Está en la página 1de 13

Introducción a la Filosofía

(Modulo 1)

¿Qué es filosofía?

Para Kant la filosofía es el acto de filosofar, y por lo mismo, se aprende filosofía filosofando.
Para Hegel, la filosofía exige un contenido sobre el que poder ejercitarse.
Gustavo Bueno, sostiene que la disciplina filosófica instituida no podría menos de apoyarse sobre las mismas disciplinas
del presente, para lo cual será preciso tener con ellas el mayor contacto posible.

La filosofía como saber, goza de múltiples perspectivas. Aunque trata con ideas, no es una ideología, es un saber crítico
que busca cuestionar siempre sus fundamentos. La filosofía es crítica de las ideologías.

El saber filosófico puede verse como que siempre busca nuevas verdades, siguiendo métodos racionales y críticos.

Modos de comprender las ramas de la filosofía para Costa y Divenosa:

 Ética: encargada del análisis de la conducta moral.


 Antropología filosófica: busca esclarecer la esencia de lo humano. (estudio sobre el hombre)
 Gnoseología: análisis del conocimiento. (estudio del conocimiento)
 Metafísica: análisis de la estructura de la realidad. (doctrina del ser en cuanto ser)
 Estética: análisis de las formas de belleza.
 Lógica: análisis del razonamiento.

Oliveira ofrece otra división:

 Filosofía real o natural: se divide en filosofía de la naturaleza y metafísica.


 Filosofía moral, dividida en ética, filosofía del derecho y filosofía social.
 Filosofía racional, que contiene a la lógica.
 Antropología, estética, filosofía del arte, filosofía de la ciencia, etc.

Los primeros filósofos

El nacimiento de la filosofía supuso el tránsito del mito al logos, de explicaciones basadas en consideraciones mitológicas
a explicaciones que depuran los actos voluntarios buscando leyes que permitan entender la necesidad de los
fenómenos.

Los filósofos presocráticos suelen agruparse en escuelas, es decir, cierta tradición de pensamiento. Estos filósofos
buscaban el principio de la naturaleza.

Mediante procesos de carácter lógico y con cierta observación en el mundo circundante, los presocráticos explicaban
todos los fenómenos. Casi todos utilizaban un lenguaje mitológico, pero con otro sentido.

Pitágoras de Samos: el universo resultaba de la combinación numérica y todo lo existente emergía mediante la
combinación numérica.

Leucipo o Demócrito: átomos combinados según reglas de movimiento y del azar como explicación de todo lo existente.

Tales de Mileto: considero que el agua era el principio que explicaba el universo.

Anaxímenes de Mileto: supuso que era el aire el principio que explicaba el universo.

Heráclito de Éfeso: pensó en el fuego como principio que explicaba el universo.

Anaximandro de Mileto: mezcla indefinida e infinita de la que iban emergiendo los elementos, y mediante procesos
lógicos de combinación o separación de estos, todo lo existente.
Anaxágoras de Clazomene: apeló a unos átomos lógicos que se combinaban siguiendo las leyes de una inteligencia
ordenadora de carácter natural y físico.

Empédocles de Agrigento: apelaba a principios materiales situando cuatro elementos (aire, fuego, tierra y agua) en
combinaciones mediante relaciones de amor u odio como origen de lo existente.

Los sofistas y Sócrates

Los sofistas

Son los primeros en utilizar técnicas pedagógicas en sus clases. Iban de ciudad en ciudad impartiendo sus enseñanzas en
diversas materias.

La utilidad práctica de sus enseñanzas permitía a los sofistas cobrar por sus cursos y conferencias.

Debido a su carácter viajero, al enfrentarse a diversas costumbres, leyes y cosmovisiones, los sofistas desarrollaron ideas
relativistas. Frente a ese relativismo se levanta la reflexión socrática y platónica.

Sócrates de Atenas

Se convierte en educador por excelencia. La preocupación fundamental de Sócrates es la recomposición del lenguaje
moral.

Mayéutica

Todo conocer comienza en un acto de ironía: llevar los términos del adversario dialógico a extremos contradictorios o
grotescos para poder en evidencia de este modo lo problemático del concepto. Esta actitud de ironía permite así
paralizar la secuencia discursiva para adentrarse en la problematización y reconstrucción del sentido de los términos.

Platón y Aristóteles

Tras la condena de muerte a Sócrates, Platón busca establecer reformas políticas en Siracusa. De regreso a Atenas,
funda la Academia con la pretensión de desarrollar un programa educativo integral, del que pudieran salir los futuros
componentes del Estado pero con el tiempo se dedica a la investigación y enseñanza.

Plantón. Reminiscencia: hacia el mundo de las ideas

Divide al mundo en dos, la doxa nos contacta con el mundo sensible, la imaginación nos sitúa ante las imágenes, la
creencia sobre los seres del mundo sensible; la episteme nos contacta con el mundo inteligible que nos permite acceder
al reino de los entes matemáticos.

El alma puede acceder al mundo de las ideas ya que es inmortal y antes de caer encerrada en el cuerpo estuvo en
contacto con el mundo de las ideas. El alma va recordando las ideas que había contemplado antes de caer encerrada en
el cuerpo.

