cimiento77.

73
Ibíd., 281, §51. 76
Ibíd., 265, §34.
74
Torralba, “La racionalidad práctica según Leib- 77
Concha Roldán Panadero, estudio preliminar a
niz”, 735. Escritos en torno a la libertad, el azar y el desti-
75
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 625, §326 (cur- no por Gottfried Wilhelm Leibniz (Madrid: Tec-
siva añadida). nos, 1990): XLVI.

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Aunque el alma de todas las sus- la elección, sin importar si es buena o


tancias simples esparcidas por la na- mala, o mejor o peor que otra. Con tal
turaleza posee en sí el principio de sus postura se descarta la posibilidad de
acciones e incluso de sus pasiones, la un equilibrio en todas las direcciones,
libertad es un atributo único pertene- donde la elección sería siempre indi-
ciente a las sustancias inteligentes78. ferente82. Al eliminar la indiferencia
Es por ello por lo que “el hombre, a de equilibrio, Leibniz asiente “que la
diferencia de los animales, sabe por voluntad está siempre más inclinada
qué actúa, y es más libre en la medida por la opción que elige, pero que no
en que más sabe por qué actúa”79. se halla nunca en la necesidad de ele-
Con la utilización del concepto girla”83. Esta mayor inclinación de la
de libertad planteado por Aristóte- voluntad, procedente de las volicio-
les, Leibniz precisa que cuando falta nes antecedentes, es lo que hace que
el juicio en aquel que obra, no hay la predestinación sea coherente para el
libertad alguna; además añade una pensador alemán en la medida en que
nueva exigencia, que consiste en la se considere que Dios dispone al hom-
inclinación que motiva al juicio en el bre de la manera más perfecta posible,
momento de obrar, sin la cual el alma sin que tal disposición sea necesitan-
sería un entendimiento sin voluntad80. te. El filósofo alemán, explica lo ex-
La elección del hombre, libre o no, puesto hasta el momento mediante el
nunca podrá consistir en una inde- siguiente ejemplo:
terminación o en una indiferencia de
equilibrio que le imposibilite prefe- Suponed que tenemos la mayor pa-
rir entre una u otra cosa81. Por tanto, sión del mundo (por ejemplo, una
debe entenderse que siempre han de enorme sed). Me reconoceréis que
existir causas y razones que le incli- el alma puede encontrar alguna ra-
nen hacia la alternativa elegida; de allí zón para resistirse a ella, aunque sólo
fuera la de mostrar su poder. De ese
que Leibniz diga que, aunque muchas
modo, aunque no se esté nunca en
veces no pueda verse la razón de una una perfecta indiferencia de equili-
inclinación que estimule a elegir en- brio, y aunque haya siempre una pre-
tre dos opciones que parecen iguales, valencia de inclinación por la opción
habrá siempre alguna impresión, por que se elija, sin embargo, tal inclina-
imperceptible que sea, que determine ción nunca hace absolutamente nece-
saria la resolución que se adopte84.
78
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 295, §65.
79
Torralba, “La racionalidad práctica según Leib-
82
Ibíd., 603, §305.
niz”, 727. 83
Ibíd., 273, §43.
80
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 265, §34. 84
Ibíd., 743, apéndice uno, respuesta a la tercera
81
Ibíd., 265, §35. objeción.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

Todas las voliciones y acciones La concepción de libertad del hom-


dependen enteramente de cada mó- bre, expuesta hasta el momento, per-
nada85, o en palabras aristotélicas, dería todo sentido si se admitiese la
una acción es espontánea cuando su presciencia divina, es decir, el cono-
principio está en aquel que actúa86. El cimiento omnisciente o futurición de
pensador alemán recurre a su sistema todas las acciones de las mónadas hu-
de la armonía preestablecida, para dar manas. Leibniz parece contradecirse y
a entender que en el curso de la natura- dar espacio a esta problemática, cuan-
leza puede notarse de forma indudable do afirma que la noción completa de
que cada sustancia es la causa única cada mónada, es decir, la que contiene
de todas sus acciones, voliciones y todos los acontecimientos pertene-
pensamientos, en la medida en que se cientes a su pasado, presente y fututo,
encuentran exentas de la influencia fí- es conocida por Dios desde la región
sica de otras sustancias, exceptuando de las verdades eternas. Este plantea-
el concurso ordinario de Dios, que las miento se evidencia en el siguiente
determina en todo momento a alcan- fragmento del Discurso de metafísica:
zar la libertad87. Este concurso de Dios
consiste en otorgar continuamente a Dios, en cambio, viendo la noción
las mónadas humanas lo que hay de individual o haecceidad de Alejan-
dro, ve en ella al mismo tiempo el
real en ellas, es decir, lo que comporta
fundamento y la razón de todos los
perfección. Lo imperfecto procede de predicados que pueden decirse de él
la limitación original o mal metafísi- verdaderamente, como, por ejemplo,
co, perteneciente por negación a todas que vencería a Darío y a Poro, hasta
las criaturas desde la región de las ver- conocer en ella a priori si murió de
dades eternas. muerte natural o envenenado, cosa
que nosotros no podemos saber más
que por la historia. Cuando se con-
sidera bien la conexión de las cosas,
85
Leibniz llama conato al impulso o fuerza activa puede decirse que hay desde siempre
y espontánea desde la cual cada mónada realiza en el alma de Alejandro restos de lo
sus acciones. Ese conato, es lo que concede au- que le ha sucedido y señales de todo
tonomía a todas las sustancias, respecto de cual- lo que le ocurrirá, e incluso huellas
quier influencia externa. En las criaturas racio- de todo lo que pasa en el universo,
nales, el conato está unido al juicio, que siempre aunque sólo pertenezca a Dios el co-
oscila entre percepciones confusas y distintas, es nocerlas todas88.
decir, entre el bien y el mal. Cuando la razón,
hace uso del conato para elegir el bien, la mónada
tiende al perfeccionamiento que ha sido dispues-
to por Dios.
86
Ibíd., 601, §301.
87
Ibíd., 599, §300. 88
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 73, §8.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

La idea de noción completa destru- realización del plan general del uni-
ye el libre albedrío, determinando al verso. Conforme a lo planteado, puede
hombre a realizar aquello que ha sido atribuirse a Dios el origen del mal, no
previsto por Dios desde siempre; la en un sentido peyorativo, sino como
libertad se transforma en algo quimé- el medio utilizado para desplegar un
rico, ya que las acciones del hombre bien mayor. Si se consiente esta opi-
acontecen en virtud de lo que Dios nión, puede decirse, por ejemplo, que
conoce anticipadamente; la elección el acto de traición de Judas fue per-
entre el bien y el mal se desvanece fecto y necesario para la salvación de
debido a que no depende del hombre, los hombres, al mismo tiempo que útil
sino de la idea que Dios ha pensado para el universo.
de él. Someter las acciones a la pre- Desde esta visión determinista no
visión infalible de Dios es una pos- hay razón en juzgar que alguien sea
tura desconcertante, pues entierra al bueno o malo, puesto que, las gracias
hombre en un profundo fatalismo del y virtudes, al igual que los males, son
cual no queda escapatoria. Esta nue- una imposición de Dios correspon-
va dificultad atenta fuertemente contra diente a su sabiduría y la finalidad
la bondad divina, pues de admitirse la contenida en cada acción humana. El
futurición absoluta, debe admitirse un pensamiento de Leibniz, entendido de
determinismo sin libertad, que obliga esta forma, es como expresa Baruzi:
al hombre a proceder según lo que ha bastante optimista para el univer-
sido establecido primigeniamente en so, pero muy pesimista para el indi-
su noción; así, quien obra mal, queda viduo89. Como lo expresa de forma
imposibilitado para hacerlo diferente. fuerte García-Baró:
Al concebir un determinismo sin
libertad, queda anulado de forma de- La idea de que el mal diabólico y el
finitiva el argumento del origen del dolor que aniquila por desesperación
sean, en última instancia, instrumen-
mal como privación, pues al menos a
tos que usa Dios para sus fines amo-
las mónadas humanas predestinadas rosos es una blasfemia, es el pecado
a obrar el mal, les sería impresa en contra el Espíritu. De la presencia
su naturaleza tal inclinación. De este indudable, evidentísima, de estos
modo, no es pertinente insistir más en fenómenos en el mundo no se debe,
que Dios dispone a todas las mónadas sin embargo, extraer la consecuencia
de la manera más perfecta posible, a de que, como quedan al margen de
Dios, prueban inmediatamente que
no ser que se asienta, que la disposi-
Dios no existe. La negación de Dios
ción al mal es también una perfección, ante el espectáculo del mal terrorífi-
en la medida en que su cumplimiento
se convierte en algo positivo para la 89
Ibíd., 124, nota 39.

