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Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
Vol. V, No. 5, Junio-diciembre 2017
Resumen
Para resolver la imposibilidad lógica de sostener como verdadera la existencia
de un Dios bueno, omnipotente y la presencia del mal, se analiza inicialmente el
concepto leibniziano sobre el mejor mundo posible. Con tal noción, se argumen-
ta que grandes bienes dependen de la necesaria posibilidad del mal moral, previs-
ta por Dios desde la región de las verdades eternas y, sin la cual, sería imposible
la composición completa del mundo más perfecto. Idea controversial, cuando se
piensa en la existencia de otros mundos, e incluso en uno donde los hombres sólo
*
Filósofo de la Universidad Pontificia Bolivariana. Este artículo presenta el resultado final de la inves-
tigación que sirvió de trabajo de grado para optar al título en Filosofía por la Universidad Pontificia
Bolivariana.
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Palabras clave: Leibniz, mejor mundo posible, libertad, determinismo libre, vir-
tualidad monadológica.
Abstract
To solve the logical impossibility to hold as true the existence of a good, om-
nipotent God and the presence of evil, the Leibnizian concept about the best pos-
sible world is analyzed initially. With such a notion, it is argued that great goods
depend on the necessary possibility of moral evil, foreseen by God from the
region of eternal truths and, without which, would be impossible the complete
composition of the most perfect world. Controversial idea, when it is thought
about the existence of other worlds, and even in a world where men would act
good only. Secondly, it is studied the notion of freedom linked to free will, ap-
parently contradictory when Leibniz admits the futurition of human actions.
However, leaning on the terms of contingency and necessity, achieve to jump
from an absolute determinism to a free determinism, saving human freedom and
divine omniscience. Finally, the culpability of man in the perpetration of evil is
evidenced, due to the needs that arise from his limits, in which case God remains
exempted from being responsible, even when is the source of his permission and
the cause of the limitations.
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bondad. Esta idea, al parecer contra- hacerlo, hay que admitir entonces que
dictoria y que es la hipótesis del tex- es un ser limitado (únicamente habría
to a seguir, fue tomando solidez en la correspondencia entre la segunda y la
medida que la investigación avanzaba tercera premisa); y si es omnipoten-
y se hacía una lectura reposada de al- te y además absolutamente bueno, el
gunas obras del pensador alemán, es- mal no debería existir; sin embargo, es
pecialmente los Ensayos de Teodicea, lo único de lo que se tiene certeza, al
Monadología y nuevamente el Dis- menos desde lo empírico, dimensión a
curso de Metafísica. partir de la cual su evidencia es más
Una de las dificultades que atenta radical que la existencia divina2.
con lo que se desea demostrar es ló- Frente a este problema, Pierre
gica. Al parecer es imposible elabo- Bayle, pensador del siglo XVII de-
rar una justificación de Dios que le fensor del cristianismo, admitió en su
exculpe de la presencia del mal mo- Diccionario histórico y crítico (1697)
ral en el mundo, al menos desde una la imposibilidad racional de conciliar
concepción monoteísta en la que se la existencia del mal moral con la con-
le atribuye omnipotencia y absoluta cepción de un Dios bondadoso y om-
bondad. La formalización de esta di- nipotente. En este sentido, promovió
ficultad en el pensamiento occidental un acercamiento a Dios por medio de
fue planteada por Epicuro, quien logró la fe, exponiendo que desde la razón es
evidenciar la dificultad lógica de sos- imposible conocer los misterios divi-
tener como verdaderas las siguientes nos. De igual manera, algunas religio-
premisas: Dios es todo poderoso, Dios nes monoteístas como el judaísmo y el
es absolutamente bueno, el mal exis- cristianismo parecen olvidar no pocas
te en el mundo1. Esta paradoja, hace veces el indispensable vínculo que
manifiesto que sólo dos de las tres pre- existe entre fe y razón, remitiéndose
misas en cuestión pueden ser verdade- solamente a interpretaciones teológi-
ras al tiempo: si Dios es omnipotente, cas cuando se desea hablar de Dios.
pero no quiere eliminar el mal, la ab- Sus argumentos se quedan anclados
soluta bondad predicada de él carece en los linderos de la fe, pero nunca
de sentido (sólo tienen concomitancia consiguen resolver los problemas reli-
la primera y la tercera premisa); si es giosos de una manera racional. El es-
absolutamente bueno y quiere elimi- fuerzo de la religión en esta dirección
nar el mal, pero no tiene poder para es dotar de esperanza y consuelo a un
1
Gabriel Andrade, “Dos perspectivas sobre el
problema del mal: La Teodicea de Leibniz y 2
Rüdiger Safranski, “Capítulo 1”, en El Mal o el
Cándido de Voltaire,” Revista de Filosofía, no. drama de la libertad¸ trad., Raúl Gabás (Barce-
64 (2010): 28. lona: Tusquets Editores, 2005), 254.
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sus grados de perfección. Las móna- de sus perfecciones, pero todos están
das ordinarias o desnudas, que poseen introducidos en la imperfección, pues
percepción sin conciencia (las plan- todos son limitados”27. El término lí-
tas), y las sensitivas, en las que las per- mite, empleado por el filósofo alemán,
cepciones aparecen ligadas a la me- debe entenderse como la diferencia
moria y la conciencia (los animales), definitiva entre Dios y las criaturas, de
son espejos vivientes del universo; las la que reflexivamente parten los espí-
almas racionales, espíritus o mónadas ritus para contemplar la absoluta per-
humanas, que pueden elevarse al co- fección de Dios, que “no es otra cosa
nocimiento de las verdades necesarias que la magnitud de realidad positiva
y eternas y, por tanto, de Dios, además tomada en sentido exacto, dejando de
de ser imágenes del universo, son el lado los términos o límites en las cosas
espejo de la divinidad misma24. que los tienen. Donde no hay límites,
El conocimiento de las verdades es decir, en Dios, la perfección es ab-
necesarias y eternas y sus abstraccio- solutamente infinita”28. La diferencia
nes, son lo que lleva a las mónadas o límite de la que habla Leibniz es sólo
humanas a los actos reflexivos con- una: el mal metafísico, el que se refie-
cernientes al yo, es decir, el conoci- re a “la imperfección que toda realidad
miento de ellas mismas; pero también distinta de Dios posee esencialmente,
las lleva a los actos reflexivos sobre y que la hace susceptible de sufrir el
aquello que las supera. La evidencia mal. Este mal puede ser moral en los
de esto según Leibniz es que el hom- seres dotados de libertad (la culpa, el
bre, pensando en sí mismo, en el ser, pecado, los errores), y físico en todos
en la substancia, en lo simple y en lo los demás (dolor, sufrimiento y todas
compuesto, en lo inmaterial y en Dios, las penurias que afectan de mane-
logra darse cuenta de que aquello limi- ra sensible)”29. Con la expresión mal
tado en él, en Dios no tiene límites25. metafísico, se subraya la limitación
Dios se encuentra en la cima de la gra- orgánica ligada al status ontológico
dación monadológica, posee todas las de la criatura. Esta aclaración es nece-
perfecciones manifiestas en la natura- saria, pues Leibniz no dice en ningún
leza en el grado más soberano26. Dis-
tintamente “los demás seres participan 27
Ana Fernández Pérez, “Relación entre los con-
ceptos de privación y negación y el mal meta-
físico en la filosofía de G. W. Leibniz,” Ágora
24
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Monadología”, -Papeles de Filosofía- 14, no. 1 (1995): 159.
