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Revista de Ciencias Sociales (Cr)

ISSN: 0482-5276
revista.cs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Poe Lang, Karen


Sobre algunos temas en Walter Benjamin
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. II, núm. 100, 2003, pp. 61-70
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15310005

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Ciencias Sociales 100: 61-70, 2003 (II)

SOBRE ALGUNOS TEMAS EN WALTER BENJAMIN

Karen Poe Lang

RESUMEN

El artículo analiza el texto Sobre algunos temas en Baudelaire (1939) de Walter


Benjamin, a partir de la noción de memoria como hilo conductor a lo largo de todo el
devenir discursivo. Destaca asimismo la riqueza intertextual de este escrito,
especialmente en las interrelaciones que pueden establecerse entre el pensamiento de
Benjamin, el psicoanálisis y la lectura benjaminiana del texto freudiano.

ABSTRACT

This article discusses the essay On Some Motifs in Baudelaire (1939) and the concept
of memory as thread along which Benjamin develops his discourse. The author
emphasizes the intertextual richness of the essay, and especially emphasizes the
interrelations between Benjamin’s thought, psycho-analysis and the Benjaminian
reading of the Freudian text.

I La Obra de los pasajes, no obstante su


carácter inconcluso, ha sido objeto de innume-
Podría entenderse el pensamiento de rables lecturas. A pesar de las críticas que se le
Benjamin y en particular la Obra de los pasajes han hecho constituye un texto ideal para estu-
bajo el signo metafórico de una travesía, sugerida diar la construcción de un pensamiento y un
en términos narrativos, como el viaje sin retorno estilo. Ortiz (2000: 95) se interesa por la lectu-
del patriarca Abraham que abandona su tierra ra benjaminiana de París, aunque no deja de
natal para no volver jamás a ella. De cara a la tra- advertir lo siguiente:
dición griega protagonizada por Ulises, quien fi-
nalmente regresa a Itaca para reencontrarse con ... se trata de un conjunto de anotacio-
su pasado, Benjamin se sitúa en la comarca de nes dispersas y de citas múltiples (que
un ineludible desarraigo. Su idea de Baudelaire no permiten) una visión de la totalidad
como un hombre moderno, es decir, defraudado del texto, siempre incierta, imprecisa...
en su experiencia, bien podría dar cuenta de su La fragmentación de la escritura, las
propia situación. Y nos queda la sensación de que repeticiones, la superposición de temas
su lectura de Las flores del mal como “un poe- nos encierran en la incompletud de la
mario dedicado a algo irreparablemente perdido” obra dejando una sensación de arbitra-
parece iluminar su propio proyecto. riedad...
62 Karen Poe Lang

Más adelante haremos referencia al mo- referencia] a las nuevas y radicales pers-
do en que aparecen las repeticiones y la super- pectivas sociológicas que proporcionan
posición de temas entre los distintos ensayos un sólido marco en el que tensar la in-
recogidos en el volumen “Poesía y capitalismo”. terpretación (citado por Habermas,
Iluminaciones 21. Este texto se compone de 1975: 322).
tres ensayos: “El París del segundo imperio en
Baudelaire” (1938), “París, capital del siglo XIX” La respuesta de Adorno a esta memoria y
(1939) y “Sobre algunos temas en Baudelaire” su crítica al primer estudio sobre Baudelaire,
(1939). Según los especialistas en la obra de que Benjamin ofreció tres años más tarde, no
Benjamin, estos tres ensayos constituyen los se hizo esperar:
productos mejor acabados de su ambiciosa
Obra de los pasajes. ... en los Pasajes, Benjamin se hace vio-
A fin de no naufragar en la multiplicidad lencia para pagar tributo al marxismo,
de temas que estos ensayos alumbran, centra- violencia que ni redunda en bien del
remos nuestra lectura en un motivo que parece marxismo ni en bien de Benjamin. Ador-
vertebrar el ensayo “Sobre algunos temas en no censura el procedimiento consistente
Baudelaire”: la memoria. Si bien el texto planea en dar un giro materialista a rasgos lla-
sobre una diversidad de temas, la memoria se mativos del ámbito de la superestructu-
mantiene como hilo conductor a lo largo de to- ra, poniéndolos en relación, sin media-
do el devenir discursivo. Por otra parte, este ción alguna e incluso de forma causal,
ensayo parece ser, a nuestro criterio, el mejor con los correspondientes rasgos de la in-
logrado de los tres. fraestructura (citado por Habermas,
Es posible conjeturar que el desplaza- 1975: 322).
miento de una “pretendida” lectura marxista a
una lectura polifónica del texto de Baudelaire Compartimos esta crítica de Adorno lo
(que establece un diálogo entre Bergson, cual refuerza la elección de centrar nuestra lec-
Freud, Proust y Valéry con las ideas propias de tura en el segundo ensayo sobre Baudelaire don-
Benjamin) se encuentra en la base de la riqueza de las referencias a Marx son casi nulas. Pero
intertextual que proporciona el escrito. quizás la razón de más peso sea que Benjamin,
Para fundamentar nuestra conjetura es de un ensayo a otro, cambia también de estra-
importante mencionar la historia de estos tegia. En el primer ensayo sobre Baudelaire hay
ensayos. En 1935 a petición del Instituto de un intento de aplicar algunas categorías del
Investigación Social, Benjamin redacta una marxismo a la vida y la obra del escritor fran-
memoria en la que por primera vez presenta cés, lo cual limita las posibilidades de diálogo
motivos de sus Pasajes: “París, capital del siglo entre los textos citados. Esto produce esa sen-
XIX”. En una carta a Adorno sación de violencia que señala Adorno. En el se-
gundo ensayo, los autores son convocados para
... habla de un proceso de refundición dialogar y no para explicar o imponerse unos
que ha conducido a toda la masa de pen- sobre otros. Este hecho ubica a Benjamin como
samientos originalmente movida de for- un adelantado en la historia de los modos de
ma metafísica a un estado de agregación comprensión de la literatura.
en el cual el mundo de las imágenes dia-
lécticas queda a salvo de las objeciones II
que provoca la metafísica. [Además hace Antes de centrar nuestra lectura en el
tema de la memoria consideramos necesario
contextualizar la Obra de los pasajes. Este pro-
1 Benjamin, Walter. “Poesía y capitalismo”. Ilumina-
yecto acompañó a Benjamin durante más de
ciones 2. Madrid: Taurus, 1972. Todas nuestras ci- 12 años. Como fecha inicial cabría señalar que
tas han sido tomadas de esta edición. en 1927 fruto de una corta estancia en París,
Sobre algunos temas en Walter Benjamin 63