200
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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

co e incomprensible es infinitamente distintamente, las necesidades hipo-


peor teología que su afirmación, so- téticas o verdades contingentes, son
bre todo, que su afirmación precisa- aquellas previstas por Dios solamente
mente porque estamos confrontados
con esta clase de mal90.
como posibles, es decir, determinan
la actuación de los hombres, pero su
contrario no implica contradicción, al
Concluir, sin embargo, que el pen-
ser el efecto de una elección libre92.
samiento leibniziano propone un de-
Las necesidades hipotéticas poseen
terminismo radical, es no haber com-
por tanto dos dimensiones: la primera,
prendido en absoluto lo que el autor
el decreto libre de Dios que establece
alemán quiere dar a entender con su
hacer siempre lo que es más perfec-
idea de libertad. Es menester pues
to, disposición sellada virtualmente en
hacer un giro de tuerca que permita
cada mónada desde la idea eterna que
ajustar su pensamiento de una manera
Dios tiene de ellas; la segunda, fijada
precisa.
con relación a la naturaleza humana,
Para evidenciar la diferencia entre
es que el hombre haga siempre (aun-
un determinismo absoluto y un deter-
que libremente) lo que le parezca lo
minismo libre, es necesario volver al
mejor93. En esta segunda dimensión,
concepto de noción completa de las
puede inclinarse por algo bueno, que
mónadas, que, desde la presciencia
ciertamente no es lo más perfecto con
divina, parece destruir la distinción
relación a lo dispuesto primigenia-
entre las verdades contingentes y ne-
mente en su noción; pero también, in-
cesarias, al mismo tiempo que impo-
clinarse por algo malo, haciendo uso
ner una fatalidad absoluta no sólo en
de su libre albedrío. Plásticamente
las acciones humanas, sino en el resto
podría hablarse de un hombre talen-
de todos los acontecimientos del mun-
toso por naturaleza para la música,
do91. Esta dificultad, según Leibniz, es
que con práctica y dedicación, cultiva
una mala comprensión que se hace so-
y potencia las capacidades de las que
bre la presciencia y al mismo tiempo
ha sido dotado. No obstante, en algún
sobre lo contingente y lo necesario, de
momento e inesperadamente, deci-
ahí que exponga que las necesidades
de renunciar a tal práctica y dedicar-
absolutas o verdades necesarias son
se a otra actividad, aun sabiendo que
aquellas cuyo contrario es imposible
no posee las mismas cualidades que
o implica contradicción, es decir, que
lo hacían ser destacado en el ámbito
no son el efecto de una elección libre;
musical. Bajo otras elecciones, podría
90
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 101 –
102. 92
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 267, §37.
91
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 78, §13. 93
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 80, §13.

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renunciar a la música y dedicarse a nar a cada una siempre a la realización


una vida de placeres y sobresaltos, a de lo mejor sin que, por ello, les im-
una vida caritativa entregada al servi- ponga una necesidad absoluta, pues
cio de los enfermos, a malos negocios, como se dijo antes, la elección entre
a robar, y así, infinitesimalmente, un un posible y otro, aunque posea una
sin número de posibilidades, que, de- inclinación, siempre será hipotética
pendiendo del caso, lo acercarían o en las criaturas contingentes. La di-
alejarían de las perfecciones dispues- ferencia entre necesidades absolutas
tas en su noción. Ex hypothesi, sería y necesidades hipotéticas no es sólo
imposible que ello aconteciera, pero al aparente, antes bien, marca el paso de
hablarse de un ser contingente, la elec- un determinismo absoluto a un deter-
ción de lo mejor no es algo necesario, minismo libre.
de modo que actos opuestos no impli- ¿En qué consiste un determinismo
can contradicción. libre? Al crear un individuo, Dios
En todo caso, parece imposible conserva la virtualidad completa que
“salvar la libertad de un ser cuyas ac- contiene todas sus posibles acciones.
ciones todas las conoce Dios desde Esta conservación de su naturaleza es
toda la eternidad −y además− las ha lo que garantiza su individualidad y
escogido al elegir nuestros seres, en diferencia, no obstante, a medida que
los cuales estaban ya comprendidas transcurre su temporalidad, los posi-
necesariamente”94. Desde esta pers- bles infinitesimales se van reduciendo
pectiva la diferencia establecida entre con cada acción que se ejecuta, sin
verdades absolutas y contingentes pa- que por ello se destruya su esencia, es
rece quedarse finalmente en el terreno decir, el resto de posibilidades que ya
de lo aparente. ¿No es posible enton- han sido previstas desde la región de
ces conciliar la omnisciencia divina las verdades eternas. La omnisciencia
con la libertad humana? divina consiste, por tanto, en conocer
Para Leibniz, Dios no puede tener y conservar todos los posibles infini-
ideas parciales de las mónadas debi- tesimales entre los cuales se puede
do a su entendimiento perfecto. Por elegir y el resultado de cada posible
tal motivo, al concebirlas, compara elección a posteriori, pero no deter-
y sopesa la infinitud de posibilidades mina la elección libre que el hombre
existenciales abarcadas en ellas, con el hace siempre de cada posible. Leibniz
fin de estimar que acciones entrañan la lo explica bien cuando dice:
mayor perfección que les es posible.
Tal conocimiento le permite determi- Los decretos de Dios tienen un orden
entre sí. Y cuando se atribuye a Dios,
con razón, la inteligencia de los razo-
94
Ibíd., 123 – 124, nota 39 (resaltado añadido).

202
Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

namientos y de las conclusiones de causas, ni la de los decretos de Dios


las criaturas, de tal suerte que todas destruyen la contingencia y libertad
sus demostraciones y todos sus si- que le ha sido dada al hombre para
logismos le son conocidos y se en-
cuentran de manera evidente en Él,
disponer de la elección”96.
se ve que hay, en las proposiciones
o verdades que Él conoce, un orden 3. Razón, necesidad y circunstancias:
de naturaleza sin que haya ningún or- responsabilidad humana en el
den o intervalo de tiempo que le haga origen del mal
avanzar en conocimiento y pasar de
las premisas a la conclusión95. En el relato del génesis, Dios apa-
rece como un creador bondadoso del
La infinitud de posibles contenidos mundo, en donde la humanidad es su
en cada mónada debe seguir un orden culmen. El primer hombre, Adán, es
de naturaleza conforme el desarrollo recto, ha sido dispuesto para hacer el
temporal de la vida. Aunque la omnis- bien; sin embargo, haciendo uso de la
ciencia divina conoce de forma abso- razón y el libre albedrío (atributos so-
luta cada uno de los actos posibles eje- lamente concedidos al hombre), deci-
cutables por la mónada, no determina de espontáneamente y de manera erró-
la elección, siempre actual, contingen- nea, escoger el mal. Esta elección hace
te, espontánea y muchas veces libre que se pierda el estado de gracia en el
de uno de esos posibles. Si bien Dios cual se encontraba el mundo (paraíso),
conoce antecedentemente la infinitud y por consecuencia, que aparezcan un
de posibles, no puede anticiparse a la sin número de males. El mal cometido
elección, no conoce el futuro de las por Adán, denominado pecado origi-
acciones, ya que el instante en que se nal, se extiende a todos los hombres,
elige, excluye toda prioridad de tiem- confiriéndole un carácter hereditario,
po; así, la presciencia divina aun co- ciertamente biológico, ya que “sólo a
nociendo todos los posibles y conser- partir de la reproducción natural, en
vando los restantes que se desprenden la medida en que el hombre procede
de cada acto, no conoce con exactitud del hombre y todos los hombres de
cuál ha de ser la elección tomada en Adán, todos los pecados proceden de
el presente continuo y en el porvenir. allí, y no de otro modo”97. San Pablo
Leibniz garantiza de esta manera que
“ni la futurición en sí misma, por cier- 96
Ibíd., 281, §52 (la cursiva es una variación del
ta que sea, ni la previsión infalible de texto original).
Dios, ni la predeterminación de las 97
Luis Fernando Cardona Suarez, “La transfor-
mación leibniziana de la doctrina del peccatum
originale,” Revista de Filosofía de la Universi-
95
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 695, §389. dad de Costa Rica 51, no. 129 -131 (2012): 406.

203
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hace manifiesta esta responsabilidad ria posibilidad del mal moral desde
y su carácter hereditario cuando dice: antes de la creación del mundo, es
“por un hombre entró el pecado en el decir, desde la región de las ver-
mundo y, por el pecado, la muerte; y dades eternas. Como bien lo argu-
así la muerte alcanzó a todos los hom- menta el filósofo alemán “la verda-
bres, puesto que todos pecaron” (Rom dera raíz de la caída… se encuentra
5, 12). La doctrina del pecado origi- en la imperfección o debilidad ori-
nal cumple así la función de teodicea, ginal que ha hecho que el pecado se
en tanto le es imputado al hombre el encuentre en la mejor de las series
origen y continuidad del mal. Esta im- posibles”100. Leibniz rechaza con
putación exime a Dios de ser su autor ello, la idea de un estado terreno
y al mismo tiempo destruye la postu- perfecto semejante al paraíso, y
ra maniquea que plantea el origen de también, el carácter hereditario del
todo a partir de dos principios98. La pecado. Cualquier ser humano en
teodicea de Leibniz admite al igual el mundo pudo pecar inicialmen-
que el relato del génesis, un mun- te, sin ser una consecuencia de los
do donde todo lo creado por Dios es errores cometidos por Adán y Eva;
perfecto, sin importar las limitaciones de hecho, había planes posibles
que lo revisten. En este sentido, el mal en los que los primeros padres no
moral se encuentra ausente del mundo pecarían y por ende, su pecado no
en un comienzo, su origen sólo puede era necesario101. Dios no impone al
acaecer como una privación de la per- hombre el mal físico y moral tras
fección que es inherente a la creación. su primera caída en el pecado; tales
Aun con estas semejanzas, Leibniz se males se derivan de las limitacio-
aleja del creacionismo bíblico en dos nes, siendo una consecuencia na-
aspectos fundamentales: tural de ellas102. El rechazo a esta
1)- Para el autor alemán, antes de la doctrina se debe también a la idea
caída en el pecado ya existía el mal de la condenación de niños y perso-
metafísico; limitación original que nas inocentes pertenecientes a otros
aparta al mundo de la condición credos religiosos o al cristianismo,
de paraíso, motivo por el cual, la
aparición de los males no es la con- 100
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Vindicación de
secuencia del pecado imputado a la causa de Dios según su justicia conciliada con
Adán99. Se admite entonces la ne- sus demás perfecciones y el conjunto de sus ac-
cesidad del mal físico y la necesa- ciones”, en G. W. Leibniz: Escritos filosóficos,
ed., Ezequiel de Olaso (Madrid: A. Machado Li-
bros, 2003), 633, §79.
98
Ibíd., 405. 101
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 521, §233.
99
Ibíd., 409 - 410. 102
Ibíd., 381, §126.