en Tres textos metafísicos, ed., Consuelo Gaitán 28
Leibniz, “Monadología”, 77, §41.
(Bogotá: Norma, 1992), 72 – 75. 29
Fernández, “Relación entre los conceptos,”
25
Ibíd., 75, §30. 158 (Lo puesto en paréntesis no pertenece al tex-
26
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 65, §1. to referido).
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momento que la finitud sea un mal en y mal con ausencia de ser o ausencia
sí, un mal por no poseer la perfección de bien debido a la naturaleza de cada
divina. La finitud es, en este sentido, ser35. Con esta connotación puede de-
una negación de la perfección de Dios, cirse que la limitación orgánica del
teniendo en cuenta que el mal es sólo hombre no es una privación con res-
la privación, no la mera negación30. pecto a la naturaleza eterna de Dios y,
La limitación originaria es la ma- en este sentido, no puede ser conside-
nera en que Leibniz prueba que en el rada como un mal, ya que su naturale-
continuum de seres de la nada hasta za es la temporalidad y por negación
Dios, no podría existir otro ser absolu- no es eterna. Distintamente el ejer-
tamente perfecto, otra deidad con sus cicio del mal moral, se da como una
mismos atributos, otro motor inmóvil privación del bien que sí es inherente
sine qua non existiese todo31. Sin esta a la naturaleza del hombre otorgada
limitación, sería imposible distinguir por Dios; por tanto, el hombre que
a los seres de Dios y unos seres de actúa mal, carece por privación y no
otros32, debido a que todas las cosas por negación, del bien perteneciente a
serían no solamente infinitas sino su naturaleza. De esta manera queda
también idénticas entre sí33. En Mona- claro que la “simple falta de un bien es
dología, Leibniz lo explica claramente una negación, y la ausencia de un bien
cuando dice “que las perfecciones de debido a la naturaleza de un ser es una
las criaturas proceden de la influencia privación”36. La diferencia ya esclare-
de Dios, pero sus imperfecciones pro- cida hace que pueda decirse que Dios
vienen de su propia naturaleza, inca- niega a las criaturas de su naturaleza
paz de existir sin límites. Pues en esto eterna para que no sean iguales que él,
se distinguen de Dios”34.
Para dilucidar esta cuestión, Leib- 35
Fernández, “Relación entre los conceptos”,
niz toma los conceptos de privación 157.
y negación empleados por Tomás de 36
Ibíd., 157. En el transcurso de su escrito, Ana
Aquino quien identifica ser con bien, Fernández explica que dicha distinción se torna
ambigua en la obra leibniziana, debido a que en
muchos fragmentos se habla indiferentemente de
30
Ibíd., 157. privación y negación para hacer referencia a la
31
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 263, §31. limitación original. Hecha esta aclaración, dichos
32
Fernández, “Relación entre los conceptos”, términos, deben entenderse como se han explica-
158. do hasta el momento. Además, Leibniz es insis-
tente en que la realidad sólo recibe perfecciones
33
Albert Heinekamp, “Los conceptos de Realitas, de Dios, y por tal motivo, no hay nada en ella
Perfectio y Bonum Metaphysicum en Leibniz,” imperfecto; lo que lleva a determinar que el uso
Revista de Filosofía y Teoría Política, no. 33 de los conceptos privación y negación son referi-
(1999), 81. dos por el autor alemán en el mismo sentido que
34
Leibniz, “Monadología”, 78, §42. el Aquinate.
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pero no las priva de su bondad, para uno donde el mal no existiese; lo que
que puedan obrar con perfección. ¿Por supondría falibilidad, un actuar erró-
qué entonces aparece el mal moral? neo o simplemente arbitrario e indife-
La limitación originaria o mal me- rente. En este sentido, Zoroastro pa-
tafísico es lo que hace que todas las rece tener razón cuando señala que un
criaturas estén atadas al mal físico mundo sin mal moral sería mucho me-
como algo inherente a su naturaleza jor. Ante esta dificultad, es necesario
debido a la temporalidad; pero por recordar que la suma libertad de Dios
otro lado, hace que las criaturas racio- consiste en la elección de lo más per-
nales queden expuestas al mal moral. fecto, definición desde la cual Leibniz
Es ineludible que una realidad limi- responde:
tada orgánicamente sea susceptible
de daño, de corrupción y demás alte- Creer que Dios obra en alguna cosa
raciones físicas debido a su carácter sin tener razón alguna de su volun-
tad, además de parecer imposible, es
contingente, pero extraer de la finitud
una opinión poco adecuada a su glo-
los males morales, no debería ser algo ria; supongamos, por ejemplo, que
estrictamente necesario. Desde esta Dios escogiese entre A y B, tomando
perspectiva, el límite marcado con la A sin tener ninguna razón para pre-
finitud sólo debería distanciar a las ferirla a B; yo diría que esta acción,
mónadas humanas de Dios en un sen- por lo menos, no es nada loable; pues
tido temporal, no moral. Esta objeción toda alabanza debe estar fundada en
alguna razón, que aquí no se encuen-
se hace más fuerte en las palabras de
tra ex hypothesi. En cambio, yo opi-
Zoroastro cuando expone: no que Dios no hace nada por lo que
no merezca ser alabado38.
[…] el principio infinitamente bueno
debía crear al hombre, no solamente
sin el mal actual, sino también sin la
Con el principio de no contradic-
inclinación al mal; que Dios, habien- ción y de razón suficiente se precisa
do previsto el pecado con todas sus que el orden de las cosas no puede ser
consecuencias, debía impedirlo; que de otra manera, que el universo entero
debía determinar al hombre al bien carecería de armonía si su desarrollo
moral y no dejarle fuerza alguna para no fuese el dispuesto por Dios, que si
encaminarse hacia el crimen37. en el mundo faltase el menor mal “ya
no sería este mundo, que, tenido todo
Este planteamiento se hace bastan- en cuenta, ha sido encontrado el me-
te problemático si se piensa que Dios jor por el Creador que lo ha elegido”39.
pudo elegir otros mundos e incluso Desde esta argumentación no cabe
38
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 67 – 68, §3.
