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Quiero saludarlos y expresarles una vez maá s la gratitud por estar acaá al lado nuestro

dando esta batalla no solo por el futuro de Caldas sino por los principios y los valores
que han sostenido e impulsado a nuestro departamento desde que nuestros ancestros
abrieron trocha y fundaron pueblos. Esta no es una eleccioá n comuá n y corriente, esta es
una eleccioá n en donde cosas que se creíáan innegociables estaá n en juego. Cosas como la
eá tica puá blica, cosas como el origen de los recursos que financian la actividad puá blica,
cosas como el objetivo que se busca llegando al poder. Nosotros en Caldas siempre
hemos tenido adversarios y hemos tenido campanñ as encarnizadas en donde los
ataques han estado presentes y las propuestas muchas veces han sido minimizadas
por el volumen de las descalificaciones o las verdades a medias. Eso no es algo raro ni
algo que nos asuste. Sin embargo, lo que si es inusual en este departamento es el
ascenso vertiginoso de personajes con fortunas que han crecido fuera del
conocimiento y el escrutinio social. Fortunas que crecen en la clandestinidad sin que
nadie pueda explicar muy bien de donde vienen o hacia donde van. En esta campanñ a
enfrentamos adversarios marcados por los susurros y los rumores de una sociedad
que no esta acostumbrada a las fortunas espontaneas o al desvergonzado mercadeo
del voto. Nosotros, los caldenses, siempre miraá bamos esas realidades de otros lugares
con incredulidad y como algo ajeno a nuestra cultura democraá tica y políática, pero
ahora vemos que han llegado a nuestros pueblos, a nuestras ciudades, a nuestros
barrios y se extienden con insolencia y a gritos, como el que cree que puede comprar
todos y que no hay nadie que pueda obstaculizar su camino hacia el poder, y de ahíá
cobrarse con los dineros puá blicos las groseras inversiones que vemos a diario. Como
ven no son unas elecciones rutinarias estas que estamos viviendo. Son unas elecciones
en donde se juega la viabilidad moral de Caldas. Unas elecciones en donde debemos
remarcar claramente las fronteras eá ticas de nuestra sociedad. Acaá debemos ponernos
de pie y decir claramente que no estamos dispuestos a ser observadores pasivos de la
toma de Caldas por parte de intereses impresentables. Esta batalla la estamos dando
por las generaciones futuras. Son ellas las que miraran y valoraran las decisiones y las
actuaciones que tomemos hoy. Son ellas las que censuraran nuestras dudas y nuestro
desgano y las que exaltaran nuestro íámpetu, nuestra capacidad de lucha y nuestra
vocacioá n de victoria. Quiero agradecerles que esteá n acaá y que hagan parte de esta
contienda. Quiero agradecerles su compromiso y su decisioá n de luchar sin descanso
por el bien de Caldas. Vamos a luchar juntos y vamos a ganar. Vamos a poner a Caldas
en buenas manos porque es lo que se merece nuestra gente, nuestros ancestros y
nuestros descendientes. Vamos a dar esta batalla y vamos a obtener una victoria
apabullante que sea un mensaje para todos esos individuos que crean que Caldas es
vulnerable a sus intereses y a su corrupcioá n. Esa es la lucha en la que estamos, pero al
lado de ustedes, estoy seguro que vamos a vencer.

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