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Gambra Rafael Historia Sencilla de La Filosofia PDF
Gambra Rafael Historia Sencilla de La Filosofia PDF
DE LA F I L O S OF I A
D E C IM O N O V E N A EDICIÓN
E D IC IO N E S RIALP, S, A .
MADRID
0 Z 3 2 .
© 1961 by R afa e l G am bra C iudad Cett K Vi
INDICE
© 1994 de la presente edición by E D IC IO N E S R IA LP , S. A .
Alcalá, 290. 28027 M A D R ID
L A F ILO SO FIA E N L A A N T IG Ü E D A D
La filosofía en Grecia............................ 43
Los primeros filósofos cosm ó lo go s............................................ .—T7
Pitágoras y su escuela...................................................................... -5 0
Heráclito y Parm énides....................................... 53
Los sofistas y Sócrates.................................................................... 58 ""
xf Platón.................................................................................................... 65
ISBN: 84-321-0282-2 -«^■Aristóteles............ ................................................ ............................. 72—-'
Depósito legal: M , 24,043-1994 — El estoicism o..................................................................... 86
Impreso en España Printed in Spain — El epicureismo.............................................................................. 91
La filosofía en Roma: Lucrecio y Séneca................................ 98
Alizos, S. L. - Fuenlabrada (Madrid) La filosofía alejandrina: Plctino ........................... 104
ÍNDICE
Págs. M E M O R IA S C A R I GENITORIS
Q U I M IH I VERTTATIS V IR T U T ISQ U E V IA M EXEM PLO CONSTANTER
L A F IL O S O F IA M O D E R N A
L A FILO SO FIA A C T U A L
H oy esta actitud hacia la filosofía es ya imposible compendio y ios exigencias que debe imponerse el
para el hombre culto de cualquier especialidad, y va que afronte la tarea de hacerlo si quiere evitar, en
siendo cada vez menos posible para el hombre en lo posible,, sus peligros. «La vida es corta—dice—y
general. Las nuevas concepciones físicas y sus con el conocimiento, sin límites: nadie tiene tiempo para
secuencias técnicas o destructivas requieren un in saberlo todo, y en la práctica nos vem os obligados
mediato apoyo filosófico si no tocan ya por sí mis a éscoger entre una exposición demasiado corta o
mas el dominio resolutivo o último de la filosofía. ■ renunciar a ese saber. El resumen es un mal nece
Asimismo, las grandes experiencias políticas, socia sario, y el que lo afronta debe hacer lo mejor posi
les y económicas de nuestra época representan ver ble una labor que, aunque intrínsecamente mala;
siones prácticas de sistemas filosóficos diversos, vale más que renunciar a ella. Es preciso que sepa
como si éstos hubieran dado un salto desde la quie simplificar sin llegar a deformar. Es necesario que
tud de su milenario apartamiento a la arena de unas aprenda a dirigir su atención hacia los elementos
realidades fabulosas y amenazadoras. De modo tal esenciales de una situación, pero sin abandonar de
que ningún estudiante de Derecho, de Economía o masiado los flancos que matizan la realidad. De este
de Política, incluso de ciencias físico-naturales, pue modo llegará quizá a conservar, no toda la verdad
de iniciar ya su especialidad sin un cierto conoci (porque esto es incompatible con la brevedad en
miento de la filosofía, y de la evolución de sus gran casi todas la cuestiones importantes), pero conside
des sistemas. . rablemente más que las peligrosas aproximaciones,
Sin embargo, subsiste la dificultad de abordar la que han sido siempre moneda corriente en el pen
filosofía como conocimiento auxiliar y no especiali samiento.»
zado. Y en grado superior a esa dificultad, la difi En esta H istoria sencilla de la filosofía he pro
cultad previa de resumir en ideas claras y trabadas curado atenerme a esas exigencias: simplificar sin
entre sí el pensar filosófico en su génesis histórica. deformar, perseguir la trama del pensamiento his
Todo resumen o esquema cultural tiene algo de fa tórico sin ocultar su complejidad ni sus tensiones
laz y de deformante, porque su misma sencillez y creadoras. No abrigo ninguna pretensión de haberlo
trabazón lógica se obtienen casi siempre a costa de conseguido, ante todo porque lo que tiene de nece
la matización y aun del sentido de una realidad sario el intento lo tiene de inasequible su logro ade
complejísima, extensamente ramificada en su creci cuado. De aquí que para que un resumen de ése
miento. Los esquemas, además, copiándose y simpli género cumpla su misión se haga necesaria la cola
ficándose unos a otros, repitiendo siempre determi boración del lector, al menos en la actitud y el espí
nados temas y fórmulas, avanzan generalmente en ritu con que emprenda su lectura. Esta colaboración
el sentido contrario a la vida, que es diversificación supondrá en él la consciencia de lo que puede ob
y enriquecimiento. tener y de lo que no puede esperar de un resumen
Compendiar es difícil y arriesgado; pero no por como el que tiene ante sí. Podrá alcanzar quizá
esto es menos necesario. Aldous Huxley ha expresa una noción adecuada, no forzada ni deformante, de
do con concisión y profundidad esta necesidad del lo que es la filosofía y del impulso espiritual que
RAFAEL GAMBRA
PREÁM BULO 15
14
Cumplirá su objetivo este trabajo—que no puede tener
históricamente la ha engendrado. Pero—entiéndase otra pretensión que la síntesis ni otro valor que la
bien—sólo «una noción», es decir, algo que nunca de claridad—si sirve a alguno de sus lectores para relacionar
berá tomarse por un verdadero conocimiento teórico ideas antes dispersas o para alumbrar en su espíritu el in
o histórico de la filosofía: Porque en tal caso se con centivo del pensar filosófico.
vertiría automáticamente en la caricatura de lo que
es un esfuerzo de profundizacióti cuyo pasado en
vuelve tres milenios de cultura humana.
Puede también obtener el lector de esta H istoria
SENCILLA otro fruto de su lectura sosegada: adquirir
la afición al pensar filosófico, esto es, un impulso
de interés hacia la « ciencia de las causas últimas».
Pero tampoco más que esa afición o ese impulso. Lo
cual no le eximirá, para una adecuada y más profun
da comprensión de tos temas filosóficos, de un aden-
tramiento sistemático de las disciplinas que com
ponen la filosofía.
He pensado muy especialmente al escribir este
libro en los alumnos que se disponen a iniciar sus
estudios universitarios y que han de improvisar al
término de su bachillerato esa comprensión de las
grandes corrientes del pensar filosófico, imprescin
dible en el manejo de los textos corrientes en la Uni
versidad.
Con posterioridad a la primera edición he com
prendido la necesidad de ampliar los capítulos fina
les referentes a la filosofía actual debido a la natural
curiosidad del lector hacia los temas y pensadores
del presente. He dado así cabida a escuelas y
sistemas actuales cuya existencia al menos es del
dominio general y cuyo conocimiento me parece
hoy necesario para una adecuada comprensión de
nuestro presente cultural, y ello aun a riesgo de
que su exposición, algo más minuciosa y menos esen
cial, rompa la línea y aun el tono de la exposición
general.
i
EL PENSAR FILOSOFICO
que en el fondo de las cosas está siempre lo ma¡ü oscura convicción que tiene el niño de no estar en
villoso». Y no es menos cierto que el poseer una co condiciones de llegar a entenderlo todo, de otra, nos
herente visión del Universo ha de producir en el hacen aceptar fácilmente una visión del Universo
ánimo del filósofo una serena beatitud, y, con ella, que, en la mayor parte de los casos, será definitiva
una independencia de las pasiones interiores y de la e inconmovible.
varia fortuna exterior, com o pusieron de relieve los Sin embargo, si adviniéramos al mundo en estado
estoicos. adulto, nuestra perplejidad sería semejante a la del
La filosofía es, sin embargo, la Actividad más na hombre que, perdido el conocimiento, amaneció en
tural del hombre, y la actitud filosófica, la más pro un lugar desconocido. Si este mundo que nos parece
piamente humana. tan natural y normal fuera de un m odo absoluta
Imaginemos a un hombre que salió de su casa y ha mente distinto nos habituaríamos a él con no mayor
sufrido un accidente en la calle a consecuencia del dificultad. Llegada la inteligencia a su estado adulto
cual perdió el conocimiento y fue trasladado a una suele, en algún momento al menos, colocarse en el
clínica o a una casa inmediata. Cuando vuelve en sí punto de vista del no habituado, de su nesciencia
se encuentra en un lugar que le es desconocido, en profunda frente al mundo y a sí mismo. En ese ins
una situación cuyo origen no recuerda. ¿Cuál será tante está haciendo filosofía. Muchos hombres aho
su preocupación inmediata, la pregunta que en se gan en sí esa esencial perplejidad: ellos serán los
guida se hará a sí mismo o a los que le rodean? No menos dotados para la filosofía; otros la reconocen
será, ciertamente, sobre la naturaleza o utilidad de como la única actitud sincera y honesta y se entregan
los objetos que ve a su alrededor, ni sobre las me a . ella: éstos serán—profesionales o no—filósofos.
didas de la habitación o la orientación de su venta La filosofía, pues, lejos de ser algo oscuro y su-
na. Su pregunta será una pregunta total: ¿qué es perfluo situado sobre la sencilla claridad de las cien
esto? O, mejor, «na que englobe su propia situación: cias particulares, es el conocimiento que la razón
¿dónde estoy?, ¿por qué he venido aquí? humana reclama de modo inmediato y natural.
Pues bien, la situación del hombre en este mun Para llegar a una más clara noción de lo que sea
do es en un todo semejante. Venimos a la vida sin filosofía, tratemos de sentar y de comprender una
que se nos explique previamente qué es el lugar á definición de la misma. Aunque se han propuesto
donde vamos ni cuál habrá de ser nuestro papel en muchas definiciones de filosofía en los diferentes
la existencia. Tampoco se nos pregunta si queremos sistemas filosóficos, podemos atenemos a la defini
o no nacer. Cierto que, como no nacemos en estado ción clásica, en la que coincidirán casi todos los fi
adulto sino que en la vida se va formando nuestra lósofos; ella nos servirá después para delimitar lo
inteligencia, al mismo tiempo nos vamos acostum que es filosofía de lo que no lo es en el seno de los
brando a las cosas hasta verlas como lo más natural posibles modos de conocimiento humano:
e indigno de cualquier explicación. A los prime
ros e insistentes porqués de nuestra niñez respon Ciencia
den nuestros padres como pueden, y el inmenso pres de la totalidad de las cosas
tigio que poseen para nosotros de una parte, y la por sus causas últimas,
adquirida poi la luz de la tazón.
20 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 21
Ciencia: Muchos de nuestros conocimientos no son pregunta ¿qué se hace de los demás?, ¿qué dei todo
científicos. Así el conocimiento que los hombres como unidad? El hombre en el mundo, como el que,
siempre tuvieron de las fases lunares, de la caída de en nuestro ejemplo, despierta en aquel ambiente des
los cuerpos. Así el que tiene el navegante de la pe conocido, no puede satisfacerse con explicaciones par
riodicidad de las mareas, etc. Estos son conocimien ciales sobre los diversos objetos que le rodean. De esta
tos de hechos, vulgares, no científicos. Pero quien visión de totalidad sólo se hace cargo la filosofía, y
conoce las fases de la Luna en razón de los movi en esto se distingue de cada una de las ciencias particu
mientos de la Tierra y su satélite, la caída de los lares.
cuerpos por la gravedad, las mareas por la atracción
lunar, conoce las cosas por sus.causas, esto es, posee Por sus razones más profundas: Cabría pensar, sin
un conocimiento científico. Para hablar de ciencia, embargo, que, si de cada ciencia particular se dife
sin embargo, hay que añadir la nota (o caracterís rencia la filosofía por la universalidad de su objeto,
tica) de conjunto ordenado, armónico, sistemático, no se distinguiría; en cambio, del conjunto de las
frente a la fragmentaiiedad de conocimientos cien ciencias particulares, de lo que llamamos enciclo
tíficos aislados. La filosofía es, ante todo, conoci pedia. Si las ciencias particulares se reparten la
miento por causas, esto es, no se trata de un mero realidad en sectores diversos, el conjunto de las
conocimiento de hechos, ni tampoco de una expli ciencias estudiará la realidad entera. Por otra parte,
cación mágica—por relaciones no causales—de las si cada ciencia se hace cargo de un sector de la rea
cosas; y en forma coherente, unitaria, por oposición lidad y todos los sectores tienen su correspondiente
a cualquier fragmentarismo. Por ello Aristóteles de ciencia, no quedará ningún objeto posible para otro
finía a la ciencia—y a la filosofía, que para él se saber de carácter filosófico.
identifican-—como « teoría de las causas y princi Para distinguir la filosofía de la enciclopedia de
pios». bemos hacernos cargo antes de la distinción entre
objeto material y objeto formal de una ciencia. Ob
De la totalidad de las cosas: La filosofía no re jeto material es aquello sobre lo que trata la cien
corta un sector de la realidad para hacerlo objeto cia. El objeto material de la enciclopedia (la totali
de su estudio. En esto se distingue de las ciencias dad de las cosas) coincide con el de la filosofía. Ob
particulares (la física, las matemáticas, las ciencias jeto formal es, en cambio, el punto de vista desde
naturales), que acotan una clase de cosas y prescin el que una ciencia estudia su objeto. Así la geología
den de todo lo demás. y la geografía tienen un mismo objeto material
Heidegger, un filósofo alemán existencíalista, falle {'Geos, la Tierra), pero distinto objeto formal, pues
cido en 1976, empezaba uno de sus más memorables mientras a la primera le interesa la composición de
artículos destacando la angustia, la esencial insatis las capas terrestres,, la geografía estudia la confi
facción que el hombre experimenta ante la delimita guración exterior de la Tierra; otro tanto sucede
ción que cada ciencia hace de su objeto propio: la física con la antropología, la psicología, la anatomía, la fi
estudia el mundo de los cuerpos... y nada más; la bio siología, que estudian todas al hombre desde distin
logía, el mundo de los seres vivos... y nada más. Y se tos puntos de vista.
RAFAEL GÁMBHA h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 23
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Así, cada ciencia, y enciclopedia como suma tie una concepción racional de la realidad, porque, como
ellas, estudia sus propios objetos por sus causas o dice Aristóteles: «es indigno del hombre no ir en
razones inmediatas, propias e inmanentes a ese sec busca de una ciencia a que puede aspirar».
tor de la realidad. La filosofía, en cambio, estudia su La filosofía responde, pues, a la actitud más natu
objeto por las razones últimas o más generales. Ca ral del hombre. En rigor, todo hombre posee, más
da ciencia parte de unos postulados o axiomas que o menos confusamente, una filosofía. Piénsese, por
no demuestra, y ateniéndose a ellos trata su objeto. ejemplo, en la India, ese pueblo apático, indiferen
La filosofía, en cambio, debe traspasar esos postu te, que se ha dejado siempre gobernar por extran
lados científicos y llegar a una visión coherente del jeros sólo por no tomarse el trabajo de hacerlo por
Universo por sus razones más profundas. Las cosas sí mismo; en el fondo de su actitud ante la vida
se explican fácilmente unas por otras, lo difícil es hay toda una concepción filosófica: ellos son pan-
explicar que haya cosas. Este problema, radical, so teístas, creen que el mundo es una gran unidad, de
bre la naturaleza del ser y sobre su origen y sentido la que cada uno no somos más que una manifesta
constituye el objeto formal de la filosofía, por el ción, y a la que todos hemos de volver. Ante este
que se distingue del conjunto de las ciencias. La fi fatalismo que anula la personalidad, la consecuencia
losofía y la enciclopedia, en fin, se diferencian como natural es el quietismo.
la suma del todo: no se explica al hombre, por Los pueblos occidentales, en cambio, han sido
ejemplo, describiendo su hígado, su bazo, su pul siempre activos, emprendedores. También les mueve
món, etc. una filosofía, que es en ellos colectiva: creen en la
personalidad de cada uno como distinta de las cosas
Adquirido, por ta luz de la razón: Cabría todavía y de Dios, y como perfectible por su propio obrar.
confundir la filosofía con otra ciencia que trata tam ,A semejanza de aquel que escribía en prosa sin sa-.
bién de la realidad universal por sus últimos prin berlo, todo hombre es filósofo aunque no se dé
cipios, envolviendo la cuestión del origen y el senti cuenta.
do: la teología revelada o, más exactamente, el saber En sus orígenes, filosofía era lo mismo que cien
religioso. Distínguense, sin embargo, por el medio cia; filósofo, lo mismo que sabio o científico. Así,
de adquirir ambos conocimientos, pues al paso que Aristóteles trata en su obra no sólo de esas profun
el saber religioso procede de la revelación y se das cuestiones que hoy se reservan los filósofos,
adquiere por la fe, el saber filosófico ha de cons sino también de física, de ciencias naturales... Fue
truirse con las solas luces de la razón. Al revelar Dios más tarde, con el progreso del saber, cuando se fue
el contenido de la fe quiso que todo hombre tuvie ron desprendiendo del tronco común las llamadas
ra el conocimiento necesario de su situación y de su ciencias particulares. Cada una fue recortando un
fin para salvarse; pero este conocimiento, aunque trozo de la realidad para hacerlo objeto de su estu
para el creyente sea indudable, no constituye por sí dio a la luz de sus propios principios. Esto consti
una concepción del Universo, sino sólo los datos e tuyó un proceso necesario por la misma limitación
hitos prácticos necesarios para la salvación, y no exi de la capacidad humana para saber. Hasta después
me al hombre de la necesidad y del deseo de poseer del Renacimiento hubo todavía—excepcionalmente—
24 RAFAEL GAMERA D IVISIO N DE LA FILOSOFIA
la naturaleza. En un segundo grado de abstracción, de a las tres más generales categorías del ser real:
el cosmos o conjunto ordenado del mundo material,
se prescinde también de toda cualidad específica o
natural y nos fijamos sólo en la cantidad pura—el inerte; las almas, como algo distinto e irreductible
número—, engendrándose así las ciencias matemáti a la materia, y Dios, que sobrepasa y no correspon
de a ninguno de los dos grupos.
cas. En un tercero, por fin, prescindimos también
En la filosofía del conocimiento cabe distinguir
de la cantidad y nos quedamos únicamente con el dos ciencias: la lógica y la teoría del conocimiento.
ser—lo que tienen de común todas las cosas—, esa
noción generalísima y primera, y éste es el origen El pensamiento no se produce espontáneamente, de
un modo anárquico, en la mente del sujeto, sino que,
de la metafísica, a la que Aristóteles llamaba filoso sea lo que quiera lo que se piense, debe sujetarse a
fía primera. unas formas y leyes, que son la estructura misma
Sin embargo, dado que posteriormente se han ido del pensamiento. A una persona que no hilvane su
separando las ciencias particulares y hoy no se con pensamiento de acuerdo con un orden y consecuen
sidera filosofía a ciencias como las matemáticas o cia la llamamos ilógica, y a quien no razona en ab
las físiconaturales, ha prevalecido otra división en el soluto conforme a esas leyes, lo recluimos en un ma
seno de los estudios que hoy se reserva la filosofía. nicomio. Esas formas y leyes del pensamiento son
Esta división es debida a un alemán—Christian el objeto de la lógica. Para estudiarlas no es necesa
W olff—^que fue discípulo de Leibniz, a quien ya co rio salir del pensamiento m ism o: al lógico no le in
nocemos. Dividía W olff la filosofía en tres grupos ge teresa que lo pensado esté de acuerdo con la reali
nerales de materias: la filosofía real, la filosofía del dad, sino que esté de acuerdo con las leyes del pen
conocimiento y la filosofía de la concLucta, La pri samiento. Imaginemos el siguiente razonamiento:
mera estudia el ser y las cosas en general; la segun
da trata de ese gran fenómeno que se da en nuestra Los cuadrúpedos son racionales.
mente y que nos pone en relación con las cosas ex Las aves son cuadrúpedos.
teriores—el conocimiento— , fenómeno que nos dife Luego las aves son racionales,
rencia de una piedra, por ejemplo, que, no teniendo
conocimiento, está cerrada sobre sí, no entra en re En él todo lo que se afirma es falso; sin embargo,
lación con lo que está fuera de ella; la tercera estu para la lógica es un razonamiento válido, porque es
dia la acción y las normas que la rigen: comple tá trazado según las reglas del silogismo. Suponga
mento del conocer es el obrar, el reaccionar sobre mos este otro:
las cosas que se nos manifiestan en el conocimiento.
Cada uno de estos grupos abarca varias ciencias. Algunos españoles son andaluces.
Algunos españoles son sevillanos.
La filosofía real se divide en metafísica general y Luego los sevillanos son andaluces.
metafísica, especial. La primera, que es la fundamen
tal y determina en cada filósofo la naturaleza toda Todas las proposiciones son en él verdaderas, pero
de su sistema, estudia el ser en cuanto ser, el ser-en lo son por casualidad, porque la consecuencia es
sí. La especial se divide en cosmología, psicología y ilógica: lógicamente es rechazable.
teología natural o teodicea. Esta división correspon
28 RAFAEL GAMBRA h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 29
Cabe, pues, que fuera de la lógica nos planteemos psicología, la ética, etc., que son, al fin y al cabo,
otra pregunta sobre el conocimiento en general: ¿co su aplicación o prolongación. Así, de todos los gran
rresponde el pensamiento con la realidad o nos en des sistemas filosóficos de la historia puede decirse
gaña en sus datos? ¿O se tratará, incluso, dé una que surgieron de una idea madre, fundamental, de
creación de la mente? A esta pregunta trata de res una concepción original del ser y del Universo. El
ponder la otra rama de la filosofía del conocimiento: sistema de Heráclito, por ejemplo, surge de la idea
la epistemología o teoría del conocimiento. de identificar el ser con el devenir; el de Parméni-
Pero entre sujeto y objeto no se tiende sólo el des, de la unicidad panteística del ser; el de Aris
puente del conocimiento, sino también el de la ac tóteles, de su tesis del acto y la potencia; el de
ción. Si en el conocimiento el objeto impresiona al Kant, de su concepción del espacio y el tiempo como
sujeto trasmitiéndole su imagen, en la acción es el formas a priori; el de Bergson, de su idea de la du
sujeto quien reacciona sobre el objeto modificándo ración o tiempo real, etc.
le. Pues bien, el obrar, como el pensar, está también
sometido a sus normas, que son inmutables y uni
versales. El niño, al mismo tiempo que conoce la
noción de verdadero y falso, y antes de llegar a las
de lógico e ilógico, aprende a distinguir las de bue
no y malo, la licitud o ilicitud de los actos. Pues
bien, la parte de la filosofía que estudia las leyes de
la licitud o moralidad de los actos y su fundamento
es la ética.
Tenemos, con esto, el sistema de las ciencias pro
piamente filosóficas, que podemos condensar en este
cuadro:
Metafísica gei eral o filosofía primera.
real í cosmología.
Metafísica esp :cial < psicología.
( teología natural,
Filosofía. < ( 1 Apira
del conocimiento ) «
del conocimiento.
de la conducta... ética.
■que su existir es un ciclo estéril que sólo sirve para todo sucede fatalmente, necesariamente, y por eso la
mantenerse a sí mismo y repetirse indefinidamente. metafísica y la cosmología carecen para ellos de im
S i se suprimiese el todo se habrían resuelto dos pro portancia. El único interés filosófico lo centran en
blemas a la vez: el de la producción y el de la vida, la actitud que el hombre debe adoptar ante ese acon
y podría pensarse que nada se ha perdido. Quienes tecer predeterminado; ,1a filosofía tendrá así por ob
viven de tal forma sólo conciben preguntar ante una jeto inspirar al hombre la indiferencia o imperturba
obra de arte, ¿cuánto valdrá?, o ante un descubri bilidad del sofos (sabio), la libertad interior y el des
miento científico, ¿para qué servirá? La filosofía—la precio hacia las cosas exteriores y su varia fortuna;
ciencia pura—y el arte son precisamente las cosas La filosofía viene así a quedar reducida a una ética
que rompen ese círculo vicioso y confieren un sen o, mejor, un arte de vivir.
tido y un valor a la vida. El científico especulativo La moderna escuela fenontenológica, en cambio,
—el matemático, el físico, el químico, etc.—investi exagerando puntos de vista de Platón y de Aristóte
gan por la contemplación pura, por el conocer sin les, sostiene que la filosofía ha de ser una pura y des
más, aunque en estas ciencias, por la cercana y posi interesada contemplación de esencias.
ble aplicación técnica de sus resultados, sea frecuen Frente a una y otra concepción debemos afirmar,
te el que al investigador lo muevan también miras siguiendo en esto a Santo Tomás y a la escolástica
utilitarias, prácticas. Pero esto, que no ocurre siem cristiana, que la filosofía es, primaria' y fundamen
pre al científico, no sucede nunca al filósofo porque talmente, contemplación pura; pero* por lo mismo
su campo está más allá de la posibilidad de aplica que es saber radical y de totalidad, incluye la per
ciones técnicas. Así, y como dice Aristóteles, «entre sona y la vida del sujeto que contempla, y así la con
las ciencias, aquella que se busca por sí misma, sólo templación alumbra además del ser el valor, y mue
por el ansia de saber, es más filosófica que la que ve con ello la voluntad al mismo tiempo que ilumi
se estudia por sus resultados prácticos; así como la na el entendimiento. La filosofía no es así ciencia
que domina a las demás es más filosófica que la que pura, sino más bien sabiduría, saber total, íntimo,
está subordinada a otra» (Met. 1, 2 .) que incluye y compromete al hombre todo con sus
La filosofía, pues, no es un medio, sino un fin ; facultades diversas. De este modo, cuando decimos
no sirve, sino que es servida por todas las cosas, por que todo hombre tiene en el fondo su filosofía, que
el hombre mismo, por lo más noble de él, que es su es filósofo sin saberlo, queremos significar, no sólo
facultad intelectual. que posee una concepción de la existencia, sino que
Sentado, pues, que la filosofía no tiene una utili adopta, en consecuencia, una determinada actitud
dad técnica, cabría, sin embargo, retraer la cuestión ante la vida.
a un plano más profundo—mctafísico o personal—y Y esta fusión de la filosofía y la vida humana, en
preguntar si la filosofía podrá tener alguna repercu su sentido más profundo, hace que la historia de la
sión útil de carácter espiritual. Y a esta pregunta filosofía coincida, en rigor, con la historia de la vida
han sido varias y opuestas las respuestas a lo largo del hombre. Ambas, filosofía y vida, se penetran de
de la historia. tal modo a lo largo de la historia universal que unas
Los estoicos dan por sentado que en el Universo veces es la filosofía la que determina la evolución
RAFAEL GAMBRA FILOSOFIA Y FILOSOFIAS
34
la verdad comprobada que todos reconocen: la mar mergida por las aguas a consecuencia de trastornos
cha de las ciencias es así rectilínea, en una sola di geológicos. Esto es para ellos cosa sabida porque el
rección. En filosofía, por el contrario, diríase que testimonio les merece un crédito absoluto. También
cada filósofo se saca de la cabeza su propia filoso es claro su conocimiento del lago en la capa superior
fía, que sale de ella toda entera como Minerva de la o más superficial de sus aguas: allá penetran los
cabeza de Júpiter, 7, pasado el tiempo, subsisten los rayos del sol y pueden distinguirse claramente los
mismos sistemas antagónicos con sus partidarios tan peces diversos que las cruzan y las algas que deben
irreductibles como el primer día, sin que parezca esquivar. Sobre este sector no puede surgir una du
haber surgido ningún acuerdo o comprobación. rable discusión entre los observadores: cada dato
La respuesta a esta objeción se deduce de la mis puede ser comprobado sin más que verlo, y con ello
ma definición que hemos dado de la filosofía: por surge necesariamente el acuerdo.
sus últimas o más profundas razones; pero la vere Fondo y superficie de las aguas son conocidos para
mos con mayor claridad a través de un ejemplo. aquel pueblo, pero ¿bastará a aquellos hombres este
Este ejemplo nos servirá también para superar una conocimiento del lago? Indudablemente, no. Hay, en
última objeción que suele hacerse a la filosofía o, primer lugar, una extensa zona intermedia de la
más bien, a que nosotros hagamos filosofía, y este que nada dice el testimonio de los antiguos ni puede
nosotros se refiere a los que tenemos una fe religio penetrarse con la vista. ¿Qué animales poblarán es
sa a la que nos adherimos con toda firmeza, sin te tas oscuras aguas en las que apenas penetran los
m or a errar. Vosotros los creyentes— se ha dicho—no rayos solares? Existirá, por otra parte, en los hom
podéis hacer filosofía porque cada uno, en el fondo, bres que allí viven el deseo de penetrar con los me
sabéis muy bien cuál es el origen, la esencia y el fin
dios a su alcance hasta donde sea posible en la pro
del Universo y de vosotros mismos, y antes de em
pezar se puede ya saber en lo que vais a terminár. fundidad de las aguas con la aspiración de establecer
Vuestra especulación no puede ser nunca libre, ra una cierta continuidad entre las dos zonas que son
cional, sincera, sino sólo una especie de apologética conocidas, de adquirir así una visión unitaria de lo
interesada en demostrar lo que de antemano creéis. que es el lago en su conjunto. De este modo, son
Pues bien, imaginemos un pueblo que vive de an deando con. la mirada bajo las distintas luces del
tiguo en las márgenes de un lago profundo y miste día los últimos confines de lo visible, unos creerán
rioso. Es uno de esos lagos de montaña cuyas aguas ver unas cosas, otros, otras; unos interpretarán de
han cubierto un abismo, el hondo cono de un cir un modo las sombras que creen percibir, alguno
cuito de altos picos que no tiene más que una muy creerá ver el confín donde se asienta la antigua ciu
alta salida para las aguas. El color de estas aguas dad; todos, en fin, se habrán hecho una composición
tiene el negro de la profundidad, y los .más largos de lugar sobre la estructura del lago que tienen
sondeos dudosamente han tocado suelo en su parte siempre junto a sí, composición de lugar para la que
central. Los habitantes de este pueblo saben por tes habrán partido de lo que claramente se ve en la su
timonio de sus antepasados que en el fondo del lago perficie, para la que se habrán orientado por lo que
existen las ruinas de una antigua ciudad que fue su creen hay en el fondo, pero que será en todo caso
1» RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 39
un esfuerzo personal por satisfacer su anhelo de tiano, por ejemplo— que hace filosofía. Lo que por
penetrar el misterio y de saber. fe se sabe que existe en el fondo del lago orienta,
La situación del hombre ante la realidad en que sí, la mirada de los investigadores y les dice también
está inserto es por muchos aspectos semejante: la cuando han caído en error si entran en contradicción
zona clara, penetrada por los rayos del sol y com con sus datos, pero en modo alguno les exime de
probable por la experiencia sensorial, es la realidad su labor, ni les constriñe en su concepción sobre una
que estudia la ciencia físico-matemática, El fondo inmensa zona dejada a su libre inspección. La fe
del lago, con sus realidades últimas, son los datos religiosa depara al hombre sólo las verdades nece
que nos proporciona la fe. El esfuerzo por penetrar sarias a su salvación; pero, aun contando con ellas,
en las ignotas profundidades de la zona media y por todo el Universo queda libre a la interpretación ra
lograr una visión unitaria, sintética, es la filosofía. cional de los hombres, pudiendo existir sobre bases
¿Qué de extraño tiene que el conocimiento filosó ortodoxas, como de hecho existen, multitud de sis
fico no posea la evidencia y la comprobabilidad que temas filosóficos.
posee el de las ciencias, si, por principio, versa so Cabría, sin embargo, pensar, si cada filósofo forja
bre cosas no experimentales, alejadas de ese terreno una concepción que ninguna relación guarda ni nada
manual, claro y distinto, de lo sensible? Su ineviden tiene de común con las demás, que la tendencia filo
cia viene exigida por su misma naturaleza. Ella aca sófica del hombre es un impulso baldío, irrealizable.
rrea, a su vez, la pluralidad y la permanente coexis Algo como querer llegar al horizonte o coger el humo.
tencia de sistemas filosóficos diversos y hasta en En este caso, aunque la aspiración sea legítima, el
contrados. resultado es estéril. No sería otra cosa que el símbo
Si cada sistema filosófico es un esfuerzo de pe lo de la tragedia humana: la tela de Penélope, teji
netración y de interpretación—inevidentes e incom da por el día, destejida por la noche,
probables por principio—para lograr una visión uni Pero esto no es así. Aunque la evidencia y la po
taria del Universo, nada más natural que la multi sibilidad de comprobación experimental no acompa
plicidad de sistemas que, a menudo, se complementan ñen al saber filosófico, no puede dudarse que mu
y corrigen entre sí en su humilde esfuerzo por chas de sus conclusiones han pasado al acervo común
aclarar'en lo posible el misterio del ser y de la vida. de la filosofía como adquisiciones permanentes. Es
Este destino antidogmático se halla escrito en el un hecho, por otra parte, que ningún filósofo co
origen y en la raíz del nombre mismo de filósofo; mienza a pensar en la soledad de su propia visión:
cuando León, rey de los filiacos, preguntó a Pitágo- todo gran pensador construye contando con la obra
ras cuál era su profesión, no se atrevió éste a de sus predecesores, a partir de la situación filosó
presentarse como sofos (sabio) al modo de sus ante fica de su época. Así—y como veremos—la historia
cesores, sino que se presentó humildemente como de la filosofía contiene una continuidad y un sentido
filósofo (de fileo, amar, y sofia, sabiduría), amante Clarísimos: es la trama del más grande empeño del
de la sabiduría. hombre, rico en frutos, o, como dijimos antes, la-
Semejante también a la de los moradores de las más profunda historia de la humanidad.
orillas del lago es la situación del creyente—del cris
EL ORIGEN DE LA FILOSOFIA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 41
LA FILOSOFIA EN LA ANTIGÜEDAD
I
44 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 45
de sus templos busca psicológicamente la serenidad que quiere descubrir la más profunda sabiduría en
en la contemplación del espectador, incluso defor los textos sagrados de la India, y no ve en la cultura
mando ligeramente las líneas teóricas para corregir griega más que una reducción de proporciones y de
las ilusiones ópticas. La vida política se construye horizontes respecto a la filosofía oriental, que le ha
ajustada al verdadero hombre, como una democracia proporcionado cuanto tiene de positivo. Piénsese en
de libre, humana y flexible administración. Hasta el culto de Dyonisos, en los mitos órficos, en el pi
sus mismos dioses son hombres oon sus facultades tagorismo, en el propio Platón, en el período helenís
potenciadas, pero armónica y bellamente potenciadas. tico. Consecuentes oon esto, Schopenhauer y Pablo
Pues bien, este espíritu humanista liberó en Gre Deussen, entre otros, intentan construir su sistema
cia al pensamiento del armazón irracional—mito y bajo la inspiración de la filosofía hindú.
religión—con que se presenta en los pueblos ante Aunque la verdad no se halla siempre en el término
riores y exteriores a Grecia, e hizo posible la refle medio, como acontece con la virtud, sí parece encon
xión puramente filosófica. trarse en este caso. Es cierto que en los libros sagra
Se ha discutido largamente si es justo hacer co dos de Confucio y en los Vedas se halla toda una
menzar la filosofía con la cultura griega, despre concepción del Universo expresada en mil máximas
ciando cuanto de filosófico pueda haber en las más éticas y psicológicas. No lo es menos que el hombre
antiguas culturas orientales. No puede dudarse de ejercitó desde su origen la facultad racional, que no
que en los libros sagrados indios, por ejemplo, se es monopolio de invención de ningún pueblo. Sin em
oculta un gran caudal de sabiduría. Según unos, la bargo, ha de afirmarse también que es en Grecia
filosofía comienza en Grecia porque el pueblo grie donde por primera vez aparece un planteamiento
go descubrió la razón. Admiten los que esto opinan verdaderamente filosófico, es decir, donde se concibe
que los antiguos egipcios conocían, por ejemplo, me a la realidad como asequible a la razón, y a ésta
dios geométricos para la agrimensura, tan necesaria como el instrumento adecuado para lograr una con
entre ellos por las avenidas del Nilo; que los caldeos cepción- del Universo.
sabían astronomía; que los indios y chinos poseían No debe despreciarse, pues, el caudal de sabiduría
profundos conocimientos éticos y psicológicos. Pero filosófica que se encierra en las literaturas orienta
suponen que tales conocimientos, aunque fuera ra les, pero es justo que comencemos por Grecia nues
cional su origen, eran poseídos ambientalmente, no tro estudio de este esfuerzo titánico del hombre
como productos de la razón, sino como revelaciones contra el misterio que le rodea que llamamos filoso
mágicas, o como «secretos de la naturaleza» casual fía, porque allá encontramos las primeras soluciones
o sobrenaturalmente revelados. Sólo en Grecia se verdaderamente racionales. La sabiduría oriental,
plantean racionalmente las cuestiones y sólo allá la por otra parte, influye sobre numerosos temas del
razón fue utilizada como un medio adecuado de pe pensamiento griego, con lo que, indirectamente, ha
netrar en la realidad. Los griegos tomaron conoci bremos de entrar en contacto con su contenido y
miento del valor de la actividad racional, descubrie con su espíritu.
ron la razón. Como esquema previo adelantamos este cuadro de
En los antípodas de esta teoría se encuentra otra los principales capítulos que trataremos de la filoso-
46 RAFAEL GAWBRA LOS PRIM ERO S FILOSOFOS COSMOLOGOS
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uO Fueron el siglo vi antes de L C. y la ciudad de
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filosóficos de que poseemos noticia. Allí vivió un per
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sonaje cuyo conocimiento llega hasta nosotros en
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nuT3 Tales de Mileto, uno de los fabulosos Siete Sabios de
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Ph Pcl, Grecia.