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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
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que morían sin ser bautizados (idea va, que de no ser mantenida, evidencia
aceptada por pensadores como san las imperfecciones que se desprenden
Agustín)103. de su naturaleza limitada. El hombre, a
2)- Para evitar la inclusión de posturas diferencia de Dios, experimenta necesi-
maniqueas, Leibniz asiente que el dades que de no ser suplidas, pondrían
mal moral emerge como la conse- en riesgo su existencia en el mundo.
cuencia de un uso erróneo del libre Vivencia alegrías, satisfacciones, sufri-
albedrío y la razón, de manera que: mientos, angustias; su humanidad acier-
ta, alcanza verdad, pero también duda,
No hay diablo o demonios, ni po- erra, destruye; padece físicamente bien-
deres sobreempíricos o malignos y estar, dolor y muchas otras sensaciones;
fuerzas extrañas que dominen o de- se ilusiona, proyecta y alcanza distintas
terminen el propio acto humano. Sin metas, pero también se frustra; ama, des-
el seductor demoniaco que exculpa precia… piensa, siente y vive el mundo
del pecado, el individuo es ahora el en infinidad de dimensiones (racional,
único actor verdadero del mal en el religiosa, estética, mística, empírica, lí-
mundo y de sus consecuencias. Sólo rica, trascendental, cognitiva, etc.). De
las acciones de los hombres, las in-
las experiencias y dimensiones de la
tenciones de la acción y las actitudes
vida nacen todas las necesidades huma-
son el lugar y el origen del mal mo-
ral, y nada más104. nas y, de la razón limitada que busca su-
plirlas, surgen por privación los deseos,
Si se tiene en cuenta que el hombre las pasiones, las percepciones confusas
es el espejo de la divinidad, es difícil y todas aquellas imperfecciones que se
responsabilizarlo de la presencia del alejan de las prerrogativas divinas. No
mal moral en el mundo. Sin embargo, se afirma en ningún momento que las
debe recordarse que es un ser limitado, necesidades sean males, pero sí que todo
carente de la perfección absoluta que mal se desprende de ellas cuando la ra-
sólo es posible en Dios. La humanidad zón es utilizada sin inteligencia, cuando
es susceptible a equivocarse, a extra- la razón se deja llevar por una esponta-
viarse, a dejarse llevar por las pasiones; neidad sin reflexión, una espontaneidad
aun cuando se disponga racionalmente sin libertad. Sobre esta temática, en con-
a alcanzar la perfección para la cual ha formidad con lo planteado por William
sido dispuesta. Como se dijo antes, la li- King en su libro Sobre el origen del mal,
bertad, que es un acto puro en Dios, en Leibniz expone:
el hombre es solamente una prerrogati-
…el hambre y la sed aumentan el
placer que encontramos al ingerir
alimentos. El trabajo moderado es
103
Cardona, “La transformación leibniziana”,
408.
un ejercicio agradable de los poderes
del animal; y el sueño es así mismo
104
Ibíd., 410.

205
Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

agradable de un modo totalmente en absoluto, y Dios sería como un


opuesto, al restablecer las fuerzas médico que matase a alguien para
con el reposo. Pero uno de los pla- impedir que cayese enfermo. Pode-
ceres más vividos es aquel que indu- mos añadir que no es la razón la que
ce a los animales a la propagación. es perjudicial en sí, sino el defecto de
Habiéndose Dios preocupado de pro- razón. Y cuando la razón se emplea
veer que las especies fuesen inmorta- mal razonamos bien respecto a los
les, puesto que los individuos no ha- medios, pero no razonamos lo sufi-
brían de serlo aquí abajo, ha querido ciente sobre el fin, o sobre el mal fin
también que los animales tuviesen que nos proponemos. De este modo,
una gran ternura para con sus pe- es siempre una falta de razón lo que
queñuelos, hasta el punto de ponerse produce una mala acción107.
en peligro para su preservación. Del
dolor y la voluptuosidad nacen el te- Las limitaciones humanas, unidas a
mor, la codicia y las demás pasiones
las vivencias y el sentido que se cons-
comúnmente útiles, si bien sucede
accidentalmente que a veces se vuel- truye de ellas, son lo que hace necesa-
ven hacia el mal105. riamente posible la aparición del mal
moral. De la experiencia en el mundo
Las pasiones, provenientes de las y las necesidades que se manifiestan
experiencias, son el lugar donde la ra- puede decirse entonces que:
zón puede extraviarse y encaminarse
hacia el mal moral. Para que no hu- …si la materia no es fuente del
mal −al ser una manifestación de
biese posibilidad de que ello pasase,
la perfección divina−, es al menos
para que el hombre no incurriera en condición para que sobrevengan los
error alguno, Dios tendría que haber- males: la enfermedad y la muerte
lo hecho sin pasiones, “habría debi- ocurren por ella, y asimismo los im-
do privarle de los sentidos o hacerle pulsos instintivos y ambiciones que,
sentir de otra manera que, mediante satisfechos sin orden, generan males
morales y, desde el punto de vista re-
los órganos, es decir, no habría habido
ligioso, graves faltas108.
hombres”106. Las pasiones y la razón,
no son algo negativo sino la esencia
Una concepción científica y más ac-
misma de la humanidad, los atributos
tual como la de Hans Blumenberg, no
que la engrandecen:
dista completamente de lo que se ha
Si Dios no hubiera otorgado la razón expuesto hasta el momento sobre la es-
al hombre no habría ningún hombre trecha relación existente entre la razón

105
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 795, §10 del 107
Ibíd., 845, §27 del tercer apéndice.
tercer apéndice. 108
Rensoli Laliga, “Maimónides y Leibniz”,79
106
Ibíd., 797, §11 del tercer apéndice. (cursiva añadida).

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

y las necesidades humanas. Según lo dicia, la envidia, la cólera, la soberbia,


expresa Andrés Felipe López, haciendo las ansias de poder y de riquezas, que
referencia a este autor, biológicamente en última instancia pueden traducir-
hace millones de años el hombre debía se como males morales. Así, la razón
haberse extinguido; pero las fuerzas a despojada de conciencia, se convierte
las que se hizo para sobrevivir no fue- en el origen paradójicamente antinatu-
ron fuerzas medioambientales, sino ral del mal moral (ya que trasciende lo
antinaturales: las fuerzas de la razón. biológicamente dado).
Desde ese momento la vida del hombre Esta concepción, coincide cierta-
empieza a depender de la razón como mente con la concepción monadoló-
anti-naturaleza bajo la cual se produce
gica, en la medida en que admite que
el punto de inflexión en su evolución.
el mal moral se desprende de la razón,
La razón aparece así como autarquía,
como una respuesta a las necesidades
como una revolución continua, que ga-
humanas, provenientes de una falsa
rantiza la perdurabilidad del hombre en
el tiempo frente la hostilidad del mun- constitución del sentido del mundo. El
do. De esta manera, la razón queda li- mal moral no es algo biológico inhe-
gada a las necesidades que llevaron al rente a la naturaleza del hombre, sino
hombre a resistirse a la extinción. Su el resultado de su falta de conciencia o
vulnerabilidad y miedo a condiciones de reflexión. No obstante, para Leib-
climáticas, depredadores, la escases de niz, la razón no es un atributo adquiri-
alimentos y demás circunstancias ame- do −sean cuales fueren los motivos de
nazantes de la vida, fueron los motivos su acaecimiento−, sino más bien una
para que la raza humana, poco adapta- perfección tallada por Dios para cada
tiva a las adversidades de la naturaleza, mónada humana desde su noción ori-
encontrara en la razón el soporte para ginaria.
prevalecer y destruir cualquier riesgo Cuando Aristóteles habla del alma
eminente que le amenazare. La razón humana, la compara con una tabula
aparece con la conciencia, para dar res- rasa, que sólo empieza a ser tallada
puesta a las necesidades humanas, indi- a partir de la experiencia del mundo.
viduales y comunitarias. Sin embargo, Con esta postura sostiene que no exis-
de su nacimiento desligado de la con- te nada en el entendimiento que no
ciencia, se desprenden diversas patolo-
gías, vividas también a nivel personal y
cesidades humanas, como evasión de una ex-
colectivo109. Ejemplo de ello son la co- tinción inminente, fue tomada del §22 titulado
Antropogénesis, vulnerabilidad y mundo físico,
perteneciente al libro Vida humana fenomenoló-
109
La síntesis elaborada sobre la condición au- gica. Cuatro estudios sobre Edmund Husserl, de
tárquica de la razón y su nacimiento de las ne- Andrés Felipe López.