Benjamin escribe en coautoría con Franz Wohlfarth establece un paralelismo en-


Hessel un artículo sobre los Pasajes de esa ciu- tre Infancia en Berlín... y el proyecto de la
dad. Entre 1927 y 1929, convencido de la im- Obra de los pasajes. Según el mencionado au-
portancia del tema, se dedica a desarrollar una tor el objetivo de ambos textos era el mismo; el
propuesta que denominó: “Los pasajes de París: primero volvía su mirada sobre su propio pasa-
una féerie dialéctica”. El encuentro con Adorno do autobiográfico, mientras que el segundo in-
en 1929 extenderá su horizonte de trabajo y tentaría reconstruir la prehistoria del presente
Rolf Tiedmann (organizador de la edición origi- histórico. Aquí también el tiempo crucial era el
nal en alemán) considera que la presencia de futuro ya presente en el pasado.
Adorno y Horkheimer fue determinante ya que Durante la década del treinta, Benjamin
lleva a Benjamin a acercarse a los textos de Marx. trabajó en la Biblioteca Nacional de París sobre
En 1933 Benjamin se exilia finalmente esta empresa que demoró peligrosamente su
en París, donde apenas puede subsistir gracias partida. Para Wohlfarth, sólo los estudios sobre
al pequeño estipendio que recibía como colabo- Baudelaire lograron una conclusión parcial.
rador de la revista del Instituto de Investigación
Social. Según Wohlfarth (1999: 97) la elección III
de París reflejaba sus más profundos intereses
intelectuales. Era, como anota Arendt, no mera- El ensayo de Benjamin “Sobre algunos
mente un movimiento geográfico sino también temas de Baudelaire” está dividido en doce par-
temporal hacia el siglo XIX. Una base desde la tes que van planteando diversos subtemas es-
cual Benjamin podía estudiar el movimiento tructurados por un tema central: la memoria.
hacia la modernidad. O, como señala Ortiz El lector, la memoria según Bergson, la memo-
(2000: 98), el objetivo de Benjamin era com- ria en Proust y en Valéry, la memoria en Freud,
prender “a partir de París” los mecanismos es- constituyen una introducción para abordar la
tructurantes de la modernidad del siglo XIX. concepción de Baudelaire sobre el mismo tema.
Poco después de dejar Alemania, Benjamin La multitud, la fotografía, el aura, retornan a la
escribió una serie de artículos agrupados bajo escritura de Benjamin y se modifican en el diá-
el título Infancia en Berlín alrededor de 1900. logo con nuevos textos.
Tal como expresó en alguna ocasión, su finali- Aunque su propósito no es únicamente
dad era “vacunarse contra la nostalgia que anti- hacer una crítica literaria del texto de Baudelaire,
cipaba que sentiría ahora que estaba separado su manera de proceder con las fuentes es asom-
quizá permanentemente de su ciudad natal”. brosa. Si comparamos su texto con el estilo de
Como señala Wohlfarth (1999: 99): crítica que se hacía por aquel tiempo llama la
atención el uso que le da a los autores y en es-
La idea de relatar el pasado tal como pecial a Freud. Desde los inicios del psicoanáli-
realmente había sido era para Benjamin, sis los estudiosos de la literatura han cedido de
la peor, la más olvidadiza de las ficcio- múltiples formas a la tentación de “utilizar” el
nes. Como ha mostrado el ejemplo de la arsenal teórico del psicoanálisis para compren-
Recherche du temps perdu de Proust, la der el fenómeno literario. En sus inicios lo típi-
autobiografía era, como la historiografía, co fue el llamado “Psicoanálisis de la obra de
una constelación cambiante entre el pa- arte”, que intentaba dar cuenta del sentido de
sado y el presente. Pero Benjamin (quien un texto a partir de la patología de su autor.
en colaboración con Hessel tradujo tres También era común explicar las acciones de los
volúmenes de la obra de Proust) tenía personajes como si fueran pacientes en el diván
como meta el perseguir esa intuición. y calificarlos como neuróticos, psicóticos o per-
Las imágenes que él retenía de su in- versos. El complejo de Edipo y más tarde el
fancia eran notablemente aquellas que complejo de castración explicaban las fantasías
preformaban la experiencia histórica inconscientes de Hamlet o las motivaciones
posterior, premoniciones de desastre so- ocultas de Rodion Raskolnicoff. Los conceptos
lo vagamente intuidas en ese momento. psicoanalíticos aplicados con mayor o menor
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gracia, se convertían así en una caja de instru- no conscientes, confluyen en la memoria