Lo que movió a los hombres a filosofar fue, como
hemos dicho, la admiración, y lo que históricamente
les admiró fue, ante todo, el cambio y la multiplici
dad de individuos, experiencias que parecen contra
© decir vivamente a la inmutabilidad y unidad de las
c3
ideas..
Pues bien, los primeros filósofos procuraron en
contrar en el mundo físico—en la realidad material
siempre cambiante que nos rodea—un fondo estable,
v.n sustrato permanente al que todas las sustancias
sé redujeran, algo ante lo que la multiplicidad y el
'id cambio se convirtieran en apariencias..
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' De Tales no sabemos más de lo que Aristóteles
O
uO nps dice: que el principio buscado creyó encontrarlo
O ¿n el agua, sustancia originaria que estaría en el
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48 RAFAEL CAMBRA h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 49
fondo de todas las cosas. Podemos suponer algunos debió aparecer a los ojos de Anaxímenes como el
motivos que psicológicamente actuarían en aquel medio vital, la capa que envuelve a la tierra, fuente
pensamiento todavía primitivo: el agua del mar es de la vida y origen de todas las cosas. El aire, por
el límite de la tierra, y más allá de nuestro mundo otra parte, tiene la apariencia sutil, indivisible y
aseguran los navegantes que se extiende el océano amorfa que Anaximandro reclamaba para el princi
infinito; si profundizamos bajo nuestro suelo encon pio universal.
tramos frecuentemente agua; el agua desciende del Esta meditación sobre el Cosmos o universo mate
cielo y hace brotar la vida de las plantas, que son, a rial se prolonga en el siglo siguiente (V antes de J, C.)
su vez, el alimento de los animales; el agua, en fin, con otros filósofos que suelen agruparse bajo el nom
puede transformarse por la temperatura en sólida y bre de pluralistas. Sus rasgos comunes estriban en
en gaseosa: el principio (arjé) de todas las cosas será, admitir rio una sola sustancia o arjé, sino una plura
pues, el agua. lidad de elementos materiales irreductibles entre sí,
Anaximanáro, otro filósofo de aquel legendario nú y también en suponer una fuerza cósmica que expli
cleo milesio, opinó que ese principio o fondo común que el movimiento o cambio de las cosas.
de todas las cosas no debe ser el agua precisamente, El primero de estos sistemas es el de Empédocles
sino una sustancia indeterminada, invisible y amorfa de Agrigento, quien sostuvo por primera vez la cos
de donde el agua y todos los elementos de la na mología de los cuatro elementos —tierra, fuego, aire,
turaleza proceden. Llamó a este principio el apei- agua—, de cuya combinación se forman todos los
ron (lo indeterminado). Y como lo indeterminado cuerpos. En ella se encuentra el origen de la física
viene a identificarse con el caos para los griegos, cualitativa de los antiguos (por oposición a la moderna
pueblo amante de lo concreto limitado, de la per física cuantitativa). Junto a estos elementos admitía dos
fección de la forma, habrá de buscarse en la afir fuerzas, una el amor, que congrega y armoniza, y otra el
mación de Anaximandro la primitiva creencia griega odio, que disgrega o separa.
de que el mundo (el Cosmos, ordenado) procede Anaxágoras, por su parte, concibió el Cosmos como
del Caos, creencia que ya expresaba la Teogonia de agregado de unas realidades últimas cualitativamente
Hesíodo: diversas y en número indefinido, a las que denominó
homeomerías. Como principio de su movimiento y de
Mucho antes de todas las cosas existió el C a o s; la armonía resultante supuso la existencia de un ñus
después, la Tierra espaciosa.
Y el amor, que es el más hermoso de todos los Inmortales.
o mente ¡suprema, que venía a identificarse con Dios.
Esta teoría es el precedente más antiguo de la física
Un tercer filósofo de Mileto, por fin, Anaxímenes, de Aristóteles (teoría hilemorfista), que veremos más
sostuvo que el principio común de la aparente mul adelante.
tiplicidad y variabilidad de las cosas es él aire. El Por fin, Demócrito de Abdera supuso que el mundo
debió aparecer a los ojos de Anaxímenes como el material estaba compuesto de un número incalculable
medio vital, la capa que envuelve a la tierra, fuente de partículas diminutas, indivisibles —los átomos—,
de la vida y origen de todas las cosas. El aire, por que se mueven eternamente en un vacío sin límites.
otra parte, tiene la apariencia sutil, indivisible y Esta teoría atomística será el precedente remoto de
-da física cuantitativa de la Eda'd Moderna.
PITAGORAS Y SU ESCUELA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 51
./
RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 57
56
cuentra la tortuga, ésta, como por principio no está Podemos observar cómo en este período de ini
inmóvil, habrá andado algo, por poco que sea. Y ciación (preático o presocrático) de la filosofía grie
cuando Aquiles llegue al nuevo punto, tampoco esta ga, el pensamiento humano ha ascendido ya a tra
rá en él la tortuga, por la misma razón. Y así suce vés de los grados de abstracción de que hemos ha
sivamente, el argumento nunca quebrará. Pero, aún blado. Los primeros filósofos cosmólogos, con su
más, Aquiles no puede moverse-, imaginemos que búsqueda de un principio material de todas las co
debe recorrer un reducido sector de espacio. Para sas, representaban el primer grado de abstracción:
llegar al cabo del mismo tiene que pasar por el pun la abstracción física. Pitágoras y su escuela, a su
to medio, y para llegar a éste tendrá que pasar por vez, ascendieron al segundo grado o abstracción ma
el punto medio de esta mitad, etc., etc. Habría de temática. Heráclito y Parménides, primeros filósofos
recorrer infinitos puntos para alcanzar su objeto y, metafísicos, alcanzaron, por fin, el tercer y último
como el infinito no se puede recorrer en un tiempo grado, la abstracción metafísica.
limitado, Aquiles no puede moverse. Él movimiento
es imposible, racionalmente contradictorio.
Cuéntase que mientras Zenón exponía sus tropos
—o dificultades—contra la posibilidad de movimien
to, otro filósofo, Diógenes, se levantó y anduvo ante
los circunstantes, de donde toma origen la frase
vulgar: el movimiento se demuestra andando. Pero
Zenón hubiera contestado fácilmente que eso era
mostrar el movimiento, no demostrarlo. La contra
dicción entre la experiencia sensible y la inteligible
subsiste, y en la duda Zenón, con su maestro Par-
ménides, se decidía por la segunda, porque el reino
de la razón es el reino de la evidencia.
Así, pues, en la contradicción radical que movió
a los hombres a filosofar, Heráclito resolvió a favor
del mundo de los sentidos, negando la razón, y
Parménides a favor de la razón, negando la experien
cia sensible. Ambos abocan a dos actitudes ante la
vida que son esencialmente opuestas al espíritu he
leno y occidental: el escepticismo en Heráclito, el
quietismo contemplativo en Parménides. Ello exigía
del genio filosófico griego otras más profundas so
luciones capaces de recomponer la integridad del
hombre y, con ella, su armonía y actividad.
LOS SOFISTAS Y SOCRATES HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 59
presentarlo como mejor le acomod.e; es cuestión de Dijimos al principio que según algunos «el pueblo
habilidad. griego descubrió la razón». Pues bien, esta signifi
Este movimiento social fue la ocasión de que el cación de los griegos se encarna propiamente en la
espíritu griego se apartase de los temas objetivos figura de Sócrates. .-Sócrates afirmó la razón como
—metafísicos o cosmológicos—para polarizarse en medio adecuado para penetrar la realidad. Y hubo
la contemplación de lo interior, del hombre mismo de sostener esta afirmación frente á~~dós clases de
y su intelecto. ¿Qué es la verdad, eso que los sofis contradictores. Primeramente^ contra los sofistas:
tas ponen en entredicho? ¿Qué es la razón, eso que la razón bien dirigida sirve para alumbrar la reali
nos sirve para el descubrimiento de la verdad? dad, no es una linterna mágica que forja visiones a
capricho sin relación con lo que es. Después, contra
los irracionalistas, contra los filisteos de la cultura.
Mucha gente en Atenas, como en todas partes, pa
En el seno del movimiento sofístico surge una figu saba por especialista o profesional en una materia
ra que conmovió profundamente aquel ambiente, y sin que una verdadera comprensión de la misma ci
que habrá de ser inspiradora y maestra de los más mentase aquel conjunto de- conocimientos. Sabían
grandes filósofos griegos de la Edad de Oro: Sócra cosas porque se las habían enseñado, pero a poco
tes (.409-399). Este filósofo no escribió nada, ni tuvo que se escarbase en su saber se descubría en seguida
tampoco un círculo permanente donde expusiera y que estaba montado en el aire. En el fondo, todos
sistematizara su pensamiento; él negaba su inclusión éstos, como los pueblos orientales y los bárbaros,
entre los sofistas «porque no cobraba por enseñar». sabían de un modo irracional, basado en la revela
Sócrates habló únicamente; habló con sus amigos, ción o en el mito.
con sus conciudadanos, libremente, con la esponta Sócrates paseaba por las calles de Atenas y tro
neidad del diálogo. Por ello de su personalidad y pezaba, por ejemplo, con un militar o con un retó
de su pensamiento sabemos muy poco de modo rico. Les hace una pregunta sobre cualquier extre
concluyente. Además, los discípulos que de él nos mo relacionado con su profesión. Ellos dan una
hablan—Jenofonte y Platón—son, cada uno por su respuesta más o menos acertada; entonces Sócrates
les pide una aclaración sobre los fundamentos en
estilo, malos biógrafos. El uno por defecto y el otro que ello se basa, preguntándoles, simplemente, ¿por
por exceso. Jenofonte no ve en Sócrates más que qué? Las más de las veces, los interrogados no re
al ciudadano honorable y justo—una especie de sisten dos de estas preguntas y comienzan a divagar
burgués ejemplar—, que fue condenado injustamente o a dar respuestas huecas. No hay en ellos verdadera
por la ciudad y que aceptó la muerte con insupera ciencia porque no la han adquirido mediante el
ble entereza. Platón, en cambio, ve la profundidad ejercicio de la razón, sino por autoridad o por la me
de la posición del maestro, pero en sus Diálogos, de moria.
los que Sócrates es protagonista, mezcla su propio
pensamiento con el de su maestro, sin que resulte A esta experiencia llega Sócrates valiéndose del
fácil delimitar el que corresponde a uno y a otro. primer aspecto de su método, que se ha llamado
62 RAFAEL CAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 63
razón. Ello importaría renunciar, al mismo tiempo, significa etimológicamente lo que se ve, es el uni
a la acción’ porque tanto el eícepticisiri© de Herá- versal, la esencia pura desprovista de toda indivi-
clito como el panteísmo de Parménides implican una pero__e ^ t m t e ' fuera de la
actitud quetista. mente, con .una existencia purísima perfecta. en
Puesto que Platón quiere sugerirnos su pensa aquel lugar bienaventurado donde el alma vivió en
miento a través de mitos y hermosas imágenes (es un tiempo anterior. (El hombre en sí, el caballo en
pecie de parábolas filosóficas), tratemos de descu sí, la justicia en sp son ideas subsistentes del cielo
brirlo en sus dos más conocidos mitos: el del carro empíreo.
alado, que se encuentra en su obra Fedro ó del Amor, Podemos imaginar, por ejemplo, una casa que ha
y el de la Caverna, que expone en el libro VII de la sido edificada. Sin duda que, por bien que se haya
República o el Estado. El primero envuelve su con realizado el proyecto, siempre será su realidad más
cepción general del Universo y el viejo problema de imperfecta que el plano del arquitecto que la ideó.
la «verdadera realidad» del arjé o principio. El se Pero el plano contiene también las imperfecciones
gundo procura explicar cómo están constituidas las de la materia en que se ha plasmado, y será muy
cosas concretas, materiales, de este mundo. Ambos inferior a la idea que el arquitecto forjó. Pues bien,
se complementan en el intento de dar una explica la propia idea del arquitecto, que se da en un cere
ción armónica de la realidad. bro material e imperfecto, no alcanza tampoco a la
«El alma—dice en el Fedro—es semejante a un carro idea en sí, cuya pureza y perfección está por encima
alado del que tiran dos corceles—uno blanco y otro de toda limitación de la materia. «Aquel lugar su-
negro—regidos por un auriga moderador.» El caballo praceleste—el lugar de las Ideas—ningún poeta le
blanco simboliza el ánimo o tendencia noble del alma; el alabó bastante ni habrá quien dignamente lo alabe,
negro, el apetito o pasión baja, bestial; el auriga, a la ra porque la esencia existente en sí misma, sin color,
zón que debe regir y gobernar el conjunto. El alma así figura ni tacto, sólo la puede contemplar el puro
representada vivía en un lugar celeste o cielo empíreo, entendimiento.»
donde existió pura y bienaventurada antes de encamar En la vida celestial de algunas almas sobreviene,
en un cuerpo y descender a este mundo. En ese mundo o sin embargo, una caída. El caballo negro—la pa
cielo de las Ideas el alma estaba como en su elemento, sión—, cuyo tirar es torcido y traidor, puede en un
sin experimentar la contradicción entre la experiencia momento más que el blanco—el ánimo esforzado,
sensible y la inteligible porque sólo existía allí la visión noble—y da en tierra con coche y auriga. Hallamos
intelectual. El alma, en este lugar celeste, contemplaba aquí quizá un eco lejano de la revelación primitiva
las Ideas. del pecado .^original, como se encuentra en muchos
Es preciso comprender lo que Platón entiende por de los más viejos textos de la humanidad. A conse
Idea, porque es la base de su concepción y difiere cuencia de esta caída el alma desciende a este mundo
de la acepción corriente. Para nosotros, idea es algo y se une a un cuerpo, al que permanecerá adherido
mental, subjetivo: el concepto, que puede atribuirse como la ostra a su concha. Én su nuevo y desven
a varios objetos a los que representa en lo que tie turado estado ha olvidado las Ideas que antes con-
nen de común. Para Platón, Idea es algo objetivo: templó intuitiva, directamente. Ahora tendrá que co-
RAFAEL OAMBRA
68 HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 69
nocer a través de los sentidos corporales, y sólo per por la senda son las diversas Ideas o arquetipos de
cibirá cosas concretas, sii^jaíaresJ Sin embargó. Tas las cosas; las sombras, en fin, son las cosas de este
cosas que le rodean varlícivan—como el hombre' mundo. La forma de estas sombras,- distinta en Uñas
mismo— en la Idea, aunque ñor otra parte estén de otras, procede de las Ideas; las cosas de este
indi vidú afijados p or su inserción en la materia. mundo a ello deben sus
Y el alma, al percibirlas, se siente subyugada, lla perfecciones, _su_ .entidad^.Jñ_qiie_sjmJ.., Esta idea de
mada interiormente a la búsqueda de algo muy ín participación (mecexis) es fundamental en Platón.
timo que aquellas cosas le sugieren. Experimenta Pero en las sombras observamos en seguida su ca
algo así como la extraña emoción que nos invade rácter negativo; son—-diríamos—u n j o ser; este ca
al encontramos en un lugar en que discurrió nues ballo concreto, por ejemplo, participa ^or’ una parte
tra infancia y que, aunque olvidado, evoca en nuestra de la idea caballo y eso le hace ser lo que es; pero
espíritu el recuerdo vago y la nostalgia del pasado. por otra, está inserto en materia, y esto le hace no
Prende entonces en el alma el eros (amor), que es, ser el caballo-en-sí, el caballo perfecto, sino este ca
para Platón, un impulso _comjLcrrmIati.yo.- Dc él nace ballo, individual, imperfecto, temporal, en tránsito
un esfuerzo por recordar, esfuerzo que consigue aflo continuo hacia la muerte. La materia es así, para
rar a la consciencia^ el recuerdo que estaba latente Platón, algo negativo, o scufó v^ópacó~cÍemeD"to de
de «las'integras' sencillas, inmóviles y bienaventu limitación, de individuación. Las cosas, porque son
radas Ideas». El conocimiento. m materiales, soñ cóm o”sombras, débiles trasuntos de
asT según Platón, por rQcoxÁaiÁári^(anárnnesis). aquello que les confiere su única y débilísima enti
" E Í ' segunSo" mito, el de la Caverna, pretende suge dad : la Jdsa, que es la verdadera y subsistente rea
rir lo que Platón piensa sobre la naturaleza de las lidad.
cosas concretas, materiales, de este mundo. La con La ética y la política de Platón son consecuencia
dición humana es semejante a la de unos prisione de su metafísica; el fin jjltimo dehjfmaquc.ha.caíclo
ros que, desde su infancia, estuvieran encadenados y se ha encarnado en un cuerno es purificarse de. la
en una oscura caverna, obligados a mirar a la pared materia y elevarse a la pura y serena contemplación
de su fondo. Por delante de la caverna cruza una deTas~ideas7~ITberarse de las sombrasr~v~Ímscar'To
senda escarpada por la que pasan seres diversos. que reatrfícnte es. Para lograr esta purificación que
Los resplandores de una gran hoguera proyectan so permite el ascenso ^IS"£ohfempráción, es preciso ad
bre el fondo de la caverna las sombras vacilantes de quiiir-y- practicar Ta vi rTcícTT a ~inrtúcL es. para Pla
los que pasan ante la entrada. Los encadenados.. que tón™ praK Sóm Tdd"alm a, un estado de tensión de
..sólo c onocen las sombras, dan a éstas el. nombre de las diversas' parfes ¿leí ’aTma y uña justa proporción
las cosas mismáT'y nÓ"^eFn"^eexista otra realidad entre ellas. Al ánimo o apetito noble corresponde la
qué la fortaleza, virtud que lo estimula y mantiene vigoro
La significación del mito no ofrece ya dificul so y esforzado; el apetito inferior o pasión debe ser
tad: la hoguera es la Idea de Bien, idea fundamen refrenado por la templanza; la razón debe ser guia
tal y primera dér^cielo empíreo que muchos comen da por la prudencia, virtud del recto y ponderado
taristas identifican con Dios; los seres que desfilan iuicio: la armonía, en fin. de estas partes del alma
RAFAEL GAMBRí
70 HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 71
constituye para Platón la virtud de la justicia. Las cia sensible v la inteligible se salvan en él con ia ad-
almas que por la virtud y la contemplación ascien hfiisión de dos mundos, aunque■JLmo.„de_jellos sea el
den a la esfera inteligible, transmigran al morir a se "yéfdádérí y confiera su ser y sentido al otro.
res superiores, o se liberan. Las que se enlodan, en "“T T o B íir ae Platón es además una joya estética y
cambio, en los bienes y placeres materiales, reencar literaria de valor universal, quizá nunca superada.
nan en animales inferiores más alejados del mundo Bsrnard Shaw ha escrito que él creía en el progreso
inteligible. Platón hereda de los pitagóricos esta idea absoluto de la cultura como en algo inconcuso. Era
de la metempsícosis. uno de los pilares de su pensamiento. Sin embargo,
En política, supone Platón que la polis o ciudad un día abjuró públicamente de su progresismo: ha
ideanaebe^constriiir^.afu^^Br'^rjHombreú^ceísUr^ bía leído a Platón. Si la humanidad ha producido tal
zar en cuanto pueda la Idea, de hombre hace veinticinco siglos, obligado es confesar
algo superior al hombre concreto, material, A cada que la cultura no ha progresado en todos sus as
una de Tas“partes "del" atina’ corresponderá una cíase pectos.
de la sociedad: a la pasión o apetito inferior, el Sin embargo, la concepción filosófica de Platón
pueblo, encargado de los trabajos materiales y utili deja planteados problemas de no fácil solución, cues
tarios ; al ánimo, los guerreros o defensores; a la ra tiones difícilmente comprensibles que no se sabe có
zón, los filósofos, que deben ser los directores del mo admitir; ante todo la pluralidad y diversidad de
Estado. Cada clase debe ser guiada por la virtud co ideas en el cielo empíreo; si la diferenciación de
rrespondiente: el pueblo por la templanza, los gue las cosas procede de la materia, y las ideas en aquel
rreros por la fortaleza, los sabios por la prudencia. lugar superior son simples y no materiales, ¿cómo
Esta idea orgánica y estamentaria (por clases) de se diversificarán? Más bien parece que tendría aquí
la"^ciedad pasaid, comd veremós'rá Tá^sociedad cris- razón el viejo Parménides al admitir sólo una idea,
tiana de la Ed'ádTTVIedia, que se construirá de acuer la de ser o de Dios. En segundo lugar, no resulta fá
do con estos cilmente comprensible la idea de participación; com
Podemos apreciar por medio del siguiente esque préndese muy bien lo que es participar en algo ma
ma la articulación interna del pensamiento de Pla terial, una comida, por ejemplo; cada comensal se
tón en el mito, en psicología, en ética y en política: lleva una parte y de este modo participa. Pero en
M ito Psicología Etica Política
algo espiritual, simple, intangible, ¿qué participación
cabe, en un sentido entitativo, constitutivo del ser?
Caballo negro ----- Apetito Templanza Poeblo Por último, ese concepto de materia, que parece ser
Caballo blanco ... Animo Fortaleza Guerreros algo puramente negativo, mera limitación, ¿cómo
A m iga moderador. Razdn Prudencia Filósofos concebirlo? Todo lo que es y actúa ha de tener al
Carro alado .. .. .. .. Alm a Justicia Ciudad
gún género de entidad.
Estas serán las cuestiones que Platón—que dio un
La filosofía de Platón constituye, en fin, un primer paso de gigante en el pensamiento humano—hubo
e ilustre esfuerzo por superar el antagonismo y la de dejar planteadas a la especulación posterior, con
parcialidad de Heráclito y Parménides. La experien cretamente a su discípulo Aristóteles.
A R I S T O T E L E S
h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía
dejamos, Aristóteles dio a este tratado el nombre mente ; el individuo sólo es accesible a la experiencia
de Filosofía primera; el de metafísica le advino des sensible.
pués, en razón del lugar que ocupaba en su obra, Imaginemos una familia a la que ha llegado un
detrás de la física. Esta Filosofía primera es, según pariente que residió siempre en América. Un miem
su gypla_itefinici<5n, ía ciencia del ser en cuanto ser, bro de la familia va al puerto a recibirle. Los restan
és decir, la ciencia que restílfa del tercer' grado" He tes miembros sienten viva curiosidad por el que aca
abstracción. ... ba de llegar. Para satisfacerlos, el familiar que se
'Comienza Aristóteles admitiendo con Platón un destacó Ies habla por teléfono intentando explicar
universal que es causa de las perfecciones de las co les cómo es. Les dirá, por ejemplo, que es alto, mo
sas, es decir, de que sean esto o aquello. Pero este reno, de edad mediana, etcétera. Es decir, destacará
universal no está para él en un mundo superior y de él varios conceptos universales, generales, y, con
distinto, sino en las cosas mismas, como uno de los ello, podrá comunicar quizá a los ausentes una idea
principios metafíisicos que las constituyen. En la rea aproximada; pero, aunque pasara toda su vida ex
lidad sólo existen para Aristóteles _las_ cosas indivi presando rasgos diferenciales de la personalidad del
duales, concretas, j o que él llama.,sustancias, Pero recién venido, no lograría transmitir la imagen con
estas sustancias realizan, cada ana a su manera, un creta, viva, real, que él adquirió en un instante con
universal o Inodo"deT’sér^ geñéráI¡Ta, “ésénci^ aquell¿ sólo verle. La individualidad es impenetrable a la
que ía cosa es, y cuyo ser comparte con los demás razón e incxpresablc, pór tanto; la intelección se rea
individuos de su misma especie. Así, por ejemplo, liza siempre por medio ele lo universal.
sólo existen real y separadamente hombres concre La materia prima es, en cambio, «un principio pa- ,
tos, diferentes, pero todos realizan el mismo univer sivo, inerte,' origen- de la individuación». Por la ma- 1
sal hombre, que es su esencia com ún Esta individua- teria los seres se individúan, se Jhacen está" cosa~con- ,0
lidad y esta universalidad que se dan unidas en las creta7 dtL"TCriTére77abmsma. La materia no es ya para /
"cosas materiales concretas se explican, según Aristó Aristóteles^ algo meramente "riief^ivo^Iimtairióin de
teles, "p ord os” "pimcipíos^ fjsjpqs, -que él llama ma- ser—como era en Platón, sino un principio o causa
feria y forma (ulé. y morf-é-, en griego, de aquí eT "riel ser que7'crimumcándóse, fundiéndose con la for
nombre de hilemorfismo que se da a esta teoría). ma, da lugar _al ser existente o sustancia.
. La forma, . heredera de la.ideau,platónica, es «un Üh carpintero, pór'rijémplo"'’ construye mesas de
principio universal, causa de las perfecciones especi acuerdo con una idea o esquema que posee. La forma
ficas de un ser, y origen de inteligibilidad». La forma. de esos objetos será esa idea con arreglo a la que
—hombre, caballo, Justicia—^ hacen que este hom- fueron hechos. Si ese carpintero tiene que transmitir
breTése caballo, aquel acto justo, sean lo que son; a otro la idea de su mesa, con que lo haga una vez,
hombre, caballo, justicia. Ademas, por la fo rma com- si lo hace bien, será suficiente; la repetición sería
prend ernos las cosas: comprender algo es, como ve prolijidad innecesaria; lo mismo acontece con todas
remos, a modo de una iluminación de su forma que las ideas u objetos inteligibles. En cambio, si lo que
realiza el entendimiento. Lo que las cosas tienen de debe transmitirse o entregarse son las mesas mis
puramente individual es incomprensible..íptelectuat mas, aunque sean todas iguales, no dará lo mismo
RAFAEL CAMBRA h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 77
76
que sea una o que sean cien. Se trata ya de sustan en la acción del ser inteligente, sino que también
cias diferentes, realizadas en materia, individualiza ~sSTíaípri[mpr&sa en la"naturaleza. T7á~forhÍaJ7Ie"Tos-
das por ella. Tratemos de llegar a ver qué es esto que “séreíT tiende en ellos a su propia perfección, abrién
Aristóteles llama materia prima. Si preguntamos al dose paso a través de la limitación, de la imperfec
carpintero, nos dirá que «su materia prima» es la ción, que le imponen la materia y la individualidad,
madera, y si al herrero, que el hierro; sin embar por ello, los seres poseen tendencias naturales y
go, esto no es todavía la materia prima filosófica, unos tienden hacia otros, ya que, así como todos tie
porque hierro y madera son también sustancias exis nen una primera fraternidad en el ser, poseen otras
tentes que tienen una forma, lo que diferencia la afinidades que los hacen mutuamente perfectibles,
madera del hierro. Materia prima será el sustrato por una ley universal de armonía que preside al
común de ambas cosas, un algo indeterminado, in Cosmos. Unos tienden a su fin ciegamente, como
cognoscible por principio, que, penetrándose con la acontece en las afinidades químicas de los cuerpos,*
forma, depara al ser que existe su concreción indi por ejemplo; otros instintivamente, como los anima
vidual ; '—- C-iU-v; . ~ _ les, conociendo su objeto, pero no la razón de ape
Materia y fornta. son las dos primeras causas del tecerlo; otros, en fin—los hombres— , racionalmen
' ser ~gue Aristóteles enumera ; explicar un ser^-diccv— te, libremente, conociendo la razón de apetibilidad
' es dar cuenta de las causas qucTian intervenido en y pudiendo, al no estar determinados por los obje
sü existencia". Estas son cuatro t causa material, for- tos mismos, apartarse de su cumplimiento en razón
málj^fxcréñté y final. Irnaginémos una estatua de Ju- de otros motivos inferiores. De aquí que la finalidad
' lío César. Podemos decir que depende o es efecto no sea sólo un modo de apetecer y de obrar los se-
de estas cosas: de la idea de Julio César que el es res~dofadó~s~ de^ cóhUcimieñto.' sino que está impresa
cultor poseía y que imprimió al mármol (causa for éíi las formas mismas (enfelequias) y en el orden
mal) ; del mármol mismo, sin el cual no habría es- :geheTá7“3 H T ^ v é ^ o 7 ” ....
tatúa (causa material); de la acción del escultor, i:::gÜompIementa "a.esta teoría de las causas del ser
que con su escoplo y su martillo sacó de su indeter otra sobre los principios miel devenir universal, so
minación a la materia (causa eficiente), y del fin que bre el movimiento en general. Recordemos que los
el escultor se propuso al hacer la estatua (agradar dbs pfóbíemñs primeros que movieron al hombre a
a César, ganar dinero, realizar la belleza...) (causa filosofar fueron la pluralidad de los seres y el mo
final). A las dos primeras cansas les llamó Aristó vimiento, esto es, el cambio, la caducidad de las co
teles intrínsecas porque actúan desde dentro, pene sas. La teoría de la materia y la forma respondía al
trándose, para la producción del ser; las otras dos primero de estos problemas; la que vamos ahora a
son extrínsecas: la eficiente es la acción—causa im ver, al segundo. Trátase de la ^teoría de la potencia
pulsiva—de que es capaz el ser ya existente; la final !y el acto., que es central en el _pens,amiento de.,Aris
se opera a través de la mente del que obra, que co tóteles.
noce el término de la acción y en vista de él—atrac Parménides, como recordamos, no admitía el mo
tivamente—obra. vimiento, porque oponía el ser al no-ser y rechazaba
Esta causa final no se da sólo, según Aristóteles, éste por impensable. Pero entre el ser y el no-ser
.CSTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 79
78 RAFAEL GAMBRA
hay' más que m era oposición, hay contrariedad; ca- porque en aquel razonamiento, al suponer una e in
he entre ambos un tercer término: el ser en poten finitas veces el punto a donde llegará para afirmar
cia. Lo que no es todavía. pciq puede U e g a r . _ iL . s e r , en él que la tortuga habrá avanzado más, descom
la capacidad de ser. La potencia es ser comparado pongo el movimiento en infinitas situaciones inmóvi
con Ia~nadaTño-ser. en comparación con el ser. Pues les y el espacio en infinitos puntos, pero ni éste es
bien.~todos los seres de la naturaleza contienen una divisible más que en potencia, ni el movimiento se
mezcla de potenciaT y"acio; poseen un ser actuaP^ac- compone de inmovilidades, sino que es un m odo de
t'cPL y PñinHííñr_3cQLspo siciones—potencias—que se serdistinto e irreductible: el tránsito de la potencia
rán, o no, actuadas (realizadas) durante su existen- al acio. Y, comparados movimientos, puede uno muy
y. cia. (El rñóyírnieniá^es. precisamente, el tránsito de “bien superar a otro.
j la potencia al acto, la actualización de potencias. Procede después Aristóteles a hacer una división
* Y el movimiento—el cambio— es éí mócío- de^exiS- del ser en grandes grupos, lógicamente trazados, en
tir de todas las cosas naturales por razón de su mis los que se distribuya toda la realidad. A esta divi
mo ser, que es mezcla de acto y de potencias que sión dio el nombre de categorías. Divídense, ante L
han de ser actualizadas sucesivamente, en el tiempo. todo, las cosas en sustancícTy accidente. Es sustancia
Supuesto que la materia es por sí inerte y no puede lo que existe en sí, accidente lo que requiere de
movérsPa sí misihar esfe mtmdo en movimiento ha otro p^á~éxistIr~eiT él. Así, una mesa, un árbol, son
de ser movido por un primer motor inmóvil—acto sustancias; pero el color blanco, la bondad, el reír,
pu ro^ P qüe es lo qqe Aristóteles qníjende por Dios. son accidentes porque no se dan solos, aislados, sino 1
Por"este camino filosófico llegó Aristóteles al cono en otro, en algo que es blanco, que es bueno o que
cimiento de un solo Dios (monoteísmo), acto puro y ríe. Los accidentes se dividen a su vez en cantidad, -J
ser necesario, que tanto se aproxima al Dios del Cris- cualidad, refácwn, accum jpasfónr lunar, fiemvo, po- ,.. :
tianismo. Alguien le llamó por esto «cristiano pre- sicióñ y estádd. Sí á ellos se antepone la sustancia
i / existente». Claro que el Dios de Aristóteles es sólo tendremos UásHiez categorías aristotélicas, que son
*í un Dios filosófico que nada sabe del Dios personal como grandes casilleros en los que..^ntran3 Qaas~Jis
‘ cristiano! ni siquiera del concepto de creación en el cosas. Sírvanos de ejemplo esta frase descriptiva. El
i tiempo—pues suponía al mundo existente desde gran “(cantidad) caballo (sustancia) castaño (cuali
\ siempre, aunque dependiendo de Dios—, ni mucho dad) de Alejandro (relación) está (posición o pasión)
^ menos de "la idea de providencia. comiendo (acción) ensillado (estado) por la mañana
A la luz de esta teoría del acto y la potencia puede (tiempo) en el patio (lugar).
