Está en la página 1de 31

LECCIONES DE RESPONSABILIDAD CIVIL.

CONCEPTOS GENERALES.

OBLIGACION INDEMNIZATORIA AQUILIANA

Señalamos que la nota característica de la obligación


indemnizatoria contractual era la preexistencia de un vínculo
entre las partes.
En la responsabilidad extracontractual no hay relación
previa alguna entre los sujetos deudor y acreedor de la
obligación de reparar el perjuicio causado. El nexo
obligacional se establece en el momento mismo en que el acto
ilícito ocurre.
No se aplica la previsión del artículo 509 del Código
Civil a este tipo de hechos, ya que se incurre y queda
constituido en mora el deudor cuando provoca la lesión.
De esta manera nos introducimos en el marco de aquellas
acciones que generan responsabilidad civil ante la comisión o
el acaecimiento de actos ilícitos.
Qué entendemos por acto ilícito? Una primera reflexión nos
permite acercarnos a su definición asociando lo que ya hemos
visto al efectuar el análisis del artículo 1066 del Código
Civil. También debemos tener presente lo expresado en relación
al artículo 898. Lo ilícito tiene que ver con todo hecho o
conducta contraria a derecho y a ello nos referimos cuando
desarrollamos el tema de la antijuridicidad como requisito de
la responsabilidad. Es ésta la acepción amplia del término
ilícito.
En sentido restringido -que es el que particularmente nos
interesa en el ámbito de la responsabilidad aquiliana- hablamos
de acto ilícito como fuente de obligaciones. Como tal presenta
caracteres que lo identifican el ser voluntario, dañoso,
atribuible a su autor por un factor de imputación subjetivo –
dolo o culpa- y del que se pueda demostrar un nexo causal
adecuado con el perjuicio producido. No puede soslayarse aquí,

1
lo dicho respecto a la regulación del artículo 907 en relación
a los hechos involuntarios que por excepción generan
responsabilidad.
Cabe señalar que hay casos de causalidad sin imputabilidad
como los generados por menores de 10 años, o por los dementes
que actúan fuera de los intervalos lúcidos. Es interesante en
este sentido la disposición del artículo 1070 in fine, en el
que se responde o bien por cuestiones de equidad (acorde al
907) ó por responsabilidad refleja conforme lo establece el
artículo 908.
“No se reputa involuntario el acto ilícito practicado por dementes en
lúcidos intervalos, aunque ellos hubiesen sido declarados tales en
juicio; ni los practicados en estados de embriaguez, si no se probare
que ésta fue involuntaria” (artículo 1070, C.C.).

Su redacción reafirma que la capacidad es la regla general


de nuestro ordenamiento. Por ello establece que el acto en el
que participa un demente durante un intervalo lúcido es
voluntario y de igual manera lo es el ejecutado por un sujeto
embriagado. De este modo invierte la carga de la prueba y
obliga al presunto responsable a demostrar que no actuó lúcido
o que la embriaguez no fue buscada o aceptada. En todo caso
bebió un líquido pensando que era agua y en realidad contenía
una bebida con una enorme graduación alcohólica.
Si el acto ejecutado fuera considerado involuntario
debiéramos remitirnos a los artículos 907 y 908, y con
fundamento en ellos y probados sus extremos, determinar al
legitimado pasivo.

ACTOS ILICITOS. ESPECIES. DELITO Y CUASIDELITO

Qué especies de actos ilícitos generan la obligación de


reparar? Acorde al elemento subjetivo que guíe la conducta del
sujeto que provoca la lesión a las cosas, los derechos o a la
persona de otro, es posible distinguir dos especies de actos
ilícitos, que identificamos como delitos y cuasidelitos.
El delito está descripto en el artículo 1072 y supone

2
haber obrado con dolo delictual o, tal como se indica, “a
sabiendas y con intención de dañar”.
“El acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la
persona o los derechos de otro, se llama en este Código “delito”
(artículo 1072, C.C.).

El delito es, entonces, el acto ilícito dañoso cometido


con dolo.

Cuando se comete un delito surge la responsabilidad civil.


Nace la obligación de indemnizar la lesión provocada por parte
del autor de dicha conducta dañosa, frente a la víctima del
mismo.
El artículo 1077 prescribe,
“Todo delito hace nacer la obligación de reparar el perjuicio que por
él resultare a otra persona”.

El artículo 1109, sumamente relevante en el ámbito de la


responsabilidad civil que, como ya señaláramos, reglamenta el
artículo 19 de la Constitución Nacional, nos plantea tantas
lecturas como aristas de análisis. Sin embargo podríamos
sintetizarlo diciendo que, siempre que se ocasiona un daño se
impone indemnizarlo. Esto es, frente a la lesión a un derecho
surge el deber de reparar.
“Todo el que ejecuta en un hecho que por su culpa o negligencia
ocasiona un daño a otro, está obligado a la reparación del perjuicio.
Esta obligación es regida por la mismas disposiciones relativas a los
delitos del derecho civil…” (artículo 1109, C.C.).

La obligación indemnizatoria que aquí se establece deriva


de una conducta culposa, que supone falta de intención o de
diligencia en el obrar y por eso se diferencia de aquellos
casos en donde se actúa con dolo. Se habla así de cuasidelitos.
De todos modos, se actúe con o sin intención de causarlos,
siempre que haya perjuicio, éstos deben ser resarcidos.
El cuasidelito es el acto ilícito dañoso cometido con
culpa.
Luego de acaecido el acto ilícito, tanto el dolo como la

3
culpa pasados pueden dispensarse, porque los daños derivados de
esos actos hacen nacer en la víctima derechos, que por su
naturaleza jurídica son creditorios, de orden patrimonial y
absolutamente disponibles. Resulta obvio que no es posible la
dispensa anticipada ante la inexistencia de vínculo
contractual.

EFECTO UNICO PARA LOS TRES TIPOS DE RESPONSABILIDAD.


El efecto jurídico normal de la responsabilidad civil está
plasmado en el artículo 1083. En él se regula cuál es la
obligación que deriva del incumplimiento dañoso de un deber
genérico o específico. Esto es, hay que reparar o indemnizar el
perjuicio causado, con opción reservada al acreedor de la
obligación, es decir al titular del derecho subjetivo por su
calidad de víctima o lesionado. Es a él a quien hay que
intentar borrarle el menoscabo sufrido, primero en especie y
luego en dinero o, directamente en dinero, si él mismo así lo
decide. Podemos asimilar esta previsión a una obligación
alternativa a la que calificaremos como impropia porque quien
ejerce el derecho de elegir la prestación a cumplir es el
acreedor.
“El resarcimiento de los daños consistirá en la reposición de las
cosas a su estado anterior, excepto si fuera imposible, en cuyo caso
la indemnización se fijará en dinero. También podrá el damnificado
optar por la indemnización en dinero” (artículo 1083, C.C.).

EXTENSION DEL RESARCIMIENTO.


