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Hoy hace seis meses que se murió la vieja y seguimos sin tener
noticias suyas. Los dos, el viejo y yo, andamos como bola sin
verano y nos iremos más solos que nunca a algún río a pescar. Es
Ah, el tío, soy un pelotudo, quién iba a ser. Él sí que con las
carajo puede saber qué nos pasa cuando nos morimos. La teoría
vieja, que guarda todo lo que ella escribió, o sea, algo del
software de la vieja anduvo por él, qué pasaría si allí yo creo una
ahí, si esa realidad fue con ella, ella volverá a ocupar su lugar. Lo
- Menos mal que no los hiciste tortilla, viejo –dice Bruno con
sincero reconocimiento.
- Iba a hacer y lo paré justo. 5 kilos traje, huevón, para comer así,
- ¿Qué, hijo?
convoca de pie.
boliviana?
por bromear con ella tan fanática del psicoanálisis, les dijo que
respondió ella con ese tonito de locutora sabia que hacía que el
cielo se volviera más azul- con la salud no hay por qué ser
volvía.
de alcohol.
analista.
amargos con las penas como dagas y los van tirando al alma
adelfas blancas.
Capítulo 4: Bruno contempla absorto un combate entre el
Amor y el Honor
Pero Bruno no oye el llanto de los vivos. Escucha con sus ojos a
Domingo.
Misógino Mario:
mundo.
(aunque Alá sea más sabio) que haya sido el ingenio femenino y
desmorona ante las aguas turbulentas del llanto que no cesa. Uno
esos días cuando Martín volvió hasta que me pude ir. Fue raro,
Inés. ¿Por qué si el viaje de Martín duró seis meses, sólo en los
blanca.
Capítulo 6: Otro tramo, penitente
El joven que llega y el hombre que no sabe bien por dónde anda
quieras.
te ayudo y la salvás.
Con los dientes apretados hasta juntar las encías, Andrés aúlla
- Los rechino para que no tengan tanto perejil como los tuyos.
- ¿Dormías?
cuento.
Martín contaba.
duermo, ¿entendés?
lo ancho de su alma.
claudicaremos.
causarles a esos tres que amaba más que a nada en este mundo,
carcomiendo.
viviera.
Querido Mario:
desde allí –como toda traición- roerlo. Pero otra era su lepra –y
los ojos del papel y miró alrededor. Entonces supo lo que iba a
al lado de una ventana para poder ver el cielo, que es uno para
Mario.
Capítulo 9: Scire Nefas
suave.
consistente.
una mujer.
- ...
aplomadísimo.
cuestión de principios.
aplomado el tipo.
ver que es algo que no tiene que ver con vos. Es ajena a vos. Por
eso la trataste igual que a la carta robada. En todo caso, este tal
esta vez. Les dejó el tiempo justo para que ocuparan todo el
los tigres de la duda, que cayeron sin ruido, como caen los tigres.
demuestren lo contrario
todos los hombres canallas tienen precio. Piensa que en este caso
todos los canallas tienen precio habrá un cebo para cada uno.
que ver a todos los Mario que conoció mi vieja. Y justo ahí un
resplandor encegueció a Bruno, que estuvo a punto de ser
como si fuera un rencor. Tendrá que ver a todos los hombres que
llamado Mario.
Irene de su confianza.
- Bien, trabajando.
puro arrepentida.
Voy a estudiar cine y para eso vine a verte. ¿Me vas a ayudar?
deslenguado.
Zorro?
dispara un flash:
va a facilitar el montaje.
- Gracias, Irene, sabía que podía contar con vos –Bruno la gana
potro, sóo. Todos los días camina vespertino las treinta calles que
idea de que vuelve a estar sin Inés. Hoy Bruno tiene análisis –se
la razón y que ella obró con rectitud, golpea salvaje sobre sus
todas las flores que no tuve tiempo de darte, mi amor. O sea que
duelo.
caprichosos como tus venas, amor mío, tendrá escaleras como las
presente.
Capítulo 12: Otra vez, espárragos
lechugas.
estar más muerto que vivo. Además, ¿no dicen que seguimos
divinidad.
el muro.
-¿Crees que mamá era de fácil acceso, Padre? -Tal vez el tono
poesía que ella le recitaba y que tenía esos versos que a Bruno
para lavar la vida que casi no se puede lavar con otra cosa.” Sí,
su madre era una mujer feliz, más, era una negra contenta, de
alegría multiforme, incluida la bulliciosa. ¿Por qué, entonces, era
-Yo no creo que fuera fácil su acceso, hijo -no menos gentil,
tenga que ver con nosotros, con papá, con Andrés, conmigo.
en vez por algún peregrino, de ésos que pasan por nuestra vida,
nos dan un poco de sal y de sol, pero no se mezclan con las otras
contarle a papá el video juego que quería hacer con tus fotos. No
documental. Creía que era nada más para conocer a Mario pero
ahora creo que también es para conocerte mejor. Igual que papá,
que habla con vos para entender mejor lo que una vez dijiste.
mala espina).
combate?
