La fotografía como representación de la vida cotidiana es una herramienta clave en la interpretación de historias que se pretenden contar. Todo es un juego de sensibilidad, de la luz para lograr un equilibrio y del fotógrafo dependiendo de qué quiere presentar. Es primordial concebir una composición al momento de tomar una foto, ya que en esta recaen las maneras de interpretar la imagen; como en las pinturas antiguas, el artista tenía un objetivo en mente en el instante en el que creaba su obra; así mismo lo hace el fotógrafo, este debe tener en cuenta la organización de los objetos en el espacio que considera apto para retratar para mostrar lo que desea y que no sea un acto del devenir. El valor de los momentos se da gracias a la presentación de todos los factores cuando están en armonía entre sí y permite congelar los momentos en el tiempo. La percepción del mundo ante el concepto de fotografía no tiene un lenguaje definido, lo cual no permite al espectador divagar frente a las interpretaciones del mundo sino admirar y entender lo que el fotógrafo buscaba exponer. En cuanto a mi experiencia, la fotografía es como todo en la vida; es decir, necesita de practica y del ensayo- error para ser seres asiduos en el tema; así pues, el fotógrafo debe desarrollar su sensibilidad para generar productos que generen sentimientos en las personas que los ven, como también es importante saber a qué tomarle foto y si realmente esa escena transmite lo que yo deseo con todos sus aspectos. El enfoque de mis fotografías va más a la admiración de los elementos con los que interactuamos día tras días sin percatarnos de su gran belleza cuando se encuentran en el encuadre correcto y en la importancia que tienen los detalles al contar una historia. Cuando se realizan fotos en lugares abiertos siempre hay sorpresas, porque no se pueden controlar los factores que contiene la imagen, lo que se hace es buscar un momento en el que el caos de la cotidianidad se disponga ante nuestro lente y nos permita capturar ese pequeño fragmento de tiempo en el cual todo encaja en nuestra fotografía. Para mí la fotografía podría clasificarse como empirista, ya que se aprende desde el experimentar y el hacer. Desde esta afirmación me gustaría aclarar que, así como al primer intento se logran grandes objetivos, no siempre pasa esto. Y eso me pasó a mí, en la primera salida logré mejores resultados que en la segunda, pero todo esto me llevó a ser más consciente de todo lo que influye en el momento de detener el tiempo en una captura y son conceptos que no se deben olvidar si se quiere mejorar y tener grandes resultados. Finalmente, mi punto de vista frente a todo lo que abarca este texto es que, así como un artista comparte una experiencia y varios sentimientos a partir de una técnica, con todos los aspectos situados en un tiempo y un momento exacto; lo mismo hace el fotógrafo, aunque su resultado pueda ser masificado sólo habrá una persona que logró esos resultados en el tiempo específico.