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Historias

transnacionales:
nuevas interpretaciones de los
enclaves en América Latina*
nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.: 144-154

Catherine LeGrand**
Traducción del inglés: Diógenes Carvajal***

Este ensayo revisa las nuevas direcciones en la investigación sobre “enclaves extranjeros” en América Latina,
centrándose particularmente en las regiones bananeras de la United Fruit Company (UFCO) en el Caribe y
Centroamérica. Explora las preguntas y aproximaciones que orientan la “nueva historia de los enclaves” producida en
universidades norteamericanas en los últimos quince años, las críticas que han surgido a dichos estudios y el giro
contemporáneo en la mirada a las luchas por los recursos naturales.
Palabras clave: historiografía sobre los enclaves latinoamericanos, nueva historia de lo trasnacional, “United Fruit
Company”.

Este artigo revisa as novas direções na pesquisa sobre “encraves estrangeiros” na América Latina, centralizando-se
particularmente nas regiões bananeiras da United Fruit Company (UFCO) no Caribe e na América Central. Explora
as perguntas e aproximações que orientam a “nova história dos encraves” produzida em universidades norte-america-
nas nos últimos quinze anos, as críticas que têm surgido com relação a tais estudos e o giro contemporâneo com vistas
a lutas pelos recursos naturais.
Palavras-chaves: historiografia sobre os encraves latino-americanos, nova história do transnacional, “United Fruit
Company”.

This essay reviews new directions in research on “foreign enclaves” in Latin America, focusing particularly on the
banana-producing regions of the United Fruit Company (UFCO) in the Caribbean and Central America. It explores the
questions and approaches that orient the “new history of enclaves” coming out of North American universities in the past
fifteen years, criticisms raised of such studies, and the contemporary shift of focus to struggles over natural resources.
Key words: historiography of the Latin American “enclaves”, new history of the transnational, “United Fruit
Company”.
ORIGINAL RECIBIDO: 30-VI-2006 – ACEPTADO: 15-VIII-2006

* Este trabajo es resultado de una investigación de largo aliento sobre enclaves en Co-
lombia y otros países, financiada por el Social Sciences and Humanities Research Council
de Canadá. Deseo agradecer a Amparo Jiménez y a Margarita Serje por los útiles co-
mentarios a este ensayo.
** Profesora e investigadora del Departamento de Historia de McGill University (Cana-
dá). E-mail: catherine.legrand@mcgill.ca
*** Investigador, Universidad de Los Andes.

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L os “enclaves” –regiones
bananeras, azucareras o mineras de
brevemente sobre la literatura pre-
via. Los primeros escritos norteame-
1935; 1936). Así, las explicaciones
del imperialismo hechas por J. Fred
inversión extranjera masiva en ricanos mostraron dos tendencias. Rippy entre 1930 y 19503 , se con-
América Latina– han sido de gran El primer grupo de escritos presen- virtieron en el decenio de 1970 en
interés desde 1910 hasta el presen- tó a las compañías estadouniden- denuncias de la dependencia, es
te. El estudio transnacional e ses en términos heroicos, como decir, de las estructuras económi-
interdisciplinario de la naturaleza e empresas modernizadoras y civili- cas y políticas de extracción y sub-
impacto de los enclaves ordinación que crearon
ha estimulado a los la- “un estado dentro del es-
tinoamericanos y a los tado” aislado de la eco-
norteamericanos, preocu- nomía nacional, y que,
pados por darle sentido a en ciclos de crecimiento
los efectos multifacéticos y recesión, dejaron como
de las inversiones extran- consecuencia el desarro-
jeras estadounidenses y llo del subdesarrollo 4 .