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sea dado por los sentidos110. Leibniz, Las ideas innatas están contenidas
en contraposición al pensamiento del en cada mónada humana de una forma
estagirita, afirma que el alma original- virtual desde su condición primigenia
mente posee inclinaciones y disposi- (no sólo las virtualidades posibles que
ciones virtuales, que determinan cier- configuran la sustancialidad de cada
tamente su desarrollo existencial. Para una, sino también el conocimiento
ello, hace uso de la siguiente metáfora: del universo entero). Tales ideas sólo
pueden ser apercibidas mediante un
Por eso prefiero utilizar la compara- uso correcto de la libertad y la razón,
ción con una piedra de mármol que que disponga a cada mónada a conse-
tiene vetas, mejor que una piedra
guir el telos, la perfección deseada por
de mármol totalmente compacta, o
tablillas vacías, es decir, lo que los
Dios para ellas.
filósofos llaman tabula rasa. Pues si Para explicar la virtualidad mo-
el alma se pareciese a dichas tablillas nadológica concebida por Leibniz es
vacías, las verdades estarían en noso- pertinente hacer una analogía entre
tros como la figura de Hércules está Dios y Miguel Ángel Buonarroti, ar-
en un mármol, siendo así que a dicho tista que llegado a la vejez, había al-
mármol le es completamente indife-
canzado la perfección en la ciencia de
rente recibir esa figura o cualquiera
otra. Mas si en la piedra existiesen la escultórica. Su última obra, incon-
vetas que marcasen la figura de Hér- clusa, empezada pocos días antes de
cules con preferencia a otras figuras, su muerte, recibió el nombre de Pietà
dicha piedra estaría más determinada Rondanini. En ella pueden observar-
a ello, y de alguna manera Hércu- se las disposiciones que empezaban a
les estaría como innato, aun cuando configurar lo que seguramente hubiese
hiciese falta tomarse trabajo para
sido el culmen de la obra artística del
descubrir esas vetas, y para limpiar-
las mediante el pulimento, quitando gran genio italiano. La Pietà Ronda-
lo que les impide aparecer. Y así es nini no es un simple trozo de mármol
como las ideas y las verdades nos son inacabado o mal tallado; cada marca
innatas, en tanto inclinaciones, dis- que Miguel Ángel alcanzó a cincelar
posiciones, hábitos o virtualidades es virtualmente una perfección de la
naturales, y no como acciones, aun
figura que el gran artista había pensado
cuando dichas virtualidades estén
siempre acompañadas por algunas
plasmar. El contorno, apenas delimita-
acciones, a menudo imperceptibles, do, hace que cada espectador tenga que
que responden a ella111. imaginarse el telos de la obra.
Dios, a semejanza de Miguel Án-
gel, es como “un buen escultor, que no
110
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 98, §27.
quiere hacer con su bloque de mármol
más que aquello que juzgue como me-
111
Leibniz, Nuevos ensayos, 44.

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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

jor”112. Es por ello que en cada mónada dan alcanzarlo. En tal caso, no consi-
talla cuidadosamente y con precisión guen lo que creían era su telos, pero
las disposiciones que él sabe son las en ningún momento dejan de obrar
más perfectas. No obstante, al igual dirigiendo su voluntad hacia el bien
que el artista italiano, deja su obra in- absoluto114. Cuando ello ocurre, es
conclusa, esperando que sean las mis- porque Dios quiere que lleguen a un
mas mónadas las que den forma a cada bien mayor, desconocido y difícil de
escorzo y puedan alcanzar el telos que entender, pero revestido de perfección,
el concurso divino hace latente en ellas su verdadero telos115. Dios, como ar-
en todo momento. La talla de todas tista supremo, desea que las mónadas
las mónadas tiene en común dos dis- alcancen la perfección mediante todas
posiciones: la libertad y la razón. Am- las acciones que realizan; sin embargo,
bas les son concedidas por Dios para la falta de receptividad de estas o, en
que en el transcurso de su vida puedan otros términos, su falta de apercepción
apercibirse de las virtualidades más monadológica −que se desprende de la
perfectas, aquellas que entrañan su te- limitación original− es la causa de los
los. No es sin embargo una cuestión defectos que hay en sus acciones116.
fácil, pues como se ha dicho hasta el Las disposiciones otorgadas por
momento, la razón es limitada y vive Dios a cada mónada entrañan una ra-
en una constante incertidumbre entre zón suficiente que determina su finali-
percepciones distintas y confusas; de dad en el mundo. La potencialidad de
su elección depende el mantenimiento esas disposiciones ha de tender siem-
de la libertad. ¿De qué manera tienen pre al bien en general; debe dirigirse
que obrar entonces las mónadas para
alcanzar la perfección? 114
Acerca de este bien absoluto que al hombre
Deben obrar conforme la voluntad urge conocer y alcanzar, y que le mueve a vi-
presuntiva de Dios, es decir, tratando vir correctamente, dice García-Baró: “Y es que
con todas las fuerzas de contribuir al la inexistencia del bien perfecto en el mundo,
evidencia de todas las evidencias, exige abso-
bien general y particularmente al or- lutamente que exista el bien perfecto fuera del
nato y perfección de lo que esté rela- mundo. No se puede saber con certeza insupe-
cionado con ellas113. Al concurrir al rable, como de hecho lo sabemos, que nada en el
bien que conocen, se dirigen presunti- mundo es lo bastante bueno, más que si, además
de que poseamos nosotros algún conocimiento
vamente a lo que suponen es lo mejor, sobre esto absolutamente bueno, ello existe en
siendo precisamente eso lo que Dios realidad; porque el anhelo del bien absoluto es
desea, aunque muchas veces no pue- imposible si no está, justamente, dirigido al mis-
mísimo bien absoluto” (García-Baró, “El ruido y
el silencio”, 115).
112
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 383, §130. 115
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 289, §58.
113
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, p.68, §4. 116
Ibíd., 261, §30.

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siempre hacia la perfección que le ble la perfección del mundo y ponen


conviene y la suprema perfección está en tela de juicio la bondad y omnipo-
en Dios117. No obstante, puede darse el tencia divina. En este sentido, dejan de
caso contrario, es decir, tender hacia lo ser espejos de la divinidad y se con-
que menos conviene, pulverizando las vierten en sus antípodas. A pesar de
cinceladas divinas, apartándose por ello, debido a la limitación original, es
privación de las perfecciones previs- comprensible “que las criaturas dota-
tas para su naturaleza. Esta relación es das de la libre elección se pueden «de-
bien explicada por Heinekamp cuando clinar» lejos de Dios e «inclinar(se)»
dice: hacia aquello que tiene menos ser, ha-
cia la nada”119.
… a partir de los presupuestos del Al elegir Dios el mundo composi-
sistema leibniziano se puede decir ble óptimo, lo dispone de las mejores
que toda mónada tiene una finalidad
circunstancias para que todas las mó-
propia, es decir aquella que le ha sido
dada por el orden y armonía del todo
nadas (desnudas, sensitivas y espiri-
[…] En la medida en que las substan- tuales) puedan desplegar sus virtuali-
cias han realizado el telos, Leibniz dades en pro de una finalidad. Cada
las llama reales; en tanto estén lejos una posee una fuerza interna, un cona-
de este cometido, pueden ser llama- to que le confiere autonomía con res-
das no-reales. Dado que no existe pecto a las demás; sus acciones pro-
la perfección específica que una es-
vienen de ellas mismas y contribuyen
pecie determinada de cosas debería
poseer, todo lo que le quita perfec- al orden previsto por Dios, que Leib-
ción… todo non-ens, toda negatio, niz denomina armonía preestablecida.
no es solamente una imperfección, Las diversas funciones desempeñadas
sino una privación118. por cada mónada −por minúsculas
o fútiles que parezcan− favorecen el
Cuando las mónadas humanas ca- sostenimiento de dicha armonía, en la
recen de reflexión, de conciencia y de cual nada sobra, nada se excluye; todo
inteligencia quedan imposibilitadas de tiene un sentido, un propósito. Aun-
apercibir el concurso divino, pierden que el despliegue monadológico de
de vista el bien general, se oponen al cada sustancia es individual, sus efec-
telos para el que han sido dispuestas tos tienen repercusiones compartidas.
y muchas veces dirigen su voluntad El aporte de cada una hace evidente la
hacia la consecución de fines destruc- variedad y multiformidad de labores
tivos, que opacan de forma considera- diseñadas por Dios para el beneficio y
perfección del conjunto. De esta ma-
117
Ibíd., 263, §33.
118
Heinekamp, “Los conceptos de Realitas”, 80. 119
Ricoeur, El mal: desafío a la filosofía, 11.

