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Historia de la primavera

La primavera era para los griegos la celebración del retorno de


Perséfone con Deméter.

Las estaciones han tenido siempre un correlato o una explicación


cultural o mitológica en los pueblos humanos, y la primavera en ellas
ha jugado siempre un rol celebratorio, festivo. En la mitología griega,
por ejemplo, las estaciones se explicaron mediante el célebre rapto
de Perséfone por el dios del inframundo, Hades.

Perséfone, cuenta la tradición, era hija de Deméter, una diosa


agrícola y de la tierra, y al ser llevada por la fuerza bajo tierra al
mundo de los muertos, se entristeció tanto y fue tan infeliz, que a
Hades no le quedó más remedio que llegar a un arreglo: ella pasaría
seis meses con él bajo tierra (correspondientes al otoño e invierno) y
luego seis meses de vuelta con su madre (primavera y verano).
Así, la época primaveral era para los griegos la celebración del
retorno de la hija con Deméter, quien de pura alegría hacía
florecer las plantas.

La celebración del equinoccio de primavera era así frecuente no sólo


en la cultura de los antiguos griegos, sino también de muchos
pueblos europeos de religión panteísta, que comúnmente son
referidos como celtas.

Se trata de un conjunto de pueblos más o menos parecido, ágrafos y


de religión animista, que cada solsticio de primavera se reunían para
celebrar el retorno de la fertilidad y del calor al mundo. Los celtas
tenían además un calendario propio desarrollado a partir de los
equinoccios y solsticios, al cual se sospecha responderían las ruinas
del Stonehenge en Inglaterra.
¿Por qué ocurre?

Las estaciones se deben al movimiento de inclinación del eje


terrestre.

Desde un punto de vista astronómico, las estaciones se deben al


movimiento de inclinación del eje terrestre, que ocasiona un
reparto desigual de la luz solar entre ambos hemisferios,
invirtiéndose cada seis meses. No es cierto que se deba al
movimiento de traslación a lo largo de su órbita elíptica.

De allí que las estaciones sean contrarias entre hemisferio Norte y


Sur, haciendo que la primavera boreal (norte) sea el otoño austral
(sur), en los tres meses previos al solsticio del Trópico de Cáncer
(abril, mayo, junio); y por su parte, la primavera austral (sur)
coincide con el otoño boreal (norte), los tres meses previos al
solsticio del Trópico de Capricornio (octubre, noviembre, diciembre).

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