Cuando por omisión, negligencia, imprudencia o impericia
se provoca un daño en el marco de la responsabilidad
extracontractual, el autor de dicha conducta está obligado a
resarcirle a la víctima las consecuencias inmediatas y las
mediatas.
El obrar doloso en la comisión del acto ilícito dañoso
impone al victimario reparar, además de las consecuencias
inmediatas y mediatas, las casuales. La intención guía la
acción y, por esto mismo, es que media dominio del curso causal
orientado a provocar un perjuicio. La previsibilidad subjetiva

4
genera esta carga indemnizatoria porque, supera incluso, a la
previsibilidad objetiva.
En el dictado de las clases con mucha frecuencia
acostumbro ilustrar a los alumnos señalando que si la
responsabilidad civil constituyera, como estructura, un
edificio de propiedad horizontal, el piso de la responsabilidad
extracontractual es el techo de la responsabilidad contractual
en términos de extensión del resarcimiento.
En esa construcción que no es más que un diagrama
conceptual como dispositivo didáctico identifico la planta baja
como el espacio que ocupa la responsabilidad contractual en el
que el piso está constituido por las consecuencias inmediatas
(siempre indemnizables) y el techo lo conforman las
consecuencias mediatas. En el primer piso se ubica la
responsabilidad extracontractual, cuyo piso lo integran las
consecuencias inmediatas y mediatas, en tanto el techo lo ponen
las consecuencias casuales.
La doctrina y la jurisprudencia identifican al sistema
extracontractual como el de la reparación integral, por ser el
que habilita la más amplia indemnización, al abarcar los tres
tipos de consecuencias previstas por el ordenamiento jurídico
privado y alcanzar tanto al daño patrimonial en sus dos rubros
(daño emergente y lucro cesante) como así también al daño
moral.
DIFERENCIAS EN CUANTO A LA EXTENSION DEL RESARCIMIENTO POR
CUASIDELITOS Y POR DELITOS.
Acorde al sentido común como principio orientador de
nuestros razonamientos, el legislador ha plasmado en la ley
atenuantes para quienes son autores o partícipes de un acto
ilícito siempre y cuando no haya sido su intención causar
perjuicio. En los artículos 1109 y 1069, segundo párrafo se
pone de manifiesto la diferente regulación a aplicar en estos
casos.
“Artículo 1109.Todo el que ejecuta un hecho, que por su culpa o
negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la reparación
del perjuicio. Esta obligación es regida por las mismas disposiciones
relativas a los delitos del derecho civil.

5
Cuando por efecto de la solidaridad derivada del hecho uno de
los coautores hubiere indemnizado una parte mayor que la que le
corresponde, podrá ejercer la acción de reintegro”.

El artículo prevé en los cuasidelitos, aquellos supuestos


en los que participan una pluralidad de sujetos para provocar
una lesión a una víctima y dispone que todos quienes hayan
intervenido deben responder solidariamente ante ella. Luego, si
uno solo de ellos procedió a cumplir la obligación, en el
segundo momento del funcionamiento lógico de este tipo de
obligaciones, es posible la acción de reintegro entre los co-
deudores.
Para marcar diferencias, los artículos 1081 y 1082 niegan
la acción de reintegro, aunque la obligación será solidaria y
plurisubjetiva pasiva frente a la víctima cuando varios sujetos
obrando con dolo causen la lesión. Se prohibe la acción de
regreso entre los codeudores. El argumento para negarla lo
encontramos en una de las máximas del derecho: nadie puede
invocar su propia torpeza y aquí, lo único que puede esgrimir
quien cometió un delito es haber planificado causar un daño.

“Artículo 1081. La obligación de reparar el daño causado por un


delito pesa solidariamente sobre todos los que han participado en él
como autores, consejeros o cómplices, aunque se trate de un hecho que
no sea penado por el derecho criminal”.
“Artículo 1082. Indemnizando uno de ellos todo el daño, no
tendrá derecho para demandar a los otros, las partes que les
correspondieren.”

El juez está facultado por el artículo 1069, si ha mediado


un cuasidelito y aún sin plurisubjetividad pasiva, a tener
particularmente en cuenta la situación del deudor y puede por
una cuestión de justicia y equidad, considerar su patrimonio
para disminuir el monto indemnizatorio. Respetuoso es citar
aquí la opinión del Dr.Bibiloni, quien al analizar este
artículo expresaba que la justicia nunca puede manifestarse
tuerta. Todo lo contrario, debe actuar siempre con sus dos
ojos, bien abiertos, con uno mirando la víctima y con el otro
al victimario. Caso contrario se vulneraría el fin de la

6
previsión legal ya que de resultas de un actuar culposo el
obligado a indemnizar quedaría expuesto a una situación ruinosa
que le impediría aportar a la subsistencia de su familia y a su
propio proyecto de vida.
“Artículo 1069. El daño comprende no sólo el perjuicio
efectivamente sufrido, sino también la ganancia de que fue privado el
damnificado por el acto ilícito, y que en este código se designa por
las palabras “pérdidas e intereses”.
Los jueces, al fijar las indemnizaciones por daños, podrán
considerar la situación patrimonial del deudor, atenuándola si fuere
equitativo; pero no será aplicable esta facultad si el daño fuere
imputable a dolo del responsable”.

EXIMENTE.

Interrumpe siempre el nexo de causalidad el caso fortuito


o fuerza mayor, que constituyen cursos causales ajenos,
extraordinarios e imprevisibles, que funcionan como eximentes
generales de responsabilidad. Asimismo, corta o interfiere en
forma total o parcial el nexo causal, la culpa de la víctima.

ANALISIS NORMATIVO.
La regulación legal de esta especie de responsabilidad
incluye varias normas (artículos 1066 a 1112) cuyo significado
y alcance ya ha merecido nuestra atención al momento de
estudiar la tesis unitaria de la responsabilidad civil. Así,
señalamos que el artículo 1066 del Código Civil delinea la
antijuridicidad en tanto que los artículos 1067 a 1069 hablan
de daño.
En el artículo 19 de nuestra carta magna está enunciada la
regla constitucional que nos reconoce el derecho sustancial de
actuar conforme a la ley (actos lícitos). Nuestras conductas
deben ajustarse a las prohibiciones legales y, como principio,
todo lo que no está prohibido está permitido. Lo que está
prohibido es ilícito. Si la opción del sujeto es actuar aún a

7
pesar de la prohibición tiene que estar advertido que si
provoca un perjuicio el mismo debe ser reparado. Su conducta
será reprochable
Es la ley, en sentido material, la que condiciona nuestros
actos prohibiendo lo que considera socialmente inconveniente
(ANTIJURIDICIDAD FORMAL). Es esto lo que prescribe,
precisamente, el artículo 1066, que reglamenta también al
artículo 19 de la Carta Magna, y nos señala cuándo se actúa
contra una prohibición legal.
“Ningún acto voluntario tendrá el carácter de ilícito, si no
fuere expresamente prohibido por las leyes ordinarias,
municipales o reglamentos de policía; y a ningún acto ilícito se
le podrá aplicar pena o sanción de este Código, si no hubiere
una disposición de la ley que la hubiese impuesto.”

Una correcta interpretación nos lleva a sostener que los


actos voluntarios para ser ilícitos y merecer sanción, deben
estar prohibidos por una ley. Ante la carencia de previsión
legal el acto voluntario será siempre lícito, permitido y el
autor del mismo no podrá ser penado.
La doctrina ha elaborado un concepto de ANTIJURIDICIDAD
MATERIAL –que complementa el formal- teniendo en cuenta ciertos
estándares como la buena fe, la moral o las buenas costumbres.
Sostienen que, aunque una conducta no esté expresamente
prevista como prohibida en una norma, si queda enmarcada en una
regulación genérica como la de los artículos 953 ó 1198, por
ejemplo, la misma podrá quedar atrapada por la disposición e
igual será tildada de antijurídica.
La antijuridicidad es, entonces, un juicio de reproche que
el legislador formula contra un acto u omisión. No identifica
el autor de esa conducta. Este se individualizará por ser quien
ejecutó la acción o materializó la omisión, tema éste que
analizaremos con la imputabilidad.
La antijuridicidad –formal o material- puede ser,

 Querida (artículos 1072, 521, 506)

 No querida (artículos 511, 512, 1109, 1074)

8
Ello dependerá de la intención. Si se desea o se quiere
actuar en contra de la previsión legal o, por el contrario,
cuando sin pretenderlo se actúa con negligencia o imprudencia.
Recordamos que ya hemos asimilado -al otorgarle las mismas
consecuencias- el hecho involuntario ilícito del artículo 907
al acto voluntario ilícito del 1066.
Reiteramos que, en sentido restringido -que es el que
particularmente nos interesa en el ámbito de la responsabilidad
aquiliana- hablamos de acto ilícito como fuente de
obligaciones. Como tal presenta como caracteres que lo
identifican el ser voluntario, dañoso, atribuible a su autor
por un factor de imputación subjetivo –dolo o culpa- y del que
se puede demostrar el nexo causal adecuado con el perjuicio
producido.
En qué consiste la antijuridicidad cuando media un acto
ilícito? En la violación del deber genérico de diligencia del
902 o de no dañar a otro del 1109, ambos del Código Civil. Si
estas acciones que vulneran disposiciones legales causan,
además, perjuicio a un tercero, ya no son privadas sino que
pasan a conocimiento de los magistrados y serán juzgadas como
tales. Son casos de responsabilidad aquiliana, subjetiva o por
el hecho propio (responsabilidad extracontractual).