37
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 421, §155. 39
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 237, §9.
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“juzgar que Dios, por algún mal moral que además los encuentra ligados con
de menos, trastocaría todo el orden de los mayores de todos los bienes posi-
la naturaleza”40. Si bien es cierto que bles; de suerte que sería un defecto el
su voluntad antecedente −la que pre- no permitirlos”43. Lo expuesto hasta
cede a la creación y mira cada bien el momento puede ser resumido me-
aparte en tanto bien− no quiere permi- diante las seis premisas que Eugenio
tir el mal; su voluntad consecuente lo Bulygin en su artículo Omnipotencia,
hace, estableciendo que el mundo sólo Omnisciencia y Libertad, utiliza para
puede ser perfecto en virtud de ese hacer un análisis lógico del argumento
mal, sin el cual tendrían que sacrificar- Leibniziano:
se grandes bienes. De esta manera el (1) Si Dios es omnipotente, puede
éxito pleno e infalible pertenece úni- crear cualquier mundo posible.
camente a la voluntad consecuente, en (2) Si Dios es omnisciente, sabe cuál
la medida en que Dios quiere antece- es el mejor de los mundos posibles.
dentemente el bien y consecuentemen- (3) Si Dios es bueno, elige siempre la
te lo mejor41; siendo lo mejor, un mun- mejor alternativa.
do donde existe la posibilidad del mal (4) Dios es omnipotente, omnisciente
moral. Dios faltaría a su “perfección, y bueno.
si no siguiera el gran resultado de to- (5) Dios ha creado este mundo.
das sus tendencias al bien y si no eli- (6) Este mundo es el mejor de los
giera aquello que es absolutamente lo mundos posibles44.
mejor, a pesar del mal de culpa que allí
se encuentra incluido por la suprema La omnipotencia, omnisciencia y
necesidad de las verdades eternas”42. suma bondad divina, entrañan la ra-
La permisión del mal moral es, en este zón suficiente que ha movido a Dios
sentido, una consecuencia cierta de a escoger el mundo que conocemos.
un deber indispensable; su exclusión Cualquier otro orden que no reuniese
sería un error que hubiese impedido sus características “hubiera resultado
a Dios la consolidación del mejor de indigno del amor, el saber y el poder
los mundos. Con ello Leibniz garanti- divinos, fuertemente vinculados”45.
za que “Dios posee una razón mucho Como bien lo expresa García-Baró:
más poderosa y mucho más digna de
Él para tolerar los males. No solamen-
te extrae de ellos bienes mayores, sino
43
Ibíd., 381, §127.
40
Ibíd., 357, §118. 44
Eugenio Bulygin, “Omnipotencia, Omniscien-
41
Ibíd., 253, §§22 - 23. cia y Libertad”, Crítica X, no. 28 (1978): 34.
42
Ibíd., 255, §25. 45
Rensoli, “El mal como parte del orden”, 6.
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46
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 93. 47
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 557, §262.
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humana. La idea del mal nos abru- de todos los santos, en el que murie-
ma tanto más cuanto más tontamente ron cientos de personas asistentes al
estamos convencidos de ser las úni- culto −tras la destrucción de treinta
cas criaturas racionales y capaces de
Dios en todo el orbe51.
iglesias− y miles de habitantes más
del resto de la ciudad53. En su Poema
sobre el desastre de Lisboa y en su li-
El mismo Leibniz reconocía la pe-
bro Cándido o el optimismo, se opone
queñez del hombre y del planeta Tie-
completamente a la idea leibniziana
rra comparados con la porción del uni-
sobre el mejor de los mundos posi-
verso conocida ya en su época:
bles. Su objeción se fundamenta en
Hoy, se atribuyan o no se atribuyan una descripción de todos los aconte-
límites al universo, es preciso reco- cimientos dolorosos y aberrantes que
nocer que existe un numero incon- azotan al mundo, a partir de los cuales
table de globos, tan grandes como concluye la lejana posibilidad de que
el nuestro y más, y que tienen tanto este mundo sea el mejor. ¿Qué decir
derecho como este a tener habitan- frente a esta crítica?
tes racionales, aunque no se siga de
ello que estos sean hombres. Nuestro
No es algo trivial que los seres hu-
globo no es más que un planeta, es manos con el pasar del tiempo hacen
decir, uno de los seis satélites prin- cada vez un peor uso de la naturale-
cipales de nuestro sol; y como todas za, ultrajándola y relegándola incluso
las estrellas fijas son también soles, de su entorno. El hombre incurre en
se ve cuan poca cosa es nuestra tie- mal moral no solamente cuando atenta
rra en relación con las cosas visibles,
contra la vida y bienestar de sus con-
ya que no es más que un apéndice de
uno de entre estos soles52.
géneres, sino también cuando violenta
y somete la naturaleza, pensando úni-
En cuanto al mal físico, no sólo es camente en los beneficios que pueden
difícil aceptar las desgracias que ocu- extraerse para él. Contaminación, des-
rren por la maldad de algunos hom- forestación, uso indebido de recursos
bres, sino también las que se producen minerales, hídricos, explotación ani-
por las fuerzas de la naturaleza. Vol- mal y vegetal; son tan sólo algunos de
taire fue el crítico más acerbo de Leib- los usos nocivos que desgarran cons-
niz después del aterrador terremoto de tantemente la vida del mundo. La na-
Lisboa acontecido el primero de no- turaleza ha debido ser dotada por Dios
viembre de 1955, día de la festividad de una cierta inteligencia que le lleva a
resistirse, a responder ante los abusos
que el hombre hace de ella, no como
51
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 94.
52
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 249, §19. 53
Safranski, El Mal o el drama, 262.