Mito de la caverna.

Aristóteles. Hilemorfismo de la sustancia: conocimiento como abstracción

Aristóteles fue discípulo de Platón, se formó en la academia. Con el tiempo formo el Liceo

Todos los seres, son compuestos de materia y forma. La forma establece elementos universalizables de los seres y la
materia es el principio que individualiza la sustancia.

Cada tipo de ser tiene su propia alma, los vegetales se definen por el alma vegetativa, los animales por el alma sensitiva
y el ser humano contiene ambas y la racional.

Todo ser se define por el par potencia-acto y por el cambio y el tiempo.


Ética y política

Platón. Del gobierno del alma al de la polis

El alma se compone de tres dimensiones. Todos los seres humanos tienen estos tipos de alma, pero en algunos
predomina más uno que otro.

Tipos de alma:

 Concupiscible: productores - templanza


 Irascible: guardianes - fortaleza
 Racional: gobernantes – sabiduría

Aristóteles. El hombre como animal político

Existen tres tipos de saberes: el productivo (objeto útil), el contemplativo (conocimiento teorético) y el práctico (ética o
política).
La prudencia es el término medio entre dos extremos. Este término medio es la virtud.

(Modulo 2)

Fe y razón: de San Agustín a Guillermo de Occam

Fe y razón

Los primeros siglos de la consolidación doctrinal del cristianismo serán, un intento por sistematizar y racionalizar la fe.

El periodo filosófico de la hegemonía de la religiosidad monoteísta que abarca en Occidente hasta la época moderna, es
de constante tención entre la fe y la razón y sus productos respecto a la fe, cuyo saber doctrinario será la teología.
Desplaza a la filosofía que era el saber más excelso.
A la filosofía se le reservara la tarea de servirle a la teología. La fórmula ancilla teologiae (sierva de la teología).

El gnosticismo considera que la salvación proviene del conocimiento, si bien la fe es entendida como un conocimientos
provisional, un conocimiento de verdades que el ser humano, por sus limitaciones, no puede conocer sino por la
creencia.

El arrianismo también intento racionalizar la fe, aplicando las categorías lógicas a las creencias religiosas. Una sustancia
sea tres a la vez (trinidad), los arrianos postularon la triple sustancia de la divinidad, como si se tratara de tres sustancias
distintas y, por lo mismo, de tres dioses diferentes.

Agustín de Hipona (354-430)

Considerado uno de los padres de la Iglesia.

Refuta los argumentos arrianos con una idea de carácter griego: la idea de la naturaleza. Consolida la fórmula: la trinidad
es una sola naturaleza en tres personas distintas. La naturaleza de Dios padre es la misma que la de Dios hijo y la de Dios
espíritu santo. La noción de persona deviene central en este esquema.

La centralidad del pensamiento de Agustín se plasma también en su filosofía de la historia. Su obra La ciudad de Dios es
una exposición de la filosofía de la historia cristiana y del cristianismo político.

La vida cívica aparece bajo la lógica de que la paz emerge del orden social, pero hay dos grandes ordenamientos: el
orden terrenal, en el que la relación política es de subordinación al Emperador, y el orden espiritual, cuyo orden estriba
en la Iglesia como cuerpo místico de Cristo, como brazo ejecutor del Espíritu Santo.

Para el agustinismo político, aunque el orden terrenal tenga su propia lógica, ha de estar subordinado al orden
espiritual, lo que es tanto como fundamentar la necesaria consulta del poder político al poder espiritual, del emperador
al papa. La historia es para Agustín de Hipona la realización terrenal del orden divino en la sociedad: la gracia produce la
libertad humana y esta se orienta hacia la realización del plan divido por su propia voluntad. El mal no es una entidad,
sino una carencia del bien

La salvación es producto de la gracia.

El mal moral es fruto de la libertad humana, esta correlacionado con el mal metafísico. El universo esta jerarquizado en
grados de perfección. El ser más perfecto es Dios, y de ahí subsisten con menor grado de perfección distintos tipos de
realidades, incluida la humana y la realidad material.

La realidad tiene estructura ternaria, conforme al grado de identidad e inmutabilidad: Dios, alamas y espíritus angélicos
y la materia.

El esquema trinitario se replica en la antropología. El alma humana realiza tres operaciones: recuerda, entiende lo que
recuerda y quiere lo que entiende. La memoria es así un elemento divino en el hombre.

Tomas de Aquino (1225-1274)

En la Universidad de Paris se desempeñara Alberto Magno quien será maestro de Tomas de Aquino. Magno recopila
saber teológico, pero concediendo también valor a la investigación científica muy relegada por el saber tradicional de
corte agustiniano, para el cual la ciencia se ocupaba de las causas secundarias, por lo que no tenía tanto valor.

Tomas de Aquino realizara la tarea de armonizar la filosofía de Aristóteles con el pensamiento cristiano, así como
sistematizar el cuerpo de saberes existente conforme a la lógica del pensamiento de Aristóteles. Rechaza la visión de
Averroes, pues no caben dos verdades, sino solo una verdad. En la concepción de Tomás de Aquino, la Razón tiene la
fundamental función de establecer los preámbulos de la fe. Con esto Tomás de Aquino considera que el razonamiento
filosófico, siguiendo la luz natural de la razón humana, nos muestra que necesariamente ha de existir un ser que es:
primer motor inmóvil; primera causa eficiente; necesario y causa de los demás seres contingentes; el ser más perfecto
que explica los grados de perfección en el universo, y el ser inteligente que gobierna todas las cosas.