europeas. Escritores y políticos crí-
ticos de la inversión ex-
La revisión de la litera- tranjera estadounidense
tura producida en univer- también denunciaron la
sidades norteamericanas explotación por las gran-
indica que ha ocurrido un des multinacionales de
cambio importante en la las masas proletarias por
conceptualización de los ellas creadas, cuyas va-
enclaves desde 1990. Este lientes huelgas en la pri-
cambio coincide con un mera mitad del siglo XX
elevado interés por explo- –al menos aquellas que se
rar las formas concretas que recuerdan– con frecuen-
tiene la transnacionaliza- cia terminaron en repre-
ción y con un giro cultural siones, incluso masacres,
en la historia y las ciencias por parte de ejércitos lo-
sociales1 . Estudios recientes cales que servían a inte-
sobre enclaves bananeros, reses extranjeros5 .
azucareros y mineros, mu-
chos de los cuales desafían Mientras que las in-
el propio término, reflejan terpretaciones de la mo-
y alimentan las preguntas dernización, por un lado,
contemporáneas sobre sub- y del imperialismo o la
jetividades, la construc- dependencia, por el otro,
ción social del género, etnia Camarín del Carmen (desmantelada a comienzos
estaban en disputa, am-
y nación, así como las ideas del s. XX), anónima, 1920. BPPM. bas presentaron los en-
de desarrollo, espacio y na- claves bajo el poder de
turaleza. zadoras que abrieron tierras “vírge- compañías extranjeras y las socie-
nes” a la producción, importaron dades de los enclaves como el re-
Antes de analizar los estudios tecnología avanzada y generaron sultado de la confrontación entre
recientes sobre enclaves –y parti- miles de empleos con servicios so- jefes foráneos y una masa obrera
cularmente aquellos trabajos que se ciales asistenciales para los locales2. masculina proletarizada, que tomó
centran en las regiones de produc- El segundo grupo, resalta, por el significado nacional con el naci-
ción bananera de la United Fruit contrario, los efectos negativos de miento de los movimientos obre-
Company– permítanme reflexionar la inversión extranjera (Kepner: ros radicales. El capitalismo tendió

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a ser visto como un por actores locales
proceso sin rostro que específicos y por tra-
se desenvolvió con yectorias dentro de
inconsútil inevitabi- procesos más amplios
lidad, penetró en nue- de transformación glo-
vas áreas y las convirtió bal. Como la historia-
para sus propósitos. Se dora Lara Putnam lo
pensaba que las trans- plantea, la meta es en-
formaciones en la orga- tender cómo el “im-
nización del capital y pacto de las fuerzas
del comportamiento globales estuvo condi-
empresarial respondían cionado por dinámicas
a cambios de estructu- regionales y locales”
ras y fuerzas económi- (Putnam, 2002: 4).
cas abstractas.
Por su forma inten-
Dichas conceptua- sa y concentrada, las
Antiguo Palacio de los virreyes (demolido), construido en 1787 por Domingo Esquiaqui,
lizaciones eran un lu- Bogotá, Julio Racines, 1884. BPPM. así llamadas regiones
gar común cuando de enclaves son un
hice mi trabajo de grado en la Uni- moderna latinoamericana equiva- prisma fascinante, a través del cual
versidad de Stanford, en California, lía a estudiar, identificarse con, y explorar la complejidad, dinámicas
en el decenio de 1970. Por esa épo- atreverse a entrar en el mundo del y experiencias vividas de las inter-
ca –momento del apogeo de la teo- Sur y dejar el “nuestro” atrás7 . secciones transnacionales en el
ría de la dependencia 6 – en los tiempo y el espacio. Las sociedades
Estados Unidos parecía que los es- Todo esto cambió después de de enclaves también proporcionan
critos sobre enclaves eran en su 1990. Como lo aclara la bibliogra- un objetivo a escala micro y rica-
mayoría polémicos, sectarios, sim- fía de este artículo, durante la mente texturado, que permite tra-
plistas, quizá casi míticos –no eran, última década y media, en Norte- tar de resolver empíricamente
como dijo mi supervisor de docto- américa ha habido un repentino problemas teóricos espinosos como
rado, un tema apropiado ni legíti- repunte del interés en la historia de los significados de estructura y agen-
mo para la indagación académica–. las regiones latinoamericanas mar- cia; o quiénes son los actores y cuá-
Por un lado, era un tema politizado cadas por inversiones extranjeras a les son los conflictos sociales,
y demasiado candente para ser tra- gran escala y las conexiones de di- económicos, políticos e ideológicos
tado; por el otro, parecía que todo chos lugares con muchos otros lu- que producen procesos particulares
estaba ya dicho. En los decenios de gares e historias. Mientras que en de “transformación capitalista”,
1960, 1970 y 1980, los historiado- las primeras décadas, economistas, generados por la intersección entre
res no escribieron mucho sobre los sociólogos y politólogos hicieron la lo local y lo transnacional (Steve
enclaves y dejaron los debates a los mayoría de los estudios sobre los Striffler, 2002).