Comercial.
- Sí, dijo que iba a tener forma de mujer porque es un lugar para
ríos por los que no se puede navegar. Es inviable. Sus vías son
lo tocó deslumbrante.
Kieslowsky? –la estolidez del otro era tan perfecta que Bruno,
por su vida. Hay que romper esa imagen para salvarse. Romper
mejor disfrutar lo que ya fue, para tenerla viva. Y, así, cada vez
imagino dándole la libertad con el gesto del amor puro. Sin las
filo que corta limpiamente, sin sangre, tal vez un goteo pequeño
Bruno piensa que tendrá que sangrar a su padre y cree que es una
arde la sal en las heridas. En piel viva escucha cómo las palabras
hombre.
almohadas.
- Decís que guardaste sus cosas con la misma pudicia que si ella
ves más bella que Ariadna dispuesta a salvar a Teseo hasta las
- Contame de Mario.
- Nada, sólo las cartas que ya te conté. Y una idea que tuve antes
qué vas a hacer el año que viene? ¿a qué facultad vas a ir?
Hay que ser valiente para asomarse por las barandillas. Valientes
frágiles. Apenas una barandilla para indicar que ahí hay un paso,
se oponía a la felicidad del amor. Era un amor así, tan feliz que
nuestro para los tres, el cuidado del nene, eso ya fue suficiente,
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contento con la vuelta, con estar con Bruno y, sobre todo, con
los hombros de Inés y el abrazo de ella sería para él? Dios, ¿me
filo de un alfanje.
madrugada.
Capítulo 15: Nocturno con tigres
Primero llora por ella, que en este caso es lo mismo que llorar
por él. Llora a la amada, llora por su amor. Llora su soledad tan
humildad:
por esa mujer con la que compartió menos de una hora, alcanza
señal de derrota, todas las virtudes a sus pies. Pero entonces hay
amigo?
- Hoy sufro solamente –se cita César que, como amigo íntimo y
frecuente que es, no aparece en la tertulia con nombre y apellido
tal hasta que lo vio. Martín le dice que no aguanta más el frío,
desde el borde de los ojos. Andrés sabe que las lágrimas pueden
que deberán dejarlo ahí, a morir sobre el hielo, como han dejado
ochenta años. ¿Te acordás lo que decía Inés cuando había que
caminos que se deciden a solas. –Me alegro de que estés bien –se
hoy, está bien así. Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a
pinturas.
plano.
primero.
continuarla.
paliza a ninguno. Tal vez podamos tener una charla a solas con
- A mí me pareció Tarantino.
sentimiento.
Cosas así son las que enternecen a Andrés que hace un rato que
el centro?
prenda.
Inés, entre las palabras. Ella podía hamacarse en una voz hasta
historia.
sabe lo que ocurre. Estaba tan seguro de que Mario era él.
Andrés.
una razón para vivir. Una pasión. Bienaventurados los que saben
símbolos.
mismo dolor sin cicatriz. Igual que hiciera Mario cuando recibió
Bruno telefonea a Martín, que van a llegar tarde, que llevan unas
Bruno.
los hombres.
documental.
alcanza el cielo.
¿Habrá otro Mario para Inés? ¿De quién son las cartas que
tigre se duerma con ese último vaso. Lo bebe a tragos que no dan
Los padres comieron las uvas verdes y los hijos tuvieron dentera:
Clara es morena como la luna: una noche lacia le llega hasta los
vuelta, la sustenta.
Clara siente: allí hay claramente cuatro, sin comunión que los
reúna, sin diagrama de Venn que los conjunte. Cada cual con su
Papá, quiero que veas los testimonios que filmé: Bruno quiere
madre. Una vez que su padre vea, le dará el pendrive. Así, hasta
las heces. Hasta los héroes. Hasta los Herodes, Herodías, Ero
sobre la mesa.
presentes.
riéndose del escándalo del profesor por sus teorías y quiere reír
Clara lo ve: ahora es Martín quien dibuja el dolor ante los ojos
asombrados de Clara.
ante Funes tiresias que deslumbra en su decir: Inés más viva que
para Martín?
un láser?
- Extirparía tu dolor.
que dolerme hasta el final, asta final. Son los retazos y retozos
tan viva.
construimos...
ofrecimiento cuando
del sol del mediodía a instantes del verano, dos Marios se miran
huellas de Inés.
Todos los hombres son mortales y todas las mujeres los prefieren
que espera?:
- No, el hermano.
- Quiero saber qué es esa historia que nos contaste. Quiero ver
una carta de Inés.
morir allí unas horas hasta el avión que lo llevaba más lejos de lo
Comiéndola a bocaditos, desde los pies tan ricos, ñam ñam, hasta
para tenerla con vos cuando bajaras del avión y hubiera que
Qué decirle a Funes ahora que otra vez espera sentado frente a
- Si Inés aceptó que usted era Homero, usted debe aceptar hablar
- ¿Ella le responde?
- Muchas veces.
- Ella.