Para Tomás de Aquino, se llega a probar la existencia de tal ser mediante el uso de la razón y formulando pruebas que
parten de la experiencia.

Tomás de Aquino suscribe a las verdades de la fe: como la creación del mundo, la inmortalidad del alma, que el mal es
fruto de la libertad humana, pero también de la justicia divina (teodicea); esto es, que tiene un sentido en el diseño
inteligente del cosmos, la doctrina del pecado, etc.

Tomás de Aquino reconoce la independencia del poder político. Interpreta la antropología aristotélica, pero bajo
formato cristiano: el hombre es un compuesto de materia y forma, pero el alma es claramente inmortal y creada por
Dios. Asume las nociones aristotélicas del ser social del hombre, así como su componente racional, la ética de la
prudencia y la virtud, etc.

El ser humano conoce mediante los sentidos y operaciones de abstracción dadas por la operación intelectual. Las
pruebas de la existencia de Dios (cinco vías) son precisamente una muestra de esta prioridad dada a partir de la
experiencia en las argumentaciones. La felicidad es el fin del hombre, pero para Tomás de Aquino esta felicidad residirá
en la contemplación beatífica de Dios (fin trascendente), más que en el ejercicio terrenal como en el estagirita.

Tomás de Aquino considera que el fin de este es la producción del bien común. Para alcanzar tal bien común, se precisa
un principio rector que organice la multiplicidad de intereses y deseos humanos. Por esto Tomás de Aquino considera
que la mejor forma de gobierno es la monarquía.

La aprehensión del bien común se realiza siguiendo la ley natural que el creador ha depositado en nuestra razón.
Mediante la razón aprehendemos los principios de la ley natural reflejo en el cosmos de la ley divina. Toda ley positiva es
justa en la medida que se ajusta a esta ley. Tanto la justicia distributiva como la justicia conmutativa Así también todo
orden político que se construye conforme a los principios de dicha ley está en consonancia con el bien común.
Guillermo de Occam (1285-1347)

La filosofía de Occam cuestiona las bases de la escolástica continental. Lleva el análisis lógico al terreno de la teología. En
su Tratado sobre los principios de la Teología, establece una serie de principios al efecto:

 Dios puede hacer todo lo que puede hacerse sin contradicción.


 No debe afirmarse una pluralidad sin necesidad.

El segundo principio, conocido como navaja de Occam, obliga a no hacer proliferar los entes explicativos sin necesidad.

Su filosofía política expresa también los cambios de época: la autoridad del emperador no deriva del papa, sino de Dios a
través del pueblo. La legitimidad del poder descansa en el consenso popular.

La ontología occamista supone un firme rechazo de la visión esencialista que postulaba la escolástica traduciendo la
metafísica de Aristóteles. Para Occam lo real es la pluralidad de individuos particulares, cuya unidad es indivisible. En
esta dirección un discípulo suyo, Nicolás de Autrecourt (1300-1350), rescatará la visión atomista. La filosofía occamista
germina ideas que serán fundamentales en la posterior tradición empirista, que también nace en suelo británico. Así:

 La teología racional es una ciencia imposible porque no cabe afirmación alguna sobre la naturaleza de Dios. No
podemos conocer la naturaleza de Dios, y menos aún, con base en intuiciones, establecer distinciones en ella.
 También se muestra escéptico respecto a la psicología racional. Apelando a su principio de economía, lo más que
podemos hacer es postular la simplicidad de la persona humana.
 Énfasis en la lógica. Asume una postura consonante con su individualismo ontológico, afirmando que los términos
universales (hombre, caballo, etc.) son solo nombres.
 Apuesta por la investigación de corte experimental e inductivo.

Con Occam eclosiona el saber teológico medieval. La teología tendrá su ámbito de validez, pero no como conocimiento
racional de la esencia de Dios, sino en el marco de la fe. Por su parte, el conocimiento científico y filosófico habrá de
emanciparse de la tiranía teológica para poder seguir su propio camino con base en la explicación dada por la
observación, la inducción o el análisis lógico, así como por el principio epistemológico de no proliferar entes sin
necesidad (navaja de Occam).

Modernidad: problema gnoseológico y problema ético-político

Modernidad

El concepto de modernidad alude a un proceso que abarca desde el descubrimiento y conquista de América hasta la
Rev. Francesa; proceso que aúna, a su vez, diversos y complejos procesos, durante los siglos XV a XVI.
La modernidad culmina en la Ilustración.
Con modernidad, desde el punto de vista sociológico y filosófico, se alude a ese proceso profundo de reconfiguración del
sentido de la acción que involucra temáticas como la emergencia de la subjetividad, la diferenciación de ámbitos de
validez normativa, la ruptura del bloque ciencia-filosofía y la proliferación de ciencias, el desencantamiento del mundo,
etc.