activistas de izquierda, a los políti- enclaves, ahora historiadores y
cos, y al North American Congress antropólogos, con una mirada Los mejores estudios recientes
on Latin America [NACLA] Report, geográfica sobre el espacio y el am- –tales como los de Janet Finn, Steve
fundado en 1967. Me pregunté en biente, están formulando nuevas Striffler y John Soluri– plantean
ese momento, si este extraño silen- preguntas y produciendo diferentes explícitamente dichas cuestiones, a
cio de los académicos tenía algo tipos de estudios. El interés recien- la vez que invitan al lector a cues-
que ver con que los estudios sobre temente revivido por las regiones tionar reificaciones como estructu-
la intersección de Norteamérica y de enclaves expresa una conscien- ra, desarrollo, capitalismo, o la
Latinoamérica estaban vedados cia profunda acerca de la inter- dicotomía entre cultura y natura-
para los jóvenes académicos norte- conectividad entre los mundos del leza. Finn nos urge a repensar la
americanos: estudiar la historia Norte y el Sur, y una fascinación teoría de la práctica como una for-

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ma de involucrar “la confluencia Fruit Company, comprometiendo a comparativas y escribir historias
del poder y el significado en la cons- trabajadores bananeros locales. Su transnacionales.
titución de la realidad social” para objetivo es explicar por qué la re-
mujeres obreras en los dos distan- ceta de la UFCO para el progreso ¿Qué otros enfoques, temas y
tes polos del imperio de cobre de no produjo una prosperidad per- metodologías emergen de la nueva
Anaconda, Butte (Montana, Esta- manente. (Esto fue, en parte, atri- historia de los enclaves? Conside-
dos Unidos) y Chuquicamata (Chi- buible al impacto devastador de remos primero la historia del tra-
le) (Finn, 1998: 11)8 . A su turno, las enfermedades de las plantas, bajo. Los primeros estudios de los
en un rico estudio sobre una plan- generado por la insistencia de la enclaves se enfocaron principal-
tación bananera de la United Fruit UFCO en el monocultivo que mente en las huelgas específicas de
Company en la costa ecuatoriana, hizo necesario desplazar los culti- trabajadores proletarizados o mine-
el antropólogo Steve Striffler nos vos de un terreno a otro y creó ros en contra de compañías extran-
pide situar las luchas políticas po- grandes problemas ambientales y jeras –la huelga chilena del nitrato
pulares en el centro de los proce- de salud pública). El libro de en 1907, las huelgas de las bana-
sos económicos. Striffler argumenta Soluri, publicado en 2005, tam- neras en Colombia en 1928, en
que para entender cómo el capita- bién explora cómo el crecimien- Costa Rica, 1934, en Honduras,
lismo se desarrolló a lo largo del to de un mercado de masas para 1954 y otras similares– (Cfr. Lessie
tiempo y el espacio, debemos los bananos en los Estados Unidos Jo Frazier, 1998; Catherine Le-
atender las prácticas políticas y dio origen a semióticas culturales Grand, 1989: 183-218; Victor H.
económicas de actores situados acerca del banano, en canciones, Acuña Ortega, 1984; Mario Argue-
diferencialmente por medio de poesía, chistes y filmes holly- ta, 1989; Marvin Barahona, 1994).
