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EL ANTIGUO RÉGIMEN

El término o concepto de Antiguo Régimen nació en la época de la Revolución Francesa con un sentido negativo para
hacer referencia a un orden que se quería eliminar

Entre el público en general existe una cierta confusión sobre lo que significa el Antiguo Régimen, ya que, en más de una
ocasión se aplica al régimen franquista cuando en realidad obedece a otra realidad histórica bien distinta.

El término o concepto de Antiguo Régimen (Ancien Régime, antiguo régimen, viejo orden, en francés) nació en la época
de la Revolución Francesa con un sentido negativo para hacer referencia a un orden que se quería eliminar.

Los historiadores, por su parte, designan con este término el conjunto de estructuras e instituciones económicas,
sociales y políticas existentes en Europa desde fines del siglo XV y principios del siglo XVI hasta los grandes procesos
revolucionarios y de transformaciones que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, sin ningún sentido
peyorativo.

El Antiguo Régimen se caracterizaría por tener una economía eminentemente agraria, tanto por el origen de la riqueza
como por la importancia de la población rural, sin obviar el crecimiento del capitalismo mercantil, una estructura social
de tipo estamental, en la que las diferencias se establecerían en virtud del origen familiar, más que por la capacidad, la
riqueza o el talento personales, organizándose la sociedad en tres estamentos, estados o brazos -clero, nobleza y estado
llano o tercer estado-, cuya línea divisoria estaría en la posesión o no de derechos o privilegios, y por una forma de
gobierno basada en la monarquía absoluta, en la que el origen de la soberanía no dependería de la voluntad de los
gobernados (súbditos y no ciudadanos), por lo que no estaría limitada en el ejercicio de sus funciones.

El concepto, al aplicarse a un período temporal tan amplio y en un espacio -el europeo- tan heterogéneo ha generado no
pocas polémicas historiográficas. En primer lugar, estaría la crítica al sentido teleológico explícito en su propia
formulación, ya que adquiriría sentido por su desenlace, es decir, las revoluciones liberales-burguesas, defendidas,
lógicamente por la historiografía liberal clásica. Por su parte, los historiadores más conservadores suelen rechazar el
término por considerar que tiene una carga negativa. La historiografía marxista no lo rechaza, aunque siempre ha
preferido emplear otros, como feudalismo, feudalismo tardío y, sobre todo, transición del feudalismo al capitalismo, es
decir el período en el que cambiaría el modo de producción feudal al capitalista, incidiendo en la continuidad con la
Edad Media.

Otra crítica o, más bien, matización y en relación con los límites temporales del período, intentaría demostrar que el
Antiguo Régimen fue más resistente y perduró más de lo que se piensa. En algunas zonas de Europa el Antiguo Régimen
mantendría algunas características y persistencias hasta la Primera Guerra Mundial, momento en el que quedaría ya
completamente liquidado. Esta persistencia tendría que ver con que no se dieron revoluciones liberales en esos lugares
o fueron precarias, estableciéndose pactos con fuerzas sociales y aspectos del pasado. Los casos más evidentes se
encontrarían en Europa central y oriental, aunque también se pueden rastrear reminiscencias del pasado del Antiguo
Régimen en los estados del sur europeos, como Portugal, España y en la propia Italia unificada.
LA REVOLUCION INDUSTRIAL
La revolución industrial fue un proceso de grandes transformaciones económicas y sociales que comenzaron en
Inglaterra en el siglo XVIII.

esta revolución se extendió por gran parte del hemisferio norte durante todo el siglo XIX y principios del siglo XX.

Fueron grandes innovaciones que se gestaron en la industria y que permitieron inicialmente un gran avance en la Europa
del siglo XIX. El uso de la maquina en los procesos mejoro notablemente la productividad en las fábricas, lo que trajo
consigo un progreso rápidamente.

La industria textil, metalúrgica y química tuvo un gran crecimiento en Inglaterra y Europa durante este Siglo, y La
agricultura también experimento grandes avances gracias a las nuevas herramientas, esto trajo consigo algo conocido
como la revolución agrícola de la cual hablaremos más adelante.

Causas de la revolución Industrial

Las principales causas de la revolución que ayudaron a que se diera en Inglaterra, fueron:

El sistema político imperante en Inglaterra no era la monarquía absoluta, era la monarquía liberal, lo que permitió que
los ingleses se mantuvieran libre de las revoluciones que aquejaban a los otros países europeos.

La modernización de la agricultura mediante la rotación cuatrienal de cultivos, la introducción de maquinaria moderna a


los trabajos agrícolas y el cierre de campos de cultivo. Estas medidas dejaron sin trabajo a muchos campesinos que se
vieron obligado a trasladarse a las ciudades y aseguraron la abundancia de mano de obra barata.

La burguesía inglesa tenía capital suficiente para financiar las fábricas, adquirir materias primas y máquinas y contratar
empleados.

Los beneficios económicos obtenidos gracias al dominio del mercado europeo y en la posesión de un gran imperio
colonial. La gran cantidad de capital de que se disponía se invirtió en las nuevas actividades industriales.

Una mentalidad económica, por parte de los burgueses, pero también por parte de la aristocracia terrateniente,
dispuesta a invertir en el comercio y la industria. Estos dos grupos sociales fueron controlando el Parlamento, desde
donde promulgaban leyes que aseguraban la libertad económica (eliminando los privilegios de los gremios), y
protegiendo los mercados propios (proteccionismo), entre otras medidas.

La existencia de una buena red viaria y fluvial, que aseguraba la fluidez del abastecimiento de materias primas, la
distribución de manufacturas y el mercado interior.

Las innovaciones técnicas, que permitían sustituir las herramientas tradicionales para máquinas que trabajaban más
rápido. Las mismas universidades fomentaban una formación intelectual práctica que repercutía en la investigación y la
experimentación.

La riqueza de fuentes de energía como el carbón de coque, de gran calidad, para hacer funcionar las nuevas máquinas
de vapor, y la abundancia de materias primas para la industria textil, como el algodón colonial y la lana inglesa.

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