La modernidad sería un fenómeno que emerge por afinidad electiva de procesos como el descubrimiento y la conquista
de América, la revolución científica, la Reforma protestante y el Renacimiento.

El Renacimiento supuso el paso de una visión teocéntrica a una antropocéntrica.

El proceso de la revolución científica fue largo y conflictivo. Copérnico, Galileo, Kepler y Newton, consolidad la ciencia
física y astronómica modernas. La invención del microscopio por Janssen permitió el avance de las ciencias médicas, la
explicación de la circulación de la sangre por Harvey u observaciones de microorganismos con el microscopio
perfeccionado.
El universo científico que comienza con el Renacimiento busca tanto la mirada al macrocosmos como al microcosmos y
apuesta por la unificación explicativa (navaja de Occam) de los fenómenos.

Copérnico logró sistematizar las observaciones astronómicas bajo la hipótesis heliocéntrica. Kepler perfeccionó el
sistema copernicano al introducir las órbitas elípticas y establecer por primera vez leyes del movimiento de los cuerpos
celestes mediante medición. Galileo estableció los principios del movimiento para los cuerpos terrestres mediante dos
grandes herramientas: la observación controlada en experimentación y la búsqueda de una expresión matemática.
Finalmente, Newton unificó las leyes del movimiento terrestre y de los astros, arrojando el primer gran sistema físico de
la modernidad. Con todos estos autores, se sientan las bases del moderno método científico.

La Reforma protestante también fue un proceso complejo y largo. El invento y difusión de la imprenta así como el
creciente uso de las lenguas maternas, además del descontento de sectores del poder político con un papado y
teocentrismo en declive, motivaron un amplio proceso de reformas en las que hubo posturas más extremistas que
acabaron siendo reprimidas por los propios reformistas como Lutero.
Supuso importantes cambios y contribuyó decisivamente al nacimiento de una nueva subjetividad.
La Reforma protestante supuso un nuevo lugar para la creencia.
Contra la Reforma emerge, tras el Concilio de Trento (1545-1563), el pensamiento católico de la Contrarreforma, que
sitúa de vuelta como centro la autoridad de los padres de la Iglesia y sus doctores, del papado, etc. Se crean también
nuevas órdenes, como la Compañía de Jesús (1534), cuyo principal designio era combatir las ideas protestantes. Los
jesuitas tendrán una función central en América.
En un contexto como el descrito, el problema del conocimiento tiene un lugar central.

Problema gnoseológico: racionalismo y empirismo

Los autores racionalistas (Descartes, Leibniz, Pascal, Spinoza) tomarán por lo común el modelo de conocimiento de las
matemáticas. Los autores empiristas tomarán más como modelo las ciencias naturales y aplicadas, y sentarán
importantes avances para otras ciencias que se consolidarán posteriormente. Por lo común muchos de estos filósofos
cultivaron varios campos.
Descartes en su filosofía considera la principal expresión del nacimiento moderno de la subjetividad.
Partiendo de una duda metódica busca definir el saber.
Solo podemos sentar la verdad de las proposiciones de modo absoluto cuando dicha verdad no depende para nada del
testimonio de los sentidos, incluso cuando podemos prescindir de la carga que el observador aporte.
El conocimiento en general ha de proceder así siguiendo el modelo de las matemáticas. De hecho, para los autores
racionalistas, las matemáticas son la fuente más plena de conocimiento de la realidad.
La duda cartesiana conduce a una primera evidencia que es la de la existencia de una sustancia pensante. La
fundamentación ontológica de la realidad cobrará en Descartes un especial giro: el Dios fundante medieval ahora queda
como artífice de la realidad por la vía de la duda.
Las reglas que Descartes propone son reglas de aplicación clara en el terreno de la matemática y de la geometría
analítica que él contribuye a consolidar. Las figuras se construyen a partir de evidencias pero a su vez las figuras
geométricas han de ser descompuestas en sus componentes y, mediante procesos lógicos, puestas en relación con las
variables que las definen (síntesis). Finalmente, la enumeración permite revisar la ejercitación para consolidar la firmeza
de los resultados.

Para Descartes se puede proceder en la construcción de un edificio del saber seguro

Existen tres tipos distintos de ideas:

 Ideas innatas: no podemos extraer de la experiencia por su propia naturaleza, pero tampoco son ficciones, por lo
que han de ser innatas.
 Ideas adventicias o de experiencias: ideas de los objetos que remiten a objetos externos a nuestra mente y que
podemos constatar con los sentidos.
 Ideas facticias: no son posibles en los sentidos, pero que combinan elementos de ellos.
De todas estas ideas, las más evidentes son, por supuesto, las ideas innatas. A partir de ellas pretende Descartes
construir el edificio del saber. Con las ideas adventicias Descartes introduce la hipótesis de un genio maligno. Tal genio
no podrá ser Dios. La idea de Dios tiene que ser innata y, por lo mismo, solo Dios pudo haber puesto en el pensamiento
la idea de sí mismo. Existe Dios y, por ende, el genio engañador no puede ser tan omnipotente como Dios mismo. Dios
es un garante de objetividad y verdad.

