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Cenizas

La ceniza es el producto de la combustión de algún material, compuesto por sustancias


inorgánicas no combustibles, como sales minerales. Parte queda como residuo en forma de
polvo depositado en el lugar donde se ha quemado el combustible (madera, basura, etc.) y
parte puede ser expulsada al aire como parte del humo.

Análisis de Ceniza en alimentos[editar]


El análisis de cenizas en los alimentos, es un parámetro de importancia desde el punto de
vista económico y de la calidad y cualidades organolépticas y nutricionales. Debido a ello su
medición está incluida dentro del Análisis Químico Proximal de los alimentos (en el cual se
mide principalmente el contenido de humedad, grasa, proteína y cenizas).1
En el análisis de alimentos también se conoce con el nombre de cenizas al conjunto de
minerales que no arden ni se evaporan. Después de calcinarlo, es más fácil hacer un análisis
detallado de cada mineral. Así por ejemplo, tras analizar miel obtenemos las siguientes
cantidades:

 Fructosa: 38%
 Glucosa: 31%
 Sacarosa: 1%
 Agua: 17%
 Otros carbohidratos: 9
 Cenizas: 0.17%
CO + H2O + 2E = Cenizas
En este ejemplo, por cenizas se entendería el conjunto de minerales que se encuentran en la
miel.
La ceniza de plantas (madera, rastrojos, etc.) tiene un alto contenido
de potasio, calcio, magnesio y otros minerales esenciales para ellas. Puede utilizarse
como fertilizante si no contiene metales pesados u otros contaminantes. Como suele ser
muy alcalina, se puede mezclar con agua y dejarla un tiempo al aire para que se neutralice en
parte combinándose con el CO2 ambiental. También se puede mezclar con otro abono más
ácido, como el humus. La descomposición en el humus, además hace a los minerales
más biodisponibles.
Las cenizas de animales contienen más sodio y principalmente el fosfato cálcico de
los huesos. Las cenizas de incineraciones humanas pueden contener restos de metales de
empastes y otros implantes.

Simbolismo y religión[editar]
Urna cineraria romana del s. I d.C.

La ceniza fue entre muchos pueblos una señal de dolor y de arrepentimiento.


El esparcirse ceniza o polvo sobre la cabeza en lugar de los perfumes con que solían ungirse los
orientales, el sentarse en el suelo entre ceniza o polvo, eran las señales con que se expresaban las
calamidades públicas, el dolor, la penitencia, el luto de donde se derivó, como dice el señor Torres
Amat, la frase comer el pan con ceniza, pues es natural que caería esta de la cabeza del que comía.
Los judíos hacían una lejía o agua lustral con las cenizas de una ternera sacrificada el día de la gran
expiación, la que servía para purificar a aquellos que habían tocado algún cadáver o asistido a
los funerales. Los griegos y romanos, que observaban la costumbre de quemar a los muertos,
tenían urnas llamadas cinerarias, en las que ponían las cenizas de aquellas personas que les habían
sido queridas y cuyos restos deseaban conservar.
En la primitiva Iglesia el obispo ponía un poco de ceniza en la frente del pecador al principio de su
penitencia y de aquí viene la práctica, mandada en el Concilio de Benevento celebrado en el año 1091,
de ir a recibir la ceniza el primer día de cuaresma. Hay algunas órdenes monásticas, como
los trapenses, que ponen a los religiosos en medio de la iglesia sobre una cruz de ceniza poco antes de
morir, para recordarles su origen y a lo que van a parar.2
Vicenç Joaquín Bastús i Carrera, Diccionario histórico enciclopédico, página 450.

En este aspecto igualmente destaca el ritual de cremación para los fallecidos.

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