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una especie de venganza, sino como del plan general del universo hay que
un instinto de protección, de defensa. dar finalmente un salto de fe sin pres-
Las catástrofes naturales que al pare- cindir nunca de la razón, con la cual
cer son algo arbitrario y desproporcio- poco a poco se van desvelando sus
nal, la mayor parte de las veces tienen misterios y dimensiones. En este sen-
una explicación racional, siendo el tido, la razón suficiente que el hombre
hombre en no pocas ocasiones el gran tiene para aceptar que este mundo sea
responsable de ellas. Si la humanidad el mejor de todos y no pueda ser de
hiciera un uso debido de la razón, no otra manera −incluso con el mal físico
solamente evitaría ciertos males mo- y moral que lo golpean− es que Dios
rales, sino también algunos males fí- siendo omnipotente, omnisciente y ab-
sicos, en este caso los que se generan solutamente bueno lo ha creado:
por el abuso que se hace del planeta
(la ciencia hoy día puede muchas ve- Ocurre lo mismo en cuanto al gobier-
ces incluso prevenir las catástrofes no de Dios: lo que podemos ver de
él hasta aquí no es un fragmento su-
naturales y encontrar remedio a casi
ficientemente grande para reconocer
todas las enfermedades). Los males en él la belleza y el orden del todo.
producidos por efectos ambientales De este modo, la naturaleza misma
deben ayudar al hombre a comprender de las cosas conlleva que este orden
que la naturaleza también reclama su de la ciudad divina, que nosotros
espacio, que el mundo no ha sido crea- no vemos todavía acá abajo, sea un
do solo para él, que en el plan divino objeto de nuestra fe, de nuestra es-
peranza y de nuestra confianza en
todas las mónadas son importantes
Dios. Si hay algunos que juzgan esto
(sobre los males morales con los que de otro modo, tanto peor para ellos;
el hombre atenta contra otros hombres pertenecen a los descontentos del
se hablará en el tercer apartado). Estado del más grande y mejor de
Ante la incapacidad parcial de todos los monarcas, y hacen mal en
comprender lo incomprensible −sin no aprovechar las muestras que él
renunciar nunca a su búsqueda−, al les ha dado de su sabiduría y de su
bondad infinita para hacerse conocer,
hombre no le queda otra alternativa
no solamente como admirable, sino
que recurrir al principio de razón su- también como digno de ser amado
ficiente, pues sólo con él puede llenar allende todas las cosas55.
“el abismo entre lo posible lógico, es
decir lo no-imposible y lo contingente,
es decir, aquello que podría ser de otra
manera”54. Para entender la grandeza la teología (Paris: Seuil, 1994), 14, http://www.
pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/
doctrina38821.pdf (Consultado el 16- 08-2017)
54
Paul Ricoeur, El mal: desafío a la filosofía y a 55
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 395, §134.
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mujeres, hombres, agonías, resurrec- él, Borges y tantos otros hombres ele-
ciones, vados, seguramente pudieron alcanzar.
días y noches,
entresueños y sueños, 2. Conciliación entre la omnisciencia
cada ínfimo instante del ayer divina y la libertad humana
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del Que en la región de las verdades
persa, eternas “haya una infinidad de mun-
los actos de los muertos, dos posibles, que el mal entre en la
el compartido amor, las palabras, mayor parte de ellos y que incluso el
Emerson y la nieve y tantas cosas. mejor de todos lo contenga”60, es la
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi evidencia de la posibilidad de otros
centro, mundos en los que no era necesaria la
a mi álgebra y mi clave, permisión del mal, mundos en los que
a mi espejo. el actuar humano sería perfecto según
Pronto sabré quién soy58. las pretensiones de Zoroastro. Surge
nuevamente el interrogante: ¿por qué
El hombre sabio no busca en Dios no escogió Dios un mundo sin mal?
la culpa de sus desgracias y tampoco Hasta el momento se ha justificado
deja que su vida se arruine por ellas. la elección del mundo realizada por
Su razón es el soporte que le ayuda a Dios, en la cual la permisión del mal
trascender, a buscar siempre una res- es un requisito sine qua non podrían
puesta que le consuele ante el sufri- obtenerse grandes bienes, pero nunca
miento, la angustia y la desesperación. se ha precisado a qué bienes se está
Leibniz sostuvo a lo largo de su vida haciendo referencia. Al hombre, li-
−sin hacer referencia a las desdichas, mitado por su condición temporal, se
pero realzando el poder de la sabidu- le hace difícil comprender estas cues-
ría− que “la felicidad no consiste en el tiones; no obstante, por medio de su
disfrute de los placeres contingentes, intelecto, puede apercibir al menos
sino en seguir las lecciones de la sabi- uno de estos bienes: El libre albedrío.
duría, que es la ciencia de la felicidad El conocimiento de este grandísimo
o tranquilidad del alma”59; algo que bien resuelve el interrogante plantea-
do. Dios permite el mal en el mejor de
los mundos, para no limitar en abso-
58
Jorge Luis Borges, Borges: Poesía Completa,
luto al hombre, para que su voluntad
(Bogotá: Random House Mandatori, 2011), 333
– 334. sea independiente, al igual que sus
59
Lourdes Rensoli Laliga, “Maimónides y Leib-
niz: la razón y el mal,” Revista de Humanidades
15-16 (2007): 88. 60
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 251, §21.
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63
Leszek Kolakowski, “Leibniz y Job: Metafísi-
ca del mal y Experiencia del mal”, Letras Libres,
61
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 100, §29. no. 60 (2003): 25.
62
Torralba, “La racionalidad práctica según Leib- John Leslie Mackie, “Evil and Omnipotence,”
64
niz”, 732 (cursiva añadida). Mind, New Series 64, no. 254 (1955): 209.
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mente con la práctica de las malas ac- movimiento monadológico entre unas
ciones. y otras percepciones, que se da una
Aunque Dios determina a las cria- apertura a la elección69. La libertad se
turas racionales a obrar el bien, si- pierde cuando se elige el mal en lugar
guiendo la naturaleza original que se del bien, un mal mayor en lugar de
encontraba ya en las ideas eternas, no un mal menor, o el menor bien en lu-
hace que la voluntad sea compelida gar de un bien mayor; no obstante, es
por dicha determinación, dando espa- comprensible esta manera de actuar,
cio a una posible elección del mal67. pues ante las percepciones confusas o
La diferencia entre la libertad de Dios pasiones, el bien se convierte en algo
y la libertad del hombre es explicada aparente que muchas veces hace fa-
por Leibniz en los siguientes términos: lible la elección70. De esta forma, “lo
que determina la voluntad a actuar, no
La prerrogativa de la libertad, que se es el bien mayor, como se piensa ordi-
halla en la criatura, está sin duda emi-
nariamente, sino más bien alguna in-
nentemente en Dios; pero eso debe
entenderse en tanto que es verdade- quietud actual y por lo común, la que
ramente una prerrogativa y en tanto es la más apremiante”71.