En lo tocante a la antropología y la ética, Descartes desarrolló dos grandes concepciones consonantes con su
consideración del método. Respecto a la antropología, parte de la concepción del alma como idea innata y cuya
existencia está garantizada, pero concibe que se relaciona con el cuerpo mediante la glándula pineal. Para Descartes las
pasiones del alma confunden, por lo cual la razón ha de dominar las pasiones para poder producir una acción coherente
y tendente al bien e interés de la propia persona.

En lo tocante a su concepción ética, afirma también una moral provisional, esto es, unas reglas morales hasta que se
pueda fundar dicha ética al modo de la metafísica, siguiendo las reglas del método. Estas reglas invitan al conformismo y
a la moderación a una regla neoestoica y al cultivo de la razón y progreso en la verdad como método para conquistar las
virtudes.

El empirismo sostiene una postura sensualista, todo lo que hay en el entendimiento sale de los sentidos. La experiencia
lo es siempre de lo singular; no existen, pues, intuiciones intelectuales de esencias universales. Todo concepto general
es resultado de un proceso de abstracción. Tampoco existen las ideas innatas. El empirismo ataca así la noción de idea
innata, pero también la noción de sustancia y de intuición intelectual a priori de las esencias, tan propias del sentido
racionalista y platónico.

Entre los empiristas destacan Hobbes, Locke y Hume.


El empirismo de Hume en términos éticos sostiene, frente a la posición de dominio que Descartes atribuía a la razón
sobre las pasiones, la situación inversa: la razón es esclava de las pasiones y solo puede obedecerlas. La conducta moral
del ser humano se cimienta en el sentimiento de simpatía que el ser humano tiene, del cual derivan todas las
distinciones y juicios morales por procesos diversos.
Para Hume la fuente primaria de todo conocimiento son las impresiones. Estas son un tipo de percepciones que se
caracterizan por su viveza, pues penetran en nuestros sentidos con mayor fuerza. Las ideas, en cambio, son copias
debilitadas de las impresiones.
Las percepciones pueden ser así directas (impresiones) o indirectas (ideas). Tanto las impresiones como las ideas pueden
a su vez ser simples o complejas, si están compuestas por elementos simples. Las impresiones pueden ser, a su vez, de
sensación o de reflexión: de las impresiones de sensación, derivan ideas de sensación; de las impresiones de reflexión,
ideas de reflexión.
Para Hume no existen las ideas innatas, pues todas las ideas se derivan de la sensación o de la reflexión. Sí establece que
entre las ideas las que pertenecen a la memoria tienen mayor vivacidad que las que pertenecen a la imaginación.
Además, la memoria está más organizada y opera mediante relaciones de tiempo y lugar.
Considera que el pensamiento funciona por leyes de asociación. Estas son de asociación por semejanza o de asociación
por contigüidad (espacial o temporal). Para Hume el pensamiento se funda en la ley de asociación, que a su vez se
compone de tres principios: semejanza, contigüidad o casualidad.
Las nociones epistemológicas de causalidad e inducción. Considera que ambas son vivaces y las tomamos como reales
porque avivan la fantasía, pero en realidad se asientan más en la creencia que en la percepción. La creencia surge de la
costumbre. La inducción sobre la que se pudiera establecer un enunciado general de tipo causal siempre es incompleta,
nunca permitirá establecer conexiones necesarias. La idea de causalidad comporta relaciones de contigüidad entre
fenómenos y relaciones de sucesión.
A partir de estas consideraciones sobre las leyes de asociación de ideas, Hume procede a desmontar las grandes ideas de
la metafísica racionalista como las ideas de Dios, alma o sustancia.
Así:

 La idea de sustancia es resultado de la unión mediante la imaginación de una colección de ideas simples.
 La idea de Dios, emerge de la reflexión sobre nuestras operaciones mentales, de modo tal que las llevamos al
infinito.
 La idea de un yo pensante (alma) es una colección de impresiones en perpetuo movimiento a las que nuestra
imaginación atribuye identidad, subsistencia y permanencia.

Problema ético-político: las teorías del contrato y el Estado

Las teorías del contrato tratan de construcciones que apelan a una construcción hipotética según la cual los seres
humanos viven en un estado previo a la sociedad política, desde que el, por distintos motivos deciden unirse en
sociedad política y establecen una suerte de contrato en el que cada uno se obliga respecto a los demás.
El estado político es derivado del estado de naturaleza, no es natural en sí mismo.
La visión que Hobbes establece del contrato se inscribe en lo que Macpherson (2005) ha denominado individualismo
posesivo. Hobbes, que tiene una concepción mecanicista del ser humano a partir de la que cimienta todo su edificio
teórico, concibe que en el estado de naturaleza cada hombre tiene derecho a todo, pero, al ser limitados los recursos y
dada la igualdad de capacidades humanas, se avecina un estado de guerra entre las personas.