Aristóteles dar una respuesta a los tropos u obje Más allá de estas categorías o géneros supremos
ciones de Zenón de Elea contra la posibilidad del de las cosas no se puede alcanzar más que un con
movimiento. Aquiles sí puede moverse porque la dis cepto más general, que los abarca de un modo espe
tancia que ha de recorrer sólo potencialmente es di cial: el concepto de ser. Este concepto ha de cap
visible en infinitos puntos; en acto no existe tal in tarse con una gran finura conceptual, pues sólo así
finito, sino sólo un segmento limitado y concreto. puede hacérsele compatible con esa, nuestra doble
Aquiles adelantará, si se lo prepone, a la tortuga experiencia cognoscitiva, y con el dualismo que re-
80 RAFAEL GAMBRA HlSTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFIA 81
quiere el hecho de que seamos libres para obrar. La nos, al concepto de ser, y veía en ellos solamente
noción que, según Aristóteles, debe tenerse del ser modos artificiosos y equívocos de llamar a las cosas.
nos servirá para recapitular sobre el planteamiento La concepción unívoca conduce, en cambio, al mo
que del problema metafíisico hicieron Heráclito y nismo (doctrina que admite un solo ser) o al pan
Parménides. ..._____ teísmo. Este fue el caso de Parménides. Reconocien
Según su modo de aplicarse,jun término) (que es do un solo modo de ser, un concepto de ser unívo
la expresión del concepto) puede ser unívoco, equí co, no podía concebir límite o diferenciación alguna
voco o análogo. Unívoco es aquél"término que se erri- para la variedad de los seres, y hubo de afirmar
fiTéa siempre en'el mismo....senJlda: cuando digo re- en consecuencia un solo ser eterno, infinito e in
íoj7~por ejemplo, significo siempre lo misrnoT'Es móvil. Ambas concepciones, que, como dijimos, se
equívoco, en cambio? anneFotro que se emplea en traducen prácticamente en un quietismo tan ajeno
s e n t id o s totalmente diversos. Así, el término vela, al espíritu occidental y al griego en particular,. se
aúeTpuede aplicarse a la vela de un barco,o_a..jyma superan en el pensamiento de Aristóteles con esta
b ujía de cera. Es análogo, en fifi? jahuel que se refie- forma radical de captar el ser que permite su poste
re a cosas 'diversas, pero no totalmente heterogé-. rior contracción a modos y categorías diversos de
Seas,' sino? derivadas de tona significación original. El ser y de obrar.
término alegré, por ejemplo, si lo aplico a un paisa Veamos ahora cómo a la luz de estos principios
je quiero decir que produce alegría; si a un rostro,
que expresa alegría; si a un carácter, que es alegre; Esto que llamamos hombre es para él nna unidad
cosas todas diversas, pero emparentadas entre sí, sustancial, no una mera y episódica unión acciden
análogas. tal de alma y cuerpo, como en Platón. En su seno
Pues bien, la noción de ser no debe concebirse-£ar supone Afistoteles 'húc hace cTáhnapapel de forma
mo unívoca ni como equívoca, sino como análoga. V el.cuerpo de.materia. No sera^ s i'posible'Ta'pfe-'
« Ser—dice Aristóteles—se dice de muchas maneras .>r existencia ni la transmigración cíenlas almas? Esta
ÑcTse dice lo mismo de la sustancia que^^Tacci^en- ""doctrina' de la unión sustancial es, sin duda, la que
te, de Ta~potencía que del acto, de l3fos que de Xas más responde a los hechos, esto es, a la estrecha so
cosas? n.atura]es, Tampo se diice de modo 'totalmen lidaridad en que se encuentran en nosotros los fe
te diverso, sino según un principio de analogía. Sólo nómenos psíquicos y los fisiológicos.
partiendo de esta concepción se puede, según Aris- La concepción aristotélica del conocimiento rés-
tóteles, superar los primeros y fundamentales esco ponde,"asimismo, a su met¿física.~EÍ espíritu indivi
llos del filosofar y salvar la posibilidad de una me dual, que no ha preexistido en el Cielo de las Ideas,
tafísica que se adapte a la realidad tal como es y adviene a este mundaJlmnio de todo conocimiento.
contenga así perspectivas de progreso. La concep .. q u e jia ^ d ^ ^
ción equívoca del ser da origen al escepticismo; esto El conocimiento se inicia a través de los sentidos;
aconteció a Heráclito, que, teniendo ojos solamente 3™ES-Ssté_jpnvndo?^?^togapsZ5oZ^SgE?ñaqp3iñir
para la infinita diversidad de las cosas, no reconocía ninguna vida psíquica, Pero el c onocimiento intelec
ningún valor real a los conceptos universales ni, me tual, aunque parta del conocimiento sensible, es algo
82 RAFAEL CAMBRA h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 83
superior y distinto, algo que no posee el animal. Es mas. La virtud se manifiesta como un «hábito del
u n lé e r dentro ( intus-tegere), un poder de penetrar término medio», ya que esa tensión y fuerza conduce
en el interior del objeto e iluminar en él su forma a un obrar armónico, equidistante de extremos vi
para lograr esa reproducción en la mente que es lo ciosos. Así, la fortaleza o valor equidista de la cobar
que se llama idea o concepto. Puede compararse la día (decadencia del ánimo) y de la temeridad (ánimo
función del entendimiento a la que en los cuerpos no sometido a razón).
ejercen los rayos X : una iluminación interior, el des Aristóteles distingue entre las virtudes éticas, que
cubrimiento de una realidad profunda que no es regulan la vida activa, y las dianoéticas, que rigen la
accesible a los sentidos. Merced a esta facultad pue vi^I^S^mplatiya^^j^exiQr. J"
de el hombre traspasar la esfera de las cosas con También se halla en relación con su teoría gene-b|
cretas o individuales en que se mueve el animal para ral del «universal fundado en las cosas mismas» la
penetrar en el mundo inteligible de las esencias uni concepción, política que sostiene Aristóteles. El prin
versales, mundo que le permite un modo superior cipio básico en que se asienta es la afirmación de
de existir, de relacionarse y de progresar. que el hombre es social por naturaleza, que es «un
La ética o moral de Aristóteles coincide en sus lí- áñirnáf f>oíítico ». La sociabilidad brota del hombre
neas generales con la platónica. El hombre tiende concreto; su más profunda naturaleza le lleva a vi
naturalmente a la felicidad (endemonia), cosa dis vir en sociedad. Quiere esto decir que la sociedad
tinta del placer (hedoné), que proponen como fin su jio debe concebirse-como algo ajeno al individuo:
premo del hombre las teorías hedonistas. Un hombre ni como el fruto de un acuerdo o convención con
puede disfrutar de muchos placeres en su vida y no sus semejantes, ni tampoco com o algo primario y
ser feliz en absoluto, incluso muy desgraciado; y a subsistente por sí que determine el ser de los indi
la inversa, puede disponer de pocos placeres y con viduos como el todo determina a sus partes. La so-
siderarse fundamentalmente feliz. Tampoco estriba ciedad es algo real, pero que brota del hombre con^,
el bien supremo en la adquisición de la virtud, por critoT a] cual perfecciona y depara un medio vital
que la virtud es sólo el medio para alcanzar una vida necesario.
feliz. La felicidad es. en rigor, una repercusión en el 70 ser la sociedad un hecho de la naturaleza hu
alma de lo que para Aristóteles constituye ef supremíL mana, no sólo están representadas en sus clases las
bien humano: e f e je r c ic iq jo á s .ja lía _ g t diferenci&L facultades del alma, como suponía Platón, sino que
facultad deFhombre, que es el entendimiento. Aris- ; se construye respondiendo a los dos estratos reales
tóteTésbóiicibe así la felicidad como el momento su- que comprende el ser humano: la racionalidad y la
premo de la contempIaciorT intelectual: la fruición animalidad, el intelecto y e] instinto. Consecuente
def "comprender, o la prolongación sin límite de-esm
con esto, rechaza Aristóteles los intentos de consti
mstañte^luminoso en que el espíritu entiende o des- tuir una ciudad ideal por medios exclusivamente ra
cubrL la verdad! cionales; antes bien, se atiene a la experiencia de
Para alcanzar ese bien supremo se requiere de la los regímenes políticos históricos y existentes para
virtud, que es a la vez fuerza que potencia a las di determinar su valor y sentido. Divide así las formas,
versas facultades y tensión armónica entre las mis- de gobierno en monarquía, aristocracia y democra-
84 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 85
cía, según que el poder rector resida en uno solo, en todo tiempo, la concepción aristotélica ejercerá,
en el grupo de los mejores o en la totalidad del pue como veremos, una especie de función reguladora;
blo. A estas formas justas de gobierno en que el po será a modo de un centro de gravedad, una cons
der se ejerce para sü—fifi- natura], que es el bien tante llamada al fiel de la balanza en los repetidos
común, se oponen las injustas, en que se ejerce en vaivenes de la especulación filosófica. Tal fue en la
beneficio de los propios gobernantes: tiranía, oli Edad Media la profunda y estable concepción teoló-
garquía y demagogia; o lo que es lo mismo, gobierno gico-filosófica que bajo la inspiración aristotélica for
arbitrario de uno solo, de unos pocos no selecciona jó Santo Tomás de Aquino, y que, por su solidez y
dos, y de los peores instintos, o la más baja frac ortodoxia, ha sido elevada a filosofía usual en los
ción del pueblo. El mejor régimen es para Aristóte- centros docentes de la Iglesia. Tal, en la época con
les la monarquía, porque puede ejercerse^ con la temporánea, la renovación filosófica—-superadora del
eficacia y responsabilidad, que es patrimonicT de la idealismo— que, a través de Brentano, procede de las
sustancia primera ó individuo, ser real existente. Él más puras fuentes aristotélicas.
peor, la tíráma, porque es la corrupción del más
noble. Sin embar^l~éllmd~s~¡7cfféc'to régimen sería
uñq„aue_armQnizase las tres formas rectas~9e gobier
no. No puede olvidarse que Aristóteles propugna una Aunque Platón y Aristóteles fueron maestro y dis
coexistencia natural de instituciones y clases que cípulo, y el aristotelismo fue una prolongación de la
representan las facultades del hombre y sus necesi Academia, inician uno y otro sendas corrientes gene
dades sociales, autónomas en cierto modo, aunque rales del pensamiento humano que contienden en
aglutinadas por un poder, rector. Así sugiere un réjgi- muchas ocasiones a lo largo de la historia, pero que,
men mixto que sea democrático en rás lñ^tltucToñes en su sentido más profundo, se complementan mu-
inferiores, aristocrático en la minoría directora, mo- tuamente; aquella corriente que huye de este mundo
narauico .siroremó. Toda' esta"teoría'ha que nos rodea para buscar la realidad verdadera en
ejercido una gran influencia a lo largo de la historia, un trasmundo superior, y aquella otra que parte del
tanto efi las concepciones jurídicas (jusnaturalismo) ser y del valer de la realidad que vivimos y que en su
como en las políticas. seno descubre el mundo de la razón y la profundidad
El sistema aristotélico, con su visión profunda, ar del conocimiento. Ambas corrientes se prolongan a
mónica y conciliadora'del Universo, ha sido llamado través de la época clásica, coexisten durante toda la
por alguien (W. James) «el sentido común codifica Edad Media, y aún es posible descubrirlas en el pen
do», y durante siglos fue considerado como la más samiento moderno y contemporáneo.
alta conquista del espíritu humano, y, en cierto
modo, como el logro de unas líneas generales defi
nitivas e inconmovibles de la filosofía. Claro que
muchas y variadísimas han de ser todavía las peri
pecias y empresas en que habrá de embarcarse el
pensamiento, humano en su empresa filosófica, pero.
EL ESTOICISMO h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 87
átomos o partículas indivisibles de materia que, so xnos en su caída. Un hombre que cae desde lo alto
metidas a una causalidad ciega y necesaria, producen de una casa no puede, ciertamente, evitar la caída
cuanto hay. Concepción esta que renueva la teoría una vez iniciada, pero puede imprimir un movimien
llamada atomismo que inició Demócrito.^ Nosotros to a su cuerpo que le haga caer algo más acá o más
imaginamos al mundo construido según un pian in allá, en una postura o en otra. Algo semejante su
teligente y suponemos que al obrar lo hacemos en pone Epicuro que puede acontecer en los átomos
vista de un fin y libremente. Nada más puramente materiales que integran nuestra alma, y en ello pre
ilusorio. Si los copos de nieve poseyeran consciencia tende fundar la posibilidad de una actuación moral
podrían imaginar, en su caída muelle y pausada, que y de una ética. Pero esto es en realidad un subterfu
caen por su propia espontaneidad. El mundo es una gio basado en una mera comparación, ya que el
inmensa estructura de átomos materiales sometida determinismo universal o lo es realmente, o, si tiene
a leyes necesarias, como puede ser la lluvia o la el más ligero fallo, desaparece como tal y ha de ad
nieve. mitirse la indeterminación y la libertad por restrin
Con esto, pasa Epicuro al problema práctico de la gido que sea su campo.
actitud que debe adoptar el hombre ante este acon Sentadas estas premisas, se pregunta Epicuro cuál
tecer necesario. La física no constituye para él más será el fin que el hombre puede y debe alcanzar en
que una antesala de la ética, como sucedía a los es esta vida, es decir, la dirección en que el hombre
toicos. Pero en seguida se le plantea una grave difi debe lograr esta desviación o clinamen en su caer a
cultad para conciliar esta concepción física del Uni lo largo de la existencia. Y la respuesta no ofrece
verso con la posibilidad de una ética. Toda ética se para él ninguna duda: es un hecho de experiencia
propone establecer unas normas—-de obligación o de evidente, que todos los hombres han tendido siem
consejo—para el ordenamiento de la conducta. Ello pre, consciente o inconscientemente, acertada o erró
supone la posibilidad en el sujeto moral—el h o m b r e - neamente, hacia el placer. Esto para Epicuro es un
de seguirlas, de ajustar a ellas sus actos; esto es, hecho indudable que debe admitirse sin más. Cier
la libertad. Si todo—incluso el hombre—es de na to que los hombres trabajan y buscan cosas que no
turaleza material y obedece a leyes necesarias, ¿qué son el placer mismo, pero se trata sólo de medios
objeto o utilidad podrán tener unas normas mora para mantener la vida—condición del placer futu
les? Aquellos que actúan de ese modo—o aquellos ro—-o para procurarse fuentes de placer. Todo en la
que actúan de ese otro—lo harán porque así resulta vida del hombre tiene valor de medio, menos el pla
de la causalidad universal. Unos serán vulgo, por cer, que tiene valor de fin. La dificultad fundamen
ejemplo, y otros sabios, irremediablemente, por ne tal con que los hombres chocan para llevar una vida
cesidad física. Pero a nadie se predique que obre de serena y verdaderamente natural que busque direc
otro modo, porque toda autodeterminación es im tamente el placer que, en el fondo, todos buscan,
posible. Pues bien, para conciliar la concepción- de estriba en un temor que les persigue de por vida:
terminista con la posibilidad de una ética, sostiene el que nace de la creencia en la justicia de Dios y
Epicuro una teoría tan curiosa como ilógica: lo que en el más allá. Pero en esta estructura material re
él llama el clinamen, o ligera inclinación de los áto- gida por causalidad mecánica no hay sitio para la
94 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA' 95
acción de los dioses. Estos existen, según Epicuro, deseables? En un principio se decide Epicuro por
pero llevan una existencia feliz en el lejano Olimpo, los espirituales, porque se pueden traer a voluntad
sin preocuparse para nada de los hombres. El alma, y, por tanto, sujetan al hombre a las cosas exterio
por otra parte, es una especie de burbuja material res y a la variable fortuna. Pero los placeres espi
que se disuelve en la nada al morir el hombre. Tam rituales consisten para Epicuro en recordar, imagi
poco la muerte misma debe temerse, porque mien nar o proyectar situaciones placenteras, y esto no
tras vivimos no está ella presente, y cuando ella es posible, naturalmente, si no existen previamente
llega, ya no estamos nosotros. urnas auténticas y originales situaciones placenteras.
Parece, pues, que el camino del placer está abierto Estas no pueden consistir sino en los placeres del
para el hombre y desembarazado de toda traba re cuerpo.
ligiosa o filosófica. Epicuro comienza así haciendo Divide a continuación los placeres en lo que él
abierta profesión del más alegre hedonismo, que es llama placeres en reposo y placeres en movimiento.
aquella doctrina ética que establece el placer (hédo- Son en reposo aquellos placeres que advienen al
né) como valor supremo. Mas he aquí que, acto segui alma como algo natural a su actividad, como la sa
do, tiene que enfrentarse con la terrible antítesis de tisfacción de una necesidad, el fácil y grato ejerci
todo hedonismo : cualquier ética, para serlo, ha de cio de sus operaciones. Son en movimiento aquellos
pretender dar unas normas con carácter general e otros que experimenta el alma como algo sobreaña
imperativo; pero el placer es un hecho subjetivo, dido a su naturaleza, algo que se ha de buscar en
que se realiza en la intimidad del sujeto sin que el exterior porque no resulta de su normal actividad.
cada hombre pueda tener experiencia más que del El placer de reposar tras la fatiga, el beber agua
propio. Imaginemos que se manda o aconseja a un con sed, son típicos placeres en reposo. Las drogas,
hombre que, para lograr una vida placentera, se abs el beber bebidas alcohólicas, son ejemplos de place
tenga de drogas, como el opio, por ejemplo. Pero él res en movimiento. Epicuro opta decididamente por
responde: el placer de un momento que el opio me los placeres en reposo, porque los en movimiento
depara es para mí superior a todos los placeres que producen a la larga dolor, y, convertidos en hábito,
podría ofrecerme una larga vida; por mi parte, lo esclavizan al alma sometiéndola a las cosas exte
cambio con gusto y nadie puede discutirme el dere riores.
cho, porque el placer es mío y sólo yo puedo cono Y aquí, el viraje y la sorprendente conclusión del
cerlo y valorarlo. Esto es incontestable desde el pun-- hedonismo epicúreo: si los placeres espirituales vie
to de vista puramente hedonista, y, por ello, toda nen a reducirse a los corporales' y sí en estos soló
ética de este género ha de enfrentarse, antes de deberT’adm itirse por tales pTácérés los en reposo,
nada, con el problema de objetivar el placer, hacer resultará qliK ct ilnico fin dé'~Iá*'ridá'é^~eT uIacer-áe-
de él algo objetivo que pueda erigirse en fin con rivado desatlslacér las~Y5as~et^ñeñtaTes necesidades
creto y norma para todos los hombres. de la naturaleza. Lo cual exige del hcmbjñe uñ .abs
A este efecto divide, en primer lugar, los placeres tencionismo ascético, una estricta austeridad^ El sa
posibles en placeres corporales y placeres espiritua bio epicúreo, en la práctica y por camino bien dis
les. ¿Cuáles serán los superiores y, por tanto, los tinto, habrá de tener las mismas características del
96 RAFAEL CAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 97
estoico. El sistema que empezó proclamando un El tipo humano del sabio estoico y epicúreo no
alegre hedonismo, el culto libre y sin trabas del pla deja, sin embargo, de poseer cierta grandeza. En él
cer, acaba en un riguroso ascetismo. Más aún: como se expresa el cansancio decadente del vivir, la vejez
al sabio epicúreo le falta aquella visión panteística digna y orgullosa de una cultura ilustre. En esta
de un mundo inflamado por el espíritu divino, que retirada a posiciones mínimas, pero autárquicas y
poseía el estoico, no encuentra un verdadero e ilu llenas de serenidad, se revela una vez más la íntima
sionado objetivo a esta vida escéptica a que le ha genialidad del espíritu griego.
conducido su propio sistema, y tampoco lo encuen Puede ser una encamación típica del espíritu es
tra, por tanto, a la vida misma. Por eso, pocos pane toico aquel sabio que tomaba plácidamente el sol
giristas han cantado a la muerte y al suicidio como ante una puerta de Salónica cuando se presentó ante
Epicuro. él, atraído por la fama de su virtud y sabiduría, el
De este modo, el mismo desarrollo de la ética propio rey Alejandro. «Pídeme lo que quieras:—ofre
epicúrea demuestra cómo el hedonismo conduce por ció el monarca al sabio, que ni se había incorpora
sí mismo a la desesperación y a la nada. Como no do—, y te lo concederé en seguida.» «Hacedme en
puede fundarse ,una moral sobre el placer, que es tonces merced—contestó éste—de apartaros un poco,
solo una reacción, un tono afectivo, que acompaña a señor, que me estáis quitando el sol.»
lrysmetO's"7pero nunca una realidad en~sí misma que
puedar~brtscarsé~~como objetivó último, i^l placer.
como la caza, aparece muchas veces en nuestro ca
mino cuando no lo buscamos, pero rara vez si mar
chamos en su busca.
En política, por fin, opina Epicuro que la partici
pación en la vida pública es impropia del sabio, por
que ni suele ser compatible con la existencia placen
tera ni merece la pena dentro del ideal ascético y
mínimo de cada vida. Por ello estima Epicuro que
la tiranía es el gobierno más deseable, porque aho
rra a todos los ciudadanos la preocupación de las
cosas públicas al hacerse cargo de ellas uno solo.
Esta apatía hacia cuanto se salga de la propia vida
y de su más útil organización es un signo más de
la decadencia que representan estos sistemas filosó
ficos, y también de la pasiva actitud, del pueblo
griego que, dominado primero por Alejandro de Ma-
cedonia y ocupado después por Roma, estaba ya casi
en el término de su misión histórica.
HISfORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 99
LA FILOSOFIA EN ROMA: LUCRECIO
Y SENECA griego, por lo que la filosofía romana es sólo una
Continuación de las escuelas existentes en la última
época de Atenas. El espíritu romano fue fundamen
talmente práctico en consonancia con su misión his
tórica. Conquistador y organizador de pueblos, crea
dor de un derecho que ha perdurado inconmovible
a través de los tiempos, el pueblo romano supo
como ninguno en la historia asimilar pueblos ex
traños, respetando sus instituciones propias, insu
flándoles al mismo tiempo su espíritu hasta llegar
a su romanización, esto es, a hacerles solidarios de
su propia civilización y de su vida política. De este
modo la cultura racional del pueblo griego y el ge
nio político del romano colaboran en la formación
de este mundo latino o mediterráneo, que fue el nú
cleo de la que hoy llamamos civilización occidental
o europea.
Este mismo espíritu práctico de los romanos hizo
Al pueblo romano cupo en la historia una misión que su filosofía se inclinara a prolongar aquellas
extraordinaria: fue el medio de que se extendieran escuelas de tipo eticista que hemos visto en la de
por todo el mundo mediterráneo la ciencia y la filo cadencia griega: la estoica y la epicúrea, aparte de
sofía griegas, haciendo de ellas el germen de lo que algunos ensayos de eclecticismo (o mezcla de siste
habría de ser la civilización occidental. Así una cul mas) sobre un fondo escéptico, como el de Cicerón.
tura propiamente humanista, basada en la razón, El epicureismo encontró entre los poetas romanos
salía de los límites de un pueblo para formar espi del siglo i de Jesucristo un expositor maravilloso,
ritualmente, con sus inmensas posibilidades de en dotado de profunda sensibilidad, que supo expresar
tendimiento y de progreso, todo un extenso medio una versión cordial y personalísima de la concep
de pueblos civilizados. ción epicúrea: Tito Lucrecio Caro (98-55), autor del
Desde principios del siglo n antes de Jesucristo, poema filosófico De rerum natura (De la naturaleza
sabios griegos marchaban a Roma—-el pueblo joven de las cosas). En este poema tiene Lucrecio la rara
y rico que irrumpía en la vida mediterránea—como habilidad de exponer estéticamente, e incluso con in
preceptores de las grandes familias patricias. Roma superable grandeza y sensibilidad, un tema esencialmente
conquistó a Grecia en ese siglo y se apropió de la árido y antipoético como la concepción atomista y
cultura griega, que, a partir de esta época, se co mecanicista del Universo que propugnó Epicuro. Qui
noce con el nombre de greco-latina. La filosofía ro zá haya conseguido este poema de Lucrecio la unidad
mana es así una prolongación de la griega. de visión y de tono que faltaba, como vimos, a la
Pero el genio romano no fue de inclinación inte obra de Epicuro, alegre hedonismo en su comienzo
lectual, ni heredó en filosofía el espíritu creador del
h is t o r ia s e n c il l a d f . l a F IL O S O F IA 101
RAFAEL CAMBRA
100
y desesperado ascetismo en sus conclusiones. El poe eterna. Esto dulcifica en gran modo la situación del
ta romano centra su obra en una inmensa compa hombre en el mundo. El tipo del sabio estoico expe
sión hacía la humanidad angustiada y doliente, a la rimenta a través de su obra una mutación notable:
que quiere librar de las preocupaciones de ultra ya no será aquél espíritu puramente teórico, infle
tumba. Del desarrollo del ciego mecanicismo de la xible, satisfecho de sí mismo, despreciativo con el
naturaleza deriva para el alma una suave despre vulgo, desesperado en el fondo de su imperturbabi
ocupación, una nueva e íntima forma de libertad, lidad. Ese tipo humano en el que tantos críticos han
que es el motivo inspirador del poema. Todo él se visto la personificación del fariseo... Antes bien, el
halla penetrado de un inmenso sentido humano—ca sabio senequista comprende que, como hombre, dis
racterístico del romano—dapaz de deparar un calor ta mucho de la grandeza y magnanimidad que su
personal y tierno a esta visión de la-más deshuma situación en el mundo le exigiría; y que el vulgo,
nizada de las concepciones del Universo. humano como él, lleva a menudo con heroica resig
La misma influencia de ese cordial sentido huma nación su humilde suerte. Los imperativos teóricos
no se percibe en la obra del más gránde represen se humanizan, las distancias se acortan y, al calor
tante del estoicismo romano: el cordobés Lucio de la idea de hermandad entre los hombres, se true
Anneo Séneca (4 a. J. C. 65 d. J. C.), que puede con ca la relación entre la teoría y la vida humana; no
siderarse también como el más notable de todos los estará ésta al servicio de la teoría, sino aquella vi
estoicos. Romanizada buena parte de España, arrai sión de la realidad al servicio del hombre. El mismo
gó en la Bélica—Andalucía—una sólida y profunda fondo triste y desesperado de la visión estoica del
cultura hispano-romana, que hizo de ella una de las Universo conduce a Séneca no a la fría abstención,
provincias más ilustres del imperio. Séneca nació sino a una inmensa y cordial compasión de los hu
en Córdoba, en el seno de este ambiente. Filósofo y manos hasta ver en todos, incluso en los esclavos,
autor de tragedias al mismo tiempo, fue una de las hermanos en una misma naturaleza y en idéntica
más brillantes figuras de la Roma de los Césares, suerte.
hasta llegar a preceptor de Nerón. La filosofía estoi En muchos puntos se aproxima tanto el senequis-
ca, que se adaptaba muy bien al espíritu conserva mo a la doctrina moral del Cristianismo, por enton
dor, moral y familiar de los romanos, halló en él ces incipiente, que se ha hablado de una relación
un continuador de primera magnitud. La doctrina epistolar entre Séneca y San Pablo, e, incluso, de
estoica se convierte en sus manos en algo real, vivo una secreta conversión del filósofo cordobés. Pero
y profundamente humano. Se aparta, ante todo, de ambas cosas son falsas; el fondo de su concepción
la rígida visión panteística de la escuela para apro permanece rigurosamente estoico; el mismo Séneca,
ximarse a la idea de un Dios personal, más compa cansado y desesperado de vivir, enumera en uno de
sus capítulos los medios indoloros de suicidarse; y
tible con la libertad humana.
La ética deja de ser para Séneca un imperativo su propia muerte, abriéndose las venas por orden
filosófico y se convierte en una fuente de paz y de de Nerón, mientras consolaba triste y serenamente
consuelo para los humanos que comparten esta exis a sus deudos, revela la motivación interna de su éti
tencia infeliz y ansian elevarse a una vida ideal y ca, tan alejada del Cristianismo.
102 RAFAEL GAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 103
El vigoroso y profundo lenguaje de Séneca impre
sionó a sus contemporáneos. Algo semejante es la su paso a la historia, de su muerte. Sin embargo, en
impresión personal que Ganivet nos refleja en su la obra de Séneca no todo es caducidad y agota
Jdearium: «Cuando leí la obra de Séneca, quedé miento: hay también como un germen de algo nue
aturdido y asombrado, como quien, perdida la vista vo y esperanzador, el presentimiento gozoso de una
y el oído, los recobra repentinamente y ve los obje renovación. Su siglo conoce ya, más o menos vaga
tos antes confusos salir ahora en tropel y tomar la mente, el nacimiento y la irrupción de un mundo
consistencia de cosas reales y tangibles.» Esta im nuevo: el Cristianismo. La fe de Cristo será, a par
presión y esta influencia fueron más notables y dura tir de este siglo, como la tercera dimensión de la
deras en su patria, Andalucía. Todavía se califica allá filosofía. Dijimos que la filosofía había nacido de
de Séneca al hombre que destaca por su prudencia y la antítesis entre dos experiencias radicales: el mun
sabiduría. El fondo cultural hispano-romano perdu do de los sentidos—concreto y móvil—y el de la ra
ró en el alma de Andalucía durante siglos resistien zón—uno e inmutable—. A ellos habría de añadirse
do, claramente diferenciado, a la invasión, goda y a una tercera experiencia: la de la fe—la fe cristia
la musulmana, y constituyendo un factor importan na—, qué, como un hecho radical e incontenible,
te en la génesis de nuestra nacionalidad a lo largo cambiará la faz de la tierra, el modo de ser de los
de la Reconquista. Y en este espíritu profundísimo, espíritus, y sacará un mundo nuevo de las ruinas
la influencia de Séneca siguió viviendo, inconscien —morales y materiales— del mundo antiguo.
temente, hasta nuestros días. La indolencia, la indi Pero la filosofía clásica, antes de morir, tendrá
ferencia fatalista ante cualquier suerte, el sentido un fulgor postrero, una. especie de canto de cisne..
humano, personal y compasivo son rasgos del espí Será la reacción del mundo antiguo ante la nueva
ritu español que deben mucho al senequismo. fe que llegaba desde el pueblo judío. De ella nace
la filosofía alejandrina o neoplatónica, que veremos
a continuación.
sin menoscabo de su realidad y producen una luz y limitación. Algo semejante al frío y silencioso vacío
un calor cada vez más débiles según se alejan de sur que rodea al ser y le sirve de fondo. Algo que origina,
origen, así el Uno produce las cosas de su propio ser por el enfriamiento y la distancia, la imperfección y
en estratos cada vez más imperfectos a medida que la debilidad de las cosas.
de él se separan. Este proceso degenerativo de las causas, que desde
Estos estratos de ser son los que Plotino llama las el Uno desciende a la materia, se completa, según Plo
causaciones cósmicas, que son, por este orden, el es tino, con otro de sentido inverso que asciende desde
píritu, el alma, las cosas singulares y la materia. El la materia, siguiendo la tendencia de los seres, hasta
espíritu es una especie de imagen o duplicación del la eterna simplicidad del Uno. Cada grado de las co
Uno, que Plotino concibe como el conjunto de las sas depende del anterior en cuanto a su origen, pero
ideas que Platón suponía en el cielo empíreo. Al ema también en cuanto a su finalidad, pues a él aspiran to
nar el Uno fuera de sí, su ser se descompone en iri das según su propia naturaleza. El mundo tiene im
saciones múltiples, como la luz del sol a través de la presa en su ser una tendencia, que es, en definitiva,
lluvia. Estas son las ideas o realidades inteligibles, un retomo a la plenitud del Uno. El proceso primero
que poseen a la vez la unidad de su origen y la mul de emanación era, sin embargo, necesario para que
tiplicidad que procede de la contemplación. el espíritu penetrase hasta en la materia más rebelde
La fuerza expansiva y creadora del Uno, descom a su recepción y fuese posible ese retorno de las co
puesta primero en la multiplicidad de las ideas, pro sas a su origen.
duce después las almas, que son la segunda de las Así, los seres materiales, concretos, poseen unas
causaciones cósmicas. El alma, como el Uno, es pura tendencias que les impulsan hacia la imitación de la
energía, actividad. La contemplación es su actividad idea o tipo específico que ha servido para su forma
esencial. Pero una especie de egoísmo, de tendencia ción. El alma, que por su cara superior está en con
& limitar su expansión para concentrarse en sí, indi tacto con el mundo inteligible del espíritu, puede
vidualiza al alma y engendra las almas concretas, in-, elevarse, por una purificación ascética, hasta la pura
dividuales, que son ya un estrato inferior en la cos contemplación ideal, y de aquí a la unión mística con
mogonía o génesis del mundo. Las almas por una de el Uno. Esta elevación puede realizarla el alma por
sus caras miran a las ideas y las poseen de cierta tres vías diferentes : el ascetismo, que brota del amor
manera, pero por la otra están vueltas hacia la ma y mata la tendencia material; la filosofía, que hace
teria. Ello hace que imprima, por medio de los ver en las cosas concretas las ideas eternas; y el
conceptos (imágenes de las ideas), una forma a la arte, que realiza en la materia la belleza inmarcesible del
materia, dando lugar de este moldo a las cosas con espíritu. De aquí puede originarse un momento decisivo
cretas materiales, que poseen todavía un débil re y único: el íntimo olvido de la propia individualidad y la
flejo del espíritu. Las cosas concretas son así el tercer entrega inefable a la contemplación pura por la que el al
grado de las causaciones cósmicas. La materia, por. ma, saltando sobre su propio ser, se diviniza y retoma
fin, el último grado de esta jerarquía del ser, es lo de este modo al simple y bienaventurado principio de lo
ajeno al espíritu, algo informe, origen del mal y de que. es. Así como un hombre que penetra en el tabernácu
la fealdad, principio ciego y opaco de negación, de lo del templo deja atrás las imágenes varias de los dioses
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 111
110 RAFAEL GAMBRA
Historia que es la Encamación del Verbo, preservarán
para conocer al Dios verdadero, así también el alma tras para la humanidad aquel germen de verdad y de liber
pasa la multiplicidad de las ideas para identificarse con tad, fecundándolo con una fe y una doctrina verdadera
el ser del Uno. mente salvífica y humana.
CRISTIANISMO Y FILOSOFIA
sóficos que aún perviven, y hoy mismo orientan el nidos que, aunque racionales, no hubieran sido ha
pensamiento de gran parte de los filósofos, incluso llados—o no lo fueron, al menos—sin la ayuda de
entre los no cristianos. la revelación. Tal, por ejemplo, la definición de
Frente a las tesis de la identidad, de la ininfluen Dios como el ser cuya esencia es existir, que dio
cia y de la incompatibilidad, el cristiano ha defen Jehová de sí mismo en el monte Sinaí (Ego sum
dido siempre la tesis de la influencia parcial de la qui sum), y que ha servido de base a la teología ra
religión sobre la filosofía. El dogma cristiano no es cional del Cristianismo.
una filosofía, ni es algo irracional, ni tampoco im Pero en cualquiera de estas interpretaciones la in
pone al pensador unas soluciones filosóficas deter fluencia de la fe sobre la filosofía-negativa o po
minadas. Son objeto del dogma aquellas verdades sitiva—es solamente parcial y directa, dejando an
reveladas o inspiradas cuyo conocimiento conviene cho campo a la libre especulación filosófica. Recor
a nuestra salvación, caá todas las cuales son de demos.. nuestro ejemplo del lago profundo, en el que
carácter suprarracional. ¡Este orden superior conoci el conocimiento por fe de lo que hay en su fondo no
do por la fe, puesto que pertenece al mismo mundo exime, sino que más bien estimula, el esfuerzo por
que el que es objeto de la investigación racional, penetrar con la vista en las oscuras aguas, más allá
influye, naturalmente, en la filosofía cristianá, pero de donde alcanzan los rayos solares.
con una influencia parcial, estableciendo sólo unos De hecho, el impulso filosófico, lejos de adorme
hitos muy generales, dentro de los cuales cabe una cerse durante los siglos cristianos, reverdeció en
ilimitada posibilidad de soluciones filosóficas. ellos, dando lugar a una profunda especulación que
Cabe todavía interpretar de diverso modo esta se destaca sobre todas por su sinceridad y conti
parcial influencia del contenido de la fe sobre la fi nuidad.
losofía, y ello es. cuestión discutible y discutida en La filosofía cristiana comprende dos períodos cla-
tre los autores cristianos. Según unos, se trata de ramente diferenciados. Uno corresponde a las postri
una influencia indirecta, meramente negativa: la fe merías del Imperio romano (siglos i a iv). En él los
advierte al filósofo creyente cuándo ha errado en sus ]1amados ^Padres de la Iglesia sistematizan el dogma
conclusiones, indicándole únicamente lo que no debe "y realizan" Tos" primeros ensayos de una armoniza-
sostener, nunca lo que debe afirmar. Según otros, 'cióh~mcioñál'~eritre la fe cristianá yrTa~fiIosofía.~Es-f
esta influencia parcial tiene también un cierto ca tós ésfuerzos cüfrm5anl~coñ~Tar obra ingente—aislada
rácter positivo. La fe orienta, aunque en un sentido en su magnitud—3e~Süri Agustín.
muy general, a la razón, deparándole unas directri ‘ "Consumada después la división "y ruina del Impe
ces fundamentales que marcan una dirección al pen rio romano, el Occírieinte europeo- conoce siglos d e
samiento. Esto tampoco prejuzga el sistema filosófi invasión y de incultura, siglos que, desde el pünto’de
co en sí, porque si a un peregrino que quiera arri vista ele la filosofía, se'han llamado «siglos en blan
bar, por ejemplo, a Jerusalén se le dice que debe co». La Iglesia recoge durante ellos en sus cenobios
caminar hacia Oriente, no se le exime, ciertamente, y monasterios los restos de la cultura grecoiatma y"
del trabajo de buscar su camino. Según otros, en, los transmite a~Ta posterfdfHl"baclcnfló'~asT''pI)SÍT51e
fin, la fe depara a la filosofía incluso algunos conte que, a través de una íaíga gestaciónr^rafazca^llñu
HISTORIA s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 119
118 RAFAEL CAMBRA
a la revelación primitiva y a influencias mosaicas y
segunda época de la filosofía cristiana en la cultura de los profetas. Así, lejos de haber contradicción
medieval que abarca del siglo is al xv. El primero entre la ciencia antigua y la nueva fe, debe conside
de estos períodos suele llamarse patrística" y el se- rarse a ésta la coronación de la vieja filosofía y el
gundo/ eSc^iSízca/ dHiiclo á sü origen erT7as escue alumbramiento de la verdad plena de que estaba pre
las eclesiásticas dé la áltT~E ciad Media; ñada.
La posición contraria es la representada por Tertu
liano. Para este exaltado apologeta la antigua filoso
fía es, ante Dios, pura insensatez; Jerusalén es la
antítésis de Atenas; la Iglesia de la Academia. Suya
En los primeros esbozos, del pensamiento cristiano es la conocida sentencia: «Credo quia absurdum,
—entre los apologistas del siglo i—pueden ya obser creo porque es absurdo»; tan necia e inútil es la
varse como en germen las dos actitudes generales de ciencia de la razón que la mejor garantía de la ver
la filosofía cristiana que perdurarán a lo largo de los dad de la fe es precisamente su irracionalidad.
siglos, rivalizando en muchos casos y, en el fondo, Ningún autor cristiano ha defendido posteriormen
completándose mutuamente. Llámase apologética a te esta extremosa e irracional actitud de Tertuliano,
un género de literatura defensiva de la fe cristiana pero ella es, como la de San Justino, el preludio e
frente a sus enemigos de la época, los paganos y los inspiración de una gran corriente de pensamiento.
herejes (gnósticos). La acusación capital que los Mirando hacia atrás puede reconocerse en Tertuliano
cristianos tenían que afrontar dei mundo antiguo era un eco de la actitud platónica y en San Justino.de
el dictado de irracionalistas con que frecuentemente la aristotélica. Platón, como Tertuliano, se refugiaba
se los tachaba. El orgullo grecolatino quería ver én en la íntima y secreta, experiencia del alma y descu
ellos una contradicción esencial de la cultura filosó bría la única verdad en un mundo superior ante el
fica, una especie de locura ( insania crucis) que se cual cuanto en éste nos rodea es sombra efímera y
contagiaba desde el ambiente extranjero de los judíos. desdeñable. Aristóteles, con San Justino, valora, en
Frente a esto la reacción de los apologetas cristianos cambio, la ciencia humana, empírica, y la realidad
fue doble: unos se esforzaban en demostrar la falsedad concreta, para penetrar a su través en el ser y en la
de tal impugnación, procurando conciliar la antigua verdad.
filosofía y la nueva fe; otros, en cambio, se refugiaban Del mismo modo, hacia adelante, asistiremos a la
en la pureza de la fé y en la sencilla relación^ del acción y reacción de dos grandes corrientes de nen-
alma con Dios, despreciando las vanas construcciones samiento cristiano: una que se recluirá en la intima
del saber profano, los estériles sistemas de la filosofía y~sFrena^éTacion del alma en gracia con Dios, des
que nada resuelven ni nada valen ante el saber revelado. entendiéndose én general dé la^ha't^ sü es
Representa la primera posición, entre los apologe tructura, y otra qüe leerá la verdad en e ífo n d o de
tas del siglo i, San Justino Mártir, que trata en sus Jó creado, y _en3 jv'OT pfqfundq
obras de presentar a la filosofía clásica como ante el secreto de la salvación. La primera, que predomi-
sala y preparación de la fe cristiana; las doctrinas nará en la tradición de los primeros siglos de la
de Platón y de Aristóteles deben mucho, según él,
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9 <?o V a o
HISTORIA SENCILLA DE
San Justino.