que no supone una imperfección. La voluntad humana es movida a
Pues poder equivocarse y extraviarse la elección “por la presciencia o pro-
es una desventaja, y tener dominio videncia de Dios (la determinación
sobre las pasiones es en verdad una originaria al bien), y también por las
prerrogativa, pero que presupone una
disposiciones de la causa próxima [ ]
imperfección, a saber: la pasión mis-
ma, de la que Dios es incapaz68. particular que consisten en las inclina-
ciones del alma”72. La ejecución de un
La posibilidad o no de mantener acto es el resultado de dichas inclina-
la prerrogativa de la libertad en las ciones, que han de proceder “tanto del
mónadas humanas, hace evidente que lado de las razones como del lado de
la constitución de su alma está com-
puesta tanto de percepciones distin- 69
Ibíd., 295, §64.
tas, como de percepciones confusas 70
Ibíd., 619, §319.
o pasiones; siendo esto lo que las 71
Gottfried Wilhelm Leibniz, Nuevos ensa-
diferencia de la divinidad, que sola- yos sobre el entendimiento humano, ed., Javier
Echeverria Ezponda (Madrid: Editora Nacional,
mente posee conocimientos distintos 1983), 213.
y perfectos. Es en esta oscilación en 72
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 667. 669, §365
lo que radica el libre albedrío, en ese (El paréntesis no pertenece al texto citado). El
uso de los corchetes vacíos en algunas citas es
empleado para marcar el salto de página, recor-
67
Ibíd., 635, § 336. dando que la edición de Teodicea aquí referen-
68
Ibíd., 635, §337. ciada es una edición bilingüe.
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ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
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73
Ibíd., 281, §51. 76
Ibíd., 265, §34.
74
Torralba, “La racionalidad práctica según Leib- 77
Concha Roldán Panadero, estudio preliminar a
niz”, 735. Escritos en torno a la libertad, el azar y el desti-
75
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 625, §326 (cur- no por Gottfried Wilhelm Leibniz (Madrid: Tec-
siva añadida). nos, 1990): XLVI.
197
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La idea de noción completa destru- realización del plan general del uni-
ye el libre albedrío, determinando al verso. Conforme a lo planteado, puede
hombre a realizar aquello que ha sido atribuirse a Dios el origen del mal, no
previsto por Dios desde siempre; la en un sentido peyorativo, sino como
libertad se transforma en algo quimé- el medio utilizado para desplegar un
rico, ya que las acciones del hombre bien mayor. Si se consiente esta opi-
acontecen en virtud de lo que Dios nión, puede decirse, por ejemplo, que
conoce anticipadamente; la elección el acto de traición de Judas fue per-
entre el bien y el mal se desvanece fecto y necesario para la salvación de
debido a que no depende del hombre, los hombres, al mismo tiempo que útil
sino de la idea que Dios ha pensado para el universo.
de él. Someter las acciones a la pre- Desde esta visión determinista no
visión infalible de Dios es una pos- hay razón en juzgar que alguien sea
tura desconcertante, pues entierra al bueno o malo, puesto que, las gracias
hombre en un profundo fatalismo del y virtudes, al igual que los males, son
cual no queda escapatoria. Esta nue- una imposición de Dios correspon-
va dificultad atenta fuertemente contra diente a su sabiduría y la finalidad
la bondad divina, pues de admitirse la contenida en cada acción humana. El
futurición absoluta, debe admitirse un pensamiento de Leibniz, entendido de
determinismo sin libertad, que obliga esta forma, es como expresa Baruzi:
al hombre a proceder según lo que ha bastante optimista para el univer-
sido establecido primigeniamente en so, pero muy pesimista para el indi-
su noción; así, quien obra mal, queda viduo89. Como lo expresa de forma
imposibilitado para hacerlo diferente. fuerte García-Baró:
Al concebir un determinismo sin
libertad, queda anulado de forma de- La idea de que el mal diabólico y el
finitiva el argumento del origen del dolor que aniquila por desesperación
sean, en última instancia, instrumen-
mal como privación, pues al menos a
tos que usa Dios para sus fines amo-
las mónadas humanas predestinadas rosos es una blasfemia, es el pecado
a obrar el mal, les sería impresa en contra el Espíritu. De la presencia
su naturaleza tal inclinación. De este indudable, evidentísima, de estos
modo, no es pertinente insistir más en fenómenos en el mundo no se debe,
que Dios dispone a todas las mónadas sin embargo, extraer la consecuencia
de la manera más perfecta posible, a de que, como quedan al margen de
Dios, prueban inmediatamente que
no ser que se asienta, que la disposi-
Dios no existe. La negación de Dios
ción al mal es también una perfección, ante el espectáculo del mal terrorífi-
en la medida en que su cumplimiento
se convierte en algo positivo para la 89
Ibíd., 124, nota 39.
200
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hace manifiesta esta responsabilidad ria posibilidad del mal moral desde
y su carácter hereditario cuando dice: antes de la creación del mundo, es
“por un hombre entró el pecado en el decir, desde la región de las ver-
mundo y, por el pecado, la muerte; y dades eternas. Como bien lo argu-
así la muerte alcanzó a todos los hom- menta el filósofo alemán “la verda-
bres, puesto que todos pecaron” (Rom dera raíz de la caída… se encuentra
5, 12). La doctrina del pecado origi- en la imperfección o debilidad ori-
nal cumple así la función de teodicea, ginal que ha hecho que el pecado se
en tanto le es imputado al hombre el encuentre en la mejor de las series
origen y continuidad del mal. Esta im- posibles”100. Leibniz rechaza con
putación exime a Dios de ser su autor ello, la idea de un estado terreno
y al mismo tiempo destruye la postu- perfecto semejante al paraíso, y
ra maniquea que plantea el origen de también, el carácter hereditario del
todo a partir de dos principios98. La pecado. Cualquier ser humano en
teodicea de Leibniz admite al igual el mundo pudo pecar inicialmen-
que el relato del génesis, un mun- te, sin ser una consecuencia de los
do donde todo lo creado por Dios es errores cometidos por Adán y Eva;
perfecto, sin importar las limitaciones de hecho, había planes posibles
que lo revisten. En este sentido, el mal en los que los primeros padres no
moral se encuentra ausente del mundo pecarían y por ende, su pecado no
en un comienzo, su origen sólo puede era necesario101. Dios no impone al
acaecer como una privación de la per- hombre el mal físico y moral tras
fección que es inherente a la creación. su primera caída en el pecado; tales
Aun con estas semejanzas, Leibniz se males se derivan de las limitacio-
aleja del creacionismo bíblico en dos nes, siendo una consecuencia na-
aspectos fundamentales: tural de ellas102. El rechazo a esta
1)- Para el autor alemán, antes de la doctrina se debe también a la idea
caída en el pecado ya existía el mal de la condenación de niños y perso-
metafísico; limitación original que nas inocentes pertenecientes a otros
aparta al mundo de la condición credos religiosos o al cristianismo,
de paraíso, motivo por el cual, la
aparición de los males no es la con- 100
Gottfried Wilhelm Leibniz, “Vindicación de
secuencia del pecado imputado a la causa de Dios según su justicia conciliada con
Adán99. Se admite entonces la ne- sus demás perfecciones y el conjunto de sus ac-
cesidad del mal físico y la necesa- ciones”, en G. W. Leibniz: Escritos filosóficos,
ed., Ezequiel de Olaso (Madrid: A. Machado Li-
bros, 2003), 633, §79.