mentos útiles para explicar la literatura. (Benjamin, 1972: 125).
A partir de los años 60, fundamentalmente
con el posestructuralismo francés y las teoriza- A partir de esta introducción es notable
ciones de Roland Barthes, la crítica literaria como Benjamin salta del terreno de la filosofía
cambia de sentido. Ya no se trata de aplicar al de la literatura.
conceptos y teorías del psicoanálisis, la filo-
sofía, la semiótica o la sociología al arte. Los Y un poeta ha sido el que ha puesto a
autores rechazan la idea de aplicación y la sustitu- prueba la teoría bergsoniana de la expe-
yen por la de implicación. Es decir que el propósi- riencia. Se puede considerar la obra de
to es propiciar un espacio de diálogo en donde los Proust A la recherche du temps perdu co-
diferentes discursos se confronten, se nieguen, se mo un intento de elaborar, por caminos
afirmen. Lo que en el fondo queda abolido es la je- sintéticos y bajo las actuales condiciones
rarquía de los discursos. Es decir, que por ejem- sociales, la experiencia tal y como la con-
plo, el psicoanálisis no explica la literatura sino cibió Bergson (Benjamin, 1972: 125).
que se tensa en un diálogo polifónico con esta.
Benjamin comienza su ensayo problema- Más adelante, Benjamin considera que
tizando el tema del lector, tal y como aparece Proust pone en juego un elemento nuevo que
en la dedicatoria de Las flores del mal, en lo implica una crítica de Bergson. La memoria
que podría constituir un estudio de teoría de la pura se vuelve en Proust memoria involuntaria.
recepción avant la lettre2. Pero lo que resulta Lo que nos interesa rescatar es el procedimien-
más asombroso es el modo en que va introdu- to que sigue Benjamin para poner en juego a
ciendo a los distintos autores que dialogan en los autores. Bergson no explica a Proust, sino
torno al tema de la memoria. El texto Materia que más bien es el literato el que pone a prueba
y memoria de Bergson inaugura la discusión: sus teorías e incluso las critica.
De igual modo, Freud es convocado al
Sobre esta literatura (la que habla so- diálogo, y no con cualquier texto. A pesar de
bre la memoria) se alza como monu- que la relación entre el sistema percepción-
mento eminente la madrugadora obra consciencia y la memoria cruza prácticamente
de Bergson Matiere et mémoire. Más toda la obra freudiana3, Benjamin escoge sus
que las otras guarda esta su conexión teorizaciones en Más allá del principio de pla-
con la investigación exacta. Se orienta cer, hecho a nuestro parecer para nada inocen-
en la biología. Su título manifiesta que te4 y que tiene consecuencias fundamentales en
considera decisiva para la experiencia fi- el devenir de su pensamiento.
losófica la estructura de la memoria. De
hecho la experiencia, tanto en la vida co-
lectiva como en la privada, es un asunto 3 La relación entre el sistema percepción-conscien-
de la tradición. Se forma menos de datos cia y la memoria aparece tempranamente en la
rigurosamente fijos en el recuerdo que obra de Freud en El proyecto de psicología para
de los que acumulados, con frecuencia neurólogos redactado en 1895. Esta temática vuel-
ve a ser trabajada en el capítulo VII de La interpre-
tación de los sueños de 1900 y en Nota sobre la pi-
zarra mágica de 1925, por señalar tan solo algunos
ejemplos notables.
2 El tema de la lectura y del lector no fue abordado
por la crítica literaria tradicional, que centraba su 4 En Más allá del principio de placer Freud introdu-
interés en la intencionalidad del autor y en las ca- ce por primera vez la hipótesis de la pulsión de
racterísticas intrínsecas de la obra de arte. No es si- muerte y abre el camino para estudiar el problema
no con la ruptura teórica efectuada por el poses- de la destructividad humana. Cabe señalar como
tructuralismo que la problematización del papel dato curioso que Benjamin cita la edición de 1921
del lector en la recepción del texto literario pasa a como si fuera la primera, si bien el texto fue publi-
ocupar un primer plano. cado inicialmente en 1920.
Sobre algunos temas en Walter Benjamin 65