Período antiguo o Apologetas ..
Tertuliano.
de iniciación (si
glos i a iv) ........... Patrística ............ San Agustín.
Abelardo.
P e r í o d o de
La mística: San Bernardo.
madurez'
Las escuelas de traductores. Alusión
(s. x n ) ......
E s c o lá s t ic a (s ig lo s i x a la filosofía islámica.
a x iv ) .......................
A r i s t o t e l i s m o ( San Alberto.
Siglo de Oro ] cristiano.......... ( Santo Tomás.
( x m ) ............ I F i l o s o f í a del ( S. B u en a v e n tu ra .
( franciscanismo. | Duns Escoto.
D e c a d encia
Occam. L>
\ (s, xiv) .....
H IS T O R IA s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 123
SAN AGUSTIN
ceridad, lo llevaron a plantearse a sí mismo los pro-
blemas filosóficos radicales sobré la verdad y el sen-
riíclodela vidárProfésó én'~im'p'fíncimo Tá filosofía
Ipóst^<^.jieL.persa.MaKÍXmamqttQÍsnio‘),'quérdéfehdj¡a.
la existencia d e d o s principios, uno del bien v otro
del mal," que contienden entre sí. Pronto se dio cuen-1
.íli.Sán Agustín de. .qué...el 'p’ri ncjpio del mal np puede .
ponerse en pie de igualdad con el dél bien, porque
el mal esTéríf fealiBad iraTSefecto o falta en el ser, ■
eme es bueno en sí,'y'Yóló puede EabérTíh Dios, que-
es el principio del sen" ...... ...
Así, cansado de esas vagas especulaciones, fue a
dar en la Academia Nueva, que se le presentaba al
menos cargada de tradición filosófica y de profun
didad. Sin embargo, el academismo había caído, co-
mo sabemos, en un escepticismo casi absoluto; para
él sólo cabía admitir una~cferfa jñ-obabílldacl en
nuestros juicios, pero' fiada qué' pueda afirmarse conp
El primer período de la filosofía cristiana—o pa-
■AY-
certeza; la verdad éri si es inas equibleC^Agustfn me-
ttí ^i c^” Cul mi na--e©s— es dita* profundamente estos temas en su rsed inexhaus
upo..de los .pensadores . más grandes., y representati ta de verdad y de amor, y acaba viendo la insinceridad
vos del Cristianismo. La figura de San Agustín se cómoda de esta posición: quien afirma lo probable
halla situada en la cumbre de las dos vertientes que conoce de alguna manera lo verdadero; la probabi
dividen el mundo antiguo de la nueva civilización lidad se dice en razón de la verdad, carecería de
cristiana. Su'significación personal es todo un sím sentido sin ella. No es lícito al hombre encerrarse
bolo de aquella coyuntura trágica por que atravesó en una posición de' éscépticu YncTffeféncia' cuáñdo
la historia de la humanidad. ■fbcó su espiritu clama por la verdad y la supone ,
Hojafere ,de .extraordinaria lealtad interior, su p en- érTe! fondo dé sü pensar y de su hacer. Él que duda,
sanuento coincide con su vida, más quizúque en 'sáBe' quédüda, y posee con ellb~una certeza. La ín-
ningún otro filósofo, hasta constituir, enr^alidad, tima percepción de su propia existencia, esto es’, del
una profunda. historia de su conversión. ^Nacido a espíritu que busca incán.Yáble' !á verdad, es la expe-
mediados., del siglo iv- en'fNum’iSia—territoriQ^xqma- Kénciá fimdámentál qué süpéra^él Escepticismo aban-
Úih del norte de.Africa, correspppdiente a lo que boy donándoló' por ántinatürál é ilógico."
es Túnez y. en otio -tienapg_¿ug^Cartagp , llevó la V La filosofía neoplafónica abrió la mente de San
juventud despreocupada y escéptica que era com una AgustírTA la contemplación Ale las verdades eternas
a los romanos de su época. Pero pronto la visión de “qué" existen por sí- éñ el münctó- cl'el espírifu, Iá“" sé-
aquel mundo que vivía alegre e inconsciente en me gun3a™dé Las causaciónés cósmicas. Todo saber u -
dio de inminentes peligros, y su misma profunda sin-
124 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFIA 125
obrar—la lógica, la matemática, la ética—se asien apoyo en verdades eternas que valen por sí mismas,
tan en verdades inmutables que el alma no hace*, que preexistieron al pensar, y que el espíritu nojy
sino descubrir. Pero la lejana y abstracta realidad "hace sino descubrir. ¿Uué son ésas verdades eternas
de las ideas no podía satisfacer al espíritu de Sam y de dónde reciben su valor absoluto? Y aquí radi- X
'Agusfíñ, "qué“b”üs cábaTél sentido y el origen—cohcre^Z óa lá ónginálidád déTagTSstiñismo: esos atributos de
T ó j ^ t m B e d í á t o ' l á . " [ realidad} En" e&te. la verdad son los atributos de Dios; las ideas o -y
. p 0ñfo 7_pbr gracia sin duda "a la limpia sinceridad del verdades eternas son ideas de Dios, esto es, los pairo- \
hes o arquetipos ideales por lós que Dios crlcuél -V
mundo. La esencia deteste que podemos llamar neo- Xr
largo peregrinar desde las primeras amarguras de platonismo cristiano consiste en esto: hacer del Dios \
la duda hasta Xa serena posesión de la verdad, desde "personal dcl Cristianismo la sustancia o sujeto de las \
Ta inquietud en el pecado hasta ia íntima alegría de ideas platónicas, sustituir por El al Uno de Plotino. 3,
la gracia,“nos lo refiere San Agustín con emocionar?" ~y hacer del mundo ideal no una imagen o duplica- 3,
te” veracidad "éñ“”süs| Cóñfesióñes^^For estar escritas ción emanativa de la divinidad, sino ser mismo de -t
con Confesiones constituyen un do Dios, ideas divinas que se confunden en la simplici- -U
cumento autobiográfico único, en el que se nos habla dad de su ser. —L
en el lenguaje de hoy mismo porque es el lenguaje El aIma~~y~Dios—conocido así a través de la vida 3-
del hombre de todos los tiempos. del espíritu—son los dos polos fundamentales entre q
Una vez en el Cristianismo, dedica Agustín a la los qu¿Tse mueve el pensamiento agustiniano. Deum ¿
nueva fe todo el ímpetu apasionado de su espíritu et añimam ^sare~'cüpio^^\^ Sáñ Agustín—nihüne
africano, multiplicando su actividad en la lucha con magis? Nihil omnino. Frente a ambas íntimas y cor
tra la herejía y el paganismo y en la organización diales realidades, poco cuenta para San AgustírTTo"
de la Iglesia, en cuya jerarquía ocupó la silla episco demás; eF~t.mmdo"~éxterior le' sirve sólo para descu
pal de Hipona. brir en ¿1 los rastros de Dios, las 1^añones seminales
El sistema filosófico de San Agustín sigue los pa- gérmenes de actividad y de vida—^que animan a las
s os~cfe su |conversión/ dé Tá cuál es _cóm cf la versión ~ cosas y fueron depositados por Dios en todo cuanto
teórica. La certéza~liHñmria para el homBre radica > existe.
en su "inferior. « Puede disputarse 3 De Dios no podemos alcanzar un concepto positi-3-
— dice San Agustín—sTTas cosas en general y el alma -1 vo porque, como decía Plotino, está por encima de F
eñ^ partícuTár están TiecHas“ de^Tíiego7~3e~aire o de L cuanto pudiéramos pensar de El. Cabría atribuirle f-
otro éleiB^toy^pm^ deTra^ueTio^udamíngún hom- -1 en grado eminente las perfecciones reales que vemos
l5re "es^Ué"'qIíé'^vívei"óBra', "plénsá. arha^o desea.» ÉT^ en las cosas creadas, pero tales conceptos resultan
caíñino lrácia la" verdEad~ se ábrela través de esta víái-¿ vanos porque el ser de Dios es simple y en El cosas
que se ofrece con la claridad de lo propioTde lo pej>“ que podríamos considerar opuestas, como la infini
s oralmente vivido. Noli~Joras iré :~iñ" inteñori~~Tio- ta justicia y la infinita misericordia, sé confunden
~fnine Habitat vertías. Pero la actividad espiritual—elj^ en una unidad. Sólo cabe atribuirle, pues, conceptos
conocer y el querer—nos muestran en seguida su 4- negativos. Unicamente es adecuada la concepción de .j
12 6 RAFAEL GAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 127
Dios como aquel ser cuya esencia es su misma exis- '
tenciay cuyo ser es existir. Asi~comcTTodas las de Génesis y en contra de Platón, el alma no contem
más cosas tienen una esencia, pero son indiferentes pló las ideas en una vida anterior, sino que fue
para existir—hubo un tiempo en que no existieron creada de la nada. Como tampoco puede conocerlas
y otro en que no existirán—, la esencia de Dios re a través de los sentidos, es preciso preguntarse cuál
clama por sí la existencia, es un ser por sí, no por será el origen de su conocimiento. San Agustín süJX
otro. Pero esta simplicidad e inmutabilidad de Dios giere aquí su teoría de la, iluminación. Es JUios quien V
no supone en El una pasividad ajena al mundo, ni alumbra en nuestro espíritu las ideas universales, S
una producción de seres sólo por emanación de su dándonos así una especie de visión superior, divina, .X
propio ser, como la del Uno. Dios es, antes bien J de cuanto nos rodea y se ofrece a nuestros sentidos.
pura actividad, cognoscitiva y amorosa; esto es, ac-i, El entendimiento iiOsT^pa3recé~así~como ñn quid di
tividad personal, providente. Para conciliar esta ac- - vmutn (.un algo divino!, y la contemplación intelec-y
tividad y sus productos con la simplicidad entitati- tual como la obra del averbo iluminando con su ve
va de Dios, aprovecha San Agustín el misterio de la nida a todos los hombres», de que se nos habla en
Trinidad, del que procura dar así una remota expli el_prúlog<x-de-SarLJiian. La filosofía agustiniana—teo-
cación racional: Dios es activo, y lo es en el sentidoX c entrismo y animismo a la vez— sé~resuelve en la re
d e ja s tres facultades" anímicas capitales: memoria,3, íaJón en tre alma y Dios, en la natural'y entrañable
entendimiento y voluntad J Ca cóñtiimTdad~‘é“'fctenfí- - aspiración del iiíma JJetornar hacia su origen y su
dáa^é~Dios~consigo misino (memoria) es el Padre; 3 descansa La^umntenmlacíón v el amor abren al alma V
el conocimiento que Dios tiene de sí mismo es el > el camino de elevación ascética que San Agustín des-X
Hijo, y ello constituye una persona distinta dentro 3 cribe eiLváfiñs eTapás hasta llegar á su culminación X
de la misma esencia, porque la simplicidad de Dios 2 eh el ^idasis~" rmsticoT"En "el tiénésu deslance toda
no es compatible con la dualidad cognoscitiva; el 1 la economía de la creación, que revierte así a su ori
amor que Dios se profesa a sí mismo constituye, en 1 gen, y en la visión beatífica se llena el alma de la
fin y por la misma razón, la tercera persona, que es i auténtica y cumplida ciencia. «Ensancha, Señor, mi
el Espíritu Santo. \L corazón en tu amor por que sepan todas mis fuerzas
El alma del hombre es, según San Agustín, una> y sentidos cuán dulce cosa sea resolverse todo y na
sustancia activa, de natñráTezá espffitüál. Mo preexis- d. dar hasta sumirse debajo de las olas de tu amor...
tró en un mundo anterior, sino que fue" creada p or> Hazme, Señor, nadar en ese río, ponme en medio de
Dios de la nada e infundida a un cñérpo en el qnp t esa corriente, para que me arrebate y lleve en pos
vive cqmflL-SQ- prisión anhelando siempre" su bien, X de sí donde nunca más perezca y todo sea yo consu
bien que no puede hallar sino en la posesiórT~de su ~ mido y transformado en amor.» .
Dios y Señor. «Fuimos creados para Ti, Señor, y — En su Ciudad de Dios, por fin, nos ha dejado San
ñuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Agustín el primer ensayo de una filosofía de la His
toria. Según ella, la Historia se forma de la trama
x %
Ti.» El alma humana conoce no sólo las cosas con-
cretas,máfénálés,sinÓlás"Ídéas"ümvefsáIes~b^esen- de acciones libres de los hombres; pero Dios, sin
cías~dFlas~cdsás'r~S:h em bargoj de acuerdo con el menoscabo de ésá libértadT^ordeña los grandes ácorF
tecimTiéhtQsThistóH^ós. erMIb Jehérátl"b^la Historia, y
/ItSTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 129
128 RAFAEL GAMBRA
— «el hombre», «el caballo»—o son puras ficciones lo y abriéndole unos horizontes que eran desconoci
de la mente? Si existen, ¿qué naturaleza tienen? dos al mundo antiguo.
¿Existen fuera de las cosas materiales concretas, o Las soluciones a este problema de los universales
están implicados en ellas? Es decir: nosotros habla fueron varias: en los extremos—en el sí y el n o -
mos, por ejemplo, del triángulo, del hierro, del hom encontraremos el realismo absoluto y el nominalis
bre, cosas todas que no se refieren a una cosa o mo. Entre ambos, diversas concepciones armoniza-
individuo concreto, sino que se pueden aplicar a doras, que veremos sucesivamente. En estos prime
muchos. Evidentemente, nadie ha visto nunca tales ros siglos de la Escolástica (ix a xi) no encontrare
entidades aisladas en sí, pero todo el mundo entien mos más que las soluciones extremas, por lo que, de
de lo que con ellas se quiere decir. La realidad se momento, reservaremos a ellas nuestro estudio.
compone de cosas que, aparte de ser individuos con El realismo absoluto opina que los universales
cretos, realizan una naturaleza específica. Este hom existen fuera de la menté y fuera de las cosas con
bre con quien yo hablo, además de ser Juan, indivi una. realidad sustancial, aislada, concreta, com o la
dual, inconfundible, es hombre: esto es, posee una de las cosas de este mundo. Los más caracterizados
naturaleza que comparte con otros muchos. Por otra defensores de esta tesis—que, como se adivina, ha
parte, la ciencia versa sobre estos conceptos uni de deber mucho al platonismo—son dos ingleses ;
versales, y la ciencia es útil, la realidad responde a Escoto Eriúgena, ya citado, y San Anselmo de Can-
ella: parece, pues, que esos universales han de te terbury. Vamos a ver algo sobre lo que en esencia
ner alguna clase de ser. ¿Cuál será éste? pensaron para comprender el porqué de su posición
En la cuestión que late en el fondo de estas pre realista ante la cuestión de los universales.
guntas puede reconocerse fácilmente el eterno y fun Juan Escoto Eriúgena (810-877) fue un pensador
damental problema que movió a los hombres a filo vigoroso y audaz que se adelanta en casi dos siglos
sofar: la oposición entre el mundo de los sentidos a los primeros maestros de la filosofía medieval.
y el. mundo de la razón. Los primeros filósofos grie Parte de la forzada identidad de resultados éntre la
gos partían de la experiencia racional y se admiraban obra de la razón y la verdadera fe. Entre ellas no;
ante el cambio constante de las cosas individuales. puede haber contradicción porque la unidad y verá-:
Movimiento e individualidad eran sus problemas ra cidad de Dios, autor dé una y otra, las garantiza;
dicales. El hombre medieval parte, a la inversa, de la Su motivo inspirador era, pues, una fe absoluta, in
experiencia inmediata de los sentidos y se sor conmovible ; una fe que excluye de raíz toda posi
prende ante la universalidad de las ideas. La expre bilidad dé conflicto éntre la fe y la razón. Sin-
sión es opuesta; el fondo, el mismo. No se trata, sin embargo, aunque su intención sea plenamente orto
embargo, de un mero recomenzar la labor filosófica doxa, su mismo entusiasmo le llevó a conclusiones
arruinada por la disolución violenta del mundo an imprudentes, de expresión heterodoxa, que ocasio-
tiguo, sino más bien de prolongarla desde un plano náron la condenación eclesiástica de su obra. El ejer
diferente. La experiencia fundamental de la fe cris ciólo de lá razón (la filosofía) debe preceder, según
tiana orientará y matizará de un modo enteramente él, a la fe, que sólo aparecerá clara y patente, llena
nuevo a la nueva especulación, deparándole un: esti de sentido, cuando resulte la coronación y concre-
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 135
134 RAFAEI. GAM-BRA
lo que se refiere a la relación de fe y razón. Opina
ciáxi de lo que se ha razonado. Aún m ás: si llegase
San Anselmo que el conocimiento y aceptación de
a surgir conflicto entre razón y autoridad, debe, hon
la fe dehe preceder al ejercicio de la razón y ser
radamente, anteponerse la razón, porque la autori
dad procede de la razón, y no ésta de aquélla. Escoto después fundamentado racionalmente. San Anselmo
es consciente de la limitación de la razón, y de su
abriga la íntima convicción—basada en una fe to vulnerabilidad por el error y por las pasiones, y. cree
tal—-de que el recto uso de la razón acabará, aun a
por otra parte en el poder de orientación y guia
través de contradicciones aparentes, por coincidir dé la fe. No hacer preceder la fe—dice contra Esco
con el verdadero y esencial contenido de la fe.
to—es presunción; no apelar después a la razón
Sobre estas bases metódicas pasa a construir úna
teoría del Universo que recuerda mucho a las cau —añade contra los irracionalistas de la fe—es negli
saciones cósmicas de Plotino. Escoto supone que esta gencia. Esta posición, plenamente ortodoxa, se resu
concepción, elaborada racionalmente, debe identifi me en su fórmula: Credo ut intelligam, es decir,
carse con el contenido de la fe, o, más bien, ser su «creo para comprender», no «comprendo para tener
misma expresión. La creación es, según él, un proceso fe». Y en las posibilidades de la razón para, poste
en que se distinguen cuatro etapas: 1 Natura natú- riormente, comprender el contenido revelado, San
rans et non naturata (la naturaleza creadora y no Anselmo no reconoce límites.
creada), que es Dios, ser primero y causa de cuanto Así, la parte de su filosofía que ha pasado a la his
existe. 2.° Natura naturata et naturans (creada y toria como algo universalmente conocido es el razo
creadora), que es el mundo de las ideas, arquetipos namiento por el cual, una vez que poseemos la idea
por los que Dios creó a las cosas y que son. coeter de Dios, se demuestra que Dios existe. Este es el
nas con El. 3.° Natura naturata sed non naturans que se ha conocido por el nombre de «argumento
(creada pero no creadora), esto es, las criaturas de ontológico» o anselmiano para probar la existencia
este mundo, finitas y concretas, que reciben su ser de Dios. En resumen, puede expresarse de esta ma
de las ideas divinas, y no crean ulterior realidad; nera: Poseemos la idea de un ser que reúne en sí
y 4.° Natura non naturata ñeque naturans (ni creada todas las perfecciones, un ser mayor del cual no
ni creadora), que es el mismo Dios en cuanto fin y puede pensarse otro. Esta idea la posee todo hom
elevador providente de todo lo que existe. bre; no es contradictoria (como «círculo cuadrado»,
Puede verse cómo esta versión cristiana del plato por ejemplo) porque incluso el «insensato» que dice
nismo—mucho más literal que la de San Agustín— «Dios no es», entiende lo que quiero decir cuando
exige una solución realista del problema de los uni digo Dios; él lo niega, no en su mente, sino en su
versales: las ideas—el hombre, el caballo, la justi corazón. Una cosa es existir en la mente y otra exis
cia—tienen una realidad fuera de la mente, como tir en la realidad, pero aquel ser que exista en la
primer estrato del ser, verbo o palabra de Dios. mente y en la realidad será mayor, más perfecto, que
Comparte la posición realista de Escoto otro de otro que existiese sólo en la mente. Luego si poseo
los más grandes filósofos y teólogos de la iniciación la idea de un ser perfecto, mayor del cual no puede
escolástica: San Anselmo (1033-1109), arzobispo de haber otro, ese ser tiene que existir, so pena de ser
Canterbury, que es, sin embargo, su contradictor en un concepto contradictorio: si ese ser más perfecto
136 RAFAEL CAMBRA
H is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 137
no existiese, sería y no sería a la vez el más perfecto,
lo que encierra contradicción. en lá designación. Se cita como principal represen
Este argumento impresiona por el rigor quasi ma tante del nominalismo a Roscelino, canónigo de Com-
temático con que pretende demostrar la existencia piégne, que vivió también en el siglo xi, aunque de
de Dios deduciéndola de su esencia. Sin embargo, él apenas se conserva escrito alguno.-
no le faltaron contradictores en su misma época, y El fondo implícito en esta teoría es el empirismo
posteriormente otros filósofos como Santo Tomás lo escéptico, es decir, la concepción que no acepta otra
rechazaron por no concluyente. Su defecto estriba realidad que la concreta, singular, aquella que es
en considerar a la existencia como una perfección perceptible por los sentidos. El hombre, según ella,
más de la esencia, siendo así que se trata algo radi forja sistemas explicativos de la realidad, en los que
calmente distinto, que no puede deducirse de ella. La a menudo se excede creando principios y entidades
esencia de un ser es la misma si existe que si es me cuya admisión es muy difícil. Así, para el realista de
ramente posible o imaginario. Una peseta imaginaria tipo platónico, la humanidad—el hombre en sí—exis
no tiene menos céntimos que una peseta real. El fon te en un mundo superior y diferente; para el empi-
do metafísico que lleva a San Anselmo a admitir este
rista escéptico, en cambio, no existen más que los
argumento es su creencia en las ideas como algo an hombres concretos, de carne y hueso.
terior y superior a las cosas mismas, esto es, en que
la realidad se rige por la idea, y no la idea por la La crítica escéptica ha servido a lo largo de la
Historia como válvula de escape para el pensamien
realidad. O, en otras palabras, su realismo absoluto to cuando éste se hallaba cargado y exigía una reno
ante la cuestión de los universales, que nace de la vación. Su obra demoledora ha sido causa y acicate,
influencia platónica sobre todo esta primera y más en muchas ocasiones, para la aparición de los más
antigua escolástica. grandes movimientos filosóficos. Tal fue el caso de
En el extremo opuesto al realismo absoluto se re la sofística griega, tras la cual surgieron, como vimos,
gistra en esta época otra posición, que se llamó no los sistemas de Platón y Aristóteles. Tal es, ahora, el
minalismo. Según ella, los universales no sólo no nominalismo, tras el cual se engendrará el esplendor
existen con una existencia sustancial y separada, sino de la Escolástica de los siglos x i i y x i i i . Tal será, en
que no existen de ninguna manera. Los conceptos fin, el caso que veremos repetirse muchas veces a
que nuestra mente forja no corresponden a nada lo largo de la prolongada vida del esfuerzo filosófico.
real, son sólo simples nombres (de aquí el título de
la escuela), ftatus voris (palabras vacías) con que
designamos a un conjunto de cosas que se asemejan
entre sí o que son fácilmente relacionables. Del mis
mo modo que los astrónomos ponen nombres a las
constelaciones sin que ello quiera decir _que aquel
conjunto de estrellas forme ninguna clase de uni
dad, así nosotros aplicamos nombres colectivos que
no tienen más valor que la comodidad y brevedad
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 139
EL SIGLO X II: ABELARDO Y SAN BERNARDO
DE CLARAVAL platónica de San. Agustín y de los compiladores.
Toda la filosofía medieval ha sido hasta aquí de cor
te platónico. De Aristóteles se conocía solamente la
lógica, y se tenían ideas muy oscuras e inexactas
sobre su sistema metafísico.
Pues bien, a principios de este siglo irrumpe en
la vida filosófica una figura realmente extraordina
ria para su época: el clérigo francés Pedro Abelar
do (1079-1142). Dialéctico sagacísimo, discute públi
camente con su maestro Roscelino; ataca también
a los realistas platonizantes, y sugiere soluciones
nuevas y profundas que sorprenden a todos los es
píritus cultos de la época. Para oírle en la escuela
catedral de París, acuden gentes de todo el mun
do, a pesar de lo desconectado del ambiente eu
ropeo y lo difícilmente transitable de la Europa de
El siglo xii es quizá el más característico y recia aquella época.
mente escolástico. Es la época en que se manifiesta El hecho que tal expectación despertaba era éste:
con mayor fuerza el genio creador y de sencilla y Abelardo había adivinado, en lo esencial y sin cono
natural adaptación de aquel medio cultural cristia cer más que la lógica, la teoría del conocimiento y
no que se caracteriza por una síntesis de religión y la metafísica de Aristóteles. Ello abría de golpe
vida. Es la época en que el arte románico culmina ante sus contemporáneos todo un mundo de suges
y florece en las más perfectas y espiritualizadas lí tiones, la visión en lontananza de nuevos horizon
neas del gótico, la expresión más característica del tes. El conocimiento intelectual—enseña Abelardo—
espíritu medieval y cristiano. En el orden de la cul no se realiza por recordación ni por iluminación su
tura son, sin duda, superiores y más profundas las perior, sino por abstracción, penetrando en las cosas
grandes síntesis filosóficas del siglo xm, pero el im mismas conocidas por los sentidos; el universal no
pulso humano creador procedía de esta época que es una realidad separada como querían los platóni
le antecede, en la cual la abierta y devota ingenui cos, ni tampoco una palabra vacía como pretendían
dad del espíritu cristiano no se oculta todavía bajo los nominalistas, sino un concepto aplicable, por de
la preocupación teorética y sistemática que carac recho propio, a la pluralidad de objetos que realizan
terizará a la siguiente. _
la misma esencia. Esta teoría, que recibió en la épo
Hemos dicho que en todos estos primeros siglos
de la Escolástica medieval no eran apenas conoci ca el nombre de conceptualismo, es la tercera solu
dos los grandes maestros de la filosofía griega en ción que media en la disputa de los universales, y
sus fuentes originales, y sólo se conocía parcial que prepara ya la respuesta plenamente aristotélica
mente el platonismo a través de la tradición neo- que enunciará Santo Tomás de Aquino.
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 141
140 RAFAEL GAMBRA
Esta posición brotó en el siglo xn de los cenobios
En lo humano, Abelardo, a pesar de ser quizá el benedictinos y halló su representante más caracteri
más característico representante del escolasticismo, zado en el abad de Claraval San Bernardo (1091-
es un espíritu abierto que ama la vida y la belleza. 1153), que ha sido llamado con justicia el padre de
Dotado de una fina sensibilidad poética, no puede la mística medieval. San Bernardo, sin rechazar ni
admitir una ruptura entre el mundo antiguo y el despreciar a la razón, vio en el auge de la afición
Cristianismo, una proscripción de los poetas, artis dialéctica e intelectual un movimiento peligroso, una
tas o filósofos de la antigüedad clásica, juzgándolos desviación respecto al primitivo y sencillo espíritu
espíritu de vanidad, insania del paganismo. Antes del Cristianismo. Para él los dos más famosos teó
al contrario, se complace en imaginarlos com o pre
cursores de la fe cristiana, espíritus iluminados por logos y los dos principales filósofos de su época
el ñus divino, que es esencialmente belleza y ciencia. —uno de los cuales era Abelardo—eran «los cuatro
La personalidad de Abelardo, por otra parte, perte laberintos de Francia».
nece a la literatura universal por sus célebres amo «La única verdadera sabiduría—dice San Bernar
res con Eloísa, que tuvieron trágico desenlace. do—es Jesús, o, más concretamente, Jesús Crucifica
Después de él escribió Abelardo úna corresponden do.» La ciencia de Dios se adquiere por la humildad,
cia fingida con su amada cuyo objeto era perpetuar y ésta se logra ante la Cruz de Cristo. San Bernardo
la memoria de aquel amor. describe los doce grados de la humildad, y la ver
dad que de ellos nace, que es el reconocimiento de
pero todo movimiento teorético o especulativo ha la propia miseria. De aquí, y a través de otros tres
provocado siempre en el seno de la cultura cristiana grados de verdad en que nuestro estado y nuestro
una reacción de hostilidad basada en la sencillez de fin se nos hacen cada vez más claros y vividos, ascen
la pura relación entre el alma y Dios, en los datos demos al éxtasis en el que el alma se fúnde con Dios
estrictos y concretos del contenido de la fe. Cristo y se deifica por el amor.
no fue un dialéctico ni un filósofo; no vino a ense A pesar del desprecio por la ciencia profana que
ñamos una complicada ciencia, sino un espíritu y rezuman las páginas de San Bernardo, su pluma,
una f e ; El amaba a las almas sencillas y a los niños, movida por el amor de Dios, discurrió por cauces
al paso que resistía a los que se tenían por sabios; altamente estéticos y de profundo sentido poético
a todos invitaba a hacerse como niños ante Dios que muestran bien a las claras un gran conocimien
para entrar en el reino de los cielos. De este modo, to y comprensión de los clásicos latinos. Veamos
el movimiento dialéctico y la afición filosófica que como ejemplo este inspirado y conmovedor poema
representa Abelardo y la escuela de París en sus días litúrgico que dedica a la posesión por el alma de
ocasionaron, la primera reacción de este género en la Jesús, Hijo de Dios:
escolástica cristiana. Por lo general, al paso que los
movimientos teoréticos se inspiran en el aristotelis- Jf.su, dulcís .m em oria ,
mo, este género de reacciones, que son también filo D ans vera cord i gaudia:
sofía, buscan su apoyo en Platón a través de las Sed su p er niel, eí or-inía
Ejus dulcís prcesentia.
fuentes animistas y afectivas del agustinismo.
142 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 143
RAFAEL CAMBRA
^ ¿i" ( ^ L?' prueba que lo demuestre? No será la prueba o ar-;,
continuidad, ni mucho menos contrariedad, entre el; gumento ontológico (de San Anselmo), que para
orden de la fe y el de la razón. La unidad de Dios,. Santo Tomás no es válida: aunque la esencia de Dios
de quien todos los órdenes del ser y del üonocer reclame en sí la existencia, no es ello visible para
proceden, gáfanTizaTTaT armóma y contiriüidad “entre nosotros, por no sernos asequible su esencia; nos
eiros7 Aúñ~ mas~'ria faz^ñ~~aTcahzá~li cóhoceó~cl límÍté otros no podemos derivar la existencia desde las
o frontera donde se enlazan el orden natural y el esencias porque éstas las adquirimos precisamente
sobrenatural: en ese límite se encuentran unas ver- . abstrayendo a partir de las cosas concretas existen
dades inicíales o básicas para la fe que han sido tes. La prueba válida de la existencia- de Dios no,1
debe ser a príorT~(antefióf JTFespecto~de~ía existéncia-
reveladas, pero que son también accesibles a la ra- - cfeTas cosas que nos rodean, sino a posteriori (pos-*
zón. Tal es el caso de la existencia de Dios, que, ^ teiuórXó'lí'partir' dé~lás~cósás' imsirás7 ásc'efKÍÍenc.ó
según Santo Tomás, podemos conocer racionalmente, ,
pero que, siendo necesaria a nuestra salvación ,~TXios '\ de’ los efectos a sií causa, de lo contingente a lo he"
ha reveladó fáírnbien para'aquellos que no lleguen á7 cesario. Por"cíñccTvías' di ce" Santo Tomás que' puede
demostrarse la existencia de DiosTTCas' cüatro pri
éná por^lá' liiz LlF Iá Tázoñ. Estas vertládésAhnite, ~ meras tienen un fondo cómun, pór lo que nos iimitá-
que para unos son de razón y para otros de fe, cons-
tituyen lo que Santo Tomás llama praambuta fidei remos a una desellas: es evidéfTte que "algóexiste^„
(preámbulos a la fe). -J- pero to3cTlb~que~existe requiere una causa, porque
nada es causa de sí mismo. Podría pensarse en una
Con esta teoría fundamenta Santo Tomás la solu- 7 cadena infinita ele causas, pero esto es insostenible,
ción media y ortodoxa sobre~la cuesTfóñ'TréTíúésFro .7 porque si la serie es infinita quiere decirse que no
c o n ^ Ifméñtó~"d'e~TlTos7'^}uc~"sé""liaTrá"éntré~nos"llos hay primera causa, y no habiendo primera causa, no
extremos heréticos que se conocen por agnosticismo hay segunda ni tercera, ni esta que está aquí ac
„ — *'■'logismo. El primero de esfos~éfrores sostiene tuando. Luego si algo existe debe haber una causa
que el conocimiento religioso pertenece a un orden 7 primera, pausa de sí misma, que es lo que llamamos
rádicaTménte Tfistinto del racional,'al queda razón ño - Dios. ^ “ ~ ~~ '
pueHe™teneFñ^g^*lnio3o^e^cceÍo7y rim O ñ g ism o 7 OTquinta vía es diferente y, aunque no es metafísi-
camente necesaria, es quizá la que más convence al
evidente, de Dios, cuya existencia nó requiereT por hombre en general. Se saca del orden y gobiemoTTe
táñtó7 deinosfr^ioH*.- Seguir Santo Tomás, a'lá'éxis- . las cosas, y podría expresarse mediante este ejem
tenH^á_den3íos77^ue~no es inasequible ni evidente— plo^ imaginemos que, andando' por iá~ callé, encon-
puede llegarse racionalmente por discurso demostra tramos en la acera un bloque de letras de imprenta
tivo. De su esencia, en cambio, no podemos alcanzar J en que se halla compuesta una página de la Biblia.
más que un cierto conocimiento analógico e impro Supondremos, por ejemplo, que han sido sacadas de
pio, atribuyéndole en grado eminente las perfeccio una imprenta cercana o que alguien las ordenó allí
nes positivas que encontramos en las cosas del mismo. Lo que no podríamos jamás pensar es que
mundo. esos tipos de imprenta fueron arrojados aisladameti-
Si al conocimiento de la existencia de Dios puede
llegarse por la razón, ¿cuál será el razonamiento o la
h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 155
rAi y iy¡ v-B-fíS-Q ,
te por la ventana de un alto piso y que casualmente El mundo fue creado libremente por Dios de la
cayeron en ese orden. Pues bien, el mundo en que náda y tuvo "uñ comienzo en el tiempo. Como pen
habitamos es una estructura infinitamente más com saba Arístdtelés, los únicos seres realmente existen
pleja y bien dispuesta que esa composición tipográ tes en la naturaleza son las sustancias o cosas con
fica; el más diminuto ser vivo contiene una perfec cretas, singulares, que se componen de materia y
ción tal que no puede el hombre soñar con cons de forma. La materia es causa de su individualiza
truir organismo semejante. Es, pues, preciso admitir ción; la forma, de sus perfecciones generales o es
una inteligencia soberana que dio el ser y el orden pecíficas. En el conocimiento intelectual se ilumina
a todo este inmenso Universo. He dicho que este la forma, que es el universal de las cosas, y se en
argumento no es metafísicamente concluyente, por gendra en el sujeto la idea o concepto, que es el uni
que no puede negarse que una posibilidad entre las versal en la mente. . Dé aquí se deduce la solución
infinitas posibles es esa en que las letras de im que Santo Tomás da al problema de los üniversa-
prenta forman una página de la Biblia: no hay en lésC que se conoce con el nombre de realismo mode
ello imposibilidad metafísica, pero sí imposibilidad rado, y qué puede” considerarse como la~iultima"^”
práctica, de tal forma que nadie podría admitirlo, definitiva palabra de esta controversia en la Edad
como, según Santo Tomás, nadie podría concebir a Media: «El universal- es concepto y existe sólo en la
este mundo como formado al acaso. mente, pero con fundamento irt re (en la cosa).» El
Pero el Dios a cuyo conocimiento cierto llega San- ; fundamento es, naturalmente, la forma impresa por
to Tomás a través" de"estas vías no es el Dios mera- - Dios a las cosas. Así, tomando la cuestión en toda
mente' filosófico" fle~Snst8Sles7“pnmér motor íñmó^ su extensión, el universal tiene una triple realidad:
vil, acto puro que mueve "sin personalidad ni provi-J ante rem (antes de la cosa), en la mente divina
dencia a las cosas de este mundo, sino que se trata; como patrón o arquetipo con arreglo al cual Dios la
del Dios concreto, personal y vivo del Cristianismo?' creó (idea agustiniana); in re (en la cosa), como
Para garantizar"esta concepción acmtúir^añto^To- forma de la misma; y post rem (después de la cosa),
más la diferenciación entre Dios y el mundo para en la mente del cognoscente que la abstrae de las
que no pueda interpretarse aquel primer motor como cosas mismas. Puede verse en esta teoría un des
una causa inmanente a las cosas, con lo que se daría arrollo del conceptualismo de Abelardo, en el que
en una concepción panteística. Utiliza para esto la se insiste en el fundamento real, objetivo, de los
■feoría (que ya vimos en Aristóteles) de la analogía conceptos.
del ser con la que, sin romper el vínculo o Ifélaclórí El hombre, como ser de la naturaleza, es también
éñtre Dios y las cosas creadas, afirma su radical di unaTsusfancia formada de la unión de forma y mate
ferenciación ; y también la composición, en los seres ria. En esto se opone Santo Tomás al DÍátonísmajdé,
creados, de esencia y-existencia, que en Dios coinci Sán "Agustín "y d!TIa"lirímrri\^r&^.QÍá,sii^mciue^^ña-
den, de acuerdo con la definición mosaica de soy el fiía al alm^uñlZlá ’'a'ccldcñtilrñente al cuerpo, y al
que soy. Este ser diferente del mundo, causa y prin- hombre sin esa unidad sustancial, interna, que pa-
cipio de cTiantó ' éxTstér é~á~eTT)iÓ5 personal” "provi- recen 'dcmÓsTráFToT nuestra experiencia no
dente y amoroso del Cristianismo. se resigna a ver en el cuerpo no más que una prisión
l
156 RAFAEL CAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 157
del alma, algo ajeno a nuestro verdadero ser, que fundamentalmente, contemplación, intelección per
sería el alma solamente. Antes bien, nos sentimos fecta, plenitud y descanso de nuestra razón y, por
como hombres un ser uno en sí, que es tanto cuerpo tanto, de nuestro amor. Secundariamente, placer
como espíritu. Según Santo Tomás, en este compues completo y sin límites.
to sustancial que es el hombre, el alma hace el paper
de forma y él 'cnefpo~cle rnateria. Féro" cuerpo^- sirria
no son simplemente mátcría“ y~ forma, sino sustan
cias también, bien que incompletas. De aquí que El pensamiento tomista no es una mera adapta
pueda el alma supervivir a la muerte o separación ción del aristotelismo a la fe cristiana. Puede consi
del cuerpo, aunque en un estado antinatural, nece derarse más bien una prolongación y una aplicación
sitante de una nueva unión, que se realizará con la a mil órdenes y aspectos nuevos de la concepción
resurrección del cuerpo, condición necesaria para general del maestro griego. A este elemento me
una perfecta bienaventuranza. dular filosófico (el aristotelismo), unió en perfecta
La facultad diferencial, superior y característica, síntesis los elementos más valiosos del pensamiento
del hombre es- la razóñTXa racionalidad determina cristiano, procedentes sobre todo del agustinismo. El
en el hombre la libertad o libre albedrío. Jtin el ani tomismo ha pasado a la Historia como la sistema
m ar eTl>5jeto~p^^ conocimTéñto es la cosa tización más completa, original y sólida de la filo
concreta, singular, y este conocimiento determina sofía cristiana.
en él una apetición o una repulsión necesarias se
gún que la cosa conocida convenga o no a su na
turaleza. Pero la razón humana conoce el ser en ge
neral, y al paso que ante el ser puro y perfecto (Dios)
se hallaría determinada a quererlo porque llenaría
su inteligencia y su voluntad^ frente a las cosas con
cretas, que sólo imperfectamente realizan el ser, es,
en cambio, libre para desearlas o no. Ante estas co
sas se da cuenta el hombre del bien que posee y de
su jerarquía dentro del conjunto de bienes, pero sin-N
tiéndose atraído por los diversos géneros de bien
que se dan en las cosas, tiene la facultad de pecar y
también la de merecer por sus actos. Esto depara al
hombre la posibilidad incomparable de construir
por sus actos su propia vida y de salvarse o conde-,
narse por su propia voluntad. La bienaventuranza es
concebida por Santo Tomás com ouná graciosa ele
vación á~tln~ordeii superiür~qae no elírnlna^ a nuestra
naturaleza, smo que la completa y sa'tisTacerElla~ es,
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 159
LA FILOSOFIA DEL FRANCISCANISIMO
No podrían faltar ambas reacciones y contrapesos
al pensamiento de Santo Tomás. La primera de estas
reacciones surgirá en el siglo xrv, y constituirá ya,
con su empirismo escéptico, la decadencia de la Es
colástica y el fin del pensamiento medieval. La se
gunda—el sobrenaturalismo de la fe—estará repre
sentado en el mismo siglo xm por el movimiento
espiritual que se conoce por el nombre de francis-
canismo.