98
Ibíd., 405. 101
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 521, §233.
99
Ibíd., 409 - 410. 102
Ibíd., 381, §126.
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que morían sin ser bautizados (idea va, que de no ser mantenida, evidencia
aceptada por pensadores como san las imperfecciones que se desprenden
Agustín)103. de su naturaleza limitada. El hombre, a
2)- Para evitar la inclusión de posturas diferencia de Dios, experimenta necesi-
maniqueas, Leibniz asiente que el dades que de no ser suplidas, pondrían
mal moral emerge como la conse- en riesgo su existencia en el mundo.
cuencia de un uso erróneo del libre Vivencia alegrías, satisfacciones, sufri-
albedrío y la razón, de manera que: mientos, angustias; su humanidad acier-
ta, alcanza verdad, pero también duda,
No hay diablo o demonios, ni po- erra, destruye; padece físicamente bien-
deres sobreempíricos o malignos y estar, dolor y muchas otras sensaciones;
fuerzas extrañas que dominen o de- se ilusiona, proyecta y alcanza distintas
terminen el propio acto humano. Sin metas, pero también se frustra; ama, des-
el seductor demoniaco que exculpa precia… piensa, siente y vive el mundo
del pecado, el individuo es ahora el en infinidad de dimensiones (racional,
único actor verdadero del mal en el religiosa, estética, mística, empírica, lí-
mundo y de sus consecuencias. Sólo rica, trascendental, cognitiva, etc.). De
las acciones de los hombres, las in-
las experiencias y dimensiones de la
tenciones de la acción y las actitudes
vida nacen todas las necesidades huma-
son el lugar y el origen del mal mo-
ral, y nada más104. nas y, de la razón limitada que busca su-
plirlas, surgen por privación los deseos,
Si se tiene en cuenta que el hombre las pasiones, las percepciones confusas
es el espejo de la divinidad, es difícil y todas aquellas imperfecciones que se
responsabilizarlo de la presencia del alejan de las prerrogativas divinas. No
mal moral en el mundo. Sin embargo, se afirma en ningún momento que las
debe recordarse que es un ser limitado, necesidades sean males, pero sí que todo
carente de la perfección absoluta que mal se desprende de ellas cuando la ra-
sólo es posible en Dios. La humanidad zón es utilizada sin inteligencia, cuando
es susceptible a equivocarse, a extra- la razón se deja llevar por una esponta-
viarse, a dejarse llevar por las pasiones; neidad sin reflexión, una espontaneidad
aun cuando se disponga racionalmente sin libertad. Sobre esta temática, en con-
a alcanzar la perfección para la cual ha formidad con lo planteado por William
sido dispuesta. Como se dijo antes, la li- King en su libro Sobre el origen del mal,
bertad, que es un acto puro en Dios, en Leibniz expone:
el hombre es solamente una prerrogati-
…el hambre y la sed aumentan el
placer que encontramos al ingerir
alimentos. El trabajo moderado es
103
Cardona, “La transformación leibniziana”,
408.
un ejercicio agradable de los poderes
del animal; y el sueño es así mismo
104
Ibíd., 410.
205
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105
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 795, §10 del 107
Ibíd., 845, §27 del tercer apéndice.
tercer apéndice. 108
Rensoli Laliga, “Maimónides y Leibniz”,79
106
Ibíd., 797, §11 del tercer apéndice. (cursiva añadida).
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sea dado por los sentidos110. Leibniz, Las ideas innatas están contenidas
en contraposición al pensamiento del en cada mónada humana de una forma
estagirita, afirma que el alma original- virtual desde su condición primigenia
mente posee inclinaciones y disposi- (no sólo las virtualidades posibles que
ciones virtuales, que determinan cier- configuran la sustancialidad de cada
tamente su desarrollo existencial. Para una, sino también el conocimiento
ello, hace uso de la siguiente metáfora: del universo entero). Tales ideas sólo
pueden ser apercibidas mediante un
Por eso prefiero utilizar la compara- uso correcto de la libertad y la razón,
ción con una piedra de mármol que que disponga a cada mónada a conse-
tiene vetas, mejor que una piedra
guir el telos, la perfección deseada por
de mármol totalmente compacta, o
tablillas vacías, es decir, lo que los
Dios para ellas.
filósofos llaman tabula rasa. Pues si Para explicar la virtualidad mo-
el alma se pareciese a dichas tablillas nadológica concebida por Leibniz es
vacías, las verdades estarían en noso- pertinente hacer una analogía entre
tros como la figura de Hércules está Dios y Miguel Ángel Buonarroti, ar-
en un mármol, siendo así que a dicho tista que llegado a la vejez, había al-
mármol le es completamente indife-
canzado la perfección en la ciencia de
rente recibir esa figura o cualquiera
otra. Mas si en la piedra existiesen la escultórica. Su última obra, incon-
vetas que marcasen la figura de Hér- clusa, empezada pocos días antes de
cules con preferencia a otras figuras, su muerte, recibió el nombre de Pietà
dicha piedra estaría más determinada Rondanini. En ella pueden observar-
a ello, y de alguna manera Hércu- se las disposiciones que empezaban a
les estaría como innato, aun cuando configurar lo que seguramente hubiese
hiciese falta tomarse trabajo para
sido el culmen de la obra artística del
descubrir esas vetas, y para limpiar-
las mediante el pulimento, quitando gran genio italiano. La Pietà Ronda-
lo que les impide aparecer. Y así es nini no es un simple trozo de mármol
como las ideas y las verdades nos son inacabado o mal tallado; cada marca
innatas, en tanto inclinaciones, dis- que Miguel Ángel alcanzó a cincelar
posiciones, hábitos o virtualidades es virtualmente una perfección de la
naturales, y no como acciones, aun
figura que el gran artista había pensado
cuando dichas virtualidades estén
siempre acompañadas por algunas
plasmar. El contorno, apenas delimita-
acciones, a menudo imperceptibles, do, hace que cada espectador tenga que
que responden a ella111. imaginarse el telos de la obra.