En el estado de naturaleza, pues, la ley natural dicta que, si no se logra la paz, puede usarse la guerra; también, que cada
cual puede contentarse con tanta libertad respecto a los demás como la que él les permita. Los seres humanos deciden
establecer un contrato según el cual ceden parte de su libertad a cambio de seguridad, y les otorgan a un soberano
potestades sobre sus personas que de otro modo no cederían.
Así nace la sociedad política y se concede poder poder, incluso absoluto, al soberano.
La teoría política de Locke establece: la limitación del poder hereditario y absoluto de los monarcas; que el estado de
naturaleza no es un estado de guerra. Tanto Hobbes como Locke están condicionados por el contexto de las guerras;
que la sociedad civil aparece como natural continuación de la familia en orden a la satisfacción de las necesidades. En la
concepción de Locke, las personas se unen en contrato no por miedo, sino para que el gobierno facilite la conservación
de la propiedad privada.
Para garantizar la libertad y propiedad de todos los miembros de la sociedad civil, Locke establece un principio de
división de poderes. El poder legislativo es el supremo poder; el poder ejecutivo actúa cumpliendo lo que el legislativo
establece finalmente, está el poder federativo. Locke también es un pensador fundamental en la historia de la
tolerancia.

La síntesis kantiana

Kant fue un filósofo reconocido y valorado en su época. Modelo de ilustración moderada, al modo prusiano, y pese a no
haber salido nunca de su ciudad natal Königsberg, Kant gozó de reputación internacional. Educado en una vida puritana,
siempre llevó una austera vida conforme a principios de deber moral, lo que no impidió que tuviera muchas amistades ni
que su propio funeral fuera un evento muy importante al que confluyeron innumerables personas de todos los sectores
sociales.
La obra de Kant inaugura amplias lecturas posteriores, desde la crítica romántica y nacionalista realizada por Herder o
Hegel a la crítica irracionalista establecida por Schopenhauer y Nietzsche; pero también la recuperación de su legado por
la tradición de la crítica social: el marxismo kantiano o las corrientes formalistas del derecho (como Kelsen), la teoría
constitucionalista, las teorías de los derechos humanos.
La obra de Habermas y la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt son impensables sin los planteamientos kantianos.
Asimismo, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, los neokantianos y la Escuela de Marburgo harán de la filosofía
de Kant la piedra de toque angular para comprender las nuevas ciencias.
La filosofía de Kant es un intento sistemático por abarcar los grandes ámbitos del saber, obrar y desear humano.
Siguiendo una sugerencia que él mismo aporta, podemos contemplar su obra como girando en torno a las siguientes
cuatro grandes preguntas:

 ¿Qué se puede saber? De lo que se ocupa la metafísica, la teoría del conocimiento.


 ¿Qué se debe hacer? Que será abordada por la ética.
 ¿Qué me es dado esperar? Ámbito de la filosofía de la religión, pero también de la filosofía de la historia.
 ¿Qué el hombre? Temática no exclusiva, pero sí central en la antropología filosófica.

Los límites de la razón y los límites de la experiencia

La síntesis del empirismo en la experiencia y racionalismo es una de las claves del pensamiento kantiano.
El proyecto kantiano es un proyecto crítico. Sus tres grandes obras contienen esta finalidad: La crítica de la razón pura
busca establecer cuáles son las condiciones de posibilidad de la metafísica como ciencia; La Crítica de la razón práctica
señala qué condiciones se han de dar para que podamos hablar de moralidad, lo que hace que la voluntad pueda querer
el deber moral; la Crítica del juicio busca conocer las condiciones que hacen posible el juicio estético como juicio del
gusto. El proyecto crítico kantiano busca, pues, indagar en las condiciones de posibilidad del conocer, querer y desear,
mediante el análisis de las facultades humanas del conocer, el querer y el desear.
Kant busca un nuevo modo de proceder, busca desentrañar qué estructuras de la subjetividad permiten que el objeto se
constituya como objeto. A esto le denomina, por analogía con la obra de Copérnico, giro copernicano.
El análisis que Kant realiza en la Crítica de la razón pura, es importante comprender el sentido global de la obra. Esta
busca determinar si la metafísica es posible como ciencia, y concluye con que no lo es; lo que no quiere decir que no sea,
empero, necesaria. Los objetos de la metafísica no son objetos de experiencia posible, no se constituyen como
fenómenos, por lo que la metafísica no es posible como ciencia. Sin embargo, esos objetos son considerados por Kant
como ideas trascendentales, tiene un sentido regulativo. Son como ideales que establecen la dirección, el conocer y el
querer. Comprender este posicionamiento de Kant exige diferenciar entre dos facultades diferentes: conocer y pensar.
Conocer exige situarse en los límites de la experiencia, mientras que pensar puede sobrepasar estos límites.

Los objetos de la metafísica no son objetos posibles de experiencia, no es posible conocimiento alguno sobre ellos, pero
si son objetos de pensar.
En el proceso de conocimiento, se involucran dos facultades: la sensibilidad, como facultad de recibir sensaciones de los
objetos, y el entendimiento, como facultad de producir conceptos. Dictamina que, para poder constituirse un objeto
como objeto de experiencia se precisa que este objeto sea situado en un espacio y un tiempo.
Pero el conocimiento no se limita a la recepción pasiva de sensaciones, sino que conforma la unidad de las intuiciones
recibidas mediante los conceptos. Para definir cuáles son los conceptos se guía por los tipos de juicios, de modo que los
tipos de juicio se establecen las categorías o conceptos fundamentales que aplica el entendimiento para conformar
unidad a las sensaciones.
En Kant la causalidad es una categoría no derivada de la experiencia, pero necesaria para que se conforme un objeto
como objeto de conocimiento, en especial del conocimiento científico. En el juego entre sensibilidad (que suma
representaciones) y entendimiento (que suma conceptos), se producen los objetos del conocimiento.
Para que se produzca, un objeto de conocimiento, es necesario que intervengan tanto la sensibilidad como el
entendimiento, aunque, caben objetos de conocimiento que no estén dados en la experiencia, sino que lo son por la
forma pura, como ocurre con los objetos de las matemáticas.