DAÑO.
El daño es la medida de la acción de daños y perjuicios
por la que se interpone el reclamo reparador.
En términos del artículo 1067 del Código Civil, el daño es
el requisito básico del ilícito punible, lo que significa que
para que la conducta pueda ser sancionada no sólo debe ser
antijurídica, sino también dañosa.

“No habrá acto ilícito punible para los efectos de este código,
si no hubiese daño causado, u otro acto exterior que lo pueda
causar, y sin que a sus agentes se les pueda imputar dolo, culpa
o negligencia”.

Qué es el daño? Cuándo hay daño? El daño es un perjuicio,

9
un menoscabo que se sufre y que puede consistir en una lesión
física, una lesión patrimonial, una afección espiritual o
psíquica, etc.
Una primera interpretación de la citada norma nos llevaría
a tener por sentado que sólo será ilícito y merecerá sanción,
aquél perjuicio que pueda atribuirse a quien realizó un acto
voluntario, que permita imputarle sus consecuencias a un sujeto
a título de culpa o dolo. La hermenéutica en la interpretación
de este sistema armónico y coherente de normas que constituyen
el Código Civil, nos impone colegir –máxime luego de la reforma
de la Ley 17.711-, que la regla en el ámbito de la
responsabilidad es que únicamente quedan abarcados los
supuestos de responsabilidad por el hecho propio, donde se debe
indemnizar la lesión provocada por haber obrado con culpa.
Aquí, culpa se utiliza como concepto amplio en el que queda
atrapado, además, el dolo. Se plasma así el principio general
de la responsabilidad civil aplicable al incumplimiento de una
obligación emergente de un contrato y a la comisión de un acto
ilícito que son de base subjetiva por asentarse en la previsión
del actuar de un sujeto (previsibilidad subjetiva, en tanto
operación intelectual de un sujeto de carne y hueso).
Las excepciones serán los casos de responsabilidad civil
objetiva o legal donde el obligado al pago de la indemnización
surge por su particular situación frente a otro sujeto o ante
una cosa riesgosa o viciosa –principal, dueño o guardián-,
quien responderá por un acto ajeno. No puede perderse de vista
que en estos casos el autor o responsable directo –de haberlo-
ha obrado necesariamente de manera culposa.
Aceptamos de este modo que, desde la óptica normativa, la
regla pareciera ser –aunque esto es una cuestión opinable-, la
responsabilidad subjetiva y la excepción la responsabilidad
objetiva. La mirada sociológica nos coloca ante otra realidad.
Con mucha habitualidad los supuestos fácticos que emanan del
laboratorio de la vida en esta sociedad moderna, tornan
operativo el paradigma de la responsabilidad objetiva. Daños en
accidentes de tránsito, por el uso de la tecnología y el avance

10
científico, perjuicios indemnizados por personas que no han
participado en el ilícito, otros derivados de las relaciones de
consumo, etc., son los que con demasiada frecuencia devienen en
acciones de reclamación.

ESPECIES DE DAÑO. DIRECTO E INDIRECTO.PATRIMONIAL Y MORAL


En el artículo 1068 está definido el daño y sus
características particulares que permiten completar el
concepto.

“Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio


susceptible de apreciación pecuniaria, o directamente en las
cosas de su dominio o posesión, o indirectamente por el mal
hecho a su persona o a sus derechos o facultades”.

Daño es perjuicio. Pero ese daño además tiene que ser


susceptible de apreciación pecuniaria. Es imprescindible poder
mensurarlo en dinero para ser indemnizado.
El artículo califica los daños en directo e indirecto.

 Directo, cuando recae sobre las cosas del dominio o


posesión de un sujeto.

 Indirecto, cuando recae sobre la persona misma, sus


derechos o facultades.

Surge evidente el deslinde de las dos esferas de


afectación de la lesión o perjuicio.

 Patrimonial

 Extrapatrimonial

Es patrimonial atento que la lesión se produce sobre cosas


(y las cosas pertenecen al patrimonio de las personas).
El texto legal dice “de su dominio o posesión”, para
referir que no se exige que se afecte un derecho real, sino que
puede ser también una relación fáctica como la posesión la que

11
se vea perturbada con la acción dañosa.
El daño es, entonces, patrimonial o directo cuando se
dañan o perjudican cosas, como el auto, la bicicleta, la casa.
Hay que reparar o indemnizar un menoscabo al patrimonio.
Cuando la esfera afectada es la extrapatrimonial, el daño
es el indirecto del artículo 1068. El perjuicio se produce
sobre la persona, derechos o facultades, lo que supone
generalmente una lesión psíquica o física –fractura de tobillo,
por ejemplo- que, además, genera una serie de padecimientos
anormales al espíritu. Es deber reparar aquí un daño moral o
extrapatrimonial. La particularidad de este daño es que está
vinculado a una afección extraordinaria a ciertos derechos
personales y/o personalísimos.
Habrá daño moral siempre que una conducta dañosa
interfiera o perturbe de modo extraordinario la manera de
sentir, actuar, de relacionarse y de pensar de un sujeto.
Un mismo hecho humano -voluntario e involuntario en los
términos del 907- puede generar daño patrimonial y
extrapatrimonial. Cualesquiera sea su naturaleza –físico,
psíquico, estético, material- las especies indemnizatorias
seguirán siendo sólo dos, patrimonial y extrapatrimonial y,
dentro del primero ha de resarcirse el lucro cesante y el daño
emergente en la medida en que se prueben.

RUBROS INDEMNIZATORIOS.
Es el artículo 1069 el que nos habla en términos de
perjuicio efectivamente sufrido para referirse al daño
emergente, y de la ganancia de que fue privado, haciendo
alusión, en este caso, al lucro cesante. Ambos son rubros
indemnizatorios que se relacionan al patrimonio y por ello los
identificamos como pertenecientes al daño patrimonial. El
codificador los denomina pérdidas e intereses. De manera
idéntica lo hace el artículo 519.

“El daño comprende no sólo el perjuicio efectivamente sufrido,


sino también la ganancia de que fue privado el damnificado por

12
el acto ilícito, y que en este código se designa con las
palabras “pérdidas e intereses” …”(artículo 1069, C.C.).

“Se llaman daños e intereses el valor de la pérdida que haya


sufrido, y el de la utilidad que haya dejado de percibir el
acreedor de la obligación, por la inejecución de ésta a debido
tiempo” (art.519).

Daño emergente es el que en concreto acredita la víctima


haber padecido (aunque suponga el gasto que se ocasionará por
un tratamiento a futuro al que deberá someterse para recuperar
capacidades perdidas). Por ello se afirma que la lesión no sólo
debe haber recaído en la esfera patrimonial, ya que queda
incluída además la extrapatrimonial. Así encuadraría el
tratamiento que tendría que realizar a cargo de un terapeuta o
psicólogo.
Con el lucro cesante en tanto, se reparan las ganancias a
las que no pudo acceder a raíz de esa misma lesión. Queda
atrapado por el rubro los goces de que fue privada la persona a
consecuencia del hecho ilícito como lo serían el no poder
participar de sus actividades de entretenimiento o deportivas
amateurs que realizaba antes de la comisión del mismo.
Resulta habitual incluir por separado en el planteo
reparador, como si fuera independiente, a la incapacidad
sobreviviente. Este ítem se valora en un sujeto perjudicado que
ha visto disminuida alguna de sus capacidades (físicas o
psíquicas) lo que repercute de modo directo en sus
posibilidades productivas futuras –el hombre como generador de
recursos económicos- y en su vida de relación. Es
imprescindible indemnizar la incapacidad genérica y no sólo la
laboral, partiendo de una concepción integral de la proyección
existencial de la persona, pues ésta no constituye un capital
que se pondera sólo por lo que pueda ganar. En particular,
cuando de resultas del acto ilícito se genera la disminución de
alguna de las capacidades del sujeto afectado, el daño a la
salud que se provoca deriva en la existencia de impedimentos
para gozar de los bienes de la vida, de manera autónoma a la
capacidad de generar dinero.