Cheshire, Inés de las maravillas, ¿en qué espejo estarás? ¿Te veré
junco y capulí.
- No hay cartas.
-…
- ¿No se escribían?
- Nunca.
tiene ya su cronista?
ingesta.
- Colega.
- ¿Qué tal?
seriedad.
- Buenísima –sentencia Bruno y le da la mano, siempre prefirió a
fui a ayudarlo:
utilizarla. Para convivir con las plantas, hay que tratarlas, dejar
dedica?
- A ayudar al jardinero.
conmigo.
más hermosa.
realización posible.
- En fin, joven, que más vale oírle a usted que ser sordo –
preservar su fantasía.
habitantes.
Andrés.
prometido.
Margarita es joven, apenas 80, una de las pocas que puede leer.
peligros severos.
“ - Tocan a la puerta! –
mi madre.
- Tocan a la puerta! –mi
propia madre.
- Tocan a la puerta! –dijo toda mi
madre tocándose
las entrañas a trastes infinitos,
sobre toda la altura
de quien viene.”
franquea la entrada.
de los timbres agudos de las aves que habitan territorio tan hostil:
arroyito.
Por el arroyo bajan tres ninfas que aúpan a Andrés y le cantan la
verá. Clara mira para ver claro. Mira para que algo fluya de ella a
silente. Andrés empieza por sacarse los zapatos (es una manera
sus pies hasta mojarlos. Cuando siente que la ternura le moja los
hollar el agua:
cuidado):
- ¿Inés te amó?
sobre el pasado.
Sabría que ella también quedó en vos. Que no la dejaría tan sola
hay de Inés en vos para que sepa que ella tiene otros lugares
amor.
Por ese bien caminan codo a codo Bruno y Funes. Por ese bien
sus invitados.
flores del jardín. Como si todos los seres, orgánicos y no, que
sonrisa siempre.
fácil, muy fácil, eso lo pueden hacer hasta las señoras –vocifera
la tía, que teme que su audiencia femenina sea ausencia durante
el bricolage.
Una mesa bien provista con sus manteles largos en los que
pantalla.
otra copita de ese licor de naranjas amargas que tan bien le sale a
esos que se abrochan por detrás con una larga hilerita de botones
desnuda.
Tiene que decirle que la tan suya Inés de su alma también era un
poquito de él. ¿Qué tan poquito, Inés, la que hace que el cielo se
infierno, César.
Por esa calle dobla Andrés, codo a codo con Vallejo. Y salen a un
patio que los mayores no usan, solo los niños pueden poner a
jugar allí a sus almas. Es una mala época para los niños, nadie se
extraña ante sus cadáveres. Todas las familias tienen sus niños
esa vuelta del orfanato a la casa, tan mermados su madre y él, sin
la niña. Andrés mira ese infierno en que su abuelo niño juega con
otra niña, legítima esta vez, y la llamó Cándida. Y tal vez creyó,
feliz. Tanto como ama al fuego, ama a su amigo Andrés. Con los
del troll porque otra vez salió corriendo, como a los siete años.
a los abrazos del troll, inocente le decía ella aunque más de una
culpa.
Y Andrés nunca fue inocente, ya le daba considerable culpa que
Siente que por sobre el hombro lo llama una palmada, César sabe
que Andrés vio los agujeros de sus amores. El corto viaje por el
- Te venía a buscar.
- ¿Para qué?
comida y los insumos de pesca, solo hay que armar las mochilas.
amistad rompe una cuerda del laúd del alma de Andrés que mira
a los ojos de su amigo para decirle:
querer.
lo había esperado sin amores. Y ella por tercera vez. Pero Martín,
quiere saber que sabe. Por eso las tremendas olas del dolor de
vez me quiso.
fue mía hasta en su amor por él porque soy el único que lo sabe.
en la vida de Martín.
encaramada a lo exiguo:
látigos. Los del vigoroso sol cercano y los de los caballos del
al corcel albo.
toda Inés. Aún esas partes que no eran de él. No, no iba a decirle
había querido mirar, al cuerpo del otro. Y ese otro resultó ser
nadie. Andrés de los Altos Pactos que rata viniste a ser. ¿La
habrá tocado? Dios, que haya sido platónico porque lo mato. ¿La
en su infinita sabiduría...
mundo. Y otras cosas bellas y cuentos sin final, de los que siguen
voy a contar. Si tan sólo supiera que esa vez me quisiste sabría
ausencia, con esa falta tan sin fondo adonde van a parar mis
mochila. Andrés cae como una turbamulta a los pies del sobrino
mate.
mate.
quedito:
dar con las cinco terracitas de tus dedos a una gran catarata.
alas con la risa en los ojos, como quien logra hacerle un corte de
Inesperada, volviste, estás aquí con cada uno. Sos una película,
deja la cámara para reírse con todo el cuerpo. Está filmando las
vamos a brindar Martín, Bruno y yo? Los tres a una, una vez
amor, por mantenernos tan vivos. Gracias por tener noticias tuyas
Andrés
Índice
Capítulo 2: Espárragos
no demuestren lo contrario