Como señala Benjamin (1972: 129) pa- (Kraus) encuentra fuerza justamente re-
ra Freud “hacerse consciente y dejar huella curriendo a la cita: no para conservar un
en la memoria son incompatibles para el mis- texto, sino para purificarlo, para arran-
mo sistema... La conciencia en cuanto tal no carlo de su contexto y destruirlo; lo úni-
acogería ninguna huella de la memoria”. La co que puede hacer con esperanzas; lo
función esencial de la conciencia sería la de- único que perdura mas allá de un cierto
fensa frente a los estímulos. La investigación lapso —puesto que se le arranca de su
de Freud parte de un sueño típico en neuróti- lugar temporal propio.
cos traumáticos que reproduce la catástrofe
que padecieron. Estos sueños según Freud Este es otro elemento que apunta a la vigen-
buscan recuperar el dominio de los estímulos. cia de Benjamin como crítico literario. Por ejemplo
(Más adelante volveremos sobre la importan- para Barthes5, quien concibe la cita en su carácter
cia de este texto de Freud en el ensayo de “amoroso”, esta no debe ser entendida como un
Benjamin). criterio de autoridad. En su teoría la tarea del lector
De Freud, Benjamin salta a Valéry para es la de destruir la linealidad del texto, la de pun-
apuntar que hay que tomar nota de una coinci- tuar, es decir darle un sentido nuevo al texto, según
dencia. Este autor que según Benjamin es uno las condiciones históricas de cada sujeto. Si bien en
de los que se han interesado por la manera es- Barthes no se trata de salvar fragmentos de la tradi-
pecífica en que funcionan los mecanismos psí- ción, su modo de operar sobre el cuerpo del texto
quicos bajo las condiciones actuales de exis- se habría anticipado en Benjamin. Aunque en Bart-
tencia se expresa así: “El recuerdo es... una hes se ha perdido la nostalgia de lo perdido.
manifestación elemental que tiende a otorgar- En el ensayo sobre Baudelaire, Benjamin
nos el tiempo, que por de pronto nos ha faltado, nos enfrenta a citas que ya ha trabajado ante-
para organizar la recepción de los estímulos” riormente en otros contextos pero que en esta
(Benjamin, 1972: 131). ocasión cumplen otro papel. Por ejemplo en el
El campo ha sido abonado para entrar a caso de la multitud, esta es interpretada a par-
discutir el tema de la memoria en Baudelaire, tir del concepto de shock que Benjamin deduce
pero la lectura que Benjamin hará ha sido per- de Freud. En este sentido las citas de Edgar
meada y construida a partir de los autores an- Allan Poe y de Engels también se trastocan, se
teriormente citados. Cabe hacer una pequeña resignifican. Pero lo más notable del ensayo es
digresión para mencionar la manera en que que permite dilucidar la construcción de su
Benjamin concebía las citas. A partir de su idea modo de operar.
de mortificar la obra de arte (en los años 60 se Benjamin más que escribir, compone, en
dirá jugar con el texto) Benjamin se propone el sentido musical del término, una verdadera
resignificar segmentos de los textos. Al no res- ópera. Al igual que este género musical que aú-
petar la totalidad y la coherencia de la obra, na el teatro, la danza, la plástica y la música pa-
Benjamin puede experimentar repetidamente ra lograr un espectáculo total que respeta a ca-
con la misma cita en diversos contextos para da uno de sus componentes, Benjamin pone en
hacerla hablar de distinto modo. juego discursos provenientes de diversos secto-
Como señala Wohlfarth (1999: 102): “El res de la cultura como la filosofía, la literatura
propósito de Benjamin no era tratar de salvar la y el psicoanálisis. Aunque es necesario advertir
herencia cultural en bloque, sino de aprovechar que no se trata de armonizar forzadamente las
la desesperada oportunidad que proporcionaba distintas concepciones. Por ejemplo entre la
la destrucción a gran escala de la llamada cul- concepción de la memoria de Bergson y las de
tura, para preservar ciertas piezas de ella”. Y la
cita era una táctica idónea para lograr esta se-
lección de los trozos que merecían ser salvados.
5 Para una exposición de estos temas véase Barthes,
En este sentido el comentario de Benjamin Roland. “La muerte del autor”, “Sobre la lectura” y
(1970: 185-86) a propósito de Karl Kraus es “De la obra al texto” en El susurro del lenguaje.
ilustrativo de su propio proceder: Barcelona: Paidós, 1994.
66 Karen Poe Lang