13
La expresión “vida de relación” tiene un alcance amplio
por abarcar un conjunto de actos cotidianos de la persona que
generan bienestar o proporcionan servicios a sí mismos y a la
familia, actividades normales en la vida del ser humano como
leer, caminar, conducir, cocinar, escuchar, pasear etc., que en
tanto se vean dificultadas a raíz del acto ilícito, conformarán
un daño indemnizable1.
Como tal, la incapacidad sobreviviente deberá considerarse
daño patrimonial aunque, en particular, su calidad es la de ser
una especie de lucro cesante.
De modo unánime la jurisprudencia admite que “A fin de
establecer la indemnización por incapacidad sobreviviente, las
consecuencias de la lesión no sólo se miden por la ineptitud laboral, sino
también por la incidencia de la misma en la vida de relación de la víctima
y en su actividad productiva”2 .

En las acciones de daños y perjuicios es común plantear la


reparación derivada de la privación del uso del automotor
cuando el bien afectado es el vehículo con el que el sujeto se
desplazaba con cotidianeidad. Es indudable que el no poder
disponer del mismo mientras se lo repara, acarrea una serie de
trastornos propios de la limitación de la libertad de
trasladarse y, con ello, repercute en la calidad de vida. Por
lo expuesto es que se ha buscado compensarlo con una
indemnización justa que permita al sujeto dañado trasladarse en
remise o autos de alquiler. Debe incluirse dentro del daño
emergente.
El daño moral, como regla, se verá en los actos ilícitos
y siempre que existan lesiones físicas en el marco de la
responsabilidad aquiliana o extracontractual. Está regulado en
el artículo 1078 del Código Civil que reconoce el derecho a la
reparación del agravio moral del lesionado -al que llama
damnificado directo-, salvo que por el hecho muriese la
víctima, caso en el que ingresan como legitimados los herederos
forzosos.

1
(Conf.voto Dra.Elena Highton en causa “NN c.Municipalidad de Buenos Aires”, LL, 2000-F-11
2
Conf.CNCivil, Sala D, 28-12-1993, “Campos, Manuel S. c.Manchinelli, Gabriel y otro”, LL online; Sala J, 11-
3-1997, “Mora, Silvia A. c.Disco S.A., L.L.1997-D-574; entre otros)

14
“La obligación de resarcir el daño causado por los actos
ilícitos comprende, además de la indemnización de pérdidas e
intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la
víctima.
La acción por indemnización del daño moral sólo competerá al
damnificado directo; si del hecho hubiere resultado la muerte de
la víctima, únicamente tendrán acción los herederos forzosos”
(ARTÍCULO 1078, C.C.).

Doctrina y jurisprudencia discuten quiénes son los


herederos forzosos. Para algunos doctrinarios son aquellos que,
al momento del fallecimiento del causante, tienen vocación
sucesoria actual, es decir, lo heredan. Otros, consideran en
sentido amplio -y no técnico- la expresión “herederos forzosos”
y admiten la acción a todo aquél que haya sufrido una afección
directa a raíz del hecho ilícito. Esta tesis amplia es la que
prevalece y la que ha sido adoptada por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación3 y es la que habilita a que sea titular
de la acción de reclamación del daño no sólo aquél que
exclusivamente tenga calidad de heredero de grado preferente de
acuerdo al orden sucesorio. Quedan abarcados así un conjunto de
lazos afectivos de los que cabe inferir el daño moral que a
éstos les provoca la supresión de una vida por el acto ilícito
de un tercero. Cónyuge, hijos y progenitores tienen, en estos
casos, un seudo monopolio del dolor y esa es la realidad en la
que se ha inspirado la norma del 1078.
Ilustrativo es traer a colación lo señalado en el marco de
la responsabilidad contractual, donde el artículo 522 sólo
faculta al juez a reconocer el daño moral de manera
excepcional, e imponer la reparación o indemnización cuando se
tenga por acreditada la existencia de ese padecimiento que
afecta de manera anormal el espíritu, como derivado del
incumplimiento de la obligación emergente del contrato.
La norma prevé que el juez “podrá” (semánticamente opuesto
a “deberá”), al momento de resolver el reclamo, hacer lugar o
no a lo solicitado en concepto de agravio moral
Actualmente, con fundamento en las relaciones de consumo y
3
CSJN, "Frida A. Gómez Orué de Gaeta y otra c. Buenos Aires Provincia de y otros", del 9-12-93, Fallos:
310:558.; ídem, Fallos 316:2894.

15
amparo en la Ley 24240, varios son los casos jurisprudenciales
que receptan este tipo de daño como ínsito en estos vínculos
que con tanta habitualidad se establecen en la sociedad
moderna. Así se ha resuelto cuando ha mediado un contrato de
tarjeta de crédito -celebrado entre un banco y su cliente- y,
por ejemplo, se ha procedido a la cancelación intempestiva de
la misma de lo cual toma nota la persona al momento de querer
pagar una compra en un supermercado.

“En los casos de indemnización por responsabilidad contractual el juez


podrá condenar al responsable a la reparación del agravio moral que
hubiere causado, de acuerdo con la índole del hecho generador de la
responsabilidad y circunstancias del caso” (artículo 522).

DAÑO INDEMNIZABLE
No todo daño es indemnizable.
Sólo se indemniza el daño que reúne determinadas
cualidades. Cuáles son esas características?
El daño debe ser cierto. Es decir debe haber certidumbre
sobre el daño causado. Hay que probar la existencia efectiva
del perjuicio, sea éste presente o futuro.
Esa certidumbre o certeza descarta los daños eventuales o
hipotéticos, aunque queda a salvo el supuesto de la “pérdida de
la chance” donde se acredita la frustración de una probabilidad
cierta. El ejemplo típico que se adopta para entender la
pérdida de la chance es el caso de los padres de un menor
fallecido quienes pierden, con su muerte, la probabilidad
cierta de que en el futuro ese menor, ya adquirida su mayoría
de edad, contribuya a la asistencia alimentaria de sus
progenitores. Obvio que, además, habrá que demostrar varios
extremos como podrían ser la carencia de medios suficientes de
subsistencia de los ascendientes, el grado de instrucción
desarrollado por la víctima y sus posibilidades de inserción
laboral, etc.
El daño debe ser injusto. No alcanza con que provenga de
una conducta antijurídica. Puede haber comportamientos

16
antijurídicos que generen daños justos. Hemos de ver casos de
perjuicios ocasionados en determinadas situaciones (legítima
defensa) que no son resarcibles. No basta la simple
contrariedad con el ordenamiento jurídico.
El daño debe afectar un interés jurídicamente protegido.
Así lo identificamos para diferenciarlo del interés simple. De
esta manera se impone un límite a la responsabilidad, acotando
la cadena de damnificados a supuestos de derechos subjetivos
tutelados. El fundamento para acotarlos radica en que de un
mismo hecho ilícito y dañoso pueden generarse un sinnúmero de
daños y muchos damnificados. Sólo se indemnizará a aquellas
víctimas amparadas por el ordenamiento jurídico (derecho
positivo). Así, tendrán acceso a ser resarcidos los familiares
del muerto pero no el diarero que subsistía gracias a la
propina del fallecido, quien no tiene un derecho reconocido que
pueda invocar. Doctrina y jurisprudencia discrepan en
considerar la calidad de la concubina. Para algunos sólo tiene
un interés simple en tanto, para otros, su reclamo encuentra
sustento en un interés jurídicamente protegido. Hoy se abre
paso la viabilidad del reclamo.
Íntimamente relacionada con la afectación hay otra
característica -que muchos autores analizan separadamente- que
exige que el daño sea personal. Lo que significa que quien lo
invoca debe ser quien efectivamente lo ha sufrido en su
persona, derechos o cosas. Quedan a salvo los casos de
representación necesaria (madre que peticiona ser indemnizada
como tutora de su hijo). Puede no ser considerado un requisito
independiente ya que tiene mayor vinculación con cuestiones
procesales.
Resumiendo diremos que DAÑO es todo perjuicio personal
cierto –material o moral-, ponderable económicamente y
producido por una conducta humana, antijurídica e injusta o por
la participación de cosas, que afecta un interés jurídicamente
protegido.