etnografías, es decir, por medio de woodenses que expresaron imáge-
estudios locales en los que lo local nes negativas de “los trópicos”, así Trabajos recientes intentan cu-
es entendido como resultado de como la ansiedad, en los Estados brir un lapso de tiempo más amplio,
influencias globales más grandes, Unidos, entre la gente “bien” por con frecuencia desde antes de la lle-
nacionales y regionales. Al igual la forma cómo la llegada del con- gada de la compañía extranjera,
que Striffler, el historiador am- sumo masivo estaba minando las pasando por el periodo de expan-
bientalista John Soluri historiza una distinciones de estatus social en ese sión y llegando al periodo de con-
región particular en su disertación país. tracción (o cambio al cultivo por
doctoral, la costa norte de Hondu- contrato después de la Segunda
ras, y arguye que el “desarrollo” no Preocupados por la percepción, Guerra Mundial), hasta el comple-
es neutral ni estático, sino un “blan- por las formas culturalmente gene- to retiro de los extranjeros. Estos
co en movimiento”, cuya localiza- radas de ver y actuar, los nuevos es- trabajos se preocupan por estudiar
ción es disputada por diversos tudios discutidos más arriba, sin no tanto la historia de la empresa
grupos sociales (administradores embargo, no rechazan la economía extranjera sino, en palabras de Avi-
extranjeros, burócratas del estado, política. De hecho, muchos son el va Chomsky, “la historia social” de
productores nacionales de banano, trabajo de académicos comprome- las regiones de los enclaves9 . Des-
trabajadores de las plantaciones, tidos políticamente, preocupados de esta perspectiva de abajo a arri-
cultivadores por contrato, campe- por la percepción, la práctica y el ba, el enclave no es una “fábrica en
sinos independientes) con ideas di- poder de los individuos y las multi- el campo”, sino un lugar extraordi-
vergentes sobre paisajes y sustentos nacionales. Algunos de estos estu- nariamente cosmopolita y social-
de vida. Soluri se centra en el tra- dios conscientemente se esfuerzan mente complejo, constituido por
bajo de la siembra del banano –so- por definir ángulos alternativos, inmigrantes atraídos por nuevas
bre la lógica de la monocultura por medio de los cuales escribir his- oportunidades de trabajo y empre-
moderna, las enfermedades del torias transnacionales que propor- sa. También son lugares donde las
banano, los procesos concretos de cionarán discernimientos reales compañías extranjeras intentaron
producción– tal como lo concep- sobre las vidas de las personas, y generar trabajo y disciplinar al tra-
tualizaron los científicos tropicales cuestionan las similitudes y dife- bajador con prácticas culturales
y los administradores de la United rencias entre escribir historias que se extendieron más allá del lu-

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gar de trabajo y afectaron los espa- des rurales (Cfr. Juan Guisti Corde- anglo-antillanos en las zonas bana-
cios de vida, recreación, patrones ro, 1994; John Soluri, 2005; Ca- neras a lo largo de Centroamérica y
de consumo y tratamiento de en- therine LeGrand, 1984: 178-200). cómo las vidas de sus habitantes to-
fermedades de los trabajadores, en- maron formas similares o diferentes
tre otros10 . Las preguntas para los nuevos en el tiempo a lo largo de la costa
historiadores del trabajo se convier- ístmica?