Los juicios pueden ser:

 Según su relación con la experiencia o con la fundamentación: a priori o a posteriori. Los primeros son anteriores en
su fundamentación a la experiencia, esto es, no dependen de la experiencia. Los segundos, sí. Lo a priori se
caracteriza por su necesidad y su universalidad.
 Según la relación que se establece entre predicado y sujeto pueden ser: analíticos y sintéticos. En los juicios
analíticos, la idea que expresa el predicado está contenida en la idea que expresa el sujeto; En los juicios sintéticos,
la idea que expresa el predicado no está contenida en la idea que expresa el sujeto, de modo que son juicios
ampliativos, esto es, amplían información.
Los juicios analíticos se analizan a priori porque son verdades tautológicas, en función de su forma. Los juicios
sintéticos, a su vez, pueden derivar su fundamento de la experiencia, o no. Los juicios sintéticos a posteriori derivan su
fundamento de la experiencia.

Estos juicios son contingentes y particulares. La ciencia precisa juicios sintéticos, pero de carácter universal y necesario.
Los enunciados de la ciencia son juicios sintéticos a priori.

En la Crítica de la razón pura, Kant llega a la conclusión de que en metafísica no son posibles los juicios sintéticos a priori
y que, por lo tanto, la metafísica no es posible como ciencia.

La razón humana tiende a extralimitarse de la experiencia. En todo proceso de conocimiento, juegan dos elementos
fundamentales: el fenómeno y el noúmeno o cosa en sí. La cosa en sí es una suerte de “soporte” del fenómeno, esto es,
aquello que del fenómeno no puede ser aprehendido o representado, lo que excede la condición fenoménica del objeto
y lo sitúa como una suerte de condición de posibilidad de este. Esto implica reconocer que el conocimiento es siempre
de naturaleza limitada. El noúmeno es condición del conocer, pero es en sí desconocido. La esencia última de lo real no
puede, por tanto, ser conocida, aunque sí puede ser pensada.

Cuando la razón toma a los noúmenos como si fueran fenómenos, produce paralogismos y antinomias. La razón
produce, así, cuatro grandes antinomias.

 El mundo es finito y tiene un comienzo


 Toda sustancia está compuesta por átomos
 Existe la causalidad de la libertad
 Existe un ser necesario, inteligencia ordenadora

Las antinomias se disuelven cuando consideramos la doble dimensión, pues lo que es válido en una de estas no tiene por
qué serlo en la otra.

Kant considera que la razón introduce postulados para garantizar así el orden del mundo y el psiquismo.

Kant sintetiza las posturas del empirismo y el racionalismo. Al empirismo le concede que todo conocimiento dice en
relación con la experiencia y que, no cabe postular intuiciones intelectuales que sean el fundamento del conocimiento.
Con el racionalismo admite que la estructura de la razón condiciona el conocimiento, y esta no puede derivarse de la
experiencia.

Los objetos de la metafísica no son, pues, cognoscibles científicamente, pero sí son pensables. Son introducidos como
ideales trascendentales, esto es, como ideas que regulan terrenos del conocer, del querer y del desear.

El imperativo categórico como fuente de la moral

El ser humano es miembro de dos mundos: el mundo de la naturaleza, mundo fenoménico, sometido a las leyes de la
causalidad, a la heteronomía.

La ética kantiana es una ética del deber, rigorista y se apoya en la condición de autonomía.

La moralidad humana remite a los imperativos categóricos. Mediante los imperativos la voluntad organiza los actos
humanos. Para que la voluntad actúe de forma libre, esto es, máximamente incondicionada, se precisa que esa voluntad
obre por deber, siguiendo un imperativo categórico que expresa ese deber.
Los imperativos expresan la legislación de la voluntad y pueden ser de dos grandes tipos: imperativos hipotéticos e
imperativos categóricos. Mientras los primeros subordinan la voluntad a una condición, los segundos ordenan desde la
voluntad misma, de modo incondicionado y absoluto. El imperativo categórico expresa la máxima autonomía de la
voluntad. La libertad se realiza mediante el imperativo categórico. Por esto, la ética kantiana es una ética deontológica,
una ética que rechaza el utilitarismo, el teleologismo y el consecuencualismo. Lo bueno lo es por su relación con el
deber, no por sus consecuencias.
Frente a las éticas materiales, que subordinan la acción a un fin como el placer, o el utilitarismo, que lo hace a la
felicidad de la mayoría, Kant busca una ética formal, esto es, una ética que no haga residir el fundamento de la moral en
bien alguno, sino en el bien supremo (fuente de todo bien), que es la buena voluntad. Pero la voluntad es
absolutamente buena cuando actúa incondicionadamente (del interés o sentimiento), cuando lo hace por el deber
mismo.