PAUTAS GENERALES.

17
“El acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la
persona o los derechos de otro, se llama en este Código “delito”
(artículo 1072, C.C.).

Definido el delito como el acto ilícito dañoso cometido


con dolo, con la particularidad que revela este dolo delictual
que demanda la concreta intención de causar daño a la persona o
a los derechos de otros, hemos de adentrarnos en las
singularidades del régimen de responsabilidad aquiliana a
partir del análisis de los respectivos artículos.

ACCION Y OMISION DOLOSA.


El Capítulo I del Libro II del Código Civil se denomina
“De los Delitos. (artículos 1073 a 1083)” y la primer norma
establece que puede constituir delito tanto un acto positivo
(acción) como uno negativo (omisión). Ambos deberán estar
teñidos de intención para que así sean considerados. La
regulación es innecesaria atento que lo descripto responde a
los principios generales ya sentados con la teoría general de
los hechos jurídicos.
Quien con dolo omite realizar aquella conducta a la que se
halla obligado incurre en responsabilidad. De igual modo debe
responder todo sujeto que guiado por su intención realice un
acto prohibido.
“Artículo 1073. El delito puede ser un hecho negativo o de
omisión, o un hecho positivo.

OMISION CULPOSA.
“Artículo 1074. Toda persona que por cualquier omisión hubiese
ocasionado un perjuicio a otro, será responsable solamente
cuando una disposición de la ley le impusiera la obligación de
cumplir el hecho omitido”.

La doctrina es conteste en señalar que esta regulación


hace referencia a una falta de acción por imprudencia,
impericia o falta de diligencia. La omisión dolosa en tanto
queda alcanzada por las reglas delictuales según las pautas del
artículo 1073.
Aquí se sienta el principio de irresponsabilidad por

18
omisiones culposas, a pesar de estar incluida dentro del
capítulo de los actos ilícitos dolosos. Debemos subrayar
“solamente”. Sólo se responderá civilmente del daño producido
por omisión culposa cuando medie una obligación de hacer, la
que podrá surgir de una ley o de los principios generales en
los que se asienta el ordenamiento jurídico.
Las omisiones culposas han sido analizadas en de
obligaciones de no hacer no cumplidas por parte del Estado en
varios fallos en los que, con fundamento en esta norma, se ha
declarado la responsabilidad del mismo por los perjuicios
causados a particulares. Uno de esos dictados jurisprudenciales
es el emanado de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia
de Mendoza en la conocida “causa Torres”, fallo en el que con
el voto de la Dra.Aída Kemelmajer de Carlucci se dijo: …..

APLICACIÓN DE REGLAS
Las prescripciones de los artículos 1075 y 1076 resultan
sobreabundantes por regular cuestiones ya normadas a nivel de
la teoría general de los hechos jurídicos.
“Artículo 1075. Todo derecho puede ser la materia de un delito,
bien sea un derecho sobre un objeto exterior, o bien se confunda
con la existencia de la persona”.
“Artículo 1076. Para que el acto se repute delito, es necesario
que sea el resultado de una libre determinación de parte del
autor. El demente y el menor de diez años no son responsables de
los perjuicios que causaren”.

La primera de estas normas se relaciona con lO


prescripto por el artículo 1068 del Código Civil cuando
reconoce que el daño puede ser directo si recae sobre las cosas
del dominio o posesión de un sujeto o indirecto si afecta la
persona misma, sus derechos o facultades.
La regulación del 1076 en tanto, puede asociarse a la
del 897 y 900 que exigen que para que la acción u omisión
generen responsabilidad deben estar dotados de voluntariedad
(discernimiento, intención y libertad).
El in fine del precepto admite la incapacidad para

19
cometer delitos de los dementes y los menores de 10 años y por
lo tanto acepta su irresponsabilidad. De todos modos, en estos
supuestos, de existir daños causado por un menor o por un
demente, la víctima siempre estará cubierta por tornarse
operativas las regulaciones del 1114 y/o 908.

RESPONSABILIDAD CIVIL POR DELITOS.


El artículo 1077 enuncia los efectos de un actuar ilícito
dañoso y doloso. El efecto derivado de una conducta semejante
coloca al autor de la misma en la posición de obligado a
cumplir con una prestación indemnizatoria tendiente a reparar
los daños que ha causado, los que incluyen no sólo las
consecuencias inmediatas y mediatas de su acto, sino también
las casuales.
La reparación por responsabilidad aquiliana es integral.
Tiende a dar un mayor grado de satisfacción a la víctima
haciendo honor a la indemnidad de la misma y tornándose de este
modo más gravosa la extensión del resarcimiento a cargo de
quien decidió actuar como lo hizo, con pleno dominio del curso
causal. Incluye el resarcimiento de las consecuencias
imediatas, mediatas y hasta las casuales.
“Todo delito hace nacer la obligación de reparar el perjuicio que por
él resultare a otra persona” (artículo 1077, C.C.).

RUBROS INDEMNIZATORIOS.

En esta especie de responsabilidad se repara toda lesión


patrimonial acreditada –el daño emergente y el lucro cesante
del artículo 1069- y extrapatrimonial –agravio moral-.
Tanto la doctrina como la jurisprudencia son pacíficas al
considerar que siempre que haya una lesión física el daño moral
se presume. Muchas veces el monto de este ítem queda reservado
al buen criterio y sentido común de los jueces quienes lo
instituyen con fundamento en el artículo 165 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación –norma idéntica a la

20
código de forma provincial-. No se requiere probar la entidad
de ese daño, siendo facultad judicial su justipreciación,
tratándose de una prueba “in re ipsa” ya que surge de los
hechos ocurridos sin que tenga que guardar proporción con los
demás perjuicios sufridos.
“La obligación de resarcir el daño causado por los actos ilícitos
comprende, además de la indemnización de pérdidas e intereses, la
reparación del agravio moral ocasionado a la víctima. La acción por
indemnización del daño moral sólo competerá al damnificado directo,
si del hecho hubiere resultado la muerte de la víctima, únicamente
tendrán acción los herederos forzosos” (artículo 1078, C.C.).

Por esta norma se reconoce el derecho a la reparación del


agravio moral del lesionado -al que llama damnificado directo-,
salvo que por el hecho muriese la víctima, caso en el que
ingresan como legitimados los herederos forzosos.
Ya se ha analizado la caracterización e identificación de
herederos forzosos, por lo que resulta redundante volver a
hacerlo.
La denegación de legitimación a otros parientes no
legitimarios -por ejemplo, los hermanos- que también pueden
experimentar daño moral, queda reservada al arbitrio
legislativo.

DAMNIFICADOS DIRECTOS E INDIRECTOS.