La Orden de San Francisco fue fundada por este
Santo a principios del siglo xiii , por la misma época
que la de Santo Domingo. El motivo inspirador del
franciscanismo fue un impulso de amor hacia todo
lo creado, que representa la obra de Dios, y canta
en su ser las perfecciones del Creador, y el espíritu
que el Santo de Asís transmitió a sus hijos en reli
gión fue la difusión de la humildad y de la caridad
fraterna. En un principio la orden, respondiendo a
Dos condiciones fundamentales reunía la gran sín este espíritu, se mantuvo alejada de las actividades
tesis filosófica y teológica del tomismo: la de consti intelectuales, pero en 1231 se produjo el hecho ex
tuir una profunda sistematización metafísica y la de traordinario de que uno de los más famosos maes
ser un intelectualismo cristiano. Santo Tomás no tros de la Universidad de París-—Alejandro de Ha
despreciaba el conocimiento de la naturaleza para les—solicitó el ingreso en la Orden de San Francisco.
refugiarse en el sobrenaturalismo de la gracia, sino Con él se inicia una gran corriente de pensamiento
que concebía a la gracia como culminación y perfec filosófico que, siempre bajo la inspiración inicial del
cionamiento de la naturaleza, a través de cuyo recto franciscanismo, habría de reanudar en esta época la
cumplimiento habría de ascenderse a la meta sobre filosofía teocentrista y afectiva del agustinismo.
natural. Hemos visto a, lo largo de nuestro camino Dos grandes figuras se señalan en la filosofía fran
por los cauces históricos del pensamiento cómo a ciscana: San Buenaventura y Duns Escoto. El siste
toda construcción filosófica que procura dar una ma de San Buenaventura no constituye en modo
explicación racional de la realidad, y que para ello alguno una réplica u oposición al tomismo, sino
utiliza entidades y explicaciones metafísicas, provo una síntesis filosófica realizada sobré elementos dis
ca siempre una reacción empirísta y escéptica que tintos en aquel mismo siglo de madurez cultural. El
no acepta sino lo concreto y sensible, y cómo todo de Duns Escoto será, en cambio, como veremos más
intelectualismo filosófico ha hallado siempre en el tarde, una crítica acerba del tomismo, construida,
seno del cristianismo el contrapeso de un pensa como sistema, sobre un previo conocimiento de éste.
miento que retoma a la pura y mística relación del La vida de Juan de Fidanza—conocido por San
alma con Dios.
160 RAFAEL CAMBRA HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 161
EL RENACIMIENTO
I
172 RAFAEL G AMERA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 173
tras el nombre y el prestigio de las grandes autori ticos. En su consecuencia, el latín al uso en los tex
dades para buscar la mayor eficacia. Las individua tos medievales pasa a ser considerado como latín
lidades parecen totalmente absorbidas por la obra bárbaro, y hace su aparición ya entre los precurso
misma, sin que ésta les dejase margen ni aun para res del Renacimiento en el siglo xiv un dolce stil
el más lícito interés egoísta. nuovo en Petrarca, por ejemplo, y aun antes en Dan
En estas condiciones no es de extrañar que la afi te Aligbieri, que procuran revestir su lenguaje de
ción por el «buen decir», por el cultivo de las for gracia y formas amables. En estos autores no hay
mas literarias, cediese ante el interés puramente teó- todavía asomo de heterodoxia o rebelión contra la
- ,co. De las tres materias que componían el trivium que representaba la cultura cristiana. Antes al con
romano—ciclo escolar de lo que se llamaban «huma trario, la Divina Comedia de Dante, por ejemplo,
nidades»—la gramática y la retórica cayeron en desu puede considerarse como una visión poética de la
so, al tiempo que la dialéctica (arte de la discusión) filosofía de Santo Tomás, un descubrimiento de cuan
se hipertrofiaba. Las obras de los grandes escolás to de bello, humano y esperanzador se escondía
ticos del siglo xiii y del XIV son tan profundas, agu bajo el sistematismo estricto de la Summa Theoló-
zadas y minuciosas com o desprovistas de gracia li gica.
teraria. El siglo xiv, por su parte, sin mejorar este La actitud de los primeros renacentistas habría de
aspecto, sino más bien empeorándolo, aplicó, como ser simplemente un ilusionado abrirse a la belleza
hemos .visto, una acerada crítica a las grandes cons de la vida, al valor que la naturaleza tiene por sí
trucciones teológico-filosóficas, especialmente a la misma. En un principio se utilizaron como fuentes
de Santo Tomás, en que habían culminado. De este de inspiración los poetas latinos, que habían caído
modo el hombre de esta época se encuentra en una en olvido desde el siglo x i i i ; pero más tarde la toma
situación de crisis profunda: se siente inmerso en de Constantinopla por los turcos ocasionó la emi
una cultura que no le ofrece los encantos de la be gración hacia el Occidente europeo de muchos sa
lleza ni el amor a la vida, y que tampoco poseerá la bios bizantinos, que difundieron el conocimiento de
fe y el entusiasmo hacia aquello que creía alcan los textos originales de la filosofía griega. Dijimos
zar: si no la verdad misma, el camino firme de su que la Europa cristiana conocía la obra de Platón
posesión. Ante esta ciencia árida, que no le habla desde la alta Edad Media, y la de Aristóteles desde
ya a la sensibilidad ni a la inteligencia, experimenta el siglo x i i i . Pero se trataba del conocimiento de sus
el hombre necesidad de una profunda renovación. doctrinas, generalmente a través de comentaristas
El movimiento espiritual con que se inicia la Edad y derivaciones, y no de las obras mismas, que no
Moderha es el que conocemos con el nombre de Re podían difundirse, entre otras razones, porque no
nacimiento. Este movimiento es, en su iniciación y era común entre las clases cultas el dominio de la
por una de sus caras, un movimiento negativo, la opo lengua griega. Los sabios bizantinos traen ahora, con
sición de un no rotundo a lo que en aquel tiempo ha la difusión del idioma, las obras mismas, y la posi
bían llegado a ser la filosofía y la ciencia escolásticas. bilidad de su comprensión y del aprecio de su belle
Oposición, en primer término, a la despreocupación za. La impresión que produjo en los espíritus la obra
formal—literaria y estética—de los autores escolás maravillosa de Platón fue enorme. Todo, un mundo
174 RAFAEL GAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 175
así como un supuesto o real abuso en sus atribu Él protestantismo—la más extensa y profunda he
ciones—en materia de bulas e indulgencias—, fueron rejía de la historia de la Iglesia—pretendía retomar
la ocasión para que algunos espíritus renacentistas simplemente al Cristianismo primitivo. Pero su obra,
comenzaran a considerar a la Iglesia en sí como una en los países en que predominó, consistió en despo
especie de monopolio y organización puramente hu seer al Cristianismo de su necesaria estructura dog
mana de lo que es esencialmente espiritual, perso mática y jurídica, y, minimizado y dividido en mil
nal y libre: la palabra de Dios dada a todos los sectas diferentes, desprestigiarlo ante los ojos de los
hombres. Según esta opinión, la Iglesia romana, in hombres haciendo de él una creencia inoperante en
terpretando abusivamente el poder dado por Jesu el seno de una sociedad falta ya de principio supe
cristo a los apóstoles, se había declarado administra rior de unidad y de dirección.
dora de la gracia y los sacramentos, y, por medio de Esta segunda de las negaciones que hemos reco
ellos, especialmente del de la penitencia, alcanzado nocido en el origen de la filosofía moderna—la del
un poder inmenso que tiranizaba los espíritus y fal carácter teocentrista de la cultura medieval, causa
seaba la pura intimidad del hecho religioso. Esta es del protestantismo y de la secularización—no es con
la esencia del protestantismo, consecuencia del espí secuencia obligada de la primera de las negaciones,
ritu renacentista, que pretendió constituir una re aquella que afectaba a la aridez de estilo y gusto
forma de la Iglesia volviéndola a sus primitivos lí artístico de la decadencia escolástica.. Así, puede ha
mites y funciones. Su iniciador fue el agustino blarse de un Renacimiento filosófico puramente cris
Martín Lutero, y su gran teorizador y sistematizador, tiano, que tuvo por principal escenario a nuestra pa
Felipe Melanchton. Según los protestantes, lo único tria durante los siglos xv a x v i i , es decir, durante su
que procede realmente de Dios es la Sagrada Escritu edad de oro. Aquí se adoptan las formas literarias, los
ra, que debe ser libremente interpretada por el cre estilos y el esplendor artístico del Renacimiento ita
yente sin que se interponga ningún otro interpretador. liano, pero dentro de una estricta ortodoxia católica
.Religioso y cristiano es únicamente, según ellos, esa y de un renovado entusiasmo religioso. En España
relación del alma con Dios al recibir aquéllá la pa se prolonga el pensamiento cristiano medieval con
labra divina. Las consecuencias de esta reclusión de representantes tanto de un renacimiento pedagógico
lo religioso en la intimidad de lo subjetivo, fueron (Vives, Vitoria), como del teológico (Molina) o del
inmensas: la vida de la cultura y de la política que filosófico (Fonseca, Suárez, Juan de Santo Tomás).
daban desligadas de lo religioso por ser hechos ex Los españoles de ésta época pudieron considerarse
teriores a lo subjetivo; la libertad de pensamiento
en aquel tiempo como el brazo de Dios para la de
y la secularización del Estado quedarían así cimen fensa de la Iglesia contra la gravísima herejía con'
tadas por el protestantismo. La religión dejaría de
ser un vínculo o unión superior de hombres y pue que abre su historia la modernidad. Ellos defendie
blos, para convertirse en asunto puramente indivi ron con las armas y con el pensamiento la fe cató
dual que no podrá erigirse ni imponerse ya como lica, manteniendo con todo su esfuerzo la idea de
principio directivo de la cultura o de la vida en co la cristiandad como unidad estructural de la socie
mún de los hombres. dad, esto es, como comunión de los espíritus y prin
cipio informador de los estados. A esta idea se opu-
h is t o r ia s e n c il l a d e l a f il o s o f ía
179
178 RAFAEL GAMBRA
negación en negación, hasta la indiferencia religiosa
so la de Europa, una Europa religiosamente neutra, y el ateísmo. Pero este aspecto crítico de la filosofía
sin otra unidad que la meramente política—huma moderna, que es el inicial, se complementa con otro
na—de los estados. La vigencia de la cristiandad co positivo, en el que se halla envuelto el sentido más
m o unidad y patria de tocios los hombres termina profundo del pensamiento moderno.
para Europa en 1645, cuando los españoles, agota
dos, se rinden a los hechos en la paz de Westfalia.
No obstante, el predominio católico llega hoy en Eu
ropa hasta la línea a que llegaron las armas espa
ñolas; y, por otra parte, el renacimiento cultural
cristiano de nuestra patria hizo posible la verdade
ra reforma de la Iglesia, que se llevó a cabo en el
Concilio de Trento, del cual fueron los españoles
principales propulsores y mantenedores. Al otro la
do de los mares, en fin, conquistaron y cristianiza
ron un nuevo mundo para la fe católica, salvando
así para el mundo una posibilidad de unidad y de
concordia en la verdadera luz descendida de Dios a
los hombres.
a
I
HISTORIA s e n c il l a d e l a f il o s o f ía 189
188 RAFAEL GAMBRA
de un nuevo camino, duro quizá, pero seguro, diá así no fuera, tampoco poséanos un criterio para
fano y asentado en tierra firme. distinguir la realidacLdel sueñLr'norquc cuando so-
(Desearles quiere hacer lo mismo con el medio cul ñamos también creemos en la realidad d é lo que ve-
tural en que se halla envuelto y para ello sienta el mos... Sin embargo, se ~tíetiene^Descartes ante una
principio de desconfiar de todo, de partir de una ' 'ñropósií^nneE
pro£OSl$uíí eü~lar^'qU...iTlb^e
.. p o s íf^ ^ ... ......... íu ,
duda universal. Es frecuente interpretar que Descar 'Tfttíí;:pá2a-los-més-xefiTiaasriir^meñToir3e los cscép’- '
tes hace con esto una profesión de escepticismo, 'HcosT~Esfari5r^ósícíoír"es su tan conoc!do:“Wé1^Si
pero nada más alejado de la realidad, porque ni la luego existo (« cogito, ergo sum»). Dudo de todo, pero
duda cartesiana es escéptica ni lo es su intención, - al^Ttdar-estoy-pensando^'y"srjTlC'nso, existo. Me^iapL
que, antes bien, se dirige, precisamente, a salvar al
hombre del escepticismo que le amenaza. La duda; que piensa y, pcñs"ando,
que^-propugna Descartes no es una duda real, "sino existeTEíí esa proposición, la existencia no se deduce
metódica. Descartes buscar ante todo, un mélodo-;- del pensar por vía racional o discursiva, sino que es
~su~obra fundamental, muy breve, se titula Discurso todo ello una intuición, un golpe de vista en que roe
del Método. Método viene de las palabras griegas aprehendo como un ser que existe pensando. Este
odos (camino) y meta (hacia): camino, dirección,, será para Descartes el asidero firme, el punto de apo
que lleve rectamente hacia el fin que se pretende. EL yo sobre el que pueda construirse el sistema del
método que busca Descartes es el que le\conduzca, saber.
por vía segura y con pasos firmes, hacía la cons Á continuación trata Descartes de descubrir lo. qne.
trucción hace a ese principio, a diferencia de todo lo .demás,
razón las-debidas garantías. Así, Descartes no se, inviolable a cualquier género de duda: v lo encuen-
propone dudar realmente de todo, cosa que es im-„ _tra en el hecho de ser evidente. Una idea es evidente
posible, prácticameñFér~sino obrar ~como si dudase de para Descartes cuando se presenta al enteñdhmgrrtrr
todo, dudar universaímente por método. Es como conlio clara~\~distinia. Clará~es aauefieTidea que se
un desposeérse jgóiñéntáneairient'e de~toda adhesión conoce..separada, bien deumitada d é lo demás: dis
-JL cuantó la. ciencia^ .' tan .enseñado pára tinta. aquella divas partes o elementos se destacan' u
ver si céntre , todo ese confuso y desordenado reper ordenan con nitidez en su interior. Descartes encuen- i
torio de cosas hav. al menos, algo que so salvé de tra. pues, la verdad básica v fundamental ._eii^.ppa
cualquier-posibilidad de, .duda, y sobre lo aue'poder idea («cogito, ergo sum») que le aparece clara y cus- ¡
.ucoastmirujdespués el, edificio del saber, «Arquímedes tinta. La verdad para la filosofía anterior era úna
-—dice Descartes—para levantar la tierra y transpor , .propiedM-jdsüfl&JiiisiQ&^mtfc^Qnsistía en estar de
tarla a otro lugar pedía solamente un punto de apoyo acuerdo con la realidad exterior. Es verd a d u n a ^ íf-'
firme e inmóvil; también yo podré concebir grandes “"^arción lo que es. El criterio para
esperanzas sólo si tengo la fortuna de hallar una cosa conoccr da venlad estribaba para^Tla en la evidencia
que sea cierta e indudable.» ~q^teiiva. esto es, ^TlSa^HanHaH^éroBjeto^exterioy
Todo aparece, dudoso a Descartes en algún aspec que l o ^ atíeZjreorodñt^^
to: los sentidos nos engañan muchas veces; aunque errar, Parn-Degcartes. en su duda universal metódi-
190 HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 191
RAFAEL GAM3RA
ca, había encontrado motivos para dudar de la. mis- sófico. Sentada la realidad del propio yo como pen
ma existencia del mundo exterior al sujete que pien sante, analiza las ideas que posee en su mente y
sa (cabe que todo ssa su pifio V El r.ritm-ín Tvr*ím baila una—la de Dios—que posee una propiedad muy
especial f me persuade por sí misma de que el ser
de verdad para asignar esta condición a aauella pri
que es su objetó existe en sí, fuera de la mente que
mera idea indudable no será, pues, su adecuación lo concibe. La idea clara y distinta me revela que
don ér inimcio extenor, 'sinoTuna propiedad de la mis-~~ yo existo como ser pensante, pero esta idea de Dios
,;aa-.ideal~£sl__a partir _de~Tjescart.es. el ^pensamiento
——y sólo ésta—me pone en contacto con la existen-;
filosófico se encierra en el sujeto, y capta él ser y la cia del objeto. EL existir pertenece a la esencia mis-i
verdad en~eT^smeto m ism o, en su^proñigT razón. con ma de Dios: no puede concebirse a esta ideq sin que/
lo que, naturalmente, se aspirará a concebir a todo su objeto exista, como no puede concebirse un hom-;
el universo com o racional, es decir, con la interTia bre sin razón o un triángulo sin tres ángulos. Sd
riecesida3^que™caiFact^iza a las ideas evidentes en trata aquí de una reviviscencia, en forma muy s emej
sTmismaSr '
jante, del argumeñto óntológico de San Anselmo. Dé
E neT lliscurso del Método propone Descartes va- la existencia de estas dos realidades—yo pensante y
dirigir la razón y buscar is Dios— deduce Descartes la existencia real del mund©
YerHtcTen las^encias>?:J^ n ^ en iF ^ rn F ialIa~ ^ m o en exterior .o de las cosas. En efecto: si nuestros sen
germen~Tób'á~larn^ncepcj.ón racionalista del Univer- tidos nos dicen que existe ese mundo de cosas ma
so. _Ea._mlraera_.£Xige-mo_ adm itir por verdadero m á ? teriales, en cuya realidad todo hombre cree espon
que aquello que se presente com o claro y distinto, táneamente, y si, además, existe Dios, ese rrund<|>
és decir, con las~cüalidades de la evidencia interior. tiene realmente que existir. Lo contrario se opondríá
racional. La j mánda dividir cada dificultad a la verticidad y bondad de Dios, autor de nuestro^
que se examine en tantas partes como sea necesario sentidos y de cuanto existe, que se complacería en
para llegar a su resbiución.' Aqui sc'haTIá fiñplicattaT mantenernos en un engaño irremediable y absoluto'
la tendencia que reconocimos como general en el Demos t uda así, a partir de la experiencia racioi-
pensamlc n fb ~ ^ coñsiTtente7^éñreda¿íy~fióa?r nal y a través de Dios, la existencia del mundo de
orden de la Realidad a los inferiores o más evidentes las cosas reales, pasa Descartes a analizar la natu
hasta llegar á la comprensión matemática, esto es, raleza y clases de las cosas existentes. Y ve, con la
racionáf o 'necesaria. La~tcreera~ breserilie conducir misma evidencia, que todas las cosas reales respon
^meladamente ér^ensamiento partiendo a e e so so b - den a las leyes y modo de ser de la materia, menos
jatos simples ^'évidentes hasta, llegar al conocimien una clasé de cosas: las almas, que son de una natu
to de lo más complejo, sin salirse de esa línea de raleza del todo diferente. El atributó (o caracterís
comprensión racional. La cuarta, en fin, sugiere ha-_ tica) de la materia es la extensión: todo lo qué es
c e r r ecuentos y revfeionñff'^eñeráldi~para no perder material es extenso. El atributó de las almas es el
le vísta ~Ia~éstrúCtnra rracional del "cbnfñnto. pensamiento: todo lo que es espiritual piensa. La
Sobre el punto de apoyo indudable del pienso, lue experiencia de su propia afina—única asequible—se
go existo, y por los cauces del método racionalista, la ha mostrado como pensante. Esto le lleva a con-
construye Descartes después su propio sistema filo
RAFAEL GAMBRA
j 192 HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 193
i
|cluir que en el mundo existen dos sustancias a las consiguientes, reglas del Discurso del Método, prin
j que todo se reduce: materia y espíritu, o cuerpos y cipios que sientan las bases de la concepción racio- ^
|almas. A ellas se añade una tercera sustancia, qué ^palista del Universo.
¡ es Dios. Xo~que no es pensante’nq^’es"'arm£^_¿^^úí La posterior elaboración metafísica de Descartes
j su extracta idea Sé que los animales son meros mc- tiene un valor relativo y episódico. Su recurso al
f cámsmqs, puramente materiales. Esas dos sustancias análisis de la idea de Dios para concluir la existen
I s6n’FáHíca!mén^"®efentes; no cabe*éntre ellas hin- cia ho es válido después de la refutación que del
| gSn^cTdq de unidad: Descartes vuelve por ésté ca- argumento ontológico hizo Santo Tomás. Mucho me
mino a ja antigua doctrina de la unión accidental, en nos lo será, por tanto, su salida al mundo exterior
el hombre, de cuerpo y alma. El Hombre no posee de las cosas a través de la veracidad de ese Dios
unidad sustancial : ei alma vive en el cuerpo como así deducido. La filosofía antigua y medieval partía
el jinete en el caballo o como el marino en la nave. como dato inicial de la relación primaria entre el
De esta radical heterogeneidad entre el ser de los sujeto que conoce y la cosa conocida, esto es, del
cuerpos y el de las almas renacerá un viejo y arduo momento luminoso en que el espíritu capta la rea
problema, con el que se enfrentarán los grandes filó lidad exterior. La filosofía moderna, en cambio, se
sofos discípulos de Descartes, dándole entre todos encierra con Descartes en la experiencia interior,
todas las soluciones posibles, que les llevarán a con hace radicar la verdad fundamental en el pensamien
cepciones filosóficas bien diferentes y aletadas en to puro, en la subjetividad, prescindiendo de su .cm
tre sí. relación con el mundo exterior. Descartes mismo, y~
muchos filósofos después de él, pretenderán salir
de los límites de la subjetividad (del interior del
pensamiento) a la objetividad (al mundo exterior);
Descartes recoge todo un ambiente filosófico difu pero de la cárcel de la razón es muy difícil salir
so desde la época del Renacimiento y lo encauza una vez que se le ha otorgado la condición de reali
por un camino muy definido, que es precisamente dad verdadera y básica. Así, la historia de estos
_el del racionalismo. En aquella situación de profun esfuerzos será la historia de sus fracasos, y las dis
dísima crisis espiritual busca Descartes la verdad tintas corrientes racionalistas irán cayendo, como
primaria y cree hallarla en la propia experiencia inte veremos, en la concepción filosófica _que se llama
rior, en el análisis de su propio pensamiento. Como idealismo, que es la culminación del racionalismo.
consecuencia, toda la posterior elaboración filosófica Idealismo es aquella teoría que niega la existencia
deberá hacerse a imagen y por extensión de esta ex del mundo exterior, de las cosas bréales, fuera del
periencia racional: comprender una cosa será con sujeto que piensa y conoce, porque, según ella, la
templarla reducida a la claridad y distinción de las realidad es creación del pensamiento y sólo existe en
verdades racionalmente evidentes. Lo realmente im- " cuanto es conocida.
portante de la filosofía cartesiana es su Intento de Se considera a Descartes como una de las fuentes
buscar en el análisis del pensamiento interior la del espíritu de claridad que caracteriza a la cultura
verdad que fundamenta el edificio del saber, y las francesa. El Discurso del Método presentó al hombre
194 : RAFAEL GAMBRA EL RACIONALISMO CONTINENTAL:
MALEBRANCHE, ESPINOSA, LEIBNIZ
moderno un nueva acceso a la filosofía a través de
ideas claras, sencillas, dominables intelectualmente.
Por otro lado, abrió ante sus ojos la posibilidad de
un Universo y de una ciencia que se basen en sí
mismos y que por sí mismos se expliquen, es decir,
que no tengan que recurrir a otra realidad (Dios)
para ser concebidos. El embarcarse en esta doble
empresa puede considerarse como la gran aventura
intelectual de la Edad Moderna, y también su gran
pecado y el origen de su tragedia final.
rra dificultad. Admitiendo la existencia de la forma una solución a este problema del conocimiento: Aris
y la materia aristotélicas y suponiendo que el alma tóteles, por ejemplo, ideó dos teorías complementa
es forma y el cuerpo materia del hombre, podría rias que procuran dar una explicación a esa miste
comprenderse también esa interacción de alma y riosa relación: en el objeto, la teoría de la forma
cuerpo, puesto que serían dos principios que por su y la materia; en el sujeto cognoscente, la doctrina
misma naturaleza están llamados a fundirse y ac de la abstracción o captación intelectual. Pero la
tuar unidos. Pero si se parte de una radical hetero teoría de las dos sustancias de Descartes, que rom-
geneidad entre f alma y cuerpg o ^spíritu y materia'/ pe toBcLvínculo o 'relación ’met7iUmca” Sitrc alnía''y
¿como concebir esa_ifiteracción que parecermÓstTmr"' 'c^r|m7“ pTántear"en" su crudeza cí”/irobTé-"’
la realidad? Parecería más lógico que las almas fue m a a e í con ocinnentój e s d e cir, de la acción de la
ran insensibles a los cuerpos y los cuerpos inasequi materia sobre el espíritu y el problema inverso o
bles para las almas, como acontece con los espíritus del actuar, esto es7~cte“ Ijr~acción del espíritu sobre
puros o separados, que atraviesan las paredes sin la materia. Este problema, que se conoce en el car
encontrar obstáculo en ellas. tesianismo con el nombre de «problema de la comu-
La filosofía cartesiana renueva así uno de los más nicación de las sustancias», ocupará, como hemos
grandes problemas filosóficos de todos los tiempos: dicho, a los grandes/Hosofos del siglo xvil y los lle-j
lo que podríamos llamar el misterio del conocimien vará, a través de distintas soluciones, a concepciones
to. Un ser que no posee conocimiento—una piedra, metafísicas bien diferentes.
por ejemplo—existe cerrado sobre sí mismo, sin que Descartes mismo se había ya planteado el proble
para él existan otros seres a su alrededor o, mejor, ma que originaba su principio de las dos sustancias,
sin que éstos entren con él en la relación sujeto- pero le dio una solución totalmente ilógica y un
objeto. Los seres dotados de conocimiento, en cam tanto infantil, que resultaba muy poco de acuerdo
bio, no'se^ñcíerran en síTlimo"*que_ poseen unas a con su propósito de no afirmar más que lo claro y
modo de ventanas al exterior que son sn"s*~pbTé5cias distinto. Admitía Descartes la teoría de los espíritus
Cognoscitivas": la realidad circundante eT"p5ra ellos animales que profesaban la filosofía antigua y la
algo luminoso;' las cosas presentes a sus sentidos no escolástica. Los espíritus animales son una especie
son meramente cosas, sino objetos, objetos de cono- de pneuma o aire vital que corre a través del cuer
jfimiento, es decir, son^captados' cognoscitivamente po, vivificándolo. Los espíritus animales llegan, se
pÓFiáT mente del sujeto que conoce. Ahora bien, en gún Descartes, a la glándula pineal, en el cerebro, y
£ esta|apfópiación "cognoscitiva)el sujeto no toma físi mueven una especie de badajo en ella existente, con
camente el objeto; antes bien, el objeto no se altera lo que comunican movimiento al cuerpo. Esta solu
por ser conocido, ni la potencia cognoscitiva sale ción, además de falsa científicamente, es, desde el
tampoco fuera de la mente del ser que conoce. punto de vista filosófico, contradictoria con sus pro
¿Cómo es entonces posible que un objeto exterior a pios principios. Consiste en admitir una realidad
la mente, y material, se asimile o adecúe con” el es- intermedia—el pneuma vital—que es espiritual a los
pífltü'eü “érSeclicrHeí conocimiento?~TóaosTos sisíe- efectos de ser principio vivificador, y que es mate
mas íilosohcos anteriores buscaron incesantemente rial a los efectos de poder mover el organismo. Es
198 RAFAEL GAMBRA h is t o r ia s e n c il l a de l a f i l o s o f ía 199
decir, consiste en romper el radica] dualismo de sus- ñol, cuyos padres, tras la expulsión, se refugiaron en
tancias para admitir una tercera, mediadora. Holanda, donde vivió Benito. (Suele escribirse su
ETprimero en enfrentarse con el problema en tér nombre con ortografía germanizada—Spinoza— , pero
minos adecuados fue iNíicolá» de Malebranche su apellido era el castellano Espinosa, de origen se-
1715), un abate francés afecto ¿1 cartesianismo. Ad goviano.) Espinosa quiso llevar el cartesianismo hasta
mitida la esencial.heterogeneidad de las sustancias, sus últimas consecúencíaira^men^se’a^^^e^Éicteilir
"SSáletíranche resuelve en seguida-la imposibilidad de cían fáéiOilaTrSii 'oBf^^ámtaTla^títúío
IIP)'i r
W
una acción recípjrocaTTEl cuerpo extenso, capaz sok) rHetnco demonstrata («Etica expuesta al modo geométri
a
de una acción mecánica, no puede originar las sen- co»). El tema de la obra excede con mucho al título de
saciones en el alma inextensa, espiritual. ¿Cómo, Etica, pues abarca toda una concepción filosófica, pero
púesTja acción sincrónica de las dos sustancias * que' en él se encierra la intención de crear un sistema absolu
es uni hecho de la experiencia^? Lo que sucede—res tamente racional, con el rigor y la precisión de la mate
ponde WíáTébránche—es que no son las cosas de este mática.
mundo—almas o cuerpos—las que actúan, sino qué Espinosa sacó, como hemos dicho, la consecuen
esTTHos el único autor de todo movimiento, sujeto
cia que Malebranche, detenido sin duda por la fe,
único de causalidad y actuación. Dios pone de acuer
no se había atrevido a extraer: si no hay posible in-
do—sincroniza—las dos sustancias, produciendo, éñ
eT°aíma sensaciones con ocasión de los hechos ffsi- teracción
— — entre las sustancias,
_____ «os actúa, las
cos, y movimientos en et cuerpo con ocasión de voli criaturas
criatura no serán sino manifestaciones TimciHentes)
auto expl icat¡-
ciones nombre'
con que se conoce a esta teoría. va, que^nsJTHos- Un Dios que se identifica con la na
gún Malebranche,(£iq) son producidas ' poFdas^cósas turaleza, y de cuya sustancia todas las cosas—y nos
exteriores, sino por una iluminación divina con oca- otros entre ellas—formamos parte. En esta afirmación
sion de los movimientos exterioresT~El conocimiento consiste precisamente ei panteísmo, teoría que reasu
deí hombre es una visión deltas cosas en Dios. ' me todo el ser en el Uno y Todo que es Dios. Para
f e r o si la s c r í afuxls "bo sas "de~e síé‘"m unelo llegar a esta conclusión se apoya"~íámbien ’ Espinosa
no son más que ocasml^R^ ^ S H D ^ o £ ^ S r ^ e l l a s en la definición que Descartes daba de sustancia:
no actúan física ni espiritualmente, brota en seguida auod in se est, et per se concipitur (lo que es en sí
la consecuencia de que las criaturas sobran como v se concibe por si m ism oj; la definición tradicio-
tales sustancias; en realidad, no habrá más sustancia nal de sustancia no era más qúe’lt? que'dTlíñ~sí~por
oposición a accidente—lo aue es en otro—TuncoTor.
rnfe.^taeione.s rie_la-.acción divina. E sta consecuencia por ejemplo). Descartes anadia «y se concibe por
no la extrajo Malebranche, que era un buen cre sí», porque su racionalismo exigía que aquellas rea-
yente, ya que por su carácter panteístico pugnaría
con su fe. Pero la extrajo el segundo de los grandes señ a l| o 'p e se sustente en si, que en sí mismo ten-
filósofos del cartesianismoBenito Espinosa, ‘ ga' su causrr^^emlic'ácn^^ TÉspm^a cTOchn’e: lo
^Mspmosa'% 1632-1677i era un judío de origen espa que se explique por sñ.aa de. serl.aólQ una sustancia
aquella en que se resuelvan todas las dem ás, la que las
200 RAFAEL GAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 201
de Espinosa, para quien los individuos eran un de La teoría de Leibniz constituye, como se ve, otra
fecto de nuestro conocimiento que desaparecería, distinta realización del principio general racionalista
para una visión adecuada, en el seno de la sustancia que inspira a todos los filósofos desde Descartes:
infinita de Dios. La realidad, para Leibniz, está cons en el Universo nada es, ni acaece de un modo irra
tituida por un número incalculable de sustancias in cional, imprevisible, azaroso; cuanta hay y sucede
dividuales, cualitativamente diversas. Estas realida es el desarrollo racional de algo que es necesario
des no pueden reducirse tampoco a átomos materia en s í; el pasado, el presente y el futuro no son algo
les cualitativamente iguales, dependientes sólo de real e insuperable, sino modos nuestros de ver las
leyes matemáticas. Antes bien, todas las cosas de la cosas. Sólo sucede lo que había de suceder, pero no
naturaleza son diferentes entre sí, y en el fondo de según una necesidad impuesta por los dioses o la
todas hay un alma: lo vivo, lo activo no puede ex fatalidad, como creían los pueblos orientales, sino
plicarse por lo muerto, por lo pasivo, como quería según una necesidad racional. De acuerdo con esto,
el atomismo materialista, sino que es lo inerte lo aspira Leibniz a constituir una ciencia universal que
que se explica por lo vivo. Estas sustancias espiri abarque el sistema total de verdades, del mismo
tuales, activas, que están en el fondo de todas las modo que el Universo abarca el sistema total de los
cosas—especie de átomos de fuerza y cualidad—es seres. Distingue Leibniz lo que él llama verités de
lo que Leibniz llama mónadas (de monos, u n o : uni raison y verités de fait (verdades de razón y verda
dades). Cada alma de un ser vivo es una mónada, y des de hecho). Las primeras son las que aparecen a
las cosas materiales son agregados de mónadas, esto nuestra inteligencia como necesarias; las segundas,
es, de principios vivos y activos a los que todo se las que llamamos contingentes. Pues bien, según
reduce. Leibniz, las verdades de hecho se reducen a las de
Pero estas sustancias irreductibles o mónadas no razón en la mente divina, que lo ve todo como nece
se relacionan unas con otras ni actúan entre sí: son sario. No se trata aquí de la afirmación de la eterni
dad de Dios, a cuya mente está todo presente y no
sustancias radicalmente heterogéneas y, como tales, tiene misterio el futuro—pues esta afirmación no
impenetrables; su acción es inmanente a ellas mis niega que Dios vea lo necesario como necesario y lo
mas, no sale fuera de s í: las mónadas se ignoran contingente, casual o libre, como contingente casual
unas a otras. ¿Cómo, pues, su aparente armonía y o libre—, sino del principio de la reducción última
causalidad mutua, la sincronización de sus movi y real de todas las cosas a un acaecer racional y
mientos? Y es a esto a lo que responde Leibniz con necesario. La inteligencia divina tiene aquí para él
su teoría de la armonía preestablecida: las mónadas —que era cristiano—la misma significación que aque
realizan, cada una a su modo, el proceso general del lla «inteligencia potenciada», dueña de la ciencia
mundo, cada mónada lleva escrita en sus repliegues universal, tendría para Laplace.
la historia del Universo. Su aparente interferencia Una dificultad plantea a Leibniz, como creyente, su
procede, en cada mónada, de una perfecta realización propia concepción: si este mundo está concebido por
de su propio dinamismo, que la pone en armonía con Dios desde sus orígenes en su ser necesario, y si
las restantes. la Historia se halla impresa por El en las mónadas
204 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 205
como una melodía en un disco de gramófono, ¿cómo cepción Ieibniziana—habrá de prolongar- su vida du
puede admitirse la existencia del mal en el mundo rante todo el siglo xvin, sobre todo en Alemania, a
---dolor, pecado, miseria—sin menoscabo de la per través de un discípulo y expositor notable de Leib
fección y bondad divinas? Y para responder a esta niz, Cristian Wolff, cuya influencia llega hasta la épo
dificultad arbitra Leibniz una teoría, que se ha lla ca de Kant, que es el gran centro de la filosofía mo
mado optimismo universal. Según ella, este mundo derna en el que confluyen racionalismo continental y
en que vivimos es el mejor de los mundos posibles empirismo inglés.
