Vicente despertó a eso de las 10 de mañana por el sonido del claxon de
Eduardo y Uziel que lo esperaban ya a fuera de su casa para que les dieran una tarjeta telefónica con la cual hablarías a los abuelos de Vicente para avisar del supuesto secuestro del padre, madre y hermana de Vicente, para pedir una suma de 200 mil dólares que era lo que cubría el seguro. Eduardo y Uziel sentían que era su deber ayudar a Vicente pese al mal carácter y la forma déspota en que los trataba, ellos no entendían como los habían podido convencer de ayudar en el crimen, pero Vicente sabía que era porque sus amigos siempre buscaban agradarle sin él si quiera hacer un esfuerzo.
El perfil de criminal de Vicente no era claro, venía de una familia completa
que para ese entonces era algo de privilegiados, estudiaba el bachillerato y las personas que lo conocían lo podían describir con su mala conducta, pero aun así era considerado aun adolescente “normal” y tranquilo por lo cual él creía nadie sospecharía de él ante el homicidio de sus padres y hermana menor.
Todo comenzó cuando Vicente aún en casa, una semana antes de lo
ocurrido, vio que llegó al taller de su padre unos hombres armados que después de un rato de discutir se llevaron algunos vehículos y se marcharon, eso lo hizo pensar en que su padre tenía muchos enemigos y si lo mataba creerían que había sido alguno. Días después en el receso de su escuela le comentó a su amigo Eduardo del plan que tenía en mente y del cual su amigo creía que era una broma, dejaron de hablar unas semanas del tema para luego hablar a diario y andar por las calles buscando un arma para el homicidio, sin éxito, Vicente fue con un ex compañero que apenas recordaba y fue quien le rentó el arma, la escondió entre su pantalón y ya en camino con su amigo Eduardo fueron a recoger a Uziel quien no tenía idea del plan. Después de cometer el crimen y que el día pasó Eduardo fue con sus abuelos a decirles que sus padres y hermana no aparecían desde la noche anterior en que habían salido al cine a las 11 de la noche, lo cual no les pareció coherente. La policía identifico a uno de ellos y dieron el reporte a la policía donde la familia de Vicente ya había dado reporte de desaparición. Eduardo y Uziel estaban tranquilos pues pensaban ellos saldrían inocentes del caso al haber sido idea de Vicente, aun después de una llamada en la que Vicente les había dicho que ya lo habían “agarrado” y que los iba a “torcer” a ellos también. La policía ya los esperaba y a Vicente sus tíos y primos ya lo habían llevado a la judicial pues sospechaban de él, y al momento de dar la declaración después de una serie de preguntas que lo habían puesto nervioso y al percatarse que no le creían nada de lo que decía, no le quedó otra opción que confesar que él había sido el autor del crimen en contra de sus padres y hermana.