Cualquiera sea la especie de responsabilidad considerada,
el damnificado directo -en su calidad de víctima e invocando un
derecho propio- siempre está facultado para reclamar la
indemnización correspondiente.
En la responsabilidad aquiliana esta facultad se extiende
a todo sujeto que pueda probar que el mismo hecho ilícito que
ha perjudicado directamente a alguien le ha provocado
indirectamente un perjuicio -damnificado indirecto-.
Expresamente señala esto el artículo 1079:

21
“La obligación de reparar el daño causado por un delito existe, no
sólo respecto de aquel a quien el delito ha damnificado directamente,
sino respecto de toda persona, que por él hubiese sufrido, aunque sea
de una manera indirecta”.

Como casos especiales de daño indirecto jurisprudencia y


doctrina admiten que en este ítem puede quedar incluida la
concubina que invoca un daño psíquico probado por pericia
psicológica, a partir de la muerte de su compañero de vida, ya
que el artículo no exige relación de parentesco en grado
alguno. Podrá cuestionarse aquí, y tal vez como un escollo a la
pretensión, el interés jurídicamente protegido, que por vía de
prueba pertinente y útil (convivencia efectiva y daño)
despejará el camino.

INJURIAS.
Artículo 1080. El marido y los padres pueden reclamar pérdidas e
intereses por las injurias hechas a la mujer y a los hijos.

La injuria es una descalificación que hiere al sujeto que


las padece por afectar su honor. Si quien las recibe es una
mujer casada no sólo ella está facultada para reclamar su
resarcimiento sino, además, su marido. Si, en cambio, son los
hijos lo que reciben el perjuicio serán los padres quienes
puedan acceder a la pretensión indemnizatoria. El fundamento de
ambos supuestos radica en equiparar la incapacidad de los
menores con la de las mujeres y, con base en ello, considerar
que el daño recae indirectamente en el marido y en los padres.

INDEMNIZACIONES EN PARTICULAR.

De los delitos contra las personas. Artículo 1084. Si el delito fuere


de homicidio, el delincuente tiene la obligación de pagar todos los
gastos hechos en la asistencia del muerto y en su funeral; además lo
que fuere necesario para la subsistencia de la viuda e hijos del
muerto, quedando a la prudencia de los jueces, fijar el monto de la
indemnización y el modo de satisfacerla.

Lo previsto es coherente con lo establecido en relación a


los daños en los artículos 1067, 1068, 1069 y 1078. Los
legitimados pasivos en caso de homicidio serán los herederos
del fallecido. La cónyuge supérstite y sus hijos en el caso de
un hombre casado. Siempre será, entonces, un damnificado
indirecto el que acceda a la acción.
La norma también tiene en cuenta qué daños le serán
resarcidos a quien reclame (asistencia del muerto, gastos de
funeral, subsistencia de la viuda e hijos). Siempre dentro del
marco general de la responsabilidad extracontractual por lo que
podrá pretenderse la reparación del daño no sólo patrimonial
sino también moral.

22
El artículo 1085 aclara lo que el sentido común indica. El
derecho a reclamar lo posee el que se haya hecho cargo del
gasto del tratamiento y entierro del causante.
La segunda parte de la norma excluye de la indemnización a
aquellos herederos que hubieran participado en la generación
del perjuicio.

Artículo 1085. El derecho de exigir la indemnización de la primera


parte del artículo anterior, compete a cualquiera que hubiere hecho
los gastos de que allí se trata. La indemnización de la segunda parte
del artículo, sólo podrá ser exigida por el cónyuge sobreviviente, y
por los herederos necesarios del muerto, si no fueren culpados del
delito como autores o cómplices, o si no lo impidieron pudiendo
hacerlo.
LESIONES.

Artículo 1086. Si el delito fuere por heridas u ofensas físicas, la


indemnización consistirá en el pago de todos los gastos de curación y
convalecencia del ofendido, y de todas las ganancias que éste dejó de
hacer hasta el día de su completo restablecimiento.

Lo que aquí se establece es superfluo. Responde


exactamente a la previsión del artículo 1069. Tiene en cuenta
el año patrimonial que genera en la víctima el tener que hacer
frente a gastos de medicamentos, farmacia, honorarios médicos,
enfermeras, transporte, acompañantes, etc. derivados de la
lesión que le provocaran a su integridad física y síquica.
Incluye, por lo tanto el daño emergente y el lucro cesante.
Particular mención corresponde efectuar a la incapacidad
que pueda haberle generado tanto para sus actividades
productivas futuras como para su vida de relación. Del mismo
modo debemos considerar cualquier lesión estética padecida en
aquella parte del cuerpo que uno acostumbra exhibir o mostrar
la que, como ya sostuvimos, no constituye una tercer categoría
de daños sino que quedará incluida en el daño patrimonial o
moral que derive.

LIBERTAD INDIVIDUAL.

Artículo 1087: Si el delito fuere contra la libertad individual, la


indemnización consistirá solamente en una cantidad correspondiente a
la totalidad de las ganancias que cesaron para el paciente, hasta el
día en que fue plenamente restituido a su libertad.

El daño resarcible en el caso en que una persona se haya


vito privado de su libertad ambulatoria (que tiene amparo
constitucional) se regirá por las normas generales de la
responsabilidad que ya se han analizado. Se deberá reparar el
daño patrimonial y moral provocado.
Sin embargo la regulación del artículo transcripto
pareciera limitar el resarcimiento al lucro cesante lo que ha
generado perplejidad en doctrina y jurisprudencia quienes han
acogido y aceptado, a pesar del adverbio solamente que utiliza

23
la redacción del artículo, ambas clases de daños.

ESTUPRO, RAPTO, VIOLACION.


Estos casos involucran delitos del catálogo punitivo penal
que afectan la honestidad y dignidad de mujeres. Habilita el
planteo resarcitorio civil, en los términos de los principios
generales de la responsabilidad.
Para el caso de estupro o rapto condiciona la
indemnización a que no haya contraído matrimonio con el
ofensor.

Artículo 1088. Si el delito fuere de estupro o rapto, la


indemnización consistirá en el pago de una suma de dinero a la
ofendida, si no hubiese contraído matrimonio con el delincuente. Esta
disposición es extensiva cuando el delito fuere de cópula carnal por
medio de violencias o amenazas a cualquiera mujer honesta, o de
seducción de mujer honesta, menor de dieciocho años.

CALUMNIAS E INJURIAS.
Calumniar e injuriar implica una descalificación personal
del sujeto calumniado o injuriado que, al recibirla, ve
afectado un derecho personalísimo que legítimamente debe
preservarse: su honor.

Artículo 1089. Si el delito fuere de calumnia o de injuria de


cualquier especie, el ofendido sólo tendrá derecho a exigir una
indemnización pecuniaria, si probase que por la calumnia o injuria le
resultó algún daño efectivo o cesación de ganancia apreciable en
dinero, siempre que el delincuente no probare la verdad de la
imputación.

Ante la desacreditación o deshonra cabe la indemnización.


La excepción se dará cuando quien lo haya efectuado pruebe la
verdad de la imputación (en derecho penal se habla de exceptio
veritatis) y es aplicable sólo para el caso de calumnia (falsa
imputación de un delito doloso).
Completa la regulación lo que prescribe el artículo 1090,
que incluye el pago de los honorarios, traslados, etc. para
defenderse de la imputación (daño emergente) y el lucro cesante
acreditado.

Artículo 1090. Si el delito fuere de acusación calumniosa, el


delincuente, además de la indemnización del artículo anterior, pagará
al ofendido todo lo que hubiese gastado en su defensa, y todas las
ganancias que dejó de tener por motivo de la acusación calumniosa,
sin perjuicio de las multas o penas que el derecho criminal
estableciere, tanto sobre el delito de este artículo como sobre los
demás de este capítulo.

HURTO.

Artículo 1091. Si el delito fuere de hurto, la cosa hurtada será

24
restituida al propietario con todos sus accesorios, y con
indemnización de los deterioros que tuviere, aunque sean causados por
caso fortuito o fuerza mayor.
Artículo 1092. Si no fuere posible la restitución de la cosa hurtada,
se aplicarán las disposiciones de este capítulo sobre la
indemnización del daño por destrucción total de la cosa ajena.