Surgen, entonces, algunas pre- ten en ¿cómo, bajo condiciones de
guntas: ¿cómo emergieron nuevas cambio económico rápido, induci- Incluso, otro tema de relevan-
comunidades a través de la inter- do por los extranjeros, y el influjo cia para la historia del trabajo tie-
acción de las compañías y los masivo de población, se construyen ne que ver con qué pensaba la
inmigrantes de muchos lugares? la raza, la etnicidad, el género y la gente que vivía en los enclaves so-
¿Cómo fueron planificadas dichas clase? ¿Cómo se construyen social- bre el impacto de la compañía, y
comunidades y qué formas toma- mente y por qué, y qué tipos de ten- del cobre, el azúcar o los bananos,
ron? ¿Cómo se negociaron el estatus siones emergen? ¿Cómo recurren las en sus vidas. En Clash of Spirits, el
social y las jerarquías, sociólogo rural filipi-
qué estrategias de mo- no, Filomeno Aguilar,
vilidad social fueron explora esta cuestión
posibles, cuáles fueron con imaginación y pa-
los significados y usos sión y abre, así, nue-
del espacio público, y vas perspectivas para
cómo se imaginaron los historiadores de
las compañías y los ha- América Latina. Janet
bitantes locales sus co- Finn lidia también con
munidades? dicha pregunta. Según
sus hallazgos, las per-
Varios investiga- sonas de las comunida-
dores sobre las minas des mineras de cobre
chilenas de cobre y las en Estados Unidos y
regiones bananeras de Chile emplean cons-
la United Fruit Com- tantemente la metáfo-
pany ahondan pro- Mompox (detalle), Juan Trucco, 1920. BPPM. ra de “consumo”, para
fundamente en las referirse tanto a la en-
estrategias de las mujeres y sus vi- plantaciones tropicales creadas por fermedad pulmonar de silicosis
das en estas comunidades, al mis- la United Fruit Company, o las in- como al consumo que hace la mina
mo tiempo que arrojan luz sobre la versiones azucareras de Estados de los trabajadores y sus familias.
formación de la familia, valores Unidos en el siglo XX, a la acu- Una preocupación por la confian-
sociales y redes sociales y de paren- mulación de tierras o prácticas za y la traición, que interfiere con
tesco dentro y fuera de los asen- laborales características de las plan- su habilidad para organizarse, se
tamientos de los enclaves (Cfr. Lara taciones de esclavos? Alternativa- mantiene en las conversaciones de
Putnam, 2002; Thomas Klubock, mente, ¿es útil pensar en dichas los trabajadores en Chile y también
1998). Otros estudios sobre las áreas como “fronteras” –entendidas en Montana.
bananeras y las azucareras están sa- como vastos terrenos baldíos dispo-
cando a la luz la enorme vitalidad nibles para el cultivo– con el pro- Añadiendo una capa más de
de los campesinos en las áreas alre- pósito de compararlas con regiones complejidad, Steve Marquardt y
dedor de las plantaciones de expor- de nuevos asentamientos sin encla- John Soluri enfatizan la importan-
tación y las complejas interacciones ves? ¿O, quizá, como lo ha sugerido cia de relacionar la transformación
permanentes entre campesinos y las Ronald Harpelle y lo ha estudiado ambiental y tecnológica con el pro-
plantaciones, que con frecuencia Lara Putnam, sería fructífero escribir ceso de trabajo. Al explorar co-
dieron origen a nuevas comunida- una historia transnacional de los nexiones entre el cambio ambiental

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y el capitalismo agrario, Marquardt luchas por la movilidad social y el gen mucho más compleja, que rela-
y Soluri explican cómo la visión de prestigio y con dimensiones am- ciona a los así llamados enclaves
la United Fruit Company de que la bientales, de género, étnicas y de foráneos con procesos de formación
agricultura de exportación cientí- clase. Esta apertura a la compleji- del Estado y la constitución de iden-
fica y moderna tenía que ser una dad social, al agenciamiento local tidades regionales y nacionales. Los
monocultura a gran escala, resultó y a múltiples voces, junto con una trabajos de Aviva Chomsky sobre
en la expansión incontrolable de atención rigurosa al impacto de las Costa Rica, Darío Euraque sobre
enfermedades de plantas que in- estrategias empresariales y condi- Honduras, Barón Pineda sobre
fluenciaron las estrategias de la ciones de mercado (y no menos a Nicaragua, Cindy Forster sobre
UFCO y finalmente constriñeron las políticas gubernamentales nacio- Guatemala, Julie Franks sobre la Re-
sus opciones. Desde este punto de nales vis-a-vis las regiones de encla- pública Dominicana, Steve Striffler
vista, la UFCO no era todopode- ves) está dando origen a una sobre Ecuador, Marcelo Bucheli so-
rosa. Junto con la excesiva depen- historia del trabajo mucho más in- bre Colombia y Thomas Klubock y
dencia de la Compañía sobre la teresante, atenta a las experiencias, Lessie Jo Frazier sobre Chile, son par-
variedad Gros Michel ticularmente innova-
y, después, la Caven- dores en este aspecto.