(teóricamente posibles), y por eso lo eligió Dios. Es
cierto que existe algo que puede considerarse como
mal, pero es como el fondo necesario para que desta
que el bien existente; es el mínimo mal para hacer
posible el ser y el dinamismo del máximo bien ima
ginable.
Malebranche, Espinosa y Leibniz parten, como he
mos visto, de los mismos principios generales del
cartesianismo: la dualidad de sustancias, las ideas
claras y distintas, el racionalismo. Son, sin embar
go, tres espíritus bien diferentes entre sí: un abate
católico francés, un judío librepensador, un hombre
de Estado alemán. Y los tres, por caminos siempre
divergentes, llegan a las más heterogéneas concep
ciones filosóficas: el ocasionalismo, el panteísmo, el
pluralismo animista.
El racionalismo, que comenzó en Descartes por
ideas claras y sencillas, produjo en seguida una flo
ración de sistemas metafísicos llenos de complica
das realidades y principios—las ocasiones del obrar
divino, la unidad panteística, las mónadas—que fuer
zan la imaginación aún más que las formas y ente-
lequias de la filosofía aristotélica y escolástica. Se
hará necesaria, como en tantas ocasiones de la His
toria, la acción saneadora del empirismo escéptico
para descargar el ambiente y preparar urr nuevo y
vigoroso impulso del pensamiento. Tal será la mi
sión del empirismo inglés, que en esta época inicia
su labor crítica y destructora. Sin embargo, en el
continente, el racionalismo sistemático—en su con
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 207
EL EMPIRISMO INGLES
fía moderna. Ellos pretenden también encontrar la
verdad en un análisis' de lá razón y suponen asimis-
_________________ ya para
estos filósofos un depósito de'ideas y principios, que
serían también principios de la realidad, sino una
máquina cuya estructura hay que conocer para co-“
ideas innatas (que nacen con el mismo espíritu}, es son las sensaciones, y ellas son, para él, el dato ori
decir, j o .procedentes de la experiencia sensiblería* ginario v verdaHerainente real qüe.poseenuestro es
les como las ideas matemáticas, la idea de Dios, etc! píritu. Otro emp ir ista f amos o—Condiil ac-z^sírñbt)“i-
Locke inicia su obra demostrando que el esp íritu situación inicial del espíritu por una estatua
no ^pesc e .tales^adeas- .nmátu esto es, Que adviene a que tuviera sólo la facultad de recibir sensaciones y
este .mundo como un papel blanco en '•q'üe5rn a ^ t}^ ' la de hablar. Y al acercar a esta estatua una rosa, la
b.a,..escEÍt&,~>g’odo pmcede~^~Ta~experienciar de los estatua diría: «soy olor de rosa»; al hacer sonar
datos sensonales, que es lo primero que adquiere una trompeta ante ella diría: «soy sonido de trompe
el espíritu del niño. Locke exhuma én su apoyo lina ta». Es decir, el espíritu, antes de recibir una sensa-
conocida senteñeiá que los escolásticos aristotélicos ción, no es naca; cuandoreüibe una, podría definir-
(los tomistas) empleaban contra los platónicos: nihit ' se a sí mísMo cromo esa sensación recibida, porque
est in intellectu quod prius non fuerit in sensu (nada TÍmguna otra cosa hay en él/ Después, por la memo-
Jja^,ga,el^efltendimiento;iquc_nq haya estado antes’ ria, poseería vanas sensaciones a un ticmpo v apren-
der^LñZdL^n^H H asendresiYasí mismo de ellas.
'¿orno recordamos, Platón creía que las ideas uni Por fin, por una facultad asociativa o combinatoria
versales eran poseídas por el alma de un modo in de sensaciones, forjaría las «ideas compuestas». Las
nato porque las contempló en una vida anterior y «ideas compuestas» no son sino combinaciones, de
en ésta puede recordarlas. Frente a esta opinión, ideas simóles que forja nuestro espíritu por meca
los aristotélicos sostenían que ias ideas se obtie nismos que én él mismo residen.
nen por abstracción a partir del conocimiento sen “ La filosofía queda así reducida
sible de las cosas singulares. Ellos emplearon, pues, lef*e^Dfrír^‘
el aforismo que ahora renuevan los empiristas, pero _ íricinió
en un sentido completamente distinto al que és la, pretende
_
tos le dan. Ijs^mpiriataa_preignd_ejg, al enunciar- ____ con ese análisis
1°> no que la idea ,es algo distinto b e..la. sensación^ a-.este efecto las ideas en ideas
que necesita de .Japrevia existencia de ésta para* ñas. Son secundam
ser forjaba*,,sipo, que la idea o concepto es un“sfm~
pie complejo de sensaciones, esto es, que se forma
de la cómbinación de éstas. Las sensacic3Ss*s^Tir No se puede oír un color o ver un sonido. Primarios
única realidad del espíritu, de Ta que se priginan.„to-
3bFT5s^^^gm ñi^fds^T^áÉe^bsIgna~cSn^'nbm bre a8f^ s . s ^ dps.,A5i.-e^o-yiffiient.Q. rá ' oe las
g£$gg£2J&ss j & ^ eos^s. Ja-.extensión. riué pueden verse. jero tambiéi
co— o sea, del espíritu- -tanto a lo que nosotros 11a-
^ ^ n a s ^ ^ ^ s ^ ó a ^ ^ m ó e lo que entendemos por
percepción. a_po.r .imagen, por recuerdo o por idea
propiamente t a í .> ^ j f e ^ 3 ^ Í i ^ l e á Í , 16 que él llama
«ideas simples» é «ideas compuestas». jLas primeras
210 RAFAEL GAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 211
(esse est yercm ú. Las. cosas; Existen.J^ la pinta, aunque su tacto se altere, aunque desapa
son percibidas ñor m í: cuando deio de nercibirlas. rezca aquel olor. Pero yo no he visto nunca estL~suSs
dejan ellas áe existir, porque su ser no era otro que tancia mesa, ni puedo YeHáT pórque mis sentidos no
YaénGifonnanr^ñaTaq^ei!^^"sl¡S^iafí^^es*?S&^ihr^T
liste idealismo berkeleyano es el que se conoce en TPt^‘‘^ é^n7orrcés^ádmTCíf""gómó'rMFTó^q"u"e^hb^he
filosofía con el nombre de idealismo psicológico. visto? Otro tanto su^de”’conHTav"^usandadT^o'sTéá-
Como los empiristas parten 3cl^nabsi^“^él'‘ espíHtü to, por ejemplo, que hace calor. Y observo, una y
individual, concreto, la consecuencia de Berkeley es otra vez, que un objeto metálico—un carril del tren,
que el ser de las cosas es"creación de su propio es- ~ por ejemplo—se dilata cuando esto sucede. Y digo
qué sólo el ;(3éf^ley^"existé7 y To' que «el calor es causa de esta dilatación», o que «esa
aemas existe solo en cuanto percibido por su espí dilatación es efecto del calor». Pero la causalidad
ritu., Más adelante veremos otra clase de idealismo, misma no la he visto, ni la ha visto nadie. Si quiero
el idealismo lógico, que supondrá a la realidad crea “ser éxactó^én 'm'í1testimonio, podré decir solamen
ción del espíritu, pero del espíritu humano o razón te que a un aumento de temperatura ha seguido
en general, de la que participan todos los hombres. una dilatación en ese cuerpo, pero no me será líci
Todavía cabe un paso más. en este análisis demo to interponer ese nexo de causalidad del que nada
ledor de los empiristas británicos, y éste lo da el sé por experiencia. ¿Para qué darle entonces carta
filósofo escocés^P^id^ffnOT^ ( 1711-1776). Locke ha- de realidad?
b ía . concluido de Tsu examen que sólo una clase de Ni la idea de sustancia ni la de causalidad tienen
lós''cta'tos liensibles tienen un fundamení^en la rea un^m3amSaS*rea^según Hume. La consecuencia
lidad. BerkeleyT daiiiHo~5 ñ ,,m Ié^'pa^^^á^ 5^ a 3n"ohi7‘~ Ts4c 1 ^ M r 3 f^ ^ ^ ^ s e “éxcé3^ar*adínífíf^gueeTO^loy*
3etividad afócTo conocimiento: sólo existe''eT^éspirr1 una sustancia respecto a los hechos o fenómenos
tu^nSnid^aT com o'sw ct^'o^ susTmHa^’dFTos^mña^ psíquicos, y cine esos fenóinenm
menos psíquicos y los propios fenómenos psíquicos sados por mi espíritu, esto es. reconocen en mí su
causados ó producidos por el espíritu. Pues bien, Hu- causa, fin rigor, sólo
me \ljr'lodavr¿rslña?TejosT's;,^ ^ ^ ^ ^ 2clccil|
arjU^ckggj ( > ^ dé los fenómen os..mismo?,, (fenómeno procede del
verbo griego faino—aparecer—. e?,.decir,. lo que ^tP%-
rece). La realidad y el yo se han disuéltó a manos del
Empirismo en una sucesión de fenómenos, sin más.
nf^fuvo*s^ ^ ^ ffo B*mng^^^^^^^;%g°°^S^^aFoirlgs ^ s i- De hechos psíquicos y combinaciones de éstos. La
sta mesa que tengo anteroi me es conocida conclusión de Hume va, pues, más lejos del escepti
por* úna impresión visual de color gris, por otra tác cismo absoluto, hasta los límites del nihilismo.
til de suavidad, por otra olfativa de madera fresca,
etcétera. Yo no conozco más que esto, pero supongo
que todo ello son accidentes de un sujeto común (o
sustancia) que S iesta mesa, un algo que supongo
idéntico y permanente aunque el color varíe si se
214 RAFAEL C',AMERA EL SIGLO DE LAS LUCES Y LA REVOLUCION
FRANCESA
ción, aplica una dura y progresiva crítica a las cons
trucciones metafísicas del racionalismo continental.
Aunque puramente destructor, tuvo, como todo es
cepticismo, una misión histórica muy concreta: agu
zar y depurar la corriente ideológica vigente, y ha
cer así posible—y necesario—un sistema profundo y
coherente que busque una solución adecuada y com
prensiva a las objeciones internas. Este sistema se
rá, como veremos, el de Manuel Kant.
Los ideales del racionalismo y el espíritu de eman hombres de la Ilustración: La Enciclopedia o dic
cipación penetran en los salones de la alta sociedad, cionario razonado de las ciencias, las artes y los ofi
sobre todo en la corte esplendorosa de Luis XV, y cios. En ella colaboraron las primeras estrellas de
sé forma en ellos, en torno a damas ilustres o mag aquel firmamento de «las luces»: Dionisio Diderot,
nates cultos, un ambiente filosófico cuya principal Juan d’Alembert e, incluso, Voltaire y Rousseau. La
manifestación era la crítica demoledora de los prin que fue famosa Enciclopedia es hoy, como tal, una
cipios y supuestos teóricos en que la sociedad y la obra arcaica y superada que nadie consulta; pero,
monarquía se apoyaban todavía. De este ambiente a más de constituir el exponente de aquel movimien
frecuentado por la aristocracia, los hombres de le to, tuvo la importancia simbólica de ser el primer
tras, la magistratura, la burguesía rica y cierto nú libro de lo que se ha llamado espíritu cientificista,
mero de «abates ilustrados», brotó un movimiento hijo del racionalismo. Según ese modo de pensar
que se conoce en la historia con el nombre de ilu- cientificista, lo que llamamos conocimiento religión
mirtismo o ilustración. En el orden intelectual este so y filosofía metafísica no son más que explica
movimiento es esencialmente superficial y, como to ciones imaginarias que el hombre forja sobre aque
do el siglo llamado «de las luces», no tiene verdade llos sectores de la realidad adonde aún no ha llegado
ra importancia filosófica, pero sí la tiene histórica el conocimiento científico, puramente racional, sec
y políticamente, supuesto que se trata de la irrup tores que el progreso de la ciencia va reduciendo
ción en la sociedad de las ideas y anhelos del racio paulatinamente y que acabará por anular, haciendo
nalismo, y ello arrastrará tras de sí grandes conse ver la esterilidad y falsedad de tales pseudociencias.
cuencias. Un filósofo posterior—Augusto Comte (1798-1857)—,
El nombre de iluminismo procede del ideal implí que supo captar muy bien La concepción implícita
cito en este movimiento de «iluminar» todos los sec en la Ilustración y en el cientificismo, supuso que
tores de la realidad para hacer que el hombre se la humanidad atraviesa en su evolución por tres es
guíe sólo de su razón, y promover así el- progreso. tadios sucesivos: el estadio religioso, el metafísico
Según la concepción implícita en la ilustración, el y el científico o positivo. De aquí el nombre de posi
hombre ha vivido hasta aquí prisionero de creencias tivismo que dio a su sistema- Según él, el hombre, en
irracionales y de saberes oscuros y supersticiosos, un principio, lo ignora todo, y teme a la naturaleza
basados en la autoridad y en la costumbre ; pero ha que le rodea creyéndola animada y movida por pode
llegado la época en que la razón se ha hecho cargo res ocultos, por fuerzas sobrenaturales. La realidad se
de su papel de directora de los destinos de la huma explica para él por el poder de los dioses y espíritus
nidad. Ella arrinconará a los antiguos ídolos de la superiores. Más adelante, la razón va depurando esta
ignorancia e iluminará la realidad toda, hasta que visión de las cosas, y la pluralidad de dioses (poli
ésta aparezca al hombre sin misterio ni facticidad teísmo fetichista) se va convirtiendo en un Dios úni
irracional: clara y evidente como un teorema mate co (monoteísmo), y este solo Dios va perdiendo sus
mático. caracteres divinos y sobrenaturales para convertirse
A esta obra de iluminación racional va dedicada en un principio metafísico. Este es el tránsito del es
la gran obra constructiva a que se aplicaron los pro tadio religioso al metafísico, que realizó la humani
H1STORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 219
218 RAFAEL CAMBRA
dad en tiempos ya remotos, aunque históricamente nal que ante ella debe adoptar el hombre: ésta fue
la aparición de un estadio no anula la supervivencia la voz de Juan Jacobo Rousseau (1712-1778). La aca
de la concepción superada (de las religiones, en este demia de Dijón propuso en 1749, para un certamen
caso). Pero más tarde la evolución del progreso ra de trabajos, esta cuéstión: «¿Ha contribuido el pro
cional lleva a ver en esos oscuros principios metafí- greso de las ciencias y las artes (esto es, la civiliza
sicos algo también irreal e innecesario: basta con ción) al mejoramiento moral del hombre?» A esta
el conocimiento concreto, científico, basado en la pregunta todos los enciclopedistas e ilustrados hu
observación de hechos y en la deducción matemá bieran contestado de modo afirmativo: la civiliza
tica para ir penetrando el Universo, que, si de he ción libera al hombre de las nieblas de la ignorancia
cho no nos es conocido en su totalidad, lo puede ser y del mito y lo acerca al ideal de la omnisciencia.
en un futuro teórico. Este es el estadio racional o Pero Rousseau sorprendió a sus contemporáneos
positivo, «definitivo» de la humanidad, en el que la respondiendo negativamente. El hombre, según él,
razón toma conciencia de su propio poder. Lo des nace bueno, y es la sociedad—la sociedad existente,
conocido se convierte así de misterio en problema; basada en creencias y tradiciones irracionales—la
el misterio—es decir, lo suprarracional o simplemen que lo hace malo, desconfiado, simulador, injusto.
te fáctico—desaparece para ser conceptuado como Para Rousseau el advenimiento de la era racional de
mero problema, es decir, como algo que se resolve la humanidad ño se realizará por sus pasos conta
rá cuando poseamos todos los datos. dos, en un lento pero necesario abandono de los
La actitud personal de los enciclopedistas, con ídolos (o viejas creencias), porque la irracionalidad
gruente con esta concepción, era meramente crítica : (con sus productos culturales y sociales) no es me
un altivo desdén hacia las perecederas creencias del ramente un estado previo que se transformará en
vulgo ignorante y la pasividad espectadora del «ini ilustración, sino que es la causa del mal, del único
ciado», que espera tranquilamente el proceso que él mal posible, origen de la perversión del hombre, que
conoce y ha de venir necesariamente por sus pasos. es naturalmente bueno. Las instituciones, las leyes,
El enciclopedista puro no era un revolucionario res la sociedad toda nacida a la sombra de los ídolos no
pecto al medio en que vivía; su actitud hacia las sólo malea al hombre, sino que perpetúa el mal con
creencias, antiguas teorías y viejas instituciones era un ambiente definitivamente viciado. Es preciso, en
meramente crítica y despectiva. Semejábase esta ac consecuencia, destruir esa sociedad para, sobre ella,
titud a la que, respecto a las creencias religiosas, edificar la nueva sociedad racional, en la que el hom
adoptaban los antiguos gnósticos, para quienes no bre, libre de esas influencias nocivas y sometido
sólo a un poder mínimo, recupere el máximo posible
eran éstas más que visiones imaginativas, representa de libertad y, con ella, de su espontánea inocencia.
ciones populares de una más profunda verdad, que Entonces surge en el seno de aquel ambiente el es
es la concepción filosófica del Universo. - píritu revolucionario, por oposición y en contraste
Sin embargo, en el seno de la Ilustración surgió con el plácido espíritu enciclopedista, que simple
una voz que, si participante del espíritu general del mente esperaba la evolución.
movimiento, era disidente respecto a su filosofía de La consecuencia de todo este largo movimiento de
la historia y, por ende, respecto a la actitud perso
220 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA de LA FILOSOFIA 221
secularización y racionalismo, espoleado al fin por porque se basan en principios (religiosos y mora
esta ideología revolucionaria, fue el hecho histórico les) que pertenecen a la interioridad y al artificio
■que se conoce con el nombre de «Revolución fran de cada mente, y no pueden imponerse socialmente.
cesa». En un principio, la Revolución francesa fue En tercero, de acuerdo con el espíritu general del
sólo un motín popular contra un estado de abando racionalismo, porque no son racionales.
no y mal gobierno circunstanciales ; pero como el am Destruidas las instituciones históricas intermedias
biente estaba intelectualmente minado en aquellas entre el poder del Estado y los individuos, queda
clases superiores en que debía apoyarse la monar rán tan sólo el individuo y el Estado, el cual habrá
quía, terminó en alzamiento contra la propia monar de tener una función meramente negativa y jurídica:
quía y cuanto el antiguo régimen representaba. Cuan la salvaguardia de las libertades individuales y la
tió en 1793 rodó la cabeza de Luis XVI segada por coordinación de derechos. Ello responde también a
la guillotina, caía un régimen político que hundía la concepción roussoniana que ve al hombre natural
sus raíces y su prestigio en los más remotos tiem mente inocente, y a su obrar, tanto mej ores cuanto
pos de la Edad Media, y comenzaba para los pueblos más cerca estén de una espontaneidad sin influen
el régimen de suelo revolucionario. Esta revolución cias. En cuanto el poder de este Estado-gendarme,
parisina, en la que el pueblo amotinado adoró en la concibe el sistema liberal que no procede de Dios
catedral a la diosa Razón, habría de representar en o de una legalidad superior al hombre, sino de un
la Historia y en la vida de los hombres una mudan pacto entre los individuos, de la voluntad de éstos,
za sólo comparable con la que representó la entrada en definitiva. La concreción de este poder, y el ma
de los bárbaros en Roma, es decir, la caída del mun tiz que imprimirá a su actuación en esa mínima fun
do antiguo. ción que le concierne, dependerán de la opinión po
El nuevo sistema político derivado de la Revolu pular recogida individual y matemáticamente en el
ción francesa, que se extenderá rápidamente a todos sufragio universal. Este aspecto responde, como vi
los países, tras sus diversos períodos revoluciona mos, a la teoría de Locke, que, a fuer de empirista,
rios, recogerá el conjunto de ideas que hemos per no admitía más realidad que los individuos, y de
seguido desde los albores del racionalismo, a través su concepción de las ideas compuestas como com
principalmente de Locke y de Rousseau, y que será plejos de sensaciones que se dan en una mente
conocido por los nombres de liberal o democrático. individual. Por fin, el sistema de instituciones políti
Este régimen político supondrá, ante todo, una ne cas y de órganos jurídicos del Estado deberá esta
gativa rotunda a las instituciones políticas y sociales blecerse en una Constitución política trazada exclu
que la vida de los pueblos había formado en una sivamente a la luz de la razón. Ello representará,
evolución de siglos (gremios, clases, municipios au para cada país, el abandono de los viejos ídolos y
tónomos, etc.), y ello por tres razones: En primer de las instituciones irracionales y su entrada, por
lugar, de acuerdo con Rousseau, porque estas insti
tuciones, encuadrando al hombre y quitándole liber- la senda del progreso, en el reino de la razón. Esta
i tad, lo malean; son la sociedad histórica causa de visión de la vida humana colectiva como penetrable
su perversión. En segundo, de acuerdo con Locke, y organizable totalmente .por la razón responde, na-
22 2
RAFAEL GAMBRA MANUEL KANT
turaLmente, a la concepción filosófica general del ra
cionalismo.
Con el establecimiento del régimen democrático o-
liberal se consuma en la vida política de los hom
bres la revolución secuIari2adora y racionalista, que
desde la época del Renacimiento se fraguaba en el
campo del pensamiento filosófico.
en meros fenómenos que ni poseían universalidad o to y afirmo porque la experiencia me autoriza a ello,
necesidad ni respondían a la realidad exterior. Kant, es decir, después dé la experiencia; por esto los lla
no partS- ni de las ideas en sí ni de la mente subje^ ma Kant juicios a posteriori.
tiva, sino de la existenc. ~¿z ob ietiva de la ciencia, ela-. Pues bien, dice Kant, nuestro saber (esto es, la
boracía por la mente,_pero dotada de una innegable ciencia) no puede estar compuesto ni de juicios ana
validez universal. Puesto que la cfeTTcia existe, ¿có= líticos sólo, ni de juicios sintéticos sólo, ni tampoco
mcEes posible en sí misma y en su elaboración? De de una mezcla de analíticos y sintéticos sin más.
este modo, su planteamiento incluye, superándolos, ¿Por qué? El saber científico reúne dos condiciones
los puntos de vista del cartesianismo y del empiris fundamentales, que son la necesidad y la pregresivi-
mo. La concepción de Kant es un tanto completa, Las leyes científicas no son meras constatacio
pero como es el centro del pensamiento moderno, nes de. hechos, como son los conocimientos histó
trataremos de comprenderla en su esquema funda ricos, ni siquiera de hechos habituales, sino que
mental. pretenden tener una validez universal y realizarse ne
Todo pensamiento—y el pensamiento científico cesariamente. Cuando se dice en física que «el calor
también—se reduce a juicios. Y la lógica tradicional dilata a los cuerpos» no se quiere expresar mera
divide los juicios en juicios analíticos y juicios sin mente un fenómeno a que nos tiene acostumbrados
téticos. Analíticos son aquellos juicios en que el pre la naturaleza, sino que se pretende ligar a ambas
dicado es una de las notas de la esencia del sujeto, realidades—-el calor y la dilatación de los cuerpos—
en el que estaba comprendido. Por ejem plo: el jui en una relación necesaria y universal. La ciencia es,
cio «el triángulo tiene tres lados». Supuesto que por otra parte, progresiva. Por medio de la ciencia
parto de que el triángulo es un polígono de tres la adquirimos saber nuevo, unos conocimientos engen
dos, ese juicio será analítico, es decir, el predicado dran a otros, y, de descubrimiento en descubrimien
se deduce de un análisis del sujeto. Estos juicios son to, ha recorrido la ciencia un largo camino desde
universales y necesarios, los emito sin temor a errar tiempos de Arquímedes o de Galeno.
y no necesito de comprobar su verdad en la expe Pero estas dos características—necesidad y progre-
riencia, porque si ello no fuera así, si un triángulo sividad—no se dan reunidas ni en los juicios analí
no tuviese tres lados, no sería triángulo, puesto que ticos ni en los sintéticos. Los analíticos son, cierta
he partido de llamar triángulo al polígono de tres mente, universales y necesarios, pero, según Kant,
lados. Por esta cualidad llama Kant a estos juicios estos juicios son meras tautologías o repeticiones: no
a pricri, es decir, anteriores a la experiencia. Sinté hacen sino expresar lo que estaba ya implícito en el
ticos son, en cambio, aquellos otros en que el predi sujeto. Así, puedo afirmar con necesidad (apriórís-
cado no pertenece a la esencia del sujeto, no se ha ticamente) que «el pentágono es un polígono», pero
lla comprendido en ella. Por ejemplo, el juicio «la será porque en el concepto de pentágono estaba ya
Tierra gira alrededor del Sol». De la esencia la Tie contenido el de polígono. Si la ciencia se compusiera
rra no se deduce en modo alguno que gire alrededor sólo de juicios analíticos, dice Kant, no sería más
del Sol. De, la verdad de estos juicios no puedo es que una continua petición de principio, un estéril
tar cierto sin comprobarlo en?la experiencia: los emi dar vueltas a los conceptos poseídos inicialmente:
RAFAEL CAMBRA
226
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 227
las manos. Supongamos el tiempo sin acontecimien que poseo, por ejemplo, no se halla debajo o detrás
tos que en él se sucedan...: la nada también. de una idea o imagen, sino antes o después, en el hilo
¿Qué son, pues, el espacio y el tiempo? Y a esto de mi vida interior. Espacio y tiempo son así los dos
responde Kant: el espacio y el tiempo no se pue grandes moldes o casilleros—formas—que condicio
den representar (imaginar) porque no son realida nan la sensibilidad. Por eso llama Kant a esta prime-
des en sí, sino formas, formas de nuestra sensibili rá parte de su Crítica «Estética trascendental»: hoy
dad o facultad de poseer sensaciones. Para entender se entiende por estética ía ciencia de lo bello, pero en
a Kant es preciso comprender lo que entiende por su sentido etimológico (de aiscesis, sensación) signi
forma, que es algo enteramente distinto de lo que fica ciencia de las ^sensaciones, habiéndose de aquí
esa palabra significaba en Aristóteles y Santo To contraído a'Ta' sensaciÓndc lo bello o sensación
más. Formase opone, en Kant, a contenido. El agua, estética.
por ejemplo, decimos que es un contenido, algo que ¿Cómo será, pues, posible el carácter a la vez
adopta la forma del recipiente en que se la intro sintético y a priori en los juicios de la matemática?
duzca. La forma, en cambio, es la del recipiente; en Simplemente, porque lafc sensaciones procedentes del
sí misma, vacía no es nada; pero todo lo que en el mundo exterior deparan el carácter sintético, nuevo
recipiente se introduzca adoptará su contorno o igu- o progresivo, al paso que las formas de espacio y
ra. Este es el sentido de forma en Kant. Aplicado a tiempo, radicadas en el sujeto e inmóviles, garanti
la cuestión, quiere decir que el espacio_y el tiempo zan la universalidad y necesidad de los mismos.
no son nada que exista fuera del sujeto cognoscen- Pero el espíritu ño se limita a captar sensaciones.
te, sino formas efe la facultad de conocer, de poseer Después las agrupa y funde hasta formar objetos, y
sensaciones. Nuestras sensaciones se ordenan espa a éstos los conexiona entre sí de diverso modo.
cial y temporalmente, porque espacio y tiempo son Cuando yo veo una mesa, por ejemplo, recibo una
las formas de nuestra sensibilidad, y sólo en ellas se serie de sensaciones, pero relacionadas de tal modo
convierten las sensaciones en objeto de conocimiento.. que no veo su simple suma, sino el objeto, la mesa.
Lo exterior a mí, la cosa..en sí, es, según Kant, incog En esta unificación y conexión utiliza el espíritu ele
noscible como tal. El mundo exterior envía al sujetó mentos que no existen en la realidad misma, sino
ló que Kant llama un caos de sensaciones, es decir, que los pone de sí. Recordamos la crítica que Hume
un conjunto desordenado, informe, caótico, de sensa hacía de las ideas de sustancia y de causalidad: ni
ciones. Estas, al ser recibidas por mi sensibilidad, se una ni otra son objeto de la sensibilidad (no pue
ordenarí en esos moldes o formas de espacio y tiem den verse), luego no deben admitirse como cosas rea
p o; y de esa inserción .ordenadora resulta el conoci les. Estos y otros muchos elementos que contribuyen
miento fenoménico (de fainomenon, lo que aparece), a la elaboración de nuestro conocimiento de la reali
que es el único posible para el hombre. Las sensacio dad física son puramente subjetivos y formales, unas -V-
nes exteriores se ordenan espacialmente: una cosa formas de segundo grado que Kant ilama categorías
que veo, por ejemplo, está delante, detrás, encima, del entendimiento, en las que el caos de sensaciones.......'
debajo., de las que la rodean. La sensibilidad interior, ya ordenado espacio-temporalmente, sufre una nueva
en cambio, se ordena temporalmente: un recuerdo ordenación, de la que bnota va él rnimefo fenoméni-
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 231
230 RAFAEL GAMBRA
que en el conocimiento que poseo (conocimiento fe- -
co de nuestra experiencia habitual. Kant deduce Jas,V
noménico hay un elemento que no procede de mí, -
categorías de las diversas clases de juicios que dis->f sino del exterior. Este elemento es lo que Kant llama
tingue la lógica tradicional, no porque las categorías^ el caos de las sensaciones. Esas sensaciones desor
procedan de los juicios, sino, al revés, porque éstos -V- denadas se insertan en unos casilleros mentales—for- .
proceden de las categorías. Algo semejante a como -V- masf'de la razón—, que son el espacio y el tiempo,^
se busca el fuego por el humo, es decir, por un en las que reciben una primera ordenación o infor
efecto claramente visible: mación. El entendimiento después unifica y conexio
na estas sensaciones por medio de otras formas de
Correspondientes segundo grado— las categorías—, en cuyos moldes se
División lógica de los juicios categorías, según
Kant producen ya los conceptos usuales que emplean las
ciencias de la naturaleza. Al hombre, pues, no le es
universales Totalidad. lícito preguntar qué es el espacio y el tiempo o cada
Por la cantidad ... | particulares Pluralidad. una de las categorías, porque no son nada en la rea
sir guiares Unidad. lidad exterior, no son en sí, ' sino en mí, son meras
formas del conocimiento. «Las formas' sin contenido
Por la cualidad ... jafirmativos
negativos
indefinidos
Afirmación.
Negación.
Limitación.
— dice Kant-—son vacías; el contenido sin las for
mas es ciego (incognoscible).»
Imaginemos un viajero que r e c ju e el inundo mi
Por la relación ... jcategóricos
hipotéticos
disyuntivos
Sustancialidad
Causalidad.
Acción recíproca.
rándolo siempre a través de unas gafas rojas: será
inútil que busque el rojo o la causa del rojo en la
asertóricos Realidad. realidad que le circunda; sin embargo, el rojo, como
Por la modalidad ... | apodícticos Necesidad.
problemáticos Posibilidad.
cualidad de sus gafas, es condición de su facultad de
ver si suponemos que sin esas gafas nada vería. Ima
ginemos que, en vez de unos simples cristales de co
Es decir, que en las ciencias físico-naturales los lor, las gafas ajustan a cada ojo un complicado calei
juicios sintéticos a priori son posibles porque las ca doscopio. A través de ellas ese hombre llegará sin
tegorías a priori del entendimiento garantizan su duda a poseer un cierto conocimiento y manejo de la
universalidad y necesidad, al paso que las sensacio realidad—superior, sin duda, al de un ciego—, pero
nes provinentes del mundo exterior—ya ordenadas lo subjetivo no será ya solo el color, sino una compli
en el espacio y en el tiempo—deparan el carácter cada estructura óptica que crea unas constantes en
nuevo, sintético, de los conocimientos. su modo de ver (una forma de estrella múltiple, por
El esquema de la realidad viene a ser así para ejemplo). Pues bien, para Kant, nuestro espíritu es
Kant: el sujeto cognpscente o espíritu—no- conside un inmenso caleidoscopio de complicadísima estruc
rado individualmente, sino en general—sg a fre n ta tura. Sólo podemos ver a través de él, y casi todos
con un .mundo exterior..que. en-su -ser- -en- sí, resulta los elementos de nuestra visión dependen de esa es
absolutamente inasequible. Deduzco, sin embargo, tructura. Sin embargo, podemos deducir la existen-
que esa. cosa en sí (o noúmeno) debe de existir por-
232 RAFAEL GAMBRA
HISÍORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 233
cia de un elemento exterior (de un contenido), sin
el cual no se iluminaría ni entraría en juego el ca
leidoscopio, pero que, en sí, nos resulta absoluta desde sus orígenes hasta hoy, con sus resultados
mente incognoscible, un perfecto misterio. prácticos, técnicos. Esto no ocurre con la metafísi
Las consecuencias de esta concepción son inmen ca; según Kant, cada filósofo extrae de su cabeza el
sas. Veamos una entre muchas: el hombre se ha pre propio sistema metafísíco sin tener apenas en cuen
guntado siempre sobre qué sea este mundo consi ta lo que pensaron sus predecesores, resultando así
derado como unidad y sobre cuál sea su causa y la historia de la filosofía algo semejante a la tela de
origen. Ya vimos cómo la filosofía y la teología tra Penélope, tejida por el día, destejida por la noche.
dicionales encontraban la mejor p,rueba.„de la exis- Si esto es así, habrá que preguntar no cómo son po
tencia de Dios en el argumento de causalidad, es sibles estas ciencias, sino si son posibles. Y la res
decir, en elevarse de causa en causa Kástá una pri puesta de Kant, de acuerdo con su sistema, es resuel
mera que sea origen de cuanto existe, Pero a esto tamente negativa: Tres son los grandes temas que
Kant contestaría: al preguntarnos por el mundo en constituyen el objeto de la metafísica: e lTtosniós o
sí, como totalidad, estamos utilizando las categorías Universo material tomado como uindád~ ( có smole-
de unidad y de sustancialidad, y haciendo, por tan gíáj, eí alma, como sustancia (psicología), y Dios
to, una extensión abusiva de lo que es puramente como obféto de la razón (teología racional ó teodi
subjetivo y formal a lo que es realidad y contenido cea). Pero el conocimiento es para Kant, como he
exterior. Y lo mismo, al preguntarme por las causas mos visto, una síntesis o unión de dos elementos:
de las cosas y querer buscar una primera de la que las sensaciones desordenadas que provienen de la
dependan las demás, estoy sirviéndome de la causa cosa exterior y las formas y categorías del sujeto
lidad, que es otra categoría del entendimiento. Con cognoscente; y en el supuesto conocimiento metafí-
ello obro como el niño que mira tras la pantalla del sico falta uno de estos dos elementos. En efecto, para
cine para encontrar las figuras que en él ha visto, o que haya sensaciones es preciso que el objeto cono
como los hombres con gafas de nuestro ejemplo si cido" esté ante el sujeto, afecte a su sensibilidad.
supusieran a la realidad exterior de color rojo o en P'ero ni Dios, ni1ch alina, ni el mundo como unidad,
forma de estrella. se hacen patentes a nuestros sentidos. Del mundo
Esta concepción se completa en la tercera y últi material veo zonas, elementos, pero nunca su tota
ma parte de la Crítica de la Razón pura, titulada lidad. Luego, faltando uno de los elementos de la
[«Dialéctica trascendental». En ella se pregunta Kant síntesis, ésta no se realiza; y la metafísica viene a
ser una pseudociencia en la.' que las formas y cate
por la posibilidad de los juicios sintéticos a. priori
gorías actúan sobre sí mismas, giran faltas de con
en las ciencias metafísicas. Pero con una particulari- tenido en una actividad estéril, siempre recqmen-
3ad: ■aqní'm’cr'se“'pre'Ouñra, como en las anteriores, zable.
