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La conquista española de América

La conquista de América y su posterior colonización, fue un emprendimiento gigantesco, que sin


duda alguna cambió los rumbos de la civilización occidental. Esta obra, cuyas marcas principales
están directamente relacionadas con la expansión marítima y comercial llevada a cabo por los
países ibéricos (Portugal y España) a finales del siglo XV, se realizó con la pérdida de millones de
vidas y el exterminio completo de muchas civilizaciones indígenas.
La conquista de América por los españoles, Si por un lado el Nuevo Mundo representaba un “El
Dorado” de oportunidades para europeos ávidos por riquezas y metales preciosos (oro, plata y
cobre), por otro se transformó en un verdadero infierno y en una dolorosa prueba para aquellos
que se sometieron por la fuerza, al yugo Dominador de las naciones europeas, especialmente de
España.
La colonización española de américa comenzó en 1493, cuando Cristóbal Colón (un año después
de haber aportado en la isla de Hispaniola, actual Santo Domingo, capital de la República
Dominicana) fundó la colonia de Natividad. A partir de ahí, se inició de modo irreversible el
embrión de aquel que se transformaría en uno de los mayores imperios del mundo: El Imperio
Español en América.
Después de algunos contactos amistosos al inicio de la colonización, la relación entre españoles y
gentiles de la tierra sufrió una transformación que, caracterizó por así decir, el tipo y la mentalidad
colonizadora desarrollada por España. La búsqueda de riquezas y la conversión de los indios al
cristianismo fueron, entre otros factores, las bases motivadoras del proyecto colonial en territorio
americano.
El segundo objetivo era constantemente utilizado para enmascarar el primero y en busca de éste,
innumerables atrocidades se cometieron contra los pueblos dominados. La cruel matanza de
indígenas, así como la codicia y la sede española por metales preciosos, fue muy bien retratada por
Frei Bartolomé de Las Casas (testigo ocular de tales acontecimientos), que jamás quedó callado
ante el trato inhumano dispensado por los colonizadores a los pueblos nativos
Una opinión diferente de aquella manifestada por Las Casas, nos es suministrada por Vicente
Tapajós en su libro Historia de América. Este autor, al abordar las fases iniciales de la conquista y
de la colonización prácticamente no toca en el morticamiento practicado por los españoles contra
los pueblos nativos, y cuando lo hace, se utiliza de un lenguaje despectivo hacia los indígenas. En
algunos puntos su visión eurocéntrica de la conquista es evidente:
“A fin de protegerse y evitar la reacción de los Incas, Pizarro aclamó al sucesor del” Emperador “,
el tercer hijo de Huaina Capac, llamado Toparca, y con su protección entró en Cuzco, capital del
Imperio. La actitud de los españoles acabó por provocar la revuelta de los salvajes, sofocada por
los conquistadores “. (Tapajós, 1968: 83).
En vez de abordar la colonización por el sesgo del exterminio indígena (como lo hizo Las Casas),
Tapajós prefirió defender la tesis de que los primeros momentos en América fueron de poca paz
debido a divergencias existentes entre los propios colonizadores, así como causados por
desaciertos ocurridos En el proceso de administración de las tierras conquistadas. Esto queda claro
en el siguiente pasaje:
“Colón se equivocó desde el principio como administrador. Uno de sus primeros errores fue el
nombramiento de su hermano, Diego, para sustituirlo, mientras se ponía en una expedición
exploradora. Al volver se encontró una situación difícil de resolverse “.
Otro autor J.H. Elliot, aborda de forma crítica tanto los errores administrativos de la familia
Colombo, así como el exterminio de los nativos por la crueldad, el hambre, el trabajo forzado y los
malos tratos a los que se les sometió:
“La familia de Colón que tenía jurisdicción sobre las islas, se reveló no estar a la altura de la tarea.
En calidad de genoveses adventicios, comenzaron en desventaja natural, y por temperamento ni al
almirante, ni sus hermanos, estaban preparados para lidiar con la indisciplina endémica de una
banda de españoles, cuyo único pensamiento era la riqueza fácil “..
En cuanto a los indígenas, de acuerdo con Elliot:
“El establecimiento formal del trabajo forzado para la población nativa, apenas precipitó un
proceso que ya se estaba volviendo catastrófico – su total extinción.
Se percibe que hay una concordancia entre Las Casas y Elliot en lo que se refiere al mal trato
dispensado por los colonizadores españoles a los gentiles de la tierra. Sin embargo Las Casas es
más enfático en sus críticas, que muchas veces asumen un tono de denuncia acalorada:
(…) los españoles entraban en las aldeas, burgos y aldeas no ahorrando ni niños y viejos, ni
mujeres embarazadas y parturientas y les abrían el vientre y hacían en pedazos (…). Siempre
matando, incendiando, quemando, tostando a los indios y lanzándolos a los perros (…) y
asesinaron a tantas naciones que muchos idiomas llegaron a desaparecer por no haber quedado
quien los hablara (…) y sin embargo allí habrían podido vivir como En un paraíso terrestre, si no
hubieran sido indignos”.
No acostumbrados al modo de vida de los europeos que se basaba en una existencia sedentaria,
los indígenas simplemente tendían a no soportar tanta diferencia entre una cultura y otra.
De esta forma, el choque entre ambas se volvió inevitable y la reacción indígena asumió las más
variadas formas: hostilidad, guerra, Suicidios en masa, movimientos de resistencia religiosa, etc.
Al referirse a la extinción casi completa de la población nativa de la isla de Hispaniola, Elliot nos
da un ejemplo extremadamente lúcido de lo que representó para los indígenas, el contacto con los
españoles:
“En veinte años, desde el desembarque de Colón, la población de esa isla densamente habitada
había sido casi barrida por la guerra, las enfermedades, los malos tratos y el trauma resultante de
los esfuerzos de los invasores para obligarla a aceptar modos de vida y comportamiento
totalmente Desvinculados de su experiencia anterior.
Pero, ¿cuáles fueron los motivos (además, por supuesto, de la obsesión por riquezas y metales
preciosos) que llevaron a los españoles a adoptar un comportamiento bárbaro y cruel en relación a
los pueblos nativos? Para entender tal escenario, hay que volver un poco en el tiempo,
retrocediendo por intermedio del mismo hasta los primordios de la colonización española en
América.