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nera, los despliegues autónomos de to- diversificación de conocimientos con-


das las mónadas, forman un universo tenidos en cada fragmento del univer-
congruente, en el que cada sustancia so, a los espíritus se les hace imposi-
armoniza con las demás y al mismo ble abarcarlo todo; motivo por el cual,
tiempo con el creador, que si bien no deben especializarse en uno o algunos
interactúa de forma directa con ellas, trozos de la totalidad del ser, que su-
les participa siempre de su concurso. mados unos con otros, constituyen la
Leibniz, en la segunda aclaración al conciencia histórica que va revelando
sistema de la comunicación de las sus- los misterios del universo, los miste-
tancias, explica esta relación: rios de la ciencia divina. Aunque los
espíritus privilegiados con la razón
La vía de la armonía preestablecida¸ están en la capacidad de buscar la ver-
por un artificio divino antecedente, dad, no todos han de dedicarse explí-
el cual ha formado desde el principio
citamente a ello. Como se dijo antes,
a cada una de las sustancias, que al
no seguir más que sus propias leyes
existen multiformes labores y ni una
que han recibido con su ser, cada sola carece de importancia, ya que
una se coordina no obstante con la unidas, expresan la perfección previs-
otra como si hubiera una influencia ta por Dios en la armonía preestable-
mutua, o como si Dios, yendo más cida. Así, por ejemplo, unos se consa-
allá de su concurso general, pusiera gran a la música y las artes plásticas
siempre la mano sobre ellas120.
con el fin de elevar el espíritu humano
a dimensiones sublimes; otros se dedi-
Dios dispone el mundo de distin- can a las ciencias de la salud, con el fin
tas circunstancias de manera que cada de mejorar las condiciones de vida, en
sustancia pueda alcanzar su telos. Los cuanto a lo fisiológico se refiere; algu-
espíritus haciendo un uso adecuado de nos como los filósofos tendrán como
la razón y la libertad −teniendo pre- labor eterna encontrar la verdad, para
sente que están siempre expuestos a sanar las patologías del alma, cada
padecimientos, errores, confusiones y labor realizada habrá de tener un be-
demás factores que se desprenden de neficio para la armonía del conjunto.
sus límites−, van moldeando su propia Lo enigmático y controversial en este
existencia, conforme se aperciben en asunto es que, según Leibniz, unos es-
el transcurso natural de sus vidas, de píritus son privilegiados con mejores
las virtualidades selladas en su noción. circunstancias que otros, lo que les fa-
Debido a su limitación temporal y la cilita tener un mejor despliegue en sus
disposiciones, estimulándolos hacia
la consecución de su telos. El filósofo
Roldán Panadero, Leibniz: En el mejor de los
120
alemán lo expresa así:
mundos, 76.

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Al provocar el plan general del uni- ha adquirido para la práctica de dicho


verso (que Dios ha elegido por razo- deporte. Otro ejemplo: Las circunstan-
nes superiores) que los hombres se cias culturales y riquezas en las que se
encuentren en diferentes circunstan-
cias, los que se encuentren en las más
movió la familia Wittgenstein, fueron
favorables a su naturaleza se conver- importantes −no definitivas− para que
tirán más fácilmente en los menos Ludwig desarrollara su gran inteligen-
malos, los más virtuosos y los más cia y amor por el conocimiento. Un
felices, pero siempre con la ayuda de niño campesino colombiano podría te-
las impresiones de la gracia interna ner un potencial intelectual superior al
que Dios les adjunta. Ocurre incluso
del pensador austriaco, pero por falta
algunas veces en el transcurso de la
vida humana que una naturaleza más de recursos y apoyo, decide dedicarse
excelente consigue menos debido el resto de su vida a labrar el campo
a la falta de cultura [ ] y de ocasio- con su padre.
nes. Puede decirse que los hombres El posible despliegue de las dispo-
son elegidos y clasificados no tanto siciones de las mónadas, vinculado a
en atención a su excelencia, sino se- lo circunstancial, hace que las deter-
gún la conveniencia que tienen con
el plan de Dios, del mismo modo que
minaciones divinas parezcan injustas;
se puede emplear una piedra menos no obstante −y se hace énfasis nueva-
buena en una construcción o en con- mente en ello−, para que se dé la armo-
junto porque resulte ser ella la que nía del conjunto, lo realizado por unos
encaje en un determinado hueco121. espíritus es igualmente importante a lo
realizado por otros (labrar la tierra no
Tal afirmación no es algo descabe- es algo despreciable, es tan necesario
llado o salido de la realidad. Podría como aportar al conocimiento. No es
decirse, por ejemplo, que un hombre contradictorio pensar entonces que la
nacido en una región pobre de África finalidad del campesino aun teniendo
posee grandes disposiciones físicas grandes disposiciones para lo intelec-
para ser un gran tenista, hasta el pun- tual, sea dedicarse a sus labores senci-
to de superar las habilidades de Roger llas en el campo). Las razones “por las
Federer. En el caso del primero, aun- que un alma está situada en circuns-
que no sea imposible alcanzar dicho tancias más favorables que otra, están
cometido, las circunstancias que le ocultas en la profundidad de la sabidu-
rodean hacen supremamente difícil su ría de Dios: dependen de la armonía
despliegue; contrariamente, en el caso universal. El mejor plan del universo,
del tenista suizo, las circunstancias, que Dios no podía dejar de elegir, así
unidas a sus disposiciones físicas, le lo implicaba”122.
potencian a alcanzar la perfección que
122
Ibíd., 749, primer apéndice, respuesta a la sép-
121
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 339. 341, §105. tima objeción.

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Desde esta perspectiva, pero con contemplados todos los acontecimien-


otro enfoque, podría decirse que exis- tos posibles que pueden desplegar los
ten circunstancias donde algunos hom- espíritus −tanto positivos como ne-
bres son más propensos a desvirtuar la gativos− sin que en ningún caso sea
disposición constitutiva de su ser, sin afectada la perfección de la armonía
decir con ello que los más favorecidos universal. Dios sabía, por ejemplo, la
estén exentos de extraviarse debido a época en la que Judas iba a nacer, sa-
que, en las realidades contingentes, no bía que en algún momento de su vida
hay nada que sea absolutamente nece- podía encontrarse con Jesús, sabía in-
sario, pese a que existe una tendencia cluso lo que hubiere pasado en caso
inclinante. En último término −más de no seguirlo y el abanico de posi-
allá de lo circunstancial− el buen des- bilidades que se desprendía de dicha
pliegue monadológico depende del uso acción, y así sucesivamente con cada
que los espíritus hagan de la razón y elección hasta su muerte. Todas las
la libertad. Las circunstancias no de- circunstancias y acciones que envuel-
terminan los males morales o pecados ven la vida de Judas y que solamen-
ejecutados por los hombres, aunque te pueden ser ejecutables por él, son
estén estrechamente vinculadas con conocidas como posibles desde la re-
ellos. Agustín Echavarría, siguiendo gión de las verdades eternas. Así, por
el pensamiento leibniziano, dice que ejemplo, la acción de la traición bajo
Dios no decreta pecados particulares las circunstancias acontecidas −cono-
para una cierta sustancia humana por cida como verdad de hecho a través
causa de las circunstancias, lo que de- de la narración bíblica− sólo podía ser
creta es “admitir en la existencia una ejecutable por el apóstol y por nadie
determinada serie de cosas con la cual más. En este sentido, Judas es Judas,
esa sustancia, con sus pecados, está in- porque tal acción existía como posible
trínsecamente conectada”123. en su noción eterna; su ejecución o no,
Es fundamental tener presente que no hubiese alterado la sustancialidad
antes de disponerse a crear el mejor de su ser. En otro posible acontecer,
de los mundos, Dios ha considerado podía haber elegido seguir a Jesús y
“todas las acciones de las criaturas, finalmente no haberlo traicionado (lo
incluso en el estado de pura posibi- que determina la sustancialidad de
lidad, para formar el proyecto más una noción completa son los posibles
conveniente”124. En tal proyecto, están existenciales ejecutables por ella, que
se van desplegando y se transforman
en verdades de hecho, en el transcurso
Agustín Echavarría, Metafísica leibniziana de la
123
natural de su vida).
permisión del mal (Pamplona: Eunsa, 2011), 302. Independiente de las acciones eje-
124
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 309, §78 cutadas, sean cuales fueren, y las cir-