Ambos artículos constituyen la aplicación de reglas


generales del derecho civil aplicables a la posesión de una
cosa mueble de mala fe (artículos 2435 y 2436).
Quien tenga una cosa hurtada deberá, en primer lugar,
restituirla con todos sus accesorios y, si se ha deteriorado
–aun por caso fortuito-, corresponde que indemnice el perjuicio
causado. En caso de no ser factible la restitución sólo cabe la
reparación total.
Completa lo dispuesto en los artículos transcriptos el
siguiente.

Artículo 1094. Si el delito fuere de daño por destrucción de la cosa


ajena, la indemnización consistirá en el pago de la cosa destruida;
si la destrucción de la cosa fuere parcial, la indemnización
consistirá en el pago de la diferencia de su valor actual y el valor
primitivo.

LEGITIMADOS ACTIVOS
El afectado en sus derechos, sea o no titular de una
acción real, puede accionar. De manera idéntica se dispone en
el artículo 1110 para casos de cuasidelitos.
Tanto el dueño, como el poseedor, el locatario, etc. están
habilitados.

Artículo 1095. El derecho de exigir la indemnización del daño causado


por delitos contra la propiedad, corresponde al dueño de la cosa, al
que tuviese el derecho de posesión de ella o la simple posesión como
el locatario, comodatario o depositario; y al acreedor hipotecario,
aun contra el dueño mismo de la cosa hipotecada, si éste hubiese sido
el autor del daño.

DINERO
Artículo 1093. Si el delito fuere de usurpación de dinero, el
delincuente pagará los intereses de plaza desde el día del delito.

La disposición prevé para el caso de usurpación de dinero,


no sólo el reintegro del mismo sino, además, el pago de los
frutos que la caso hubiese generado (intereses de plaza).

EJERCICIO DE ACCIONES INDEMNIZATORIAS.

Capítulo IV. Del ejercicio de las acciones para la indemnización de


los daños causados por delitos (artículo 1096 al 1106).
Artículo 1096. La indemnización del daño causado por delito sólo
puede ser demandada por acción civil independiente de la acción
criminal.

25
La acción civil es independiente de la acción penal. Ambas
tienen distinta finalidad. Mientras la acción civil persigue la
reparación del daño porque protege intereses particulares, la
penal es sancionatoria y tutela intereses generales.
Aquí se sienta una regla básica que tiene sus excepciones.
Una de estas se describe en la última parte de la siguiente
previsión.

Artículo 1097. La acción civil no se juzgará renunciada por no haber


los ofendidos durante su vida intentado la acción criminal o por
haber desistido de ella, ni se entenderá que renunciaron a la acción
criminal por haber intentado la acción civil o por haber desistido de
ella. Pero si renunciaron a la acción civil o hicieron convenios
sobre el pago del daño, se tendrá por renunciada la acción criminal.

Si se renunció a la acción civil o si se convino el pago


del perjuicio, se considera que también se ha renunciado a la
acción criminal.
Merece un análisis especial lo dispuesto, ya que las
únicas acciones penales disponibles por los particulares son
las privadas o de instancia privada reguladas en el Código
Penal en los artículos 71, 72 y 73 (lesiones, incumplimiento de
los deberes de asistencia familiar, estupro, etc.). La mayoría
de las acciones penales son públicas y no permiten la
aplicación de esta norma.
De todos modos, y más allá de lo puntualizado, no puede
soslayarse lo que el artículo 29 del Código Penal dispone
habilitando el ejercicio del reclamo civil dentro del proceso
penal poniendo en cabeza del juez penal del proceso decidir la
indemnización que por el caso correspondería. El Código
Procesal Penal de Nación regula también la acción civil dentro
del juicio penal pero el Código Procesal Penal de la Provincia
de La Pampa no la tiene contemplada.

LEGITIMACION PASIVA GENERAL.


Civilmente puede demandarse no sólo al autor directo del
daño ya que, en caso de su fallecimiento, serán deudores de la
obligación indemnizatoria sus sucesores hasta el límite del
monto del patrimonio del causante, atento que la herencia se
recibe siempre con beneficio de inventario.

Artículo 1098. La acción por las pérdidas e intereses que nace de un


delito, puede deducirse contra los sucesores universales de los
autores y cómplices, observándose, sin embargo, lo que las leyes
disponen sobre la aceptación de las herencias con beneficio de
inventario.

En caso de daño moral por descalificación, sólo se


transmitirá a sus sucesores si la acción fue iniciada en vida
del ofendido. Esta disposición es acorde a la del 1078.

Artículo 1099. Si se tratare de delitos que no hubiese causado sino


agravio moral, como las injurias o la difamación, la acción civil no
pasa a los herederos y sucesores universales, sino cuando hubiese

26
sido entablada por el difunto.

RENUNCIA
Hemos señalado que las acciones personales cuya naturaleza
jurídica reside en ser derechos creditorios absolutamente
disponibles por los particulares puede ser renunciada, lo que
constituye un modo extintivo de las obligaciones. Así, podía
renunciarse a demandar por dolo al deudor o a la prescripción
ya cumplida.
El artículo 1100 regula la renuncia a la acción civil del
damnificado directo señalando que ello no condiciona el reclamo
de los esposos e hijos, para el caso de las injurias y daños al
honor.

Artículo 1100. La acción por pérdidas e intereses que nace de un


delito, aunque sea de los penados por el derecho criminal, se
extingue por la renuncia de las personas interesadas; pero la
renuncia de la persona directamente damnificada, no embaraza el
ejercicio de la acción que puede pertenecer al esposo o a sus padres.

INTERRELACION DE ACCIONES.
La regla de independencia de acciones es acotada para el
caso en que de un mismo hecho ilícito se deriven ambas
acciones, ya que el progreso de la civil se detendrá en el
momento en que deba concluirse el proceso mediante sentencia.
Esta no podrá dictarse hasta tanto no haya finalizado el
proceso penal.
El objetivo de la norma es evitar el escándalo jurídico
que significaría una resolución condenatoria penal y una civil
que rechace la indemnización. Así lo invoca en la nota el
propio codificador.

Artículo 1101. Si la acción criminal hubiere precedido a la acción


civil, o fuere intentada pendiente ésta, no habrá condenación en el
juicio civil antes de la condenación del acusado en el juicio
criminal, con excepción de los casos siguientes: 1-Si hubiere
fallecido el acusado antes de ser juzgada la acción criminal, en cuyo
caso la acción civil puede ser intentada o continuada contra los
respectivos herederos; 2-En caso de ausencia del acusado, en que la
acción criminal no puede ser intentada ni continuada.

Las excepciones al progreso de la tramitación civil la


plantean el caso del fallecimiento del acusado en sede penal ya
que genera la extinción de la acción, o la ausencia sea por
presunción de fallecimiento o por rebeldía del imputado.
Aunque no están mencionados en la norma hay otros hechos
que devendrían en la no aplicación de lo establecido en el
artículo 1101. Así la amnistía del delito que se imputa, la
prescripción de la acción penal por el paso del tiempo
permitirían el dictado de una sentencia civil sin una sentencia
que analice lo que el objeto procesal perseguía.

INFLUENCIA DEL PRONUNCIAMIENTO PENAL EN LA ACCION CIVIL

27
Artículo 1102. Después de la condenación del acusado en el juicio
criminal, no se podrá contestar en el juicio civil la existencia del
hecho principal que constituya el delito, ni impugnar la culpa del
condenado.

