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Si bien en el año 2001 un grupo de científicos españoles logró cerrar el ciclo de reproducción
del pulpo consiguiendo su cría hasta la edad adulta, aún queda mucho por hacer para que sea
posible el cultivo comercial de esta valorada especie. Para ponernos al día sobre en qué estado
se encuentran las investigaciones, Panorama Acuícola Magazine entrevistó a uno de los
responsables de aquél logro histórico, Javier Sánchez, miembro del prestigioso Instituto
Español de Oceanografía.
La noticia de que ciertos mercados pesqueros españoles facturaron en 2004 un 18% menos en
la subasta de pulpo, podría ser interpretado como un indicio de que el negocio en torno a esa
especie ya no es lo que fue en otra época. Pero aunque ese resultado negativo tiene más que
ver con una cuestión de precios, ya son muchos los miembros del sector que muestran
preocupación por el deterioro de los caladeros del cefalópodo alrededor del mundo. Allí hay
una puerta abierta para la acuicultura.
Eso sí, antes de que los profesionales acuicultores puedan cruzar esa puerta, deberán hacerlo
primero los científicos y esto puede ser pronto una realidad. De hecho, investigadores del
Instituto Español de Oceanografía (IEO) siguen desde hace casi diez años una línea de
investigación que podría permitir la reproducción completa a nivel comercial en cautiverio
de este cefalópodo apreciado en todo el mundo. Y resaltamos que hoy el desafío es conseguir
ese objetivo a nivel comercial, ya que quienes encabezan la investigación en el Centro
Oceanográfico de Vigo, en Galicia,Javier Sánchez Conde y José Iglesias Estévez, consiguieron en
2001 desarrollar el pulpo (Octopus vulgaris)hasta su fase adulta. Aunque también es cierto
que ese logro fue para ellos parcial, puesto que la compleja tecnología que permitió a dos cefa-
lópodos sobrevivir hasta su edad adulta no podría ser utilizada en su cultivo comercial.
Justamente, es en los nutrientes de los que el pulpo se alimenta donde se encuentra el secreto
de su posible cría comercial. Quienes encuentren la dieta adecuada habrán obtenido la llave
de un gran negocio en el que no sólo tiene interés España, sino otros países entre los que se
encuentra Japón, el más grande comprador internacional de esta especie y país que hoy marca
las tendencias de sus precios en todo el mundo.
el pulpo común (Octopus vulgaris) se muestra como el mejor candidato para el cultivo
Comercial, puesto que “se adapta fácilmente a la cautividad, tienen unas tasas de crecimiento
y reproducción muy altas, acepta alimento congelado, y un alto precio en el mercado”.
En este interesante resumen del trabajo realizado en los primeros siete años de investigación,
los expertos explican que el pulpo posee una “elevada conversión del alimento, incorporando
a su propio peso el 40-60% del alimento ingerido; un rápido crecimiento, alcanzando mayores
tallas los machos; alto contenido proteico en su composición corporal representando del 70 al
90% del peso seco; elevada fecundidad, produciendo de 100 a 500 mil huevos por hembra; y
un elevado precio y amplitud de mercado internacional”.
La historia del cultivo de esta especie de pulpo, una de las más comunes en todo el planeta, se
inició en el año 2005, cuando casi por casualidad la unidad de investigación de Vigo comenzó a
engordar algunos ejemplares en tanques y jaulas. Rápidamente, los investigadores
descubrieron que esta especie alcanzaba unas altas tasas de crecimiento durante ese proceso.
Luego de comprobar que el pulpo respondía a sus intentos con muy buenas tasas de
crecimiento y que los ejemplares de talla comercial podían ser conseguidos en apenas cuatro
Fue esa etapa en la que se comprobó que la fase más compleja del cultivo era el larvario. Y esa
es hoy la parte del proceso que aún se necesita desvelar para completar el ciclo a escala
industrial.
En ese período, las larvas, que ya son depredadores de pequeños crustáceos, fueron
alimentadas por los científicos con distintas fórmulas (zooplancton natural, huevos de
peces, pero la que más adecuada se mostró para sus fines fue la realizada con artemia salina,
un pequeño crustáceo que se suele emplear en acuacultura como alimento vivo para alevines.
Muchas son las ventajas por las que se seleccionó este organismo filtrador para alimentar a los
pequeños pulpos: además de su fácil y rápida cría originada en la disponibilidad de la adecuada
tecnología, se tuvo en cuenta su buena disposición para el procesamiento de los nutrientes
necesarios que a través de él llegarían al pequeño pulpo.
Así es que con la ayuda de la artemia se siguió el camino, introduciendo en ella nutrientes,
muchas veces bajo la forma de productos sintéticos y comerciales, y se consiguió mejorar la
tasa de supervivencia de las larvas de pulpo, que hoy alcanza los dos meses,desde su
nacimiento.