La llegada de Cristóbal Colón a este continente ocurrió en 1492, en el mismo año en que moros y
judíos habían sido definitivamente expulsados de España. Este país pasaba en esta época por un
período de transición política, a través de la unificación de los reinos de Aragón y Castilla, hecho
que se dio después del matrimonio de los reyes católicos Fernando e Isabel.
Por otro lado, todas esas novedades hacían que España, en su génesis como país unificado,
sufriera un proceso de acomodación de fuerzas y de adaptación a una situación inusitada, que el
destino le había proporcionado.
Guiada desde el principio por la búsqueda de riquezas, la política colonial española se inserta
perfectamente dentro de los conceptos mercantilistas que dominaban la economía europea en el
período de la expansión ultramar. A su vez, el principio del metalismo (que establecía que la
riqueza de una nación era medida por la cantidad de oro y plata que la misma poseía), aliado al
bulhonismo (que defendía la tesis de que los países necesitaban tener una balanza comercial
favorable) , Dieron origen al modelo económico que moldeó la configuración político-
administrativa de España en relación a su Imperio Colonial Americano.
Tan pronto se descubrieron las minas de oro y plata en Perú y México, la corona española
comenzó a explotarlas, utilizándose para ello de la mano de obra indígena. A partir de ahí, se
organizó un vasto sistema de explotación económica, que se basaba en la servidumbre y la
esclavitud de los gentiles de la tierra.
El trabajo forzado se mostró perjudicial a los indios, ya que los mismos no estaban acostumbrados
a una existencia calcada en el trabajo sistemático y en el sedentarismo impuesto por los europeos.
Se suman a eso las enfermedades típicas del hombre blanco, el sadismo y el instinto bestial de los
colonizadores y el resultado obtenido fue la muerte incontenible de millones de indígenas, así
como la desaparición completa de muchas civilizaciones.
Tiene razón Frei Bartolomé de Las Casas, al afirmar que la historia de la conquista y colonización
de América, fue una obra escrita con sangre. Comportándose como verdaderos tiranos, los
españoles ciegos por la codicia y la avaricia, no midieron esfuerzos para alcanzar sus objetivos
coloniales. La cuenta de esa sana conquistadora, fue pagada por los pobres nativos con el
segamiento precoz de sus vidas. Sin embargo, para los colonizadores eso no tenía la menor
importancia, pues una vez que sus intentos, incluso los más espumosos, fueran plenamente
satisfechos, las demás cosas en nada les interesaban.
La conquista de América fue una de las conquistas españolas, mas importantes si no la más
importante en su historia .
Los viajes de Cristóbal Colón (1492-1504) proporcionaron a la corona
española tierras, nuevos súbditos y oro. Sin embargo, muy pronto el proyecto
colombino, consistente en instalar factorías en las Antillas, fue sobrepasado
por los hechos, los intereses de la corona y de los compañeros de Colón. La
dimensión de los nuevos dominios y las excesivas atribuciones otorgadas al
Almirante en las Capitulaciones de Santa Fe, provocaron un giro en la
política de los Reyes Católicos. Una empresa originalmente privada, bajo
responsabilidad de Colón, se transformó en un proyecto de colonización,
explotación económica y evangelización, sustentado por la monarquía. Por
una parte, se autorizó la intervención de particulares en la exploración y
conquista de nuevos territorios, y por otra, la corona se reservó el derecho de
administrar las flamantes posesiones y nombrar funcionarios que velaran por
los intereses reales. Expresión de esto último fue el envío de Nicolás de
Ovando como gobernador de La Española en 1502, el cual arribó al frente de
2.500 personas que venían a asentarse en la isla. En España, mientras tanto,
se creaba la Casa de Contratación en 1503.