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cunstancias que se desprendan de ellas, …dos niños gemelos polacos, uno


la armonía universal no se ve nunca raptado por los tártaros, vendido a
alterada; lo que si puede ser alterado, los turcos, conducido a la apostasía,
inmerso en la impiedad y muriendo
es la virtualidad de algunas mónadas, en la desesperación; el otro salvado
condicionadas de forma innegable por por algún azar, caído luego en bue-
el acontecer que las envuelve y que nas manos para ser instruido debida-
se forja en el actuar humano. En este mente, permeado por las más sólidas
sentido, los espíritus haciendo uso de verdades de la religión, ejercitado en
su libre albedrío y su razón, además las virtudes que esta nos recomienda
y muriendo con todos los sentimien-
de perturbar la virtualidad para la que
tos de un buen cristiano126.
han sido dispuestos, pueden afectar e
incluso destruir la virtualidad de otros.
En el caso del primero, la oportu-
Como bien lo hace notar Paul Ricoeur:
nidad de un despliegue existencial
…una causa principal de sufrimiento
óptimo se hace casi imposible. Las
es la violencia ejercida sobre el hom- circunstancias a las que se ve someti-
bre por el hombre: en verdad, obrar do −responsabilidad de la maldad de
mal es ante todo, en sentido directo algunos hombres− hacen que su vida
o indirecto, hacer errar a los otros, y se arruine alejándole del bien, la ver-
por consiguiente hacerlos sufrir. En dad y la finalidad para la que ha sido
su estructura relacional -dialógica-
dispuesto. Algunos espíritus son priva-
el mal cometido por uno encuentra
su réplica en el mal sufrido por los dos incluso de llegar a ser, permane-
otros. Es en este punto de intersec- ciendo eternamente en el limbo de la
ción mayor en que el grito del lamen- inteligencia divina (cuando una perso-
to es más agudo cuando el hombre se na es asesinada, no solamente se van su
siente víctima de la maldad del hom- vida, sus logros y sus anhelos; con ella
bre125. mueren aquellas generaciones que pu-
dieron ser, millares de espíritus llenos
Cuando el hombre utiliza su razón de amor para donar, millones de genios
y libre albedrío para obrar el mal, pier- cargados de ciencia para iluminar, mi-
de la libertad y queda regido por un liares de artistas dotados de magia para
principio destructivo. Es ahí cuando crear…). Otro ejemplo con el que se
la virtualidad de algunas mónadas es puede evidenciar la responsabilidad
puesta en peligro e incluso aniquila- humana en la destrucción de las dispo-
da. Puede imaginarse, como lo explica siciones de sus congéneres es el de un
Leibniz a: político, elegido para servir al pueblo,

125
Ricoeur, El mal: desafío a la filosofía, 4. 126
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 337, §101.

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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017

que hace mal uso de unos recursos des- se convierte en el orden del mundo».
tinados para la educación de una pobla- Los fines supremos que Hitler se pro-
ción campesina. Debido a este suceso, puso −la aniquilación del judaísmo,
muchos niños que tenían grandes ex- la sumisión y el exterminio de los
pueblos del Este, el cultivo de la raza
pectativas de vida terminan militando
«aria»− son bárbaros en sí mismos y,
en las filas del paramilitarismo. medidos con los valores fundamenta-
Inicialmente podría decirse que les de la civilización occidental, son
Dios dispone las circunstancias para una pura «mentira». Pero, de todos
que de una u otra forma las mónadas modos, no lo son en el sentido de una
alcancen su telos. No obstante, lo cir- inducción intencionada al engaño.
cunstancial óptimo del mundo es con- Pues precisamente estos fines eran
los que Hitler quería conseguir; no
dicionado por la maldad de algunos
había ninguna simulación. Todo me-
espíritus, en cuyo caso, Dios queda dio para ello parecía legítimo, tam-
exento de toda culpa y ellos se hacen bién las mentiras de la demagogia127.
responsables del mal. Esta circunstan-
cialidad condicionada puede darse a La realización del proyecto hitle-
pequeña escala como en los ejemplos riano, es la constancia de la participa-
anteriores, o a grandes rasgos como ción del hombre en el despliegue del
sucedió en el Nacional Socialismo im- mal moral en el mundo. El dictador
puesto por Hitler o como hoy en día alemán pulverizó la disposición mo-
sucede con el Estado Islámico. En el nadológica de millones de seres huma-
caso del Nacional Socialismo, el dic- nos, que siguiendo sus ideales −cuales
tador alemán creó un nuevo mundo, perros siguen a sus amos− terminaron
un contexto donde la virtualidad mo- haciéndose partícipes de barbaries di-
nadológica de millones de personas fíciles de concebir, de olvidar, de per-
quedó borrada, no sólo por los asesi- donar. En ciertos contextos en los que
natos cometidos y las vidas ultrajadas, la libertad de unos hombres es trans-
sino también por la demagogia atroz formada por la maldad de otros “esta-
con la que logró convencer al pueblo ría permitido decir… que es imposible
de seguirle. Hitler se convirtió en el algunas veces no pecar; que la gracia
dios de la nación germánica; su voz, es irresistible; que la libertad no está
era el sonido de la esperanza; sus idea- exenta de la necesidad”128.
les, los sueños que se debían alcanzar. Un acontecimiento como la Shoá
Como bien lo sintetiza Safranski: −exterminio sistemático de personas
ejecutado por los nazis durante la
Hitler realizó lo que Kafka presenta
en El proceso como lo completamen-
te aterrador, a saber: «Que la mentira
127
Safranski, El Mal o el drama, 247.
128
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 577, §281.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

segunda guerra mundial−, concebi- no hayan sido tenidos en cuenta por


do por una irracionalidad que supera la divina sabiduría, cuando la nues-
cualquier límite, como la de Hitler, y tra, bien limitada, es evidentemente
capaz de proyectarlos129.
ejecutado por hombres sin conciencia
como el burócrata Eichmann, hace
Para Leibniz, acciones devastado-
que sea difícil comprender la finalidad
ras como las realizadas por el Nacional
que llevó a Dios a producir un mun-
Socialismo −que no eran necesarias
do donde acaecen tantos males, donde
en lo circunstancial del mejor de los
incluso los justos e inocentes tienen
mundos, pero que Dios había previs-
que soportar el peso de innumerables
to que podían suceder−, son compen-
desgracias como consecuencia de la
sadas por la absoluta bondad divina,
maldad de otros. La justicia y miseri-
con beneficios que el entendimiento
cordia parecen atributos absurdos si se
humano aún no puede comprender. En
piensa que Dios pudo crear un mundo
este sentido una acción mala:
donde el mal moral no hubiese teni-
do el permiso de aparecer. ¿Quién no
… no se hace buena más que acci-
ha pensado muchas veces −cuestiona dentalmente, porque la serie de las
García-Baró−: cosas y, particularmente, el castigo y
la satisfacción corrige su malignidad
…que este mundo sería mejor si de- y recompensa su mal con creces, de
terminados criminales monstruosos, tal forma que, finalmente, se encuen-
de los que ya sabemos que han ter- tra más perfección en toda la serie
minado su vida en plena realización que si no hubiera ocurrido este mal;
de sus delitos, no hubieran nacido; o hay que decir que Dios lo permite,
si determinados accidentes que traen pero no lo quiere, aunque concurra
una secuela de dolor inconsolable no a él a causa de las leyes que ha es-
hubieran tenido lugar? En el momen- tablecido en la Naturaleza y porque
to en que dejamos vagar la imagina- sabe sacar de él un beneficio ma-
ción, estimulada por la voluntad de yor130.
bien, a pensamientos de esta clase,
concebimos, apenas conscientemen- Leibniz no dice nunca, como ironi-
te, la idea de otros mundos posibles,
quizá dotados de otras leyes natu-
za Voltaire, que el bien universal sea
rales, por la virtud de las cuales las mayor entre más sean los males parti-
manos de los asesinos fueran dete- culares que ocurran; “pero la justifica-
nidas antes de consumar su crimen, ción de su existencia le lleva a dotar-
al modo en que Dios detuvo el brazo los de una cierta necesidad: los males
de Abraham sobre el monte Moriá.
Muchos otros mundos posibles, qui-
zá infinitos mundos posibles, que no 129
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 93.
podemos creer ni por un instante que 130
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 72, §7.

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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
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de este mundo resultarán ser futuros sino una privación del Ser, argumen-
bienes”131. Si bien esta respuesta exige tando que el obrar de Dios al dirigirse
finalmente un salto de fe, Leibniz nun- a lo positivo descarta la posibilidad de
ca se cierra a la posibilidad de que el su actuación en la creación del mal y,
entendimiento humano pueda desvelar por tal motivo, si el mal es sólo una
los beneficios que se desprende de la privación, no necesita autor132. Desde
teleología del mal y como ya se hizo esta perspectiva ontológica, “el malum
mención en el segundo apartado, uno no tiene entonces una naturaleza pro-
de ellos es la libertad humana. pia, sino que nace en relación al bien,
Así como han existido monstruos pues la naturaleza no es el mal; pero
como Hitler, también han existido es- «la pérdida del bien recibió el nombre
píritus buenos, que contrariamente con del mal». Todo lo que llamamos mal
su obrar, han contribuido al desarrollo no es más que «una privación de lo
existencial de otros, creando contex- bueno»”133. Este argumento no es del
tos y mundos iluminados con verdad, todo convincente, ya que al menos
amor y esperanza (un buen padre, un desde la experiencia no se puede du-
buen maestro, un buen religioso, un dar de la presencia del mal moral en
buen político, un buen filósofo…). La un sin número de eventualidades que
existencia del mal moral desde el pun- desgarran constantemente la vida hu-
to de vista expuesto en este apartado mana. Nicolai Hartmann, muestra la
sirve como tamiz para determinar qué complejidad de admitir el mal moral
mónadas son espejos de Dios y cuáles sólo como ausencia cuando dice:
sus antípodas.
Existe en el mundo lo imperfecto, lo
3.2 Consideración final: ¿dónde malo, lo contrario al valor, existe el
mal. No es para nada menos real que
se halla la fuente del mal moral?
lo perfecto y el bien. El hombre debe
(Dificultad argumentativa del mal contar con él, no puede quitar del
como privación) mundo el ser del mal [...] Tampoco
ayuda declarar al mal como fútil. No
Como bien lo hace saber Ana Lu- se anula con ello su realidad134.
cia López, Leibniz va a remitirse a san
Agustín con la intención de aclarar
que el mal no es un principio positivo,
Ana Lucía López Villegas, “El origen del mal
132

como privación en la filosofía de G. W. Leibniz,”


Revista de Filosofía de la Universidad de Costa
131
, José María Ortiz Ibarz, “La justificación Rica 48, no. 123 – 124 (2010):152.
del Mal y el nacimiento de la Estética. Leibniz
y Baumgarten,” Anuario Filosófico 21, no. 1
133
Cardona, “La transformación leibniziana”,
(1988):153 (se ha sustituido el tiempo verbal lle- 406.
vará, por lleva). 134
Heinekamp, “Los conceptos de Realitas”, 69.