Dios, a semejanza de Miguel Án-
gel, es como “un buen escultor, que no
110
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, 98, §27.
quiere hacer con su bloque de mármol
más que aquello que juzgue como me-
111
Leibniz, Nuevos ensayos, 44.
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jor”112. Es por ello que en cada mónada dan alcanzarlo. En tal caso, no consi-
talla cuidadosamente y con precisión guen lo que creían era su telos, pero
las disposiciones que él sabe son las en ningún momento dejan de obrar
más perfectas. No obstante, al igual dirigiendo su voluntad hacia el bien
que el artista italiano, deja su obra in- absoluto114. Cuando ello ocurre, es
conclusa, esperando que sean las mis- porque Dios quiere que lleguen a un
mas mónadas las que den forma a cada bien mayor, desconocido y difícil de
escorzo y puedan alcanzar el telos que entender, pero revestido de perfección,
el concurso divino hace latente en ellas su verdadero telos115. Dios, como ar-
en todo momento. La talla de todas tista supremo, desea que las mónadas
las mónadas tiene en común dos dis- alcancen la perfección mediante todas
posiciones: la libertad y la razón. Am- las acciones que realizan; sin embargo,
bas les son concedidas por Dios para la falta de receptividad de estas o, en
que en el transcurso de su vida puedan otros términos, su falta de apercepción
apercibirse de las virtualidades más monadológica −que se desprende de la
perfectas, aquellas que entrañan su te- limitación original− es la causa de los
los. No es sin embargo una cuestión defectos que hay en sus acciones116.
fácil, pues como se ha dicho hasta el Las disposiciones otorgadas por
momento, la razón es limitada y vive Dios a cada mónada entrañan una ra-
en una constante incertidumbre entre zón suficiente que determina su finali-
percepciones distintas y confusas; de dad en el mundo. La potencialidad de
su elección depende el mantenimiento esas disposiciones ha de tender siem-
de la libertad. ¿De qué manera tienen pre al bien en general; debe dirigirse
que obrar entonces las mónadas para
alcanzar la perfección? 114
Acerca de este bien absoluto que al hombre
Deben obrar conforme la voluntad urge conocer y alcanzar, y que le mueve a vi-
presuntiva de Dios, es decir, tratando vir correctamente, dice García-Baró: “Y es que
con todas las fuerzas de contribuir al la inexistencia del bien perfecto en el mundo,
evidencia de todas las evidencias, exige abso-
bien general y particularmente al or- lutamente que exista el bien perfecto fuera del
nato y perfección de lo que esté rela- mundo. No se puede saber con certeza insupe-
cionado con ellas113. Al concurrir al rable, como de hecho lo sabemos, que nada en el
bien que conocen, se dirigen presunti- mundo es lo bastante bueno, más que si, además
de que poseamos nosotros algún conocimiento
vamente a lo que suponen es lo mejor, sobre esto absolutamente bueno, ello existe en
siendo precisamente eso lo que Dios realidad; porque el anhelo del bien absoluto es
desea, aunque muchas veces no pue- imposible si no está, justamente, dirigido al mis-
mísimo bien absoluto” (García-Baró, “El ruido y
el silencio”, 115).
112
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 383, §130. 115
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 289, §58.
113
Leibniz, “Discurso de Metafísica”, p.68, §4. 116
Ibíd., 261, §30.
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213
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125
Ricoeur, El mal: desafío a la filosofía, 4. 126
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 337, §101.
214
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que hace mal uso de unos recursos des- se convierte en el orden del mundo».
tinados para la educación de una pobla- Los fines supremos que Hitler se pro-
ción campesina. Debido a este suceso, puso −la aniquilación del judaísmo,
muchos niños que tenían grandes ex- la sumisión y el exterminio de los
pueblos del Este, el cultivo de la raza
pectativas de vida terminan militando
«aria»− son bárbaros en sí mismos y,
en las filas del paramilitarismo. medidos con los valores fundamenta-
Inicialmente podría decirse que les de la civilización occidental, son
Dios dispone las circunstancias para una pura «mentira». Pero, de todos
que de una u otra forma las mónadas modos, no lo son en el sentido de una
alcancen su telos. No obstante, lo cir- inducción intencionada al engaño.
cunstancial óptimo del mundo es con- Pues precisamente estos fines eran
los que Hitler quería conseguir; no
dicionado por la maldad de algunos
había ninguna simulación. Todo me-
espíritus, en cuyo caso, Dios queda dio para ello parecía legítimo, tam-
exento de toda culpa y ellos se hacen bién las mentiras de la demagogia127.
responsables del mal. Esta circunstan-
cialidad condicionada puede darse a La realización del proyecto hitle-
pequeña escala como en los ejemplos riano, es la constancia de la participa-
anteriores, o a grandes rasgos como ción del hombre en el despliegue del
sucedió en el Nacional Socialismo im- mal moral en el mundo. El dictador
puesto por Hitler o como hoy en día alemán pulverizó la disposición mo-
sucede con el Estado Islámico. En el nadológica de millones de seres huma-
caso del Nacional Socialismo, el dic- nos, que siguiendo sus ideales −cuales
tador alemán creó un nuevo mundo, perros siguen a sus amos− terminaron
un contexto donde la virtualidad mo- haciéndose partícipes de barbaries di-
nadológica de millones de personas fíciles de concebir, de olvidar, de per-
quedó borrada, no sólo por los asesi- donar. En ciertos contextos en los que
natos cometidos y las vidas ultrajadas, la libertad de unos hombres es trans-
sino también por la demagogia atroz formada por la maldad de otros “esta-
con la que logró convencer al pueblo ría permitido decir… que es imposible
de seguirle. Hitler se convirtió en el algunas veces no pecar; que la gracia
dios de la nación germánica; su voz, es irresistible; que la libertad no está
era el sonido de la esperanza; sus idea- exenta de la necesidad”128.
les, los sueños que se debían alcanzar. Un acontecimiento como la Shoá
Como bien lo sintetiza Safranski: −exterminio sistemático de personas
ejecutado por los nazis durante la
Hitler realizó lo que Kafka presenta
en El proceso como lo completamen-
te aterrador, a saber: «Que la mentira
127
Safranski, El Mal o el drama, 247.
128
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 577, §281.