Las Antillas constituyeron la primera colonia española en América. Se


fundaron numerosas ciudades y aldeas, siendo Santo Domingo la más
importante; se dispuso que los nativos debían trabajar para los españoles
mediante diversos sistemas laborales, como el repartimiento y la encomienda
se crearon instituciones y cargos administrativos, como la Real Audiencia de
Santo Domingo en 1511; y se enviaron misioneros para que adoctrinasen a la
población nativa en la religión católica.

La base económica de esta colonia fue el oro que se obtenía en los ríos.
Durante las dos décadas iniciales del siglo XVI se extrajeron unos 15.000
kilos de este valioso metal y se enviaron a la corona remesas importantes
correspondientes al impuesto del quinto real sobre este producto. No
obstante, este metal precioso se agotó rápidamente y ya a principios del siglo
XVI hubo que buscar otras fuentes de subsistencia. De esa manera, se
potenció el desarrollo agrícola, combinando productos autóctonos (mandioca,
frutas, etc.) con semillas traídas desde Europa (trigo).

El agotamiento de los lavaderos de oro, la caída de la población indígena y la


creciente emigración de los colonos hacia otras regiones de América,
obligaron a buscar soluciones para retener a la población española en las
Antillas y mejorar las condiciones de vida. En ese contexto apareció en
escena un producto que marcó para siempre el destino de las Antillas: el "Rey
Azúcar". En efecto, la caña de azúcar se había adaptado extraordinariamente
bien al medio ambiente antillano y en Europa aumentaba la demanda por este
artículo. A partir de 1520 los ingenios azucareros se multiplicaron y
aumentaron sus rendimientos. Las cada vez mayores cantidades de azúcar
producidas requerían de gran cantidad de mano de obra, lo cual se resolvió
mediante la importación masiva de esclavos negros provenientes de África.
Desde entonces, el azúcar y la población negra, con sus tradiciones, penurias
y ritmos, son inseparables de la historia antillana.

El objetivo que más tardó en concretarse fue la evangelización de los


indígenas. Durante el ciclo colombino hubo muy pocos religiosos que
integraron los viajes de exploración y, por lo tanto, la conversión de los taínos
no pasó de ser una quimera. Recién con el establecimiento de las Órdenes
Religiosas de los Mercedarios, Franciscanos y Dominicos en La Española, en
la primera década del siglo XVI, se promovió más activamente la
cristianización. Pero a esas alturas, la realidad era dramática, pues casi no
quedaban indígenas por convertir a la fe católica. En vista de ello, los
Dominicos alzaron su voz en contra de los abusivos sistemas laborales a que
eran sometidos los aborígenes y criticaron el pesado tributo que debían
entregar a las autoridades de la corona. Emergieron así las figuras de Antón
de Montecinos y Fray Bartolomé de las Casas, quienes dedicaron su vida a la
defensa del desamparado indígena.

Podemos concluir que el asentamiento español en las Antillas tuvo


consecuencias fatales para la población taína, la cual pagó el precio más alto
de todo el proceso de conquista de la América Indígena. También sentó las
bases de lo que sería el mestizaje entre indígenas, europeos y africanos que,
en última instancia, generó la cultura y la sociedad características de nuestra
América Latina.

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