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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017

El mal es una vivencia tan real 1. Si todo lo creado por Dios se


como el bien, y por ello, es más fácil origina de la nada137 por un decreto
aceptar su existencia que negarla. Esta libre138 de su voluntad y es revestido
dificultad es lo que hace problemático de la mayor perfección posible ¿De
que pueda darse una respuesta solida dónde surge entonces el mal? ¿Cuál es
−mediante el argumento agustinia- su causa eficiente? Dos respuestas par-
no− que logre conciliar la creencia en ciales: a) Dios, siendo la causa formal
un Dios bueno y omnipotente con la y eficiente del mundo, no es responsa-
presencia del mal moral en el mundo. ble del mal, pero sí de las limitaciones;
Sobre esta cuestión, Kolakowski acer- de las cuales se desprenden las priva-
tadamente dice: ciones físicas para todos los seres y las
morales para las criaturas racionales
Es una verdad trivial que el concep- (por un alejamiento y transgresión de
to del mal como pura negatividad las perfecciones inherentes a su natu-
no deja de ser una simple deducción raleza). b) Todo lo creado por Dios,
de la creencia en un sólo Creador, el aunque limitado, es estructuralmente
cual, además de ser el único, es al
perfecto. El mal moral, sin embargo,
mismo tiempo infinitamente bueno.
Esto, repito, no es más que una de- debe tener una causa eficiente y para-
ducción, pero no una cuestión de la dójicamente parece ser el hombre.
experiencia135. Las consideraciones de los plató-
nicos, san Agustín y los escolásticos
La explicación agustiniana parece referentes a este tema son pertinentes,
ciertamente una salida fácil para jus- pues manifiestan que Dios es la causa
tificar la bondad de Dios y su no par- de lo material del mal, que consiste
ticipación en el origen del mal, y es en lo positivo (el hombre y las demás
que “no suena nada convincente, para criaturas limitadas desde lo orgáni-
un juicio normal y sano, el que el mal co, expuestas a sufrir el mal físico y
sea una simple ausencia, un fenómeno a ejecutar el mal moral en el caso del
negativo”136. Teniendo en cuenta las
dificultades del argumento citado, se
harán dos consideraciones finales con 137
San Agustín “afirma que de la sustancia de
las cuales se responde a la hipótesis y Dios no puede salir más que un dios, y que así la
criatura es creada de la nada” (Leibniz, Ensayos
al título del presente escrito: de Teodicea, 581, §284).
138
La creación depende del decreto libre de la vo-
luntad divina, que corresponde al deseo que Dios
tiene de comunicarse. Leibniz hace notar esta re-
lación cuando dice: “Respondo que es la bondad
135
Kolakowski, “Leibniz y Job”, 24. la que lleva a Dios a crear, con el fin de comuni-
carse; y esta misma bondad, unida a la sabiduría,
136
Ibíd., 25.
le lleva a crear lo mejor” (Ibíd., 515, §228).

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primero) y no en lo formal, que con- causa eficiente, debido a la limitación


siste en la privación139. Conforme a original que, por negación, le aleja de
este pensamiento los escolásticos afir- dicha perfección. Cabe resaltar que de
man que “el bien procede de una cau- la limitación original no se desprende
sa entera, el mal de alguna carencia; obligatoriamente el mal moral, pero si
premisa de la cual concluyen que el su posibilidad, que, de ser realizada,
mal no posee causa eficiente, sino de- convierte al hombre en su único res-
ficiente”140. Exponen así que el hom- ponsable.
bre es la causa eficiente del bien, en
cuanto éste se desprende de todas las 2. La fuente del mal como señala
perfecciones que le han sido otorgadas Leibniz:
por Dios; pero no del mal, que se ori-
gina en las privaciones de dichas per- …debe ser buscada en la naturaleza
fecciones, haciendo que su causa sea ideal de la criatura en cuanto que esta
naturaleza está contenida en las ver-
deficiente. La argumentación admite
dades eternas que están en el enten-
que no existe causa eficiente del mal, dimiento de Dios independientemen-
en la medida en que se desprende de te de su voluntad. Pues es menester
las carencias y defectos del hombre; considerar que hay una imperfección
sin embargo, Dios ha hecho limitado original en la criatura antes del pe-
al hombre, lo ha dotado de una natura- cado, porque la criatura está limitada
leza que carece, siendo precisamente esencialmente, de lo cual proviene
que no podría saberlo todo y que
de ella de donde surgen las imperfec-
puede engañarse y cometer otras fal-
ciones y necesidades. Los escolásti- tas […] en el entendimiento divino
cos deducen que las privaciones son se encuentra, no solamente la forma
contrarias a la naturaleza que Dios primitiva del bien, sino también el
ha conferido al hombre, pero parecen origen del mal: es la región de las
olvidar que ellas se originan de la li- verdades eternas que es menester po-
mitación original que sí le ha sido im- ner en lugar de la materia cuando se
trata de buscar la fuente de las cosas.
puesta por él. De todo lo argumentado
Esta región es la causa ideal del mal,
en esta primera consideración, puede por así decir, al igual que del bien;
concluirse que el hombre es la causa pero, hablando propiamente, lo for-
deficiente del mal moral cuando por mal del mal no tiene causa eficiente,
privación, se aparta de la perfección pues consiste en la privación… es
divina; pero al mismo tiempo es su decir, en aquello que la causa eficien-
te no hace141.

139
Ibíd., 261, §30.
Ibíd., 885, nota 45 de la primera parte (cursiva
140

añadida). 141
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 251, §20.

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Lo formal del mal se encuentra en entendimiento infinito, la destrucción


la naturaleza ideal de las criaturas, no de las disposiciones que escorzan la
como algo pensado para ellas, sino teleología de cada mónada. Dios ha
precisamente como la privación de lo pensado en el mal desde la región de
que ha sido pensado, como lo contra- las verdades eternas, como la priva-
rio al diseño perfecto que Dios, con ción posible que implica en los espíri-
amor infinito, ha tallado para cada una. tus el alejamiento libre y voluntario de
El mal no encuentra su causa eficiente las disposiciones hacia las cuales han
en Dios, porque las criaturas han sido sido determinados.
dispuestas de sus perfecciones para al-
canzar su propia finalidad. Sobre esta Conclusiones
cuestión Leibniz añade algo definitivo
y esclarecedor cuando dice: La argumentación de Leibniz so-
bre el mejor de los mundos posibles,
La fuente misma del mal… se en- no busca probar la existencia de Dios;
cuentra en las formas o ideas de los lo que intenta, a partir de la hipótesis
posibles, puesto que tal fuente debe de su existencia, es que la omnipoten-
ser eterna y la materia no lo es. Aho- cia, omnisciencia y bondad predicadas
ra bien, Dios, habiendo producido de él, no sean contradictorias con la
toda realidad positiva que no es eter-
presencia del mal moral y la libertad
na, habría constituido la fuente del
mal, si dicha fuente no consistiera en
humana. De quitarle o no aceptarse al-
la posibilidad de las cosas o de las guno de tales atributos, bien se puede
formas, única cosa que Dios no ha admitir la idea schopenhaueriana de
hecho, puesto que Él no es autor de que vivimos en el peor de todos los
su propio entendimiento142. mundos.
Teniendo en cuenta lo anterior,
Lo que Dios ha tallado virtual- un primer hallazgo de la investiga-
mente en los espíritus desde su no- ción aquí descrita es la respuesta que
ción ideal, son las disposiciones más Leibniz hace a la paradoja de Epicu-
perfectas que cada uno puede llegar a ro: Dios es todo poderoso, es absolu-
moldear. Si bien, el argumento del mal tamente bueno, la existencia del mal
como privación no sirve para quitar- en el mundo está ligada a lo mejor.
le al mal su estatus ontológico, puede Bajo tal consideración puede decirse
servir para señalar que el mal moral es que Dios sigue siendo absolutamente
la privación absoluta del bien previsto bueno y omnipotente, porque permite
por Dios para cada espíritu desde su el mal, sabiendo los beneficios que de
él se desprenden, no solamente para el
hombre, sino también para la grandeza
142
Ibíd., 687, §380.