dish –las únicas varie- Debido a que la ma-
dades del banano que yoría se mueven más
el público norteame- allá del periodo 1900-
ricano aceptaba con- 1930, hacia la era del
sumir–, la lucha de la populismo y luego ha-
UFCO en contra de la cia el presente, ellos
Sigatoka y la enfer- tratan la dinámica de
medad de Panamá las interacciones entre
redefinió las funciones las compañías multi-
laborales, las relaciones nacionales y los inci-
con los productores pientes movimientos
bananeros nacionales nacionalistas, los esta-
y los conflictos socia- dos cada vez más in-
les en las regiones ba- tervencionistas y los
Mompox, Guillermo Melo González, 1999. BPPM.
naneras. Soluri enfatiza grupos dentro de los
que “el trabajo cambiante de los a las tensiones, a las alianzas, a las enclaves con sus propias demandas
sembradíos de bananos y la relación formas organizacionales y luchas de influencia e inclusión y sus pro-
dinámica entre paisajes cambiantes, diarias que trascendieron las plan- pias visiones de reforma nacional.
procesos de producción y medios de taciones y las minas en sí mismas.
vida… le dio forma a espacios Los temas estudiados son va-
ecosociales en los que se disputaba La visión del enclave como for- riados. Por ejemplo: Aviva Chom-
el poder” (2000: 466). mación social de frontera, creada sky explica cómo los liberales y los
tanto por la compañía extranjera radicales costarricenses elaboraron
En suma, durante los últimos 15 como por múltiples interacciones interpretaciones opuestas del signi-
años vemos un aumento en el re- con la sociedad latinoamericana a ficado de la región bananera en la
conocimiento de que los enclaves la cual pertenece, también informa historia nacional y las visiones
son sociedades complejas con his- nuevos trabajos sobre el significado antiimperialistas conflictivas. John
torias, valores y formas de vida político de los enclaves. Previamen- Soluri revela cómo los trabajado-
que, algunas veces, anteceden el te se pensó que la empresa foránea res y campesinos de la costa
arribo de las compañías multinacio- removió la región del enclave de la bananera hondureña afirmaban de-
nales. Son sociedades complejas esfera de acción nacional, debilitó fender la soberanía nacional al
con múltiples conexiones a otros el Estado, y fragmentó la nación. Es- oponerse a la migración de traba-
lugares, con jerarquías sociales y tudios recientes presentan una ima- jadores anglo-antillanos y al inva-

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dir propiedades no cultivadas en neras. En vez de conceptualizar al de forma diferente a como las ven
la región bananera. Darío Euraque Estado como un monolito que los académicos latinoamericanos
explora cómo los discursos hondu- impone políticas desde la capital, educados en Latinoamérica o en
reños de raza y nación del siglo XX lo presenta como una “presencia Europa? Este es un aspecto que me-
fueron reacciones al surgimiento múltiple” y, a través de un uso rece atención. Muchos de los estu-
de la industria bananera de propie- imaginativo de registros judicia- dios en lengua inglesa que salen de
dad extranjera. Cindy Forster les, explora cómo la UFCO y el Norteamérica, enfatizan la agencia
muestra como la protesta de los pueblo local interactuaron con local y la interdependencia e inter-
trabajadores bananeros contra la autoridades e instituciones loca- conectividad entre lo foráneo y lo
UFCO durante la revo- local. Al hacerlo, ¿acaso
lución de octubre de esta nueva literatura trans-
1944-54, redefinió las re- nacional de alguna forma
laciones del estado de niega el poder y explota-
Guatemala con la com- ción de la compañía mul-
pañía y con el gobierno tinacional? La crítica de la
de los Estados Unidos. historiadora brasileña
Lessie Jo Frazier arroja Emilia Viotti da Costa so-
luz sobre cómo la memo- bre mi artículo de la his-
ria selectiva y las inter- toria cultural del enclave
pretaciones divergentes de Santa Marta se centró
de principios del siglo en este aspecto 11 . Una
XX acerca de las huelgas pregunta muy importante
contra las compañías es ¿cómo debemos mane-
mineras extranjeras con- jar la cuestión del poder,
tribuyeron tanto a las vi- empíricamente, al estu-
siones de la izquierda diar las sociedades de
radical como populista enclaves?