los otros autores citados, Benjamin señala una espanto. Dicho duelo es el incidente de
diferencia abismal. Mientras en Proust, Valéry y crear. Baudelaire ha colocado, por tanto,
Freud la memoria está dividida en dos: volunta- la experiencia del shock en el corazón
ria e involuntaria o inconsciente, en Bergson mismo de su trabajo artístico.
“las cosas se plantean como si afrontar la pre- Esta cita de Baudelaire nos introduce en
sentización contemplativa del flujo vital fuese uno de los grandes temas del escrito, a
una resolución libre” (Benjamin, 1972: 126). saber, el de la pérdida como motor del
Esta diferencia será definitiva pues, sobre trabajo artístico, ya que únicamente ante
ella, Benjamin desarrollará una especie de teoría la ausencia o la muerte del objeto es po-
de la creación poética en Baudelaire a partir de sible realizar un duelo.
la memoria involuntaria y sin olvidar el papel de
la muerte en la experiencia humana. En este 3. Si el shock tiene carácter de vivencia no
sentido es clara su elección del texto de Freud hay una apropiación de la experiencia por
Más allá del principio de placer (véase nota 4). parte del sujeto y lo que se produce es su
alienación. En este sentido Benjamin
IV equipara el trabajo alienado del obrero
no especializado con el hombre de la
A nuestro parecer Benjamin hace una lec- multitud y el jugador, ya que los tres se
tura particular del texto freudiano. A partir del encuentran en un estado de ánimo que
conflicto señalado por Freud entre el aparato no les permite hacer demasiadas cosas
psíquico y los estímulos provenientes del mundo con la experiencia.
exterior, resalta un elemento: el shock. Este, que Entonces, para Benjamin el hecho de
en la pluma de Freud no tiene carácter de con- que el shock constituya una vivencia o
cepto, se convierte en la categoría que le permite una experiencia depende en definitiva de
teorizar sobre la creación poética en Baudelaire. su relación con la consciencia. Lo cual
En el uso que hace Benjamin de la categoría de nos sitúa de nuevo en el tema de la me-
shock podemos resaltar tres momentos: moria involuntaria, o en términos psi-
coanalíticos en el proceso primario o el
1. El concepto de shock le permite hacer sistema inconsciente.
una distinción entre las categorías de vi-
vencia y experiencia. Según Benjamin En este sentido es clave una cita que
(1972: 131): Benjamin recoge, en la cual Baudelaire descri-
be al pintor Guy entregado a su tarea, en la no-
Que el shock quede apresado, atajado de che, mientras los otros duermen. Es una ima-
tal modo por la consciencia, dará al inci- gen que presenta al sujeto en el momento de la
dente que lo provoca el carácter de viven- creación entendida como un acto de memoria:
cia en sentido estricto. Esterilizará dicho
incidente (al incorporarlo inmediatamen- ... inclinado sobre su mesa, penetrando
te al registro del recuerdo consciente) pa- una hoja de papel con la misma mirada
ra toda experiencia poética. que hace un momento dedicaba a las co-
sas, esgrimiendo su lápiz, su pluma, su
2. Un defecto en la defensa frente al shock pincel, escurriendo la pluma en su cami-
produce la emergencia del terror y hace sa, presuroso, violento, activo, como si
imposible transformarlo en vivencia. Si temiese que las imágenes se le escapa-
el shock se asocia a la experiencia se sen, peleador, aunque solitario y reci-
produce una creación poética. Según biendo él mismo sus golpes (Benjamin,
Benjamin (1972: 132): 1972: 133).

Baudelaire... habla de un duelo en el que El artista en estado de ebriedad teme


el artista, antes de ser vencido, grita de perder las imágenes que brotan de su memoria
Sobre algunos temas en Walter Benjamin 67

cuando ha dejado de posar su mirada sobre las deseo, además, sólo aparece como mito, en
cosas del mundo. Esta memoria involuntaria se tanto que hay una marca de que no está.
le escapa, no es manejable a voluntad. A este
respecto son fundamentales las reflexiones que Tal vez sea esta la explicación de que
hace Baudelaire (1996: 365) en un texto corto Benjamin no concibiera la función del arte co-
titulado “El arte mnemónico”: mo copia de la realidad, pues la crisis en el mo-
delo de la representación implica una proble-
Todos los verdaderos y buenos dibujan- matización radical del estatuto epistemológico
tes dibujan según la imagen escrita en de “la realidad”6. Si aceptamos la elaboración
su cerebro, y no del natural... Cuando un teórica de Freud en torno a la “realidad psíqui-
verdadero artista llega a la ejecución de- ca”, cualquier versión de realismo ingenuo re-
finitiva de su obra, el modelo le supon- sulta inaceptable.
drá más una traba que una ayuda. Suce- Quizás por esto, para Benjamin —que ha
de incluso que hombres como Daumier leído a Freud y a Baudelaire— la creación artísti-
o el Sr. G., acostumbrados desde hace ca se aleja de la mera reproducción del mundo y
mucho tiempo a ejercitar su memoria y de ahí su desprecio por el realismo. Como ejem-
a abastecerla de imágenes, encuentran plo podemos citar que Benjamin (1972: 142-43)
ante el modelo y la multiplicidad de de- pondera altamente las imágenes de E. Allan Poe,
talles que conlleva, enturbiada y como precisamente porque no pueden ser calificadas
paralizada su facultad principal. de realistas, sino que por el contrario este autor:

Entonces para Baudelaire, quien dibuja, ... pone por obra una fantasía que planifi-
aunque tenga enfrente un modelo, no realiza ca la desfiguración y que empuja el texto
un acto de percepción sino un acto de memoria. muy lejos de esos otros que se suele re-
Dibujar no es copiar, es recordar. O, como plan- comendar como ejemplo del realismo
tea Helí Morales (1997: 101), “para Baudelaire socialista. Barbier sí que es uno de los
dibujar es sacrificar la percepción, para impo- mejores que tal vez pueda invocar dicho
ner el acto estético de una memoria”. realismo; describe las cosas menos cho-
Si la percepción aparece subordinada a la cantemente.
memoria, lo que en definitiva queda cuestiona-
do es el campo de la representación. Y, en este Es sorprendente que ya en 1939
sentido, es pertinente el diálogo que establece Benjamin se apartara del realismo7 y que en
Benjamin entre Baudelaire y Freud sobre la Baudelaire valorara positivamente la ausencia
memoria. Sobre el mismo tema dice el psicoa- de descripción:
nalista Helí Morales (1997: 101-102):
Baudelaire no describe ni a los habitan-
La percepción es, desde Freud, y desde tes ni la ciudad. Esta renuncia le pone en
los poetas, un recuerdo... Percibir en situación de evocar a los unos en la figu-
Freud no es captar, es comparar; compa- ra de la otra. Su multitud es siempre la
rar lo que se está percibiendo con la hue-
lla de lo perdido. Por lo tanto, mirar no
es percibir sino comparar la “realidad
6 No profundizaremos en este problema pues excede
perceptiva” con la realidad de mi deseo... los límites que nos hemos propuesto en este trabajo.
Lo que el aparato psíquico busca, es sa-
tisfacer la dimensión del deseo, sea en 7 Para la crítica literaria de izquierda tradicional el
una alucinación o en una percepción; estilo “ornamental” de Baudelaire era considerado
una estrategia para privilegiar la forma sobre el
pero lo que percibo tiene que estar com-
contenido que opacaba su dimensión comunicativa
parado con una investidura de objeto de en aras de la belleza formal. En oposición al elitis-
deseo, para que eso pueda permitir que mo de la poesía simbolista valoraron positivamente
el deseo se desencadene... Este objeto de la transparencia del discurso realista.
68 Karen Poe Lang

de la gran ciudad; su París está siempre allá del principio de placer que Benjamin logra
superpoblado. Esto es lo que le hace muy articular sus teorizaciones en torno al plantea-
superior a Barbier, porque el proceder de miento freudiano de la compulsión de repeti-
este es la descripción... (1972: 138). ción. Nos permitiremos seguir la huella de
ciertos indicios.
V Las consecuencias de la lectura del texto
freudiano se dejan sentir de dos formas en el
Pero es en el concepto de aura donde la texto de Benjamin: la importación conceptual9
lectura de Freud tiene resonancias trascenden- y una cierta tensión pulsional que invade su es-
tales. Como señala Habermas (1975), la posi- critura a partir de la página 139. Esta tensión
ción de Benjamin frente a la pérdida de aura de se hace más explícita según se avance en la lec-
la obra de arte, como efecto de su reproductibi- tura y se estructura a partir de la relación entre
lidad técnica, fue siempre ambigua. A nuestro el cuerpo central del texto y sus márgenes; es
parecer, la postura de Benjamin en relación decir, las notas al pie de página.
con este aspecto del arte más que ambigua su- Es como si Benjamin se viera obligado a
fre un desplazamiento. Si bien en “La obra de abandonar insistentemente su línea argumen-
arte en la época de su reproductibilidad técni- tativa para hacer referencia a aspectos relacio-
ca”8, Benjamin se inclina a considerar la pérdi- nados con la memoria involuntaria o el proceso
da de aura como un factor positivo, incluso co- primario. Es como si necesitara “otra escena”
mo una muestra de progreso; en el texto sobre para hacer emerger en su escritura la dimen-
Baudelaire que estamos analizando, su visión sión pulsional. En este sentido proponemos
está teñida de una inmensa nostalgia. que la lectura de Freud ha implicado el texto de
Benjamin de dos modos:
Si llamamos aura a las representaciones Por una parte Benjamin ha importado
que, asentadas en la memoria involunta- el planteamiento de la compulsión de repeti-
ria, pugnan por agruparse en torno a un ción y lo ha puesto a trabajar en otro contexto.
objeto sensible, ese aura corresponderá Su idea de la pérdida de aura como consecuen-
a la experiencia que como ejercicio se cia de la reproductibilidad técnica, a nuestro
deposita en un objeto utilitario. Los pro- parecer, está en deuda con la problematización
cedimientos fundados en la cámara foto- freudiana en torno de la reproducción y la re-
gráfica y en otros aparatos similares petición.
posteriores amplían el radio de la memo- Un segundo modo de lectura, a nuestro
ria involuntaria; hacen posible fijar por parecer el más interesante, ha implicado la es-
medio del aparato y siempre que se quie- critura de Benjamin de manera involuntaria, ca-
ra un suceso en su imagen y en su soni- si diríamos inconsciente. Es como si la pulsión
do. Se convierten así en asecuciones de que agita su propio proceso creativo reclama-
una sociedad en la que el ejercicio se ra un lugar, al principio pequeño, y que luego
atrofia (Benjamin, 1972: 161).