Cómo son posibles esos juicios, sino si son posibles.
Kant se declara así agnóstico; el acceso a Dios
En efecto: las ciencias positivas—matemáticas y fí-ri por vía racional es imposible, y también son. inase
sicas—le aparecen a Kant como un hecho evidente, — quibles para la razón el alma y el cosmos, es decir,
indiscutible; allí están con su progreso rectilíneo i cuanto trasciende del mundo de la realidad fisico
matemática. Sin embargo, si los objetos metafísicos
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 235
234 RAFAEL GAMBRA
tiene también, entre otras, esta formulación: «obra
son inasequibles por vía especulativa, existirá para de modo que trates a la persona racional como fin
Kant otra vía—la vía práctica— , por la que podrá y no como medio».
hallarse un modo de acceso a ellas. Esto resulta de Ahora bien, la ley o imperativo moral, puesto que
la segunda de sus obras—complemento de la ante existe, requiere, según Kant, ciertos supuestos, sin
rior—que se titula Crítica de la Razón práctica. los cuales sería incomprensible. Puesto que, de he
En ella se plantea Kant el problema de lajmorali- cho, hay quienes no cumplen la ley moral y la vida
dad, de la conciencia moral. ¿En qué estriba la bon- no premia o castiga adecuadamente las diversas con
dacF‘'b ta malicia de los actos? Los anteriores siste ductas, es necesaria. de„ una oarte, la existencia de
mas de ética—dice Kant—han buscado la moralidad-' un Dios remunerador, y, de otra, la supervivencia
érTeí fin de los actos, es decir, fían hecho radicar la del almfíy. 'hatüfál mente,, su previa cxistenciá como
bondad en su adaptación a un fin concreto, deter susfárreia. Aquí 'radica la entrada práctica cue bus
minado. Así, por ejemplo, los hedonismos, que des ca Kant para el conocimiento de Dios y del alma
cubren este fin en el placer, o la moral religiosa, que Así como en la filosofía tradicional la ley moral se
lo señala en el cumplimiento de una ley divina. Pero derivaba de la existencia de Dios, en el kantismo
el que así obra, dice Kant, no obra por razones mo la existencia de Dios se deriva de la moral.
rales, sino por algo ajeno a lai1moral misma; la
verdadera moral no es heterónoma (ley ajena, im
puesta), sino autónoma; sólo obra moralmente el
que actúa por respeto a la Ley sin razones distintas Puede considerarse a Kant cómo el gran sistema
a este cumplimiento mismo. Y ¿cuál es esa ley en
qué estriba toda lá moralidad? Aquí Kant encuen tizador del racionalismo moderno, en quien culmi
tra una nueva forma, una forma de la razón prác nan las corrientes parciales del cartesianismo y del
tica, como el espacio y el tiempo lo eran de la razón empirismo en un. sistema profundo y total que im
especulativa. Esta forma es lo que él llama impera presiona por su rigor y coherencia. En Kant se con
tivo categórico o ley moral, que puede formularse suma la tendencia an1:mpocentrista, que, por opo
con estas palabras: «obra de modo que la norma de sición al téocentrismo medieval, se j.nició en el
tu jconducta pueda erigirse en norma de, conducta Renacimiento. Aparte de un algo inccgnoscible é in
universal ». Es 'decir,' sí ante úna acción cualquiera determinado que se supone fuera del yo, en la razón
podernos admitirla sinceramente como norma de del hombre se halla el secreto del ser y del cono
conducta general, esa acción es lícita moralmente; cer. En el espíritu, y no en la realidad exterior,.^ra
en caso contrario, no. Esta ley o imperativo es pu dica lfíTSlvefsairdad y necesidad de la ciencia, del
ramente formal: en sí misma no manda nada ecn único conocimiento posible; en otra forma de la
cretó, pero sirve para cualquier clase de contenidos razón halla su origen la moralidad del obrar. La
o actos. Según Kant, no debe hacerse un acto por única éxpénénciá ^físíblé—éT cónocimiénto fenomé
que sea bueno, sino qúc és büeno ’p orqíie debe ha- nico—depende por entero de las formas de la razón
cersé^ Lb móral rádica solo en una forma del ha pura. Dios se convierte en un mero supuesto auxi
cer, de la razón práctica. El imperativo categórico
23 6 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 237
liar de la ética, de la cual arranca todo sentido so- no sería absolutamente incognoscible. La segunda
brenaturál?~~'-' explicación sería que el espíritu actúe espontáneamen
El único conocimiento posible queda reducido para te en la aplicación de estas formas y categorías, con
Kant a lo que entendemos por ciencia físico-mate lo cual el conocimiento sería una creación del suje
mática, es decir, la parte luminosa, claramente visi to^ y la cosa en sí y las sensaciones resultarían un
ble del lago de nuestro ejemplo. El conocimiento elemento inútil en la génesis del conocimiento, lo
religioso y el metafísico se condenan como imposi que contradice también a la teoría de Kant.
bles, fantasmagóricos. La_jfiosofía^se reduce para La decisión por uno de los dos términos de este
Kant a una reflexión.,sobrc las- condicróKgS':y ~posibi- dilema dará lugar al último y definitivo capítulo del
lidad del conocimiento. Sin embargo, como aconte- racionalismo, esta gran aventura intelectual de la
cérá'dT'm ísm o’ Cointc, que rechaza la filosofía, y Edad Moderna,
como sucede con el propio escepticismo, en el fon
do de todos los sistemas se alberga implícitamente
una concepción filosófica del Universo. Esto aconte
ce con el de Kant, que constituye una visión racio
nalista total basada en la idea de las formas y cate
gorías del espíritu. Sin embargo, una objeción in
contestable se opuso en seguida al sistema kantiano,
y ella fue causa de que, aunque Kant tuvo muchos
seguidores, ninguno lo fuera sin introducir funda
mentales modificaciones a su pensamiento.
La objeción es ésta: Kant dice que para la for
mación de nuestros conceptos colaboran un elemen
to exterior absolutamente indeterminado—el caos de
las sensaciones—y unas formas y categorías (mol
des) del espíritu, en que esas sensaciones vienen a
insertarse, como un líquido se introduce en un reci
piente y adopta su forma. Sin embargo, en la for
mación del conocimiento se utilizan unas veces una
forma y otras, otra; unas véces una categoría; otras,
otra. Esto sólo puede tener dos explicaciones: la
primera es que haya algo en las sensaciones proce
dentes del exterior que pida su inserción en uno u
otro de estos moldes, en cuyo caso ya no serían
esas sensaciones absolutamente indeterminadas, caó
ticas, como quiere Kant, sino que habría en ellas un
principio de diferenciación, de orden. La cosa en sí
EL IDEALISMO ALEMAN
HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 239
comprensión^ y armonía. Se opone a Fichte en su taron la1tesis en la Historia de los hopabres; la an
consideración de la naturaleza material como algo tigüedad 'clásica (cultura racional! cofistituve su
negativo y opuesto al espíritu (un no-yo). Antes al anfítesis; la Edad Media cristiana (religiosa e inte
contrario, la naturaleza aparece a Schelling como lectual ,<lue. a su véz,“ es tesis
animada y vivificada por la más sutil inspiración del páyC pS 3ü¿e^p.roceso en el que ia Edad Moderna
espíritu. Materia y espíritu son creación del absolu es antítesis, etc.
to, que obra así según la ley de armonía, que es la La realidad y la Historia carecerán así de miste
superación de lo vario. rio para el idealismo hegeliano, y ni aun los datos
v ^ s r m m s m t por fin, es el más famoso de es- primarios de la existencia, como la sucesión tempo
tosfilósoBosT^rTecabe una posición representativa ral de pasado, presente y futuro, tendrán para éV
en la historia de la filosofía, Si Fichte era un espíritu una significación real e insuperable; el pasado podrá
activo, y Schelling un artista, Hegel es un teórico deducirse racionalmente del presente, como las pre
o intelectual puro. La intuición^rasceifdHTt'gl Tg-re^ misas de la conclusión, y el futuro, predecirse com
ía seguridad de quién ve la solución de un problema
ceñido como razón.. que sera origen creador dé la matemático. El hombre será así creador y poseedor
l^ ^ M lu n iv e r s a L lXa i S a ^ v ^ u^ ^ - ^ ^ r T r u ^ . del Universo.
mo o ~e§íU5ttufa. En el terreno práctico y político, una consecuen
Primero establece el espíritu una afimacl^n^jíSJfcles- cia de gran importancia se deriva del idealismo ale
pués halla las contradicciones o insuficiencias’ dé la mán: la aparición del socialismo totalitario. El re-
misma (antítesis); por último engendra una jtesis planteamiento de la íiíosoiia moderna hecho por
más amplia f síntesis), que abarca, superándolas, la Kant arrumbó el análisis psicológico e individual que
tesis pfimexa^da^ntíteIl§rE^g^íntesis~se~~convierte hicieron los empiristas para situarlo en un plano
en tesis y así recomienza incesahtemente' ér ploSeso. universal, en el del espíritu en sí, del que participan
EslBelTímí» '<l<riá 'lagS’lTSspfinffiraBso^^ todos los hombres. Si el empirismo condujo al idea
el ritmo- a que ITé'lhT^ nírttti individual, lismo psicológico de Berkeley, el pensamiento kan
y a él responde la génesis del Universo, que es crea tiano nos ha llevado al idealismo lógico o absoluto-
ción de la actividad espirit^¿X*X"' ' " 'u' de Hegel. El régimen liberal-democrático era con
En el sistema filosófico de Hegél culmina el pen secuencia, como vimos, del racionalismo empirista,
samiento racionalista, es decir, el proceso filosófico especialmente de Locke. La voluntad y el poder del
de la Edad Moderna. Más allá de sus límites no se Estado proceden de la voluntad de los ciudadanos:
puede avanzar ya por este camino. El sistema idea contrastada individuar y empíricamente en el sufra
lista pretende explicar, con la evidencia de lo racio gio. Al suprimirse la visión individualista y empíri
nalmente necesario, la realidad universal, que no será ca, e imponerse la consideración del espíritu univer
sino la manifestación exterior del desenvolvimiento sal como realidad primaria y creadora, se pasa en
de la idea. La Historia aparece también a Hegel política a considerar al Estado no como un acuerdo
como tma_ creációp-dej-espMtqrA^. por ejemplo, lo s ' o _uxmv^u.eián--entre^ri^3í^mtoCIS3Sa3fciísXZsi5K“
puebles orientales (cultura mítico-réligiósa) represen- como—una realidad primaria, representación del es-
HISTORIA SENCILLA DE L A FILOSOFÍA 243
242 RAFAEL GAMURA
I
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 249
24 8 ■*Hf a e l gambra
cisamente de la ley de concentración. El desarrollo
manutención más económica, o se crearán econo incesante de la gran producción, ya bajo la forma del
matos de consumo, que abaraten para el obrero de maqumismo, exige la formación de grandes socieda
des y trusts, en los que el capitalista es expropiado
la empresa los productos de primera necesidad. En por la superempresa internacional. Así se nutren por
fin, provocando superproducción, con las consiguien legiones las masas humanas, que con esa constante
tes crisis y paros, obtendrá el capitalista una cante concentración en pocas manos va haciendo entrar a
ra inagotable de aspirantes a obreros sin otra posi innumerables propietarios en el salariado. De este modo
ble exigencia que su material manutención. el capitalista trabaja por aumentar indefinidamente
La característica de la teoría económica marxista el número de sus enemigos natos: «la burguesía produce,
es presentar los motivos y la génesis del capitalismo ante todo, sus propios sepultureros».
no bajo el aspecto de una injusticia de origen bu- Paralelamente a este fenómeno, la superempresa
mano y moral, ni siquiera como un desdichado azar se transforma en sociedad por acciones, en la cual
o acontecimiento histórico, sino como la fase actual la propiedad individual se volatiliza en títulos y cu
de una evolución necesaria. Aunque parezca para pones : se hace verdaderamente anónima, como dice
dójico, en esto radica la fuerza y la supervivencia la ley. La función de patronato y dirección, que era
del marxismo respecto a los demás socialismos de aneja a la propiedad, desaparece hasta del recuerdo;
su época. El capitalista obrando así no roba al obre el beneficio capitalista se manifiesta en toda su des
ro ni hace cosa diferente de lo que podría hacer: nudez como dividendo separado de todo trabajo per
paga la mano de obra a su justo precio, es decir, sonal y surgen dos tipos humanos bien distintos: el
según la propia teoría, a su verdadero valor de cam accionista parásito y el gerente asalariado.
bio. «La cosa es clara— dice— ; el problema está re El momento en que el proceso de concentración
suelto en todos sus términos: la ley de los cambios haya llegado a su término será el de la automática
ha sido rigurosamente observada: equivalente por expropiación socialista: de un plumazo todas las ac
equivalente.» No es el capitalismo obra de los capi ciones de los capitalistas pasarán a nombre de la
talistas, sino éstos él producto humano de aquél. In nación sin que nada cambie, ni siquiera el gerente.
cluso reconoce Marx al capitalismo el mérito de Así, mediante la socialización de los instrumentos
haber roto un estadio de economía cerrada e inmó de producción—tierra, fábricas, capitales—, la pro
vil dentro de la evolución económica general. piedad revierte a sus verdaderos dueños, los traba
Pero, como queda dicho, su teoría de la plusvalía jadores otro tiempo expropiados, pero en una forma
se completa con lo que él llama ley de concentración nueva y colectiva. La expropiación socialista será,
o de expropiación forzosa. Según ella, el librecambio según Marx, la'última de la historia, porque no se
capitalista es, a su vez, una fase de la evolución eco hará en beneficio de una clase, sino de todas, y ad
nómica, que está en trance de perecer por las. propias quirirá así una forrha definitiva.
e internas fuerzas de disolución. Frente a la idea Esta teoría estrictamente económica de Marx tiene
de los fisiócratas, para quienes el libre cambio era numerosos fallos teóricos, que la posterior evolución
la ley natural y definitiva de la economía, Marx no ha puesto de manifiesto: los mismos marxistas no
Otorga a éste más que un cometido transitorio é ines
table, que se resolverá en el comunismo a través pre
250 RAFAEL CAMBRA
HISTORIA.SENCILLA DE LA FILOSOFIA 251
la defienden hoy más que como teoría regulativa,
«dadas determinadas condiciones teóricas», y en su lo que necesariamente advendrá y las leyes cientí
valor para la acción. Ante todo, contra la opinión de ficas que rigen el proceso. Este supuesto descubri
Marx, el valor de cada producto no puede determi miento del secreto de la Historia y de su futuro des
narse sólo por la cantidad de trabajo, supuesta su enlace es lo que expresa el materialismo histórico:
utilidad, sino por multitud dé factores, algunos de los medios y las relaciones de trabajo forman la es
raíz espiritual y difícilmente precisable, como el gus tructura real de la sociedad y sobre ella se edifica
to o la moda. En segundo lugar, la ley de bronce o lo demás—ideas, sistemas, creencias-—, que cons
de reducción al mínimo de los salarios que Marx he tituyen la superestructura y evolucionan con aquella.
reda como racionalista de la economía política clá «El molino a brazo—dice Marx—engendra la socie
sica, especialmente de Ricardo, se ha visto desmen dad del señor feudal; el molino a vapor, la sociedad
tida por la realidad. Como es sabido, la gran expan capitalista o industrial.» En el prólogo a su Crítica
sión industrial posterior a Marx, principalmente la de la Economía Política expresa esta tesis en térmi
norteamericana, se ha basado en salarios relativa nos más concisos y, a la vez, más moderados: «El
mente altos, que revierten en poder adquisitivo y modo de producción de la vida material determina,
abren nuevos mercados. En fin, el principio de con en general, el proceso social, político e intelectual
centración y expropiación automáticas tampoco se de la vida. No es la conciencia del hombre lo que de
ha revelado como una verdadera ley. La socializa termina su manera de ser, sino que es su manera
ción de empresas se ha operado más bien por un de ser social lo que determina su conciencia.»
hecho revolucionario o por una ocupación militar Esta tesis tuvo en su tiempo una acogida y una
—países soviéticos o prosoviéticos—que por una evo difusión que rebasaron los límites del marxismo. El
lución normal, dado que en los países capitalistas ideal racionalista de alcanzar una explicación cientí
es todavía muy vacilante y discutible, aun habiéndo fica, racional, de la realidad en todas sus sectores
se operado la formación de los grandes trusts o su- vio en esta teoría la posibilidad, sumamente desea
perempresas. ble, de reducir el complejo e incierto mundo de la
y Pero esta teoría económica de Marx se incluye, historia cultural humana al concreto sector de la
como indicamos, en otra más amplia y vigente, que economía, susceptible de ser expresado en leyes sen
es el materialismo histórico. Este—la llamada inter cillas y comprobables. La dialéctica de la Historia,
pretación materialista de la Historia—constituye la con su férreo eslabonamiento en tesis, antítesis y
sociología y la filosofía de la Historia marxistas. La síntesis, quedaría así revelado por la economía, y
diferencia fundamental que separa la teoría econó con ella el secreto para prever v dominar el futuro
mica marxista de los otros socialismos (Fourier, de la humanidad.
Proudhon...) es que éstos tratan de establecer un Con posterioridad a Marx la critica histórica, k>
deber ser en las relaciones laborales: deploran o mismo que las investigaciones etnológicas y antropo
condenan lo que eh ese orden existe, y propugnan lógicas, han demostrado ampliamente la insuficien
ün sistema de reforma social. Marx, en cambio, cia de la tesis materialista al otorgar al mito y a la
pretende descubrir lo que es, y, como consecuencia, creencia, en su sentido radical, una prioridad sobre
las mismas relaciones de producción y de trabajo,
252 RAFAEL GAMBKA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 253
particularmente en la vida del primitivo, que es esen y el orden total de la realidad. Sólo con lograr la li
cialmente mágico-religiosa. Sin embargo, el materia bertad del individuo y la espontaneidad del orden
lismo histórico ha pervivido, aun fuera del marxis social se alcanzará una feliz coincidencia.
mo, como un método de investigación más que como La tercera, en fin—el marxismo—, no reconoce
una teoría. Frente a la antigua historiografía mora una estructura trascendente al hombre (metafísica),
liza dora y providencialista (la Historia, maestra de pero sí una estructura dinámica, un conflicto entre
la vida), el materialismo histórico ha representado las condiciones reales en que se mueve el hombre de
en la crítica moderna una versión del principio gene cada época (estructura económica) y las ideologías
ral de economía del pensamiento (no expliques por e instituciones de la superestructura. El marxismo
lo más lo que puedas explicar por lo menos). exigirá entonces una operación radical sobre el cuer
Pero, en fin, este círculo de ideas filosófico-histó- po social que consista en adaptarlo a la dialéctica
ricas de Marx (el materialismo histórico) se incluye materialista de la Historia, en sincronizar definitiva
a su vez en un círculo más amplio y, éste sí, de un y racionalmente la superestructurá con la estructura
influjo y una vigencia enormemente superiores a los real y su dinámica.
de los anteriores estratos ideológicos. Se trata de lo Según el mismo crítico, asistimos hoy a una di
que podríamos llamar la concepción del Universo, solución—como actitud al menos—de la segunda de
o más bien la fe íntima, del marxismo. Si la teoría esas concepciones (la individualista), con la consi
puramente económica de Marx no se ve mantenida guiente polarización de las actitudes en las otras
ahora ni aun por los maxistas estrictos, si del ma dos: cristianismo y marxismo. Quizá fuera más exac
terialismo histórico sólo puede hablarse como su to decir que el marxismo es una prolongación o
puesto metódico, este estrato más profundo del mar cumplimiento de la segunda concepción, es decir,
xismo es hoy, en cambio, no sólo lo que mantiene del punto de vista racionalista transformado, a tra
la coherencia del mismo, sino una actitud mental vés del hegelianismo, de su versión individualista a
difundida e infiltrada en sectores muy extensos, con su modalidad totalitario-socíalista. Así se enfrentan
siderablemente más amplios que el marxismo. Se dos actitudes radicales basadas en dos profesiones
trata de la fe en la posibilidad de la razón para orga de fe : la fe en Dios, en su ley y en su providencia,
nizar el mundo del hombre desde su raíz, para darle de una parte; la fe en la razón y en la organización
una nueva y definitiva estructura. socialista del mundo, de otra. Es en este sentido
Según un crítico marxista de la actualidad (V. Le- como se ha dicho que el marxismo es la fe de nues
febvre) tres son las concepciones del Universo o las tra época, en cuanto que muchos espíritus, incons
actitudes ante la vida que ha conocido el hombre cientemente a veces, se ven influidos de socialismo
moderno: la cristiana, la individualista o liberal y y adoptan una actitud socialista, organizativa ra
la marxista. La primera, parte de un orden o jerar cional.
quía externos, objetivos, y establece los fines y nor La gran fuerza de la actitud marxista, lo que la
tinas de la conducta humana, los deberes del hombre. hizo predominar sobre las demás formas de socia
La segunda se apoya en el individuo y supone una lismo y convertirse en un factor formidable de nues
espontánea armonía entre la razón de ese individuo tro mundo actual fue su alianza con el cientificismo.
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 255
25 4 RAFAEL GAMBRA
vivir un hecho inevitable—el condenado a muerte,
es decir, su pretensión de entrañar una visión cientí por ejemplo—■, puede, sin embargo, afrontarlo se
ficamente averiguada, cierta, de la evolución econó rena o desesperadamente. El ideal ético de la anti
mica de la sociedad. En virtud de ese supuesto, «el gua sabiduría fue la imperturbabilidad ante el ciego
comunismo ha de venir», no simplemente «debe acontecer exterior; el antiguo, que nunca pudo pen
venir», y esta convicción científica presta al mar- sar en dominar el determinismo natural, aspiró, sim
xista una reserva de seguridad incalculable, sólo plemente a afrontarlo conservando su libertad inte
comparable con la fe del creyente. Pero el marxismo rior. Como fundamento metafísico último- de ésta
añade a esta certeza de lo que advendrá un llama- posibilidad, los epicúreos propusieron su ilógica teo
. miento a la acción para facilitar o apresurar su ad ría del clinamen o ligera desviación de los átomos
venimiento. Tal es el sentido del «trabajadores de en su caer necesario. Lo mismo que un hombre que
todos los países, unios» del Manifiesto comunista. cae en el vacío no es libre de evitar la caída, pero
Tal el de las sucesivas reuniones de la Internacional, puede desviar ligeramente su cuerpo por un im-'
tal el de la acción del partido. pulso y caer en una o en otra postura, así los áto
Sin embargo., aquí radica la gran aporía o dificul mos anímicos no son libres de someterse o no a las
tad teórica de la actitud marxista. ¿Cómo es posible leyes naturales, pero sí de adoptar una u otra actitud
conciliar una concepción determinista del acontecer moral.
universal en el que todo sucede según leyes científi La moderna actitud marxista ha buscado otra solu
cas inquebrantables, con la libertad e indetermina ción a esa antítesis entre determinismo y libertad de
ción que suponen la voluntaria unión de los trabaja acción. La consciencia del determinismo universal
dores y su acción revolucionaria por un designio —la ciencia—abre al'hombre la posibilidad no ya de
común? separarse desdeñosamente de él como el sabio anti
El mundo antiguo, en sus sistemas culminantes, guo, sino de poseerlo o dominarlo. El marxista es
atravesó por una aporía semejante. Para estoicos y consciente de las leyes necesarias económicas que
epicúreos el mundo estaba regido por un determinis- rigen la vida del hombre; lo es también del carác
mo natural; todo acaece fatalmente según leyes in ter de superestructura emanada del orden económi
soslayables. Sin embargo, epicureismo y estoicismo co que tienen las ideologías e instituciones de cada
son sistemas de moral que predican una actiud y un época. Pero cree que esta misma consciencia cientí
comportamiento determinados en el hombre, en el fica le otorga el poder—por primera vez en la His-
sabio. ¿Cómo puede propugnarse una decisión libre toria-r—de adelantar esa formación de ideas e insti
y una conducta consecuente dentro de un mundo tuciones poniéndolas de acuerdo, sincronizándolas,
donde todos y cada uno están determinados a mo con la evolución económica, es decir, con su ritmo
verse según leyes y designios superiores? Los anti y sus objetivos. De esta operación revolucionaria re
guos intentaron resolver la aporía mediante la neta sultará el final de las luchas entre la estructura eco
diferenciación entre el fuero interno de la conciencia nómica y la superestructura ideal: la justicia y la
y el mundo exterior, entre lo que depende de uno paz sobre la tierra.
mismo y la «varia fortuna» del acontecer exterior,
regido por leyes necesarias. El hombre que ha de
256 RAFAEL CAMBRA
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFIA 257
Las dos últimas décadas han conocido, sin em
bargo, una evolución importante en la ideología (y crear así una cultura nueva. El ariete para esa
la praxis) del marxismo. Se trata de la obra que el transformación será el Partido, voluntad colectiva
marxista Antonio Gramsci (1891-1937) escribió du y disciplina que tiende a hacerse universal. Su mi
rante sus últimos años en las cárceles de la Italia sión será la infiltración en la cultura existente para
fascista. En ella se da una moderación de las tesis transformarla en otra nueva materialista, al mar
rigurosas del materialismo histórico con fines más gen de la idea de Dios y de todo valor transcen
bien tácticos. Para Gramsci las ideas y creencias no dente.
son simple emanación pasajera de la economía, Su arma principal será la lingüística (la gramáti
sino que poseen una realidad que constituye la cul ca normativa) que penetre en el lenguaje coloquial,
tura en que cada hombre y cada pueblo vive in alterando el sentido de las palabras y sus connota
merso. ciones emocionales, hasta crear en quien habla una
La idea propulsora del pensamiento gramscxano nueva actitud espiritual. Si se cambian los valores,
que la Revolución nunca se realizará verdadera se modifica el pensamiento y nace así una cultura
mente mientras no se produzca de un modo en cier distinta. El medio en que esta metamorfosis puede
to modo orgánico y dialéctico dentro de lo que realizarse es el pluralismo ideológico de la de
Gramsci llama una cultura, que es lo que habrá que mocracia, que deja indefenso el medio cultural ata
desmontar y sustituir al propio tiempo que se utili- cado, porque en ella sólo existen «opiniones» y to
> za. Si la revolución brota de un hecho violento o de das son igualmente válidas. La labor se realizará
una ocupación militar, siempre será superficial y actuando sobre los «centros de irradiación cultu
precaria, y se mantendrá asimismo en un estado ral» (universidades, foros públicos, medios de difu
violento. El hombre no es una unidad que se yuxta sión, etc.) en los que, aparentando respetar su
pone a otras para convivir, sino un conjunto de in estructura y aun sus fines, se inoculará un criticis
terrelaciones activas y conscientes. Todo hombre mo que les lleve a su propia autodestrucción. Si se
vive inmerso en una cultura que es organización logra infiltrar la democracia y el pluralismo en la
mental, disciplina del yo interior y conquista de propia Iglesia (que tiene en esa cultura el mismo
una superior conciencia a través de una autocríti papel rector que el Partido en la marxista), el éxito
ca, que será motor del cambio. La vida humana es será fácil. La democracia moderna será como una
un entramado de convicciones, sentimientos, emo anestesia que imposibilitará toda reacción en el pa
ciones e ideas; es decir, creación histórica y no na ciente, aun cuando esté informado del sistema por
turaleza. De aquí el interés de Gramsci por el cris el que se está penetrando su mente.
tianismo al que considera germen vital de una cul De aquí la revolución cultural, meta principal del
tura histórica que penetra la mente y la vida de los actual marxismo, y movimientos como cristianos
hombres, sus reacciones profundas. Será preciso, para el socialismo y otros semejantes que jalonan
para que la revolución sea orgánica y «cultural», esto que se ha llamado la autodemolizione de la
adaptarse a lo existente y, por la vía de la crítica y Iglesia.
la autoconciencia, desmontar los valores últimos y
LA FILOSOFIA ACTUAL
I
260 RAFAEL GAMBRA HtSTORl A SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 261
(Marburgo, Badén) una genuina representación de tuvo una posición más abierta y comprensiva—no
ese modo de pensar que heredan de positivistas y estrictamente cientificista—y va a representar una
empiristas. Según ellos, la filosofía posterior a Kant apertura del movimiento heokantianó hacia la , filo
se había perdido en abstrusas construcciones meta sofía de la vida y del ser. Pueden citarse como sus
físicas (el idealismo alemán) por entero alejadas de principales representantes a Windelband y Rickert
la realidad. Es preciso restaurar a Kant en sus de (1863-1936). Ellos no parten de un anáfisis del sa
signios y en las líneas generales de su pensamiento. ber científico concibiéndolo como ciencia de la na
¡Volvamos a Kant!, tal es el lema inicial de los mo turaleza o físico-matemática, sino que lo interpretan
vimientos neokantianos. en su sentido más amplio de cultura, entendiendo
Sin embargo, los neokantianos hacen una interpre por ella la realización histórica de valores. Tampoco
tación especial de Kant, en cuyo pensamiento intro para ellos es la Crítica de la Razón pura la esencia
ducen (al igual que los idealistas, pero en otro senti del pensamiento kantiano, sino más bien la Crítica
do) importantes modificaciones. Según ellos, Kant de la Razón práctica que abre un acceso al valor con
no fue metafísico ni para él existe una intuición que cebido como un deber ser. El juicio verdadero, según
nos ponga en contacto con una realidad absoluta, ni la escuela de Badén, corresponde a una norma ideal
a través del conocimiento especulativo ni a través de ser, independiente del conocimiento mismo y de
del práctico. La cosa en sí no existe para ellos, es sus condiciones formales o categoriales.
sólo un supuesto explicativo en el pensamiento de Contemporáneos del neokantismo, y dentro de esta
Kant: el conocimiento consiste en el despliegue pro filosofía cientificista, son los intentos más famosos
gresivo de juicios, y no hay otro objeto real que el de estudiar la realidad espiritual (la vida psíquica)
resultado de esta actividad. Tampoco las realidades por los mismos métodos y procedimientos que em
metafísicas (Dios, el alma) que Kant deduce de la plean las ciencias de la naturaleza, es decir, redu
ley moral son para les neokantianos más que «ideas ciendo sus contenidos a fenómenos elementales efi
regulativas», meros supuestos que carecen de toda cientes y mensurables. Se trata de una prolongación
realidad objetiva. La filosofía no es otra cosa que renovada del asociacionismo empirista que adopta
una teoría de la ciencia, y las Críticas de Kant tie ahora la modalidad llamada conducismo o behavio-
nen, en su sentido conjunto, el fin de mostrar la rismo ( behaviour, en inglés, conducta o comporta
imposibilidad de toda metafísica. Ni el conocimiento miento). Esta escuela psicológica, cuyo principal teó
teorético ni la ética necesitan de fundamento meta- rico es John Watson (1878-1959), renuncia a estudiar
físico: su sentido se agota pn el ámbito de las for los hechos psíquicos por introspección (observación
mas y las categorías. Este idealismo antimetafísico interior, subjetiva) para limitarse a explicar la con
era para los neokantianos, especialmente para la es ducta o comportamiento exterior, observable por una
cuela de Marburgo—Cohén (1842-1918), Natorp (1854- pluralidad de sujetos, como acontece con los hechos
1924)—la justificación filosófica de la ciencia como físicos. Dentro de esta concepción psicológica han
único saber posible, producto de la actividad lógica sido famosas las teorías del ruso Pavtov (1894-1936),
del sujeto trascendental. que pretende explicar toda la vida psíquica por re
La otra escuela neokantiana (la de Badén) man flejos inhibidos o condicionados, y la del médico
UNA NUEVA ACTITUD FILOSOFICA:
270 RAFAPr G A M flP A
EL EXISTENCIALISMO
vienes Segismundo r retid (it5:>6-iy3y), que xa explica
por complejos de la subconsciencia cuyo motor se
encuentra en la libido. El método creado por Freud
—el psicoanálisis—ha tenido una aceptación mucho
más amplia que su teoría general psicológica, y, de
purado del exclusivismo causal de esa teoría, se
emplea hoy umversalmente en psiquiatría.
cido : el JJasein. Pero de oirá, responde al postulado char la vida, que es sólo una, irreversible, sin repetición
general de la filosofía moderna, que exige al hombre posible ni sanción ulterior. Según Juan-Pablo Sartre
bastarse a sí mismo, no apoyarse en un mundo de (1905-1979), la existencia precede, es anterior, a la esen-
realidades superiores, en un orden sobrenatural. En cia. Es decir: las esencías7^1as~idéas y las teñí-fus son
resumen, esta filosofía concluye: «efectivamente, el coñstmida^i^r^liom ^cIB b^üés^elaexistencia y res
hombre no es el absoluto esencial y centro de la pondiendo a ella. Él hombre es un ser que vive en perpe
realidad que creyó el racionalismo, pero, aun contin tua-opción y que, actuando libremente, se construye a sí
gente y limitado, es lo único que existe, y tras de mismo y^se define, si, de acuerdo con Bergson, en cada
él nada hay». La analítica del Dasein conduce a una momento dé la vida del hombre actúa todo su pasado, si
situación de inexplicabilidad y de desesperación: la la personalidad se forma de lo que el hombre haya vivido
realidad es, simplemente, el hombre finito lanzado a en el proceso acumulativo e irreversible de su existir,
una existencia incierta y sin sentido, sosteniéndose habrá de concluirse que una actuación más intensa de
sobre la nada, y abocado fatalmente a la muerte. terminará una personalidad más rica.