en Chile, y Tom Klubock
estudia cómo los legisla- Directamente relacio-
dores chilenos se preocu- nado con ello está el pro-
paron por desarrollar un blema de las fuentes. Para
Estado benefactor, dibu- analizar las interacciones
jado sobre las políticas entre las compañías ex-
paternalistas implemen- tranjeras y el pueblo local,
tadas con anterioridad necesitamos acceso tanto
por las compañías ex- a los archivos internos de
tranjeras de cobre. Calle e iglesia de Yarumal (detalle), Antioquia, Guillermo Melo G., 1993. BPPM. las compañías como a los
periódicos y registros no-
Además de relacionar la presen- les y las diversas rutas que usaron tariales, jurídicos, del concejo mu-
cia multinacional con la formación para adquirir poder. nicipal y de los sindicatos de
del Estado y las conceptualizacio- trabajadores. Sin embargo, con fre-
nes sobre nación y ciudadanía, Para dar un cierre a estos pen- cuencia las compañías multinacio-
algunos trabajos recientes sobre samientos preliminares en torno al nales, incluyendo la UFCO, no
los enclaves también argumentan reciente aumento de escritos sobre permiten acceso a sus archivos in-
la importancia de atender la polí- enclaves, quiero agregar unos po- ternos12 . ¿Cómo sesga la interpre-
tica en el nivel local. Lara Putnam cos aspectos. Una pregunta es: ¿los tación tal carencia? Otra fuente de
mantiene que el Estado debe ser académicos norteamericanos y/o la- interés potencial para los historia-
entendido en términos de cómo tinoamericanos capacitados en dores y antropólogos son las novelas
se manifiesta en las zonas bana- Norteamérica quizás ven las cosas sobre las bananeras, las azucareras

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y la minería, cuyos autores con fre- celo Bucheli, el único historiador tre dos de los más recientes escri-
cuencia tienen experiencia de pri- que tuvo acceso a los archivos de tos sobre enclaves contemporáneos
mera mano de las regiones de los la UFCO en Medellín, ha sentado –“La política del enclave”, de la
enclaves acerca de los cuales escri- las bases para futuros trabajos de la antropóloga colombiana Margarita
ben. Sin embargo, los científicos so- historia comparativa de las regio- Serje, que afirma el poder presun-
ciales deben tener cuidado al nes bananeras de Santa Marta y tuoso de las compañías extranjeras
interpretar dichos trabajos de fic- Urabá. Mientras tanto, investigado- favorecidas por el desarrollo de
ción, que son producto de épocas res de la Facultad de Administra- políticas neoliberales del gobierno
y lugares específicos y, también, es- ción de la Universidad de Los colombiano, y la tesis doctoral de
critos muchas veces con evidentes Andes estudian la perspectiva y el la científica política estadouniden-
intenciones políticas. comportamiento empresarial de las se Leslie Wirpsa, que enfatiza la
compañías mineras que buscan res- agencia de actores locales– sugiere
Quisiera terminar con algunos ponder a sus stakeholders y sobrevi- una vez más los paradigmas con-
comentarios tentativos sobre hacia vir y prosperar en situaciones de trastantes que pueden subyacer tras
dónde van los estudios de enclaves conflicto (Cfr. Amparo Jiménez las miradas sur y norteamericana
en Colombia. En años recientes, la Valencia, 2002; Amparo Jiménez, frente a la comprensión del com-
violencia en Colombia se ha cen- 2004: 59-77; José Camilo Dávila L. plicado impacto de y resistencia a
trado particularmente en regiones de Guevara y Otros, 2006). Los la inversión extranjera en Latino-
de explotación de recursos natura- politólogos Jenny Pearce y Nazih américa (Serje, 2005).