215
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de este mundo resultarán ser futuros sino una privación del Ser, argumen-
bienes”131. Si bien esta respuesta exige tando que el obrar de Dios al dirigirse
finalmente un salto de fe, Leibniz nun- a lo positivo descarta la posibilidad de
ca se cierra a la posibilidad de que el su actuación en la creación del mal y,
entendimiento humano pueda desvelar por tal motivo, si el mal es sólo una
los beneficios que se desprende de la privación, no necesita autor132. Desde
teleología del mal y como ya se hizo esta perspectiva ontológica, “el malum
mención en el segundo apartado, uno no tiene entonces una naturaleza pro-
de ellos es la libertad humana. pia, sino que nace en relación al bien,
Así como han existido monstruos pues la naturaleza no es el mal; pero
como Hitler, también han existido es- «la pérdida del bien recibió el nombre
píritus buenos, que contrariamente con del mal». Todo lo que llamamos mal
su obrar, han contribuido al desarrollo no es más que «una privación de lo
existencial de otros, creando contex- bueno»”133. Este argumento no es del
tos y mundos iluminados con verdad, todo convincente, ya que al menos
amor y esperanza (un buen padre, un desde la experiencia no se puede du-
buen maestro, un buen religioso, un dar de la presencia del mal moral en
buen político, un buen filósofo…). La un sin número de eventualidades que
existencia del mal moral desde el pun- desgarran constantemente la vida hu-
to de vista expuesto en este apartado mana. Nicolai Hartmann, muestra la
sirve como tamiz para determinar qué complejidad de admitir el mal moral
mónadas son espejos de Dios y cuáles sólo como ausencia cuando dice:
sus antípodas.
Existe en el mundo lo imperfecto, lo
3.2 Consideración final: ¿dónde malo, lo contrario al valor, existe el
mal. No es para nada menos real que
se halla la fuente del mal moral?
lo perfecto y el bien. El hombre debe
(Dificultad argumentativa del mal contar con él, no puede quitar del
como privación) mundo el ser del mal [...] Tampoco
ayuda declarar al mal como fútil. No
Como bien lo hace saber Ana Lu- se anula con ello su realidad134.
cia López, Leibniz va a remitirse a san
Agustín con la intención de aclarar
que el mal no es un principio positivo,
Ana Lucía López Villegas, “El origen del mal
132
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139
Ibíd., 261, §30.
Ibíd., 885, nota 45 de la primera parte (cursiva
140
añadida). 141
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 251, §20.
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cialmente la mística y ciencia del uni- medida en que se acepte que la liber-
verso. La porción de razón dada por tad unida al libre albedrío −sólo posi-
Dios al hombre para engrandecerlo: ble con la permisión del mal moral− es
un bien mayor que la determinación al
…consiste en la luz natural que nos bien sin libertad de elección y sin mal.
ha quedado en medio de la corrup- Dios no se ha equivocado al dotar al
ción, esta porción es conforme con el
hombre de tan dichosa libertad, habría
todo, y no difiere de la que está en
Dios sino como una gota de agua di-
faltado a su perfección si no la hubiese
fiere del Océano, o más bien como lo elegido, pues “así como un mal menor
finito de lo infinito. Así, los misterios es una especie de bien, por lo mismo,
pueden sobrepasarla, pero no podrían un bien menor es una especie de mal
serle contrarios. No se podría serle si ejerce de obstáculo a un bien ma-
contrario a una parte sin serlo con yor; y habría algo que corregir en las
ello al todo. Lo que contradice a una
acciones de Dios si hubiese manera de
proposición de Euclides es contrario
a los elementos de Euclides. Lo que hacerlo mejor”147.
en nosotros es contrario a los miste- La idea de noción completa de las
rios no es la razón, ni la luz natural, mónadas y la sustentación de un de-
ni el encadenamiento de verdades; es terminismo libre, contienen el tercer
corrupción, es error o prejuicio, es hallazgo del presente escrito, median-
tinieblas145. te el cual se logra salvar la omniscien-
cia de Dios sin destruir la libertad del
El segundo hallazgo de esta inves- hombre: cuando Dios contempla la
tigación es precisamente un fruto de noción ideal de las mónadas, su sabi-
la luz natural de la razón que lleva al duría ve en ellas la infinitud de posi-
hombre a desvelar al menos un pro- bles sobre los cuales pueden desplegar
pósito de la necesaria posibilidad del su existencia; es decir, Dios conoce
mal moral: la libertad unida al libre las combinaciones infinitamente in-
albedrío. Sin ella no habría libertad de finitas, pero posibles, que resultan de
elegir, el hombre sería como “un au- cada acción, sin determinar por ello
tómata cuyas acciones estuvieran de- la elección libre que el hombre hace
terminadas de antemano… no habría de uno de esos posibles. Cada posible
mal en el mundo, pero tampoco habría elegido, depende de los posibles ante-
bien”146. La idea del mejor de los mun- riores y determina los siguientes, pero
dos posibles adquiere validez en la ninguna elección es independiente
de los posibles previstos por Dios, o
sea, de las alternativas totales que son
145
Ibíd., 191, §61 del Discurso Preliminar.
146
Bulygin, “Omnipotencia, omnisciencia y li-
bertad”, 36. 147
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 235, §8.
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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
ficación de la elección divina y afirmación de la responsabilidad humana a partir de la Teodicea de G. W. Leibniz
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Vol. V, No. 5 Revista Ciencias y Humanidades Junio-diciembre 2017
vida; opuesto que además es permitido Dios difícil que están descubriendo en
por Dios, para que cada espíritu tenga las experiencias donde parece que se
un entendimiento independiente, para termina el sentido posible de todas las
que sin ser compelidos en sus pensa- cosas152.
mientos, voliciones y actos, puedan
moldear o destruir las disposiciones
talladas en su alma.
Se concluye con Leibniz que el
entendimiento divino “suministra el
principio del mal sin ser empañado
por ello, sin ser malo; representa las
naturalezas tal y como son en las ver-
dades eternas; contiene en él la razón
por la cual el mal es permitido, pero
la voluntad no se dirige más que al
bien”151. Dios no hace malvado a nin-
gún hombre; el hombre se hace malo a
sí mismo cuando por el uso indebido
de la razón construye un falso sentido
del mundo y abandona la libertad.
Para dar fin a este escrito, se hacen
propias las palabras de García-Baró
que resumen la actitud que todo ser
humano debe tener, cuando busca do-
tar de sentido a un mundo en el que
el sufrimiento, la angustia y el horror,
imposibilitan una experiencia mística
y verdadera de Dios:
151
Leibniz, Ensayos de Teodicea, 415, §149. 152
García-Baró, “El ruido y el silencio”, 102.
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Valencia Buitrago, Gustavo Adolfo. El problema del mal moral en la constitución del mejor mundo posible. Justi-
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