Está en la página 1de 2

SIMON RODRIGUEZ

Simón Rodríguez nació en Caracas la noche del 28 de octubre de 1769. Fue bautizado el 14 de
noviembre de ese año como niño expósito. Criado en casa del sacerdote Alejandro Carreño, toma de
él su apellido y es conocido como Simón Carreño Rodríguez. Documentos de la época y otros
testimonios hacen pensar que el sacerdote era en efecto padre de Simón Rodríguez y de su
hermano José Cayetano Carreño, cuatro años menor que él y quien se desarrollara como notable
músico. Su madre Rosalía Rodríguez era hija de un propietario de haciendas y ganado,
descendiente de canarios. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor
en la “Escuela de Lectura y Escritura para niños”, en 1794 presentó un escrito crítico “Reflexiones
sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma
por un nuevo establecimiento”. En esta escuela tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro
Libertador Simón Bolívar. Fuertemente influenciado por El Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón
Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las
nacientes naciones americanas. El mismo Bolívar en carta al general Santander en 1824 decía que
su maestro "enseñaba divirtiendo". Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres
educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el pensamiento de Simón
Rodríguez.
Simón Rodríguez fue uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacando
por su profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana, el cual posteriormente trasmitirá
a Simón Bolívar al desempeñarse como su maestro y mentor.
Su participación en la conspiración de Gual y España en contra de la corona española en 1797 lo
fuerza a dejar el territorio venezolano.
[Editar]Samuel Robinson
En Kingston, Jamaica, cambia su nombre a Samuel Robinsón, y después de permanecer algunos
años en los Estados Unidos, viaja a Francia (1801). En 1804 se encuentra allí con Simón Bolívar, de
quien había sido maestro cuando niño. Juntos realizan un largo viaje por gran parte de Europa. Son
testigos presenciales de la coronación de Napoleón Bonaparte en Milán, como Rey de Italia y
de Roma. Y es testigo del famoso juramento de Bolívar sobre el monte Sacro, en donde profetiza
que liberaría a toda América de la corona española, y lo registra para la historia.
Entre 1806 y 1823, mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal
Venezuela, Rodríguez se hospeda en Italia, Alemania, Rusia, Prusia, y Holanda. Luego daría su
opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:1
Permanecí en Europa por más de 20 años; trabajé en un laboratorio de química industrial […];
concurrí a juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y
regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.
Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente.
En Colombia establece la primera escuela-taller en 1824. Atiende el llamado hecho por Bolívar
desde el Perú y es nombrado “Director de la educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y
Matemáticas” y “Director de Minas, Agricultura y Vías Publicas” de Bolivia.
En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia. Pero el
Mariscal Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia desde octubre de 1826 no tenía una buena
relación con él, por lo que Rodríguez dimitió el mismo año, trabajando el resto de su vida como
educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador. Muy importante es su
trabajo titulado Sociedades Americanas, dividido en varias ediciones publicadas
en Arequipa (1828), Concepción (1834), Valparaíso (1838), y Lima (1842). El texto insiste en la
necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza
su frase:
La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales
sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.
Otra obra importante fue El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (1830),
un alegato sobre la lucha social que emprendía Bolívar en esa época.
En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a
un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.
En el año de 1853 emprende su último viaje rumbo a Perú al lado de su hijo José, y Camilo Gómez,
un compañero de éste. Gómez lo asiste en su muerte, en el pueblo de Amotape. Sus restos son
trasladados setenta años después al panteón de Perú, y luego a su Caracas natal en donde reposan
hoy en día en el Panteón Nacional desde 1954.
Arturo Uslar Pietri escribió una biografía novelada sobre Simón Rodríguez, publicada en 1981: La
isla de Robinson.
En 1842 se encuentra en Lima, donde reedita su obra Sociedades americanas en 1828. Un año
después emprende un viaje con destino a Ecuador, ocurriendo a su paso por el puerto de Paita
(Perú) una entrevista entre él y Manuela Sáenz, ésta anciana y próxima a morir. A Ecuador llega a
fines del mismo año, visitando Guayaquil, Quito y residiendo luego en Latacunga donde dio clases
en el colegio San Vicente. En los años finales de su vida Rodríguez va a Guayaquil, donde se
perderá buena parte de su obra en un incendio ocurrido en dicha ciudad. En 1853 emprende de
nuevo viaje al Perú, lo acompañan su hijo José y Camilo Gómez, compañero de este; será Gómez
quien lo asistirá en el momento de su muerte; ocurrida en el pueblecito de Amotape. Setenta años
después de su deceso, sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en Lima, y desde
allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos a su Caracas natal, donde reposan en el
Panteón Nacional desde el 28 de febrero de 1954.

Simón Rodríguez

Pedagogo y escritor venezolano, nacido en Caracas en 1771 y fallecido en Amotape, Perú, en 1854.
Maestro de Simón Bolívar, sus inquietudes e ideas reformadoras influyeron poderosamente en la
formación de El Libertador, según él mismo reconoció.

Simón Rodríguez se llamaba realmente Simón Carreño Rodríguez, pero prescindió del primer
apellido a raíz de una desavenencia con su hermano Cayetano, músico de profesión. Por sus
actividades conspiradoras, tuvo que emigrar en 1794 y cambió su nombre (Samuel Róbinson). La
teatralidad de su existencia contrasta con su sentido estricto de la honestidad y la trascendencia
renovadora de sus ideas pedagógicas y sociales.

Tuvo a su cuidado la educación del niño Simón Bolívar hasta los catorce años, y en 1804, cuando el
maestro se encontraba en Viena, se le presentó el discípulo, que lo acompañó por Europa. Se dice
que desde el Monte Sacro, en Roma, Simón Rodríguez hizo jurar a su discípulo que dedicaría su
vida a luchar por la independencia de su patria. Sea ello cierto o no, forma parte de la teatralidad
ritual que tanto influyó en el alma de Bolívar.

También podría gustarte