La autonomía de la voluntad se da en la acción por deber: el deber significa la relación de la acción a la ley, al margen de
inclinación alguna; hacer el bien por inclinación no es tan moral como hacerlo por el deber de hacerlo, y Kant llega a
afirmar que es un test moralidad que el sujeto actúe contra su propia inclinación. Kant da varias formulaciones de este
imperativo, entre ellas:

 “Obra según la máxima que pueda hacer de sí al mismo tiempo una ley universal”
 “Obra con respecto a todo ser racional de modo tal que él valga al mismo tiempo en tu máxima como fin en sí
mismo”
 “Obra según máximas de un miembro que legisla universalmente para un renio de los fines simplemente posible”

La primera formulación nos sitúa ante la condición de universalidad. Según tal imperativo no sería ético obrar con una
máxima que no pudiéramos generalizar.
La segunda formulación nos remite a una limitación respecto al mundo del interés en el que nos relacionamos
inevitablemente los seres humanos. Siempre buscamos algo de los demás y, en este sentido, las personas somos medios
para nuestros propios fines. El imperativo categórico nos obliga a reconocer la esencial dignidad de la persona, la
imposibilidad de reducirla a medio. Al instrumentalizar a la persona, actuamos contrariamente a la ley moral.
La tercera formulación remite a la acción orientada a la creación de una comunidad de relación entre los seres humanos,
a escala universal, conforme a leyes comunes.

La humanidad para Kant esta llamada a sobreponerse, mediante el ejercicio de su razón, a los condicionantes de la
naturaleza.
Kant fundamenta la sociedad política en las condiciones jurídicas del Estado, pero a su vez concibe que el ser humano
posee una peculiar disposición que denomina insociable sociabilidad, mediante la cual está dispuesto siempre a la
asociación con otros seres humanos (sociabilidad), pero también posee tendencias egoístas.

La Ilustración

Por “Ilustración” se entiende habitualmente el modo de pensamiento dominante en Europa durante el siglo XVIII.

Se puede considerar la Ilustración como el periodo de implantación de la mentalidad burguesa. Ciertamente la Filosofía
Ilustrada no es una filosofía sistemática, y se apoya la mayor parte de las veces en la síntesis de obras previas con las que
tiene un juego que no se reduce a la simple reproducción, sino que aporta lecturas propias al respecto.

La Ilustración Francesa está marcada por el proyecto de la Enciclopedia (1751-1765), empresa conducida por Diderot y
D’Alembert. La Enciclopedia buscaba servir a la instrucción popular. Son diversos y heterogéneos los autores: Rousseau,
D’Holbach, Helvetius, Voltaire, Turgot, Buffon, Condillac, Quesnay, Montesquieu, etc. Algunos de ellos de ideas
materialistas, otros más deístas que ateos, algunos del campo de la ciencia biológica o de la ciencia económica, etc. El
proyecto enciclopédico comparte rasgos centrales con el movimiento ilustrado:

 Sentido critico
 Apuesta por la explicación racional y científica
 Voluntad pedagógica
 Intención universalista
¿Qué es Ilustración?

Según Kant “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la
imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía del otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside
en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro.”

Rasgos del pensamiento ilustrado

El segundo elemento básico del pensamiento ilustrado es la concepción utópica de la realidad. Las utopías modernas no
son invención del XVIII, sino del XVI, y surgen como género literario en el que la descripción de una organización social
irreal, pero en algún sentido modélica, sirve de contrapunto crítico respecto de las organizaciones políticas reales.

El tercer elemento básico del modo de pensamiento ilustrado es el uso metódico de la crítica. Crítica, según su
etimología, significa acto de discernimiento, e implica necesariamente el examen o consideración atenta de un asunto, y
el posterior juicio que recoge y expresa lo discernido, de acuerdo con los criterios de verdad-falsedad, bon-dad-maldad,
belleza-fealdad, utilidad-daño, etc.

El cuarto y último elemento básico del modo de pensar ilustrado es el “pedagogismo”. La noción de Ilustración se
vincula intrínsecamente con la de “formación”, y en este punto preciso se pone de manifiesto la gran paradoja práctica
del pensamiento ilustrado. La lógica de este planteamiento obliga a pensar que nadie puede emancipar a nadie, sino que
la emancipación la ha de realizar cada uno por sí mismo; lo que trasladado al concepto de ilustración significa que nadie
puede enseñar a nadie a ser ilustrado. Si ser ilustrado equivale a hacer uso del propio juicio, nadie puede suplirme ni
ahorrarme camino en el ejercicio de la ilustración.

A estos rasgos pueden añadirse:

 Confianza humanista y fe en el progreso.


 Actitud racionalista.
 Voluntad de comunicación y publicidad.
 Compromiso crítico.
 Laicismo en la concepción del espacio público.
 Posiciones deístas
 Fortaleza de posiciones empiristas.
 Reivindicación del valor y centralidad de las ciencias.

La Ilustración profundiza elementos de la tradición racionalista y empirista de la Modernidad, avalando así el giro
copernicano que se vive en las ciencias y la Filosofía.

También podría gustarte