Como señalamos anteriormente, el concep-


to de experiencia —que ahora aparece en corres- 9 El término importación planteado por Lacan para
pondencia con el de aura— tiene en Benjamin explicar la relación entre arte y psicoanálisis bien
puede dar cuenta del uso que hace Benjamin de los
una valoración positiva, al menos en el campo de conceptos psicoanalíticos. “(En la importación) en
la creación artística. En este sentido es posible suma, se trata de un trayecto de ida y vuelta, según
conjeturar que es a partir de la lectura de Más un régimen de relación —diría Lacan— circular,
mas no recíproco. Ni tampoco complementario; en
vez de ello, apuntamos a una relación plural, múl-
tiple. Pero desfasada, torsionada en el retorno, sin
8 Benjamin, Walter. “La obra de arte en la época de proporción sexual.” En Harari, Roberto. Polifonías
su reproductibilidad técnica”, en Discursos inte- del arte en psicoanálisis. Barcelona: Ediciones del
rrumpidos I. Madrid: Taurus, 1973. Serbal, 1998. Pág. 15.
Sobre algunos temas en Walter Benjamin 69

llegará a usurpar más de media página. A partir a esta determinación en que el objeto
de la página 139 se inicia sutilmente este juego idéntico, ese por el que se afana la admi-
entre el cuerpo central del texto y sus márgenes, ración, no se encuentra en la obra...) (El
con una anotación referente a la fantasmagoría destacado es nuestro).
y el sueño. Más notable es su nota de la página
142 en la cual, a la luz de lo demoníaco, inter- Para Benjamin lo bello (que puede defi-
preta la concepción que Poe tenía de los hom- nirse según su relación con la naturaleza o con
bres de negocios10. Y en la página 148, en otra la historia) es esencialmente aporético, es de-
nota, hará referencia a la tendencia de la socie- cir, inevitablemente contradictorio. En lo his-
dad para la guerra total y la destrucción. En las tórico el arte está relacionado con la muerte.
páginas 151 y 153, las notas —que van ganando Este planteamiento será retomado en la página
terreno en el espacio de la página— hacen refe- 160 (ya no en una nota sino en el texto central)
rencia a la pasión del juego, en tanto efecto de a propósito de una diferencia entre Bergson y
ebriedad que produce un corte en el tiempo11. Baudelaire:
La tensión entre el texto central y las no-
tas alcanza su clímax en las páginas 155 y 156, En el “spleen” y en la “vie anterieur”
en las cuales Benjamin logra articular la rela- Baudelaire sostiene en sus manos los
ción arte-muerte: trozos dispersos de una auténtica expe-
riencia histórica; en su representación
Lo bello puede definirse por dos vías: en de la durée Bergson se ha alienado más y
su relación para con la historia y en su más la historia. El metafísico que es
relación para con la naturaleza. En am- Bergson camufla la muerte. Que en la
bas relaciones cobra vigencia la aparien- durée bergsoniana brille la muerte por
cia, lo aporético en lo bello. (A la prime- su ausencia es lo que la hace impermea-
ra aludiremos brevemente. Según su ble a un orden histórico (y prehistórico).
existencia histórica lo bello es una lla-
mada para que se reúnan los que lo han No deja de llamar nuestra atención que la
admirado precedentemente. Captar lo relación arte-muerte (que a nuestro parecer es la
bello es un “ad plures ire”, que es como base de la teoría benjaminiana de la creación poé-
llamaban los romanos a la muerte. La tica) sea tratada inicialmente en una nota y luego
apariencia en lo bello consiste en cuanto en el texto central. (¿Por qué necesitó introducir
este tema en el margen de su escritura?). Pero es
aún más sorprendente que Benjamin ubique a la
muerte como condición de la auténtica expe-
10 Recordemos las múltiples referencias de Freud a riencia histórica. Por otra parte y en estrecha
lo demoníaco. A este propósito véase: Derrida, relación con este planteamiento, Benjamin
Jacques. “Resistencias” en Resistencias del psicoa-
nálisis. México: Paidós, 1997. En este artículo De-
(1972: 156) expone la otra aporía:
rrida llama la atención sobre el vínculo que Freud
establece en Más allá del principio de placer entre Lo bello en su relación para con la natu-
la pulsión de muerte y lo demoníaco, que, según el raleza puede ser determinado como
mencionado autor, Freud ha derivado de Goethe. aquello que sólo veladamente es en
Si bien se podría argumentar que Benjamin, al esencia igual a sí mismo. Las correspon-
compartir una tradición cultural con Freud, podría
él mismo haber tomado lo demoníaco de Goethe.
dencias nos informan de cómo hay que
No olvidemos, sin embargo, que en la página 128, entender ese veladamente. Podríamos
Benjamin ha hecho un llamado a Freud, y precisa- decir, con una abreviatura desde luego
mente a Más allá del principio de placer. arriesgada, que se trata de lo reproducti-
vo en la obra de arte. Las corresponden-
11 Recordemos que para Freud en el inconsciente se
abre paso otra temporalidad que no se rige por las
cias representan la instancia ante la cual
reglas del proceso secundario, es decir, de la cons- el objeto del arte aparece como fielmen-
ciencia. te reproducible, esto es por completo
70 Karen Poe Lang