Existe para cada hombre, sin embargo, una posible La filosofía de Sartre pretende constituir lo que
salvación: aceptar la propia situación, dar un enér él llama «un ateísmo coherente». Según él, la filoso
gico sí a los hechos y autoafirmarse por la acción y fía moderna suprimió la idea de Dios, o dejó de
por la lucha. apoyarse en ella, pero mantuvo, como colgados en el
Puede reconocerse una influencia de esta filosofía aire, los preceptos morales que antaño se suponían
en la actitud de la juventud alemana en las filas del mandatos divinos. Pero—dice Sartre—, suprimida la
nacional-socialismo durante la última guerra mun existencia de Dios, debe caer por su base la existen
dial. Actitud desengañada, escéptica, respecto a valo cia objetiva de esos preceptos superiores, y su pro
res universales, pero que, por un enérgico volunta pia filosofía es la llamada a consumar esta conse
rismo, afirma y deifica su propia existencia colectiva cuencia lógica: sobre el hombre, y antes de su obrar
—la raza y él Estado germánico—, y se entrega deses concreto, ninguna ley ni ideología abstracta existe.
peradamente a una lucha de la que esperaba ver El hombre, en su actuar, lo crea todo, incluso su
surgir su propio ser y el sentido de su vida. propia moral. La única norma que, según Sartre,
He dicho que este existencialismo alemán consti debe presidir esta actuación creadora del hombre se
tuye sólo una de las dos caras del existencialismo. deduce de lo que él llama engageme.nt (compromi
Es la aceptación de la contingencia y de la finitud, y so) ; el hombre debe entregarse, comprometerse, en
su superación por un vivir en presencia de la muerte: cada acción, en un actuar intenso, responsable y
filosofía de tragedia y de desesperación. El reverso, pleno de experiencias. Pero, al decidirse en una op
en cambio, tiene algo de irreflexivo y hedonista: el ción y actuar, el hombre no sólo se compromete a
existencialismo interpretado por los filósofos y litera sí mismo, sino que compromete con su acción a los
tos franceses de la actual posguerra. Si no hay otra demás hombres; si me adhiero, por ejemplo, a un
cosa que la existencia concreta del hombre, sostenida sindicato socialista, afirmo con ese acto la validez y
y limitada—antes y despuéi^por~hr nad-a^da-conse- utilidad universal del socialismo; si me caso, afir
mo implícitamente la conveniencia de la monogamia
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 279
77P RAFAF.T
Existencialismo trágico y nihilista de Heidegger, o
y aei matrimonio como norma general. Si ennc 10 existencialismo activista de los franceses, fueron,
que hago y lo que pienso hay coherencia, es decir, oomo he dicho, el anverso y el reverso de una mis
si mi pensamiento no contradice los supuestos im ma concepción y de una misma actitud ante la rea
plícitos en mi acto, la acción es moral, se da en ella lidad. El hombre del Renacimiento, desvinculado vo
Ja sinceridad, ei engagement o compromiso verda luntariamente de los cimientos religiosos y estructu
dero. Y en este plano de coherencia o sinceridad rales en que toda cultura se asienta, creyó ver en el
puedo obrar libremente; al cabo, seré creador del racionalismo un asidero fundamentador: el ideal de
acto, de lá norma y de mi propia personalidad. Un un Universo qué se explica por sí mismo. Fracasada
actuar, un comprometerse intenso y siempre renova la concepción del racionalismo en la experiencia cul
do será el secreto de mi autocreación y la posibili tural e histórica de los últimos años, el hombre se
dad de liberarme. encontró solo, con la angustiosa percepción de la
Se cita como característica del existencialismo de existencia y con u n conocimiento meramente aproxi-
Sartre esta frase suya: «El ateísmo tranquilo (de los mativo, historicista, de la realidad. Tampoco ahora
filósofos racionalistas) suprimió muy pocas cosas de se rinde: no renuncia a su ideal de emancipación, al
Dios: solamente su existencia; le queda al hombre imperativo moderno de «bastarse a sí mismo», y, en
de hoy suprimir lo demás para hacerse incinerar consecuencia, profesa la pura mundaneidad, esto es,
después de una vida de alegría.» Con estas sugeren- la vinculación del ser—del único ser posible—a esta
cias, y con un tono sexual muy acusado a lo largo realidad contingente y finita—efímera—en que esta
de su obra (El Ser y la Nada), en que desarrolla la mos insertos.
idea de Camus «las verdades únicas de la carne», Ei hombre existencialista procura consolarse pen
no es extraño que Sartre fuese vislumbrado por la sando que este realismo, atento sólo a lo práctico y
juventud de la última posguerra, ávida de experien eficáz y desentendido de todo género de normas e
cias y entregada forzosamente al momento presente, ideologías previas, es la actitud congruente con el
como el filósofo de su época y de su estado espi humanismo de la época presente, y la más conveniente
ritual.
para librarlo de trabas e impulsarlo. Pero se olvida
que la acción se ordena siempre a algo, es decir, que
sólo se da cuando existe un fin distinto de ella
En la primera mitad de nuestro siglo la mentali misma. Dentro de una concepción monista (que ad
dad existencialista pareció penetrar todas las mani mite un solo ser) no se explica la acción, porque ca
festaciones de la vida y de la cultura, como en la recería de término, de objetivo. Por eso los pueblos
época de Kierkegaard ocurría con el racionalismo. orientales eran esencialmente contemplativos, quie-
La «vida» y la «realidad» fueron estos años causa tistas. Por eso también en el monismo idealista de
inapelable: tpda teoría o normatividad para someter un Hegel no se explica ese proceso activo del espí
a las conductas parecía anticuada; la biografía o vida ritu absoluto, porque si es absoluto no tiene motivo
de un hombre concreto ante situaciones reales inva ni fin para ese movimiento. Por eso también, el mo
dió el campo de la novela o de la narración de te nismo de los existencialistas, que no admite más
sis, etc., etc.
280 RAFAEL GAMBRA
EL RENACER DE LA METAFISICA
realidad que esta concreta y material en que nos EN NUESTRO SIGLO
movemos, anula por sí mismo el dinamismo de la
acción al matar todo género de ideales, tensiones y
normas que sirvan de objetivo final a la acción. Pue
de concebirse una actividad utilitaria en orden al
mero mantenfiniento vital, pero la vida sólo importa
mantenerla cuando tiene un sentido y una finalidad;
en caso contrario sobran los dos términos del proce
so que se ordenan mutuamente: mantenimiento
y vida.
sámieíito. Espíritu profundamente religioso— y aun de que un sujeto que conoce y comprende un ob
católico convencido en su época de plenitud creado jeto, un ser, puede, sin embargo, permanecer ciego a
ra— , supo desmostrar el fondo de resentimiento y ne- su valor; valor que resulta, en cambio, patente para
gatividad que encierran los sistemas racionalistas y otro sujeto que no conoce el objeto ni lo comprende
laicistas (filantrópicos) de los dos siglos anteriores. más que aquél. Puede un hombre ver una catedral
Distingue Scheler tres clases de saberes en el hom gótica, por ejemplo, comprender perfectamente cuán
bre. el sabeiLinduc/ivo. propio’ cfc las ciencias positi tos problemas arquitectónicos incluye el gótico, pero
vas, que se mueve por el instituto de dominación y no percibir, en cambio, la belleza de la obra o no
utilidad; el-sab»»!? Hp pcpftripc- que surge del espíritu experimentar ante ella los sentimientos de devoción
.deurontemplación. desinteresado, cuyo objetosonTas' o de exaltación religiosa que provoca en un creyente.
~reabda3es a priori, v elsaber metafísico o de salva- Otro hombre a su lado, quizá con una menor com
ción, que surge de la coniuncTóñ de los otros dos sa- prensión de la realidad del templo en cuestión, vive
^iSercs y se pregunta por el ser y destino deTTiQinbre en cambio dentro de sí los valores religiosos o los
así como por el sentido de cuanto es. "MaFScHeterdla- valores estéticos para los que el primero era ciego.
ma a priori (objeto del saber de esencias) a todas Los valores, en el caso del primer contemplador, no
aquellas unidades significativas (esencias, proposicio podrán serle explicados, porque no se trata de una
nes, estructuras) que se dan con independencia de comprensión intelectual, sino de una intuición o
toda existencia o «posición» por parte del sujeto que contacto directo, emocional, que nada tiene que ver
las piensa. Y no existe, según él, sólo un a priori cog con el conocimiento sensible ni con la intelección del
noscitivo, sino también un a priori emocional, un objeto.
orden del preferir o del amor, inaccesible al puro Una vez determinada la realidad del valor y el ca
conocimiento, pero que un análisis fenomenológico rácter intuitivo y emocional del acto por el que se
nos descubre a través de una peculiar referencia capta, intenta- Scheler clasificar jerárquicamente
intencional. el complejo mundo de los valores, esa mitad de la
Esto lleva a Scheler a admitir en la realidad, jun realidad que la axiología supone haber descubierto.
to al ser que se capta por el conocimiento sensible Los valores se intuyen en su propio rango o jerar
o intelectual, el valor, realidad ideal sui generis que quía, y tal jerarquía llega a determinarse mediante
se capta por una intuición emocional, cuyo acto es varios criterios para la estimación de los mismos
la estimación. Las cosas, además de ser, valen; y el (su estabilidad, su difusibilidad, su fundamentación
valor (utilitario, estético, moral, religioso, etc.) es teleológica, la profundidad de su satisfacción...). El
aquello que les hace valer, esto es, poseer la calidad grado inferior de los valores es el del sentir sensi
de bienes. Bien es, en el lenguaje de Scheler, el ser ble: valor de lo agradable y contravalor de lo des
que posee un valor, el ser valioso. Por este camino agradable. Le siguen en dignidad los valores vitales
se constituye este autor en el principal teórico de la o biológicos: valores de la salud, de la fortaleza, de
doctrina de los valores o axiología, corriente muy la agilidad; contravalores de la enfermedad, de la
característica de la filosofía actual. La existencia del debilidad, de la torpeza. Por encima de éstos, los
valor se demuestra, para los axiólogos, por el hecho valores espirituales, no vinculados a la materia: va-
'«Sfí RAFAEL GAMERA
HISTORIA SENCILLA DÉ LA FILOSOFÍA 287
jor lógico de ia vera.au, con coa iravalor ae la fal
sedad; valor estético de la belleza, con su contrava el ser, como una relación real de ordenación de
lor de la fealdad, y, por encima de todos, el va unos seres hacia otros, en virtud de la ley general
lor religioso■de lo santo, al que se opone el de lo de armonía que preside al Cosmos y hace a unos
impío. Desde el punto de vista del sujeto que los seres perfeccionadores de otros y valiosos, por lo
posee, los valores se dividen en valores de persona mismo para ellos.
y valores de cosa. El valor moral es eminentemente Pero la figura en quien culmina esta línea de pen
valor de persona: la bondad se dice primariamente samiento metafísico es la de Nicolai Hartmann (1882-
de la persona que lo es, y secundariamente de los 1950), cuya construcción filosófica, de un sobrio cla
actos que realiza: es buena moralmenté la persona sicismo, procura apoyarse siempre en evidencias con
cuyo preferir se acomoda a la jerarquía de los va cretas y en análisis penetrantes. Influye en él, sobre
lores. Incluso los valores de cosa (la utilidad de un todo, Aristóteles, pero su pensamiento recoge y pro
objeto, la belleza de un paisaje) son realizados por longa la fenomenología de Husserl y la teoría de los
la persona. De aquí que la persona se defina por los valores.
axiólogos como el sujeto portador y íealizador de Según Hartmann, el conocimiento y la ciencia se
valores. enfrentan desde su origen con el ser: todo pensa
La axiología tiene también—como el existencialis- miento, por ser intencional, es pensamiento de algo,
mo-—un cierto carácter de reacción. Casi desde el y ese algo supone el ser trascendente, extrasubjetivo.
origen del racionalismo moderno había aparecido la La vida misma, esa actividad original que no se
tendencia de separar netamente los juicios de ser de explica mecánica ni finalísticamente, supone la me
los juicios de valor. Los juicios de valor se conside tafísica. El positivismo y el idealismo han negado
raron extracientíficos y se interpretaron como meras esa raíz metafísica que persigue todo conocimiento
reacciones subjetivas, ajenas a la realidad misma que mediante argumentos falaces y prejuicios que muti
es el ser’ indiferente, objeto de la ciencia físico-mate lan tanto la realidad como el conocimiento. Entre
mática. (Recuérdese Locke, pág. 207.) La realidad ellos, el llamado «principio de conciencia» (el ob
toda, según el cientificismo racionalista, podría re jeto del conocimiento está en la conciencia—en mí—
ducirse a un sistema de átomos regido por leyes y no puede ser en sí); o el principio mecanicista,
matemáticas: la cualidad y el valor serían modos según el cual el sentido y el valor de las cosas se
subjetivos de reaccionar ante lo real. La filosofía ac comprenden sólo en y a través de una subjetividad y
tual vuelve por la objetividad del valor, y vuelve por la existencia de ésta. Sin embargo, aun admi
de un modo tan radical que llega a constituirlo en tiendo la trascendencia del fenómeno (su «ir más
algo independiente del ser, especie de realidad ideal allá» del conocimiento) cabe aún la duda de que
(de tipo platónico) que vale por sí misma: tal es el exista algo realmente en sí que justifique la metafí
sentido de la teoría de los valores o axiología en sica. Y son lo que Hartmann llama actos emotivo-
nuestro tiempo. La filosofía áristotélico-escolástica trascendentes los que, según él, nos ponen en con
no veía necesidad de esta disección de la realidad tacto inmediato con el ser real en su resistencia re
en ser y valor, sino que fundaba el valor (el bien) en veladora de su sustancialidad, de su carácter en-sí.
En estos actos distingue Hartmann los emotivo-re-
288 RAFAEL CAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 289
ceptivos, como vivir, padecer, e tc ; los emotivo-pros- real, dedica Hartmann un detallado análisis en ra
pectivos, como la ansiedad, la curiosidad, etc.; los zón de que es el que directa y constitutivamente in
emotivo-espontáneos, como desear, actuar, etc. En teresa al hombre. Distingue en el ser espiritual tres
todos ellos el sujeto «choca» con la realidad como formas o modos de ser: el espíritu personal, el es
tal ser-en-sí. Especialmente en mi relación con los píritu objetivo y el espíritu objetivado. Los dos pri
demás, la carga entitativa de la persona me aparece meros son los que llama Hartmann espíritu vivo.
como el contacto de dos absolutos. Estos actos, aún Son sus características el ser real, individual (o in
más que los de puro conocimiento, nos enfrentan dividualizado), existente y temporal. El ser espiri
con una conexión total de vida, y nos sitúan dentro tual vivo (seres espirituales singulares o realizacio
de ella. De aquí que, frente a Descartes, proclame nes objetivas vivas, como el espíritu de un pueblo)
Hartmann que la vivencia de una realidad exterior es proceso, es decir, ser temporal acumulativo e irre
tiene el mismo carácter inmediato que la experiencia versible. Es inespacial aunque vinculado a un espa
interna del Yo. cio, es decir, depende del ser corporal (espacial) al
La ontología de Hartmann distingue cuatro esfe que maneja, con la misma- relación e independencia
ras dentro del ser, y diversos niveles dentro de cada del que domina respecto a las realidades dominadas.
una de ellas. Dos de estas esferas son primarias u Es también actual, vertido hacia un instante siem
originales: el ser real y el ser ideal (esencias, valo pre presente. Es, en fin, persona, modo de ser del
res, entes matemáticos). Contra Platón opina que el individuo espiritual (racional y libre) que, como todo
ser ideal es inferior al real, ya que éste es el ámbito concreto modo de ser, no puede definirse conceptual
de lo esenciable. Las otras dos esferas son deriva mente, sino sólo describirse.
das o secundarias: la esfera del conocimiento y la Característica del espíritu es su difusibilidad: los
esfera lógica. Cada una de estas esferas del ser se productos del espíritu personal se objetivan en ex
da en diversos niveles de profundidad y complica presiones que se desvinculan así del sujeto que los
ción. Así, en el ser real encontramos: la materia, la creó y se transmiten de unos a otros espíritus for
vida, la conciencia y el espíritu; en el conocimiento: mando una realidad espiritual objetiva (el espíritu
la percepción, la intuición, el mero conocer y el sa de un pueblo, de una civilización, etc.) que tiene las
ber-; en el lógico: el concepto, el juicio y el racioci mismas características del espíritu vivo de las per
nio. Cada nivel incluye-virtualmente las perfecciones sonas singulares. Este espíritu objetivo no es, sin
de sus inferiores. Completa Hartmann esta división embargo, sustancia ni totalidad prevalente frente a
del ser con lo que titula Esquema de categorías que las personas concretas (en oposición a Hegel y los
rigen el mundo real. Dentro del mundo enuncia dos totalitarios). En fin, llama Hartmann espíritu obje
leyes, muy reales y luminosas, a las que responde el tivado a los productos del espíritu vivo en cuanto
ser en sus diversos niveles y esferas: la ley-de fuerza perdurables y materia posible de conocimiento exte
(lo inferior es más fuerte que lo superior) y la ley rior y de ciencia.
de libertad (lo superior es más libre o autónomo que Merecen también destacarse dentro de esta co
lo inferior), rriente metafísica, con sus variantes de personalis
Al ser espiritual, ese más alto nivel dentro del ser mo y axiología, al inglés A. N. Whitehead (1861-1947),
FILOSOFIA CIENTIFICISTA
RAFAEL CAMBRA
290 Y ESTRUCTURALISMO
que inició sus pasos en el cientificismo de Russell,
pero llegó más tarde a una metafísica de fondo a la
vez dinámico en cuanto al ser de este mundo y pla
tonizante en cuanto al deber-ser de las esencias idea
les; y también a los autores de la corriente espiri
tualista francesa, particularmente a Louis Lavelle
(1883-1951) y René Le Senne (1882-1954). En España
debe citarse, como influido por la teoría de los va
lores, a Manuel García Morenie (1888-1942), y a los pro
fesores Javier Zubiri (1898-1983) y Leopoldo-Euíogio Pa
lacios (1912-1982), autores independientes de inspiración
aristotélico-escolástica, no ajeno el primero a la influen
cia de Heidegger y de la fenomenología, ni el segundo a
la de Schopenhauer.
Paralelamente con la restauración de la metafísi
ca, cuya inspiración aristotélica se hace patente des
de Brentano hasta Hartmann, recobra nuevo vigor Hemos dicho que la ciencia físico-matemática y
en nuestra época la filosofía escolástica, particular la concepción positivista han seguido ejerciendo una
mente el tomismo. Bajo su inspiración surgen figu profunda sugestión sobre la filosofía contemporá
ras de expositores y continuadores que aportan pun nea. Ello va a dar -lugar a una corriente paralela a
tos de vista luminosos a la actual problemática filo esta renacida filosofía metafísica que podríamos ti
sófica, hasta ser hoy considerados como una de las tular filosofía cientificista. En esta línea, que inspiró
grandes escuelas de la filosofía contemporánea. Ci años atrás el neokantismo, aparecen ahora dos es
temos los nombre del cardenal Mercier (1851-1926), gran cuelas de amplias pretensiones sistemáticas: el neo
impulsor de la neoescolástica a través de la Universidad rrealismo y el neo positivismo.
católica de Lovaina; a Sertillanges (1863-1948), a Garri- La gran figura del neorrealismo es el inglés Ber-
gou-Lagrange (1877-1970), a Gilson (1884-1978), a Grab- trand Russell (1873-1970). Espíritu de incisiva agudeza
mann,(t 875-1949) y Maritain (1882-1974). En España, des intelectual, ha sido uno de los pensadores más po
pués de la extensa y luminosa recopilación del pensa pulares y leídos en los últimos tiempos. Aunque es
miento hispánico—ortodoxo y heterodoxo—que realizó trictamente naturalista y racionalista, sus teorías
Menénáez Pelayo (1856-1912), han de destacarse Gómez encierran una aportación al nuevo pensar metafísi-
Izquierdo (1870-1930), Angel Amor Ruibal (1869-1930) y co: la refutación del idealismo de los empiristas in
el dominico P. Ramírez Dúlanio (1891-1966), por no citar gleses. Esta concepción superadora la recibe de
a otras figuras universitarias o eclesiásticas, cuya obra G. E. Moore, cuya obra principal lleva precisamente
está todavía en pleno desarrollo. ese título (Refutction of idealism), y determinó el
título mismo de su sistema (neorrealismo). Según
292
RAFAEL CAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 293
ambos autores, el idealismo afirma que no conoce La otra escuela naturalista—-el neopositivismo—
mos más que hechos de conciencia (ideas), y que no nació hacia 1929 del llamado «Círculo de Viena»,
podemos salir de esa experiencia; pero esto se debe qüe agrupaba a diversos pensadores y científicos, en
a la confusión entre los dos sentidos que tiene la tre los que destacan R. Carnap (1891-1970) y H. Rei~
palabra idea: hecho psíquico y realidad conocida chenbach (1891-1953). Se ha dicho de él que consti
(en su forma universal). Pero el acto de conocimien tuye el eco último—y también la exacerbación—dél
to consiste precisamente en una captación inmedia espíritu cartesiano de rigor y de confianza en la ra
ta de la realidad exterior. zón a través de la experiencia y la demostración
B. Russell cultivó en su primera época las mate científicas. Los neopositivistas hacen suyo el atomis
máticas (Principia mathematica) que le aparecían, mo gnoseólógico de Russell, que ve la experiencia
como a todo racionalista, el ideal cognoscitivo y el como un conjunto de datos objetivos, meras relacio
fondo regulador de la naturaleza. En su segunda nes externas sin conexión en verdaderas sustancias.
época evoluciona en un sentido estrictamente empi- No existe para ellos más origen de conocimiento que
rista o sensista. La filosofía, para él, no debe ser más la sensación, que no es interpretada en el sentido
que una teoría de la ciencia y le están vedados otros subjetivo o inmanente de los primeros emp'iristas,
datos o accesos a la realidad que los suministrados sino como apertura a la realidad exterior. El único
por el conocimiento científico. La filosofía sólo sirve saber legítimo y progresivo es, por eso mismo, el de
para relacionar los conocimientos científicos y ayu la ciencia físico-matemática (tesis renovadora del
dar a su progreso al orientar así sus temas de inves positivismo), cuya característica es la verificabiíidad
tigación; Si bien el conocimiento nos pone en rela o posibilidad de ser comprobada experimentalmen
ción con el mundo exterior, no conocemos la mate te. El sentido o verdad de las proposiciones radica
ria internamente (la sustancia), sino sólo los sensi en su verificabiíidad, y ésta ha de ser-Ínter subjetiva
bles por los que se nos manifiesta y sus relaciones (tesis de los behavioristas). La filosofía no puede ser
exteriores. El mundo no es para Russell más que un otra cosa para los neopositivistas que una reflexión
conjunto de datos sensibles que enlazamos lógica y sobre el lenguaje científico, concebido éste como ex
matemáticamente. Esta concepción antisustancialis- presión lógica de las conexiones físico-naturales. La
ta o sensista recuerda al fenomenismo de Hume (pá lógica no es para esta escuela una mera elaboración
gina 210), pero se diferencia de él como el realismo relacionante postérior a la experiencia, como era
del idealismo: no se trata aquí de fenómenos psíqui para los empiristas, sino que las leyes y estructuras
cos, sino de datos sensibles reales. La moral de Rus lógicas poseen para ella un carácter absoluto y a
sell, en fin, puede recordar a la de Lucrecio en la priori respecto a la experiencia, aunque en sí mis
Antigüedad: si no somos más que una partícula de mas son vacías y tautológicas (incapaces de produ
un Universo material—o, más bien, de un inmenso cir ciencia alguna). Su sentido es elaborar un len
sistema relacionante de datos sensibles—r el ideal guaje que sirva ai análisis científico como estructura
de vida se cifrará en un grato y suave vivir atem y vehículo de sus investigaciones. Con este fin re
perado por una cierta filantropía favorable al des claman los neopositivistas la elaboración de una
arrollo de la democracia. lógica científica y de un metalenguuje universal.
294 RAFAFl OAWtRA.
HISTORÍA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 295
Reichenbach, en una elaboración posterior de la
doctrina, somete a crítica la identificación de la ve- da estriba en una reacción común contra el espí
rificabilidad intersubjetiva con el estado de certeza ritu analítico y disociador que compartían las cien
absoluta. Tal certeza es para él inasequible, y el cien cias y la filosofía de los siglos precedentes —inicia
tífico ha de conformarse con una suficiente proba do por Descartes y el empirismo— , que culminó en
bilidad. El sentido de una afirmación estriba enton la psicología asociacionista de un Condillac con su
ces en que resulte posible verificar su probabilidad. pretensión de explicar la vida psíquica por una me
Esto permite a Reichenbach superar el idealismo, cánica de sensaciones o «ideas simples» concebidas
no sólo hasta la admisión del conocimiento de datos a imagen del átomo en las ciencias físicas. En este
sensibles objetivos (como Carnap y los otros neopo- sentido la teoría de Bergson, la gestaltpsichologie
sitivistas), sino hasta la admisión de sustancias o (psicología de la forma), la sociología formalista
cosas, tesis que reconoce meramente probable, pero (Von Wiesse), etc., serían precedentes del estructu-
más admisible y eficaz que cualquier otra ralismo o se situarían dentro de su línea.
Las corrientes cientificistas que hemos examina La figura culminante de esta corriente es el fran
do, aun contando con estas aportaciones para un re cés Claude Lévi-Strauss (n. 1908), cuyas obras Estructu
torno al realismo, continúan representando—-al igual res elementales del parentesco (1949), Antropología es
que el marxismo—una prolongación del racionalis tructural (1958) y El pensamiento salvaje (1962) son
mo antimetafísico del siglo pasado, y se mantiene hoy universalmente conocidas. Aunque de alcance
en oposición, más o menos terminante, con la rena incierto e intención evasiva, la obra de Lévi-Strauss
cida filosofía metafísica de nuestros días. pretende la amplitud de un verdadero sistema filo
Con base también en las ciencias particulares es sófico. La primera inspiración para su obra le ad
preciso referirse a un movimiento filosófico que vino de los estudios lingüísticos, concretamente de
quizá haya llegado a ser el más característico de la llamada fonología de Jakobson y Trubetzkoy, que
los últimos veinticinco años. Se trata del estructu- culminarían en el Curso de Lingüística General de
ralismo. Fernando Saussure.
Es opinión frecuente que no se. trata de un siste Este método intenta reducir cada idioma a un
ma, sino sólo de un método general de investiga número lo más reducido posible de fonemas (uni
ción —al modo de la fenomenología—, y que su dades del sistema fonológico de un lenguaje, dis
repercusión en la filosofía es meramente como fac tintos de los meros sonidos, que son sus realiza
tor coordinador o relacionante. ciones fonéticas varias) que observan entre sí una
Cabe señalar un aspecto común en el origen en interdependencia funcional o estructural a través
las diversas investigaciones estructurales, cuya ín de oposiciones significativas. Por modo tal que el
dole y objetivos son por lo demás bien diferentes sonido que no guarde una relación con su opuesto
(investigaciones lingüísticas de Jakobson o cte Saus- sale fuera del sistema fónico de una lengua. En
sure; histórico-culturales de Foucault; de exégesis esta estructura oposicionál se encuentra la clave
marxista de Althuser; psicoanalíticas del Dr. Lacan; significativa de un idioma. Su estudio profundó no
etnológicas de Lévi-Strauss). Este punto de parti- es así diacrónico (temporal o etimológico), sino sin
crónico, estructural. Cada lenguaje determina en
296 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 297
su estructura profunda el ámbito de úna cultura temáticas. En este sentido ha. dicho Lévi-Strauss
—incomunicable para las demás—, que es toda una que Wagner fue el padre del análisis estructural
interpretación de lo real, y se concreta en las hablas de los mitos.
particulares y evolutivas de cada grupo y cada hom El análisis estructural de Lévi-Strauss pretende
bre. El análisis estructural de los mitos y de los interpretar el pensamiento primitivo o de los pue
cuentos, reductible a un sistema de nociones muy blos salvajes como un intento coherente y original
corto, revela el esquema estructural y significativo de explicar el mundo. Los mitos no simbolizan he
de una lengua y una cultura. chos históricos remotos como siempre se ha pre
Aquí es donde el sistema de Lévi-Strauss rebasa tendido, sino que revelan la lógica natural que rige
el análisis del lenguaje para —a través de otras el pensamiento inconsciente de los pueblos primi
fuentes e influencias— elevar un descubrimiento o tivos. El salvaje se plantea, como el filósofo, el
una idea de ámbito reducido a toda una clave cul problema de recomponer sistemáticamente el mun
tural y filosófica. Tendencia ésta que hemos obser do tras descomponer en elementos el caos de cua
vado reiteradamente en el pensamiento moderno lidades en que éste se nos ofrece. Uno y otro bus
y contemporáneo. can un orden en la naturaleza y en la sociedad,
La escuela sociológica de Durkheim (Lévy-Bruhl pero mientras el espíritu cultivado del occidental
y Mauss especialmente) proporciona a Lévi-Strauss posee un pensamiento consciente y reflexivo que
la idea de una «conciencia colectiva» determinada elimina las contradicciones, el pensamiento salvaje
por un lenguaje — estructura lingüística— que im implica una lógica natural, «expresión directa de la
pone representaciones y nexos lógicos a los miem estructura del espíritu».
bros del grupo. Para conferir el carácter de nece En sus estudios sobre los indios Bororo encontró
sidad científica a universalización de sus descubri Lévi-Strauss ocultas significaciones en las costum
mientos recurre Lévi-Strauss a la obra de Freud, bres, coloración de casas, símbolos familiares, etc.
de la que extrae el concepto de inconsciente psí La estructura del grupo es una realidad omnipre
quico. En él situará ese «invariante colectivo» sin sente entre ellos que sirve para introducir un or
crónico (no histórico) que es la estructura,. Cabe den — inconsciente y arbitrario— en su sociedad.
citar también las teorías de Marx entre los recursos Así, también, en las Estructuras elementales del
integrados por Lévi-Strauss. Situará la estructura parentesco, Lévi-Strauss pretende que las diversas
cultural entre la infraestructura económica y la su normas represivas del incesto tienen el sentido de
perestructura ideal como mediadora entre la mate ordenar o encajar en una estructura el hecho na
ria y el espíritu, entre naturaleza y cultura. La mú tural de la consangüineidad y a la vez diferenciar
sica, por fin, que cultivó en su infancia, deja una el grupo respecto del exterior.
huella en su obra. El mito, como las composicio ¿Qué es, pues, la estructura? Algunos autores no
nes musicales, adquiere su sentido, no por la «des le reconocen más que una significación metodoló
codificación» de sus sonidos y símbolos, sino por gica de diversa aplicación. Otros la interpretan al
las minuciosas estructuras que los entrelazan. Mú modo de las formas a prior i kantianas. Los hay, en
sica y mitos son expresables en proporciones ma fin, que les confieren un carácter ontológico: serían
?QS RAFAEL CAMBRA
EL PRESENTE Y EL FUTURO
un tipo de realidad invisible presente en todas las
relaciones sociales. En cualquier caso ha de verse
en ellas una especie de rejilla ordenadora que se
intercala entre naturaleza y cultura, permitiendo su
unificación y creando un margen de independencia
mutua entre la infraestructura (condiciones geográ
ficas, medio ambiente...) y la superestructura (mi
tos, ideologías).
El proyecto más ambicioso del estructuralismo
estriba en la unificación de las ciencias a través
de su visión del espíritu. Mediante la noción de
estructura, producto del trabajo inconsciente del
espíritu, pretende Lévi-Strauss reorganizar en un
sistema las ciencias del espíritu: la lógica natural
del hombre, descubierta en las estructuras mate
máticas de su espíritu, nos depara la clave más efi
caz para conocer el hombre y la sociedad. Más allá
de estos límites pretende la unificación de todas
las ciencias en. razón de su ecuación pensamiento/ La reacción vitalista y existencia! con que se ini
estructuras (el pensamiento es parte del cosmos): ció nuestro siglo constituyó, sin duda, un impor
todas las ciencias pueden sistematizarse a partir tante paso hacia una visión realista del Universo.
de las matemáticas; entre ellas las diferencias son El espiritualismo y el pensar metafisico que durante
de orden natural o material. los últimos siglos se mantuvieron a la defensiva frente
El estructuralismo, como tantos otros sistemas a los ataques del materialismo, del determinismo —de
modernos, conlleva la extralimitación de un hallaz la orgullosa concepción racionalista en suma— , pare
go metodológico apto para el estudio de determi cieron durante la primera mitad de este siglo tomar
nadas realidades humanas (lenguaje, culturas pri la ofensiva y penetrar resueltamente en el propio campo
mitivas) hasta universalizarlo en toda una cosmo- de las ciencias físico-matemáticas. Si. a principios de
visión. Entraña, además, una contradicción análo siglo los filósofos se disculpaban de serlo y procuraban
ga a la del historicismo de Spengler: si cada «Kul- aparecer como científicos experimentales, a mediados
tur» nace y muere cuasi biológicamente, incomuni del mismo los científicos tenían que ser filósofos y
cable para las demás (Foucault), ¿cómo podrá nin hacían culminar sus obras en un capítulo filosófico,
gún autor penetrar hasta el fondo estructural que a menudo espiritualista. La crisis del racionalismo
las explica y enlaza? positivista supuso la remoción de un gran obstáculo
que se oponía a la búsqueda abierta y sincera de la
verdad. Era como un cristalino colocado ante las inte
ligencias, que orientaba su acción en un sentido cuya
radical inadecuación se puso de manifiesto.
300 RAFAEL GAMBRA HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 301
Hemos asistido, ya en la plenitud de nuestro si* Volvamos por un momento, a nuestro ejemplo del
glo, a un renacimiento de la metafísica en sistemas lago: si al observador que otea el fondo oscuro de
de profunda penetración intelectual. Sin embargo, las aguas se le impone un esquema o prejuicio falso
estos sistemas permanecen hoy un tanto desconecta de lo que allí ha de ver, cuanto descubra lo encajará
dos en el contexto de nuestra cultura, como aislados como manifestación de ello, invalidándose así su
o colgados de sí mismos como fruto de una mera obra. La destrucción de este prejuicio le liberará de
labor de especialistas. Si se comparan en su papel ese fracaso forzoso, y a ello corresponde la destruc
e influencia con las grandes construcciones teológi- ción de la concepción racionalista, que hacía las ve
co-filosóficas de la Edad Media salta a la vista su ces de ese esquema previo. Sin embargo, en nuestro
falta de relación viva con un sistema cultural de lago había un principio de orientación y de guía—la
ideas y de creencias. idea de la ciudad sepultada en su fondo— principio
La raíz de esta incapacidad actual de la filosofía .que no era fruto de un capricho casual o de una idea
para coronar y. coordinar el sentido de la cultura dominante en una época, como aconteció con el ra
está seguramente en la pérdida, en los albores de la cionalismo, sino producto de una iluminación supe
Edad Moderna, de algo que era como el germen para rior, de una fe que era de común aceptación en aquel
la fecundación y desarrollo de nuestra civilización* medio cultural y germen de su civilización. La fe no
Podemos observar ahora, en una mirada retros predeterminará el contenido de la filosofía, pero será
pectiva, cómo las grandes figuras de la filosofía no hito de orientación para que las miradas no se pier
han surgido aisladamente en cualquier pueblo o am dan en estériles y desesperantes sondeos. De hecho,
biente, sino que se han sucedido en el seno de la cul nunca se ha dado una tradición filosófica constructi
tura grecolatina, primero, y de la cristiana, después* va sin este ambiente previo, y de él, precisamente,
fuentes ambas de una tradición filosófica de muchos está necesitada la filosofía en su coyuntura actual.
siglos de desarrollo. Ello se explica porque ese me Pero, en el conjunto de la cultura, las circunstan
dio cultural se asentaba en un esquema básico de cias han variado hoy de frente. La secularización y el
la realidad que constituía una comunidad de ideas abandono de la unidad religiosa, qúe en un tiempo
y de creencias. Para la cultura clásica este esquema se estimaron como el medio de acabar con las luchas
se reducía a la dualidad y la tensión entre el mundo religiosas, aparecen hoy como los grandes males qué
imperfecto y móvil de las cosas concretas y el togos abocan al mundo a situaciones sin salida. En el te
o esfera superior inteligible. Este dualismo fue con rreno de la ciencia, la hipertrofia (por «monoculti
firmado, en su raíz última, por la concepción cristia vo») de su desarrollo ha convertido en problemáti
na del mundo que daba así una prueba de su ver cos todos los aspectos del existir humano y ha plan
dad fundamental, aunque concretando y ampliando teado la posibilidad ^de una destrucción de la vida
aquel esquema con las determinaciones positivas de humana global, víctima de su propia técnica. En el
un orden sobrenatural. La época cristiana es, así, he campo de la política, al paso que decae la fe en el
redera y continuadora en el plano cultural de la gre Estado liberal y democrático, media Europa y casi
colatina, y ambas forman la columna vertebral de la toda Asia se han visto sometidos al más feroz de los diri-
cultura humana y la patria de la filosofía. gismos.
HISTORIA SENCILLA DE LA FILOSOFÍA 303
302 RAFAEL GAMBRA
A Brentano, 263.
Buenaventura, San, 160.
Abelardo, 139, Buridán, 162.
Agustín, San, 122.
Alberto Magno, San, 150.
Alembert, J. d’, 217.
Alfarabi, 145.
C
Alfonso X el Sabio, 147.
Alkendi, 145. Camus, 274.
Althusser, 294.
Carnap, 293.
Amor Ruibal, 290.
Anaxágoras, 49. Casiodoro, 129.
Cicerón, 99.
Anaximandro, 48. ■Cleantes, 87.
Anaxímenes, 48.
Cohpn, 268.
Anselmo, San, 134. Comte, 217.
Antístemes, 63. Condillac, 209.
Aristipo, 63.
Aristóteles, 72.
Averroes, 145.
Avicena, 145.
D
* 0 2 3 2 *