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del universo. El principio de lo mejor dora, lo que supone un perfecto cono-


contiene la razón suficiente que ha cimiento antes de cualquier elección.
movido a Dios a crear el mundo; ello Si el hombre que es sabio elige siem-
no le hace perder la suprema libertad pre lo que es mejor y lo elige en vir-
en la medida en que: tud de sus conocimientos, ahora Dios,
siendo la mónada de mónadas, la mó-
…no tiene que elegir el mejor mundo nada madre ¿no va a elegir lo que es
posible en virtud de una necesidad mejor en virtud de su omnisciente y
metafísica, de estilo spinozista, sino
perfecta sabiduría? Por su omnipoten-
en virtud de una necesidad moral,
esto es, no tiene que elegir el mejor
cia Dios podría elegir otros mundos,
mundo posible porque su opuesto incluso el peor de todos, pero no lo
implica contradicción, sino porque hace porque su elección se basa en el
su opuesto entraña imperfección conocimiento de lo mejor y el conoci-
en su sabiduría, en su bondad y en miento se antepone al bien y al poder
su poder: un ser sabio que no actúa de crear, sin que por ello le restrinja.
sabiamente actúa de manera imper-
El poder divino no se deja limitar por
fecta; un ser bueno que no actúa con
bondad actúa de manera imperfecta; la sabiduría, pero se deja guiar siem-
un ser poderoso que no actúa con po- pre por ella. Bajo el principio de lo
der actúa imperfectamente. Por eso, mejor, puede concluirse entonces que
ha de actuar de manera sabia, buena Dios no elimina los males, “porque al
y poderosa. Y si actúa de manera sa- mismo tiempo eliminaría los bienes, y
bia, conoce lo mejor; si actúa de ma- que eliminaría más cantidad de bien
nera buena, elige lo mejor; si actúa
que de mal”144.
de manera poderosa, produce lo me-
jor. Lo dice abiertamente la Mona- El hombre desde su entendimiento
dología: «La causa de la existencia exiguo −proveniente de la limitación
de lo mejor es que Dios conoce en original de la cual Dios ha revestido
virtud de la sabiduría, elige en virtud a las mónadas para que no sean igua-
de su bondad y produce en virtud de les a él− es incapaz de comprender
su poder»143.
aún todos los misterios depositados
en la suprema sabiduría divina; por
Sin embargo, se podría decir que tal motivo, no logra percibir todas las
Dios no está compelido ni siquiera mo- dimensiones de la teleología del mal.
ralmente −así Leibniz no lo indique−. Sin embargo, siendo el espejo de la di-
El pensador alemán antepone siempre vinidad, ha sido dotado con la facultad
la sabiduría divina a la voluntad crea- de la razón para ir desvelando poten-
143
José Luis Fernández y María Jesús Soto, “Ca-
pítulo V: Leibniz”, en Historia de la Filosofía 144
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 845, §27, apén-
Moderna (Navarra: Eunsa, 2006), 139. dice 3.

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cialmente la mística y ciencia del uni- medida en que se acepte que la liber-
verso. La porción de razón dada por tad unida al libre albedrío −sólo posi-
Dios al hombre para engrandecerlo: ble con la permisión del mal moral− es
un bien mayor que la determinación al
…consiste en la luz natural que nos bien sin libertad de elección y sin mal.
ha quedado en medio de la corrup- Dios no se ha equivocado al dotar al
ción, esta porción es conforme con el
hombre de tan dichosa libertad, habría
todo, y no difiere de la que está en
Dios sino como una gota de agua di-
faltado a su perfección si no la hubiese
fiere del Océano, o más bien como lo elegido, pues “así como un mal menor
finito de lo infinito. Así, los misterios es una especie de bien, por lo mismo,
pueden sobrepasarla, pero no podrían un bien menor es una especie de mal
serle contrarios. No se podría serle si ejerce de obstáculo a un bien ma-
contrario a una parte sin serlo con yor; y habría algo que corregir en las
ello al todo. Lo que contradice a una
acciones de Dios si hubiese manera de
proposición de Euclides es contrario
a los elementos de Euclides. Lo que hacerlo mejor”147.
en nosotros es contrario a los miste- La idea de noción completa de las
rios no es la razón, ni la luz natural, mónadas y la sustentación de un de-
ni el encadenamiento de verdades; es terminismo libre, contienen el tercer
corrupción, es error o prejuicio, es hallazgo del presente escrito, median-
tinieblas145. te el cual se logra salvar la omniscien-
cia de Dios sin destruir la libertad del
El segundo hallazgo de esta inves- hombre: cuando Dios contempla la
tigación es precisamente un fruto de noción ideal de las mónadas, su sabi-
la luz natural de la razón que lleva al duría ve en ellas la infinitud de posi-
hombre a desvelar al menos un pro- bles sobre los cuales pueden desplegar
pósito de la necesaria posibilidad del su existencia; es decir, Dios conoce
mal moral: la libertad unida al libre las combinaciones infinitamente in-
albedrío. Sin ella no habría libertad de finitas, pero posibles, que resultan de
elegir, el hombre sería como “un au- cada acción, sin determinar por ello
tómata cuyas acciones estuvieran de- la elección libre que el hombre hace
terminadas de antemano… no habría de uno de esos posibles. Cada posible
mal en el mundo, pero tampoco habría elegido, depende de los posibles ante-
bien”146. La idea del mejor de los mun- riores y determina los siguientes, pero
dos posibles adquiere validez en la ninguna elección es independiente
de los posibles previstos por Dios, o
sea, de las alternativas totales que son
145
Ibíd., 191, §61 del Discurso Preliminar.
146
Bulygin, “Omnipotencia, omnisciencia y li-
bertad”, 36. 147
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 235, §8.

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virtuales en la noción ideal y de las sibles se “permite reconciliar la previ-


cuales sólo existe un posible óptimo sión y la libertad de la elección divina
ejecutable. El determinismo libre se con la libre decisión de sus individuos
asienta de este modo, en la omniscien- apercipientes”150.
cia de Dios que le permite disponer a Del buen uso o pérdida de las pre-
las mónadas hacia la consecución del rrogativas divinas, especialmente de la
mayor bien; este decreto, “no afecta a libertad, se deduce en último término
la libertad, al contrario, supone su me- la responsabilidad humana en la pro-
jor uso: no hace que los objetos que ducción del bien o del mal moral. En
Dios no elige sean imposibles”148. Así, la medida en que se vive, se siente y
por ejemplo, en la idea que Dios posee se piensa el mundo, nacen las necesi-
de la noción de Hitler, ya se encuen- dades humanas, y con ellas, la obliga-
tra preenvuelto todo el bien y mal que ción de suplirlas. Cuando la búsqueda
posiblemente puede llegar a realizar. de soluciones se hace sin reflexión, sin
Si bien, la obligación moral exige a conciencia, sin una voluntad presun-
Dios disponerlo hacia la consecución tiva que excite a la consecución del
del mayor bien, ello no determina la bien general y de la verdad absoluta,
actuación consecuente de Hitler y el la razón se vuelve corrupción, error,
uso que hace de su libre albedrío para prejuicio y tinieblas, dando origen a
escoger el mal. Leibniz lo ejemplifica todas sus patologías; como diría Hus-
diciendo: “Adán, pecando libremente, serl, la razón se aberra y se convierte
fue visto por Dios entre las ideas de en el soporte del mal. Así, queda cla-
los posibles y Dios decretó admitirlo ro que la aberración de la razón es la
a la existencia tal cual lo vio; este de- causa próxima del mal; sin embargo,
creto no cambia la naturaleza de los su causa primera y la más remota ha
objetos, no hace necesario lo que era de buscarse en la naturaleza ideal de
contingente en sí mismo, ni imposible los espíritus, ha de buscarse en la re-
lo que era posible”149. De esta manera gión de las verdades eternas, como lo
queda claro que Dios aun conociendo opuesto a la perfección para la que han
la virtualidad de las criaturas raciona- sido dispuestos; opuesto conocido por
les, no determina sus pensamientos, Dios al hacer parte de la noción com-
voliciones y actos. Leibniz asegura pleta de las mónadas, pero que depen-
así la libertad monadológica, la ac- de solamente de la espontaneidad de
tualidad del mundo y la omnisciencia cada una en el transcurso natural de su
divina. En el mejor de los mundos po-
150
Hans Poser, “El Bonum como fundamento del
148
Ibíd., 519, §231. querer: La obra de Albert Heinekamp,” Revista
149
Ibíd., 519, §231. de filosofía y teoría política, no.33 (1999): 32.

223
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vida; opuesto que además es permitido Dios difícil que están descubriendo en
por Dios, para que cada espíritu tenga las experiencias donde parece que se
un entendimiento independiente, para termina el sentido posible de todas las
que sin ser compelidos en sus pensa- cosas152.
mientos, voliciones y actos, puedan
moldear o destruir las disposiciones
talladas en su alma.
Se concluye con Leibniz que el
entendimiento divino “suministra el
principio del mal sin ser empañado
por ello, sin ser malo; representa las
naturalezas tal y como son en las ver-
dades eternas; contiene en él la razón
por la cual el mal es permitido, pero
la voluntad no se dirige más que al
bien”151. Dios no hace malvado a nin-
gún hombre; el hombre se hace malo a
sí mismo cuando por el uso indebido
de la razón construye un falso sentido
del mundo y abandona la libertad.
Para dar fin a este escrito, se hacen
propias las palabras de García-Baró
que resumen la actitud que todo ser
humano debe tener, cuando busca do-
tar de sentido a un mundo en el que
el sufrimiento, la angustia y el horror,
imposibilitan una experiencia mística
y verdadera de Dios:

El futuro de las palabras adecua-


das y los silencios justos sobre Dios
está más bien, precisamente, en las
manos de los que se dejan afectar con
pasión infinita por el dolor de todos y
no olvidan en la acción acompañarla
de pensamiento y de diálogo con el

151
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 415, §149. 152
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 102.

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