aporético. Si intentásemos copiar esta Benjamin, Walter. “Karl Kraus. Hombre uni-
aporía en el material del lenguaje, lle- versal”, en Sobre el programa de la filo-
garíamos a determinar lo bello como sofía futura y otros ensayos. Caracas:
objeto de experiencia en estado de seme- Monte Ávila, 1970.
janza. Dicha determinación se corres-
pondería con la formulación de Valéry: . “Sobre algunos temas en Baudelaire”
“Lo bello quizás exija copiar servilmente en Poesía y capitalismo. Iluminaciones
eso que hay de indefinible en las cosas”. 2. Madrid: Taurus, 1972.

Baudelaire y en menor medida Valéry se (1973). “La obra de arte en la época


ubican históricamente en los inicios de la mo- de su reproductibilidad técnica”, en
dernidad. La idea de las correspondencias (com- Discursos interrumpidos I . Reimpre-
partida por ambos) aún alimenta la creencia en sión. Madrid: Taurus, 1982.
un vínculo oculto entre el arte y la naturaleza.
Eso sí, una naturaleza ya perdida para siempre, Baudelaire, Charles. Salones y otros escritos
aunque no por ello carente de efectos. Ya que es, sobre arte. Madrid: Visor, 1996.
precisamente a partir de la experiencia del duelo
ante la pérdida del objeto, que es posible la crea- . Las flores del mal. Traducción de Ja-
ción artística en un efímero instante irrepetible. cinto Luis Guereña. Madrid: Visor, 1982.

Experimentar el aura de un fenómeno Derrida, Jacques. “Resistencias” en Resisten-


significa dotarle de la capacidad de alzar cias del psicoanálisis. México: Paidós,
la vista. A lo cual corresponden los ha- 1997.
llazgos de la memoria involuntaria. (Que
por lo demás son irrepetibles: se escapan Habermas, Jürgen. “Crítica conscienciadora o
al recuerdo que busca incorporárselos. crítica salvadora”, en Perfiles filosófico
Apoyan así un concepto de aura que im- políticos. Madrid: Taurus, 1975.
plica la manifestación irrepetible de una
lejanía. Tal determinación hace transpa- Harari, Roberto. Polifonías del arte en psicoa-
rente el carácter cultual del fenómeno...) nálisis. Barcelona: Ediciones del Serbal,
(Benjamin, 1972: 163). 1998.

Habría para Benjamin dos tipos de re- Morales, Helí. “Laberinto de la memoria: luces
producción. La reproducción artística —que a y sombras” en Inscribir el psicoanálisis.
partir de la experiencia del duelo da paso a la Año 4, nro.7, enero-diciembre. San José:
creación— y la reproducción técnica —aquella Editorial Porvenir, 1997.
en la cual se ha perdido el aura y está condena-
da al eterno retorno de lo mismo, a la repetición
sin la posibilidad de hacer algo con la tradición. Ortiz, Renato. Modernidad y espacio. Benjamin
Por lo que afirma que en la reproducción técni- en París. Bogotá: Editorial Norma, 2000.
ca lo bello no tiene sitio. El eco de la demonía-
ca compulsión de repetición se hace escuchar Wohlfarth, Irving. Hombres del extranjero.
soterradamente en su texto. Walter Benjamin y el Parnaso judeoale-
mán. México: Taurus, 1999.

BIBLIOGRAFÍA

Barthes, Roland. El susurro del lenguaje. Bar- Karen Poe Lang


celona: Paidós, 1994. kpoe@cariari.ucr.ac.cr

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