les con gran inversión extranjera Richani clarifican cómo la lógica
(las regiones bananeras de Urabá y del comportamiento de negocios
de Santa Marta, y áreas de petró- contribuye a la perpetuación del
Citas
leo, carbón, níquel, gas, explota- “sistema de guerra” en Colombia
ción forestal, y nuevos proyectos (Cfr. Nazih Richani, 2005: 113-
1 Ver estas nuevas aproximaciones en
hidroeléctricos). La literatura se 144; Jenny Pearce, 2005; Thad Gilbert M. Joseph (1998: 3-46) y Ricar-
centra en por qué y cómo dichas Dunning y Leslie Wirpsa, 2005; y do D. Salvatore (2005: 9-35).
regiones que con frecuencia atraen Gerard Martin, 1996: 193-218). 2 Ver, por ejemplo, Frederick Upham
importantes movimientos de colo- Un enfoque adicional del nuevo Adams (1914), y Stacy May y Galo Pla-
nización, son particularmente con- trabajo regional sobre la inversión za (1958). También, Ricardo D. Salvatore
(2006: cap. V).
flictivas; las respuestas ahondan en extranjera es la resistencia de los
3 Al respecto ver J. Fred Rippy (1959).
las formas que toman los conflictos pueblos indígenas a la incursión de
por el control de los recursos natu- 4 Ver Andre Gunder Frank (1986: 111-
compañías petroleras multinacio-
123). Para una interpretación de la re-
rales y los beneficios que de allí se nales (Liisa North y Otros, 2006; gión bananera sobre la costa atlántica
derivan. Las aproximaciones para Suzana Sawyer, 2004). Mientras en Costa Rica desde esta perspectiva,
entender este espinoso tema tienen que el reciente retorno a la historia ver José Luis Vega Carballo (1986:
280-297).
diferentes formas. Los trabajos so- de los enclaves bananeros de la
5 Ver las novelas sobre el banano de Car-
bre la nueva región bananera de United Fruit Company refleja un los Luis Fallas, Ramón Amaya Amador,
Urabá, apropiada de las selvas del creciente interés académico en el Miguel Ángel Asturias, Gabriel García
Darién por parte de la UFCO en tema de la transnacionalización, la Márquez, y Jorge Eliécer Gaitán, (1928)
los decenios de 1960 y 1970, se La massacre en las bananeras (documen-
disertación doctoral premiada de tos-testimonios), Medellín, Pepe, s.f.
centran en cómo la intersección de Leslie Wirpsa sobre el choque de la
6 Ver Fernando Enrique Cardoso (1977:
inversionistas extranjeros, empresa- Occidental Petroleum y el pueblo 7-24).
rios antioqueños y planificadores indígena U’wa muestra cómo, en 7 John Womack (2003: 14-28; 2006: 14-
del desarrollo regional, dieron sur- décadas recientes, la globalización 26), ofrece una visión del contexto po-
gimiento a un auge económico en de redes de movimientos sociales lítico y social de los estudios latinoa-
el que la lucha por la tierra y el tra- mericanos en los Estados Unidos en
ha fortalecido la capacidad de pue-
ese momento.
bajo produjo movimientos sociales blos locales para combatir con
8 Según Finn, “a practice approach
fuertes que coexistieron con grupos éxito el poder del capital trans- challenges notions of ‘base’ and ‘super-
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