La previsión indica que lo que en la causa penal se haya


establecido en relación al hecho principal motivo del juicio es
inconmovible. El real alcance y significado de la expresión
incluida en la norma se ha de entender en cada caso concreto.
Util es graficar esto. Si en un caso en el que se analiza el
homicidio de un sujeto, de ocupación camionero, que se ha
comprobado permitió el ascenso de quien estaba haciendo dedo en
la ruta a quien se declara autor del hecho en sede penal, nada
podrá discutirse sobre ello en sede civil. Cómo trasciende esto
en el progreso de la reparación respectiva? Si ese camionera
era dependiente de un principal, el principal no tendrá que
reparar por el daño que devino por la acción de un tercero por
quien no debe responder. Sólo el condenado en calidad de autor
penal deberá ser considerado obligado al pago.
El hecho tal como ha sido descripto en el fuero criminal
ingresa al juicio civil.
El artículo 1103 analiza la absolución penal en idéntico
sentido pero merece varias aclaraciones.
El artículo 336 del Código Procesal Penal de Nación
establece cinco supuestos en los que la absolución concluirá el
proceso penal. A esto debemos sumarle lo previsto en el
artículo 3 del código ritual (in dubio pro reo).
El primer inciso prevé la extinción de la acción penal. Se
ha dicho al respecto que ello no obsta el progreso de la acción
civil, cuyo juez puede establecer –en consecuencia- una
indemnización a favor del lesionado.
Si, en cambio el hecho investigado no se cometió, ello
sella la suerte del demandante civil cuyo planteo será
rechazado (inciso 2, art.336, C.Pr.P.N.).
Cuando el hecho investigado no encuadre en una figura
penal (inciso 3, art.336, C.Pr.P.N.), ello no obsta a que en
sede civil el demandado deba reparar, porque es posible que un
hecho ilícito que constituye delito o cuasidelito civil no
encuadre en una de las figuras típicas del derecho penal.
El inciso 4, del artículo 336, dispone la absolución
cuando el delito no fue cometido por el imputado. En este caso
si la acción civil fue únicamente dirigida al demandado en su
calidad de autor y éste fue absuelto en sede penal, no ha de
progresar el reclamo.
Puede ocurrir que el hecho penal quede atrapado por una
causa de justificación (estado de necesidad, legítima defensa,
etc.), lo que ha de exigir del juez civil un análisis
circunstanciado para determinar la viabilidad del planteo.
En caso de que la absolución penal devenga por invocación
del in dubio pro reo (dudas en cuanto a la participación o en
cuanto al elemento subjetivo del sujeto pasivo), ocurrirá lo
mismo que en el caso anterior. Un ejemplo ha de servir para
aclarar lo dicho. Si el daño se produjo en un boliche bailable

28
en el que participaron de la agresión a una persona los tres
patovicas del mismo y no puede identificarse quien de ellos
produjo la lesión pero no caben dudas en sede civil acerca de
la relación causal adecuada entre el hecho de los patovicas y
el daño sufrido por quien reclama, será por lo menos el
principal de los dependientes quien afrontará la indemnización
respectiva.

Artículo 1103. Después de la absolución del acusado, no se podrá


tampoco alegar en el juicio civil la existencia del hecho principal
sobre el cual hubiese recaído la absolución.

CUESTIONES PREJUDICIALES.

Artículo 1104. Si la acción criminal dependiese de cuestiones


prejudiciales cuya decisión compete exclusivamente al juicio civil,
no habrá condenación en el juicio criminal, antes que la sentencia
civil hubiese pasado en autoridad de cosa juzgada. Las cuestiones
prejudiciales serán únicamente las siguientes: 1.Las que versaren
sobre la validez o nulidad de un matrimonio.

Puede haber supuestos en los que la acción penal para su


correcto encuadre, requiera de un previo análisis por parte del
juez civil. Por ejemplo cuando primero deba resolverse por la
nulidad o validez de un matrimonio que habilite el agravamiento
por el vínculo de un determinado delito.
Los dos artículos siguientes completan el marco normativo
de independencia de las acciones.

Artículo 1105. Con excepción de los dos casos anteriores, o de otros


que sean exceptuados expresamente, la sentencia del juicio civil
sobre el hecho no influirá en el juicio criminal, ni impedirá ninguna
acción criminal posterior, intentada sobre el mismo hecho, o sobre
otro que con él tenga relación.

Artículo 1106. Cualquiera que sea la sentencia posterior sobre la


acción criminal, la sentencia anterior dada en el juicio civil pasada
en cosa juzgada conservará todos sus efectos.

DERECHO DE OPCION.

Artículo 1107. Los hechos o las omisiones en el cumplimiento de las


obligaciones convencionales, no están comprendidos en los artículos
de este título, si no degeneran en delitos del derecho criminal.

Este artículo ha sido analizado puntualmente al distinguir la


diversidad de regímenes que plantea el codificador al otorgarle
consecuencias distintas según el tipo de deber jurídico
violado. Sin embargo deja la posibilidad de optar al acreedor
por el régimen a requerir se aplique al supuesto concreto
cuando, derivado del incumplimiento de una obligación emergente
de un contrato, lo que en realidad ocurre es que se provoca un
daño que permite su tipificación dentro del catálogo penal.
Entonces deberá el legitimado activo ponderar similitudes o

29
diferencias para decidirse por uno u otro. Los supuestos en los
que ello podrá hacerse son los casos de transporte, espectáculo
público o deportivo, etc.

LEGITIMADOS.

No se requiere ser titular de un derecho real para poder


acceder a la reparación de la cosa dañada.

Artículo 1110. Puede pedir esta reparación, no sólo el que es dueño o


poseedor de la cosa que ha sufrido el daño o sus herederos, sino
también el usufructuario, o el usuario, si el daño irrogase perjuicio
a su derecho. Puede también pedirlo el que tiene la cosa con la
obligación de responder de ella, pero sólo en ausencia del dueño.

CULPA DE LA VÍCTIMA.
Artículo 1111. El hecho que no cause daño a la persona que lo sufre,
sino por una falta imputable a ella, no impone responsabilidad
alguna.

Cuando el daño se produce por el aporte causal de la víctima


que lo sufre no es posible trasladar el efecto patrimonial
generado por el perjuicio a otro sujeto distinto. Sólo ha sido
consecuencia de su propio actuar.
Hablaremos de culpa concurrente para el supuesto en que el
resultado dañoso se genere a raíz de la intervención causal de
quien lo sufre y de otro sujeto que de modo simultáneo
contribuye a causarlo. De este modo se reduce la extensión del
resarcimiento que debe satisfacer el victimario.

RESPONSABILIDAD DE LOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS


Artículo 1112. Los hechos y las omisiones de los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una
manera irregular las obligaciones legales que les está impuestas, son
comprendidos en las disposiciones de este título.

Aquellos funcionarios públicos que por actos positivos o


negativos, derivados de su actuación irregular en el
cumplimiento de las funciones asignadas, provoquen un
perjuicio, son considerados por el diseño efectuado por Vélez
como supuestos de responsabilidad extracontractual del Estado.
Se atribuye de manera directa al Estado y se lo legitima
pasivamente por estos actos por ser una persona jurídica que
requiere para exteriorizar su proceder de una persona física
(funcionario). No hay necesidad, sin embargo, de acreditar
ningún factor de atribución para que progrese el reclamo. Es el
sistema en su conjunto el que no ha prestado el servicio tal

30
como estaba regulado o lo ha prestado de modo irregular y como
tal debe responder del daño que ello ha generado.
PRESCRIPCION.
El plazo de prescripción se computa a partir del
acaecimiento del acto ilícito dañoso, porque es en ese mismo
instante en que se provoca el perjuicio, y a partir de él se
torna exigible.
La acción que el derecho reconoce al acreedor para
reclamarle al deudor la indemnización derivada prescribe a los
dos años.
“Artículo 4037: Prescríbese por dos años, la acción por
responsabilidad civil extracontractual.”

Transcurrido ese plazo que la ley otorga sin que el


titular del derecho creditorio lo haya hecho valer, se pierde
toda acción para exigir el cumplimiento de la prestación,
aunque la obligación así prescripta sigue latente como natural.

31

También podría gustarte